Correo del Alba - Bolivia - Julio 2019

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Nº 87 / Julio 2019 / Correo del Alba / Año IX

Gran

Poder

Entrevista exclusiva

con Stella Calloni Estrategia de la derecha regional

ERNESTO CAVOUR DE CUERPO ENTERO


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Sumario Especial Estrategia de la derecha regional

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Vaza Jato y el golpe de Estado al desnudo en Brasil POR DANIEL ARAÚJO

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Del Lawfare a los Estados postsoberanos

Claves del crecimiento económico en Bolivia POR GONZALO GONSALVEZ

“Hacer bien sin mirar a quién” y la cuestión de las bolsas plásticas POR MIGUEL JUSTINIANO

POR Cooperativa Audiovisual Nuestramérica

El síndrome de Agripina-Kissinger (o cómo asesinar opositores) POR ALEJO BRIGNOLE

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Colombia, el genocidio invisible

Memoria viva

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Nuestra Marta POR LUISA LÓPEZ

POR MARÍA FERNANDA BARRETO

La pantalla América Latina

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Michelle Bachelet en Venezuela

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XXV Encuentro del Foro de São Paulo Caracas 2019: Retos y desafíos

POR ANA CRISTINA BRACHO

Espigar la realidad POR SEBASTIÁN LÓPEZ

Deporte

45 El VAR en el fútbol contemporáneo POR LUIS BARRIL

POR JULIO CHÁVEZ

Nacional

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Nos conoceremos

La guerra sucia como estrategia de campaña POR EDWING CATACORA

46 Santo Domingo

POR CORREO DEL ALBA

Correo del Alba

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editorial

Y

a son unos cuantos los historiadores y cientistas políticos y sociales que se inclinan a estudiar la historia latinoamericana y caribeña de los últimos dos siglos a partir de ciclos, donde el patrón parece ser, con algunos matices: reforma-contrarreforma-revolución-contrarrevolución. En el último lustro, intelectuales, políticos, líderes sociales y activistas de toda naturaleza en nuestra América se han afanado en revitalizar la discusión en torno a la validez de interpretar la historia en “ciclos”. Esto a partir de una coyuntura caracterizada por la salida de algunas fuerzas progresistas de los gobiernos de sus respectivos países y el retorno de fuerzas abiertamente neoliberales (ejemplo, Argentina, Brasil y Ecuador). Como en épocas pasadas, la respuesta del conservadurismo a los proyectos nacionalistas, antiimperialistas y progresistas –en el caso venezolano anticapitalista además– ha sido contundente y exhibe variadas estrategias que van desde la judicialización de la política –difamando y encarcelando a los íconos del progresismo y las izquierdas– hasta múltiples boicot y una seguidilla de asesinatos selectivos a lo largo y ancho del continente, lo que daría luces de un estratagema refinado, todos temas abordados en la presente edición. De igual manera, parece haber un consenso sobre esta materia entre las mujeres y hombres progresistas de la región, quedando solo la duda –no menor– si dejarse arrastrar por cierto fatalismo cíclico (definir en cuál ciclo estamos y hacia cuál podremos dirigirnos) o empecinarse en torcerle la mano a la historia reciente. En cualquier caso, los métodos y acciones para intervenir eficazmente en nuestros contextos son aún inciertos. Mientras tanto, el XXV Encuentro del Foro de São Paulo, a realizarse en estos días en Caracas, promete reflexionar y buscar salidas concretas a los padecimientos ocasionados por el neoliberalismo. Correo del Alba

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EN PERSONA

Calloni: “Permitimos que nos rapiñen la memoria histórica”

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a periodista y escritora argentina, Stella Calloni, acreedora de innumerables reconocimientos regionales como pieza fundamental de la articulación comunicacional entre los pueblos, poseedora de una larga trayectoria como corresponsal de guerra y luchadora por la paz, concedió una entrevista a Correo del Alba y se sentó con nosotros a compartir su análisis de la región.

Latinoamérica exhibe hoy una mayoría de gobiernos derechistas y, en el caso del Brasil, de extrema derecha. ¿Cómo se produjo este giro tan vertiginoso? En primer lugar, todos los gobiernos progresistas o populares surgidos desde principios de este siglo, especialmente con la aparición del comandante Hugo Chávez en el escenario, como presidente de Venezuela, fueron sometidos a una “guerra de baja intensidad”, de continua desestabilización y a prueba de la nueva arma clave en la guerra psicológica, que es que el poder imperial hegemónico se apoderó de la casi absoluta mayoría de los medios de comunicación, para precisamente sembrar la incomunicación y controlar “mentes y corazones”. En segundo lugar, se aplicó el control en la cultura, en la educación, en la Academia, para facilitar el proceso de recolonización de nuestra América, toda vez que ya el Documento de Santa Fe IV, pensado para los conflictos de los años 2000, se iniciaba bajo la advocación de las Doctrina Monroe.

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Nos están aplicando la vieja contrainsurgencia y de repente inventamos nombres para esas conspiraciones vetustas, como si fueran nuevas En reiteradas ocasiones ha denunciado la labor que cumplieron las fundaciones en la llegada de la derecha al poder, ¿podría detallarnos su posición? Precisamente en los 80 se crea la National Endowgment Fundation (NED). Por supuesto existían ya otras fundaciones, como la Ford y tantas otras, con un vasto trabajo de caballo de Troya en nuestras poblaciones y otras similares, que actuaban para controlar intelectuales y diversos sectores sociales. Igualmente estaba la Fundación Heritage, que desarrolló los documentos de Santa Fe I, II, III y IV, destinados en un primer momento a preparar un esquema de política exterior, para explicar al presidente Ronald Reagan, que no entendía nada. La invasión silenciosa de fundaciones y ONG hizo posible un trabajo de injerencia brutal, disfrazado de ayuda, que confundió a muchos y sirvió para comprar a otros. Algunos sectores de izquierda o supuesta izquierda fueron infiltrados o cooptados. Cualquier militante debe saber ahora que Estados Unidos, junto con Israel y Gran

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Bretaña, están detrás de todos los procesos electorales. Estuvieron en Brasil en 2018 y en Argentina en 2015, lo que se comprobó. En sus escritos suele hablar de una “guerra contrainsurgente” y ha explicado la función del Comando Sur y las bases militares yanquis en la región. ¿Qué papel cumplen? En principio, la salida del Comando Sur de la zona del canal de Panamá a fines de 1999, después de la invasión contra ese país por parte de Estados Unidos en 1989, además de ser una demanda en la larga lucha del pueblo contra la ocupación colonial, obedeció al hecho de que resultaba obsoleto y peligroso mantener tantas bases estratégicas en territorio fuera de EE.UU. Las bases del Comando Sur eran objetivos posibles de retaliación, ante los muchos proyectos de guerras coloniales que preparaba el imperio cuando pensó que estaba solo y era el mayor poder del mundo. De esta manera, decidió crear las Fuerzas de Desplie-


gue Rápido. Es decir, poder estar antes de comenzar el conflicto con algunos de los países de lo que consideran “su periferia”. Para esto se montó una siembra de bases y establecimientos afines a las necesidades militares en todos los países de América Latina, donde pudieran hacerlo. Aquello es muy largo de contar, pero digamos que se diseminaron bases y otra cantidad de establecimientos llamados Centros de Operaciones Avanzadas o Forward Operayting Location (FOLs), creados a partir de 1990, cuando no pudieron construir en Panamá el Centro Multilateral Antidrogas. Los FOLs son bases más pequeñas y pueden multiplicarse, pero son relevantes y de importancia clave. El tema de la militarización es muy extenso y algo de lo que se habla poco es la militarización israelí en América Latina, cada vez más trascendente y ocultada. Los FOLs están ubicados estratégicamente. Por eso cuando se habla de más de 70 bases en América Latina, no son como la inmensa y estratégica de Palmerola en Honduras o las bases en Colombia.

En general, muchas de las bases estadunidense están encubiertas en cuarteles de las naciones que Estados Unidos ha ido ocupando activamente, como es el caso de Colombia, Perú o Paraguay. Son conocidas bases pequeñas FOLs como en Aruba, Curaçao en las Antillas Holandesas, y en Comalapa, en El Salvador. Con el pretexto de la invasión a Venezuela, la cobertura de bases y el establecimiento de tropas de aviones, helicópteros y equipos en los países que rodean a esa nación, es asombrosa. La trampa es perfecta. ¿Tienen alguna relación esas bases con la guerra contra las drogas? Es el pretexto que se suele esgrimir desde Washington. En México, Estados Unidos logró que el Ejército, la Marina y la Aeronáutica, el conjunto de las fuerzas armadas de ese país, fueran puestas a su disposición para combatir el narcotráfico. El resultado es que entre 2006 y 2012 fueron asesinados más de 150 mil mexicanos y desaparecidos otros 40 mil, cifras que hoy se han disparado a 240 mil muertos y más de 40 mil desaparecidos.

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Pueblos enteros se han desplazado huyendo del terror y otros han desaparecido directamente. A esto se enfrenta hoy el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador, quien advirtió que la lucha contra el narcotráfico no es un tema militar, sino de seguridad. Por supuesto que es imposible combatir el narcotráfico, que alimenta a las más grandes empresas transnacionales del mundo, con tanques, ametralladoras y demás, pero este cuento le ha servido a Washington para diseminar sus bases en el continente, ocupando países. Como se sabe, donde hay bases de Estados Unidos, también están las agencias de inteligencia para “protegerlas” y el círculo de ocupación se extiende a todas las actividades cotidianas. El ejemplo típico es Colombia, que tiene el mayor ejército de la Doctrina de Seguridad Nacional (de Estados Unidos) en pleno siglo XXI y el mayor complejo paramilitar de la región. Los países con mayor ocupación militar son, sin duda, Colombia (con 7 a 9 bases), Perú con bases y tropas en todo su territorio, Panamá, donde el expresidente Ricardo Martinelli firmó con Hillary Clinton en 2009 la instala-

ción de por lo menos 9 bases sobre el Atlántico, el Pacífico, las fronteras norte y sur e islas adyacentes. Usted ha dicho que esta coyuntura no es de restauración conservadora, sino que se trataría de un proceso de recolonización, ¿por qué? Verdaderamente no es una restauración conservadora, desde el momento en que se menciona tomar el control absoluto de la región, enarbolando un discurso que menciona una especie de “sociedad de pueblos y países que tienen en común los mismos intereses democráticos”, como es el que estila el Comando Sur. En realidad el proyecto de recolonización viene de los años 90, cuando se trazan planes dentro del esquema renovado de la guerra y los conflictos de baja intensidad y se propone mantener la mayor diseminación de las bases militares “sembrando” el Comando Sur en toda América. A la vez se menciona que manejando la absoluta mayoría de los medios de comunicación, infiltrando las estructuras judiciales en toda América Latina, los sectores empresariales, y los partidos y movimientos políticos “maneja-

No ha existido un continente con una capacidad de resistencia como el nuestro 8 Correo del Alba I julio I 2019


Perfil

bles”, opositores a todo gobierno que resista el control de Estados Unidos, no se necesitan exhibir tropas. Por último, vemos cómo en la arena internacional se configura un escenario multipolar con actores como China, Rusia e India. ¿Qué papel y qué impacto tienen estos en Latinoamérica? Se acabó el sueño de la expansión global del imperio, que tan bien describían los asesores más encumbrados del poder estadounidense. El sueño quedó detenido a las puertas de Damasco, Siria, ante la solicitud de ayuda del Gobierno de Bashar al-Assad a Rusia para apoyarlo en la trágica situación en que estaba ese país, asediado por los criminales mercenarios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), disfrazados de Ejército Islámico o de Ejércitos Libre de Siria, supuestos rebeldes, que nunca existieron como tales, dirigidos por Fuerzas Especiales de Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Francia y otros. Estamos en otro momento clave de la historia. Y Washington juega con fuegos de artificios. Nos están aplicando la vieja contrainsurgencia y de repente inventamos nombres para esas conspiraciones vetustas, como si fueran nuevas. El lawfare es muy antiguo. Esto ha sido así desde hace tiempo, como la guerra psicológica. Utilizar la justicia para armar causas falsas a nuestros dirigentes, viene desde el imperio romano y más. Esto nos pasa porque permitimos que nos rapiñen la memoria histórica, porque estamos colonizados hasta los tuétanos, porque no nos animamos a ser lo que somos, a decir lo que sentimos en nuestras propias palabras. Después de la verdad, solo está la verdad. Lo otro es un largo devenir filosófico que no nos lleva a ninguna parte. ¿Restauración conservadora? ¿Es un conservador Bolsonaro? ¿Macri? ¿Duque? ¿La derecha italiana? ¿Por qué no nos atrevemos a pensar con nuestras propias ideas? Cuando el imperio está atrapado en sus propias reglas tecnológicas, lo mejor que tenemos para enfrentarlo es nuestra imaginación, las huellas del pasado: Sandino disparando a la aviación yanqui con escopeta de caza. Y derrotando al enemigo. Los sobrevivientes del Granma, mojados, embarrados, desarmados, caminando hacia la Sierra Maestra y ganando la guerra de liberación solo tres años después. ¿Es milagro o es verdaderamente la imaginación al poder? Venezuela, resistiendo los 400 golpes de la potencia más grande del mundo, ¿es milagro o resistencia imaginativa? Podemos citar miles de ejemplos. Pero solo digo esto para recordar que no ha existido un continente con una capacidad de resistencia como el nuestro, al menos siete siglos y estamos aún de pie.

