Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
NEPEÑA, HISTORIA Y TRADICIONES L. Alicia Jiménez Hermoza1 y Martha Chávez Lazarte2 Universidad Nacional Federico Villarreal marthach23@hotmail.com Recibido: 15/01/2012 Aprobado: 13/05/2012 Resumen Nepeña es un rico y fértil valle ubicado en el norte de la capital, con varios nichos ecológicos y evidencias culturales que permiten la elaboración de una reconstrucción histórica desde el período prehispánico, colonial y republicano hasta el presente. Nepeña, como pueblo mestizo y peculiar posee una de las danzas más importantes -tal vez única en el Perú que se lleva a cabo cada quinquenio- de moros y cristianos en el día de la Virgen de Guadalupe, su patrona, que evoca a las primeras décadas del adoctrinamiento, forma parte de sus tradiciones y se erige como símbolo de la identidad de Nepeña. En la actualidad podemos reconstruir la historia local de este pueblo con perspectivas de desarrollo social convirtiéndose en un eslabón de importancia en la economía nacional. Palabras clave: Nepeña, historia; Mestizaje cultural; Danza Moros y Cristianos NEPEÑA, HISTORY AND TRADITIONS Abstract Nepeña is a rich valley in northern Peru, with special ecological and cultural importance. This paper presents these characteristics across time to present. As a mestizo town, Nepeña is the locus of a peculiar dance –perhaps unique in the country- the dance of moros y cristianos during Virgen de Guadalupe celebrations. The tradition tells about the times of evangelization and is a central component of historical identity of the town. Key words: Nepeña, history; Cultural Mestizaje; Moros and Cristianos Dance
1
Historiadora y antropóloga, docente de la Escuela de Antropología en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Investigadora en temas sociales y políticos de la realidad nacional, cuenta con varias publicaciones sobre temas de indianidad y cultura tradicional. Ha sido jefa del Departamento Académico de Historia, Antropología y Arqueología de la universidad y es la actual Secretaria General del Colegio Profesional de Antropólogos de la Región Lima. 2 Doctora, docente de la Universidad Nacional Federico Villarreal en la Escuela profesional de Historia, investigadora de temas históricos regionales, y se ha desempeñado como Directora de la Escuela profesional de Historia, Decana de la Facultad de Humanidades y Secretaria de la Escuela de Post-Grado de la misma universidad. Ha publicado varias investigaciones de carácter histórico social correspondiente a la región del Santa.
Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 1
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
Nepeña es el nombre de un rico y fértil valle, con diferentes nichos ecológicos y evidencias culturales que han dado lugar al distrito del mismo nombre, ubicado en la provincia de Santa de la región Ancash. Como la gran mayoría de los valles de la costa norte, se caracteriza por poseer un sinnúmero de complejos arqueológicos (centros urbanos, administrativos y religiosos) con desarrollo autónomo hasta la llegada de los invasores españoles. Desde décadas pasadas se viene estudiando e investigando con gran interés por varias generaciones de arqueólogos tales como: Julio C. Tello, Toribio Mejía Xespe, Larco Hoyle, Duccio Bonavia, Donald Proulx, Richard Burger, Lorenzo Samaniego, Henning Bischof, Koichiro Shibata, y otros. Estudios que otorgan la secuencia histórica de los primeros asentamientos humanos del valle, lugares como: Punkurí, Cerro Blanco, Pañamarca, Siete Huacas, Huambacho, Carbonera, Huaca Partida, etc. Que abarcan temas que van desde la agricultura y técnicas empleadas, hasta los aspectos religiosos con información acerca de la cosmovisión y otras manifestaciones de la cultura material tradicional, patrones alimentarios que la población actual aún conserva. Mejía Xespe al ver la calidad y cantidad de monumentos arqueológicos en Nepeña, opinaba: «El mejor archivo de nuestra prehistoria, no sólo por la calidad de los testimonios, sino por la enorme antigüedad que ellos representan, desde el período precerámico en los Chimus, cuya edad se calcula en más de tres mil años a. de C., hasta el período arcaico o formativo de las culturas, como Chavín.» (Samaniego, 1992:25). Entre 1863 y 1864 empieza la curiosidad por los estudios arqueológicos del valle de Nepeña siendo uno de los primeros George Squier, comisionado de los Estados Unidos al Perú en el tiempo del gobierno de A. Lincoln. Realizó notas, planos y dibujos de varios monumentos, como la de Pañamarca, Motocache entre otros. En 1886, Ernst Middendorf al recorrer el valle afirmaba lo siguiente: «La zona de Moro es extraordinariamente fértil y da todos los productos de la costa: caña de azúcar, algodón, maíz, camote, yucas; en materia de frutas: chirimoyas, lúcumas, guayabas, granadillas y, gracias a su situación protegida, hasta piñas, que sólo rara vez maduran en la costa peruana. Especialmente apreciados son sus vinos, aunque la producción es demasiado escasa para tener mercado» (Samaniego, 1992: 23). Hoy la producción del valle continúa así de diversificada, pero con un volumen ya exportable como la vid para consumo humano, no así para la industrialización del vino como en el periodo colonial. También abastece de frutas al mercado local especialmente Chimbote y el mercado de Lima, debido a los resultados de las últimas irrigaciones y nuevos canales de regadío. Samaniego muestra profunda preocupación acerca de la actual situación de los monumentos arqueológicos, que están desprotegidos y en constante destrucción organizada por los saqueadores conocidos como “huaqueros”, por el mercado negro existente de las piezas arqueológicas.
Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
Página 2
Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
La presencia de ocupación humana nos remonta a periodos muy tempranos, presentando evidencias culturales de estar subordinados a la naturaleza. Y un registro de desarrollo productivo de carácter ya agrícola. Templo como “Cerro Blanco” excavado por Tello, pone en evidencia una excelente arquitectura con relieves polícromos y escultura de bulto. Como el jaguar representado en posición de reposo enseñando los colmillos y los ojos muy expresivos. Figura muy representativa en la iconografía religiosa de la cultura Chavín. Los informes preliminares de Tello acerca de Nepeña aparecen en los diarios de “El Comercio” y la “Prensa”. En los que se manifiesta al decir de Tello, que existe marcada influencia cultural de Chavín. De las investigaciones arqueológicas efectuadas en el valle de Nepeña, se «pueden visualizar elementos culturales de áreas más distantes, de grupos culturales que vinieron del norte y del sur, influenciando o imponiéndose militar y políticamente. Estas influencias en diferentes épocas y situaciones corresponden a las culturas Recuay, Mochica, Wari, Chimú e Inca» (Samaniego 1992: 39).Como es caso del monumento Pañamarca de marcada influencia Mochica. Sin embargo en el valle no existe reminiscencia de vestigio inca, dado que su presencia fue poco antes de la conquista española. Pañamarca es importante en cuanto a lo que representa en el arte del mural, las que aún se conservan en cantidad, que merece se sirva protegiendo, por lo que representa visualmente la ideología y cultura de quiénes en el pasado la ocuparon. Pañamarca es uno de los complejos arquitectónicos más importantes del Intermedio Temprano. La construcción es del típico estilo piramidal de Moche, por lo que su ocupación tuvo función ceremonial. «Fue estudiado por Squier, Middendorf, Kosok, Horkheimer, Bonavía, Tello, Schaedel, Proulx y otros» (Gambini, 1984: 151). De la interpretación de Gambini y del análisis de quienes se han ocupado de Pañamarca se interpreta que pudo haber sido un lugar estratégico ceremonial en permanente uso, por lo que ha estado sujeta a modificaciones y agregados estructurales en el tiempo. «La arqueología de Nepeña ha sido virtualmente descuidada sobre el presente tiempo. Esto es desafortunado para el valle de Nepeña yaciente en la posición estratégica tanto con respecto a la difusión de la cultura de las tierras altas y como un área fronteriza durante varios periodos arqueológicos. Ellos tienen dos templos altamente importantes del Periodo Chavín así como también el magnífico centro ceremonial de Pañamarca. Una de las razones para su abandono es que Nepeña es un valle pequeño en un área arqueológica muy rica» (Proulx, 2007: 23). Efectivamente, Nepeña sigue siendo de interés para estos estudios, como actualmente está una misión científica japonesa. Proulx, hace hasta cuatro clasificaciones o distinciones de sitios de ocupación en el valle: habitacional, ceremonial, cementerio y fortaleza. Algunas veces pueden tener simultánea función de ocupación. En su informe correspondiente el acucioso investigador nos permite dar una observación que a luz del presente merece darla la atención debida, para no depredar nuestras pocas tierras de cultivo en la costa y, para sobre todo no lamentarnos de desgracias materiales y de vida, por la crecida del río o los huaicos. Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 3
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
«Los antiguos peruanos fueron habitantes extremadamente prácticos. La tierra fértil para la agricultura fue como un premio, así ellos establecieron sus sitios sobre los bordes arenosos del valle cerca al margen de la cultivación o sobre los producientes afloramientos del fondo del valle. Las habitaciones están normalmente sobre los bordes planos del valle o sobre los lados de los acantilados de las montañas cuya inclinación disminuye para la agricultura de la tierra» (Proulx, 2007: 27). Este es un patrón cultural que los actuales peruanos hemos olvidado, y si más bien seguido el patrón cultural de ocupación de los españoles. Que no comprendieron nuestra geografía y fueron por lo más fácil, pero también depredador. Y permite que frecuentemente los peruanos de hoy sufran los embates de la naturaleza, con la pérdida de sus vidas y de sus viviendas. Del florecimiento cultural regional se fleja en la artesanía, competitivos alfareros, metalúrgicos, conocimientos avanzados en ingeniería hidráulica y hasta curanderos. El valle norteño hasta el presente es muy conocido por el empleo y la práctica de la medicina tradicional, teniendo en su acervo una vasta y rica farmacopea natural. Poner en puesta el valor cultural de los diferentes centros arqueológico es una condición básica para el desarrollo sostenible en la región, si se quiere desarrollar el potencial turístico y de servicio. De la etapa de dominación colonial, hay trabajos históricos basados sobre todo en fuentes de primera mano, de archivos históricos tanto nacional como regional así como de crónicas tempranas. Tal como la crónica que: «…del cual está el de Guambacho dos jornadas, de quien no terné que decir más de que es de la suerte y manera de las que quedan atrás y que tenía aposentos de los señores; y del río que corre por él sacaban acequias para regar los campos que sembraban» (Cieza, 1962: 200). Desde ya Nepeña es considerada importante dado el interés mostrado por el cronista soldado. Para el presente estudio se prefirió partir desde la presencia de los jesuitas, porque marcó una etapa en el valle, en cuanto al manejo de la relación profana y religiosa (1767), a su salida del virreinato o sea su expulsión por la corona española, y que dejaron grandes vacíos administrativos y productivos en la región. Y porque en dichas décadas del siglo XVIII en