La Jornada Aldea Global

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DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE

UNA VISIÓN DEL MUNDO

SUPLEMENTO MENSUAL. AÑO 2. NUMERO 18. OCTUBRE DEL 2013

LOS PERIÓDICOS JUGUETES DE

MULTIMILLONARIOS

ANTE EL TABLERO DE SIRIA

OEA INFORME SOBRE LAS DROGAS

El último peoma de Rainer María Rilke

LA JORNADA / Francisco olvera

RUSIA Y EU


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OCTUBRE DEL 2013

NDICE 4

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CARMEN LIRA SAADE

Directora General

LUIS JAVIER SOLANA Coordinador General RUBEN MONTEDÓNICO Información

ANDRÉS RUIZ Redacción FABRIZIO LEÓN DÍEZ Editor de Fotografía ROMERO Dirección de Arte LETICIA MARTÍNEZ MARTÍNEZ MARIANA OLLIN YOLIZTLI M. Diseño

Secciones del Suplemento 12

1. Balances geopolíticos y actores globales, principalmente los Estados que han jugado un papel hegemónico en Europa y América del Norte así como actores emergentes (China, Brasil, Corea del Sur, India, Sudáfrica, México) que en la primera década del siglo XXI están modificando los equilibrios globales. Actores como las redes sociales de opinión e influencia ligadas a las nuevas tecnologías; el crimen organizado; y en general la sociedad civil que reclama crecientemente espacios de influencia y que condicionan el papel predominante de los Estados en las relaciones internacionales.

3 EDITORIAL pERIÓDIcOS SE ESTáN 4 LOS cONVIRTIENDO EN jUgUETES DE MULTIMILLONARIOS Los medios hoy, ¿presagian un mundo mejor informado y más consciente?

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RRUSIA y EU ANTE EL TA TAbLERO DE SIRIA Batalla entre el consenso multilateral y la ley del más fuerte

2. Recursos mundiales y población, binomio cuyo equilibrio es cada vez más precario sobre todo cuando se trata del agua, los alimentos, las fuentes primarias de energía, y el medio ambiente. Y que abre la posibilidad de guerras futuras por el control de esos recursos o para impedir que un país acelere, con sus políticas nacionales de desarrollo, el cambio climático y de sus ecosistemas con consecuencias catastróficas para el planeta. 3. La economía global, operando hoy día bajo supuestos fuertemente cuestionados incluyendo los retos de un nuevo proteccionismo comercial, una guerra de divisas, las secuelas de la reciente crisis financiera y económica mundial que seguirán pesando en la estructura del capitalismo y de las economías emergentes, en particular en los mercados laborales y en el problema del desempleo, así como en las presiones migratorias de unos países y regiones a otras. Estos tres ejes – actores geopolíticos, la geopolítica de los recursos naturales y del medio ambiente, y la economía global – serán los componentes permanentes del suplemento.

INfORME SObRE 12 ELDROgAS DE LA OEA,

DEbATE AbIERTO pARA cAMbIAR

La lógica prohibicionista y moralista caracteriza al modelo actual

Cuatro secciones bajo las cuales se agrupa el análisis de los acontecimientos internacionales:

úLTIMO pOEMA DE RAINER MARIA RILkE 15 ELEstaba dedicado a Marina Tsvietáieva

4. La coyuntura y lo nuevo, el cuarto eje propuesto, es un espacio para recoger hechos circunstanciales que permitan destacar las reacciones inmediatas de gobiernos y de fuerzas sociales y políticas involucradas. Esta es la propuesta, expedida junto con la invitación para iniciar con nosotros la experiencia de navegar por el mundo con mejor información y mayor conciencia de los eventos que nos impactan. 2 FOTO DE PORTADA: imPREnTA. Imagen captada en la rotativa de La Jornada


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E D I T O R I A L

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os avances científicos devienen tecnologías a las que la rama editorial –informativa y de opinión– no escapan. En la última década del siglo pasado y, más aún, en lo que va de éste, ese terreno se ha transformado en un campo en disputa entre la letra impresa y los cada vez más abundantes medios electrónicos –televisoras abiertas o por cable de paga; expansión de las emisoras de radio comunitarias que dan servicios a las sociedades a las que se dirigen–, más los emergentes, donde Internet parece ser el espacio en el que se darán –y quizá se diriman– estas lides. A lo que se asiste con el cambio de manos de algunos de los grandes medios masivos de comunicación es lo que trata de acercarnos la opinión experta del fundador de una agencia de noticias y uno de los analistas más respetados de nuestra época, Roberto Savio. Entre sus apreciaciones se encuentra aquella sobresaltante cuando asienta que “(...) hoy día la palabra la tiene el dinero”. Y tras enumerar cambios y traspasos habidos en los medios, lanza la alerta: “Google, Facebook, Microsoft y Yahoo buscan más noticias para transmitir y más publicidad. Con la compra de Youtube y Zagat, Google se ha trasladado de lleno al campo del contenido. Yahoo ha comprado por mil 100 mi-llones de dólares –más del triple de los precios combinados de la venta del Post y del Globe– un nuevo un sistema de microblogging que permite que 119 millones de usuarios publiquen rápidamente palabras e imágenes”. De su lado, el corresponsal de La Jornada en Rusia, Juan Pablo Duch, analiza cómo en una salida inesperada y virtualmente in extremis, tras la reunión en San Petersburgo de los países desarrollados del planeta con los emergentes más importantes, el G-20, se desactivaron –por ahora temporalmente– las amenazas contra Siria lanzadas desde Estados Unidos y algunas naciones europeas (que muchos consideran un rescate a Barack Obama de la atracción militarista), al superarse los aspectos mediáticos de ese conflicto, sin embargo, agrega, continuará el escenario de enfrentamiento y tensiones entre Washington y Moscú. Se afirma que tras los acuerdos concertados en la ciudad del Neva, lugar de nacimiento de Vladimir Putin, se verán con claridad disputas irreconciliables entre el Kremlin y la Casa Blanca, rememorando la sentencia atribuida hace años a Henry Kissinger, de que “cualquiera sea el régimen político que haya en Rusia, ésta será siempre enemiga de Estados Unidos”.

Según esta postura, hay algo inmediato que invita a la reflexión: ¿quién gobernará Siria en el futuro? Y lo anterior abre una segunda interrogante: ¿cómo se dirimirán los conflictos internacionales del porvenir: con la aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas –que tiene el estanco del uso de la fuerza– o por la voluntad de algunos que prescindan de dicho marco legal. En todo caso, hay que concluir que tras casi un cuarto de siglo de la implosión del llamado campo socialista, Moscú vuelve a presentarse en papel protagónico en el escenario mundial. Con motivo del Informe sobre Drogas en las Américas, de la OEA, contrapuesto a la práctica corriente –en curso en varios sitios– de “guerra contra las drogas”, un especialista en la materia, el embajador Milton Romani, presenta un proyecto de camino, evaluable, invariablemente involucrado en un desafío continental que puede constituirse en parte de un compromiso más amplio y compartido en el que se asuman responsabilidades de otro orden con los pueblos. A la vez, estas visiones renovadas acerca del tema, que no parten de principios represivos y judiciales, conllevan la posibilidad de que Estados Unidos –el mayor consumidor de drogas del mundo– entable una relación de otras características con América Latina, derivada de una consideración ponderadamente positiva, si se tienen en cuenta las recientes acciones en ese país –por parte de algunos estados y de autoridades– que dan la impresión al observador de una mirada más flexible hacia los cambios, teniendo en cuenta las voces que surgen de muchas partes reclamando otros medios sociales y educativos para encarar el tema. Finalmente, el poeta Rainer Maria Rilke, nacido en Praga en 1875, siempre quiso vivir en Rusia, según evoca el articulista y escritor Juan Forn. Se “descubrió” poeta en la escuela militar en Sankt Pöltenn, a la que había sido conducido por su familia. Desde 1897 visitó Rusia y regresó allí dos veces más en los siguientes cinco años. De sus estancias en el país surgió la relación con la familia Pasternak, y con el integrante de ella y pintor, Leonid, quien le presentó a Tolstoi. En el futuro, el mismo Leonid le indicará a Rilke que envíe sus libros a Francia, a la poeta rusa Marina Tsvietáieva. La dividida familia Pasternak –unos en el exilio y otro en Rusia–, leyeron el poema que Rilke le dedicara a Marina, y Boris –el miembro del clan que había sido confinado a un gulag de Sibería– lo pudo hacer en 1959. Rilke había muerto en 1926 en Val-Mont, Suiza. De todo esto da cuenta Forn, escritor, traductor y asesor literario argentino.

