APROXIMACIÓN A LAS EPIDEMIAS, PLAGAS Y PANDEMIAS PADECIDAS EN CARRICHES (TOLEDO) DESDE EL SIGLO XVI AL SIGLO XX En estos momentos en los que nos encontramos, confinados en nuestras casas por el coronavirus, y con la angustia comprensible por las noticias que nos llegan, os quiero acercar un artículo sobre las distintas plagas y epidemias que se han superado en Carriches a lo largo de la historia. Si en el siglo XXI, con los medios, la sanidad y la tecnología imperante vemos cómo se extiende sin control esta pandemia viral, podríais imaginar en la Edad Media o sin ir más lejos, siglos atrás, sin sanidad, sin control, sin las más mínimas condiciones higiénicas… Vamos a iniciar en el siglo XVI este periplo epidemiológico, ya que no contamos con datos anteriores. Para la confección de este estudio hemos utilizado principalmente los libros sacramentales de la parroquia carrichana, junto a diferentes libros y documentos custodiados en el mismo archivo. Además, el libro de actas de la Junta de Sanidad de Carriches que se conserva en el archivo municipal. En todos ellos aparecen multitud de datos relacionados con este tema. También hemos utilizado varios estudios, tesis y publicaciones sobre epidemias en Toledo y, más concretamente, en nuestra comarca, que se relacionarán al final de este trabajo.
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Siglo XVI Las primeras noticias en el siglo XVI que tenemos de Carriches estarían situadas en el último tramo, en la década de los noventa. Se refieren a la plaga de langosta que sufrió nuestro pueblo en el año 1591. Este insecto ortóptero, conocido popularmente como saltamontes, se caracteriza por su capacidad de alternar entre fases solitarias y gregarias. Cuando activan esta conducta migratoria, se reproducen más rápidamente, llegando a formar devastadoras plagas capaces de acabar con la vegetación y los cultivos de grandes extensiones de terreno. Pero no sólo el paso de la plaga era demoledor, también lo que podría llegar en la siguiente primavera. Las hembras de esta especie realizan las puestas de huevos al terminar la época veraniega, soterrándolos en el suelo, dando lugar al conocido vasillo. Si no había una intervención previa al nacimiento de la larva, luego era imposible parar la plaga. Por ello se recurría al roturado de la tierra, a la quema de rastrojos, incluso metiendo a los cerdos en los terrenos para destruir el vasillo. Los concejos utilizaban todos los medios que estaban a su disposición, incluso pagando a jornaleros y agricultores para que acabaran con la langosta. Lo más normal era que el gasto se repartiera después entre los vecinos (pecheros, hidalgos y clérigos) e instituciones locales (concejo, iglesia, ermita), lo que corroboramos por el hecho de que en el libro primero de fábrica de la parroquia aparece como cargo un apunte de “repartimiento de langosta”: “Mas se le reciben ochocientos dieciseis maravedís que se repartió a la iglesia del gasto de la langosta como pareció por carta de pago”
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Dejamos por ahora la plaga de langosta para adentrarnos en una de las enfermedades más mortíferas que tuvieron lugar a lo largo de toda la Edad Media: la peste. Esta enfermedad, de naturaleza infectocontagiosa, afectaba tanto a humanos como a animales. Su origen: la bacteria Yersinia pestis, transmitida a través de las picaduras de pulgas en las ratas negras (o de campo). Éstas, a su vez, infectaban a los roedores comunes que se encontraban en casas o pajares, y de ahí a los humanos. Aunque a comienzos de esta centuria se desarrollan varios episodios de peste en nuestra zona (1507 Mesegar, La Puebla), no es hasta los últimos años de la misma cuando se da una epidemia generalizada en todo el Reino de Toledo. En el año 1596 se produjo un nuevo brote generalizado. Se cree que su llegada a España fue a través del puerto de Santander, tras la llegada de varios barcos con cargas de lana y ropas infectadas. Cuando se detectó la epidemia, el concejo santanderino expulsó a los enfermos de su jurisdicción, propagando así la enfermedad por toda la península. A principios de 1598 ya se encontraba cerca de Toledo. Desconocemos cómo pudo afectar a nuestro pueblo la peste, ya que los libros de difuntos, casualmente, dejan de tener inscripciones en esa fecha. Pero podríamos hacernos una idea si vemos lo que ocurrió en los pueblos de nuestro contorno. A Talavera de la Reina llegan avisos por vereda el 12 de enero de 1598 sobre los primeros casos de peste. El Concejo impone el control de las puertas de Página 3
