Fundando con valor, un nuevo tiempo A単o 1. Revista mensual - noviembre de 2012
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Maldita Poesía
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HÁBITOS
El exilio de Orpheu
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Nómadas de Sillón
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Otros Caminos
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Out-Tros
Sintonía Sonora
FRECUENCIAS PARA LA ACCIÓN
LA ESCENA ACTUAL EN 4 CIUDADES
Lina Díaz Cruz Luis Machín Martín Guadalupe Muñoz Pino Mónica Navarro Francisco J. Palomero
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EMETERIO GUTIÉRREZ
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UN PASEO ENTRE LIBROS
COLABORADORES INTERNOS
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LA VANGUARDIA PORTUGUESA
ALEJANDRA PIZARNIK
Herikberto MQ
HASTA EL INFINITO Y MÁS ALLÁ
La fotogenia de los indefensos
CINE
la incapacidad. Muchas gracias señor presidente, todos los canarios le estamos muy agradecidos. Sus palabras han salido de un cómodo sillón y desde lo alto del castillo donde no se mezcla con su pueblo, desconoce sus necesidades y no es partícipe de una sociedad que no lo ha elegido por mayoría. Entre sus muchos logros están (por destacar algunos), hundir la cultura canaria, dejar que nuestros bosques ardieran y boicotear una investigación sobre los culpables de dichos incendios, dejar en la miseria a una población a la que más no se le puede quitar y ahora nos invita a emigrar. Aquí no existe la vergüenza. Pero todo esto no es casualidad, todo está relacionado con un único concepto: mediocridad. Tomando las palabras de David Jiménez en su artículo El triunfo de los mediocres, nos sumamos a su conclusión: “Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.”
La Editorial no se pronuncia, ni expresa implícitamente, respecto a la naturaleza ni exactitud de la información contenida en este número, razón por la cual no puede asumir ningún tipo de responsabilidad.
Vivimos momentos muy convulsos para todos, perdón, para casi todos. Los acomodados políticos que tienen las riendas de nuestro futuro, desde sus cálidos y acolchados sillones, nos invitan a emigrar. ¿Qué clase de gobernante pone como solución, a una población tocada, abandonar su tierra y buscarse un futuro en otro lugar?, imaginamos que esto no lo propone un gobernante honesto, un gobernante que luche cada día por mejorar, por superar las dificultades. Esto no lo propone cualquiera, lo hace el presidente del Gobierno de Canarias. Como dice la famosa canción de El Gran Combo: “¡Pa fuera!, ¡Pa la calle!, no hay cama pa tanta gente”. Parece, con todos los respetos, que estamos presididos por una orquesta. Se necesitan peones para que su maquinaria funcione, si su única herramienta para alimentar a la población no es efectiva “..., el futuro pasa por emigrar.” Estas palabras son fruto de
Tarek Ode / David Olivera
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DIRECTORES DEL SUPLEMENTO
El Ojo y el Microscopio
PUBLICA
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IMPRONTAS DE EXPOSICIONES
Auditorio
LA BELLA Y LA BESTIA
DIRECCIÓN DE ARTE Y DISEÑO
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Santamanía
In-Tros
Yaiza Martín de León Benjamín Reyes
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DAVID HOCKNEY - GUGGENHEIM
REDACCIÓN Y ESTILO
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EXTRA LARGE
Pepe Vera pepevera.blogspot.com Teresa Febles Charlie de Navarro
Javier Vallhonrat
ILUSTRADORES
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CANARIA DE AVISOS S.A.
Contenedor y Contenido
FUNCIONES LIBERADORAS
Editorial Isla Descubierta
EDITA Y PRODUCE
Amor, Arte y Sociedad
isladescubierta.com / info@isladescubierta.com síguenos en Facebook / isla descubierta
Portada / David Olivera /davidolivera.com.com
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FORMACIÓN ARTÍSTICA PARTICIPATIVA Y DEL DIÁLOGO ENTRE LAS ARTES.
EL POLVORÍN El Polvorín de Taco, el único almacén de pólvora conservado en Canarias como ejemplo de construcción del siglo XIX y declarado Bien de Interés Cultural, se convierte en un centro de producción e investigación artística temporal. Tras la cesión del espacio, por parte de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de La Laguna, nace el Proyecto Interdisciplinar de Cultura y Arte (PICA). El grupo está constituido por siete jóvenes artistas emergentes, de los que cuatro son artistas plásticos (Cris Latorre, Pablo Requena, Adrián Lee Mclean y Lucía Bencomo Cruz), una diseñadora gráfica (Noelia Varietti), y dos animadores socioculturales (Jacob Guillermo y Cristina Hernández).
El centro pretende colaborar en la reactivación de un lugar que, en los últimos años, ha carecido de la actividad que merece. Por ello, aprovechando su situación en el barrio periférico de Taco, El Polvorín ofrece un programa de eventos de corta duración, open studio, performances, exposiciones, conferencias, desayunos relacionados con el barrio de Taco, etc., que se celebrarán el primer domingo de cada mes. Del mismo modo se desarrolla un proyecto basado en la recuperación de la identidad del lugar. Se trata de crear un espacio vivo y cambiante, puesto al servicio de los procesos creativos contemporáneos, de la formación artística participativa y del diálogo entre las artes.
El espacio fue inaugurado como centro de producción e investigación artística el pasado 21 de septiembre, con el Open Studio “Antes de que suenen las trompetas”, un guiño a las trompetas del Apocalipsis, que está vinculado con la programación del último evento para este año sobre el fin del mundo.
Esta idea surge de las inquietudes de un grupo de artistas que se han planteado habilitar un espacio distinto, abierto, un centro de producción donde tuviese sentido la investigación artística, lo cual es un campo bastante peliagudo. Sus creadores presentaron el dossier de PICA en el Área de Cultura del Ayuntamiento de La Laguna y éstos, a su vez, les propusieron desarrollarlo en las instalaciones de El Polvorín. El espacio es magnífico por lo que se ha intentado que no fuera un proyecto aislado, ya que al estar en Taco se tiene en cuenta la posibilidad de interactuar con el barrio. Las condiciones estéticas del edificio y su situación geográfica son favorables, dado que el barrio de Taco, eminentemente industrial, es un centro de producción y su carácter fabril nos remite a otros ejemplos similares, como puede ser Hangar, Matadero, etc.
www.facebook.com/pica.elpolvorin pica.elpolvorín@gmail.com
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Entrevista
Benjamín Reyes / Kolman-Skop
Javier Vallhonrat
Premio Nacional de Fotografía en 1995 y Premio Madrid, 1953 PhotoEspaña en la categoría nacional en 2007, ha exhibido sus creaciones en prestigiosos espacios expositivos como el Georges Pompidou de París, la feria ARCO de Madrid o galerías de Nueva York y Tokio, así como fotografiado a divas del mundo de la moda o el cine como Hilary Swank, Tilda Swinton o Carla Bruni. Desde finales de los 70 se adentra en los vericuetos de la moda, cuando en España aún era un ámbito incipiente. Tras conseguir labrarse un nombre en el panorama español da el salto al mercado internacional en 1981, publicando en revistas como Vogue o Vanity Fair. Industria de la moda de la que apostata para explorar, posteriormente, el proceso de cómo construir las imágenes y el acto mismo de generar una imagen fotográfica.
Desde Animal vegetal, ha jugado con las ideas de verdad y apariencia, de la posibilidad fotográfica de lo imposible. Después vendrían otras series significativas como El espacio poseído, Autogramas, Objetos precarios o Cajas. La figura humana, que había centrado su obra hasta 1995, desaparece para dejar paso a preocupaciones más arquitectónicas, ligadas a una investigación sobre nuevos soportes y a la fotografía como objeto. Por todos estos méritos acumulados su obra ha merecido artículos en las mejores revistas de fotografía del mundo. Su nombre está vinculado a Tenerife porque exhibió su obra en la Primera Bienal de Fotografía, en 1991 y, al año siguiente, en la Recova de la capital tinerfeña. Desde 1997 es profesor en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca.
SE HA PRODUCIDO UNA TOTAL BANALIZACIÓN DE LA IMAGEN
¿Por qué cree que el ser humano necesita crear? Porque somos producto de la creatividad y necesitamos expresar aquello que somos. Háblenos de sus inicios en el mundo de la imagen. Mi trayectoria ha sido un poco bicéfala. Mi primera vinculación con la imagen es a través de la pintura. He seguido las huellas de pintores del pop norteamericano que utilizan la imagen fotográfica, como Robert Rosenberg o Andy Warhol. Lo primero que me interesa es la manipulación de la imagen. A partir de aquí surgen mis primeros proyectos a principios de los 80. ¿Qué le ha aportado estudiar Bellas Artes y Psicología? Me parecen dos mundos muy cercanos. Paralelamente a la enseñanza tradicional de la Psicología me he ido formando en otros campos de la psicoterapia que trabajan con la intuición. Es una manera muy creativa de trabajar porque se parte de aspectos metafóricos de la persona, que es cómo en realidad trabaja un creador. El artista, proyecta imágenes sobre sí mismo y su relación con el mundo, a la vez que traza metáforas internas del lenguaje. Entiendo el arte como una indagación y una posibilidad de transformar elementos internos en expresiones acerca de cómo ordenamos el mundo y cómo elaboramos códigos para estructurarlo. Asimismo, hay que entender al individuo como alguien que, a través de su expresión, está elaborando una metáfora de cómo organiza la realidad. ¿Qué le lleva a abandonar el mundo de la moda? El mundo de la moda no es mi mundo. He trabajado durante muchos años en la industria editorial de la moda, que ha demandado de mí una disciplina de trabajo de la que he aprendido mucho, pero lo que tenía que aprender en ese mundo se ha agotado. La forma en cómo la gente se expresa a través de su cuerpo y su indumentaria, en torno a la sexualidad o la identidad personal o social, es un asunto que me puede interesar pero no filtrado a través de las necesidades de la industria de la moda. Si yo me expresara a través de ese vehículo, lo haría desde una perspectiva radicalmente diferente. Actualmente, el papel de la imagen en la moda tiene un espacio que está distorsionado por necesidades del mercado, y me alegro de haberme desvinculado de él. ¿De qué manera desarrolla su proceso creativo? En mi proceso creativo utilizo muchas herramientas. Son formas de ponerme en contacto con contenidos que necesitan ser convocados de una manera indirecta. Las ideas suelen emerger de forma fragmentaria y difusa. En el aspecto conceptual acumulo intereses en torno a determinados aspectos de la realidad. Intento buscar un punto de encuentro entre mi realidad y la realidad externa, entendiendo ésta como una pantalla en la que proyecto los temas que me interesan.
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¿Siempre ha sido así? No, antes trabajaba de una forma más azarosa y paulatinamente, he ido introduciendo herramientas, que me dan una facilidad de relación con ese nivel más oculto de la imagen. Interrogo a la imagen desde las metáforas que oculta la imagen, de lo cual emerge mucha riqueza de contenido. Toda esta metodología de abordaje de la imagen proviene de la psicoterapia, de las interpretaciones del análisis transaccional, de las narraciones que elaboramos acerca del mundo, del psicodrama o de otras disciplinas. ¿Se considera un teórico del arte? Nunca he ejercido como teórico del arte. Tengo más interés en acercarme al proceso creativo desde el ensayo. ¿Ha evolucionado desde la imagen al concepto o siempre ha habido un trasfondo conceptual? Provengo de una construcción de la imagen relacionada con una representación fotográfica más tradicional, aunque me interesa “problematizarla” con aspectos que tienen que ver con la manipulación de la imagen. No me interesa tanto lo documental o la transfiguración que puede ejercer la fotografía sobre la realidad, como me interesa el soporte fotográfico como un soporte frágil, en el que se puede incidir. En El espacio poseído empiezo a “problematizar” la imagen como representación, pero también como objeto. Comienzo a construir objetos tridimensionales a partir de la imagen. Posteriormente, abandono la fotografía relacionada con un mundo exterior mediado por una cámara que te permite capturar imágenes de ese mundo externo. Y me vuelco en una reflexión acerca del proceso de cómo construir las imágenes. Mi primera creación en este sentido es Autogramas. Es un trabajo que supone una indagación en torno a los elementos basilares del acto de fotografiar. Es una puesta en escena del propio acto de generar una imagen fotográfica, en la que autor que fotografía y actor de la acción que se fotografía, se funden en una sola persona. Es un acto fundacional que llevo a cabo con los ojos cerrados en un estudio oscuro, donde la única luz que emerge es la de una cerilla. Es documentar un acto que solo existe como reflexión misma del acto de documentar un acto. Esa tauotología me pone en marcha en una dirección que llevo desarrollando varios años.
