Ramón Pérez de Ayala:
■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 29 de julio de 2012 ■ Núm. 908 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver
literatura, oficio y experimento X abier F. C oronado
Entrevista con D olores C astro • De Ruanda a Palestina
bazar de asombros Un libro de Annunziata Rossi ( ii y última ) Paisano y colega de Ortega y Gasset y Gregorio Marañón –con quienes fundara la Agrupación al Servicio de la República–, defensor de Pérez Galdós y Arniches, estudiante en escuelas jesuitas convertido a un resuelto anticlericalismo, antimilitarista, exiliado a causa de la Guerra civil en Francia y Sudamérica, el poeta, ensayista, novelista y miembro de la Real Academia de la Lengua, Ramón Pérez de Ayala no ha tenido el reconocimiento del que han gozado otros contemporáneos suyos. El texto de Xabier F. Coronado, escrito a propósito del cincuentenario de la muerte de Pérez de Ayala, busca subsanar en parte esa situación e invita a conocer la obra de un autor con mucho que decir a las generaciones actuales. Publicamos además una entrevista con la poeta mexicana Dolores Castro, recién cumplidos sus primeros setenta años de actividad literaria, así como una crónica de Ana Valdés que va de Ruanda a Palestina.
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El texto sobre Luigi Pirandello narrador estable ce un interesante paralelo entre el siciliano y el “ni volista” español, don Miguel de Unamuno. Augusto Pérez, el personaje de la “niebla” unamuniana, com parte muchos aspectos de la vida y de la muerte con el difunto Matías Pascal, el sólido y confundido ente de ficción de la novela de Pirandello, El difunto Matias Pascal. El español y el italiano comparten las preocupaciones de Pirandello sobre el autor y los personajes, sobre las máscaras que utilizamos para enfrentar la realidad y, de manera muy especial, so bre “la antinomia vida-forma en la obra creativa del escritor”. El gran teatro del mundo, de don Pedro Calderón de la Barca, yace en el fondo de esa temá tica. Recordemos las palabras del autor: “Mortales que aún vivís/ y ya os llamo yo mortales/ porque en mi presencia iguales/ antes de ser asistís;/ aun que mis voces no oís/ venid a aquestos vergeles/ que, ceñido de laureles, cedros y palma os espero,/ pues aquí, entre todos quiero/ repartir estos papeles.” Pi randello dedica varias obras a la problemática del autor y los entes de ficción tanto en su teatro co mo en su nar rativa. En sus racconti persiste en el tema y logra el estremecimiento mayor en “La luna”, un cuento de amor y de locura que crece en el com plejo corazón del “kaos” siciliano. Para mi generación, Hermann Hesse es un escritor emblemático. Lo leíamos con pasión y entusiasmo, lo citábamos en nuestros pomposos discursos y El lobo estepario, Demian y El juego de abalorios guiaron muchos de nuestros pasos en la vida y en la literatura. Por todas estas razones, Rossi lo conside ra un outsider y, en cierta medida, un profeta de lo que más tarde sería el underground artístico. Como un homenaje al autor de Demian quiero recordar un fragmento de uno de sus poemas en prosa: “Tú, mi primera, mi rubia coronada de primavera. A veces te contemplo desde el cuadro primaveral de Sandro Botticelli con los rasgos del olvido.” Nuestra autora observa la obra de Thomas Mann desde dos perspectivas: la literatura y la política. Analiza, con deleitosa morosidad, los pensamientos del enfermo Hans Castorp en su montaña mágica, así como los debates de Naptha y Settembrini; conside ra que los Budenbrook son “la plataforma humana y
29 de julio de 2012 • Número 908 • Jornada Semanal
Hugo Gutiérrez Vega
artística de la obra manniana” y nos confiesa su pre ferencia por las obras en las que la brevedad agrega tensión espiritual y condensación lírica a la palabra: La muerte en Venecia y Mario y el mago. En el ensayo dedicado a Elías Canetti, el autor sefardí nacido en la ciudad danubiana, la Rushtuck búlgara situada al lado de la Russe rumana, la figu ra de la madre es la que da el lenguaje, la forma de expresión al joven que deseaba escribir. Ese lengua je era el alemán. Rossi ve al multifacético autor en todas sus ricas vertientes: el ensayo, las memorias, el comentario político y la crítica moral. Se intere sa sobre todo por sus temas relacionados con el poder, sus grandezas y miserias, sus trampas y sus horrores autoritarios. Hace poco le recordé a nues tra autora que Canetti, ya muy anciano, visitó al médico. Después de la reunión el facultativo le dijo, con precisa naturalidad teutona, que le queda ba muy poco tiempo de vida. Canetti le comentó: “Doctor, yo me moriría con mucho gusto, pero de momento no tengo tiempo.” El Umberto Eco que estudia Annunziata Rossi no es el de los apocalípticos y los integrados, ni el de la crítica de los medios masivos o el de los profundos análisis semióticos. El que le interesa es el novelis ta que recorre los caminos medievales con su visión moderna, el que llega a las raíces más sustanciosas de la cultura europea. Por eso goza los comenta rios sobre El nombre de la rosa. Nuestra autora no oculta su preferencia por Pa vese, el poeta de Lavorare stanca, el novelista bien anclado en su momento histórico y el autor del es tremecedor ensayo El oficio de vivir. También se entusiasma con el poeta Eugenio Montale y lo ana liza desde la atalaya de dos libros esenciales en su vida y en su obra: Ossi de sepia y Le occasioni. Quisiera terminar estos comentarios pensando en dos momentos fundamentales en la historia de las letras italianas: uno se desarrolla en el jardín de Manzoni y el otro nos ubica en la terraza de la casa paterna de Leopardi, mientras, sobre nuestras cabe zas, brillan las vagas estrellas de la Osa Mayor.
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Entre el indio muerto y el indio vivo
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Ana Paula Pintado Pareja de indios llorando. Tira de la Peregrinación
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a gran utopía de la conquista de México con sistía en crear una nación fuerte, vigorosa y homogénea; cultural y racialmente. El indio era la pieza que debía de encajar en esta gran utopía. A través del trabajo misional, primero el bautismo y luego la doctrina, se buscaba recuperar su “naturaleza humana” y “reorientar su destino”. Paradójicamente, al mismo tiempo que se recha zaba al indio vivo, los criollos acogieron los símbo los prehispánicos para usarlos como emblema de una nación en construcción; una nación que ya bus caba su independencia frente a la Corona Españo la. Tal es el caso del arco triunfal que en 1680 Si güenza y Góngora, por encargo del cabildo de la capital, ejecutó. El objetivo era mostrar el poder del virrei nato y para ello se plasmaron, además de otras imágenes, dos tlatoanis mexicas. Pero eso nada tenía que ver con la realidad que se estaba viviendo en esos mo mentos con los indígenas, pues ni su poder ni su idiosincrasia eran respetados. Era sólo una estrate gia política. Como fray Servando Teresa de Mier, que durante los fes tejos del 12 de diciembre de 1794 declaró que los mexicas ya eran cristianos antes de que llegaran los españoles. Intentaba mostrar a la Corona Española que no eran esos “salvajes” con creencias extrañas. Este es el momento donde comien za no sólo la muerte del indio vivo, sino también la ruptura entre su imagen y su significado y, más allá de esto, entre nosotros mismos. La estrategia colonialista tocó varios puntos, pues no sólo se debía convencer a los españoles de la “verdadera iden tidad del indio”, sino había que transformar el pensamiento indígena. Al descubrir que la debili dad de los aztecas era el temor al fin del mundo, los españoles transformaron el significado de los dio ses prehispánicos, temidos y venerados, en dioses que buscaban la paz, mandando un mensaje opues to al del fin del mundo. El ejemplo más conocido es el de la Virgen de Guadalupe. Sabemos que el lugar donde se le aparece a Juan Diego era el sitio sagrado de Tonantzin, Cihualcóatl o Coatlicue, la mujer culebra. Según el mito prehispánico, Tonan tzin fue la primera mujer en dar a luz, era la protec
tora de los partos y de las mujeres muertas al parir. Era venerada y a la vez temida (como muchas dei dades prehispánicas o contemporáneas), pero cuando aparece la Virgen de Guadalupe, la Tonan tzin ya no es la mujer culebra, pues ahora su misión era mantener la paz entre los españoles y los indí genas y crear una nueva identidad, la del mexicano. La Virgen de Guadalupe representa la contrarie dad del mexicano que rechaza al indígena vivo y acepta al indígena muerto con su verdadero pen samiento. Es el parteaguas entre un pasado doloro so y un presente que busca fortaleza a través de la nueva raza, pero encubre al indígena
brevivencia, como los tarahumaras, los tepehuanos del norte, los coras, los seris, los mayos, los yaquis, los pimas y los guarijó, entre otros. Después de mu chas guerras, optaron por la resistencia pasiva y se alejaron a las partes abruptas de la sierra (salvo los mayos y los yaquis) para no perder su sentido más profundo de la existencia, su pensamiento. Mientras tanto, el indio muerto, el tótem resig nificado, es trascendental para implantar la origi nalidad y grandeza de México. Ese tótem, es decir, el águila devorando una serpiente, las esculturas de guerreros aztecas con cuerpos de romanos o nuestro bellísimo Museo de Antro pología, cuya parte contemporánea (las salas de etnografía) no se equi para a la grandeza y esplendor de la parte prehispánica. Asimismo, siguiendo la tradición de lo muerto, al indígena vivo lo pre ferimos manifestado en el objeto o lejos de nosotros. Por ejemplo, si vamos de turistas a la ciudad de Chihuahua, pasamos de largo por donde están las tarahumaras pi diendo limosna y preferimos en trar a una boutique de artesanías a comprar un muñequito tarahuma ra y poco importa quién la hizo. Posiblemente fue la señora que no quisimos mirar. Esa imagen nos perturba, pues nosotros, los que no somos indí genas, buscamos la esperanza, la reconciliación con nosotros mis mos, el futuro prometedor. El indio vivo no nos lo resuelve, Indios echados a los perros, grabado europeo porque desconocemos su sabi duría, su profundo pensamiento actual. Tal y como los y sólo vemos lo que nuestros ojos alcanzan a mirar. trabajos de Octavio Paz y Luis Villoro habían desa Y es que así hemos sido educados, así ha sido rrollado, cada uno con sus propias perspectivas. nuestra política nacional, así se refleja en nuestros Desde entonces, a ese indio, al indio vivo, al que libros de texto. A partir del virreinato, poco a poco aún acogía el verdadero significado de sus símbo el indio ha ido insertándose en la imagen de distin los, al que aún cree que la Virgen de Guadalupe es tos procesos políticos, pero en pocas ocasiones es la serpiente (como es el caso de los tarahumaras presentado de manera completa, con su verdadero de las barrancas de Chihuahua, entre otros pue significado. Son importantes y valiosos nuestros blos indígenas), se le encierra bajo llave. Muchos emblemas nacionales (del pasado y del presente) de ellos han sido expulsados de sus tierras origina siempre y cuando mostremos también su verda les o se han marginado a sí mismos, viven alejados dero significado, su sabiduría, su grandeza de en las sierras, las selvas o los desiertos, sobre todo pensamiento, su complejidad y su diversidad. los que viven en la región norte y occidente del país. Quizá, al aprender de ellos, podremos reconciliar Muchos de ellos lo hicieron como estrategia de so nos con nosotros mismos •
