S E P T I E M B R E iskalti.com | SEPTIEMBRE 2019 | Año 3 No. 30
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Atención y educación psicológica
“DÍA
MUNDIAL
DEL ALZHEIMER “ Mtra. Diana García
El próximo 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del
Alzheimer, evento instituido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta conmemoración, busca concientizar a la población sobre esta enfermedad que, debido al envejecimiento demográfico, aqueja a un número cada vez mayor de personas. Pero, ¿qué es el Alzheimer?, ¿cuáles son los factores de riesgo asociados a la enfermedad?, ¿cuáles son sus signos y síntomas? y ¿qué se puede hacer si sospechamos que alguna persona cercana presenta signos o síntomas de Alzheimer? En este artículo intentaremos responder a estas preguntas. La demencia es un síndrome neurológico, progresivo, irreversible y, hasta el momento, incurable; caracterizado por el deterioro adquirido de las funciones cognoscitivas incluyendo la memoria, el pensamiento, la orientación, comprensión, cálculo, aprendizaje, lenguaje y juicio, y que resulta lo suficientemente grave como para causar interferencia con las actividades de la vida cotidiana.
La forma más común de demencia es la Enfermedad de Alzheimer, un trastorno que conlleva la pérdida de neuronas, del volumen cerebral y de las funciones cognitivas. Se caracteriza por pérdida gradual de la memoria y un continuo deterioro de las actividades básicas de la vida diaria asociado a cambios de conducta. Se estima que hasta el 60% de los casos de demencia corresponden a este tipo. Del mismo modo, es el tipo de demencia más frecuente en las sociedades occidentales, afecta a 17 millones de personas en el mundo. La incidencia anual mundial se incrementa desde 1% entre los 60 y 70 años de edad, y se eleva hasta el 6 a 8% en los mayores de 85 años. La Encuesta Nacional de Salud y Envejecimiento en México (ENSANUT) junto con la Organización Internacional de la Enfermedad de Alzheimer (ADI) establecieron la prevalencia de la demencia en México para el área urbana en 7.4% y para la región rural en 7.3%. Esta Organización concluyó en el 2010 que la estimación de incidencia de la EA para México es de 16.9 por 1000/año para la región urbana y de 34.2 por 1000/año para la región rural. Existen factores importantes de riesgo para la presentación de la Enfermedad de Alzheimer, entre estos están la edad o el envejecimiento, pues la mayoría de las personas con la enfermedad tiene 65 años o más. Otro factor de riesgo son los antecedentes familiares. Las personas con padre, madre, hermano o hermana con la enfermedad tienen más probabilidades de desarrollarla. Así mismo, el riesgo de desarrollar Alzheimer o algún otro tipo de demencia, como la vascular, parece aumentar cuando existen afectaciones que dañan el corazón y los vasos sanguíneos. Estas incluyen las cardiopatías, diabetes, accidentes cerebrovasculares, presión arterial elevada y colesterol elevado. El inicio de la enfermedad es insidioso y las manifestaciones clínicas evolucionan en un periodo de años y suelen ir desde trastornos de memoria moderados, hasta la dependencia total con pérdida cognoscitiva grave. Algunas veces ocurre una meseta en la que el grado del trastorno cognoscitivo es estable por uno o dos años, pero poco después la progresión continúa de manera inexorable. El curso de esta enfermedad finaliza en la incapacidad mental y funcional que concluye con la muerte. Además, durante las etapas avanzadas de la enfermedad consume una gran cantidad de recursos económicos y físicos, afectando las relaciones personales, familiares y laborales de los cuidadores. Debido a las complicaciones previamente mencionadas, es importante que la población general conozca cuáles son las principales manifestaciones clínicas de la enfermedad para poder detectarlas y tratarlas de manera que, quienes la padecen y sus familias, tengan una mejor calidad de vida durante el transcurso de la misma.
Por lo cual, la asociación de Alzheimer recomienda prestar atención a las siguientes señales de advertencia de la Enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia: •Cambios o pérdida de la memoria que dificultan la vida cotidiana, específicamente de información recién aprendida, fechas o eventos importantes. •Dificultad para planificar o resolver problemas cotidianos, por ejemplo: realizar cuentas, organizar el día, etc. •Dificultad para desempeñar tareas habituales como cocinar, conducir, manejar el dinero, llegar a un lugar conocido o recordar las reglas de un juego. •Desorientación de tiempo, lugar o persona. •Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo los objetos se relacionan uno con el otro en el ambiente. •Problemas con el uso del lenguaje; para seguir una conversación. Por ejemplo, pueden tener dificultades para comprender una conver sación, para encontrar las palabras correctas al momento de expresar una idea, dificultades para utilizar el vocabulario apropiado o llamar cosas por un nombre incorrecto. •Colocación de objetos fuera de lugar, lo cual genera que se le pierdan cosas, e incluso, es posible que acusen a los demás de robarles. •Falta de juicio o problemas para tomar decisiones •Pérdida de iniciativa para tomar parte en el trabajo o en actividades sociales como en pasatiempos, actividades familiares o deportes. •Cambios de humor o en la personalidad. Es común que parezcan deprimidas, ansiosas, temerosas e irritables.
Algunas personas se dan cuenta de éstos cambios en ellos mismos antes que los demás se den cuenta. En otros casos, los familiares y los amigos son los primeros en notar cambios en la memoria, comportamiento o habilidades. Sin embargo, en ocasiones, y a pesar de las señales de advertencia, puede ser difícil saber la diferencia entre un cambio típico relacionado con la edad y la primera señal de la Enfermedad de Alzheimer. No obstante, si se analiza la situación con detenimiento, podemos ser más consientes de lo que pasa con la persona en cuestión. Por ejemplo, cualquier persona de edad avanzada puede tomar una mala decisión de vez en cuando, no así en el Alzheimer, donde el mal juicio y las malas decisiones son conductas presentadas con elevada frecuencia. Así mismo, un adulto mayor puede olvidarse de qué día es, pero después recordarlo. A diferencia de una persona con Alzheimer, quien no sabe la fecha, la hora o la temporada del año y es posible que no la recuerde en poco tiempo. Si usted logra detectar alguno de estos cambios cognitivos o conductuales en una persona cercana, es importante que acuda con algún especialista para conocer si las dificultades que observa son señales de alarma o sólo son parte de un cambio típico de la edad. Entre los especialistas con los que se puede acudir están: médicos, psiquiatras o neuropsicólogos. Estos últimos son los encargados de realizar una valoración confiable y objetiva acerca de las capacidades cognitivas y las habilidades funcionales de las personas, con lo cual podrán llegar a un diagnóstico más acertado de la presencia o no de la Enfermedad de Alzheimer u otro tipo de demencia. Asimismo, junto con médicos y psiquíatras podrán brindarle estrategias para controlar algunos de los síntomas de la enfermedad, por ejemplo, el uso de algún tratamiento farmacológico o la implementación de un programa de estimulación cognoscitiva para tratar las dificultades de tipo cognitivo. En ISKALTI contamos con un equipo de neuropsicólogos, que con gusto te orientaremos y atenderemos; en caso de que tú, un familiar o alguien cercano a ti presenten algunas señales de Alzheimer o demencia.
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