Norah Lange: Fragmentos de lo imaginado

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UNIVERSIDAD DE NARIÑO FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES Y FILOSOFÍA MAESTRÍA EN ETNOLITERATURA

XIV CONGRESO INTERNACIONAL DE LITERATURA: MEMORIA E IMAGINACIÓN DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (POR LOS DERROTEROS DE LA ORALIDAD Y LA ESCRITURA) XIII ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ETNOLITERATURA

Universidad Nacional Mayor de

San Marcos Universidad del Perú, decana de América


XIV CONGRESO INTERNACIONAL DE LITERATURA: MEMORIA E IMAGINACIÓN DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE (POR LOS DERROTEROS DE LA ORALIDAD Y LA ESCRITURA) XIII ENCUENTRO INTERNACIONAL DE ETNOLITERATURA (MEMORIAS) Compilador: Javier Rodrizales rodrizales@gmail.com Universidad de Nariño - Pasto, Colombia Primera edición, Julio 2019 ISBN 978-958-8958-61-3 © Derechos reservados, 2019. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, sin autorización escrita de la Editorial de la Universidad de Nariño. Impresión y encuadernación: Graficolor Pasto sas Calle 18 No. 29-67 Teléfono: 7311833 graficolorpasto@hotmail.com Hecho en Colombia / Made in Colombia


Contenido

Presentación ............................................................................................................................................................................................... 7 Javier Rodrizales - Universidad de Nariño

Biodiversidad y poesía en Aurelio Arturo ....................................................................................................................... 15 Javier Rodrizales - Universidad de Nariño

La evocación de la infancia, en la poesía de César Dávila Andrade y Aurelio Arturo, entre la desmesura del espacio y la presencia gratificante de la naturaleza ...................................................................... 32 Vicente Robalino - Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Sopinga y Portobelo: Confluencia de ecosistemas y culturas. Una lectura ecocrítica de la novela Risaralda de Bernardo Arias Trujillo ........................................................................................................................ 40 Andrés Duque - Universidad Tecnológica de Pereira

La imagen canónica del Libertador en cuatro narrativas colombianas .............................................................. 53 Juan David Galvez Socarrás - Universidad Nacional de Colombia

Etnoeducación: Recobrando el sentido en las comunidades ................................................................................... 65 Juliana Bolaños Solarte - Universidad Nacional Abierta y a Distancia

El cinismo del saber en la nueva novela histórica Tríptico de la infamia de Pablo Montoya ................... 76 Leidy Andrea Mayorga Loaiza - Universidad del Tolima

El yo y sus raíces: La construcción autobiográfica de Andrés Henestrosa en Cartas sin sobre ........85 Horacio Molano Nucamendi - Universidad Nacional Autónoma de México - UNAM

Etnoliteraturas, imagos y desarraigos; primera infancia y desplazamiento en Colombia .......................... 97 Francisco Javier Portilla Guerrero - Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Así me nació la conciencia: Rigoberta Menchú, literatura y política ................................................................ 109 Alvaro Augusto Fabre Rivera - Universidad Santo Tomás

La concepción de la duda en el hombre desde las obras El túnel y La resistencia de Ernesto Sábato ....................................................................................................................................................................................................... 122 Ángelo Steven Cruz Franco - Universidad del Tolima

Norah Lange: Fragmentos de lo imaginado .................................................................................................................. 139 David Jacobo Viveros Granja - Pontificia Universidad Javeriana

El papel de la literatura en la resignificación del terremoto del Eje Cafetero de 1999 ............................. 148 Juan Antonio Escobar Ríos - Corporación Liceo Pino Verde

La literatura: Entre la banalización y la resistencia ................................................................................................. 162 Elmer Jeffrey Hernández Espinosa - Universidad del Tolima ~5~


Contenido

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La perspectiva interdisciplinar en el análisis de la literatura de viajes aportes del siglo XIX latinoamericano ........................................................................................................................................................................ 172 Juan Pablo Altamar Lozano - Universidad Externado de Colombia

Tríptico carnavalesco, análisis crítico y literario sobre tres obras de autores nariñenses ......................... 187 César Eliécer Villota Eraso - Universidad de Nariño

Trascendencia de la Oralidad .............................................................................................................................................. 196 Lyda Magaly Silva Calpa - Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Incrustación de una ideología ateneísta en la prosa de Julio Torri ..................................................................................205 Miguel Ángel Galindo N. - Universidad de Guadalajara

La memoria colectiva y las sensibilidades representadas en La casa grande (1962) de Álvaro Cepeda Samudio ....................................................................................................................................................................... 215 Haydee Salcedo Fonseca - Universidad Nacional Mayor de San Marcos

La representación del discurso político de Sendero Luminoso en la novela La noche y sus aullidos ................................................................................................................................................................. 228 Federico Altamirano Flores - Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga

Fronteras de la globalización ............................................................................................................................................... 238 David Guzmán Játiva - Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Las caracterizaciones de lo humano en la filosofía política latinoamericana ................................................. 248 Roberto Mora Martínez - Universidad Nacional Autónoma de México