Gutenberg
desde
Noticias
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José María Espinasa
A
hora que tanto discutimos sobre el cambio tecnológico en el libro, los soportes de impre sión y las prácticas de lectura, con la sensación de quien da vueltas sobre un mismo punto sin entenderlo del todo, la forma tradicional de publicar –en papel‒ nos entrega, sin embargo, importantes no vedades y una reflexión mucho más asentada en su propio acontecer. Es cierto que la tecnología y –sobre todo‒ su aprovechamiento económico y mercantil, van muy rápido, pero no parece claro que ese uso se sedimente en una cultura lectora a la misma veloci dad: sabemos que se venden miles de tabletas, pero ¿cuántas de ellas se usan como punto de lectura? Cuando alguien dice que tal o cual portal, blog u otro tipo de publicación en la web tiene un número de visitas equis, y se identifica a esos visitantes con lectores, se hace un terrible daño a la ya de por sí amenazada cultura lectora. Por eso, encontrarse con libros como Lectura, El diseño de una familia tipográfica da un enorme gusto y provoca una sonrisa opti mista sobre una idea de la civilización aún vigente. Se trata de la presentación de una nueva familia tipo gráfica, diseñada por Leonardo Vázquez Conde para Artes de México. No es frecuente, y menos en español, que una editorial solicite a un diseñador una tipo grafía expresa. En México hemos tenido la fortuna de asistir a varios proyectos recientes en ese sentido. El impulsado por el tipógrafo e impresor Juan Pascoe Pierce (Taller Martín Pescador) y el diseñador Gon zalo García Barcha, el del Fondo de Cultura Econó mica, y el de Artes de México, del que ahora me ocupo. Se trata de tipografía para la lectura, no como se suele hacer, para la vista, que es lo que hace la publi cidad. La diferencia es fundamental porque Artes de México es también un proyecto visual, en el que la imagen tiene un peso relevante, pero a la que se bus ca comprender (no digo leer, por que no quiero caer en esa moda que pasó del estructuralismo a los cro nistas de deportes, a los que se les engola la voz cuan do dicen “leyó muy bien el partido”). El breve y elegante libro que presenta Lectura es una verdadera joya. Se abre con un breve –demasia do breve‒ prólogo de Alberto Ruy Sánchez, im pulsor del proyecto Artes de México junto a Mar garita de Orellana. Dicho proyecto es un modelo de hacer bien las cosas. Nació hace veinte años tomando como modelo la publica ción del mismo nombre de los años se senta, fue capaz de hacer comercialmen te viable un proyecto caro, elaborando los números de la revista –tronco fundador‒ con un diseño atracti vo, inteligente, a veces muy her moso, cada entrega un buen libro en sí mismo, y algunos de ellos extraordinarios, pe ro a la vez conservando su carácter de revista y –lo más difícil‒, en su condición de co fee table magazine (¿se dirá así?) no renunciar al trabajo serio, a la im portancia del texto, al plantea miento de nuevos temas y al cui dado y buen gusto editorial. Encargar el diseño de una familia tipográfica parecería Ilustración de Huidobro
un lujo impropio de una editorial contemporánea, y sin embargo es tan adecuada la intención –y el resul tado, pero de eso nos ocuparemos más adelante‒ que se nos presenta, si se lo piensa bien, como una necesi dad. La revista supo además crear colecciones de li bros de artes plásticas muy bien hechas, sin preten siones de nuevo rico, aprovechando el conocimiento editorial de todo el equipo, sin querer esquilmar ins tituciones públicas o privadas en su financiamiento y rodeándose de buenos colaboradores, no sólo bue nos artistas, también escritores e investigadores de primer nivel, con rigor pero sin lastres académicos. Lectura contiene un ensayo de carácter científico didáctico sobre el funcionamiento del ojo, que es una delicia incluso para el lego o para quien no se intere sa en la mecánica del ojo. Me llama la atención por ejemplo que en el lenguaje técnico que se utiliza en el texto sean frecuentes expresiones como “ningún rasgo debe tener menos de un minuto de espesor”. La palabra minuto no se refiere (aunque sí) a lo que entendemos como un minuto de duración, pero el que se use una expresión de temporalidad para de signar una espacial reúne a la literatura y a la teoría de la relatividad. Jorge de Buen Unna aterriza per fectamente en el imperativo de una familia tipográ fica: su condición legible. En un momento describe esa condición como un atractivo que al atraer se hace invisible. Los lectores, salvo los muy especializados, no distinguen conscientemente a las familias tipo gráficas pero sí lo hacen inconscientemente, saben si se dejan leer o no. Y en otro momento hace la re flexión de esa condición legible sobre el papel cuché en que se edita Artes de México. En buena medida la aparición de Lectura es una marca en el desarrollo de la editorial. Su condición de proyecto en el tiempo no está ya lastrado por una vulnerabilidad conceptual y económica (no es que no la tenga, es que ha aprendido a vivir con ella) y apuesta por la duración gracias a su arraigo en su público lector. El año que viene, Artes de México cumplirá veinticinco años de existencia y la cultura mexicana debe celebrarlo. Si Lectura es en su belleza un gesto contenido por la modestia, Artes de México se ha involucrado tam bién recientemente en un proyecto de gran ambición, la aparición de Diseño gráfico en México. 100 años, libro de gran formato, bien documentado, profusamente ilustrado, que da cuenta de la evolución de esta dis ciplina en el siglo xx, y que se volverá referente de los profesionales relacionados con el mundo del libro. Entre tantos malos augurios, que una editorial co mo Artes de México se preocupe por pensar sobre su mismo acontecer es una señal que permite cierto optimismo. Si a ello se suma, en esa misma direc ción, la aparición de Historia en cubierta, ensayo his tórico extraordinario y divertido de Marina Garone, sobre las portadas del Fondo de Cultura Económica, y –en el otro extremo del abanico histórico‒ Los grabados en la obra de Juan Pablos, ambos publicados por el propio fce , todavía mejor. Hace algunos años, editoriales independientes como Ediciones Sin Nombre, Aldus y Ediciones el Ermitaño, con sus co lecciones Una pica en Flandes, Aldina y Quehacer editorial, lo habían intentado, pero con un menor al cance. Los libros, que el mercado quiere dar por muer tos, gozan de buena salud •
entrevista con Dolores Castro Yendi Ramos
Una poeta que no
platica con el diablo
Consentida por el caos
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Dolores Castro (Aguascalientes, 1923) no tiene una historia negra que contar, un anhelo de suicidio, o alguna leyenda oscura que le asegure convertirse en un icono de la cultura mexicana. Con una poesía de intensa luminosidad e instantes, y a diferencia de Rosario Castellanos, Castro cuenta que prefirió “vivir” y narrar sus fragmentos desde ese lugar no tan cómodo de la literatura. Más de una vez la autora del famoso poema “No es el amor el vuelo” narró la experiencia de haber conocido a Gabriela Mistral y en ese instante saber que no quería convertirse en la poeta solitaria y completamente entregada a un oficio ermitaño por antonomasia. Ahora, a sus ochenta y nueve años, Dolores Castro es quizá una de las poetas vivas poco leídas, pero conocida y apapachada por muchos de sus alumnos. Es común que antes de preguntarle sobre su proceso creativo, la acosen con una pregunta: “¿Cómo fue su relación con Rosario Castellanos?”, compañera de la universidad y amiga cercana.
astro se confiesa como una poeta feliz y cató lica. Recuerda su infancia en Aguascalien tes, en una casa antigua bajo la protección de la abuela materna. Evoca aún las calles en ruinas de esa ciudad que dejó la Revolución: patios rotos, muros derrumbados. Y aunque se preguntaba qué había sucedido ahí, no insistió en saber más; se dedicó a jugar con los primos y a dejarse consentir por el caos. Enfermiza, no pudo jugar a la cuerda “ni nada de eso”, dice. “Me gustaba sentarme y ver.” Es donde empieza el vicio: la contemplación.
–Si usted no fuera la poeta Dolores Castro, ¿qué poeta le hubiera gustado ser?
Obra y cobijo de la llamada Generación del ’50
–Su poesía es de mucha luz; ¿tanta luz puede provocar la ceguera, la sombra?
En 1952 publicó Dos nocturnos y de ahí continuó con La tierra está sonando (1959), Cantares de vela (1960), Soles (1977) y Qué es lo vivido (1980), y tuvo aparicio nes en diversas revistas, antologías y plaquettes. Mucho de ese material se perdió en el terremoto de 1985, cuenta Dolores en la entrevista realizada por el periodista Juan Domingo Argüelles publicada en el libro Literatura hablada. Veinte escritores frente al lector (2002). Su obra completa fue editada en 2010 por el fce bajo el título de Viento quebrado, que incluye el poe mario hasta antes inédito Asombraluz. También se le ubica en la llamada Generación del ’50 o de medio siglo, donde ‒además de Castella nos‒ destacaron nombres como Concha Urquiza, Amparo Dávila, Jaime Sabines, Emilio Carballido, Sergio Magaña, Margarita Michelena, Griselda Ál varez, así como los poetas nicaragüenses Ernesto Cardenal y Ernesto Mejía Sánchez. Algunos de ellos estudiaron juntos en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam , antes con sede en el antiguo edificio de Mascarones, ubicado en la calzada México-Tacuba.
Poeta de lo breve Después de casi diecinueve años, Argüelles sigue considerando a Castro como una poeta “luminosa, breve e intensa”. Para otros, la poesía de Castro cae en lo clásico y habla de una ensoñación superficial. Lo que es cierto es que, hasta ahora, no se ha sentado a conversar con el diablo…
‒Me hubiera gustado ser…pero no una mujer, hu biera sido Ramón López Velarde.
–A su edad, ¿está más cerca de la vida o de la muerte?
‒Estoy más cerca de la vida porque la muerte tiene que llegar, para qué esperarla tanto.
–¿Cuándo se termina de ser poeta?
‒Nunca, por fortuna.
‒No porque es una luz muy especial. Esa luz no puede cegar.
–Hermana Alicia.
‒Bondad.
–Concha Urquiza.
‒Una gran poeta.
–Dolores Castro.
‒Una pequeña poeta.
–“Contemplo mis años a solas”...
‒Constantemente.
–Intelectuales.
‒Son los que están muy dispuestos a pensar y sen tir por otro pero no dejar de comer ni de vivir por otro.
–Vejez.
‒Una etapa necesaria en la que hay muchas cosas que están limitadas pero otras que son maravillosas.
–Poética.
‒Forma de enfrentar la realidad y de expresarla.
–¿La poesía miente?
‒No, la poesía imagina pero no miente. Es muy distinto “ser mentiroso” que “ser imaginativo.”
–¿Existen las musas?
‒Sí, aunque decirlo es sentirme importante pero sí he sentido su majestad. Eso me hace una persona religiosa.
‒No, sólo la conciencia, la experiencia, la sensibi lidad e inteligencia. Porque eso de las musas... ¿de dónde vienen? Creo que hay veces que uno tiene una capacidad mayor porque durmió bien, o situaciones parecidas, y es cuando uno puede captar mejor lo que quiere decir.
–¿Con el diablo?
–Platillo favorito.
–¿Ha platicado con Dios?
‒No. Me da miedo.