la villa y ordena a los jurados que trasladen a pobres hasta la ermita de la Virgen del Prado y expulsen a todos los vagabundos y mendigos. En el mes de marzo llegan nuevos avisos de que en Lucillos, Villanueva y Brugel hay contagiados, por lo que el Concejo de Talavera decide tomar medidas más duras y ordena poner guardas en todas las puertas. Días después se conocen los estragos que se están produciendo en La Puebla de Montalbán y El Carpio, con numerosas muertes; también los contagios de Maqueda, Santa Olalla y Fuensalida. En Toledo, al igual que en Talavera, se ordena el cierre de puertas y portillos para evitar el acceso de personas, además de reconocer las mercancías que llegaban a la ciudad. Como estamos viendo, la zona más próxima a nuestro pueblo va ganando contagios en estos primeros meses. Pero todo no queda ahí. Ya en junio llegan noticias de contagios en Talavera, El Bravo y la tierra de Escalona. Como hemos dicho antes, los libros de difuntos de la parroquia carrichana casualmente dejan de anotar los fallecidos en agosto de 1596, por lo que no tendremos las cifras de muertos de esta epidemia. Pero los libros de fábrica nos vuelven a regalar algunos datos, pocos, que nos acercarán a lo que pudo ocurrir. Ya sabíamos que desde la Edad Media muchos reyes se enterraron en los atrios de las iglesias, en panteones construidos ex profeso en monasterios y catedrales, lo que llevó también a las grandes familias de la nobleza a procurarse sus enterramientos en conventos fundados por ellos o adquiriendo capillas o criptas con fuertes donaciones. No ocurrió lo mismo con el pueblo llano, que vio una resistencia inicial de la iglesia para los enterramientos interiores. Lo funerario acabó siendo controlado por la iglesia, gracias a la presión de los fieles ante la relevancia religiosa y social que suponía tener un enterramiento en el interior de los templos. Entre los siglos XIV y XV la apertura fue total, surgiendo de este modo una estructuración del espacio sagrado, con el correspondiente pago de los derechos a la fábrica de la iglesia. Porque no era lo mismo enterrarse junto al altar que a los pies de la iglesia, y por tanto, lugar reservado a los más pobres.
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Esos derechos de enterramiento que comentamos, aparecen reseñados en los libros de fábrica como “çabullimientos” o “rompimientos”, con el cargo de maravedís recogidos. Los datos proporcionados por el libro primero corresponden a la visita realizada el 27 de abril de 1599 y en ella se contabilizarían los fallecidos desde la visita anterior (4 de mayo de 1598) hasta la actual. Nos indican que: “Iten se le hace cargo de quatro mill y ochocientos y catorce maravedís que an valido los rompimientos de las sepulturas de la dha. iglesia del ado. año a esta parte”
Si comparamos los datos de las visitas anteriores y posteriores a la epidemia de peste, podemos concluir que en 1598 y 1599 hubo un aumento de entierros, y por tanto, de fallecidos en Carriches.
Rompimientos 15 10 5 Maravedís 0
Aún sin conocer las causas de sus muertes, podemos suponer que bastantes de ellas fueron ocasionadas por la peste. Este grave suceso avanza el inicio de la crisis demográfica que se va a producir en Carriches durante todo el siglo XVII, y que ahora vamos a resumir. Página 5
Siglo XVII El siglo XVII fue bastante complicado. Con una crisis alimentaria generalizada por las malas cosechas y la aparición periódica de epidemias, hacen que la población disminuya considerablemente en nuestro pueblo. Tenemos datos que nos indican que, si el siglo en Carriches comenzó con 90 vecinos, lo terminó con 43. Eso sí…con altos y bajos en cuanto a números en todo el recorrido anual.