TODA ESTA METODOLOGÍA DE ABORDAJE DE LA IMAGEN PROVIENE DE LA PSICOTERAPIA, DE LAS INTERPRETACIONES DEL ANÁLISIS TRANSACCIONAL, DE LAS NARRACIONES QUE ELABORAMOS ACERCA DEL MUNDO.
ME PARECE UNA PERVERSIÓN LA IDEA DE QUE LA FOTOGRAFÍA SEA UNA VENTANA QUE NOS PERMITE VER LA REALIDAD.
¿Por cuántas etapas ha transitado su obra? Se podría decir que he transitado por tres etapas. Después del abandono de la tradición de lo fotográfico y de cierta necesidad de manipular los materiales, pasé a una segunda etapa más analítica, en el que el acto de fotografiar se convierte en un acto de indagar en torno a la representación misma, para lo cual trabajo con un modelo documental, que presupone que existe un mundo externo que podemos documentar. A partir de ahí elaboro muchas ironías en torno a esa idea, que me parece inviable. La idea de mirar fuera del mundo, desde una posición de documentación, lo que realmente nos permite es observar cómo organizamos la realidad a través de nuestra mirada. Ahora, en mi tercera etapa, intento abrirme hacia una fase menos reconstructiva, en la que afloran elementos que estaban en la penumbra como la fantasía o aspectos de la infancia, que van tomando forma incipientemente. Es una etapa donde lo nítido y lo turbio se comunican de otra manera. Por ejemplo, ahora estoy inmerso en un proyecto con elementos metereológicos, en el que subyace la idea de cómo nos relacionamos con lo impredecible a través de la ciencia u otros rituales. Entendiendo la ciencia como un ritual que nos permite tener una sensación de control sobre el mundo, como lo es la religión. Este punto de partida me sirve para hacer una serie de exploraciones tanto con imágenes recuperadas a través de internet como con mis propias imágenes, a las que someto a un diálogo, entre intuitivo y metodológico. ¿Qué le aporta su faceta docente? Siempre me ha interesado la docencia porque me obliga a clarificarme y me otorga un sentido de la realidad de lo que exploro. Me proporciona un feedback muy inmediato. Me permite ver en qué se transforma, en otras personas, ese mundo de ideas que voy elaborando. Cómo lo percibe la gente, cómo lo interpreta. De tal manera que obtengo un reflejo de mí mismo. ¿Qué opinión le merece el panorama artístico español actual? En los últimos años han emergido muchos artistas muy preparados, que trabajan en una variedad de medios verdaderamente asombrosos. De hecho, algunos están dando el salto al panorama
internacional. Ahora no es nada extraño ver en galerías de Londres o Nueva York, nombres de artistas españoles jóvenes que en España han alcanzado menos repercusión. Da la sensación de que ahora solo importa la técnica por la técnica. Percibo que se ha producido una democratización de la imagen fotográfica a través de los móviles, de la multiplicidad de cámaras fotográficas, de la infinita profusión de aplicaciones para otorgarle un aspecto más atractivo y espectacular a las imágenes, lo que ha conducido a una total banalización de la imagen fotográfica. Es el efecto por el efecto. Hay que dominar el lenguaje en todos sus aspectos. En el otro extremo hay que hablar de la profesionalización de los alumnos que estudian en las facultades de Bellas Artes o en las escuelas privadas. Existen másteres en fotografía que empiezan a tener un nivel interesante. Se empieza a olfatear que, de aquí a unos años, van a emerger una nómina de fotógrafos que pueden tener algo atractivo que aportar. Se percibe en su obra una necesidad de acotar la realidad, por ejemplo, por el empleo que hace de las maquetas. Tengo interés en redefinir qué es la realidad, que está filtrada tanto por construcciones sociales y culturales, como por nuestras propias limitaciones como entidades orgánicas. Emplear una maqueta es una manera de hablar de la realidad como una representación. La maqueta también revela un cierto deseo de pervertir esa noción de realidad. La fotografía durante mucho tiempo, se ha edificado sobre un estatuto de veracidad y he querido trabajar en torno a la perversión de la idea de objetividad, como si la fotografía fuera una ventana que nos permite ver la realidad, lo cual me parece altamente improbable. En este sentido, últimamente he estado capturando imágenes de un área de los Pirineos, trabajando en torno a la noción del documento desde lo fragmentario o la fragilidad de ciertos elementos geoclimáticos que se dan en la alta montaña. Nunca he visto el mundo como una vista cenital, como la del Google Map, creo que tiene más que ver con una representación mental, con una idealización de nuestra relación con el mundo. Foto/Tarek Ode
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BENJAMÍN REYES
Licenciado en Historia del Arte y Periodismo Como redactor, ha publicado en 17 periódicos del territorio nacional. Dirigió la revista “Musicalia”. Ha cubierto una miriada de festivales de cine: San Sebastián, Seminci, Gijón, Sitges, Bafici (Buenos Aires)...
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Soy un artista abstracto, me gusta mucho usar el color puro por su dramatismo y la capacidad única de crear espacio en el mismo. Utilizo el dibujo continuamente como representación formal, casi lingüística de lo que deseo expresar, me apoyo directamente en la escritura para poner en valor algún concepto, recuerdo o anotación durante el desarrollo de la obra que, muchas veces, quedan expuestos y complementan tanto conceptualmente como de manera estética, las visiones que trato de transmitir. Trabajar en el estudio pintando, dibujando, jugando con los materiales, explorando sus posibilidades y combinaciones, para mí es una experiencia íntima en la cual invierto tiempo y energía física, porque a través de los años mis pinturas y dibujos han ido aumentando en área. Las razones del porqué de éste crecimiento son sencillas, cada vez disfruto más lo que hago, y con los años, cada vez tengo más recuerdos y vivencias que contar.
El legado de Pollock investiga el entramado de influencias y conexiones que se generaron a partir del action painting, cuyo principal exponente fue el propio Pollock (1912-1956). Desde finales de 1940, la noción de pintura como “acción” abrió un campo de posibilidades que se tradujeron en el arte de la performance, y en las prácticas artísticas conocidas con el nombre de arte conceptual. Muchos artistas le otorgaron tanta importancia al acto creativo como a la pintura que resultaba del acto. En esta zona frontera, entre la pintura y la performance, el azar o el espectador, actuaron a menudo como co-creadores de la obra. Esta actitud experimental y conceptual hacia la pintura y el arte, inspiró posteriormente a muchos otros artistas. La muestra ofrece una visión sobre el alcance del fenómeno, e incluye obras de distintas técnicas realizadas desde finales de los años cuarenta hasta la actualidad.
Waldo Vinces
Colectiva
Nuevos Formatos
SALA DE ARTE DEL SAUZAL
SinBiología
Carlos Nicanor
ESTUDIO ARTIZAR
SinBiología concita una voluntad teórica que subyace y alimenta la actualidad de su trabajo escultórico, entendido como un destilado extremo –de poética extremidad diríase– de la naturaleza. El efecto paronomásico y el guiño anfibológico, postulan una nueva posición del artista ante la obra, abandonando aquella relación en la que se apoyaba y asumiendo los riesgos de un lenguaje híbrido aunque esencialmente formal: la forma en tanto expresión no argumental sino sensible de toda naturaleza; la forma como sustanciación no sólo simbólica de cualquier experiencia. Su nuevo trabajo es un poderoso y efectivo espacio de conocimiento, un lugar de revelaciones donde color y forma cohabitan generando estados físicos y presencias abstractas, en un perturbador diálogo entre lo túrgido y lo pungente que exacerban la pulsión lúdica y el aliento de Dadá que singularizan sus trabajos.
El Legado de Pollck FUNDACIÓN MIRÓ
IN - TROS
Foto/Tarek Ode
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La exposición aborda tres cuestiones que van encadenándose. La primera, y fundamental, es la figura de Paul Gauguin cuya huida a Tahití, donde reconquistó el primitivismo por la vía del exotismo, funciona como hilo conductor de todo el recorrido. Sus pinturas, creadas a través del filtro de Polinesia, no sólo se han convertido en las imágenes más seductoras del arte moderno sino que además ejercieron una influencia esencial en los movimientos artísticos de las primeras décadas del siglo XX. La segunda trata del viaje, el viaje como escape de la civilización, que servirá de impulso renovador a la vanguardia, y el viaje como salto atrás a los orígenes, a ese estado edénico, utópico y elemental que anhelaba el primitivismo. La tercera, y última, se refiere a la concepción moderna de lo exótico y sus vinculaciones con la etnografía.
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Gauguín y el viaje a lo exótico Paul Gauguín
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MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA
Exposiciones
40 años, 70 días, un viaje Carlos Schwartz
Inasible quietud Arnaldo Coen
La muestra se divide en dos partes muy diferenciadas: 40 AÑOS, en la que se incluyen una o dos imágenes por año, desde 1972 hasta 2011, que hablan de viajes realizados a distintos lugares del mundo, pero también del viaje personal del fotógrafo. Y 70 DÍAS, un giro radical en la forma de trabajar del artista que, con un teléfono móvil, habla de viajes de distinta índole, “de viajes interiores, de viajes en tren, en barco y en autobús, de viajes minúsculos y de viajes interrumpidos. Que hablan del viaje”. La comisaria M. Florentina Fuentes reflexiona: “Carlos A. Schwartz es por dentro cada vez más paisaje y mar. Las islas el epicentro. A partir de ahí traza círculos con su compás interno hacia el exterior. Y se proyecta sobre ciudades y otros territorios racionales, levantados y vividos por el hombre. Y entre todo y salpicado aquí y allí, galerías de retratos, personajes vividos, próximos unos, lejanos otros, brillantes constelaciones humanas que se adentran en los círculos tangentes de su memoria. Carlos A. Schwartz siempre memoria y océano...”
Considerado como uno de los eventos más importantes del Sexto Festival Cultural CEIBA, el polifacético artista mejicano inauguró la exposición plástica y performance, Inasible quietud en movimiento, que rinde homenaje al desaparecido compositor, filósofo, poeta y pintor John Cage. En el Centro Cultural Villahermosa, se pueden contemplar las 44 piezas que Coen ofrece a Cage. El autor define sus obras diciendo: “Es un acto de libertad que mucha gente no se permite y me pregunta: “Maestro, ¿Qué significa, qué quiere decir esto?” Recuerdo que Picasso decía: “¿qué quiere decir un árbol, una nube? Es simplemente lo que es”. Depende de ti y de cada espectador, de su capacidad creativa para interpretar… y no necesariamente tiene que ver con algo racional. Muchas veces la explicación de algo limita la posibilidad del espectador para crear, para imaginar, pero el espectador que va a fondo es aquel que se vuelve creativo con cada obra que ve. Mi ideal es hacer una obra para que el espectador se vuelva creativo”.
