Una recopilación de mis mejores artículos publicados
Crónicas Torrichanas Nº 19
Después de 300 años, Carriches vuelve a San Illán de Cebolla
Jesús Sánchez de Haro
© Jesús Sánchez de Haro 2014
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Retablo de Ntra. Sra. de la Antigua. San Illán de Cebolla
Después de 300 años, Carriches vuelve a San Illán de Cebolla 2
Crónica de la visita realizada a la ermita de San Illán de Cebolla para localizar el lienzo de la Virgen de la Encina de Carriches. Artículo publicado en la Revista Cultural Adovea, en agosto de 2013.
Han sido ya varias las ocasiones que he tenido de escribir sobre la romería que desde Carriches se dirigía a San Illán en Cebolla en la Pascua de Pentecostés. Me puso tras la pista la localización de un libro en pergamino referente a la fundación de un vínculo por Sebastián Fernández en el año 1608, en concreto en una cláusula de su testamento: “Así mismo dar 100 libras de pan cocido, buen pan y bien sazonado, para la romería y procesión del señor San Illán, para que el día que
la procesión de este lugar va a la dicha romería se lleven a la dicha iglesia del señor San Illán y allí se den de limosna a los pobres más necesitados del dicho lugar que allí se hallaren, habiendo ido en la procesión. Y estas 100 libras de pan sean obligados los dichos poseedores a las entregar un día antes que la procesión vaya a esta romería, a la Justicia del dicho lugar que fuere de cada un año, para que la tal Justicia lo envíe o lleve a la dicha romería. Y si los poseedores del dicho vínculo
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El Milagro del Pozo de Alonso Cano
San Illán de Cebolla
mío y memoria quisieren tomar trabajo de llevar estas 100 libras de pan aquel dicho día a la dicha iglesia del señor San Illán, lo puedan hacer, y en la dicha iglesia repartirlo según se declara, sin que la dicha Justicia ni otra persona se lo pueda impedir. Y si acaso algún año se dejare de ir a la dicha romería en procesión el día de Pascua del Espíritu Santo, que es cuando se va en cada un año, quiero que los sucesores del dicho vínculo no se escusen por eso de dar las 100 libras de pan dichas, antes mando que la dicha Pascua las repartan en el dicho lugar de Carriches entre los más pobres”. Algunos años después, en 1752, el padre Francisco Antonio Serrano, de la Compañía de Jesús, escribe el libro “Historia puntual y prodigiosa de la vida, virtudes y milagros de la Beata María de la Cabeza”, y hace referencia a una carta escrita en enero de 1698 por el entonces cura de Cebolla, don Tomás Ibañez en la que hay dos referencias a Carriches: La primera de ellas, cuando expresa la gran devoción de la Villa de Cebolla y sus contornos y las procesiones “a visitarle en su capilla
y altar, y hacerle rogativa todos los años. Carriches venía el segundo día de Pascua del Espíritu Santo; Illán de Vacas el segundo día de Pascua de Resurrección; Domingo Pérez, Mesegar y Malpica el día de San Marcos, habiendo tenido sus competencias sobre cual había de entrar primero en la ermita”. La segunda referencia aparece unas líneas más abajo, cuando después de contarnos que las romerías cesaron por ordenes del Sínodo Diocesano de 1682, no así la devoción “pues vienen estos días y otros de estos lugares comarcanos en cuadrillas. Y las doncellas de Carriches vienen todos los años a traer un cirio, que hacen de limosna, que piden en su mismo lugar, y hoy hay trece o catorce colgados en la pared del colateral del evangelio del altar de nuestro santo habiéndolos gastado los demás en sus fiestas y rogativas”. La cosa quedó ahí, unos simples datos localizados sobre la historia de Carriches, que se incorporarían a la amplia colección de anécdotas y tradiciones locales para publicar. Pero hace unos 4 o 5 años, porque no recuerdo bien las fechas, Dori, cebollana y también carrichana, me
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hizo un comentario sobre la ermita de la Virgen de su pueblo: “En la ermita de la Virgen de la Antigua hay un cuadro de la Virgen de la Encina. Justo al entrar, detrás de la puerta”. Y ahí se quedó la cosa. Pasó el tiempo, sin haber encontrado un momento para acercarme hasta Cebolla, cuando un buen amigo santaolallero, Josué López Muñoz, me propuso hacer una visita a la ermita. Quería conocer las pinturas del camarín de la Virgen, realizadas por Luis Cosón, que también había pintado la capilla del Cristo de la Caridad de su pueblo. No podía dejar de pasar la oportunidad. Era el momento de regresar, 300 años después, para adentrarme en el conocimiento de una tradición muy vinculada a la Historia de Carriches.
