Campus Virtual de Salud Pública Curso de Formación de Tutores en Ambientes Virtuales de Aprendizaje
El tutor y la evaluación en los entornos virtuales de aprendizaje Enfoques, fases, estrategias y recursos María Cristina Davini, en colaboración con Gabriel Listovsky
“La evaluación no es un apéndice de la enseñanza ni del aprendizaje, es parte de la enseñanza y del aprendizaje. En la medida en que se aprende, simultáneamente se evalúa, discrimina, valora, critica, enjuicia, opta….Esta actitud evaluadora, que se aprende, es parte del proceso educativo que, como tal, es continuamente formativo”.1 1. Acerca de la evaluación Tradicionalmente la evaluación estuvo fuertemente asociada a la idea de control del rendimiento, como actividad centrada en el profesor, realizada al final de un programa de enseñanza y desarrollada a través de pruebas para la medición de resultados de aprendizaje. La crítica anti- autoritaria cuestionó especialmente esta manera de entender y practicar la evaluación, considerando que estuvo regida por el ejercicio de poder sobre los aprendices. Sin embargo, es imposible suspender la evaluación ni tampoco es razonable pensarlo o proponerlo. La evaluación es inherente a la enseñanza. Como en cualquier actividad comprometida con intenciones y objetivos, la enseñanza requiere de la valoración de los avances, los logros y las dificultades. Asimismo, es razonable que los estudiantes quieran comprender sus logros y dificultades, así como participar activamente en este análisis. Los nuevos enfoques pedagógicos han destacado que la evaluación:
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Es un proceso continuo, que apoya la construcción del aprendizaje y orienta a los participantes corrigiendo, estimulando, discriminando logros, realizando un seguimiento del proceso y analizando los productos o resultados Es un proceso integral orientado hacia el perfeccionamiento o la mejora, que no sólo incluye al aprendizaje de los estudiantes sino al propio programa educativo y la actividad docente Todos participan, docentes y estudiantes, evaluando y auto-evaluando sus avances y dificultades, y la pertinencia y calidad de la propuesta educativa
Alvarez Méndez, 1996. Citado por Celman Susana en ¿Es Posible Mejorar la Evaluación y Transformarla en Herramienta de Conocimiento? En Camilloni, Litwin, Celman, “Evaluación de los Aprendizajes en el Debate” Paidos. 1998.
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Se apoya en informaciones del proceso y sus resultados, pero no se agota en una medición o calificación, sino en la ponderación e interpretación de las mismas.
En cuanto a los instrumentos para evaluar no existen unos que sean absolutamente mejores que otros. Su valor y pertinencia depende del su adecuación al tipo de aprendizaje que se busca, a la característica de los participantes y a la situación en la que se ubiquen. Sin embargo, las nuevos enfoques pedagógicos han ampliado las herramientas, incluyendo: Estrategias estructuradas, como las encuestas, cuestionarios, escalas de ponderación Estrategias no estructuradas, como las producciones escritas individuales y/o grupales, valoración de los aportes en la participación, los portafolios de ejercicios, el registro de memorias personales Hargreaves, Earl y Ryan (2000)2 sintetizan los rasgos centrales de las propuestas el movimiento para la evaluación auténtica, impulsando el uso de estrategias que, habitualmente, no han sido tenido en cuenta, tales como:
Evaluar a través de las producciones, propuestas de trabajo o demostraciones realistas (transferibles a las prácticas) de aquello en lo que deseamos que los alumnos sepan y puedan hacer bien. Proponer en estas evaluaciones procesos mentales más complejos y estimulantes, que la simple respuesta a cuestionarios, como por ejemplo, leer e interpretar lo que leen, escribir expresando sus ideas y sosteniendo un discurso claro y organizado, mostrar su creatividad, mostrar su capacidad de investigación, resolver problemas, etc. Incorporar la evaluación de una amplia gama de aprendizajes y desarrollo de capacidades (expresivos, creativos, prácticos, sociales) y no sólo de la esfera del conocimiento, incluyendo la colaboración con otros Reconocer y facilitar la existencia de más de un enfoque o respuesta en la producción de los alumnos, evitando la única solución o las respuestas fijas Prestar especial importancia a las expresiones personales no pautadas y a
los productos reales que desarrollen Utilizar criterios y estándares de evaluación claros, transparentes y apropiados para esas producciones o propuestas de acción
Hargreaves, A. Earl, L. – Ryan, J. Una educación para el cambio. SEP/ Octaedro, México, DF, 2000, págs. 208 y ss. 2
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2. El seguimiento y evaluación en entornos virtuales Como en la comunicación a través de entornos virtuales, el seguimiento y evaluación no es “cara a cara”. Requiere de la mediación del flujo de intercambio a través del medio virtual, incluyendo: El seguimiento de la participación: a través del registro de ingresos al entorno, de los foros, de la mensajería, de los chats, e impulsando a los más rezagados La valoración de la participación: por la calidad de los aportes en las actividades colaborativas, en los debates, incluyendo la capacidad de diálogo y ajuste de perspectivas El seguimiento del aprendizaje: detectando avances, desvíos, dificultades y apoyando su mejora, a través de la comunicación grupal y la mensajería personalizada De los resultados progresivos: a través de la producción y envío de informes, de la solución de ejercicios, de las actividades grupales/ individuales, de cuestionarios, encuestas, escalas, etc. De la integración de los aprendizajes: a través del análisis de los productos y actividades integradoras (elaboración de planes de acción, proyectos, etc.) integrando los ejes de aprendizaje y contenidos del programa. Si los tutores pueden centrar la atención en qué y cómo están aprendiendo los participantes, podrán potenciar al seguimiento y evaluación como una herramienta que permita comprender procesos y aportar información para la mejora del aprendizaje y del mismo programa educativo.
