En una sociedad instalada en la censura y la alienación, el pensamiento crítico y propositivo parece no tener en donde germinar y desarrollarse. Gracias a la cada vez más generalizada y aceptada visión del capitalismo depredador, los espacios en donde la reflexión sea la protagonista son cada vez más escasos; y las perspectivas de pensamiento divergentes son satanizadas por temor a lo extravagante y disruptivo. Así pues declaramos un escenario para debatir y proyectar una sociedad menos enferma y totalitaria, a pesar incluso de que el sistema instalado se empeñe en dejarnos Sin Permiso de pensar y expresar.