el valle de Nepeña, se presentan varios movimientos sociales violentos, como el de levantamientos o alzamientos de negros esclavos. Es decir protestas sociales en relación al estándar de vida al que era sometido el esclavo negro en las haciendas cañeras. Como la hacienda San Jacinto, San José y Motocachi pertenecientes a la Compañía de Jesús (jesuitas). En este escenario se enriquece la cultura tradicional del valle, ya que existen argumentos para la presencia del folklore negro, como en otras regiones del país. Sin embargo amerita hacer una visión sucinta sobre los antecedentes al derecho indígena en el valle de Santa. Repartimientos de tierras 1594 de los cuales se han confirmado para el año de 1642. Donde ya se usa el nombre de Nepeña para el valle: «Año 1594, testimonio de la visita que hizo fray Domingo de Valderrama en la orden de Santo Domingo y la noticia de las tierras que adquirió el común de indios del asiento del valle de Nepeña y el ayllu de SuySuy, que estaba reducido en el valle de Guambacho, habiendo declarado las tierras por Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
Página 4
Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
vacas y de colonia real colindantes con la villa de Santa María de la Parrilla a los 24 días del mes de octubre de 1564. Confirmado por el escribano Antonio Naxara el 10 de noviembre de 1642» (AHP: cuaderno 620). El documento confirma que los indios al adquirir las tierras tenían derecho de propiedad y no solo de posesión. Sobre la institución de la encomienda, que deviene del feudalismo español, aquí se constituye con fines administrativos, destinada formalmente a labor que asumía el español en cristianizar a los nativos, a cambio éstos debían retribuir trabajando, como prestación de servicio. Para de Nepeña, entre los documentos escritos más tempranos que nos ayudan a configurar el proceso, está: «La tasación de 1575 que registra al curaca dn. Martín como desgajado de Santa y Guambacho…y donde se indica como encomendera de los indios a María de Fuentes, con 20 indios tributarios, y a Francisco Luis de Alcántara (1541) y Luis Chacón (1572) como encomenderos de moros sin indicar curaca alguno» (De La Puente B., 1922: 464-465). No está claro el concepto de moro, porque para venir a las nuevas tierras, debían ser conversos, o pasar por el examen denominado “pureza de sangre”. El historiador Wilfredo Kapsoli nos presenta de manera detallada las relaciones laborales, de productividad y tecnologías; como también datos demográficos en relación a los esclavos negros en tales haciendas norteñas para el siglo XVIII. «…los negros de las tres haciendas: Motocachi, San Jacinto y San José de la Pampa, son y han sido siempre muy díscolos y altaneros, tanto que se han visto horrorosas sublevaciones con muertos y heridos, así en tiempo de los jesuitas como en Administración de Temporalidades y ahora después que se vendieron» (Kapsoli, 1975: 49). La crisis general que atravesaba ya todo el sistema feudal - colonial y por ende la metrópoli en el siglo XVIII se dejó sentir también en sus colonias. Fueron constantes las sublevaciones no solo de indios sino que también de negros y criollos. Es de advertir que el programa político de José Gabriel Condorcanqui, para el levantamiento social, pone de manifiesto la coyuntura que atravesaba la sociedad colonial, convirtiéndose en el primer frente de clase, motivado por la crisis fiscal borbónica. Lo que llama la atención es la expresión siguiente: «Después de estos sucesos, comentaba el hacendado (de Motocachi Justo Salas en 1786), los negros han roto el freno de la obediencia y se hallan hechos unos moros sin señor» (Kapsoli, 1975: 71). Se podría especular como que fue el inicio para recrear la guerra de reconquista entre moros y cristianos, ya que estaba de por medio en la negociación de paz, el cura de Nepeña, Pedro Gutiérrez. Naciendo la danza de moros y cristianos y como siempre teniendo la figura de la virgen de Guadalupe. Los moros estarían representados por los negros alzados y los cristianos los criollos y españoles que defienden el sistema, la corona esclavista y colonial. Ya no se trataría de indios y cristianos (mata moros y mata indios) de advocación al apóstol San Santiago. Sino que para la época son las vírgenes las que están de moda, ello en referencia a las nutridas representaciones de danzas de negros y negritos en el folklore tradicional andino. Sobre el régimen acerca del mercado regional en Nepeña, de importancia para el desarrollo sostenible del valle en el siglo XXI, cabe resaltar el dato histórico acerca de la circulación Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 5
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
de productos evidente desde ya: «Las haciendas de San José, San Jacinto y Motocachi mantuvieron una estrecha vinculación entre ellas y con el mercado regional, a fin de garantizar el funcionamiento de su economía de exportación» (Kapsoli, 1975: 43). Haciendas que se dedicaron a la producción del azúcar y vino y que también la dedicaron al comercio internacional. Así como desde dicha época hasta el presente, la vida económica del valle no se ha circunscrito a una circulación cerrada, sino que por el contrario dinamizó la economía mercantil de las zonas altas de Ancash la que: «Se hizo extensiva a la villa del Santa y a la ciudad de Trujillo» (Kapsoli, 1975: 44). Efectivamente Nepeña hoy se ha convertido en un fértil valle que dinamiza también el puerto de Chimbote con un flujo constante de movimiento poblacional, dedicados al comercio de productos agrícolas. La Junta General de Temporalidades como en el resto del virreinato se hizo cargo de los bienes de los jesuitas que no pudo continuar con la misma eficiencia y como tampoco pudo evitar su colapso económico, razón por la cual debieron vender a un precio menor las propiedades de la orden religiosa. Se