Al calor del filandón
R
eunidos, apretados, todos juntos, al calor de la historia a menudo. Mientras, se sigue cavando en voz alta el cauce por el que discurren los decires que mantienen vivo el de haber sido, y se siembra la esperanza de seguir siendo. Para ahuyentar las sombras que crecen en la ladera del sueño e impedir la existencia del Bosque de las Hadas, del Rompidón, del “Riachín” y otros tantos escenarios en los que se representaron los cuentos. Volviendo la mirada al decir de otros inviernos para pintar de gratitud los esfuerzos por mantener viva la memoria.
Jesús Cerezal Fernández
Sombras del valle a la sombra del silencio al calor del filandón
Rumores a la
intemperie Al calor del Filandón Jesús Cerezal Fernández
Rumores a la intemperie. AL CALOR DEL FILANDÓN
Trilogía poética Rumores a la intemperie:
Jesús Cerezal Fernández, 1942
N
ació en Sabero (León), cuenca minera floreciente, por aquellos días. Creció como crecían los niños del Valle: aprendiendo el lenguaje de la mina, respirando el polvo del carbón y escuchando las toses lastimeras del minero, para aprender a esquivarlas. En las vacaciones escolares de verano los niños eran útiles para labores menores, pero importantes: correr tras las vacas, tirar del rastro, y ayudar en las faenas de la ceba y el ordeño. A los libros se les daba un prolongado descanso por aquellos días. Consciente de ello, y atento a la voz de lo alto, un día que el tío Tomás retejaba, haciendo equilibrio sobre el tejado con su gran humanidad, le dijo: “Rapaz, que dice el primo que si queréis ir alguno a los frailes”. Lo que diga mi madre, fue la respuesta. Todo lo demás fue llegando poco a poco: los latines, las dudas, el año de reflexión más profunda, los estudios serios en la Facultad de Teología y la ordenación sacerdotal. El verso surgió de pronto, cuando menos lo buscaba, como látigo de luz a su cabecera. Si bien, ya antes se aficionó a coleccionar palabras, prosa familiar para hacer llegar a las comunidades las noticias de la familia Agustino Recoleta en la Antena Informativa. Tarea que se le encomendó por los superiores durante 16 años largos. Fruto de esta encomienda fueron, además de la publicación periódica, la coordinación de tres publicaciones conmemorativas de otros tantos centenarios: IV Centenario de la llegada de los Agustinos Recoletos a Granada; Cien años de Historia: Imágenes con texto y Convento de Monachil: Escuela, Templo y Hogar. En 2018 vieron la luz dos publicaciones en prosa poética, tituladas Pintor de Sueños y Arreboles en el Camino. Hoy, en la conmemoración de su 50º aniversario de Ordenación sacerdotal, os ofrece este poemario y con él su gratitud y cariño.
Rumores a la intemperie
AL CALOR DEL FILANDÓN Para que no se cierren los senderos que llevaban a los niños a dar de beber a los prados al salir de la escuela en las tardes cálidas de otoño. Para que las zarzas no se mofen de los recuerdos celebrando las zancadillas que con sus dientes de lobas hambrientas ponían a los rapaces riéndose de sus miedos. Para que siga el filandón de cada invierno, no encuentre a ningún niño víctima del frío del desamor, ni del hambre de la avaricia.
Jesús Cerezal Fernández
Rumores a la intemperie AL CALOR DEL FILANDÓN
GRANADA 2019
© Jesús Cerezal Fernández Trilogía poética, Rumores a la intemperie AL CALOR DEL FILANDÓN © Diseño y maquetación: TADIGRA. Motivo de cubierta: Aurora Montes Quesada. Imprime: Taller de Diseño Gráfico y Publicaciones, S.L. Granada. tadigra@tadigra.com puede imprimirse: Fray José María Sánchez Martín Vicario Provincial. Protocolo nº 86/2019
Printed in Spain
Impreso en España
“Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.”
JUGANDO A COSAS DE NIÑOS…
¿Cuándo es uno mayor? te pregunté siendo niño, queriendo jugar a serlo, para adelantar camino y compartir las tareas, siguiendo un mismo destino. Tú escuchabas, sonreías, me mirabas…, callabas y repetías: ¿que cuándo es uno mayor?, y te callabas de nuevo, para pensarlo mejor… …Después, al cabo de un rato, tras rumiar lo que decías, mirando fijo a los ojos para leer la intención, riendo me respondías: crece mientras seas niño, no te ocupes de grandezas, juega si tienes con quién; deja que pasen los años, después te responderé…
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Hoy, que los años pasaron, y las fuerzas van faltando, te hago la misma pregunta, y tú me sigues mirando con complacencia de padre, de amigo, de compañero, y me dices al oído: juega, tú sigue jugando, juega mientras tengas fuerzas que habrá tiempo para el llanto.
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DE MADRUGADA… Temprano se te hizo tarde para tentar al destino, rompiendo todas las claras del madrugar peregrino. Saliste al abrir el día, buscando horizontes nuevos, embarcado en melodías, en cantares y pregones que anunciaban mejoría, riquezas, otras canciones… Mas, pregonero que empieza, que no conoce la senda, los cantares del camino le confunden, le cautivan, le susurran y embelesan… Igual te sucedió a ti: creíste en silbos dorados, apostaste por sus sones y ahora estás desorientado, perdido en un mar de luces, de destellos y colores, buscando la estrella guía que oriente tus decisiones. Hoy la experiencia te alerta que no es bueno madrugar para tomar decisiones, que es mejor reflexionar, ponderar las ocasiones, otear el horizonte y dejarse aconsejar.
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TAREA Tú me encomiendas que pinte cada día un cuadro nuevo, que lo grabe, que lo guarde, que la luz no se repite, por eso, no tiene precio. Y yo tomo los pinceles con ilusión renovada, para captar los matices; retener luces doradas, obviar los claros-oscuros, e ignorar luces pasadas. Mas el pincel en mis manos a veces es torpe y lento, casi siempre caprichoso, con frecuencia poco diestro. La luz siente su rudeza y no se deja atrapar; se escabulle, se me aleja, es esquiva en su grandeza, se escapa de mi soñar…
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Cuando al fin traspasa el cÊnit de sus colores y brillos, ya se ausentan los ardores, la tarde brinda temores, por la luz que se ha perdido‌ Los pinceles quedan tristes, rotas las ensoùaciones; el lienzo con cuatro trazos y en el alma los borrones.
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LA ESPERA Los avatares del tiempo me hicieron crecer deprisa, alejado del terruño, sin disfrutar sus caricias, viviendo en otras riberas, respirando de otras brisas. Mas, si la distancia es larga y el amor urge presencia, se cuelgan puentes del aire, se alargan las ilusiones, se atajan las inclemencias. Así, una y otra vez, con la frecuencia del llanto, remaba bajo aquél puente que la dirección marcaba, corría buscando alivio a guarecerme en su manto. Los rigores de la noche se asomaban al camino, animando los esfuerzos de aquél remar tan brioso y me regalaban sueños de luces y de cariño
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MIGAJAS Porque los recuerdos vuelan si no se apuntalan bien, y se pierden los encantos de aquellos dĂas de ayer, hoy anoto estas letrillas para evitar su extravĂo, como regalo del tiempo que en las manos he tenido. Estos versos que ahora lees, son reliquias de otros dĂas que se encuentran atrapados; son migajas desprendidas. No tienen gran importancia, no son joyas de valor, son recuerdos de una infancia, de unas gentes, de una tierra que llenaron muchas vidas, que dieron luz y calor, que ayudaron a crecer entre trigos y amapolas, y hoy vuelven a florecer.
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Por eso, lector amigo, léelos desde el respeto, escucha su alegre son, aprende su melodía que es canto del corazón… Que los días pasan pronto, en un suspiro se van, si no atrapas las migajas cierto que se perderán.
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LA FAROLA DE MI CALLE Es la luz de mi farola testigo de atardeceres, de regresos, de cuadrillas, de novios y de quereres. Ella, que alumbra la noche y regala resplandores, guarda para sí las sombras, traiciones y sinsabores. A nadie cuenta secretos ni pregona desacuerdos, sólo cumple la encomienda de regalar sus destellos. Anoche la vi algo triste, sin brillo, sin alegría; como penando una ausencia que su entraña corroía… Su debilidad apoya en mi fría rectitud, para tomar un respiro, y así seguir con su cruz.
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Esta noche no ha pasado a reposar su cabeza, cargada de vino y llanto, hondo pozo de tristezas. Hoy, que al recuento me falta, temo que algo le ha pasado y pregunto a los luceros por si se me ha extraviado‌
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PROMESAS Y FANTASMAS NEGRA ENTRAÑA
Tus entrañas, son negras, ¡oh, Valle de Sabero! Están petrificadas, calcinadas, yertas, olvidadas, perdidas e ignoradas, borrosas en la agenda mugrienta del poder. Por tus calles corrió con abundancia la alegría, el vino, la pelea y la tizne del carbón, origen y motor de la abundancia que templó los rigores del invierno. Tus niños crecieron entre escombros, tiznados por el miedo hacia el grisú, compartiendo lamentos de viudas tempraneras, que soportaron con grandeza la ausencia de su amor. Mas aquello pasó como un mal sueño, de repente la boca del pozo se cerró, tus gentes huyeron ceñudas, cabizbajas, dejando sepultados recuerdos, futuro e ilusión. Los fantasmas del Valle saltaron de alegría, se adueñaron del alma de cada callejón, calentaron tus oídos con promesas no cumplidas de otra nueva vida sin llanto, que a ti nunca llegó. … Y tú, terco, te resistes, lo intentas, luchas por recoger, siquiera, los lamentos errantes, que suben y bajan del río hasta la Peña, como recuerdo respetuoso del adiós. 17
PLAÑIDERAS DEL VALLE Campanas del vecindario que repicaron a gloria, que lloraron con el pueblo al son de desgracia y muerte, bien merecéis celebrar, al cabo de tantos años, el tesón, la fortaleza y el coraje de sus gentes. Campana, la más risueña, la que repicó alegría, esparciendo por el viento la noticia y el contento, la que alocada danzaba cuando la fiesta venía, lanza tus notas al cielo, cántale tu melodía. Tú, la campana mayor, la de los bronces bruñidos, la de la voz lastimera que anunciaba la desgracia, ponte tocado de fiesta, peina al yugo la melena, vocea a los cuatro vientos que Sabero está de fiesta.
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UN HERMANO LLEGÓ A CASA Se me fueron los recuerdos a los campos de otros días, donde brotaron racimos, donde doraron espigas, cargados de vino joven, molienda de nueva harina, para poner a la mesa, para alimentar la vida que crecía entre sus manos y acariciaba la brisa. Con los años por bastón, y apoyado en la obediencia, llegó como peregrino, rebosante de alegría de la que siembran los años, de la que no se marchita, porque tiene su venero allá en la lejana orilla, en el pozo del amor, en la corriente Divina. En Castilla dejó el manto de una madurez florida, llena de recuerdos mil, de paisajes de gavillas cargadas de trigo limpio, de promesas ya cumplidas, sólo se llevó la pena y algún recuerdo escondido, y la esperanza de ver, aquél, su jardín florido.
Al P. Luis Alayeto, que después de 20 años residiendo y rezando en nuestro seminario “San Agustín” de Burgos, a sus 94 años de edad le cupo en suerte de vivir el cierre de la comunidad y fue destinado al colegio Santo Tomás de Villanueva, donde llegó el día 24 de enero de 2010. Bienvenido, hermano.
