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Catecismo de las verdades oportunas: los ralliés (vistos por Mons. Lefebvre

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Catecismo de las verdades oportunas: Los “ralliés” (vistos por Mons. Lefebvre)

P. François-Marie Chautard

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1 - ¿Qué son los ralliés?

Se llama ralliés a las comunidades, los sacerdotes y los fieles que, habiendo elegido en un primer momento la defensa de la Tradición después, a partir de las consagraciones del 30 de junio de 1988 y la excomunión fulminada contra Mons. Lefebvre, Mons. de Castro-Mayer y los cuatro obispos consagrados, eligieron ponerse bajo la dependencia efectiva de la jerarquía actual al tiempo que conservaban la liturgia tradicional. Se unieron pues a la Iglesia conciliar.

Por extensión, el vocablo “ralliés” designa a las comunidades, los sacerdotes y los fieles que conservan la liturgia tradicional pero aceptan los principales errores conciliares, así como la plena validez y la legitimidad del novus ordo de Pablo VI y de los sacramentos promulgados y editados por Pablo VI.

“Dom Gérard, en su declaración, levanta acta de lo que se le otorga y acepta ponerse bajo obediencia de la Roma modernista, que permanece radicalmente anti-tradicional”(1) .

* “Ralliés: los que se unen o adhieren a un régimen o posición; término francés muy cargado allí de connotaciones político-religiosas desde los tiempos de la III República y, por ello, falto de buena traducción al español (ndt).

2 - ¿No es peyorativa la palabra “ralliés”?

Sí, la palabra “ralliés” es peyorativa porque expresa una traición a la Tradición.

3 - ¿En qué traicionaron los ralliés a la Tradición?

Los ralliés traicionaron a la Tradición porque, muchos entre ellos, después de haber comenzado a servirla, dejaron de defenderla, después la abandonaron, han hecho poco a poco apología de los errores conciliares, y se han opuesto a la Tradición y a sus defensores.

“Nos traicionan. Dan ahora la mano a quienes echan por tierra la Iglesia, a los liberales, a los modernistas”(2) .

4 - ¿Por qué se dice que los ralliés han dejado de defender a la Tradición?

Decimos que los ralliés han dejado de defender a la Tradición porque, desde 1988, ya no denuncian los errores conciliares (nocividad de la nueva misa, del nuevo código de derecho canónico, del diálogo interreligioso, de la libertad religiosa etc.)(3) .

“Cuando dicen que no han cedido en nada, es falso. Han cedido la posibilidad de oponerse a Roma. Ya no pueden decir nada. Deben callarse habida cuenta de

los favores que se les han acordado. Les es ahora imposible denunciar los errores de la Iglesia conciliar ”(4) .

5 - ¿En qué los ralliés han hecho poco a poco apología de los errores conciliares?

Los ralliés han hecho poco a poco apología de los errores conciliares al sostener sin reservas la legitimidad y la validez del rito de la misa nueva, al defender la doctrina de la libertad religiosa, como el Padre Basilio del Barroux que ha publicado un alegato en su favor en seis volúmenes, al legitimar la reunión de Asís y el diálogo interreligioso, como el superior de la Hermandad de San Pedro, al aceptar regirse por el nuevo código de derecho canónico, al no rechazar públicamente las reformas recientes del Papa sobre la anulación de matrimonios, al aceptar la canonización de Juan Pablo II que puso por obra las reformas conciliares, o al concelebrar la nueva misa como el difunto Dom Gérard, Mons. Wach o Mons. Rifan.

“Del punto de vista de las ideas, giran muy suavemente y terminan por admitir las ideas falsas del Concilio, porque Roma les ha concedido algunos favores para la Tradición. Es una situación muy peligrosa ”(5) . de la Tradición hacia una posición de compromiso; en tercer lugar, al acusar a sus defensores –principalmente a los sacerdotes y fieles de la Hermandad Sacerdotal de San Pío X (HSSPX)- de ser excomulgados y cismáticos(6) . Varios matrimonios celebrados en la HSSPX

han sido así anulados por falta de forma canónica a petición de sacerdotes ralliés. “Todo lo que se les ha acordado, no se les ha consentido sino con el fin de hacer de tal suerte que todos los que adhieren o están vinculados a la Hermandad se separen de ella y se sometan a Roma ”(7) .

