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Estilos de vida y desarrollo humano [5.1] ¿Cómo estudiar este tema? [5.2] Salud pública [5.3] Estilos de vida y salud [5.4] Ecología del desarrollo humano

TEMA

5

[5.5] Referencias bibliográficas


TEMA 5 – Esquema

Modelo ecológico  Cronosistema  Globosistema  Macrosistema  Exosistema  Mesosistema  Microsistema.

Desarrollo humano

Acciones sanitarias Epidemiología

Salud pública Factores protectores

Biología humana

Factores de riesgo

Estilos de vida

La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades (OMS, 1948).

Educación para la Salud (EpS)

Servicios sanitarios

Medioambiente

Factores que determinan la salud

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Esquema

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Ideas clave 5.1. ¿Cómo estudiar este tema? Para estudiar este tema lee las ideas clave recogidas a continuación. Salud pública Según Winslow (1920), la salud pública es la ciencia y el arte de impedir las enfermedades, prolongar la vida y la eficiencia mediante el esfuerzo de la comunidad para: el saneamiento del medio ambiente, el control de las enfermedades transmisibles, la educación de los individuos en la higiene personal, la organización de los servicios médicos y de enfermería para el diagnóstico temprano y el tratamiento preventivo de las enfermedades, el desarrollo de un mecanismo social que asegure a cada uno un nivel de vida adecuado para la conservación de la salud, (citado en Castillo, Hernández y Rosales, 1998, p. 9). Los principales determinantes de la salud son: la conducta humana (estilos de vida), el medio ambiente, los servicios sanitarios y la biología humana. Estilos de vida y salud Dumont y Clua (2015) plantean el concepto de estilo de vida desde una perspectiva multidimensional formada por las siguientes: temporal, visibilidad, espacial, compromiso y reflexividad. Los factores protectores se definen como los rasgos individuales, familiares y elementos socioculturales, que eliminan, disminuyen o neutralizan el riesgo de que una persona vea alterado su estado de salud. Se asumen como aquellas características que, además, contribuyen a que las personas mantengan e incremente su nivel de calidad de vida. La OMS los define como cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que aumente su probabilidad de sufrir una enfermedad o lesión.

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Algunos de los hábitos relacionados con la buena salud Acoger comportamientos de seguridad. Nutrirse adecuadamente. Evitar el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. Práctica de sexo responsable y seguro. Desarrollo de un estilo de vida minimizador de estados mentales negativos. Práctica regular de ejercicio físico. Tabla 1. Algunos hábitos relacionados con la buena salud.

Ecología del desarrollo humano El desarrollo humano se concibe como un proceso de acomodación progresiva entre el ser humano y los entornos en los que participa. Incluye las relaciones que se establecen entre los entornos y también los contextos de mayor alcance en los que se incluyen (Bronfenbrenner, 1987). Plantea un conjunto de estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe dentro de la siguiente. Estas estructuras son el microsistema, el mesosistema, el exosistema, el macrosistema, el cronosistema y el globosistema. Este tema centrará su desarrollo en la salud pública como área de intervención en el que el bienestar sanitario de las poblaciones es fundamental. Profundizará el concepto de estilos de vida desde el reconocimiento de los factores protectores y factores de riesgo como determinantes del bienestar de las personas y el nivel de calidad de sus vidas. Y, finalmente se introduce la comprensión del desarrollo humano desde un enfoque ecológico en el que las interacciones que las personas establecen en —y con— sus entornos de relación, como propuesta para el abordaje interventivo desde la Educación para la Salud y la Psicopedagogía Hospitalaria.

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5.2. Salud pública La salud pública, estrechamente relacionada con la epidemiología, es la disciplina encargada de la protección de la salud a nivel poblacional. Se destaca por su carácter multidisciplinar, ya que utiliza los conocimientos de otras ramas como las ciencias biológicas, conductuales, sanitarias y sociales. La salud pública es el conjunto de intervenciones organizadas por la comunidad para prevenir las enfermedades, la discapacidad y la muerte, así como para promover y restaurar la salud (Martínez, 2003, p. 10). Así entonces, cabe anotar cómo la educación para la salud, con sus vertientes de promoción y prevención abordadas en el tema anterior, se configura dentro del marco general de las políticas que a nivel estatal deben emprender las entidades sanitarias para garantizar el bienestar de sus poblaciones. En esa medida, la salud pública, más que solo un concepto, pasa a ser un campo de acción desde la cual la psicopedagogía tiene mucho por aportar. Según Winslow (1920), la salud pública es la ciencia y el arte de impedir las enfermedades, prolongar la vida y la eficiencia mediante el esfuerzo de la comunidad para: el saneamiento del medio ambiente, el control de las enfermedades transmisibles, la educación de los individuos en la higiene personal, la organización de los servicios médicos y de enfermería para el diagnóstico temprano y el tratamiento preventivo de las enfermedades, el desarrollo de un mecanismo social que asegure a cada uno un nivel de vida adecuado para la conservación de la salud, (citado en Castillo, Hernández y Rosales, 1998, p. 9). Adicional a esta definición, aun con gran vigencia en el mundo actual, plantean los autores la importancia de integrar lo correspondiente a las acciones técnicas y conocimientos que atañen a la recuperación y a la rehabilitación de la salud como elemento esencial a la hora de concebir una visión general y amplia de lo que se debe asumir como salud pública. Esta definición nos permite reconocer cómo encamina las acciones interventivas hacia el fomento, protección, recuperación y la rehabilitación de la salud, a partir de la mejora y optimización de los servicios sanitarios en el cumplimiento de su función social.