Stella i on ll a C

P

eriodista y escritora argentina, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí (1986). Ha sido corresponsal de guerra en América Central y es experta en política internacional. Editora y directora de revistas especializadas, es corresponsal para América del Sur del periódico mexicano La Jornada. Ha publicado los poemarios Los Subredes (1975), Cartas a Leroy Jones (1983) y Poemas de trashumante (1998), además del libro de cuentos El hombre que fue Yacaré (1998). Su libro Operación Cóndor (2005) es apreciado como la investigación más relevante en torno al accionar de las dictaduras latinoamericanas implicadas en la coordinación de la detención, tortura, aniquilamiento y desaparición de adversarios políticos y militantes de izquierda en el Cono Sur.

Rudy López Cientista político

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judicializacion, asesinatos y boicot Estrategias de la derecha en la región

Judicialización de la política o Lawfare · Es el uso indebido de instrumentos jurídicos para fines de persecución política, destrucción de imagen pública e inhabilitación de un adversario político. · Busca deslegitimar liderazgos y desarticular movimientos políticos y sociales. · Algunas víctimas son: Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff en Brasil; Jorge Glas y Rafael Correa en Ecuador; Cristina Fernández en Argentina. Boicot · Propuesta para desacreditar sistemas democráticos a partir de: 1) Desconocer procesos electorales según los resultados; 2) Restarse de participar en comicios; 3) No proponer ni apoyar políticas públicas de amplio beneficio social. · Algunas víctimas son: Argentina, Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Asesinatos · Hostigamiento y aniquilamiento de liderazgos sociales y políticos por medio de la contrata de mercenarios o paramilitares (casos de Colombia y Chile). · Busca amedrentar y disuadir a las bases sociales de participar en política. · Algunas víctimas son: Berta Cáceres en Honduras; Marielle en Brasil; Santiago Maldonado en Argentina; Juan Pablo Jiménez en Chile.

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ESPECIAL

ESTRATEGIA DE LA

DERECHA

REGIONAL

Vaza Jato y el golpe de Estado al desnudo en Brasil

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l año era 2012 y Brasil parecía vivir una nueva era. La tasa de desempleo en el 5.5%, la más baja desde el inicio de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT); el salario mínimo saltó de 200 reales en 2002 a 622 reales en 2012; millones salían de la miseria y de la pobreza. Desde 2003, Lula y Dilma parecían probar la posibilidad de un gobierno de conciliación de clases. Pero ocurre que la crisis internacional del capital de 2008 llegó al continente y, por primera vez en una década, los capitalistas exigieron un avance sobre el trabajo. Igualmente, una clase media se resentía en compartir bancos de universidades y aeropuertos con trabajadores. Al intentar reducir los intereses bancarios, el Gobierno de Dilma se movió con sectores a los que no tenía condiciones de enfrentar. Luego, vinieron las jornadas de junio en 2013, manifestaciones “autónomas” dirigidas por los medios empresariales. Dilma venció en las elecciones

en 2014, pero, tras la victoria, optó por imponer una política económica de ahorro fiscal, restándose a importantes sectores de los trabajadores como base de apoyo. Postura republicana que condujo al aislamiento político del Gobierno y facilitó el golpe de Estado de 2016. Este fue un golpe de Estado patronal-parlamentariomediático, bajo articulación norteamericana y con un papel decisivo de una operación judicial denominada Lava Jato, creada para apurar desvíos de la estatal brasileña del petróleo, Petrobrás. Dilma fue cazada por haber practicado “pedaleadas fiscales” y “créditos suplementarios”, maniobras comunes a la realidad brasileña y que fueron realizadas incluso por su sucesor, su vicepresidente y uno de los articuladores del golpe, Michel Temer. El golpe de Estado era fundamental para sacar al PT del Gobierno federal y posibilitar una nueva ofensiva del capital sobre el trabajo. Ocurre que para la derecha resultaba imposible una victoria electoral a partir de un programa neoliberal. Privatizaciones y otras políticas de este corte permanecían en la memoria popular como momentos de pérdida de

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derechos de los trabajadores. Era necesario, por lo tanto, traer a público los fantasmas no superados en un país de formación social fundada en la superexplotación del trabajo, especialmente negro e indígena, en el patriarcado, en la ausencia democrática y en la inserción dependiente en el capitalismo internacional. Así, la extrema derecha estaba invitada a ocupar su espacio en el tablero político, acudiendo a dos pilares principales: el conservadurismo moral y la lucha contra la corrupción. La subordinación de la mujer, la negación de ciudadanía a la población LGBT, la criminalización de la política, de sindicatos y movimientos sociales, vinieron acompañados de una selectiva inconformidad con la corrupción. Para ello, por un lado, sectores evangélicos fundamentalistas ganaron prominencia; por otro, la Lava Jato pasó a ser el tema central en el noticiero político brasileño y a movilizar una base social del “Lavajatismo”. Para derrotar a la izquierda, el capital apostó en la criminalización de la política y en la masificación del conservadurismo. Como consecuencia, desapareció el espacio político de la derecha y el electorado se dirigió hacia la extrema derecha. Desde la redemocratización del país, en la década del 80, las elecciones eran polarizadas entre el PSDB, representando a las clases propietarias, y el PT, vinculado a la clase obrera. En 2018, Alckmin, candidato del PSDB, alcanzó solo el 4.76%. El PT se mantuvo vivo, obtuvo el 45% de los votos en la segunda vuelta y, vale recordar, lideraba y amplía la ventaja en las encuestas incluso después de la detención de Lula. Solo con su inhabilitación por la judicatura brasileña, derivada del proceso de Lava Jato y en conflicto con la decisión del Comité de Derechos Humanos de la ONU, es que el partido se vio obligado a optar por Fernando Haddad. Sectores de la burguesía industrial y financiera, amplias parcelas del fundamentalismo pentecostal, sectores medios y militares, aseguraron la victoria de Jair Bolsonaro. De entre sus electores se destacaron los segmentos de mayor renta, hombres, blancos, además de parcelas de la clase trabajadora que gozaron de mejoras en las condiciones de reproducción social, pero carecían de vínculos organizativos con las entidades de la clase. En ese espectro, la Lava Jato al ser un factor movilizador, constituía el “Lavajatismo”,

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una base social movilizada contra la “corrupción”. Si durante el Gobierno de Temer el capital emplazó dos serias derrotas al trabajo, con la aprobación de la reforma laboral –flexibilización de la relación de empleo y derechos laborales– y de la Enmienda Constitucional 95, que limitó por veinte años las inversiones en políticas públicas a la inflación anual, estrangulando las partidas para educación, salud y transferencia de renta, competía a Bolsonaro terminar el servicio. Para ello, el nuevo mandatario envió al Congreso una propuesta de reforma de la previsión, transformando el sistema solidario en otro de capitalización individual (que de aprobarse representará la transferencia de 1 trillón de reales del sistema de seguridad a la banca privada), creó una secretaría de privatización e inició el proceso de entrega de empresas estratégicas nacionales –como subsidiarias de Petrobrás– al capital internacional. Para satisfacer su base social, decretó la liberación del porte de armas, corte de fondos e intervención en las universidades públicas, desmontó el Ministerio del Medioambiente y envió la demarcación de tierras indígenas al Ministerio de Agricultura –controlado por el agronegocio–, estranguló económicamente a los sindicatos y extinguió los consejos de derechos y el Mecanismo Nacional de Prevención y Combate a la Tortura (Mnpct), responsable de monitorear y prevenir la práctica de tor-


tura en instituciones como penitenciarias, entre otras acciones. Asimismo, en seis meses, el Gobierno padeció la caída de cuatro ministros y una serie de crisis que sacudieron la gobernabilidad. Entre estas, el caso Queiroz, conductor del presidente que movió millones de reales en sus cuentas; el vínculo de Bolsonaro y sus hijos con las milicias en Río de Janeiro y posibles nexos con el asesinato de la concejal Marielle Franco; los disparos de fake news a través del WhatsApp durante la campaña, realizados por las empresas, en desacuerdo con la legislación electoral, y ahora el caso Vaza Jato. El sitio web The Intercept inició una serie de revelaciones de conversaciones entre el juez de Lava Jato, Sérgio Moro, actual Ministro de Justicia de Bolsonaro, y miembros del Ministerio Público, evidenciando que el poder Judicial y el Fiscal Público se inmiscuyen y debaten estrategias para incriminar al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Las publicaciones hasta ahora han favorecido el deterioro de la popularidad del exjuez Moro y de la propia Lava Jato. Con todo, de ser verídica la información de The Intercept respecto a que las conversaciones más explosivas aún no se publican, solo dos caminos se muestran posibles: el primero, dejaría en una posición insostenible al ministro Moro –y consecuentemente, como vimos, se desmoronaría uno de los pilares del Gobierno de Bolsonaro, el “Lavajatismo” – y revertiría la anulación de la sentencia de Lula, poniéndole en libertad, opción que alteraría la correlación

de fuerzas inaugurada con el golpe de Estado de 2016; el segundo, que el Ejecutivo opte por un endurecimiento de su gestión, ampliando su soporte militar y el “Lavajatismo”. Esta última salida necesariamente conduciría a mayores ataques contra los derechos sociales y las libertades democráticas, dando paso a un régimen más aproximado a las dictaduras militares de 1960-80. Junto a estos elementos, frente al menoscabo de las condiciones de reproducción social, parcelas cada vez más sustanciales de las clases trabajadoras embarcadas en la tentación bolsonarista, vuelven a aproximarse ideológicamente a la izquierda y el PT. Motivo por el que las izquierdas lograron protagonizar dos grandes movilizaciones de masas y una huelga general en el intervalo de un mes, demostrando una lenta pero importante reacumulación de fuerzas. La huelga general del 14 de junio contra la reforma previsional no logró bloquear la propuesta, sin embargo, apunta a la reanudación de la movilización de la clase trabajadora y de masas a medio plazo. Sin duda alguna, solo una mayor organización y movilización de los trabajadores, aliada a nuevas revelaciones, alterará la correlación de fuerzas e impondrá una derrota al Gobierno de Bolsonaro, que no es más que la profundización del proyecto político implementado a partir el golpe de Estado 2016. Daniel Araújo Valença Abogado y docente de la Universidad Federal Rural del Semiárido (Ufersa)

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ESPECIAL

ESTRATEGIA DE LA

DERECHA

REGIONAL

Del Lawfare a los Estados postsoberanos E

n el complejo escenario geopolítico actual, donde Estados Unidos pretende sostener una hegemonía que se encuentra en permanente jaque, mientras China y Rusia sustentan su posición de alianzas estratégicas para un mundo multipolar; la guerra suele ser la respuesta. Pero parece que estos actores comprendieron que las guerras –en su concepción clásica– resultan muy costosas, en dinero, en vidas y en problemas con el derecho internacional. Por eso, desde hace un par de décadas aproximadamente, vienen refinando el concepto y la estrategia en lo que a guerra se refiere. Así surgen términos como guerra no cinética, guerra híbrida, guerra psicológica, guerra comercial y guerra judicial. En Argentina, la Cooperativa Audiovisual Nuestramérica realizó un trabajo de investigación sobre esta última, en el ámbito de la región. De ahí surgió el trabajo documental La guerra judicial en Latinoamérica - Lawfare in the Backyard, cuyo director es Leandro Carvalho. Lawfare es un concepto que surgió en China en 1999, con el libro Guerra sin restricciones, que define una estrategia de guerra no cinética. En 2001 fue tomado por el general de la Fuerza Aérea Estadounidense, Charles J. Dunlap, e implementado, previo permiso formal de sus autores orientales, como material de estudio y formación político-militar en un principio. A mediados de 2018, el propio Dunlap, ya retirado de las Fuerzas Armadas,