De la inculturalización capuchina a la salvaguardia de las lenguas nativas inga y kamça ...................... 261 Arturo Bolaños Martínez - Universidad Cesmag

La Topoiesis y el espacio natural ....................................................................................................................................... 273 Francy Lined Vásquez Brochero - Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Presencia de la religiosidad yoruba en Changó, el gran putas de Manuel Zapata Olivella....................... 284 Nellys Esther Montenegro De La Hoz - Universidad Popular del Cesar

Etnoeducación: Recobrando el sentido en las comunidades ................................................................................. 297 Juliana Bolaños Solarte - Universidad de Nariño

Barbacoas “lágrimas de oro” y la esperanza etnoeducativa .................................................................................... 306 Jaime Ernesto Paz Feliciano - Universidad Nacional Abierta y a Distancia

Procedimientos epistemológicos empleados desde los estudios culturales para convertir la tradición oral en objeto de estudio.................................................................................................................................... 318 Edison Duván Ávalos - Instituto Tecnológico Superior “Vicente Fierro”

El problema de la objetividad y el enfoque del conocimiento situado en Jonatás y Manuela de Luz Argentina Chiriboga ................................................................................................................................................. 327 Sandra Carbajal García - Universidad Central del Ecuador


Norah Lange: Fragmentos de lo imaginado DAVID JACOBO VIVEROS GRANJA Pontificia Universidad Javeriana dviveros@javeriana.edu.co

“Tal vez yo no sepa mirar...” Norah Lange, Antes que mueran

Resumen El propósito de esta ponencia es estudiar la construcción del mundo exterior, desde la visión interna perteneciente a las narradoras en tres novelas de Norah Lange: Personas en la sala; Antes que mueran; y El cuarto de vidrio. La metodología que se sigue es la de interpretar a partir de los propios textos literarios y de una base teórica como son algunos elementos de la Fenomenología de la percepción de Maurice Merleau-Ponty y de Jean-Paul Sartre. En las ideas tratadas el lector encontrará que se conciben a estas narradoras como conciencias que desde una atmósfera de encierro buscan explicar lo que observan: ese limitado mundo que presencian. Algunas conclusiones a las que se llegó fueron estas: los personajes de Lange vigilan hasta llegar a la locura del detalle o de los secretos; están ante una realidad que activa los silencios, pese a que esa realidad existe antes de cualquier reflexión. Palabras clave: Percepción; Norah Lange; exterior; realidad; imaginación. Introducción A través de las tres novelas de la escritora argentina Norah Lange tituladas: Personas en la sala; Antes que mueran; y El cuarto de vidrio, se busca en esta ponencia estudiar cómo a través de la narración los textos construyen el mundo exterior desde una visión interior. Esta percepción es dirigida por la voz de quien narra y la realidad deja de permanecer afuera para ocupar la visión e imaginación del personaje. Como si para comprender hubiese que ver, y a su vez ver fuese imaginar. El fundamento teórico para este texto lo brindan algunas ideas de Maurice Merleau-Ponty y ciertas reflexiones de Jean-Paul Sartre. En las novelas de la autora, los narradores son conciencias que se explican a sí mismos lo que están observando en un espacio que es el del encierro, el mundo que ellos presencian es limitado. Lo que descubren los personajes acerca de lo que está afuera no es una certeza para los lectores, sino una ambigüedad; para los personajes quizás ocurra que estén acercándose –tomando palabras de MerleauPonty– al descubrimiento de lo ilusorio. Las novelas de la autora argentina no aclaran esos intervalos que separan las cosas entre sí, la separación del que observa y el observado permanece, sólo mentalmente se funden ellos dos, y a la vez, se regresa a los contornos de los que habla Emanuel Lévinas. Pese a esto, la realidad en la historia de cada novela acepta lo que se extrae de ella y lo que la imaginación le agrega, no aguarda ni rechaza nada, solamente está allí para ser observada e interrogada ~ 139 ~