Vecinos de Carriches en el siglo XVII 140 120 100 80 60 40 20 0 1591
1646
1660
1661
1662
1693
1694
1696
1709
Vecinos
Destacar la nefasta cosecha de los años 1640-1648, muy marcada en las estadísticas de nacimientos, resaltando que en 1646 sólo hubo 2.
Si no tenían suficiente, en el año 1668 poseemos datos de una nueva plaga de langosta. Una vez más, es el libro de fábrica de la parroquia quien nos pone tras la pista. En las cuentas del 1669, hay un mandato del visitador al cura párroco para que obtenga las licencias necesarias, y así pueda asegurarse el cobro del trigo y la cebada que se le debe a la iglesia: Página 6
“Primeramente mandó S.M. que el cura haga las licencias necesarias para la cobranza del trigo y cevada que esta deviendo el Concejo y particulares de este Lugar, como consta dellas, y por tanto S.M. avia conocido el que estan oy imposibilitados de pagar dichas cantidades por la corta o ninguna cosecha que hubo el año pasado por causa de la langosta.”
Pero la mayor subida en el número de defunciones tuvo lugar en 1684, con un nuevo brote de peste en la zona. En Carriches se contabilizaron 18 fallecimientos, lo que venía a casi cuadruplicar las cifras que se estaban produciendo en los años anteriores.
Fallecidos 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0
Fallecidos
1680 1681 1682 1683 1684 1685 1686 1687 1688
Once años después, en 1695, se vuelve a reproducir la enfermedad, esta vez con 15 muertes. También continúa en 1696, con 10 fallecidos. Página 7
Siglo XVIII Se estrena el siglo XVIII con una recuperación de habitantes positiva y ascendente en los años de la Guerra de Sucesión, a pesar de las dificultades de esa época, gracias a la fuerza y el empuje demográfico del final del siglo anterior. Así, comenzamos el siglo con 41 vecinos y consiguen aumentar hasta los 53 en 1709. Pero todo se tuerce en el periodo 1709-1726 con una drástica caída de vecinos. Las posguerras siempre generan épocas difíciles, y en este caso, se irá notando en años sucesivos en los matrimonios, y por tanto, en los futuros nacimientos. Entre este año (1726) y hasta 1744 se estabilizan los vecinos alrededor de los 30. Fue una época de malas cosechas, de plagas y epidemias, lo también se acompañó de un descenso de la natalidad. A partir de 1745 comienza una recuperación de habitantes, a pesar de la mala situación económica, la escasez de cereales, las enfermedades infecciosas, etc. Los datos ascienden desde los 41 hasta los 109 vecinos cuando finaliza el siglo, lo que supone sin duda una reacción biológica de la población ante el estancamiento de la mayor parte del siglo.
Vecinos en el siglo XVIII 120 100 80 60 Vecinos
40 20 1797
1794
1791
1788
1785
1782
1779
1776
1773
1770
1767
1751
1747
1744
1733
1712
1709
1706
1703
1700
0
En 1724 los documentos del archivo parroquial nos muestran una nueva afectación de langosta en Carriches. Esta nueva plaga causa tremendos daños en las cosechas, árboles, tal y como nos indica la anotación del libro de cuentas de la ermita de la Virgen de la Encina.