‒Mira, a esta edad… la sopa •
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De Ruanda a Ana Valdés
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Los restos de la casa de Mahmoud Abbasi, demolida el 2 de marzo de 2009
Palestina y viceversa
ace un tiempo tuve oportunidad de ver la in auguración de Emergencia, obra del art ista chileno Alfredo Jaar. Consiste en una gigan tesca piscina llena de agua, de la cual emerge cada doce minutos el continente africano. Jaar ha trabajado seis años en el proyecto Rwanda. Un mi llón de muertos fueron necesarios antes de que la prensa de los diarios del mundo empezara a denun ciar y a escribir sobre esa tragedia, uno de los más grandes genocidios de este siglo. Completé el recuento de Alfredo con mis pro pias cifras palestinas: centenares de muertos, miles de prisioneros, millones viviendo en campos de re fugiados. Visité la región como parte de una delega ción de artistas y escritores de diferentes países: Ita lia, Inglaterra, Estados Unidos y Suecia. Mi colega, la artista visual sueca Cecilia Pars berg, que ha vivido y trabajado en Soweto, el ghetto en las afueras de Johannesburgo en donde viven casi siete millones de personas, me sugirió que hi ciéramos un trabajo filmando, entrevistando gente, hablando con los que han vivido en campos de re fugiados desde 1948. Llegamos a Tel Aviv en diciembre. La seguridad era severa en el aeropuerto. Cuando dijimos que iría mos a Ramallah nuestro equipaje fue revisado cui dadosamente y un segundo y un tercer interroga torios se hicieron necesarios. Un chofer de origen palestino, pero que vive en la parte árabe de Jerusa lén, nos recogió en el aeropuerto, –nuestros nombres en un cartel. Habíamos decidido vivir en la casa de una socióloga palestina a la que sólo conocíamos por correo, Fatin y había estudiado en Canadá, que ha blaba y escribía en buen inglés, el único idioma que teníamos en común. Los soldados israelíes controlaron nuestros pa saportes; en esos días Ramallah era todavía una ciu dad posible de visitar; faltaban unos días para que la guerra en gran escala se desencadenase, pero nadie sabía eso entonces. Llegamos a su casa a las doce de la noche; como estábamos en el mes del Ramadán, en que los musul manes ayunan durante el día y sólo comen a partir
de las seis de la tarde, Fatin tenía hambre. Improvi samos una comida con aguacates y queso. Nuestro programa oficial, que comprendía visitas a la univer sidad de Bir Zeit y a centros comunitarios y cultura les, no empezaría sino hasta el día siguiente. Tomó un tiempo aprender a conocerse, descubrir que el inglés hablado por árabes, italianos, franceses, hispanohablantes y suecos tiene poco que ver con la lengua de Shakespeare… Una camioneta Wolkswagen con lugar para diez personas sería nuestra forma de locomoción toda la semana. Las mujeres del grupo fuimos prevenidas; durante el Ramadán no era bien visto beber o comer públicamente, ni fumar. Fuimos recibidos con alegría y afecto. Los pales tinos nos aseguraban que Ramallah era segura, que los atentados y la violencia y los enfrentamientos ocurrían en Jerusalén. Pero nosotros estaríamos pro tegidos, nuestros pasaportes extranjeros nos ase guraban una impunidad que ellos no tenían. Pudimos comprobar la veracidad de esas pala bras en nuestro viaje a Belén. Para llegar a Belén des de Ramallah hay que pasar por Jerusalén, que está restringida a los palestinos, quienes requieren una visa por día de visita a la ciudad. Los riesgos para un palestino encontrado “ilegalmente” en la ciudad son multas o cárcel. No nos dejaron entrar tampoco a nosotros, a pe sar de nuestros pasaportes extranjeros. Retrocedi mos y el chofer propuso un rodeo, otro check-point, a diez kilómetros del primero. Tampoco allí pudi mos entrar. En el tercer check-point decidimos dejar el vehícu lo y pasar caminando, unirnos a los centenares de personas que habían elegido el mismo camino. Lue go de dos kilómetros polvorientos pudimos por fin entrar en Belén. Era una ciudad fantasma, la iglesia de la Nativi dad desierta, sólo unos franciscanos de hábito ma rrón rezaban en silencio. Belén había sido renovada y mejorada con la ayuda internacional para festejar el jubileo, 2 mil años de historia conocida. Pero los hoteles de cuatro estrellas estaban cerrados con can
dado, con agujeros de balas en todas las paredes y ventanas rotas. La provocativa visita de Ariel Sharon a la montaña del Templo, el lugar de Jerusalén que los musulmanes sienten como uno de los lugares más sagrados de su culto, había desencadenado la segun da intifada y Belén había sido bombardeada por el ejército israelí. De regreso cenamos en el campo de refugiados de Deheisha, en las afueras de Belén. Allí viven 6 mil personas, muchas familias que han vivido allí por tres generaciones, desplazados en el año 1948, año de creación del estado de Israel. Compartimos una cena simple en el comedor del campo, en donde las delegaciones acostumbraban ser recibidas. Hablamos con maestros, más de 3 mil niños viven en el campo, las escuelas tienen clases de sesenta niños, no hay casi maestros, no hay casi li bros, el desempleo en Deheisha es casi del setenta por ciento. A las diez de la mañana, ya de vuelta en Ramallah, nos despertó el teléfono. Un atentado había causa do una decena de muertos en Jerusalén y nos acon sejaban esperar, no se podía entrar en la ciudad. El resto es historia; los tanques empezaron a acer carse a Ramallah en pocas horas y los helicópteros a circular sobre la oficina de Yasser Arafat, a quien los is raelíes hacían responsable por los atentados. Fuimos evacuados por nuestras respectivas embajadas. Ya en Jerusalén la atmósfera era densa, en el lobby del Hotel Ambassador nos juntamos todos los eva cuados. Médicos alemanes, ingenieros ingleses, maestros franceses, monjas indias, intercambia mos direcciones, filmamos, hicimos entrevistas, todos esperaban volver pronto. Los médicos habían dejado pacientes en pleno tratamiento, los maestros clases enteras, los ingenieros estaban construyen do caminos y carreteras, las monjas se ocupaban de niños huérfanos. El lobby del hotel se convirtió en la sala de espera en donde los que han logrado evitar el naufragio se en cuentran esperando ser salvados y llegar a playas más seguras, siempre sabiendo que uno lleva consigo el recuerdo y la culpa de no ser uno de los ahogados •
La conciencia en el contexto de un México herido
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os ideales son la columna que estructura a los individuos y a la sociedad. El grado de compromiso hacia esos ideales se determi na por medio del tiempo y la profundidad con que éstos se manifiestan. En el contexto de un México herido por la violencia y la injusticia social que prevalecen, urge reconstituir al país bajo los parámetros de una nueva conciencia individual y colectiva que permita que aflore lo más digno y noble del pueblo mexicano, el cual atraviesa hoy por circunstancias brutales. Preocupada por el desgobierno y la atroz crueldad que golpea a México, redacté este preproyecto cuyo fin primordial es convocar a los int eresados en impulsar talleres, ciclos de con fer encias y sencillas publicaciones sobre conciencia (entendida como la capacidad de la mente para percatarse de sí misma y de lo que la rodea), ética, estética, espiritualidad, lógica, arte y cultura, sexualidad y erotismo, entre otros tópicos que contribuyan al conocimiento del ser y su rol social, por medio de la transdis ciplinariedad, con miras a propiciar un encuen tro de las más diversas disciplinas artísticas, so ciales, humanistas, científicas y tecnológicas. La educación constituye el cimiento que per mite ampliar nuestros horizontes y alcanzar una mejor calidad de vida, pues sólo cuando se sabe lo que se quiere se descubre quién se es. Retomando la raíz latina de la palabra educare (educar), que significa “sacar de adentro”, y aplicando el principio universal de que todos los seres humanos, sin distinción alguna, tie nen derecho a la educación y a un futuro dig no, se buscaría concientizar a niños, jóvenes y adultos sobre la importancia fundamental que implican los siguientes cuestiona mientos: ¿quién soy?, ¿dónde estoy?, ¿qué quiero?, ¿qué puedo?, ¿qué tengo?
Conciencia personal y colectiva Ingrid Suckaer
Nada es insignificante Toda persona vive y actúa en concordancia con su nivel de conciencia, de acuerdo con el cono cimiento de sí misma y de la percepción de su entorno. La conciencia es la matriz de los sig nos; nada es insignificante, todo depende del sentido que se le otorga a las experiencias vi vidas. De ahí se deriva la precisión de las de cisiones y, en consecuencia, cómo se es. Asida del tiempo, la conciencia siempre está en mo vimiento: evoluciona o involuciona; a partir de ello se define el proyecto de vida de cada indi viduo. Al rebasar el mero ámbito de la intra historia, los sofisticados mecanismos de la conciencia también trascienden a la sociedad. Alimentada por la experiencia, mientras la conciencia no comprende algo tiende a pro piciarlo, de ahí que haya personas y pueblos con mayor o menor conciencia.
Que no haya lugar a dudas Considerando que la actividad de artistas, científicos, técnicos y humanistas es reflejo y referente de la sociedad de su tiempo, se
29 de julio de 2012 • Número 908 • Jornada Semanal
propone que el tema de la conciencia y lo que de ella se deriva sea explorado y difundido por dichos especialistas a nivel nacional, con el fin de divulgar la importancia medular que ésta tiene en el desarrollo de la civilización. La humanidad no es pancrónica (cualidad de algunas especies que les permite adaptar se y persistir por muy largo tiempo con muy pocas modificaciones); así pues, investiga el pasado, observa atentamente el momento his tórico que transita y proyecta su futuro. La con ciencia, universo donde subyacen infinidad de procesos que estructuran al ser, tiene un papel definitivo en el desarrollo humano. No obstan te, prevalece el desconocimiento de cómo ope ra, lo que da pie para subrayar que la falta de conciencia autorreflexiva estanca el avance de individuos y sociedades.
Entrecruzar lo individual y lo social El proyecto a desarrollar sería complejo y de largo aliento. Por ello, aquí sólo se esboza un programa nacional en torno al papel de la con ciencia, que eng lobaría el potencial humano: racional, emocional, espiritual, sexual, ins tintivo y motriz. Como ejes centrales del pro grama propongo: 1. Considerar que la huma nidad es la conciencia máxima de la vida y, por ende, de la historia. 2. Que la conciencia se transforma a través de las experiencias, así como de la conclusión de ciclos, y 3. Que la con ciencia es multidimensional, sutil e íntima; en ella se procesan la resonancia ética y la per cepción estética. Metodológicamente, el plan de trabajo es taría supervisado por expertos en cada tema. Con un enfoque abierto a crear analogías, a entrecruzar lo individual y lo social, e inte grar estructuras que permitan llegar a todos los sectores de la sociedad, el logro mayor del proyecto La conciencia personal y colec tiva: vía para cimentar un nuevo México será transm itir a la sociedad que el nivel de concien cia más alto es la creatividad luminosa desple gada en cualquier ámbito y circunstancia, inclu so al enfrentarse a la tragedia. Como ejemplo de esto último cabe mencionar las distintas manifestaciones que buscan justicia, reali zadas por los familiares de las víctimas de femin icidio en Ciudad Juárez y Chihuahua, así como por el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
Las nuevas generaciones Como se mencionó antes, los humanistas, artistas, téc nicos y científicos son guías que revelan su propio tiem po; con su obra muestran a la sociedad cómo la concien cia se manifiesta en forma meramente particular, pero también en hechos históricos. Por esto, los progra mas transdisciplinarios serían la vía para realizar proyectos dedicados a identificar los tipos de conciencia que en la actualidad modelan el comportamiento personal y col ectivo del pueblo mexicano. Esto llevaría a vislumbrar la clase de conciencia que se está transmitiendo a las nuevas generaciones, con las cuales tenemos un alto compromiso ético •
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Placa conmemorativa en la calle Campomanes, Oviedo, España
Xabier F. Coronado
cano y prohibía la mayoría de sus libros. Su actividad literaria, aparte de estar completando unos volú menes de memorias, se limitaba a reeditar y escribir ensayos en abc , periódico de tendencia monárquica defensor del régimen franquista. La Guerra civil produjo un cambio radical en su vida. En julio de ʼ36 era director del Museo del Prado y había sido embajador en Londres hasta febrero. Sus dos hijos se unieron al bando de los militares golpis tas y uno de ellos murió en la guerra. Pérez de Ayala abandonó Madrid al ser amenazado de muerte, se exilió primero en Francia y después residió catorce años en Argentina, donde su obra era valorada. Can
ambos fundan la Liga de Educación Política Española y apoyan la disolución de la Compañía de Jesús. Ayala ingresa en la Universidad de Oviedo en 1896. Discurren años brillantes en la universidad as turiana, un grupo de profesores de pensamiento krausista, formados en la Institución Libre de En señanza, organiza un movimiento de Extensión Uni versitaria de vanguardia en su época, y desarrollan una política académica abierta a América. Entre ellos destacan Rafael Altamira, Adolfo g. Posada, Álvarez Buylla, Melquiades Álvarez y Leopoldo Alas Clarín, que ejerce como mentor y ascendente literario de Pé rez de Ayala.
Ramón Pérez de Edición de El teatro moderno dedicada a Pérez de Ayala
¿Qué otra cosa es un escritor sino la conciencia de la humanidad?
Ramón Pérez de Ayala
E
l estudio de la vida y la obra de un escritor consi deradas como un todo indivisible resulta in teresante. No existe una norma o relación cau sa-efecto entre las circunstancias que moldean a un autor y la repercusión de sus libros. Conoce mos casos de escritores que transitan una vida anónima y, después de su muerte, sus textos se con vierten en piezas notables de la historia literaria. Hay autores a los que un solo libro les sirve para alcanzar la fama, pero a otros el prestigio les llega a medida que su obra evoluciona. En cambio, algunos escrito res consiguen el reconocimiento porque sus textos son innovadores, pero pasan su esperada madurez literaria sin producir ese libro que trasciende. El ca so de Ramón Pérez de Ayala (1880-1962) podría en cajar en este último ejemplo.
Paradojas de la vida Un artista es un hombre que ha consagrado su vida a ver las cosas por primera vez
Pérez de Ayala
En Madrid, a principios de 1962 un viejo escritor, muy leído en el primer tercio de siglo, se debatía en tre el olvido y la memoria. Al final de su vida todo resultaba paradójico. Aunque había sido uno de los gestores de la ii República ‒firmante junto a Ortega, Machado y Marañón del manifiesto que dio lugar a la Asociación de Amigos de la República en 1931‒, regresó del exilio en 1954 para vivir bajo una dicta dura militar que había derrocado al Estado republi
sado y decepcionado, decidió regresar a España. Co mo otros que volvieron en vida del dictador (Ortega, Casona, etcétera), su regreso fue utilizado por el ré gimen y quedó aislado intelectualmente. Narrador precoz ‒en 1902 El Progreso de Asturias publicó por entregas Trece dioses, su primera nove la‒, escribió en pocos años una docena de obras no tables. Desde 1926, cuando contaba con cuarenta y cinco años, hasta su muerte en 1962, no volvió a escribir otra novela. El dato resulta paradójico ya que el propio autor afirma en Principios y finales de la nov ela (1958) que los novelistas suelen reservar sus mejores obras para la edad madura.
De los jesuitas al regeneracionismo La supresión de los colegios jesuíticos sería deseable, por
En su época universitaria adopta un aspecto pe culiar, se deja el cabello largo, viste de manera extra vagante y asume una actitud volteriana. Comparte las ideas regeneracionistas de sus profesores, aun que se siente atraído por el modernismo en boga y el decadentismo europeo. Pérez de Ayala dispuso en su juventud de la excelente biblioteca de Valero de Urría, profesor de literatura en la universidad, que le sirvió para cimentar una sólida formación.
