Dorsoduro, Sweet Dorsoduro

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ENTER • INTERNACIONAL

Dorsoduro, sweet Dorsoduro Bastan pocos minutos para amar una ciudad como Venecia, pero se necesita un poco más, tres días para ser exactos, para sentirse verdaderamente en casa. Así se siente conocer el distrito de Dorsoduro. POR JONÁS ALPÍZAR

A

ntes de tomar el vaporetto que me lleve a tierra firme, quise pararme justo en el filo de Punta della Dogana. Las olas y el viento meciendo los cabellos hacen que uno se sienta en la popa de un gran barco. Mi visita a Venecia ha llegado a su inevitable —pero no por ello menos triste— final, y a pocas horas de trasladarme al Aeropuerto Marco Polo, comienzo a sentir ese pesar que sufrimos cuando dejamos un lugar y no tenemos la certeza de poder regresar en un futuro. Abandono mis cavilaciones y regreso al Il ragazzo con la rana, una gran escultura que muestra, en estricta traducción, un niño con una rana, obra que el escultor Charles Ray aportó a la François Pinault Collection, el museo más nuevo de la ciudad.

Foto: Lidia R. Wah

Debajo de este gran batracio pasa ante mí todo lo que vi y conocí; todo lo que sentí y experimenté, desde el bar universitario hasta la iglesia sin fachada, las calles y canales de este distrito que me arropó como si fuera mi casa: Dorsoduro.

El distrito del suelo rocoso

Por las noches, las calles venecianas se tiñen de un amarillo inconfundible. At night the streets glow with an unmistakable yellow light.

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La red de islas que conforman a La Serenissima Repubblica di Venezia está dividida en seis distritos: Cannaregio, Castello, San Marco, San Polo, Santa Croce y Dorsoduro, perteneciendo a éste la isla de la Giudecca. Hace falta mucho tiempo para recorrerlos y conocerlos todos, en particular aquellos sobre los que no cae todo el peso turístico, tal como sucede con Dorsoduro. Aunque cuente con atracciones culturales y artísticas tan importantes como la Galería Peggy Guggenheim o la


Galería de la Academia, este distrito es más bien conocido a nivel local como una zona laboral, de estudiantes, artesanos y marineros. Dorsoduro es uno de los pocos islotes que está construido sobre un suelo más alto y más firme que el resto de Venecia. Mi hotel estaba muy cerca de la basílica Santa Maria della Salute, y, a pesar de haber trazado una ruta fija del hotel a la zona turística, en más de dos ocasiones me encontré perdido en la enmarañada red de callejuelas y canales. De esta forma, queriendo ir a otro lugar, fue como encontré una iglesia bastante peculiar, una iglesia sin fachada: San Pantalon, sin acento, porque es Pantaleón en italiano… Desde su construcción a finales del siglo XVIII, el complejo careció de una verdadera fachada, lo que no anticipa las verdaderas bellezas barrocas que se alojan en su interior, como la obra de Fumiani, que cubre todo el techo. Estaba mirando hacia arriba para apreciar esta monumental pintura, sintiendo una creciente lesión cervical, cuando escuché el grito de un padre que prevenía a una joven turista de mostrarse con tan poca ropa en este recinto. En todas las iglesias italianas está prohibido ingresar en shorts y con los hombros descubiertos. Miré a la avergonzada turista con complicidad; aquí se respetan de buena gana los reglamentos de conducta.

Grappa e pan pistacchio, per favore

Foto: David Nicholls

Toda la gente en Dorsoduro fue muy cálida, no únicamente la del hotel. Esto quizá sea porque

La iglesia que no tiene fachada, San Pantalon. The church without a façade, San Pantalon.

Calle dello Scalater, en las cercanías de San Pantalon, en el corazón de Dorsoduro. Street dello Scalater, in San Pantalon’s surroundings, in Dorsoduro’s heart.

Foto: David Nicholls

Foto: David Nicholls

ENTER • DORSODURO

En San Barnaba, los mercados ambulantes se transportan en pequeños barcos. In San Barnaba, the moving markets are transported by boat.

