LAILA, DESPIERTA

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ALUMNOS 1ยบ BACHILLERATO A/B IES ALFONSO II

ยกLaila, despierta ! Dร A DEL LIBRO 2020


16:19 del lunes 13 de abril de 2020

00:11 Me han encerrado en la habitación azul. Lo sé porque les he oído cerrarla con llave, y porque he intentado abrir la puerta varias veces. Creo que nadie va a venir a por mí esta noche.

01:37 No puedo dormir. La cama es vieja y chirría. He intentado buscar algo con lo que entretenerme, pero no veo nada y no consigo encontrar el interruptor de la luz. He abierto las cortinas y me he sentado junto a la ventana. Por lo menos la luz del exterior me permite ver lo que escribo. Hace mucho frío.

01:55 He encontrado el interruptor. Estaba al lado de la puerta, pero tenía un mueble delante. La luz que ilumina la estancia es débil y parpadea de vez en cuando, pero es suficiente. Todos los muebles están cubiertos por sábanas blancas. La pared, de un color azul desgastado, está bastante deteriorada, lo que le da un aspecto aún más lúgubre a la habitación. El suelo está lleno de polvo. Tengo los pies sucios. He destapado el mueble más grande de la habitación. Es una estantería.

02:20 He intentado leer un libro de la estantería. Se llama Enciclopedia de Aves de Europa. El texto es muy aburrido, pero hay dibujos de pájaros muy bonitos. He copiado uno en un papel.

02:40 He destapado el resto de muebles. Es una habitación muy rara y vieja. He encontrado en el cajón de un tocador unas cartas, pero no me apetece leer


más. Además, no sé cuánto tiempo voy a estar aquí, ni si voy a encontrar más objetos de interés, así que creo que será mejor racionar el entretenimiento. voy a intentar dormir otra vez.

04:26 Me han despertado unos golpecitos en la ventana. No he podido averiguar de dónde procedían. He ido al baño. Hace más frío que en la habitación. También es azul y viejo. Hay un espejo muy grande. Tengo una cara espantosa.

05:12 Vuelvo a no poder dormir. Voy a escribir lo sucedido entre ayer y hoy.

Me desperté antes que mi hermana, pero me hice la dormida hasta que se levantó para ir a desayunar. Eso pasó exactamente a las 10:24. Entonces guardé todos mis objetos de valor en una mochila, que escondí debajo de mi cama. Bajé al comedor a desayunar hacia las 11:05 para no levantar sospechas. Mis padres se habían encerrado en sus respectivos despachos aun tratándose de una mañana de domingo. Dicen que tienen mucho trabajo, aunque llevan tres semanas sin salir a trabajar. Mis hermanos habían vuelto del internado hacía un mes. No me quedó muy clara la causa, porque nadie me explica nada, pero mi institutriz también ha dejado de venir a casa. Tampoco me dejan salir más allá del jardín.

Tras el desayuno, regresé a mi habitación para terminar el libro que estaba leyendo, con la esperanza de terminarlo. Desgraciadamente, me llamaron para comer cuando todavía me quedaban unas veinte páginas. Después de la comida, anuncié que me retiraba a dar un paseo por el jardín.

Cogí mi mochila y caminé hasta el banco de la parada del autobús. No había nadie en la calle. Eric llegó tres minutos tarde de lo acordado. Me dijo que se habían llevado a su padre y que querían llevárselo a él también, 1


pero se escapó. Decidimos ir al bosque para que no pudieran encontrarle. A las 19:24 empezó a llover. Nos refugiamos en una cueva. Eric trajo galletas, así que nos las comimos. Luego me dormí. A las 23:48 me despertaron unos señores vestidos de blanco con la cara cubierta. Eric no estaba. Los señores me llevaron a la habitación azul. Dijeron que estaba infectada. Me han quitado la mochila, aunque creo que nadie ha visto mi reloj.

Eso es todo lo que pasó hasta que empecé el diario.

09:53 A las 09:30, los señores de blanco han entrado en la habitación. Me han traído comida y ropa. Les he preguntado si podía salir. Me han dicho que no. También me han dado una bebida rara.

20:24 Creo que me he dormido, porque no recuerdo nada desde la entrada anterior del diario hasta hace dos minutos que me he despertado. Me encuentro mal. Mi familia no ha venido a verme todavía, y estamos en la misma casa. Creo que se han enfadado conmigo.