El sendero poético Gran poeta, el pacífico sendero/ canto que lleva a la asturiana aldea;/ el mar polisonoro y sol de Homero/ le dieron ancho
ritmo, clara idea;/ su innúmero camino el mar ibero,/ su
propio navegar, propia Odisea
“Retrato de Pérez de Ayala”,
una razón meramente administrativa: la incapacidad
Nuevas canciones, Antonio Machado
Ortega y Gasset
En 1901, Pérez de Ayala se traslada a Madrid y se pone en contacto con escritores de la época, entre otros, Benavente, Azorín, Juan Ramón Jiménez y Valle-Inclán. En 1903 funda, con Gregorio Martínez Sierra, la revista Helios, una publicación de carácter modernista; también colabora en otras revistas li terarias (La Lectura, Hojas Selectas, etcétera) y en los diarios abc y El Imparcial. Su primer libro de poesía, La paz del sendero (1904)), es un tributo a la tierra y abre una serie ‒El sendero innumerable (1916), dedicado al mar y El sendero andante (1921), al río‒, que se completaría de manera póstu ma con El sendero ardiente (1964), consagrado al fuego. No existe un estudio a fondo de su obra poética. Sus primeros poemas fueron prologados por Rubén Darío, “desde esos primaverales años clama una voz de hondo y meditabundo poeta, animado por el mis mo saber, amargo don del destino”. Ese sendero poético que recorre Pérez de Ayala parte de un modernismo simbolista sin amanera mientos, en la línea de Berceo, que deriva en poesía filosófica recubierta de pesimismo existencial: los
intelectual de los reverendos padres
Ramón Pérez de Ayala había nacido en Oviedo, se crió en un ambiente de ciudad provinciana y esa at mósfera, singular y común a la vez, se recrea en la mayoría de sus novelas. La circunstancia que marca su vida se produce al ser internado en un colegio re ligioso. Ayala recapitula esta etapa, que duró de los nueve a los quince años, en su novela a . m . d . g . La vida en los colegios de jesuitas (1910), las siglas corres ponden al lema, vinculado a la Compañía de Jesús, Ad Maiorem Dei Gloriam. En este libro, el autor de nuncia los abusos que se sufrían en esas fundaciones educativas de orientación religiosa, con un sistema pedagógico basado en el dominio y la brutalidad. Ese tipo de educación le provoca un agudo anticlerica lismo y, gracias a su maestro disidente Julio Cejador, un conocimiento de la cultura grecolatina que se ma nifiesta en toda su obra. Ortega, también educado en colegio de jesuitas, con sidera que el texto de Pérez de Ayala es un valioso do cumento para la reforma pedagógica. Posteriormente,
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Renovador de la novela, es un autor vanguardista sustentado en clásicos y tradiciones. Puente entre dos siglos ‒nunca se desvinculó totalmente de sus hermanos mayores del ʼ98 y no llegó a enlazar con los jóvenes poetas del ʼ27‒, se le ubica en la híbrida generación del ʼ14, los “novecentistas”.
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e Ayala: poemas, al cobrar carga conceptual, se hacen más doctos pero no pierden su canon de emoción, cultis mo y panteísmo ancestral. Para Ayala, “la poesía se reduce a una visión íntegra de la vida” y no duda en afirmar que “el semblante auténtico del alma de cada pueblo se retrata en su poesía”.
La novela fabulada El novelista no puede pintar, únicamente
puede describir, enumerar Pérez de Ayala
Tras el escándalo que provoca su novela Tinieblas en las cumbres (1907) ‒un interesante e inmoral relato nihilista elogiado por Galdós‒, Pérez de Ayala de cide alejarse. Viaja a Londres donde trabaja como corresponsal de El Imparcial y convive con Ramiro de Maeztu y Fernando de los Ríos. En 1908 se suicida su padre y reg resa a Madrid donde colabora en di versas pub lic aciones españolas (Heraldo, El Liberal, etcétera) y americanas, entre ellas El Mundo Ilustrado de México. En 1911 obtiene una beca para cursar estudios artísticos en Italia y Alemania; en la Uni versidad de Múnich asiste a los cursos de Wölfflin y Lipps sobre estética y ciencia del arte. Su segunda novela, a . m . d . g ., que supone un es cándalo mayor que el anterior, viene acompañada del éxito, tuvo varias ediciones y fue adaptada al teatro. Su siguiente narración, La pata de la raposa (1912), trata sobre el amor y la sensualidad. Este ciclo se completa con Troteras y danzaderas (1913), que des cribe la bohemia literaria de principios de siglo y sus protagonistas son una recreación de escritores e in telectuales. Las novelas de esta primera etapa son de carácter autobiográfico y sus personajes encarnan los contrastes sociales de la época. Todas están mar cadas por un ácido anticlericalismo y un humor de tono irónico con inclinación a la tragicomedia. Las novelas poemáticas de la vida española (1916), consideradas de transición en su producción litera
ria, incluyen tres historias: Prometeo, Luz de domingo y La caída de los limones. Son narraciones más ideológicas, carga das de acento lírico y simbolismo mitológico. En 1924 publica dos libros de relatos: Bajo el signo de Artemisa una recopilación de “novelitas de mocedad”; y El ombligo del mundo, que reúne cinco interesantes historias de ambientación rural. La segunda etapa narrativa, menos realista y más intelectual, se abre con la novela Belarmino y Apolonio (1921), que trata sobre la filosofía del len guaje y es, para algunos, su obra más lograda. Des pués llega la primera de sus novelas pares: Luna de miel, luna de hiel y Los trabajos de Urbano y Simona (1923), que tratan sobre la educación sexual. Su obra narrativa se completa con otra novela en dos volúmenes: Tigre Juan, considerado su mejor tex to, y El curandero de su honra (1926), que abordan el tema del machismo, el honor y la evolución perso nal. Pérez de Ayala obtiene el Premio Nacional de Literatura en 1927 e ingresa en la Real Academia de la Lengua en 1928.
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idea del volumen de sus colaboraciones periodísticas, existe un índice con más de 2 mil publicaciones. Algunos trabajos fueron recopilados por el pro pio Pérez de Ayala en varios volúmenes: Hernán encadenado (1917), que recoge sus colaboraciones como corresponsal en la guerra europea para La Prensa de Buenos Aires; Política y toros (1918) textos de marca do ant imilitarismo; Las máscaras (1924), que compila sus críticas teatrales; y Divagaciones literarias (1958). Pero quedan cientos de artículos sin recopilar entre los que se encuentran relatos y poemas. Casi al final de su vida publicó dos libros de memorias, Amistades y recuerdos (1961), Fábulas y ciudades (1961).
Valoración pendiente Pérez de Ayala, de abolengo literario que obliga, es, en la
generación a que pertenece, de los poetas que piensan
Rubén Darío
En definitiva, Pérez de Ayala es un escritor de oficio, lleno de contrastes tanto en su vida como en su que
literatura, oficio y experimento Las novelas de Pérez de Ayala son fábulas que se asientan sobre un mosaico de contrastes. En ellas se bur la de la presunción humana y denuncia los abusos de la sociedad y la religión. Como narrador gusta del sincre tismo, combina géneros ‒poesía, ensayo, teatro‒, y en foques ‒contrapunto, relativismo perceptivista, dualis mo‒; tanto por los temas que toca como por su manera de abordarlos se puede considerar un innovador. Su prosa está llena de contrastes y para poder apre ciarla en su totalidad hay que tener un buen dicciona rio a mano. Se vale de un ambiente local para tratar temas universales; Asturias siempre está presente en su obra, la mayoría de sus historias discurren en esa tierra ancestral, panteísta y profana donde Pérez de Ayala creció y se formó. Utiliza en boca de sus perso najes las palabras y la sintaxis de la lengua asturiana, que contrapone con un discurso narrativo lleno de cultismos, referencias clásicas y mitológicas.
Crítico y ensayista Se conoce a Pérez de Ayala por sus novelas y su
poesía pero, en realidad, es un ensayista Pierre Sallenave
El ensayo impregna toda su obra, incluso sus novelas y poesías. Desde muy joven colabora en periódicos y revistas culturales. A partir de la muerte de su padre, esas colaboraciones se multiplican pues le son nece sarias para subsistir. Se hace un profesional de la crí tica y el ensayo; todos sus artículos, de diversa índole temática, tienen un estilo creativo característico, re sultado de una amplia cultura y un particular sen tido del humor. En México, entre 1927 y 1929, publicó una decena de ensayos en Excélsior. Para hacernos una
hacer literario. Renovador de la novela, es un autor vanguardista sustentado en clásicos y tradiciones. Puente entre dos siglos ‒nunca se desvinculó total mente de sus hermanos mayores del ʼ98 y no llegó a enlazar con los jóvenes poetas del ʼ27‒, se le ubica en la híbrida generación del ʼ14, los “novecentistas”. Pérez de Ayala es una rara avis in terris de las le tras españolas que no se puede encasillar pues mar có una línea propia e impar. Un narrador, ensayista y poeta que aún no ha sido estudiado y valorado en su medida, tal vez porque su obra es un experimen to literario cuyos alcances no han sido analizados en su totalidad •
leer Alba y ocaso del Porfiriato, Luis González y González, fce ,
México, 2011.
CIENTÍFICOS PORFIRISTAS RAÚL OLVERA MIJARES
En Alba y ocaso del Porfiriato, Luis González y González emprende una veloz aunque justa valoración de ciertos aspectos de la época porfírica. El autor se centra en el gobierno de los decrépitos (momiza) que ejercieron, a la sombra de la silla presidencial, los llamados científicos (o cientísicos). Un grupo de prohombres, cuya formación supuestamente positivista los capacitaba como asesores del tirano, a quienes éste usó para desplazar a los militares y gentes de armas que habían sido sus compañeros de lucha. Los científicos gozaron de fama de rancio abolengo y exquisita formación, lo que fue cierto en casos más bien contados. A la cabeza del Ministerio de Hacienda se perpetuó José Yves Limantour, que supo salir con superávit en una buena parte de su gestión. Ber-
Anatomía de la risa, Luis Beltrán Almería; La risa en los cantares del pueblo ecuatoriano; Micromegas, Voltaire; El humor y la risa en el discurso aforístico, Irma Murguía Zatarain y Gilda Rocha Romero, Ediciones sin Nombre/Conacyt/Universidad de Sonora, México, 2011.