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JARDINERO Es el jardín de mi empeño, vivero de planta joven, en él siembro mis consejos y realizo las labores. Está orientado a la vida donde el sol templa al andar. En él crece la alegría, la ciencia y la libertad. Es la amistad, planta tierna, una de las preferidas, soporte, sostén y apoyo de toda la galería. Tengo rosas perfumadas, jazmines de recio talle, hortensias multicolores, pasionarias rojo sangre. En la esquina de poniente, ocultando su fragancia, crecen violetas humildes que no exhiben su elegancia.
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Plantas de tallo leĂąoso, mĂĄs curtidas, resistentes, que van tomando ya forma, y saben bien lo que quieren. Hay margaritas y cardos, campanillas y ababoles, todas igual de importantes en el jardĂn de mis flores.
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NOCHE DE SÁBADO SANTO Me lo contó la noche de luto y llanto que velaba la espera con ojos tristes, y soñaba la ausencia de blanca luna, aguardando la vida que prometiste. Rotos quedaron lutos y penas, por el suelo tendidos los desengaños, al contemplar la gracia de tu presencia, al arrancar amarras de tantos años. Al son de los pregones y algarabías, se ahuyentaron las sombras y los pesares, quedó libre el sendero de la alegría, de par en par abierto a nuevos manjares. Gritaron aleluyas, sones y coplas, se borraron los duelos, renació el día, abundó la esperanza, cundió la gracia, rota quedó la roca, brotó la vida.
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ENTRE NUBES DE ALGODÓN… Granada se asoma alegre al balcón de la mañana, para ver pasar la vida corriendo y engalanada, vestida de fiesta y gozo, de familia y de añoranza, paseando tu recuerdo, celebrando tu pancarta… Niños con globos de lluvia corren al son de una nana, mirando nubes que cruzan y saludan al pasar al abuelo, a los amigos, al Sol que quiere asomarse, para asistir a la fiesta, poniendo luz al andar. Jóvenes de vida llenos, estrenando caminar, ofrecen a ritmo alegre el amor que ya florece; transportados de alegría hacen su ofrenda floral, y agradecen el regalo que tu figura les da. Padres y madres felices, con sus hijos por trofeo, son deportistas mayores en el arte de educar, corredores en valores recibidos de tu entrega, testigos autorizados, transmisores de tu afán. Y tú miras y sonríes, contemplas nuestras quimeras, bendices las ilusiones y sigues a nuestra vera por las pistas de la vida, que son moneda presente, para alcanzar feliz meta, y estar ya juntos por siempre. Al hermano y amigo, al maestro en el arte de educar, al corredor de fondo y religioso de alma grande que, tras dictarnos lecciones de entrega y amor, se adelantó para recibir la medalla del triunfo. Al P. Marcelino, como testimonio de admiración y gratitud. 23
ENCOMIENDA Déjales que se vayan, que respiren aires nuevos, están en tiempo propicio para levantar el vuelo, para otear horizontes y asomarse a la grandeza desde el cielo de su infancia, que entre las sombras se aleja. Pero, por Dios te lo pido, no les dejes de la mano, que soplan corrientes fuertes y el puerto queda lejano, guía sus primeros pasos por la senda del amor, que son niños y no saben de amarguras ni dolor. Ya rompió la primavera y empiezan a florecer, deja que exhalen perfume que inunde su vida entera, que llenen nuestro aposento de tonos multicolores, que adornen nuestro cansancio con el primor de sus flores. Ya llegará la faena, las calores del estío, los sudores de la siega, los cansancios y el vacío… cuando arrecie la tormenta y el cielo se torne oscuro, alúmbrales con tu fuego, que no se pierda ninguno. Aún está amaneciendo, la aurora viene cantando romances de amores nuevos que sus vidas van hilando… Diles que no nos olviden ni en el gozo ni en el llanto, que recuerden los amigos que a su paso van dejando. “Mi corazón fue de puerta en puerta, y cuantas veces su platillo estuvo lleno, lo robaron”. Rabindranath Tagore, La Cosecha.
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BICHO BOCÓN El gallo que vive en el Corralón, con su canto desafiante y provocador cada amanecer, trae a la conciencia de la comunidad vecinal su condición rural; y a mi despertar, el recuerdo de que la luz es un regalo maravilloso. Él no lo sabe, pero es muy noble su tarea. El grito rompe en el viento del gallo que en la pelea desafía a los luceros, e intimida a las estrellas. Cuchillos lanza a la noche para encubrir su vileza; mientras se agitan las sombras, que temerosas se alejan. Los espíritus del campo que en corralón se albergan, le reprenden su arrogancia, le piden que se contenga. Pero el gallo, que es muy macho, y ni a los muertos respeta, responde con otro lance que se clava en las estrellas.
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El bicho se va creciendo, sin nadie que le detenga, que los instintos de raza le empujan a la pelea. Y, a falta de otro palenque, donde aplaudan su fiereza, guerrea contra la noche y a la vecindad molesta.
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CONCIERTO EN EL PARQUE Suena en el parque concierto alegre de mil colores, que con pasos perdidos escribe el pueblo nuevas canciones. Todos los que pasean ponen su huella, dejan la nota, que la musa recoge atenta, mientras observa, cuando retoza. Hay canciones de cuna, de nana en calma, de amor materno, que ruedan por el parque con gran cuidado, a paso lento. Músicas entrañables, de trino suave, de amor sincero, que embelesa a las rosas con su frescura, y al jardinero. Hay folclore de encuentro, de bienvenida, de cita previa; de abrazos y arrumacos, de algarabía, de hierba fresca. Cuadrillas ruidosas de niñas tiernas y mozalbetes, que despiden, ruidosos, su infancia hermosa, con tonos fuertes. Acordes de silencio, de vida en calma, de paso lento, vuelan hacia la altura mientras reposan y se solazan. Escriben en el aire con pulso firme tonadas recias, cargadas de mil recuerdos, de ritmos viejos, de antiguas danzas. Los músicos de la vida van desgranando, sin darse cuenta, las notas más melodiosas, mejor escritas y bien compuestas. El parque, que escucha atento, cosecha alegre cada mañana, y con ardor de artista las interpreta, las tararea, nos las regala.
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CANCIÓN DE LA MADRE LOBA Tarde de sosiego y calma, cuando la labor reposa, se recogen los sentidos y bailan las mariposas. La luna, que es veleidosa, canta con sonrisa tierna el romance de otras noches, a la luz de las estrellas. Y en lo profundo del bosque, donde la luz no penetra, la loba cuida sus crías como la madre más tierna. La madre, como era loba, les enseñaba a cazar, a emboscarse en la penumbra, a sorprender y a matar. La loba, como era madre, siempre hablaba de prudencia, de peligros en acecho, de caminar en manada respetando la inocencia. Contaba mil aventuras,
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para que fueran sabiendo que la vida de los lobos tiene pesares sin cuento. Les hablaba de mastines nobles, fieros y traidores, que traicionaban a los suyos, ayudando a los pastores. De inviernos de hambruna fiera, de nieves y de batidas, de primaveras risueĂąas, de cabaĂąas y de espigas. Y desgranaba la loba, sus cuentos de mil sabores, enseĂąando a los lobeznos con romances y canciones.
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NOCHE CERRADA EN PESARES Estaba la luna en celo rondando sobre los tesos, la nieve pintó con lujos la bajera de su enagua, y en la grieta de la roca, donde guarece sus miedos, la loba lanza lamentos cortantes como guadañas. Del otro lado del Viso donde las sombras se alargan, el lobo le grita al viento con aullidos y amenazas, y en la cárcava vecina se despeñan sus afanes, rompiendo contra las rocas quejas, llantos y pesares. La oscuridad de la noche, con sus lutos y promesas, alumbra fantasmas y hambres que pacen en las laderas, y la loba se recoge, los recuerda, los inventa, para saciar la amargura de aquél hambre tan severa. Así le sorprende el día, ahuyentando las tinieblas, acurrucada, aterida, luchando contra quimeras, tiritando en la guarida, soñando con lunas nuevas, preñadas de corderillos que mitiguen sus dolencias.
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PERFUME OCULTO Madrugó la primavera y te tomó de la mano, acicaló su figura, soltó la melena al viento, vistió galas y primores para airear tu hermosura, perfumó con su presencia ríos, montañas y flores. Pronto llenó de perfume la vida a tu alrededor, de flores multicolores, de jazmines y de rosas, de campanillas risueñas, de alhelíes y mimosas… todas ellas para darte una caricia de amor. Luego cantaron las musas coplas de embuste y engaño, sonaron canciones tristes, recortaron tu silueta, y anidaron en tu infancia, sin que tú lo percibieras, tristezas y desengaños, ausencias de sabor amargo. Hoy tu perfume se esconde tras lágrimas de silencio, olvidando los luceros que iluminaron tu estrella, y se oculta la alegría que perfumaba tu senda, porque papá no está en casa, porque mamá no está cerca.
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SM Al parque vacío, testigo de citas, de tardes de viernes, de riñas, arrumacos y carantoñas… Después, se queda solo recordando gestos aprendidos, embustes escuchados y promesas rotas. Fueron convocados por voz invisible, llegaron gozosos, sin saber a qué, la llamada urgente les citó con prisa a vivir la fiesta de encuentro y placer. Se ausentó la tarde cerrando las puertas, partió a ritmo lento, replegó su sombra, corrió con nostalgia de ruidos y fiesta a bailar al ritmo de danza otoñal. Pensativo y triste se quedó mi parque, vacío de ruido, de vida y calor, porque se marcharon sin decirle nada, sin una palabra, sin un triste adiós. Luego se hizo el ruido, el cansancio, la noche, vacío por dentro, sin luz ni calor… y allí sigue el parque, sus puertas abiertas, por si regresaran cansados, medrosos, de paz y cordura en el corazón.
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A LA SOMBRA DEL OTOÑO Granado de sangre grana que reserva su hermosura a la sombra del Otoño, a la luz templada y pura, abre su vientre maduro con las primeras heladas, para ofrecer sin reserva su sangre recién pintada. Membrillar el del arroyo que atesora mil fragancias, todas ellas exquisitas, todas ellas perfumadas, lanza colores al viento y pregona a los que pasan que la luz de cada tarde tiene la cara pintada. Allá, en la esquina del huerto, como pariente lejano, el avellano se esconde muy triste y avergonzado, porque su vida está oculta y en ella nadie repara, porque la estrella del Norte pasa sin decirle nada. Y al nogal que atesora sombras largas y cansadas, cuida su fruto celosa, atenta y desconfiada, porque la ardilla, que es madre, saltimbanqui cariñosa, entrena a sus criaturas mientras saltan y retozan. La higuera se asoma al juego recordando las mañanas en que sus brevas maduras la gota de miel derraman, y le sirve de contento, y acalla mil pareceres entre las plantas del huerto, que son ruines en quereres. Así transcurren los días, pintados de mil colores, en el huerto de la casa donde cultivo mis flores que nos regalan su gracia, su perfume y armonía cuando calla la cigarra y se recoge la vida. 33
AL APAGARSE LAS LUCES Peregrino, no le llames hogar a este mundo, porque es un lugar de paso; llámale vereda, tienda, valle de brega y trabajo, en el que pones tu hacienda, hasta que llegue el gran día en que recibas la herencia. Hasta entonces, mientras tanto, escucha la voz del viento, abre la ventana al día, paga todos los tributos de tu humana condición, sé caminante advertido para recorrer el tiempo que te dan como moneda con que comprar tu mansión. Al apagarse las luces que guían tu caminar, abre el portón de la vida, deja que penetre el sol que ilumina tu posada con esa luz interior que brota de tus adentros, que rompe la oscuridad y desvela a los sentidos la grandiosa novedad…
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EL CANTÓN DE MIS RECUERDOS Fue el cansancio, las ganas, la añoranza, los que me trajeron a ti, plaza de ayer, donde la casa de mi infancia espera. Y yo que busco huellas del pasado, te encontré pesarosa, permanente, remozada, en el callejero de las noches y los días. Mas me faltan pilares importantes que miraban al paisaje de la vida: la huerta, la escuela, la campana, hoy ausentes del barrio en agonía. Y quise volver a verte en la distancia que marcan los vientos fugitivos, que llevaron los sueños escondidos y vuelven a tu vera y a su casa.
