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Edición enero 2018 - Año XII nº 110
ESPECIAL
Tzaqanan, ruinas escondidas en las alturas de Jimbe
LAS CHULLPAS. Aquí eran depositados los cuerpos de los antiguos habitantes de Tzaqanan, en especial, los de mayor jerarquía. PROTECCIÓN. Sector de terrazas conocidas como llushka usadas para evitar desprendimientos.
A más de cuatro horas de Chimbote, se ubica un lugar asombroso que nos transporta al pasado y donde podemos hallar restos arqueológicos y construcciones de grandes civilizaciones, evidencias que nos ayudan a entender mejor nuestra historia. Arq. JESÚS MAZA P. LAS RUINAS DE TZAQANAN fueron descubiertas en una exploración arqueológica en la cuenca alta del valle de Nepeña están escondidas en las estribaciones occidentales de la poco conocida Cordillera Negra, en el distrito Cáceres del Perú - Jimbe, caserío de Racuaybamba. Para llegar desde Chimbote se deberá recorrer tres horas en automóvil hasta Tinco y de a l l í c a m i n a r u n a h o ra h a s t a R e c u ay b a m b a . L u e g o , h a s t a Tzaganan, toma 40 minutos a una hora, según el paso del caminante. Es decir, en total cuatro horas y media de viaje. Este sitio arqueológico es uno de los asentamientos prehispánicos de mayor extensión para la región cisandina de la provincia de Santa. Tiene una extensión de aproximadamente 15 hectáreas. Tzaqanan proviene del vocablo quechua que significa “arriba de la peña” (Tzaqa=peña, Anan=arriba) y haciendo honor a su nombre se encuentra ubicado a una altitud promedio de 3800 metros sobre el nivel del mar. RIQUEZA CULTURAL La característica principal de este sitio arqueológico es el maravilloso labrado en piedra que, al parecer, fue la especialidad de sus habitantes. Un rasgo arquitectónico característi-
EL EQUIPO. Integrantes de la expedición junto a una estructura funeraria de planta semicircular donde se halló material arqueológico.
VESTIGIO. La tina o caja de piedra de probable función ceremonial. co lo representan sus estructuras funerarias, conocidas en la literatura arqueológica como “chullpas”, y aceptadas en la comunidad científica por difundirse cronológicamente a partir del Horizonte Medio (600-1000 d. C.) en los Andes Centrales. También se puede observar la presencia de otro tipo de estructuras funerarias conocidas como galerías subterráneas y cistas funerarias, rasgos que caracterizan a una poco definida cultura o sociedad Recuay, perteneciente al periodo Intermedio Temprano (0-600 d. C.). A su vez presenta en la superficie materiales de este periodo, como la cerámica de caolinita, la cual confirma una ocupa-
ción en esta etapa. Dentro de algunas estructuras funerarias, aún se pueden observar los restos desarticulados de personas que en vida fueron seguramente integrantes del mismo ayllu, así como restos óseos de probables camélidos y materiales arqueológicos como piruros (tortero para hilar) y mates (de calabaza). Otro de los rasgos interesantes de este sitio arqueológico es la presencia de unas cajas de piedras labradas, de probable función ceremonial. Estas estructuras siempre se ubican en la parte central de un patio o plaza, lo que indica su carácter sacro y céntrico con referencia al espacio que domina. Curiosamente, ubicados a pocos metros, dentro del mismo espacio que encierra el patio de estas cajas de piedra, se ubican unas piedras grandes que muestran una superficie plana y lisa cuya función bien podría haber cumplido a modo de batán o “maray”. Se ubicaron solo dos cajas de piedra labrada, pero los pobladores actuales refieren que existen por lo menos tres. Lo cierto es que dichas es-
tructuras tuvieron una función ritual aún por definirse. El marco comparativo es sumamente importante para dilucidar esta interrogante. Los habitantes de este asentamiento prehispánico conocieron profundamente los efectos erosivos de la naturaleza. Debido a la ubicación del sitio en una pendiente considerable, la preocupación por disminuir los desprendimientos causados por las precipitaciones, fue solucionado construyendo un llushka (vocablo quechua cuyo significado corresponde a “resbaladizo”), sistema de terrazas, ubicado en la parte sur del conjunto principal. Los llushka abarcaron un desnivel a veces de 300 metros continuos aproximadamente. Estas terrazas cumplieron principalmente la difícil misión de controlar la erosión y mitigar los fortuitos desprendimientos de la superficie superior. Así mismo, algunas terrazas pudieron otorgar espacios cerrados de cultivo, especialmente para tubérculos andinos y productos agrícolas que soporten alturas superiores a 3500 msnm.
Una observación a nivel local permite conocer que el tarwi y la quinua podrían fácilmente haber conformado estos cultivos. SUS CONSTRUCCIONES En este lugar aun se pueden observar los cortes realizados a los farallones rocosos para obtener el material utilizado en sus construcciones y bloques líticos diseminados en los alrededores, esto lleva a pensar en un probable trabajo inconcluso o interrupción repentinamente. Las murallas perimétricas de probable función defensiva nos otorgan ciertos indicios de un posible contexto tenso entre las comunidades contemporáneas de los alrededores, aunque no se deben descartar la presencia de muros delimitando espacios definidos, sobre todo los de pequeña altura. En suma, estamos ante la presencia de un sitio arqueológico que más allá de su extensión y de su destacado trabajo en piedra logrado por sus habitantes, se perfila como un prominente eje de desarrollo sociopolítico para la parte alta del valle de Nepeña, al menos para el periodo Intermedio Temprano y el Horizonte Medio. Investigaciones posteriores podrían confirmar una ocupación para el periodo Intermedio Tardío (1000-1476 d. C.), aunque no es inverosímil creer en ello debido a la presencia de fragmentos en superficie de pasta negra, similares a lo observado a nivel local para reconocer la cerámica Chimú, que, como se sabe, fueron principalmente de este color. Tzaqanan es uno de los tantos sitios arqueológicos que se ubican sobre el flanco occidental de la Cordillera Negra y que esperan a ser estudiadas antes de que desaparezcan por la desidia e inconsciencia del hombre actual.