LA RISA Y SU DISECCIÓN RICARDO GUZMÁN WOLFFER
El concepto de la colección Relámpago la risa, de la que aquí sólo se comentan cuatro títulos, es innovador y llena un hueco en la oferta editorial nacional. Pocos son los estudios sistemáticos que sobre el humor se pueden encontrar. Apenas habrá títulos de autores españoles (Poncela, Wenceslao Fernández y otros) y el reciente libro de Rafael Barajas o la clásica Fenomenología del relajo (trabajos especializados en el humor mexicano), pero con la citada colección, Ediciones Sin Nombre y coeditores se ponen en primera fila en este campo de análisis. Los autores comparten puntos de vista sobre el humor (su peculiaridad como fuerza vital, su función individual y social, la aparición paralela del humor y lo sagrado, etcétera), pero como cada uno busca en campos distintos, se puede disfrutar cada texto por separado. Ni se diga de Voltaire y su Micromegas quien, a diferencia de los otros títu-
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nardo Reyes, primero como gobernador de Nuevo León y luego terminó como ministro de la Guerra, Justo Sierra fungió como ministro de Educación. Francisco Bulnes, Ramón Corral, Diego Casasús, Guillermo de Landa y Escandón, Enrique Creel, Alfredo Chavero y Emilio Rabasa son algunos de los nombres más conspicuos. “Los más de los científicos merecían el membrete de ricachones. Según uno de ellos, como eran inteligentes y profesionales notables ‘medraban naturalmente en el ejercicio de sus profesiones’. Siguiendo esa versión, aun los que ‘hicieron negocios que les acarrearon utilidades cuantiosas’, eran una punta de ladrones. Ralph Roeder asegura que ‘sirvieron de enlace entre el gobierno y el capital de fuera’, como satélites del Ministerio de Hacienda. En suma, infiltrados en el mundo de las finanzas, dueños de la fuente de prosperidad más copiosa, salieron bien pronto de pobres, y algunos amasaron fortunas que su despilfarrada descendencia aún no consigue agotar.” Los compromisos del régimen porfírico con el capital extranjero eran firmes y francos, claro que también esclavizantes, así que, cuando don Porfirio comenzó a coquetear con el Japón, sus socios estadounidenses le retiraron el apoyo y le armaron una revuelta. “Los jóvenes acusan a Díaz de extranjerismo desmesurado; le achacan la venta a 28 favoritos de unos 50 millones de tierras maravillosamente fértiles para que fueran traspasa-
das a las compañías extranjeras; la entrega, por un plato de lentejas, de la mitad de Baja California a Louis Huller; la cesión a Hearst, ‘casi por nada’, de tres millones de hectáreas en Chihuahua; el casi regalo de terrenos cupríferos al coronel Greene en Cananea; la escandalosa concesión de la región del hule a Rockefeller y Aldrich; la venta absurda de los bosques de México y Morelos a los gringos papeleros de San Rafael; la venta a compañías norteamericanas de negociaciones mineras en Pachuca, Real del Monte y Santa Gertrudis; la modificación del código minero para favorecer las propiedades hulleras de Huntington; el monopolio metalúrgico de los Guggenheim.” Estos jóvenes eran nada menos y nada más que los hermanos Flores Magón, Juan Sarabia y Camilo Arriaga, entre otros •
los, da nota del humor y su utilidad para la crítica social a través de la mofa; además, las aventuras de su peculiar personaje bien podrían acomodarse en los estantes de la ciencia ficción, pues se trata de un viajero intergaláctico de otro planeta que viene a la Tierra a divertirse, en ocasiones hasta conscientemente, a costa de los pequeños humanos (Megas mide varias decenas de metros de altura). Además, el bagaje cultural de Voltaire aparece en los diálogos y divagaciones del personaje, quien disimuladamente comenta sobre la filosofía de la época. Una obra poco conocida del autor de Cándido, pero no por ello menos eficaz. El texto Anatomía de la risa puede ser el inicio para el recorrido conceptual sobre el humor. Beltrán se presenta como un cirujano de la historia para mostrar cómo desde el inicio las actividades humanas se dividieron entre el trabajo y el esparcimiento; lo que conllevó a lo serio y a lo festivo, sobre todo a nivel colectivo. Esto último se concentró en lo religioso y en lo político. Y como ambos casos no se caracterizan, en la actualidad, por la risa o el humor (a diferencia de festividades religiosas medievales, recuérdese la misa del burro, por dar un ejemplo), el sentido del humor y el esparcimiento comenzó a tomar caminos aislados a la cultura; hasta el siglo xvi , donde la literatura y el teatro recogen el ánimo popular. Empero, salvo algunos carnavales, donde deliberadamente se busca la risa de los participantes, la fiesta termina por apegarse más a los ritos que a esa alegría sonora. Entonces Beltrán plantea diversas figuras de la risa (la del niño, la del tonto, la del ahorcado –donde predomina lo grotesco‒, la del loco, la del
cínico, la del burgués, la del gigante y la del rebelde) y las desarrolla. El autor incluye la risa en los relatos orales, en contraposición a lo escrito: distingue ambas actividades y plantea la conexión entre tales manifestaciones y el teatro, especialmente en la figura de Aristófanes (donde también confluye lo oral y su recuperación escrita). Sobre el humor literario, distingue entre la comedia y la tragicomedia. El epílogo del libro es muy claro: todas las culturas aspiran a vivir en el mundo feliz, pero si no es posible ofrecer uno igualitario donde la libertad impere, o al menos la fraternidad, no es viable ofrecer un mundo de risa plena, ésa que da la vida. La risa en los cantares del pueblo ecuatoriano es una pieza formada con partes de la Antología ecuatoriana: cantares del pueblo ecuatoriano (1780). Su importancia no sólo radica en establecer una afinidad conceptual con las creaciones mexicanas de distintos rumbos, sino en mostrar cómo se buscaba afirmar la identidad nacional a partir de las creaciones populares. A modo de otros países, Ecuador debió buscar un rumbo como nación después de la salida de la monarquía española. Como aquí sucedió, la respuesta a tal necesidad fue lo autóctono. Si bien en su momento los cantares fueron censurados por la conocidas razones de moral y “buenas costumbres”, los versos, las endechas y las rimas nos son cercanas. Hablan de temas universales: el amor, el matrimonio, la infidelidad, los viejos, los familiares políticos y otros temas conocidos. La selección presentada trasluce un humor suave y eficaz que nos recuerda la unión que el idioma nos impone con otras culturas del continente. El humor puede ser rastreable en prác-
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leer
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ticamente todos los versos antologados. Sobre el desdén de las mujeres: “Cariño de perro,/ toda la noche la paso/ Aunque la noche era fría,/ me debes tener,/ como garza en la laguna,/ esperándote pasé,/pues cuando te halago/ con el pescuezo extendido,/ y un cuscungo me decía:/ me quieres morder/ sin esperanza ninguna/ ʻ¡qué gran zoquete es usté!ʼ” Sobre el matrimonio: “En esto del casamiento/ Que el matrimonio es lazo,/ Cásate, cásate, hijita,/hay miles de renegados;/ cosa muy cierta:/ lo que es padecer:/mas como no hay escarmiento,/¡ay! las más de las veces/ marido, hijos y cuñados/ miles quieren ser casados/ qué duro aprieta/ el infierno te harán ver.” Por último, el análisis del discurso aforístico da pie a un análisis conceptual sobre las máximas aforísticas, sobre esas sentencias lapidarias con paternidad expresa que, aunque suelen buscar la lección generalmente moral, Munguía logra hacer una serie de citas de varios autores para evidenciar cómo en tales oraciones son rastreables los valores culturales, las conductas desaprobadas socialmente, personajes célebres, la parodia, los juegos léxicos y sintácticos, entre otras formas y fondos de hacer muestra de ingenio. Una colección que se ha vuelto un clásico instantáneo •
Casi nada, Eduardo Hurtado, Fondo de Cultura Económica, México, 2011.
VIVIR PASANDO CARLOS MAPES
Versos breves pero con mucho peso, hinchados por la vida, como la panza del padre. Poemas que se hacen carne con el poeta como cuchillo. Agudos, sutiles e ingeniosos. Salvar todo, en Casi nada, con pocas palabras. La entidad de las cosas, aquello que no da aparentemente señales de vida, es el horizonte –como puede ser una mesa, que “preserva su lealtad/al suelo”–, la zona donde se juntan el cielo y la tierra en la obra de Eduardo
El eje Wojtyla-Ratzinger ¿La dictadura del Papa?, Carlos Fazio, Católicas por el Derecho a Decidir, México, 2012.
LA DICTADURA IMPERFECTA RICARDO VENEGAS
El eje Wojtyla-Ratzinger ¿La dictadura del Papa?, de Carlos Fazio (Montevideo, 1948), catedrático universitario en la unam y en la uacm , reconocido analista en asuntos político-estratégicos y religiosos y articulista de este diario, aborda en páginas altamente documentadas la doble moral de la Iglesia católica como institución todavía con tintes medievales: dogmática e impositiva, a manera de Estado totalitario. A decir de Fazio, es claro el objetivo que el Papa Benedicto xvi cumplía con su visita a América Latina y particularmente a México: Ratzinger llegaba al país para apoyar la campaña panista de Calderón (amigo incondicional del gobernador de Morelos, a quien recientemente se le ha concedido protección especial –pagada por el pueblo– durante tres años tras dejar el cargo). Benedicto xvi , en su momento, fue la apuesta espiritual del gobierno panista para continuar en el poder. Si Wojtyla fue un Papa carismático y el primero en superar a sus antecesores en número de vueltas al mundo (un “Papa peregrino”), un personaje que, además, era instruido en artes escénicas y gozaba de aquellos “baños de multitudes”, realizó más canonizaciones que otros Papas, escribió más encíclicas que nadie y con sus libros y discos se convirtió en auténtico bestseller (y a futuro, quiHurtado. Así, lo real es el único plan posible de vida. La realidad se vuelve más real con lo más preciado que tiene el poeta: su lenguaje. El mundo se instala en el “corazón deshabitado” de un pájaro; en la noche, espacio imaginario, la flor se convierte en una estrella y en los versos que buscan compañía. En ellos, en la raya, signo largo y estrecho, límite de la escritura, casi en su orilla, la voz lírica llama al lector: “Dice/ mar,/ sílaba entera.” En el vocablo mar, de tan corta extensión, todas las olas están contenidas, pero de tonalidad tan variada como el sonido de las campanas: “rosa de cuerdas”. En Casi nada las cosas tienen raíces y como casi nada crecen, son la casa por donde transita el poeta y el sostén para desecar todo lo que nos causa dolor en este mundo con un sonido hondo y retumbante, tallo de palabras donde se apoya la futura simiente. “Vivir pasando”, como una película cinematográfica en el ahora, es la única manera de alcanzar una existencia que se arraigue a la tierra. Por ello, Eduardo Hurtado lle-
DIALOGAR CON IVAN ILLICH Ramón Vera Herrera
Entrevista con Michel Butor
zá, longseller), no podemos decir lo mismo de Joseph Ratzinger, de quien el diario británico Daily Mirror recibió su designación con una foto en portada coronada por un encabezado que rezaba: “De rottweiler de Dios a Benedicto xvi ”. En un contexto en el que la Iglesia participa activa y abiertamente en la política, el libro de Fazio es una severa crítica al sistema patriarcal, machista y “gerontocrático” (Enrique Dussel dixit) que representa en nuestros días. Obispos legendarios como Sergio Méndez Arceo, Hans Kung, Pedro Casaldáliga y Samuel Ruiz, entre otros, sufrieron la persecución de Ratzinger por la fobia de éste hacia la “herejía” llamada “teología de la liberación”. La “guerra de Calderón” es vista por el autor como el leit motiv que ha conducido al gobierno a crear una “diócesis militar”, es decir, “llegar a la cabeza de los militares en la medida de que en México hay un proceso de militarización, paramilitarización y mercenarización del Estado, que puede desembocar en un gobierno policial, autoritario o militar como ocurrió en América del sur”. Este volumen pone sobre la mesa la credibilidad de la Iglesia, su desprestigio y su complicada relación con los derechos humanos, El Vaticano funciona como un Estado y esa es la relación que guarda con los demás Estados, la dictadura del papado es la afirmación de un doble discurso, la Iglesia se erige como defensora de los derechos fundamentales del hombre pero nunca toma la decisión de preservarlos. Se trata, pues, de una mirada para la cual no todos los hombres son iguales • ga a momentos intensos y de gran autenticidad, como “La memoria/es el tacto, el peso/ incalculable/de lo que/ya no está” o “Le destrozan el alma/los cambios atmosféricos;/en los días lluviosos/lo aqueja un miedo/inexplicable/a dormirse/y soñar/con mariposas negras.” En Casi nada estamos ante un libro pleno y cabal, al que no le falta ni le sobra una palabra •
próximo número
Actualidad de El Gatopardo jsemanal@jornada.com.mx