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OTOÑO EN EL PARQUE Cuando la vida se muere florecen las hojas secas, el barro les presta cuna para recoger sus quejas y les canta, muy bajito, la nana de Madre Tierra, que les dio vida en abril y en noviembre la sentencia. El árbol, que peina calva, muestra al parque su melena, que arañan los vientos recios cuando bajan de la sierra, y les cuenta sus andares, y les silba sus dolencias, de caminos sin reposo, sin nadie que le comprenda. Entre las ramas el mirlo, que escucha las confidencias, lanza su trino a lo alto, hablando de esta manera: “Mis hijos fueron criados, allá por la primavera, al amparo de tus hojas, al frescor de tu solera, y hoy pregonan en la rama la grandeza de tu entrega”. El viento recoge el peine y en el llano se atempera, para acompañar al duelo de Madre Naturaleza, que asiste llorosa y triste, con esperanza certera de ver al árbol frondoso al llegar la Primavera.
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EN AMOR Y COMPAÑÍA Soñando con ascender mientras dura la jornada, vas recorriendo el camino que conduce a su presencia, saludando al paisanaje, familiares y vecinos, compartiendo los sudores y andanzas del peregrino. Llamados a disfrutar por derecho y por herencia, la ruta se hace mejor si compartes las fatigas, si en comunión de intereses cargas con tu fardo y tienda, hasta alcanzar lo sagrado de la veredas eternas. Enraizado en este valle eres hermano y amigo, compañero de la infancia, pariente desconocido... y, sobre todo, tú eres caminante y peregrino, que no debes viajar sólo a tan lejano destino.
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CUNA Y MADRE
Monachil en el I Centenario
Cuna de noble madera, que tuvo en brazos la vida, meciendo sueños de infancia. Hoy llegan a tu presencia desde riberas lejanas, cargados de gratitud, para decirte, mil gracias. Hubo días turbulentos, cubiertos de frío y sombras, mas la barca siguió el rumbo, buen capitán la guiaba. Nos enseñaste a esperar, a levantar la mirada, a tener los ojos fijos en quien amor derramaba. Hoy recuerdan tus consejos, practican tus enseñanzas, con la gratitud del niño
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que repite, madre, gracias. En tus aulas, hoy vacĂas, aprendimos los saberes para sembrar la semilla cumpliendo con los deberes. Con la lecciĂłn aprendida volvemos hasta tu puerta para darte nuevas gracias, porque siempre nos esperas. En tu mesa la familia compartimos las viandas, cantamos el miserere segĂşn las normas mandaban. Quieren volver a tu encuentro porque ya eres centenaria, y agradecer tus consejos, recordar tus enseĂąanzas, y repetirte, mil veces, muchas gracias, Madre, gracias.
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AUTOESTIMA Perdónate tu pasado, que se fue, ponle reto al desafío; ordena el día de hoy para seguir el camino, que te llevará hasta el Padre en el reino prometido. Limpia muy bien tus heridas, olvida el tiempo perdido, corre tras la edad adulta, deja las cosas de niño… el pasado ya no es, el presente lo ha vencido, ya sólo queda futuro, y el cansancio del camino. Sacude tu somnolencia, despierta de tus quebrantos, rompe con las pesadillas, olvida duelos y llantos, y vive el don de los días que a tu vera vas hallando.
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CASA, TEMPLO Y HOGAR Eres casa y templo, albergue caliente, refugio y hogar; en tu claustro resuenan las risas de antaño, la oración de la tarde que anuncia descanso, el tañer de tabletas para despertar. Con sueños de madre amorosa, revestiste sus carnes de lujo y primor, hiciste a tus hijos bizarros, valientes, labriegos, profetas, ministros, pastores del Pueblo de Dios. Pasaron los años, gastaron sus vidas, hoy vuelven a ti con gran ilusión, te cuentan sus prisas, sus logros, sus cosas, los planes que crecen en su corazón. Y te dicen piropos bonitos, rimados con llanto, con gracia de Dios, recorriendo pasillos de antaño para disfrutarlos, por sentirse vivos, muy cerca, a tu lado, por ser centenaria, por tu gran amor.
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ALGUIEN Aquí, en este tiempo de trabajo y ruido, soy alguien, alguien que vive la soledad y ausencia del camino, alguien que con el deseo puesto en tu mirada, busca en el Valle del Silencio tu cariño. Por eso los sentidos se resisten a perder la envoltura que les faja, a cruzar hasta las rutas de lo inmenso, donde soñarte a ti ya no se alcanza. Mas les digo muy quedo, despacito, para infundirles ánimo y consuelo en su jornada, que no luchen por la luz que trae la noche, que dejen que el sol les transforme en alborada. Y se callan de momento, convencidos, como quien ha perdido el rumbo de su andanza, pero pronto retornan al campo del encuentro, manteniendo vivas sensaciones y esperanzas.
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DEL VIEJO EL CONSEJO La luz del amanecer desveló sombras antiguas, ocultas tras la cortina en un rincón del desván, y escondidas bajo el polvo, mortecinas y apagadas, guarecen su noche en vela en sábanas de cristal. Allá en el rincón del fondo, tras los gozos y alegrías, en el baúl de las penas, con atuendo desgarrado, roto de tan larga espera, de los suyos olvidado, calla un recuerdo muy hondo expiando su pecado. Cuando en la noche la calma se adueña del aposento, y la vecindad recobra la apariencia de otros días, él oculta la tristeza en su conciencia encerrado, y vive pesar y miedos, llorando desconsolado. Un pensamiento mayor, algo canoso y cercano, conocedor de congojas, de dolores y de llantos, le hablaba de esta manera, como se habla a un hermano: “Rompe ya las ataduras, deja de gemir en vano, abre los ojos al día, que el rincón se ha iluminado”. Hoy canta a la libertad porque soltó las cadenas, juega con harapos viejos que en el desván se avecinan, goza de paz y de luz, y se siente muy seguro, porque el corazón del Padre perdona como ninguno.
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ESTRELLA FUGAZ Rompió la mañana su vuelo fugaz, cantó la alborada su enojo y dolor, se apagó la estrella que alumbra la noche, se encendió el lucero que conduce a Dios. Sonaron sirenas, gente alrededor, llegaron doctores envueltos en prisas, la vida se escapa…, el tiempo se aleja…, que Dios tiene planes que ellos no sabían. La calle asustada de tanto dolor, recoge suspiros, llantos y lamentos…, y sigue en sus cosas, porque tiene prisa, porque está de Dios, porque así es la vida. El rayo de vida pasó por la escena, quebró la conciencia, señaló la senda… y en la otra ribera donde brilla el sol celebran tu triunfo con gran esplendor.
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HASTA SIEMPRE, JUANITO Fue largo el camino de tu despedida, cubierto de abrojos, de sombras y viajes, de luz y esperanza, de empeño y dolor… Lo hiciste risueño, confiado, valiente, con gran galanura, como el luchador que acepta el combate…, que sabe su oficio, que tras la cortina donde vela penas le aguardan laureles, guirnaldas floridas, corona en las sienes del buen gladiador. Hoy llegó tu día, tu triunfo, tu premio, descanso del alma que confía en Dios…, llanto entre los tuyos que aplauden tu gesta, tu entrega valiente, su inmenso dolor… Porque ya te has ido, porque nos dejaste, porque tu combate ya llegó a su fin…, y miran al cielo porque nada entienden, y rezan palabras para abrirte puertas, “pa” que les ayudes, para contemplarte sentado a Su vera, porque Él retribuye tu mucho sufrir. Al joven Juan Roca, que se nos adelantó para gozar de su triunfo. Él alegró el jardín de los suyos con el candor de su infancia, y perfumó con la alegría de su entrega y juventud un buen trecho del camino. Su recuerdo y el testimonio de su vida estimulan y animan nuestro diario caminar.
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JUGUETES DE AMOR Las hojas que lucieron luminosas en el árbol florido en primavera, yacen marchitas, humilladas, casi muertas, buscando una caricia, una sonrisa, “del” que pasa. Las hojas, señoras de la altura, orgullo del tronco y de la rama, hoy navegan errantes, amarillas, peregrinas, ocultando sus tonos, sus arrugas y sus ansias. Las hojas que eclipsaban los ardores del radiante sol cada mañana, hoy, lánguidas, se arrastran por las calles, mendigando una atención, un adiós, una mirada. Las hojas que escucharon las promesas del tosco leño que a los cielos apuntaba, son juguete del viento y sus caprichos, pasatiempo sin valor, nada de nada.
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ATARDECE Seca quedó la fuente do manan las palabras, oculto en la penumbra el venero quedó, muda la risa joven que pone fin al día, la brisa matutina a otros pagos voló. Aquí en esta ribera do el alma lucha y pena, la noche se aproxima, el sol se oculta ya, se encienden las estrellas en lejanas praderas, los nuevos resplandores empiezan a brillar. Silencio derramando las sombras del otoño, la tarde en su agonía sigue su caminar, las cumbres traspasando hacia nuevas veredas guían al peregrino do su destino está.
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HUELLAS Ocupado en la tarea de remontar el terruño vas compartiendo el camino que conduce a Su presencia, saludando al paisanaje, familiares y vecinos en comunión de intereses, de alegrías y destino. Convocado al más allá por las sendas de este valle, se hace la marcha más suave caminando en compañía, en comunión de intereses, plantando tienda y mochila, para alcanzar las praderas en las laderas eternas. Mas a veces te entretienes con las sombras del camino, no reparas en el otro que con lentitud avanza, olvidando que las huellas, que en el barro va dejando, son el peso de tus pasos sobre los suyos marcados.
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OLA ERRANTE Navegas como el viento sumida en tus pesares, cabalgas en la noche, te ahuyentas sin parar a contarme tus cuitas, a llorarme tus males…, arrogante y altiva avanzas con afán. Cuando al fin, ya rendida, recuestas tu arrogancia, te rompes humillada en derroche de luz, y lanzas tus canciones de sal y de ternura, mientras caminas rota hacia la plenitud. La espuma, siempre atenta, acecha tus afanes, celebra tu osadía cuando te ve llegar, acoge tu cansancio, aplaude tu sonrisa, abraza tus destellos…, y comienza a cantar.
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MANANTIAL DE SALUD
Sintiendo mil achaques y pesares, buscando la razón de tantos males, corrí a la consulta del galeno. En la sala de espera hallé respuesta al encontrar allí tanto gentío, de edades ya provectas, añosas, avanzadas, con medio siglo, o más, muy bien cumplido. Saliendo del despacho del doctor, cargando con recetas y remedios, topéme con los niños en la calle, saltando de vida y regocijo…, y entendí, con pesar y desengaño, que el remedio no se vende en la farmacia, que la fuente do manan los achaques, son los años.
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NAVEGAR ES VIVIR (Lema del curso 2011-12)
Dicen que pena la ausencia en noches de luna nueva, cuando en la mar pierde el rumbo y a tientas busca su estrella. Que han oído sus lamentos los vientos y las quimeras, porque a la tarde se oculta, porque la magia se vela en brazos de otros paisajes, al amor de otras candelas. Las olas, que son chiquillas y juegan al rueda rueda, le mecen con arrumacos, le arrullan con nanas tiernas, le acarician a su paso poniendo orgullo en las velas… y le susurran bajito canciones de otras riberas. Al son de las caracolas que contemplan sus lamentos, al compás de las estrellas que alumbran su marcha lenta, mi barca sigue bogando, soñando baladas nuevas, que vivir es remar fuerte contra vientos y mareas. 51
MIRLO HERIDO Alzó sus trinos al cielo cuando la tarde caía, volando de rama en rama, porque la luz va en huida, entre sombras cabalgando, llevándose su alegría. Allí pena sus cantares, y pregunta aquí y allá, con canto de enamorado, a los cielos demandando, la razón de su pasar por estos sotos penando. Por los linderos del bosque deja clavado su canto, con sangre de enamorado, que busca en la primavera árbol para sus amores, candela para su hoguera.
