La Jornada Semanal

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r a : n d o e i c l c o e s l 1 e 0 s m e d a la construcci ón

■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 10 de marzo de 2013 ■ Núm. 940 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

F abrizio A ndreella

l a r t e

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• América Latina, juventud y libertad, M arcos A guilar • Del suicidio al accidente, M arcos W inocur


bazar de asombros CARTA A JOSÉ MARÍA PÉREZ GAY

10 de marzo de 2013 • Número 940 • Jornada Semanal

Hugo Gutiérrez Vega

Querido Chema:

En el mundo contemporáneo, donde el poder mediático dicta que “ningún acto es real si no se torna en noticia importante y espectacular”, el arte de seleccionar qué sucesos, conceptos y personajes alcanzan dicho estatus ha dejado de ser tarea exclusiva tanto de historiadores –pioneros en este sentido– como de periodistas, pues a ellos se añade la hidra infinita del consumidor de información, permanentemente bombardeado con una cantidad no menos infinita de datos. En su ensayo, Fabrizio Andreella examina los pros y los contras inherentes a la confección casi forzosa, otras veces forzada y otras tantas reflejo de intereses ajenos a la sociedad en su conjunto, de listas que del maremágnum de la comunicación global entresacan “lo más relevante” –como los recurrentes top ten– para la construcción del propio Yo. Completan el número un artículo de Marcos Aguilar sobre la juventud en América Latina, una crónica de Agustín Escobar sobre trabajadores inmigrantes y un ensayo de Marcos Winocur sobre la diferencia a veces sutil entre el accidente y el suicidio.

Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

Cuánto me gustaría comentar contigo la versión al español de la obra de otro húngaro sacrificado por la censura, Miklós Bánffy (lo veo al lado del ancia­ no suicida Sándor Márai). Te informo que una edi­ tora peninsular publicó los tomos de la Trilogía transilvana (puedes pagarlos en cómodas mensua­ lidades o vender tu coche para pagarlos de contado. ¡Carajo, querido Chema, el precio de los libros da grima! Esta situación pide a grandes voces una in­ tervención del Estado). Las novelas se titulan Los días contados, Las almas juzgadas y El reino dividido. Me dice una joven magiar que estudia en nuestra universidad la obra de Mariano Azuela, que la traducción de los títulos es aceptable. Recuerdo, Chema, que hablamos de Bánffy, de su teatro, sus cuentos y sus memorias, y de la trilogía novelística perdida en las mazmorras de la censura (la pobre sufrió los encierros rumanos y húngaros, y se per­ dió por muchos años en el laberinto transilvano políticamente rumano, culturalmente magiar, pe­ ro por todos lados represivo y amante obsesivo, como el Santo Oficio vaticano, de las condenaciones y los encierros de los productos de la inteligencia libre). Sabíamos que, a fines de los ochenta, por fin se había publicado la trilogía en Budapest, pero el mundo tuvo que esperar hasta que la hija de Bánffy la tradujera al inglés y de esa manera menudearan las traducciones a otros idiomas y muy recientemente al español. Los alemanes la tradujeron hace algu­ nos años, pero no te habían llegado los volumino­ sos libros que una casa editorial de Hamburgo pu­ blicó en los noventa. En fin... Chema, Bánffy, el “imperio perdido” y la violentada Transilvania, cir­ culan ya en los excelentes libros de esta trilogía que recoje los últimos momentos de ese imperio res­ quebrajado que tú analizaste con enorme talento y erudición prodigiosa en tu ya clásico libro sobre la decadencia y caída de la estructura habsbúrgica Bánffy, el señor conde de Losoncz, muerto en 1950, fue un noble transilvano y un hombre del Renacimiento. Sabía de todo y practicaba con des­ treza casi todas las artes. Fue ministro de Relacio­ nes Exteriores de Hungría y luchó en contra del injusto Tratado de Trianon, que despojaba a su país de una gran parte de su territorio, incluyendo Tran­

silvania, región en la que la identidad magiar tenía (y sigue teniendo) una fuerza indiscutible. Bánffy siguió viviendo en su Transilvania ya ru­ mana y huyó en 1947. Sus últimos años los pasó en Hungría, silencioso y decepcionado. Sus obras dormían en los archivos de la Securitate y en los de la policía política húngara. Alguna noche (o madrugada) en la oficina de nuestra querida jefa Carmen Lira, les conté una cu­ riosa anécdota transilvana que nos hizo reír: Una tarde soleada del verano de 1965, tomábamos unos vasos de buen vino blanco rumano en una taber­ na de la placita de Sigishoara. Presidían la reunión Alberti, Neruda, Asturias y el poeta rumano Eugen Jebeleanu. Se nos acercó una gitanilla y me entregó un ramito de violetas. Busqué monedas y sólo en­ contré un billete de diez leis. Se lo dí, lo miró con sorpresa, gritó algo en magiar y me dedicó una son­ risa imperecedera. Jubeleanu, riendo, tradujo: “Te acaba de decir: ‘¡Qué viva tu esposa francesa!’” Para la paisanita de Bánffy, un caballero tan gene­ roso debía tener una despampanante y elegantísima esposa francesa. En fin, querido Chema. Aquí están ya los libros de Bánffy. Merecerían, al igual que los de Márai, que tu pluma los comentara, pues ambos nos ha­ blan del imperio perdido, pero, sobre todo, de los caminos del amor y del gran misterio de la vida.

José María Pérez Gay. Foto: Roberto García Ortíz/ archivo La Jornada

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Losempapelados de las

granjasPeri & Sons Agustín Escobar Ledesma

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na tarde de 2008 echaron químicos a la ce­ bolla y con la nevada de la noche se con­ gelaron; luego, al otro día por la mañana, cuando andaba la gente en el field, unas ochocientas personas, a la hora que salió el sol, el químico se descongeló y se evaporó; me tocó ver a más de ciento cincuenta trabajadores que cayeron intoxicados por la nube del químico. Entre más co­ rrían más resollaban y más les afectaba; me salvé porque yo había trabajado en la noche y a las siete de la mañana, cuando apenas me iba a dormir, vi el tiradero de gente en el field; no hubo muertos pero sí más de ciento cincuenta compas que cayeron fu­ migados y a los que tuvimos que acarrear en camio­ nes a los hospitales.”

primero en el ombligo y luego más arriba de la pan­ za y en las manos salían ronchas; no había médico ni medicinas pa’ las ronchas; nomás los ma­ yordomos nos arrimaban pomadas que traían en la bolsa; sólo que alguien de a tiro estuviera muy mal, lo llevaban al doctor.” A raíz de la intoxicación sufrida por los jornale­ ros en Yerington, éstos realizaron una huelga que duró dos semanas, en la que participaron alrededor de mil 400 empleados de Peri & Sons Farms, con visas de trabajo temporales h -2 a , oriundos de di­ ferentes estados de la República Mexicana, siendo trescientos de ellos de los municipios de Cadereyta, Ezequiel Montes, Tolimán y Peñamiller, enclavados en el semidesierto queretano.

EL SEMIDESIERTO

LOS EMPAPELADOS

La dantesca escena, ocurrida en 2008 en los campos de cultivo de cebolla de la empresa agroindustrial Peri & Sons Farms, de Yerington, Nevada, fue tes­ timoniada por José Dolores González Regalado, campesino oriundo de San Miguel Palmas, Pe­ ñamiller, un oasis enclavado en medio del semi­ desierto queretano curtido de piedras y cactáceas, y ayuno de fuentes de empleo. José Dolores González es un hombre viejo, del­ gado y correoso; a sus setenta años resiste más que los jóvenes de treinta. Otra característica suya es su buen humor, porque aún ante la tragedia ocu­ rrida se muestra sonriente; para él, trabajar al rit­ mo del neoliberalismo ‒de siete de la mañana a las diez de la noche‒ es una realidad que supera con mucho a las jornadas porfiristas de sol a sol.

Los primeros trabajadores de San Miguel Palmas, Peñamiller, que fueron a Yerington para trabajar en la pizca de la cebolla, llegaron durante la segunda guerra mundial, cuando los estadunidenses requi­ rieron de mano de obra barata y establecieron, con el gobierno mexicano, el Programa Bracero, de 1944 a 1962. Actualmente, en el semidesierto queretano existen cientos de braceros que cuentan con visas de trabajo temporal h -2 a , y son conocidos en la región como los empapelados (por su condición de contar con papeles para trabajar en Estados Unidos), que emigran a la pizca de cebolla a Yering­ ton, donde trabajan de agosto a diciembre. Los em­ papelados viajan por su cuenta a Hermosillo, So­nora, y de ahí a Yerington la Peri & Sons Farms se encarga de costear los gastos que el viaje les genera.

LA HUELGA La intoxicación de centenares de traba­ jadores binacionales con agroquímicos en 2008 fue la gota que derramó el vaso de las injustas condiciones laborales de los empleados agrícolas de Peri & Sons Farms, quienes también vivían hacina­ dos en barracas y sin servicios médicos, de acuerdo con el testimonio de José Do­ lores González Regalado: “Yo miraba que a las altas horas de la noche la em­ presa mandaba quemar los envases de los químicos; el contacto con esos quí­ micos nos afectaba, nos salían ámpulas

LA DEMANDA En 2008, la Secretaría de Relaciones Exteriores del gobierno mexicano, como parte de su Programa Técnico Jurídico Especializado para Mexicanos en el Exterior, contrató los servicios del bufete de abogados Hughes, Socol, Piers, Resnikc & Dym (hsprd ), con sede en Chicago, Illinois, para deman­ dar a la citada empresa agroindustrial. Después de varios años, en 2012, dicho bufete de abogados ganó la demanda a la empresa espe­ cializada en cebolla por más de dos millones de dólares, para indemnizar a los trabajadores tem­ porales pertenecientes, principalmente, a los es­ tados de Querétaro y Guanajuato, con montos que van de los doscientos a los 7 mil dólares por jor­ nalero. Don Lole se muestra compungido porque, a pesar de que desde 1989 trabaja en la pizca de ce­ bolla en la referida empresa agroindustrial, sólo le corresponden 260 dólares de indemnización, cantidad con la que no está de acuerdo porque trabaja más que los jóvenes de treinta: “Sabe que pasará –se pregunta y se responde a sí mismo-; ¿será que cuando fue la huelga yo no estuve allá? No sé. Yo siempre he trabajado de doce a quince horas diarias de lunes a domingo, orita me pagan la hora a 12 dólares porque tengo un trabajo es­ pecializado, no diré que de mucha ciencia, pero sí es de aguante, porque ha habido ocasiones en que han cambiado hasta a cuatro o cinco trabaja­ dores porque no resisten. Allí no nos pagan horas extras; en unas ocho horas uno tiene que llenar diez costales de cebollas, sólo las que uno quiera trabajar, ocho como mínimo; a otros les pagan la hora a 10.48 dólares, pero lo que el gobierno establece es de 7.80.” Por su parte, Antonio González Ri­ vas, quien al igual que don Lole es de Misión de Palmas, Peñamiller, menciona que a él Peri & Sons Farms lo indemni­ zará con 6 mil dólares, razón por la que se da por bien servido, además de que, a partir de la huelga, los trabajadores ce­ bolleros con visas de trabajo h -2 a mejo­ raron sus condiciones laborales y el pa­ go por hora: “Antes de la demanda nos pagaban la hora a 5.25 dólares en la bo­ dega, en el empaque, y en la cosecha a 6.25, y ora nos pagan a 10.43 la hora.” • Fotos: periandsons.com


10 de marzo de 2013 • Número 940 • Jornada Semanal

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América Latina, Marcos Daniel Aguilar

Vivo mi juventud en noviazgo impaciente

como el buen labrador esperando su trigo.