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comunica públicamente que el Lawfare está incorporado como un eje central y estratégico de la política de seguridad nacional de EE.UU. En verdad, la definición del concepto depende de quién lo dice: para EE.UU. es una forma de sortear el problema de las consecuencias legales internacionales de la guerra convencional, o también una forma de derrocar “gobiernos no amigables”; para los israelíes es lo que hace Palestina poniéndole blancos que les permiten después ir a cortes internacionales de DD.HH. a demonizarlos; para América Latina es la judicialización de la política o politización de la justicia. La estrategia que tomaron las derechas regionales para impedir el acceso al poder de los proyectos progresistas o de izquierdas. Es lo que actualmente sucede en el Ecuador con Jorge Glass o Rafael Correa, en Brasil con Luiz Inácio Lula da Silva o en Argentina con Cristina Fernández. Básicamente la técnica consiste en un linchamiento mediático de la persona/objetivo, para conseguir el consenso en la población que le permita al poder Judicial avanzar en claro abuso del derecho, promoviendo –sin pruebas válidas– la persecución, el abuso de las prisiones preventivas, el encarcelamiento, la proscripción política, entre otras. Una tercera persona en el Lawfare es el poder Ejecutivo, encargado de garantizar estas maniobras y de facilitar el uso de sus departamentos de seguridad e inteligencia. Es decir, para que hablemos de guerra judicial, tiene


La economía social boliviana

L

que haber una connivencia entre el poder Judicial, el poder Ejecutivo y los medios hegemónicos, sin los cuales sería imposible aplicar esta estrategia. En base a estas definiciones, es que en el documental se distingue este concepto –siempre en la región– de golpe parlamentario, como sucedió con Manuel Zelaya en Honduras, Fernando Lugo en Paraguay o Dilma Rousseff en Brasil; o del golpe blando que se intenta –por ahora sin éxito– en Nicaragua o Venezuela. Pero más allá de las distintas estrategias que se despliegan en Latinoamérica, la mano detrás de ellas es siempre la misma: el Imperio. Su brazo ejecutor: las derechas oligárquicas vernáculas; y el objetivo, también el mismo: la extracción de nuestros recursos naturales, la pérdida de la soberanía, en todos los sentidos de la palabra, y el empobrecimiento de la población. Esto modifica claramente las condiciones de convivencia, generando violencia por rotura del tejido social, fragmentación y aislamiento, represión como forma de contención social, pérdida de derechos, y en definitiva lo que plantea en el documental la exministra de Economía de la Provincia de Buenos Aires, Silvina Batakis, como Estados postsoberanos. Cooperativa Audiovisual Nuestramérica

a nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia reconoce varias formas de organización de la economía. Entre las cuatro existentes, y pueden ser muchas más si se mezclan y articulan entre sí, está la economía estatal. El nuevo modelo productivo, social y comunitario boliviano se explica en gran medida por la presencia del Estado en la economía. Principalmente en las áreas estratégicas que generan rentas y luego se redistribuyen. Pero además del reconocimiento de las diferentes formas que tiene la economía boliviana, la Constitución de 2009 reconoce como DD.HH. el acceso a los servicios básicos. Es decir, que el agua, la salud, la educación, la electricidad, la vivienda, el transporte, entre otros, deben ser facilitados en las mejores condiciones de acceso y precio a los ciudadanos. El hecho de que el Estado Plurinacional provea esos servicios implica que los mismos no pueden ser considerados como negocios por parte de los privados y las transnacionales. En todo caso, supone que el Estado asumirá las inversiones necesarias y su administración eficiente con el fin de satisfacer las necesidades de la comunidad respecto de dichos servicios. Esa participación activa del Estado es una de las explicaciones del crecimiento sostenido de la economía bajo el Gobierno de Evo Morales. La cobertura de todos esos servicios se ha incrementado, eso ha contribuido a mejorar la calidad de vida de los habitantes del país. En una nueva etapa de su implementación y desarrollo debería lograrse una atención eficiente y de calidad en todos los casos. Muchos de estos servicios son competencias de los gobiernos subnacionales y su acceso se ve a veces obstaculizado por la falta de institucionalidad en los gobiernos municipales y departamentales. Asimismo, por razones políticas, algunos gobiernos subnacionales rechazan abiertamente trabajar con el gobierno nacional, o en otros casos, la corrupción ha paralizado la gestión y congelado las cuentas afectando el acceso a algunos de estos servicios para la comunidad. La actual oposición política no tiene una propuesta de cómo mejorar el acceso o la calidad de los servicios garantizados como DD.HH. en una Constitución que ahora dicen reconocer y a la cual se opusieron ferozmente. Ramiro Lizondo Díaz Economista

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ESPECIAL

ESTRATEGIA DE LA

DERECHA

REGIONAL

El sIndrome de(o cómo Agripina-K issin g er asesinar opositores)

H

acia finales de la década de 1970, en Italia se produjo un evento que sin dudas podemos considerar paradigmático de la naturaleza sórdida y criminal que domina las relaciones internacionales y la realpolitik. En 1978, el dirigente democristiano Aldo Moro, quien por entonces intentaba darle un espacio al Partido Comunista italiano (PCI) en una alianza denominada Compromesso storico, fue asesinado. Moro

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promovía una propuesta conjunta entre democristianos y comunistas, inmersos en el ostracismo político en una Europa en plena Guerra Fría. Pero este acercamiento con los comunistas le costaría la vida a Aldo Moro, que meses más tarde fue secuestrado y asesinado por las Brigadas Rojas, aunque hoy se sabe que fue una planificación de la CIA y los servicios secretos europeos. Su viuda, Eleonora Chiavarelli, daría luego algunos detalles sobre la trastienda de aquella tragedia. Contó que Henry Kissinger –Secretario de Estado norteamericano hasta pocos meses antes del crimen– le hizo una inesperada visita al político italiano. Y además acudió acompañado de un alto oficial de inteligencia estadounidense para disuadirlo de no incluir al Partido Comunista en el gabinete italiano. Kissinger, el hombre fuerte de EE.UU. y Premio Nobel de la Paz, le dijo en tono frío y amenazante: “Debe abandonar su política de colaboración con todas las fuerzas políticas de su país que incluyan al Partido Comunista italiano... o lo pagará más caro que el chileno Salvador Allende. Nosotros jamás perdonamos”. Cierta e ingenuamente, muchos consideran que la política internacional discurre entre grandes ideales y horizontes humanistas, cuando la realidad es diametralmente la opuesta. Sobre todo a partir de la segunda posguerra en que Estados Unidos diseñó –o más bien reinventó– refinadas maneras de instalar códigos criminales para resolver la política. Ello contempla, sin dudas, el asesinato de militantes sociales, dirigentes carismáticos y líderes políticos de los países o escenarios que se pretende dominar. Ninguna región o zona de influencia escapa a esta forma cloacal de ejercer la hegemonía. Ni siquiera países tan distantes y serenos como Suecia, donde el Primer Ministro Olof Palme fue asesinado en 1986, en un oscuro atentado que quitó del medio a un socialdemócrata férreo y demasiado independiente para Washington. Ni los propios presidentes estadounidenses escaparon a esta forma de limpieza radical cuando una piedra entró en el zapato de los grandes intereses corporativos. Actualmente en América Latina podemos ver una suerte de trágico esplendor de estos siniestros mecanismos, siempre de la mano de gobiernos neoliberales perfectamente alineados (sumidos sería el vocablo apropiado) a las directrices de las administraciones estadounidenses.


Hoy en Colombia se asesina a un líder social cada dos días –fueron 170 en 2018–, con cifras y metodologías muy similares a las que se aplicaban hasta hace muy poco en el México de Peña Nieto, o suceden actualmente en la Guatemala de Jimmy Morales, en donde fueron asesinados medio centenar de defensores de DD.HH. y activistas sociales y del medioambiente entre 2017 y 2018. Recordemos la muerte de Berta Cáceres en Honduras –otro punto caliente– por oponerse al proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU alertó en el mes de mayo que se han registrado 51 casos en Colombia, solo en los primeros cuatro meses de 2019, todos bajo el Gobierno de Iván Duque. Por supuesto, el presidente colombiano parece no tener rival en el silenciamiento y eficacia de esta forma de genocidio larvado, pero constante. Colombia ha mostrado, quizás como ningún otro Estado de la región, el juego sucio que se esconde tras la política formal de las democracias tuteladas desde el norte y cómo las planificaciones –y las muertes– responden a formas estudiadas para barrer a los elementos políticos que obstaculizan al poder. En el caso de Colombia, no obstante, habría que hablar de objetivos estratégicos y geopolíticos, pues la nación se halla virtualmente ocupada por EE.UU. y es conducida como un narco-Estado al servicio del Pentágono y de sus políticas hemisféricas. Cuando en noviembre de 2016 se alcanzaron allí los Acuerdos de Paz, las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC-EP) comenzaron la desmovilización programada y entregaron las armas. Pero paralelamente se iniciaron en la trastienda criminal de la política colombiana una serie de episodios destinados a ir eliminando gradualmente a los exguerrilleros más prominentes. A pesar de que los acuerdos disponían de un programa de reinserción laboral y becas de estudio para que los antiguos insurgentes se insertasen en la vida civil, en los hechos todos ellos comenzaron a estar en la mira de las autoridades colombianas, la CIA y los paramilitares –ya sea en el Gobierno de Juan Manuel Santos (otro “Premio Nobel de la Muerte”, como diría Gabriel García Márquez) o el actual mandatario Iván Duque– que ha llevado hasta cotas de genocidio focal este modus operandi. El propio Duque declaró no hace mucho que su objetivo de gobierno era

“vencer la amenaza de la izquierda y combatir la miseria que trae el socialismo del siglo XXI”. Con diferentes circunstancias, pero una misma etiología, el fenómeno se reproduce en México, en Argentina –el caso de Santiago Maldonado, un militante por los derechos de los pueblos originarios, en 2017, fue quizás el más sonado–, en Chile y por supuesto en Brasil, entre otros. Hace dos mil años, Agripina, hermana del emperador romano Calígula y madre del emperador Nerón, fue una reconocida envenenadora y asesina que no dudaba en eliminar a competidores que obstruyeran sus planes políticos para mantener su cuota de poder en el seno del Imperio Romano. Algo que Henry Kissinger haría más tarde a escala planetaria organizando los genocidios latinoamericano y asiático del siglo XX. Sin dudas, América Latina vive de nuevo un auge solapado de aquellas prácticas, mientras la prensa corporativa calla esta formas de terrorismo de Estado. Como una enfermedad que se replica a sí misma, el síndrome de los asesinos políticos vuelve a aparecer, pues eso sostiene al Imperium. Alejo Brignole Analista internacional y escritor

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E

n las calles de algunas ciudades colombianas, como en los noticieros, la guerra luce lejana. La cotidianidad parece sumergida en la historia oficial y hasta hay quien se refiere al conflicto armado en tiempo pasado. Pero en realidad, es la paz la que aún está lejos. En Colombia se está perpetrando un genocidio contra líderes y lideresas sociales para imponer los intereses de las transnacionales, el latifundio, el narcotráfico, la minería ilegal y, sobre todo, para impedir que las comunidades ejerzan el poder en sus propios territorios. Para Paula Companioni, “siempre se está mucho más cerca de la guerra cuando se está fuera de Bogotá, por eso allí hay un alejamiento del día a día con los líderes y lideresas sociales que están siendo asesinados, porque la mayoría están en las zonas rurales donde quiere entrar la megaexplotación minero-energética”. Pero a juicio de esta periodista de Colombia Informa, la sociedad colombiana no está ajena a este genocidio, sino que no sabe cómo posicionarse ante él, porque el narco-Estado ha logrado imponerse a través de la industria del entretenimiento, novelas, series y música que legitiman las mafias y el miedo a enfrentarlas. A la luz de la convención de las Naciones Unidas de 1948, que definió como genocidio la matanza de miembros de un grupo, la lesión grave a la integridad física o mental de los miembros de un grupo o el sometimiento intencional de un grupo a condiciones de existencia que