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Así va el mirlo piando amores y desvaríos, cosiendo estrellas de plata en un manto de rocío, sobre la noche de duelo que la ausencia le ha traído. Tanto gritó sus amores y pregonó sus pesares, que la alameda es su pena, se quedó muda de ausencia, porque su amada era ida y él quiere volar con ella.
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NOLI FORAS IRE… De dentro vienen sentires que ponen fuego en el alma, de dentro, donde se acunan los amores y las ganas de concluir el camino, de alcanzar la tierra santa, que libere de fatigas, de pesares y nostalgias. De dentro vienen las luces que iluminan la mañana, teñida de resplandores, de alegría y de bonanza, que pone fin a los miedos, que llena de paz la casa, desterrando los pesares, culminando la esperanza. De dentro mana la brisa, que en oración transformada, hace decir a los labios lo que se siente en el alma, rompiendo las ataduras que al silencio te amarraban, para entonar las canciones del que llega a la posada. Alfredo, recibe un fuerte abrazo en el día de tu cumpleaños, juntamente con estos versos que he hecho esta mañana, pensando en ti y en mí, que vamos caminando hacia la luz de la mano del Señor, a paso lento, sin prisa, pero sin pausa …
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TRAS LAS CIMAS MÁS ALTAS Caminante que recorres el camino, y los cuetos y majadas vas surcando, dile al viento que te cuente sus pesares, la razón de su gemir y de su llanto. Que la tarde derramada entre las sombras, a hurtadillas cabalgando a su destino, te relate otras luces y otros días, de los ecos que escuchó por el camino. … Olvidados los temores de la noche, cuando al fondo ya divises la ribera do los gozos de la aurora se solazan, para siempre vivirás la Primavera. Tu salmodia hecha de fuego y de ventura, rutilante cual la luz de la estrellas, dará gracias al Señor de los caminos que alfombró la vereda con sus huellas.
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SIEMBRA Salí a volar con vosotros, remontando cielos nuevos, por si pudiera orientar el rumbo de vuestro vuelo…, pero luego me di cuenta que la vida es un misterio, con espacios infinitos, para abrir caminos nuevos. Soñé que vuestra aventura requería mi consejo, porque ya anduve el camino, por ser pasajero viejo…, mas estaba equivocado, que la vida es don del cielo, y soñar es la tarea que todos nos merecemos.
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Quise vivir con vosotros, compartiendo los desvelos que amanecen cada día en los corazones tiernos…, y comprendí que a la tarde, cuando el sol se va poniendo, camina hacia el infinito, en busca de cielos nuevos. Cantar es rezar dos veces, dice el Doctor de la gracia, y yo canté a vuestro lado por animar la velada, pidiendo a Dios, Padre bueno, que vuestras vidas sagradas, vuelen, sueñen, vivan, canten. Que es la semilla sembrada
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LLANTO DE LUNA Sábado de luto y ronda, de tristeza y soledad, cubierto con negro manto que se emboza en la mañana, hasta remover la losa que cubre la luz temprana. Paseos a la intemperie buscando un rayo de aliento, con silencios de agonía que manan de muy adentro, y quieren jugar soñando, y sueñan que están durmiendo. Mas la luz huye medrosa, las sombras tienden su manto, y un túnel de noche y pena abre su boca al espanto, gritando a los cuatro vientos que la luna está llorando.
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RIGORES DEL OTOÑO Seca quedó la fuente do manan las palabras que pintan con su roce las sombras del estío, seca, sin una vena que riegue la pradera, que ayer jugaba en sueños a ser prado florido…, hoy pena los ardores del verano, ya ido. Muda está la alameda, sin brillo en su ramaje que al alba despertaba con trinos y alegría, de nidadas recientes conquistando los cielos, remontando los vuelos en torpe algarabía…, bebiendo el aire nuevo que el soto les traía. Sola quedó la senda por donde el tiempo andaba, poblada de fantasmas hozando en su interior, envueltos en el velo de danzas otoñales…, son sombras del delirio, himnos al gran dolor.
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HORIZONTE ABIERTO Ahora que soy mayor, a decir de los papeles, y tengo mucho tiempo para mí, estoy en condiciones de atender tareas olvidadas hasta ayer, cuando el verbo a conjugar fue trabajar, triunfar, ganar y producir. Ahora el horizonte se despeja, la prisa del reloj llegó a su fin…, ya nacen en mi orilla otras riberas que llenan de sosiego las praderas, cantando en libertad la etapa nueva que empieza a florecer hacia su fin. La calma y la quietud es el regalo, fuente do manan consuelos y alegrías, balcón con mirada hacia poniente, galería al infinito refulgente que oculta los agobios de otros días.
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DESVELOS Pastor que junta palabras para cantar sus amores, es ave que alegra el valle y pinta el soto de flores, alfombrando con sus risas los prados de mil colores. Zagal que trova canciones sin tener dueña ni amada, es mendigo enamorado que cuida de la manada, entre contentos y penas, de la noche a la alborada. Guardián que vela la noche por si el dañino acechara, que vigila por los cuetos el peligro que rondara, es buen pastor del ganado que con desvelos cuidara. Rabadán que lleva a hombros a la enferma y descarriada, sin reproches ni mohines, contento porque la hallara, es amigo, dueño y padre que en las noches la esperaba. 61
CANCION DE ESPUMA El agua baja cantando sus penas con llanto amargo desde las cimas más altas, donde tuvo cuna y gloria…, es canto de enamorada que rueda desde las sombras, rezando a su Creador, entre risas y congojas. La cumbre, envuelta en misterio, se divisa en la distancia, testigo de su penar en las noches plateadas, y llora su destino buscando rutas doradas, por cauces de luna llena, por sendas de noche clara. Arriba en el horizonte, luciendo traje de gala, el lucero de la noche sus destellos desgranaba…, cantando coplas de amores, de risa y de espuma blanca, mientras se mira en el río, lecho de luz y mortaja.
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MURIÓ JUAN MANUEL MONTERO En la puerta de la calle, demandando caridad para cubrir la miseria de su diario pasar, brilló una luz de lo alto e iluminó su penar. Miradas se arremolinan por retener la partida, que fue canto y despedida de este Valle al más allá; pero todo estaba escrito, el momento se cumplió…, nadie debía llorar. La tarde, rota de espanto ante tanta soledad, rozó sus sienes dormidas con reflejos de metal, que manan de los faroles que acuden para velar. Las asistencias cumplieron con el rito de la noche: recogieron los despojos, anotaron la partida…, mientras él les contemplaba brindado su copa eterna, cual néctar en la otra vida. Sobre el granito tendido, mientras la parca reía, se derramó su existencia, se cumplió la profecía, que la madre, cual profeta, a Juan Manuel predecía.
NOTA: Su nombre fue Juan Manuel Montero, nación en Huetor Tájar, Granada. Salió de este mundo el 27 de enero de 2013, a los 57 años; posiblemente por un coma etílico, con el que combatía frío y pesares.
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NAVEGANTE Qué tienes, me preguntaste, cuando me llegué a tu lado. No supe responder, nada tuve que decir, sólo vacío encontré en la cuenta de mi haber. A pesar de tantos años con que Tú me has regalado, a pesar de mis esfuerzos, soñando ser Tu testigo, veo mis días lejanos, me encuentro desorientado, solo, cansado, perdido. No tengo hacienda ni tiempo, que ya los he consumido subiendo del llano al monte, por si tu rostro encontraba, sabiendo que eres mi amigo, que Tú siempre me esperabas. Hoy de nuevo vengo a Ti y confieso mi ceguera, porque sé que estás aquí, que Tu amor es infinito, y con los brazos abiertos en la casa Tú me esperas. Qué buscas tú, caminante, me dijeron al pasar por la senda de los días, navegando al más allá, entre las olas bravías desterradas a vagar, por los mares infinitos buscando un rayo de paz.
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Busco la playa serena, donde remansa la sal que da razón al esfuerzo de mi constante remar, para reposar un tiempo, y en asuntos de amistad, poder platicar a solas con mi Dios todo bondad. Busco la brisa que nace en Su inmenso manantial, señora vivificante de los vientos de alta mar, serena, mansa, callada, ungüento de caridad que refresca las heridas de la tormenta al pasar. …y así rema el navegante, así el navegante va bogando en alas del viento, hacia playas de ultra mar, donde la vida reposa en serena suavidad, y la quietud es el premio, regalo, don y solaz
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A GOLPE DE SOL Y GRANA Van desgranando los dĂas como espigas ya doradas, a golpe de sol y siega, de recuerdos y de gracia, que la muela de los vientos tritura en lento rodar para amasar pan bendito, compartido en el hogar. En el trujal de la viĂąa los racimos se desangran, dulzor de sangre y de gloria, hijos de la tierra parda, donde acunaron las lluvias, donde vivieron la infancia madurando a paso lento, a golpe de sol y grana. Al acostarse la tarde roja de sarmiento y llama, de caĂąa de trigo noble, pan y vino de esperanza, se recuperan las fuerzas, la vida va renovada sobre el altar hecho piedra, ara de amor y alianza. 66
RUIDO EN CASA Es la mente ruidosa señora de la casa, enferma de rumores, cuna de mil fantasmas, charlatana de barrio que todo lo murmura, alcahueta del alba que en las alturas anda. Deseos peregrinos hambrientos de grandeza, juglares trovadores de coplas y de andanzas, dejad que hable el silencio, callad por un momento, que vuestros ruidos suenan a pesar y tormento. Pensamientos floridos en erial de virtudes, que visten con su luz zocos de mil colores, reposad un instante, recobrad la cordura, dadle paso al silencio que alumbre la espesura. Recuerdos moradores del desván de los sueños, que aviváis la nostalgia de otros tiempos floridos, componed vuestro rostro, enjugad vuestro llanto, que floreció la calma y se ausentó el quebranto. Ideas, las más nobles, elocuentes, grandiosas, ideas peregrinas, vagabundas, altivas, detened vuestros sueños, cesen las pesadillas, que la paz de la tarde acampó en esta orilla.
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AQUÍ ME MUEVO Y SUEÑO Aquí soy alguien, sueño, tengo nombre, a impulsos del deseo voy y vengo, buscando la alegría en estos pagos, en brazos de la vida me entretengo. Aquí cuento las horas cada día, los minutos, migajas de lo eterno, y siento deslizarse en mis adentros, fantasmas que conducen al averno. Aquí me siento dueño del presente, gestor comprometido en la tarea, operario de sueños imposibles, que la corriente del tiempo los vadea. Aguardo entretenido nuestro encuentro, sabedor de que Tú también me esperas, inquieto, por si llegas a deshora, y me encuentras trillando en otras eras.