CÍRCULO DE BELLAS ARTES
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TABASCO, MEXICO
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el ojo y el microscopio
David Pérez Chico
1. Picasso trabajando duro para que la inspiración le pille ocupado, el estudiante que la noche antes de un examen sale de copas con sus amigos, el partido político que vuelve a hacerse con el poder, tras una larga temporada en la oposición, e ipso facto desempolva y ejecuta su viejo libro doctrinal e ideológico pese a quien pese y caiga quien caiga, el criminal que después de haber pasado un largo período en la cárcel reincide en su crimen, tienen en común que lo que hacen son hábitos. Unos son buenos hábitos, otros son malos y otros no son realmente ni una cosa ni la otra. Ciertas investigaciones que vienen desarrollándose desde hace poco menos de veinticinco años en los EE.UU. muestran de manera convincente que los hábitos no son algo sobre los que nuestra voluntad tenga poder de veto alguno. Nuestros hábitos estarían, por así decir, grabados en la circuitería neuronal de nuestros ganglios basales, de tal manera que un motivo, un suceso que actúa como desencadenante, da pié a un determinado comportamiento que, con el tiempo, se convierte en un hábito que se despliega de manera automática. Si queremos evitar un mal hábito, por lo tanto, no tiene ningún sentido luchar directamente contra el mismo pues se esconde lejos del alcance de la conciencia y, por lo tanto, de nuestra voluntad. No quiere esto decir, no obstante, que nuestro comportamiento esté predeterminado. Claro que no. Lo que sugiere es únicamente que cuando emerge un hábito nuestro cerebro se lava las manos, por así decir, y se dedica a otras tareas. Se trata de una ventaja adaptativa porque permite ahorrar esfuerzos a nuestro cerebro cuando se trata de conductas cotidianas (no pensamos, por ejemplo, qué zapato es el que nos ponemos en primer lugar, o con qué mano cogemos el cepillo de dientes). Lo que sí está en nuestra mano es evitar el desencadenante del hábito: llegamos a casa después de un largo día de trabajo y en lugar de salir a hacer algo de ejercicio o a pasar un rato íntimo con nuestra familia, día tras día nos sentamos a cenar delante del televisor y encadenamos horas allí sentados hasta la hora de dormir. Con posterioridad nos asaltan los remordimientos y hacemos acopio de buenos propósitos para que no vuelva a ocurrir lo mismo. Sin embargo el día siguiente se repite la misma situación. La solución no consiste tanto en reunir la fortaleza necesaria para pulsar el botón rojo del mando a distancia como en obligarnos a cenar en una habitación sin televisor. Pero aún habría otra manera de alterar nuestros hábitos, pues hay otro factor en juego además del desencadenante del que aún no hemos hablado: la recompensa que obtenemos por nuestra conducta, que es la que dicta al cerebro si merece la pena recordarla en el futuro (¿encontraré trabajo más fácilmente estudiando duro o afiliándome al partido o al sindicato de turno?). Cambiando la recompensa también podemos cambiar los hábitos. Pero estos nunca desaparecen del todo. Están, como ha quedado dicho, grabados, codificados, en nuestro cerebro. Y esto, que como
hemos visto es una ventaja porque no tenemos que volver a aprender, por ejemplo, cómo montar en bicicleta, puede acabar no siéndolo dado que nuestro cerebro no distingue entre un buen hábito y un mal hábito, siendo así que los malos hábitos permanecen agazapados en algún lugar de nuestro cerebro esperando a que se presenten de nuevo los desencadenantes y las recompensas adecuadas. En conclusión: antes que luchar contra un hábito, lo que necesitamos es reconocer cuáles son los desencadenantes y las recompensas que lo provocan y actuar sobre estos. Lo anterior es aún más interesante cuando trasciende los límites de lo estrictamente personal. Da a entender, por ejemplo, que no tiene sentido cambiar el sistema educativo de un país cada cuatro u ocho años, o su sistema financiero, si antes no se cambian ciertos hábitos, esto es, si antes no se cambia todo un sistema de desencadenantes y recompensas que contamina y corrompe a una sociedad. En otras palabras, lo anterior deja en evidencia a la cultura del pelotazo y del todo vale y, en general, a toda una forma de vida que no valora el esfuerzo y la disciplina como verdaderos criterios de calidad ni como los pilares de una sociedad sana y transparente. 2. El Nobel de literatura de este año ha sido para el escritor chino Mo Yan (de quien únicamente sé que varios libros suyos han sido traducidos a nuestro idioma y que uno de ellos, Sorgo rojo, ha sido llevado al cine). Así pues, tampoco este año se han acordado de Haruki Murakami. Traigo a colación esta obviedad no porque tenga la intención de criticar a los respetables miembros de la Academia Sueca, ni porque me disponga a realizar una apología de las virtudes literarias del autor japonés, ni mucho menos porque opine que éste merecía más el Nobel que el laureado autor chino, sino porque no soporto a quienes, apoyándose en las razones más peregrinas, emiten juicios negativos contra tal o cual autor, generalmente contra autores de éxito como el mismo Murakami o el escritor estadounidense Paul Auster, con el único objetivo de provocar o escandalizar a las mentes bien pensantes. En realidad, lo que me molesta es algo que me sucedió hace poco. Nos habían visitado unos amigos y, comentando los libros que guardo en la estantería de nuestro salón, mi amigo dijo que por lo que se veía me gustaba Murakami. Un comentario aparentemente banal y sin embargo, ya fuera por el tono del mismo, o porque son muchos los autores cuyos libros ocupan un lugar en el mismo
mueble, deduje que a él no le gustaba Murakami, o que le extrañaba que pudiera gustarme. En aquel momento dejé pasar el comentario porque este amigo mío es muy suyo y porque me cansa tener que explicar mis gustos. Más tarde ese mismo día, sentados en la terraza de una cafetería después de disfrutar de una estupenda velada surgió de nuevo Murakami en la conversación. Me imagino que habrá sido porque comenté la reciente publicación en España de su libro Baila, Baila, Baila y que ya lo había leído y me había gustado mucho. El caso es que en esta ocasión, mi amigo no se privó de comentar que le parecía mal, o en que en todo caso hablaba mal de Murakami, que siendo un autor japonés cuyos personajes son japoneses y las tramas de sus novelas por lo general se desarrollan en algún lugar
los EE.UU. Pero lo hizo para evitar las consecuencias de la fama que le sobrevino de repente cuando (en 1989), publicó en su país su quinta novela, Norwegian Wood, de la cual se vendieron millones de ejemplares. A Murakami no le gustan ni la fama ni las ataduras que acarrea y, como ha afirmado en alguna entrevista, mantiene que lo bueno que tiene ganar tanto dinero es que le permite comprar tiempo para poder trabajar. Leo a Murakami, además, porque sus novelas poseen la muy literaria cualidad de no ser lo que parecen. A primera vista poseen un tono racional pero lo que de verdad las caracteriza es esa atmósfera de ensueño tan típica del estilo Murakami. Por lo general la trama de sus novelas no es lo importante (esto suele desconcertar, en especial
de la geografía japonesa, sin embargo reside fuera de Japón. De todo lo que se me pasó por la cabeza en ese momento a modo de respuesta tan sólo acerté a preguntarle que si había leído algún libro suyo. Su respuesta tan honesta como desconcertante fue un simple y rotundo “No”. La intervención de nuestras respectivas parejas evitó que la cosa fuese a mayores. Desde entonces he soportado el peso de todo lo que se me quedó en el tintero, pero se me ha ocurrido que la mejor manera de desembarazarme de esta carga es, en contra de mi costumbre, compartiéndola. En primer lugar, las razones de que Murakami resida fuera de Japón son, así me lo parecen, dignas de elogio. Es sabido que en su momento huyó de Japón y se instaló en Grecia, más tarde en Italia y finalmente en distintas ciudades universitarias de
porque los finales no lo parecen… la vida sigue… ¡¿Qué esperábamos?!), y en ellas lo extraño y siniestro (sueños, mundos paralelos, ascensores que recuerdan a la madriguera por la que cayó Alicia, seres extraños) coexiste armoniosamente con lo familiar (la música –especialmente el Jazz, pero también el pop-rock occidental y la música clásica, la literatura de Truman Capote, de Dickens, de Kafka...–, la comida japonesa, el sexo). También lo leo porque en un mundo en el que el capitalismo consumista es la norma, Murakami trata de recuperar valores tradicionales como la disciplina y el rigor y pone en valor la introspección. La melancolía que caracteriza a sus personajes responde, de hecho, al luto que guardan por ese otro mundo que amenaza con desaparecer para siempre. Etc.
NO TIENE SENTIDO CAMBIAR EL SISTEMA EDUCATIVO DE UN PAÍS CADA CUATRO U OCHO AÑOS, O SU SISTEMA FINANCIERO, SI ANTES NO SE CAMBIAN CIERTOS HÁBITOS
DAVID PÉREZ CHICO
Es profesor en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Zaragoza.
Sus intereses son la filosofía de Stanley Cavell y de Ludwig Wittgenstein, la filosofía del lenguaje y de la mente, o la literatura norteamericana y el cine. Ha editado varios libros (los últimos: El diario como forma de escritura y pensamiento en el mundo contemporáneo y Explicar y comprender). Prepara la publicación de una monografía sobre Cavell y Wittgenstein.
Ilustración/Pepe Vera
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Luis Machín Martín
«Instamos a todos los artistas cuya simpatía acompañe a esta revista a enviarnos colaboraciones. Orpheu publicará un número incierto de páginas, nunca inferior a 72, al precio invariable de 30 centavos el ejemplar».
No es muy actual el precio. Ni la moneda, el escudo. Tampoco su contenido, claro. Pero lo que unos jóvenes talentosos y ambiciosos hicieron en Orpheu no fue una simple revista. De las, al menos, 72 páginas que llenaron los dos números que vieron la luz, salieron las bases del modernismo portugués. Que no tiene relación con el modernismo español, conste. Pero su importancia fue similar en ambas lenguas. 1915. Cinco años atrás, la monarquía fue expulsada de Portugal, instaurándose la Primera República. Fue en esa república en la que empezaron a florecer las vanguardias portuguesas. Alentados por el futurismo, unos pocos escritores, la mayoría de ellos veinteañeros, se unieron para sembrar la polémica en los círculos culturales del país. En su momento, tal vez pudieron ser considerados don nadie. Hoy, los nombres de Fernando Pessoa o Mario de Sá-Carneiro, no pasan desapercibidos. Pero sólo son la punta de la lanza, los Vedder y Cobain de la vanguardia portuguesa, unos tipos tras los cuales se inició, a efectos prácticos, el siglo XX literario en Portugal. Y luego venían los Almada-Negreiros (también pintor), Luís de Montalvôr, director del primer número de la revista, Ronald de Carvalho, responsable de la publicación en Brasil… porque, dicho sea de paso, bajo el subtítulo de Revista trimestral de literatura, hubo otra cabecera que indicaba la amplitud de miras inicial de Orpheu. Portugal e Brazil, rezaba la primera edición. Ese primer número, que comprendía los meses de enero a marzo, impactó
principalmente por la monumental obra final de Alvaro de Campos, heterónimo de Pessoa. Esa Oda triunfal, influida por el futurismo iniciado en Italia, tan poderosa y fría como una avalancha en Los Alpes, imparable como ese progreso tecnológico exaltado, no sin ironía, en los infinitos versos de la composición. Y esos breves escritos de José de Almada-Negreiros, evocadores, sugerentes. Y la tristeza interminable de los poemas de de Sá-Carneiro, como su Taciturno, y el resto de construcciones bañadas en muerte y desolación. Fernando Pessoa se atreve, incluso, firmando con su nombre verdadero (¿cuál es su real verdadero nombre? Tal vez sólo sea Persona, sin más), a escribir teatro: el género dramático es menos visible en su larga bibliografía que su rompedora poesía. En el segundo y último número publicado de Orpheu, ya aparecen como directores los Cobain y Vedder de la generación. Desaparece Ronald de Carvalho de la ecuación, eliminando la trascendencia transatlántica de la revista. Y aparece resaltada la «colaboración especial del futurista Santa Rita Pintor». Pintor fue el último ingrediente que le faltaba a la mezcla. También joven. Fallecido en la veintena (29), nunca expuso en vida en Portugal. Casi como Pessoa, prácticamente inédito en la fecha de su muerte, si atendemos a la inmensa y rica obra que dejó en las sombras. Este segundo ejemplar vino presidido por una serie de anuncios, entre el que destaca el siguiente mensaje: «Orpheu iniciará una larga serie de conferencias de afirmación, siendo las primeras las siguientes…». Conferencias de afirmación, impartidas, entre otros, por Santa Rita Pintor y Mario. Es decir, alrededor de Orpheu empezaba a crearse todo un movimiento cultural donde poetas, novelistas, pintores y artistas en general, exponían sus teorías y reflexiones sobre las vanguardias. La conferencia de Mario de Sá-Carneiro estaba titulada Las esfinges y las grúas: estudio del bi-metalismo psicológico. Sobra cualquier consideración al respecto.