A partir de El compadre general sol Desde hace tiempo tengo intenciones de escribir algo sobre Jacques Stephen Alexis, ese injustamente olvidado, o tal vez únicamente soslayado, novelista haitiano, autor de, entre otras obras narrativas, El compadre general sol. Para ser más preciso, esa idea surgió hace años, cuando, debido al terremoto en aquella isla, menudearon los reportajes al respecto, y en los suplementos y páginas culturales aparecieron muestras de la poesía y los poetas de Haití, mas no recuerdo que se haya mencionado a los narradores. Desde entonces coloqué a mano los dos libros de Stephen Alexis que tengo y bajé de la red su Prolegómenos a un manifiesto del realismo maravilloso de los haitianos. Quise localizar otras dos obras narrativas, de ahí que fuera posponiendo la escritura de ese texto que deseaba fuera lo más completo posible. Lo curioso, o tal vez paradójico, es que a pesar de lo antes dicho y del título de la columna, me temo que seguiré posponiendo ese artículo. ¿Por qué, entonces, el título de la columna? Porque los hechos recientes (estoy escribiendo esto el 5 de julio) y ver la novela de Stephen Alexis me llevó a reflexionar en algunas cuestiones de carácter literario que me parece sería necesario explorar. jsa nació en Gonaives el 22 de abril de 1922. Sus padres, además de tener ancestros célebres como patriotas, disfrutaban de una buena posición económica. El padre, hombre de letras, llegó a ser embajador. Y publicó una novela de la cual sólo tengo noticia y me parece muy atractiva por su título: El negro enmascarado. jsa desde temprano mostró preocupación social y fue militante comunista hasta mediados de abril de 1961, cuando fue asesinado por los tontons macoutes, en Haití. Era médico especialista en neurología y neuropsiquiatría, tal vez por eso son impresionantes los pasajes en los que se muestran cuestiones médicas, como los ataques de epilepsia de Hilarion Hilarius. Cuando vi en mi mesa de trabajo los libros de jsa, recordé la fuerza de los ambientes y de los personajes marginados de sus relatos. Recordé que la mayoría de los mejores narradores latinoamericanos y del Caribe coincidieron con nuestro escritor en cuanto a sus inquietudes sociales y su capacidad y eficacia para tratar el ambiente y los problemas de los jodidos; de las clases bajas, los llamarían algunos, o de lo proletarios, dirían otros. Recordé a José Revueltas y a muchos otros que abordaban esos temas y presentaban tales caracteres sin caer en los vicios del realismo socialista y sí, en cambio, haciendo aportaciones a la poética narrativa. De esos autores surgió lo que j s a denominó realismo maravilloso, Carpentier lo real maravilloso y algunos otros realismo mágico. Hubo otros autores (y autoras) que también presentaron en sus textos narrativos problemas sociales y políticos, como Magdalena Mondragón, que en su novela Yo, como pobre... disecciona el mundo de los basureros y la corrupción política dentro de ellos y del pri , entonces llamado prm . La relación de obras (buenas y malas) y de autores (buenos y malos, mexicanos y de otros países latinoamericanos) puede ser extensa. Lo importante, y es lo que me llevó a escribir esta columna, es que de pronto intenté hacer memoria de los actuales narradores y me percaté de la ausencia de ese tipo de personajes, ambientes y preocupaciones en la narrativa de nuestros días. ¿Será porque ya no hay pobres y los problemas actuales se reducen a los del narcotráfico, la insegu-
ridad, el derecho a decidir sobre mi cuerpo, el sexo seguro, la libertad para decidir mis preferencias sexuales y el ecocidio, entre otros de igual calibre? Lo digo así porque de ninguna manera pongo en duda la importancia de tales asuntos, pero ¿dónde quedó la voz de los jodidos? Desde luego que los jodidos nunca han sido, creo, escritores famosos (aunque sí ha habido escritores jodidos, sobre todo en sus inicios pero también a lo largo de su vida), pero no se puede poner en duda la existencia de escritores muy valiosos que han enarbolado la causa de los marginados, de los grupos depauperados y sin esperanza, víctimas de injusticias, abusos. Escritores que han sido portavoces, voceros de esas clases –que de manera reduccionista podríamos designar como todas las gamas de la pobreza–, de todo el drama que los acecha; y muchos de esos escritores no se han quedado en el ámbito de la denuncia, sino escrito verdaderas obras literarias. El problema es quién va a escribir de esos temas y contradicciones actuales. Y lo lamentable es que tal vez sea no por incapacidad, sino por prejuicios •
29 de julio de 2012 • Número 908 • Jornada Semanal
Ana García Bergua Lecturas en medio de la lluvia En algunos lugares del mundo los veranos son territorios cálidos, soleados y alegres, pero no es el caso aquí. Si no tenemos modo de ir a alguno de aquellos sitios donde el verano existe, los chilangos nos quedamos condenados a ver la realidad a través de una cortina de agua; caminamos sorteando charcos, olvidamos los paraguas por todas partes y sumergimos los coches en lagos que se forman de un momento a otro, o las piernas en el lodo y hasta la rodilla. Es tiempo de aguas, se dice, y efectivamente el agua se adueña de todo para emborronar nuestras vidas. Además, nuestra lluvia ha evolucionado, como dicen por ahí. Ya quedó en el pasado la famosa y enervante lluvia chinga-quedito –esa que empapaba lenta, pero segura, a los capitalinos de antes. Ahora nos ataca una lluvia abusiva, guaruresca. Parece que nos la envió uno de esos capos siniestros que andan por doquier: pura golpiza de agua con el granizo incorporado cual macana o chacos. Con tantas cosas que han pasado y siguen pasando en estas semanas, también llueve en el corazón, como dijo Verlaine. Será bueno refugiarnos, en lo posible, en el papel cálido y seco de los libros; dejar que la tormenta grite desde la calle y que el secretario de nosotros mismos se quede dando vueltas por calles sin salida en el frío internet. Les cuento de algunos libros que llegaron a guarecerse a casa y ahora me acompañan, ventanas adentro. Uno acuático, azul y melancólico: La tentación del mar, de Blanca Luz Pulido ( unam /La Cabra Ediciones), que por cierto le reza a la lluvia en una de sus páginas: “Lluvia total,/ silenciadora/ llévate el insomnio y el incendio,/ inunda las ciudades/ de un nuevo mar sin nombres,/ sin cuerpos/ sin memoria…”(“Lluvia.”) El libro de Blanca Luz Pulido, con prólogo de Eduardo Chirinos, es un anhelo de mar y una invocación de la infancia, un viaje en cuyas páginas encuentro un cielo de horchata y una respuesta existencial a esta lluviosa desolación: “En esta ciudad que no conoce/ nieve ni blanca navidad ni renos/ se alternan sin embargo estaciones ciertas:/ la del polvo, la del agua,/ la de las hojas secas,/ la del cielo gris;/ y siempre nos reservan,/ aunque a veces sumergido en hollín,/ un sol que rara vez incendia/ y escasamente hiela…” (“Año Nuevo,”) También, cosa de la época, han llovido, llueven y por lo que se ve, lloverán trancazos para largo. Para huir de estas pasiones y a la vez, digamos, evocarlas con sangre, sudor y una que otra lágrima, me acompañé de esta fantástica antología sobre el noble arte de darse de golpes siguiendo las reglas: Historias del ring (Cal y Arena), de Alejandro Toledo y Mary Carmen Ambriz. Cómo se disfrutan en estas tardes lluviosas los poemas, ensayos, relatos y fragmentos novelísticos sobre la gloria y el fracaso con la nariz ensangrentada. Empieza con el desolador “Por un bistec”, de Jack London, y se sigue con un desfile de estrellas del pugilismo literario: algunas que ya se esperan, como Hemingway, Cortázar, Dashiell Hammet, Ricardo Garibay, Norman Mailer, para continuar con narradores y poetas contemporáneos –Piglia, Joyce Carol Oates, Villoro, Samperio, Lizalde, entre muchos–, salteados con verdaderas exquisiteces, como los versos de Machado, Guillén, Apollinaire o el poeta-pugilista Arthur Cravan, el ensayo de Salvador Novo, entre muchos más. El trabajo a la vez fino y abarcador de Toledo y Ambriz da como resultado una antología exhaustiva que lo deja a uno exhausto y “pulido, fino y fuerte”, como dice el poema “Pequeña oda a un negro boxeador
PASO A RETIRARME
Orlando Ortiz
PROSA-ISMOS
arte y pensamiento ........
Jack London
cubano”, de Nicolás Guillén, que figura en ella: “Y de la suiza al shadow boxing,/ de la ducha al comedor,/ salir pulido, fino, fuerte/ como un bastón recién labrado/ con agresividades de black Jack.” Para refugiarme de la lluvia tengo también libros de visita, prestados, como estos Momentos de vida (Lumen, 1980), de la enorme Virginia Woolf, quien, como todos sabemos, encontró la muerte en el agua. En este libro se reúnen fragmentos autobiográficos que Woolf escribió en diferentes momentos. Leyéndolos esta tarde encuentro una pequeña frase que me hace pensar en lo que anunciará, en su vida, cosas abismales: “Hubo el momento del charco en el sendero, cuando por una razón que fui incapaz de averiguar, todo de repente fue irreal, quedé en suspenso, no podía saltar el charco, intenté tocar algo… el mundo entero devino irreal.” Lluvia de melancolía y anhelo, lluvia de golpes, lluvia de revelaciones desoladas. Tenemos lluvia para rato, lo bueno es que nos acompañan los libros •
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........ arte y pensamiento
Alonso Arreola alarreo@yahoo.com
Arreola en la Fonoteca Al fondo de la habitación, en el televisor que murmura sin que nadie lo vea, Jennifer López y Marc Anthony hablan a un grupo de músicos mayas de Guatemala. Los juzgan, en un español paupérrimo, para decidir si entrarán o no al reality musical Que Viva. Otra “buena” idea que a base de superficialidad quedará sin cumplir su cometido, pues al final sólo valdrán los cánones y artificios del entretenimiento. Observando su anglosajona latinidad, se nos ocurre que el súbito y esplinético malestar que llega al estómago tras escucharlos es un recordatorio a propósito de otras voces, de otros murmullos del pasado que estamos por ensayar en la computadora. Termina el mes de julio. Apagamos la tv . En nuestras manos yace el disco duro de 500 gigas marca Lacie con 109 archivos de audio en formato wav. Nos lo dieron hace unas horas en la Fonoteca Nacional mientras sus jardines, otrora pulmones de un poeta, se inundaban con el ondulante timbre de otro: Pablo Neruda. ¿Coincidencia? No. Más bien augurio. Juan José Arreola amaba al chileno desde que lo conociera en Zapotlán el Grande, siendo un recitador adolescente. Coincidamos, por puro juego, en que Neruda le da la bienvenida a Arreola a un mundo distinto, a otra forma de vida que, en el caso de quienes encarnaron la palabra, representa la mejor conservación: lo digital. Y es que este concentrado de archivos es, justamente, la digitalización de casi cien casetes que la familia del jalisciense guardó tras su muerte. Partidas de ajedrez, conferencias, programas de radio y televisión que Arreola grababa por cuenta propia en alguno de sus muchos artilugios Sony o Panasonic, a sabiendas de que su último legado quedaría en el habla. Acompañando al disco duro hay, además, tres hojas de índice que intentan diferenciar el contenido, algo difícil cuando la mayoría de los casetes apenas tenía escrita alguna referencia personal. Allí se lee: “Vida, cultura y magia, sobre José Clemente Orozco”, por ejemplo. O: “Conferencia”. O:“Canal 11, El arte de ser abuelo”, en donde se escucha su voz recordándonos que éramos felices en el vientre materno, cuando no oíamos nada más que un corazón acompasado con el nuestro... La pleamar y la bajamar, la marea de la respiración maternal… Porque el nacimiento es el inicio de nuestras angustias, un salir del mundo acuoso para asfixiarnos. En fin. No parece correcto parafrasear a quienes habitaron el sonido con superioridad. Muy pronto estarán disponibles estos audios para que cualquier interesado en la obra de Arreola se aproxime a la Fonoteca y los escuche en sus magníficas instalaciones. Creemos que, más allá de nuestra poca objetividad y conmoción por esa voz tanto tiempo silenciada, a muchos les gustará reavivar el diálogo con el maestro a través de lúcidas y humorísticas improvisaciones. Creemos, además, que contribuirá a un mejor estar, más callado, del televisor. r . i . p . // Descanse en paz Jon Lord, tecladista fundador de Deep Purple. Nacido en Lecester, Inglaterra (1941), junto a Ritchie Blackmore, Ian Paice, Rod Evans y Nick Simpler, fundó Deep Purple en 1968. Fue miembro de Whitesnake de 1978 a 1984 y recientemente participó en WhoCares, auténtico dream team al lado de su colega Ian Gillan, de Tony Iommy (Black Sabbath) y de Nicko McBrain (Iron Maiden). Se le recordará por su enorme capacidad para aprovechar elementos de la música clásica y del jazz en los terrenos del rock. Empero, se le recordará más por su contribución a clásicos coJohn Lord
mo “Smoke on the Water”, ése que termina: “No matter what we get out of this, I know I know we’ll never forget.” Cazando sonidos// Nos han hecho llegar The Almodovar Experience, music from and inspired by his films, acierto compilatorio que da continuidad a una colección del sello Music Brokers en la que también destacan tres volúmenes alrededor del director Quentin Tarantino. De Los Panchos y Flaco Jiménez a Bola de Nieve y Chavela Vargas pasando por Trini López, José Alfredo Jiménez y Lola Beltrán, este álbum doble nos remite a películas, escenas y personajes específicos del cineasta español quien, como pocos, ha sabido crear ambientes sonoros arquetípicos, entrañables, a partir del cancionero hispanoamericano. Excelente para un jueves por la noche, tequila en mano. En el mar virtual// He aquí una buena opción para tomarle el pulso al hip hop anglosajón: www.allhiphop.com. Más allá de contener noticias, rumores y reseñas, el sitio sobresale por su sección de videos. Y no se trata sólo de videoclips promocionales o producidos en torno a un sencillo. Hay un gran número de imágenes casuales, improvisaciones callejeras y “detrás de cámaras” que nos permiten atestiguar el talento verbal y mental que muchos de estos mc poseen •
Luis Tovar cinexcusas@yahoo.com
Guanajuato xv (i de iii) A tres lustros de su primera edición, entonces con el afortunado patronímico “Expresión en Corto”, el hoy Festival Internacional de Cine de Guanajuato – giff , por las siglas en inglés de Guanajuato International Film Fest– goza no sólo de una evidente consolidación sino, más allá de esa meta que tan huidiza se muestra en otros eventos de idéntica naturaleza, también disfruta la bien ganada fama de ser uno de los tres eventos cinematográficos de-a-deveras en México, ocupante tripartita de algo así como un podio compartido con los festivales de Guadalajara y Morelia. Desde la edición anterior en 2011, cuando se le rebautizó como giff , este magnífico esfuerzo de Sara Hoch y su cada vez más numeroso equipo de entusiastas dio señales claras de aquello en lo que busca convertirse: vale decir, lo que ha sido desde siempre más lo que en aras de crecimiento y diversificación sea positivo incorporarle. En otras palabras pensar en Guanajuato, en el mes de julio y cinematográficamente hablando, no ha dejado y con seguridad no dejará de significar “cortometrajes”, pero este segundo año de incluir secciones de largometraje de ficción en competencia –una internacional y otra local, ambas para operaprimistas– pone de manifiesto que el giff no nació ni será jamás coto privado del cortometraje. No obstante todo lo anterior y no obstante la presencia de notables filmes de largo aliento en la sección internacional –verbigracia Beasts of the Southern Wild, de la que se hablará bastante dentro de poco tiempo en México, y aquí en próxima entrega–, este sumaverbos razona que la verdadera médula del festival ha de seguir siendo ese género noble, difícil y siempre potencialmente exquisito llamado cortometraje. Consecuentemente, de algunos cortos han de referirse, con la brevedad que impone lo escueto del espacio, las siguientes líneas.