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Protección a la salud

Fomento a la salud

Salud pública

Funciones generales de servicio médico o sanitario

Recuperación de la salud

Rehabilitación de la salud

Figura 1. La salud pública.

Factores determinantes de la salud En el año de 1974 se publicó un informe de gran pertinencia en lo que a salud pública se refiere: Lalonde. Partió de la base de que la salud o la enfermedad no estaban relacionadas simplemente con factores biológicos o agentes infecciosos, sino que, realmente, existía un origen marcadamente socio-económico. Este documento enfatiza los diversos elementos que determinan el estado de salud individual y colectiva.

Figura 2. Determinantes de la salud. Fuente: Martínez (2003)

Como podemos observar, el informe indica que los dos principales elementos, y de mayor influencia, son la conducta humana y el medio ambiente. En primer lugar, la conducta asumida como acciones individuales y comportamientos colectivos en lo relativo a la conducta sexual, nutrición, higiene, relaciones interpersonales —con

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especial relevancia de las relaciones familiares—, los hábitos de consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, y de actividades de ocio, manejo del tiempo libre y recreación. Y, en segundo, el medio ambiente, de los cuales se destaca la calidad del agua, la higiene de los alimentos, las condiciones de las viviendas y barrios, la seguridad e higiene en el trabajo, la escuela, etc. Como apunta Briceño-León (2000), «la salud es una síntesis; es la síntesis de una multiplicidad de procesos, de lo que acontece con la biología del cuerpo, con el ambiente que nos rodea, con las relaciones sociales, con la política y la economía internacional». (p. 15). En definitiva, la salud pública, al reconocer estos múltiples determinantes, insta a todos los profesionales no solamente al trabajo interdisciplinario, sino también a asumir el concepto de salud, como un fenómeno que deja de ser un exclusivamente médico, encerrado en el interior de los hospitales, para conformar un tema que les atañe a todos los actores de la sociedad. (Alcántara, 2008. p. 102).

5.3. Estilos de vida y salud En relación a lo señalado en el apartado anterior, las acciones individuales y los comportamientos colectivos en lo relativo a nutrición, conducta sexual, relaciones familiares y hábitos en consumos de drogas y de actividades de ocio, en conjunto son descritos en lo que se conoce como estilos de vida (Martínez, 2003). Según Boyd y Levy (1967, citado en Corraliza y Martín, 2000), el concepto de estilo de vida posee dos características fundamentales: la primera es que el estilo de vida es compartido y, la segunda, consecuencia de lo anterior, es que se predicen características homogéneas en aquellos que pertenecen al mismo estilo de vida. El estilo, o estilos, de vida, se define como un conjunto de valores que, como expresión cultural impregnada en las individualidades, se constituyen en los principios desde los cuales las personas viven sus realidades (actúan, piensan e incluso sienten). En ese sentido, el estilo de vida ha de ser asumido desde la estrecha relación que existe entre lo que las personas hacen, piensan y sienten, y sus propios preceptos culturales. Además, designa la forma o manera en que se entiende la vida

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en el sentido de una identidad, una idiosincrasia, particular o grupal (local, regional, nacional, generacional, cultura, subcultura, etc.), y que se expresa en todos o en cualquiera de los ámbitos del comportamiento, en la relación con el entorno y en las relaciones interpersonales. Para la epidemiología, este se establece como hábito de vida o forma de vida y como conjunto de comportamientos o actitudes que desarrollan las personas, que a veces son saludables y otras veces son nocivas para la salud. En el caso de la sociología, se define como la manera en que vive una persona (o un grupo de personas). Esto incluye la forma de las relaciones interpersonales, del consumo, de la hospitalidad y de la forma de vestir, lo que en definitiva lo designa como el reflejo de las actitudes, valores o la visión que una persona tiene del mundo. Desde esta perspectiva, tener una forma específica de vida implica una opción consciente o inconsciente entre un sistema de comportamientos. «El concepto de estilo de vida, dentro de su complejidad, tiene tres características comúnmente aceptadas. La primera es que los distintos estilos de vida, están configurados en gran parte por el sistema de valores de cada persona. La segunda, consiste en su aplicabilidad a todos los ámbitos en los que se mueve el ser humano, incluyendo su relación con el medio ambiente y el consumo energético. La tercera es que un mismo individuo puede pertenecer a varios de los mismos ya que, los estilos de vida, no son excluyentes entre sí». (Corraliza y Martín, 2000, p. 35). Con propósitos prácticos, de cara a las pretensiones de este manual, nos permitimos incorporar la propuesta que Dumont y Clua (2015) realizan sobre el concepto de estilo de vida desde una perspectiva multidimensional. Para estos autores las dimensiones: temporal, visibilidad, espacial, compromiso y reflexividad están imbricadas y son complementarias, han sido seleccionadas y formuladas a partir de estudios del ocio, colectivos marginales, procesos de salud/enfermedad, profesiones y medios de comunicación (p. 88).