puede decir, con el fin de apropiarse de las propiedades en el marco “legal”. De alguna manera se paró la carrera de la Inquisición y por supuesto la extirpación de idolatrías impuestas, por el conquistador. Que fue el arma más letal contra el desarrollo cultural autónomo de los habitantes del Tahuantinsuyo, la religión cristiana, y por supuesto la implementación de una política jurisdiccional colonial. Es en este acontecer que en el valle de Huambacho ocurre algo muy interesante, en relación al nombre de Nepeña, que no responde a un nombre cristiano sino a una distorsión de la expresión “ni peña”, que tiene su origen en un acontecimiento relacionado a la que hoy es su patrona y símbolo de su actual idiosincrasia, la virgen de Guadalupe. Nepeña es un nombre creado en el Perú con un origen mestizo. La población prosiguió su lucha y buscó una ubicación en el nuevo escenario, se les verá más adelante como protagonista de la máxima celebración quinquenal de Nepeña, la danza de moros y cristianos. En relación al nombre se describe el acontecimiento de tal manera: «Por los años 1585, el rey de España Felipe II obsequio al Perú algunas imágenes; y el Arzobispo de Lima, Santo Toribio se encargó de distribuirlas: un cristo para la villa de Santa; una virgen de nuestra señora de la Natividad, para el pueblo de Guadalupe; y una virgen de nuestra señora del Rosario para el valle de Saña, entre otros lugares; siendo remitidos[…] a lomo de mula. Los arrieros llegaron sin novedad a la posta de Huambacho, encontrándose […con el] corregidor don Diego de Acevedo y de cacique SuySuy, pernoctando allí, para continuar con el viaje […]. Al día siguiente […] se dieron cuenta los arrieros de que faltaba precisamente, la mula que portaba la efigie de nuestra señora de Guadalupe. […] se lanzaron a la búsqueda por todas direcciones. Al tercer día […] se constituyeron ante el corregidor a manifestarle lo ocurrido. […] El arzobispo […] ordenó que los arrieros siguieran viaje hasta el lugar de destino […]. A los 21 días […] se presentó un indígena ante el cacique y le reveló que junto a El Castillo había visto una mula, sin carga y que no se dejaba coger. La noticia fue transmitida, […] al corregidor, quien […] Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
Página 6
Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
organizó una pequeña expedición, […] y se dirigió al lugar […] efectivamente, pacía tranquila la mula, […] a inmediaciones del manantial de Pipí. La mula, a la sombra, viéndose rodeada ya de cerca, se remontó a un montículo de algarroba, donde se encontraba la carga, junto con el aparejo, como colocados adrede. […]. Inmediatamente se procedió a poner el aparejo a la mula, que cedió […]. Luego 6 hombres se presentaron a levantar la carga, pero fue en vano; se agregaron otros más, y no pudiendo tampoco moverla, exclamaron al unísono ¡ni peña! Se intentó por tercera vez […] nada […] volvieron a repetir ¡ni peña! […]. El corregidor […] dijo: Dejad esta preciosa carga ¡no la movais!. Aquí levantaremos un templo a la virgen de Guadalupe, que será nuestra madre y protectora; y fundaremos un pueblo que se llamará NI PEÑA, que todos hemos pronunciado espontáneamente» (Soriano, 1941: 263-277). Es otra versión que se tiene acerca del origen del nombre de Nepeña. Un periodo muy importante de la colonia es el de las haciendas; de San Jacinto, Motocachy, Las Pampas y Quisquis del canónigo magistral don José Carrillo de Cárdenas que pasan a poder de la Compañía de Jesús gracias al testamento de su hermano que hizo materializar en 1704. La Compañía hizo de estas haciendas dedicadas al sembrío de viñedos para la producción de vino y aguardiente, grandes cañaverales que se convirtieron en verdaderas industrias, recurriendo a la mano de obra esclava. «Siendo la mayor concentración de negros en la costa y para los cultivos altamente comerciales y exportables de la vid y de la caña» (Macera, 1966: 38). Efectivamente la presencia de los negros esclavos, permitió ampliar la mixtura de la nueva dieta andina y sobre todo costeña. De la hacienda San Jacinto, se relata lo siguiente: «Que para el sustento de dichos, esclavos se sembraba mais: y que la de Motocache, contigua a esta, y también propia de este Colegio, se daba providencia de carne cada semana y eran tres toros grandes; los que se repartían el Domingo a toque de campana…» (Macera, 1975: 104). Había que contentarlos dado el clima de alzamientos. El pisco de la hacienda Motocachi ha merecido la atención de Ricardo Palma en sus tradiciones El mes de diciembre en la antigua Lima y Gajes del oficio, donde refiere que se servía en el palacio del virrey y que, incluso, había sido enviado al rey de España. A este período corresponde el consumo del “zango” mañanero y la elaboración de la “causa” sanjacinteña, que se prepara de modo similar al escabeche de pollo, pero se diferencia porque usa pescado salado o fresco. En cada región donde el negro esclavo estuvo, contribuyó sin proponérselo, solo por un acto de sobrevivencia, a la dieta culinaria. En ese trajín de la expulsión de los jesuitas, los esclavos resintieron los cambios, mejor dicho la inacción e ineficiencia de la nueva administración, en manos de la Real Junta de Temporalidades. A ello se debe una serie de revueltas esclavas causadas por el maltrato del que fueron objeto. La situación empeorará en la transición a la Independencia por los estragos de la guerra. En el período de la guerra contra España la crisis económica se agudiza, el valle siente los efectos de la elevación de los impuestos generada, por la reforma fiscal borbónica, y por supuesto las haciendas decaen en su producción. Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 7
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
