Cultura o noviembre de 2015 digital

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Cultura O Revista cultural para la región del Oriente Antioqueño / No 22, noviembre de 2015

MEJOR MEDIO INFORMATIVO DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO SEGÚN LOS PREMIOS

SABUESO FINO COLOMBIANO EL PRIMER PERRO ORIUNDO DE COLOMBIA

LO MEJOR DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO


Editorial

LAS CUENTAS QUE NO CUADRAN

Por: Miguel Ángel Ríos, Director

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l 25 de octubre el circo ya estaba montado, la carpa estaba templada, los payasos estaban dispuestos, los magos ya habían preparado sus sombreros para sacar de allí lo que nadie se imaginaba; todo estaba listo: el día de elecciones que se vino con todo con todo su cargamento de basura regada por los muros de todos los municipios colombianos bajo la forma de volantes, afiches, pasacalles, vallas, tarjetas y todo lo que la moderna publicidad ofrece, con los rostros de tantos candidatos que hicieron lo posible para quedar en la foto con cara de nobles, de piadosos, de apóstoles; algunos aprovecharon su condición de deportistas para salir sobre su moto o con sus patines; otros posaron junto a su cacique político, abrazados y señalando un punto indefinido del horizonte, como visionando un futuro más promisorio; otros se colgaron al cuello el estetoscopio y muchísimos más fueron víctimas de la vanidad y del Photoshop, a tal punto que no quedaron ni parecidos en el afiche y, claro, en la calle nadie los saludaba ni los reconocía. Ya estuvo bueno de atormentar la

tranquilidad con megáfonos y equipos de sonido sobre cualquier vehículo que pueda cargar uno, sin importar si es una bicicleta, un caballo o un BMW empayasado vilmente para el propósito político; todo se vale, hasta las inhumanas vallas colagadas a las espaldas de personas que deben permanecer horas y horas paradas en un mismo lugar o deambulando por calles y veredas, llueva, truene o relampaguee (al menos les abono a ellos que son los primeros que le dan la espalda al candidato que apoyan, con honestidad). Ya nos ensuciaron los muros de las casa, sin pedir permiso, y nos atormentaron con los bullicios infernales de los lanzamientos y los cierres de campaña, ya fue suficiente de irrumpir en emisoras, canales de televisión y toda clase de periódicos y revistas. Ya muchos demostraron, sin vergüenza y a plena luz, que sí se pueden superar los topes económicos que la Comisión Nacional establece para cada tipo de campaña política; ya quedó la evidencia de que las cuentas no cuadran cuando uno, ciudadano de a pie, calcula que si, por ejemplo a un alcalde le pagan 6 millones mensuales por gobernar un municipio, y que si multiplicamos ese sueldo por los 48 meses que estará en el poder y le sumamos a esto las prestaciones, viáticos, gastos de representación y otras cosas de ley, nos daría que el alcalde del ejemplo

CONTENIDO Cátedra medioambiental El ciclo de los síndromes Con letra Clara Foto reportaje Desde la torre: El poeta Sabueso Fino Colombiano Premios LO MEJOR DEL ORIENTE La casa del arte Crónicas del nuevo mundo Cuando el guía no guía Cuento: El descubrimiento

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CULTURA O es una publicación sin ánimo de lucro que pretende exaltar la labor de personas y organizaciones que propenden por mejorar la calidad de vida de sus comunidades través de la cultura.

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recibiría unos 800 millones de pesos en cuatro años. Pero las cosas no cuadran cuando se hacen cálculos de lo que algunos invierten en campañas y esas cifras superan en muchos casos los 3 ó 4 mil millones de pesos... Esas son las cuentas que no dan, porque es cuando los magos esos mismos del circo- hacen el truco y camuflan el despilfarro, y ante los organismos del Estado reportan campañas dizque austeras, dizque humildes, dizque hechas con recursos propios... Y como un concejal, por cada sesión a la que asiste, recibe un día de salario del alcalde, entonces el puestesito también es tentador para cualquiera Estoy más que seguro, porque lo viví en carne propia (fui por varios años secretario general en un concejo municipal) que la historia sería otra si se le quitaran los honorarios a los concejales y su labor fuera, como hace un par de décadas, ad honorem, por puro amor al municipio, por pora vocación de ayuda, mejor dicho, gratis. La cosa cambiaría. Felicidades a los ganadores. Ah, y un favor que pido a todos, por los clavos de Cristo: contraten a los mismos que empapelaron y encochinaron las ciudades, para que las limpien!!!

Cultura Director: Miguel Ángel Ríos Diseño Gráfico: María Alejandra Ríos Colaboradores: Carlos Eduardo Vásquez

Luis Enrique Atehortúa Alonso Ríos Vanegas

E-mail: revistaculturao@gmail.com Teléfonos 5617191 - cel. 3128360990

Un producto de:


CÁTEDRA MEDIOAMBIENTAL

Más que una sobrecarga académica, es una necesidad de inmediata solución

Por: Humberto Urrea U.

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uando aún era niño, después de haber nacido en una colina enclavada en las montañas de la vereda Peñoles del municipio de San Rafael (Ant.), integrante de una familia de diez hijos, aprendí mucho de mi padre, quien a lo sumo habría asistido tres meses a una escuela rural con la profesora Lía y donde apenas sí aprendió a sumar y restar, pero que fue bastante para impulsar su memoria y sagacidad intelectual hasta cuando murió a los noventa y dos años de edad, después de haber nacido en 1917 en Guatapé (Ant.). Aprendí de este hombre sabio, sin haber sido ilustrado en Colegios y Universidades, algo que pareciera insignificante, pero que ahora recobra una trascendencia de tal magnitud que si se lo enseñamos a los niños y jóvenes de hoy, seguro que haríamos mucho bien al planeta, al medio ambiente: Solía mi padre, en las muchas faenas del campo, desmatonar los potreros apartando las malezas de los buenos pastos para el ganado, labor a la que le gustaba llevarnos a sus hijos pequeños para enseñarnos a trabajar y a tener responsabilidades; el recuerdo que se me viene ahora a la memoria es que cuando desmatonábamos nos prohibía cortar arbustos y ramas que estuvieran en las orillas de las quebradas o arroyos, prohibición que desde luego en ese entonces no comprendíamos, pero era evidente que lo que se proponía era preservar las fuentes de agua, a pesar de que abundaban en las montañas en aquel entonces. Como si fuese un nativo, creía aquél hombre ciegamente en la madre naturaleza. Cincuenta años después no he olvidado aquellas enseñanzas y el ejemplo de mi padre y cada vez que puedo y tengo la oportunidad, trato de hacer algo por el cuidado del medio ambiente y presto mucha atención a las fuentes de agua que nos brinda la naturaleza. Hace cinco décadas uno veía cómo el agua brotaba de la tierra, así de simple, en esas montañas; nacían los arroyos y las quebradas que irrigaban las tierras productivas como por obra de milagros, de la mano de Dios. Después de este precedente, quiero recalcarle a las actuales y futuras

generaciones el horror, la sequía, lo que estamos viendo, somos culpables, de modo que si profesores y catedráticos, mucho más ilustres que mi padre en lo referente a formación académica, con todo y la tecnología que nos brinda el mundo moderno, no hacemos nada para preservar el medio ambiente, tengan en cuenta que el apocalipsis ha llegado, no está tocando la puerta, sino que ya está entrando. Es ahora que la cátedra del medio ambiente en los Colegios es una

necesidad apremiante, no sea que las futuras generaciones, mueran de sed; es elemental enseñar a los niños y adolescentes todo lo que hay que hacer para evitar el acelerado calentamiento global. ¿Cómo es posible que en Marinilla, un municipio de clima frío, no soportemos su propia temperatura, en horas de sol? , y eso que aquí, aún con todo y el fenómeno climático, contamos con agua potable; cómo será en regiones como la Guajira donde el agua no se ve ni desde el cielo ni desde las calenturas de la tierra? Para el susto de los lectores, téngase en cuenta el siguiente pronóstico que nos permite a los mayores enseñar a nuestros niños por lo menos el desarrollo sostenible que habrán de asumir y que les permite satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras: “El cambio climático tendrá graves efectos, entre ellos aumento de las tormentas, las inundaciones y la erosión de los suelos, aceleración de la extinción de plantas y animales, desplazamiento de las zonas agrícolas y amenazas de la salud pública debidas al aumento del estrés hídrico y de las enfermedades tropicales.

