La Jornada AldeaGlobal15

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UNA VISIÓN DEL MUNDO

DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE

SUPLEMENTO MENSUAL. AÑO 2. NUMERO 15. JULIO DEL 2013

Los desastres

que provoca la

TROIKA SE DESPLOMA EL MODELO

DE BIENESTAR EN

EL NUEVO ROMPECABEZAS RUSO

REUTERS/Stoyan Nenov

EUROPA


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JULIO DEL 2013

NDICE 4

CARMEN LIRA SAADE

Directora General

LUIS JAVIER SOLANA Coordinador General RUBEN MONTEDÓNICO Información

ANDRÉS RUIZ Redacción FABRIZIO LEÓN DÍEZ Editor de Fotografía ROMERO Dirección de Arte LETICIA MARTÍNEZ MARTÍNEZ MARIANA OLLIN YOLIZTLI M. Diseño

Secciones del Suplemento 7

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Cuatro secciones bajo las cuales se agrupa el análisis de los acontecimientos internacionales: 1. Balances geopolíticos y actores globales, principalmente los Estados que han jugado un papel hegemónico en Europa y América del Norte así como actores emergentes (China, Brasil, Corea del Sur, India, Sudáfrica, México) que en la primera década del siglo XXI están modificando los equilibrios globales. Actores como las redes sociales de opinión e influencia ligadas a las nuevas tecnologías; el crimen organizado; y en general la sociedad civil que reclama crecientemente espacios de influencia y que condicionan el papel predominante de los Estados en las relaciones internacionales. 2. Recursos mundiales y población, binomio cuyo equilibrio es cada vez más precario sobre todo cuando se trata del agua, los alimentos, las fuentes primarias de energía, y el medio ambiente. Y que abre la posibilidad de guerras futuras por el control de esos recursos o para impedir que un país acelere, con sus políticas nacionales de desarrollo, el cambio climático y de sus ecosistemas con consecuencias catastróficas para el planeta. 3. La economía global, operando hoy día bajo supuestos fuertemente cuestionados incluyendo los retos de un nuevo proteccionismo comercial, una guerra de divisas, las secuelas de la reciente crisis financiera y económica mundial que seguirán pesando en la estructura del capitalismo y de las economías emergentes, en particular en los mercados laborales y en el problema del desempleo, así como en las presiones migratorias de unos países y regiones a otras.

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EdiToriaL

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La Europa dE La Troika Los “hombres de negro” imponen sin piedad sus fallidas recetas

pi piEzas dEL nuEvo 10 Las romp rompEcabEzas ruso

El Cáucaso del norte, una bomba de tiempo

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Europa 2013: crisis Económica y sociaL Se sacuden los cimientos del modelo de bienestar

para oTro sisTEma 14 nnoTas Económico y sociaL socia

Entre la receta marxistaleninista y la liberal ricardiana

Estos tres ejes – actores geopolíticos, la geopolítica de los recursos naturales y del medio ambiente, y la economía global – serán los componentes permanentes del suplemento. 4. La coyuntura y lo nuevo, el cuarto eje propuesto, es un espacio para recoger hechos circunstanciales que permitan destacar las reacciones inmediatas de gobiernos y de fuerzas sociales y políticas involucradas. Esta es la propuesta, expedida junto con la invitación para iniciar con nosotros la experiencia de navegar por el mundo con mejor información y mayor conciencia de los eventos que nos impactan. EN PORTADA: La imagen es de un disidente frente a la Corte de Justicia en Sofía. Bulgaria ha presenciado multitudinarias movilizaciones en sus principales ciudades para protestar por la crisis que ha abatido severamente el nivel de vida de la población


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E D I T O R I A L

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a situación de la zona euro –17 países de la Unión Europea más los pequeños estados de Mónaco, San Marino y Vaticano– se entiende como una crisis financiera de amplio espectro y duración ubicada entre lo improbable y lo imposible de solucionar si se atienen a las fórmulas arbitradas de refinanciación de la deuda pública con el aporte de terceros.

protestas; en Bruselas, con epicentro frente a la sede de la CE, y hasta en la capital inglesa, con manifestantes marchando entre la sede del Tesoro y la de la Comisión Europea en el Reino Unido, en demostración citada por la Asamblea del 15-M en Londres, que continuó con una acampada frente a la embajada española.

La aceptación tardía de que se trataba de una crisis, primero provocó cambios en algunos gobiernos del Mediterráneo –área en que se produjeron las vicisitudes iniciales–, luego derivaron en el intento de recurrir a la intervención de la Troika, integrada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El carácter recesivo de sus medidas, apartando a los estados de la gestión económica –en aquellos sectores sobrevivientes al embate privatizador de las décadas recientes– y los recortes presupuestales en áreas sociales, más la recesión y el desempleo masivo, sumieron a los países en las crisis más profundas en tiempos contemporáneos.

Marcos Roitman y Roberto González Amador analizan ese contexto, en sendas notas. exponiendo sus visiones.

La ausencia de soluciones devino un contencioso que alcanzó a la Troika, lo que llevó al presidente de la CE –el portugués José Manuel Barroso– a afirmar: “Hay condiciones más que suficientes, si los gobiernos lo quieren, para que las instituciones europeas tengan plena responsabilidad sobre los rescates”, anticipando la salida del FMI. Esas palabras dieron la posibilidad al periodismo hispano para señalar que “el matrimonio entre Europa y el FMI está prácticamente roto, quizá porque nunca hubo verdadero amor”.

Sobre estos hechos advierte que si en algún momento se plantea una escisión de Rusia, ésta tendrá ante sí dos caminos: dar por perdidos los territorios o restablecer “el orden constitucional” mediante la guerra, con incontables víctimas por todos lados.

El innegable germen ibérico fermentó el que decenas de habitantes de ciudades europeas ganaran las calles protestando contra la austeridad impuesta por los gobiernos. Pasó en París, pero sobre todo en España, donde ocurrieron concentraciones –convocadas por Pueblos Unidos contra la Troika– en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Las Palmas, Córdoba, Almería, Málaga, Granada, Jerez, Santiago de Compostela, Ourense, Coruña, Lugo,Vigo y Valencia. Asimismo, sucedieron en Lisboa –llamada por Que se lixe a troika (Que se joda la troika)–, impulsor de la “marea europea”; en Frankfurt, donde el primero de junio culminaron 72 horas de

Por su parte, Juan Pablo Duch alerta sobre la situación explosiva existente en territorios del Cáucaso norte, formado por antiguas repúblicas soviéticas, hoy regiones independientes enclavadas entre los mares Negro y Caspio, donde crecen odios étnicos, religiones antagónicas, disputas territoriales, ánimos separatistas, lucha de clanes, economías controladas por mafias, desempleo genera- lizado, corrupción y humillación de la minoría rusa.

De su lado, Umberto Mazzei, director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra, incursiona en la cuestión de la organización social de acuerdo con los modelos marxista-leninista y liberal ricardiano propuestos después de la Segunda Guerra Mundial y que llevaron al mundo a “una especie de bipartidismo global”. Así, su óptica observa que “la Unión Soviética comenzó a ir mal cuando el gobierno de Leonid Brezhnev (1968-1982) aumentó el presupuesto de las industrias militares a expensas del resto de la economía y del bienestar social”, mientras que por otro lado apunta que “en Inglaterra y Estados Unidos, la política la dirigen los intereses financieros desde finales del siglo XVIII y la función de Banco Central la ejercen bancos privados”, opiniones polémicas y controvertidas, pobladas de argumentos de indudable contundencia.