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Dimensiones del estilo de vida

Temporal

Las formas de vida adoptadas se reproducen a lo largo del tiempo de forma variable y diferenciada por los individuos que compartan los mismos espacios sociales e interactúan diariamente. Construcción y transformación colectiva de signos y símbolos.

Visibilidad

Los diferentes estilos de vida de un colectivo generan diálogos e intercambios entre sí. Esta visibilidad dependerá del compromiso de sus participantes. De este modo, los estilos son ocultos; y los hábitos y comportamientos compartidos son visibles o reconocibles solo por sus miembros.

Espacial

El estilo de vida se da en un espacio determinado. Se hace referencia a espacio simbólico, o territorio situacional, que se construye en la cotidianidad y en la interacción social (Goffman, 1979); el espacio social, conservado y transformado por los grupos sociales en la medida de sus necesidades; y el espacio territorial, lugar en el que las personas se sienten relativamente seguras, defendiendo su identidad.

Compromiso

Se refiere a la inversión de interés en distintas conductas y se caracteriza por la consistencia en la adopción y reproducción de estas últimas (Becker, 1960; 1963). Dedicación de un individuo a la adopción consciente o inconsciente de una serie de conductas.

Reflexividad

Estilo de vida como construcción reflexiva en la frontera entre estructura social, apropiación y percepción activa del entorno por parte de los individuos. Relacionada con la concepción de gusto de Hennion (2004), se define como algo determinado por la posición social de los individuos. Concebimos el gusto como una construcción social, como un proceso de negociación; y el establecimiento de vínculos como las distintas maneras de relacionarse con las prácticas culturales.

Tabla 2. Dimensiones del estilo de vida. Fuente: adaptado de Dumont y Clua, 2015, 88-92.

Factores protectores y factores de riesgo Cada vez es más clara la influencia que tienen el medio ambiente, las condiciones sociales, las relaciones interpersonales y el estado psicológico en la salud de las personas. Desde esa perspectiva, las acciones que se realizan desde la salud pública se orientan en primera instancia al reconocimiento de aquellos factores que podrían favorecer, o de lo contrario, perjudicar el estado de bienestar social, físico y mental de la gente. Cuando hablamos de aquellos factores que cumplen una función beneficiosa y promotora de salud; por el contrario, cuando hablamos de factores que obstaculizan o impiden un adecuado desarrollo y bienestar, hablamos de los factores de riesgo. Los factores protectores se definen como los rasgos individuales, familiares y elementos socioculturales, que eliminan, disminuyen o neutralizan el riesgo de que una

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persona vea alterado su estado de salud. Se asumen como aquellas características que, además, contribuyen a que las personas mantengan e incremente su nivel de calidad de vida. En el estudio de los factores protectores, señalan Góngora y Casullo (2009), la atención se ha focalizado en el bienestar psicológico (Fava, 1999); el optimismo (Seligman, Reivich, Jaycox & Gillham, 1995); la esperanza (Klausner, Snyder & Cheavens, 2000) y el afrontamiento afectivo. (Snyder, 2001). En la literatura especializada podemos encontrar varios ejemplos. Así, identificamos características de personalidad, tales como creencias encaminadas a que el bienestar es posible, la introspección, la inteligencia emocional, la autoestima, el pensamiento crítico y reflexivo, la asertividad en el establecimiento y mantenimiento de relaciones interpersonales, y también la relación positiva y constructiva consigo mismo. En este caso se trata de personas que velan por el bienestar físico, mental y social, propio y el de los otros, manteniendo un equilibrio entre conductas altruistas y egoístas, así como el reconocimiento de la importancia de buscar espacios para estar solo consigo mismo, y también momentos y espacios para compartir con otros. (Cuervo, 2016). Se han de considerar, además, aspectos de carácter más sociodemográfico, tales como nivel de estudios, estabilidad económica, etc. En cuanto a características familiares, se pueden destacar la cohesión, que tiene que ver con la vinculación emocional; la adaptabilidad, que contempla la facilidad/flexibilidad ante los cambios requeridos para un óptimo desarrollo vital (individual y familiar); la comunicación constructiva, que se encuentra en la base para la configuración de un contexto relacional nutricio (emocionalmente hablando); y los estilos de parentalidad y de conyugalidad. Los estilos de parentalidad se refieren al cumplimiento de las funciones de protección y socialización de los hijos e hijas. Los de conyugalidad, al establecimiento, mantenimiento y renovación del vínculo afectivo en la pareja. Con respecto a elementos socioculturales, podemos destacar las condiciones físicas y estructurales de la vivienda, de los entornos de desarrollo más próximo; las características propias de una convivencia social basada en el respeto, la solidaridad, la aceptación legítima de las diferencias y de la diversidad, y claro, de gran importancia, la solidez, claridad y permanencia de políticas públicas encaminadas a la equidad, la paz, la justicia y la libertad.