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DULCE REPROCHE La higuera, madrugadora, que llora sus soledades allá en el gélido invierno, con lágrimas a raudales, barruntó que Primavera se avecindaba en su patio…, se sacudió las quimeras, y alumbró brotes tempranos. Soñó con vestir primores, verdes, blancos y azulados; que su talle florecía como el almendro de al lado, que su rostro era bonito, admirado, muy querido…, sin recordar que Natura, le señaló otro destino. Mas un olivo cercano, vetusto, sabio y añoso, al conocer los lamentos de tan ilustre vecina, le invitó a reflexionar, sobre el destino sagrado que Dios concede a la higuera, y en este tono le ha hablado: 69
“¿Cómo vos, siendo señora del más dulce manantial, que brota de tus entrañas para la vida endulzar, os quejáis de vuestra suerte, lamentáis vuestro pasado, desdeñando las delicias que Natura os ha dado?” No supo qué responder a tanta filosofía, ni alcanzaba a comprender lo que el olivo decía… Mas, pronto cayó en la cuenta que en la lágrima de miel, por sus brevas destilada, se encontraba la belleza en los inviernos
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ECOS DEL SILENCIO Laborando, jornalero, en esta noble tarea, voy ofreciendo mis sueños sobre la tierra baldía, en la siembra de ilusiones que en el surco se derraman, de los corazones niños, que pastan en tu solana. Si la luz abre el camino por el que el Pastor avanza, y el deseo hace posible la realidad añorada, yo deseo, Jesús mío, con las veras de mi alma, que camines a mi lado, porque solo, no soy nada. En la quietud del silencio, regalo de la mañana, acallados los sentidos que a la puerta me reclaman, quiero emprender el camino hacia la meta soñada, y caminar a tu lado por la senda de la vida, que muestras a tus amigos, en la quietud sosegada, del corazón, ya trasciendo, y del alma enamorada.
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PESARES QUE VAN Y VIENEN En esta ciudad de luces de neón, donde las tinieblas campan a su amor, me es difícil estar conmigo a solas, escuchar el latido de la vida, la potencia sanadora de su voz. Por eso mis pesares van y vienen en demanda de un rincón donde soñar, de un silencio pequeñito que me ampare, de una sombra que me brinde su cobijo, de un abrazo que comprenda mi callar. Después, cuando la tarde haya vencido, y las sombras se arrodillen “pa rezar”, el silencio se hará fuerte en esta plaza, la cordura pondrá paz en nuestro encuentro… Los sueños se habrán hecho realidad.
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PACTO DE SILENCIO Oh, dolor, mi huésped fiel, que visitas mi morada al rayar la luz del día por collados y majadas, no tengas aquí afición al despertar la alborada, no me seas tan presente, calma tu furor y calla, para que pueda gozar de la caricia del alba, al amor de los colores con que se pinta la cara. Recoge tu fino acero que corta la luz más clara, deja que reciba al día como novia enamorada que veló toda la noche, por si el Amado llegara, mas no me pidas contentos, porque gozar ya no puedo, si mis sentidos son torpes, si su apagarse certero. Después, con la luz del sol derramada en mi aposento, hablaremos de rigores, de silencios y de calma…, escucharé tus razones, aceptaré tu demanda; mas, pon quietud en mi tienda, mientras llega la mañana.
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LOS TACONES DEL “AMARGO” La Alhambra cerró los ojos para sentir la presencia del espíritu y del alma de aquél inmenso poeta, que floreció en estos pagos, al son de verso y espuma, entre las murallas moras del atardecer sombrío, derramado, como el viento, en los brazos de un suspiro. Mas esta noche, señores, Federico está de ronda con el duende de su verso, de su historia ya contada, para escuchar el aplauso que le brinda la chicharra, para gozar con el cante hondo del rumor del agua, y engalanar con sus flecos la tarde rosa y gitana. Ya se apagaron las luces, los rayos de sol relinchan, los bailaores, nerviosos, baten las palmas al viento… Y las sombras, peregrinas, taciturnas, temerosas, volviendo la vista atrás, a la gran ciudad ausente, recuerdan su agonizar entre suspiros de muerte, sin un verso que cantar desde el balcón del presente. Los tacones del “Amargo”, embriagados de alegría, cantaron la buena nueva con palmas, ritmo y lamento, y se hicieron a la fiesta que entre sombras florecía en el jardín de la noche, donde la pena se olvida. Federico, con su verso, quiere la fiesta alegrar, pide prestado unos labios para poder declamar versos de vida y de muerte, de gozo y de soledad, de penumbra y regocijo…, mirando hacia el más allá. 74
GRITO DE LUZ Y CANTE La tarde, señorona, en mantilla de tarde, para arropar suspiros de luz en su agonía, y recoger los versos que en el aire tendidos, sueñan con otras damas…, allá en la lejanía. Después, llegó el silencio, grito de luz y cante, acudieron, curiosos, los “ayes” derramados por el bosque del sueño donde duerme el silencio, donde aguarda la aurora la canción del pasado. Llegaron los recuerdos con luto en la mirada, las sombras de otras gentes buscando su figura…, pasaron por mi calle, fantasmas vagabundos, y les cerré la puerta por miedo a desventuras. La rosa de poniente con sangre en las mejillas, exhaló su perfume de aplausos infinitos, recogió su melena en requiebro de un cante, y ocultó su fragancia en corola de espinas.
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LA CUESTA DE MIS MAYORES Esas cuestas que apuntan a los cielos, míralas, como antorchas que alumbran las subidas, al altar, donde un día desgranaron sus plegarias, tiempo ha, Recoletos que enseñaron a estas gentes, a rezar. Ese Cristo de piedra y agonía, que ahí está, testigo viviente de gozos y pesares, que al pasar, susurraron entre salmos de alabanza, su cantar, religiosos servidores del amor, y caridad. Ese embrujo que envuelve la colina, y más allá, es historia de amor y entrega recoleta, en humildad, que rasga con el grito de sus cuerdas, de amistad, el milagro que es historia centenaria, y de piedad. 76
Esos niĂąos, cara noble y tez cetrina, en su mirar, sentados en la arena del albero, ven pasar, al ĂĄngel de la brisa y de la luz, en su volar, cubierto con al manto de AgustĂn, cobijo y paz. Esos ojos trigueĂąos que te miran, con amor, con la luz acerada de la historia, en su mirar, traen a escena la herrumbre de los muros, de hospital, aposento sagrado do moraron, al llegar, en el huerto sagrado de aquel cerro, en el sembrar.
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ROMANCE DE LA LLEGADA Cartas con sello real desde la corte llegaban, pidiéndole al Arzobispo que a los frailes aceptara, por ser voluntad del Rey, por ser Orden muy probada, de fidelidad al reino y al Señor muy consagrada. Mas las calles de Granada, a la sazón muy pobladas de clérigos y mendigos, que caridad imploraban, no brindaban la acogida que el monarca demandaba, ni aunque las firmara el Rey, el señor de las Españas. La Divina Providencia, que sabe bien lo que manda, dictó providencias tales que al Arzobispo trasladan a la ciudad de Sevilla, dejando libre esta plaza, para así poder venir Recoletos a Granada. No fue ni en jardín florido ni en carmen acomodado donde pusieron convento, en Albaicín desolados, que fue entre ruinas y escombros de hospital abandonado de moriscos y otras gentes, de estas tierras expulsados. Mas fue voluntad del cielo que la siembra derramada con empeño y sacrificio en las tierras de Granada, madurase con los días, con los años y la gracia, y diera frutos de gloria, de fe, gozo y esperanza.
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AL CALOR DE LA TEJERA Un horno de cocer el barro fue la estrella que le brindó algunos rayos de vida y calor, para suplir carencias… Rondaba como lobo soledades, ausencia de compaña, peregrino, buscando entre las huellas las edades, soñadas al andar por los caminos. Atrás quedan tapiales y vacío, buscando el grito mudo de un lamento, oculto tras las sebes del estío, que acecha la alegría en su aposento. Voló su mente cual náufrago en huida buscando, como loca, el horizonte; siguió su sombra mientras hubo día, sin rumbo ni destino, sólo un nombre. Ya no sueña la madre que se ha ido, quizás sintió su vuelo en un momento; acaso comprendió que estaba vivo, que su infancia añoraba otro aposento.
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SUEÑOS BLANCOS Paseando se le va el día mientras sueña nubes blancas, que cuelgan de los luceros que al pasear le acompañan allá por las galerías del misterio y de la nada. Su mente vive en la cima donde nace y ríe el alba, ausente de estas quimeras donde la tarea aguarda contemplando otras riberas, otros ríos, otras aguas, que riegan praderas nuevas que dan frutos de esperanza. Pasos heridos, etéreos, deambulan por los pasillos, adornados con silencios que va dejando al andar…, y él sigue paseando, que en ello le va la vida, con gesto de caminante que piensa en el más allá. Un rayo de luz se pierde mientras las sombras le aguardan, emboscadas en la ausencia, donde sus sueños cabalgan a la grupa del lucero, que sus pasos acompaña.
Al hermano de comunidad, que rompe el silencio con huellas de ausencia, paso a paso… y mientras, me pregunto de dónde el misterio de ese ir y venir…
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ARENA AMARGA
(Rosas de sal y espuma)
Sobre la arena tendido, como oración derramada, cubre la espuma tus sueños, tu despojo y tu dolor… Las olas te recogieron como ofrenda engalanada, para recordar al mundo su vergüenza y tu candor. Que no se enteren los sabios, gritaron los parlamentos, sacudidos por razones que no logran gobernar; que den sepultura al niño postrado sobre la arena, para que pueda dormir, y perdonar la ruindad. Con la mente en mil fronteras, en silencio, taciturnos, callados mientras deambulan, desnudos de dignidad, le piden piedad al viento, vocero de mil desdichas, que brama tormentas fieras por tierras de pan llevar. Cuando las vallas se acaben, noches de silencio y miedo, cuando ya no haya fronteras que impidan el navegar, dijo la sirena madre, la más docta de los mares, “florecerá el rebalaje en rosas de espuma y sal, tesoros, los más hermosos, desde el fondo de la mar”. Recordando a Aylan, niño de tres años, sirio, al que las olas de la playa “Ali Hoca Burnu” que le mataron, le besaban las mejillas, después de muerto. Era el tres de septiembre de 2015. Su foto, con camiseta roja y pantalón azul, se convirtió en el símbolo del drama de los refugiados en el Egeo.La autora de la foto fue: Nilüfer Demir.
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ENTRE DOS AGUAS Algo muy grave sucede cuando la puerta se cierra, porque no cabe la vida en esta menguada tierra. Algo muy grave y penoso cuando la mar es la fosa, donde muere la esperanza que nació para ser rosa. Alguien golpea a la puerta de esta Europa desgastada, señora de pueblos nuevos, madre que abrió las entrañas para alumbrar vida nueva, que sepulta en aguas bravas. Las olas que van y vienen escuchan quejas amargas, derramadas en la arena en noches de espera blanca. Lo cuentan en su rodar, como un llanto de esperanza, cada nuevo sol poniente mientras la noche cabalga, lucero de muerte lenta sumergido entre dos aguas: la de un mundo que les hiere y la de otro que les mata. 82
TERROR EN PARIS Llora Paris, la novia maltratada, notas de duelo, de luto y desatino; somos Paris rotos por el lamento, cobarde anochecer de mentes perturbadas. Horas de horror, ataque sin consuelo, llora Paris, concierto entre disparos, brindan las copas de amistad celebrada, llora la vida, locura desatada. Perdió Paris de pronto su belleza, locura desatada en furia y esperpento, ráfagas de odio sin nombre, a carcajadas, sonaron en la noche, concierto de lamentos. Paris, novia del mundo, gran señora, faro insigne que acunó mil libertades; lloramos contigo la suerte de ser hombres, raza de Dios…, locura de animales.
Hecho motivador. El día 13 de noviembre de 2015 el Estado Islámico cometió un atentado en Paris con un alance total de 130 muertos y 350 heridos. El escenario fue en el entorno de Saint Denis, donde jugaban un partido amistoso las selecciones de futbol entre Francia y Alemania. Hubo seis ataques suicidas. De Los terroristas Yihadistas murieron siete: tres en la sala donde se celebraba un concierto musical; tres en el estadio de futbol, y el séptimo en el bulevar Voler.