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sin afectarse. “La realidad es un tejido sólido, no aguarda nuestros juicios para anexarse los fenómenos más sorprendentes, ni para rechazar nuestras imaginaciones más verosímiles” 1. 1. Antes que mueran En el libro Antes que mueran, quien narra empieza a percibir aquello que la gente trata inconscientemente y que son las palabras, dice entonces lo siguiente: “No sabes cómo cambia la palabra lámpara a la luz del día, delante de mucha gente, o cuando estamos solos, esperando” 2. Las palabras son físicas y cambiantes en cada situación, se modifican por fenómenos físicos o por la presencia o ausencia de personas. ¿Qué ocurre entonces cuando alguien dice su nombre, teniendo en cuenta que el nombre también es una palabra? La narradora pronuncia su propio nombre con la voz que “empleamos para llamar a alguien sin que los demás se enteren”3. ¿Sucedió algo cuando alguien pronunció su propio nombre, recordando que las palabras cambian en distintos momentos? ¿qué pasa con la realidad cuando la nombro? La narradora en mención responde de esta manera a lo anterior: “Me pareció que pronunciar mi nombre a solas era como anunciar un peligro o, peor aun, como si algo, en la oscuridad, me rozara la mano”4. Las palabras y el propio nombre son externas y cuando se las pronuncia adquieren la condición de ser observadas. ¿Qué consecuencias trae observar la realidad a solas? Las palabras cambian, “Especialmente cuando estamos solos”5; si las palabras nombran o describen lo observado por el personaje, las palabras están sustituyendo lo que se mira y alterándolo. Entonces cuando “decimos lámpara, o terciopelo, o carretera, [...] la palabra varía, asemejándose a muchas cosas que no son lámpara, ni terciopelo, ni carretera”6. ¿Qué ocurre cuando el personaje se interroga a sí mismo pronunciando su nombre en forma de pregunta o va más allá e interroga lo que observa de la realidad en un estado de soledad? En la novela Personas en la sala la narradora vigila las palabras de tres mujeres a las que quiere hacer totalmente visibles, hasta el punto de observar con cuidado las “palabras más triviales”7. En dicho texto, si alguien le dice algo a la protagonista, esta se queda en el fondo de alguna de las palabras, por ejemplo, cuando le dijeron: “Nos gusta que venga a vernos”8, ella se quedó pensando como si observara en los vocablos todo lo que contendría esa expresión: “nos gusta”, y ve en ella un contenido de presentimientos que adquiere diversas formas: “un libro cerrado con muchas precauciones [...] los guantes aplastados, los deseos de fumar”9. Las palabras describen lo que se observa y despiertan presentimientos, roces, anuncian peligros. La narrativa de Lange puede sugerir que las cosas existen como en un sueño: “los cabellos recién lavados, la pared con dibujos húmedos, el pozo abierto del molino con su oscuro y lejano espejo”10. En esta novela –Antes que mueran– habita lo indeterminado, hay un algo o un alguien que realiza una acción: “algo, en la penumbra, cierra una puerta con llave y me pide que no llore” 11. Esa ilusión que es la interiorización del mundo exterior está hecha de detalles y allí radica la locura, en esa minuciosidad de la observación: “la locura es una forma de constancia, de fidelidad, hacia un gesto, una palabra, una 1. Merleau-Ponty, M. (1994). Fenomenología de la percepción. Barcelona: Ediciones Península, p. 10. 2. Lange, N. (1944). Antes que mueran. Buenos Aires: Editorial Losada, p. 7. 3. Ibíd., p. 9. 4. Ibíd., p. 9. 5. Ibíd., p. 7. 6. Ibíd. 7. Lange, N. (1950). Personas en la sala. Buenos Aires: Editorial Suramericana, p. 101. 8. Ibíd., p. 93. 9. Ibíd., p. 93. 10. Lange, N. (1944). Antes que mueran. Buenos Aires: Editorial Losada, pp. 12-13. 11. Ibíd., p. 16.


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costumbre cualquiera”12. ¿Cómo olvidar un detalle? Si de esas minuciosidades está hecha la realidad, ellas son sus átomos. “No es posible olvidar la puerta que no cerraba sino después de un gesto misterioso e impaciente”13. La novela habla de la fidelidad o constancia hacia algo pequeño: un gesto, una palabra, etc. El punto determinado de la locura. Se había dicho antes que los narradores en las obras de Norah Lange son conciencias, y éstas son seres estirables como las cosas: “Y no duermo, porque las paredes se angostan, simplemente, sin causar disturbios [...] mientras yo me alargo, lleno el cuarto con el solo nombre que se estira”14. La observadora hace que los verbos ver e imaginar sean iguales: “y prefiero abrir los ojos antes de que mi mano se sumerja para siempre en el espejo” 15, hay objetos cuya naturaleza se creería es la de ser observados, y sin embargo, en realidad, fingen no ver. Los muebles por ejemplo, tienen un “aire de madera que finge no ver pero que mira todo el tiempo”16. Y cualquier retorno a la casa, a la interioridad, a las cosas, es engañoso: “regresamos a nuestras casas, miramos los objetos que nos esperan intactos”17. Entonces hay que provocar a la exterioridad a través de alguna frase pronunciada en voz alta, para ver qué sucede alrededor, para ver si las cosas se afectan de algún modo: “Me parecía imposible que careciese de fecha, que se me obligara a vivir indefinidamente; ansiaba conocerla y repetía a menudo: ‘cuando yo me muera’, a fin de habituarme, de verificar si algo se habituaba en torno mío, si los objetos la percibían o comenzaban a envejecer, a desgastarse y funcionar mal”18. Pareciera que ni siquiera fuese aconsejable ver la realidad, así se evitarían miedos, predicciones, profecías, sensaciones de roces en la oscuridad. ¿Qué es una mancha azul en la madera o un tintero volcado? Para la narradora se vuelve la “tinta derramada y maléfica”19 de una profecía en espera. Si el mundo está ahí, previo a cualquier interpretación que se le intente agregar, el locus de esta narración que es la casa, es abordado aparentemente sin juicios, “porque sólo es una casa” 20 afirma la narradora. Tiene también la llave, y aunque pudo decir lo mismo: que sólo es “eso”, su imaginación la lleva a una suposición, a una posibilidad de una probable realidad, es la actitud con la que se relaciona con el objeto: “Quizás dentro de mucho tiempo me baste poseer esa llave, mirarla con ese aire de recuerdo con que se relee una carta conocida”21. Ese probable futuro en donde querrá agregar algo a la realidad, se interrumpe por el presente a través del deíctico: “Esta noche sólo pienso que es una casa [...] Mientras la miro, preparando mi despedida, nada se mueve adentro” 22. ¿Quién percibe cuando hay un espejo? La protagonista y otra mujer están frente al mismo espejo, y es la cara del reflejo la que siente cómo la observan, la cara fuera del espejo no es la verdadera, “yo estaba dentro del espejo”23 dice la narradora, temerosa de que la mujer de afuera se retirara y la dejara sola en ese espacio de reflejos. “La cara en el espejo sintió que seguías mirándome”24 continúa afirmando ella... sólo alejándose del espejo la mirada volvería al verdadero rostro. En alguna parte de la novela hay una cadena de observaciones: una mujer está sentada en un peldaño con el espejo en sus dedos puesto al revés. La narradora la observa. La primera mujer mira el reverso de ese espejo, la segunda ahora le pregunta: “-¿Qué haces con ese espejo? – Le enseño a ser grande 12. Ibíd., p. 39. 13. Ibíd., p. 12. 14. Ibíd., pp. 60-61. 15. Ibíd., p. 61. 16. Ibíd., p. 62. 17. Ibíd., p. 68. 18. Ibíd., p. 199. 19. Ibíd., p. 11. 20. Ibíd., p. 109. 21. Ibíd., p. 110. 22. Ibíd. 23. Ibíd., p. 193. 24. Ibíd.