En la República, el capital inglés con la British Sugar Company, se inicia un nuevo período, de producción del azúcar. Con etapas diferenciadas por los cambios coyunturales económicos y tecnológicos internacionales, hasta el ingreso del capital norteamericano a través de la Sociedad Agrícola Nepeña Ltda. Fundada en 1920 y que funcionó hasta 1947, en que se constituyó la Negociación Azucarera Nepeña S.A., a la que le sucedieron otros consorcios dedicados a la producción del mismo producto. Hacia la década del 60 del siglo XIX: «El valle de Nepeña inició su primera modernización capitalista con la industrialización de la caña de azúcar» (Martínez, 1999: 223). Ello debido a factores internacionales como la guerra civil de los Estados Unidos, la baja producción de caña del Caribe y la presencia del capital en la extracción del guano. En este período incluye la presencia de los chinos, vía el escocés Henry Swayne que compra la hacienda San Jacinto e introduce en la industria azucarera la modernización y concentración de tierras, consolidando el latifundismo y el gamonalismo. Swayne muere en 1877 y sus propiedades pasaron a la familia, que recurrió al sobregiro, se hipoteca entonces entre otras las propiedades de Nepeña. A. B. Leguía, casado con Julia Swayne Mariátegui (hija de Henry) viaja a Inglaterra como representante de la testamentaría, años después la testamentaría Swayne se convierte en The British Sugar Company (Liverpool), en mayo de 1900, con oficinas en Liverpool, su directorio integrado, por los hermanos Lockett y Augusto B. Leguía nombrado director de la firma en Lima. La política de concentración de tierras por el monocultivo de la caña y el algodón, que fue muy característico en el proceso de capitalización del siglo XIX, es evidenciado justamente por Enrique Swayne, escocés que vino en la primera oleada del XIX, y así lo tenemos como actor principal en la hacienda San Jacinto y de Santa Gertrudis de Motocache. Los chinos son introducidos por Enrique Swayne en el valle y se va a desarrollar rápidamente un proceso de proletarización de la mano de obra china y la de origen andino, y por lo tanto la emergencia del sindicalismo moderno que va a cambiar el escenario político social del valle. El negocio del azúcar funcionó hasta la guerra con Chile (1879-81), proceso político que estremeció todas las esferas de la sociedad peruana, período en el que los ingleses dispusieron las medidas necesarias para protegerla del vandalismo de las tropas chilenas, comandadas por Patricio Lynch. Pero no por intereses nacionales sino que por sus propios intereses muy particulares. A partir de 1900 entra en escena WM &Jno. Lockett, que fuera fundada en Inglaterra en 1838. Los Lockett habían entablado amistad con Swayne y se encargaban de transportar el algodón y el azúcar en barcos de su propia compañía, y es a partir de esa fecha que forman parte de la historia de San Jacinto hasta mediados de la época del 50, incorporando capital y tecnología, haciéndola más rentable y acumulando capital en base a la explotación de la mano de obra campesina y ayudado por favores políticos de los diferentes gobiernos. Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
Página 8
Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
En adelante se dieron las inversiones en las haciendas del valle a pesar de las condiciones desfavorables del mercado del azúcar a nivel mundial a principios del siglo XX. Que comienza la etapa de “primera modernización” apareciendo las locomotoras en 1870, la amplitud del puerto de Samanco, la construcción de nuevas estaciones ferroviarias, que transformará radicalmente el paisaje social, político y cultural del valle. De estas décadas se registran las tradicionales peleas de gallos, de origen occidental, a las que eran aficionados los peones peruanos, negros, chinos y japoneses, ya populares desde la colonia. «La primera locomotora que se vio en el valle de Nepeña fue comprada de Escocia. Luego llegaron del mismo país otras dos de la British Sugar Company Ltda. para las haciendas San Jacinto y San José… la locomotora Huacatambo fue adquirida en 1921 cuando se decidió extender el ferrocarril hasta Samanco y San Gregorio…» (Martínez, 1999: 230). Es de remarcar que las locomotoras, en la época de la ocupación chilena, prestaron un gran aporte logístico para que se movilizaran en ella los invasores y, de esta manera, fuera ocupado el valle. Pero es en 1925, que el valle sufre los estragos climatológicos, originados por el denominado “fenómeno del Niño”, y el emblemático puerto de Samanco se vio afectado seriamente lo que obligó a construir uno nuevo en el balneario de Besique. En 1947 se crea la Negociación Azucarera S.A. (NANSA) de socios ingleses y peruanos liderados por Felipe Beltrán Espantoso conocido latifundista del valle de Cañete. Escenario que solo es cambiado hasta el gobierno del Gral. Juan Velasco A. con la Reforma Agraria Ley No. 17716. Formándose la Cooperativa Azucarera “San Jacinto Ltad. No. 40”. En relación a la mano de obra japonesa en el valle, ésta fue absorbida por las haciendas controladas por la British Sugar Company que tenía posesión entre otros complejos el de San Jacinto en el valle de Nepeña. Ya desde 1899 encontramos japoneses en el valle debido a que la mano de obra indígena bajo el sistema de enganche era temporal y porque el tráfico de chinos se había cerrado. La fuerza de trabajo nipona tuvo dificultades, no sólo culturales sino que también por las condiciones de trabajo debido al salario bajo y las formas de vida infrahumana que imperaba en las haciendas. Amelia Morimoto publica los inmigrantes japoneses en el Perú en 1980, con datos y análisis cuantitativos y cualitativos. La presencia de asiático en el valle se inicia con la explotación de guano y el reinicio de la exportación de la azúcar y el algodón. Se pueden distinguir dos grandes tendencias de inmigración asiática, una en el siglo XIX propiamente dicho y otra en el siglo XX, inmigrantes independientes estos últimos pero que no fue masiva. El paso de culí a comerciante y, por lo tanto, a hombre libre está relacionado con las diversas oleadas migratorias, el chino se instala en la ciudad, así según el censo de 1873 en el pueblo de Nepeña habían 19 chinos libres, sobresaliendo en la actividad mercantil la familia Foc Chon, diferenciándose económicamente entre chinos ricos y pobres. Los ricos eran propietarios de grandes almacenes, lo que permitió que algunos chinos con ciertos ingresos se casaran con las cholas del valle, esto explica el mestizaje racial y social Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 9
