DEL PADRE?
Por: Mtro. Miguel Angel de León Miranda
Esta frase es con la que arranca una famosa canción de Piero con letra de José Tcherkaski quien en 1969 a través de su creación quizó brindar un homenaje a su padre.
Desde siempre, pensar en el padre conlleva la oportunidad de reflexionar sobre el tipo de padre que nos tocó tener en nuestra etapa de hijos, para posteriormente, quien así lo decide, se convierta en el padre que desea ser. Esto es una gran complicación porque la capacidad biológica de engendrar a nadie lo convierte en padre.
Cada que tengo la oportunidad de pensar en este tema, de inmediato llega a mi cabeza el recuerdo de mi padre y mi abuelo paterno, y es mi abuelo quien aparece en mi imaginación con mas fuerza y vigor. ¡Cómo extraño a ese viejo hermoso!, lleno de vida y generosidad, siempre con una sonrisa en la cara y una ocurrencia que nos arrancaba carcajadas por lo pícaro y socarrón. Mi padre, siempre trabajando, presente en los momentos mas complicados para todos y casi siempre “¡sacando al buey de la barranca!” como él decía.
Los padres suelen tener diferentes estilos en su forma de ser, los hay dulces, duros, indiferentes, los que deseaban ser padres y los que se les chispoteo ser papas, los adoptivos, los de vocación y los que se contstruyen tal cual como una formación.
Según las estadísticas de nuestro país, los padres han dejado mucho que desear, pues la ausencia del padre en 2015 era del 47% y desde entonces la cifra no ha mejorado mucho. El portal Infobae nos comparte que “La idea de celebrar el Día del Padre surgió en 1910, cuando Smart Dood, mujer estadounidense destacó el papel que juegan los hombres en la sociedad, especialmente aquellos que, como progenitor, cumplían el rol del padre y madre en la educación de sus hijos”. A 11 años de esta cifra que cito arriba, sabemos que hoy en México “la ausencia del padre afecta al 40% de los hogares del país”. Quizá esta sea una de las razones mas poderosas por las cuales los padres son menos celebrados, festejados, valorados o reconocidos comparado con el día de la mamá.
Si acudimos a la historia para tratar de entender esto, puedo mencionarles que en la antigua Roma, ser el padre era ser la voz de la ley, el padre era quien dictaba lo que se podía o no. El padre era quien engendraba y reconocía al hij@ como propi@.
En aquella época él era dueño de sus tierras, herramientas, animales y sus hijos. Y tenía un poder absoluto sobre todo ello. Era tal su fuerza y reconocimiento, que si quería podía matar a sus hijos sin ninguna consecuencia legal para él. Cuando un niño nacía, el padre era un observador en la habitación contigua esperando a que la comadrona u obstetrix, que era como se les llamaba entonces; recibiera a su hij@ para colocarl@ en el piso; aguardando el siguiente acto simbólico del cual dependía el futuro de ese ser.
Si el padre se acercaba, se arrodillaba, lo miraba y le parecía que el recién llegado era digno de su linaje, le levantaba y a partir de ese momento el padre se convertía en su dueño y protector, se haría cargo de todo lo que necesitara… pero si en ese instante, el padre veía algún defecto o algo que lo hiciera indigno de su estirpe, el niñ@ era expuesto. Lo que significaba que este niñ@ podía ser dejado literalmente en el quicio de la puerta, en la basura o en algún lugar abandonado a su suerte, que podría ser la esclavitud o la muerte. ¡Asi era el padre!.
En un extremo de ideas de lo que era y en lo que se han convertido una parte de los padres actuales; Daniel Samper Pizano nos compartió hace años un agudo ensayo sobre lo que era el padre y su autoridad. Daniel con esa astucia pícara que te dan los años, lanza una crítica que desemboca en una profunda reflexión acerca de lo que era el padre de sus tiempos y como dejó de serlo para convertirse penosamente en papi. A continuación lo citamos:
“Hasta hace cosa de un siglo, los hijos acataban el cuarto mandamiento como un verdadero dictamen de Dios. Imperaban normas estrictas de educación: Nadie se sentaba a la mesa antes que el padre, nadie hablaba sin permiso del padre, nadie se levantaba de la mesa si el padre no se había levantado antes; ¡por algo era el padre! La madre fue siempre el eje sentimental de la casa, el padre siempre la autoridad suprema.