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hayan de acarrear su destrucción física total o parcial, con la intención de destruirlo total o parcialmente, el exterminio de líderes y lideresas sociales en la nación sudamericana es sin duda un genocidio político. En plenaria de la Cámara de Representantes, en septiembre de 2017, el senador Iván Cepeda enfatizó que es importante destacar que estos crímenes tienen una esencia económica y política. Denunció además que a muchos de los líderes y lideresas sociales se les asesina en las cercanías de instalaciones de la Fuerza Pública o en zonas fuertemente militarizadas. Insistió en que son asesinatos sistemáticos y generalizados, por lo que constituyen crímenes de lesa humanidad. Dijo que una gran parte de las víctimas reciben amenazas previas de grupos paramilitares como “Las Águilas Negras”, cuya estructura nadie conoce, no se dice quiénes son sus comandantes y no se ha mostrado nunca fotos de campamentos, por lo que aseveró que esta banda en realidad no existe y simplemente se trata de una denominación que se utiliza para hacer operaciones encubiertas de este tipo. En conversaciones con Cristian Delgado, coordinador del Equipo Operativo Nacional de Garantías y Derechos Humanos de la Coordinación Social y Política Marcha Patriótica, afirmó que hay un resurgir de los falsos positivos y los desplazamientos forzados en varias regiones de Colombia. En su opinión, se puede catalogar de genocidio lo que está sucediendo en el país, ya que la violencia está dirigida contra un grupo específico: exguerrilleros de las FARC-EP en reincorporación, líderes sociales y defensores de DD.HH., que además se concentran en regiones específicas como Cauca, Antioquia, Nariño, Va-


ESPECIAL

ESTRATEGIA DE LA

DERECHA

REGIONAL

Colombia, el genocidio invisible lle del Cauca, Córdoba, norte de Santander y Putumayo, zonas altamente militarizadas donde coinciden intereses específicos relacionados con biodiversidad y recursos naturales, zonas de alto valor geoestratégico donde operan economías ilegales de narcotráfico y minería y donde hay disputas por la tierra. También, complementó Delgado, hay un modo de operar común. Son asesinatos cometidos por sicarios que combinan armas de fuego y armas blancas, ocurren en las inmediaciones del lugar de habitación o de trabajo de la víctima y generalmente son precedidas por amenazas de grupos paramilitares. Si hay un perfil específico de las víctimas, de los victimarios y es posible mapear los lugares donde estos crímenes suceden con mayor frecuencia, entonces cabe preguntarse porqué el Estado se niega a asumir que existe una intencionalidad político-económica y pretende matizar la sistematicidad de este delito y, sobre todo, porqué no ha hecho nada para impedirlo. La desprotección de las víctimas La lideresa campesina del Cauca, Marylen Serna, vocera nacional del Congreso de los Pueblos, nos dijo que no solo se asesina y se desaparece a líderes y lideresas sociales, sino que se les está judicializando y encarcelando sin pruebas, con el único fin de alejarlos de sus territorios durante el tiempo que dure la investigación y así tratar de desactivar sus liderazgos. Las organizaciones en las que participa esta dirigente caucana pelean para que el sistema de protección sea colectivo y concertado, acorde a cada contexto territorial.

Hasta ahora, la Unidad Nacional de Protección se limita a una atención estandarizada que a menudo consiste en la dotación de un chaleco antibalas y un teléfono celular, y muchas veces pasa por sugerirle a la víctima que la mejor solución es que abandone su lucha o disminuya su protagonismo. Las cifras Interrogamos a Serna sobre las cifras reales de estos asesinatos, pero respondió que son muy difíciles de determinar. Las ofrecidas por el Estado colombiano son tan poco creíbles que el propio Vivanco, dirigente de la ONG Human Rigths Watch, afín a sectores de la derecha local, declaró que el Gobierno juega con las cifras para bajarle el tono a la crisis. Por tanto, es normal encontrar datos disímiles entre instituciones del Estado, organizaciones no gubernamentales y la ONU. Según el Gobierno, por ejemplo, entre 2016 y mayo de 2019 ocurrieron 281 homicidios de líderes sociales en el país. Mientras, Medicina Legal reportó que 317 líderes sociales fueron asesinados desde el 1 de enero de 2018 hasta el 30 de abril de 2019. En tanto, la Defensoría del Pueblo reportó que entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de enero de 2019, la cifra fue de 462 y más de 164 en el 2018. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU, por su parte, registró 115 asesinatos de líderes sociales en 2018, cifra respaldada por Somos Defensores. Mientras, Marcha Patriótica, Indepaz y Cumbre Agraria reseñan 282 casos en 2018 y 702 desde 2016 hasta abril de 2019. Marcha Patriótica contabiliza también 99 asesinatos de este tipo en lo que va de año.

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En cuanto a exguerrilleros de las FARC-EP, informó Delgado que desde la firma de los acuerdos de paz 135 han sido asesinados y asesinadas y 28 en lo que va de 2019. Cuantificaron 36 familiares de excombatientes en reincorporación ejecutados desde de la firma de los acuerdos y 9 en lo que va del 2019. El Centro de Investigación y Educación Popular reportó que estos líderes y lideresas sociales recibieron alrededor de 1.100 amenazas en 2018. Marylen Serna alertó que la disputa por el poder local, como las alcaldías que se elegirán el próximo mes de octubre en Colombia, son una amenaza para el control territorial que quieren ejercer actores armados legales e ilegales y representan un pico en la ocurrencia de estos crímenes. Lo cierto es que las cifras más modestas hablan de un líder o lideresa social asesinada cada cuatro días, y los registros más altos hablan de uno cada día y medio. Sin embargo, hay días como el pasado 21 de marzo del año en curso, en que ocho líderes de la minga indígena del Cauca fueron asesinados.

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La lucha que ni un genocidio ha logrado detener Preguntamos a Marylen porqué ante esta realidad, que sin duda atemoriza, gente como ella se mantiene luchando y continúan surgiendo nuevos liderazgos. Ella responde que Colombia tiene décadas de conflicto armado y en medio de él han logrado sacar adelante sus luchas y aportar a una salida política al conflicto social y armado para que las nuevas generaciones no deban soportar una realidad tan difícil como la que les toca vivir actualmente. “Quienes llevamos tantos años luchando, ya no nos imaginamos la vida sin luchar, y hemos vivido momentos tan dolorosos que no nos asustan las amenazas”, sentenció. Esta valiente generación de líderes y lideresas que se enfrenta al exterminio se preocupa por la construcción de nuevos liderazgos, porque a su juicio “Colombia merece una paz estable y duradera” y están conscientes de que esa paz solo puede existir con justicia social. La dura muestra de un genocidio en marcha es que mientras escribíamos este reportaje fueron asesinados Gustavo Zapata Raves, en el departamento de Meta; y María del Pilar Hurtado en Córdoba, quienes luchaban por el derecho a la tierra; y Carlos Biscué, líder indígena nasa del departamento Cauca. El mundo no puede continuar impasible ante esta tragedia.

María Fernanda Barreto Redacción

Empresas estratégicas estatales: ¿rentables?

Las empresas estratégicas estatales son necesarias?, nos preguntamos después de escuchar en radio, televisión y Youtube, las opiniones de “gente bien”, hablando del “gran fracaso de las empresas estratégicas”. Como ensayando el coro general que escucharemos hasta octubre. Seguramente tienen razón, el desafío de cambiar la matriz productiva de un país no puede estar libre de errores. Durante su periodo republicano, Bolivia jamás tuvo un sector privado con la capacidad de generar grandes inversiones industriales. En el área comercial estamos un poquito mejor, basta con ver las ruedas de negocios en cada uno de los eventos feriales. Se mueven millones de dólares en “acuerdos de negocios”. El cambio de mirada hacia las necesidades del mercado interno, como paradigma alternativo al “exportar o morir”, fue develando la necesidad de incrementar las capacidades productivas en sectores como: servicios básicos –agua, alcantarillado, vivienda, energía y telecomunicaciones–; inversiones sociales –salud y educación–; y el agropecuario –destinado a fortalecer las capacidades en la producción de alimentos estratégicos como el azúcar y la harina para evitar la inflación por incremento del costo del “pan de batalla”–. En economía nos explicaron que las inversiones sociales, esas que no generan ganancia, esas que no asume la empresa privada porque no les interesa, son, en un Estado fuerte, la razón de existir de los Estados. Porque en ausencia de ellos, nadie se preocuparía de subsidiar los costos de nuestro acceso a la salud, la educación, la profesionalización, el acceso a agua, alcantarillado, gas, gasolina, transporte aéreo o por carretera, telecomunicaciones, celulares con WhatsApp o casita donde cobijarnos del frío. Bajo esas consideraciones, podemos afirmar que las empresas estratégicas estatales son necesarias, precisamente, porque “no son rentables”. Katia Gumucio Periodista

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AMÉRICA LATINA

Michelle Bachelet en Venezuela

M

ichelle Bachelet, por invitación del presidente Nicolás Maduro, visitó Venezuela. A continuación revisaremos cuáles fueron los aspectos más importantes e intentaremos analizar la declaración de la Alta Comisionada a los efectos de contribuir a alcanzar un estadio superior de garantía de los DD.HH. en Venezuela.

nal anotar la reunión con Diosdado Cabello, sostenida en presencia de toda la directiva de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), lo que también puede tomarse como un acto tácito de reconocimiento a la instancia originaria. Son precisamente esos aspectos los que hicieron que el informe de Bachelet fuese recibido –en coro por la oposición– como contrario a sus intereses, destacando en este sentido las estridentes posturas de María Corina Machado y de la diputada Delsa Solorzano.

El Estado venezolano Si analizamos las imágenes de la visita y leemos la Declaración Oficial con la que la Alta Comisionada cerró su estadía en Venezuela, no existe ninguna duda que Michelle Bachelet reconoce a Nicolás Maduro Moros como Presidente de la República y a Juan Guaidó como miembro de la Asamblea Nacional, como bien lo atestiguaron los lugares de los encuentros y los emblemas que se utilizaron en cada ocasión. Sobre este primer análisis es cardi-

Los DD.HH. en Venezuela: posturas previas Las relaciones con la oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos no son las mejores para la diplomacia criolla. Recordemos que antes de la elección de Bachelet para este cargo la silla fue ocupada por Zeid Ra’ad Al Hussein, quien elaboró informes críticos sobre el caso venezolano, dictando, el 27 septiembre 2018, una resolución del Consejo de Derechos Humanos (Ohchr) que solicitó a la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Hu-

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manos elaborar un nuevo informe “exhaustivo” sobre la situación de los DD.HH. en la nación caribeña. En el orden de ejecutar la tarea, el 20 de marzo de 2019, Michelle Bachelet presentó ante el Ohchr el Informe oral de actualización sobre la situación de derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela, en el que sostuvo que en el país, los derechos sociales y económicos han seguido deteriorándose continuamente, sin que se reconozca la libertad de expresión, la posibilidad de manifestarse, practicándose ejecuciones extrajudiciales, todo de acuerdo a una encuesta –según afirma el propio informe– que indica que al menos un millón de niños no asisten a la escuela y que se carece de servicios públicos y acceso a la alimentación. Los DD.HH. en Venezuela: ¿qué dijo Bachelet? Desde Caracas, Bachelet expresó esta vez en 1.548 pala-

bras sus impresiones sobre Venezuela, en las cuales se refirió al Estado venezolano y a la situación de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Es vital que nosotros tengamos en cuenta que pese al hecho que existan voces que busquen ampliar la perspectiva en el ámbito internacional es el Estado el responsable –muchas veces único– de garantizar los DD.HH. de sus nacionales así como de las personas residentes en su territorio. Seguidamente tomemos en cuenta que los Derechos Humanos son fundamentalmente obligaciones que establecen lo que los Estados deben o no hacer, así como qué deben garantizar que las personas, y en especial sus funcionarios, no hagan en su territorio. Finalmente, hay que recordar que las obligaciones no tienen las mismas intensidades en todos los derechos. Esto fue lo que dijo Bachelet:

Derechos civiles y políticos

Derechos económicos, sociales y culturales

Derecho a la justicia y al debido proceso • Obstáculos en el acceso a la justicia; anhelo de las víctimas y sus familiares por obtener justicia ante las graves violaciones de DD.HH.

Situación humanitaria • En Venezuela se ha deteriorado de forma extraordinaria, incluyendo el derecho a la alimentación, el agua, la salud, la educación y otros derechos económicos y sociales.

Libertades políticas • Hay personas detenidas o privadas de libertad por ejercer sus derechos civiles y políticos de forma pacífica.

Derecho al salario digno • Los trabajadores enfrentan dificultades para adquirir medicinas o comida.

Tortura y ejecuciones extrajudiciales • Hay torturados, humillados y asesinados por oficiales encapuchados de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). • Hay asesinados mientras participan protestas y manifestaciones. • Hay privados de libertad que sufrieron terribles torturas. • Hay violaciones contra partidarios del Gobierno. • Un joven fue quemado vivo durante las protestas de 2017. (Al no referir por quién ni por qué se desnaturaliza el homicidio y es planteado como un caso donde se ha incumplido la obligación de prevenir, investigar, sancionar y reparar los delitos). • Hay asesinados por defender el derecho a la tierra de los campesinos.