CINEXCUSAS
Jornada Semanal • Número 908 • 29 de julio de 2012
BEMOL SOSTENIDO
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Desolación temprana No solamente la ya referida Beasts of the Southern Wild sino también buen número de los cortometrajes que conformaron la sección internacional de ficción, tienen como protagonistas a menores de edad y, como rasgo en común, entre otros y claramente la desolación, manifiesta y resuelta en toda suerte de situaciones conflictivas. Una buena muestra es uno de los ganadores, Rotkop (Bélgica, 2012), codirigido por los hermanos Jan y Raf Roosens. La traducción literal del título es “idiota” y correspondería a la manera en la cual es motejado Olli, el protagonista, un chico a punto de cumplir años. Desde luego que no se trata de ningún idiota; es sólo que sin amigos ni interlocutores, con un padre que ni está presente ni es aludido ni, aparentemente, necesitado para cosa alguna –por cierto, rasgo que Rotkop comparte con otras historias provenientes de muy diferentes latitudes–, Olli vive en silencio la inminencia de sus dieciséis, y en silencio también se enfrenta a la soledad a la que lo obligan su carácter reservado, la reclusión de su madre, enferma de cáncer, en un hospital, así como el particular y poco comedido estilo que pueden tener los adolescentes para relacionarse con sus coetáneos. Dieciocho minutos de narración bien sostenida, una solución dramática que se vale de la contención para lograr tanto empatía como eficiencia, para una pieza breve de alcance largo. Menos afortunado que el anterior pero sin que eso signifique “malo” ni “fallido”, Henley ( eu , 2011) es la historia de un niño así llamado que vive a la vera de una carretera rural poco transitada, únicamente en compañía de su padre,
Beasts of the Southern Wild
un hombre cuya actitud le ameritaría quizá referencias al autismo, ya que no es sino Henley quien va y viene, del pequeño hotel desvencijado donde viven él y su padre a la carretera donde, para matar el aburrimiento, deja comida en medio de la carretera y aguarda la llegada del próximo animal que las eventuales llantas de algún automóvil ha de matar, para que él incorpore el dato al puntual registro que lleva. Más afortunado es el personaje homónimo de la coproducción danesaneozalandesa Brainy (2011), otro niño, éste de unos diez o doce años, que ha perdido a su abuelo, al que amaba, que vive en un ambiente rural, rodeado de unos cuantos vecinos solamente, y en compañía de una madre alcohólica incapaz de la menor comunicación con él. El de Brainy es un viaje psicológico que ha de llevarlo del pensamiento mágico al realismo, tránsito experimentado primero con dolor y más tarde aliviado por el bálsamo infrecuente de la solidaridad traducida en amor, o puede que al revés • (Continuará.)
arte y pensamiento .......
1 de julio de 2012 • Número 904 • Jornada Semanal
LA JORNADA VIRTUAL Prometeo, de Ridley Scott: orígenes, parricidio y el nacimiento de un nuevo clásico ( iii y última)
Naief Yehya
El solitario superdotado
conversación que mantiene con el Ingeniero sobreviviente es un misterio y será por años motivo de debate: ¿provocó su ira deliberadamente?, ¿trató de manipularlo?, ¿fracasó? Debido a sus habilidades cognitivas, así como a su capacidad para especular, David parece ser más humano que lo humano; sin embargo, su creador y padre putativo, Weyland, declara (frente a su hija sanguínea): “David es lo más parecido a un hijo mío, pero nunca morirá y nunca tendrá un alma.” Es claro que David (que en hebreo significa el elegido de Dios) sirve como nuestro reflejo, por tanto nos obliga a preguntarnos qué es el alma, y si es ese el fuego que Prometeo robó para nosotros. La frase que David memoriza de Lawrence de Arabia es: “El truco es no darle importancia al dolor”, lo cual parece ser su estrategia para soportar su condición de esclavitud. Una secuencia muy reveladora del carácter de este androide es aquella en que lo vemos hablando con pantallas, recorriendo la nave mientras todos duermen, andando en bicicleta, comiendo (¿necesita un androide comer o beber?) y anotando canastas imposibles que nadie va a celebrar. Estos actos juguetones y gratuitos no parecen ser producto de una mente robotizada.
El androide David (Fassbender), quien tiene el mismo nombre del astronauta de 2001: Odisea del espacio y fue creado a imagen y semejanza del hombre para que sus colegas humanos lo aceptaran como uno de ellos, es uno de los cyborgs más complejos de la historia del cine; no es un villano como Ash (Ian Holm, en Alien) ni un héroe sacrificado como Bishop (Lance Henriksen en Aliens); tampoco está atormentado por una misión redentora como la de Batty, a quien no le interesa saber por qué fue creado y sólo quiere más tiempo para vivir. David obedece a Weyland y mantiene una agenda secreta que parece ser la misma que tenía Ash, mientras hace creer que sirve a la responsable de la nave, la gélida Meredith Vickers (Charlize Theron), una comandante sospechosamente similar a Ripley (Weaver). Incluso antes de convertir a Charles en un vehículo para inseminar a Elizabeth con un xenomorfo le pregunta:“¿Qué harías para obtener las respuestas que viniste a buscar?” A lo que él responde con un comprometedor: “Todo y cualquier cosa”, que puede ser imaginado como la autorización que requiere David para llevar a cabo su cruel plan. Este es un androide vanidoso que se identifica con Peter O’Toole en Lawrence de Arabia (Lean, 1962), tanto en su apariencia como en su posición como outsider, como intermediario entre culturas. Su comportamiento dual evoca a Hal 9000 de 2001: Odisea del espacio, su destreza física recuerda a la Ripley híbrida humano-xenomorfa de Alien Resurrection (Jeunet, 1997), pero además tiene una actitud de sutil desafío y desprecio que no parece ser resultado de su programación. La breve
A LÁPIZ
naief.yehya@gmail.com
Preguntas y secuelas Esta es una saga extremadamente ambiciosa, construida a partir de mensajes a través del tiempo; desde los grabados hechos por civilizaciones antiguas hasta la despedida de la bitácora de Shaw, pasando por el llamado de auxilio al que responde el Nostromo, son mensajes en una botella tirados al infinito océano cósmico. Prometeo, como el monstruo de
Frankenstein, por momentos parece un collage fílmico, un metafilme compuesto de una diversidad de imágenes cinematográficas, homenajes, citas, paráfrasis y contrapuntos que van desde Kubrick hasta la pornografía tentacular japonesa. Esta es una cinta compleja, filme rompecabezas que exige verse varias veces y para el que Scott y sus guionistas Damon Lindelof y Jon Spaihts han inventado un universo amplio y deliberadamente han dejado docenas de hilos sueltos para extender las posibilidades narrativas y de la imaginación. El simple hecho de que Scott haya reclutado a Guy Pearce para interpretar a Weyland (en vez de haber elegido a un actor anciano) y que esté circulando en YouTube el video de la conferencia de Pearce, en el papel de un Peter Weyland joven en un futuro foro ted, nos anuncia que este personaje tomará mayor relevancia en los episodios posteriores.
Preguntas proverbiales En sus orígenes Alien era un filme en el que el mal radicaba en una gigantesca corporación que explotaba minas en la galaxia, producía armas y sacrificaba a quien le estorbara. Ahora el enfoque ha cambiado y los intereses corporativos parecen superfluos comparados con la necesidad de responder a las preguntas esenciales: ¿qué somos, de dónde venimos y por qué estamos aquí? Scott y sus guionistas aventuran una narrativa que juega con esas preguntas, pero responderlas no es su tarea; nadie que no sea un dogmático, un demagogo o un profeta puede atreverse a responderlas •
Enrique López Aguilar alapiz2000@gmail.com
j.s. Bach (i de iii)
La descalificación es un recurso usual entre los aficionados y usuarios del medio cultural. Quienes detestan la pintura abstracta dicen de las obras de Klee: “¿Y como a qué hora supo que ya era el momento de dar la última pincelada?” Los expertos hacen lo mismo. Borges dijo de Tolstoi y Dostoievsky que eran “célebres formas del tedio” y Juan Carlos Onetti deslizó un “¿y qué le ven al coso ese de Henry James?” Dentro de la construcción de un gusto estético no parece distinguirse dónde empieza la ignorancia y dónde una arrogante descalificación realizada desde el disgusto estético personal. Ningún autor ha podido librarse de diatribas, por lo que no es de extrañar que Johann Sebastian Bach haya padecido (de manera post mortem) socarronerías como la siguiente:“Bach escribió una sola obra, pero multiplicada mil cien veces.” No me propongo entender la fuente del tedio y la monotonía estética, que origina deslices como los indicados arriba, sino indagar someramente en la variedad de la obra musical producida por el compositor de Eisenach, nacido
en 1685, el mismo año que Händel y diez antes de la muerte de Henry Purcell; fallecido en 1750, seis años antes del nacimiento de Mozart y veinte del de Beethoven, lo cual lo evidencia como contemporáneo del joven Joseph Haydn (1732) y como un compositor “barroco” bastante arremetido dentro de lo que se conoce como el período “clásico” de la música. ¿Le convienen a Bach los epítetos de “barroco” y “preclásico”? ¿No es, en todo caso, un compositor tan barroco y preclásico como Händel y Rameau? Si la idea musical de “barroco” se adecua al estilo italiano, Bach no encaja del todo en ella. Si se acepta el concepto de “preclasicismo”, estrictamente todo autor previo al “clasicismo” es un “pre”, desde Monteverdi hasta Vivaldi (lo cual manifiesta la imprecisión de los prefijos a la hora de no saber dónde poner a los autores que no encajan con las clasificaciones convencionales de la historia tradicional del arte). Con Bach ocurre lo mismo que con muchos autores (como a las otras dos Bes canonizadas por Von Bülow: Beethoven y Brahms) cuya obra desfasa la convención de las etiquetas: no caben en ellas y las rompen. Críticos y comentaristas ubican como postrománticos a Tchaikovsky y Mahler. Ambos son “postalgo” pero, como decían los abuelos: “no es lo mismo lo mesmo que lo mismo”: con lo bueno que pueda tener el ruso, nada tiene que ver con la condición profética del alemán. Bach fue compadre de Telemann y admirador de Händel, pero de alguna manera ambos le quedaron chicos, no obstante sus respectivas grandezas autorales: la Música acuática junto al puerto de Hamburgo del primero, y la Música acuática del segundo son obras maestras bajo la perspectiva de una música circunstancial que enmudece junto a la complejidad estruc-
tural de las Variaciones Goldberg, concebidas como arrullo para las noches insomnes del conde Keyserling, benefactor de Bach, según lo contado por Johann Nikolaus Forkel, quien publicó la biografía del Cantor en 1802 (conseguible en la colección Breviarios del Fondo de Cultura Económica): “Respecto a esta obra, debemos agradecer la instigación del anterior embajador ruso ante la corte electora de Sajonia, el conde Keyserling, quien frecuentemente paraba en Leipzig y trajo consigo al antes mencionado Goldberg, para que recibiera instrucción musical de Bach. El conde estaba frecuentemente enfermo y pasaba noches de insomnio. En tales ocasiones, Goldberg, quien vivía en su casa, debía pasar la noche en la antecámara para tocar para él durante su insomnio. [...] En cuanto el conde mencionó en presencia de Bach que le gustaría tener algunas piezas de teclado para Goldberg, que debían ser de tal suavidad y de algún modo vivaces que le animaran un poco durante sus noches sin dormir, Bach vio que la mejor forma de cumplir con este deseo era mediante variaciones, cuya escritura había considerado una tarea ingrata debido a la reiteración de los fundamentos armónicos. Como para aquel tiempo todas sus obras eran consideradas modélicas, salieron las variaciones de su mano. De hecho produjo una sola obra de este tipo. A partir de entonces, el conde se refirió siempre a ellas como sus variaciones. Nunca se cansaba de ellas y, durante mucho tiempo, las noches de insomnio significaban: ‘Querido Goldberg, tócame alguna de mis variaciones.’ Bach nunca fue tan bien recompensado por sus obras como por ésta. El conde le regaló una copa de oro llena de 100 louis d’or. Aunque la recompensa hubiera sido mil veces mayor, pues su valor artístico no hubiera podido ser pagado” • (Continuará.)