Carlos Pellicer, “América mía” (1922)

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n 1932 el escritor colombiano Germán Arcinie­ gas (1900-1999) publicó su primer libro titula­ do El estudiante de la mesa redonda. En él, este pensador de corte humanista aseguró que el pasado y el futuro de Hispanoamérica tuvo y tendrá como eje rector la búsqueda de la libertad, un valor que sólo será alcanzado gracias a sus juventudes, como lo dictara en su momento el uruguayo José Enrique Rodó a toda esta generación de latinoame­ ricanos que le dieron forma no sólo a las letras, sino a diversos sistemas educativos y políticos durante el siglo xx . ¿Por qué Arciniegas hizo este llamado a la juven­ tud? Parece ser que hace ochenta años Germán pudo moldear en un libro todas sus experiencias e ideales sobre la transformación de América. Deseos que le llegaron desde dos polos de atracción continental; dos revoluciones estudiantiles que se encontra­ ron en un punto intermedio del espacio y el tiempo. Pues, por un lado, Germán conoció en su adolescen­ cia las jornadas que los jóvenes mexicanos implan­ taron para destronar al caduco sistema porfirista previo y durante la Revolución mexicana; pero tam­ bién el colombiano fue deslumbrado al saber sobre la organización estudiantil que efectuaron en Cór­ doba, Argentina, para alcanzar la autonomía uni­ versitaria en 1918. Colombia se convirtió en receptáculo de estas uto­ pías que fueron y siguen siendo elementos de análi­ sis para entender el pulso político. Pero muchos años antes de la escritura de este libro ‒el cual habla sobre la tradición hispánica por alcanzar la liberación del espíritu y la búsqueda de la justicia‒ este pensador bogotano fundó su propio movimiento estudiantil. Y no lo hizo solo, recibió la ayuda de un joven me­ xicano de nombre Carlos Pellicer (1897-1977). Colombia y México están unidos no sólo por la historia reciente, sumergida entre la violencia y el desprestigio de la política; también los une la larga tradición de intercambios culturales, como lo fue una misión mexicana a Colombia que comenzó en 1917, hace noventa y cinco años, emprendida por un vein­ teañero que, aún sin libros publicados, llegó a esta nación. Carlos Pellicer, elegido por la Federación de Estudiantes de México durante el gobierno de Ve­

Manifestación del Movimiento Estudiantil Colombiano, 8 de junio de 1929.Foto: somosnuestramemoria.blogspot

nustiano Carranza, llegó para entablar lazos amis­ tosos y de reconocimiento con las federaciones de algunos países sudamericanos. Al llegar, Pellicer se dio cuenta que este país no tenía una federación de estudiantes, por lo que deci­ dió conformar una. ¿Carlos Pellicer promotor de una asociación en Sudamérica? Así es, y lo hizo al lado de otro estudiante que a la distancia se convertiría en uno de los pensadores más importantes para la re­ gión: Germán Arciniegas. Durante sus primeras ac­ tividades en Bogotá, el tabasqueño fue invitado a dar conferencias en asociaciones civiles, como la Socie­ dad Voz de la Juventud, donde invitó a sus miem­ bros a crear una federación que pudiera cambiar “el destino de América”, para contrarrestar a la llamada “afrenta septentrional”. En este discurso de febrero de 1919 se refería a la política intervencionista de Estados Unidos, la cual no veía con buenos ojos que los gobiernos revolu­cio­na­ rios de México fomentaran amistades con na­c iones de la América hispana, pues los “yanquis, no tienen el derecho de sentirse los vigilantes”. Desde esos días la idea bolivariana y antiestadunidense de Carlos Pellicer se incrementó al compartir estas ideas con su compañero colombiano, quien también comen­zaba a saber que la política yanqui estaba en contra de aque­ llos movimientos estudiantiles que exigían del con­ tinente un cambio en la manera de pensar y aplicar la política. Arciniegas recordaría después, en su Estu­ diante de la mesa redonda, que durante esta campaña universitaria deseaba erradicar las “intrigas, bajezas,

y vulgaridades” que los políticos practicaban, para forjar una nueva generación constituida por los jó­ venes en la que los valores de justicia e inteligencia fueran los rectores en las dinámicas sociales. El bogotano decía: “Sólo la juventud tiene revela­ ciones. A veces parecen demagogos. Levantan, sobre cajas de pino, en los mercados, sus tribunas, buscan­ do caminos para llegar al corazón del pueblo. Y quie­ ren apoyarse en el pueblo para volcar un sistema que condenan con todas las fuerzas de su espíritu… En el fondo, el estudiante no es sino un político. Le inte­ resa la vida del Estado, quiere hacer un Estado a ima­ gen y semejanza de su pueblo.” Al igual que Pellicer, detestaba que mientras en el sur del continente se hablaba de aires de justicia, desde el norte los yan­ quis se esforzaban en vender carros y créditos que a la postre endeudarían a muchas personas en la re­ gión. Por ello, durante estos discursos, el estudiante Carlos invitaba una y otra vez a “crear la federación de estudiantes colombianos, crear, como dice el ar­ tículo segundo de la Federación Mexicana, una clase estudiantil compacta, fuerte y culta, y capaz de ejer­ cer una acción eficaz en los destinos de la patria, pa­ ra trabajar en pro de nuestra felicidad”. ¿Por qué América Latina sigue siendo el mismo centro de ansiedades e injusticias desde entonces? Tal vez porque se ha olvidado el esfuerzo de estos hombres que pugnaron algún día por la unión; un conflicto que estos dos futuros protagonistas de las letras deseaban resolver. Conforme corrían los me­ ses, la dupla continuó trabajando para formar un congreso que permitiera el alzamiento de la fede­ ración. Durante un mensaje que Pellicer ofreció en la Sociedad Jorge Isaacs del Colegio Ramírez y Araujo dijo: “Debemos destruir la indolencia y la apatía en que vivimos; es urgente que nos organicemos recia­ mente, la acción de la juventud organizada será la que decida el futuro de nuestras nacionalidades”, y que por ello habría que observar detenidamente a ese pueblo que le ha quitado Panamá a Colombia, el “Pirata Magno muy siglo xx ”. El joven poeta había identificado que entre Méxi­ co y Colombia no sólo había un lazo de tradición literaria o estética, sino un dolor “provocado por el mismo ladrón”. Después de varias gestiones, hacia Germán Arciniegas


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juventud y libertad septiembre de 1919, el mexicano logró constituir una Asamblea de Estudiantes en Bogotá, en la que pudo presentar al fin sus credenciales. Su secretario per­ petuo era Germán y, en el discurso inaugural, Carlos dejó por sentado que él había llegado a trabajar, a unir a la juventud colombiana y a presentar un pro­ yecto, como el de Simón Bolívar, y organizar un con­ greso internacional, en este caso de estudiantes la­ tinoamericanos que se llevaría a cabo en México en 1921 bajo los auspicios del entonces secretario de Educación Pública, José Vasconcelos. Para Pellicer esta misión era indispensable, ya que sabía que con una juventud organizada se llegaría al “triunfo y ella constituye la única esperanza mayor de la patria. Las juventudes organizadas de Nuestra América han empezado ya un nuevo camino de trascendental tra­

“Arciniegas ha puesto todas sus energías y talentos al servicio de la causa estudiantil en Colombia. Des­ de hace tres años está trabajando por la consecu­ ción de sus fines nobilísimos. El joven Arciniegas me acompañó incansablemente en mis luchas para crear la federación estudiantil, por ser él marcadamente liberal no había fructificado en esta ciudad pecami­ nosamente católica… Yo he proclamado en mi dis­ curso de presentación de credenciales el triunfo de Germán Arciniegas. A su voluntad, mayor que su talento precioso, debe la juventud de Bogotá en gran parte la organización que yo tuve la honra de iniciar y de consolidar por los grandes méritos expresa­ dos y por su gran amor y admiración por México.” Este movimiento de luchas políticas, de anhelos de libertades y comuniones universitarias sería re­