Derecho a la salud • Hay escasez de medicinas y equipamientos, un éxodo de los profesionales de la salud, se deteriora la calidad del agua y del saneamiento, y persisten los apagones eléctricos. • El costo y la falta de anticonceptivos en las farmacias ha contribuido a un aumento de los embarazos adolescentes y de la mortalidad materno-infantil. • Los equipamientos médicos, como las máquinas de rayos X, escasean o no están en funcionamiento. • Las personas que viven con enfermedades crónicas me han alertado sobre la falta de medicamentos esenciales para su supervivencia.

El reto Hemos observado cuál ha sido la posición expresada de Michelle Bachelet sobre estos aspectos que sin duda serán parte de los informes que se presenten en julio al Ohchr y de los que esperamos sean acompañados de una documentación amplia que permita observar el cómo, el cuándo y el dónde supuestamente se han dado estas prácticas y no a una retórica que generaliza, queriendo derivar de ello un carácter presuntamente sistemático de los casos.

En la espera, parece evidente que Venezuela necesita publicar cuáles son las estadísticas de situaciones que comprometen los derechos así como cuáles son las estrategias, legislativas y administrativas, que desprende para garantizarlos y el recorrido de las causas que, en caso que existan, se les han seguido a los responsables. Ana Cristina Bracho Abogada

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AMÉRICA LATINA

Luiz Inácio Lula da Silva y Fidel Castro, fundadores del foro

Retos y desafíos

XXV Encuentro del

Foro de São Paulo Caracas 2019 24 Correo del Alba I julio I 2019


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an transcurrido 29 años desde julio de 1990, cuando se fundó el Foro de São Paulo como parte de la necesidad de crear un espacio de discusión y de debates en el seno de los partidos de izquierda y movimientos sociales de América Latina y el Caribe, después de la caída del Muro de Berlín y el derrumbe del campo socialista soviético. Eran momentos de mucha incertidumbre para quienes en el continente seguían acariciando la idea de construir el socialismo como escalón superior de la especie humana. Más bien parecía consolidarse la hegemonía unipolar de EE.UU. en la región, los postulados de la Doctrina Monroe emergían con fuerza y el fin de la historia de Francis Fukuyama se enarbolaba como el gran estandarte de los tiempos por venir. En esas dolorosas circunstancias surge la idea de Lula da Silva y Fidel Castro de darse un espacio para hacer un análisis de la coyuntura del momento y comenzar a reconstruir, desde las cenizas, la posibilidad de reanimar los espacios de encuentro, el debate de ideas y acordar acciones que moralicen los movimientos emancipatorios que enfrentan paquetes neoliberales y gobiernos de derecha corruptos y represivos, para plantearse en un futuro cercano la posibilidad de insurgir con fuerza y determinación. Desde sus inicios hasta 1998, el único partido miembro fundador del Foro de São Paulo gobernando era el Partido Comunista de Cuba. Luego de la victoria electoral del comandante Chávez en Venezuela y el proceso popular constituyente en ese mismo año, se suceden a posterior importantes victorias de partidos progresistas miembros del Foro que impactan favorablemente en América Latina y el Caribe, llegando en un momento a gobernar países diez partidos miembros del mencionado cónclave. Fueron años de avances de los procesos emancipatorios en la región y de consolidación del Foro de São Paulo como espacio político de debates, de intercambio de experiencias y de articulación con movimientos sociales en la región y de otras latitudes que elevaron, sin lugar a dudas, el nivel de cohesión, de integración y de unión tan necesaria para poder enfrentar la nueva ofensiva neoliberal. El imperialismo estadounidense, junto a sus gobiernos títeres en la región, se vieron en la obligación de apelar a los viejos y nuevos tratados modernos de golpe suave, planes de desestabilización para derrocar gobiernos, guerras mediáticas de cuarta y quinta generación, guerras económicas, judicialización de la política, golpes parlamentarios, encarcelamiento de líderes de izquierda, asesinato de líderes sociales, entre otras cosas, para cerrar

los espacios democráticos abiertos en América Latina y de esta manera hacer retroceder el reloj de la historia a la década del 90, en la que precisamente se inició el Foro de São Paulo, cuando el pilar político del proceso de recolonización del continente instituía que solo podrían existir Estados mínimos de corte neoliberal, sometidos y domesticados. Ciertamente Venezuela, con su experiencia de socialismo bolivariano del siglo XXI en sus primeros 20 años y poseedora de gigantescas reservas energéticas, minerales estratégicos de altísimo valor para el desarrollo científicotecnológico, militar y económico del planeta; se constituye en factor decisivo para inclinar la balanza. O bien hacia el lado en donde convergen los gobiernos neoliberales y el establecimiento, que tributan al sostenimiento de la hegemonía unipolar de EE.UU. y sus aliados de la Unión Europea; o por el contrario, como lo ha planteado el presidente Nicolás Maduro, colocarse del lado de quienes propugnan por un mundo multipolar, que abra el horizonte de una reconfiguración geopolítica mundial, junto a China, Rusia, India, Irán, Turquía y otros países. El connotado profesor noruego Johan Galtung, sociólogo y matemático nominado al Premio Nobel de la Paz 2017, afirmó en una entrevista que Estados Unidos va a colapsar en el 2020 y su “poder declinará aún más con Trump”. Para este autor se está fraguando aceleradamente la derrota de la hegemonía unipolar de los EE.UU., desplazando el centro de gravedad financiera del mundo del Atlántico al Pacífico, lo que acabará con la dictadura del dólar y el esperado estallido de la burbuja financiera cerrará el pernicioso ciclo iniciado por Richard Nixon en 1971. Este interesante –pero muy complejo– panorama geopolítico, demanda del XXV Foro de São Paulo en Caracas, mayor nivel de participación para elevarlo a un gran Foro Mundial. Aun cuando las resoluciones y los acuerdos son la esencia de una cita de estas características, en donde se reúnen a discutir las vanguardias de los partidos de izquierda y movimientos sociales la política del continente; se hace indispensable para comprender los procesos que se han dado de ascensos, de caídas y las consabidas derrotas de gobiernos de izquierda al gobernar Estados capitalistas; reconocer y superar los errores y hacer una profunda autocritica en función de desarrollar nuevos planes políticos, económicos y militares. El Foro de São Paulo en Caracas debe servir de plataforma de apoyo para impulsar instancias que viabilicen una enérgica condena ética, política y moral a EE.UU., por ser un Estado genocida y violador del derecho internacional en detrimento de nuestros pueblos. Julio Chávez Constituyente y miembro de la Dirección Nacional del PSUV

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NACIONAL

La guerra sucia como estrategia de campaña

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e atribuye a Voltaire eso de que “la política es el arte de mentir a propósito”. A partir de este criterio, falsear o tergiversar los hechos se ha vuelto frecuente para desacreditar al adversario. La concepción de Maquiavelo sobre la forma de hacer política (“el fin justifica los medios”) es un pilar para quienes desean alcanzar el poder sin importar si lo realizado es ético o no. En otras palabras, separaron la ética de la política. Ponen en práctica de manera cotidiana la frase de Joseph Goebbels: “Miente, miente; que algo queda”. A esa forma de hacer política se la conoce como “guerra sucia”. Una táctica negativa que es usada por sectores conservadores de la derecha que pretenden recuperar el poder perdido hace trece años. La guerra sucia en Bolivia y otras partes del mundo ha sido un instrumento del marketing político que se ha usado desde hace mucho tiempo. Mediante este recurso lograron obtener algunos éxitos. Por ejemplo, en 2016 la oposición denunció que Evo tenía un hijo con Gabriela Zapata y que ella hacía tráfico de influencias a nombre del Presidente. Esto repercutió en los medios y en las redes sociales e influyó en

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algunos sectores de la población y en la votación. Posteriormente, las investigaciones establecieron que todo era mentira. Los efectos de esta guerra sicológica, provocaron indignación, duda, miedo e ira en la población. Se apeló al instinto y a las emociones que tienen los seres humanos. En el presente, los opositores pretenden reeditar la experiencia de 2016. Utilizan nuevamente este método con el fin de derrotar en la urnas el 20 de octubre al binomio del MAS, a pesar que en los últimos estudios publicados sobre intención del voto están lejos de esta posibilidad. Evo les lleva la delantera con un promedio del 35%, seguido por Mesa con 30% y Ortiz con 8%. Entonces, para revertir estos datos, necesitan intensificar su estrategia a sabiendas que ya solo faltan cuatro meses. La mentira, el rumor y las medias verdades son los caballos de Troya usados para conseguir respaldo y ver si es posible estimular un escenario de conflictividad. Se conoce que los opositores están coordinando con sectores sociales resentidos con el Gobierno, con plataformas ciudadanas del 21-F y con todo el aparato mediático (prensa escrita, radios, tv y redes sociales). A través de medias verdades preparan las condiciones para salir a las calles, no solo en contra de Morales, sino también contra el Órgano Electoral, ya que lo desacreditan en base a un


supuesto montaje de fraude electoral. La única finalidad del descrédito es desconocer los resultados en caso de ser ganador Morales. Además, prefieren abrir varios frentes para ganar mayor fuerza. Por ello atacan la gestión de Gobierno bajo el supuesto estancamiento del modelo económico, cuando organismos internacionales dicen lo contrario. Mienten al señalar que si gana Evo, Bolivia vivirá la misma crisis venezolana. Profetizan de un aislamiento internacional. Los últimos hechos de corrupción y narcotráfico son vinculados al Gobierno, cuando los delitos son intuito personae. Para nadie es un secreto que la guerra sucia no es empleada por pura creatividad de la oposición, sino que responde al asesoramiento de la Embajada de EE.UU. en La Paz, servicios secretos, ONG, dueños de medios de comunicación, expertos en redes sociales e intelectuales orgánicos de la burguesía boliviana. Esperemos que la guerra sucia y la manipulación a la hora de las elecciones no hayan sido determinantes, que se imponga la conciencia del pueblo y el criterio político. El reto del MAS será contrarrestar esta forma de hacer política, si no se habrá impuesto la lógica de Goebbels y eso es peligroso para el Proceso de Cambio.

Edwing Catacora D. Cientista político

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¡Mujeres urbanas presentes!

esde hace varios años, mujeres de diversos sectores sociales se constituyen en actoras del ámbito político y público, dentro del proceso de las grandes transformaciones que vive el país a la cabeza del presidente Evo Morales. Es incuestionable el rol protagónico de las mujeres de los movimientos sociales y populares, quienes fueron las artífices de estos cambios, estuvieron presentes en las calles, como a la hora de trabajar propuestas, construir estructuras y dar vigor a las luchas por el cambio. Asimismo, otras actoras, desde las ciudades, también se comprometieron con el Proceso de Cambio y fueron aportando desde una labor técnica y política a la construcción del nuevo Estado Plurinacional. Las diversas estructuras de mujeres urbanas, organizadas en plataformas, agrupaciones, colectivos y comunidades, vieron la importancia de la unidad y construyeron la Comunidad de Mujeres Urbanas Adela Zamudio, para desde ese espacio aportar con voz propia en las tareas que demanda el proceso. Esta fuerza política, unida a la Alianza de Mujeres que incorpora a los movimientos sociales, se constituye en un poderoso movimiento de mujeres que, a tiempo de construir, sostienen al Proceso de Cambio. La Comunidad busca reivindicar una mirada alternativa al enfoque de género utilizado por las corrientes feministas liberales, comprendiendo que la lucha de las mujeres requiere estar articulada a la lucha del pueblo, hacia la transformación del Estado colonial, capitalista y patriarcal que crea las relaciones de dominación y las formas de opresión que viven las mujeres. De ahí su apoyo a la Agenda de Despatriarcalización, trabajada por la Alianza de Mujeres, que recupera la demanda colectiva de mujeres de diversos sectores sociales, quienes en los nueve departamentos comprendieron que la lucha por sus derechos pasa también por la Agenda Política, Económica, Social, Cultural y que es hora de transformar la justicia, la violencia en todas sus formas y deconstruir las relaciones de opresión del Estado capitalista colonial y patriarcal. Sonia Brito Diputada