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LOS “HOMBRES DE NEGRO” IMPONEN SIN PIEDAD SUS FALLIDAS RECETAS

LA EUROPA

TROIKA DE LA

Los recortes han detonado una catástrofe social sin precedente MARCOS ROITMAN ROSENMANN Colaborador de La Jornada, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

REUTERS/Stoyan Nenov

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ientras la Troika (Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea y Banco Central Europeo) se pasea por los países del Mediterráneo exigiendo acelerar la reforma del mercado laboral para conseguir mayor productividad y competitividad, el malestar y las protestas crecen. En el maletín, los llamados “hombres de negro” llevan un compendio de medidas estándar, como bajar los salarios, aumentar la edad de jubilación, potenciar los contratos basura, agilizar el despido libre, elevar el impuesto al valor agregado (IVA) y seguir la senda de las privatizaciones. Un recetario completo implantado de forma indiscriminada en la eurozona. En su conjunto, el paquete se conoce como “políticas de austeridad”, cuyo fin sería disminuir el déficit fiscal, hacer frente a la recesión y estimular el crecimiento económico. Medidas consideradas el factótum para sortear la crisis que enfrenta el capitalismo trasnacional, sea cual sea la situación y circunstancia. Los forjadores de la Troika están convencidos de su eficacia y las defienden a ultranza. Nada parece indicar que

vayan a entrar en barbecho o sean cuestionadas. Por el contrario, se profundiza en ellas a pesar de su estrepitoso fracaso. El más reciente informe de la Troika ha subrayado el error de cálculo que conlleva su puesta en práctica en Grecia. Los objetivos no se han logrado, provocando un efecto bumerán: más pobreza, aumento de la desigualdad y un recorte sustantivo de los derechos políticos, sociales y económicos. El colofón fue el cierre de la televisión pública, un ataque directo a la libertad de información. Ninguna de las medidas dictadas por los “tecnócratas y expertos”: privatizaciones, despido de funcionarios, recortes en sanidad, educación, bajada de sueldos y salarios, han revertido la situación. Uno de los firmantes del informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI), advierte que la deuda pública en relación con el producto interno bruto (PIB), en la actualidad de 186 por ciento, sólo bajará a 130 por ciento en 2030. Y por si fuera poco, los ingresos obtenidos por la venta de las empresas públicas no han cubierto las expectativas,

2 UN MANIFESTANTE ARENGA a los participantes en una movilización en Sofía, Bulgaria, donde miles de jóvenes con estudios superiores han sido golpeados por la severa crisis que se abate sobre Europa


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situándose en 46 mil millones de euros, es decir, 20 mil millones menos que los presupuestados. Pero eso no es todo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre 2009 y 2011 Grecia ha reducido su déficit público estructural desde 12.8 por ciento hasta 1.8 por ciento, es decir, seis puntos anuales. En un año, explica Sebastian Dullan, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores: “Grecia ha reducido su déficit el doble de lo que Alemania hizo en cinco años”. Y la situación no es muy distinta en España y Portugal. En el primer caso, en 2009 se bajó de 9.5 a 1.2 en 2012 y en el segundo, pasó de 9.5 en 2010 a 2.2 en 2012. Algo similar ocurre con los salarios reales. En Grecia han caído 13 por ciento entre 2009 y 2011, y en Portugal y España 10 por ciento y 7 por ciento, respectivamente, en tres años. El problema no ha sido la negligencia a la hora de aplicar las políticas de recorte y de austeridad. Sino todo lo contrario, la celeridad en su puesta en práctica acelera y profundiza la crisis. Con las cifras encima de la mesa, los economistas y funcionarios de la Troika sentencian, tras más de un lustro de austeridad: “Hubo fracasos notables. La confianza del mercado no fue restablecida (...) y la economía se enfrentó a una recesión bastante más fuerte de lo previsto”. Este mea culpa de los responsables haría pensar en un cambio de rumbo. Borrón y cuenta nueva. Pero no ha sido el caso. Perseveran y apostillan: “el programa era necesario, pese a los errores de cálculo del FMI con respecto a la sustentabilidad de la deuda”. En un libro de reciente aparición, tal vez el más claro sobre los efectos que generan las políticas de austeridad y los recortes en toda Europa, El coste humano de las políticas de recorte. Por qué la austeridad mata, sus autores, David Stuckler y Sanjay Basu, apuntan para España lo mismo que sucede en Grecia: “La austeridad no ha dado resultado. Tanto el ejecutivo de Zapatero como el de Rajoy manifestaron que el principal objetivo de las medidas de austeridad era reducir la deuda y, con ello, incrementar el crecimiento económico. Pero en vez de disminuir, la deuda de España pasó de 37 por ciento del PIB en 2007 hasta 85 por ciento en marzo de 2013, y el gobierno prevé que seguirá creciendo hasta 91.4 por ciento a finales de año”. La Troika pretende disminuir el déficit público adelgazando el Estado y equiparando las condiciones de trabajo de los países europeos a la existente en los países emergentes, donde se sitúan a niveles de virtual esclavitud. De acuerdo con sus economistas, de esta forma se combatiría la crisis, haciendo bajar las tasas de paro juvenil y desempleo, incentivando la contratación vía la baja de salarios. En Alemania, por ejemplo, de acuerdo con Rafael Poch, Ángel Ferrero y Carmela Negrete, autores del libro La quinta Alemania. Un modelo hacia el fracaso europeo: “el sector de salarios bajos que en 1995 implicaba 2


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2 15 por ciento de los trabajadores, emplea hoy a 25 por ciento y se

CAÍDA DE LOS

SALARIOS REALES 2009 Y 2011

13% EN GRECIA EN PORTUGAL Y ESPAÑA

AP Francisco Seco

10 Y 7%

Ninguna de las medidas dictadas por los “tecnócratas y expertos”: privatizaciones, despido de funcionarios, recortes en sanidad, educación, bajada de sueldos y salarios, han revertido la situación

2 UN OBRERO DE LA CONSTRUCCIÓN toma un descanso en Lisboa. Los inversionistas han recibido con agrado las noticias de que la coalición que gobierna Portugal continuará las pláticas para dirimir diferencias sobre las medidas de austeridad dictadas por la Troika en Europa, mientras la población ve cómo se abate su nivel de vidan

los alemanes de la República Federal de Alemania poseía 44 por ciento de la riqueza neta total, en 2011 poseía 66 por ciento y los impuestos sobre el consumo, impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) e IVA aportan 80 por ciento de la recaudación fiscal, mientras que los impuestos a empresas y beneficios representan 12 por ciento. El cuadro es desolador, pero la Troika insiste en continuar aplicando las políticas de austeridad y los recortes sociales como única salida a la recesión. Si la crisis sacó a la luz las hipotecas basura, la especulación inmobiliaria y el acceso al crédito fácil, también conllevó la implantación de un modelo tendente a la concentración de la riqueza, bajo el paraguas de la desregulación y la economía de libre mercado. En la Unión Europea (UE) ya hay 115 millones de personas en riesgo de pobreza, 23 por ciento de la población, según las estadísticas oficiales de los 27 integrantes de la unión. A lo que hay que sumar otros 150 millones al borde de esta situación. Y en el informe de la OCDE de 2012, ¿Por qué la desigualdad sigue aumentando?, se señala que en la eurozona las desigualdades fueron superiores a 1.4 puntos en términos del coeficiente de Gini. Subrayando que los ingresos medios del 10 por ciento más rico es ahora cerca de nueve veces más elevado que del más pobre. Alemania no presenta un cuadro muy diferente al de Grecia, Portugal, Irlanda, España, Italia o Chipre. El informe bianual sobre pobreza y riqueza elaborado por el Ministerio de Trabajo alemán para 2013, pone de relieve que al 50 por ciento más pobre de la población le corresponde 1 por ciento de la riqueza, y al 10 por ciento más rico, 53 por ciento. En 2003, a ese 50 por ciento le correspondía 3 por ciento. La desigualdad avanza y el hambre se extiende. El buque insignia de la Unión Europea, se sostiene bajo una falacia, las políticas de austeridad. En su conjunto, la Europa Comunitaria ha saltado por los aires. El proyecto inicial, el de crear una unidad política que fortaleciera la idea de ser Europa una razón cultural donde los valores democráticos y la defensa de los derechos humanos, eran sus estandartes, han pasado a mejor vida. Comienza a emerger, lo queramos o no, una Europa profundamente xenófoba, racista, donde el fascismo se expande. Baste comprobarlo en Grecia con el partido Amanecer Dorado y la profunda crisis de representatividad de la socialdemocracia. No son pocos quienes reniegan de la democracia como régimen político y se decantan por fórmulas autoritarias donde el poder se concentre en las oligarquías financieras y empresariales. Las tecnoburocracias se han adueñado del terreno político, desplazando a la ciudadanía en beneficio de los grandes conglomerados trasnacionales, donde la Europa de los pueblos, de los ciudadanos, ha dado lugar al nacimiento de la Europa de los mercaderes, profundamente desigual. El futuro de Europa se encuentra en manos de una oligarquía que ha decidido acabar para siempre con el estado del bienestar keynesiano. Las políticas públicas de carácter social e incluyente ceden lugar a políticas de seguridad cuyo único fin es criminalizar los movimientos sociales de protesta y de paso imponer un orden excluyente y represivo que garantice el control social y, sobre todo, la sobrexplotación de la clase trabajadora y la reproducción del capital. Demos la bienvenida a la Europa de los mercaderes