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Numerosas investigaciones han puesto de manifiesto que los estados psicológicos desempeñan un papel destacado en la salud. Los sentimientos y emociones pueden repercutir de modo positivo o negativo en el bienestar de las personas. Por ejemplo, el sentirnos amados y apoyados por otras personas adquiere un enorme valor cuando tenemos que afrontar situaciones estresantes. (Wallston et al., 1983, citado en Becoña et al., 1999). La OMS define los factores de riesgo como cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que aumente su probabilidad de sufrir una enfermedad o lesión. Para la epidemiología, por otra parte, son aquellas características y atributos (variables) que se presentan asociados diversamente con la enfermedad o el evento estudiado; no son necesariamente las causas, sólo sucede que están asociadas con el evento o la enfermedad. Podemos destacar la clasificación que se realiza de los riesgos como tangibles y los intangibles. Cuando hablamos de los riesgos tangibles lo hacemos haciendo referencia a aspectos demográficos, por ejemplo, edad, sexo, estado civil, lugar de nacimiento. Al hablar de los intangibles, nos referimos principalmente a aspectos psicológicos de la persona (valores, preferencias y actitud). Un trabajo desde la perspectiva del riesgo se orienta a la identificación de los factores que probablemente estarían relacionados con una enfermedad con el propósito de intervenirlos y con ellos disminuir la aparición de una enfermedad o su reducción si esta ya está presente. En todas las sociedades encontramos grupos de personas que, por diferentes condiciones personales y sociales, son más susceptibles al desarrollo de un tipo de enfermedad. A estas poblaciones se las reconoce como en situación de vulnerabilidad o población vulnerable. Muchas de las acciones se orientan prioritariamente a facilitar una mejora en sus condiciones de vida, así como a la promoción de hábitos de vida saludables que contribuyan a que la probabilidad de que la enfermedad se produzca. En definitiva, el estilo de vida se entiende como la manera de vivir y de comportarse en múltiples áreas de la vida: alimentación, trabajo y ocio, sexualidad/afectividad, actividad y descanso, consumo de tabaco, conducción, relación consigo mismo y con otras personas, etc. Cada estilo de vida depende de cómo es cada uno, la forma de pensar, sentir y actuar, las condiciones de vida y factores socioculturales de la sociedad en la que se vive, el entorno cotidiano dónde se actúa y trabaja.

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Consejos para seguir un estilo de vida saludable Aliméntate de forma sana. Mantén una buena hidratación. Realiza ejercicio cardiovascular habitualmente. Tonifica musculatura. Potencia una vida con hábitos y pautas sanas. Elimina el estrés. Descansa adecuadamente. No le tengas miedo a la soledad. Aprovecha tu tiempo de ocio. Afianza y vive tu espiritualidad. Comparte con tu familia y amigos. Tabla 3. Consejos para seguir una vida saludable.

5.4. Ecología del desarrollo humano Asumir la salud como fenómeno complejo, como mencionamos en el tema 3, implica también reconocer la importancia del conjunto de relaciones que la persona configura en sus distintos entornos de participación como determinantes para su propio desarrollo. Además, como acabamos de ver en el apartado anterior, las relaciones y la afectividad subyacente son de gran valor a la hora de querer trabajar en la promoción de actitudes y hábitos saludables porque definitivamente son la base para la construcción de una vida de calidad y con bienestar. La propuesta teórica que presentemos a continuación se configura como un marco para el análisis y la intervención, y que consideramos de gran pertinencia para el trabajo que se propone en este manual de educación para la salud y psicopedagogía hospitalaria. Se trata de la teoría ecológica del desarrollo humano planteada por el psicólogo Urie Bronfenbrenner. En esta perspectiva, el desarrollo humano se concibe como un proceso de acomodación progresiva entre el ser humano y los entornos en los que participa. Incluye las relaciones que se establecen entre los entornos y

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también los contextos de mayor alcance en los que están incluidos dichos entornos. (Bronfenbrenner, 1987).