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E

n la proximidad de las elecciones en Uruguay, Argentina y Bolivia, la situación política regional genera muchas incertidumbres, principalmente relacionadas al forcejeo entre dos corrientes que representan, en general y con los matices respectivos en cada uno de los rincones de la región, a diferentes sujetos sociales con programas e ideologías distintas, e incluso, notoriamente opuestas. Nos proponemos analizar algunos elementos de la situación económica de América Latina y las particularidades de ciertos componentes nacionales de la misma para comprender las tendencias, probables perspectivas y, tal vez, las necesidades del subcontinente. El crecimiento económico: logros, fracasos e incertidumbres Bolivia, no solamente ha sorprendido con unos resultados económicos positivos desde el Gobierno de Evo Morales, cuyo crecimiento está por encima del promedio regional durante el período, sino que ha propiciado varios cuestionamientos acerca de cuáles habrían sido las estrategias asumidas para al-

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NACIONAL

Claves del crecimiento económico en Bolivia canzar esta hazaña en un país que estaba sumido en la pobreza y con pocas oportunidades para salir de ella. En el gráfico se muestra la situación del crecimiento económico de Bolivia con el promedio total regional de América Latina y otros dos extremos: con la economía del Paraguay, que es la que segunda que más crece después de Bolivia; y con el crecimiento económico de la Argentina, que es el país que menos crece en la región. El desarrollo económico de la Argentina ha tenido un período positivo del 2002 al 2008, luego se presentó su sensibilidad a la crisis financiera de 2008, con una recuperación inmediata; pero en el año 2013 la crisis de los precios de las materias primas afectó su crecimiento, esta vez sin recuperación por el retorno del modelo neoliberal. Las causas estructurales de su empobrecimiento hacen saltar a la vista el fracaso de este modelo y los impactos desastrosos para las condiciones de vida de la población. Argentina perdió la soberanía de su economía, el endeudamiento aumentó y encadenó al país por décadas; el Gobierno de Mauricio Macri cargó sobre la población todo el peso de una economía succionada por la fuga de excedentes. En síntesis, ninguna estrategia comunicacional pudo esconder y engañar la explotación y quiebra de la Argentina a causa del neoliberalismo. Por su parte, la pobreza en Bolivia disminuyó de 66.8% (2002) a 35.1% (2017), mientras que la reducción de la pobreza extrema se verificó de 34.2% a 16.4% en el mismo período. Esta última cifra ha sido todo un logro en Bolivia, porque estaba muy por encima de todos los países de la región, y la reducción de la pobreza tiene una tendencia decreciente para el conjunto de los países en el mismo período, al margen de su crecimiento. Origen y efectos sociales de las acciones económicas Pero la reducción de la desigualdad nos muestra algo muy interesante. Bolivia, de tener una altísima desigualdad en 2002, con el 54.9% en el índice de Gini, muy por encima del 53% del promedio latinoamericano, ha disminuido hasta el 46.1% en 2017, poco menos del promedio de América Latina, que es del 46.6%. Otros países que tienen un crecimiento destacable han disminuido en menor proporción: de 56.0% a 50.3% en Paraguay; de 54.9% a 51.1% en Colombia; y de 50.7% a 45.4% en Chile, en el mismo período. En la perspectiva neoliberal, el gasto social es un costo

incómodo para el capital. En Bolivia, el éxito económico viene acompañado de conquistas sociales, porque es expresión de un modelo soberano que se basa en lo social y lo prioriza. Necesidades sociales y teóricas Parece que es muy atrevido decir que el crecimiento económico responde a políticas económicas acertadas de gobiernos que se plantean alternativas al modelo neoliberal, porque sus objetivos son disímiles a la lógica de estos indicadores y porque el aparato ideológico-económico capitalista, en cuestión de pocos años, desestima y hace desaparecer los logros de las experiencias de transformación, como lo ha hecho en el caso de Venezuela y Cuba. Por tal motivo, es substancial difundir cómo en Bolivia la experiencia actual muestra que: 1) La soberanía económica es fundamental para diseñar políticas para un desarrollo propio; si un país enajena sus condiciones y recursos jamás podrá pensar en desarrollarse ni en el bienestar de su población; 2) La economía es un instrumento para buscar el bienestar del pueblo, no una finalidad en sí misma; 3) El mercado interno es fundamental en una economía, ya que se convierte en un cimiento que puede contribuir al crecimiento y permite resistir impactos de la economía global; 4) Son posibles estrategias de industrialización y diversificación; 5) La disminución de la pobreza y desigualdad son resultados del crecimiento, pero también son su condición básica. Cuando un desesperado Donald Trump, por las derrotas que ha sufrido en su estrategia de política “intervencional”, continúa atacando a países como Cuba, Venezuela, México y amenazando a otros como El Salvador, Guatemala y Honduras; cuando en Argentina su supuesta sociedad con Macri la ha llevado al abismo, o cuando en países alineados al Cártel de Lima, siguen promoviendo el neoliberalismo en su favor; recuperar la soberanía económica y darle un enfoque social, no solamente son necesarios, sino la única alternativa para América Latina y el Caribe.

Gonzalo Gonsalvez Economista

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NACIONAL

“Hacer el bien sin mirar a quién” y la cuestión de las

bolsas plásticas E

l pasado 8 de mayo se aprobó en grande el proyecto ley de reducción paulatina de uso de bolsas plásticas en todo el territorio nacional. Ley que pretende la no pequeña tarea de reducir a cero los residuos sólidos ocasionados por el uso de estos ítems. Según diferentes informes realizados por la Unión de Periodistas Ambientales de Bolivia (Upab), en el mundo, en promedio, cada persona utiliza 250 bolsas de plástico al año, pero en Bolivia ese número asciende a 372, cifra que, por supuesto, refleja la ausencia de campañas de concientización preventivas además del enfrentamiento del tema desde políticas públicas que permitan la solución del problema en un mediano y largo plazo. Si bien no tenemos datos oficiales de ganancias facturadas por las grandes compañías locales del plástico, los antecedentes presentados por la Upab nos inducen a pensar que son muy superiores a las compañías asentadas en el extranjero, lo que significa que estas empresas no renunciarán fácilmente a tan rentable negocio. Cuestión que podemos intuir en la progresión de los plazos de la nueva legislación, como informa en su web oficial la Cámara de Diputados: “Primeramente, en el proyecto original de ley presentado ante la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Senadores, se contemplaba un plazo fatal de 24 meses [después de la promulgación de la ley]; plazo que en las distintas mesas de trabajo quedó en una cifra mucho mayor a la presentada en primera instancia; un plazo de 10 años”. Con todo, esta representa un hito en materia medioambiental (si es que logra llegar a buen puerto) para el Estado Plurinacional. Aunque su concreción no se condice con la mera promulgación de la norma. En este caso particular (como en tantos otros) juega un rol fundamental el contenido social que se le dé al texto legislativo, pues son los colectivos ambientalistas, juntas vecinales, organiza-

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ciones indígenas con el conjunto de organizaciones sociales progresistas del panorama nacional, quienes deben ponerse esta ley al hombro y empujar contra los lobbies de las grandes paredes de las compañías del plástico nacionales, que ya han demostrado saber jugar bien sus cartas. La ley, como instrumento empoderador de las agrupaciones sensibles con la temática, resulta fundamental para el progreso, consolidación y ejecución de los objetivos. No es casual el planteamiento de la norma acorde al contexto internacional (aprobación normativa en la Unión Europea e iniciativas legislativas en EE.UU. y Medio Oriente) y el tan popular darwinismo social, pues un dato relevante es el ascenso de la generación millenial a cargos con poder de decisión, jóvenes con el mayor grado de conciencia ambiental de la historia. Los residuos sólidos: un problema en alza en Bolivia En cuanto a los residuos sólidos, varían geográficamente y algunos departamentos producen más que otros. Un ejemplo perfecto para la ilustración sobre lo que ocurre a nivel país en materia de gestión de esos residuos sólidos es el Municipio de Santa Cruz de la Sierra. Algunos datos relevantes: “Santa Cruz de la Sierra, la urbe más poblada del país, con alrededor de millón y medio de habitantes, genera alrededor del 31% de residuos sólidos a nivel nacional; un total de 1.463 toneladas de basura diario, de las cuales se calcula que un 55.03% son residuos orgánicos, un 21.96% son residuos reciclables y un 21.55% son residuos no aprovechables”, constatan las autoridades. En las últimas décadas, el vertedero municipal se encuentra en la localidad de Normandía, en el Plan 3000, lugar donde se acumulan cientos de miles de toneladas de desperdicios (incluidos residuos infecciosos, desechos industriales, sanitarios, entre otros), sin control alguno, en una gran fosa común. La ausencia de políticas públicas en materia de gestión de residuos llevó al vertedero de Normandía al cuasi colapso, en tanto los asentamien-


C tos humanos aledaños al recinto empezaron a presentar diferentes sintomatologías crónicas, propias de intoxicación a causa del contacto con el ambiente dañino. Al día de hoy, el municipio trabaja para reubicar el problema en otra locación, esta vez en la zona sur de la ciudad. Panorama que puede extenderse a todo el eje troncal o cinturón industrial boliviano, donde el problema de los residuos sólidos de las principales urbes en desarrollo no se aborda de manera estructural, mediante políticas públicas; sino que se traslada de un lugar a otro el problema. La mentada iniciativa legislativa, al momento de aplicarse, puede convertirse en la punta de lanza que quiebre la lógica prorroguista de los gobiernos municipales y departamentales en torno a la gestión de residuos sólidos de las ciudades capitales e intermedias, pues ataca el fondo del problema, dotándolo de un contexto social y creando las condiciones necesarias (más allá del aspecto temporal) para la erradicación de una de las tantas fuentes insostenibles de las que provienen estos residuos y no interfiere con las directrices que marca el Plan Plurinacional de Gestión Integral de Residuos Sólidos. “Hacer el bien sin mirar a quien” señala el dicho, y la iniciativa legislativa que nos atañe encarna a la perfección tal saber popular; pues como ciudadanos no estamos acostumbrados a que iniciativas desprovistas de un fuerte carácter político-ideológico marquen agenda o sienten presencia en medios formales, como ha sucedido en esta ocasión. La ley para la erradicación paulatina de bolsas de plástico hará de nuestros municipios, comunidades o cantones lugares mejores, sostenibles, y demostrará a viejos y jóvenes que los principios del Vivir Bien se encarnan en las acciones de todas y todos los bolivianos, siendo el uno a uno los que hacemos la diferencia. Miguel Justiniano Camacho Abogado

Patria es humanidad

uba, con su infinito amor internacionalista, por más de 60 años ha brindado servicios de salud a diversos países del mundo. Ucrania en 1986 vivió el peor desastre de su historia: Chernóbil, clasificado como una de las mayores catástrofes nucleares de la humanidad, afectó con enfermedades crónicas y diferentes tipos de cáncer a niños y niñas. Fue entonces que en 1990 Cuba albergó en Tarará, en las proximidades de La Habana, con amor y atención médica gratuita a ese más de centenar de pacientes. A pesar del período especial por el que atravesó la isla en esa década, los niños de Chernóbil sintieron durante años la más profunda expresión del amor caribeño, la solidaridad. Centro América fue abatida en 1998 por el ciclón Mitch, que arrasó con todo a su paso, ocasionando más de 9 mil muertos y millones de damnificados que sufrieron en carne propia la ausencia de profesionales de la salud; razón suficiente para que naciera, por idea del comandante en Jefe Fidel Castro, la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en La Habana. Hoy son más de 29 mil los médicos graduados, provenientes de naciones pobres del mundo que cuentan ya con profesionales de la salud dispuestos a trabajar en lugares recónditos de sus países. Bolivia no fue la excepción, tenemos médicos graduados en la ELAM trabajando en más de 25 comunidades indígenas y en municipios alejados de las ciudades, salvando vidas. La Brigada Médica Cubana, reconocida en el mundo por su altruismo, en Sierra Leona combatió el ébola y fue felicitada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por la noble misión. Por su parte, en nuestro país, la Misión Milagro realizó más de 721 mil 851 operaciones gratuitas de oftalmología, se atendieron 59 mil 646 partos, se salvaron 114 mil 555 vidas y se llevaron a cabo 262 mil 525 cirugías a personas de bajos recursos. Las criticas xenófobas y chauvinistas de oligarcas que nunca pasaron una necesidad en salud, jamás podrán borrar el legado que deja Cuba al mundo, que llevó salud a miles de hogares. Ariana Campero Nava Médica y embajadora de Bolivia en Cuba