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[...] Lo obligo a mirar las cosas que miran los espejos grandes” 25. Es una cadena de miradas, se muestra que los objetos también miran, se debe recordar que ellos fingen no ver. Tal vez para describir lo que se observa, se debe evitar lo concreto, decir “algo” o “alguien”: “mientras algo, en la penumbra, cierra una puerta con llave y me pide que no llore”26, “mientras alguien en la oscuridad decía ‘duerme bien’”27. La percepción por medio de la audición no está muy presente en la novela, uno de esos casos surge cuando la narradora habla sobre la voz, aunque las relaciones que propone dejan de ser auditivas, pues afirma que “Cada voz posee su color” 28, las de los ancianos las asocia con el rosado, otras son “de color solferino; el color más desagradable y chirriante”29. Luego se quiere “acercar las voces a las cosas. Algunas se asemejaban a grandes ventanas de cortinas impenetrables; otras a sempiternos centros de mesa”30, una más al rosa pálido y otra a las mesas de luz. Pueden existir voces “atestadas de grietas [con un] olor a cuarto encerrado”31, y esas voces van delante de los rostros. 2. El cuarto de vidrio Se puede sospechar que las cosas que por costumbre se han creído que son objeto de observación, han mantenido a las personas en ese engaño, y realmente hay una conciencia en ellas y tienen vida, ya se había dicho que los objetos que se miran esperan intactos a sus observadores. En la novela El cuarto de vidrio, para quien narra, la casa “solía quedarse inmóvil”32 con el fin de ser recorrida. La casa grita “que volviese”33. Gabriela encuentra que la base de los recuerdos consiste en fijarse en todas las cosas, mirar y recordar se relacionan, la narradora afirma que “podía describir hasta el trocito de vidrio verde menos sobresaliente que arrancábamos de la pared” 34, igualmente une a lo anterior la capacidad de concentración, lo recuerda de este modo: “la paciencia con que vigilé a un sapo con dos manchas claras que permaneció veinte días casi inmóvil sobre la hembra”35. La atención de esta narradora a los fragmentos de la realidad, vuelven a ser como se ha dicho antes: minuciosa; recuerda por ejemplo el sollozar de una mujer cada vez que la tormenta se acercaba, la puntualidad de alguien al llegar, o los sitios ocultos donde se escondían las llaves de las puertas de cada vecino. La narradora dice: “no sabía si me equivocaba o si la casa esperaba” 36 unos acontecimientos. ¿En qué lugar se pueden ubicar los acontecimientos? ¿Dentro o fuera de la mente de quien observa? Además que todo acontecimiento tiene lugar desde antes de que ocurra: “Siempre creí que los acontecimientos comenzaban mucho antes de suceder y que uno se iba preparando de antemano, sin saberlo” 37. ¿Qué ocurre entonces cuando un personaje se separa de la interioridad de la casa?, irse de la casa sólo serviría para que ésta le “gritara que volviese”38. Era una casa que “podía desesperar a cualquiera”39 o que tenía dominio sobre alguien. “Era la casa que ya se había dado vuelta y empezaba a mandar, obligándome a 25. Ibíd., p. 30. 26. Ibíd., p. 16. 27. Ibíd., p. 13. 28. Ibíd., p. 41. 29. Ibíd. 30. Ibíd. 31. Ibíd., p. 66. 32. Lange, N. (2006). Obras completas. Tomo 2. Rosario: Beatriz Viterbo Editora, p. 565. 33. Ibíd., p. 566. 34. Ibíd., p. 571. 35. Ibíd. 36. Ibíd. 37. Ibíd., p. 596. 38. Ibíd., p. 566. 39. Ibíd., p. 602.