Carlos Pellicer

neración? La respuesta la encontró Germán en las aulas de la universidad, aquel lugar “que ha de servir para que desde ella las juventudes juzguen lo que constituye el fundamento material y moral de la patria. La visión futura de la uni­ versidad es la de un gran laboratorio po­ lítico, la de una empresa política con una idealidad nueva”. Debido a su pensamiento crítico, Arci­ niegas sería exiliado en la década 1940 por los gobiernos autoritarios colombia­ nos; por sus ideas liberales, también Pelli­ cer sería encarcelado después de apoyar la campaña presidencial de José Vaconce­ los. Además, el poeta de Villahermosa nun­ ca dejaría de escribir poemas y ensayos a favor de la democracia y en contra de las dictaduras. Este fue el nacimiento de dos colegas en las letras y compañeros en la re­ volución. Después de este viaje sudameri­ cano y de otro más que emprendería al lado de Vasconcelos en 1922, Carlos Pellicer es­ cribiría uno de sus más célebres poema­ rios, Piedra de sacrificios, en cuyo prólogo escribió Vasconcelos que Pellicer –también Germán‒ “pertenecía a esa nueva familia in­t ernacional que tiene por patria el conti­ nente”. El poema central, el más álgido de Piedra de sacrificios es “América mía” y está dedicado a Germán Arciniegas. Mientras que El estudiante de la mesa redonda, de Ar­ Marcha de la Federación de Estudiantes Universitarios en Colombia, octubre de 2011. Foto: Gisell Medina ciniegas, tiene una especial dedicatoria a Carlos Pellicer. zado”. Esta voluntad siempre estuvo ahí, ya que en cordado por Germán en el prólogo de su primer libro, Para ambos, América sólo podía alcanzar un esta­ su intento por pasar de la asamblea a la federación donde escribe que en los tiempos en que era secreta­ do de bienestar a través del trabajo revelador y rebel­ tuvo que vencer las adversidades que los egoísmos rio de la asamblea de estudiantes se respiraba una de de sus juventudes, de aquella juventud america­ y las mezquindades políticas arrojan, pues estudian­ “juventud torbellino, soplo de eterna ilusión”, mo­ na que se organiza y piensa, que conoce su pasado y tes de jurisprudencia y de otras escuelas rechazaron mentos en que él y el mexicano se daban cuenta de exalta sus emociones. Como aquellos monjes medie­ la propuesta del mexicano. que sus países iban perdiendo el rumbo hacia la de­ vales que salieron de sus cátedras de teología para Al principio, todos aceptaron la presidencia de un mocracia; mientras Estados Unidos convertía poco predicar en las plazas públicas; como esos navegan­ estudiante de medicina, pero después los delegados a poco a América Latina en una colonia económica e tes que se lanzaron a la mar y encontraron un nuevo comenzaron a faltar. Carlos Pellicer escribió en sus incluso moral. A pesar de esto, Germán Arciniegas y continente; como esos preparatorianos mexicanos informes y correspondencias que ningún rector o Pellicer querían convocar a sus colegas para no per­ que ya no quisieron más al dictador, o esos argenti­ profesor quiso apoyarlos, pero que, con terquedad y der el sentido de la libertad, pues como dice El estu­ nos que dieron su vida por conseguir sus derechos. vanidad propias del veinteañero, él y Germán pudie­ diante de la mesa redonda: “América no vende su alma: Aquella juventud humanista es América, la que no ron conformar al fin la Federación de Estudiantes de no la vende el pueblo, no la venden las juventudes, se deja vencer por la cerrazón ni la violencia, la que Colombia en septiembre de 1919. Carlos Pellicer re­ que son la América esencial.” Entonces, ¿cuál era la crea nuevas formas de diálogo y de trabajo para hu­ cordaría así estas jornadas al lado de Germán duran­ solución que estos dos estudiantes propusieron para manizar la política. Porque América no es otra cosa te su informe de labores a las autoridades mexicanas: el continente y para transformar la política de su ge­ que eso, juventud y libertad •


entrevista con Floriano Martins

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Ricardo Venegas

Poesía para romper los límites Foto: Raimundo Gadelha

–Dices: “A morte se expressa sempre a cântaros, o que a vida raramente consegue.” ¿Siempre están ligados Eros y Thanatos?

es poeta, editor, ensayista, traductor y artista plástico. Se ha dedicado en particu­ lar al estudio de la literatura española, especialmente de la poesía. Fue editor de Resto del Mundo (1988/89) y la revista Xilo (1999). En 2001, por invitación de Soares Feitosa, creó el proyecto Banda hispánica, base de datos de poesía perma­ nente y de circulación virtual, integrado en Jornal de Poesía. Es autor de los libros de poesía Tres estudios para un amor loco (con prólogo de José Ángel Leyva, 2006), Teatro imposible (2007) y Fuego en las cartas (traducido del portugués por Blanca Luz Pulido, 2009), entre otros.

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n tu libro Pequeño bosque de imitaciones se combina la imagen y el poema erótico, ¿se amplía el lenguaje al ilustrar la poesía?

‒Yo no pienso en ella como ilustración. En este mismo librito, los dos lenguajes son de algún modo independientes, pueden llevar vida propia por separado, pero cuando se encuentran hay una nueva configuración de la imagen, sea la que proyecta la prosa poética, sea la que llega has­ ta nosotros desde adentro del montaje fotográfico. Es curioso que hables de poema erótico cuando en verdad es una autopsia que se hace a un cadáver femenino. Por supuesto que es también la metáfo­ ra de un mea culpa que un amante hace en su amor perdido (muerto). Pero sí, es verdad, la muerte tiene su carga erótica.

–Dices en Tres estudios por un amor loco: “No hay pruebas del amor, todo es risible en los argumentos”, ¿es el destino del poeta dar fe del desencanto?

‒La palabra destino es una trampa, pues se trata de una fatalidad. Su sentido religioso es de conde­ nación, o cuando menos de algo inevitable. Además hay que referir aquí que en el largo poema dramático del que hablas, del libro Tres estudios por un amor loco, existe un conflicto de ideas entre los dos personajes, Barbus y Lozna, así que allí no cabe expresar exac­ tamente mi opinión, pero se trata de ampliar esa re­ lación conflictiva entre el amor y su imposibilidad, de jugar con la condición trágica del amor de los per­ sonajes. Al poeta le debe importar más señalar los puntos de conflicto entre las relaciones, que pro­ piamente encontrar una solución para ellas. Pero uno no se siente condenado a eso, o sea, no hay destino, sino afinidad con esa tarea mágica de identificar di­ sensiones entre las cosas. –Has entrevistado a poetas de toda Latinoamérica (Escritura conquistada). ¿Cuál es el balance de esta poesía y el de esta experiencia?

‒El balance posible tiene que ver con la experien­ cia del diálogo entre poetas, la generosidad de las

Floriano Martins (Fortaleza, Brasil, 1957)

‒Como ya decía, sí, los dos están siempre ligados, como las dos caras de la misma moneda, como todo este juego infinito de las dualidades. No olvides que el hombre es él mismo y otro. Es una lástima que en general esa oposición entre contrarios sea compren­ dida en el sentido de eliminación uno del otro, cuan­ do en verdad es su riqueza; es conflicto, sí, pero como enriquecimiento del ser, como fuente de descubri­ miento de la identidad. El arte mismo es fundamen­ tal en eso del juego de los disfraces, en señalar los misterios esenciales que están detrás de las máscaras.

No hay destino, sino afinidad con esa tarea mágica de identificar disensiones entre las cosas.

voces que componen el espacio de conversación. Yo tuve la suerte de encontrar poetas que, además de su rica expresión poética, son intelectuales interesados en hablar de su poesía, su visión de mundo y permi­ tir a nuestros lectores un ambiente muy rico de infor­ mación sobre la tradición lírica de sus países y el ambiente cultural en que ellos mismos actúan. Y algo no menos importante: que saben cómo hacerlo, sa­ ben cómo despertar la pasión por la poesía. Parece natural, pero es raro. Así que yo mismo salgo siempre enriquecido de cada diálogo, y el libro del que hablas –cuyo principio de conquista de una escritura ya es­ tá afirmado en su mismo título– sigue su viaje, pues sigo agregándole nuevas entrevistas. Y me parece imposible hablar en un espacio corto como éste de un balance de la poesía latinoamericana, por su ampli­ tud, diversidad, riqueza estética, etcétera. –¿Cómo te referirías a la poesía mexicana actual en relación con la de Brasil respecto a los registros de ambas tradiciones?

‒La lírica mexicana es demasiado formalista, y lo mismo podemos decir de Brasil. Hay una presencia muy fuerte del catolicismo en la formación de nues­ tros intelectuales de extracción modernista, la carta de fundación de nuestra entrada en la modernidad trata de definir casi como un abismo el ser y el hacer poesía. La experiencia más grande de liberación de la esencia poética, que fue la generación de Contem­ poráneos, por ejemplo, aunque sea fundamental en sus riesgos de lenguaje, ha rechazado –mejor, ha si­ lenciado, cuando era necesaria su firma– la aventura surrealista, incluso alrededor de la presencia en Mé­ xico en los años treinta de André Breton. En este sen­ tido, hay un libro de Fabienne Bradu de lectura in­ dispensable para todos los poetas mexicanos. Por supuesto que nada tiene que ver con un reclamo su­ rrealista, sino con el hecho de que aislar al creador de su creación implica una hipocresía. Pero me pregun­ tas de la poesía actual y yo creo que la actualidad está formada por dos ambientes, uno visible y otro invisible. La tradición crea sus cadenas y la ruptura necesita sus disfraces para adentrarse en la fiesta del Parnaso. Los efectos mediáticos hoy me llevan a la siguiente indagación: ¿lo que busca uno es cuestio­ nar el lenguaje o hacerse parte del Parnaso? Ade­ más, existe el efecto tecnológico, la facilidad con que uno hace circular sus versos. Como ves, no es más importante buscar una relación entre dos tradicio­ nes líricas, sino comprender, ante la apertura, otros mundos, cuáles son nuestros errores, nuestros vi­ cios, pero sobre todo nuestros límites, para entonces romperlos •