agradecen la tajada de visitantes que les dejan las zonas más turísticas que se ubican alrededor. Los siguientes días volví a caminar en la misma dirección. El extremo más occidental de Dorsoduro siempre fue una zona de marineros y perscadores. A los habitantes de este barrio se les conoce como nicolotti, en referencia al santo de su parroquia, San Nicolò dei Mendicoli. En esta iglesia se aprecia uno de los pocos pórticos que se conservan de la Edad Media. Agradecí que, en este otoño veneciano, los días no fueran tan soleados, pero tanto caminar había pasado factura y necesitaba un lugar donde sentarme a descansar. En la zona de la Universita’ Ca’ Foscari encontré muchos restaurantes con menús a precios de estudiante. En lugar de arrojarme a los mariscos, tan apreciados en esta región, preferí algo más ligero. En un bar pedí grappa, servida en una pequeña copa, y un pan pistacchio, gran galleta verde de pistache, chocolate y almendra. Ahora ya he llegado al aeropuerto. Dorsoduro ha quedado atrás, y ha vuelto mi pesar, mismo que arrastro lentamente, como a esta maleta. Trato de llenarne lo más posible del aire de Venecia al hacer una promesa en silencio, promesa que parece compartir la turista de San Pantalon, que, haciendo fila igual que yo, ahora anda con los hombros descubiertos. FWD // El placer de viajar

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ENTER • INTERNATIONAL

Dorsoduro, sweet Dorsoduro You only need a few minutes to fall in love a city like Venice, but you need a little more time to get to know this city, three days to be exact. This is how it feels to visit the district of Dorsoduro.

Foto: Lidia R. Wah

by JONÁS ALPÍZAR

B

efore taking the vaporetto (steam boat) that would take us to dry land, I wanted to stand at the edge of Punta della Dogana. The waves and the wind made me feel as if I was standing at the stern of a boat. My visit to Venice had gotten to its inevitable end, and a few hours before leaving towards the Marco Polo airport, I started thinking that it’s hard to leave this place and we are no certain that we will be able to come back. I stop my thoughts and went back to Il ragazzo con la rana, a great sculpture of a child with a frog, work of Charles Ray, this sculpture is part of the Francois Pinault Collection, the newest museum in the city. Under this amphibian I remembered everything that I saw, felt and experienced, from the University’s bar to the church with no façade, the streets and canals of this district that welcomed me as if it was my own house: Dorsoduro.

The district with rocky soil The group of isles that form up La Serenissima Repubblica di Venezia is divided in six districts: Cannaregio, Castello, San Marco, San Paolo, Santa Croce and Dorsoduro, this one being part of the Island of Giudecca. There is still much time need| 16 |

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En la cuchilla de la punta della Dogana, encontramos el Ragazzo con la rana. Ragazzo con la Rana, renown structure made by Charles Ray, keeping watch on the Punta della Dogana.


Foto: Shutterstock

ENTER • DORSODURO

Grappa e pan pistachio, per favore Everyone in Dorsoduro warms up to tourist. This may be because they are grateful of the money tourists leave in the touristic zones that are nearby. The next days I took the same route. The far western side of Dorsoduro was always a zone of sailors and fishermen. People from this neighborhood are known as nicolotti, in reference of the saint of their parish, San Nicolo dei Mendicoli. This church has one of the few porticos dating back to the middle ages. I was grateful for the not so sunny autumn days in Venice, but all the walking was taking its toll and I needed a place to rest. At the Foscari University zone I found several restaurants with menus with prices that students could afford. I ordered a grappa at a local bar, served with a wine glass and pistachio bread, chocolate and almonds. I have now gotten to the airport. Dorsoduro was left behind, and the sorrow of leaving this place has come back, which I slowly drag like this suitcase. I try desperately to fill myself with the Venetian as I silently make a promise, a promise that the tourist from San Pantaleone seems to share, who is now forming a line like me with her shoulders uncovered.

Los trovadores le dan ese aire romántico a esta ciudad. Troubadours give that romantic feeling to the city.

Foto: Lidia R. Wah

ed to know them all especially those with heavy touristic activity like Dorsoduro. Even though this place has cultural attractions and artistic galleries like Peggy Guggenheim of the Academy Gallery, this district is well known to locals as the labor, student, artisans and sailor zone. Dorsoduro is one of the few small islands that are built over higher and firmer ground in Venice. My hotel was near the basilica Santa Maria della Salute and even though I marked a direct route from the hotel to the touristic zone I found myself lost several times in the web of small streets and canals. This is how I found a very peculiar church, a church without a façade: San Pantaleone. Since its construction in the XVIII century, the complex grew from a true façade, which doesn’t anticipate the baroque beauties held inside like the work from Fumiani, covering the roof. I was admiring the monumental painting, and started feeling my neck go numb, when I heard the priest yelling to a young tourist scolding her for showing to church with scarce clothing. In every Italian church is forbidden to go in shorts or with uncovered shoulders. I looked at the embarrassed tourist; in this place the codes of conduct are respected.

Las casas, altas o bajas, se recargan entre sí como tratando de protegerse de los elementos. The houses, big and small, lean against each other as if trying to shelter each other from the elements.

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