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En la visita de 1727, después de realizar las cuentas del santuario y nombrar administrador de sus rentas, el visitador recibe en audiencia a José Fernández, vecino del pueblo, que tenía en renta los majuelos y la huerta de la ermita. Quiere que D. Manuel Ruiz Machuca, visitador general eclesiástico de los Partidos de Santa Olalla, Maqueda, Rodillas y Montalbán, le perdone los 152 reales que debe al mayordomo de la Encina y le explica las causas: “…y que correspondió al año de 724 a causa de la plaga de langosta que en dho. año ubo porque destruio toda la ortaliza y arboles desta guerta y fruto de las viñas=”
La respuesta del perlado no fue otra que perdonarle 100 reales, quedando para su abono los 50 restantes. Sobre la plaga, en esta ocasión no hemos encontrado ninguna anotación en el libro de fábrica de la parroquia. Pocos años después, Carriches se ve inmerso en una epidemia de viruela, una de las enfermedades más frecuentes y mortales de este siglo. La viruela pasó del siglo XVII al siglo XVIII tomando el relevo a la peste como azote de la humanidad. Esta enfermedad tremendamente contagiosa estaba causada por el virus Variola virus. Su contagio: por contacto directo del enfermo, sus fluidos y la ropa. Los más afectados fueron los jóvenes, aunque también tuvo incidencia en adultos. Los síntomas más característicos, además del malestar general con fiebre, vómitos o dolor lumbar, se caracterizaban por la aparición, primero de una erupción cutánea, y más tarde por pústulas con pus que cubrían todo el Página 9
cuerpo. Después estas ampollas se ulceraban y se infectaban con gran facilidad, formando lesiones en amplias extensiones de la piel y afectando, en no pocas ocasiones, a la visión por las lesiones de la córnea. Cuando las pústulas se secaban y caían las costras, dejaban una huella permanente en el rostro como si lo tuvieran “picado”. Se piensa que la letalidad llegó a estar entre el 30 al 60%. En nuestro pueblo tenemos varios brotes de viruela a lo largo de este siglo, siendo los más importantes en los años 1736, 1740, 1766, 1779 y 1782.
Epidemias de viruela. Fallecidos 40 31
30
Menores
20 10
14 8
10 8
14 5
Adultos
12 8
8
0 1736
1740
1766
1779
1782
Como se puede ver en el gráfico, los menores fallecidos (entendiendo aquellos con menos de 16 años) en los diferentes años son superiores a los adultos, salvo el último año. Sobre todo se nota el daño de la epidemia en el año 1779 donde la mortalidad infantil se disparó con casi un 80% del total.
Menores fallecidos y contagiados de viruela 120 103
100 80
Menores
60 40
47
20 0
47
33 10 1736
Contagios de menores 31
14 1740
14 1766
27 8
1779
1782
Si damos por válido que la letalidad llegó a colocarse entre el 30% y el 60%, y tomamos la cifra más baja como la de los posibles contagiados, la línea subiría hasta cifras elevadísimas. Página 10
Cuando estaba produciéndose el último de los brotes (1782) vuelve a aparecer en las tierras de Carriches una nueva plaga de langosta. La Tierra de Talavera, ya desde el año anterior, venía sufriendo la infestación del insecto, que no tardó en llegar hasta nuestra zona. La Intendencia de Toledo, conocedora de las consecuencias, comienza a practicar diligencias y manda que se aren los terrenos y se metan a los animales dentro. Como dato curioso, la Justicia de la vecina Carmena no mueve ni un dedo tras la inspección de sus campos y la confirmación del vasillo, lo que provoca que sean denunciados al Intendente de Madrid (provincia a la que pertenecía por entonces). Éste no tardará en ordenarles que se pongan a trabajar para conocer el término contagiado, quiénes lucharán y cómo van a sacar los huevos del terreno, bajo pena de 200 ducados de multa. En el informe que mandaron al Intendente, además de señalar el territorio contagiado en Carmena y las valoraciones para erradicar al insecto, marcaba los pueblos de Carriches, La Mata, Escalonilla y La Puebla como los términos plagados de vasillo. Conocemos por el libro 4º de fábrica de la parroquia carrichana que en nuestro pueblo tuvieron lugar trabajos de desinfección en su jurisdicción ya que, nuevamente, hacen repartir los gastos entre vecinos e instituciones: “Iten es data 36 reales que por un recibo de Manuel Gómez de las Heras, Alcalde ordinario que fue de esta Villa, dado el 13 de octubre del año de 783 se acredita le pagó este mayordomo y tocaron suplir a las rentas de fábrica de esta iglesia en los gastos de extinción del vasillo de langosta con que estaban infestos algunos terrenos de las inmediaciones de la jurisdn desta Villa”.