Todo empezó a cambiar hace unas siete décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en papá. El mero sustantivo era ya una derrota. Padre es una palabra sólida, rocosa, imponente; papá es un apelativo para oso de felpa o para perro faldero; da demasiada confianza. Además, con el uso de papá el hijo se sintió autorizado para protestar, cosa que nunca había ocurrido cuando el papá era el padre. A diferencia del padre, el papá era tolerante. Permitía al hijo que fumara en su presencia en vez de tumbarle los dientes con una trompada, como hacía el padre en circunstancias parecidas. Los hijos empezaron a llevar amigos a la casa y a organizar bailes y reuniones para beber, mientras papá y mamá se desvelaban y comentaban en voz baja: “bueno, por lo menos tranquiliza saber que están tomándose unos tragos en casa y no en quién-sabe-dónde.”
El papá marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo. Los hijos empezaron a comer en la sala mirando la tele, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa. Papá seguía siendo la autoridad de la casa, pero una autoridad bastante maltrecha. Era, en fin, un tipo querido; lavaba, planchaba, cocinaba y, además, se le podía pedir un consejo o también dinero prestado. Y entonces... vino papi. Papi es un invento reciente de los últimos 20 ó 30 años. Descendiente menguado y raquítico de padre y de papá, al que ya ni siquiera se le consulta ni se le pregunta nada. Simplemente se le notifica. “¡Papi, me llevo el coche, dame para la gasolina!” Le ordenan que se vaya al cine con mami mientras los hijos están de fiesta. Lo tutean y hasta le indican cómo dirigirse a ellos: “¡Papi, no me vuelvas a llamar “chiquita” delante de Jonathan...!” No sé qué seguirá después de papi. Supongo que la esclavitud o el destierro definitivo. Yo estoy aterrado, después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de mis hijos, mis nietas han empezado a llamarme “pa”..........!!!
CREO QUE QUIEREN DECIR,“¡¡¿¿PA’QUÉ SIRVES??!!”
Esta ágil y aguda sátira devela otra de las maneras en la que las nuevas generaciones ven a la autoridad y detrás de ésta, mucho de la imagen del padre.
¿Cual es la mejor postura?... ¿El papí o el padre?. Si estas tratando de encontrar una manera de convertirte en un padre eficaz, acá te propondremos algunas ideas que pueden ayudar.
Por definición, la palabra padre viene de pater que en latin significa jefe de familia, patrono, defensor o protector. Sin embargo, esta definición no la encuentro completa si no la vincúlo con la palabra “autoridad”, que en griego significa “ejercicio justo y legitimo del poder”. Y aquí una de las primeras claves para ser un mejor padre.
El padre autoritario cree que de esta manera va a obtener el amor y repeto de sus hijos. FALSO. Diversos estudios sostienen que esto genera miedo o rencor. Para ser un padre con autoridad, hay que saber de la teoria del poder. La autoridad en nuestros días y con esto me refiero a aquellos que se dicen autoridad; policia, juez, político, adulto, etc, les confronta fuertemente el hecho de que en especial entre los jóvenes, su autoridad está muy cuestionada, y una de las razones mas poderosas para ello es que hay personas con poder, pero que no tienen autoridad.
Una autoridad es alguien a quien se le ha otorgado poder. No lo forzó, no lo chantajeó ni lo compró, porque el poder no es algo que alguien tiene y por arte de magia logra que los demás le sigan o hagan lo que pide, el poder es algo que los demás nos lo otorgan, nos lo ganamos.
Si tu forzas a alguien, puedes sentir que tienes poder, pero el verdadero poder sobre otro ser humano sucede cuando él te sigue, te reconoce por ser confiable, respetable, admirable y, diría yo, incluso amable (susceptible de ser amado por como eres). ¡Un líder!.