Uno de los primeros puntos relevantes de este segundo volumen, es la serie de poemas que Violante de Cysneiros dedica a los señores Mario de Sá-Carneiro, Pedro Guisado, Côrtes-Rodrigues, Fernando Pessoa, a Alvaro de Campos, todos ellos participantes en la revista, y… a sí mismo. Tal vez no hay excesiva relevancia en los poemas en sí. La relevancia está en los elementos metapersonales que incluye aquí. Se une al juego de Pessoa y sus heterónimos. Un juego duro, peligroso, pero disfrutable. Y es que Cysneiros no es más que un pseudónimo de Côrtes-Rodrigues, lo que supone un desdoblamiento poético, con su doble dedicatoria a sí mismo. Alvaro de Campos repite con otra oda, esta vez marítima. Pero ya no es ese lenguaje fluido, como de manantial que no se seca de la Oda triunfal. Esta Oda marítima es cadenciosa como el oleaje en el muelle. Es paciente como un marinero que va a embarcar. Trae historias imaginarias de los barcos que
vuelven del horizonte. Y también de los que no vuelven. Y sumergen al lector en la turbia agua, en el olor a musgo, a sal. A mar. Y oxida toda la revista con su maresía que se filtra hasta por sus 30 centavos de precio. Pero, en este momento, sería injusto no mencionar a Walt Whitman, claro predecesor, salvando las distancias, de esta obra, así como de la Oda triunfal. Pessoa también fue Whitman. En fin. Orpheu es el paradigma de toda buena generación de autores. La generación del 27 tuvo a la Residencia de estudiantes de Madrid. El surrealismo tinerfeño tuvo su núcleo en Gaceta de Arte. Orpheu, a todos los efectos, es la raíz del modernismo luso. Es la puerta al nuevo siglo. Es el oasis republicano. Justo como el oasis republicano español. Las grandes generaciones tienen fértiles inicios y abruptos finales. 2012. Una librería cualquiera. Enterrado entre decenas de pilas de libros más grandes, cuidadas ediciones de tapa gruesa, ediciones de bolsillo de best sellers varios, resplandece
el blancor de un librito en cuyo lomo, impreso en letras violetas, puede leerse un título: Locura. Cuatro años antes de su muerte, de Sá-Carneiro ya la anticipaba en su novela corta. Se suicidó cuando estaba a punto de cumplir los 26 años. Ahora está claro quién es Vedder y quién es Cobain, entre él y Pessoa. En cualquier caso, la muerte del escritor hizo que el tercer número de Orpheu no pasara de las pruebas de imprenta, y que el padre de éste dejara de colaborar económicamente con la publicación, como había venido haciendo anteriormente. Orpheu sirvió de germen para toda una generación de artistas que, al abrigo de publicaciones similares a la original Revista trimestral de literatura, completaron la misión modernizadora de las letras portuguesas. Tal vez la mejor definición de la revista la dio Luís de Montalvôr: «Orpheu es un exilio de temperamentos artísticos al que se quiere como un secreto o un tormento».
Foto/David Olivera. Serie Portugal de ida e volta, 1997
LUIS MACHÍN MARTÍN
Estudios de periodismo en la Universidad de La Laguna. Ha colaborado con diversas publicaciones culturales como la revista universitaria Puzzle de Sombras.
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En medio del océano Pacífico, en una de las 2.400 islas que componen el archipiélago de Filipinas, se encuentra la isla de Palawan. Pocos lugares del mundo ofrecen una naturaleza tan virgen, bella y paradisíaca como la de esta isla, cuya capital es Puerto Princesa. Más difícil aún es encontrar un lugar así y sentir el privilegio de ser uno de los pocos afortunados que encuentra un rincón tan sorprendente, aún libre del tránsito turístico que tanto modifica el paisaje y la cultura local. Al aterrizar en la isla de Palawan, los baches del pequeño aeropuerto de Puerto Princesa son el primer indicio de que nos encontramos lejos del mundo asfaltado y moderno. La ciudad fue bautizada así por los descubridores españoles que, allá por el 1872, divisaron la forma de una princesa en los primeros mapas del lugar. Esta pequeña y lejana isla de Filipinas ofrece un cóctel cultural único ya que entre sus moradores hubo colonos españoles, estadounidenses, japoneses y decenas de etnias indígenas, entre las que destacan los palawanos, bataks, molbogs y cuyonons. Los palahueños son como la selva virgen y las playas de agua cristalina que les rodean: cálidos, tranquilos, humildes y transparentes. Gracias a un clima que no baja de los 23 grados, los isleños acostumbran a pasear frente a la costa durante la noche y de sus conversaciones brotan constantemente diferentes palabras en inglés y español. Puerto Princesa está lleno de pequeños restaurantes de cocina casera, como el “Kalui”, que ofrece deliciosas combinaciones de pescados exóticos con mango, coco y otras frutas tropicales. Mientras caminas entre cabañas y palmeras, déjate guiar por el olfato para elegir qué comedor honras con tu presencia. Cuando hayas descansado lo suficiente sobre la arena blanca de la costa, tienes a muy pocos minutos de la ciudad el río navegable subterráneo más largo de mundo, con más de ocho CAPE TOWN kilómetros de grutas repletas de estalactitas y estalagmitas. La forma más rápida para Ciudad del Cabo es la urbe más antigua de África, tiene esa llegar es alquilar un triciclo por el módico precio de dos dólares al día. El viajero que magia que encuentras cuando llegas a los sitios casi paradisiacos. visita Palawan puede estar tranquilo: se encuentra perdido en otro mundo, pero no No es como otras muchas ciudades africanas, un caos circulatorio puede extraviarse del camino ya que sólo existe una carretera que la recorre de y humano, al contrario, posee una arquitectura envidiable en su norte a sur. distribución, habitantes un poco locos y bastante cosmopolitas, zonas Después de un buen desayuno a base de frutas, los pescadores se adentran en comerciales, residenciales, universidad, playas geniales para practicar el mar para recoger sus tesoros. Acércate a ellos y te enseñarán, con mucho surf, kite o wind. Pero ojo, también hay tiburones que hacen “ñam-ñam”. gusto, los impresionantes arrecifes de coral situados a pocos kilómetros de Yo discrepo ante aquellos que la venden como una de las ciudades más la isla, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. seguras de África. Cuidado con eso. A las seis de la tarde procura estar en un Puerto Princesa es el primer destino dentro de una isla perfecta para sitio recogido pues es la hora en la que los malos campan a sus anchas, así que: quienes buscan aventura; un lugar mágico que atrapa, donde el ciudad segura SÍ pero a partir de las seis de la tarde NO. Como aún es temprano, único riesgo que enfrenta el viajero es no querer marcharse. nos dirigiremos al castillo de Buena Esperanza, edificado entre 1666 y 1679, que es una de las construcciones de mayor antigüedad del sur del continente. El muelle de Victoria y Alfred está orientado descaradamente al turista, pero sin la pulcra artificialidad de similares remedos de puertos, por lo que es un lugar interesante, repleto de restaurantes, bares, locales de música, tiendas. Los establecimientos cierran tarde, puedes ir a cualquier hora. El teleférico del Table Mountain es una atracción obvia y popular, pero imprescindible y, cuando el cielo está despejado, las vistas desde la cumbre son sublimes; además se pueden realizar excursiones por la cima, especialmente en primavera que es cuando las plantas florecen. Alberga damanes de roca, criaturas semejantes a un roedor pero cuyo pariente más cercano es el elefante. El jardín botánico Kirtenbosch, en la ladera este del monte Mesa, está dedicado a las plantas endémicas. No debemos perder de vista el hecho de que la península del Cabo es uno de los seis reinos florales más importantes del mundo. Llegarás en barco a la isla de Robben (o Seal), la cual funcionó como cárcel de presos políticos hasta la caída del Apartheid, siendo su residente más famoso Nelson Mandela. La visita merece la pena, es un museo del vacío. El City Bowl es el lugar adecuado para buscar albergues, casas de huéspedes y hoteles. Sea Point, en el océano Atlántico, al oeste del centro, es otra buena zona donde hospedarse. Observatory es un bonito barrio frecuentado por estudiantes que se ubica al este del centro, un poco apartado, pero allí se pueden descubrir establecimientos económicos. Donde realmente bulle el Cape es en Long Street, su calle más famosa, llena de bares de copas y deliciosos restaurantes, la visita es obligada; esta calle hierve de humanidad los viernes y es uno de esos lugares en los que te sorprenderá esa arquitectura tan característica del Cape. Cuando te atrevas a coger un taxi, de esos locos (furgonetas blancas que pasan llenas de gente), no olvides ir a ver los pingüinos y el Cabo de Buena Esperanza (allí, cuidado con los babuinos). Vivir en el Cape es, casi, vivir en el paraíso.
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CÓCTEL CULTURAL EN EL PACÍFICO
Y hoy me he puesto unos ojos nuevecitos para Mirar como por vez primera Los cuadros repetidos… Hada Buena: haz que nunca Se me rompan ni manchen estos vidrios Para mirar las cosas Con la alegría de los niños.
José Antonio Bautista
Yo no quiero que rueden mis ojos por el mundo Como boliches fríos. Por el contrario, quiero Que claven su aguijón en las flores del mundo -Coleccionistas insaciables de las mieles del mundo…
PUERTO PRINCESA
Campanario de la Primavera 1930
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Me encontraba escribiendo, A oscuras Y en un frío aposento. Si entraba alguna claridad, tenía Que cerrarme los ojos Para poder hacerlo. Me servía de pluma Un partido barrote del encierro, Y de tinta, los chorros Profundos del silencio. Me encontraba escribiendo Una carta angustiosa. Sin dirección y sin destino ciertos. Una carta sin nombre Y –acasoSin texto.
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1936
CIUDAD DEL CABO
Enigma del Invitado Poema 24
Al acercarse con cierta intención analítica a la historia de la literatura canaria más reciente, como es la Guerra Civil Española (y que sé a ciencia cierta que, por los tiempos vertiginosos que hoy vivimos, pareciese una época muy lejana), nos encontramos con personajes que fueron considerados malditos y desertores por el simple hecho de acomodarse (o sobrevivir) a una nueva situación llamada dictadura y decidir no exiliarse. Resulta detestable pensar que por no sufrir de una forma determinada la represión, un artista se convierta en poco más que un individuo sin valor. Es el caso de Emeterio Gutiérrez Albelo.