Roma esperaba que las sanciones contra las consagraciones de 1988, injustamente exageradas por el decreto, y sobre todo por los medios de comunicación, darían como resultado que la Hermandad se disolviera en breve plazo y que los fieles abandonaran en masa la Hermandad. Pero nada de eso ocurrió: la ceremonia de consagración fue multitudinaria y las cartas de apoyo y felicitación por parte de los fieles fue una riada incesante. Sólo unos pocos seminaristas y sacerdotes (menos del 7 por ciento) abandonaron los seminarios de Zaitzkofen y Flavigny; es más, por curioso que parezca, el número de fieles se incrementó visiblemente (casi en un 20 por ciento). También se apartó la comunidad de monjes de Le Barroux. Pero, en comparación al número de los que quedaban, el golpe resultaba ser mucho más pequeño de lo esperado por Roma. El Vaticano se frotó las manos cuando supo de las defecciones y constituyó la comisión pontificia Ecclesia Dei para acoger a los disidentes. En la fotografía, Dom Gérard, abad del monasterio de Le Barroux.

6 - ¿En qué los ralliés han condenado a la Tradición y sus defensores?

Los ralliés han condenado a la Tradición de tres maneras: primeramente, al defender posiciones contrarias a esta Tradición, en segundo lugar, al servir de cebo para atraer a los verdaderos fieles

” (vistos por Mons. Lefebvre)

7 - ¿No es injusto respecto de jóvenes comunidades Ecclesia Dei o miembros que han entrado en esas comunidades después de 1988?

No es injusto decir que todas las comunidades Ecclesia Dei (es decir las comunidades ralliées)(8) traicionan a la Tradición porque se presentan oficialmente como tradicionales, mientras que no lo son realmente y engañan así a los fieles y a la Tradición.

Solo Dios es juez de las intenciones de los corazones y hay ciertamente muchos sacerdotes celosos y piadosos en esas comunidades. Pero, al adherir a esas comunidades, asumen la responsabilidad de las posiciones doctrinales que son propias de las mismas.

8 - ¿Los ralliés no defienden la misa de siempre?

Los ralliés defienden la misa de siempre pero la defienden mal, porque para defender bien la misa de siempre hace falta: primeramente, celebrarla y honrarla –lo cual hacen; en segundo lugar, rechazar y denunciar la nueva misa que se opone a la misa de siempre –lo cual no hacen; en tercer lugar, unir la misa tradicional a la plena y entera doctrina de la Iglesia –lo cual no hacen.

En fin, “la cuestión de la liturgia y de los sacramentos es muy importante, pero no es la más importante. La más importante es la de la fe ”(9) .

“En adelante Roma parece accesible a la idea de permitir decir la misa antigua, la misa católica y, en consecuencia, ya no debería haber problema para nosotros. Pero de ese modo nos pondríamos en contradicción, porque al mismo tiempo que Roma da por ejemplo a la Hermandad de San Pedro (…) la autorización de decir la misa de siempre, al mismo tiempo, hacen firmar una profesión de fe en la cual está inscrito el Concilio, en la cual hay que admitir el espíritu del Concilio. (…) ¿Cómo querer ahora

la misa de siempre, aceptando el espíritu que destruyó esa misa de siempre? Es ponerse en completa contradicción ”(10) .

«No es injusto decir que todas las comunidades Ecclesia Dei (es decir las comunidades ralliées) traicionan a la Tradición porque se presentan oficialmente como tradicionales, mientras que no lo son realmente y engañan así a los fieles y a la Tradición». En la fotografía, Don Gilles Wach, fundador del Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote.

9 - ¿Cómo justifican los ralliés su unión a la Roma modernista?