Esas situaciones podrían conducir al aumento del número de refugiados del medio ambiente y de la migración internacional por razones económicas. Para equilibrar los beneficios y los costos del cambio climático, en provecho de todos, será necesario contar con liderazgo responsable y medidas concretas adoptadas por los países más ricos para poner coto a sus emisiones, además de financiación, transferencia de tecnología y fomento de la capacidad para que las regiones más pobres puedan responder a las amenazas de gran magnitud que se avecinan.En los últimos decenios, a medida que el crecimiento de la población ha ido llegando a magnitudes sin precedentes, las tasas de deforestación han alcanzado los mayores niveles registrados en la historia. ( todo por la construcción de casas, centros comerciales, carreteras entre otros). Cualquier cosa que realicemos hoy puede afectar a las personas que estén viviendo en un futuro, por ejemplo cuando nos bañamos el cuerpo y gastamos y gastamos agua nos olvidamos que en otros países ( en Colombia, en otros Departamentos), este recurso es muy escaso y este preciado líquido muy costoso, o hablando de futuro se nos olvida que así como vamos, las reservas de agua se están acabando, nada de raro tiene que en unos 20 o 30 años cada ocho o quince días te bañes y a diario tengas que usar “puro perfume francés” (fuente: El estado del medio ambiente –UdeA-) Sea entonces la oportunidad para que, ante el debacle por el cambio climático intempestivo e inesperado, producto de la indisciplina y el comportamiento desbordado, inexplicable, injusto, de nosotros los humanos, propongamos desde aquí, desde esta humilde columna, que se impulse con mayor énfasis la ya creada cátedra del medio ambiente en todas las escuelas y colegios, para que sean los niños los encargados de salvar el planeta, empezando por darle respiro a nuestro país, Colombia.

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EL CICLO DE LOS SÍNDROMES Segunda parte

Por: Carlos Eduardo Vásquez

El Síndrome del Marrano

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l "síndrome del marrano" es un mal extendido y tolerado por nuestra sociedad al cual no se le ha prestado suficiente atención. No entiendo todavía cómo es que la OMS, no ha tomado cartas en esta pandemia que se extiende de país en país bajo la indolencia general. Es claro que su causa no es virus mutante, como es el caso del AH1N1, pero hay que ver como se introduce subrepticiamente en nuestras familias, aulas de clase y sitios de trabajo generando un deterioro social progresivo. El "síndrome del marrano" se determina a través de la personificación de las características del cerdo por parte de un grupo social. En nuestro país, al igual que en otros países aledaños y no aledaños, es increíble como la vida de algunos parece reproducir, peligrosamente, la existencia cotidiana de este simpático y hasta apetitoso animalito. Veamos algunos aspectos puntuales de esta afección congénita: En primer lugar, el cerdo, por su estructura vertebral, es uno de los pocos animales que no puede enderezar la cabeza para ver hacia arriba o hacia adelante. Vive encorvado y no conoce más que lo que tiene frente a sus ojos. ¿Cuántas personas no ven más allá de sus narices? Son incapaces de prever las consecuencias de sus actos y no se les ocurre mirar hacia el futuro en previsión. Un ejemplo es el muchacho que piensa que "vida no hay sino una" y que vino a este mundo a gozar y no a hacer de sí mismo algo útil o la mujer que permite que su pareja la anule laboral, social y académicamente y que termina abandonada, llena de hijos y sin una profesión o un trabajo estable que la respalde. En segundo término, el cerdo tiene el cerebro, los genitales y el corazón a un mismo nivel. Su correspondencia humana son las personas que anteponen su corazón y su satisfacción sexual a la razón y a la lógica. Una madre que no disciplina a su hijo que se hunde en el vicio o los infieles que sostienen un amante aún a costa de su propia familia son casos

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típicos. Tercer punto clave: el cerdo es un animal capaz de revolcarse entre el fango y de comer basura sin remordimientos. A muchos no les importa comer cuanta comida basura existe o matarse lentamente consumiendo los alimentos que les hacen daño. Esto por no hablar de los que se fuman un cigarrillo detrás del otro o de los que piensan que el alcohol es para acabárselo todo de una vez, y que si no terminan abrazando la taza del sanitario y "devolviendo atenciones" es porque no hubo rumba. También es importante recordar que el cerdo vive recostado a sus congéneres. Se echan unos encima de otros y van por la vida cargados o cargando a los demás. Es s orpre nd e nte como l a ge nte descarga en otros sus problemas para que se los solucionen. Es el clásico caso de los estudiantes, profesionales y empleados que se dejan usar para que otros se lleven los reconocimientos académicos o laborales que en justicia les corresponden. ¿Ha visto usted a un estudiante tramposo, un prestamista consuetudinario, un molesto "goterero", un hombre de más de 35 años viviendo con sus padres, un marido mantenido o una mujer que ofrece sus favores después de medir la solvencia del tipo? Ya sabe entonces cuál es el origen de estos males... El "síndrome del marrano". Quinto. El cerdo es desordenado, por eso la gente se refiere a un lugar en desorden como un "chiquero" o una "porqueriza". A nuestro alrededor hay personajes que permiten que sus vidas, sus familias y sus casas sean un caos total. Sus vidas son la suma de un descalabro tras otro. Además, hay personas que se habitúan al desorden físico de sus lugares de trabajo o de su vivienda. Estos últimos, afirman que le gusta de esa manera y se molestan cuando alguien intenta organizar o criticar su desorden. Por otro lado, el cerdo emite gruñidos y chilla frente a una provocación. Hay personas que gritan, irrespetan, atropellan y maltratan a sus familias, a sus amigos o a quienes tengan por delante sin respetar edad, dignidad o gobierno. No obstante, los

más detestables son los que ostentan públicamente su vulgaridad y chabacanería. Esos que cada vez que hablan, parece que abrieran la tapa de un tarro de basura, como el imbécil que lanza una sarta de bajezas a una mujer en la calle y le llama a esa vulgarización femenina un "piropo". Finalmente, el cerdo es cultivado, engordado y preparado para comerlo. Es decir, toda su vida se la pasa detrás de una comodidad y tranquilidad aparente sin sospechar que al final solo servirá para jamón. Innumerables personas creen firmemente que nunca van a dejar de ser jóvenes, fuertes o atractivas. Para ellos tengo malas noticias: ningún ser humano tiene una etiqueta en la espalda que diga "Yo soy de por vida" ni otra en el pecho que diga "yo soy inmortal". ¿Qué pasará cuando llegué el día en que tengamos que hacer el resumen de nuestras vidas? Los asilos y hospitales están llenos de gente que en su momento causaron furor por sus características físicas, su inteligencia o su pericia. ¿De verdad cree que su abuelo y su abuela cuando se casaron ya estaban arrugados y encorvados? Por mi parte, reconozco que a veces improviso cosas que debería planificar, en ocasiones pienso con el corazón y no con el cerebro, me encanta la comida con grasa que me sube hasta las nubes el colesterol, me gusta cierto grado de desorden en los objetos a mi alrededor y digo más palabrotas de las que quisiera cuando me enojo. Reconozco en mí mismo los primeros síntomas del "síndrome del marrano" y lucho por encontrar la cura. En consecuencia, me hago dos preguntas básicas: ¿Habrá otros por ahí con un grado más avanzado de la enfermedad? Y lo más importante: ¿existirá algo como la FPSM (Fundación para la Prevención del Síndrome del Marrano) que nos pueda ayudar? Es urgente.