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se est谩n convirtien

2 AsPEcTOs gEnERALEs de la maquila del peri贸dico La Jornada, en una imprenta Atlas Web Press, propiedad de Imprenta de Medios SA de CV, en la delegaci贸n Azcapotzalco de la ciudad de M茅xico


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eriódicos Los medios hoy, ¿presagian un mundo mejor informado y más consciente?

ndo en juguetes de multimillonarios La batalla por el futuro se librará en Internet

RobeRto Savio, fundador y presidente emérito de la agencia de noticias IPS (Inter Press Service) y editor de Other News.

LA JORNADA / Francisco olvera

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Cualquier texto de más de 850 palabras (como este artículo resumido a poco más de mil), se considera excesivamente largo para ser publicado. ¿Presagia esto un mundo mejor informado y más consciente? Estados Unidos es un buen observatorio del mundo de la información. En efecto, la expresión medios de comunicación de masas (mass media) fue acuñada en ese país debido a que las ventas de los medios debían ser grandes para considerarse viables. En Europa, los medios no se dirigían a las masas. El famoso Times de Londres (ahora en manos de Murdoch) vendía unas 50 mil copias y sus lectores eran la élite del imperio británico. Los periódicos europeos eran culturales, con artículos largos y bastante analíticos. Los medios de comunicación estadunidenses partieron en la dirección opuesta y así nacieron los mass media.

compraventa de diarios

ocas personas saben hoy que cuando se crearon las primeras En las semanas recientes, una impresionante serie de prestigiosos periódicos agencias de noticias en el siglo XIX, la Havas francesa estadunidenses fueron comprados por multimillonarios. El caso y la británica Reuter dividieron el mundo entre ellas. La más conocido es The Washington Post, considerado el diario más división siguió las fronteras de los dos imperios coloniales. influyente junto con The New York Times (NYT). América Latina fue a parar a manos de Havas, mientras Durante los pasados 80 años, el Post estuvo en manos de la misma Reuter se quedó con Estados Unidos. familia, los Graham. Jeffrey Bezos, fundador de Amazon, lo comLa primera agencia estadunidense que rompió el mopró por 250 millones de dólares, cifra que representa uno por ciennopolio fue la United Press International (UPI), alegando to de los 25 mil millones de su fortuna personal. Amazon cuenta La concentración de que Estados Unidos no podía ser visto a través de los ojos con una capitalización de mercado de 128 mil 370 millones de medios en manos británicos, un argumento muy parecido a la queja del terdólares. La venta incluyó en el paquete otros periódicos locales, de multimillonarios cer mundo contra el monopolio de información del Norte. evaluados hace 10 años en 5 mil millones de dólares. En el mundo de los medios, esta agencia era considerada ha proliferado. Los Este hecho es el golpe de muerte definitivo para los periódicos un gigante, por lo que fue una sorpresa cuando en 1985 casos de Rupert de propiedad familiar. Hubo un tiempo en que los Chandler eran un millonario mexicano, Mario Vázquez Raña, compró propietarios de Los Angeles Times, los Copley del San Diego Tribune, Murdoch y Silvio la UPI por 41 millones de dólares y pronunció la célebre los Cowles del Minneapolis Star Tribune y los Bancroft de The Wall Berlusconi son los frase: “Yo tenía dos jets Falcon. Vendí uno y compré la Street Journal (WSJ). más famosos. AlguUPI”. Aquellas familias defendieron la independencia y la identidad de Desde entonces, la concentración de medios en ma- nos observadores ven sus periódicos. Es patente la diferencia entre el WSJ en los tiemnos de multimillonarios ha proliferado. Los casos de Ruen esto un giro a la pos de los Bancroft y el de ahora, propiedad del omnipresente pert Murdoch y Silvio Berlusconi son los más famosos. derecha, impulsado Murdoch. Algunos observadores ven en esto un giro a la derecha, The Boston Globe fue comprado por otro multimillonario, John por los que tienen impulsado por los que tienen dinero. No se trata de una Henry, por apenas 70 millones de dólares. El NYT había pagado dinero teoría conspirativa. Simplemente 100 poseedores de un mil 100 millones de dólares en 1993 por el Globe. Ferrari tienden a tener una visión más coincidente sobre ¿Hasta cuándo seguirá siendo el New York Times, la última relas cosas que, por ejemplo, los dueños de un centenar de ferencia del periódico familiar, en este caso propiedad de cuatro generaciones Volkswagen. de la familia Sulzberger desde 1896? El NYT no sufre pérdidas, pero no deja 2


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2 de ser un pez mariposa en un mundo de tiburones. Tiene una capi-

talización de mercado de mil 670 millones frente a los 56 mil 663 millones de activos de la Murdoch News Corporation, los 27 mil millones de la familia Bloomberg, los 93 mil 860 millones de Facebook, o los 282 mil 40 millones de Google.

LA JORNADA / Francisco olvera

La batalla pasa a Internet Dicho de otra forma, hoy día la palabra la tiene el dinero. Y, según parece, la batalla por el futuro se librará en Internet. La Alianza de Medios Auditados informó recientemente sobre una reducción drástica en las ventas de revistas. Newsweek fue comprada en 2010 por un dólar, mientras otras revistas, como Vogue, Vanity Fair, Metropolitan y People, siguen por igual camino. Según la misma fuente, en Estados Unidos las suscripciones en línea subieron de 5.4 a 10.2 millones en el año anterior. El NYT ha superado ya los 60 mil suscriptores gracias a una agresiva campaña en línea. Están seguros de que esto garantizará la viabilidad a largo plazo del periódico y así descartan la posibilidad de venta. Pero lo que se avecina en el horizonte es que la línea que separaba los medios de comunicación en cuanto a contenido, de las redes de distribución, se está volviendo borrosa

Lo que se avecina en el horizonte es que la línea que separaba los medios de comunicación en cuanto a contenido, de las redes de distribución, se está volviendo borrosa

Google, Facebook, Microsoft y Yahoo buscan más noticias para transmitir, y más publicidad. Con la compra de Youtube y Zagat, Google se ha trasladado de lleno al campo del contenido. Yahoo ha comprado por mil 100 millones de dólares, más del triple de los precios combinados de la venta del Post y del Globe, un nuevo un sistema de microblogging que permite que 119 millones de usuarios publiquen rápidamente palabras e imágenes. Nada más demostrativo de cómo los nombres de prestigio están a precio de saldo. Sin embargo, los suscriptores en línea representan un cambio antropológico con relación al antiguo lector. Las suyas son mentes inquietas, ansiosas por cambiar de página, y esto hará que se reduzcan progresivamente los artículos extensos y los análisis. Este proceso se acentuará a medida que avance el cambio generacional. Un estudio detallado de la Universidad de París señala que entre las personas de entre 14 a 16 años se observa un periodo de atención más corto que el de sus padres, algo que cualquier profesor puede confirmar. Asimismo, para los jóvenes está desapareciendo la frontera entre el periodismo tradicional y profesional y el llamado periodismo ciudadano, realizado por cualquier persona que quiera publicar noticias y fotos en la red. Como resultado, cualquier texto de más de 850 palabras (como este artículo resumido a poco más de mil), se considera excesivamente largo para ser publicado. ¿Presagia esto un mundo mejor informado y más consciente?

