CORREO.PE 20 > DIARIO CHIMBOTE/MIÉRCOLES 30 DE MAYO/2018
TECNOLOGÍA HIDRÁULICA PARA CREAR ESPACIOS DE VIDA EN LA PUNA
Nuevos hallazgos
arqueológicos en Áncash Evidencias descubiertas por especialista Jesús Maza se ubican en la parte alta de Cáceres del Perú JESÚS MAZA POMA Colaborador
H
ace más de medio siglo el erudito y reconocido geógrafo Javier Pulgar Vidal había insinuado, en su famosa tesis sobre las ocho regiones naturales, que la puna, región altoandina límite para la ocupación humana, escondía una serie de componentes culturales muy antiguos, probablemente prehispánicos, cuya naturaleza, como había pronosticado el mencionado investigador, debería ser materia de estudio de arqueólogos e investigadores interesados en la referida región natural. Recientes investigaciones en la parte alta del valle de Nepeña vienen revelando un conjunto de evidencias que parecen corresponder a lo referido por el ilustre huanuqueño, especialmente los relacionados a la tecnología hidráulica prehispánica. Es evidente la densa presencia de extensas redes de riego en la mencionada zona. Sin embargo, existe un particular canal hidráulico cuya naturaleza es recientemente comprendida. Por ser estos estudios materia de investigaciones más amplias, se ha denominado a este conducto preliminarmente con el nombre de “Canal I”. La referida acequia servía para irrigar pastos, creando o, en todo caso, reforzando la capacidad de retención hídrica del bofedal preexistente; evidentemente, dicho nicho ecológico habría sostenido en la antigüedad una considerable cantidad de camélidos. Un suelo favorecido por el riego crea, por consiguiente, pastos mejorados, cuyos nutrientes habrían sido el alimento predilecto de llamas y alpacas en épocas antiguas. No olvidemos que la deposición natural de estos
Camélidos Estos animales fueron probablemente el sustento económico de los grupos prehispánicos tardíos del área.
animales, conocido como taquia en el mundo andino, representa un abono o fertilizante natural por excelencia. Asimismo, dejarlo en el lugar de origen contribuye a través del tiempo a incrementar la productividad del bofedal. Un examen detallado de las primeras crónicas que describen el paisaje ancashino de mediados del siglo XVI, por ejemplo la del secretario de Hernando Pizarro, Miguel de Estete, permite reconocer que la sierra altoandina de Áncash estaba poblada por considerables recuas de camélidos. Otra fuente temprana son las descripciones de fines del siglo XVI, del arzobispo y posterior santo, Toribio de Mogrovejo, quien informa, en sus visitas pastorales, de los pocos ejemplares de camélidos que sobrevivían en Macate, área muy cercana de la zona del presente estudio y evidentemente de características geográficas similares. UBICACIÓN. Este referido conducto hidráulico identificado nacía en una quebrada tributaria por su margen izquierda de la quebrada Ulto Cruz, a una altitud de 4150 msnm, ubicada en la parte alta del distrito de Cáceres del Perú, recorría 1.2 km aproximadamente hacia el norte siguiendo la curva de nivel y vertía sus aguas en otra quebrada, de características más áridas, también tributaria de la quebrada Ulto Cruz. Los cálculos realizados indican que tiene una
BOFEDAL Lugar sería la zona de crianza de camélidos en el pasado, asociado a una huanca./Jesús Maza pendiente de 1.7 % presentando, por lo general, un lecho o solera cuyo ancho oscila entre 60 a 80 centímetros. TECNOLOGÍA SOFISTICADA. No cabe duda que los antiguos peruanos conocían y construían este tipo de obras hidráulicas con un alto conocimiento sobre las mismas. El estudio sistemático de este canal permite reconocer, en sus 1200 metros, diferentes artificios hidráulicos: se identifican curvas sinuosas que permitieron disipar la energía del flujo hídrico; y desarenadores, cuya finalidad era la de separar los sedimentostransportados, aspecto probablemente relacionado a la evapotranspiración comprendida por los ingenieros hidráulicos andinos. Evidente-
mente, todos estos componentes de funcionalidad contribuyeron efectivamente a disminuir los factores erosivos del agua. En el bofedal creado se logró identificar una piedra vertical incrustada aparentemente ex profeso, a modo de huanca. Como se sabe, estas piedras eran adoradas por los antiguos peruanos, muchas veces estrechamente asociadas a las actividades pastoriles. Unos metros abajo se encuentran unos corrales abandonados, cuyo origen podría ser o no prehispánico pero el uso para ese fin atestigua la función del espacio creado. Estos hallazgos permiten reconocer que la parte alta del valle de Nepeña esconde todavía muchos elementos arqueológicos por estudiar, com-
Detalle constructivo del canal hidráulico identificado.
prender y, sobre todo, valorar. VALOR CULTURAL. En definitiva, estas evidencias representan y reflejan el modo de vida de las poblaciones pasadas que habitaron nuestra ecología y, también, atesti-
guan sus importantes conocimientos sobre las técnicas prehispánicas del uso y adaptación a nuestro medio ambiente, de las cuales deberíamos estar orgullosos como descendientes de aquellos hombres.