Desarrollo humano Lógica relacional

Conducta humana

Acomodación agresiva

Ecología

Entornos de participación

Interacción

Figura 2. Desarrollo humano.

Bronfenbrenner se refiere a desarrollo humano o desarrollo psicológico como los cambios perdurables en el modo en que una persona percibe su ambiente y se relaciona con él (Bronfenbrenner, 1987, citado en Gifre y Esteban, 2012). Además describe el ambiente ecológico como un conjunto de estructuras seriadas, cada una de las cuales cabe dentro de la siguiente. El primer conjunto corresponde a aquellos entornos más cercanos a la persona en desarrollo y en los que participa activamente, se llevan a cabo roles, se mantienen relaciones interpersonales y se realizan rutinas cotidianas de interacción que generan unos fuertes vínculos emocionales. Este nivel es el microsistema. Aquí podemos agrupar el hogar, el aula de clase, el lugar del trabajo, etc. El segundo nivel, el mesosistema, que reconoce las relaciones entre dos o más microsistemas, por ejemplo, la familia y la escuela, en el caso de unos padres visitando en la escuela al tutor de uno de sus hijos. El siguiente nivel corresponde al exosistema. En este se agrupa el conjunto de entornos en los que la persona no participa directamente, pero lo que ocurra allí sí le afecta directamente. Encontramos aquí, por ejemplo, el lugar de trabajo de los padres, el grupo de amigos de su padre, etc. A continuación, nos encontramos con el macrosistema, definido por el autor como «las correspondencias, en forma y contenido, de los sistemas de menor orden (micro, meso y exo) que existen o podrían existir, al nivel de la subcultura o de la cultura en su totalidad, junto con cualquier sistema de creencias o ideología que sustente estas correspondencias». (Bronfenbrenner, 1987. p. 45).

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Cronosistema

Globosistema Macrosistema Exosistema Mesosistema Microsistema Figura 3. Teoría ecológica. Fuente: Adaptado de Bronfenbrenner (1987).

Siguiendo con la propuesta del autor, cualquier fenómeno psicológico emerge en un determinado ambiente ecológico, pero también se expande a través del tiempo. Estamos ante lo que define como cronosistema. Este nivel corresponde entonces a la incorporación de la dimensión tiempo como también, el grado de estabilidad o cambio en el mundo de la persona en desarrollo; es decir, su influencia sobre otros sistemas. Consideramos, de manera particular, que este nivel de la temporalidad también podría ser asumido desde su matiz histórico-cultural en el que se resalta el cómo las personas pensamos, actuamos e incluso sentimos en relación a lo que en cada época histórica es legítimo en cuanto a cómo actuar, pensar y sentir. Finalmente encontramos el globosistema, el cual tiene que ver con la relación con el medio ambiente, como el clima o los desastres naturales. Como podemos ver, esta teoría es muy práctica, ya que permite no solo el reconocimiento de los diferentes entornos de participación de las personas en desarrollo, sino además brinda una oportunidad para sistematizar dicha información y que se convierta en un recurso de trabajo para la intervención. Es un modelo teórico que enfatiza la importancia de los ambientes ecológicos (contextos sociales) para la comprensión del desarrollo humano; reconoce la progresiva acomodación entre un ser humano activo y las propiedades cambiantes de los entornos en los que participa.

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4.5. Referencias bibliográficas Alcántara, G. (2008). La definición de salud de la Organización Mundial de la Salud. Sapiens. Revista universitaria de investigación, 9(1), 93-107. Recuperado de: http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S131758152008000100005&lng=es Briceño-León, R. (2000). Bienestar, salud pública y cambio social. En Briceño-León, R., De Souza, M, y Coimbra, C. (coords.). Salud y equidad: una mirada desde las ciencias sociales (pp. 15-24). Río de Janeiro: Editora Fiocruz. Becoña, E., Vásquez, F. y Oblitas, L. (1999). Promoción de los estilos de vida saludables: ¿realidad o utopía? Revista de psicología de la PUCP, 17(2), 169-228. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4611602.pdf Bronfenbrenner, U. (1987). Ecología del desarrollo humano. Experimentos en entornos naturales y diseñados. Barcelona: Paidós. Corraliza, J. A. y Martín, R. (2000). Estilos de vida, actitudes y comportamientos ambientales. Medio ambiente y comportamiento humano, 1(1), 31-56. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2110794 Cuervo, J. J. (2016). Parejas viables y su inteligencia emocional (2ª parte). Psiara. Recuperado de: http://www.psiara.cat/view_article.asp?id=4703 Dumond, G. y Clua, R. (2015). Acercamiento socio-antropológico a concepto de estilo de vida. Aposta. Revista de ciencias sociales, 66, 83-99. Recuperado de: http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/dumont1.pdf Gifre, M. y Esteban, M. (2012). Consideraciones educativas de la perspectiva ecológica de Urie Bronfenbrenner.