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2 imAgEn DE LA imPREsión del periódico La Jornada


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Rusia y EU

BataLLa entre eL consenso muLtiLateraL y La Ley deL más fuerte

ante el tablero de Siria

Si Washington y el kremlin no ceden

REUTERS/Kevin lamarque

en algunas posiciones, no mejorará su relación bilateral

Juan Pablo Duch Corresponsal de La Jornada en Rusia

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a reciente cumbre del Grupo de los Veinte (G-20), que reunió en San Petersburgo a los principales países desarrollados y emergentes, puso de relieve que la relación bilateral entre Rusia y Estados Unidos atraviesa por uno de sus peores momentos desde el fin de la guerra fría, hace ya casi un cuarto de siglo. Puede parecer extraño –a la luz del pacto alcanzado por Rusia y Estados Unidos en Ginebra para destruir las armas químicas de Siria– afirmar que, cuando se desvanezca el efecto mediático, la agenda bilateral del Kremlin y la Casa Blanca volverá a estar marcada por las discrepancias irreconciliables con que los respectivos presidentes, Vladimir Putin y Barack Obama, arribaron a la reunión de la Ciudad del Neva, la antigua capital del imperio zarista. Existen, no obstante, razones para el pesimismo. Porque lo que está en juego, hoy día, es quién va a gobernar Siria –¿el clan Assad o un régimen adepto al islam fundamentalista?–, y también algo quizás más importante: el modelo de participación de la comunidad internacional en la solución de conflictos internos de ahora en adelante, con autorización del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas

2 El prEsidEntE dE rusia, Vladimir Putin, pasa de largo frente al mandatario estadunidense, Barack Obama, durante la reunión del G-20 en San Petersburgo

(ONU) o sin ella, modelo que si finalmente se impone sin mediar resolución pondría en entredicho la existencia misma de la ONU, al menos con su estructura y funciones actuales. A falta de bola de cristal, es imposible saber si, dentro de cierto tiempo y a pesar de la actual negociación, se producirá el ataque militar contra Siria. Sin embargo, no hay que ser adivino para anticipar que, para evitar ese ataque, habrá que superar muchos obstáculos todavía y que el punto culminante llegará cuando, bajo la obstinada perspectiva estadunidense, haya que votar en el Consejo de Seguridad si ya debe aplicarse o aún no el Capítulo VII de la Carta de la ONU y bajo qué modalidad (Artículo 41, medidas que no implican el uso de la fuerza armada; o Artículo 42, luz verde para una operación militar). Tras la euforia colectiva, no tardarán en aparecer lecturas encontradas de lo pactado en la ciudad suiza y “en la ONU”, ya que –sin temor a equivocarse– de un tiempo para acá asistimos a una suerte de batalla final entre el necesario consenso multilateral y la peligrosa ley unilateral del “que se cree” más fuerte.

El pacto de ginebra A comienzos de septiembre, en San Petersburgo, era impensable una salida del punto muerto respecto del conflicto de Siria, provocado por las posiciones divergentes de los líderes ahí reunidos, así como como el pacto de Ginebra, decoroso para Rusia y Estados Unidos. El presidente de Estados Unidos había cancelado su visita oficial a Moscú –el caso de Edward Snowden sirvió sólo de pretexto para el plantón– y con ese antecedente Barack Obama y su anfitrión, Vladimir Putin, apenas se saludaron el primer día de la cumbre del G-20 y, al siguiente, hablaron tan sólo durante 20 minutos. Al margen del encuentro multilateral, ambos mandatarios se dedicaron a sumar apoyos a su posición: Rusia, con China y los demás países de los BRICS (Brasil, India y Sudáfrica), incluso al comienzo hasta Alemania, se declararon en contra de un ataque militar sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU y Putin insistió en que de llevarse a cabo sería una agresión, mientras Estados Unidos, con Francia y 2


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2 otros nueve países, aunque los firmantes luego se volvieron 25, consiguió sacar una declaración que pedía una “respuesta contundente” contra Siria sin llegar al extremo de mencionar un ataque y avalaba la tesis de Obama de que el Consejo de Seguridad era inoperante. Parece fuera de toda lógica que Rusia y Estados Unidos, en vez de hacer malabares con las cifras para demostrar quién había conseguido mayor respaldo, hayan optado por desperdiciar el escenario de San Petersburgo, con todos los reflectores del mundo puestos sobre la cumbre del G-20, para anunciar el pacto que, semanas después, alcanzaron en Ginebra. De acuerdo con la versión que circula en Rusia, la idea de presentar la iniciativa a partir de un hecho aparentemente circunstancial –una frase dicha en una conferencia de prensa por el secretario de Estado estadunidense, John Kerry, fortuita o sopesada, sobre la posibilidad, hipotética o real, de evitar el ataque si Siria se deshacía de su arsenal químico–, surgió al interior del grupo de colaboradores más cercanos del canciller Serguei Lavrov, quien de inmediato la discutió con Yuri Ushakov, asesor presidencial de política internacional. Canciller y asesor, en auténtica carrera contra el reloj, concordaron someter a consideración del presidente Putin la posibilidad de hacer el anuncio que nadie esperaba. El mandatario ruso convocó a varios miembros de su consejo de seguridad nacional y, tras escuchar opiniones, dio el visto bueno para diseñar la iniciativa y para convencer al gobierno de Assad de que no existía ninguna otra variante que aceptar po-ner su arsenal químico bajo supervisión internacional. El pacto de Ginebra evitó –¿o tal vez sólo pospuso?– un ataque militar inminente de Estados Unidos contra Siria, y en ese sentido es digno de elogio y se debe atribuir el mérito al Kremlin, sin duda. Pragmático acuerdo que beneficia a Rusia y Estados Unidos por igual –el primero recuperó protagonismo como mediador en un conflicto regional, después de los fiascos de su pasividad ante las intervenciones armadas de Estados Unidos en Yugoslavia, Irak o Libia, y el segundo se detuvo a punto de lanzarse a la enésima aventura bélica sin la aprobación de la comunidad internacional y hasta de su propio pueblo y Congreso–, tiene asimismo otras connotaciones. Entre éstas, Moscú –tras reiterar que bajo ningún concepto va a participar como parte beligerante–, encontró la manera de no dejar abandonado a su aliado en el Medio Oriente, Siria pudo eludir por ahora el castigo de los misiles y bombas de Estados Unidos, Irán y las milicias de Hezbolá en Líbano no se vieron obligados a involucrarse directamente en acciones de respuesta. Todos sacaron algún beneficio, menos la oposición siria, penetrada por grupos islamitas radicales, que perdió, por el momento, la ayuda externa –¡triste ironía que Estados Unidos quiera combatir del lado de Al Qaeda!– que le permitiría avanzar hacia su meta de derrocar a Bashar al-Assad. Detrás del éxito de la iniciativa rusa, quedan en el aire aspectos esenciales: Siria está cumpliendo los pasos previos acordados, pero Assad dijo que las armas químicas serían entregadas para su destrucción sólo si Estados Unidos deja de amenazar con realizar una acción militar punitiva y cesa todo apoyo a la oposición. El mismo día de la firma en Ginebra, Obama reiteró que si la diplomacia falla, Estados Unidos está listo para actuar en consonancia con el capítulo VII de la Carta de la ONU, que autoriza sanciones y ataques militares. Si Assad incumple los compromisos o se produce otro caso de empleo de gases neurotóxicos de origen incierto, la diplomacia habrá fracasado y, en ese escenario, no es claro si Rusia y China apoyarían en el Consejo de Seguridad de la ONU un ataque militar, sin tratar de agotar antes la vía de las sanciones, variante que devolvería el problema al punto de inicio, con la diferencia de que Obama podrá sostener que dio una oportunidad a la diplomacia y Siria la rechazó.