Los ralliés justifican su unión a la Roma modernista invocando la mano tendida por Roma, la obligación de obe-

20 Catecismo de las verdades oportunas: los “ralliés” (vistos por Mons. Lefebvre) decer a las leyes y a las autoridades legítimas de la Iglesia(11), la necesidad de pertenecer a la Iglesia visible(12), la posibilidad de obrar mejor a favor de la Tradición en el interior de la Iglesia y el cisma de las consagraciones del 30 de junio de 1988.

10 - ¿Qué debe pensarse de la mano tendida por Roma?

La mano tendida por Roma no se daba por el bien real de la Tradición en la Iglesia, sino para conducir progresivamente a los tradicionalistas a los errores conciliares. Era una táctica.

“Reflexionando bien, nos parece claramente que el fin de los coloquios y de la reconciliación es reintegrarnos en la Iglesia conciliar, la única Iglesia a la cual hacían ustedes alusión en los catecismos. Nosotros pensábamos que ustedes nos daban los medios para continuar y desarrollar las obras de la Tradición.”(13)

“Lo que Roma concede ahora a favor de la tradición, no es sino un gesto puramente político, diplomático para forzar la unión con ella. Pero no es una convicción de los beneficios de la Tradición.”(14) órdenes de inspiración conciliar, como el conjunto (y no la integridad) de las normas del nuevo código de derecho canónico, por ejemplo. “Hay quienes se ponen enfermos por pensar que debamos oponernos a Roma. No están de acuerdo. Y bien, es porque no han visto verdaderamente el problema de la invasión liberal en Roma. (…) No tienen quizá sino una fe sentimental, aquellos que dudan. No tienen el sentido doctrinal del magisterio, de la Iglesia de siempre, de la Tradición, de la fe católica. Dicen: “No estamos totalmente de acuerdo, pero no podemos separarnos del Papa. Preferimos una unión legal, canónica, regular con las autoridades eclesiásticas. No podemos seguir así indefinidamente separados de las autoridades romanas y de los obispos. No es posible. Pero, van a ver, vamos a guardar la Tradición. Haremos esto de aquí, esto de más allá. No queremos dejarnos engañar”. Todos los que nos han dejado y dijeron eso, todos han cedido. No podían soportar estar demasiado separados de las autoridades eclesiásticas”(15) .

11 - ¿Qué debe pensarse de la obligación de obedecer a las leyes y a las autoridades legítimas de la Iglesia?

Todo católico debe obediencia a las leyes y a las autoridades legítimas de la Iglesia precisamente en tanto que esas leyes y esas autoridades son legítimas, es decir al servicio del bien común.

Al contrario, todo católico debe oponerse a leyes y órdenes ilegítimas aunque sea prescritas por autoridades legítimas.

Ahora bien, si la HSSPX no pone en cuestión la legitimidad de las autoridades eclesiásticas, recusa la de las leyes y

12 - ¿La Hermandad de San Pío X y las comunidades amigas están fuera de la Iglesia visible?

“Esta historia de Iglesia visible de Dom Gérard y del señor Madiran es infantil. Es increíble que se pueda hablar de Iglesia visible respecto de la Iglesia conciliar por oposición a la Iglesia católica que intentamos representar y continuar”(16) .

“¿Dónde está la Iglesia visible? La Iglesia visible se reconoce por los signos que ha dado siempre de su visibilidad: es Una, Santa, Católica y Apostólica. (…) ¿dónde están las verdaderas marcas de la Iglesia? ¿Están más en la Iglesia ofi-

” (vistos por Mons. Lefebvre) cial (no se trata de la Iglesia visible, se trata de la Iglesia oficial) o entre nosotros, en lo que representamos, en lo que somos?

Si hay todavía hoy una visibilidad de la Iglesia, es gracias a vosotros. Esos

«Estas personas, ya antes del Concilio —cardenales Montini, Bea, Frings, Liénart, etc. — , consideraron que tenían que buscar una vía nueva para universalizar a la Iglesia y hacerla admisible para el mundo moderno tal como es, con sus falsas filosofías, sus falsas religiones, y sus falsos principios políticos y sociales. Prefirieron dejar en la sombra la vía de la fe, demasiado intolerante con el error y el vicio, y demasiado ventajosa para la Iglesia católica romana y, por consiguiente, demasiado exigente, ya que obliga a un combate y a una vigilancia continuos, colocando a la Iglesia y al “mundo” en un estado de perpetua hostilidad».

