LOS RETOS DE LA EVALUACIÓN EN AMBIENTES VIRTUALES DE APRENDIZAJE Gloria Cecilia Ruales Zambrano { gloria.ruales@unad.edu.co} Anívar Chaves Torres {anivarchaves@yahoo.com}
Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD
“La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia”. Sócrates
RESUMEN
La evaluación es un componente esencial del proceso educativo y tiene como función proporcionar información oportuna y confiable que permita mantener el curso de las actividades de aprendizaje orientadas hacia los propósitos previamente definidos; no obstante, se observa una distancia significativa entre lo que se dice de la evaluación y lo que se hace en la práctica, donde el proceso y los instrumentos utilizados no so coherentes con el proceso desarrollado y con los fines que se persiguen. La problemática asociada a la evaluación se incrementa en los programas de educación a distancia mediados por ambientes virtuales de aprendizaje, en los que los docentes no tienen contacto persona a persona con los estudiantes y donde todas las interacciones son mediadas por herramientas telemáticas. Si bien los sistemas de administración del aprendizaje ofrecen varias herramientas para llevar a cabo la evaluación, si éstas no se utilizan en el marco de una estrategia de evaluación que garantice la autenticidad, confiabilidad y validez de la evaluación, dejan de ser una ventaja para convertirse en un problema que lesiona la calidad del proceso educativo.
En consecuencia, la evaluación a través de ambientes virtuales de aprendizaje presenta una serie de problemas que aun no han sido resueltos satisfactoriamente y por lo tanto constituyen un reto para las instituciones que ofrecen este tipo de educación. Entre los retos más significativos se pueden citar: el desarrollo de la evaluación diagnóstica y el correspondiente ajuste de los cursos, la confiabildiad, validez y atenticidad de la evaluación, la cotextualización de la evaluación y el aprendizaje colaborativo. Palabras clave: evaluación, ambientes virtuales de aprendizaje, retos de la evaluación. ABSTRACT Evaluation is an essential component of the educational process and her function is to provide timely and reliable information for keeping the course learning activities focused towards pre-defined purposes, however, there is a significant gap between what is said of the evaluation and what is done in practice, where the process and the tools used are not consistent with the developed process and the searched goals. The problems associated with evaluation increases in distance education programs mediated virtual learning environments, where teachers does have personal contact with students and where all interactions are mediated by digital tools. While learning management systems offer several tools to carry out the assessment, if these are not used as part of an evaluation strategy to ensure the authenticity, reliability and validity of the evaluation, no longer an advantage to become a problem that damages the quality of the educational process. Consequently, the evaluation through virtual learning environments presents a number of problems that have not been satisfactorily resolved and therefore constitute a challenge for institutions that offer this type of education. Among the most significant challenges may include: the development of the diagnostic evaluation and the corresponding adjustment of the courses, the confiabildiad, atenticidad of validity and evaluation, assessment cotextualización and collaborative learning. Key words: evaluation, virtual learning environments, evaluation challenges
INTRODUCCIÓN La evaluación es un elemento fundamental en todo proceso educativo, es quien da cuenta del rumbo que llevan las actividades y del acercamiento o distanciamiento con respecto a los propósitos establecidos. En consecuencia, la evaluación está integrada a la educación en todas sus fases, desde la planeación del programa educativo hasta la promoción o certificación del estudiante. Como afirma García-Beltrán(2006: 2), la evaluación como elemento de verificación es un concepto crítico y un pilar fundamental que permite medir y valorar la bondad del proceso de aprendizaje considerándolo globalmente, tanto en la programación como de la puesta en práctica del mismo. Entre los diversos problemas asociados a la evaluación se puede mencionar el tipo de evaluación, la confiabilidad y validez de los instrumentos y la objetividad de las pruebas. En muchos casos, se ha centrado el interés en la evaluación sumativa, que se orienta a determinar si el estudiante puede aprobar