CON LETRA CLARA EL SÍNDROME DEL LORO Y EL DOBLE GÉNERO

Por: Clara Inés Orozco Arango Docente- Licenciada en lengua castellana

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l “síndrome del loro” es un mal extendido y tolerado por nuestra sociedad, no solo en nuestro país, sino en muchos otros. Es un cuadro clínico tan dilatado que ni la Real Academia de la Lengua Española va a poder hacer algo al respecto, ya que sus miembros se han pronunciado y quejado, en varias ocasiones, en diferentes medios de comunicación, pero no parece que hayan sido escuchados, por eso creo que va a ser muy difícil darle solución. Su causa es un virus peligroso, tan peligroso como el de cualquier otra enfermedad, porque ya contagió a la comunidad, y lo que es peor a los ámbitos educativos, aquellos que son más “creíbles”, dizque porque estudian, y obviamente hay que creerles, o si no a quiénes. Los loros poseen gran talento para hablar, sobre todo en las especies de mayor tamaño; son capaces de repetir o imitar palabras del habla humana, como el loro ¿cuántas personas están repitiendo sin cesar el doble género? Es decir, personas que no tienen empacho en expresar: Los miembros y las miembras de la asamblea se reunirán mañana, lo correcto será: Los miembros de la asamblea se reunirán mañana. Con esto, lo único que están haciendo es empobreciendo aún más la belleza de nuestro castellano, hablando sin ninguna razón lingüística las famosas frasecitas: los niños y las niñas están felices disfrutando de las actividades escolares; los maestros y las maestras llegan temprano a dictar sus clases; buenas tardes a todos y a todas (saludo político, para obtener más votos). La mayoría de mujeres -y algunos hombres- están siendo protagonistas de esta epidemia que día a día va contagiando más el resto de la humanidad, por el solo hecho de que no las están tomando en cuenta. Género no es lo mismo que sexo, sexo tienen las personas,

los animales y algunas plantas, mientras que género tienen las palabras. Usted, señor lector, alcanza a imaginarse a un orador que para posar de incluyente dijera algo así como “el pianisto” y la pianista”. Absurdo, ¿verdad? Los loros son incapaces de entender el significado de las palabras y es algo que debe tenerse en cuenta, pues aun cuando puede parecer que

son conscientes de lo que dicen y con esto dar la impresión de que estas cobran sentido para ellos, en realidad no es así. De igual forma, pasa con gran parte de la humanidad. Insisto no es solo en nuestro país, el síndrome del loro cada vez tiene más personas y “personos” quienes inyectan en su vocabulario nuevas normas gramaticales, sin saber que el lenguaje español es estudiado por grandes eruditos de la palabra, además de ser complejo por la riqueza en sus términos, sus vastas acepciones, la cantidad de reglas ortográficas, la diversidad en los sustantivos; como los epicenos y los ambiguos. Pero no, si se les corrige, entonces estamos del lado del machismo puro, de parte de los hombres, pero ¿qué pasa con los hombres?, si son seres maravillosos, no nos han hecho daño, por qué tanto dramatismo con esto del género, ellos también hacen parte de este grandioso universo o “universa”, ya ni sabemos cómo decir las palabras para

no herir susceptibilidades femeninas. El loro tiene una capacidad de observación, pero el juicio y la reflexión se hallan ausentes; ausentes de todo conocimiento, de toda sensatez, por eso es una lástima que este esnobismo por la igualdad de género en el castellano vaya pasando de boca en boca, de mujer a hombre, de hombre a mujer, no es el daño en sí al idioma, es ver cómo se van transmitiendo las incorrecciones del lenguaje de población en población, como si no fuera suficiente con un español que de por sí ya es complicado. Y lo que es peor aún, con tanta repetición los niños que apenas están empezando a hablar, finalmente van a creer que pronunciar así las palabras es correcto. Recuerde: no caiga en el síndrome del loro, pues estos animales imitan por mera diversión, para llamar la atención, porque les gusta. Los loros no saben el significado de las palabras, las aprenden como cualquier parroquiano que esté por ahí sin mucho que hacer.

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Si aún no ha pasado el bisturí por tu piel, Si no tienes implantes de silicona en alguna parte de tu cuerpo, Si los rollitos no te generan trauma, Si nunca has sufrido de anorexia, Si tu estatura no afecta tu desarrollo personal, Si cuando vas a la playa prefieres divertirte en el mar y no estar sobre una toalla durante horas, Si crees que la fidelidad sí es posible y la practicas, Si sabes cómo se prepara un arroz, Si puedes preparar un almuerzo completo con postre, Si tu prioridad no es ser rubia para llamar la atención, Si no te levantas a las 4:00 a.m. para llegar primera al gimnasio, Si puedes salir con ropa de gimnasia tranquila a la calle un domingo, sin una gota de maquillaje en el rostro… ESTÁS EN VÍA DE EXTINCIÓN… Eres una mujer exquisita!

FOTOREPORTAJE

Texto: Fragmento de El dulce sabor de una mujer exquisita, de Gabriel García Márquez. Fotografía: Faroph Agencia Modelo: Adriana Avendaño, artista plástica

Título: Hombre leyendo Autor: F. Sánchez Caballero Técnica: Acrílico sobre lienzo


Desde la torre

La columna del Maestro

EL POETA Por: Alonso Ríos Vanegas

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l caminar era pausado; sobre su cabeza lucía un sombrero de tela verde envejecido que protege una cabeza de mechones pelirrojos; su rostro delgado presentaba algunas cicatrices de viruela viéndose más enigmático, todo esto en un cuerpo largo y flaco con olor a tabaco. Su vestir era humilde: pantalón de yin y camisa blanca de mangas cortas, a sus espaldas un viejo morral; su presentación era limpia. Cuando lo vi por primera vez esa tarde de julio, hacía sopor y en el cielo azul no se veían nubes; su caminar arrítmico con unos zapatos viejos de color negro pero recién lustrados, un poco más grande la talla. El singular andar, era parecido a como se desplazan los patos por tierra, o me recordaba la famosa imagen de Charles Chaplin, el célebre comediante. La imagen impactante de este hombre era para mí inescrutable. Me reconoció al momento por las señales precisas que le anoté por teléfono. De él solo tenía referencia de un amigo que me lo aconsejó; por lo demás, jamás se me había cruzado por la imaginación encontrarme con una personalidad tan particular; nos saludamos cariñosamente, como si fuéramos viejos amigos; lo invité a que nos tomáramos un café en la cafetería de la Facultad de Artes y, luego de una breve presentación, hablamos del tema que nos interesaba. Siempre quise saber de los poetas y esta era una buena oportunidad para conocer uno de ellos; de los poetas apenas tenía referencia en los cursos de estética en la universidad, cuando alguna vez quise aprender filosofía: encendió un cigarrillo con sus dedos amarillentos por la nicotina y después de varias bocanadas lentas que dibujaron círculos que enviaba magistralmente hacia el cielo, clavó su mirada penetrante sobre mi faz, afectando mi sensibilidad; impresionado por esa inspección de puñal, tímidamente busqué