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ensayo

Jornada Semanal • Número 940 • 10 de marzo de 2013

Edith Villanueva Siles

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ace algunas décadas no se hablaba de las dro­ gas abiertamente entre miembros de la fami­ lia, mucho menos de los adictos: toxicómano, vicioso, heroinómano, cocainómano, envi­ ciado, inyectado, eran palabras tabú. Se pensaba que quien se atreviera a abordar el tema hablaba con co­ nocimiento de causa. Podría describir cómo la heroí­ na provoca una fuerte dependencia física y psíquica, pero lo que me ocupa en este momento es el otro lado de las adicciones, el que se oculta con programas co­ mo el que provee el gobierno de Nueva York, al que llamaré “vive sin heroína, consume metadona”. Acostumbrada al periodismo sensa­ cionalista del Estado, esa mañana escuché que se esperaba una onda de calor y que la intensa humedad había alertado a las au­ toridades, así que ese día se abrirían los refugios con aire acondicionado para la población en riesgo: niños y ancianos. Hi­ ce caso omiso de la alerta y salí con mi hija al parque. Con mucho esfuerzo para respi­ rar logramos llegar a una pequeña área de juegos en donde había unos aspersores de agua para refrescarse. Mi hija corrió hacia ellos y yo me senté en una banca. De acuerdo con la ley de áreas de juego de ny , ningún adulto que no vaya acom­ pañado de un niño puede estar allí. Sin embargo, la mayoría de las veces, especial­ mente en las áreas alejadas de Manhattan, como Brooklyn, Queens y el Bronx no hay vigilancia, además de que sería un trabajo muy aburrido andar buscando adultos sin niños, y ese mismo adulto a su vez tendría que estar acompañado por un menor. Aquella tarde había más adultos y per­ sonas de la tercera edad que niños. Frente a mí estaba una pareja. La mujer tenía una toa­ lla mojada sobre la cara y sudaba inten­ samente. La imagen confirmaba que no era el periodismo desmesurado de la ciu­ dad; era en verdad el calor y la humedad los que evaporaban nuestros cuerpos. A los pocos minutos, el hombre se levantó para mojar la toalla y refrescar a su mujer. Cuan­ do ella me miró noté que su semblante era diferente; ojos sumidos, piel amarillen­ ta, dientes prominentes, cabello escaso y un letargo igual de espeso que la humedad que nos envolvía. Sentí ganas de auxiliar a la mujer pues parecía que, aun sentada, se caería; no podía mantener el equilibrio y dejaba que su cuerpo se hiciera hacia atrás y hacia adelante, realizando así un acto de acrobacia. Cuando él la vio, no apretó el paso, actuó obedeciendo a la respuesta esperada por el público en un circo. Se aguantó la risa, pero con su mueca mostró que disfrutaba ver a su mujer hacién­ dola de equilibrista. Se sentó junto a ella y le encendió un cigarrillo. La mujer lo mantuvo entre los labios sin fumar. Cerró los ojos y aflojó el rostro. El hombre no resistió y soltó la carcajada, y le quitó el cigarro de la boca con la delicadeza de un prestidigitador. La mu­ jer no se despertó, sólo echó la cabeza hacia atrás. En efecto, parecía un acto circense. El hombre se­ guía riendo entre bocanada y bocanada hasta que terminó de fumar. Yo los miraba y me preguntaba

cuál era el sitio para estas personas, pues era eviden­ te que estaban bajo el influjo de alguna droga. Escuché la campanita de la señora de los helados. El hombre compró dos. Con mano de domador aler­ tó a su mujer. Ella reaccionó y levantó la cabeza. Abrió sólo un ojo, después el otro. El hombre le puso el vaso frío en una mejilla. Se rió, pero ella volvió a quedarse dormida. Él le agitó la pierna de nuevo. Ella despertó. Tomó la nieve con su mano huesuda y tra­ tó de llevar la cuchara a su boca pero no pudo, se que­d ó a medio camino y allí la sostuvo. Me quedé asombrada porque en realidad parecía que esa mujer

preguntas no cambiarían nada las cifras de sus esta­ dísticas. Lo que valdría la pena sería sentarse a hacer las cuentas con las autoridades para ver si esos pro­ gramas miserables avalan las cantidades millona­ rias que se reparten entre cárteles, bancos, farmacéu­ ticos y funcionarios públicos. Pero ¿quién quiere ayudar a esos desgraciados enfermos que a pesar de estar en programas de reha­ bilitación siguen rellenando el bolsillo de los dueños de los laboratorios y sus familias? ¿Quién quiere ayu­ dar a esos enfermos que lo único que tienen es una cabeza con neuronas, ideas, decisiones y juicios de­

Clientes frecuentes

Foto: freakingnews.com

estaba desafiando las leyes físicas y tenía la habili­ dad para quedarse suspendida en el aire. El hombre prendió otro cigarrillo, esta vez era de marihuana. Lo puso en la boca de la mujer y le dijo que fumara. Ella obedeció. Después de dos o tres fu­ madas se levantaron sin sonrisas, sin letargo. La fun­ ción había terminado. Cuando regresé a casa le conté a mi esposo. Sin ex­ presar ninguna sorpresa, me dijo que esa mujer esta­ ba bajo los efectos de la metadona y me instruyó en el tema. Busqué información para acudir a uno de estos centros en Brooklyn. Cuando llegué al edificio no había ningún anuncio, ninguna publicidad. Era sólo un edificio gris rodeado de yonkis esperando su dosis. Pude haber entrado para pedir información, pero consideré que ya no era importante porque mis

rretidos? Lo único que les queda es asistir pun­t ual­ mente por su dosis, asegurarse de no perder su se­ guro Medicaid, su tarjeta de alimentos y seguir vi­v iendo en los conjuntos habitacionales llamados Sección 8 para familias en emergencia. Esa es la for­ ma en la que el gobierno de eu recompensa y mantie­ ne a sus clientes frecuentes. En realidad sólo es una forma de mantenerlos en movimiento, porque muertos ya están desde hace mu­ cho tiempo. Si el problema de las adicciones termi­ nara aquí no sería tan trágico, pero muchos de esos adictos han tenido hijos, incluso hay mujeres con niños en brazos esperando su dosis cada mañana pa­ ra evitar un parricidio. Ya nadie se atreve a salvarles la vida a estos enfermos, sólo les queda seguir el ca­ mino que el gobierno y la sociedad les ha trazado •


Jornada Semanal • Número 940 • 10 de marzo de 2013

Fabrizio Andreella * fabrizio108@yahoo.com

SELECCIÓN

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os historiadores fueron pioneros en una tarea al mismo tiempo abrumadora y excitante. Des­ pués los acompañaron los periodistas. Ahora todo lector/televidente/usuario de internet, es decir todo mundo, realiza esta labor. Algo que, dada la pericia que requiere y la general falta de preparación que tenemos, podría definirse como ar­ te: el arte de la selección. Explorando la realidad –o mejor dicho, su mani­ festación–, el historiador, el periodista y el consu­ midor de información no pueden limitarse a la com­ prensión y aclaración de lo que ocurre o ha ocurrido, porque ¿qué es lo que ha ocurrido? Esta es la pregun­ ta inicial de cualquier análisis serio sobre la “escena del crimen”. Escoger, entre la gran jungla de circuns­ tancias, los acontecimientos que puedan narrar una historia probable, creíble y lo más cercana a la verdad es la operación primaria para reunir pruebas de ma­ nera escrupulosa. Historiadores y periodistas tienen –o deberían tener– en su formación técnica los instrumentos para este tipo de investigación. El consumidor de noti­ cias, en cambio, se halla desprovisto de ese maletín de equipo profesional, porque, hasta la aparición del mundo digital, el periodista y el historiador eran su filtro técnico entre los hechos y lo noticiable. Ahora todo ha cambiado, ya que la comunicación, entre­ lazándose ambiguamente con la información, ha in­ vadido el tiempo y el espacio cotidianos. ¿Riesgo u oportunidad? Como siempre ocurre, es un gran pe­ ligro para la mayoría y un beneficio para pocos afor­ tunados.

MULTIVERSO El arte de la selección resulta hoy en día indudable­ mente necesario para orientarse –y evitar ser simples esponjas absorbentes– en el cosmos informativo que vivimos. La etimología impide seguir utilizando la palabra cosmos en este contexto, ya que su raíz griega indica un orden, una estructura ordenada, bella y armónica. Para definir el sistema informativo mejor sería optar por su contrario, el caos, que la etimología conecta con el abismo, el vacío primordial. Pero, pa­ ra no sonar drásticos, mejor sería definirlo como una selva exuberante o utilizar la categoría científica de multiverso.

En tiempos de liberalismos no sólo económicos, informarse de manera correcta está por completo a cargo de los individuos.

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En el multiverso existen universos paralelos al­ ternativos y coexistentes que no se comunican entre sí, aunque en teoría pueden influenciarse mutua­ mente. ¿Acaso no es ésta la condición de cada hombre enmarañado en el laberinto sin fin de la información?

El arte d

ELEFANTIASIS En la democracia representativa se ejerce una suave y sutil forma de censura, evitando la represión burda de voces inconformes o noticias molestas, y estimu­ lando la elefantiasis descontrolada de la oferta me­ diática. De esta manera, la libertad de expresión es salvaguardada y todos son felices con su pequeño altavoz. Pero sólo el megáfono de las grandes empre­ sas editoriales permite influir en el debate público. La lucha por abrirse camino y ser escuchados en la arena mediática es la verdadera lucha social, porque hoy ningún acto es real si no se torna en noticia im­ portante y espectacular. Una lección histórica que Al Qaeda y Paris Hilton han aprendido muy bien. En el mundo de la comunicación todo aspira al estatus de noticia y el ciudadano está obligado a se­ leccionar entre esta selva de hechos-aspirantes-aeventos. Hoy en día, seleccionar consiste en desnatar la comunicación.

ARCHIVO Una euforia muy grande ha invadido a todos los que, gracias a las nuevas tecnologías digitales, han po­ dido archivar su memoria y dibujar un autorretrato con los libros, canciones, películas, aforismos, fotos, “contactos” que más prefieren. Internet ya es en sí un archivo universal y cada quien puede, además, reco­ pilar todo lo que le gusta y le importa para guardar­ lo o exhibirlo online. Si por un lado esta abundancia de información archivada (colecciones públicas y personales de datos que casi siempre son un montaje nuevo de con­ tenidos ya existentes) nos regala una satisfactoria sensación de bienestar, por el otro, vuelve inevita­ ble el acto de seleccionar. La cantidad de datos es tan grande, que si no tenemos el valor de tamizarlos en lugar de amontonarlos no podemos utilizarlos cons­ cientemente o transmitir nada a las nuevas gene­ raciones. Cuando todo es almacenado, todo resulta inútil. La acumulación de datos no es conocimiento, por­ que la falta de discriminación entorpece la capaci­ dad crítica y oculta los senderos de la comprensión. La cultura, al contrario, es el jugo que se cuela des­ pués de un intenso trabajo de destilación. Crear cultura, hoy, significa tomar la responsabilidad de efectuar una selección que transforma el caos en orden. La selección es un arte adulto; imperfecto, sí; a veces temible. Y sin embargo necesario. De hecho, sin selección no hay una dirección, porque seleccio­ nar es crear un mapa para seguir explorando la in­ finitud del conocimiento.

BRÚJULAS El arte de la selección es el timón del conocimiento en el multiverso de la información. En cada esquina de nuestra vida diaria, los meseros de los medios masivos nos seducen con un desbordante menú in­ formativo. Hay de todo tipo y es oportuno empezar con la elección del restaurante más adecuado para el

de los 10 m hambre y los gustos que tenemos. Si no lo hacemos, otros lo harán por nosotros. En tiempos de liberalis­ mos no sólo económicos, informarse de manera co­ rrecta está por completo a cargo de los individuos. ¿Existen instrumentos para orientarse en este paisa­ je tan complejo? El mismo mundo tecnológico que nos ha puesto en la inextricable jungla informativa, nos ofrece los instrumentos para transformarla en un parque con sus caminos lindos y ordenados. De hecho, cualquier producto informativo generalista tiene la ambición de ser el resumen de lo más importante. Pero, ¿im­ portante para quién? y ¿con respecto a qué? Por otro lado, es posible utilizar agregadores de noticias, bou­ quet de canales, listas de sitios, prensa especializada y muchas otras herramientas para navegar en el mul­ tiverso informativo.