el curso, más que por favorecer el aprendizaje, puede ser que se utilice instrumentos no apropiados o incoherentes con los objetivos de aprendizaje y con el proceso educativo en general; por otro lado, el estudiante se preocupa más por obtener buenos resultados en las evaluaciones y ser promovido, que por alcanzar los objetivos de aprendizaje. Ahora bien, además de las dificultades inherentes a la evaluación en sí, hay que sumarle que en las últimas décadas, gracias a los avances de la tecnología y los servicios basados en Internet, se ha generado un nuevo tipo de educación, la educación mediada por recursos informáticos y telemáticos, a la que muchos denominan educación virtual. Pero como el concepto de virtualidad tiene sus propias discusiones y no son objeto de este texto, aquí se hace referencia únicamente a procesos educativos y evaluativos en ambientes virtuales de aprendizaje, entendiendo un ambiente virtual no como el opuesto del ambiente real, sino como el espacio de interacción creado mediante recursos tecnológicos, que no requiere la presencia física de los actores, pero sí su disposición, voluntad y compromiso. En los ambientes virtuales de aprendizaje, la evaluación cumple las mismas funciones que en la educación presencial, persigue propósitos similares y puede hacer uso de las mismas técnicas e instrumentos. Los recursos tecnológicos de los que disponen ofrecen algunas ventajas, pero también acarrean algunas dificultades que no se
tienen en las evaluaciones presenciales, como el acceso ilimitado a materiales en el momento de la evaluación y la incertidumbre sobre la autenticidad del evaluado. En lo que sigue de este documento se presenta una revisión de la evaluación en general, de la evaluación en ambientes virtuales de aprendizaje y los retos que esta última implica para las instituciones y para los docentes. QUÉ Y PARA QUÉ DE LA EVALUACIÓN La evaluación educativa es un proceso ligado a la formación que consiste en la valoración del aprendizaje de los estudiantes, del cambio ocurrido en el sentido de los propósitos del aprendizaje, según lo establecido en la planeación. Este proceso tiene como propósito identificar y dimensionar qué aspectos del proceso educativo están funcionando bien y cuáles deben ser reorientados o ajustados para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. En palabras de Delgado (2005: 38) la evaluación se concibe como “un proceso sistemático de obtener información objetiva y útil en la que apoyar un juicio de valor sobre el diseño, la ejecución y los resultados de la formación con el fin de servir de base para la toma de decisiones pertinentes y para promover el conocimiento y comprensión de las razones de los éxitos y los fracasos de la formación". Por lo anterior, la estrategia de evaluación debe ser considerada desde la planeación del proceso educativo, para garantizar que se articula con los demás elementos curriculares tanto en su intencionalidad como en las técnicas e instrumentos. Desde esta perspectiva, el proceso de evaluación es diseñado para generar información válida y oportuna sobre el desarrollo del proceso educativo y el aprendizaje, de manera que se pueda verificar en qué medida éstos corresponden a lo planeado, y no sólo para generar calificaciones. En este sentido, Escorcia (2008) propone llevar a cabo una evaluación contextualizada, que tiene en cuenta al individuo con
sus intereses y necesidades.
Sugiere observar el proceso evaluativo desde perspectivas más integrales y formadoras, no sólo como simples medidores de las prácticas educativas sino como componentes formativos del desarrollo educativo centrado en el individuo y sus interacciones para generar conocimiento. Así mismo, Santos (1995: 36) sugiere que la evaluación es un proceso de diálogo, comprensión y mejora, tres dimensiones que se realizan en diferentes
sentidos y se nutren a sí mismos. Donde el juicio de valor procede de un diálogo entre los actores involucrados directa o indirectamente en el proceso evaluado y el conocimiento sobre la realidad evaluada se adquiere desde una participación flexible, libre y espontánea de los individuos. La evaluación está orientada hacia la comprensión del proceso evaluado en su contexto, como una realidad temporal y compleja, a comprender cómo son las cosas y por qué son como son. La evaluación debe tener como finalidad última mejorar el proceso educativo, no solo en sus resultados, sino también en su racionalidad y en la justicia de las prácticas educativas. En este orden de ideas, la importancia de la evaluación desde el punto de vista