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
de los descendientes chinos. De los chinos pobres, continuaron siendo jornaleros en la haciendas y otros se dedicaron al sector servicios como peluqueros, hojalateros, artesanos y algunos con mejor suerte, dueños de pequeñas pulperías. El terremoto del 31 de mayo de 1970 provocó pérdidas de vida considerable y enormes pérdidas materiales en San Jacinto. La corriente del Niño de 1983 afectó otra vez severamente la economía de la Cooperativa. Luego, la crisis económica se manifestará con toda su crudeza a inicios de los 90 a raíz de la corrupción y de la pésima administración autogestionaria. Muchos sanjacinteños comienzan a migrar masivamente hacia Lima y al extranjero en busca de “oportunidades”. A pesar de ello los habitantes de Nepeña no han perdido su identidad, luego de haber sido divididos políticamente (creación del distrito de Samanco) que le significó la pérdida de sus playas. La religiosidad y apacibilidad de su población, a pesar de la masiva y permanente propagación evangélica, mantiene los lazos como pueblo alrededor de su patrona, la virgen de Guadalupe, que se festeja todos los 8 y 9 de setiembre cada cinco años con la danza de moros y cristianos. Nepeña, por su importancia en la ubicación de la cuenca del Santa, valle muy productivo, ha sido materia de estudios sobre aspectos puntuales, como el de Félix Alvarez Brun, y A. Soriano Infante, Wilfredo Gambini, José Martínez Llaque, Pablo Macera, Wilfredo Kapsoli, y Martha Chávez Lazarte. A pesar de todos los trabajos históricos y arqueológicos, no existe un texto que le proporcione personalidad histórica y antropológica, lo que motiva la interrogante; ¿Cuál es su contribución económica, social y cultural en el escenario nacional?, ¿A qué desarrollo apunta? Un valle como Nepeña, que se ha constituido como un centro de desarrollo en la región no puede prescindir de una investigación que le proporcione los basamentos que las disciplinas sociales ofrecen hoy en día, que se apoyan no solo en la fuente escrita sino en toda aquella que proporcione información acerca de la acción humana en sociedad; en este caso, Nepeña ofrece una variedad de recursos que bien pueden ser aprovechados y puestos al servicio de la consolidación de su identidad y desarrollo sostenible, como su variados cultivos agrícolas no sólo para el mercado local, regional o nacional, sino también para el internacional. Véase sus fiestas patronales, sus tradiciones populares, la gastronomía que hoy se ha convertido en un sector de desarrollo social y otras expresiones que enriquecen la vida del valle. En referencia a la danza de moros y cristianos, esta tradición popular quinquenal, expresa los sentimientos de afirmación cultural, que tiene lugar en la especial “bajada” de la virgen de Guadalupe considerada por la población de ascendencia cristiana católica como reina y patrona del valle. Esta danza simboliza la llegada del cristianismo a tierras americanas, bajo la conducción de los primeros misioneros. Muy probablemente desde el siglo XVI (1585) pero no existe documentación en referencia, mas sí hay referencia escrita de una expresión relacionando a los negros esclavos alzados identificados como moros en el siglo XVIII. La escenificación de “moros y cristianos”, conocida también como la “danza de los sables”, que en Nepeña se proyecta de generación en generación la misma que constituye un espacio Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
Página 10
Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
para la recreación de origen europeo. Nos narra el largo proceso de las guerras de la Reconquista, es decir la etapa en que los diversos reinos medievales de la península ibérica se organizaron para expulsar a los árabes de sus territorios. Pero que en Nepeña esta danza permite la socialización de sus pobladores y que es motivo de encuentro de negociaciones locales comerciales, o sea que esta danza también adquiere una connotación no sólo social sino económica como en muchos otros escenarios del territorio peruano en sus fiestas patronales. La mención de las haciendas jesuitas en el valle de Nepeña es importante para explicar la, danza de moros y cristianos, pues de estas proceden los negros esclavos que representan a los moros dando vida y continuidad a esta tradición. Hay que recordar a la virgen de Guadalupe, la que generó el nombre de Nepeña (¡Ni peña! ¡Ni peña!), según otra tradición oral en relación al nombre. Lo que se podría especular que sería la única danza tradicional occidental que los actores en conflicto serían justamente dos castas o grupos sociales marginados y que se enfrentan entre sí. Indios y negros, unos los moros y otros los cristianos. Fin y propósitos para obvios objetivos sociales, para no enfrentar a los españoles y criollos. La virgen, establecida por la orden dominica y que inició la fundación de un pueblo hace más de 450 años, generó la “Bajada de la Santísima Virgen de Guadalupe”. En esta fiesta, Nepeña expresa su profundo respeto a la tradición de origen cristiano, retornan sus hijos de diferentes partes del mundo, más aún entre aquellos participantes que se identifican con los papeles que representan en sus parlamentos o diálogos por