Contextos

educativos,

15,

79-92.

Recuperado

de:

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3972894.pdf Góngora, V. C. y Casullo, M. M. (2009). Factores protectores de la Salud Mental: Un estudio comparativo sobre valores, autoestima e inteligencia emocional en población clínica y población general. Interdisciplinaria, 26(2), 183-205. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18011827002

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Martínez, J. (2003). Nociones de salud pública. Madrid: ediciones Días de Santos. Rosales, T., Castillo, M. y Hernández, V. (1998). Introducción a la salud pública. México D.F.: Instituto Politécnico Nacional.

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Casos prácticos Caso práctico: Parejas viables y su inteligencia emocional Cuervo, J.J. (2016). Parejas viables y su inteligencia emocional. PsiAra. Colegio Oficial de Psicología de Cataluña. A continuación, encontrarás un fragmento del artículo en el cual se podrán identificar una serie de características que pueden ser asumidas como factores protectores; no solamente en lo que a la convivencia conyugal se refiere, sino también como elementos para la reflexión en torno a cómo consolidar relaciones sanas, emocionalmente hablando. Accede al artículo a través del aula virtual o de las siguientes direcciones web: http://www.psiara.cat/view_article.asp?id=4702 http://www.psiara.cat/view_article.asp?id=4703 La inteligencia emocional en acción En estas parejas, el interés por consolidar una relación estable, beneficiosa y que aporte al enriquecimiento mutuo, pasa por la importancia que cada uno da a su propio estado de salud mental y física. Se trata de personas «sanas» a las que se les percibe con buen estado de ánimo, con ganas de trabajar, de compartir con los demás; con actitudes de generosidad, de respeto y confianza; que se reconocen corresponsables en la generación de momentos y espacios saludables; que muestran facilidad para manifestar sus gustos, disgustos, acuerdos y desacuerdos. Lo que, en definitiva, nos lleva a destacarlas como hombres y mujeres que han aprendido a estar abiertos a situaciones, momentos y sentimientos tanto agradables como desagradables, a regular inteligentemente sus emociones y las de los otros, y a moderar las emociones negativas propias y ajenas y a potenciar las positivas. Para estas parejas es clara la idea según la cual una cosa es estar de acuerdo y otra muy distinta llegar a acuerdos. En sus conversaciones se logra identificar cómo las habilidades para la negociación se han ido consolidando en la cotidianidad de su historia como pareja, pasando por el necesario ajuste de intereses y estilos personales de actuar, pensar y sentir, al inicio del noviazgo, o las formas de afrontar las vicisitudes

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propias del comienzo de un proyecto de convivencia, sea bajo la figura del matrimonio o no; hasta el reconocimiento de asuntos o áreas de vida en las que es difícil lograr estar de acuerdo, pero en donde privilegian la necesidad de llegar a acuerdos en el manejo de sus diferencias. Son parejas que reconocen la importancia del respeto por los espacios individuales y los comunes, que reafirman su autonomía personal y conyugal en el reconocimiento/ aceptación/valoración de la existencia del otro y en donde la decisión de estar juntos es vivida como responsabilidad y no como obligación. Reconocen, también, el necesario equilibrio entre intimidad y vida pública, identificando hábilmente aquellos momentos en los que creen necesaria la apertura de sus fronteras como sistema, como cuando la relación necesita “oxigenarse” o como cuando simplemente su rol como padres o hijos lo exigen, por ejemplo; y aquellos momentos en los que es imprescindible privilegiar sus acciones, cerrando sus fronteras como pareja, con el propósito de alimentar y preservar su relación. Junto con aquella característica en el reconocimiento de la importancia de su propio estado de salud, también resaltamos como esencial para una relación conyugal viable y satisfactoria, a unas personas con estilos reflexivos en su ser y en su hacer. Para estas parejas, pensar-se y conversar acerca de lo que opinan y creen sobre sus experiencias en la cotidianidad, pasa a ser un ritual permanente en el que evalúan, sopesan alternativas, se cuestionan, se contradicen, se apasionan y se enriquecen a tal punto de valorarlo como pilar de su satisfacción personal y conyugal y garante de su perdurabilidad en el tiempo. Es a partir de procesos reflexivos en los que los valores son puestos a discusión, y se crean, aprenden e integran nuevas ideas de ser pareja, nuevas maneras de afrontar y buscar solución a las vicisitudes que en la cotidianidad se dan, y no menos importante, se consolidan estilos de relación basados en la coresponsabilidad, el respeto y la conciencia en que se puede vivir bien, porque «vivir bien en pareja también es posible». Estas parejas se caracterizan por actitudes en las que el equilibrio entre altruismo y egoísmo se logra como resultado de la confluencia de factores que tienen fundamentalmente un elemento en común, el amor. Amor entendido no como aquella expresión romántica instaurada en un contexto de ideales sociales en los que prima el sacrificio heroico por el otro, la incompletud (la media naranja) o la idea simplista de que los polos opuestos se atraen; metáforas en las que impera una idea de un amor que se logra solamente estando con otro. El amor del que estas parejas hablan, es un amor