20:54 He comido lo que los señores de blanco habían dejado en mi habitación, pero lo acabo de vomitar. Además, aunque haya dormido casi todo el día, vuelvo a tener sueño. Supongo que será por haber pasado la noche en vela.

21:05 En la bandeja de la comida había una carta de mamá. Decía así:

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Querida Laila, Ya tienes catorce años. Suficientes para madurar un poco. Si te decimos que te quedes en casa, pues te quedas en casa. Por culpa de tu aventura, nos has puesto a todos en peligro. Te encerramos por tu bien y por el del resto hasta que se pueda comprobar que no estás enferma. Te quiere, Mamá

He llorado un poco. Ahora me voy a ir a dormir.

SUSANA VALVIDARES B1B

23:30, 13 de abril Nada más despertarme, lo primero que hago es ir al baño. Cuando me miro en el espejo, veo que tengo los ojos rojos e hinchados, entonces recuerdo todo lo que ha pasado y no puedo evitar que se me escape una lágrima. Me lavo la cara y empiezo a buscar algo, algo que me ayude a entender lo que pasa, que me de una respuesta... Pasé al menos media hora buscando y no encontré nada, absolutamente nada. Cansada, cogí el diario y me senté en la ventana, iluminada tan solo por la luz de la luna llena. Ahora mismo solo siento miedo, tristeza, rabia y lo peor de todo, sola. Soledad, en mi opinión el peor sentimiento del mundo y que no creía que iba a sentir con tan solo 14 años. Mi madre siempre me decía que la soledad no era tan mala, simplemente dependía de con qué ojos la miraras. Me decía que era un momento en el que aprendes a estar con uno mismo, a aceptarte, a pensar... Pero ahora mismo solo veo la soledad con dolor, me duele el hecho de que mi propia familia me haya encerrado sin nadie y con tan solo un diario en el cual, me encuentro escribiendo mis pensamientos...

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Me desvelo a media noche por el frio que hace en la habitación y me doy cuenta de que me he quedado dormida apoyada en la ventana. Me levanto, me acuesto en la cama y con mi cabeza dando vueltas pensando en lo sucedido me vuelvo a quedar dormida. A la mañana siguiente, me despierto por el sonido de unos pasos acercándose a la habitación... Carolina Solís B1A

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09:04 14 de abril Corro hacia a la puerta con el único anhelo de escapar de esta cárcel azul. No aguanto más aquí encerrada. Pero, en el intento de llegar a la puerta, un ataque de tos me invade y me dejo caer al suelo. Mientras tanto, en el exterior los pasos se dejan de escuchar. Yo intentaba gritar para que entraran, pero mi voz no llegaba a salir de mi cuerpo. Notaba cómo la tensión me iba bajando cada vez más, y al poco tiempo, me desmayé. Cuando me despierto, aquellos señores de blanco que me habían llevado a la habitación estaban de nuevo conmigo, pero esta vez acompañados de una serie de aparatos que no había visto nunca. Al otro lado de la habitación, se escuchaban las voces de mis padres hablando con otra persona cuya voz no me resultaba familiar. Apenas oía lo que decían, pues hablaban muy bajo, y yo no tenía fuerzas suficientes para forzar mi oído. Me dolía todo, lo único que quería era dormir. No sé qué me dieron en ese momento, pero mi deseo se hizo realidad. Son las 02:15 y me despierto desvelada. Soy incapaz de seguir durmiendo. Empiezo a pensar sobre qué me habrán hecho y los peores pensamientos se apoderan de mí. ¿Y si nunca más volveré a salir de aquí? La angustia se apodera de mí y al igual que la noche anterior, vuelvo a llorar. Solo llevo aquí dos días metida y ya me parece una eternidad. Llorar ha hecho que me relaje, y un dulce sueño se comienza a apoderar de mi. Intento dormir, pero sin demasiada suerte. Las lágrimas nuevamente comienzan a deslizarse por mi cara, cuando recuerdo la frase que me había dicho mi abuelo antes de morirse: “Por muy difícil que sea todo, siempre hay una solución, lo único importante es tener paciencia”. Pensar en él me reconforta y no me derrumbo. Ya han pasado tres horas desde la última vez que escribí. Estoy animada. Me preparo para ducharme y despejar la mente, pero cuando miro al espejo, un grito desgarrador sale de mi garganta y despierto a toda mi familia… SERGIO ESTEBAN B1A