social, académico y personal, contrasta con la simplicidad de los procesos y la calidad de los instrumentos con los que se asigna valoraciones a los estudiantes (Sacristán, 1998: 377). La evaluación como mecanismo de control, como ejercicio de poder o como fuente de datos para elaborar reportes es una práctica reduccionista y estéril que debe ser erradicada de los entornos educativos. En síntesis, con base en Jorba y Sanmartí (1993), Pruzzo (1997), Abarca (2009) y Daza (2010: 3), se puede decir que la evaluación es un proceso de interpretación de una situación con base en información obtenida de diferentes fuentes a través de medios específicos para emitir juicios y tomar decisiones pedagógicas. Es un mecanismo de regulación del proceso educativo que provee información oportuna y confiable que permite llevar a cabo una valoración integral, introducir ajustes y modificaciones según corresponda y llevar un control permanente, no sólo cuantitativo sino cualitativo, tanto de la enseñanza como del aprendizaje. Ahora bien, un proceso de evaluación diseñado y desarrollado como se ha planteado en los párrafos precedentes, presenta algunas características relevantes (Santos, 1995: 34), entre las que es importante mencionar: independiente, comprometida, cualitativa, práctica, democrática y procesual. Lo anterior implica que la evaluación no puede estar sometida, juzgada o enajenada al poder, pero sí comprometida con unos principios y valores. Es preciso reconocer que los procesos que se evalúan son complejos y no pueden ser sólo cuantificados; por lo tanto, la utilización exclusiva de indicadores cuantitativos simplifica y desvirtúa el proceso. De igual manera que no puede ser meramente especulativa, no tiene por objetivo producir
conocimiento académico ni teoría, sino mejorar aquello que se evalúa a través de la comprensión y del conocimiento de su naturaleza, funcionamiento y resultados. Por otra parte, se lleva a cabo con la participación de los estudiantes y se pone al servicio de los mismos, por ende es necesario que los estudiantes participen en el diseño de la estrategia evaluativa y puedan expresar su juicio valorativo sobre el proceso de evaluación. Finalmente, la evaluación se lleva a cabo durante el proceso educativo y no al final del mismo. El evaluar durante el desarrollo de un curso brinda la oportunidad de introducir cambios y mejorar lo que se hace para conseguir mejores resultados. La evaluación al final no puede incidir en el proceso. LA EVALUACION EN ENTORNOS VIRTUALES DE APRENDIZAJE Desde que comenzó a impartirse programas educativos a través de entornos virtuales se identificó que un aspecto crítico es la evaluación. Si bien es cierto que las herramientas de la Web ofrecen muchas posibilidades para llevar a cabo el proceso evaluativo, también es cierto que surgieron problemas que en la actualidad aun no han sido solucionados. El proceso de evaluación a través de ambientes virtuales de aprendizaje, de igual manera que en los entornos convencionales, tiene como ideal mejorar el desarrollo del proceso educativo. Como afirma Abarca (2009: 14) la evaluación debe ser un proceso: sistemático, objetivo, participativo y flexible, adicionalmente debe procurarse que sea: permanente, formativa, personalizada, consensuada y basada en criterios. En los sistemas de educación presencial, por lo general, los criterios de evaluación están claramente definidos y reglamentados; mientras que en los programas de educación mediados por herramientas telemáticas parece existir grandes vacíos metodológicos y conceptuales. Ante el crecimiento del número de programas ofrecidos a través de Sistemas de Administración de Aprendizaje SML surge la necesidad de repensar y rediseñar los sistemas de evaluación. Los SML o plataformas virtuales, como se les llama comúnmente, ofrecen diversas herramientas que pueden ser utilizadas para la evaluación, éstas pueden constituir una ventaja o una desventaja para el proceso evaluativo, dependiendo del manejo que se les dé. Entre las herramientas disponibles se destacan: cuestionarios, lecciones, tareas, foros y wiki. Algunos implican actividades individuales, otros colectivas, algunas pueden ser