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de seleccionar:

Todas las formas para catalogar el multiverso in­ formativo y reducirlo a cómodas listas pueden ser divididas en dos grandes clases: los top ten y las play­ list. Son los símbolos modernos de dos actitudes ge­ nerales: por un lado, el consumo pasivo de gustos colectivos sin preferencias personales auténticas; por el otro, la elección creativa que trata de dar forma a un mundo personalizado.

TOP TEN Y PLAYLIST La utilización difusa de los top ten y “los mejores 100” es una especie de técnica eugenésica para controlar la sobrepoblación de noticias. Nacen como un pe ­ rezoso barandal que sirve para no caerse al subir la escalera infinita del consumo informativo. Pero tie­ nen muchos efectos secundarios. Además de prometer una identidad de ocasión con tranquilizantes iconos estereotipados, regalan la bombonera de “mis favoritos”, un tema de conver­ sación muy apreciado como para describirse sin en­ trar en la intimidad, y que da la sensación de perte­ necer a un grupo peculiar, olvidando así la soledad. Los top ten son, en resumidas cuentas, un presente enmarcado antes de tornarse en pasado, autorretra­ tos seriales que se adquieren gastando la propia per­ sonalidad. Los andamios para la edificación de un mundo personalizado son, al contrario, las playlist. Autobio­ grafías sentimentales, culturales y emocionales que describen pasiones y obsesiones que queremos com­ partir o, mejor dicho, que queremos que el mundo conozca. Con las páginas personalizadas en internet, todas esas listas encuentran sus urnas en la casa di­ gital. En esta época de abundancia cognitiva forzosa, los cajones digitales donde guardamos e inventaria­ mos los “me gusta” de nuestra vida, tienen la función paralela de grabar nuestro nombre en el tronco di­ gital y definir la personalidad social que queremos presentar a los demás. Alter Ego, Maurice Ciapponi

mejores a la construcción del yo Sin embargo, seleccionamos no solamente entre diferentes noticias, sino también entre los elementos de la misma noticia. Condensamos la crónica de un evento con un título, una frase, un comentario, de­ pendiendo del tiempo, el interés y la actitud que te­ nemos. La selección muy a menudo se reduce a una recopilación de títulos, útiles para no quedar mal en una conversación, pero pobres de información real y de análisis. A causa de la velocidad que tiene el mundo, se ha generalizado la tendencia a seleccio­ nar hasta llegar a unas esqueléticas listas.

LISTAS Las listas son cómodas, ordenadas, rápidas. No se enredan en peligrosos razonamientos o en dificul­ tosas explicaciones. Se justifican por sí mismas. Son

fáciles de repetir y recordar. Tienen predecesores ilustres, como los diez mandamientos. Las primeras listas fueron las de prohibiciones y prescripciones, tótem y tabúes. Son reglas que contro­ lan y estructuran la sociedad en un mundo mítico y religioso. Con la evolución del pensamiento científico las cosas no cambian. Una parte fundamental de dis­ ciplinas, como la astronomía, la anatomía, la química y la genética, es la clasificación. En otras palabras, sin categorías no hay comprensión científica. En el mul­ tiverso informativo, al crecer la cantidad de datos dis­ ponibles crece también la necesidad de enlistarlos. Si en el mundo antiguo las listas daban un orden ético a la sociedad, y en el mundo moderno clasifica­ ban el conocimiento, en la sociedad postmoderna las listas organizan los objetos materiales y culturales pa­ ra permitirle al hombre circular entre ellos.

GASTRONOMÍA La distancia entre las vidas organizadas alrededor de los top tens y las vidas que organizan el mundo con las playlist es la misma que ocurre entre la enumera­ ción soporífera –un puñado de nombres que se des­ moronan en el polvo del tiempo– y la selección diná­ mica –una vereda que ofrece una dirección. En una sociedad que quiere apostar por su capital humano futuro y jugar un papel protagónico en la rea­l idad globalizada, la escuela debería ser una co­ cina, donde las jóvenes inteligencias aprendieran a escoger los ingredientes más selectos y naturales para preparar los platillos de la información y el co­ nocimiento. En la época de la comunicación compul­ siva, nadie puede sentirse exento de esta responsa­ bilidad. Menos aún el sistema educativo • * Colaborador de La Reppublica

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Blanco Móvil Núm. 121, Otoño, México, 2012.

CIUDADES EN LA NOCHE

o de las ciudades, los textos de Alfredo Fressia, David Martín del Campo, Agustín Monsreal, Aline Pettersson, Cristina Peri Rossi, Juan Antonio Rosado y las imágenes fotográficas del poeta José Ángel Leyva. Eduardo Mosches y Blanco Móvil tienen todavía mucha cuerda para muchas noches y muchas ciudades, y para otras imágenes posibles e imposibles en las que se concreta la escritura, ficción o realidad, que nos nombra y que nombramos •

JUAN DOMINGO ARGÜELLES

B

lanco Móvil y Eduardo Mosches han sido persistentes desde hace más de cinco lustros: casi tres décadas de insistir en una especie de asamblea plenaria que invita a los que escriben a que también publiquen y, con ello, convocar a los lectores a que lean. Parece cosa fácil, pero no siempre es posible, sobre todo porque muchos de los que pueden leer no siempre leen. Desde 1985, el año del temblor, la revista Blanco Móvil ha propuesto una forma de abordar la experiencia de la lectura con una diversidad de voces, géneros, talantes y afanes que coinciden en un tema acerca del cual nadie es ajeno. A este espíritu ecuménico responden temáticas como las preguntas sobre literatura y vida, enfermedades, exilio, etcétera, y la más reciente: Ciudades en la noche. Dice bien Eduardo Mosches, el director de Blanco Móvil, que “esta ciudad es a veces hermosa por las noches. En otras, puede ser lo contrario”. Y lo que vemos y leemos en este número (el 121) de la revista, es una ciudad que oscila entre la belleza y el horror, entre la alegría y la soledad, y que lo mismo nos convoca a acercarnos a ella que a alejarnos llenos de pavor o al menos temerosos. Es la ciudad literaria que nos entrega Jorge Boccanera, poeta que aquí vivió y escribió y que luego se fue con los recuerdos citadinos que acumuló. La ciudad o más bien las ciudades que Boccanera recuerda son a su vez las que recuerdan y recrean los grandes escritores que él ha leído. Yo diría que toda ciudad es una invención, a partir de la propia experiencia de cada quien. Como en anteriores números de Blanco Móvil, el tema es casi un pretexto que se abre a múltiples posibilidades de escritura. Mariana Bernárdez nos entrega una ciudad soñada y con sueño; somnolienta y onírica. La de Ana García Bergua es una ciudad eufórica en un ambiente nocturno y boxístico que Cortázar llamaría “la noche de Mantequilla”, pero no aquella de París, en la que Monzón acabó con Nápoles, sino una distinta, en la capital mexicana y en la Arena México. Otra arena, otra ciudad, otra noche, el mismo Mantequilla Nápoles y la misma oscuridad con sus neones. La nocturnidad citadina de Ana Clavel está en otra parte. No es esta ciudad pero es la misma metáfora de la ciudad. Y las imágenes poéticas de Pedro Enríquez, Alexis Gómez Rosas, David Huerta, José Ángel Leyva, Leticia Luna, Floriano Martins, Fabio Morábito, Eduardo Mosches, Hugo Mújica, María Ángeles Pérez López, Juana m . Ramos, Lucía Rivadeneyra, Bernardo Ruiz y Felipe Vázquez aportan a este número esas luces multicolores en medio de la noche que, como una gran metáfora, se traga o vomita nuestros sueños. Completan esta imagen nocturna de la ciudad

El cielo árido, Emiliano Monge, Literatura Mondadori, México, 2012.

LAS CAUSAS DE LA VIOLENCIA

Y no es casualidad. A partir de una estrategia narrativa diseñada con la meticulosidad del artesano, Emiliano Monge consigue sumergir a los lectores en un mundo complejo, saturado de dolor. Lo hace, también, gracias a un lenguaje que se queda reverberando en los oídos, en las ansias por continuar la lectura. Y ese recuerdo, en el plano de los sentidos, es el mejor argumento a favor del lenguaje, algo que pocos escritores consiguen pero que todos deberían procurar • El doble, el otro, el mismo. Cuentos clásicos, Bruno Estañol (compilador), Ediciones Cal y Arena, México, 2012.

JORGE ALBERTO GUDIÑO HERNÁNDEZ

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ebería resultar evidente: la materia prima de los escritores es el lenguaje. Parte de su responsabilidad radica en estudiarlo, apropiárselo y volverlo maleable: llevarlo al límite de sus posibilidades. No por nada muchos autores han hecho propuestas estilísticas que descansan en los valores y los antivalores del mismo. Por eso resulta tan molesto toparse con obras en las que las palabras apenas alcanzan para insuflar vida a los personajes, para describir un escenario o para adentrarnos en la trama. La literatura está plagada de lugares comunes; las novelas de oraciones insuficientes, mediocres. Da la impresión de estar atrapado en un mundo hecho por principiantes. Por fortuna, no siempre es así. Emiliano Monge (Ciudad de México, 1978) conoce el poder de las palabras. En sus dos libros anteriores (Arrastrar esa sombra y Morirse de memoria, ambos editados por Sexto Piso) ya resultaba evidente su preocupación por el lenguaje. Tanto, que hasta podría decirse que dejaba a la historia en un segundo plano, regodeándose con la sonoridad de sus enunciados, con el ritmo interno de su prosa. Eso no quita, por supuesto, el disfrute profundo de la lectura de dichos libros. En El cielo árido ( xxviii Premio Jaén de Novela) se nota la evolución lógica de un autor preocupado por hacer literatura. Ahora hay una historia que atrapa de inmediato. Germán Alcántara Carnero ha sido un hombre violento. Nacido con el siglo xx , la miseria y la injusticia lastraron la primera parte de su vida. Escapó por casualidad, huyendo tras rebelarse de la furia paterna. A partir de entonces su suerte cambió pero no sin sufrimiento. Fue uno de los entusiastas que quemaron iglesias repletas de personas, torturó a sus enemigos para dejarlos morir de inanición dentro de un baúl en su oficina, mató a quienes debía y a quienes no. Cuando esa vida ya tuvo sentido, decidió retirarse al ámbito de lo privado. Ahí tendría que pagar sus culpas, destinado como estaba a perder todo lo querido. El cielo árido es un retrato preciso de un país acechado por la violencia. Monge ha decidido no condenarla, pero tampoco hacer una apología. Porque las causas de esta violencia radican en la miseria de ese entorno rural; de la miseria y la falta de oportunidades; de la miseria y la ignorancia. Así, no resulta difícil tomar partido por un personaje siniestro, encantador y vengativo. Un personaje tan poderoso como la prosa que lo narra.