refugio y disimulé ver la gran fuente de aguas que ascendía vigorosamente mojando la escultura “El hombre creador de energía”. Su voz era grave y lenta, pero precisa con el idioma, y era cabalmente en esa voz profunda y lírica donde se encontraba su raro encanto. Luego de exponerle mi problema nos despedimos con la certidumbre de volvernos a ver esa misma semana cuando tuviera avanzado el documento; sin embargo, sólo quince días después volvimos a vernos en otro lugar de la ciudad. Era mediodía y lo invité a almorzar; yo estaba muerto de hambre. Es así que fuimos a un restaurante cercano de comida popular donde es normal encontrar obreros y personal de oficina. Nos sentamos e inmediatamente fuimos atendidos por la camarera que era una mujer joven y graciosa de unos veinte años, muy limpia y con un pañuelo negro en la cabeza que le enmarcaba su largo rostro de tez blanca y armónicos labios rojos. El poeta pidió un plato del menú del día, yo pedí lo mismo. El ambiente del restaurante era bullicioso y sofocante, donde todos los comensales que llegan al encuentro hablan al unísono mientras esperan ser atendidos. Desde la llegada de la mesera, el poeta se sintió impactado y no le quitó los ojos de encima; la miró como quien ve por primera vez algo nuevo y hermoso; sus ojos verde azul brillaron con más intensidad al admirar ese rostro nacarado de niña humilde, sus manos de un color blanco azucena y dedos muy largos como pistilos de flor silvestre, un cuerpo de líneas puras y

armónicas con un pecho de mármol. Observé cómo al poeta le aleteaban sus labios carnosos y su rostro adquirió un valor extraño de observador nato, penetrante y absoluto, que no dejó escapar un solo detalle de esta bella mujer; vi cuando le temblaban sus manos de una manera poco usual; apoyó el codo de su brazo derecho sobre la mesa del comedor mientras aspiraba el cigarro. Ella anotaba tímidamente en una pequeña libreta el pedido de sus clientes sin reparar al poeta ni a su acompañante. Los ojos muy redondos de camaleón giraban rápidamente en sus órbitas y en segundos, comprobó uno a uno los detalles más ínfimos de la doncella. Su mirar era noble y transparente, más parecía sorprendido de ver tanta belleza que deseoso de entablar una amistad interesada; cogió su morral y de él extrajo una vieja libreta rústica, un lápiz y un borrador; anotó algunas palabras y luego retornó su mirada a

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los ojos de la muchacha que se sintió azorada; al terminar el pedido con una sonrisa y un pequeño ademán se alejó a cumplir con su labor. Su caminar era rápido y cadencioso. El poeta escribió dos párrafos, luego hizo una pausa; sacó el borrador y quitó una coma, luego escribió otros dos párrafos: repasó el texto y la emprendió contra las comas borrando y cambiando por puntos, puntos y comas, y signos de admiración; volvió nuevamente a releer el texto sin musitar palabras y pareció a disgusto con lo escrito; los borró completamente. Con toda la paciencia del mundo reemprendió nuevamente la construcción del poema. Su concentración era admirable y parecía no afectarle los sonidos de los vehículos en la calle ni las conversaciones mezcladas de los comensales; el televisor que en ese momento emitía las noticias del mediodía era verdaderamente alarmante por los temas de inseguridad y ataques de la guerrilla a los militares en algún lugar del país. Nada de esto lo afectaba, sólo escribía en la vieja libreta que a cada momento eran más extensas sus anotaciones y corregía sistemáticamente hasta depurar cada frase, cada punto y coma hasta dejarlos perfectos; diez minutos después llegó la mesera con el pedido y como toda una dama sonriente puso en orden los platos, los cubiertos y los jugos. La llegada de la camarera logró sacar del mutismo al poeta que dejó el escrito a un lado, suspiró profundamente y dio un vistazo con una mirada abisal a la bella, hasta encontrar la nobleza de su alma. Encendió un cigarrillo y con maestría lanzó fumarolas al techo. Yo, mientras tanto, en un santiamén devoré el almuerzo no dejando ni una migaja en los platos que parecían lavados; miré a mi compañero poeta que seguía enfrascado en la lucha tenaz con las palabras y el borrador hasta alcanzar la perfección en cada frase. La luz de las dos de la tarde al penetrar al recinto por las ventanas que daban al poniente, impregnaba de resplandores las mesas cubiertas de manteles blancos que relumbraban

reflejando luces multicolores en la solitaria estancia, después que los parroquianos terminaron su faena alimenticia; miré a mi amigo el poeta y lo percibí envuelto en la mágica luz que golpeaba su rostro contrastando sus rasgos de una palidez azulina; las cortinas de color rojo y amarillo filtraban los rayos solares impregnando el ambiente de un raro impacto cristalino. Apenas permanecían en el interior algunos empleados que recogían platos y enseres para ser lavados y otros reordenaban los

taburetes y mesas para cuando llegasen las horas de la tarde cuando nuevamente volviesen los comensales. En la cocina se escuchaban los rumores del agua y los golpes acampanados de los vasos y trastos de cerámica. El señor de la caja contaba billetes y hacía sus cuentas de las ganancias del día. Al ver el poeta tan lejano en su concentración escribiendo el poema, empecé a preocuparme por mis intereses; el motivo de nuestro encuentro tenía como objetivo la corrección de un texto sobre el tema Derecho Internacional: tesis de una ponencia que yo debería llevar a un seminario en un país vecino al cual había sido invitado, de ahí la importancia de que este documento estuviera bien corregido y presentado: las diferentes exposiciones harían parte, posteriormente, de un libro que por su trascendencia internacional era para mí un verdadero reto y orgullo. Mientras tanto, nuestro poeta continuaba empeñado en la conquista de la belleza a través de las palabras. El

ambiente se llenó de humo y agrios olores. Nuestra camarera que trabajaba por horas ya se había ido a estudiar en la universidad donde –según me enteré– se capacitaba como ingeniera de alimentos y seguramente volvería en las horas de la noche a continuar su jornada de trabajo. Sobre nuestra mesa continuaban los restos de comida dejada por el poeta que comía lentamente, mendrugo a mendrugo, pensando más en su trabajo literario que en su alimentación. Pasaron las horas y yo veía el cuerpo encorvado de mi amigo que ya se había olvidado de mí, pues, desde varias horas antes no me determinaba y posiblemente yo no existía en su mundo de letras y símbolos ortográficos. Cansado de acompañarlo en la soledad del restaurante, me levanté a deambular por todas partes: miré las fotografías de cantantes y actores de cine que adornaban los muros; presté más atención a los programas televisivos que eran sobre la farándula; intercambié inquietudes con los empleados; leí la prensa del día y hasta me paré a ver pasar los carros que raudos aceleraban en la calle. Pero el poeta seguía agachado y sólo se le veía escribir y borrar todo el tiempo. Lleno de curiosidad quise saber qué era lo que tanto escribía sobre la niña bella en su libreta ajada. Pero cuando intenté acercarme, él cubrió con su cuerpo el texto y no me permitió la lectura, sólo alcancé a ver el título de la poesía: decía algo así como “El encanto de una noche de invierno” y luego creí leer algunas frases tales como …la noche tormentosa del señor Graciano… cuando me muera mi ataúd florecerá… Me quedé asombrado. Esta poesía, creo, nada hablaba de ella. En mi imaginación, torpemente pensé que el poeta escribía una inspiración poética a la mujer que tanto le había sorprendido y en mi mente había creado todo un mundo de admiración a esta bella mujer: pero no, nada de lo que alcancé a ojear se refería o era de exaltación a la belleza. Un poco ofuscado por la larga espera me paré a su lado y resueltamente así le dije golpeándole la espalda con mi mano nerviosa: ¡Eh, amigo poeta, mírame que quiero hablarte! El poeta levantó la cabeza humildemente y me miró con la mirada perdida; los ojos teñidos de rojo por el esfuerzo de su trabajo descomunal