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separar un cuarto, a dejarme impresionar por otro pero, sobre todo, enclaustrándome en el cuarto de vidrio, objetable y querido”40. 3. Personas en la sala En el caso de la novela Personas en la sala, la narradora se encuentra en su hogar y desde allí vigila otra casa que queda enfrente, los verbos espiar, vigilar o ver son sinónimos en esta historia. Es la visión interna de ella la que interpreta el mundo exterior, y ante los contornos o intervalos que la separan de lo observado, imagina el momento del encuentro con quienes viven en la otra casa, hasta que llega a entrar en ese lugar contemplado. Antes de eso, la realidad de afuera es una mano “que trazaba un nombre sobre el vidrio empañado”41, las personas que aparecen en la sala de enfrente son manos, rostros y oscuridad. La protagonista se dedicará a observar una casa de enfrente y a tres de sus moradoras. Al principio “apenas miraba la casa”42, luego sí “fué preciso que permaneciera horas enteras vigilando” 43 esa morada. Ella cuenta lo siguiente: “lo que más me interesaba era espiarlas. Espiarlas constantemente, aunque permanecieran toda la noche sentadas en el mismo sitio”44. ¿Qué lee la narradora de la realidad? Lee lo poético de la realidad de los objetos, por ejemplo: “los deteriorados silencios, los hermosos y pesados silencios debajo de la lámpara” 45, lo exterior se pone en duda. Así como las paredes se hacen angostas o alguien se alarga o un nombre se estira, “Mi árbol preferido se agitaba y me pareció menos árbol”46, las mismas mujeres espiadas por ella son definidas de este modo: “Me parecieron tan pasivas, tan despojadas de deseos inútiles” 47. Es una percepción desde la distancia frente a lo contemplado. Si es paciente tendrá el retrato completo de aquellos rostros que vigila. Probablemente esas tres mujeres sepan que son observadas y dicen frases para que la narradora continúe espiando, “robándoles hábitos, pedazos de palabras”48. La narradora imagina no sólo cómo serán las tres habitantes de la casa de enfrente sino cómo serían los encuentros cuando ella estuviera allá. A partir de “señales apenas visibles, desconociendo la porción oscura de sus voces” 49. Y lo que es el exterior más que ser verificado es imaginado: “me animaba a imaginarme [...] sus rostros a la luz del día” 50. La narradora imagina una voz que a través de preguntas desestabiliza cualquier seguridad de lo que puede comprobarse, la luz más que claridad, deja vislumbrar lo que se quiere entender por medio de la observación: “¿Estás soñando? ¿Por qué no podrás reconocerlas de día? ¿Acaso las facciones cambian con la luz?”51. La protagonista vigila, espía, ve, y ahora añadimos otros sinónimos: imagina o sueña. Lo exterior es atrapado por estas acciones, y supone entonces situaciones donde lo evidente puede entenderse de un modo poco común, por ejemplo cuando ella piensa en el modo en que recibirían su voz: “notarían en mi voz la sombra de sus tres figuras aferrándose a una verja”52. Se había dicho antes que entre quien ve y lo observado se encuentra el contorno (se siguen algunas palabras de Emmanuel Lévinas extraídas del libro Totalidad e infinito: Ensayo sobre la exterioridad), ese intervalo que separa una cosa de otra. 40. Ibíd., p. 641. 41. Lange, N. (1950). Personas en la sala. Buenos Aires: Editorial Suramericana, p. 12. 42. Ibíd., p. 11. 43. Ibíd., p. 12. 44. Ibíd., p. 138. 45. Ibíd., p. 13. 46. Ibíd., p. 16. 47. Ibíd., p. 18. 48. Ibíd., p. 60. 49. Ibíd., p. 25. 50. Ibíd., p. 30. 51. Ibíd., p. 31. 52. Ibíd., p. 32.