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Tenía la cara arrugada, una joroba ladeada que no pasaba desapercibida, los ojos en blanco, con la mente ida. Me dí la vuelta y le vi, un señor mayor de unos 80 años, deshidratado y vencido por la edad, parecía desubicado, como si no supiese dónde estaba. Nerviosa con su presencia, me intenté comunicar con él, pero no soltaba palabra. Sin saber qué hacer, recogí todas mis cosas lentamente, lo último que quería era ponerle nervioso. Estiré mi mano temblorosa hasta el pomo de la puerta, girando lentamente la muñeca hacia la derecha, sin perder de vista aquel señor que no había visto en mi vida. Un tenue sonido me indicó que la puerta ya estaba abierta, me lo pensé dos veces y rápidamente en un solo movimiento la abrí y salí corriendo en dirección a mi habitación. Aquellos tres metros se convirtieron en una media maratón, pero por fin llegué a la meta. Cerré la puerta y la aseguré con una silla, tenía las pulsaciones a mil. Me senté junto a la ventana y me intenté tranquilizar. Pensando en lo que había pasado, "no tenía sentido, ¿quién era ese señor?""¿cómo había entrado sin hacer apenas ruido?".... PAULINA FUENTE B1A 6


Son las 12 de la mañana, me acaba de despertar mi madre. Me ha dicho que tenía una fiebre enorme y que había tenido un montón de pesadillas. Mi madre me ha dicho que estoy infectada con una enfermedad muy contagiosa, de hecho, en mi casa todos están infectados. Al parecer, el gobierno ha decretado un estado de alarma en el que todo el mundo tiene que estar en casa para que la población no se infecte. Me encuentro fatal, creo que me está subiendo otra vez la fiebre y me cuesta horrores respirar. Mis padres están muy preocupados y no dejan de preguntar a los médicos, pero los sanitarios están muy saturados con la cantidad de población infectada y sólo atienden a las urgencias. Es la hora de comer y no me entra bocado, estoy muy mal, pero lo peor de todo es esta sensación de ahogo. Tengo una fiebre elevadísima. Me da la sensación de que estoy viendo un anciano arrugado que me quiere hacer algo, pero no puede ser, seguro que estoy otra vez teniendo alucinaciones. Cada vez me cuesta más respirar, hemos insistido y al final han venido. Entran en mi habitación ataviados de batas, mascarillas, pantallas de protección..., parecen extraterrestres. Estoy muy asustada, cada vez respiro peor, ¡me ahogo!. Me obligan a bajar sola en el ascensor, esto parace una película de terror. En 7


la calle me está esperando la ambulancia, me meten dentro de ella y me ponen una mascarilla que me alivia un poco la presión que tenía en el pecho. JORGE LIZAMA B1B

Cuando salimos de esa ambulancia, estamos en otra zona de este lugar que dewsconozco; se parece al Hospital Central de Madrid, pero no sé muy bien dónde estoy. Me esperan unos individuos, yo supongo que serán médicos, con unos trajes azules ( algo cutres ), todos se ven algo alarmados, pocos segundos después empiezo a tener mucho sueño y me duermo. Al despertarme, me encuentro en una habitación bastante equipada, me encuentro algo mareada, como si me hubiesen drogado. Al poco tiempo, empiezo a no poder respirar de nuevo, unos pitidos empiezan a sonar cada vez más y más rápido. Entran en mi habitación y me dan algo que me calma bastante, pero yo sigo sin entender nada, sin embargo, estoy bastante tranquila, supongo que fue por lo que me dieron al entrar aquí. Cuando todo se tranquilizó, y los médicos estaban a punto de irse, cogí a uno por el brazo para poder preguntarle qué pasaba. Lo que no sabia era que al intentar agarrarle el brazo, le rompí ese traje de protección, por lo que se puso muy nervioso. Aun así le pregunté lo que pasaba, a lo que 8