JUEGO DE IDENTIDADES

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EDGAR AGUILAR

diciones Cal y Arena ha dado en los últimos años por publicar antologías de cuentos, algunas con mayor fortuna que otras. En el caso que nos ocupa, es muy justo decir que la selección de las presentes narraciones es de un altísimo nivel literario. No cabría esperar otra cosa, puesto que los cuentos antologados –llamados genéricamente clásicos– pertenecen a autores de sobrado renombre y de gran aceptación por parte del público, gozan –lo que hace por añadidura más atractivo este volumen– de amplio conocimiento entre muchos de los lectores, pues muchas de las piezas son verdaderas obras maestras del género. Considerado lo anterior, podemos afirmar que el tema del doble, tan socorrido por la ciencia, específicamente por la psiquiatría y por los recientes estudios de los cada vez más comunes desórdenes mentales a los que se enfrenta el hombre, halla sus representaciones profundas, complejas e ¿ilusorias? en la creación literaria. Esto, sin embargo, lo expondría de modo por demás pertinente alguien versado en la materia. Así, Bruno Estañol, novelista, cuentista y admirable ensayista (y uno de los neurólogos más connotados de México), quien tuvo la agudeza de llevar a cabo la compilación de los textos, señala en su excelente prólogo: “El doble simplemente puede ser el que encarne todo lo malo que tenemos dentro de nosotros y no podemos aceptar. El doble puede ser también el que encarne todo lo bueno que tenemos dentro de nosotros y no podemos aceptar.” En efecto, habría que reconocer que en esta sencilla fórmula se condensa prácticamente todo el imaginario que acerca del doble tenemos. Pero la mejor literatura es sutil, y ciertos escritores han poseído la suficiente sapiencia para desarrollar tramas en que el doble, de alguna u otra manera, bajo el revestimiento de tal o cual forma, sugerente o sugestiva, se manifiesta… Aquí los reproducimos –para fines prácticos, autor y obra– por orden de aparición en dicha antología: Nathaniel Hawthorne (“La hija de Rappaccini”), h . g .. Wells (“El caso del difunto mister Elvesham”), Robert Louis Stevenson (“Markheim”), Marcel Schwob (“El hombre doble”), Franz Kafka (“La verdad sobre Sancho Panza”), Guy de Maupassant (“¿Él?”), Nicolái Gogol (“Diario de un loco”), Ambrose Bierce (“Incidente en el puente de Owl Creek”), y Edgar Allan Poe (“William Wilson”). Nueve autores y, por sigue en la página 11

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viene de la página 10

ende, nueve relatos. De los segundos, algunos conocidos y otros (como el lector ya se habrá percatado) no tanto. Muy engorroso sería detallar cada uno. También cuestionar si determinado cuento cumple o no con el tema del doble. Si bien en algunos cuentos el doble se muestra claramente (por ejemplo en “El caso del difunto mister Elvesham”, “El hombre doble” o “William Wilson”), en otros se revela metafórica, alegórica, o aun intrínsecamente. Las distintas perspectivas, no obstante, apuntan a un inocultable –no por ello obvio– juego de identidades • Imdinb, Gerardo Deniz fce -Taller Ditoria, México, 2012.

GERARDO DENIZ NARRADOR RAÚL OLVERA MIJARES

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n deslinde fundamental que es necesario emprender en el caso de los hombres de letras que son conocidos por cultivar una vertiente particular, cuando incursionan en otra, consiste en hacer tabula rasa de su trayectoria anterior e intentar acometer la nueva manifestación en forma independiente y autónoma. A fin

de mantener clara la percepción, debía realizarse en puridad este ejercicio, si bien en ocasiones resulta arduo e incluso imposible, como en el caso de tantos que han conocido primero al Deniz poeta que al Deniz narrador. Entre la prosa y el verso de un mismo autor existen vasos comunicantes insoslayables. En el caso de Gerardo Deniz, el idioma es el mismo –el español y no como otros entre sus colegas quienes prefirieron reservar el catalán para la lírica– e igualmente los juegos con palabras inventadas pero que se entienden a la perfección, el gusto por mezclar distintos registros, popular o elevado, en sentido poético y científico, o bien los giros sintácticos complejos y algo arcaizantes, los contrastes entre mexicanismos y españolismos, adjetivación insólita y tantas cosas más. El autor, Gerardo Deniz, nacido en Barcelona en el año de 1934, bajo el nombre real de Juan Almela, es uno de los poetas del exilio español más notables. ¿Qué es el Imdinb? Es un instituto de señoritas consagrado a la investigación de las ciencias ocultas. Una sátira, encajada en la rica tradición que va desde Petronio y Apuleyo, hunde raíces en la cultura inglesa con nombres que abarcan desde clásicos del género, como Jonathan Swift, Laurence Sterne o Samuel Butler, hasta autores

aficionados a la ciencia ficción, como h . g . Wells, Aldous Huxley o George Orwell, combinada con cierto gusto por la sordidez y la lascivia –ése sí muy francés– con el marqués de Sade, Georges Bataille y Pierre Klossowski a la cabeza, sin mencionar el rico arsenal en las letras hispánicas con el Arcipreste de Hita, Pedro López de Ayala, Francisco de Quevedo, y la picaresca en general, Camilo José Cela y Juan Goytisolo, por nombrar a los más recientes y conspicuos. El Deniz narrador se sostiene por sí mismo sin necesidad de recurrir a la imagen del poeta. Es sólo por una deformación de ciertos críticos que se desmerece su obra en prosa a favor de su obra lírica. El texto es tal que –aun en una edición ordinaria– resistiría la prueba de un lector exigente, que maneje con soltura la narrativa moderna. Este libro de un hombre, pronto octogenario, tiene el ímpetu de los relatos alegóricos y algo herméticos de algunos narradores actuales que difícilmente sobrepasarán los cincuenta años, entre los que descuellan escritores de Japón, del mundo anglosajón y también del ámbito de la lengua española. Texto vivo, no sólo material de estudio para el filólogo. Huelga decir que, como en el caso de la mejor narrativa desde Flaubert, el tema es lo de menos: todo principia y termina con el lenguaje •

JOSÉ GOROSTIZA: una voz en medio de la ruina y los discursos Hugo Gutiérrez Vega

Entrevista con Margarethe von Trotta

La pintura de Manuel González Serrano

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arte y pensamiento ........

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Naief Yehya

Enrique López Aguilar

ASI TODAS LAS ESCULTURAS que formaron parte del tramo ¿inicial?, ¿final? de la Ruta de la Amistad –emprendida como parte de la Olimpiada Cultural, previa a las Olimpiadas realizadas en México durante octubre de 1968–, luego de ser desgajadas de su lugar de origen, terminaron sembradas dentro del gran perímetro que existe en el cruce de Periférico e Insurgentes Sur. Las que no quedaron tan cerca del aplastante avance de la llamada Autopista Urbana Sur (mera continuación del Segundo Piso lopezobradorista), si las hubo, se quedaron en su lugar.Ya es bueno que no hayan sido “preservadas” en la casa de algún jerarca de Ciudad de México, ni vendidas secretamente a algún magnate del extranjero, como si se tratara de una biznaga o una especie animal en peligro de extinción; y no faltará el optimista que afirme que así es mejor, “puesto que ahora están juntas dentro de un área considerada como corredor cultural del sur de la ciudad”: cerca de Cultisur y la pirámide de Cuicuilco. Mejor solución, imposible: todos a sonreír y a encontentarse, que más se perdió en la guerra y a ser políticamente correctos, pues la burguesía de los centros comerciales adyacentes tal vez alcance a exclamar: “¡Ay, mira, no me había dado cuenta de que nos habían puesto tanta cosa rara cerca del mol!” Sólo que uno recuerda lo ocurrido con esa famosa autopista: la destrucción de áreas protegidas en el camino de Santa Fe a Luis Cabrera, la oposición de los vecinos y propietarios (desairada por los personeros gubernamentales), las corrupciones delegacionales que permiten (siguen permitiendo) la edificación de condominios en zonas restringidas para ello, como en San Jerónimo y la Del Valle (no es necesario ser perredista, panista o priísta: con ser delegado ya la hiciste). Y no hace falta ser demasiado ducho para ir haciendo la suma de los atropellos: si el gobierno (de la ciudad, de la delegación) puede contra las zonas ecológicas, contra los derechos ciudadanos, contra la planeación del crecimiento urbano y contras las protestas en contra, ¿qué no hará con un conjunto de esculturas mucho más atendidas por los grafiteros y a las que pocas personas prestan atención en su cotidiano ir y venir por el tráfago citadino? Poco puede esperarse al respecto, pero sólo el tesón doblega al autoritarismo, como lo demostró Nelson Mandela. Las respuestas del penúltimo gobierno perredista defeño, izquierdoso (no izquierdista) ante las peticiones ciudadanas, confirman un proverbio español: “menos da una piedra”. ¿Qué importa una escultura si no se respetaron árboles y casas? Algo ha de importar. Agradezcamos que esa obra escultórica no terminó en cascajo, como muchas casas de la colonia

La Malinche; o en aserrín, como los bosquecillos circundantes; entendamos que nadie fue consultado al respecto y que al gobierno del df le vale tan poco la opinión ciudadana como al de la Presidencia de la República. El del df sirve atole con el dedo y finge escuchar con atenta preocupación la protesta ciudadana… ¿igual que el gobierno de la República? Al final, como se dice en el argot del ambiente político: “se atiende a todos y a todos se batea”. (Ya lo declaraba con mortal cinismo Raúl Salinas: “Las puertas de Los Pinos se tocan desde adentro.”) Para el caso de las esculturas existió una planeación estética y urbanística generada durante los años sesenta del siglo pasado, cuando el tránsito entre San Jerónimo y Cuemanco era asunto de dos o tres coches cada media hora. Se trataba de crear un corredor escultórico donde quedaran representadas diversas expresiones contemporáneas de todos los continentes: a la vez, un paseo cultural y urbanístico, donde paisaje y obras de arte ofrecerían una simbiosis para enriquecer la mirada de quienes transitaran ese espacio. Se puede alegar que la ciudad creció “a lo loco” y el proyecto original había quedado “perturbado”, que no se puede detener la civilización por cosa de unas toneladas de “arte”, que es más importante modernizar las vías de transporte, que no hay plan original que no se pueda modificar, que todo se arregla, que las fuerzas vivas exigen, que... En el fondo, es la misma respuesta otorgada a los ecologistas, a los vecinos, a los inconformes, a quienes no consideran que los segundos pisos sean la solución para resolver los problemas de tránsito en la ciudad. Si árboles, aves, animales endémicos, comunidades y personas no pudieron detener a los bulldozers, ¿qué podían esperar unas indefensas esculturas? Escena cotidiana de un delegado defeño: –No mames, güey, es el último ejemplar de pájaro dodó. –Me vale madres •

A LÁPIZ

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Argo y la historia mejorada Oscar a la mejor película Pocas cosas más atractivas para Hollywood que un filme que cuenta una aventura emocionante y exótica, con resonancias políticas oportunas, un ajuste de cuentas revanchista con el pasado y una reivindicación de la industria cinematográfica al presentarla como herramienta de liberación y justicia.