Mons. Lefebvre, El golpe maestro de Satanás

signos no se encuentran ya entre los demás. Ya no hay entre ellos unidad en la fe, ahora bien, es la fe la que está en la base de toda visibilidad de la Iglesia. La catolicidad, es la fe una en el espacio. La apostolicidad es la fe una en el tiempo y la santidad es el fruto de la fe, que se concreta en las almas por la gracia de Dios, por la gracia de los sacramentos.

Es totalmente falso considerarnos como si no formásemos parte de la Iglesia visible. (…) es engañarse asimilando Iglesia oficial e Iglesia visible.

13 - ¿Es verdad que es más fácil obrar por la Tradición en el interior de la Iglesia?

No, no es verdad; primero, porque los tradicionalistas no están fuera de la Iglesia; segundo, porque la defensa de la Tradición supone protegerse del contagio conciliar; tercero, porque la profesión de la fe supone una distinción neta de los posiciones que una colaboración oficial disminuiría. “¿No entraría (…) en el plan de la Providencia que la Tradición católica de la Iglesia no se integrase en el pluralismo de la Iglesia conciliar, en tanto que ésta mancillase el honor de la Iglesia católica y ofuscara tanto su unidad como su visibili-

dad?”(18)

“Son cosas fáciles de decir. Ponerse en el interior de la Iglesia ¿qué quiere decir? Y primero de todo ¿de qué Iglesia hablamos? Si es de la Iglesia conciliar, haría falta que nosotros, que hemos luchado contra ella durante 20 años porque queríamos la Iglesia católica, regresáramos a esa Iglesia conciliar para sedicentemente convertirla en católica. Es una completa ilusión ”(19) .

“La renovación no puede realizarse en adelante salvo por obispos libres de hacer revivir la fe y la virtud cristiana por los medios que Nuestro Señor confió a su Iglesia para la santificación de los sacerdotes y de los fieles. Sólo un medio enteramente despejado de los errores modernos y de las costumbres modernas puede permitir esta renovación. Este medio, es el medio que visitaron el cardenal Gagnon y monseñor Perl, medio formado por familias profundamente cristianas, con muchos hijos, y de

” (vistos por Mons. Lefebvre) donde provienen numerosas y excelentes vocaciones ”(20) .

14 - ¿Es verdad que las consagraciones del 30 de junio de 1988 son un cisma?

El cisma es un rechazo de obedecer por principio a la autoridad del Santo Padre. Ahora bien, las consagraciones del 30 de junio de 1988 no contienen esa voluntad. Las ordenaciones episcopales de 1988 manifiestan por el contrario la fidelidad de la HSSPX a la Sede Apostólica a pesar de sus extravíos. Una de las mayores pruebas de fidelidad al Papa no consiste en seguirle por falsa obediencia en sus errores, sino en apartarle de ellos tanto como sea posible.

15 - ¿Es al menos exacto que seguir a la Hermandad conduce al cisma?

Existe evidentemente un peligro de tender al cisma al evitar someterse a la autoridad pontificia imbuida de sus errores, al tomar la costumbre de actuar independientemente del Papa.

“Habría peligro de cisma si los obispos consagrados por Monseñor Lefebvre se constituyesen en jefes de iglesias autónomas (o autocéfalas, como dicen los ortodoxos)”(21) . Lo cual no es el caso. Sin embargo, ese peligro es ciertamente menor que el de asimilar los errores conciliares inoculados por las autoridades eclesiásticas.

“Nos hace falta absolutamente convencer a los fieles (…) de que es un peligro ponerse en manos de los obispos conciliares y de la Roma modernista. Es el mayor peligro que les amenaza. Si hemos luchado durante 20 años para evitar los errores conciliares, no es para ponernos ahora en manos de aquellos que los profesan ”(22) .