Y fue el pasado primero de mayo cuando estuvimos visitando el Santuario. Llegamos, no sin dificultades, a los pies de tan sorprendente lugar: un cerro elevado con vistas impresionantes a la vega del Tajo, a la antigua Aldehuela, el derruido castillo de Villalba de Bolobras y el caserío de la Villa de Cebolla. A la entrada nos recibió el santero, encargado del recinto santuarial, de su mantenimiento y vigilancia, con bastantes recelos. Tras explicarles nuestras culturales intenciones, no sin antes hablar con el párroco de Cebolla, y presentarnos, las puertas de la ermita se abrieron de par en par.
San Illán de Cebolla. 2013
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Ntra.Sra. de la Antigua.
Mi primera acción al poner los pies en el interior fue mirar detrás de la puerta, a un lado y al otro...y allí estaba. Era una realidad. Los carrichanos del siglo XVIII nos habían dejado una reliquia de nuestra Virgen, su imagen pintada en un lienzo. En él se puede ver a nuestra Señora sobre la encina, en el momento de la aparición al pastor, que aparece arrodillado a sus pies junto a las ovejas. A la derecha de la imagen, aparece una pequeña iglesia o ermita que podría ser la representación de Carriches, con un detalle curioso: una cigüeña sobre el tejado. La Virgen aparece sobre una peana con un ángel y una media luna, orlada con un arco de rayos y
estrellas sobre el que aparece Dios Padre y el Espíritu Santo. Tanto la Virgen como el niño están coronados con sendas imperiales. El interior de la ermita de Ntra. Sra. de la Antigua, de una sola nave en forma de cruz, está adornado por varios lienzos, y un gran mural de cerámica con la representación de varios de los milagros del santo Illán. En la cabecera, un gran retablo barroco alberga la imagen de la Virgen, del siglo XIII, una talla de madera policromada que representa a la Virgen sedente con el niño Jesús sobre sus piernas bendiciendo. En los brazos del crucero hay dos retablos: el de San Bartolomé, a la izquierda y el de San Illán, a la derecha, junto a varios lienzos de santos.
Lienzo de Ntra. Sra. de la Encina en San Illán de Cebolla
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Camarín de la Virgen. San Illán de Cebolla. 2013
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Entrando por una puerta lateral, se accede a unas escaleras que suben al camarín de la Virgen con varios exvotos en sus paredes y un lienzo del rey Carlos II niño. Tras la puerta, custodiada por el arcángel San Miguel, aparece una estancia totalmente cubierta por pinturas: la Anunciación a San Joaquín y Santa Ana del nacimiento de la Virgen, la Inmaculada Concepción, la Anunciación de la Virgen, la Adoración de los pastores, la adoración de los Reyes Magos, San Francisco de Asís, la Presentación en el Templo, la Huída a Egipto y la Asunción de la Virgen a los cielos. Cuando acabó la visita al interior de la ermita, no pude salir de ella sin
volver a contemplar el lienzo de la Señora. Aquel que unos carrichanos en el siglo XVIII regalaron “por devoción” a la Virgen de la Antigua y al señor San Illán de Cebolla. Qué mejor regalo podían hacer nuestros antepasados que entregar su más preciado tesoro, aquella donde depositaban todas las oraciones, sus alegrías, sus penas… El viaje, 300 años después, había acabado. El sol comenzaba a ponerse tras los sinuosos picos de Gredos, San Vicente y en mi mente sólo un pensamiento: hoy, igual que ayer, Carriches y los carrichanos se sienten amparados bajo el manto de la Señora del Cerco, por la Virgen de la Encina. Jesús Sánchez de Haro Cronista Oficial de Carriches
Cronista Oficial de la
Villa de Carriches (Toledo)