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ha expandido tres veces más rápido que el sector tradicional. El 42 por ciento de ex empleados del sector tradicional que han perdido su trabajo encuentran empleo en el sector de salarios bajos. Sólo 15 por ciento de los parados de larga duración fueron contratados en 2011 en el sector tradicional. Hay 8 millones de empleados a tiempo parcial, con contrato limitado, minijobs”. Como era previsible, los bajos salarios, el aumento del desempleo, la privatización de la sanidad y la educación, es decir, los recortes, son el detonante de una catástrofe social sin precedente en Europa. No hay capacidad de ahorro, de compra, ni acceso al crédito. La exclusión social, la marginalidad y, sobre todo, la pobreza infantil, muestran su cara más alarmante. En Grecia, David Stuckler y Sanjay Basu subrayan: “... el VIH (virus de inmunodeficiencia humana) aumentó en 224 por ciento entre los consumidores de drogas por vía intravenosa, en un momento en que la austeridad estaba provocando un aumento aún mayor del desempleo y la pérdida de la vivienda entre los jóvenes, al tiempo que los recortes eliminaban programas cruciales de prevención de enfermedades. A fin de cumplir con los objetivos de reducción del déficit marcados por la Troika, el presupuesto griego en sanidad se ha reducido en 40 por ciento desde 2008. Ese programa de austeridad fue como encender una cerilla en una situación de por si explosiva, que incrementó el índice de desempleo entre los jóvenes hasta 50 por ciento, y el índice de personas sin hogar en más de 25 por ciento. A medida que crecía el consumo de heroína, y que se recortaban los programas de prevención contra las drogas, los nuevos casos de infección por VIH aumentaron en más de 200 por ciento, debido al consumo por vía intravenosa. Como consecuencia del recorte de los programas de fumigación contra los mosquitos, Grecia sufrió su primera epidemia de malaria en muchas décadas. Además, en ese país, la austeridad ha eliminado 35 mil puestos de médicos y personal de enfermería, y se ha informado del agotamiento de las existencias de más de 200 medicamentos debido a la reducción de los presupuestos farmacéuticos. También se ha producido un aumento de 50 por ciento del número de personas que no pueden acceder a la atención médica, puesto que algunos ciudadanos griegos quedaron excluidos debido a los recortes presupuestarios. La mortalidad infantil en Grecia ha aumentado en más de 40 por ciento”. En Alemania, país estrella, “la devaluación del trabajo determina una devaluación del consumo y también de la recaudación fiscal, con grandes consecuencias para el bienestar. Entre 1995 y 2010, la cuota de mercado de las ventas de productos baratos y de baja calidad en el mercado minorista de alimentos ha pasado de 29.2 por ciento a 43.6 por ciento. Paralelamente, alrededor de 50 por ciento de los hogares alemanes no pagan impuestos sobre la renta porque ganan demasiado poco para hacerlo. La sociología ha acuñado un concepto para definir el fenómeno: economía del baratillo”. Lo anterior coincide con una política de impuestos regresiva en toda regla. La agenda 2010, programa de Angela Merkel, rebajó los impuestos a los más ricos 11 puntos, desde 53 por ciento a 42 por ciento. Si en 1970 el 10 por ciento de


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Las medidas de austeridad propician xenofobia, racismo y tendencias antidemocráticas Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización.

2 MUSTAFÁ BILAL, de tres años, hijo de un jornalero agrícola marroquí, se refleja en un espejo mientras toma una ducha en una granja a las afueras de la comunidad de La Puebla, en Murcia, al sur de España

Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización Ernesto Sabato1

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odo empezó como un problema de sobre-endeudamiento en Grecia, una de las economías más pequeñas de la eurozona, la región que incluye a las 17 naciones que tienen el euro como moneda común. En octubre de 2009, apenas 13 meses después del ROBERTO colapso de la banca de inversión estadunidense, el Partido Socialista de Grecia, encabezado por GONZÁLEZ Yorgos Papandreu, se impuso en unas elecciones AMADOR anticipadas. Unas semanas después, el nuevo goReportero de bierno hizo saber que la economía griega se movía la sección de en un terreno de ficción. El déficit público –la diferencia entre los ingresos y gastos del Estado– no economía de La era de 4, como sostenían sus predecesores, sino de Jornada 12.7 por ciento del producto interno bruto (PIB). Los tratados de la unión monetaria europea fijan un límite de 3 por ciento. El régimen también reconoció que el país debía más de lo que producía: el tamaño de la deuda pública alcanzaba 113.4 por ciento del PIB. 2

Europa 2013:

SE SACUDEN LOS CIMIENTOS DEL MODELO DE BIENESTAR

crisis

económica y social Las medidas de austeridad propician xenofobia, racismo y tendencias antidemocráticas

REUTERS/Susana Vera

Xinhua/Jiang Kehong

Ernesto Sabato1


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REUTER/Susana Vera

2 Han pasado cuatro años desde entonces. La crisis de Grecia se ex-

2JORNALEROS AGRÍCOLAS cargan cestos de papas en la ciudad española de Murcia, la mayoría de ellos provienen de Marruecos y de Ecuador, ya que los españoles se niegan a realizar este tipo de trabajo, a pesar del desempleo en ese país, que afecta ya a 50 por ciento de los jóvenes