2.1. El proceso y las fases de evaluación en el entorno virtual La evaluación incluye distintas fases: La diagnóstica o inicial La de proceso o formativa La de resultados, sumativa o integradora Para evaluar es necesario reunir informaciones, organizarlas e interpretarlas a lo largo del curso. De esta forma, el seguimiento y evaluación del tutor tiene funciones relevantes al comienzo, durante y al final de la implementación de un curso. Al comienzo, el tutor realiza una apreciación diagnóstica del grupo con el que va a trabajar. Ello le va a permitir tener una valoración preliminar de las características de los participantes y sus expectativas y necesidades:
Informaciones brindadas a la hora de matricularse en el curso
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Presentaciones personales y diálogos iniciales con los participantes Aplicación de un cuestionario inicial de intereses y expectativas
Esta primera caracterización es particularmente importante en los cursos virtuales ya que sirve al tutor para conocer a los participantes quienes suelen pertenecer a distintos contextos socio- sanitarios, desarrollar distintas funciones profesionales y pertenecer a culturas diversas. A medida que se desarrolla el curso, el tutor tiene una participación activa en la evaluación de proceso (también llamada continua o formativa). Esta evaluación forma parte de la orientación del aprendizaje, a través de la retroalimentación permanente. Implica una continua comunicación y devolución reflexiva sobre las producciones individuales (personalizadas) y grupales, con el fin de de perfeccionar o mejorar el aprendizaje:
realizando apreciaciones acerca del desarrollo de las actividades y dando devoluciones (feed- back) oportunos y frecuentes; detectando problemas o dificultades y compartiéndolas con el participante (individual o grupal), en vistas a su mejora o superación; recogiendo informaciones sobre los logros u obstáculos; tomando decisiones para mejorar y enriquecer el aprendizaje, adaptando sus intervenciones al perfil del grupo y flexibilizando los ritmos según las necesidades; realizando el seguimiento del intercambio del grupo y la participación; identificando los aportes y progresos de los alumnos; comparando las capacidades e intereses de los participantes con las competencias que se buscan formar; realizando balances periódicos sobre la marcha de las actividades
La evaluación abarca no sólo la cantidad de las intervenciones o participaciones de los miembros del grupo, sino también y muy especialmente la calidad de las mismas.
Para realizar el seguimiento cuantitativo de la participación, el tutor no sólo pueden revisar los mensajes de los alumnos a través de e-mail, box de mensajes o aportes en los foros. Los programas educativos on line cuentan, en general, también con una base de administración de la matrícula a la que puede acceder el tutor. A través de ella, se cuenta con un registro de las entradas y salidas de los participantes del curso, la fecha y del tiempo de duración de la conexión, incluyendo la sumatoria de los ingresos. Con ello, puede detectar la frecuencia de trabajo así como las ausencias en tiempos prolongados, facilitando su intervención para retomar y recuperar los tiempos perdidos, previniendo o evitando un abandono anticipado del curso.
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Para la evaluación cualitativa, se tendrán en cuenta los aportes y avances reflexivos sobre los materiales y las actividades, el esfuerzo y compromiso personal, la iniciativa y los logros alcanzados, teniendo en cuenta los objetivos propuestos.
