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Opinion / Opinión Repentant Judas /Judas Arrepentido
from A Time of Angst
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Judas Arrepentido
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Jorge Martínez, Newman, CA
Repentant Judas
El editorial en el New York Times , de David Hughes de Newport, VA., ejemplifica los muchos disfraces que usan los hombres sin escrúpulos para ubicarse en posiciones de autoridad, como, por ejemplo, convertirse en agente de policía.
Los hombres de color siempre han buscado escapar de la vulnerabilidad. En Estados Unidos, la ruta más rápida hacia la riqueza es el crimen. Otros, que no están dispuestos a tanto riesgo pero tampoco a trabajar para lograr poder a través de una educación, lo buscan a través de ocupaciones estatales y municipales de prestigio social. Postulan a departamentos de policía y bomberos predominantemente blancos y que no requiere nada más que la escuela secundaria. Lo que no se cuenta es que deben renunciar a su integridad e identidad. Deben someterse a la desconfianza, el racismo casual y a supervisión constante.
Históricamente, un blanco pobre sin educación luchando por romper las barreras en la cerrada jerarquía social se convertía en policía, sacerdote o traficante. David Hughes, un afroamericano, nunca dijo que buscaba mejorar la difícil situación de su gente. No menciona que después de convertirse en policía tuvo miles de oportunidades para exponer el racismo antes del actual y bizarro momento histórico.
Nunca, desde la masacre de la Guardia Nacional de estudiantes blancos en la Universidad Estatal - Kent en los 1970s, tantos estadounidenses blancos salieron a las calles.
Este despertar de justicia social no tiene precedentes —donde los blancos se han librado de la indolencia ante la injusticia racial. Este es vercontinued on next page T he editorial by David Hughes of Newport, VA. in the New York Times exemplifies the many disguises used by unscrupulous men to gain positions of authority, as in becoming a police officer. Men of color have always sought escape from helplessness. In America the fastest route to wealth is crime. Others, unwilling to take that risk, neither to work towards achieving power via an education, seek it via socially prestigious State and City occupations. These apply to the predominately white fire and police department that requires nothing more than high school. The unwritten secret is that they must abandon their integrity and identity. They must submit to distrust, casual racism and constant micromanagement. Historically, uneducated poor whites fighting the closeddoor social hierarchy became cops, priests or traffickers. David Hughes, a black man, never stated he sought to improve his people’s plight. He neglects to mention that after becoming a cop he had thousands of opportunities to expose racism prior to this bizarre wrinkle in time.
Not since the 1970’s Kent State University massacre by national guardsmen upon white students have so many white Americans protested.
This social justice awakening is unprecedented —where White people have shaken off complacency on racial injustice. This is truly a unique moment in history. Coincidently, never have our rights been so threated. Never in modern history has a president so blatantly splashed racism in our faces and flaunted disdain for people of color.
Now, after so many deaths and thousands protest when it’s safe to do so does David Hughes appears to defame the occupation that quenched his thirst for power. Isn’t it prudent to ask, how many times did he, as a Black Officer, personally witnessed racist violence? How many murders did he cover up or ignore? How many false reports did he file or co-sign? How many tainted testimonies did he make? Are we to believe he is now —magically—someone we should listen to and trust? We must also ask, what are his objectives? Why would a Repentant Judas speak up? Is he looking for a position as a titled overseer?
We must assume so. Judas didn’t suddenly re-create himself and continued on next page
daderamente un momento único en la historia. Coincidentemente, nuestros derechos nunca han sido tan amenazados. Nunca en la historia moderna un presidente nos ha salpicado tan descaradamente el racismo en la cara y ha hecho alarde de desdén por las personas de color. Ahora, después de incontables muertos y miles protestan cuando es seguro hacerlo, David Hughes parece difamar la ocupación que calmó su sed de poder ¿Sería prudente preguntar cuántas veces él, como policía negro, fue testigo de violencia racial? ¿Cuántos asesinatos encubrió o ignoró? ¿Cuántas denuncias falsas presentó o co-firmó? ¿Cuántos testimonios tergiversados hizo? ¿Vamos a creer que él es ahora, mágicamente, alguien a quien debemos escuchar y en quien confiar? También debemos preguntarnos, ¿cuáles son sus motivos? ¿Por qué confesaría un Judas Arrepentido? ¿Está buscando un puesto con título?