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Siglo XIX Este siglo se vio caracterizado en sus inicios por una gran escasez de alimentos, reflejándose también en estos primeros años en una gran cantidad de defunciones. A esto se tuvo que añadir una epidemia de paludismo o malaria, conocida en nuestra zona como fiebres tercianas. La principal causa de esta enfermedad se debería a las aguas estancadas de fuentes, manantiales o arroyos las cuales, al no tener salida o curso suficiente, ayudaban a la aparición de charcas, caldo de cultivo para la enfermedad. También los casos de lluvias intensas o continuadas, que provocaban el encharcamiento del terreno. En otras ocasiones se señala como causa la falta de higiene o los malos hábitos sociales, donde la pobreza de la gente influía directamente en la alimentación de la familia. En Carriches se aprecian unos datos bastante altos entre los años 1800 y 1806, con una media de 26 fallecidos anuales. En 1807 se vuelve a producir una nueva plaga de langosta, con afectación de parte de nuestro término. También se vieron afectados las jurisdicciones de La Mata, Carmena, Erustes, Santa Olalla, Alanchete-Valverde, Domingo Pérez, Otero, Techada, El Bravo, Crespos, Torrijos, El Carpio, y otra veintena de localidades de la comarca.
Ya en noviembre de ese año, el Alcalde mayor de Torrijos se dirige al Consejo de Castilla para comunicar la situación y se agilicen las medidas a tomar en toda la zona para acabar con el vasillo antes de primavera. El impacto de la plaga no tuvo que ser muy importante en Carriches, según se desprende de los datos del libro de fábrica corriente, ya que la copia de Página 12
trigo de ese año no varía con respecto a los años anteriores y posteriores. Esto también se vería corroborado por el expediente del Corregidor de Toledo de 21 de enero de 1808 al no aparecer en la lista de pueblos que enviaron diligencias de reconocimiento de plaga ante el Consejo de Castilla. Entre 1808 y 1814, años centrales de la Guerra de la Independencia, se observa una estabilización de los nacimientos, con una media de 13 nacimientos anuales, a excepción de 1809 que sólo contabilizó 3 bautizados (consecuencia directa del inicio de la guerra y el alistamiento masivo de los jóvenes en edad de procrear en 1808). En cuanto a fallecidos, a pesar de tener datos de muertos propios de la guerra (3) ninguno de los años se llegó a superar los 11 fallecimientos.
Tras el desastre de la Guerra de la Independencia llegaron de nuevo tiempos de escasez, aunque nuestro pueblo enseguida comienza a repuntar. Se observa un aumento considerable de nacimientos, tanto, que el saldo vegetativo será positivo hasta 1830. En el año 1831 se produce de nuevo en el pueblo un brote de fiebres tercianas, paludismo, con una gran incidencia de fallecidos: 29, que se alarga también hasta el año siguiente, con 20 fallecidos más. Pero la gran epidemia de este siglo fue el cólera morbo. Hubo varios brotes en nuestra zona entre los años 1833 y 1835 (que no llegaron a nuestro pueblo), entre los años 1853 y 1856 (que sí nos afectó), otra el año 1865 (que tampoco nos afectó) y una última oleada entre los años 1885 y 1890. El cólera es una enfermedad infecciosa identificada por varios síntomas muy característicos como vómitos, diarreas líquidas y abundantes, a los que se sumaban calambres por el cuerpo, postración y supresión de orina. Eran estas diarreas abundantes, acompañadas de vómitos, las que llevaban a la deshidratación primero y después a la muerte de los enfermos. Página 13
Esta enfermedad se originaba por el bacilo vibrio cholerae, que se trasmite por conducto digestivo al ingerir agua, bebidas o alimentos contaminados por heces infectadas por el cólera, por manos sucias o material infectado. Como hemos dicho, de las diferentes epidemias que se dieron en nuestra zona, tan sólo en dos ocasiones hubo que lamentar contagiados en Carriches. Así, en el año 1855 se produjo un primer episodio de cólera morbo en nuestro pueblo. Nos dan noticias del mismo en el libro de cuentas de la Cofradía del Santísimo Sacramento y Veracruz, en el cabildo del año 1856: “Habiendo procedido las multas que se han causado el último año en mayor parte por el caso extraordinario de la terrible enfermedad del cólera, se perdonan aquellas a todos los hermanos, mas en adelante las que causen serán cobradas por el Celador el mismo día que se cometa la falta.”