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EL CANTO DEL CAPILOTE Empujado por el eco de las sombras embozadas entre llantos de nostalgia, puse rumbo a los recuerdos, río arriba, por si acaso la corriente me contaba… Mas mis ojos, ya cansados del camino, tropezaron con el frio de estos campos, ateridos por la noche del olvido, olvidados de los sabios potentados. En el canto que reinaba en el silencio, escuché la voz doliente del reguero, que navega por las olas del relente, caminando condenado hacia el destierro. Y de pronto, allá en el soto de la infancia, entre juncos y paleras de alma blanca, escuché la voz del rio, jubilosa, que cantaba coplas recias ya olvidadas. Con su canto aquella tarde de silencio, cuando el frio se ocultaba en la montaña, las orquídeas, “capilotes” y otras flores, entonaron mil y un himnos de alabanza. Ofrecieron como ofrenda sus perfumes, disfrazaron de colores la montaña, y las fuentes de la vida, silenciosas, entonaron la canción de acción de gracias. 84
ROMANCE DEL RIACHÍN El Riachín de Argovejo guarda un secreto escondido, que descubrió ya hace tiempo, cuando nadaban los niños en el pozo de la infancia, entre juncos y suspiros. Un haya, curiosa y vieja, que el encuentro presenciaba, por ser vecina del bosque, y a los chismes muy inclinada, le pidió a mi Riachin que el secreto le contara. Le han sonsacado los peces, los mirlos y hasta las ranas… mas él no ha soltado prenda, que les prometió a los niños que guardaría el secreto, por los siglos de los siglos.
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Y así lo viene cumpliendo, porque es rio de palabra, que aunque menguado en caudal, a ser fiel nadie le gana; y por eso los rapaces le confían sus andanzas. En las tardes de verano, cuando el bochorno arreciaba, a hurtadillas de las madres todos los días bajaban a platicar de sus cosas, a refrescarse en sus aguas, que por ser río menor, los mayores le ignoraban.
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SALA QUE LUCE AUSENCIA Las paredes vacías, sin nada que mirar, abiertas a la risa de quien quiera llegar, clamando a carcajadas con cara de soñar, de quien busca con ansia el arte de crear. Allí brota un sonido, burbujas de metal, recorriendo el vacío que encuentras al entrar, y miras fijamente, queriendo interpretar las notas que el artista ha colgado al pasar. Sonidos de la infancia hoy vuelven a sonar, perdidos en la noche que duerme en el desván, van llenando el vacío desnudos de amistad, colgado entre los muros sin marco ni cristal. Sólo el espejo cóncavo que en el rincón está, se ríe de tu estampa que aleja sin piedad, y luego, de repente, proyecta tu ansiedad que en el salón de ausencias vienes a contemplar.
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CUENTAME UN CUENTO, GITANO Cuéntame un cuento, gitano, tú que a la luna le cantas, mientras peina sus reflejos con peine de luz y nácar, en los espejos del cielo mientras la noche cabalga. Gitano de luna llena que contemplas las estrellas desde la cima del monte, donde la mañana aguarda, dale parte a los civiles, que allá donde nace el alba, galopan luceros rubios por la Vega de Granada. Gitano de verde cobre que al son del yunque te arrancas sobre el tablao de la vida, para cantar mientras bailas sobre el corazón de viento, que por las esquinas danza, decidle al sol que me espere en los patios de la Alhambra. Gitano de vara y fuego, que al son la fragua cantas la nostalgia de la luna sobre el cielo de Granada, anda y dile que no llore, que su cara es luz y es zambra; que cuando el sol ya se haya ido, otra vez quieres cantarla.
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VIDAS PAREDAÑAS Desde la cima del monte donde cultivo mi viña, quise cuidar tu cosecha que crece junto a la mía; sin pararme a discernir que cada tierra es distinta, que aunque la semilla es buena, una rosa es una rosa, aunque no nazca en mi orilla. Los dos labramos la hijuela, vamos por la misma senda; marcadas quedan la huellas en nuestro andar peregrino; a nuestra espalda, un recuerdo, como horizonte, el camino; y en tu sebe y en la mía, un rosal ha florecido. Mas si al andar olvidamos que tu hijuela y que la mía beben de las mismas nubes, respiran las alegrías, bailan con el mismo viento, lloran su suerte, cautivas, mi rosal no tendrá rosas, tu heredad será baldía. 89
TENTE NUBLO Si está del cielo que llueva, lloverá sin más razones, y no queda otro paraguas que cubrir las ilusiones que florecen en el surco, y alegran los corazones. Hemos de acudir a Dios que conoce nuestros males, que sembró sobre la tierra luz, estrellas y animales… Mas, si está de Dios que llueva, abramos los soportales que dan cobijo al mendigo empapado por las calles. Pero algo se podrá hacer, dijo el Viejo del Concejo: “La cosecha está granada, a punto de ser segada; si el pedrisco se la lleva, nos causa grave quebranto, arruina nuestras paneras, llena las eras de llanto”.
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De pronto un niño que estaba aprendiendo a ser mayor, gritó con voz de profeta, como si por él hablara el mismo Dios desde el cielo, y la protesta acallara: “El campanín más pequeño que cuelga de la espadaña, tiene la lengua más fina, su tañido es tan intenso, que él romperá la tormenta y traerá al valle la calma…” De cuatro saltos el güaje, se subió hasta la tronera, se colgó del campanín, el de la lengua afilada, y allí empezó su discurso que a las nubes desafiaba. Abajo, la buena gente, contemplando aquel portento, a la par llora y se ríe, mientras da gracias al cielo por el milagro del guaje, que ahuyentó trueno y pedrisco con tan escaso equipaje.
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NADA DE NADA Me contaron que en el valle de los días, donde mueren peregrinos de mil razas, encontraron soterradas dos ciudades, con reliquias de mil siglos embauladas. Dos ciudades, mil senderos, dos amores, que se cruzan y saludan al que pasa, ofreciendo en amistad el pan y el vino, alimento necesario del mendigo, que en amores hoy comercia en esta plaza. Alertado por tahúres, mis amigos, me detuve a examinar la mercancía pregonada como oferta encantadora, que los unos y los otros ofrecían. No hallé prenda que saciase los ardores de viajero que transita la calzada; sólo risas, mucho ruido y desconcierto, sin sabores de verdad, nada de nada. Enojado hice silencio y me detuve a escuchar el eco débil que relaja…, y hallé prenda hasta entonces escondida, en los labios del amigo que me hablaba.
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CHARCOS, VIEJOS AMIGOS… En la Ribera del Esla, rio arriba, duermen las casas de los pueblos dormidos. Lloran los charcos mientras allá, en la charca, cantan la ranas ateridas de frío. Y lloran las cocinas soledad y abandono, cubriendo su pasar con toquillas de antaño. El alma se derrama en cada bache, en cada puerta, que custodia la entrada año tras año. Charcos, amigos de siempre, avecindados, testigos de abandono de “aquesta” mi Ribera, sois espejos de lunas que enamoran, sin azogue, y habéis visto correr mil primaveras. Ribera del Esla, chopera en ristre, allá en el monte, viven los sueños que labraron mis mayores, aguardando la luz del nuevo día, que sacuda el sopor de olvido y abandono, de esta noche.
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COMO LA ZARZA EN EL SURCO Qué es meditar, preguntaste cuando el día era muy niño… No supe qué responderte, era nuevo en el camino. … Muchas hojas han caído del calendario prendido, en el arpa de los años…, te doy algo que no es mío. PARAR, CALLAR, ESCUCHAR Y MIRAR… ESO DICEN, LOS QUE SABEN, ES MEDITAR. Pararse ante las prisas del camino, que te impiden contemplar de la zarza la firmeza, la que repta entre terrones por el surco la que canta de sus moras la belleza. Callar es recoger los sentidos derramados que brotan de las fuentes de tu alma, y ponerlos ante el trono del camino a cantar las maravillas de la zarza. Escuchar lo que tiene que decirte, criatura humilde, por los suelos arrastrada, que bebe de los jugos de la tierra y calla por si tú quieres cantarla.
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Mirar, mirar la grandeza del silencio, que calla sus dolencias mientras anda buscando, a la escucha de tu aliento, mientras mira las zozobras de tu alma. Meditar es recogerse en tu regazo, en la quietud de la zarza agazapada, sentado en la penumbra de la alcoba, a la escucha de tu voz, por si me hablas.
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FLORES CON ALMA GITANA La luna llena se asoma por los picos de la Alhambra, para ver a los gitanos que cantan mientras aguardan la nevada de hilos verdes, que por sus venas cabalgan. Por el monte los caballos galopan al son del agua embridados por el hambre que en las cuevas se derrama: hambre de justicia y duelo, hambre en coplas pregonada, hambre que engorda su orgullo de ser raza muy gallarda. Mira luna, no te rías, que la noche es muy amarga, que tengo a mi niño enfermo embozado en esta manta que me regaló, hace tiempo, un payo al que enamoraba, para que cubra su fiebre, hasta que florezca el alba. La gitana cuenta al niño que la luna es su aliada, que es madre de sombras negras que ocultan la vida amarga, que es la vida de la gente que a lomos del alba canta, y se peina entre chumberas, flores con alma gitana.
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MEDITO PARA SER YO… Medito para aprender una lección muy sencilla que hasta mi huerto llegó, mientras regaba esta orilla. Medito para hacer vida todo aquello que medito, y así vivo meditando mientras recorro esta vía, no anhelando contemplar…, ser alma contemplativa. Medito para ser alguien entre espejismos y sueños, hacer realidad la vida que vivo desde esta umbría como ofrenda permanente, que transcurre por la orilla, sin permitirme ser yo…, tarea de cada día. Por meditar, yo medito, que el ayer ya no es presente, que si no logré ser yo mientras las horas corrían, ya no es hora, ya se fueron, entre prisas de agonía, como de santa compaña, que anda entre sombras perdida.
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SIEMPRE ES HORA DE EMPEZAR, O EL MITO DE PENÉLOPE ¿De dónde los pensamientos que florecen en mi alcoba, y alimentan mi pensar apuntando al más allá; que alumbran en su llegar ilusiones y congojas y animan mi caminar, mientras florecen las rosas? Es dilema a resolver: si quedarme o escapar, quedarme contigo aquí, que es camino por andar; huir de mi a tu pesar, es andar y desandar, es empezar cada día, cada hora, cada sueño, para después, a tu lado, nuevamente despertar. Permanecer aquí, en casa, al amor de tu presencia, acallando las quimeras que ladran en mi interior, es ilusión que cabalga a la grupa de los vientos que soplan en la solana, voces que me hablan por dentro. Así se me va la vida, entre quedarme y huir, en querer beber los vientos que soplan en mi solar, tratando estar a tu vera, en íntima soledad, y huyendo de tu presencia para conmigo quedar.
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BARCA VARADA Mi barca ya no es mi barca porque boga a la deriva, impulsada por los vientos que soplan desde otra orilla. Ella presume de guapa cuando sale bien vestida, deslumbrando con sus lujos a la mar fiera y bravía. Siete mares ha surcado desafiando mil tormentas, rompiendo contra las olas traicioneras y violentas… Pero mi barca, señores, ha perdido lozanía, orgullo en la mar abierta y en la arena, valentía. Por eso y por mil razones que no alcanzo a comprender, yace en la arena varada con suspiros de mujer. Su quilla mira hacia el cielo y sueña con altamar, donde sabe que le aguardan nuevos vientos que rielar. 99
BESO DE HERMANDAD Cuando acaben las mentiras y los días de silencio, cuando ya no haya fronteras que impidan el navegar, florecerá el rebalaje en rosas blancas de espuma, que guardaré, cual suspiros, recogidos al pasar. Mientras el cayuco boga con su carga de ilusión, sigue cruzando los mares entre llanto y amargura, izando velas al viento para poder alcanzar otras riberas lejanas, donde florezca la paz. Cuando la mar ya no alumbre funerales en tinieblas, ni celebre con gran pompa el dolor hecho canción, entonará cantos nuevos de tribus desconocidas, tejidos entre suspiros de esperanza y de ilusión. Cuando al fin el viento selle con un beso la osadía, el viento que me empujó desde mi aldea a esta orilla, quiero sentir la concordia con toda la Humanidad, y vivir el gozo inmenso de una gran fraternidad.