“Me parece oportuno analizar la ac-

Texto del mandato que se leyó en la ceremonia de consagraciones episcopales el 30 de junio de 1988

«¿Tenéis un mandato apostólico? — Lo tenemos. — Léase. — Este mandato lo hemos recibido de la Iglesia Romana que sigue siendo fiel a la Santa Tradición recibida de los Apóstoles. Esta Santa Tradición es el depósito de la Fe, que la Iglesia nos manda transmitir fielmente a todos los hombres para la salvación de sus almas. Desde el Concilio Vaticano II hasta hoy, las autoridades de la Iglesia Romana están animadas por el espíritu modernista; han obrado en contra de la Santa Tradición; “ya no sufren la sana doctrina; (…) apartan los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas” como dice San Pablo en su segunda epístola a Timoteo (4, 3-5). Por esto juzgamos que todas las penas y censuras que da la autoridad no tienen ningún valor. En cuanto a mí, que “ya estoy a punto de ser ofrecido en sacrificio, siendo ya inminente el momento de mi partida” , estoy oyendo el llamamiento de las almas que me piden que les den el pan de vida, que es Cristo. Esa multitud me da compasión. Me resulta, pues, una obligación grave transmitir la gracia de mi episcopado a estos queridos sacerdotes aquí presentes para que ellos, a su vez, puedan conferir la gracia sacerdotal a muchos otros santos clérigos, formados según las Santas tradiciones de la Iglesia católica. Por este mandato de la Santa Iglesia Romana siempre fiel, elegimos para el episcopado en la Santa Iglesia Romana a los sacerdote que está aquí presentes, como auxiliares de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X».

” (vistos por Mons. Lefebvre) ción del demonio para debilitar o reducir a la nada nuestra obra. La primera tentación consiste en mantener buenas relaciones con el papa o los obispos actuales. Evidentemente es más normal estar en armonía con las autoridades que estar en conflicto con ellas. La Hermandad será entonces acusada de exagerar los errores del Concilio Vaticano II, de criticar abusivamente los escritos y los actos del papa y de los obispos, de apegarse con una rigidez excesiva a los ritos tradicionales y, en definitiva,

de presentar una tendencia al sectarismo que la conducirá algún día al cisma. Une vez mencionada la palabra cisma se servirán de ella como de un espantajo para dar miedo a los seminaristas y a sus familias, conduciéndolas a abando-

nar la Hermandad tanto más fácilmente cuanto que los sacerdotes, los obispos y Roma pretenden ofrecer garantías a favor de cierta Tradición ”(23) .

16 - ¿La posición de los ralliés conduce al cisma?

La posición de los ralliés conduce al cisma. Porque el cisma consiste no solamente en rechazar la primacía del Papa sino también en rechazar la Tradición. Ahora bien, participar en esa demolición de la Tradición participa de una actitud cismática. “Esta Iglesia conciliar es una iglesia cismática, porque rompe con la Iglesia católica de siempre. Esta Iglesia conciliar es cismática porque ha tomado como base su puesta al día conforme a principios opuestos a los de la Iglesia católica. La Iglesia que afirma semejantes errores es a la vez cismática y herética. Esta Iglesia conciliar no es ya pues católica. ”(24) «Las comunidades que han obtenido la liturgia “En la medida en que el Papa se aletradicio errores nal del a cambio Vaticano II de so su silencio n en particu sobre lar la los Fra- jaría de esta tradición, se convertiría en ternidad San Pedro, el Instituto Cristo Rey, la cismático, rompería con la Iglesia. (…) abadía benedictina San Vicente Ferrer de Barroux, en Chémere, la el Hermandad Instituto de Todos aquellos que cooperan a la apliOpus Mariae, las dominica docentes de la rama cación de esta transformación aceptan yde Pontcallec, la Ad Juan María Vianney ministración de Campos, Apostólica en Brasil. E San stas adhieren a esta nueva iglesia conciliar y comunidades son generalmente designadas entran en cisma. ”(25) bajo el nombre global de “comunidades Ecclesia Dei” ». En la fotografía, Mons. Fernando Arias Riffan, Superior de la Hermandad San Juan Ma- 17 - ¿Son válidos los sacramenría Vianney, que tras nes para no asistir a haber publicado las 62 razola nueva misa, asumió que tos de los sacerdotes ralliés? fue una equivocación. Los sacramentos de los sacerdotes ralliés son válidos en la medida en que sus ordenaciones lo son (respecto de los sacramentos que requieren que el ministro sea sacerdote). Ahora bien, cabe alguna duda sobre el sacerdocio de los clérigos ralliés que han sido ordenados por obispos a su vez ordenados dudosa-