mestizos y descendientes de esclavos. La danza simboliza la superioridad del cristianismo, frente a la religión pagana, léase musulmana. Esta se realiza en dos fases; en la primera es la lucha del moro por convertirlo al cristianismo; el “moro” representa al infiel y no creyente. Es muy probable que el moro sea justamente el esclavo negro alzado porque este no se identifica con el cristianismo dado por el trato recibido por los jesuitas y patronos que son cristianos, hay una suerte de autodefensa ideológica de parte del moro (negro esclavo) y, por el otro lado, el cristiano que es bien representado por el fiel criollo o mestizo. Durante el desenvolvimiento de la danza, el mensaje que lleva el cristianismo es tratar de convertirlo, y lógicamente vencerlo, al moro (negro esclavo alzado). Para ello, cada personaje usa un lenguaje hablado en verso, que nos recuerdan los autos sacramentales, resaltando las alabanzas y alegorías. En dicha escenificación se conjugan otros elementos materiales como la guitarra, los sables y las voces para declamar los larguísimos parlamentos, que deben ser recitados de memoria. En relación a la vestimenta que llevan los personajes, ésta es muy cuidadosa en vistosidad y rigurosidad en relación a los representados. Vestimenta que nos recuerda el tiempo de la reconquista española frente a los musulmanes. Es una lucha dual entre el bien y el mal, muy propia para distraer la realidad de una sociedad feudal esclavista y colonial como se daba en las haciendas del siglo XVIII. De esta manera tenemos personajes como el rey cristiano que simboliza el bien, las virtudes, Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 11
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
por lo tanto a Dios y la conversión, dado que su poder es de origen divino; secundado por el Embajador “Tancredo”, el embajador “Balduino”, “Ricarty” de Normandía, el conde de Tolosa, el Campeón valiente, “Roberto” y “Eustaquio”, entre otros. De los personajes moros, el rey moro, que representa al mundo árabe, al infiel, el pecado y la impureza, por lo tanto, el mal; secundado por el embajador “Talfe”, el embajador “Mustafá”, el Campeón valiente, “Cerlín”, Alí y Asen. En cuanto a la coreografía, esta danza tiene una particularidad histórica, pues es la única que se escenifica en el atrio de la Iglesia, que simbólicamente es el lugar de la consolidación de la paz de los hombres, donde todos acuden en busca de la comunión personal. La danza se realiza en dos tardes o sea la tarde del 8 y la del 9 de setiembre, ante la presencia de todo el pueblo que lo hace de manera muy ceremonial y con mucho respeto. En la tarde del 8 se escenifica el enfrentamiento entre moros y cristianos donde la mixtura del diálogo resulta fundamental para definir la naturaleza del enfrentamiento religioso y militar entre los combatientes. Previo recorrido por las calles del pueblo, haciendo pregones. La segunda tarde del 9 de setiembre, donde se da la conversión y el diálogo, se evoca imágenes y actos religiosos, como el bautizo, el perdón, la entrega y la humildad; siendo el acto más representativo cuando los moros besan la cruz, porque el mensaje que entrega es la victoria de los españoles o del cristianismo frente a los negros esclavos alzados devenidos en moros, es la victoria política del sistema colonial representado por la corona y la cruz. Para tener una idea de su significado, es oportuno tener presente parte de los parlamentos que se declaman en la escenificación, y que la población ha guardado con mucho respeto y sobre todo cuidando las tradiciones culturales que evocan desde la conquista: Rey cristiano: “Marchad, marchad con nobleza. Romper el campo con lanza. Rayo a Rayo su grandeza. ¿Dónde están los elefantes, de esa fiereza inmortal? ¿Dónde para nuestro mal, Los flecheros adelante? Yo haré que atiendan el caso, Que nos caerán el lazo, que ya les tengo formado. Dejando al campo turbado, En un deshopinado caso. Rey moro: ¡Ea! Fuertes africanos. Marchad con contento, Que ya se va a oponer, Contra los cuatro elementos. Brame el mar, monstruoso, horrible. Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
Página 12
Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
Al par que brame, Publique su honor y fama. En toda la nación cristiana ¿Dónde está el gran Godofredo, El solimán y sus manos, que ya mis espadas se afilan? Contra tu cruz hago guerra. Y has de morir en mis manos. Pues para darte la muerte, Este mi brazo acompaña. Rey Moro: Ay de mí que caiga al suelo. Yo conozco el poder tuyo, Yo no soy más tu enemigo, Tu esclavo soy te lo digo, Y como tal te constituyo. Rey Cristiano: El verdadero Dios nuestro, Quien por nosotros murió, En una cruz enclavada, Pide te rindas hoy. Rey Moro (arrodillado): Mira este relevo, Del sacrosanto bautismo, Yo renuncio al judaísmo, De todo don ufano, Perezcan cantando le den. De un seucerrúe mancarán. Pues ya que pereció su Rey, perezca también la nación. Lleva a curar mis heridas, Para después con la devoción, de la Santa religión, poder recuperar mi vida. Esta fiesta jubilar que congrega a los pobladores de Nepeña reafirman su identidad y sus costumbres, lo que nos hace reflexionar y preguntar; ¿quiénes somos?, y ¿qué nos hace diferentes e iguales durante esta festividad? ¿.La danza de moros y cristianos responde a los ecos del pasado? España trasladó a América tradición y cultura mora, que permitió la construcción de un imaginario social durante la colonia, en el que una festividad de origen godo fue pródigamente utilizada, por los evangelizadores en el proceso de catequización. Pero también se utilizó como efecto psicológico en los momentos de crisis social cuando ponía en peligro el sistema. Algo así como “las vírgenes que lloran” en el presente tiempo. Esta danza de moros y cristianos también se escenifica en otros lugares del país tales como, Canta y Colán. En donde se plasma la visión de los vencidos y vencedores en las nuevas tierras. Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 13
