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9.2. Condiciones de la Vida Material
Continúan diciendo que, con anterioridad a esta manera de concebir el mundo, los pensadores sociales más eminentes no podían comprender los factores que regulaban la historia, este caos que se expresa en la sociedad, y más específicamente en la ciudad no podían explicarlo, por eso acudirán a Dios, a la naturaleza, a las ideas de los hombres, a las formas de socialización, al tipo de gobierno existente, etc. Sostienen que el IDEALISMO imperaba ilimitadamente en las opiniones de los hombres y en su análisis de lo urbano.
La conclusión sobre el papel que desempeña la producción y su primacía sobre la actividad espiritual, inculca de por si la idea de que entre las complejas relaciones sociales –familiares, vecinales, de clase, nacionales- son primarias y determinantes las relaciones de producción, y en las cuales juega papel determinante el trabajo humano.
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El trabajo que hacen los hombres para producir bienes materiales, será la base de la existencia social. El trabajo ha sido siempre una condición natural y necesaria de la vida humana, la base de la existencia y la evolución de la sociedad.
La existencia social de los hombres determina su conciencia social, o sea, determina todo cuanto constituye el contenido de la vida espiritual de la sociedad. Es imposible desentrañar el quid de las instituciones, ideas y teorías políticas o urbanísticas al margen de las bases sociales que les ha dado origen y que es su sistema económico de la sociedad.
9.2. Condiciones de la Vida Material. -
La historia de cada pueblo se desarrolla en cierto espacio y en determinadas condiciones naturales las cuales pueden ser diferentes en el tiempo y en el mundo.
La sociedad es una parte de la vida material que obedece a sus propias leyes internas. Sin embargo, es parte de la naturaleza y se halla en constante interacción con ella. Desde esta perspectiva, la naturaleza es necesaria para la vida de los hombres, para la existencia y el desarrollo de la sociedad.
Las condiciones naturales, en las que se realiza la interacción directa entre ésta y la naturaleza es el medio geográfico. Entendemos por Medio Geográfico como el conjunto de condiciones naturales necesarias para la existencia humana de la producción.
Marx, clasificó estas condiciones, con arreglo al papel que desempeñan en el progreso de la sociedad, en dos grandes categorías:
A. Las riquezas naturales como Medios de Vida: la fertilidad del suelo, flora, fauna, recursos hídricos, clima. Es decir, el conjunto de condiciones naturales que posibiliten al hombre su existencia.
B. Las riquezas naturales en Medios de Trabajo: la diversidad de recursos no renovables que entrega la naturaleza necesaria para la realización de la producción: los minerales, las fuentes de energía, los ríos navegables, etc.
La primera categoría de estas riquezas naturales desempeña un papel importante en las primeras fases del desarrollo y sostenimiento de la sociedad, en tanto que la segunda, en superiores, y ellas han alcanzado suma preponderancia en las condiciones históricas del capitalismo, y tal trascendencia adquiere matices singulares cuando la utilización de ambas condiciones las comparamos al interior de los pueblos. De allí que concluyamos en que estas condiciones pueden influir de distinta manera en el progreso de la sociedad según sea su nivel de desarrollo, pero no la determinará.
En la historia no hay correspondencia rigurosa entre el carácter del ambiente natural y el que presenta el medio social, o a la inversa. Ello se debe a que los hombres no se adaptan simplemente a las condiciones geográficas, como ocurre con la naturaleza viva, sino que la modifican superando muchas veces las influencias desfavorables del medio natural. El arquitecto, será quien en alguna medida interrelaciona dichas condiciones al diseñar las viviendas o los centros productivos en determinados lugares donde estas condiciones no guardan correspondencia. El sociólogo ayudará a interpretar estas relaciones y las condiciones en que se desarrollan.
Gracias a la labor transformadora del hombre, la sociedad en su conjunto ha logrado influir cada vez más en la naturaleza y a su vez independizarse un tanto de ella. Hoy es notorio ver como el hombre ha formado grandes ciudades donde las condiciones naturales para la producción son notables, y no así con las favorables para la vida. Así entonces, ha tenido que transformar los lugares inhóspitos en cómodos lugares habitables. De igual forma, así como por mucho tiempo taló bosques, exterminó especies vegetales y animales, etc., hoy ha obtenido nuevas especies gracias al mejoramiento de las razas o de las semillas. Situación que lo condiciona a desarrollar nuevas tecnologías y así sentar las bases para su liberación de la naturaleza.