” (vistos por Mons. Lefebvre) mente en razón de intenciones equívocas y del nuevo rito de las ordenaciones episcopales (desde 1968).

En cuanto a las confirmaciones dadas en las comunidades ralliées, la duda de la validez se plantea adicionalmente en relación con la materia utilizada para el santo crisma. Si el aceite no es aceite de oliva, como hoy está autorizado y se practica, una duda subsiste. “Todos estos seminaristas que están aquí presentes, si mañana Dios me llamase, y sin duda ello ocurrirá sin que tarde mucho, y bien, esos seminaristas ¿de quién recibirán el sacramento del orden? ¿De los obispos conciliares, cuyos sacramentos son todos dudosos porque no se sabe exactamente cuáles son sus intenciones? ¡No es posible!”(26)

18 - ¿Podemos asistir a las misas de los ralliés?

No, no podemos asistir a las misas de los ralliés, primeramente porque la asistencia a misa es una profesión pública de fe y esta profesión de fe se altera por los ralliés, en segundo lugar porque la asistencia a la misa ralliée comporta una relativización de las oposiciones doctrinales, y en tercer lugar porque tal asistencia desarrolla contactos peligrosos para la fe.

“Dicen también: la misa está bien, vamos a ella. Sí, está la misa. Está bien, pero hay también el sermón; hay el ambiente, las conversaciones, los contactos antes y después, que hacen que suavemente se cambia de ideas. Es pues un peligro y por ello, de manera general, estimo que eso forma un todo. No se va solamente a misa, se frecuenta un medio. Hay evidentemente gente que es atraída por las bellas ceremonias, que van también a Fontgombault, donde se ha retomado la misa antigua. Se encuentran en un clima de ambigüedad que, a mi modo de ver, es peligroso. Desde el «No podemos asistir a las misas de los ralliés, primeramente porque la asistencia a misa es una profesión pública de fe y esta profesión de fe se altera por los ralliés, en segundo lugar porque la asistencia a la misa ralliée comporta una relativización de las oposiciones doctrinales, y en tercer lugar porque tal asistencia desarrolla contactos peligrosos para la fe». En la fotografía, celebración de la Santa Misa por el cardenal Guido Pozzo, antiguo secretario de Ecclesia Dei. momento en que se encuentra uno en ese ambiente, sometido al Vaticano, sometido en definitiva al Concilio, se termina por convertirse en ecumenista ”(27) .

19 - ¿Cuál debe ser nuestra actitud respecto de los ralliés?

“[Dom Gérard] querría al mismo tiempo conservar la amistad y el apoyo de los tradicionalistas, lo cual es inconcebible. Nos acusa de ser “ resistencialistas ”(28) .

“No tendremos ya ninguna relación con el Barroux y advertimos a todos nuestros fieles que no apoyen ya una obra en adelante en manos de nuestros enemigos, enemigos de Nuestro Señor y de su Reino universal”(29) .

“Es claro que todos aquellos que nos dejan por sedevacantismo o porque quie-

” (vistos por Mons. Lefebvre) ren someterse a la jerarquía actual de la Iglesia al tiempo que esperan conservar la Tradición, no podemos ya tener relaciones con ellos. No es posible. Decimos, nosotros, que no se puede estar sometido a la autoridad eclesiástica y conservar la Tradición. Ellos afirman lo contrario.