Producciones cia: golpes de Estado y películas inexistentes En noviembre de 1979 un grupo de estudiantes iraníes tomaron la embajada estadunidense en Teherán. La revolución para derrocar al régimen del shah Reza Pahlevi, impuesto por eu y Gran Bretaña tras el golpe de Estado organizado por la cia contra el primer ministro, democráticamente electo, Mohammad Mossadeq (1953), había terminado en abril y se rumoraba que eu planeaban dar otro golpe de Estado para regresar al shah. Los estudiantes islámicos tomaron a cincuenta y dos rehenes por 444 días. Seis empleados del Departamento de Estado lograron escapar en medio de la confusión y fueron a refugiarse en la casa del embajador canadiense. Para rescatarlos la cia asignó al agente Tony Méndez (interpretado por Ben Affleck) y, tras considerar varias alternativas, se eligió la que parecía más delirante y absurda: hacer pasar a los empleados como parte del equipo de filmación de una película en busca de locaciones exóticas en Medio Oriente. Méndez echó mano de sus contactos en Hollywood para obtener un guión y lanzar una falsa producción con carteles, reparto, vestuario e incluso rumores en la prensa especializada acerca del filme de ciencia ficción Argo.

Dos filmes Argo, el tercer largometraje de Affleck, parte de acontecimientos reales y navega entre el thriller político y la comedia negra, beneficiado por un elenco espléndido (John Goodman, Alan Arkin y Victor Garber en particular), un trabajo de cámara soberbio, que va de la luminosidad californiana a las sombras opresivas y granulosas de las tomas en Teherán, así como un trabajo de ambientación notable. Sin embargo, es un filme bipolar, incapaz de reconciliar sus dos personalidades, de manera que la cinta sobre Hollywood está cargada de ironía, chistes, referencias internas y mordacidad, mientras que los empleados reclusos nunca parecen más que extras que tratan de cuando en cuando de gesticular opiniones ante el desinterés del resto del reparto y del público.

Síndrome de realidad En su propio recuento, Méndez describe la misión como un trabajo complejo y riesgoso especialmente en términos de la falsificación de documentos, pero de-

finitivamente despojado de tensión dramática escalofriante o de persecuciones en la pista del aeropuerto, y sin villanos que sospecharan de cada uno de sus movimientos. Sin embargo, eso no daba material para una cinta de acción, de tal manera que el director y su guionista se tomaron una serie de libertades para inyectar emoción y suspenso a la trama. Esto es válido y totalmente común en el cine, sin embargo, resulta una curiosa coincidencia que este año cuatro de los filmes nominados para mejor película en los Oscares sean adaptaciones libres de la historia: Argo, Lincoln, de Steven Spielberg, Django Unchained, de Quentin Tarantino y la muy comentada en estas páginas Zero Dark Thirty, de Kathryn Bigelow. Estos filmes pretenden ofrecer una visión fiel a los hechos sin intentar ser documentales. El revisionismo histórico está en el ambiente y responde en esencia a una mentalidad del “pietaje encontrado” promovido por los reality shows televisivos, del mismo modo en que YouTube y otros sitios de internet que ofrecen un diluvio de visiones crudas de situaciones cotidianas y actos estremecedores que crean la ilusión de mostrarnos la realidad (toda ella, en todo momento) en el monitor de la computadora. La pregunta que nos hacemos muchos ante este tipo de obras es: ¿hasta qué punto es legítimo cambiar la historia en pos del entretenimiento? Es obvio que manipular la historia como parte de una estrategia de desinformación o de propaganda es un crimen contra la historia y la memoria; sin embargo, las modificaciones que buscan volver un relato más emocionante, respetando su esencia, son más difíciles de descalificar, ya que son en gran medida inevitables e inseparables de la labor de contar historias. Podemos asumir que en el caso de Argo los cambios son inocuos, simples ajustes de velocidad y tono para agilizar y hacer más vibrante la trama. No obstante, la imagen caricaturesca de los iraníes como villanos y la celebración del heroísmo e ingenio de la cia están en consonancia con la imagen “cuasi periodística” del filme de Bigelow, y reflejan el Zeitgeist de nuestra era marcada por el voyerismo, la tortura y la guerra •

JORNADA VIRTUAL

naief.yehya@gmail.com

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Glorieta de la amistad

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Jornada Semanal • Número 940 • 10 de marzo de 2013

........ arte y pensamiento

Germaine Gómez Haro

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A GALERÍA ARTE HOY abrió sus puertas hace menos de dos años en pleno corazón del barrio de Coyoacán (Presidente Carranza 176) con el objetivo de promover primordialmente la escultura contemporánea, iniciativa digna de mención, ya que, en términos generales, la obra escultórica ha quedado siempre relegada a un segundo plano con respecto de las expresiones pictóricas. En esta ocasión, Arte Hoy da un paso más allá de la exhibición convencional al presentar un proyecto muy particular curado por Luis Rius Caso y Bárbara Perea bajo el nombre de Colectivo Archipiélago. 14 microhistorias en el arte contemporáneo. El historiador y crítico de arte Luis Rius Caso ha desarrollado, entre otros estudios, diversas líneas de investigación en el análisis sobre teoría y método de la creación artística. Esta exposición es el resultado de un taller que impartió a lo largo de cuatro meses a catorce artistas de diferentes generaciones y exploraciones creativas reunidos con el fin de intercambiar voces y miradas para tejer una red de microhistorias. Rius los fue guiando hasta conformar un “archipiélago”, metáfora idónea que representa la heterogeneidad en la unidad de un camino compartido. La presente muestra es el resultado del trabajo colectivo desarrollado en el taller, del cual surgieron obras muy disímbolas entre sí, que confluyen en sus coincidencias y divergencias. El tema, apunta Rius,“no fue externo y el objeto de investigación se orientó al interior de los proyectos. Las diferencias no sólo se respetaron sino que se significaron como un elemento de identidad en el grupo”. Siguiendo las reflexiones filosóficas de teóricos como Georges Didi Huberman, Carlo Ginzburg y Mario Perniola, entre otros, el trabajo colectivo alcanzó altos vuelos y el archipiélago se fue configurando como una propuesta microhistórica de poéticas personales conectadas entre sí a manera de vasos comunicantes. Entre los catorce artistas participantes se recorren senderos diversos que van de las obras netamente plásticas a las conceptuales. Ricardo Atl crea una pieza de una gran complejidad simbólica que invita a la meditación sobre los procesos de transformación social a partir de un tablero de ajedrez poblado por una multitud de peones que evocan el movimiento #YoSoy132. Paloma Torres y Gloria Carrasco, ambas magníficas ceramistas, presentan sus esculturas en forma de columnas que dialogan poéticamente con el espacio urbano, la primera, y con la naturaleza, la segunda. Las esculturas de Yvonne Domenge son un guiño al microcosmos orgánico que interpreta magistralmente con formas sensuales y evocadoras. Aarón Jiménez es un extraordinario dibujante que lleva sus fantasías a parajes insospechados en los que combina con gran soltura glosas de obras destacadas. Aurora Noreña, tam-

Mónica Dower: La figura en un paisaje

Aurora Noreña: la mesa con una escalera

bién reconocida como crítica de arte, altera muebles, como sillas, burós y mesas, para imprimirles el carácter simbólico de observatorios que propician la aprehensión del horizonte. Mónica Dower se ha centrado en la apropiación de escenas extraídas de vídeos, las cuales desconstruye para conformar paisajes ambiguos de una gran belleza formal. Verónica Cuervo manipula magistralmente sus fotografías digitales para conseguir imágenes insólitas en las que capta con audacia la luz y el movimiento. A manera de copista postmoderna, Adriana Balvanera pinta paráfrasis de obras maestras conocidas del arte europeo y las encapsula en especies de pequeñas vitrinas que las dotan de un nuevo significado. Natassja López crea una obra autorreferencial a partir de fotografías y anécdotas personales que combinan la ironía y la nostalgia. La más pictoricista del grupo es Virginia Varela, acuarelista de San Luis Potosí, cuyo trabajo se apega con gran oficio y honestidad a las técnicas convencionales. Las esculturas de Berta Kolteniuk y Jeannette Betancourt, diametralmente opuestas en cuanto a forma y concepto, son resultado de una profunda reflexión en torno a estilizaciones extremas. Jorge Ismael Rodríguez graba fragmentos de poesía y figurillas simbólicas talladas en obsidiana, creando un juego visual y sensorial de una finísima dimensión poética. Con ellos el archipiélago rompe con todo criterio lineal y apuesta por la pluralidad de microhistorias interconectadas como eje propiciatorio de la percepción de nuestra cultura actual •