Kolman-Skop
EL SURREALISMO PERDIDO
Emeterio nació en Icod de los Vinos en 1905. Estudió magisterio en La Laguna y ejerció la docencia durante toda su vida en diferentes lugares de la isla. De toda su obra, quizá sea oportuno recordar los tintes parnasianos de Campanario de la Primavera (1930) o Romanticismo y cuenta nueva (1933) y Enigma del invitado (1936), ya que constituyen, éstas últimas, los dos máximos exponentes del surrealismo poético tinerfeño. El comienzo de la Guerra Civil en 1936, acabó con la actividad de todo el grupo surrealista tinerfeño al que él pertenecía. Cuando retomó la producción literaria, el poeta había cambiado su temática, su perspectiva y acentuó su concepción católica: Cristo de Tacoronte (1944). Sus versos se llenaron de pasión espiritual, perdiendo (y mucho) en calidad poética. Murió en Santa Cruz de Tenerife en 1969. Las hipótesis sobre la traición ideológica de este autor hacia el grupo surrealista, se podrían acallar siempre que intentemos alejarnos de ciertos tópicos tontos y profundicemos en un contexto complejo, donde la vida y la muerte dependían en ocasiones de la mirada del verdugo. Durante los años del franquismo se mantuvieron una serie de fundamentos políticos e ideológicos, característicos de los regímenes fascistas. No debemos obviar la obra de este autor porque decidiera mantenerse al margen de lo político (debemos recordar que él no se dedicó nunca a la política, como fue el caso de García Cabrera), ni porque abandonara el surrealismo (también lo hicieron muchos de sus compañeros). Supongo que no es imparcial aferrarse a la vida personal y a las circunstancias de un artista para no admitir la valía de sus composiciones. Sencillamente, no es justo.
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Francisco J. Palomero Fernández
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Cómic
LA ISLA A LA QUE DESEAS VOLVER t ea /B to Fo
Justo delante de la puerta de entrada a la ciudad, te encuentras con una gran fuente sobre la que reposa el dios griego Tritón, mensajero de las profundidades marinas; estás en el centro neurálgico de la isla, donde además se sitúa la terminal de autobuses que recorren Malta. Adéntrate en las calles de esta ciudad a pie, ya que en todas ellas está presente la huella de la historia. Un ejemplo: Kingsway, la única calle en la que estaba permitido que los caballeros se batieran en duelo así que, al doblar cualquier esquina, puedes ver estatuas, nichos, fuentes e históricos escudos de armas en las fachadas de los edificios; si te cansas de andar, puedes ir en carromatos que circulan por la ciudad. Te recomiendo que visites el museo nacional de bellas artes, que contiene una selección muy bien escogida de obras que, la mayoría, fueron creadas por artistas que trabajaban en Malta, aunque ahora, además, se encuentran otras pinturas de artistas malteses como Francesco Zahra y Grech Giuseppe, destacando el arte romano característico de esta ciudad. Otra de las opciones es el museo de arqueología, que contiene artefactos del período neolítico maltés, los albergues pertenecientes a la Orden de los Caballeros y los palacios de estilo renacentista, en los que ofrece la visita con un guía que puede ser el marqués o su mujer. Ya seas, o no, un devoto del catolicismo, es indispensable que entres en las numerosas iglesias pues, la gran mayoría, posee obras de arte como La degollación de San Juan Bautista, de Caravaggio, pintada en 1608, en la catedral de San Juan. En el teatro Manoel te ofrecen actividades culturales, tales como el festival de las artes, que se celebra cada año y que, en el mes de noviembre, disfrutarás de los conciertos de la orquesta sinfónica de Malta. Para que conozcas un poco más la historia de esta ciudad, acércate a la biblioteca en la que encontrarás una colección de libros, manuscritos medievales o archivos de la Orden realmente interesante. Del mismo modo, sorpréndete en la fortificación de St. Elmo, donde se tienen lugar espectáculos recreados en la historia; por ejemplo, soldados vestidos con trajes el siglo XVI que disparan armas de la época. Y para terminar la jornada, refréscate en la costa de esta ciudad, comiendo productos del EL PUNTO DE PARTIDA mediterráneo y un buen pescado con un proceso de cocción lento en vasijas de barro. DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA Otra de las maneras de recorrer esta hermosa ciudad es ir en el ferry que, desde Sliema, El proceso revolucionario que la sociedad estadounidense promovió realiza un trayecto que dura unos diez minutos (por el que pagas tres euros ida y bien entrado el siglo XVIII y que desembocó en el recurrente Boston Tea vuelta), contemplando con más detalle, una de las ciudades fortificadas, de estilo Party, se ha transformado en un recorrido turístico que nos devuelve a la barroco, más importantes de Europa. Es por ello que fue declarada en 1980 ilusión de un momento histórico que irremediablemente marcó el devenir patrimonio de la humanidad por la UNESCO. de la nación. Una línea roja traza el sendero del Freedom Trail, la ruta que La Valeta esconde un misticismo especial, no sé si será por su historia, sus recorre los lugares emblemáticos que permanecen como símbolos del proceso estrechas calles impregnadas del olor a ropa recién lavada, los diferentes independentista. A lo largo de poco más de cuatro kilómetros, la línea roja invita al colores y sabores del mediterráneo, su romanticismo o el carácter visitante a conocer de primera mano sitios históricos, parques, iglesias, monumentos, tranquilo y típico de los isleños…; si pudiera volver, lo haría sin museos y edificios en los que se desarrolló uno de los episodios más relevantes de la pensarlo dos veces. historia americana. La línea nace en el Boston Common (el parque público más antiguo de la nación y pulmón verde de la ciudad) y desde ahí transporta al visitante al Old State House, a la casa del héroe popular Paul Revere o al Quincy Market, la antigua lonja de la ciudad que hoy en día es el centro de reunión social preferido por vecinos y turistas. En ese punto, la ciudad respira un ambiente marinero que se traduce en excelentes restaurantes de pescado y marisco. Más allá del Freedom Trail, la ciudad de Boston es una coqueta estampa de claras reminiscencias europeas que ha logrado combinar la preeminencia de sus sitios históricos con las necesidades de la sociedad actual, optando por la convivencia de su arquitectura tradicional con los edificios de vanguardia, al más puro estilo capitalista, que elevan la ciudad e invitan a mirar hacia arriba al atravesar las estrechas calles de su distrito financiero. No hay que obviar la visita a Back Bay, un barrio enmarcado por casas de estilo victoriano que nos descubre el Boston que construyeron los colonos británicos. Sus casas, muchas de ellas convertidas en galerías de arte o pequeñas tiendas, se esconden entre la frondosa arboleda en una repetición estilística que mantiene intacto el espíritu tradicional de sus antiguos inquilinos. Los amplios y frecuentes espacios verdes y la oferta de ocio activo articulada a través de las diferentes actividades que se practican en los alrededores del Charles River, convierten a la ciudad en un pequeño paraíso diseñado para ser contemplado y degustado. Cuando la brisa se torna cómplice, el propio río sirve de escenario para la práctica de diferentes deportes náuticos. Atravesando cualquiera de los puentes sobre el Charles River se llega a Cambridge, ciudad que alberga un inmenso espacio dedicado a elitistas instituciones de enseñanza que incluyen la Harvard University y el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Cambridge, también conocida como la ribera izquierda de Boston, crece a demanda de las necesidades de estas instituciones y está inmersa en una continua transformación a partir de sus obsoletas estructuras industriales cumpliendo su labor: complementar a la idílica Boston, la ciudad que marca un sereno punto de partida de lo que hoy conocemos como el sueño americano. riz
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UN PEQUEÑO AYUDANTE DE DIOS
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El final de la década de los 70 y principios de los 80 vivió una explosión cultural sin precedentes, uno de sus mayores exponentes fue el noveno arte. Nuevos estilos visuales y narrativos surgían con fuerza, herederos del pop-art, la música pop y las sustancias estupefacientes. Los independientes despuntaban en el panorama comiquero. Abanderados por el añorado Moebius, transgresores, radicales, distópicos, “anarkikos” (con ka) y con ganas de experimentar empapándose de todas las manifestaciones culturales y filosóficas posibles. La única regla era: “no hay reglas”. El aspecto visual podía imperar sobre el guión, lo que importaba era expresar lo que uno llevaba dentro, gritarlo, estamparlo en la cara del lector. Ese grito fue recogido por revistas independientes deseosas de dar voz a todo aquel con algo interesante que mostrar. Una de esas revistas fue Rambla y entre sus páginas destacó con fuerza un autor llamado Herikberto. Sus dibujos (¿pinturas?), no dejaban a nadie indiferente. Coloristas, violentos, cubistas, vibrantes, lisérgicos. Hijo de artistas, Herikberto nació con un pincel en la mano y empezó a dibujar cómics por curiosidad, en su afán por tocar todos los palos que el arte ponía a su alcance. Su romance con el arte secuencial fue breve pues otras pasiones reclamaron su atención, pero lo cierto es que en poco tiempo sus historietas se publicaban en USA en la mítica Heavy Metal. Aún así, un día dejó de pintar cómics y a otra cosa mariposa. Pero Herikberto es ante todo un artista y, aunque dejó de hacer viñetas, no ha dejado nunca de plasmar sus ideas en lienzo o en papel
y su producción artística no para de crecer. En cine trabajó con Mel Brooks como director de arte y diseñador conceptual, labor que continúa actualmente en publicidad y que es lo que le ha dado mayor beneficio económico pues, sin ir más lejos, hoy mismo se encuentra dando los últimos toques al anuncio de La Lotería que esta Navidad sin duda impactará nuestras retinas; pocos conocen su intervención en multitud de memorables anuncios que derrochaban una imaginación portentosa. La otra gran pasión de Herikberto ha sido siempre la naturaleza, la biología, el misterio de la evolución y seguramente sorprenderá a muchos lectores el descubrir que aquel radical dibujante de tebeos, hijo para muchos de la Movida Madrileña, aunque gallego, es autor de un ensayo científico y revolucionario sobre la evolución de la vida en el universo, fruto de veinte años de investigación; La Teoría de los Diseños Coincidentes, en el que sugiere que el proceso evolutivo ha de ser similar en todos los planetas y sus reglas universales, lo que lleva a soluciones de diseño semejantes a las surgidas en la evolución de la vida en la Tierra, y que resultan en la aparición de criaturas similares. Esta convergencia aparece desde el surgimiento del ADN, o la formación de colonias de células, para dar lugar a organismos pluricelulares hasta el desarrollo de órganos tan complejos como la mano o el ojo humano. Pasando por procesos vitales como la fotosíntesis. Todo ello es inevitable. Una vez que prende la chispa de la vida, la evolución lleva indefectiblemente, a la aparición de todas estas características que, hasta ahora, muchos científicos pensaban que eran exclusivas del proceso evolutivo terrestre. En nuestro planeta tenemos ejemplos de ello, soluciones evolutivas que se repiten una y otra vez de manera independiente como las alas de pterosaurios, aves y murciélagos, las aletas de peces, ictiosaurios y cetáceos o el ejemplo más destacado, el increíble parecido entre el ojo humano y el de algunos cefalópodos como el pulpo. Su teoría es revolucionaria pero a la vez posee esa sencillez de lo que es evidente, sin embargo
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nadie se percata de ello hasta que alguien lo descubre. Alguien como Herikberto, un artista plástico que ha creado miles de hipotéticas especies extraterrestres de las que seguramente no exista ninguna pues las posibilidades son infinitas, aunque viendo su extraordinaria producción uno puede constatar que su faceta artística, su imaginación desbordante y su alma de tebeo han sido una de las fuerzas en el desarrollo de su teoría. Y hablando de alma, Herikberto no se conforma con revolucionar la astrobiología con sus teorías. Él va mucho más allá y se adentra en terrenos metafísicos preguntándose por el sentido mismo de la existencia del universo. El Dr. Michio Kaku postuló la existencia de tres tipos de civilización siendo el más elevado el de los seres capaces de controlar las galaxias. Herikberto propone la existencia de seres de un tipo aún superior, capaces de crear universos, preguntándose si nuestro propio Universo surgió del azar o es el producto de un diseñador inteligente y la posibilidad de que la existencia del alma sea una especie de compensación, ideada por nuestro creador, por hacernos vivir en una canallada de universo. Sea como sea, no hay duda, Herikberto es, a su manera, un creador de universos pues a través de su obra, podemos vislumbrar la infinidad de mundos que habitan en la imaginación de este genial artista, aunque él mismo prefiere definirse mejor como un “pequeño ayudante de Dios”. spaincomic.tv www.herikbertomq.com
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No hay humillación mayor que la invasión del espacio propio o angustia más asfixiante que el sometimiento por la fuerza bruta. La violación de lo privado, la intimidación y la violencia psicópata son argumentos más que suficientes para ofrecer un desafío al espectador a través de la gran pantalla, remover tripas y conciencias, perturbar conscientemente y retratar a víctima y verdugo como dos caras de la misma moneda en las que se confunden sus fortalezas y debilidades, hasta el punto de establecer un debate moral casi siempre incómodo. A partir de estos argumentos, salir de la sala de cine con una sensación de amargura o quedar engullido por la butaca depende de edades, de formación y bagaje intelectual, de experiencia vital o, sencillamente, del estado anímico que se tenga en el momento de asistir a la proyección. El director puede bordear la provocación o agitar o golpear, pero su objetivo no será nunca dejar al espectador con sensación de indiferencia. Cuando una historia enfrenta a la, a priori, indefensa víctima con su verdugo, el espectador tiende a ponerse en el lugar de la víctima, a identificarse y pensar como ella, a actuar mediante la presunción lógica de la persona amenazada. También pensará en si podrá dormir esa noche sin sobresaltos o si ha dejado bien cerrada la puerta de su casa... Todo ello a pesar de que el retrato que previamente se nos haya ofrecido de ese personaje, difiera por completo de nuestra forma de ser o actuar e incluso siendo partícipes de que la historia ha estrechado hasta hacer invisible la brecha moral con la que el espectador estaba acostumbrado a quedar protegido al enfrentarse a un relato. Esa premisa fue un ingrediente de regusto amargo que utilizaron con diferentes dosis de moderación o exceso diferentes directores y guionistas, que dieron cuerda a su mala baba para poner piedras en el camino del espectador y conseguir que la asociación directa establecida con la víctima llegase lesionada con incómodas vías de agua.