tendió por Europa. Este año, Alemania y Francia, primera y segunda economías de la eurozona, se mueven entre el estancamiento y la recesión. No es sólo una crisis económica. También ha sacudido los cimientos del modelo de bienestar europeo, el arreglo institucional que las sociedades de esas naciones se dieron al término de la Segunda Guerra Mundial. Al terminar el primer semestre de 2013, la eurozona como conjunto está en recesión. Y así seguirá, al menos, el año próximo, según la más reciente actualización de pronósticos económicos del Banco Mundial, publicada a mediados de junio2 . En 2013, el PIB de la región se contraerá 0.5 por ciento y en 2014 retrocederá otro 0.6 por ciento, según el organismo. “La economía de la zona del euro se mantiene débil, a pesar de una mejoría en las condiciones financieras y algunos signos de recuperación”, valoró. La creciente brecha entre los ingresos y gastos de los gobiernos, el llamado déficit público, y el alza en los niveles de endeudamiento, respecto de las economías, es considerada en prácticamente todos los reportes de organismos internacionales como el origen de la crisis en la eurozona. En esa línea de argumentación, la forma de acometer el problema se plantea como obvia: reducir el déficit mediante una combinación de mayores impuestos y reducción de gasto (en pensiones, educación o atención médica, por ejemplo). La prensa ha documentado día a día los recortes a pensiones, la reducción en los beneficios de comedores escolares o el cobro a los enfermos por recibir medicamentos que por ley son gratuitos. En el caso de la deuda ocurre lo mismo. Alguien planteó un número mágico que debía ser alcanzado. La deuda pública no debe superar 90 por ciento del PIB, so pena de que el país que se encuentre en tal situación se encamine sin remedio a la recesión. Así de sencillo de entender. O casi. Dos investigadores de la Universidad de Harvard: Keneth Rogoff (antiguo economista en jefe del Fondo Monetario Internacional, FMI) y Carmen Reinhardt encontraron, después de una extensa revisión que abarcaba más de 200 años y decenas naciones, que los países en que la deuda rebasaba un nivel equivalente a 90 por ciento del PIB se iban de bruces a la recesión. Ese era el número mágico y nutrió en los pasados dos años las discusiones relacionadas con la reducción del déficit y la deuda pública, tanto en los órganos de gobierno de la Unión Europea como en el FMI. Los números se prestaban a ello. En 2013, la deuda pública de la eurozona como conjunto llegó a 95 por ciento del producto interno bruto de la región, según datos del FMI. En 2008, era de 70 por ciento del PIB. En Grecia, durante el periodo de referencia, el endeudamiento del sector público pasó de 112 a 179 por ciento del PIB; en España, se incrementó de 40 a 91 por ciento del producto; en Portugal, de 71 a 122 por ciento; en Irlanda, de 44 a 122 por ciento del PIB, también entre los años 2008 y 2013, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional3. Las naciones más desarrolladas de la eurozona no fueron excepción en cuanto al crecimiento de los pasivos a cargo del sector público. Entre 2008 y 2012, la deuda pública de Alemania creció de 66 a 80 por ciento del PIB; en Francia, en el mismo periodo, pasó de 68 a 93 por ciento, de acuerdo con los datos del FMI, publicados en abril pasado, los más recientes hasta ahora. “Existen numerosos estudios econométricos que han encontrado un vínculo directo entre un alto nivel de deuda pública y un bajo crecimiento económico en el largo plazo. Y esa es la principal motivación por la que argumentamos que, para avanzar en el camino correcto, es necesario reducir la carga de la deuda pública en los países que actualmente tengan una deuda que exceda 90 por ciento de su producto interno bruto, dado que el alto nivel de endeudamiento público está relacionado con un bajo potencial de crecimiento, con bajo crecimiento en el largo plazo”, expuso Carlo Cotarelli, director del departamento de asuntos fiscales del FMI, en un encuentro con la prensa durante la reunión de primavera de ese organismo internacional, en abril pasado4. Seguramente hay numerosos estudios econométricos en tal sentido. Pero el más conocido –y aplicado a rajatabla tanto en Bruselas, la sede de la Unión Europea, como en Washington, donde se asienta el FMI– es el de Rogoff y Reinhardt. La fórmula era repetida como

La incertidumbre creada por la crisis económica y las consecuencias de las medidas de austeridad también crean un campo fértil para la xenofobia y los movimientos racistas, así como para las t endencias antidemocráticas


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EN CIFRAS EL 2013 SEGÚN EL FMI, EN 2013, LA DEUDA PÚBLICA DE LA EUROZONA LLEGÓ A

95% DEL PIB

DE 2008 A 2013 EN GRECIA, PASÓ DE

112 a 179 % del PIB

40 a 91% 71 a 122% EN ESPAÑA, SE INCREMENTÓ DE

mantra: deuda pública mayor a 90 por ciento del PIB igual a recortes del gasto. La conclusión del libro This Time Is Different: Eight Centuries of Financial Folly (Esta vez es distinto. Ocho siglos de necedad financiera) de Rogoff y Reinhardt, publicado en 2009, en plena crisis financiera, (replicada en un artículo posterior) servía para justificar cualquier recorte y para acallar a los remolones que se oponían a ellos. El problema, siempre hay un problema, es que la conclusión, el mantra, fue construido sobre datos erróneos, como mostraron tres economistas de la Universidad de Massachusetts, quienes en la primavera pasada trataron de repetir el ejercicio estadístico de Rogoff y Reinhardt. Thomas Herndon, Michael Ash y Robert Pollin encontraron que sus colegas de Harvard incurrieron en errores elementales de estadística, manipulación de datos y fallas en el manejo de la hoja de cálculo del programa Excel5. Un desastre, pues. La falla fue reconocida por Rogoff y Reinhardt, quienes, sin embargo, siguen sosteniendo que la conclusión, así se haya extraido de cálculos equivocados, no cambia. Es discutible, en tanto, la idea de que lo que se contabiliza como deuda pública es tal. Un lector mexicano puede pensar en el llamado Fobaproa para preguntarse sobre este tema. Durante la cri-

1 Sabato, Ernesto. Antes del fin, Seix Barral, cuarta edición, diciembre de 1998. Página 65 2 Banco Mundial. Perspectivas de la economía mundial, junio de 2013. 3 Fondo Monetario Internacional. Fiscal monitor, abril de 2013. 4 Cotarelli, Carlo. Transcript of a press conference on Fiscal Monitor. Fondo Monetario Internacional, abril de 2013. La versión en línea puede consultarse en http://www.imf. org/external/np/tr/2013/tr041613a.htm 5 Alejandro Nadal, “Reinhart y Rogoff: el descrédito en los tiempos de crisis”. La Jornada, 24 de abril de 2013. http:// www.jornada.unam.mx/2013/04/24/ opinion/030a1eco 6 Comisionado para los derechos humanos del Consejo de Europa. Informe anual de actividades 2012, Estrasburgo, 10 de abril de 2013.

EN PORTUGAL, DE

EN IRLANDA, DE

44 a 122%

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sis de 1994-1995 en México, el gobierno de entonces utilizó un fideicomiso público, el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), para absorber las deudas de los bancos –débitos privados– y convertirlas en deuda pública. Así saneó el sistema financiero y, a la fecha, los contribuyentes mexicanos siguen pagando esos pasivos. Es claro que no se puede comparar una cosa con otra. Pero los ejemplos sirven. Ahora, el mismo lector debe mirar hacia España. Datos del banco central de ese país muestran que a finales de 2012 prácticamente tres cuartas partes (77 por ciento) de la deuda total de la economía española había sido generada por agentes privados: empresas, bancos y hogares, mientras que 23 por ciento correspondía a pasivos adquiridos por la administración pública. El punto, puesto sobre la mesa por la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda, es éste: en los círculos de decisión política se argumenta, para justificar las políticas de recorte del gasto social y aumento de impuestos, que durante años las sociedades europeas (ya sea griega, española, portuguesa, irlandesa o italiana) vivieron por encima de sus posibilidades; que se hizo crecer el gasto público para financiar cosas tan desproporcionadas y fuera de lugar como los comedores escolares o las medicinas para enfermos de cáncer (esos son los tipos de gasto que ahora se recortan) y que hay que poner orden a ese caos. Sin embargo, no está claro que los ciudadanos que ahora experimentan los efectos de los ajustes sean los responsables –o beneficiarios principales– de esas deudas. Buena parte de ese endeudamiento, y no sólo en España, sino también en Grecia, Portugal o Irlanda, está relacionado con la burbuja inmobiliaria y la especulación financiera de los años previos a 2008. “Necesitamos repensar nuestro enfoque de la crisis”, expuso en un informe6, en abril pasado, Nils Muiznieks, comisionado para los derechos humanos del Consejo de Europa, al que pertenecen 47 estados. A problemas de larga data, como la discriminación, la violencia racista, el rechazo a los migrantes o la creciente vulnerabilidad infantil, el comisionado agrega nuevas preocupaciones. “A estos añejos problemas, las medidas de austeridad han añadido nuevas preocupaciones y puesto de relieve la interdependencia de los distintos derechos humanos. Los grupos vulnerables: niños, personas con discapacidad, personas mayores con bajas pensiones y otros, a menudo han sufrido de manera desproporcionada las medidas de austeridad, que han amenazado el acervo general de derechos sociales y económicos de la posguerra”, escribió Muiznieks, en el informe presentado a ministros de los países miembros. La incertidumbre creada por la crisis económica y las consecuencias de las medidas de austeridad también crean un campo fértil para la xenofobia y los movimientos racistas, así como para las tendencias antidemocráticas, abundó. “Políticos populistas y grupos nacionalistas y extremistas han explotado la frustración y los temores de la gente con propósitos electorales”, asegura el comisionado en su informe. Un informe fechado en Estrasburgo, en abril de 2013.