giraron como un faro de débil luz; luego, expulsó con fuerza una bocanada de humo espeso al techo y retornó a su ensimismamiento. Según entiendo, crear un verso es como parir con dolor una nueva vida, decía el filósofo; vi un leve temblor en sus labios carnosos y sacudiéndose de un largo letargo me miró nuevamente sin verme, cerró lentamente su libreta y la guardó con el lápiz y el borrador, se echó el viejo morral a sus espaldas, escudriñó a su entorno para ubicarse, como quien está en un lugar extraño y, sin decir palabra, salió a pasos largos chaplinezcos por la puerta del restaurante. Caminó hacia el norte,

luego alcancé a ver cuando cruzó la calle, sin mirar el peligro de los vehículos que rápidos pasaban en ese momento, y como una sombra fugaz se perdió en la distancia; desde ese día no he vuelto a verle y a cada momento me pregunto qué fue lo que realmente sucedió y por qué se molestó; su comportamiento era realmente extraño; creo nunca voy a conocer a los poetas, son seres enigmáticos e incomprensibles. Lo sucedido con mi amigo el poeta esa tarde maravillosa me llenó de preguntas sin respuestas. ¿Qué es entonces la belleza? ¿Cómo entender lo esencial de la vida? ¿Será entonces

que los llamados locos son realmente los más cuerdos y los que nos creemos cuerdos somos verdaderamente los locos? Pienso que el mundo que ellos viven no es el mundo de la mayoría de los mortales; su mundo pertenece a lo insondable. Puede ser, o que se anticipan al futuro o viven en un mundo del pasado, ¿o son alienígenas? De todos modos ellos siempre están viendo la vida desde otro ángulo que difícilmente uno ve y crean la belleza de sus versos de un modo original; he ahí lo importante y nuevo. La vida pareciera que sólo es un momento de experiencias y vivencias al cual se asoman para buscar los significados esenciales con la sensibilidad y la cordura de lo que para las mayorías es insania sin fundamento.

SABUESO FINO COLOMBIANO El primer perro autóctono colombiano Coco y Canela, del municipio de Rionegro, son dos sabuesos en proceso de reconocimiento. Quien crea tener un sabueso fino colombiano, puede comunicarse con la comunidad de Facebook SABUESO FINO COLOMBIANO o al correo sabueso.fino.colombiano@ gmail.com allí lo asesoran para su reconocimiento.

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on amorosos, de temperamento sosegado y muy inteligentes. Al primer descuido se acomodan en las piernas de su amo buscando caricias; si no encuentran juguetes se angustian y todo lo que se mueve es para ellos una potencial presa. Pero son tranquilos y muy buenos amigos, sobre todo para los niños. Son conocidos como cazadores, tinajeros, güagüeros, chapolos, aulladores y ahora, gracias a la investigación de un grupo de estudiantes de zootecnia de la Universidad Nacional, son los Sabuesos Finos Colombianos, los únicos perros enteramente de este país. Jonathan Álvarez, Richard Martínez y Daniela Rodríguez fueron los jóvenes que realizaron las caracterización de la raza, siguiendo un rastro que data de los tiempo de la conquista, aunque desde hace cerca

de dos siglos que sus tenedores han tratado de conservar la raza con sus más importantes características. Son perros que se han adaptado asombrosamente a las diversas condiciones climáticas y topográficas de Colombia, siendo tremendamente resistentes a las condiciones extremas, a las jornadas extensas de cacerías, las marchas por toda clase de terreno, el frío y el calor extremos. Aunque para muchos defensores de los animales, la sola existencia del sabueso se traduce en la disminución de otras especies, justamente las que cazan, entrenados por sus dueños, hay una tendencia favorable a no cazar especies en vías de extinción y también a

conservar al sabueso solo como animal de compañía, como mascota cada vez más presente en certámenes caninos, dada su belleza particular y a la gran variedad de colores con los que nacen. La Asociación Club Canino Colombiano ha apoyado el proyecto de la UNAL desde el principio y al parecer lo seguirá haciendo hasta cuando se complete el inventario de 1000 ejemplares de cuatro generaciones que se necesita reunir para que la Federación Cinológica Internacional acepte al sabueso como una raza plenamente colombiana.

En la foto Jonathan Álvarez (izq.) y Richard Martínez (der.), investigadores de la raza,


PREMIOS LO MEJOR DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO

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esde hace cuatro años, un grupo de amigos, amantes de la región del Oriente Antioqueño y empeñados en fortalecer esta región en su aspecto turístico, se idearon los premios LO MEJOR DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO y, paralelamente, la guía turística bilingüe anual que lleva el mismo nombre y que está enfocada en promover exclusivamente el turismo de esta impresionante zona del departamento de Antioquia, dentro y fuera de Colombia. Son un equipo de

profesionales que orgullosamente promueven los grandes potenciales de los veintitrés municipios de la región, sus riquezas naturales, hermosos paisajes, empresas innovadoras y gente pujante que al igual a su misión, están convencidos del gran potencial que el oriente antioqueño posee como destino turístico de Colombia. Por esta razón, desde el 2012, han venido dando reconocimiento a los empresarios de la región por medio del galardón en los sectores de turismo, gastronomía, bienestar, arte & cultura, educación, profesional, deporte, y comunicación. Cada año, los nominados son elegidos por el público por medio de votos. No hay ningún costo para participar ya que el evento es respaldado por la guía turística LO MEJOR DEL ORIENTE junto con las

empresas que patrocinan esta maravillosa causa filantrópica, que es promover la gente emprendedora del oriente antioqueño. Sirviendo así como puente y abriendo la posibilidad de fortalecer el sector turístico de la región. En los cuatros años de reconocimiento los premios han ido creciendo poco a poco, pasando de recibir un pequeño grupo de 25 invitados a esperar más 250 personas para la velada de premiación del próximo 11 de noviembre donde se otorgará reconocimiento a los ganadores de las sesenta y una categorías. Lo Mejor del Oriente contribuye, de esta manera a la promoción turística, al fortalecimiento de la economía y a la visibilización de una región con potenciales muy diversos.