Hasta finales de los años sesenta, y en lo que al cine comercial se refiere, la representación de la violencia se asociaba casi exclusivamente al cine negro, género en el que unos personajes casi siempre protegidos por sombrero y gabardina se ocultaban para dar rienda suelta a sus fechorías, que por otro lado nunca eran gratuitas sino que respondían a máximas vinculadas a sus negocios. Las víctimas casi siempre eran semejantes y el enfrentamiento, por tanto, un cuerpo a cuerpo atrezzado con metralletas en el que no existía la posibilidad del sometimiento o la humillación. Todo tenía una razón de ser y la violencia ejercida sin motivo aparente no era plato de buen gusto para productores y público, salvo excepciones importadas de la adaptación literaria de clásicos populares o retratos más o menos fieles de asesinos en serie. Sin embargo, en el panorama apareció alguna honrosa excepción que comenzó a abundar en la exhibición del dolor y el miedo, si bien todavía desde el punto de vista del verdugo y no tanto de las víctimas, que prácticamente pasaban por allí antes de ser aniquiladas. En El fotógrafo del pánico (1960), Michael Powell narra la vida de un psicópata obsesionado con retratar el rostro del miedo a través de su cámara. El resultado es un oscuro viaje a los orígenes del horror que consigue perturbar a través de la representación morbosa del miedo y le sugiere al espectador que descubra la fotogenia de los indefensos, en un ejercicio estético parido con el objetivo de satisfacer sus obsesiones infantiles. Las reacciones de las víctimas, ante la amenaza del psicópata y sus expresiones en el tránsito hasta la muerte, quedarían inmortalizadas a través del objetivo de su cámara.
A partir de aquí, nuevos directores inauguraron una forma de representación de la violencia que, con el tiempo, transformaría la sala de cine en un pabellón de tortura. En Perros de paja (1971), Sam Peckinpah retó al espectador a soportar un metraje en el que las víctimas son atacadas constantemente a través de una violencia que el director consigue plasmar a través de los espacios, la atmósfera, las miradas, las palabras y, en última instancia, los actos. La invasión del espacio propio, el allanamiento por la fuerza, la humillación a través del aplastamiento físico y el apabullamiento moral quedan patentados en un filme imprescindible que deja en el espectador un poso de mal cuerpo que otros directores tratarían de imitar. En Deliverance (1972), John Boorman repite la fórmula de trasladar a unos personajes a un entorno que, al permanecer casi virgen y estar alejado de la metrópolis, se antoja pacífico y bucólico. Nada más lejos de la realidad, el contexto se torna asfixiante y hostil, se inunda de personajes enfermizamente violentos, enfrenta a los protagonistas a su propia naturaleza y zarandea su condición de urbanitas alejándolos de la lógica de las cosas y situándolos en un callejón sin salida que podría ser el argumento de cualquier pesadilla.
En Funny Games (1998), Michael Haneke da un paso más en lo que a la representación de la violencia se refiere. El director austriaco sitúa a los miembros de una acomodada familia como víctimas dentro de su propio hogar, quedando secuestrados en ella y brutalmente agredidos por una pareja de psicópatas
cuya única intención es no dejarles respirar y hacerlos sufrir a través de la humillación constante, el miedo, la provocación y la violencia más vacía de sentido. La película bebe del espíritu de La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971), que ya utilizó la invasión del espacio propio y la práctica de la violencia injustificada para generar incertidumbre en el espectador e inocular la semilla del miedo por lo conocido, que puede llegar a ser más agresivo, pueril e inexplicable que lo lejano o desconocido.
Se tambalea así la sensación de seguridad de las sociedades de finales del siglo XX, que ven como el enemigo puede estar cerca de casa y ser aún más peligroso que cualquier otra amenaza de origen desconocido. En todos estos casos, lo que nos queda es una sensación de incomodidad, miedo y asfixia vital al ser partícipes de la degeneración moral de unos personajes y argumentos que, a su fachada insultante y ofensiva, adosan un ingrediente morboso y fotogénico que convierten estos títulos en inolvidables, en referentes de un tipo de cine que no entiende de las buenas maneras y que no duda a la hora de proponerle al espectador que se mire al espejo y se enfrente a sus propios fantasmas.
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1. El fotógrafo del pánico Michael Powell 1960
PEDRO FELIPE (Santa Cruz de Tenerife, 1976) Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla.
Trabajó como realizador en el Departamento de Autopromoción de Televisión Canaria y como realizador y editor freelance para varias productoras. En la actualidad es realizador en la productora Calimadigital (www.calimadigital.com). Como redactor, ha colaborado en las revistas de tendencias AM y VIA.
2. Perros de paja Sam Peckinpah 1971 3. Deliverance John Boorman 1972
4. Funny games Michael Haneke 1998
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Amor, Arte y Sociedad Alejandra García López
Todo ocurrió en un cruce de caminos, bajo el sol de mediodía. El destino trágico del héroe se cumplió en una encrucijada polvorienta, cuando su espíritu se encontraba dominado por el irritante juego de los elementos, calor y sequedad. Esa es nuestra herencia, la necesidad. Pero ese camino, de una sola vía, llega a su fin y retornamos a un lugar donde la cultura de lo imposible ya no es posible. Iniciamos, por ello, una investigación sobre el por-venir, sobre lo no escrito y sobre lo posible, con la cita de un pensador revalorizado dentro de una actualidad sedienta de esperanza. Nuestro tiempo está condenado, una vez más, por imperativo existencial, a la lucha contra la maldición impuesta por el destino. Hoy, más que nunca, doblegarse no es posible. El cinismo y el conformismo postmoderno, es un lujo que ya no podemos permitirnos sin correr el riego de sucumbir a una indolente autodestrucción. ¿Somos incapaces de pensar por encima de la lógica de la dominación? Todo parece, o al menos parecía, indicar que sí, que era una posición inamovible. Pero esta trayectoria unidimensional tendrá que ser superada si queremos encontrar una alternativa al devenir de una sociedad enquistada en el intercambio compulsivo de mercancías, una obsesión que ha atrofiado nuestra capacidad de reflexión y crítica. Es preciso, por tanto, avivar la inteligencia y sensibilidad de los hombres para que pueda cuajar una decisión libre y comprometida con el desarrollo sostenible de la sociedad. La atrofia es tal que hemos interiorizado los mecanismos de dominación; una represión abierta y explícita no es necesaria para que nos comportemos
EL CAPITALISMO SE ESTÁ MURIENDO SOLO, SÍ, PERO NO ACABA DE MORIR. NO PODEMOS DESESPERAR SINO VISLUMBRAR CON CLARIDAD NUESTRAS POSIBILIDADES PARA QUE LO NUEVO SE ORIENTE HACIA LA CONSTRUCCIÓN DEL BIEN COMÚN.
Corresponde, pues, a nuestra creatividad reinventar el mundo, de tal modo que despleguemos una alternativa proyectada sobre otros ejes cardinales. Podríamos, nada nos lo impide, concebir el arte y el amor como potencias transformadoras del espíritu y extraer todos sus componentes despreciados en la praxis social dominante. En una dinámica nueva el arte, lo ajeno a la razón instrumental, podría catalizar la apertura hacía una vivencia más sólida del gran anhelo, común a toda nuestra especie, de la única experiencia que puede mitigar nuestra conciencia de ser mortal y reconciliarnos con la existencia: el amor. ¿Qué pasaría si alimentamos nuestra inteligencia con un poco más de amor? Amor en su sentido más profundo y complejo, ese que persigue lo bello y lo bueno en palabras de Platón, pero también ese que transforma y nos hace más capaces para enfrentarnos al mundo -más empáticos, más libres y más felices- porque construye un punto de vista común sobre la realidad a partir de la diferencia, como expone Badiou en su Elogio del amor. Ese amor nos permite superar la visión “única” y ampliarla mediante la alianza emocional con el otro, desde la que sería posible “construir una experiencia colectiva del mundo”. En nuestra cultura el desarrollo desorbitado de la razón y la represión de lo femenino -otro componente oculto en el discurso oficial, reducido a un planteamiento numérico que rechaza la cuestión de los valores- han provocado una desconexión con nuestra esencia sensible, condenándonos a vivir desfiguraciones en un mundo de sombras que se comercializan. Existe un exceso de cultura y facilidad de creación, pero este entramado artístico, lejos de calar en nosotros, siembra una semilla que no termina de germinar. Lo mismo ocurre con el amor, del que estamos acostumbrados a ver múltiples desfiguraciones, producto de un amor idiotizado, que el sistema vende como saludable y la sociedad acepta. Pero entendidos desde una perspectiva ajena a los esquemas establecidos, el arte y el amor se convierten en elementos activos para
“LA FILOSOFÍA DE LOS GOBIERNOS ES UNA FILOSOFÍA DE LA NECESIDAD: TODO ES NECESARIO, TODO ES OBLIGATORIO Y LOS SUEÑOS DE LOS HOMBRES SON IMPOSIBLES”, A. Badiou.
conforme a lo que el sistema requiere para su reproducción. La publicidad invade cada rincón de lo cotidiano y estimula nuestro apetito insaciable de consumo con falsas necesidades, cuya satisfacción no sólo no nos proporciona felicidad, sino que además este mecanismo garantiza la perpetuación de la dominación. Aparentemente, la razón, en tanto que razón instrumental, se encuentra hiperdesarrollada en “nuestro beneficio”. Entonces, ¿qué es lo que falla?, ¿por qué vemos crisis en lugar de cambio? Guy Debord nos despertaba del sueño complaciente de la sociedad del bienestar: “La sociedad está cada vez más enferma pero también se hace cada vez más fuerte, ha convertido el mundo en el entorno y decorado de su enfermedad”. El mundo está enfermo y nosotros perpetuamos esta enfermedad en la medida en que creemos en ella como un momento de la verdad. Creer que el mundo es así porque no puede ser de otra forma, es perpetuar su enfermedad. En consecuencia, en cuanto a seres humanos con capacidad de amar y crear, estamos en peligro de extinción. Esta crisis abarca todos los planos de la realidad humana: guerra, hambre, esclavitud, explotación, alienación… El cambio, por tanto, será global, o no será, porque mientras viva una persona bajo esta condición, que desprecia la dignidad humana más elemental, el resto no podrá ser feliz ni mucho menos libre. Esta tarea individual y colectiva nos pertenece si queremos ser dueños de nuestro porvenir. El capitalismo se está muriendo solo, sí, pero no acaba de morir. No podemos desesperar sino vislumbrar con claridad nuestras posibilidades para que, una vez aniquilado lo viejo, lo nuevo se oriente hacia la construcción del bien común. Es una oportunidad.