Durante ese año se contabilizan en el libro de difuntos 25 fallecimientos, casi un 178% más de muertos que el año anterior. Observamos ciertos repuntes de fallecidos en los años 1864 (32), 1871 (32), 1876 (30) y 1883 (30) que se pueden deber a brotes de las fiebres tercianas. El segundo brote del cólera que afectó a Carriches se produce en los años finales del siglo XIX, con dos momentos diferentes: el año 1885 (que se desarrolla en toda la comarca torrijeña con multitud de pueblos afectados) donde se nos indica que hubo sólo dos fallecidos por esta causa (de un total de 15 contabilizados en el libro de difuntos) y el año 1890 con 12 fallecidos de un total de 28. Página 14
Siglo XX Comienza un nuevo siglo, donde se van a dar multitud de epidemias en España, y por ende, también en mayor o menor medida en nuestro pueblo. Entre los años 1909 y 1910 se produjo una gran epidemia de viruela en Carriches, con 38 fallecidos, incrementada este último año con un brote de “coqueluche” o tosferina infantil, de 5 casos. A estos niños y sus familias se les prohibió asistir a la escuela y a los lugares comunes de reunión. Pocos años después se produjo una de las pandemias más mortíferas de la historia del hombre: la gripe. Su origen no fue español, como tradicionalmente se la conoce, ya que surgió en Kansas en marzo de 1918, en un cuartel militar. Tras su traslado hasta Europa, en concreto a Francia, los contagiados expandieron el virus muy rápidamente. A España no tardó en llegar, llegando a matar a casi 300.000 personas. Aunque la Junta de Sanidad de Carriches en su libro de actas no alude en los años 1918, ni en 1919 a ningún contagiado, revisado el periódico El Castellano nos pone en alerta de los casos reales: 09/10/1918 En Carriches y Erustes se han registrado 16 invasiones de carácter benigno. 19/10/1918 Carriches: casos nuevos 35; altas 15; en tratamiento 20 21/10/1918 Carriches: invasiones 16; altas 2; en tratamiento 34 22/10/1918 Carriches: invasiones 35; altas 9 23/10/1918 Carriches: invasiones 16; altas 8 24/10/1918 Carriches: invasiones 7; altas 10 25/10/1918 Carriches: invasiones 4; altas 8 26/10/1918 Carriches: invasiones 26; altas 32; defunciones 1 28/10/1918 Carriches: invasiones 1; altas 2 31/10/1918 Carriches: invasiones 10; altas 6 02/11/1918 Carriches: invasiones 8; altas 8 04/11/1918 Carriches: invasiones 2; altas 7 05/11/1918 Carriches: invasiones 2; altas 2; defunciones 1 06/11/1918 Carriches: invasiones 2; altas 6 08/11/1918 Carriches: invasiones 6; altas 10 09/11/1918 Carriches: invasiones 8; altas 28 11/11/1918 Carriches: invasiones 2; altas 6 Página 15
12/11/1918 Carriches: invasiones 3; altas 5 13/11/1918 Carriches: invasiones 2; altas 2 15/11/1918 Carriches: invasiones 1; altas 4 18/11/1918 Carriches: invasiones 5; defunciones 1 A partir del día 20 de noviembre, el periódico deja de publicar las cifras pueblo a pueblo al considerarlas insignificantes respecto al total, por lo que desconocemos si Carriches continuó con contagios (suponemos que sí) y si hubo algún fallecido más. A falta de más datos, por no poder acceder a los datos de los libros sacramentales o al registro civil, hacemos un resumen parcial de esta epidemia: Contagiados: 207; Altas: 204; Fallecidos: 3 Como dato curioso, os hago un extracto de una noticia publicada en el periódico “El Castellano” el día 7 de mayo de 1919 y titulada “De Carriches. Pueblo agradecido”. “En el momento en que apareció en este pueblo la enfermedad mortífera de la gripe, los católicos vecinos de