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Jornada Semanal • Número 904 • 1 de julio de 2012
....... arte y pensamiento Germaine Gómez Haro
ARTES VISUALES
Mosaicos romanos
Postal desde Sicilia (i de ii) A Riqui Parra y Rosemarie Tasca dʼAlmerita, mis cicerones
La isla de Sicilia es una constelación formada por luminosos episodios de la historia de la civilización occidental que, con el paso de los siglos, han dejado huella en la inabarcable colección de excepcionales obras de arte de todos los tiempos, dispersas a lo largo y ancho de ese mágico territorio. La alusión a la constelación va más allá del sentido metafórico y se inserta en el ámbito mitológico al recordar la historia de Deméter-Ceres, diosa de la agricultura y la fecundidad, quien enseñó a los hombres el arte de cultivar la tierra y, según la leyenda, rogó a Zeus-Júpiter que Sicilia fuese ubicada en los cielos; de ahí la creación de la constelación conocida como Triangulum, cuya forma de triángulo isósceles se asocia a la silueta de la isla. Cuna de numerosos mitos de la Antigüedad clásica, recorrer Sicilia es revivir la lucha de Ulises y Polifemo, presenciar el rapto de Perséfone-Proserpina por Hades-Plutón, sumergirse en las aguas turquesacobalto en las que las Nereidas auxiliaban a los Argonautas, dejarse llevar por el canto de las sirenas ancestrales que atestiguaron el paso de fenicios, griegos, cartagineses, romanos, vándalos, ostrogodos, bizantinos, árabes, normandos, aragoneses, españoles, piamonteses, austríacos y borbones… Sicilia es un intrincado mosaico de fabulosas imágenes, aromas y sabores, y su pueblo –espejo de la hibridación de tan variadas culturas– posee un talante, una personalidad y un carácter propios, ajenos al resto de la Italia continental. Viajar por Sicilia es recorrer la historia de la civilización mediterránea resumida en sólo 25 mil 711 km² y descubrir los más alucinantes ejemplos de arqueología grecorromana, asentamientos púnicos, ciudades medievales, arte y arquitectura góticos, renacentistas, árabes,
barrocos, neoclásicos, que confluyen en un eclecticismo que es producto de esa fascinante hibridez cultural. Sicilia cuenta con algunos de los restos arqueológicos más preciados de la Antigüedad clásica fuera de Grecia y Roma. En Agrigento y Selinunte se conservan de pie soberbios templos estratégicamente emplazados en lo alto de colinas que dominan las aguas mediterráneas y que nada envidian a los más destacados edificios de la misma Grecia, como es el caso del llamado Templo e de Selinunte, dedicado a Hera, con sus esbeltas columnas de 10 m de altura, y que fue reconstruido casi en su totalidad y nos da la idea de la grandiosidad que habrá tenido esta ciudad de fusión griega y fenicia destruida por los cartagineses. Caminar entre sus escombros es igualmente disfrutable, pues se trata de un cementerio arqueológico poblado de restos de metopas, triglifos, capiteles y columnas de impecable y refinada factura. Otro encuentro asombroso es el conjunto de mosaicos de la Villa Romana del Casale, ubicada en la localidad de Piazza Armerina en el centro de la isla, una majestuosa mansión que conserva un impresionante conjunto de pisos recubiertos de mosaico que datan aproximadamente del siglo iv d c , y que milagrosamente se han conservado casi intactos, representando escenas mitológicas, eróticas, históricas, de cacería, costumbristas, entre las que destaca el panel donde aparecen diez muchachas en “bikini”, practicando diversos juegos y deportes. Un desafío a la modernidad, las escenas de la también llamada Villa Erculia muestran a un tiempo una complejidad compositiva y un refinamiento conceptual que las dota de una insólita vigencia contemporánea. El plato fuerte de la cocina artística de la antigüedad grecorromana en Sicilia fue, para quien esto escribe, la escultura en bronce conocida como El Sátiro Danzante de
Mazara del Vallo, una figura masculina de 2 m de altura que ostenta el dorso pronunciadamente arqueado hacia atrás y el rostro en actitud de éxtasis, lo que la asocia a los bailes orgiásticos del rito dionisíaco que se practicaban para alcanzar el trance. Una escultura de extraordinaria belleza y elegancia, única en su género, comparable quizás únicamente con los portentosos bronces de Riace encontrados en Regio di Calabria. El Sátiro Danzante, atribuido a Praxíteles, es uno de los ejemplos más sobrecogedores de la excelsa calidad técnica y el alto grado de sofisticación alcanzados por los artistas más refinados del mundo antiguo. La “eterna Sicilia” inmortalizada por el genial Giuseppe di Lampedusa es una inabarcable caja de Pandora de la que surgirán algunas viñetas más en la siguiente entrega • (Continuará…)
Sátiro danzante
Jorge Moch
CABEZALCUBO
tumbaburros@yahoo.com Twitter: @JorgeMoch
De manteles y legajos Hay en televisión, sobre todo en la de paga, muchos programas de cocina casi siempre de buena factura en la producción, aunque es común que caigan en el olvido porque el formato es muy parecido. Suele verse a un cocinero o a una chef atareados en un foro de televisión debidamente avituallado, convertido en amplia cocina donde se nos explica cómo se preparan las delicias por las que de este lado de la pantalla uno casi pasa del antojo al empacho, la boca hecha agua. La súper especialización en la cocina se hace evidente y ahora hay programas que sólo abordan determinadas preparaciones o se esmeran en un área específica de la alta cocina: hay programas de especialistas en comidas rápidas para la familia, de expertos cocineros de postres y aun en el rubro de lo dulce aquellos que se especializan en manufactura de chocolates, o en comida japonesa, y hasta hay programas de expertos en asados campiranos con el
Banquete del Gral.Obregón en honor de Charles B. Warren
cielo como techo y una serranía a la espalda. Que un programa de cocina destaque entre la abundante oferta de estas producciones requiere entonces una aproximación novedosa al milenario arte de guisar y, sobre todo, al de comer. Por eso resulta de agradecer un programa que no solamente ofrezca una producción impecable, sino información y entretenimiento a manera de guarnición apetitosa. El canal televisivo y revista Elgourmet.com lanzó a principio de año un programa estupendo que combina la historia de México vista desde la perspectiva rigurosa del historiador y al mismo tiempo rescatando, de la variopinta y vastísima pléyade de sucesos históricos que consideramos dignos de ser recordados, el contexto culinario correspondiente, y bajo la conducción siempre amena del historiador y novelista Benito Taibo el buen comer, desde la frugalidad hasta la glotonería, recorre la coyuntura que memorables banquetes imprimieron en la historia de una nación entera con La historia se sienta a la mesa. Aunque La historia se sienta a la mesa es básicamente un programa de buena cocina y sibarítico disfrute, se diferencia de otros programas –incluso del mismo canal– en varios aspectos. Para empezar, su conductor no es cocinero profesional pero sí un opíparo comensal y un espléndido conversador. Los chefs que aparecen en el programa son sus invitados, y recibe también, en cada capítulo, a un historiador diferente con el que va entreverando la explicación de la situación histórica que rodeó cada comilona. Así que lo que hacen Taibo y sus invitados es recrear los menús que se degustaron en algunos momentos clave de la historia de México en los sitios en que sucedió, y aquí está otro enorme atractivo del programa: las locaciones son itinerantes. De acuerdo con el episodio histórico es la comi-
da, la preparación y el sitio. Esto imprime un dinamismo singular al programa y lo aleja de cualquier posibilidad de repetición tediosa. Así, desde el Alcázar del Castillo de Chapultepec platicando con el director del Museo del Castillo, Salvador Rueda, mientras saltaban los elogios a las codornices rellenas que prepararon la chef Lucila Merlos y el chef Mikel Alonso, la historia se ha sentado a la mesa también en la Casa de los Azulejos, para recrear la barbacoa que comieron en su memorable encuentro Pancho Villa y Emiliano Zapata, pasando por la añeja exHacienda de Tlalpan o hacer una escala en los llanos de Apam, en Ocotepec, en la que fuera la hacienda pulquera de Leona Vicario –y recrear allí, por ejemplo, el exquisito pastel de frutas de La Bombilla, que fuera glotona debilidad y último platillo que vio Álvaro Obregón antes de ser asesinado por un fanático católico, según platica a cuadro el historiador Pedro Castro–, o aterrizar en el Acapulco perdido de Johny Weissmuller, Liz Taylor y Mike Todd, o en el Café La Habana, donde se encontraron Fidel Castro y Ernesto Guevara de la Serna o saltando muchos siglos atrás en el tiempo, para recrear el banquete de Moctezuma a Hernán Cortés –allí el estupendo Caldo de piedra– o, como el mismo comilón Benito rememora, al aroma de una exquisita carne en pulque saboreada en el patio de la Casa Azul de Coyoacán, reviviendo de mano de la chef Margarita Carrillo el festín que Frida Kahlo ofreció a León Trotsky en 1938, rondando a la mesa los fantasmas de Lev Davidovich, de Frida, de Diego entre los murmullos de esa casona entrañable. Estupenda muestra de buena televisión, esperemos que La historia se sienta a la mesa entre en una segunda fase de producción el año próximo. Porque es televisión amena, informativa y suculenta. Provechito •
ensayo
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oda lectura es provechosa, con tal de que nos demos cuenta de ello. Algunas lo son menos, otras más y en varias no hay capítulo, página o frase que tenga desperdicio. Entre las últimas se encuentra el Quijote, un libro que no contiene excesos y en el que Cervantes vertió toda la asequible sabiduría humana. A cualquier parte del libro adonde se asome el lector hallará la mejor literatura, además de grata compañía, consuelo, regocijo, motivo de risa y prudente consejo. Hay uno –entre los ciento veintiséis capítulos que constituyen el Quijote– al que volvemos recurrentemente, por tratarse de uno de los más hondos no sólo del libro, sino de la literatura universal. Es también uno de los capítulos más complejos por la materia que aborda, por la amplitud del tema que discurre, pues a fin de cuentas se trata de los extremos de la vida humana. Nos referimos al afamado discurso de las armas y las letras, al debate sobre el oficio y condición de los hombres dedicados al poder vis a vis los que profesan el arte. Bien que aún se practica la guerra, ésta se halla más desacreditada que nunca y eso habla bien del género humano. Antiguamente no era así: Esquilo, padre de la tragedia, prefirió que su epitafio aludiese a su participación en la batalla de Maratón antes que a sus méritos como dramaturgo. Cervantes mismo tenía por altísima honra que su brazo hubiese sido inutilizado en la batalla de Lepanto, cuando poco intuía de la fama que le reportarían sus escritos. Y Góngora hacía alarde de los portentos de su tierra en ambos casos: “¡Oh siempre glorïosa patria mía,/ Tanto por plumas cuanto por espadas!” La última guerra mundial fue la más atroz de que se tenga memoria. Se echó mano de los mecanismos y los artefactos más crueles y denigrantes y culminó con el uso de la desintegración atómica... Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería, comentaba el Caballero en su paradójica lucidez ante las primeras armas de fuego, pues con todo y su arrojo temía que una bala privase al mundo de la ocasión de hacerse famoso y conocido por el valor de su brazo y los filos de su espada. Los actuales conflictos armados ‒en su mayoría pugnas locales o focalizadas en una zona restringida‒ usan armamento y mecanismos letales sofisticados, coronados con ingredientes novedosos: la perversión, la insania, el terror. El origen de toda lucha armada se halla en el odio, la envidia, el orgullo, en el temor o la arrogancia, sobre todo. Hoy es común que los motivos sean la ganancia, la obtención de ventajas económicas
29 de julio de 2012 • Número 908 • Jornada Semanal
y no falta el que carece de argumento. ¿Cuánto menos son los premiados por la guerra que los que han perecido en ella? Las guerras civiles y de liberación del siglo pasado contenían todavía algo –sólo un poco‒ de la dignidad que alguna vez contuvo la guerra, cierto decoro de la antigua lucha armada, en la que no poseía aquel batallar una elaborada estrategia, sino la majestad sagrada de la furia humana. Las guerras mundiales del siglo xx extinguieron cualquier asomo de dignidad, de reconocimiento del valor humano; apagaron todo rastro de decencia de la batalla, tanto por las sofisticación de las armas, que acabaron con el valor y la gallardía que significaba el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, hierro contra hierro, como porque fueron las guerras más inciviles de que se tenga memoria.
El Quijote, las armas y las letras Leandro Arellano
La lucha armada representa una acción humana extrema. El ejercicio de las armas lo entendía don Quijote como la disyuntiva muchas veces inevitable de la condición humana, y como el mejor oficio humano de aquella época. Desde un punto de vista vigente no se equivocaba el Caballero, pues en la vida lo que importa primero es vivir y, de hallarnos ayunos de toda disyuntiva, la defensa de la vida a través de la guerra intensifica la sensación vital. En los tiempos que corren el ejercicio del poder sustituye a lo que don Quijote y la historia señalan como el ejercicio de las armas: el poder es la extensión de la espada y su actual manifestación. En el otro extremo, frente al ejercicio de las armas, del poder, de la historia, se encuentra el mundo del espíritu, y entre uno y otro polo se ubican las demás categorías humanas. La vida no lo es a plenitud si no conviven la materia y el alma. En el cabo opuesto, entonces, el mundo del espíritu habita y se manifiesta en el arte y la cultura y no cabe en la razón entera. “Quítenseme delante los que dijeren que las letras hacen ventaja a las armas: no saben lo que dicen”, señala sin remilgos don Quijote. Pero unos párrafos más adelante el mismo Caballero alega que las armas requieren espíritu, como las letras. Dice que el fin de las letras es alcanzar la justicia y que las armas tienen por fin la paz. En su misteriosa complejidad la vida produce existencias que tocan los extremos de uno y otro ejercicio. Roma, madre y maestra de las instituciones occidentales, fue fructífera en la combinación de ambos: Julio César y Marco Aurelio son ejemplos de esos seres que hacían uso de la espada y de la pluma sin confundirse. En época recienIlustración de Juan G. Puga te un ejemplo singular lo representa Winston Churchill, quien como líder de su país encabezó la resistencia mundial contra el nazismo y más tarde escribió una monumental historia de la segunda guerra mundial, con gran calidad literaria. Todos hablamos y escribimos –es sabido–, pero no todos hacemos literatura, y quien adopta el oficio del espíritu se adentra en espacios inusitados. Las armas y las letras representan, pues, los extremos de los quehaceres humanos, la práctica y la poética de la vida, habría dicho Alfonso Reyes en su lenguaje siempre luminoso. En medio ‒territorio extenso por definición‒ caben y se acomodan todos los tonos y cada ser humano se ocupa del suyo. No olvidemos, con todo, que sólo un arte y su ejercicio excede a todos aquellos que los hombres han inventado: la caballería andante •
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