Todos los caminos llevan a...

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ESTILO HOY

PASE DE ABORDAR

En Roma, caminando sobre la historia La capital de Italia está en el corazón de todos. Aunque sus calles nos conduzcan sin remedio al extravío, la indescriptible sensación de estar parados sobre la historia misma lo compensa. POR JONÁS ALPÍZAR

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ESTILO HOY

PASE DE ABORDAR

N EL FORO ROMANO. (ARRIBA). Aquí tenía lugar toda la vida ciudadana: política, justicia, comercio. 10 ÁNGELES (ABAJO). Esculpidos por Bernini, sostienen elementos de La Pasión en el Puente Sant’Angelo.

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unca en ningún viaje me había perdido tanto como en Roma. Aunque ahora me parezca una anécdota hilarante, en su momento sentí una desesperación incómoda. Fue como estar en el jardín de las flores vivientes de Alicia a través del espejo, de Lewis Carroll; no importaba qué ruta eligiese, esta siempre me llevaba al inmenso monumento de Vittorio Emanuele II, cerca del Foro Romano. Y otra vez. Y otra vez… Sumido en la angustia me convencí de que la culpa la tenía el mapa, que estaba mal trazado. Se anidó en mi mente la idea de que el famoso dicho decía originalmente “Todos los caminos conducen a Vittorio Emanuele II”, pero resultaba muy largo, como ven. Roma, capital del país con forma de bota, fue fundada en el año 753 aC. por Rómulo y Remo, quienes –dice la leyenda– fueron amamantados por una loba. La palabra etrusca ruma, posible origen lingüístico de Roma, significa ‘ubre’, lo que viene a reforzar este mito. La Ciudad Eterna, como se la conoce, contiene más de 350 monumentos históricos y podría ser considerada como la ruina habitada más grande del mundo. Territorialmente, la capital italiana conforma uno de los municipios más extensos de Europa, mayor en tamaño que Madrid,

350 MONUMENTOS EN SUS DISTINTOS BARRIOS HACEN DE ROMA LA ‘RUINA HABITADA’ MÁS GRANDE DEL MUNDO. París, Berlín y Moscú. Su población, incluyendo a las localidades limítrofes, ronda los 4 millones de habitantes. ¿Roma tiene playa? No es tan conocido que la región que ocupa la zona conurbada de Roma la conviertan en el municipio costero más grande del viejo continente. Cerca de la costa está el principal aeropuerto de Italia, el Leonardo Da Vinci, mejor conocido como el aeropuerto Fiumicino, a 40 minutos en tren de la capital. Definitivamente, el arribo gradual a la gran ciudad hace que esta se asimile de una manera menos abrupta. Fue en este trayecto, gracias a un pasajero olvidadizo, que me enteré de que se acababa de aprobar una norma bastante peculiar. El diario La Repubblica anunciaba la entrada en vigor la llamada Ley Anti-Panino que, en pocas palabras, prohíbe comer cualquier tipo de bocadillo en la calle, cerca de algún sitio histórico. Los viajeros con


PIAZZA DE LA ROTONDA. (ABAJO) Giacomo della Porta diseñó la fuente del delfín en 1711. El obelisco se colocó encima.

poco presupuesto, escaso tiempo o con el simple gusto de sentarse en la Piazza di Spagna a comer una ciabatta (chapata, en mexicano) tendrán que buscar otra alternativa. Las terrazas de cafés y restaurantes también serán reguladas de forma más estricta. Todos tendremos que colaborar en la conservación de esta ciudad-monumento.

CSI IMPERIO ROMANO

LOS INDISPENSABLES De la basílica de San Pedro al Coliseo, Roma es una ciudad que se vive a través de sus sitios históricos, su comida, sus pasiones (como el futbol) y la alegría de sus moradores. Plaza de España Castillo de Sant’ Angelo Rí o Ti

Plaza de San Pedro Basílica de San Pedro

Fuente de Trevi

Via del Babuino

Monumento a Vittorio Emmanuelle II

b er Panteón de Agripa

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Via del Fori Imperiali

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Jardínes del Vaticano

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Jardín Botánico VII

Foro Romano

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Ciudad del Vaticano Via Gregorio

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Coliseo

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Caminar por Roma es como visitar un museo con casas y la gente que habita en ellas. Prácticamente todos los barrios, por pequeños o lejanos que sean, tienen un sitio de importancia histórica. Hay dos dignos competidores que buscan, y en muchas casos logran, robar la atención de los visitantes. Uno: los altísimos árboles de piñones que observan sigilosos el ir y venir en la ciudad; y dos: las no menos altas mujeres romanas. Debo aprender a decir en italiano: “Soy un escritor de viajes y mi nombre sale en revistas”. Algo sucede con las personas que leen el periódico aquí; empiezo a dudar que lo olviden por todos lados. Podría ser que, siendo culturalmente compartidos, los romanos dejen el diario aún útil para que

PUENTE SANT’ANGELO. Construido en el siglo II d.C., se popularizó con la novela y la película Ángeles y Demonios.

alguien más lo aproveche. Al terminar mi tardía colazione, ese entrometido refrigerio entre el desayuno y la comida, me encuentro con un Il Messaggero arrugado pero legible. En una nota se destaca que se encontró el lugar exacto donde fue asesinado Julio César, noble y militar romano, en el año 44 aC. La escena del crimen se halla en la Curia de Pompeyo, en pleno centro. Recuerdo también que hace un par de años anunciaron que se habían encontrado los restos del polémico Cayo Julio César Augusto Germánico, mejor conocido como Calígula. La historia en Roma no es materia de libros; es un asunto cotidiano.