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
Los participantes de ambos bandos, moros y cristianos son descendientes y herederos del rol que les tocó cumplir en la danza. Los descendientes de los esclavos negros, hoy los zambos, representan a los moros y; los descendientes de los españoles hoy mestizos, a los cristianos. La presencia de los negros en la danza de los sables, se tradujo por la esclavitud que se desarrolló en las haciendas de los jesuitas. El clero interesado en reafirmar la fe cristiana difundió estos episodios recogidos en el romancero español. En un principio se representó como un teatro popular al aire libre y sobre la base de una dramatización que se difundió en las haciendas y poblaciones. Desde el punto de vista religioso la danza de moros y cristianos representa un antiguo y nuevo problema humano del bien y del mal en la cultura occidental, que en términos cristianos es el problema de la supremacía de la gracia y el pecado con el hombre. El pecado nunca pierde y la gracia nunca gana. Algo nuevo para la cultura andina donde la idea del pecado no existe, como tampoco la idea de dios, y si más bien la idea de lo sagrado. Sobre la concepción religiosa andina, según el enfoque de Emilio Choy, de; “Santiago mata moros a Santiago mata indios”, explica la función de Santiago apóstol en México y Perú, aniquilando aztecas y quechuas. De Santiago de Compostella a Santiago de América. Esta representación se da en otros pueblos del Perú. Es el caso de la festividad de Huamantanga (Canta) bajo el nombre del “Cerco de Roma” que representa a la época de Carlomagno y los turcos y, el “Ave María del Rosario” que representa la lucha de los Reyes Católicos contra los moros; el caso de Chincha que evoca las batallas contra los moros y el de Colán en Piura con el nombre de “moros y cristianos”. El objetivo de la danza, es simbolizar la superioridad del cristianismo, frente a la religión nativa o pagana a través del bautizo sea andina o africana, vía un acto militar entre moros y cristianos. Si bien la representación es simbólica y religiosa, también se reafirma la superioridad de los españoles a los negros descendientes de africanos. Nepeña, pueblo de larga tradición histórica, cuyas tierras fueron trajinadas por diversos grupos culturales, es uno de los pocos que aún cuenta con esta danza de la conversión, conocida también, como la danza de los sables o de moros y cristianos. Los moros por los negros, zambos y mulatos descendientes de los esclavos de las ex haciendas; San José de la Pampa, Motocachi y San Jacinto; y los cristianos representados por los mestizos descendientes de españoles y nativos de Nepeña, Callejón de Huaylas y Conchucos. Al investigar la historia de Nepeña bajo una perspectiva regional, se pueden apreciar no sólo las particularidades de un entorno local para fortalecer la identidad de los pueblos y poner de relieve la cultura producida, sino los alcances que contribuyen a la formación de la historia nacional, generando un entramado orgánico basado en la investigación científica que es necesario para la identidad nacional. A manera de conclusión, Historia de Nepeña: historia y tradiciones, en la danza de los moros y cristianos, es un trabajo que intenta responder, más que una línea historiográfica mundial en boga, a un problema nacional, que si bien coincide con un interés por la historia Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
Página 14
Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
cultural, se inscribe en demandas, que contribuya a desterrar prejuicios y complejos que impiden el desarrollo del país. O la relación directa entre la población actual y sus ancestros (que incluyen europeos, africanos, asiáticos además de los nativos del Perú), que afirman todos la identidad peruana no sólo como propia de una nación que se irradia desde un punto hacia el mundo, sino como nación peruana que se origina por la confluencia de los miembros de las culturas más representativas del orbe con la andina y, que busca un lugar preponderante en el escenario internacional, con dignidad. BIBLIOGRAFÍA Araico Baca (1994). Historia del distrito de Samanco. Chimbote. Cieza de León P. (1962). Crónica del Perú. Madrid: Espasa-Calpe. Chávez Lazarte, M. (2010). La danza de moros y cristianos en el valle de Nepeña. Lima. De la Puente Brunke, José (1992). Encomiendas y encomenderos en el Perú. Sevilla. Gambini, Wilfredo (1984). Santa y Nepeña dos valles dos culturas. Lima: M. Castillo R. Kapsoli, Wilfredo (1975). Rebeliones de esclavos en el Perú. Lima: Purej. Macera Pablo (1966). Instrucciones para el manejo de las haciendas jesuitas del Perú (ss.XVII-XVIII). Lima: UNMSM. Martínez Llaque (1999). Modernización Capitalista y exclusión en el valle de Nepeña. Lima: Universidad Ricardo Palma. Proulx, Donald A. (2007). Un reconocimiento arqueológico del valle de Nepeña, Perú. Lima: UNMSM. Samaniego, Lorenzo (1992). Moro: Historia y tradición. Ancash: Gobierno Regional Chavín. Soriano, Infante (1941). Monografía de Ancash: Nepeña. Revista del Museo Nacional (Lima), I, 2.
Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 15
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
Anexo Los personajes moros en posiciรณn de arrepentimiento
Personajes congregados con sus respectivos atuendos de la danza
Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
Pรกgina 16
Alicia Jiménez y Martha Chávez. Nepeña, historia y tradiciones
Parlamento de los jefes moros
Nueva corónica 1 (Enero, 2013) ISSN 2306-1715
Página 17
Quinto Congreso Nacional de Historia 2012
El atrio de la capilla
Escenario de la Danza de Moros y Cristianos (vĂŠase la arquitectura de la torre estilo moro)
Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima
PĂĄgina 18