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En esta novela, entre la ventana de la narradora y la ventana de las tres mujeres vigiladas, la separación o el contorno se unen e inmediatamente se separan, lo exterior e interior están al mismo tiempo juntos y alejados, y puede haber momentos en que el personaje se confunda y no sepa en dónde se encuentra, cerca o lejos de lo contemplado. Por ello la protagonista no sabe si está en su casa o en la de ellas: “¿Estaba sentada frente a las tres o sería desde mi ventana que las contemplaba sin que ellas presintiesen mi vigilancia [?]” 53. El mundo exterior e interior no son existencias autónomas, no se sabe en dónde se está, o si son lo mismo y a la vez son distintas. El observar puede confundir los dos extremos, el del sujeto y el objeto. Se está frente a lo que se mira o se encuentra desde una gran distancia vigilando. La mujer espía los leves cambios porque en ellos hay una contraseña, son palabras que dicen las tres mujeres y que la observadora recoge, las contraseñas son signos difíciles de entender: dejar de mirar el humo, pronunciar frases sobre un espejo o una escalera de mármol. Más adelante la narradora es interrogada por gente que vive en su casa, que le preocupa sus actitudes extrañas, ella explica que tenía las “tres caras adentro”54 de la suya. Pero de tanto observar, de tanto vigilar a esas tres caras, se enfermaría por ello mismo, por “vigilar tres caras” 55. D.T. Suzuki escribe que “Ver no es suficiente. El artista debe meterse en la cosa, sentirla interiormente y vivir él mismo su vida” 56. La observadora de esta novela pone en cierto momento en duda el ritual o ejercicio de la contemplación en detalle, en aquello que realizaba minuciosamente: “Tal vez me fijara en demasiadas cosas, apartara ciertas palabras que ellas pronunciaban”57, ni siquiera sabía por qué se fijaba tanto en todos los gestos de esos rostros. Es imposible no añadir interpretaciones, pues al ver algo la narradora extrae secretos que una imagen o una cosa guardan, “como cuando se muestra el retrato de una persona querida y quienes lo miran no advierten su misterio, sus posibles rencores” 58. ¿Y si el que observa, por su voluntad o contra su voluntad descansara de ver ese fragmento de la realidad? ¿Qué ocurriría al volver a fijarse en aquello a lo que había visto antes tan en detalle? ¿Ese tejido sólido seguiría estando ahí? A la protagonista de Personas en la sala la envían a Adrogué para que descansara de aquellos tres rostros, fueron días “apacibles y agradables”59 en donde leer antes de acostarse era posible, sin que ella tuviera que estar pendiente de vigilar a las tres mujeres de la casa de enfrente. Pero dejar de estar pendiente de las tres personas, dejar de observarlas o espiarlas, era serles “infiel”60. El ejercicio de observación de la narradora es parte de los síntomas que preocupan a otros, ya se había dicho que fijarse en los detalles era estar en la locura. Hay silencios de los otros cuando ella recuerda aquello que era observado, la familia espera su mejoría... en algún momento ella había dicho que estaba enferma de tanto vigilar esos rostros. Al regresar del reposo construyó una gran expectativa y sucedió que las caras que tan minuciosamente había vigilado “no estaban, y que no solamente no estaban a oscuras detrás de la ventana [...] sino que la sala estaba a oscuras y que alguien, por primera vez, había cerrado las persianas”61. La narradora se niega a describir lo que ve ahora, insiste en lo que observó antes, en sus antiguas vigilancias. 53. Ibíd., p. 92. 54. Ibíd., p. 158. 55. Ibíd., p. 61. 56. Suzuki, D. y Fromm, E. (1994). Budismo Zen y psicoanálisis. México: Fondo de Cultura Económica, p. 22. 57. Lange, N. (1950). Personas en la sala. Buenos Aires: Editorial Suramericana, p. 117. 58. Ibíd., p. 12. 59. Ibíd., p. 195. 60. Ibíd. 61. Ibíd., pp. 199-200.