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SAC0 ROTO Este saco de rutina y esperanza, cosido a la existencia del dolor, abrocha las heridas enconadas, abiertas en trincheras desoladas cavadas en mi oscuro callejón. Es la historia de siempre, ya contada, que florece y se renueva en cada piel, y repite los lamentos y quebrantos, aprendidos en la escuela del ayer. Este saco sepulcro de alegrías, es romance de luz que se derrama, varado en la orilla de aquel río, remando entre suspiros y desganas. Este saco de arrugas, lacerado, ganadas en batallas estivales, se asoma a ventanal desvencijado atraído por el viento huracanado, que lleva los lamentos a otros pagos. Se queja por quejarse, sin sentido, como alma que vaga noche y día a oscuras, por cañadas y veredas, sobre arpegios de lutos y alegrías. 101
DESPEDIDA Se quedó en silencio palpando la huida, con el rostro vuelto buscando una voz que indique el camino, que guie sus pasos por sendas del viento, que siempre camina cantando a la vida…, del amor en pos. Se ausentó cantando por sentirse libre, haciéndose el fuerte al darnos su adiós; se ocultó en la playa que cubre los sueños, señalando el rumbo a quienes quedamos haciendo el camino, cabizbajos, tristes, ahítos de pena…, de llanto y dolor. Dejó bien dispuestas las cosas de casa, cual viajero experto que piensa volver a la fiesta grande que el Padre prepara, herencia de gloria…, prenda del querer.
A WENCESLAO Que fue mi alumno y maestro en el arte de ponerse en camino, y en tantas otras cosas…
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SEQUร A Cuando la fuente se agota y el manantial ya no mana, es imposible beber en el brocal de la casa. Cuando los juncos del soto que dan brillo a la ribera, ya no pueden florecer porque se ha acabado el agua, se resquebraja la piel y se va secando el alma. Si las lluvias se retrasan y la oraciรณn no la implora, se irรก cuarteando el suelo mientras todo el cuerpo llora.
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LA VACA BLANCA Quedaron rotos los hilos de aquellos silbos de viento, rodaron por la ladera del sueño, recién peinada. Cantaron mil aleluyas por el bosque del olvido, mientras la vaca de nieve pacía la escarcha blanca. La lluvia de helechos rosa con que soñaba “Galana”, voló buscando las nubes sobre abedules de plata. El cencerro de la pinta que rumiaba flor de albahaca, repica luces de estrellas para que despierte el alba. Allá, a la sombra de un piorno, el vaquerillo lloraba el silencio de las nubes y el rumiar de la “Galana”.
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LA VALLEJA DE LOS MUERTOS DE CASASOLA Cada vez que mi madre me llevaba a cruzar aquellos pagos desolados, donde crecen los cardos como cirios, donde duermen los huesos sepultados y reposan en cunetas del olvido, sin lápidas ni cruces, olvidados… Me decía, recordando aquella guerra, que perdieron los que en ella pelearon: “aquí yacen muchos hombres malqueridos, perseguidos por envidias vecinales, que fueron, cruelmente asesinados”. Después supe que escavaron las conciencias, que quisieron de laureles coronarlos, mas los usos que confirman la injusticia, hoy exigen la concordia en ambos bandos.
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FILANDón En las veladas de invierno cuando la nieve caía, nos sentábamos al frío para escuchar la tonada de historias y de decires, que en el pueblo se contaban. Se relataban leyendas cubiertas de capa blanca, que del cielo descendían mientras los lobos aullaban y enjugaban los lamentos con copos de noche blanca. Eran historias pequeñas que los abuelos narraban, mientras los hombres tejían y las abuelas mazaban la leche, mana de ubre, que el ganado regalaba.
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Los niños, junto al pesebre, con las vacas platicaban en las veladas de invierno, mientras las vacas soñaban con pastos de primavera y los pesares rumiaban. Eran historias bonitas, caseras, sin importancia… contaban cosas de antaño de andanzas nunca olvidadas, guardadas en la memoria para noches de velada. En su caída la nieve se asomaba a la ventana para escuchar los decires que los abuelos contaban, poniendo un velo de luz sobre la sábana blanca.
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PALABRA HERIDA (A una palabra: cualquiera, la más humilde y sencilla que se sienta maltratada, olvidada y preterida por los nuevos escribanos que visten la galería.) Hoy encontré una palabra abandonada y perdida, vieja, pobre y muy cansada, de tanto rodar la vida. Cargaba con mil injurias de agravios y de porfías. Portadora de silencios porque nadie la entendía, acurrucada y marchita, sin un rayo de alegría. Me senté a su cabecera para compartir sus cuitas, para escuchar sus pesares y ayudarle, si podía. Me habló de sus tiempos mozos, de dictados a porfía, de niños aventajados que cuidaban su grafía, de profesores celosos de la buena ortografía. 108
Mas todo aquello pasó, me confesó pesarosa, como pasa la alegría y el perfume de la rosa. Me recordó aquellos tiempos cuando los niños crecían tarareando la tabla, con mil voces a porfía. Ella se sentía reina en el canto de los días… ¡Oiganme los escribanos! Aunque suene pretencioso: Mi palabra es una joya de donosura y donaire del manantial de las letras, ¡y no ha de olvidarlo nadie! Tiene los cantos redondos engastados en el tiempo, para lucir sus primores, para contar aventuras, para cantar los amores y dar a luz otros cuentos.
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CANCIÓN NUEVA Andaba yo, Señor, ciego y a tientas, buscando los amores derramados por sendas que a tu paso nos regalas, presencia de tu amor en cada hermano. “Paréme” a contemplar en noche oscura la hondura de tu huella en el camino, la gracia que a tu paso en este valle, grabaste de tu andanza en mi destino. Canté coplas de amor en tarde umbría, el son de mi canción me sonó hueco, vacío, sin ritmo…, sin pulso ni alegría, eran notas de un canto en agonía. “Calléme” y escuché la canción nueva que brota del encuentro en la ternura de un Dios, que siembra y riega cada hora, cual huella de su amor en la criatura. Esta tarde, a la vera del camino, al remanso de la fuente donde mana el regalo del amor, en este encuentro, me solaza, reconforta y engalana.
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ROMANCE DE LAS SOMBRAS De batallas no he de hablar, porque entonces yo no estaba, apenas los comentarios que a mi ventana llegaban, de los dichos de las gentes que por mi calle pasaban. Hablan de sombras furtivas que por el bosque vagaban, a lomos de los aullidos de perros y de alimañas que asustan a los rebaños y al pastor que los guardara. Dicen que salen de noche, los vieron en la Majada, ayer en Valdelugón donde el rebaño pastaba. Unos que a primera hora, otros que a sol ya poniente… que salen de entre los robles que van por agua a la fuente…
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Así se extendió el rumor de los huidos al monte, sin saber a ciencia cierta si eran sombras o eran hombres. Si eran sueños de pastores, o la verdad que acompaña el destierro de estos hombres que en el monte se ocultaban. El ganado se espantaba porque de pronto intuía la presencia de unas sombras que en la espesura vivían, por temor a la justicia que sus pasos perseguía. El pastor, ojo avizor, que de las suyas cuidaba, de pronto observó el milagro que en el pueblo relataban: las sombras tomaron carne y al pastor así ordenaban: “Pastor, recoge el rebaño, que nos vamos para casa”. Mas no es hora, Doña Sombra, temblando de miedo hablaba. Y si llego tan temprano, me quitarán la soldada.
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Doña Sombra enfurecida de esta manera le hablara: “El Caín es perro fiero, y a las sombras nos ataca… Sabemos que “el Amaranto” vendió en la feria una jata, y ha de darnos el dinero que de la venta sacara.
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VEN, SIENTATE Y CONTEMPLA Ven y siéntate al relente, caminante, que rodea con su aliento las cabañas de mi aldea. Acurrúcate a la sombra donde duerme la alegría, que es la vida donde acaban los pesares de la espera. Ven y siéntate a mi vera, caminante, deja al alma que repose en su carrera, mientras sueña con los lirios y laureles, que coronan la llegada, del pastor que soñoliento se apresura en la carrera. Haz silencio en la posada, caminante, que la noche de misterio está preñada, mientras vela los suspiros de una estrella, rutilante, peregrina, que del cielo se descuelga, por llegar presto a la cueva. Allí nace la Palabra de Dios Padre, que nos salva, de una niña, Virgen Madre verdadera.
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JARDÍN LOZANO Hoy quiero hacer memoria de aquel sueño feliz de mis mayores, que soñaron una casa llena de niños, de ruido y de alegría… Debió de ser en noche de visión muy clara y deslumbrante, en el leve navegar de una estrella malherida y fugitiva, que perdió su rumbo y descendió en su vuelo, para quedar de amor prendada, cautiva de por vida. Quisiera abrir el arca que guarda los colores de la infancia, que han pintado en mi sien los senderos de la vida, caminos que se abrieron a las fuentes donde manan recuerdos, consejos, añoranzas…, y abrazos a porfía. Quisiera recordar, por ser muy justo mi recuerdo, la luz de la pradera en que sembraron la semilla…, el amor a la ciencia, capricho de los sueños florecidos, al despertar la aurora radiante cada día. Y a aquellos sembradores que labraron con destreza, la herencia de sueños blancos de una noche de porfía, recordarles quisiera en el canto de esta tarde, que es canción de sueño y aire, de gozo y alegría.
Al P. Gonzalo Díez Melcón, impulsor del apostolado docente dentro de la Provincia Sto. Tomás.
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JUGANDO AL ESCONDITE Le vi pararse un momento en un peldaño de infancia para mirarse de frente, y saber quien le acompaña en la senda de la vida, que ante sus ojos se abría… y descubrió, con horror, la sombra que le seguía. Desde su talla de niño, bebé de muy pocos días, se asomó al suelo vacío con mirada sorprendida, y descubrió un peregrino que acompañaba sus pasos sin hablar ni decir nada, sosteniendo su mirada. Sucedió, mientras corría a los brazos de su madre, que la sombra le seguía sin nadie que la parase; él lloraba de impotencia mientras la sombra callaba y seguía persiguiendo al niño mientras lloraba la presencia fantasmal que su infancia proyectaba. El bebé huye asustado, corre de acá para allá a esconderse de los miedos que siempre lleva detrás, hasta que por fin, un día, cansado ya de llorar, decidió hablar con su sombra y descubrió la verdad.
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BODA GITANA EN LA VEGA Del corazón de la Vega, que fluye sangre gitana, se levantaron las mimbres buscando luces al alba, que florecen entre lirios para adornar la mortaja de la yegua que relincha al ver sangre derramada. Mas esta sangre, señores, no es delito ni es patraña, que es ofrenda que florece en los marjales al alba, “Pa” celebrar esponsales de una novia engalanada con un gitano cenceño, guarecido tras mi tapia. Llegó en caballo lucero perseguido por la parca, buscando guardar la vida que le estaba pregonada por plazas y por cuarteles, tratando de darle caza, y el gitano perseguido busca cobijo en la Alhambra. Sonaron mil cascabeles al saber de su llegada, al trote bajan corriendo por la cuesta de la Alhambra donde se paran los muertos para llorar por Granada, camino del cementerio, donde se recoge el alma. Las amigas de la novia que de las cuevas bajaban, recogiendo caracolas y pedrería barata, tejieron una guirnalda para coronar la frente de aquella novia tan guapa que al relente deslumbraba.
