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Crónica de la Hermandad en España

Si la colección de nuestra revista no nos engaña (véase el número 233 de Tradición Católica), fue en octubre de 2011 cuando la Hermandad organizó por primera vez la peregrinación al venerable monasterio mariano de Nuestra Señora de Guadalupe, dirigida en aquella primera ocasión por los Rvdos. Padres Luis María Canale (hoy de vuelta en la Argentina) y Pierre Mouroux (hoy superior del distrito de México), y ya convertida en una pequeña tradición. Sin interrupción, ni siquiera el pasado año 2020 cuando, a causa de las restricciones derivadas de la

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40 Crónica de la Hermandad en España epidemia, quedó reducida a una sola jornada, en lugar de la habitual marcha de dos días desde Mohedas de la Jara, en total 45 kilómetros, que este año hemos recuperado entre el sábado 25 y el domingo 26 de septiembre.

Encabezados por los Rvdos. Padres Gastón Driollet y Jacobo Elías (este segundo ordenado este año y destinado a la Casa de España desde agosto, sea bienvenido), un numeroso grupo de fieles, más de cuarenta el sábado y casi setenta a la llegada el domingo, hicieron toda la peregrinación o parte de ella a pie y honraron a Nuestra Señora. Sea la Virgen de Guadalupe nuestro amparo y protección, y seamos el año que viene, Dios mediante, todavía más numerosos en honrarla.

“Guadalupe: el eremitorio más nacional de España. Esa Virgen que viniendo de Jerusalén a Roma desembarcó en Sevilla con San Isidoro y los reyes góticos. Y para huir del oriente bárbaro se refugió en estos montes. Donde un día mágico de primavera se apareció a un vaquero para decirle el supremo secreto de la piedad de nuestro pueblo: y para exigir la reverencia de nuestra historia. Por eso nuestros reyes desde Alfonso XI se arrodillaron ante esta Virgen negra, pero hermosa. Española y morenita. A la que los Reyes Católicos ofrecieron su conquista de Granada… Guadalupe, con su contemplación de lo eterno, inspiró a Carlos V el terminar su vida todopoderosa en el rincón de Yuste. Cuatro paredes enceldadas y encaladas. Y un ataúd de tablas de castaño serranizo. Y como a Carlos el César también ese monasterio de Jerónimos embelesó a Felipe II, y edificó, sobre esta misma línea del Tajo, su Escorial… regia corona de Guadalupe, Yuste, Escorial” (Ernesto Giménez Caballero, Genio de España, Nota para las ediciones de 1939).

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