este pueblo D. J. P. V., D. F. M. y D. A. de H., ofrecieron a la Santísima Virgen de la Encina, si dicha enfermedad no causaba defunciones, o éstas eran pocas, celebrar en acción de gracias una solemne función religiosa, cuyos cultos fueran costeados por suscripción de todo el pueblo. Vistos cumplidos sus deseos, sin demora iniciaron dicha suscripción, y recolectaron al instante cantidad suficiente para hacer la función con el mayor esplendor. Hasta los más necesitados han contribuido con su óbolo, registrándose el caso de tener que vender una pobre un plato de cardillos, para poder contribuir con sus diez céntimos. Este sólo hecho da una idea de la fe que aún existe en este pueblo. El día 4 del corriente sé celebró la proyectada fiesta religiosa, con el mayor entusiasmo de todos los vecinos de Carriches. El día 3, al atardecer, se trajo la venerada imagen de la ermita, siendo recibida a la entrada del pueblo por el clero parroquial y
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Ayuntamiento, en medio de atronadoras salvas y bien ejecutada marcha real, por la música del Carpio. Concluida esta marcha, los niños de la escuela P., P., T. y P., colocados enfrente de la Santísima Virgen, y sirviéndoles de verde dosel un frondoso olivo iluminado por innumerables faroles de colores que otros niños conducían, recitaron sentidos versos, para saludar y dar gracias a la Virgen milagrosa. En seguida se organizó la procesión por las calles principales, cantándose con el mayor respeto y devoción cánticos piadosos, alternando con las marchas musicales hasta llegar a la iglesia, donde se cantó una salve y motetes, terminando con una breve alocución sagrada por el hijo de este pueblo y beneficiado Muzárabe D. T. G. de las H., quien invitó a su pueblo a aprovechar esta ocasión para obsequiar a la Santísima Virgen, haciendo una confesión sincera de sus pecados. Respondieron a dicha invitación, aprovechando al mismo tiempo el poder cumplir con la Iglesia, y recibieron al día siguiente el pan Eucarístico innumerables personas. Después se celebró la misa solemne, que cantó el nuevo presbítero D. R. R., asistido del laborioso y culto párroco D. M. A., estando la oración sagrada a cargo de dicho T., quien supo tocar el sentimiento religioso de su pueblo, haciéndole verter copiosas lágrimas. Terminada la fiesta religiosa, se dirigió todo el pueblo al Ayuntamiento, en donde se hizo entrega de un excelente bastón con puño de oro, repujado en la Fábrica de Armas de Toledo, al médico de la localidad D. V. F. y R., obsequio que todo el pueblo le dedica en gratitud de los desvelos y asiduos trabajos en el tiempo que duró la gripe estudiando sin descanso, para suministrar los remedios que su reconocida cultura médica le inspirara. No se hizo entrega, sin antes cantar los méritos contraídos de dicho señor médico, en sendos y fogosos discursos por los iniciadores de estas fiestas don F., D. J. y D. A., a los que dio en elocuentes frases las más cumplidas gracias D. V. F., prometiendo, además para corresponder a tan alta distinción que este pueblo le hace, Página 17
terminar los días de su vida ejerciendo su profesión médica al lado de la cama de los enfermos de este pueblo. Concluyó el acto con una elegante recopilación de los discursos pronunciados, hecha por el señor alcalde don F. C., dando al mismo tiempo las gracias a los organizadores de estos festejos, al señor médico y al pueblo que tenía la honra de representar, porque había sabido responder con todas sus fuerzas.”