Es engañar a los fieles. (…) nosotros queremos estar absolutamente indemnes de componendas tanto respecto de los sedevacantistas como respecto de quienes someterse a la autoridad eclesiástica ”(30) . “Que tengamos contactos con ellos para recuperarlos para la Tradición, para con-

«Nosotros hubiéramos podido adoptar otras actitudes, especialmente la de la oposición radical: “El Papa admite las ideas liberales, por tanto es herético, por consiguiente. no hay Papa” . Es el sedevacantismo. Se acabó, ya no se mira más a Roma. Los cardenales nombrados por el Papa no son cardenales, todas sus acciones son nulas” (...) Personalmente siempre he pensado que se trataba de una lógica demasiado simple. Y la realidad no es tan simple. No se puede tachar a cualquiera de herético auténtico tan fácilmente. Por eso me pareció que debía permanecer de este lado de la realidad y conservar el contacto con Roma; de considerar que en Roma había, a pesar de todo, un sucesor de Pedro. Un mal sucesor, es cierto, al que no hay que seguir, porque tiene ideas liberales y modernistas (...). Esta actitud que, personalmente, he creído que era mi deber, es de todas maneras la más prudente, la más razonable y, al mismo tiempo, la más apostólica, pues mantiene la esperanza de poder convertirle. A fuerza de oposición y manifestarle nuestra postura quizás el Papa acabe por reflexionar. A la inversa que los sedevacantistas, nosotros actuamos frente al Papa como frente al sucesor de Pedro. Nos dirigimos a él como tal y rogamos por él. La mayoría de los fieles y de los sacerdotes tradicionalistas estiman también que ésta es la solución más prudente y juiciosa: reconocer que hay un sucesor de Pedro, pero al que es necesario oponerse, a causa de los errores que difunde. vertirlos, si acaso. Es el buen ecumenismo. Pero dar la impresión de que casi lo lamentamos y que, después de todo, iríamos encantados a hablar con ellos, no es posible ”(31) .

20 - ¿Al contrario, no habría que unirse y hacer frente común?

“El pacto de alianza estaba en vigor desde hacía 15 años. No había más que renovarlo el 30 de junio en la unanimidad doctrinal y prudencial: era indispensable para continuar el combate por Cristo Rey. (…) Quien [Dom Gérard] rompió la alianza sagrada llama ahora a una nueva alianza ”(32) .

“Creo que lo que ha contribuido a perder a Dom Gérard es su preocupación por “ abrirse a todos aquellos que no están con nosotros y que podrían también sacar provecho de la liturgia tradicional” . Nosotros queremos intentar, decía, no tener ya esa actitud crítica, estéril, negativa. Vamos a esforzarnos por abrir nuestras puertas a todos los que eventualmente no tengan nuestras ideas, pero que amen la liturgia, a fin de hacerles participar también en los beneficios de la vida monástica. Desde aquella época yo me había inquietado por lo que consideraba como una operación muy peligrosa. Era la apertura de la Iglesia al mundo y se ha constatado ciertamente que es el mundo el que ha

26 Catecismo de las verdades oportunas: los “ralliés” (vistos por Mons. Lefebvre) convertido a la Iglesia. Dom Gérard se ha dejado contaminar por ese medio que ha recibido en su monasterio”(33) .

21 - ¿No es un poco severo?