REUTERS/MolheM BaraKat

El pacto de Ginebra evitó –¿o tal vez sólo pospuso?– un ataque militar inminente de Estados Unidos contra Siria, y en ese sentido es digno de elogio y se debe atribuir el mérito al Kremlin, sin duda

2 un combatiEntE del ejército Libre sirio dispara su rifle contra francotiradores leales al presidente Bashar al-assad, en el distrito


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Todos sacaron algún beneficio, menos la oposición siria, penetrada por grupos islamitas radicales, que perdió, por el momento, la ayuda externa –¡triste ironía que Estados Unidos quiera combatir del lado de Al Qaeda!– que le permitiría avanzar hacia su meta de derrocar a Bashar al-Assad Y no está por demás recordar que el pacto de Ginebra por sí solo no resuelve la tragedia de la guerra civil en Siria, que continuará desangrando ese país árabe. Tenga o no armas químicas el gobierno de Assad, el saldo de muertos ya supera los 100 mil y cada día se añade otro centenar de fallecidos por la guerra civil, que es producto de un nudo de intereses económicos, tribales, religiosos. De cómo se resuelva este conflicto fratricida con injerencias foráneas depende el futuro de Irán y, en un plano más amplio, de los hidrocarburos de toda la región.

El fin de la perezagruzka Los inamistosos gestos, recíprocos y en ocasiones desproporcionados, que emprendieron Moscú y Washington, acabaron por enterrar la simbólica perezagruzka, o reinicio, del diálogo y la cooperación entre ambos, que lanzaron con bombo y platillo los cancilleres de Obama y del entonces presidente ruso Dimitri Medvediev, y acabó en nada durante el retorno de Putin al Kremlin para un tercer periodo presidencial. En apretada síntesis, cabe recordar cómo se deterioró, en años recientes, la relación bilateral: La perezagruzka nació casualmente también en Ginebra, en marzo de 2009, tras meses de tensión entre Moscú y Washington por la guerra de Rusia con Georgia, en agosto del año anterior, problema heredado al recién electo Obama. La luna de miel fue breve, aunque dio frutos ahí donde era posible alcanzar una fórmula de compromiso: un nuevo tratado de reducción de armas estratégicas (START, por sus siglas en inglés), en sustitución del que había expirado meses antes, simplificación del procedimiento de concesión de visados, la firma de un convenio sobre el tránsito de armas y material militar hacia Afganistán por el espacio aéreo de Rusia y otro sobre el tránsito de cargas “no letales” (militares) por el territorio de Rusia, algunos programas sobre energía nuclear con fines pacíficos, y poco más. Ya en julio de 2010 se produjo el primer golpe a la imagen idílica de los nexos entre Moscú y Washington, producto de la traición del coronel Aleksandr Poteyev, con la detención en Estados Unidos de una decena de espías rusos, dotados de identidades falsas y sin protección diplomática, que luego serían intercambiados por cuatro rusos que cumplían condena por trabajar para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y otros servicios de espionaje estadunidenses. Y tras un año de relativa calma, aunque sin ningún avance en las discrepancias de fondo, se desencade-naron los gestos inamistosos de uno y otro lados. Recién electo presidente para un tercer periodo, en mayo de 2012, Putin canceló su participación en la reunión del Grupo de los Ocho (G-8) en Washington, alegando que tenía que formar el gabinete de Dimitri Medvediev, a quien sin embargo envió en su representación. Poco después, en julio, Rusia aprobó la ley que obliga a las organizaciones no gubernamentales que se dedican a temas políticos y reciben recursos desde otros países a registrarse como “agentes extranjeros”, lo que en este país equivale a ser identificado como espía, además de que establece serias restricciones para su funcionamiento. 2


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2 Dos meses más tarde, el Kremlin ordenó el cierre de

la oficina de la USAID, siglas en inglés de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, al considerar que estaba realizando “labores de espionaje”, y otras representaciones estadunidenses también decidieron irse de Rusia antes de que las expulsaran, el Instituto Republicano Internacional, brazo exterior del Partido Republicano, y el Instituto Nacional Democrático, por mencionar a las principales. La respuesta de Estados Unidos no se hizo esperar y el Congreso aprobó, en diciembre de 2012, la llamada Ley o Acta Magnitsky, que restringe la entrada a territorio de Estados Unidos, así como congela sus cuentas bancarias y propiedades, a decenas de funcionarios rusos que, en su opinión, tuvieron algo que ver con la muerte de Serguei Magnitsky, abogado ruso de un fondo de inversión estadunidense, en la cárcel en 2009, después de que denunció la participación de un grupo de altos funcionarios en el robo de más de 200 millones de dólares del presupuesto de Rusia. Tomado como afrenta personal, el Kremlin adoptó una ley similar contra funcionarios estadunidenses relacionados con la violación de los derechos humanos en el mundo, llamada Ley Guantánamo, inoperante desde su proclamación. Más efectiva, pero para unos desproporcionada y para otros un disparo en propio pie, resultó la llamada Ley Dima Yakovlev, en honor de un menor ruso muerto por maltratos en Estados Unidos, que prohíbe la adopción de huérfanos rusos por parejas estadunidenses. En mayo de este año, Rusia exhibió en un inusual video las andanzas de la CIA en Moscú al momento de querer reclutar a un funcionario ruso, que culminaron con la expulsión de Ryan Fogle, tercer secretario de la embajada. Se comentó que la humillación en televisión, en horario triple A, era la venganza por la detención de los 10 espías rusos en 2010 y se hizo público el nombre del jefe de estación, Steven Hall, y el caso anterior de Benjamin Dillon, también declarado persona non grata. Y la gota que rebasó el vaso de los agravios recíprocos llegó de sorpresa en julio pasado, en un vuelo comercial desde Hong Kong, con el caso Snowden y la concesión, el primero de agosto anterior, de asilo temporal por un año al ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional que filtró información a la prensa sobre programas secretos de espionaje de Estados Unidos en Internet y telefonía celular, burda intromisión de la que no se libraron ni siquiera mandatarios y políticos de otros países igualmente espiados. En esta ocasión Obama tomó la negativa rusa de extraditar a Snowden como afrenta personal y decidió cancelar su visita oficial a Moscú, previa a la cumbre del G-20.

Las discrepancias irreconciliables Más allá de estos factores de tensión coyuntural, dos cuestiones de fondo, insolubles en una perspectiva de largo plazo, ensombrecen las perspectivas de normalización de la relación bilateral. Una, ya mencionada, es la obsesión de Estados Unidos por imponer decisiones a los demás, declarando obsoleto el multilateralismo que representa la ONU, y en particular su Consejo de Seguridad, y la necesidad de Rusia de recuperar influencia como potencia fuera del espacio postsoviético, descontando los tres estados del Báltico miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y proteger el flanco sur del país frente a eventuales regímenes adeptos al islam fundamentalista.