En 1935 se vuelve a producir un repunte de enfermos por gripe en nuestro pueblo, por lo que la Junta de Sanidad local procede a desinfectar los edificios públicos y los lugares de reunión. Hasta aquí este repaso por las epidemias, plagas y pandemias padecidas en nuestro pueblo, Carriches, desde el siglo XVI hasta el siglo XX. Como se puede ver, a lo largo de la historia se han sufrido multitud de ellas, llegando a formar parte de la vida cotidiana de nuestros antepasados. Las malas condiciones higiénicas, la falta de remedios médicos eficaces, hicieron que se repitieran periódicamente y de manera cíclica. “Plagas bíblicas”, dirían, que llegaron a diezmar considerablemente nuestra población. Jesús Sánchez de Haro Cronista Oficial de Carriches Página 18
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO EN ANTIOQUÍA Y SAN MIGUEL DE ADOVEA • Libro de cuentas de la Ermita de Ntra. Sra. de la Encina. 1712-1893. Signatura CE/1. • Libros de Bautismos del 1 al 14. 1564-1999. Signatura SB/1-14. • Libro de cuentas de Fábrica nº. 1 de la Parroquial de Carriches 1591-1621. Signatura FA/1. • Libro de cuentas de Fábrica nº. 3 de la Parroquial de Carriches 1633-1697. Signatura FA/3. • Libro de cuentas de Fábrica nº. 4 de la Parroquial de Carriches 1697-1796. Signatura FA/4. • Libros de Defunciones 1546-1999. Signatura SD/1-11. • Libro nº. 2 de la Cofradía del Santísimo Sacramento y Veracruz 1790-1858. Signatura CS/2. ARCHIVO MUNICIPAL DE CARRICHES • Libro de Actas de la Junta de Sanidad de Carriches 1904-1959. • Informe de la Junta de Sanidad de Carriches referente al estado sanitario de la población, según lo mandado por la Real Orden de 31 de diciembre de 1910. Ministerio de la Gobernación. Inspección general de Sanidad. Provincia de Toledo. Partido de Torrijos. Término municipal de Carriches. Página 19
ARCHIVO MUNICIPAL DE TOLEDO • Hemeroteca. Periódico El Castellano del 09/10/1918 al 20/11/1918 y 07/05/1919 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA • Camacho Cabello, José (1996). La población del Arzobispado de Toledo en los tiempos modernos. Universidad Complutense de Madrid. • Félix García, Roberto (2020). Epidemias en Huecas y Fuensalida (Toledo) • Longobardo Carrillo, Julio; Peña Carbonero, Justiniano de la (1997). Torrijos, Perfiles Históricos. Diputación Provincial de Toledo. • López Muñoz, Josué (2012). Dieciséis de julio: Orígenes, historia, leyenda, tradición y devoción del Santísimo Cristo de la Caridad de Santa Olalla en el octavo centenario de la fiesta del 16 de julio (1212-1598-2012). • Martín Tardío, Juan Jesús (2004). Las epidemias de cólera del siglo XIX en Mocejón (Toledo). • Montemayor, J. (1985). Una ciudad frente a la peste: Toledo a fines del XVI. En La España Medieval, 7, 1113. • Montoro Bayón, Blanca (2011). Asistencia médico-social en Talavera de la Reina, siglos XIII-XIX. Universidad Complutense de Madrid. • Muñoz Pertierra, Jesús María (2014). Riesgo y catástrofe. El impacto de las plagas de langosta en la España del siglo XVIII (1770-1800). Universidad de Alicante.
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