EL EQUIPO

Jolie Bonett Directora de Publicidad

Diana Tobón Directora de Operaciones

Camilo Zapata Director de Fotografía

Adriana Caita Directora Gráfica

Tatiana Blandón Iván Caita A. Diana Gómez Diseñador Gráfico Coordinadora Coordinadora de Proyectos Editorial


En Marinilla

INAUGURADA LA CASA DEL ARTE

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no de los más grandes sueños del pintor Jesús Alberto Arbeláez Arce -JALAR- era definir un espacio propio donde la gente pudiera vivir la experiencia de las bellas artes de una manera diferente, más íntima, de la mano de verdaderos artistas. Fue así como a mediados de 2015 comenzó a fraguarse el sueño y de la mano de sus amigos artesanos Alirio Cuartas y Óscar XXXX se dieron a la tarea de buscar un lugar propicio y central y así fue: dieron con un viejo caserón a media cuadra del parque principal, contiguo al tradicional almacén de don Emilio Castaño, y allí comenzaron a transformar el sueño en una realidad que varios meses después vieron concretada y a la que llamaron LA CASA DEL ARTE. Este proyecto no recibió ningún apoyo oficial ni de parte de empresa privada alguna, sino que con sus propias manos y escasos recursos, estos artistas fueron lentamente pintando, clavando, reparando, Artistas César Giraldo y Argiro Quinchía, expositores

revocando y ajustando tablas, pisos y paredes hasta que el 23 de octubre estuvo listo el espacio, 17 artistas de la región llevaron sus obras para inaugurar el taller con una muestra llamada 15 MIRADAS, PLÁSTICA Y REGIÓN y el proyecto se echó a rodar. “Esta es la casa de todos, la casa donde pueden cumplir su sueño de acercarse a la plástica de una manera digna; donde cualquiera puede venir a deleitarse con exposiciones permanentes y a saborear la mejor aromática del Oriente Antioqueño” -Dice JALAR con inmenso orgullo mientras saludaba a cada una de las cerca de 200 personas que disfrutaron de la velada de inauguración, y entre charlas de amigos, expresiones de admiración, música, vino y mucha alegría, nació en La Esparta Colombiana otra idea cultural que de seguro dará mucho de qué hablar. Cultura O reconoce la tenacidad y la perseverancia de estos artistas que con su noble trabajo han dado a Marinilla un nuevo aire cultural. Muchos éxitos a La Casa del Arte, y estas páginas estarán prestas a divulgar todo su quehacer artístico.

Arriba, locales artesanales con muestra permanente de productos. Abajo, intervención de los asistentes a una obra que será instalada en la fachada del edificio


CRÓNICAS DEL NUEVO MUNDO Por F. Sánchez Caballero

CARTA A UN DESCONOCIDO Aunque afuera la nieve comenzaba a caer sobre los techos de pizarra gris, en su interior, la noche era cálida y las personas llenaron la sala con puntualidad, intercambiando saludos y sonrisas. Hubo una presentación sencilla, palabras emotivas en torno al origen y las motivaciones de mi obra, que daban por inaugurado el evento. Una chica delgada de ojos verdes estuvo siempre a mi lado para traducir mis palabras y las palabras de quienes querían comunicarse conmigo en alemán. En eso se me acercó una mujer joven con todo tipo de preguntas acerca de mi país. Quería saber por la situación social, por el conflicto armado; por la gente, sus costumbres, por la certidumbre de las masacres que frecuentemente reportaban los medios de comunicación; por sus montañas, sus ríos, el clima y, extrañamente mostró un particular interés por un pueblito construido por un cura, en mitad de la selva del Darién. Sorprendido y sin alcanzar a responder todos sus interrogantes, me aparté de ella un momento para atender a potenciales clientes que igualmente querían información acerca de mis pinturas. Por mucho rato presentí su mirada clara siguiéndome en la distancia, pero los azares de la noche nos impidieron un nuevo encuentro. Al cabo de un tiempo supe que se había marchado junto a sus dudas, sin siquiera conocer su nombre.

Muchos meses después llegó una carta al convento episcopal de Quibdó, escrita en alemán y sin un destinatario concreto. La carta le fue entregada a mi amiga U. H. (Misionera alemana), para ser traducida. En ella una mujer pedía información acerca de un señor, que había estudiado en Alemania una carrera de humanidades hacía más de tres décadas; la carta decía que el hombre era presumiblemente hermano de un sacerdote que pilotaba una avioneta y que había fundado un pueblo en medio del Chocó. Sin más pistas, agregaba un número telefónico en donde localizarla. Casi un año más tarde, y después de infructuosas averiguaciones, U.H. me comentó lo de la carta por casualidad. Recordé a la mujer de la exposición de arte, que llena de interrogantes se había esfumado bajo la nieve y, decidimos llamar al número allí escrito. No fue mucho más lo que nos dijo, tan solo que era muy importante para ella porque podía tratarse de su padre y que pese al hermetismo de su madre a lo largo de su vida, al morir, ella encontró entre sus cosas, unas extrañas fotos de un sacerdote y un grupo de muchachos rodeando un pequeño avión en medio de la selva, con una afectuosa nota para su hermano M. y un comentario esperanzador con el recientemente

adquirido avión Piper de cuatro puestos para la misión del Chocó. —Lo de “hermano” puede ser tan solo un formalismo—, le dijimos, — bastante común en estos pueblos latinos y más aun en el entorno religioso, pero lo del avión sí es un caso excepcional… Había otras fotos difusas de su época de estudiantes, siguió diciéndonos, incluso una en donde su madre y su presunto padre, parecían agarrados de la mano en el campus universitario; pero ninguna podía determinar con exactitud su rostro, ni mucho menos su nombre tan solo reseñado como M. No tenía claro lo que había pasado entre ellos, pero sospechaba que él se había marchado mucho antes de ella nacer. Atando cabos llegamos a la conclusión de que el cura fundador, podía tratarse del padre Alcides Fernández, que también fue aviador. El padre Alcides había muerto recientemente, pero tenía un hermano con alma de anacoreta, que en tono menor y en absoluta soledad, recorría sus pasos, tratando en vano de recuperar su memoria en el pueblo que éste fundó. Enviamos la carta a dicho pueblo, pero aunque M. reconoció haber estudiado en Alemania, de entrada, negó toda posibilidad, pues nunca tuvo novia y mucho menos una hija. U. H la llamó nuevamente, pero ella insistió. —No hubo otro hombre en la vida de mi madre—, dijo. Quería encontrarlo y saber si existía la posibilidad aunque remota, que él fuera su padre; no para reprocharle por su temprano abandono sino para

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tener un rostro, unos ojos, una sonrisa, una expresión táctil, que supliera esa entidad abstracta, ese vacío en blanco y negro que acudía a su mente cada que sus amigas le preguntaban por él o cada que requería de un abrazo. Se hicieron todos los cruces pertinentes para propiciar el encuentro. Con escepticismo, él accedió. Tiempo después ella vino a Colombia. Trajo algunas fotos de su madre joven, incluida aquella imagen lejana en que se agarraban las manos y otras de medio cuerpo en las que ella siempre salía sola y poco risueña, sin maquillaje aparente, sin ilusiones. Al verlas, él retrocedió treinta y cuatro años al pasado. Turbado y conmovido recordó la época de estudiante en que compartió apartamento con esa muchacha triste a la que nunca se atrevió a declarar sus sentimientos para no arruinar la bella amistad que los unía. Una lágrima se deslizó por sus mejillas. —Dices que ha muerto?, preguntó sin obtener respuesta. Esa muchacha nostálgica y atribulada, le había ayudado a entender los vericuetos del idioma cuando recién llegó a ese viejo

Cultura

país y, le había enseñado lo complejo de la cultura germana incluido el carácter intransigente de sus mujeres temperamentales y autosuficientes, cosa que incrementó su natural tendencia hacia la timidez. Ella tampoco era de la ciudad. Cerca a la universidad, rentó un apartamento con dos cuartos, una cocineta, un baño, una sala y, para ayudarse un poco económicamente, puso un aviso en una cartelera universitaria, ofreciendo el otro cuarto en alquiler. Él llamó y, desde entonces habitaron juntos ese pequeño espacio. Pronto se hicieron buenos amigos; compartían los quehaceres de la casa, preparaban alimentos en compañía, iban en bicicleta a sus clases, se ayudaban en sus tareas, se comentaban todas sus inquietudes, sus triunfos sus fracasos, y con el mismo respeto intercambiaban sus gustos y sus escazas amistades. Poco a poco se fueron acostumbrando el uno al otro; incluso sus vacaciones se hacían largas y vacías cuando se distanciaban. Al final, aislados de todos, solo se tenían entre si para desahogar sus penas y usarse mutuamente como pretexto para desmotivar sus frágiles intentos amorosos con otras personas: —¿Qué pensará él?, —¿qué dirá ella?...