Siria resulta para Rusia, tras ser relegada como mediador entre Israel y los palestinos, mucho más que un mercado para vender armas, una base naval como la que tiene en Tartus, un arrebato de nostalgia por el mundo bipolar, cuando la Unión Soviética era tratada como superpotencia, o una muestra de simpatía del Kremlin por gobernantes autocráticos: es el sitio donde intenta que no se legitime el caso de Libia como modelo para resolver conflictos internos en el mundo. En Siria, hay que insistir en ello, se decide el modelo de reacción de la comunidad internacional ante futuros conflictos internos, y hasta ahora las posiciones de Rusia y Estados Unidos son diametralmente opuestas. La otra cuestión de fondo es el equilibrio en materia de armamento, tanto nuclear como convencional, que Rusia considera una amenaza a su seguridad nacional y un forzado derroche de recursos. Mientras no se renuncie a la intención de engañar al otro, poco hay que esperar en materia de reducción de armamento. La agenda del desarme se agotó con la firma del START, que fija el nivel de ojivas nucleares en mil 500, pero Estados Unidos desmonta y almacena las cargas que quita de sus misiles y tiene la posibilidad de volver a tener disponibles 4 mil ojivas en pocos meses, a diferencia de Rusia, que destruye sus pesados misiles intercontinentales. Y si ganan las siguientes elecciones los republicanos nadie puede garantizar que no denuncien el START, como hizo George W. Bush, hace 11 años, al salirse del Tratado sobre Defensa Antimisiles que dio origen a la controversia mayor: el escudo antimisiles en Europa, con radares e interceptores cerca de la frontera con Rusia. Aunque ese escudo tardará años en terminar de instalarse, el Kremlin quiere que todos los problemas del desarme se negocien juntos, y no por separado, incorporando además a todos los países que poseen armas nucleares. Por eso no tiene perspectiva la más reciente propuesta de Obama de reducir en una tercera parte los arsenales nucleares de Estados Unidos y Rusia. Además de repetir el truco con las ojivas almacenadas del START, la propuesta no incluye reducir el número de sus propios portadores (700 misiles estadunidenses por 500 rusos, actualmente). En contraste, Rusia tiene superioridad en el rubro de armas nucleares tácticas (2 mil ojivas rusas frente a 500 estadunidenses, 200 de éstas en Europa). Rusia tiene tres clases de ojivas no estratégicas: para los sistemas de defensa antiaérea y antimisiles, submarinos nucleares y misiles de corto alcance y bombas de aviación. Estados Unidos sólo tiene bombas de aviación, pero es más fuerte en submarinos nucleares y buques de guerra, aparte de que sus aliados, Gran Bretaña y Francia, no quieren negociar sus arsenales nucleares. Tampoco es claro cómo se puede avanzar en la negociación sobre reducción de armamento convencional, después de que Rusia está realizando pruebas de un misil balístico con menor trayectoria que un intercontinental, estratégico, que no está permitido por el Tratado de Eliminación de Misiles de Mediano y Corto Alcances, firmado todavía en tiempos de Mijail Gorbachov y Ronald Reagan. Hay militares rusos que insisten en que ello permitiría destruir los radares e interceptores del escudo antimisiles estadunidense en Polonia o Rumania, o los misiles de defensa antiaérea en Turquía, pero si Rusia se sale de este tratado, Estados Unidos colocaría misiles que podrían alcanzar Moscú en cinco minutos.

REUTERS/adrees latiF

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Y a este panorama de desencuentros hay que agregar la expansión de la OTAN hacia el este, con la inclusión de países colindantes con Rusia y la no tan distante incorporación de algunas repúblicas ex soviéticas como Georgia, Azerbaiyán y Ucrania, en orden de probabilidad y sujeto a la celebración de referendos (en Georgia ya se celebró en 2008 y ganó el voto favorable con más de 70 por ciento). Asimismo, con el pretexto de ofrecer protección a los regímenes autoritarios de Asia central cuando fi-


No está por demás recordar que el pacto de Ginebra por sí solo no resuelve la tragedia de la guerra civil en Siria, que continuará desangrando a ese país árabe

nalmente saque sus tropas de Afganistán, Estados Unidos negocia abrir bases militares en esa región. El Pentágono tiene la mira puesta en Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán, cuyos gobernantes tratan de sacar el mayor provecho económico en un permanente estira y afloja, jugando siempre como respuesta con un sí que se vuelve no y viceversa, que también involucra a Rusia. Para el Kremlin la presencia militar de Estados Unidos en el flanco sur del espacio postsoviético es otra

amenaza a su seguridad nacional y un motivo adicional de derroche innecesario. Todas estas controversias van a existir hasta que Rusia o Estados Unidos hagan serias concesiones que, en la práctica, signifiquen asumir la derrota de las posiciones que ahora defienden. En el corto y mediano plazo, no parece que el Kremlin o la Casa Blanca estén dispuestos a ceder, sin lo cual es impensable una auténtica mejoría de su relación bilateral.

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2 John KErry, secretaio de Estado estadunidense, bosteza durante la sesión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas que abordó el caso de Siria


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La Lógica prohiBicionista y moraLista caracteriza aL modeLo actuaL

El informe sobre drogas de la OEA, debate abierto

Cambiar para

AP PhOTO/alexandre Meneghini

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Si el Estado se decide por la violencia y la

guerra, las consecuencias son terribles

a Declaración de Antigua, adoptada por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) de junio, y el Informe sobre Drogas en las Américas, presentado por el secretario general José Miguel Insulza, son una excelente apertura al diálogo político. Reposiciona a la OEA frente al enfoque conocido como “guerra contra las drogas”. También es un nuevo desafío sobre las relaciones de Estados Unidos con América Latina y el Caribe. No se trata de un debate nuevo, lo ejemplifica la Comisión Global para Políticas de Drogas integrada por ex presidentes. Desde la sociedad civil y sus organizaciones, tanto dentro como fuera de Estados Unidos, se han dado enfoques críticos no siempre debidamente escuchados. Uruguay decidió soberanamente encarar cambios: por iniciativa del presidente José Mujica se legisla (ya fue aprobado el proyecto en la Cámara de Diputados) para la regulación responsable del mercado del cannabis. No es un modelo que se pretenda exportar: nace fiel al perfil del país en materia de derechos (se suma al del matrimonio igualitario con plenos derechos y a la legalización del aborto, entre otros) y a la tradición filosófica liberal que lo caracteriza. También se debe a una prolongada experiencia de estrategia integral y equilibrada en política de drogas, que incluyó desde el año 2005 la atención y fortalecimiento de todos los capítulos del fenómeno: prevención, tratamiento, educación, redes comunitarias y combate al crimen organizado, fundamentalmente en lo relativo al lavado de activos. También a los éxitos en la regulación del mercado de tabaco. En territorio estadunidense hay dos estados (Washington y Colorado) que por referéndum popular recorren un camino similar, sumándose a otros 16 que admiten el uso medicinal del cannabis. Las recientes decisiones del Departamento de Justicia y del fiscal general, Eric Holder, parecen indicar una actitud abierta a estos cambios. Dicha decisión coloca a Estados Unidos, en parte, y a Uruguay entre los dos países que recorren la experiencia de regular el cannabis. Uruguay fue electo en 2008 miembro de la Comisión de Estupefacientes de Naciones Unidas. Ese año el país promovió una declaración –muy resistida, pero

Milton RoMani GeRneR Embajador, representante permanente de Uruguay ante la OEA, psicólogo, ex secretario general de la Junta Nacional de Drogas de Uruguay, ex representante de Uruguay ante la Comisión de Estupefacientes y docente de psicopatología.

finalmente aprobada–: “Debida integración de los instrumentos internacionales de Derechos Humanos con el sistema de fiscalización de drogas”, principio fundamental que hoy se recoge ampliamente. Ademas, se afirmó el primero de los derechos: a debatir las estrategias en drogas, hasta ahora, coartado por la lógica prohibicionista y moralista que caracteriza al modelo en curso. Uruguay fue activo en la construcción de la actual Estrategia Hemisférica adoptada por la OEA, incorporando algunas nuevas visiones.