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EL CÁUCASO DEL NORTE, UNA BOMBA DE TIEMPO

LAS PIEZAS DEL NUEVO ROMPECABEZAS

RUSO JUAN PABLO DUCH Corresponsal de La Jornada en Rusia

En la región pesa más la

sharia que el Estado laico


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egión montañosa –limítrofe por el este con el mar Negro; por el oeste con el Caspio; por el norte con Stavropol, tierra de cosacos, y por el sur, separado por una cordillera de Georgia y Azerbaiyán, antiguas repúblicas soviéticas y ahora países independientes–, el Cáucaso del norte es una auténtica bomba de tiempo. El desafío para el Kremlin es mayúsculo porque, detrás de la aparente calma, sacudida por los enésimos atentados, hay odios seculares por motivos étnicos, contraposición de corrientes religiosas antagónicas, disputas territoriales, ánimos separatistas, lucha de clanes por el poder, economías precarias con sectores pujantes dominados por mafias, desempleo generalizado, corrupción ascendente, humillación de la población minoritaria de origen ruso y un evidente distanciamiento de Rusia, entre otros factores negativos. Es claro que, si el gobierno ruso no logra revertir este panorama poco halagador, más tarde o más temprano tendrá que iniciar una nueva guerra en el Cáucaso del norte o aceptar la recomposición del mapa político de la región. Por ahora, no está en la agenda de prioridades de ningún presidente norcaucasiano independizar su república de Rusia: no lo necesita, mientras pueda gobernar sin injerencias y sigan fluyendo los petrodólares de Moscú. Pero, con el tiempo, sólo una intervención militar puede evitar que se formalice de jure la secesión de facto que ya empieza a cobrar cuerpo con la extraterritorialidad que, ante la inoperancia del Kremlin, se arrogan los gobernantes norcaucasianos para hacer y deshacer a su antojo, mientras se consolidan el islam radical y los sistemas paralelos de poder.

REUTERS/David Mdzinarishvili

Rasgos comunes y serias diferencias

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Disputas territoriales

Hay conflictos latentes de origen étnico, por mencionar unos casos, entre kabardinos y balkarios en Kabardino-Balkaria; entre karachayes y cherqueses en KarachaevoCherkesia; entre ávaros, cumucos y darguinos en Daguestán. Las rencillas se acumulan desde los tiempos de José Stalin, quien basó su política nacional en crear entidades federales con dos grupos étnicos dominantes (Karachaevo-Cherkesia y Kabardino-Balkaria aún existen, Checheno-Ingushetia ya se separaron); en dividir arbitrariamente pueblos (Osetia del norte para Rusia; Osetia del sur para Georgia); en desaparecer como castigo la formación autonómica de los karayaches; en deportar como represalia a pueblos enteros (acusó a los chechenos de colaborar con el ejército nazi y los expulsó a tierras inhóspitas de Asia central y otras regiones, muriendo en el camino de hambre y enfermedades cerca de 200 mil chechenos). Chechenia reivindica parte del territorio de Ingushetia y se han registrado las primeras incursiones de sus grupos armados, rechazados a balazos por los ingushes, deteriorándose la convivencia de estos dos vecinos. Ingushetia, cabe recordarlo, fue la única república norcaucásica que no acogió a refugiados de Osetia del sur durante la guerra ruso-georgiana de 2008, a consecuencia del conflicto armado que mantuvo en 1992 con Osetia del norte-Alania y que concluyó con la expulsión de cerca de 50 mil ingushes de territorio norosetio. La llamada “cuestión del pueblo lezguino”, que se asume desplazado de sus tierras ancestrales, adquirió nueva fuerza hace tres años con la firma de un convenio de demarcación fronteriza entre Rusia y Azerbaiyán que dejó a dos poblados lezguinos incrustados en territorio azerbaiyano. Más delicada es la reivindicación de restablecer Circasia, como también se conoce a Cherkesia, que implica unir en una sola entidad federal a tres repúblicas rusas que desaparecerían. Se reclama como propio de hecho todo el norte de la región, incluyendo partes de Stavropol y Krasnodar como la costa del mar Negro y la ciudad de Sochi, sede de los próximos Juegos Olímpicos de Invierno. En la región hay odios seculares Aparte de que nadie piensa ceder los territorios demandados, por motivos étnicos, contrahabría que repatriar a la diáspora adigué, instalada en Turquía posición de corrientes religiosas y algunos países árabes, formada por cerca de 5 millones de personas que se atribuyen el derecho de ser el grupo étnico antagónicas, disputas territoriales, ánimos separatistas, lucha de determinante en una eventual Circasia.