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memoria viva

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arta, nos duele su partida, son miles las palabras de reconocimiento hacia esta pensadora incansable. Deja huella profunda en todas y todos quienes tuvimos el privilegio de conocerla a través de sus escritos y, en nuestro caso, estrechar un vínculo. Recuerdo que volvió a Bolivia a poco andar del Proceso de Cambio. Había estado en La Paz, según me contó, en los años 70, caminando por la Sagárnaga junto a René Zavaleta Mercado, su amigo e importante sociólogo boliviano. Regresó a conocer lo que acá acontecía y a compartir sus conocimientos con estudiantes y trabajadores después de mucho andar por la vida política y académica. Cris González, fundadora de Correo del Alba y amiga personal de Marta, fue quien me encargó que la acompañara a Llallagua, legendario centro minero ubicado en Oruro; junto con Pepe Pimentel, exministro de Minería y dirigente histórico del sector. Fue un viaje largo y lleno de anécdotas, por una vía peligrosa de un solo carril hasta Oruro, y después subiendo cuesta hacia el centro minero sin el camino pavimentado que existe hoy. Estuvimos a punto de volcarnos y Marta no perdió jamás la calma; yo hasta imaginé el titular del periódico si perdíamos la vida ahí. Cito esta anécdota porque en ese viaje pude apreciar otra dimensión de Marta Harnecker. Ya la admiraba por su trayectoria y consecuencia, no la conocía en persona sino, como tantos y tantas, por sus libros y escritos. No imaginé que en este viaje nacería una amistad entrañable que ella me brindó de manera generosa. Compartíamos hasta ese momento la nacionalidad y la partida de nuestra tierra. Me llamó la atención su sencillez, la cercanía con la gente del pueblo. Aunque no pertenecía a una clase proletaria, se había puesto al servicio de ella desde muy joven, tarea que cumplió a través de su gran capacidad intelectual hasta el último momento de su vida. En la Universidad de Siglo XX en Llallagua, famosa por las luchas de mineros y estudiantes, habló de la necesidad de recuperar el movimiento social, las bases, el protagonismo de la clase obrera y del pueblo en general, dando a conocer material de formación audiovisual de cuadernos para la educación por ella y su equipo realizados. Este no fue el único viaje que hizo a Bolivia, retornó en otras dos o tres oportunidades. Si la memoria no me falla, la última estuvo dando una charla en el Auditorio del Banco Central y antes de entrar se le acercaron unas

chicas mexicanas para que sostuviera un lienzo con las fotografías de los 43 desaparecidos en Ayotzinapa; hablamos de que nunca nos explicaremos tanta ignominia. En todos sus viajes concedió entrevistas, sostuvo reuniones, dio charlas a poco llegar a 3.600 msnm, era una mujer que tenía una capacidad de trabajo extraordinaria, no paraba, y jamás hizo alarde de sus conocimientos, por el contrario, escuchaba y preguntaba todo lo que llamara su atención. Duele que no esté, más en un mundo que requiere de ella. Alcanzó a conocer varios lugares. Fuimos a dar un paseo en teleférico, le encantó, tenía una amplia y generosa sonrisa que se desplegó por los cielos de La Paz. Recuerdo que me comentó de lo mucho que había aprendido en Centroamérica, del error de desconocer la religión, tan importante para el pueblo más pobre. De sus libros de entrevistas-testimonios, le llamaba la atención que algunos y algunas la reconocieran por uno de sus primeros libros Los conceptos elementales…, lo había escrito muy joven en Francia; en los ochenta, estando en Cuba había ampliado y dado otro cariz a ese libro. Sin embargo, su trayectoria fue transformando y ampliando la manera de abordar y analizar la realidad, sin renegar jamás del marxismo, en contraste, viendo nuevas formas para entender los procesos y el lugar protagónico que debe tener el pueblo y desarrollando su manera pedagógica de dar a conocer su obra. Cuando le preguntaban su profesión, decía pedagoga, nunca intelectual; aunque tenía más de 90 libros escritos y publicados. La humildad era un valor que la identificaba, además de su entrega incondicional al pueblo de América Latina. Ella, que residía en Canadá con su marido Michael Lebowitz, podría haber preferido una vida tranquila y retirada, pero no, su capacidad y necesidad de conocer y comunicar la traería a Santa Cruz, La Paz, Oruro, para hacernos reflexionar. La revista Correo del Alba publicó hace poco un artículo que Marta publicó en el sitio web Rebelión, y en la edición número 30 apareció una entrevista íntegra realizada por Pedro. Les dejo con unas de sus frases de los correos que nos enviaba informándonos de su estado de salud y su trabajo que nunca dejó de lado. Estas palabras la muestran como era, optimista, sencilla, llena de vida y esperanza que el mundo puede ser mejor: “Buenos amigos, eso es todo por hoy. Hay que vivir en la incertidumbre y salir adelante cueste lo que cueste. Un abrazo, como siempre, lleno de sueños y esperanzas. Marta”. Luisa López Redacción

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Cavour: “Mi mayor premio es tocar en Bolivia”

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ue en la década del 60 cuando el folklore boliviano, de la mano de Los Jairas, dio un vuelco para siempre, conquistó auditorios locales y a lo largo y ancho de América y el mundo. Uno de los protagonistas de esa historia, el maestro Ernesto Cavour, abrió las puertas del Museo de Instrumentos Musicales a Correo del Alba, para trasladarnos a la Peña Naira, contarnos sus primeras incursiones musicales así como sus pasiones creadoras actuales.

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Ante todo quiero agradecerte el que nos permitas revivir recuerdos y nos hables de tus planes a futuro. Para mí es muy grato recordar tantos años que hemos pasado juntos en la querida Peña Naira. Linda época en que rompíamos la noche tocando y conversando, y las calles eran más tranquilas que ahora; aunque pícaros han existido siempre. Justamente remontándonos a esa época, allí no solo hubo presentaciones folklóricas, sino además reuniones políticas e incluso formabas a muchos artistas. Harta gente, recuerdo a Kalamarka, tan buenos. A mi


arte y cultura hermano Lucho, a Norte Potosí; estaban los Canarios del Chaco, de Tarija; Estaban Coca y tantos otros. Yo tenía que animar muchas veces la peña, y no soy bueno para hablar. Entonces les decía a los chicos: “che, a animar…”. Así los empujamos, hasta que se han acostumbrado. Pienso en las noches de toque de queda, nos quedábamos hasta en los sofás. Algunas veces venían presidentes y ministros; les cobrábamos igual. ¿Cómo te inicias en la música y qué te hace escoger el charango? Cuando era chico, yo muy jovencito, miré un charanguito y se me adormeció mi cuerpo, bien raro fue; hasta ahora pienso en ese momento, no entiendo porqué ha sido. Sabes que la costumbre es regalar a la madre, para el 27 de mayo, cositas, vasitos, entonces yo me fui a un tantakatu, un lugar donde venden todo tipo de cosas. Vi un charanguito, sonaba bien, y me lo compré; en vez de comprarle una cosita a mi mamá, me compré el charanguito. ¿Y el regalo del Día de la Madre? Con el tiempo le dije a mi madre: “esto es lo que pasó”; y ella me dijo que ha sido un buen regalo. Así, con la comprensión y cariño de mi madre he empezado. Yo no sabía tocar, no soy músico, no conozco de partituras; tampoco soy antropólogo, nada, soy completamente autodidacta y creo que eso me ha servido para dedicarme muy fuerte al estudio y a la percepción de qué pasa con los instrumentos y qué pasa con la poesía, cómo podría ser la poesía y porqué existe la poesía. Tuve facilidad de aprender todo del charango, sin saber. Se podrían necesitar miles de años para aprender a tocar cualquier instrumento, pero los autodidactas miran, escuchan y aprenden, eso hice y eso hago. ¿Cómo nacen Los Jairas? Con Los Jairas creamos un momento musical histórico, tocábamos con el gringo Gilbert Favre, que hacía cantar su quena; Yayo Jofré, primera voz y su bombo, arreglista musical del conjunto desde 1967. También estaba Julio Godoy, guitarrista, y esporádicamente se nos unía el gran guitarrista Alfredo Domínguez. Y yo, con el charanguito siempre a mi lado. Comenzamos jugando, hasta que descubrimos que nuestros instrumentos creaban un bellísimo diálogo musical. Ahí nacieron Los Jairas. En 1969 la Fundación Patiño nos invitó a emprender una gira por Europa, la Unión Soviética hasta Asia Central, llevando la música de Bolivia: luego he viajado no solo por toda Europa, sino desde Alaska a Tierra del Fuego, he estado en Francia, en Italia, en todos los Estados Unidos. En otra oportunidad he ido a la Tierra del Fuego, he tocado en la Polinesia, Micronesia, en todos los pueblos, pero más me gusta Bolivia, aunque la vida sea más dolorosa; hace 70 años era un paraíso, era como vivir en el campo, muchos no han sabido aprovechar la vida entonces.

¿Cómo fue el paso de Violeta Parra por La Paz? La Violeta vino dos veces, la última para buscar al gringo Favre, quien era su enamorado, al que quería mucho. Violeta Parra venía desde Chile a la peña buscando a su hombre, e incluso nos invitaba a nosotros para que nos vayamos todos a la Peña de los Parra, y fuimos. Primeramente donde los hermanos Parra, y después, en otro viaje, también a la Carpa de la Reina, que quedaba en Santiago. Nos conocimos, ella nos dijo porqué no se vienen aquí a vivir, y nosotros queríamos porque estábamos fuertes, pero Bolivia nos llamaba. Nos hemos instalado en la calle Sagarnaga y posteriormente aquí, en la Jaén. ¿Compuso alguna canción Violeta en la Peña Naira? (Canta) “Gracias a la vida, que me ha dado tanto…”. (Canta) “Runrún se fue pa’l norte…”. (Canta) “Ya me voy me, ya me voy para Bolivia…”. Lo amaba al gringo y justamente paseando con Violeta compró un revolver de la cárcel; es toda una historia, algún día te la contaré, no ahora. ¿En San Pedro? Si, se lo ha llevado, debió ser para seguridad. Dijo siempre que era para seguridad de su casa. Dicen que se mató con esa pistola, pero no sé. Estaba muy enamorada. Claro que sí, pero el gringo Favre no se fue con ella. Aquí era su vida, su música. Amaba la música que hacía, le indicábamos todo, no quería separase pero la quería y la respetaba y la admiraba. Ha sido un amor interesante, y cuando ella ha muerto ha llorado bastante, se ha desesperado. Nos conocimos con el gringo Favre en el Show de los Sábados de Micky Jiménez, en la Radio Méndez. Qué historia de amor tan intensa, eso de Violeta en Bolivia impresiona. Violeta Parra tenía un carácter fuerte, bien dominante era, pero cuando estaba en el escenario era maravillosa, una diosa, y yo sentía que ella era una gran artista y sobre todo sus pinturas eran muy creativas, muy bonitas, incluso me regaló una y por ahí me la robaron. ¿Tocaste con Violeta? Sí, hemos tocado en Viña del Mar, antes que haya el festival; hemos ido a tocar a la playa, a una especie de peña que ahí tenía éxito. ¿Por qué la Peña Naira y la música que hacían ustedes era tan diferente y aplaudida? Ha sido una cosa muy especial. Había mucha música aquí, pero era diferente, más auténtica. Nosotros conocíamos más la vida, el arte y todo eso, los turistas se quedaban fascinados. Éramos más de la calle. Fíjate que al principio no queríamos aceptar turistas, pero cuando vimos que pagaban nuestros sueldos, nos convertimos en “turísticos”. Al

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final queríamos que farreen para ganar plata. Parece que ellos entendían lo que mi charango quería decir. ¿Qué otro tipo de música te gusta? Me pasó una cosa bien rara. Cuando era chico no había televisión, había radio y solo tocaban música clásica; se me ha quedado eso en la cabeza, durante años, y cuando era folklorista he grabado música clásica al oído.

me daba rabia un poquito, se veían tan fuertes, entonces yo empecé a componer un tema, no estaba tan contento porque estaba rompiendo el estilo de cómo tiene que ser la música altiplánica, pero así nació Leño Verde. Fui el primero en introducir ese sonido. En mis presentaciones tocaba mi repertorio clásico, pero Leño Verde hacía arder la sala. Le gustaba a la esposa del Sr. Duery de Discolandia.

¿Con charango? Y con quena, he compuesto cosas a las que no he puesto mi nombre, sino el de Coco Aramayo, el que siempre me ha gustado, porque Cavour no me gustaba.

Entiendo que has inventado algunas zampoñas. Si, ahora, por ejemplo, he inventado zampoñas que están a nivel mundial, zampoñeros que tocan grandes maestros del viejo mundo y zampoñitas de todos colores, tocan maravillosamente. He inventado una zampoña que puedes tocar en cualquier tono, que no es cualquier tipo de zampoña, es una con tres filas que se utiliza a nivel mundial.