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Cuando despertó “con el día entero por delante” 62 decidió no levantarse temprano y su familia se preocupó, “Estoy enferma de una casa encerrada” 63 pensaba, dejando para otro día lo que ya no era posible vigilar. Parecía huir postergando el momento que le haría pensar que había vigilado fragmentos imaginados. “hacia dónde mirar”64 fue la pregunta final del libro. “Toda teoría sobre la memoria implica una presuposición sobre el ser del pasado” 65, ¿cuál es el ser del pasado de la narradora en Personas en la sala?, ¿existió?, ¿hubo ese pasado que busca?, ¿si no puedo verificar el pasado que insisto que existió, realmente lo hubo?. “¿cuál es el ser de un ser pasado?”66, ¿Cuál es el ser de esta protagonista cuando vigilaba la casa de enfrente, ahora que regresa de su descanso o recuperación en Adrogué? Se habla entonces de “la aparición en la conciencia de la imagen-recuerdo”67, ella vuelve a su casa, no encuentra a esas personas en la ventana, pero surge en su conciencia la imagen-recuerdo de ellas tres. El pasado entonces puede entendérselo –según Sartre– como una fuerza que se inserta en la conciencia presente, que en la novela se ubica cuando el personaje regresa. Este filósofo pregunta si el pasado por lo tanto “¿Tendrá acaso una fuerza propia”?68, ¿es esa fuerza propia la que hace que sea inolvidable la vigilancia de la narradora en la novela e inaceptable el cambio que encuentra? Partamos que la narradora hubiese observado, vigilado, espiado la casa de enfrente; quien observó, vigiló y espió ¿es la misma mujer que ha acabado de regresar de Adrogué en busca de los tres rostros? ¿la narradora del pasado es la del presente? Este personaje, ¿comparte la vivencia de su yo de otro tiempo? Jean-Paul Sartre anota un ejemplo en donde afirma que un sujeto llamado Pablo, en 1920 era alumno de la Escuela Politécnica, la pregunta que surge es esta: “¿Quién es el que ‘era’?”69, obviamente se responderá: es Pablo, pero “¿qué Pablo?”70, el filósofo francés responderá que “es el ser mismo de la vivencia”71. Conclusiones Maurice Merleau-Ponty cuando formula la pregunta: ¿qué es la fenomenología? Escribe que es “una filosofía para la cual el mundo siempre ‘está ahí’, ya antes de la reflexión” 72, la forma cómo quieren los personajes de Norah Lange comprender ciertos aspectos del mundo es a través de detalles y de historias imaginadas que siguen desarrollándose hasta ocupar por momentos la realidad. La casa o las personas que son objetos de la observación, preceden cualquier reflexión o interpretación de los protagonistas. Lo que quieren entender está allí desde antes de ser observado por alguno de los personajes, la reflexión es consecuencia de haberse dado cuenta de algo que estaba ante ellas. “El mundo está ahí previamente a cualquier análisis que yo pueda hacer del mismo”73. En los textos de Lange no se llega a la reflexión, hay una serie de sospechas de lo que puede ser o estar ocurriendo. Sin anunciarlo se funde con la realidad, “la realidad está por describir, no por construir o constituir”74, el mundo para Merleau-Ponty es “el campo de todos mis pensamientos y de todas mis percepciones explícitas”75. Si para este filósofo la fenomenología “Se trata de describir, no de explicar ni analizar”76, en Lange se desarrolla del siguiente modo: lo que se describe es lo que se observa, y lo 62. Ibíd., p. 207. 63. Ibíd. 64. Ibíd., p. 213. 65. Sartre, J. (1993). El ser y la nada. Barcelona: Ediciones Altaya, p. 140. 66. Ibíd. 67. Ibíd. 68. Ibíd., p. 141. 69. Ibíd., p. 143. 70. Ibíd. 71. Ibíd., pp. 143-144. 72. Merleau-Ponty, M. (1994). Fenomenología de la percepción. Barcelona: Ediciones Península, p. 7. 73. Ibíd., p. 9. 74. Ibíd., p. 10. 75. Ibíd. 76. Ibíd., p. 8.


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observado no se diferencia de lo imaginado, cuando el personaje analiza, su análisis es a través de la pregunta, todo análisis es una posibilidad, que siempre se plantea como una pregunta. La percepción a través del acto de ver es un mecanismo para imaginar, dicho momento tiene como espacio propicio el encierro y el observar a solas; quizás el lector siga el descubrimiento de lo ilusorio que para el personaje es la sensación de ambigüedad o de lo indeterminado, ante una realidad que si bien es un tejido, su material es la solidez, no espera juicios ni rechaza las imaginaciones de lo posible. En las novelas de Norah Lange se percibe a través de los detalles, del fijarse en cada cosa o en la atención minuciosa, en donde las personas o cosas simulan ser observadas y aguardan a su observador... pese a ello, espiar es robar algo de lo que se persigue o se observa; espiar es el tábano de insistente picadura ante la realidad. En la novela de Jean-Paul Sartre titulada La náusea, el protagonista anota o recomienda lo siguiente: “Lo mejor sería escribir los acontecimientos cotidianamente” 77, en donde todo debe ir clasificado: matices, hechos pequeños, hasta lo que parezca insignificante. Para Roquentin “Es preciso decir cómo veo esta mesa, la calle, la gente, mi paquete de tabaco, ya que es esto lo que ha cambiado”78, hay que ser exacto en cómo se veía antes algo y después, sin embargo el personaje deshace esta sugerencia pues “no hay nada que decir. Eso es lo que hay que evitar, no hay que introducir nada extraño donde no lo hay”79, menos aún se debe forzar la verdad, solamente “anotar con cuidado y prolijo detalle todo lo que se produce”80. En el caso de Lange los acontecimientos cotidianos están hechos de matices, el lector conoce cómo las narradoras ven una situación, una imagen o un objeto; sí hay un cuidado en las cosas en las que se fija, y en los detalles que poseen las situaciones observadas. En uno de los diálogos leemos esto: “– No trate de explicar. No es necesario explicarlo todo”81 La última página de la novela Personas en la sala, termina con la mirada de la protagonista, y aquellas mujeres que vigilaba en la casa de enfrente de repente habían desaparecido, o nunca existieron. Jean-Paul Sartre en El ser y la nada, menciona que se ha eliminado “ese dualismo que opone en lo existente lo interior a lo exterior. Ya no hay un exterior de lo existente, si se entiende por ello una piel superficial que disimularía a la mirada la verdadera naturaleza del objeto”82. Esa realidad oculta, esa verdadera naturaleza que se relaciona con el interior de las cosas no existe. De acuerdo a esto habría que verificar el acierto o no al leer las novelas de Lange desde el dualismo, pues no habría un exterior observado y un interior o verdadera naturaleza oculta en ello. Sin embargo las mismas protagonistas de los textos abordados aquí, aluden a esa piel superficial que oculta la realidad, en donde un gesto o cualquier detalle puede ser dicha piel. Dentro de los textos literarios de esta autora argentina existe una verdadera naturaleza que sí debe descifrarse, pues no es clara ante la mirada del que la busca. Ese sujeto que mira pertenece a un espacio ajeno y alcanza con su mirar aquello que vigila o espía, en un mundo donde todo es observado, las personas y las cosas son miradas por una narradora, ¿qué tan distante está aquella mujer que ve la casa o a las tres mujeres? El que mira crea una distancia inevitable para el objeto de estudio o de descripción. La mirada ajena me alcanza a través del mundo y no es solamente transformación de mí mismo sino también metamorfosis total del mundo. Soy mirado en un mundo mirado. En particular, la mirada ajena –que es mirar-que mira y no mirar-mirado– niega mis distancias de los objetos y despliega sus distancias propias83. 77. Sartre, J. (1983). La náusea. Colombia: Oveja Negra Ltda. y Seix Barral, p. 9. 78. Ibíd. 79. Ibíd. 80. Ibíd. 81. Lange, N. (1950). Personas en la sala. Buenos Aires: Editorial Suramericana, p. 120. 82. Sartre, J. (1993). El ser y la nada. Barcelona: Ediciones Altaya, p. 15. 83. Ibíd., p. 297.