calificadas de forma automática, lo que significa un importante ahorro de tiempo para el profesor, otras admiten que se programe la realimentación. Si bien los SML proporcionan las herramientas, la estrategia para el desarrollo del proceso evaluativo corresponde a las diseñadores de los cursos y en cierta medida obedece a las políticas institucionales. Entre las alternativas que muchas instituciones han adoptado están los bancos de preguntas y el uso de cuestionarios conformados por preguntas aleatorias que se organizan en el momento de generarse la evaluación, y por tanto son diferentes para cada estudiante; los foros, en los que se promueve el debate académico sobre un tema y las tareas, que consisten en actividades realizadas fuera del sistema (offline), individual o grupalmente, y entregados en archivo para ser evaluadas por el docente. En síntesis, como afirma Barberá (2006: 4), en la educación virtual se observa fortaleza en cuanto a la planificación y estructuración de los cursos, mientras que las debilidades están asociadas la evaluación de los aprendizajes; por lo tanto, la evaluación del aprendizaje es algo pendiente de mejorar, “algo sobre lo que hay que reflexionar con mayor profundidad, que hay que desarrollar de un modo más creativo y volver sobre ello invirtiendo más recursos pedagógicos y tecnológicos con el fin no sólo de innovar sino de llegar a una evaluación satisfactoria para profesores, alumnos e instituciones”. RETOS PARA LA EVALUACIÓN A TRAVÉS DE ENTORNOS VIRTUALES DE APRENDIZAJE Son muchos los retos que los sistemas de evaluación deben superar para lograr un proceso evaluativo como el que se planteó en la primera parte de este texto; en especial, tienen grandes retos por alcanzar los procesos de evaluación que se llevan a cabo a través de entornos virtuales de aprendizaje, entre los más relevantes se pueden mencionar: 1. Evaluación diagnóstica: los cursos que se ofrecen a través de entornos virtuales de aprendizaje se estructuran completamente antes de ser presentados a los estudiantes; los contenidos, las actividades de aprendizaje, las actividades evaluativas, las actividades colaborativas y demás, son definidos y programados previamente y en general esa programación se mantiene hasta el final. Por lo tanto, aunque se realice una evaluación al
comenzar el curso, ésta no puede ser considerada diagnóstica por cuando dicha información no se utiliza para modificar el curso y ajustarlo a las condiciones de los estudiantes. En este sentido, es preciso encontrar la forma de flexibilizar el proceso de manera que se desarrolle una evaluación diagnóstica y sus resultados se utilicen para adaptar el curso a las características de los estudiantes que lo van a desarrollar. Esto es mucho más difícil si el curso tiene cobertura nacional y los estudiantes pueden tener diferentes niveles de formación. 2. Confiabilidad del proceso evaluativo: en este sentido es necesario preguntarse si los resultados que los estudiantes obtienen en la evaluación realmente corresponden a los aprendizajes obtenidos y a las competencias desarrolladas. En la educación presencial, el docente conoce personalmente a los estudiantes y en cierta forma es un garante de que las notas y el desempeño del estudiante tienen relación, pero en la educación en entornos virtuales no existe esa relación entre estudiante y docente, a la vez que el número de estudiantes que se asignan a cada docente dificulta identificarlos particularmente. Por otra parte, muchas actividades evaluativas son calificadas de forma automática por el sistema y el docente difícilmente dispondrá de tiempo para revisar las respuestas que cada estudiante dio a cada una de las preguntas. Esta situación impone un desafío al sistema de evaluación, en cuanto que, como se mencionó, la evaluación no se limita a generar calificaciones para decidir si el estudiante aprueba o reprueba el curso, sino que se extiende a la comprensión de la relación entre los objetivos propuestos en el currículo y los alcanzados por el estudiante. 3. Validez de los instrumentos de evaluación: los SML ofrecen muchas posibilidades para llevar a cabo la evaluación, desde los instrumentos convencionales como los cuestionarios hasta los que sólo son posibles por la mediación de las herramientas telemáticas, como las wikis por citar un ejemplo. Pero esta disponibilidad de opciones puede conducir a que el docente se incline por los recursos que facilitan la calificación o por los que más llaman la atención a los estudiantes y desviar la atención de lo realmente importante, su validez. La pregunta que debe contestarse en este particular es ¿realmente se están utilizando los instrumentos adecuados para el curso o el tema en particular?. Esto es muy importante por cuanto el estudiante que presenta una evaluación por Internet cuenta con todos los recursos de la red para apoyarse (documentos, diccionarios,