él me respondió muy alterado y gritando " ¡¿Que ha pasado!?, que me acabas de matar chiquilla". No me salían otras palabras que pedirle perdón entre lagrimas, pero a pesar de todo seguía con una gran incertidumbre. El médico ( de unos 63 años ) salió de la habitación, yo seguía sin entender nada, y viendo su reacción, no sabría decir si ahora mismo me gustaría saberlo. Por la tarde viene una enfermera. Parece que viene dispuesta a decirme lo que está pasando. Una vez me lo explica todo, tardo unos minutos en asimilarlo. luego le pregunto por ese doctor, a lo que me respondió, "le han hecho las pruebas y ha dado positivo en el virus". Luego añadió en un tono más bajo "A eso se le suman los problemas con los pulmones y corazón que ya tenia antes". luego le pregunté por mi familia. Me dijo que no podrían venir a visitarme hasta que el gobierno lo permitiera. Pasan unas horas, yo pienso que son días. Llega un individuo, seguramente es un médico, aunque estoy confusa, no era el mismo que la última vez. Cuando entra en la habitación, lo primero que me dice, es que tiene dos malas noticias..... SERGIO TORRES B1B

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Nada más escuchar aquellas palabras que el médico decía, me empecé a poner nerviosa, temblaba, tan solo con imaginar lo que podría ser, lo que podría venirme encima. El médico comenzó a hablar, me dijo que aquella enfermedad que hoy en día ya estaba expandida por todo el mundo, se me quedaba bastante grande, mis defensas debido a mis problemas respiratorios eran bastantes bajas, por lo que tendría muy pocas posibilidades de superarla. A penas tenemos respiradores, camas vacías… replicaba el médico. Mientras escuchaba aquellas palabras tan duras, mi cabeza se preguntaba ¿me quiere dejar morir? ¿Tan mal está la sanidad en España hoy en día? ¿No es injusto tener que elegir entre los pacientes a quien salvar y a quien no? ¿Por qué yo no tengo derecho a intentar salir de esto? Si así es la primera noticia, no me quiero imaginar la segunda… Tras esto, el médico paró de hablar y me dijo que tan solo iba a ser decisión mía. De repente, entran dos enfermeras a la habitación y se llevan al médico, parecían bastantes preocupadas, por lo menos sus rostros lo transmitían. Me quedé bastante confusa, ¿salvo la vida a alguien o intento salvar la mía aunque haya pocas posibilidades?, eran preguntas que nunca me imaginaba que tendría que pensar y menos tan joven. Era ya media noche, siento que pican a la puerta, me levanto con dificultad y lentamente la abro. No había nadie tras ella, solo se escuchó una puerta al final de pasillo cerrarse rápidamente. Por casualidad, miro hacia abajo y veo que hay una nota… LEILA LEIGUARDA, B1A

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Me levanto y voy hacia la puerta. Me disponía a coger la nota, cuando de repente oí un grito el pasillo. Dejé la nota en la camilla, y salí a ver qué había ocurrido. Una vez en el pasillo, no se veía nada, todo era normal. Me llegué a replantear si aquel grito me lo había imaginado, de tanto estar allí. Pero justo cuando volvía a la habitación, para descubrir qué ponía aquella misteriosa nota que me había hecho levantarme y salir de aquella habitación, volví a oír otro grito. Sabía que no me lo había imaginado, así que me di media vuelta, y me puse a recorrer los pasillos, hasta que volví a oír el grito nuevamente, pero esta vez era una voz conocida, me giré y ... CLAUDIA A. CARRO, B1A

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Era una voz conocida, me giré y... nada, no veía a nadie conocido. Todo era fruto de mi imaginación. Con todos los test que he tenido que hacer, solo faltaba que me hicieran otro por tener síntomas de esquizofrenia. Supuse que al ser todo fruto de mi imaginación era consecuencia de que me estaba subiendo el pico de fiebre, y lo mejor que hice fue volver a mi camilla y tumbarme en la misma posición que cuando los médicos me dejaron allí. Cerré los ojos y volví abrirlos; poco a poco iba recordando todos mis momentos felices. Ya tenía los ojos entrecerrados y.... RODRIGO A. CARRO, B1B