En estas circunstancias, se van haciendo más evidentes los peligros que entraña la influencia incontrolada del hombre sobre la naturaleza, y así es fácil comprobar los estados de ECOCIDIO –entendidos como la actividad de destrucción de algunos componentes de la biosfera- que se suceden en diversas formas y lugares.26
En relación a lo tratado, Marx y Engels, afirmaban ya en el siglo pasado:
“Con la preponderancia cada vez mayor de la población de las ciudades a las que aglomera en grandes centros, la producción capitalista acumula por un lado, la fuerza motriz histórica de la sociedad; por otro lado, destruye, no sólo la salud física de los obreros urbanos y la vida intelectual de los trabajadores rurales, sino que además perturba la circulación material entre el hombre y la tierra, al hacer cada vez más difícil la restitución de sus elementos de fertilidad, de los ingredientes químicos que se le quitan y usan en forma de alimentos, vestimenta, etc.”27
El arquitecto o urbanista, no puede modificar irreflexiblemente la naturaleza, pensando únicamente en las necesidades diarias y haciendo caso omiso a las consecuencias del futuro de sus actos. Y en oposición al ecocidio tendrá más bien que defender las políticas de ecodesarrollo, entendidas estas como el proceso de transformación (o formación) racional del medio ambiente en interés del hombre. Finalmente, su objetivo principal, será el establecimiento de una estrategia ecológica equilibrada y en correspondencia en grado máximo a las necesidades de los hombres.
Otro factor natural del desarrollo de la sociedad es la Población28. Ella juega un papel influyente en el avance de la producción y la sociedad, no es una fuerza determinante una del otro.
De allí, que el crecimiento y densidad demográfica no dependa únicamente de la voluntad personal, sino más bien, de las condiciones económicas que desarrollan los hombres. De otro lado, tanto en el pasado como en la actualidad, el régimen social, su avance y el peso de uno a otro régimen no depende de la densidad poblacional que tenga un país o sociedad. Por el contrario, el crecimiento y calidad de la población no se halla al margen de las condiciones económicas de la sociedad. Por eso Marx definió que en las condiciones de cada régimen social regía una ley específica de crecimiento de la población.
26 Sembrando de cemento en perjuicio del área agrícola. La contaminación ambiental, la exterminación de algunas especies animales y vegetales, serán sus efectos –en muchos casos- irreversibles. 27 Marx Carlos. “El Capital”. pag. 481. 28 Entendemos por población al conjunto de personas que habitan un determinado territorio, y cuyo crecimiento se halla sujeto a las condiciones biológicas y socioeconómicas imperantes en un sistema dado.
En la sociedad capitalista, en que la producción está supeditada a los intereses de la ganancia, la racionalización del trabajo, la mecanización y la automatización, al aumentar en medida colosal la productividad del mismo, desplazan una parte de los obreros de la producción y engendran el paro forzoso. El capitalismo origina sin cesar una población obrera relativamente excedente, privada de medios de subsistencia. Es ésta una ley propia en lo referente al crecimiento de la población.
La población excedente o superpoblación relativa adopta tres formas:
A. La Superpoblación Estancada: Conformada por varias capas de trabajadores dentro de las cuales está aquella parte de la clase obrera caracterizada por su ocupación en extremo irregular. Destacando en primer término, los obreros no calificados, por las personas que residen en las llamadas zonas de calamidad, es decir, allí donde se reduce la actividad industrial; por las que temporalmente han perdido su capacidad de trabajo, por los desplazados de la producción como resultado del progreso científico técnico.
B. La Superpoblación Flotante: Es una de las formas de superpoblación relativa del capitalismo y relacionada con el carácter cíclico y anárquico del desarrollo de la economía capitalista; cuando el obrero tan pronto tiene trabajo como se queda sin él, existiendo una parte de la población económicamente activa en desempleo permanente. Se encuentra más ampliamente difundida en las ciudades. Con el aumento de la composición orgánica del capital una parte de los obreros resulta sobrante y es arrojada fuera de la producción. Por otra parte, se incrementa el capital en funciones, se amplía la producción y aumentan los requerimientos de fuerza de trabajo.
La magnitud de la superpoblación flotante depende directamente del ciclo capitalista. Su cuantía máxima alcanza en los periodos de crisis y de descenso de la producción, aunque continúe existiendo en cualquier fase del ciclo. En las crisis del capitalismo, las proporciones de la superpoblación flotante aumentan, manteniéndose incluso en los periodos de reanimación y auge de la producción. En la estructura de la superpoblación flotante influye considerablemente la revolución científico técnico. Esta ha conducido a limitar la edad tope del obrero, al llegar a “cesar” o jubilarse, y por regla general, engrosar las filas de desempleo.
C. La Superpoblación Latente o Agraria: Esta es otra de las formas de superpoblación relativa, y ella se produce, al igual que las anteriores, por la modificación o elevación de la composición orgánica del capital en la