Conquistado por el ejército zarista hace varios siglos, el Cáucaso del norte era –y es– un conglomerado de más de 70 pueblos, que hablan medio centenar de idiomas y dialectos, obligados a vivir dentro de unas fronteras artificiales que, en algunos casos, desaparecieron junto con la Unión Soviética y en otros, aún subsisten. En este momento –dejando de lado las regiones rusas de Stavropol y Krasnodar que sólo comparten geografía, distintas en todo–, siete repúblicas configuran el Cáucaso del norte: Adiguea, Chechenia, Daguestán, Ingushetia, Kabardino-Balkaria, Karachaevo-Cherkesia y Osetia del norte-Alania. Tienen rasgos en común y también otros que marcan serias diferencias, pero todas estas repúblicas –en mayor o menor grado– dependen de los millonarios subsidios de Rusia. Esto las clanes por el poder, economías Islam y separatismo iguala entre sí y las contrapone al resto de entidades federales. precarias con sectores pujantes De unos años para acá, se ha fortalecido la alianza de los La región, en poco más de 20 años, se ganó en Rusia –con dominados por mafias, desempleo separatistas chechenos, que operan en la clandestinidad en las su peculiar forma de parasitar esquilmando al resto del país– la repúblicas colindantes con Chechenia, y los islamitas radicales generalizado, corrupción ascendudosa fama de vivir a costa de los demás, dando argumentos a que, en un contexto de miseria generalizada, encuentran terlos nacionalistas que exigen: “¡Basta de mantener al Cáucaso!”, dente, humillación de la población reno fértil para difundir sus ideas entre los jóvenes desempleaconsigna cada vez más aceptada en la sociedad. minoritaria de origen ruso dos, sobre todo. Hasta 80 por ciento de las economías de las repúblicas del La beligerante e intransigente corriente wahabita, originaria Cáucaso del norte dependen de los subsidios federales y, aunque de Arabia Saudita, que cuenta entre sus adeptos al movimiento resulte difícil de creer, parte del dinero robado es invertido por de los talibán en Afganistán y a Al Qaeda creada por Osama Bin Laden, derrotó en las mafias en regiones de Rusia más propicias para los negocios (Astraján, Rostov, las mezquitas a la tendencia islamita moderada, que con escasa influencia prevalecía Stavropol, Krasnodar, entre otras), adónde además emigra mano de obra norcauen tiempos soviéticos. casiana. Desde 1992, meses después del colapso de la Unión Soviética, comenzaron a llegar Los indicadores económicos de las repúblicas del Cáucaso del norte son los más a la región emisarios religiosos promotores de la doctrina del “islam puro”, al tiempo bajos en Rusia y sus habitantes –muchos sobreviven por debajo del nivel de miseria– que cientos de jóvenes viajaban cada año para estudiar en las madrasas de Arabia se ven obligados a incursionar en actividades al margen de la ley y a ser el eslabón Saudita, Pakistán, Egipto y otros países. más frágil de economías en la sombra, mientras los miembros del clan gobernante y El regreso a la patria de muchos clérigos graduados en el exterior coincidió con la las mafias saquean los recursos federales. primera guerra ruso-chechena y la mayoría de ellos se incorporó a las filas separatLa población venera sus costumbres y tradiciones, extrañas al resto de Rusia. Son istas y, con la derrota en la segunda contienda, a la guerrilla. sociedades de tipo tribal, divididas en clanes grandes y pequeños, que respetan la Después, con el repliegue de los separatistas irreconciliables, encabezados por opinión de sus mayores y defienden sin cortapisas a sus seres queridos, practicando Doku Umarov, al territorio de las repúblicas vecinas, la táctica cambió y los clérigos hasta ahora la venganza de sangre. se trasladaron a las mezquitas de Daguestán, Ingushetia y Kabardino-Balkaria, conA lo largo de su historia han sufrido deportaciones masivas, guerras devastadoras, virtiendo algunas en encubiertos centros de reclutamiento de jóvenes sin trabajo y emigraciones por miseria y, en los años recientes, cruentos atentados de grupos isde viudas negras, como se denomina en Rusia a las esposas y hermanas de combatilamitas radicales. entes muertos, dispuestos a cometer –una vez concluido el debido adoctrinamiento– atentados suicidas. La versión fundamentalista del islam se expande por todo el Cáucaso del norte y se nota, con mayor fuerza, en Daguestán, donde en muchos lugares se juzga a las 2 BAYRAM KURADZE, DE 48 AÑOS, habita con su familia en un autobús personas conforme al código de conducta de la sharia y no de acuerdo a las leyes abandonado en la ciudad de Tbilsi. Alrededor de 435 mil personas de Georgia de Rusia. viven abajo de los índices de pobreza, según cifras oficiales 2


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Por eso, ahí la compraventa de vivienda se oficializa en las mezquitas y no ante notario público; se permite de hecho tener varias esposas y no se considera delito la poligamia; se persigue la venta de bebidas alcohólicas, la cual no está prohibida de modo oficial, por mencionar sólo algunos hechos que muestran la influencia religiosa en la zona.

Diásporas y mafias La disolución de la Unión Soviética, junto con el deterioro de la situación económica y la espiral de violencia que se desató, provocó a comienzos de los años 90 un éxodo masivo de norcaucasianos hacia el resto de Rusia y, sobre todo, hacia Moscú y San Petersburgo, donde el periodo de transición les abrió nuevas posibilidades para progresar en dos áreas, principalmente: el comercio y la delincuencia organizada. Fuera de su territorio, los norcaucasianos tienen fama de despiadados, gracias a las mafias que, unidas por el factor étnico, operan en las grandes ciudades del país e incluso en el exterior. Se especializan en asesinatos por encargo, extorsiones, secuestros, trata de blancas, narcomenudeo, estafas financieras y otros delitos graves. En contraste, la mayoría de quienes se quedan en sus repúblicas sufren los abusos de sus gobernantes, que violan los derechos humanos más elementales. Pero todos, los que nutren las diásporas y los que se quedan, en primer término los jóvenes, se sienten superiores a los rusos. Para ellos, Rusia es un país que hizo sufrir a sus antepasados y ahora los discrimina, cuando desde pequeños se le inculcó que sus pueblos “son más antiguos y nobles” y su religión, “la más importante y correcta”.

Impunidad a cambio de lealtad El ejemplo de Chechenia ilustra mejor que cualquier otro la actual política del Kremlin hacia el Cáucaso del norte: imponer a un cacique local, permitir que éste haga lo que quiera en su territorio, dejar que los chechenos se maten entre ellos y, sobre todo, entregarle al gobernante multimillonarios recursos financieros, a cambio sólo de lealtad a Rusia, más de palabra que de hecho. Con ello, ciertamente se logra mantener la integridad territorial de Rusia, pero es un compromiso que dista de ser sólido y puede romperse en cualquier momento, como cambió la trayectoria política de su actual presidente, Ramzan Kadyrov. En la primera guerra ruso-chechena, al comienzo de los años 90, luchó contra el ejército de Rusia como combatiente del grupo armado que encabezaba su padre, Ahmad Kadyrov, aliado de los separatistas. Unos años después, cuando los militares rusos bombardearon Grozny hasta conseguir su meta: reducir a ruinas la capital de Chechenia, Ramzan Kadyrov se cambió de bando, siguiendo los pasos de su progenitor. Ahmad Kadyrov pactó la entrega de Gudermes, la segunda ciudad más importante de Chechenia de la cual era originario, y comenzó a combatir a sus antiguos compañeros. El Kremlin impuso a Ahmad Kadyrov como gobernante de Chechenia, pero seis meses después murió en un atentado en el estadio de Grozny y su hijo Ramzan, jefe de su escolta personal, retomó su bandera y, desde 2007, tras el fallido interregno de Alu Aljanov, ejerce de presidente de la república. Kadyrov, tras reclutar una guardia personal formada por miles de antiguos combatientes separatistas, ordenó aniquilar a los independentistas que se negaran a deponer las armas y subordinarse a él. Muchos se cambiaron de bando, menos los más radicales. El Kremlin se hizo de la vista gorda cuando, uno a uno, cayeron asesinados chechenos que potencialmente podrían disputarle el liderazgo a Kadyrov. Murieron a manos de sicarios: Selimjan Yandarviyev, ex vicepresidente de Chechenia independiente; Movladi Baisarov, coronel del Servicio Federal de Seguridad de Rusia y ex jefe de la guardia personal de Ahmad Kadyrov; Ruslan Yamadayev, ex general separatista y condecorado por Vladimir Putin como héroe de Rusia, y su hermano, Sulim Yamadayev, también héroe de Rusia y comandante del batallón Vostok (Este) del GRU, siglas de la inteligencia militar rusa, por mencionar sólo a sus principales rivales. Kadyrov asegura que nada tuvo que ver con esas muertes, como tampoco en los asesinatos de la periodista Anna Politkovskaya, su mayor crítica, de la activista de los derechos humanos Natalia Estemirova o de numerosas figuras del exilio checheno en Austria, Azerbaiyán, Turquía y otros países. Consolidado su liderazgo, Kadyrov comenzó, con dinero de Moscú, la reconstrucción de Grozny, como escaparate de una pretendida estabilidad y el centro de la ciudad, una zona de acceso restringido y súper vigilada, se publicita como una suerte de Dubai en miniatura, con rascacielos y la mezquita más grande de Europa. Pero cuando se le pregunta a Kadyrov de dónde sale el dinero –sus críticos calculan que con los recursos recibidos, se podría construir cinco veces una ciudad igual a Grozny–, responde invariablemente: ¡Nos lo manda Alá, es su voluntad!