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ESTILO HOY

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BARROCO AL MÁXIMO. La Fuente de Trevi aparece en filmes como Elsa y Fred y La Dolce Vita.

A LOS PIES DE LOS COLOSOS

DE PUENTES Y CANDADOS De unos años para acá, los puentes de casi todas las ciudades europeas han sido intervenidos con cientos de candados. Hay varias teorías del origen de este extraño proceder, pero la más convincente se remonta a 2006 cuando la novela Tengo ganas de ti, del italiano Federico Moccia, fue publicada. En este bestseller romántico-juvenil los protagonistas dejan un candado con sus nombres en una farola del Puente Milvio, al norte de Roma, como señal de su amor. Los ejemplares vendidos convirtieron a los lectores en fans, y a los fans en colocadores de candados.

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Cuando se visitan las grandes metrópolis hay viajeros que evitan sitios predecibles, léase la Torre Eiffel en París, el Big-Ben en Londres y, en este caso, el Coliseo en Roma, para no parecer un turista impresionable. Yo tengo más de turista impresionable que de viajero consumado; por ello, el anteriormente llamado Anfiteatro Flavio fue mi primera escala. Al fondo de la vía de los Foros Imperiales se levanta, majestuoso, uno de los mayores prodigios de la civilización romana. No obstante el decrépito estado actual, los vestigios que se mantienen en pie nos permiten admirar su antiguo esplendor. Pocas son las páginas de la historia de Roma que no están más o menos ligadas al Coliseo. Es normal sufrir un sobresalto al visualizar

las 50,000 personas que en un día normal abarrotaban el anfiteatro, festejando al unísono cada movimiento de las espadas, cada rugido de las bestias. Como obra arquitectónica, el Coliseo presentó soluciones por demás avanzadas para su época y tal vez también para la nuestra; quizá basten dos ejemplos: primero, con un elaborado sistema de poleas, el cielo del anfiteatro era cubierto por velas de barco, resguardando a los asistentes de la lluvia o de los rayos del sol; y, segundo, en ocasiones especiales se llenaba la arena con miles de litros de agua, para dar lugar a verdaderas batallas navales. Mucho se decía que el gobierno romano ofrecía estos vistosos espectáculos para distraer al pueblo de los asuntos importantes. Yo no puedo pensar en algún suceso más importante que el espectáculo mismo. Saliendo del monumento, los vestigios del Imperio más vistosos son unos multilingües gladiadores con tenis Converse debajo de las botas de la armadura, quienes posan para las fotos. Sería pretencioso proponerse abarcar todos los sitios históricos en Roma, aun siquiera los más importantes. Por ello se debe ser muy selectivo con los lugares que se desean visitar. Mi segunda escala fue el Panteón de Agripa, el edificio clásico mejor conservado de Italia. El pórtico está formado por 16


Lidia R. Wah

Eduardo Beltrán

IL PRIMO. En el menú es un primer plato caliente: pasta, sopa, risotto o gnocchi.

columnas monolíticas de granito, pero lo que más impresiona es que la iluminación artificial dentro del mismo es casi nula. Caminamos hasta la Piazza Navona, pero no nos detenemos ahí. La primera vez que cruzaremos el río Tíber será para algo importante: visitar la Ciudad del Vaticano. La ciudad se manifiesta en formas extrañas y va invadiendo uno por uno todos nuestros sentidos. Pronto encontraremos familiar la característica sirena de las ambulancias y patrullas locales; en un futuro quizá hasta las lleguemos a extrañar. Los corredores y columnas de la Plaza San Pedro forman unos firmes brazos que nos reciben. El piso está cubierto por el mismo empedrado que hemos visto en otras calles. A este empedrado se le conoce como ‘sanpetrino’ porque fue aquí en San Pedro donde se comenzó a utilizar. Entrar en la basílica y ver sus altísimas cúpulas, caminar plácidamente por los pasillos de los Musei dei Vaticani, penetrar con cierta curiosidad en la Capilla Sixtina y sentirse rodeado de trazos geniales... no se necesita ser católico para percibir el aura casi mágica que rodea este lugar.

UN MILLÓN DE EUROS AL AÑO ARROJAN LOS TURISTAS A LA FUENTE DE TREVI. CON ESE GESTO ESPERAN REGRESAR.

EFECTO ‘INFINITO’. (IZQUIERDA). Ideada por Donato Bramante, la escalera doble se ubica en los Museos Vaticanos.

Y AL FINAL...

Para el final de mi estancia ya no requería del mapa, o eso pensaba. Salí a la calle buscando el Caffé Giolitti, la famosa gelateria. Pregunté direcciones en la recepción del hotel. “A pocas cuadras del Panteón –dijeron–. No se va a perder.” ¿Cómo explicar lo que pasó a continuación? Dejémosle en que treinta minutos después estaba frente a la Fontana di Trevi. Los euros que me ahorré del gelato serían utilizados para pedir un deseo. Junto a mí, dos chicas italianas se divertían recuperando las monedas a su alcance. Ante mi silencio optaron por retirarse. Y yo, sin gelato y sin italianas regresé al hotel y, aunque no lo crean, esta vez no me perdí.

ARCO DE CONSTANTINO. Conmemora la victoria de la batalla del Puente Milvio, en el año 312.

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