una botella de vino y un trasfondo de jazz, se despedían quizá para siempre, con ojos encharcados y en silencio. Por efectos del licor o presintiendo que a partir del día siguiente serían dos seres cada vez más extraños, distanciados por un inmenso océano, ambos bajaron sus defensas y la barrera de prejuicios que los separaba se rompió por arte del instinto. Al amanecer, avergonzados, como Adán y Eva después del pecado original, apenas si se volvieron a mirar a los ojos. Ella lo acompañó hasta el aeropuerto de Frankfurt esa mañana y se despidieron con un leve roce de mejillas y un largo suspiro… Auf wiedersehen. Tal vez por el temor a develar sus lágrimas y sus emociones, ninguno de los dos miró hacia atrás. Nunca más se llamaron y jamás se escribieron. Con el tiempo él se convenció, de que todo no había sido más que un sueño erótico, una travesura libidinosa urdida entre Baco, Afrodita y Morfeo. (F)

Años más tarde el estudio terminó. Juntos recibieron sus respectivos diplomas sin mucha alegría y, sin entusiasmo celebraron con una cena el motivo que durante tantos años los había mantenido unidos. La partida era inminente. Ella debía volver a su pueblo y él a su país. Esa última noche, con

Es una herramienta para la divulgación de las dinámicas culturales de la región del Oriente Antioqueño. Envíenos sus artículos, poesías, fotografías o imágenes de sus obras artísticas y con gusto las publicaremos.

revistaculturao@gmail.com - cel. 3128360990

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3128360990 Inscripciones abiertas


CUANDO EL GUÍA NO GUÍA

Por: Natalia Rivillas Cardona - Artista plástica

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ace poco estuve leyendo un texto del mexicano Pablo Helguera titulado EL PESO DEL CUENTO: LA NARRATIVIDAD COMO HERRAMIENTA DE MEDIACIÓN y me encontré con varias cosas bien interesantes acerca del papel que el guía desempeña en los museos, exposiciones y galerías de arte y que me dejó pensando en lo crédulos que somos a veces los que visitamos estos lugares. Al guía lo llamaremos, entonces, el mediador, por ser él un supuesto “puente” entre la obra y el visitante. Al ser humano le ha tomado millones de años desarrollar el habla y esto es precisamente lo que le ha dado una característica única y fundamental entre todos los demás seres vivos que pueblan la tierra, las aguas y los aires. El impulso de la narratividad al que hace alusión el autor en su texto no es más que la huella genética que hace que el hombre quiera verbalizar su entorno; es decir, todo lo que huele, palpa, saborea, escucha y ve termina siendo descrito, referido o comentado de manera verbal o escrita. En tal sentido, a aquellos fenómenos o situaciones que el hombre no es capaz de explicar o que le resultan ambiguos también se hace necesario verbalizarlos, con base en información cierta y comprobable, pero también con fuertes dosis de fantasía, exageración y omisión. Dice el autor: “nuestro impulso humano es el de transformar toda ambigüedad en narrativa lógica, una fuerza de gravedad que nos jala constantemente. Es el oficio del mediador el resistir esta fuerza”. Así las cosas, es una delgada línea la que separa la realidad de la fantasía en la experiencia contemplativa de una obra de arte, cuando de por medio están las palabras de un narrador entrenado para que el visitante no padezca los tormentos de su propia ignorancia y no recuerde el recorrido como una experiencia negativa o traumática. El arte tiene su historia y es

un acto irresponsable adornarla, exagerarla u omitirla. El espectador debe vivir su propio momento y dejar que la pieza artística deje en sus sentidos las impresiones que debe dejar. El mediador, en el caso específico de un museo, es personaje muy importante, pero también puede ser un creador de versiones, opiniones y apreciaciones acerca de una obra, sobre todo cuando el visitante no es un gran conocedor del arte, fundamentalmente del arte contemporáneo. Es así como, entonces, el guía pasa de ser un mediador a ser un deformador de la realidad que cada uno tiene derecho a percibir, sin no posee las herramientas básicas y si no se plantea las cinco preguntas esenciales que el mismo autor plantea en el escrito y que tienen que ver con información útil, oportunidad y pertinencia, exceso de información, relevancia y utilidad en la comprensión. El mediador debe ser un estudioso de la obra sobre la cual narra, un inquieto experimentador de formas narrativas, pero el espectador también debe poseer una gran dosis de resistencia a creer todo cuando se diga, debe ser una esponja que todo lo absorba, pero la fuente principal no es el mediador, es la investigación y la experiencia propia; debe, no solo escuchar, sino dejar que los demás sentidos se empapen de la obra y finalmente será ella misma la que deje importantes huellas sensoriales en aquel que la contempló. El papel del mediador es, entonces, incitar a abrir la mente, a dejarse contagiar de colores, texturas, trazos, cinceladas y pincelada. . CONCLUSIÓN Pese a lo florido del lenguaje, a lo ilustrada de la narración y a la seriedad que le imprima el mediador a su historia, la historia que el visitante o espectador escucha no siempre está revestida de verdad absoluta. Los turistas son clientes a los que hay seducir, incluso con artimañas narrativas, con labia. Ubicando el problema en el ámbito del encuentro formativo, o sea en el aula de clases, el mediador, o sea, el docente, también es muchas veces

víctima del impulso de narratividad y es por ello que son frecuentes los profesores que seducen realmente a los alumnos con historias de ciencias, historia, literatura o geografía, muchas veces adornadas con sus propias percepciones, lo cual se aleja sustancialmente de la pedagogía, al menos de la pedagogía moderna donde la clase del docente debe ser cada vez menos magistral y asumir el papel de guía en la exploración propia del alumno. Si bien la historia de un acontecimiento, un fenómeno o una obra de arte solo es una, la forma de narrar dicha historia debe ser metamórfica, debe buscar satisfacer al visitante, pero no intentar ofrecerle en bandeja la interpretación, aprovechándose de la angustia que la ignorancia le produce al enfrentarse a una obra que le resulta ambigua. El guía debe ser un explorador constante de formas narrativas para dejar de ser el repetidor acartonado de un discurso memorizado y pasar a ser el medio a través del cual el visitante vive su propia experiencia.

Pablo Helguera

(Ciudad de México, 1971) es un artista visual residente en Nueva York. Su obra suele presentarse en formatos poco usuales, ya sean simposios imaginarios, grabaciones en fonógrafo, audioguías para exposición, o museos nomádicos. Helguera parte de investigaciones históricas o de preocupaciones relacionadas a la naturaleza misma del arte, la percepción y el papel que juega la cultura en la política y la sociedad, combinando estrategias literarias y musicales, así como estrategias pedagógicas (Universes in Universe. www.universes-in-universe.ed).

Cultura

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Cuento

EL DESCUBRIMIENTO

Segunda parte

Por: Miguel Ángel Ríos R.