En cuanto a la evaluación de resultados de aprendizaje (también llamada sumativa), se requiere reunir información relativa a la integración de los aprendizajes, expresada en logros de conocimiento, habilidades y actitudes (disposiciones). Dependiendo de la organización y diseño del curso, ésta puede realizarse a través de:
Un balance final valorativo, comparando las capacidades iniciales y las adquiridas, realizado por el tutor y compartido con los participantes; Un informe o propuesta final de trabajo presentado por los participantes y elaborado progresivamente a lo largo del curso, La aplicación de un test o prueba final
Pero es necesario destacar que, tanto en la evaluación de proceso como en la de resultados, la mirada no puede estar solo puesta en el desempeño del alumno. Procesos y resultados dependen en gran medida del contexto virtual y de los materiales del curso, así como de la propia actividad de los tutores. A la hora de valorar, es importante tener en cuenta:
La logística de la conectividad, las condiciones de distribución y acceso a los materiales, el funcionamiento del sistema de comunicación en las actividades interactivas (correo, foros, chats, y otros) y los apoyos brindados; La pertinencia, calidad y valor pedagógico de las actividades previstas y de los distintos materiales; La distribución del tiempo, dado que a veces el curso propone más de lo que puede realizarse en la agenda diseñada; El desempeño del tutor (y su autoevaluación) para motivar, para interactuar, comunicarse en los plazos razonables, orientar y compartir sus puntos de vista
3. Apoyando la autoevaluación La evaluación del aprendizaje no es una actividad exclusiva del tutor. Es también un ejercicio de autoevaluación realizado por el propio participante, a través de la revisión de sus avances y dificultades.
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La autoevaluación no debe ser pensada sólo en el momento final de un curso, sino a lo largo del desarrollo de cada uno de los módulos, orientada hacia la mejora permanente y al desarrollo de la autonomía de aprendizaje. El ejercicio de la autoevaluación permite al participante:
Revisar sus metas y comprometerse con ellas Desarrollar su valoración crítica sobre su propio aprendizaje Desarrollar la reflexión sobre su proceso de aprender
Asimismo, la evaluación del participante brinda informaciones y perspectivas acerca de la propuesta del curso:
Identificando los contenidos y materiales más pertinentes y valiosos Reconociendo las actividades que presentan menor valor o mayor dificultad Apreciando las funcionalidades y problemas de la interacción en el entorno educativo
4. El tutor y la mejora del programa educativo La evaluación integral incluye el aprendizaje, el contexto del aprendizaje y los recursos. Es una tarea en la que participa todo el equipo de producción y desarrollo. Es importante que los tutores, a lo largo de su actividad:
puedan proveer insumos que faciliten esta evaluación integral, comunicando sus reflexiones, aportes e informaciones a la coordinación y administración tecnológica del curso; compartan sus observaciones y experiencias con los otros tutores que participan de su desarrollo, aprendiendo y apoyándose en conjunto.
La evaluación está orientada al perfeccionamiento o mejora, no sólo del aprendizaje de los participantes. El proceso y resultados de aprendizaje depende en buena medida de las condiciones del contexto virtual, de los materiales y propuestas de actividades del curso, como también del desempeño del tutor. La evaluación integral del curso es tarea de un trabajo en del equipo docente, de diseño y desarrollo del programa: coordinador, tutores, grupo de diseño, administrador del sitio y otros especialistas colaboradores ad hoc. Dentro de este equipo, son muy relevantes los aportes que puedan realizar los tutores, en la experiencia de desarrollo de las actividades con los grupos de participantes, a través de:
Un contexto de intercambio con otros tutores, compartiendo observaciones, experiencias, dificultades y modos de resolverlas, y aprendiendo en
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conjunto, sea cuando hay otros grupos con sus tutores dentro de la misma edición del curso, o en trabajo en red con otros tutores; Un fluido contacto y comunicación permanente con la coordinación y la administración del sitio, presentando informes o balances periódicos. No se trata de largos informes sino de informaciones breves y ágiles, pero continuas.
Esta colaboración en equipo permanente, permite resolver problemas sobre la marcha (de conectividad, de acceso a los materiales, de integración de los participantes), así como brindar contribuciones para la mejora del proceso tutorial y el perfeccionamiento de la programación del curso. Entre otras cuestiones, este trabajo en equipo facilitará la evaluación de:
La pertinencia de las actividades propuestas o su necesidad de reajuste La calidad y número de las lecturas La dificultad o facilidad que presentan para los participantes las actividades y los materiales El acceso, la conectividad y la administración del sitio Las facilidades interactivas del entorno y de acceso a enlaces La necesidad de actividades complementarias La programación del tiempo Las necesidades de apoyo a los tutores