REUTERS/Eduard Korniyenko

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2 MOMENTOS PREVIOS a la ceremonia conmemorativa del inicio, en 1941, de la Gran Guerra Patria que enfrentó a Rusia con la Alemania nazi. La imagen fue captada frente al monumento a los caídos en ese conflicto bélico, en la ciudad de Stravopol

Cuando aparezca el riesgo de una escisión inminente, Rusia sólo tendrá dos opciones: dar por perdida esa parte de su territorio o restablecer “el orden constitucional” mediante una nueva guerra, con incontables víctimas de ambos lados


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La apuesta del Kremlin: tapar el sol con un dedo en caso de sufrir un atentado mortal y, lo más probable, es que se desatara una lucha por el poder con rasgos de guerra civil. En Daguestán, Ingushetia, Kabardino-Balkaria y las restantes repúblicas norcaucásicas, Moscú tolera la coexistencia de gobiernos corruptos, mafias económicas y una llamada “clandestinidad”, que no es sino un sistema paralelo de poder y violencia organizada con respaldo de parte significativa de la población. Ahí es dónde se comete el mayor número de atentados y también es dónde más auge cobra el islam radical –en Daguestán, por ejemplo, en tan sólo poco más de 10 años el wahabismo pasó de cero adeptos a la mitad de los creyentes en la república– que se proclama incompatible con el Estado laico. No es descabellado pensar que, conforme aumente su número de seguidores, surgirá la tentación de proclamar, en alguna de estas repúblicas, un Estado islámico independiente. Cuando aparezca el riesgo de una escisión inminente, Rusia sólo tendrá dos opciones: dar por perdida esa parte de su territorio o restablecer “el orden constitucional” mediante una nueva guerra, con incontables víctimas de ambos lados.

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Ciertamente, en el corto plazo ninguna república del Cáucaso del norte se plantea separarse de Rusia. Tienen, de hecho, más beneficios de los que podrían soñar como estados independientes y, además, no necesitan ganarse el sustento al recibir de Moscú millonarios subsidios. Con su política de tapar el sol con un dedo, el Kremlin derrocha dinero y observa impotente cómo pierde, cada vez más, control sobre el Cáucaso del norte. En Chechenia permite que, a cambio de no reanudar los combates con el ejército federal, los antiguos separatistas disfruten un régimen de virtual extraterritorialidad, en el cual los servicios de seguridad actúan al margen de las leyes de Rusia, hay individuos con patente de corso que jamás serán perseguidos judicialmente, se restringe el funcionamiento de las dependencias del Estado ruso, se imponen reglas de comportamiento y vestimenta que violan el derecho de elegir, vigente en el resto del país (salvo en los vecinos norcaucásicos), se expulsó a la población de origen ruso, entre otros rasgos que ponen entredicho el “éxito” del arreglo. Y además todo ese sistema gira en torno a un hombre, Ramzan Kadyrov, y se vendría abajo si llegara a faltar: en su clan nadie tiene el perfil para tomar el relevo


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NOTAS para otro

ENTRE LA RECETA MARXISTA-LENINISTA Y LA LIBERAL RICARDIANA

sistema económico y social

En su agonía, el sistema desmantela la

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economía del estado de bienestar europeo

l mundo atraviesa un momento de grandes cambios. Los vencedores de la Segunda Guerra Mundial lo polarizaron entre la receta marxista-leninista y la liberal ricardiana. Ese dualismo se presentó como si no hubiese otras opciones, una especie de bipartidismo global. Ambos sistemas fracasaron. Es hora de estudiar otras escuelas de pensamiento económico y político para dar un nuevo rumbo. La versión socialista de la Unión Soviética comenzó a ir mal cuando el gobierno de Leonid Brezhnev (1968-1982) aumentó el presupuesto de la industria militar a expensas del resto de la economía y del bienestar social. Luego asumió una guerra en Afganistán que no podía ganar. El adversario estaba equipado, entrenado y financiado por Estados Unidos, que estaba fuera de alcance, a menos de incurrir en una guerra atómica. Muerto Brezhev, vino Mihail Gorbachov, un iluso, si no es que otra UMBERTO MAZZEI cosa, que entregó a sus aliados sin garantías, se abrió al neoDoctor en ciencia política de liberalismo y Rusia vendió a precio irrisorio las empresas del la Universidad de Florencia. Estado a testaferros de Wall Street. En Inglaterra y Estados Unidos la política la dirigen los Es director del Instituto intereses de las finanzas desde finales del siglo XVIII y la de Relaciones Económicas función de Banco Central la ejercen instituciones financieras Internacionales, en Ginebra. privadas. En Gran Bretaña, el Bank of England la ejerce desde 1844 (Bank Charter Act). En Washington, un grupo de grandes bancos privados, llamado Reserva Federal, usurpó esa función a la Secretaría del Tesoro, en 1913. En ambos países la política económica la dictan los llamados lobbies (cabilderos) y descuella la industria armamentista, que la orienta hacía el aumento incesante del gasto militar. Ambos


La economía real se erosionó y está en vida artificial desde 2008. Es un caso de esquizofrenia: la gente de bienes y servicios reales (99 por ciento) vive una recesión, pero los dueños (1 por ciento) de las empresas de finanzas y defensa reciben jugosos bonos y dividendos

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sectores quitan recursos al resto de la economía real para mantener dos mundos fantásticos: el de las fabulosas fortunas virtuales y el de las amenazas imaginarias. En la posguerra, la presencia del marxismo-leninismo como ideología en el poder hizo elevar los salarios e institucionalizar la protección social de los trabajadores, principalmente en Europa, donde la Unión Soviética estaba cerca y había poderosos partidos comunistas. Esa amenaza potencial orientó la política del Estado hacia la conciliación de intereses laborales y empresariales. La desaparición del bloque soviético desencadenó la codicia. En Gran Bretaña y Estados Unidos eso produjo alucinaciones que llevaron al despeñadero socioeconómico. El cuento de que la libertad total a la codicia personal lleva a la prosperidad colectiva, es falso. La economía real se erosionó y está en vida artificial desde 2008. Es un caso de esquizofrenia: la gente de bienes y servicios reales (99 por ciento) vive una recesión, pero los dueños (1 por ciento) de las empresas de finanzas y defensa reciben jugosos bonos y dividendos. Sucede que con deuda pública se dio dinero a los bancos (quantitative easing) para “reinflar” las bolsas de valores y el pago se cargó a los contribuyentes. Eso pudo haber sido un nuevo comienzo si las prácticas y políticas hubiesen cambiado, pero siguen igual y conducen inexorablemente a una crisis terminal. Aún no hay conciencia pública de que vivimos una falla masiva del sistema económico y político impuesto por Wall Street y la City de Londres con su victoria de 1945. Los síntomas del colapso, sin embargo, son claros, y el más grave es el laboral, porque los salarios mantienen el consumo. En Estados Unidos el desempleo aceptado oficialmente es de 8 por ciento, pero sus estadísticas esconden muchos datos (1) y el desempleo real ronda 18 por ciento, y va en aumento. En Gran Bretaña la cifra oficial es 8.4 por ciento, pero excluye a 3 millones subempleados, con pocas horas semanales, y a 4 millones del llamado precariat: gente en autoempleo casual, que pudiera definirse también como “autodesempleada” (2). Desde 2008, el rescate de los bancos costó a Estados Unidos más de 19 billones (3) –cifra superior en un tercio de su PIB– que se usaron en nuevas apuestas del sector financiero y no para movilizar la economía. Los hogares perdieron 1.1 billón de su valor, más otros billones perdidos en inversiones y fondos de pensión. Ahora, familias que fueron de la clase media toman sopas en las cocinas de caridad. Estos inocentes pagan los riesgos absurdos en que incurrió la codicia de los banqueros y del complejo militar-industrial.