Ilustración/Charlie de Navarro
ALEJANDRA GARCÍA LÓPEZ
Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad San Pablo Ceu. Está terminando la diplomatura de guión en la ECAM. Comparte sus intereses sobre mitología, nuevas filosofías críticas y arte -dentro de un movimiento social que pugna el cambioen su experimento-blog: desdelasentraniasdelvolcan.blogspot.com
luchar contra la cosificación del individuo y pueden proponernos conexiones nuevas a través de las cuales experimentar formas de conciencia con las que construir una relación alternativa con el mundo. Hoy el grueso del arte y del amor está embrutecido y su potencial revolucionario ha sido reducido al mínimo exponente. Sólo recuperando esa capacidad puede contribuir a la superación de las nociones que de ellos mismos tenemos, y sus conexiones, y que hemos adquirido en este sistema que nos constriñe. El artista es para el arte igual que el amante para el amor, creador. El creador es capaz de ver con claridad una realidad que pasa desapercibida a los ojos del resto y liberarlos del peso de la necesidad. En ese sentido, arte y amor pueden romper con lo impuesto porque hablan en un lenguaje misterioso y salvaje que pone freno al aplastante dominio del mundo-mercado. Amar para transformar y transformar para amar es un par que se retroalimenta y en cuyo centro se encuentra el arte. Pero si el par amor-arte puede emerger como elemento revolucionario, ¿por qué no ejerce tal poder en la sociedad? Algo no encaja, tanto en el mundo -y sus relaciones de poder y debilidad-, como en el arte -y su función liberadora que conecta con el espíritu y se eleva sobre lo consciente-. Tal vez la concepción errónea y superficial del amor, del arte, de la felicidad y de todas las cosas, su esencia y sus conexiones, es la que nos condena a ser menos conscientes de sus posibilidades, que son nuestras, y por ello más susceptibles de ser dominados. Contrariamente a lo que pensamos, en un mundo ilustrado, coherente, racional y -hay que decirlo- realista, el amor y el arte se harían cargo de su función social y alumbrarían el camino de una sociedad construida por seres capaces de amar, de crear, de desarrollar su potencial, de autogobernarse y de alcanzar la soñada Arcadia, tierra prometida jamás labrada. Todo ocurrirá en un cruce de caminos, bajo el sol de mediodía. El destino trágico del héroe se tornará afortunado, cuando su espíritu se encuentre liberado por el amor y el arte, convirtiéndole en creador de su porvenir.
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La disciplina artística (contenedor y contenido), se mueve entre los lodos de la producción y el consumo, con proyectos de arquitectura estrella y supermontajes expositivos que supuestamente nos avalan para alcanzar el lecho amable de la calidad.
La superprimavera del Guggenheim Ágata Gómez
Durante mucho tiempo se habló de la peregrinación de la “sociedad de masas” hacia los centros comerciales como nuevos centros de ocio ligados al consumo. Después se instauró la fiebre de las exposiciones universales, las cuales mostraban al resto del mundo la supuesta “identidad” que cualquier ciudad que se precie debe tener (al menos de cara a ocupar un lugar en las guías de turismo). Y todo esto sazonado por la ingente cantidad de ferias, muestras y congresos a lo largo del año. Actualmente parece que la tendencia es consumir arte. En el artículo de El País digital de este septiembre pasado, “El fin de la cultura de los objetos”, se reflexiona sobre la perseverancia humana en los modos de vida ligados a la posesión de objetos (en teoría definitorios de lo que somos como individuos de la Sobremodernidad definida por M. Augé). A pesar de vivir ya en un mundo cuasivirtual donde prevalece la prestación de servicios a través de internet en detrimento de la venta de bienes, mantenemos las nostalgias acumulativas sucumbiendo al “bien como tesoro”. (W. Benjamin). Quizás porque, como apuntaba Baudrillard, esta dinámica de vida ligada al consumo tiene un significado colectivo que transforma los objetos en signos. La posesión de piezas de arte o en su caso, el disfrute de toda la infraestructura ligada a ese mundo, no es más que la manera de afianzar un pretendido estatus, una forma de apuntalar la identidad del individuo. Todo esto, se tradujo en su momento en la casi obligatoriedad de promover obras arquitectónicas más o menos espectaculares, que a modo de zanahoria, (en algunos casos no tan sana como la verdura), tenían que atraer, fuera como fuera, el mayor número de visitantes (por no decir turistas). Museos, auditorios, pabellones expositivos o edificios para la transacción cultural en general, se utilizaron como piezas clave en el camino hacia el desarrollo urbanístico de nuestras ciudades, que en muchas ocasiones, se quedó en una simple “Urbanalización” (F. Muñoz).
Los retorcidos paramentos del edificio casi pierden su nombre en un continente que no pasa desapercibido. Haciendo gala de su labor embajadora, el museo de volumen confuso e impactante, te sacude con sus perspectivas imposibles. En su interior las salas se organizan de forma centrípeta, con referencia a un distribuidor situado más o menos en el centro. Los recorridos nos parecen elásticos y continuos, amorfos e incisivos; espontáneos. Tanto que algunas veces consiguen distraerte del contenido, produciendo interferencias visuales en nuestro camino. Con la certidumbre de la profusa asistencia a estos edificios “culturales”, casi obsesiva en la estación veraniega, nos dejamos llevar con cierta avidez contagiosa. Y un poco escépticos por la riada mediática que envuelve la obra de Hockney (Yorkshire, 1937), pero quizás hipnotizados por su papel como embajador y “cabeza de góndola” de la temporada, decidimos sumergirnos en el espectáculo prometido. No en vano esta muestra -a modo de cebose titulaba Hockney: a bigger size (aunque traducido como “una amplia mirada”), por lo que nos preparamos para caer en las redes de la abundancia y del “big size”. La dosis de “espectacularización” se avalaba desde el principio. El edificio de Gehry mantiene la tensión latente en todos nuestros sentidos, de la misma manera que nos cautivan las piezas de las muestras monográficas que cobija. Sea con las imponentes e interactivas piezas de Serra de La materia del tiempo (permanente en el museo), o con The arrival of Spring in Woldgate, una superprimavera desmenuzada en 32 partes unidas que componen un óleo gigantesco (365.8 x 975 cm.), se produce ese efecto al que ya estamos acostumbrados y que, en gran medida, todos anhelamos cuando visitamos cualquier espacio expositivo.
Además, la forma en que Hockney ha utilizado la tecnología desde sus inicios, nos revela nuevos puntos de relación con el edificio. Actualmente se sirve del iPad o iPhone como herramientas de apoyo y transición, creando imágenes como apuntes de inmediatez y recordatorio de sensaciones. Pero al mismo tiempo, quedamos embelesados frente a sus nuevas videocreaciones, formadas por imágenes de movimiento lento, sosegado e hiperrealista que constituyen la pieza artística en si misma. Filmaciones con varias cámaras a la vez, captando una naturaleza en segmentos que rememoran sus collages fotográficos de los setenta. El autor muestra lo que ve de forma honesta, sin añadidos ni postproducciones. En el Guggenheim, la definición de los espacios demandó una tecnología potente y un software especializado. Un volumen que necesitó infinitas secciones para una correcta y precisa ejecución. Un gran “montaje escénico” que, en algunos puntos, se evidencia aún más cuando se asoma la subestructura que mantiene las escamas de la envolvente de titanio. Pareciera que su arquitectura reverbera los orígenes escenográficos de la obra de Hockney en una función a la que la mayoría estamos dispuestos a asistir.
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CONTINENTE Y CONTENIDO
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ÁGATA GÓMEZ
Titulada en arquitectura y urbanismo por la ETSA–LPGC (2002). Cofundadora del estudio de arquitectura y urbanismo MIRA (2005). Máster de Arte, Territorio y Paisaje por la ULL (2011). Redactora de contenidos en publicaciones relacionadas.
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Auditorio LA HISTORIA DE UN PRÍNCIPE EGOÍSTA
EL ÉXITO DEL ESPECTÁCULO RESIDE EN EL PODER DE LA HISTORIA Y EN LA FASCINACIÓN DE SU PUESTA EN ESCENA
¿Qué es la belleza? ¿Dónde reside? ¿Por qué tiene tanto poder? ¿Cuál es su vínculo con el amor? A veces las historias para niños, los cuentos, resuelven dudas existenciales. Ahí radica el éxito de una de las más cautivadoras historias contadas por Walt Disney: La Bella y la Bestia. Un relato eterno porque aborda un tema universal: el amor. Y lo muestra con todo su poder, convirtiendo en bello lo que otros -a simple vista- consideran detestable. Esta es la magia de La Bella y la Bestia y el influjo de su mensaje: la belleza está en el interior.
La fuerza de una buena historia y los mejores profesionales para contarla. Esta combinación de factores convierte al musical La Bella y la Bestia en una cita ineludible en estas Navidades en Tenerife. Y no sólo por lo que narran, “la historia más romántica jamás contada”, sino también por cómo y quiénes lo cuentan. Esta cinta de animación de Walt Disney se convirtió en una gran producción musical de Broadway y, tras el éxito logrado, por primera vez llega a España gracias a la productora Stage Entertainment, responsable de trasladar a nuestro país otro gran musical: El Rey León.
La magia de La Bella y la Bestia se podrá disfrutar en el Auditorio de Tenerife, del 28 de diciembre de 2012 al 6 de enero de 2013. El musical, que comenzó en septiembre en Valladolid, recorrerá en total 17 ciudades españolas. Los decorados, el vestuario y personajes de cuento hechos realidad, prometen sumergir al espectador en el ineludible romanticismo de este relato que atrapa desde el comienzo. El reparto lo encabezan jóvenes y experimentados valores del panorama artístico nacional: Ignasi Vidal, como Bestia, y Talía del Val, como Bella. El argumento está basado en la primera película de Disney, ganadora de un Globo de Oro por Mejor Película Comedia-Musical, éxito sólo conseguido por El Rey León. La Bella y la Bestia cuenta con la música de Alan Menken, ganador de dos Oscar a la mejor canción, y letra del legendario Tim Rice, quien definió el musical como “un espectáculo maravilloso, tradicional y a la vez contemporáneo”.