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..y sentí que, de alguna forma, me avisaban. El peligro se acercaba lentamente, porque esos gritos se oían cada vez más fuerte. Agarré el papel con fuerza y noté cómo este se arrugaba. No era una buena idea quedarse, como tampoco parecía salir de allí. No sabía cuánto tiempo había pasado desde la última vez que había visto a algún médico o enfermero. Pero sentía que había sido hacía mucho tiempo. Así que con una valentía que no sentía mía, abrí la puerta, y con miedo de no encontrar el pasillo vacío, lo hice muy despacito. El pasillo tenía una atmósfera fría, oscura y solitaria, rota únicamente por la tenue luz de uno de los focos del techo y el sonido acompasado de un reloj que se veía al final de este. Los gritos han cesado. 21:00 Desde hace más de media hora he dado vueltas por el pasillo, no queriendo alejarme demasiado. He encontrado el mostrador de los enfermeros del piso, por alguna razón no hay nadie y todos los papeles están desperdigados tanto por la mesa como por el suelo... los gritos vuelven... voy a seguirlos... 21:25 Derecha, izquierda, izquierda, izquierda, de frente, derecha, escaleras, de frente, derecha, izquierda... El sonido me guía, a la vez que me rompe, ¿quién estará sufriendo tanto como para gritar de esa forma? Unos ruidos de pasos me devolvieron al pasillo en el que me encontraba ahora. Asustada, me escondí en la primera habitación que encontré, pero una sombra me advirtió de que cerrar la puerta sería un aviso de dónde me encontraba. A aquella sombra la siguieron dos más detrás. Desde donde se encontraban, puedo ver cómo discutían. Una cuarta sombra apareció por el otro lado tan rápido que si hubiera parpadeado la hubiera perdido. El problema fue que ya no conseguía parpadear porque aquella rápida sombra cayó al suelo; nada más el estruendo de un trueno sonó. No era un trueno. Era el sonido de un disparo. La primera sombra le había disparado mientras que las otras dos solo se habían callado. Marta López (1ºBB) 13


Después de aquellas palabras, entré en pánico porque unas voces me susurraban al oído. Pensaba que estaba loca pero era fruto de mi imaginación. De repente, me levanté asustada y corrí por los pasillos del hospital en busca de ayuda. Pero sin gritar, me acerqué a una de esas habitaciones extrañas, vi a mi amigo Jorge que estaba tocando el piano de en la habitación. ¿Se lo trajeron sus padres?. Empezamos a hablar, pero... ¿era una alucinación? DAVID SÁNCHEZ B1B Me despierto de repente, sintiendo que me falta la respiración. Toda la habitación está bañada por una luz anaranjada, que se refleja en las blancas paredes que ahora me parecen tan aterradoras. Tomo aire y me doy cuenta de lo que pasa: huelo a humo. El edificio está en llamas. Quien quiera que haya disparado antes no debe querer dejar rastro... Pero no sabía que yo estaba aquí. 14


Necesito salir fuera, y rápido. Empiezo a toser y me mareo, debilitada por la enfermedad y la falta de aire limpio. Me tambaleo por los pasillos, mirando hacia todos los lados, rogando encontrar la puerta de salida, unas escaleras, una ventana rota... Cualquier cosa que me permita salir de aquí. Por fin, veo mi objetivo al final del pasillo: una ventana entreabierta, lo justo para que pueda pasar yo. Lentamente, tosiendo y con ojos llorosos, avanzo hasta ella, me asomo, y miro abajo. El suelo está muy lejos. Estoy en una primera planta, y parece que la hierba, ahora ennegrecida, se aleja cada vez más y más. Empiezo a llorar, no solo por el humo si no por el miedo, pero sé que tengo que saltar... Así que me armo de valor, cierro los ojos y me precipito al vacío. Siento el impacto, y después, nada. Me incorporo de nuevo en una cama, gritando asustada. Respiro hondo al darme cuenta de que todo fue un sueño, estoy sana y salva, en mi cama.... No, no es mi cama. Miro hacia la pared, un papel azul desvaído llena mi mirada. - No, no puede ser.... - gimoteo asustada, sintiendo cómo mis ojos se llenan de lágrimas mientras miro a mi alrededor, viendo los muebles ocultos bajo sábanas y mi diario. Lo cojo casi con miedo, y al abrirlo, veo esta historia escrita... Justo antes del sueño, y el incendio. No sé si puedo cambiar algo de esta historia... Pero no voy a rendirme tan fácilmente... Tal y como llegué a esto, pienso salir de ello. ANDREA VIJANDE, B1A