enciclopedias, foros, salas de chat), a diferencia del estudiante que presenta una evaluación en un aula de clases. 4. Evaluación contextualizada: las instituciones que ofrecen formación a distancia mediada por Internet tienen amplia cobertura, llegando a poblaciones con características socio-demográficas y tecnológicas muy diferentes a las del lugar donde funciona la institución. Las universidades están en las ciudades y muchos estudiantes están en zonas rurales donde todas las circunstancias son desconocidas para el diseñador del curso y de la evaluación; por citar un ejemplo, qué puede conocer un profesor de la Universidad Tecnológica de Cartagena o de la Universidad de Santander sobre los estudiantes de una zona rural de un municipio cualquiera del departamento de Nariño. Esto hace que el proceso de evaluación y los instrumentos son diseñados en un entorno diferente al de los estudiantes; por ende, no se relacionan con su contexto y se enfocan principalmente en los contenidos. 5. Realimentación: un aspecto importante en la evaluación es la realimentación de las actividades desarrolladas por el estudiante, ésta constituye la oportunidad y el mecanismo con que cuenta el docente para exaltar lo que el estudiante ha logrado y motivarlo a seguir avanzando en su proceso de aprendizaje, pero también para hacerle notar lo que le falta o los aspectos en los que ha fallado y cómo superarlos. En ambientes virtuales de aprendizaje, la realimentación es mucho más importante y no debe limitarse a la información de retorno que el docente proporciona al estudiante después de una actividad, sino que debe extenderse a la revisión de los cambios que el estudiante introduce en su desempeño a partir de las observaciones aportadas por el profesor (Barberá, 2007). Desde esta perspectiva, las instituciones deben crear las condiciones para que los docentes puedan ofrecer una realimentación oportuna, pertinente y personalizada, para que los estudiantes realmente se sientan acompañados en su proceso de formación y su aprendizaje no se limite a lo que pueden extraer de los materiales de estudio, sino que se enriquezca con los aportes provenientes de la experiencia y conocimientos de los docentes. 6.
Aprendizaje colaborativo: aunque la educación a distancia se basa en el
aprendizaje autónomo, cuando éste se desarrolla a través de entornos virtuales, se complementa con el aprendizaje colaborativo, es decir, se apoya en la interacción con los
compañeros para construir conocimiento mediante el debate y los aportes del grupo. Por eso, es común que una de las actividades evaluativas sea un trabajo colaborativo. Éste consiste en desarrollar un producto con el concurso de un grupo de cuatro o cinco estudiantes, siguiendo las indicaciones de una guía de trabajo y con el acompañamiento del docente. Esta actividad ofrece al estudiante la oportunidad de intercambiar ideas, resolver inquietudes y confrontar sus conocimientos con los de sus compañeros; no obstante, esta actividad no siempre tiene acogida entre ellos y con frecuencia se detecta oposición por parte de algunos y el desinterés por parte de otros. Según Barberá (2006: 9), muchos estudiantes se matriculan a programas de educación a distancia o virtuales con la expectativa de realizar las actividades de aprendizaje de manera individual y de acuerdo a sus propias circunstancias; por lo tanto, pretenden llevar a cabo sus estudios a su ritmo, sin tener que ponerse de acuerdo con otros alumnos o acogerse a agendas de trabajo rígidas. 7. Autenticidad: ¿cómo saber que el estudiante es quien dice ser?¿como estar seguros de que la evaluación es desarrollada por el estudiante y no por otra persona? En los ambientes virtuales de aprendizaje, donde el docente no tiene contacto directo con los estudiantes, la atenticidad de la evaluación es un problema que está lejos de ser resueldo. Algunas universidades, la UNAD entre ellas, tienen como estrategia solictar la presencia del estudiante para el momento de la evaluación final; pero esto no soluciona completamente el problema, puesto que el mayor porcentaje de la evaluación se realiza a través de Internet, donde no hay manera de saber quien está al otro lado de la pantalla. En este orden de ideas, hay muchos aspectos por mejorar en relación con la evaluación. Las instituciones tiene que prestar atención a sus procesos evaluativos y adicionalmente buscar alguna manera de hacer que el estudiante se interese en el aprendizaje, en el desarrollo de competencias, en la transformación de sus estructuras cognitivas, más que en la aprobación de las evaluaciones y por consiguiente de los cursos.
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