Lo que quieran los estados El Informe sobre Drogas en las Américas es un texto fundamental para un debate que recién comienza. Ela-borado en el contexto de un proceso amplio, expone un reporte analítico de la situación actual y el análisis de escenarios posibles en el mediano plazo respecto del problema en América. No se trata de una lista de recomendacio-


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nes, sino de rutas posibles a tomar por los estados y las eventuales consecuencias. Es un informe que responde al mandato surgido de la VI Cumbre de Cartagena y revela una nueva situación en la OEA. Muchos pensaban que el mandato seguiría por una vía muerta, como ha sucedido otras veces. El ámbito de la OEA se renueva a partir de una presencia más activa del foro político en actividad más antiguo del mundo. Está pendiente todavía la plena incorporación de Cuba (la próxima VII Cumbre es una buena oportunidad para seguir haciendo acercamientos) y el replanteo de las alianzas latinoamericanas, no siempre bien desplegadas. Sin embargo, en el cambio de paradigma para transitar otras rutas en materia de políticas de drogas, la OEA se pone a la cabeza del cambio. Al menos se ha podido instalar un debate amplio y democrático allí donde siempre imperó el pensamiento único, adobado con un enfoque puritano que planteó permanentemente la guerra en una clave falsamente binaria: o se está con Dios combatiendo al diablo o se es su cómplice. Muchos países latinoamericanos, incluso con gobiernos de izquierda, tienen enfoques represivos, de corte moralista, que no tienen nada que ver ni con la evidencia científica ni con un verdadero posicionamiento progresista y antimperialista. Resulta al menos insólito que mucho de esos mandatarios emulen a Estados Unidos en su afán represivo e intenten mostrar que son los más malos con los nar-

cotraficantes. La izquierda latinoamericana ya padeció una “copiadera” funesta con una visión dogmática de un fenómeno social complejo, con implicaciones en derechos que atraviesan cuestiones de salud pública, seguridad ciudadana y desarrollo social. El uso problemático de drogas no es un vicio, como no lo son las opciones sexuales diferentes, que durante mucho tiempo fueron castigadas, incluso con prisión. Las organizaciones criminales trasnacionales que giran en el rubro de las drogas ilícitas, lo hacen por las ventajas comparativas que le brindan los bajos costos y los márgenes de ganancia de la ilicitud. Se mueven como una empresa cartelizada, a partir del know how acumulado, de los contactos y relaciones con el poder y reciclando sus ganancias en la economía formal, inyección de activos al que el sistema bancario –con sus crisis actuales– es complaciente en recibir fondos y no preguntar demasiado de dónde salen. Después de todo, “don dinero es don dinero”, aunque tenga un poco de olor a cocaína. La economía capitalista funciona con el fetiche de la droga, que le agrega un valor de uso y consumo especial, y esto es así no porque la humanidad no haya usado drogas anteriormente, sino porque ahora adquieren otras propiedades de uso y de cambio. Por otra parte, en los años 90 –acompañando el empuje neoliberal y privatizador– se conoció la desregulación financiera: el aumento de burbujas que estallan o chatarras hipotecarias que se vuelven globales y que empujan inevitablemente a la aspiradora de activos, incluida la benevolencia hacia el lavado de dinero. Entonces, combatir las organizaciones criminales, pasa –entre otras cosas– por quitarles mercado ilícito de enorme acumulación de capital que va a parar al sistema financiero legal. Es evidente que hoy los escenarios de acción latinoamericanista son otros. El campo de fuerzas que se despliega en la OEA es complementario. No sustituye a otros escenarios multilaterales de enorme importancia como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños u otros regionales, como la Unión de Naciones Suramericanas, el Mercado Común del Sur, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, la

2 Protegido Por redes de sombra, este plantío de mariguana descubierto cerca de san Quintín, en Baja california, es uno de los más grandes hallados en el país, ya que abarcaba 120 hectáreas, más grande incluso que el del rancho el Búfalo, descubierto en 1984 en chihuahua

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Comunidad del Caribe y el Sistema de Integración Centroamericana (Sica). Para la izquierda latinoamericana la membresía múltiple es una oportunidad para desplegar alianzas posibles. No se puede regalar el único foro político donde están sentados Estados Unidos y Canadá: se impone una acción común, complementaria y proactiva en todos los foros, en dependencia con la capacidad de unidad y del programa que nos planteemos. Las políticas públicas en drogas y derechos humanos siguen siendo una oportunidad para el cambio y el replanteamiento serio de los objetivos de desarrollo humano con una perspectiva de justicia y equidad social. También en los términos de intercambio norte-sur. Ver el tema “droga” en forma aislada, centrada sólo en las sustancias, en términos militaristas o únicamente en función represiva, es un grave error de los gobiernos –por ejemplo– de corte popular y progresista. Un nuevo modelo respecto del problema mundial de las drogas y la cooperación sobre la delincuencia trasnacional organizada, con mirada de soberanía y desmilitarizada, aporta a la convivencia pacífica, a los procesos de paz y a la consolidación de nuestras naciones y pueblos. Aquí hay una oportunidad para una profunda autocrítica de las fuerzas políticas que no sólo equivocaron la concepción de abordaje, sino que en muchos casos han sido tentados hacia un vínculo espurio con el narcotráfico, en lo que es también una grave claudicación ideológica.

Tan lejos de Dios….. Para Estados Unidos, en tanto, existe la oportunidad de replantear su relación con América Latina a partir del debate que se abre para modificar el actual paradigma de “guerra contra las drogas”. Algunos indicios positivos: el presidente Barack Obama en la VI Cumbre de Cartagena, en abril 2012, frente a la inquietud trasladada por varios jefes y jefas de Estado afirmó que él no estaba en favor de legalizar las drogas, pero estaba dispuesto a discutirlo: todo un giro tras años de pensamiento único y certificaciones unilaterales. Los anuncios del fiscal general estadunidense, Eric Holder, sobre un cambio en la imposición de penas mínimas para infractores menores, es otra señal. Se une a la decisión del Departamento de Justicia sobre una nueva guía, que parte del supuesto que el cannabis en los estados de Washington y Colorado van a estar regulados. En buen romance: el gobierno federal no bloqueará estas iniciativas. Es difícil imaginar que Estados Unidos pueda remontar lo que ha sido una parte importante de su política exterior, caracterizada por el unilateralismo en esta materia, las famosas “certificaciones” con objetivos geopolíticos más importantes que la moral exhibida, y el despliegue de todas sus agencias especializadas, bases y equipos militares a propósito de la lucha contra el narcotráfico, luego extendido al narcoterrorismo, una categoría de difícil definición. El año pasado, las giras realizadas por el embajador William R. Brownfield, subsecretario de la Oficina de Asuntos Narcóticos Internacionales y Aplicación de la Ley, y luego del vicepresidente Joseph Biden por América Central, podrían haber dado una señal si no hubieran topado con la convocatoria de Guatemala a una cumbre del Sica para debatir rutas alternativas contra el narcotráfico, que resultó un fracaso. El riesgo de transitar el peor de los escenarios posibles, bien descritos por el Informe de Drogas en las Américas de la OEA es demoledor. La metodología para construir estos escenarios ha sido un ejercicio muy bueno a fin de indagar los caminos factibles y sus consecuencias. Se describen cuatro con otros tantos títulos distintivos. “Juntos” basa su razonamiento en el mantenimiento de la actual estrategia, haciendo hincapié en lo que está ausente y se debe reforzar: fortalecimiento de instituciones y fuerte cooperación. “Caminos” pone el acento en lo errado de la estrategia actual y propone una serie de 2


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2 reformas, donde la no criminalización y despenalización

son opciones válidas y necesarias. “Resciliencia” es un camino intermedio, centrado en el fortalecimiento de redes comunitarias y en el desafío social y cultural. El cuarto escenario se denomina “Ruptura”, y se incorporó porque despliega la hipótesis de que no se haga nada, se continúe con la tentación de algunos gobernantes de abrir la puerta del sur y la del norte para que la droga pase rápido y no deje secuelas de violencia. El escenario denominado “Ruptura” sería algo más que el descalabro y la totalización del crimen organizado. Sería también –y el Departamento de Estado y la Casa Blanca deberían entenderlo– una nueva ruptura con América Latina y el Caribe. La frontera con México y la tragedia de ese país con los cárteles criminales es elocuente. Hay que señalar que cuando el Estado se decide a incrementar la violencia y usar los métodos de guerra, las consecuencias son terribles. Peor aún: esa frontera es un analista y también un testigo contundente de que el flujo de cocaína sur-norte tiene una contrapartida con el flujo de armas norte-sur. Al menos, es una afrenta sostener un régimen de dura fiscalización, prohibición y combate de sustancias ilícitas, en un mercado férreamente controlado, y admitir un mercado totalmente desregulado, liberalizado, de producción, distribución y adquisición de armas de fuego de todo porte en Estados Unidos. Las armas hacen daño, tanto o más que las drogas. El grueso de las ganancias de todo eso queda en los circuitos que tienen terminales en el norte o en varios paraísos fiscales disfrazados en islas caribeñas. Es necesario replantear el principio de responsabilidad común y compartida, incorporando aspectos diferenciados para que sea más equitativo el reparto de costos humanos y sociales. También de los beneficios de una futura política más humana y de mayor racionalidad económica.

cumbres borrascosas

AP PhOTO/Matt YorK

En la VI Cumbre de Jefes de Estado de América, en Cartagena en abril del 2012, surgió la preocupación política de revisar las políticas de drogas. Varios responsables estatales trasladaron la inquietud que burócratas internacionales y agencias especializadas se ocupan de mantener bajo el manto de los informes bucólicos o exitistas. Las reuniones interamericanas e internacionales sobre drogas muestran en los discursos un despliegue con fanfarrias y cifras de incautaciones que, si las sumáramos, como se afirma, superaría por tres o por cuatro toda la producción de drogas.