“Pero no. (…) No tenemos dificultades con Roma con el corazón alegre. No es por gusto por lo que hemos debido combatir. Lo hemos hecho por principios, por guardar la fe católica. Y ellos estaban de acuerdo con nosotros. Y después, de golpe, se abandona el verdadero combate para aliarse con los destructores bajo pretexto de que se les concede algunos privilegios. Es inadmisible. Han abandonado prácticamente el combate de la fe. Ya no pueden atacar a Roma”(34) . m (1) Mons. Lefebvre, carta del 18 de agosto de 1988 al padre Tomás de Aquino. (2) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 79 de enero-febrero 1991. (3) Para más información, podemos remitirnos a Combat de la foi nº 176 “Ecclesia Dei? Danger!”, marzo de 2016, o al Padre Gaudron, Catecismo católico de la crisis en la Iglesia, ed. Fundación San Pío X, 2014, último capítulo. (4) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 79 de enero-febrero 1991. (5) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 79 de enero-febrero 1991. (6) En su carta al Papa del 8 de julio de 1988 Dom Gérard solicitaba para sus monjes “la gracia de que se nos levanten todas las censuras e irregularidades en que hayamos podido incurrir por el hecho de que la mayor parte de nuestros sacerdotes han sido ordenados por Su Excelencia Monseñor Marcel Lefebvre, entonces suspenso” Fideliter nº 67 enerofebrero 1989, p. 10. “Es una razón suplementaria para no aceptar un cisma y lo he dicho públicamente desde las primeras amenazas hechas contra Écône, hace ya un año” (R.P. Bruno de Blignières, Famille chrétienne, 21 de julio de 1988). (7) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 79 de enero-febrero 1991. (8) En dependencia de la comisión romana fundada por el motu proprio epónimo por el que se condenaron las consagraciones de 1988. Esta Comisión ha sido suprimida el 19 de enero de 2019 y sus competencias absorbidas por la Congregación para la Doctrina de la Fe. (9) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 79 de enero-febrero 1991.“““ (10) Mons. Lefebvre, sermón con ocasión de los 20 años de la Hermandad, Fideliter nº 76 de julioagosto 1990, p. 11. (11) “Dejando por otro lado todas las cosas iguales, es decir la fe y los sacramentos a salvo, es mejor estar de acuerdo con las leyes de la Iglesia que contravenirlas” Declaración de Dom Gérard, Fideliter nº 65, septiembre-octubre 1988, p. 18. (12) “Es perjudicial que la propia Tradición de la Iglesia sea relegada fuera de su perímetro oficial, visible. (…) La visibilidad de la Iglesia es uno de sus caracteres esenciales” Declaración de Dom Gérard, Fideliter nº 65, septiembre-octubre 1988, p. 18. (13) Mons. Lefebvre, carta del 24 de mayo de 1988 al cardenal Ratzinger. (14) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 79 de enero-febrero 1991. (15) Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 68 de marzo-abril 1989, p. 13-14. (16) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 70 de julio-agosto 1989, p. 6. (17) Conferencia de Mons. Lefebvre, Écône, 9 de septiembre de 1988. (18) Padre Schmidberger, Fideliter nº 65 de septiembre-octubre 1988, p. 20. (19) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 70 de julio-agosto 1989, p. 6. (20) Mons. Lefebvre, carta del 20 de mayo de 1988 al papa Juan Pablo II. (21) Dom Gérard, sermón del 2 de agosto de 1987, Fideliter nº 67 de enero-febrero 1989, p. 5. (22) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 70 de julio-agosto 1989, p. 13-14. (23) Carta de Mons. Lefebvre a Mons. de Galarreta en 1989. (24) Reflexiones, 29 de julio de 1976, Itinéraires, La condamnation sauvage, nº 40. (25) Mons. Lefebvre, entrevista al Figaro del 2 de agosto de 1976. (26) Mons. Lefebvre, sermón de las consagraciones. (27) Entrevista exclusiva con Mons. Marcel Lefebvre, Fideliter nº 79 de enero-febrero 1991. (28) Mons. Lefebvre, carta del 18 de agosto de 1988 al padre Tomás de Aquino. (29) Mons. Lefebvre, carta del 18 de agosto de 1988 al padre Tomás de Aquino. (30) Conferencia en Flavigny, diciembre de 1988, Fideliter nº 68, p. 16. (31) La Iglesia infiltrada por el modernismo, p. 139. (32) Padre Schmidberger, Fideliter nº 65 de septiembre-octubre 1988, p. 20. (33) Mons. Lefebvre, Fideliter nº 66 de noviembrediciembre 1988, p. 14-15. (34) Entrevista exclusiva con Mons. Lefebvre, Fideliter nº 79 de enero-febrero de 1991.

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