SE TRATA DE LA PRIMERA CINTA DE DISNEY GANADORA DE UN GLOBO DE ORO COMO MEJOR PELÍCULA COMEDIAMUSICAL
La Bella y la Bestia cuenta el acontecer de un príncipe egoísta y mal educado. Una noche de invierno, llamó a la puerta de su castillo una anciana mendiga que le ofreció una rosa a cambio de hospedaje. El príncipe, asqueado por la apariencia de la mujer, le negó cobijo a pesar del frío. De pronto, la anciana se transformó en una hermosa hechicera que convirtió al príncipe en una horrible bestia y a todos sus sirvientes en objetos encantados, dejando al príncipe una rosa mágica y un espejo como única ventana al mundo. La mujer le dijo a la Bestia que el hechizo sólo se rompería si él aprendía a amar y lograba ganarse el amor de una mujer antes que el último pétalo de la rosa cayera. Si esto no se cumplía, quedaría convertido en Bestia para siempre. Los años pasaron y la Bestia perdió todas las esperanzas de deshacer el hechizo, ¿quién podría amar a alguien como él con esa horrible apariencia? Maurice, un inventor que vive en el pueblo vecino, se pierde en el bosque y encuentra el castillo. La Bestia le convierte en prisionero hasta que su hija Bella, una hermosa y soñadora joven, le encuentra y decide cambiarse por él. Julia Gómez Cora, directora general de Stage Entertainment, resume esta gran apuesta: “La Bella y La Bestia es la producción que ha marcado mi carrera al haber sido la primera que produje en mi vida. No es este el único motivo por el cual siento un especial apego por esta mágica producción: su universal mensaje y la historia de amor que contiene, enmarcada en la producción más impresionante que te puedas imaginar, no sólo cautiva a millones de personas cada día sino que me sigue cautivando a mí y a todos los que trabajamos en Stage. Me hace muchísima ilusión poder llevar esta producción de gira y que el público descubra también su magia”. DE PELÍCULA A MUSICAL Para la factoría Walt Disney, la película La Bella y la Bestia ofrecía todos los ingredientes necesarios para convertirse en una gran producción musical de Broadway; sin embargo, uno de los principales obstáculos a los que tuvo que hacer frente fue convertir una película en musical. Escena por escena, perfilaron la forma en que los 85 minutos de la cinta podían ser adaptados a un espectáculo de dos horas y media de Broadway. Entonces fue el momento de agregar algo de magia. El productor asociado incorporó al equipo a profesionales que habían creado las ilusiones ópticas de magos de primera categoría como David Copperfield y Doug Henning. Armados con los bocetos de vestuario de la diseñadora, dos prototipos de ilusiones ópticas y un guión gráfico con cerca de 140 ilustraciones, el equipo convenció a Walt Disney Studios para seguir adelante con el proyecto. El siguiente paso fue contar con los miembros originales del equipo de La Bella y la Bestia: la guionista Linda Woolverton y el compositor Alan Menken, así como el letrista Tim Rice, que trabajó con Menken en Aladdin y quien escribió las letras de espectáculos de Broadway como Jesucristo Superstar, Evita y Chess. “La primera vez que oí del proyecto, pensé que era imposible, porque la película era demasiado buena”, admite Rice. “Pero cuando vi lo que tenían en mente, me di cuenta de que podía ser un espectáculo de Broadway maravilloso, tradicional y a la vez contemporáneo”. El objetivo no era simplemente adaptar sino reinventar la película animada para Broadway. “Caminábamos sobre una delgada línea”, explica Menken. “Queríamos que fuera algo familiar y a la vez completamente nuevo. Y teníamos que lograr que se aportara algo dramáticamente en su adaptación al escenario”. “Ver a los actores en directo intensifica el drama. Puedo verlo todas las noches”, asegura el director de escena Jim Harker. “Y aún sigue impresionándome -añade- cuando los objetos se transforman, lo que es normal porque están conectados a personas reales”. Esa es la magia del teatro.
La Bella y la Bestia, el romanticismo hecho musical La producción de esta historia de amor, basada en la película de Walt Disney, se representa en el Auditorio de Tenerife del 28 de diciembre al 6 de enero
ACTORES Y CANTANTES
El elenco de actores y cantantes de La Bella y la Bestia lo encabezan un grupo de jóvenes artistas: Ignasi Vidal (Bestia) Talía del Val (Bella) Dani Diges (Gastón) Raúl Peña (Lefou) Enrique del Portal (Maurice) Diego Rodríguez (Lumiere) Mercé Martínez (Señora Potts) Frank Capdet (Din Don) Eva Diago (Ropero) Marta Capel (Babette)
HORARIO DE FUNCIONES Y ENTRADAS - Viernes 28/12 21:00 - Sábado 29/12 17:30 - Sábado 29/12 21:30 - Domingo 30/12 16:00 - Domingo 30/12 20:00 - Miércoles 2/1 17:30 - Miércoles 2/1 21:30 - Jueves 3/1 17:30 - Jueves 3/1 21:30 - Viernes 4/1 17:30 - Viernes 4/1 21:30 - Domingo 6/1 16:00
Precio: 39, 51 y 56 €
Las entradas se encuentran a la venta a través de los canales habituales: telefónicamente, en el 902 317 327, y en las taquillas del Auditorio (de 10 a 15 horas, de lunes a viernes, y de 10 a 14 horas los sábados) y a través de internet en www.auditoriodetenerife.com. Además, pueden adquirirse localidades a través de www. ticketmaster.es, de www.entradas.com, en Carrefour y en las oficinas de Halcón Viajes.
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Alejandra Pizarnik Exilio Esta manía de saberme ángel, sin edad, sin muerte en qué vivirme, sin piedad por mi nombre ni por mis huesos que lloran vagando.
Kolman-Skop
¿Y quién no tiene un amor? ¿Y quién no goza entre amapolas? ¿Y quién no posee un fuego, una muerte, un miedo, algo horrible, aunque fuere con plumas, aunque fuere con sonrisas?
La poesía de Alejandra Pizarnik es un dardo de crudeza que atraviesa el corazón para llegar a lo más profundo de nuestra alma y hacernos estremecer. En sus versos derramados no caben las preguntas. El dolor de la vida mal vivida, la ansiedad de la muerte liberadora y la ausencia de la poeta que no es en sí misma, se manifiestan en su amplia obra. La vida de las personas está firmemente esculpida en la infancia, el dolor, la humillación y los problemas de comunicación; éstos perfilaron una personalidad que no pasaría desapercibida. Drogas, euforia, depresiones, emigración. La autopercepción de su cuerpo y la continua comparación con su hermana le complicaron, de manera obsesiva, la existencia. Su origen eslovaco y pertenecer a una familia judía, fueron razones que afectaron más, si cabe, su autodestructiva vida.
Siniestro delirio amar a una sombra. La sombra no muere. Y mi amor sólo abraza a lo que fluye como lava del infierno: una logia callada, fantasmas en dulce erección, sacerdotes de espuma, y sobre todo ángeles, ángeles bellos como cuchillos que se elevan en la noche y devastan la esperanza.
SE FUGA EL CUERPO, SE FUGA EL ALMA
Ese pobre instante adoptado por mi ternura Desnudo desnudo de sangre de alas Sin ojos para recordar angustias de antaño Sin labios para recoger el zumo de las violencias perdidas en el canto de los helados campanarios. Ampáralo niña ciega de alma Ponle tus cabellos escarchados por el fuego Abrázalo pequeña estatua de terror. Señálale el mundo convulsionado a tus pies A tus pies donde mueren las golondrinas Tiritantes de pavor frente al futuro Dile que los suspiros del mar Humedecen las únicas palabras Por las que vale vivir. Pero ese instante sudoroso de nada Acurrucado en la cueva del destino Sin manos para decir nunca Sin manos para regalar mariposas A los niños muertos
Salvación
un lugar no digo un espacio hablo de qué
Se fuga la isla Y la muchacha vuelve a escalar el viento y a descubrir la muerte del pájaro profeta Ahora es el fuego sometido Ahora es la carne la hoja la piedra perdidos en la fuente del tormento como el navegante en el horror de la civilización que purifica la caída de la noche Ahora la muchacha halla la máscara del infinito y rompe el muro de la poesía.
no el tiempo sólo todos los instantes no el amor no sí no un lugar de ausencia un hilo de miserable unión.
Más allá del olvido
Foto/Tarek Ode. Serie París, 2002
Ese instante que no se olvida Tan vacío devuelto por las sombras Tan vacío rechazado por los relojes
Fronteras inútiles
hablo de lo que no es hablo de lo que conozco
No terminó los estudios en filosofía y letras que había comenzado en la universidad de Buenos Aires, pero era una lectora compulsiva de grandes autores y durante su corta vida intentó ahondar en los temas del subconsciente, aprendiendo de lo que otros habían escrito. De esta manera, y desde muy pronto, se interesó por la literatura y por el inconsciente, centrando su interés en el psicoanálisis. Firmemente apolítica e influenciada en su lirismo por los simbolistas franceses, en especial por el espíritu romántico. Pizarnik escribió libros poéticos de una notoria sensibilidad e inquietud formal marcada por una insinuante imaginería. Sus temas giran en torno a la soledad, la infancia, el dolor y, sobre todo, la muerte. Tras una intensa vida de idas y venidas de Buenos Aires a París, se suicida a los 36 años. Hay un monumento que la recuerda y una obra imperecedera que nos hace estremecer al evocarla en cada verso.
Versos A La Espera De La Oscuridad
alguna vez de un costado de la luna verás caer los besos que brillan en mí las sombras sonreirán altivas luciendo el secreto que gime vagando vendrán las hojas impávidas que algún día fueron lo que mis ojos vendrán las mustias fragancias que innatas descendieron del alado son vendrán las rojas alegrías que burbujean intensas en el sol que redondea las armonías equidistantes en el humo danzante de la pipa de mi amor
Cenizas La noche se astilló de estrellas mirándome alucinada el aire arroja odio embellecido su rostro con música. Pronto nos iremos Arcano sueño antepasado de mi sonrisa el mundo está demacrado y hay candado pero no llaves y hay pavor pero no lágrimas. ¿Qué haré conmigo? Porque a Ti te debo lo que soy Pero no tengo mañana Porque a Ti te... La noche sufre.
La Jaula Afuera hay sol. No es más que un sol pero los hombres lo miran y después cantan. Yo no sé del sol. Yo sé la melodía del ángel y el sermón caliente del último viento. Sé gritar hasta el alba cuando la muerte se posa desnuda en mi sombra. Yo lloro debajo de mi nombre. Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad bailan conmigo. Yo oculto clavos para escarnecer a mis sueños enfermos. Afuera hay sol. Yo me visto de cenizas.
Cuarto Solo Si te atreves a sorprender la verdad de esta vieja pared; y sus fisuras, desgarraduras, formando rostros, esfinges, manos, clepsidras, seguramente vendrá una presencia para tu sed, probablemente partirá esta ausencia que te bebe Formas
no sé si pájaro o jaula mano asesina o joven muerta jadeando en la gran garganta oscura o silenciosa pero tal vez oral como una fuente tal vez juglar o princesa en la torre más alta. La Última Inocencia
Partir en cuerpo y alma partir. Partir deshacerse de las miradas piedras opresoras que duermen en la garganta. He de partir no más inercia bajo el sol no más sangre anonadada no más fila para morir. He de partir Pero arremete ¡viajera!
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PRESENTACIÓN DE LA EXPOSICIÓN Y LIBRO DE AUTOR 8 DE FEBRERO DE 2013
SALA DE EXPOSICIONES DE MUSEOS DE TENERIFE
EX-CONVENTO DE SANTO DOMINGO, LA LAGUNA
“ El legado fotográfico de una viajera francesa a principios del siglo XX ”