Al mismo tiempo, en un registro bipolar, deben seguir afirmando la inminencia del peligro, lo que asegura el financiamiento de planes y programas de dudosa eficacia. El presidente colombiano Juan Manuel Santos hizo afirmaciones sorprendentes, considerando su dura experiencia de ministro de Defensa de Álvaro Uribe, aun cuando su actual política está en las antípodas de éste. En la inauguración de la Cumbre de Cartagena, afirmó: “(…) hay otro tema en que vale la pena revisar los paradigmas. Hablo de la llamada guerra contra las drogas, que declaró el presidente Nixon en 1971, y que realmente lleva más de 100 años, desde cuando se firmó en 1912 la Convención Internacional del Opio (…) A pesar de todos los esfuerzos, inmensos esfuerzos, inmensos costos –tenemos que reconocerlo–, el negocio de las drogas ilícitas sigue pujante, la drogadicción en la inmensa mayoría de países es un grave problema de salud pública y el narcotráfico continúa siendo el principal financiador de la violencia y del terrorismo”. El presidente de Guatemala, general Otto Pérez Molina, con la experiencia de la mano dura y superdura, acompañó este reclamo. Su canciller, Fernando Carrera, economista y conocedor de la temática, promovió que fuera el punto central de la Asamblea General de la OEA en Antigua, con la apertura de un diálogo para buscar estrategias alternativas. Trabajó intensamente junto a otros para emitir la Declaración de Antigua y redoblando la apuesta, ofreció como sede a su país para continuar el intercambio en la Asamblea General Extraordinaria, a celebrarse el año proximo. Cabe destacar que Uruguay, por conducto de su presidente, José Mujica, fue no sólo un inquieto promotor del debate, sino que habilitó el pasaje a la acción. En rigor, se trata –precisando los términos– de ensayar un nuevo mecanismo de regulación del mercado del cannabis. Actualmente hay uno: la aplicación de la ley penal y la interdicción han sido las llaves con las que se pretendió regular el mercado de producción, comercialización y consumo de drogas. Lo que se intenta ahora es privilegiar otras herramientas como componente de un paquete de medidas de la estrategia para la convivencia pacifica, que intenta cortarle una porción importante al negocio de los narcotraficantes locales, que tienen en la mariguana uno de sus principales ingresos. Otro objetivo es de salud pública: establecer otro tipo de controles sobre el consumo en un enfoque de derechos. Supone el establecimiento de campañas educativas y preventivas, así como la profundización de los sistemas de salud. En el proyecto de ley, que fue aprobado en la Cámara de Diputados, se establece la absoluta potestad del Estado para controlar la producción, distribución y suministro del cannabis. Es una experiencia que tiene un gran desafío de instrumentación y de evaluación. Es asimilable a la experiencia que se realizó desde el año 2005 con el tabaco y ya está eva-luada como un gran éxito. Se da, además, en el contexto de la Estrategia Nacional Integral y Equilibrada, que se desplegó desde 2005, recogiendo prácticas y normas del país y donde desde la Junta Nacional de Drogas se estableció que “el problema es un compromiso de todos”, se creó y fortaleció el

2 Un consUmidor de marigUana en Arizona. En esa entidad estadunidense se aprobó el uso medicinal del cannabis

sistema de salud, además de un combate serio al crimen organizado y el lavado de dinero. La historia de las drogas en Uruguay fue, en el esquema internacional de la economía ilícita, un triste ejemplo de tolerancia para el lavado de activos: no habiendo producción de drogas, es un país de tránsito con niveles relativamente altos de consumo. La más consumida – con efectos nocivos para la salud y la seguridad– sigue siendo el alcohol. Hay 120 mil consumidores de mariguana al menos una vez al año, siendo la droga ilícita más demandada. La pasta base de cocaína es la que ha generado mayor impacto social, siendo distribuida y consumida en los sectores más excluidos, lamentable ejemplo de cómo el mercado genera productos de baja calidad y precio diversificado según segmentos. También muestra el “efecto globo” del esquema represivo: a partir del control sobre los precursores químicos en 1998, se modificaron los esquemas de producción a gran escala del clorhidrato. Los grandes laboratorios de producción del clorhidrato pasaron a las cocinas pequeñas, diseminadas en toda la región, que producen cocaína for export y el residuo de pasta base para el mercado interno. Es el caso del paco, el cracki brasileño y la pasta base en Uruguay. Se consumen también en otros países y con el mismo patrón: cocaína fumable de bajo precio, diseminado entre los sectores más pobres y marginados, con gran impacto sanitario y de seguridad. Sin embargo, son poco conocidos y bien guardados otros impactos de las drogas que han sido un desafío para Uruguay. El secreto bancario y el funcionamiento de Sociedades Anónimas Financieras de Inversión (Safi), instancias sin control y con permiso para operaciones off shore lo convirtieron en 1995 en el primer exportador de oro, no teniendo el país minas del metal. “La Mina” se denominaba un esquema manejado por Raúl Vivas, un argentino que operó para el cártel de Medellín, con apoyo de casas de cambio y firmas uruguayas. Desde 2005 ésto se acabó –no sin resistencias– para esos esquemas: la Junta Nacional de Drogas creó la Secretaría Nacional Antilavado y los juzgados y fiscalías especializados en crimen organizado. La Reforma Impositiva, uno de los grandes logros del gobierno, entonces del presidente Tabaré Vázquez, incluyó la prohibición para conformar nuevas Safi y dio un lapso para cerrar las ya constituidas. El consenso es unánime. En el actual modelo no podemos seguir. En Uruguay se instrumentará una variante y luego se evaluará, siendo otro capítulo que tendrá este diálogo. Será un debate enriquecido con la práctica. La estrategia antitabáquica, que se impulso desde 2005, ha sido un éxito y se basó en un enfoque de derechos de terceros y no de criminalización del consumidor. Significo un gran desafío de educación y contra la industria del tabaco, que sigue siendo dura. Philips Morris tiene una demanda multimillonaria contra el país por las limitaciones de publicidad y de producción impuestas, pero las evaluaciones son muy positivas: el consumo de cigarrillos y la edad de inicio han bajado casi 40 por ciento y hay un descenso significativo de infartos de miocardio. En Uruguay, hubo otro tema polémico en ampliación de derechos y salud publica, como fue la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Se decía que iban a aumentar los abortos por su legalización, mismo argumento de quienes hoy afirman que el consumo de drogas se incrementará al tener un mercado regulado. Los datos indican que no hubo más legrados desde la aplicación de la ley. Más importante aún: no hubo una sola muerte por aborto clandestino. Uruguay pretende sostener y profundizar el actual debate abierto en política de drogas en América haciendo su propia experiencia y evaluándola, invariablemente involucrado en el desafío de todo el continente, constituyéndose en parte del compromiso compartido y asumiendo la responsabilidad común con todos nuestros pueblos.