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que se hace, un amor imperfecto y a la vez perfecto, pero esa cualidad de imperfección o perfección la da la historia que ambos o ambas han logrado construir, el sentido que le han atribuido a los momentos de sus vidas en los que se hacía imprescindible hacer o aunar esfuerzos para permitir que su compañero o compañera aprendiera en soledad, o en complicidad; un amor que pasa por la aceptación incondicional de sí mismo, por la consolidación de una relación consigo mismo basada en el respeto, la confianza y la admiración, características estas que trascienden de tal manera el plano individual, entrando a participar en la construcción de la satisfacción conyugal. Son parejas que hacen el amor a diario, que construyen el amor a diario, y que valoran la importancia de quererse a sí mismos, sentirse queridos y de amar a otro u otra que se siente feliz al ser querido y al quererse. Se trata de parejas en las que el progreso material es tan importante como el espiritual, para quienes el asunto de la economía familiar es un tema sustancial y de necesaria negociación, pero no más importante que la confianza, el cariño o la admiración que se tienen. Para algunas de estas parejas la espiritualidad va más allá de la pertenencia a un grupo o doctrina religiosa en particular, pero para todas relacionada con la idea de que hay algo más allá de lo material, que la humanidad de lo humano radica en la trascendencia tanto del bien común y del individual, y no de la valoración de uno en detrimento del otro. La espiritualidad, según lo observado por nosotros, para nuestro análisis, puede también ser entendida como una característica de la complejidad que comporta el sentirnos, como especie, parte de algo que está más allá de los límites de la corporalidad y que además nos vincula emocionalmente a unos y otros con la naturaleza y con la misma historia y necesaria sostenibilidad de la vida en este planeta.

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Lecciones magistrales Educación en valores y buen trato. Incorporaremos los conceptos de educación en valores y buen trato como elementos esenciales para la consolidación de relaciones intra- e interpersonales.

Accede a la lección magistral a través del aula virtual

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+Información A fondo La transversalidad y la escuela promotora de salud. Gavidia, V. (2001). La transversalidad y la escuela promotora de salud. Revista Esp Salud Pública, 6, 505-516. En este artículo, el autor muestra la evolución de la escuela en su contribución a la educación para la salud. Como recurso didáctico, este documento es importante porque brinda herramientas conceptuales para entender el concepto de transversalidad para el campo de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web: http://www.scielosp.org/pdf/resp/v75n6/a03v75n6.pdf

Promoción de la salud y un entorno laboral saludable. Barrios, S. y Paravic, T. (2006). Promoción de la salud y un entorno laboral saludable. Rev Latino-am Enfermagem, 14(1), 36-41. Este artículo aborda el tema de la promoción de la salud en el ámbito laboral, y provee de algunas herramientas conceptuales que pueden ser de utilidad para el educador en el ámbito de la educación para la salud. Como recurso didáctico es pertinente ya que permite reconocer la amplitud del campo de acción de la intervención educativa en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. Accede al documento a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web: http://www.scielo.br/pdf/rlae/v14n1/v14n1a19.pdf

TEMA 5 –+ Información

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No dejes de ver El retorno de las epidemias En este documental se profundiza sobre cómo en la actualidad las enfermedades infecciosas se propagan con mayor facilidad entre continentes. Este recurso es importante para la materia, porque expone un asunto global ante el cual los educadores sociales, especialmente, han de estar informados. Además, también es relevante porque plantea cómo, por el tema de la globalización, la humanidad entera está en riesgo de padecer graves situaciones que pongan en peligro la salud, y allí los educadores sociales han de tener un papel central a la hora de contribuir al manejo adecuado de dichas situaciones de riesgo y peligro.

Accede al video a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web: http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-retorno-epidemias/1676452/

TEMA 5 –+ Información

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Educación para la Salud y Psicopedagogía Hospitalaria

Webgrafía Ministerio de salud. República Argentina. Página web del Programa Nacional de Municipios y Comunidades Saludables de Argentina.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:

http://www.msal.gov.ar/municipios/

U.S. Department of Health and Human Services Página web de National Institutes of Health.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección: https://www.nih.gov/

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Educación para la Salud y Psicopedagogía Hospitalaria

European Food Information Council Página web del European Food Information Council.

Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:

http://www.eufic.org/index/es/

Bibliografía Amar, J., Abello, R. y Acosta C. (2003). Un aporte investigativo desde la psicología comunitaria de la salud. Psicología desde el Caribe, 11, 107-121. Márquez, S. y Garatachea, N. (Directoras). (2012). Actividad física y salud. Madrid. Ediciones Díaz de Santos. Romaní, O. (coord.). (2010). Jóvenes y riesgos ¿unas relaciones ineludibles? España: Bellaterra.