La ética socioeconómica La responsabilidad social de la economía es un asunto ético que ya separaba a Adam Smith de David Ricardo. Smith habla de un “lucro excesivo”, contrario al interés social y parasitario; Ricardo lo ve como meta económica y es el enfoque del neoliberalismo de Milton Friedman; es lo que enseñan en las escuelas de negocios como economía. Es un asunto ético. Gregory Bateson (Mind and Nature) dijo: “La ética de lo óptimo y la ética de lo máximo son dos éticas totalmente distintas”. La de lo óptimo enfatiza la calidad y se expresa con la satisfacción. La de lo máximo es adictiva y tiene una sola regla: más es mejor. Los excesos son siempre tóxicos y es lo que mata a la economía estadunidense y al sistema económico vigente. “La maximización de una sola variable –nos dice Bateson– típicamente termina en patología”. Una economía sana mantiene equilibrio en la prosperidad de los distintos sectores; cuando se favorece sólo el crecimiento de un par de ellos, hay una situación parasitaria. Es el caso del sector financiero y de la industria de armamento, que piden por un lado austeridad económico-social y por otro crean guerras dispendiosas e innecesarias. En su agonía, el sistema desmantela la economía del estado de bienestar europeo. La banca europea pide más fondos para mantener el valor de sus malas apuestas e impone su gente en los gobiernos. Se eliminan puestos de trabajo, se precariza el empleo y se privatizan servicios públicos. Como dice Boaventura de Sousa en su Historia de la austeridad: “El objetivo es volver a la política de clase pura y dura, o sea, al siglo XIX”, a la del liberalismo ricardiano, a la Inglaterra descrita por Charles Dickens.

AP Martin Meissner

Hay otras doctrinas

2 EL BANCO CENTRAL EUROPEO afirmó que el deslizamiento del euro frente al dólar se ha debido a la grave crisis económica que agobia a la eurozona

En el siglo XIX prevaleció un enfoque de la economía como ciencia cuyo objetivo primario no eran las ganancias del trabajo, sino las del capital invertido… y aun, sólo el de algunos. Pero también hubo quienes pensaron en las ganancias de los trabajadores y esas ideas fueron aplicadas –tímidamente– en la Europa anterior al colapso de la Unión Soviética. Ahora se les trata de ignorar y hoy sus obras son difíciles de encontrar en las bibliotecas universitarias. Su falta es que miran la prosperidad nacional como un objetivo superior a la ganancia individual; un criterio objetable para las empresas apátridas que financian centros académicos y cuya visión económica se enfoca en las ganancias trimestrales. El primero fue el ginebrino Jean Charles de Sismondi, quien publicó Nuevos 2 principios de economía política en 1818. Allí acuñó el término proletario –que


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Desde 2008, el rescate de los bancos costó a Estados Unidos más de 19 billones (3) –cifra superior en un tercio de su PIB– que se usaron en nuevas apuestas del sector financiero y no para movilizar la economía

2 luego usó Marx– para designar a quien con su prole garantiza la mano de obra.

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Criticó a Ricardo y señaló que las ganancias a expensas de salarios es una política miope, porque se necesitan buenos salarios para que se consuma la producción; fue también el primero en pedir la intervención del Estado para evitar los abusos capitalistas y en hablar de lucha de clases (4). Sismondi predijo la crisis que aqueja hoy a Estados Unidos y otros países, gracias a gobiernos cómplices. Habló de la sobreproducción que lleva al imperialismo y a exprimir el consumo con deuda sobre salarios futuros. Ahora se llama “Economía de la Oferta” y es Economía de la Deuda. Sismondi culpó a la sobreproducción del distanciamiento entre valor útil del bien y su valor de cambio, que impulsa el consumo a crédito, el cual crea una deuda esclavizante. Algo que sucedía en Inglaterra y Estados Unidos desde la primera mitad del siglo XIX. En esa época era deuda en la tienda del empleador, ahora son tarjetas de crédito. Esa tragedia se describe en la novela futurista The Iron Heel (El talón de hierro, 1906), de Jack London. Desde entonces los excesos congénitos y visibles del capitalismo y el papel del Estado para corregirlos han inspirado propuestas concretas, que se pueden clasificar en dos tesis básicas. El grupo de Karl Marx y sus seguidores considera al capitalismo irredimible e inmerso en un proceso dialéctico fatal que lo lleva a su propia destrucción violenta. Lo remplazaría una sociedad sin propiedad individual. Creo que Marx y sus seguidores son utópicos cuando basan su tesis violenta en la solidaridad proletaria. La solidaridad es precaria entre gente que lucha por sobrevivir y más si se les niega la aspiración a la seguridad de tener un hogar propio. La solidaridad de clase existe, pero entre los muy ricos. A pesar de eso, el marxismo es válido como método de estudio socioeconómico y tiene aportes básicos para una propuesta que remplace al ricardismo puro o neoliberalismo. El otro grupo piensa que el capitalismo es utilizable en beneficio de la sociedad con políticas de control; además de Sismondi, descuellan Friederich List, Werner Sombart, Max Weber, Wilfredo Pareto, John Maynard Keynes y en reversa Deng Xiaoping, en China. Creemos que este segundo grupo es más realista y coincide con un postulado de la ciencia política, mencionado antes por Sismondi, Iturbide, Sarmiento y otros: en cosas de Estado los saltos son efímeros. Se progresa por evolución, como en la naturaleza, y las instituciones que perduran reflejan las circunstancias, la cultura y las ideas de sus ciudadanos. Este grupo de autores también fue influyente. List impulsó la industrialización de Alemania; John Maynard Keynes desarrolló la función económica del salario; Weber y Pareto orientan aún la economía social. Sombart (5) acuñó el término capitalismo (Marx no lo usa) y el concepto de la destrucción creativa, que usó su alumno Joseph Schumpeter. Su trabajo más célebre no existe en inglés, porque la Universidad de Princeton tiene el derecho exclusivo (6) y no lo publica. Hay otros autores importantes que podemos estudiar: Vasili Leontief, Nicolai Kondratieff, Joseph Schumpeter, Jon Elster, John Roemer y la venezolana Carlota Pérez, cuyo libro Las revoluciones tecnológicas y el capital financiero (7) cubre 250 años de historia y muestra que los cambios y las revoluciones técnicas tienen una notable regularidad y obligan al rediseño institucional social y político. Vivimos uno de esos momentos.

2 UN CORREDOR DE LA BOLSA de Valores de Nueva York negocia acciones petroleras, el pasado 3 de julio, cuando el barril de crudo llegó a cotizarse en 101 dólares

AP Richard Drew

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Notas: (1) No se cuentan los desempleados que dejan de recibir su seguro de desempleo aunque sigan sin trabajo. Se cuentan como empleados a los desocupados que trabajan algunas horas semanales a destajo. Hay unos 50 millones en Estados Unidos que viven bajo el nivel calificado de pobreza. Morris Berman, Why America Failed. (2) The Guardian, John Philipott: “We need employment statistics that confront political spin”. 16 January 2013. (3) Es el término internacional y español; los anglosajones les dicen trillions (o sea, millones de millones). (4) Economie politique (1815), Nouveaux principes d’économie politique (1819). (5) El capitalismo moderno (Der Moderne Kapitalismus), 1902 y su última versión en 1927. (6) Fuente: fr.wikipedia.org/wiki/Werner Sombart (7) Carlota Perez and Chris Freeman, Technological Revolutions and Financial Capital: the Dynamics of Bubbles and Golden Ages. Edward Elvin Publishing Limited, Glensanda House, Cheltenham, Gran Bretaña. 2002.


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