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El último poema de fue dedicado a marina tsvietáieva

Rainer Maria

RR I l k E

“Estamos condenados a las palabras”, le escribió la poeta a Boris Pasternak

ainer Maria Rilke siempre quiso vivir en Rusia, lo ssupo upo desde que pisó Moscú por primera vez, en 1897, cuando tenía 21 años y aún no era para el mundo el poeta supremo que llegaría a ser (para los rusos que lo conocieron en ese viaje sólo era el atentísimo acompañante de la voluble Lou-Andreas Salomé). Volvió dos veces más hicen los cinco años siguientes y buscó en vano un mecenas que se hic iera cargo de sus espartanos gastos (entre los que se negaron estaba Suvorin, el magnate de la prensa que apadrinaba a Chéjov). El plan nunca funcionó. Cuando surgió la posibilidad de instalarse en París como secretario de Rodin, el curso de su vida adoptó la dirección que ertodos conocemos: se convirtió en el poeta en estado puro, el poeta er rante que no lograba encontrar su casa en ninguna parte. Su amor por Rusia se volvió pura añoranza, la misma que habrían de padecer los rusos que abandonaron en oleadas su país desde 1905 en adelante. Hasta que les fue perdiendo el rastro, Rilke envió ejemplares de cada libro que publicaba a los rusos que habían sido gentiles con él allá, en particular al pintor Leonid Ossipovich Pasternak (que lo había llevado a conocer a Tolstoi). Con la Revolución, la familia Pasternak se dividió: Leonid, su esposa y sus hijas mujeres se fueron a Berlín; el único hijo varón se quedó en perMoscú. A comienzos de 1926, Rilke ya era un recuerdo más de lo per dido para Leonid y su familia, lo daban por largamente muerto cuando leyeron en un diario berlinés que el poeta se aprestaba a cumplir 50 años en Suiza, honrado desde todos los rincones de Europa. Leonid recule escribió una carta (“¡Celebrado poeta, está usted vivo! ¿Me recu erda?”), a la que Rilke contestó que no sólo se acordaba, sino que recientemente había leído en una revista unos poemas singularmente Pasinteresantes, traducidos del ruso, de un joven valor llamado Boris Pas ternak. Todo lo que Rilke amaba de Rusia estaba en esos versos y le daba especial emoción que quien los hubiera escrito fuera aquel muchachito de nueve años que en 1899 los había acompañado a Yas Yasnaia Poliana, a ver al conde Tolstoi. Leonid le mandó la carta de Rilke a su hijo a la Unión Soviética. Boris recibió y leyó esa carta el mismo día en que llegó a sus manos una co copia de “El Poema del Fin”, escrito en el exilio por una poeta de su edad llamada Marina Tsvietáieva, que se lo mandaba por conducto de gente de su confianza. Pasternak idolatraba a Rilke, se regía poéticamente por él. Y venía sintiendo una empatía cada vez mayor hacia aquella mu mujer que en Rusia le era indiferente, pero de la que se había ido enamo enamorando por los poemas que le mandaba desde Francia, y que en aquella

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Juan FoRn Escritor, traductor y asesor literario argentino, colaborador de Página 12


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Los emigrados detestaban Marina Tsvietáieva y en la Unión Soviética no la leían por emigrada. Pasternak moría por los libros que Rilke ofrecía mandarle, pero sabía que ella los necesitaba más. De manera que le pidió que los mandara a la poeta a Francia, porque ella merecía más que ninguna otra persona dialogar con él

2 poesía en particular llegaba hasta donde él no había sido capaz de llegar. Pasó la noche en vela, electrificado, y al amanecer saltó de la cama y se puso a escribir dos cartas que dudo que otro poeta en el mundo hubiera sido capaz de escribir. Aunque la información llegara tarde y muchas veces deformada en el camino, los que estaban en Rusia mal, que mal sabían qué hacían y cómo la estaban pasando aquellos que se habían ido. Pasternak sabía que Tsvietáieva estaba más sola que nadie en el destierro. Los emigrados la detestaban y en la Unión Soviética no la leían por emigrada. Pasternak moría por los libros que Rilke ofrecía mandarle, pero sabía que Tsvietáieva los necesitaba más. De manera que le pidió a Rilke que los mandara a Francia, a la poeta Marina Tsvietáieva, que merecía más que ninguna otra persona en el mundo estar en diálogo con él (“Yo sólo querría que ella pueda vivir algo semejante a la alegría que, gracias a usted, se ha adueñado de mí. Permítame considerar el envío de esos libros como su respuesta a mi carta”). Rilke cumplió con el pedido. Los libros eran los Sonetos a Orfeo y las Elegías de Duino, imagínense. Tsvietáieva creyó desfallecer, se entregó a una correspondencia febril con Rilke, de la que nada dijo a Pasternak, aunque él le escribía desde Moscú: “Quiere que lo visitemos en Suiza. Nos espera, ¿comprendes? Debemos estar juntos. Él lo dice”. A Rilke, en cambio, Tsvietáieva le escribía: “Escucha, Rainer, para que lo sepas de entrada. Boris te regaló a mí y en cuanto te recibí quise tenerte para mí sola. No amo ni respeto el amor, la bajeza suprema del amor. No quiero ir a verte, no quiero querer. ¿Qué espero de ti? Nada. Todo. El permiso para elevar la mirada hacia ti cada instante de mi vida”. Rilke se estaba muriendo. Ocultaba a todos su enfermedad, porque ningún médico sabía darle nombre (resultó ser una rara forma de leucemia). A duras penas había resistido los fastos de su cincuentenario, sabía que con las insuperables Elegías de Duino había concluido su obra, se estaba yendo del mundo ya cuando apareció Tsvietáieva en su vida, con su desbocada alma rusa regida por el amor hacia lo inapresable (“No vivo en mi boca, quien me besa no me alcanza”). A pesar de que ya había dado por concluida su obra, Rilke reunió fuerzas para escribir una última elegía, se la dedicó a Tsvietáieva y después se murió, en los últimos días de diciembre de 1926. Tsvietáieva le escribe a Pasternak: “Ha muerto Rilke. Vinieron a invitarme a una fiesta de Año Nuevo y me dieron la noticia. Eres el primero a quien escribo este año que comienza. Oh, Boris, hemos quedado huérfanos, nunca iremos a verlo. Ese lugar no existe más”. Pero no le dijo una palabra de la elegía. Pasternak recién la leyó en 1959, cuando el hijo de Tsvietáieva se la mostró. Tsvietáieva había vuelto a la Unión Soviética con sus hijos después de que se supiera que su marido trabajaba para la policía secreta del régimen soviético. Cuando empezó la guerra, fue evacuada junto a su hijo a la región de Elábuga (su marido y su hija mayor estaban en los gulag, su hijita menor había muerto de hambre en el orfanato donde la obligaron a dejarla). Un día en Elábuga le dijo a su hijo: “Mur, los estorbos en el camino habría que eliminarlos”. El le contestó: “No estaría mal pensarlo”, y se fue a dar una vuelta. Cuando volvió, encontró a su madre ahorcada con el cinturón con el que cerraba su única valija. Mur había ido a pedirle a Pasternak que lo ayudara a averiguar dónde habían sepultado a su madre y recuperar sus restos. Lo único que recuperaron fue esa valija con el poema manuscrito de Rilke adentro. Los especialistas rilkeanos no saben adónde poner esa elegía rusa. Los hijos de Pasternak, en cambio, que juntaron todas las cartas de su padre, de Tsvietáieva y Rilke en un libro, pusieron aquella elegía al final, junto con el poema que Tsvietáieva empezó a escribir creyendo que era sobre Pasternak y para Pasternak, y luego descubrió que era sobre Rilke y para Rilke, a lo largo de aquel verano de 1926. El poema se llama “Carta de Año Nuevo”. Al terminarlo, Tsvietáieva se lo envió a Pasternak, junto con estas líneas: “Tú para mí y yo para ti nos volvimos poco a poco el amigo con quien quejarse: me duele la herida, me quema la herida. Me eres tan necesario como el precipicio para tener a dónde lanzar la piedra sin oír el fondo. Pero no tenemos más que palabras. Estamos condenados a ellas”.

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