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Actividades Trabajo: Traumas en la infancia y salud pública. Realizar un escrito reflexivo sobre el efecto que tienen los traumas en la infancia en la salud durante toda la vida. Para ello deberás visualizar el siguiente video: Accede al video a través del aula virtual o de la siguiente dirección web: https://www.ted.com/talks/nadine_burke_harris_how_childhood_trauma_affects_h ealth_across_a_lifetime?language=es#t-412278

Objetivos de la actividad Desarrollar la capacidad crítica y reflexiva. Reconocer, en la práctica, la importancia de realizar acciones efectivas que garanticen una vida de calidad en la infancia. Metodología Visualizar el vídeo propuesto: Cómo el trauma infantil afecta a la salud durante toda la vida (Nadine Burke). Identificar los principales argumentos que la Dra. Burke expone sobre la importancia de prestar mayor atención a los efectos que tienen en los niños y niñas la exposición a situaciones adversas. Realiza un escrito reflexivo en el que expongas tu opinión sobre la idea según la cual estar expuesto a la adversidad a una edad temprana afecta el desarrollo de los niños y niñas y, por tanto, su salud durante toda la vida. Criterios de evaluación de la actividad Para la evaluación de esta actividad se tendrán en cuenta los siguientes aspectos: Se valorará la capacidad de razonar la propuesta que se plantea en el vídeo. Se valorará la claridad, el lenguaje formal y reflexivo en la redacción de la actividad.

TEMA 5 - Actividades

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Educación para la Salud y Psicopedagogía Hospitalaria

Se valorará la ortografía. Extensión máxima: 1 página de Word, fuente Georgia 11 e interlineado 1,5.

TEMA 5 - Actividades

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Educación para la Salud y Psicopedagogía Hospitalaria

Test 1. La salud pública es: A. El conjunto de intervenciones organizadas por la comunidad para prevenir las enfermedades, la discapacidad y la muerte, así como para promover y restaurar la salud. B. El conjunto de intervenciones organizadas fuera de la comunidad para prevenir las enfermedades, la discapacidad y la muerte, así como para promover y restaurar la salud C. El conjunto de intervenciones organizadas sin tener en cuenta la comunidad para la promoción de hábitos saludables en población vulnerable D. El conjunto de intervenciones enfocadas exclusivamente a la atención sanitaria estatal. 2. Corresponden a algunas de las funciones de la salud pública: A. Protección de la salud. B. Recuperación de la salud. C. Rehabilitación de la salud. D. Todas son correctas. 3. Corresponde a uno de los dos principales elementos determinantes de la salud. A. La historia personal. B. La naturaleza. C. Las relaciones laborales. D. La conducta humana. 4. Corresponden a características comúnmente aceptadas en el concepto de estilo de vida: A. Los distintos estilos de vida, están configurados en gran parte por el sistema de valores de cada persona. B. Aplicabilidad a todos los ámbitos en los que se mueve el ser humano, incluyendo su relación con el medio ambiente y el consumo energético. C. Un mismo individuo puede pertenecer a varios de los mismos ya que, los estilos de vida, no son excluyentes entre sí. D. Todas son correctas.

TEMA 5 – Test

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5. La dimensión temporal de los estilos de vida corresponde a: A. Las formas de vida adoptadas se reproducen a lo largo del tiempo de forma variable y diferenciada por los individuos que compartan los mismos espacios sociales e interactúan diariamente. B. Que los diferentes estilos de vida de un colectivo genera diálogos e intercambios entre sí. C. La inversión de interés en distintas conductas y se caracteriza por la consistencia en la adopción y reproducción de estas últimas. D. Todas son correctas. 6. Un factor protector es: A. Los rasgos individuales, familiares y elementos socioculturales, que eliminan, disminuyen o neutralizan el riesgo de que una persona vea alterado su estado de salud. B. Las malas condiciones ambientales de los entornos en los que participa una persona. C. Características propias de las políticas proteccionistas. D. Aspecto que hace más probable la aparición de una enfermedad. 7. Relaciona estos conceptos:

Conjunto de entornos en los que la persona no participa directamente, pero lo que

A

1

Macrosistema.

B

2

Microsistema.

C

3

Cronosistema.

D

4

Exosistema.

ocurra allí sí le afecta directamente. Correspondencias, en forma y contenido, de los sistemas de menor orden (micro, meso y exo) que existen o podrían existir, al nivel de la subcultura o de la cultura en su totalidad, junto con cualquier sistema de creencias o ideología que sustente estas correspondencias. Entornos más cercanos a la persona en desarrollo

y

en

los

que

participa

activamente. Corresponde a la época histórica.

TEMA 5 – Test

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