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on solo dos semanas de viaje, sin ella misma saberlo, su historia era conocida en casi todo el territorio naci onal por e f e ct o d e l a pl um a exagerada de la periodista, que con el sueño de un premio nacional de periodismo escogió la humilde mujer del El Capote y empezó a moldear su historia hasta lograr que adquiriera rasgos míticos. Pero doña Camila nada sabía en medio de una manigua agreste que atravesaba como si cumpliera un suplicio voluntario por un favor que todavía no recibía. La tercera semana de viaje sintió el efecto de sus años ensañados en los tobillos, que comenzaban a ceder ante la inclemencia de una humedad incesante y por la falta de un calzado que no se le cayera a pedazos de los pies. Por ese tiempo vio otro grupo de guerrilleros que esta vez sí detuvieron su marcha ante la imagen franciscana de Doña Camila, y sin hacer la pregunta obvia del porqué de la bandera blanca, le regalaron medias largas de lana, un par de botas de caucho y una caja de analgésicos; le preguntaron si ella era de quien hablaban en las noticias radiales y ella lo negó rotundamente, aunque en los rostros pétreos de los insurgentes se hubiera dibujado entonces el gesto de una duda que nunca habrían de resolver. Doña Camila caminaba sin tregua y dormía donde el cansancio la venciera y esto multiplicó por dos, en menos de dos meses, su apariencia desvalida, dividió por cien su salud de roble y atenuó el brillo de su mirada altanera. Conoció decenas de caseríos de pobreza inconcebible cuyos nombres inverosímiles (Juanchao, Famiritalia, Cuscuezal, y otros tantos) nunca habían escuchado y en los que solicitaba por el amor de Dios una posada y algo de

comida y donde aprovechaba para contar la historia de su errancia que a estos lugares olvidados no había llegado aún. El instinto inexplicable que desde el momento de la partida venía acrecentándosele desmesuradamente la llevó va–rias veces al limite de la demencia cuando descubría un rastro e inmediatamente sabía de qué animal era y a qué distancia la acechaba, cuando la sed comenzaba a agobiarla y podía oler y

escuchar a grandes distancias alguna que–brada o nacimiento de agua, cuando comprendía el mapa confuso con el que las estrellas la orientaban o cuando la apremiaba la necesidad de un refugio y media hora des–pués de encontrarlo se derramaba un aguacero atroz. Pero tal vez lo único que le atormentaba de estos raros dones era escuchar a Efrén dentro de su cabeza llamándola con una voz que parecía salir de un pozo muy profundo. Sin el desarrollo de estas facultades, exceptuando la de es–cuchar la voz de Efrén, la supervivencia en el monte hubiera sido para doña Camila de unos cuantos días, ya que las alimañas, las trampas naturales y las defensas que la misma selva crea para defenderse de los usurpadores son casi infinitas; pero ahora, soportando las dolencias de sus

huesos avanzaba lenta y segura sintiendo a veces una necesidad, una carencia que la consternaba y que luego interpretó como la necesidad de plasmar en un papel todo lo que veía, sentía y aprendía. Quería escribir. Su total analfabetismo obligó a su mente a hacer el esfuerzo adicional de fijar el orden de los sucesos, de los lugares y de los pensamientos, logrando provechosamente que cada vez en aldeas y caseríos diferentes su historia fuera más detallada, más extensa y más amena, con lo que dejó de ser la simple narradora de una vivencia para ser una oradora excepcional que congregaba y cautivaba. A finales del tercer mes llegó a Igüanal, cuando su existencia y cometido comenzaban a ser olvidados y sólo dos días después de haberse marchado de este municipio la reportera, que con un fervor ciego se dio a la tarea de encontrar a doña Camila, aunque su obstinación le hubiera costado el puesto en el noticiero. Ya en Igüanal no le fue difícil localizar el frente en el que militaba Manuel Bedoya, quien a la fecha llevaba un mes de haber sido ejecutado por sus propios compañeros luego de que este, borracho o drogado, puso en riesgo el campamento quedándose dormido cuando apenas comenzaba la guardia. De Efrén no supieron –o no quisieron–– darle razón, y cuando los paramilitares le preguntaron si acaso ella era de quien habían hablado en las noticias algunos meses atrás comenzó a sospechar que algo extraño había sucedido o que alguien había tomado una determinación similar a la suya. En este pueblo permaneció tres días y sólo durante este tiempo se dio el gusto de pagar una habitación, cambió


la frugalidad alimentaría, lavó las cuatro mitades de sábanas que regularmente cambiaba a la caña y trató de calentar el frío que se le había regado por todos los huesos. El Cura Párroco de Igüanal la había visto el primer día y luego de indagarle por su origen escuchó la narración; había determinado que no era una pordiosera y entonces recordó a la periodista que dos días antes lo había entrevistado y la llamó. Cuando doña Camila fue a la iglesia el día que iba a abandonar el pueblo fue detenida bruscamente por la reportera, que enormemente exaltada rogó a la mujer del báculo de caña le respondiera algunas preguntas. –– Primero Dios, luego los hombres… o las mujeres. - Repuso doña Camila. La periodista comprendió y aguardó con impaciencia la hora y media que la mujer permaneció arrodillada frente al altar sosteniendo en alto la caña sin bandera que al salir de la iglesia empapó con agua bendita. Caminaron en silencio y coincidieron en elegir una banca del parque para la charla. – ¿Usted es la mujer que salió de El Capote hace unos tres meses buscando a su hijo secuestrado? — Si usted no estuviera segura de eso no hubiera venido hasta aquí. Respondió doña Camila con la calma que solo dan el carácter y el temple

conseguidos con el sufrimiento, luego centró su mirada en los ojos de la periodista y trató de comprender su angustia. — He perdido la visita a muchos pueblos siguiéndole la pista. ¿Sabe?, usted es famosa. Yo he averiguado

todo sobre su vida en estos meses; en El Capote me han dado mucha información con la que pienso escribir un libro y hasta un libretista de novelas para la televisión ha pensado hacer una con su historia, claro está, cambiándole el final por uno más feliz. Usted me entiende. — No, no le entiendo. — De modo que usted no sabe que… — ¿No sé qué? — Que a su hijo lo mataron hace un mes. — Sí, sí lo sabía - Mintió doña Camila al

advertir la vergüenza de la periodista. — Dicen por ahí — agregó la reportera — que fue porque se emborrachó con un compañero y se quedaron dormidos estando de guardia. Por eso los ejecutaron. — No quiero que escriba nada acerca de mí. - Exclamó doña Camila enérgicamente al tiempo que sacaba de la maleta desbaratada una mitad de sábana blanca que amarró a la punta de la caña. — Podría llegar a ser más famosa, salir en la televisión contando su historia, usted sería un ejemplo para las mujeres de este país. — Insistió la periodista. — En este país de mierda no hay ningún ejemplo de seguir. Su historia no vale porque en El Capote no me conocen, usted no me conoce y lo que yo estaba buscando lo encontré hace muchos días en el monte: ¡a mí, niña, a mí me encontré en el monte! Los ojos de doña Camila se iluminaron con un júbilo celestial que poseyó en fracciones de segundo su cuerpo desajustado. Agarró su caña y su maleta vieja y comenzó a caminar en silencio hacia la salida del pueblo, por el lado opuesto al que había entrado, y nunca más regresó a El Capote. (M.A.R)

CULTURA O MEJOR PERIÓDICO INFORMATIVO Según los cientos de personas que votaron en la edición 2015 de los premios LO MEJOR DEL ORIENTE, el mejor periódico informativo es la revista Cultura O y el reconocimiento lo recibió el director de la publicación Miguel Ángel Ríos el pasado 11 de noviembre. Este premio llega en un buen momento de la revista, cuando estrena su versión impresa y se acerca a su cumpleaños

número cuatro, propendiendo por exaltar las personas e instituciones que trabajan por la cultura de la región del Oriente Antioqueño y acompañando las iniciativas artísticas locales y departamentales.


César Giraldo Artista plástico Cel. 3006273035

NATALIA RIVILLAS Artista plástica 3218528123 Retratos en diversas técnicas Montaje de exposiciones Dibujante en espacios comerciales y habitacionales

Crisber, pintor-retratista - 3192609629

3216841769


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