Debemos suponer que sí. Judas no se volvió a crear de repente, y regresó sugiriendo un pensamiento racional y piadoso. Como Judas, David Hughes no puede servir a dos amos. Es un traidor a sus compa- continúa a la vuelta
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Repentant Judas
from the previous page returned suggesting pious rational thinking. Like Judas, David Hughes cannot serve two masters. He is a traitor to his fellow officers and must now have a bull’s eye on his back. He, a black man helped create the problem he is now offering to resolve. President Trump is doing the same by crippling the postal service to, then, claim it would invalidate the election. President “W” Bush started a war, we are still fighting, then claimed to win it. David Hughes is the Ted Cruz of Texan Latinos and the Clarence Thomas of Black Americans who use their ethnicity to gain creditability. He is Brent Kavanagh of the shame of the Supreme Court.
Judas’s sold his soul for silver. As per Sun-Tzu, the first rule of war is deception. The editors at the New York Times were naive to fall for an obvious ploy by a well-rehearsed and experienced liar.
There are millions of men of color like myself who endured inner departmental racism long enough to discover it is institutional, prevalent and approved by administrators before quitting. A genuine man of principles —not a would-be Messiah— would have spoken up right away and exposed his Department’s corruption. No Black police chief or white savior will Jorge Martínez change any Police departStockton, CA ment. As Martin Luther King, stated, the color of one’s skin is never an indicator of their character or courage. We as a nation must first acknowledge the concept of a police force that protects and serves was developed as a marketing tool to sell the idea, that like the Constitution, it includes everyone.
White America is not ready to look in the mirror. The problem is ugly, putrid and runs much deeper.
Judas Arrepentido
viene de la vuelta ñeros de uniforme y ahora debe tener una diana (shooting target) en la espalda. Él, un hombre negro, ayudó a crear el problema que ahora se ofrece a resolver. El presidente Trump hace lo mismo al tratar de paralizar el servicio postal para luego alegar que invalidará las elecciones. El presidente “W” Bush comenzó una guerra —que todavía estamos libramos— que luego afirmó haberla ganado. David Hughes es el Ted Cruz de los latinos texanos y el Clarence Thomas de los afroamericanos que usan su origen étnico para granjearse credibilidad. Es Brent Kavanagh de la vergüenza de la Corte Suprema.
Judas vendió su alma por plata. Según Tsun-Tzu, la primera regla de la guerra es el engaño. Los editores del New York Times fueron ingenuos al caer en una estratagema obvia de un mentiroso bien ensayado y experimentado.
Hay millones de hombres de color como yo que soportaron el racismo departamental interno el tiempo suficiente para descubrir que es institucional, prevalente y aprobado por los administradores antes de renunciar. Un verdadero hombre de principios —no un aspirante a Mesías— habría hablado de inmediato y habría expuesto la corrupción de su Departamento. Ningún jefe de policía negro o salvador blanco cambiará ningún departamento de policía. Como dijo Martin Luther King, el color de la piel nunca es un indicador del carácter o coraje. Nosotros como nación primero debemos reconocer que el concepto de una fuerza policial que protege y sirve fue desarrollado como una herramienta de marketing para vender la idea que, como la Constitución, incluye a todos.
La América blanca no está lista para mirarse al espejo. El problema es feo, pútrido y cala mucho más hondo.
VI: Tiro al Blanco con Jóvenes Chicanos
Nota del * Traductor: en español, “target” —en el contexto de “objetivo-meta”— es, literalmente, “blanco” (ej.: tiro al blanco) o “diana” (shooting target – ver imagen arriba). Aunque intentamos evitar el uso de dicho término para no confundirlo con “persona de raza blanca” o, más confuso aún: “human targets” con “blancos humanos” o “dianas humanas”; hubo instancias en las que no hay traducción alternativa.
Como parte de una serie que explora las experiencias vividas de dos exmiembros de pandillas, el Dr. Jesse De La Cruz y el Dr. Víctor Ríos, este artículo se centrará en las experiencias de Víctor Ríos al crecer en Oakland, California y el concepto de jóvenes chicanos como dianas* humanas.
En 1988, el antropólogo James Diego Vigil afirmó que quizás “entre el cuatro y el diez por ciento” de los jóvenes del barrio “se afiliaron” a pandillas. La pregunta es ¿qué causó este fenómeno? Existe evidencia de que la transición de ser un marginado social a vivir fuera de la ley es impulsada por el trato que reciben los jóvenes del barrio como blanco de ataques. El sociólogo Víctor Ríos describió el ser blanco de ataque humano* de la siguiente manera:
“Como blancos de ataque humano, los jóvenes inevitablemente se encuentran con un fuego pernicioso: infligirles una serie de resultados perjudiciales preconcebidos, como la estigmatización institucional, las suspensiones o expulsiones escolares, el acoso y la humillación de la policía, o el arresto y encarcelamiento en desproporción”.
No solo se convierten en el blanco para las autoridades institucionales del Estado (por ej.: escuelas, policía, tribunales, etc.), sino también en el blanco de otras pandillas