summer
2 013
EDICIÓN PREMIUM DIMSA
150 $65.00 $5.00 USD MENSUAL
Beauty & Power
DESTINOS
Las plumas de
Saint-Germaindes-Prés París ha visto surgir de sus calles a los, quizás, mejores escritores del mundo, muchos vivieron en este barrio en particular. la manera más emocionante de conocerlo es con pluma y cuaderno bajo el brazo
Jonás Alpízar / Fotos Lidia R. Wah
“Hemingway compraba libros aquí” afirmó el pintoresco dueño de uno de los puestos de libros usados, aquí llamados Bouquinistes. “De verdad”, insistió. Esto porque pregunté si tenía alguna vieja edición de París era una fiesta, obra cumbre del escritor estadounidense. “¿Sí?” pregunté desconfiado “¿y qué compraba?”. “Siempre me pedía revistas de rugby, pero nunca tenía”, respondió el viejo. Decidí hacer caso omiso de sus evidentes disparates y mejor continué mi camino hacia Saint-Germain-des-Prés: el epicentro mismo de la literatura francesa. Por el simple hecho de estar aquí sentiremos una imperiosa necesidad por llenar el cuaderno en blanco. Pero ¿de qué podría escribir?
La famosa Shakespeare & Company, librería donde Ernest Hemingway solía pasar tardes enteras mirando los lomos de los libros.
68 › mayo 2013 | Mujer Ejecutiva
Calle Saint-André des Arts, en las inmediaciones de la estación del metro Saint-Michel, en el corazón de Saint-Germain-des-Prés.
alguien conocido La manera más recomendable para moverse en París es por Metro y para dirigirse a Saint-Germain-desPrés, las estaciones más cercanas son Saint-Michel, Odeon o Cluny-La Sorbonne. Para llegar caminando, no hay más que situarse en la L'île de la Cité, en la fachada de la Catedral de Notre Dame y caminar en dirección contraria al Museo del Louvre. Algo que saltará a la vista es que todos, o casi todos, llevan consigo un libro. Si eres del tipo de viajeras que busca empaparse del color local, no hay mejor lugar en todo París para portar airosa esa boina y aquel saco con parches en los codos. El cuadro podrá parecer un estereotipo, pero al mirar el reflejo en las vitrinas de las viejas librerías, con la expresión de preocupada displicencia, jurarás estar frente a la encarnación misma del movimiento
existencialista. ¡Sacré bleu! Los visitantes francófonos tendrán todo París, pero los que tristemente nos limitamos al inglés, tenemos Shakespeare & Company, una legendaria librería que se especializa en literatura anglosajona. Aquí solía pasar las tardes Ernest Hemingway hojeando libros que jamás compraba. Propongo hagamos lo mismo. Todas las habitaciones de esta gran casona están infestados por libros, gatos durmientes, fotografías de personas con uniforme de rugby... Al acercarme a ver quién es el hombre del retrato, me doy cuenta que es Hemingway que, ahora recuerdo, en su juventud perteneció a un equipo profesional de rugby. De repente encuentro de qué puedo escribir en mi cuaderno en blanco, pero antes debo disculparme con un viejo Bouquiniste (vendedor de libros, revistas, postales y algunos souvenirs u objetos).
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Calle Saint-André des Arts, en las inmediaciones de la estación del metro Saint-Michel, en el corazón de Saint-Germain-des-Prés.
No hay un después Situado en la orilla izquierda del río Senna, Saint- Germain-desPrés ocupa una zona privilegiada entre los distritos Sexto y Séptimo de la ciudad. Se llama así porque estaba en los prados (prés) de las afueras de París. Poco a poco, los alrededores de la Abadía de St. Germain fueron poblados hasta convertirse en, para bien o para mal, en una de las paradas obligadas de todo turista en la capital francesa. Después de la Segunda Guerra Mundial, St Germain-des-Prés se convirtió en la Mecca de todos los intelectuales de la época, principalmente de los escritores,
tanto los consagrados como los que lo querían ser. Si los pinceles y los lienzos habían ocupado el bohemio Montmartre, las plumas habían decidido volver a hacer de Saint-Germain su centro de operaciones. Ya que antes de que las mesas de las icónicas cafeterías Les Deux Maggots o Café de Flore vieran sus años dorados al ser ocupadas por Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir o Ernest Hemingway, las calles circundantes al Café Le Procope, la cafetería más antigua de París, ya habían presenciado los pasos de nombres como Victor Hugo y Honoré de Balzac, entre muchos otros.
“No hay un después en Saint-Germaindes-Prés, no hay mañana, solo existe hoy” cantaba en los años 60, Juliette Greco, la denominada musa de los existencialistas. Eso recuerda que cerca de aquí estaba la casa de Serge Gainsbourg, gran compositor de chanson française. Las calles de Saint-Germain no solo están cubiertas por páginas, también por notas musicales.
70 › mayo 2013 | Mujer Ejecutiva