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En una esquina del prado los gitanos escuchaban de cárcel y de penurias que el novio les comentaba a la luz de las estrellas que a la novia le ocultaba por no darle que sufrir en fecha tan señalada. Después llegaron los cantos, los vinos y las guitarras, la alegría de los niños que al son de zambra bailaban y se unían a la fiesta, mientras las ranas croaban en las charcas de la Vega, donde el Lute se casaba.
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RETELES
(Una tarde en la ribera)
Reteles, cuerdas dormidas a la sombra del olvido, mientras sueñan primaveras tendidas sobre el rocío, despertad, que viene el día cantando la amanecida. Cuerdas que pasáis la tarde amarradas cual cautivas, saludando a la corriente que baja cantando altiva, advertir a los cangrejos que está en peligro su vida. Paleras de talle esbelto, señoras de la pradera, que cortejáis a las nubes que van pregonando amores, pedid silencio a las truchas, que lloran los ruiseñores. Olmo añoso, tronco seco lastimado por el rayo, testigo de amaneceres, de tormentas y arreboles, déjame llorar contigo y cuéntame tus dolores.
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MIENTRAS LA NIEVE CAÍA -Veladas de Filandón-
En las veladas de invierno cuando la nieve caía, nos sentábamos al frío para escuchar las tonadas de historias y de decires que en el pueblo se cantaban. Se relataban leyendas cubiertas con capa blanca que del cielo descendían y en la cocina anidaban, mientras los hombres tejían, y las mujeres hilaban. Eran recuerdos de antaño que los mayores narraban, mientras la nieve caía y las abuelas mazaban la leche, maná de ubre, que el ganado nos regala. La nieve, cosecha blanca, se asomaba a la ventana, poniendo un beso de sueño que la luna les regala a los niños que dormían, mientras los lobos aullaban. 120
Los niños, hombres pequeños, que con el “ganao” soñaban en las veladas de otoño, mientras las vacas rumiaban, escuchaban los decires que los abuelos contaban. Eran historias bonitas, caseras, sin importancia, contadas en la cocina, de hazañas nunca olvidadas que se traen a la memoria en noches de invierno largas. Hoy recuerdo aquellas noches en que los lobos aullaban desde lo alto del Viso y a los cielos imploraban, llorando su suerte perra, por si el cielo se apiadaba. Los perros, mastines nobles, que los rebaños guardaban, y en la quietud del corral los lamentos escuchaban, respondían entre sueños que la suerte estaba echada.
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AMAR EN AMISTAD El arte de vivir, que es don divino en presencia del amado en esta orilla, es encuentro en comunión con el hermano degustando de su ser la compañía. La amistad sin amistad es la comedia representada en la sesión de cada día, es la farsa que acompaña los quehaceres, disfrazados de elegante cortesía. El amor sin amor es cruel condena que alimenta las traiciones de la vida, y se sirve con desgana y con engaño en el banquete al que mundo te convida. Religión sin religión es una plaga con su culto en el templo de la vida, camuflando con inciensos y perfumes el amor que Dios Padre nos envía.
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ENCUENTRO Hacer presente al Ausente para que surja el encuentro, para poder escuchar el consejo del amigo, para alimentar mi hambre de su pan y de su vino. Saber que yo soy quien soy, con un nombre y apellido, cristiano que sigue a Cristo, que a veces anda perdido en este valle desierto, desorientado y herido. Yo necesito, Maestro, que me indiques la vereda, que me recuerdes la ruta caminando TĂş a mi lado, que cargues sobre tus hombros mi torpeza y mi pecado. Que las huellas que dejaste mientras hiciste el camino, iluminen las tinieblas de este mi andar peregrino, para que alcance la meta, para que llegue a destino. 123
índice
JUGANDO A COSAS DE NIÑOS…...................................... 7 de madrugada….................................................................. 9 TAREA...........................................................................................10 LA ESPERA..................................................................................12 MIGAJAS.......................................................................................13 LA FAROLA DE MI CALLE....................................................15 PROMESAS Y FANTASMAS...................................................17 PLAÑIDERAS DEL VALLE....................................................18 UN HERMANO LLEGÓ A CASA .......................................19 JARDINERO................................................................................20 NOCHE DE SÁBADO SANTO..............................................22 ENTRE NUBES DE ALGODÓN…......................................23 ENCOMIENDA .........................................................................24 BICHO BOCÓN ........................................................................25 CONCIERTO EN EL PARQUE ............................................27 CANCIÓN DE LA MADRE LOBA.......................................27 NOCHE CERRADA EN PESARES.......................................30 PERFUME OCULTO.................................................................31 SMS.................................................................................................32 A LA SOMBRA DEL OTOÑO................................................33 AL APAGARSE LAS LUCES....................................................34 EL CANTÓN DE MIS RECUERDOS...................................35 OTOÑO EN EL PARQUE.......................................................36 EN AMOR Y COMPAÑÍA.......................................................37 CUNA Y MADRE.......................................................................38 AUTOESTIMA............................................................................40 CASA, TEMPLO Y HOGAR....................................................41 ALGUIEN ....................................................................................42 DEL VIEJO EL CONSEJO......................................................43 ESTRELLA FUGAZ...................................................................44 HASTA SIEMPRE, JUANITO..................................................45
125
JUGUETES DE AMOR ............................................................46 ATARDECE.................................................................................47 HUELLAS.....................................................................................48 OLA ERRANTE..........................................................................49 MANANTIAL DE SALUD.......................................................50 NAVEGAR ES VIVIR (LEMA CURSO 11-12).....................51 MIRLO HERIDO........................................................................52 NOLI FORAS IRE…..................................................................54 TRAS LAS CIMAS MÁS ALTAS..............................................55 SIEMBRA .....................................................................................56 LLANTO DE LUNA..................................................................58 RIGORES DEL OTOÑO.........................................................59 HORIZONTE ABIENTO........................................................60 DESVELOS..................................................................................61 CANCION DE ESPUNA.DOC...............................................62 MURIÓ JUAN MANUEL MONTERO COPIA...................63 NAVEGANTE.............................................................................64 A GOLPE DE SOL Y GRANA...............................................66 RUIDO EN CASA.......................................................................67 AQUÍ ME MUEVO.....................................................................68 DULCE REPROCHE.................................................................69 ECOS DEL SILENCIO.............................................................71 PESARES QUE VAN Y VIENEN..........................................72 PACTO DE SILENCIO.............................................................73 LOS TACONES DEL “AMARGO”........................................74 GRITO DE LUZ Y CANTE.....................................................75 LA CUESTA DE MIS.................................................................76 ROMANCE DE LA....................................................................78 AL CALOR DE LA TEJERA....................................................79 SUEÑOS BLANCOS..................................................................80 ARENA AMARGA.....................................................................81 ENTRE DOS AGUAS................................................................82 TERROR EN PARIS ..................................................................83 EL CANTO DEL CAPILOTE.................................................84 ROMANCE DEL RIACHÍN.....................................................85 SALA QUE LUCE AUSENCIA...............................................87 CUENTAME UN CUENTO, GITANO................................88 VIDAS PAREDAÑAS.................................................................89
126
TENTE NUBLO.........................................................................90 NADA DE NADA.......................................................................92 CHARCOS, VIEJOS AMIGOS…............................................93 COMO LA ZARZA EN EL SURCO......................................94 FLORES CON ALMA GITANA.............................................96 MEDITO PARA SER YO….....................................................97 SIEMPRE ES HORA DE EMPEZAR....................................98 BARCA VARADA…...................................................................99 BESO DE HERMANDAD.....................................................100 SACO ROTO..............................................................................101 DESPEDIDA (A WENCESLAO)..........................................102 SEQUÍA.......................................................................................103 LA VACA BLANCA..................................................................104 LA VALLLEJA DE CASASOLA............................................105 FILANDÓN...............................................................................106 PALABRA HERIDA.................................................................108 CANCIÓN NUEVA..................................................................110 ROMANCE DE LAS SOMBRAS..........................................111 VEN, SIÉNTATE Y CONTEMPLA.....................................114 JARDIN LOZANO...................................................................115 JUGANDO AL ESCONDITE...............................................116 BODA GITANA........................................................................117 RETELES....................................................................................119 MIESTRAS LA NIEVE CAÍA................................................120 AMAR EN AMISTAD..............................................................122 ENCUENTRO….......................................................................123
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Este libro se terminó de imprimir en la tarde del 31 de julio del año 2019, festividad de San Ignacio de Loyola, bajo el cariño y cuidado de los maestros artesanos de Taller de Diseño Gráfico y Publicaciones S.L. (TADIGRA), en Granada. Impreso con tecnología digital.
Al calor del filandón
R
eunidos, apretados, todos juntos, al calor de la historia a menudo. Mientras, se sigue cavando en voz alta el cauce por el que discurren los decires que mantienen vivo el de haber sido, y se siembra la esperanza de seguir siendo. Para ahuyentar las sombras que crecen en la ladera del sueño e impedir la existencia del Bosque de las Hadas, del Rompidón, del “Riachín” y otros tantos escenarios en los que se representaron los cuentos. Volviendo la mirada al decir de otros inviernos para pintar de gratitud los esfuerzos por mantener viva la memoria.
Jesús Cerezal Fernández
Sombras del valle a la sombra del silencio al calor del filandón
Rumores a la
intemperie Al calor del Filandón Jesús Cerezal Fernández
Rumores a la intemperie. AL CALOR DEL FILANDÓN
Trilogía poética Rumores a la intemperie:
Jesús Cerezal Fernández, 1942
N
ació en Sabero (León), cuenca minera floreciente, por aquellos días. Creció como crecían los niños del Valle: aprendiendo el lenguaje de la mina, respirando el polvo del carbón y escuchando las toses lastimeras del minero, para aprender a esquivarlas. En las vacaciones escolares de verano los niños eran útiles para labores menores, pero importantes: correr tras las vacas, tirar del rastro, y ayudar en las faenas de la ceba y el ordeño. A los libros se les daba un prolongado descanso por aquellos días. Consciente de ello, y atento a la voz de lo alto, un día que el tío Tomás retejaba, haciendo equilibrio sobre el tejado con su gran humanidad, le dijo: “Rapaz, que dice el primo que si queréis ir alguno a los frailes”. Lo que diga mi madre, fue la respuesta. Todo lo demás fue llegando poco a poco: los latines, las dudas, el año de reflexión más profunda, los estudios serios en la Facultad de Teología y la ordenación sacerdotal. El verso surgió de pronto, cuando menos lo buscaba, como látigo de luz a su cabecera. Si bien, ya antes se aficionó a coleccionar palabras, prosa familiar para hacer llegar a las comunidades las noticias de la familia Agustino Recoleta en la Antena Informativa. Tarea que se le encomendó por los superiores durante 16 años largos. Fruto de esta encomienda fueron, además de la publicación periódica, la coordinación de tres publicaciones conmemorativas de otros tantos centenarios: IV Centenario de la llegada de los Agustinos Recoletos a Granada; Cien años de Historia: Imágenes con texto y Convento de Monachil: Escuela, Templo y Hogar. En 2018 vieron la luz dos publicaciones en prosa poética, tituladas Pintor de Sueños y Arreboles en el Camino. Hoy, en la conmemoración de su 50º aniversario de Ordenación sacerdotal, os ofrece este poemario y con él su gratitud y cariño.