Un padre con poder que ha desarrollado su liderazgo como tal, no tiene que estar suplicando que sus hijos lo respeten u obedezcan. Si es paciente y entiende los tiempos emocionales y conductuales de sus hijos a las diferentes edades, descubrirá que el tiempo, la paciencia y el dominio de su carácter, le pueden llevar a posicionarse como un ser amado, admirado, respetado y confiable y a quien quieren seguir y de quien quieren aprender. ¿Tú. No seguirías a alguien asi?...
La Journal of Adolescence en 2017 a través del investigador Antonis Kousoulis sostuvo que el padre que es positivo y activo en su papel propicia que mejore el rendimiento académico de sus hijos y reduce el ausentismo. Su presencia incrementa la autoestima de sus hijos cuando les ayuda espejeando objetivamente una imagen más positiva de sí mismos y sus habilidades, lo que generará auto confianza.
Cuando el padre está presente de manera positiva, los estudios marcan que hay menor riesgo de comportamiento delictivo. La salud mental es otro de los factores que mejoran con la disponibilidad paterna positiva.
Un hijo que convive positivamente desde pequeño con su padre, aprende dos cosas fundamentales, COMPETIR Y COMPARTIR, lo que en el corto y largo plazo le redituará en relaciones interpersonales saludables, pues sabrá construir relaciones positivas con sus compañeros y adultos en su entorno. Cuando un joven aprende a dominar su ego a través de saber competir y compartir, difícilmente sentirá orgullo por denigrar u obtener las cosas al precio que sea. Este es un antídoto para el narcisismo, la corrupción o las conductas abusivas y egoístas hacía otros. Por último dejo algunos tips prácticos para papás positivos.
PARA PAPÁ:
ESTABLECE UNA COMUNICACIÓN ABIERTA Y EMPÁTICA
Escuchalos, dales tiempo y esfuerzate por entender lo que te dicen, pero ojo… comprueba que lograste entender lo que te quisieron decir.
ASEGURATE DE LOGRAR AUTOCONTROL EMOCIONAL
Identifica lo que sientes al estar con ellos, ya sea enojado o triste. Observate para que les des ejemplo de como su papá controla la ira o la frustración de manera constructiva y enseña como se actua asertiva y maduramente.
BRINDA APOYO EMOCIONAL
Demuéstra de manera apropiada tu amor, cariño y aceptación incondicional. No los beses en la boca, no les des nalgadas cuando no lo toleran aunque tú estes jugando. No menciones cosas sexuales si esto les incomoda demasiado. Y deja que expresen lo que sienten para que le des importancia a su sentir.
ESTABLECE LÍMITES
Los límites proporcionan estructura y seguridad a tus hijos. Establece reglas claras y consistentes sobre comportamientos, responsabilidades y consecuencias. Asegúrate de que los límites sean razonables y adaptados a la edad y etapa del desarrollo de tus hijos.
DEDICA TIEMPO DE CANTIDAD Y CALIDAD
Asigna tiempo regularmente para estar con tus hijos y participar en actividades significativas juntos. Ya sea jugar, conversar, realizar actividades al aire libre o compartir una comida, el tiempo de calidad fortalece los vínculos emocionales y crea recuerdos positivos.
NO ABANDONES LA CERCANIA SI TE RECHAZAN
Con demasiada frecuencia escucho papas que dicen, lo invito y lo invito y no quiere. Construir una relación conlleva eso, construir. Y si tus hijos te rechazan, es porque estas empezando desde cero. No rehuses la cercanía e intentalo de nueva vez, creativamente.
Bibliografía
Bowlby J (1999). Attachment. Attachment and Loss (v. 1) (2ª ed. edición). Nueva York: Basic Books. ISBN 0-465-00543-8. OCLC 11442968. LCCN 00266879; NLM 8412414.
Daniel Samper Pizano, «Padre, papá, papi: ¡Cómo era de bueno ser padre!», El Tiempo, Bogotá, 10 junio 2009 <http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-5406927> En línea 18 junio 2023.
Grene R. (1998) LAS 48 LEYES DEL PODER Editorial: Espasa
Morales, H. (1997). El laberinto de las estructuras. España: Siglo XXI.