Norah Lange: Fragmentos de lo imaginado

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¿Y aquello que se observa no busca ser contemplado por el otro? Jean-Paul Sartre escribe que “el prójimo viene a buscarme para construirme a cierta distancia de él” 84. Nuevamente aparece la idea del fingimiento, la ficción en la que habitan los objetos es otra piel, pues ellos también miran. Algunas conclusiones a las que se puede hacer alusión al finalizar este estudio, son las siguientes, dichas conclusiones funcionan dentro de la ficción de las novelas analizadas: una posibilidad de la percepción ocurre cuando el acto de ver algo se convierte en sinónimo de imaginar; las descripciones de un observador ante lo que mira están en un terreno de ambigüedad, es como si el contorno estuviera hecho de la atmósfera del sueño; no hay quizás algo que se pueda retener por la observación, en el mismo lenguaje una palabra deja de ser la misma bajo ciertas circunstancias; los personajes de Norah Lange mantienen una constancia en su ejercicio de vigilar hasta llegar a la locura del detalle, en los detalles duermen los secretos, las profecías, los roces en la oscuridad; se vigila tanto algo, que eso que se observa queda dentro de uno; todo objeto tiene la piel de la apariencia, y se muestra como receptáculo de la observación, el objeto es aquello que se espía, pese a ello ese estado es un fingimiento, al punto que ellos esperan a la gente a que regresen (como si lo que es susceptible de ser observado anhelara eso); los personajes observadores son pacientes en su espionaje; espiar implica robar algo de lo que se contempla; el contorno que separa una cosa de otra desaparece y para un observador resultará confuso saber si se está lejos de lo que se mira o si se encuentra a una mínima distancia; es un riesgo dejar de observar por un tiempo algo a lo que se ha dedicado una minuciosa vigilancia en detalle, pues es posible no encontrarlo al regreso sino en el recuerdo; los personajes de Lange se encuentran ante una realidad que está ahí previa a cualquier reflexión que pretendan hacer, y sin embargo esa realidad activa en ellos el descubrimiento secreto de los detalles.

Bibliografía Lange, N. (1944). Antes que mueran. Buenos Aires: Editorial Losada. Lange, N. (2006). Obras completas. Tomo 2. Rosario: Beatriz Viterbo Editora. Lange, N. (1950). Personas en la sala. Buenos Aires: Editorial Suramericana. Lévinas, E. (1977). Totalidad e infinito: ensayo sobre la exterioridad. Salamanca, España: Ediciones Sígueme. Merleau-Ponty, M. (1994). Fenomenología de la percepción. Barcelona: Ediciones Península. Sartre, J. (1993). El ser y la nada. Barcelona: Ediciones Altaya. Sartre, J. (1983). La náusea. Colombia: Editorial Oveja Negra y Editorial Seix Barral. Suzuki, D. y Fromm, E. (1994). Budismo Zen y psicoanálisis. México: Fondo de Cultura Económica. 84. Ibíd.


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Este libro se imprimiĂł en julio de 2019 en Graficolor Pasto sas - Calle 18 No. 29-67 Tels. 731 06 52 - 731 18 33 graficolorpasto@hotmail.com San Juan de Pasto, NariĂąo, Colombia. Se imprimieron 500 ejemplares.



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