educación JOSÉ MANUEL CARRIÓN Profesor de Diseño de ITGT. DEA en Teoría de la Educación
Interacción y valores en el aprendizaje virtual
E
N el momento actual se asiste a una revolución tecnológica sin precedentes; las redes sociales, las tablets, los smartphones o la “tecnología en la nube” son algunas de las coordenadas que configuran el espacio comunicativo y cultural presente. El mundo educativo no es ajeno a esta realidad: “eLearning” es ya un término tradicional frente a conceptos más vanguardistas, como es el caso del mobile learning (mLearning). Todo esto conlleva sin duda grandes ventajas. La tecnología actual posibilita la obtención de estudios y titulaciones en modo online; las barreras geográficas o de tiempo se desvanecen. No obstante, sería ingenuo pensar en la ausencia de inconvenientes. Ante el exceso cinético de lo tecnológico, se hace necesaria una reflexión sobre lo que es la tarea educativa, pues, en contra de lo afirmado por McLuhan, en educación, “el medio no es el mensaje”. Educar viene del término clásico educare —“ir conduciendo de un lugar a otro”—, emparentado con educere —“extraer, sacar fuera”—. Educar es ayudar a alguien para que se desarro-
lle de la mejor manera posible en los diversos aspectos que tiene la naturaleza humana —curiosamente, naturaleza es una palabra de raíz semántica estrechamente relacionada con fecundidad—. En toda educación debe haber tanto una transmisión de conocimientos (saber) y modos de hacer (saber hacer), como la promoción de determinadas actitudes (saber ser/estar), de modo que se capacite al hombre en todas sus dimensiones para la formulación y desarrollo de su proyecto personal de vida. La educación es una acción personal, realizada por personas y dirigida a personas. ¿Qué significa “educar en valores”? Sencillamente, educar. Se trata en realidad de un pleonasmo, pues no existe una verdadera educación sin valores. Los valores son contenidos, explícitos o implícitos, inevitables en la educación (Ortega y otros, 1994). Esta dimensión no debe estar ausente en las estrategias de eLearning; lo contrario, significaría afirmar que no es un vehículo válido para los procesos formativos de las personas (Banyard y Underwood, 2008); en definitiva, que no es válida para una educación de calidad.