FIN

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REFLEXIONES EN CUARENTENA (FRAGMENTOS) Me desperté confusa y mareada, y al ver el cuerpo inerte de mi amigo, me levanté del suelo y me acerqué lentamente a la ventana. Un ruido captó mi atención y, al darme la vuelta, le vi el rostro al agresor, que me agarró de la mano con ternura y los dos caímos por la ventana en una sensación de libertad y liberación, que pareció durar eternamente. RAÚL LUENGO, B1B

Cuando me desperté, el otro lado de la cama estaba vacío … REYES SÁNCHEZ, B1B

Me desperté ese día, con una sonrisa en la boca. Cuando vi ese desastre que había pasado el día anterior, me pregunté quién podría haber sido el culpable. Pero no pude solucionarlo yo solo. Entonces he decidido contratar a más personas para averiguar lo que ha ocurrido. Era todo un sueño y vi a la parca enfrente dándome la mano. JORGE GUTIÉRREZ, B1B “Pensamientos de cuarentena” Durante el autoaislamiento, pensé durante mucho tiempo por qué ocurrió un desastre en nuestro planeta. ¡Y me visitaron ciertos pensamientos, por ejemplo que Dios cerró la boca con la ayuda de máscaras, porque estaba cansado de nuestros abusos, mentiras, calumnias y condenas! ¡Le dio a la naturaleza la oportunidad de respirar sin nosotros! ¡Nos hizo lavarnos las manos y regalarnos pan a la boca con las manos limpias! ¡Detuvo las oraciones en los templos! Nos igualó a todos: ricos y pobres, director y trabajador; uno que conduce 17


un automóvil con alguien que camina. Ahora somos iguales y todos nos sentamos en casa. Él crió a esas personas que no reconocimos. ¿Cuál? -preguntas. Médicos, maestros, taxistas, ayudantes, etc. ¿Dónde están los atletas que obtuvieron millones? ¿Y dónde están los médicos que trabajaron por un centavo? Están en la cima, ¡en sus manos está nuestra vida! ¡Esto es lo que el Señor nos da! ¡Entender a quién y qué necesitas apreciar! Nos plantó a cada uno individualmente, nos quitó el trabajo y nos dio a todos tiempo para pensar. Reiniciar, en China, para el Año Nuevo, entre los cristianos, para la Pascua, entre los musulmanes, el Ramadán. Nos alejamos de la comunicación humana y nos atascamos en las redes sociales. Y después de la cuarentena, apreciaremos la comunicación en vivo, ¡buscaremos en las ventanas al menos una persona para hablar con él! ¡Matamos animales que tienen el mismo lugar para estar en esta tierra que nosotros! Ahora estamos cerrados, unidos, y los animales son libres, y nadie los tocará, ¡ahora ellos tienen libertad y nosotros estamos encerrados! ¡Inmediatamente se abandonan todas las guerras donde se matan personas y niños! ¡No hay una sola guerra en todo el mundo! ARTHEM MANSUROV, B1B

Ya ha pasado más de un mes desde que decretaran el estado de alarma y solo sé que cada día me cuesta más levantarme para desayunar y poder respirar, yo lo único que quiero es poder ver al menos por última vez a mi familia, no puedo seguir estando solo hasta mi último día. LEO ROCHA, B1B 18


Esos efectos tan devastadores del virus se manifestaban lentamente en aquel sensible cuerpo del paciente, que ha contraído el virus sin darse cuenta y, al no tener los cuidados necesarios, ahora le tocará que enfrentarse a este terrible “monstro” que quiere acabar con él, pero con ayuda de las entidades sanitarias lo destruirán y podrá salir adelante y su sensible cuerpo se recuperará para poder ver más días y vivir con su familia. HELEN ROSERO, B1A Ya llevo varios días de confinamiento, tantos que he perdido la cuenta. Echo de menos poder ver a mi familia o a mis amigos, algo que ha pasado de ser normal a convertirse en un privilegio. Esta situación es aburrida y preocupante, pero es la primera vez en muchos años que la gente se da cuenta de qué es lo que realmente importa en esta vida. MARCO ANDRÉS, B1B

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