¿Tenías dos nombres, Coco Cavour y Coco Aramayo? Coco Aramayo para otra cosa, me gustaba, aunque sin darme cuenta Cavour se volvió más famoso, pues dieron el primer premio para Ernesto Cavour por esto y por esto otro, hasta primer premio porque yo he sido bailarín de ballet. ¿Cómo fue eso del ballet? Eso me ha servido bastante, el ballet era del Estado, ganaba buen sueldo y estábamos obligados a cantar y llevar nuestro huaynito, nuestra cuequita. Cuando iba al campo, me sorprendía con las maravillas que había habido, una vida completamente distinta, cosas hermosas que guardaban las provincias, en este caso las panderetas de mano, los violines antiguos, todo esto me fascinó y así fui estudiando, teníamos la obligación de ir a minas, ir a Potosí, tenía otra ayuda muy grande, una persona que me estimaba mucho, doña Julia Elena Fortún. Nos hemos estimado bastante, para hacer sus pruebas, me decía: “Ernestito, toca la quena, toca charango, toca esto, esto otro”. Igual me ha ayudado el haber estado con poetas, era muy linda la vida. Una de tus composiciones que me fascina es Leño Verde, ¿cómo nace? Cuando viajamos a Suiza con Los Jairas llevamos zampoñas, charango, guitarra, canto. Los zampoñeros tocaban: tu tu tu tu tu tu tu tu tu aaaahreaaaaaahre aaaaahre. A mí

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A lo largo de tu vida has recibido muchos y merecidos premios, como el Premio de Cultura 2018 y el Cóndor de los Andes. Me han dado el Cóndor de los Andes después de cuatro años de haber firmado el decreto; estaba firmado ya por el Presidente, pero no me entregaron si no después de cuatro años. El Premio de Cultura 2018 también me lo dieron, aunque lo más importante fue haber estado en escenarios internacionales llevando nuestra música, nuestras risas, nuestro cariño. Pero mi mayor premio es tocar en Bolivia. Alguna vez he tocado para el Presidente, es un hombre sencillo. No eres solamente el maestro, sino además un personaje especial, que se ríe y camina por las calles mirando y cantándole a las salteñas, la ulupica, a las llamitas, la mujer más linda del mundo, y tantas otras piezas. (Canta esas piezas). Tengo igual temas políticos, de todo. Tengo la tendencia de izquierda. También poesía para los animales. Digo que el burro es más inteligente que el hombre, porque el hombre está pegándole o peleando en guerras y guerras, siempre peleando. La Llama (canta). Canto al perro callejero (canta). Eso lo compuse porque me daba rabia que insulten a los marico-


LECTURAS RECOMENDADAS El lector de Julio Verne Autor: Almudena Grandes Categoría: Novela Editorial: Tusquets Editores S.A., 2012 Páginas: 417

Nino, un niño hijo de un Guardia Civil en el régimen de la dictadura de Franco, conocerá a través de la lectura un mundo nuevo que le permite mirar los vestigios de la guerra.

nes. Les he dedicado temas a las “putitas”, porque las “putitas” nos han dado tanto y hay las que por comer o por sus hijitos se dedican a eso. No hay que tratar mal a nadie. Tengo villancicos, de todo. Solo que no le canto mucho a la mujer porque no quiero estropearla, hay que besarlas con cariño nomás. ¿Cuáles son tus planes a futuro? Tengo mucho trabajo, estoy escribiendo unos libros. ¿Se puede saber que libros? No, es sorpresa. Aún me falta terminar el museo, porque ahí quiero mostrar unas sorpresas a nivel mundial. Sé que hay museos muy lindos en todo el mundo, pero yo lo he hecho más criollito, quiero presentar algunas cosas que el mundo no ha hecho. Yo creo que va a ser hasta fin de año. ¿Piensas visitar algunos países latinoamericanos? No, quiero hacer investigación, hacer poesía. Aunque mis temas no son con mensajes, me gustan las cosas que hago. Ahora, los inventos que tengo en casa, la guitarra muyu muyu, no copio, no plagio, bien fácil es para mí. Como uno tiene tanto amor al instrumento, ya sabe. He fabricado charangos, no comercialmente, sino por cariño, por hacer cosas nuevas. Has hecho de todo. Hemos hecho, en festivales, con conjuntos, hasta una maratón. Hemos tocado un grupo y yo he sido el que más

he aguantado. Hemos estado temblando, y no había nada; me eché a llorar porque quería llegar hasta 100 horas. ¿A cuántas llegaste? A 49 hemos llegado. ¿Dónde fue eso? En Cochabamba, en una fiesta para regalar premios. Por último, quisiera pedirte que nos hables de esta hermosa casona donde ahora tienes el Museo de Instrumentos Musicales. Mi mamá me ayudó a comprar, yo tenía plata con los viajes, ganaba harta plata en las giras por Europa y Asia. Con esto me he quedado tranquilo. Aquí tengo un pequeño teatro para 50 personas, siempre tocamos. ¿Y sabes cómo hago? No gano plata de gratis, todos juntamos el dinero y lo repartimos igualito. Te voy a mostrar mi orgullo, mi museo, con más de 2.000 instrumentos, estamos en el diccionario Larousse, en varios diccionarios. Cada instrumento tiene su alma, su vida propia, grandes, chiquititos, de todos tamaños. Y va a crecer más. Hay discos 78, premios, tantos recuerdos, tantas cosas, es mi vida.

Guerra del Chaco 1932-1935 Historia fotográfica Autor: Fundación Cultural Banco Central de Bolivia Categoría: Historia Editorial: Casa de la Libertad, 2008 Páginas: 137

Dedicado a los 50 mil jóvenes bolivianos que ofrendaron su vida y a los sobrevivientes de esta guerra, con fotografías inéditas del campo de batalla.

Judith Hoffmann Operadora turística

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Gran Poder La magia del

L

a entrada folklórica del Gran Poder, devoción de comerciantes al Señor Jesús del Gran Poder, es la manifestación religiosa más importante del año en La Paz y genera un gran movimiento económico y de danzantes, quienes despliegan su esplendor, un sábado de mayo o de junio, en las más de 72 agrupaciones que cuentan con 40 mil bailarines y 7 mil músicos que recorren los cinco kilómetros de procesión.

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Espigar la realidad E

n el documental Los espigadores y la espigadora (Les glaneurs et la glaneuse), la llamada “abuela de la nueva ola” (o nouvelle vague, corriente de cine francés surgida en la década del 50), Agnès Varda, nos pone como punto de partida la pintura “Las espigadoras” de Millet, hablando de cómo el espigar era una actividad pasada, en la que en una mayoría de mujeres iban a recolectar las espigas sobrantes de las cosechas, las que quedaron rezagadas, rechazadas o las que simplemente cayeron sin ser pepenadas por los dueños de las fincas. Muchos pensaban que aquella era una actividad del pasado, algo inusual de ver, sin embargo, Varda nos muestra cómo no ha cesado, sino que evolucionó y, debido a la cultura del consumismo y el derroche, el acto de pepenar, el espigar o pizcar, está más presente que nunca. Recorriendo pintorescos paisajes de Francia, desde el campo a las ciudades, algunas veces en un invierno que parece eterno, la realizadora explora las vidas de diversas personas, desde un camionero que perdió su trabajo y su familia, un grupo de gitanos, el dueño de un restaurante que abastece a su cocina con ingredientes pepenados, gente que da otro uso, recicla o convierte los objetos tirados a la calle, y un profesor que enseña a inmigrantes de

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noche, mientras se dedica a recolectar frutas y verduras desechadas de un mercado. Todo esto capturado con la nueva adquisición de la directora: una cámara digital, de la que se maravilla al comienzo de la película, mostrando sus canas y las arrugas de sus manos, diciéndonos con esto cómo ha pasado el tiempo. Con dicha filmadora, con un lenguaje audiovisual sencillo, cámara en mano y con el azar siempre presente en las tomas espigadas por Varda, el documental se vuelve una encantadora joya de la que tras su tinte naïve, se esconden grandes verdades y un manejo excelente de la narración y el montaje. La informalidad con la que es hecha Los espigadores y la espigadora resulta cautivante, sobre todo porque nos encontramos frente a una de las veteranas del cine francés, que en esta ocasión va sencillamente a capturar las imágenes que darán forma a una obra imperdible. Una escena rescatable es cuando Varda olvida apagar la cámara mientras camina y charla con unas personas; en la pantalla solo vemos la tapa del lente yendo y viniendo por un par de minutos. Algunos ven este filme como una declaración contra el consumismo y la culpa del capitalismo en generar un modelo en que se derrochan grandes cantidades de alimento solo por no ser adecuados para su venta, y “no ser adecuados para la venta” significa desde que una manzana o papa no tengan un tamaño o forma ideal (Varda


la pantalla

“Las espigadoras“, por Jean-François Millet

recolecta papas con forma de corazón desechadas por las empresas) o por su color y demás estándares que hacen que la agroindustria descarte toneladas de alimentos en terrenos baldíos, a los que numerosas personas acuden a recoger los desechos comestibles, sin embargo, no basta con su ayuda, ya que gran parte de la comida termina por pudrirse. Finalmente, el documental expone el derroche de comida y pertenencias, la vida de quienes viven gracias a la basura de otros o al menos se benefician de ella. También habla de cómo hay quienes no permiten prácticas como el espigar o pizcar, e incluso hurgar entre la basura, esto acudiendo a supuestas leyes que los respaldan. Por último, nos da a conocer, a través de un abogado rural, que el acto de espigar es un derecho.

Sebastián López Cineasta

Ficha técnica Director

Agnès Varda

Guion

Agnès Varda

Producción

Cine Tamaris

Música

Género Duración Año de estreno

Joanna Bruzdowicz, Isabelle Olivier, Agnès Bredel, Richard Klugman Documental 82 minutos 2000

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DEPORTE

El VAR en el fútbol contemporáneo

L

a Copa Confederaciones disputada en Rusia en 2017 fue el primer torneo internacional donde se aplicó el Video Assistant Referee (VAR). Una herramienta donde un grupo de árbitros revisa en tiempo real una jugada polémica y avisa mediante intercomunicador electrónico al juez central del partido, el que puede tomar una decisión respecto a lo que se le está informando o bien concurrir al sitio, generalmente a la altura de la mitad de cancha, para ver personalmente la jugada en cuestión y tomar una determinación. Después se fueron agregando todas las competencias internacionales, hasta llegar a la cita más importante del deporte rey: el Mundial. En este caso, su anfitriona era la misma que había recibido la Copa Confederaciones un año antes: Rusia. El país eslavo fue testigo de muchos aciertos y de un par de errores que hicieron dudar del VAR. Pero siempre el balance fue positivo. Algo donde lamentablemente el VAR no puede intervenir es en la designación de los grupos de las competen-

cias, donde, históricamente, el anfitrión queda en el más accesible. En esta Copa América, Brasil quedó con Bolivia, Perú y Venezuela. A los dos primeros los derrotó sin apelación alguna y a la última también la habría vulnerado si el VAR no hubiese existido. Afortunadamente, el VAR salvó a la vinotinto de lo que hubiese sido un despojo, porque los goles anulados al Scratch eran claramente ilegítimos, aun cuando habían sido validados por los árbitros en cancha. Ahora solo queda hacer el maravilloso ejercicio de fútbol ficción e implementar el VAR en los grandes saqueos de la historia del balompié. Quizás los equipos rioplatenses no tendrían ni la mitad de las Copas Libertadores que ostentan, es muy probable que Corea del Sur no derribara a Italia y España en su Mundial, y la “Mano de Dios” seguramente sería sindicada como un inofensivo intento de trampa que no llegó a buen puerto. Sin lugar a dudas, el VAR es una magnífica herramienta que, aunque a veces demora en su aplicación, hace honor a ese lema que dice “la justicia tarda, pero llega”. Luis Barril Periodista deportivo

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conoce

remos

C

Santo Domingo

apital de República Dominicana, invita a los visitantes a recorrer sus calles, flanqueadas por construcciones coloniales como la Catedral Primada de América, el Museo de las Casas Reales, el Parque Colón, el Museo Alcázar de Colón y la Fortaleza Ozama, zona declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1990. Con playas paradisiacas como Boca Chica, está cruzada por el río Ozama y fue distinguida como la Capital Americana de la Cultura 2010.

UBICACIÓN República Dominicana | VISITANTES 6.500.000 al año | IDIOMA Castellano | CLIMA Tropical, con una temperatura media anual de 21°C | MONEDA Peso dominicano | CÓMO LLEGAR Vuelo directo con destino al Aeropuerto Internacional Las Américas.

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