@LabAlonso

ARTES VISUALES

Colectivo Archipiélago en la Galería Arte Hoy

Alonso Arreola

Sonidos del Oscar

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L MISMO DÍA DE la entrega de los premios Oscar, en Beverly Hills reina el silencio. No la alteran el murmullo de los muchos Rolls Royce, Ferraris, Porsches y Lamborghinis que inundan sus arterias, ni tampoco los pequeños grupos de turistas que cuchichean y se hacen fotos en las vidrieras de diseñadores sobrevaluados. El eco de unos y otros se desliza por Rodeo Drive, allí donde “los dueños del tiempo” definen su destino con calma y sin perder dirección, pues no gustan de improvisar; allí donde, incólumes frente al pordiosero que arrastra sus destruidos tenis lanzando vituperios en la soledad de la locura, las fachadas de Cartier y Dolce & Gabbana nos recuerdan que hay una realidad ajena a los problemas de Malí, Siria o México. Claro, en nuestro territorio hay muchas burbujas ostentosas, pero en el fondo son una aspiración de este y otros escenarios del mundo (¿Ginza, New Bond Street, Campos Elíseos?). Ejemplo de lo que desean algunos aztecas es Bijan, una boutique de entre las muchas que descansan sobre estas pulcrísimas aceras. En sus aparadores se pueden leer los nombres de clientes “especiales”, como George Bush, Jaime Camil, Luis Miguel y Carlos Slim (sí, es la misma tienda en donde apareciera el reloj dedicado a Enrique Peña Nieto). Asqueados, nos retiramos. La quietud que otorga la opulencia no tiene espacio para música alguna. En Beverly Hills nada nos recuerda que hoy serán los Oscares. En el callejón Santee al sur de Los Ángeles las cosas son harto distintas. Tacubaya, Tepito, Izazaga en tierra ajena, los gritos de sus franeleros recuerdan Ciudad de México. Allí nuestros paisanos se apoderan del llamado Fashion District haciendo sonar enormes grabadoras donde los Tigres del Norte reinan con soltura. El paso se ve cortado por carritos de paletas, esquites, tamales y tacos por quienes reparten publicidad en español y gritan intensamente en la mañana del domingo. Por supuesto, aquí nadie se preocupa por quién ganará una estatuilla dorada en el Dolby Theatre. Luego de cumplir jornadas dobles de trabajo seis días a la semana, el poco tiempo libre no se sacrifica por nada. Tomamos la calle Main. Vamos en busca del Bäco Mercat, un pequeño establecimiento de cuya cocina hablan devotamente propios y extraños. Mesas de madera con hierro fundido desgastado, manteles de papel y techos tipo bodega contienen encomiablemente lo que suena de fondo: Bauhaus, The Smiths y otras grandes bandas inglesas, así como extraños y largos pasajes instrumentales de carácter agresivo. Todo lo contrario a ese hotel de Santa Mónica, Casa del Mar, en donde horas antes nos encontramos –casualidades

de la vida– con Billy Joel y Peter Gabriel. En su lobby diferentes tríos tocan versiones ligeras de canciones pop a manera de jazz, siempre atentos a la supervisión de un gerente ignorante que les exige bajar el volumen. En fin, entre hígados de conejo, pizza de cordero y sopa de fideos con carnitas, nadie recuerda en el Bäco Mercat que hoy habrá Oscares. Caminando hacia el norte vamos en busca de la Placita Olvera, allí donde cada domingo bailan concheros de exacerbado y multicolor atuendo. Sus ritmos son igual de absurdos que los del df , la diferencia es que se juntan muchos elementos más en la consecución de hipnóticos pasos, rodeados por docenas de espectadores. El huéhuetl y el teponaztli dominan el aire que a veces rasgan silbidos o gritos admonitorios. Los rostros de nuestros connacionales lucen concentrados, serenos. Hay en ellos creencia y nostalgia, fuerza y compromiso. Terminados sus giros nos dirigimos al bazar de artesanías, flanqueado por fondas y cantinas en donde se desgañitan múltiples mariachis fuera o dentro de las rockolas. Claro, aquí nadie piensa en los Oscares. Más tarde visitamos la disquería Amoeba, la tienda de instrumentos Guitar Center y tomamos algo en Mel’s Drive-In (cafetería emblemática donde se filmara la película American Graffitti), escuchando “California Girls” de los Beach Boys. En ningún espacio hay ambiente de premiación, pese a estar a pocas cuadras de la avenida Hollywood, ese reflejo decadente plagado de yonkis mal disfrazados de superhéroes que diariamente recibe visitantes ingenuos, buscadores de alguna estrella sucia que reconocer en el piso. Seguro que mucha de la gente con que nos hemos encontrado ni siquiera ha visto las películas cuya música ganará algo (Mejor Banda Sonora para Mychael Danna, por La vida de Pi; y Mejor Canción para Adele y Paul Epworth, por Skyfall). Ahora lo podemos asegurar: los Oscares viven sólo en la tv; el verdadero e inefable Hollywood se oculta en las colinas circundantes y, claro está, la voz de la ciudad de Los Ángeles suena muy por encima de todo ello •

BEMOL SOSTENIDO

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arte y pensamiento ........

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Jorge Moch

Ana García Bergua

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ADIE ES SIEMPRE QUIEN es. Cambiamos a lo largo de la vida y en nuestro interior luchan facetas distintas que constituyen la complejidad de nuestra conciencia y nuestra memoria. Por eso, quizá, el tema del doble en la narrativa resulta siempre tan atractivo: quien está adentro de mí soy yo, pero no siempre me reconozco. A veces nos encontramos en alguien más, en ocasiones nuestra imagen en el espejo o nuestra sombra parecen tener vida propia. O una persona a la que creíamos conocer descubre una cara insospechada. El doble es siempre abismal; revela otra dimensión en la que se cocina una vida paralela, amenazante y misteriosa. Es un tema que regresa una y otra vez a la literatura, con grandes repre- cuando escribió este cuento en el que el sentaciones emblemáticas como El ex- Otro es una imagen fragmentaria, un destraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, de doblamiento que no termina de develar Rober t Louis Stevenson o La esquina su verdadera naturaleza y es por ello más alegre, de Henry James, donde un hom- aterrador. bre busca al Otro en la casa vacía de su Otra joya de esta antología es “Incijuventud. dente en Owl Creek”, del gran Ambrose Narrar es ya un ejercicio de desdobla- Bierce, donde un soldado condenado a la miento, como señala el narrador, ensayis- horca vive su propia salvación en lo que ta y distinguido neurólogo Bruno Estañol podría definirse como un viaje astral. en su excelente selección de relatos El Aquí alma y cuerpo se bifurcan hacia desdoble, el otro, el mismo (Ediciones Cal y tinos distintos, representando también Arena, 2013). Esta antología muestra dife- el desdoblamiento del escritor a la hora rentes tratamientos del tema del doble, de imaginar sus tramas. A fin de cuentas, además de poner a nuestro alcance cuen- nuestras vidas no son sino el conjunto de tos ya no tan a la mano, como “La hija de posibilidades que nos habitan en cada Rappaccini”, de Nathaniel Hawthorne. En instante, y que por razones misteriosas este cuento de una belleza exquisita, los toman uno u otro camino. Esto diría, quizá, dos lados de Rapaccini –el sabio que in- Franz Kafka, en la hermosísima minificvestiga para la ciencia y el que utiliza sus ción –ahora la llamaríamos así– “La verdad conocimientos para el mal– engendran a sobre Sancho Panza”, en la que don Quisu hija, la bella y pura Beatriz, y a la planta jote no es más que el sueño de Sancho venenosa, su hermana, con la que com- Panza, su Demonio. parte “un destino idéntico y terrible”. En El otro, el doble, el mismo no podía “El caso del difunto mister Elvesham”, faltar “William Wilson”, de Edgar Allan de h. g. Wells, es un ejemplo de doble vam- Poe, quizá el cuento que puso el tema sopírico. Conforme envejece, Elvesham se- bre la mesa, resaltándolo, antes que Steduce a jóvenes a quienes les promete venson y Dostoievsky o Wilkie Collins con heredar su gran fortuna para apropiarse su novela Armadale, donde un gemelo de sus cuerpos. Este cuento es una espe- es el negativo del otro. William Wilson cie de reverso de la leyenda fáustica en la vive una vida paralela a la de su doble deque el diablo compra el alma de un joven testado; su maldad, al igual que en el relaambicioso. to de Stevenson, es el reverso de una conEn “Markheim”, el relato de Stevenson, ciencia existente por sí misma. el asesino oscuro y egoísta enfrenta a su En esta antología, que además reúne otro yo en un duelo de conciencias. En muy buenas traducciones a nuestra lencambio, en “El hombre doble”, de Marcel Schwob, un hombre acusado de asesinato exhibe su doble personalidad frente a los ojos del juez, quien ya no sabe a quién juzgar: si al cruel asesino confeso o al sorprendido burgués que jura haber pasado en su cama la noche del crimen. Aquí el doble aparece como un fenómeno de la psicopatología, similar a “El diario de un loco”, de Nikolái Gogol, en el que la desgracia dispara en la mente de un oscuro y frustrado burócrata una serie de delirios que incluyen hablar con los perros y creer que es el rey de España. Este cuento genial, como todos los de Gogol, es una fantasía amarRobert Louis Stevenson ga y tragicómica. De igual manera“¿Él?”,de Guy de Maupassant, muestra gua, Bruno Estañol pone el dedo en la la aparición del Otro como una manifes- llaga y nos recuerda que en estos tiempos tación enfermiza del miedo a la soledad. de confusión mercadológica la buena liEl propio Maupassant, según cuenta teratura sigue ahí, frente a nuestros ojos, Estañol, estaba muy invadido por la sífilis como el espejo de William Wilson •

Circo inconcluso

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SISTIMOS CON ALGÚN ASOMBRO al desplome de Elba Esther Gordillo, personaje de los más siniestros y contradictorios de la política mexicana. Después de un reinado de casi un cuarto de siglo en uno de los sindicatos más poderosos del continente, la bajaron del ladrillo con plumazo asestado por el viejo presidencialismo redivivo. Más que por castigo destinado a una depredadora presupuestal de carrera, como heráldica de legitimidad mediática para un gobierno nacido del más descarado fraude electoral en muchos años. Las televisoras que usualmente hacían de sus menciones a la Gordillo elogios y popularizaron su con-

tradictorio mote, la Maestra, la denuestan hoy, la exhiben, son la carreta ruin en que se pasea el sambenito. Destaparon la cloaca que soltaba los husmos que todos oteábamos sin más prueba que la del rumor y la sospecha, materializados ya en ruta crítica de lavado de dinero y un montón de acusaciones que van a engordar su mecapal. La evasión fiscal, por ejemplo. Las razones que muchos discutimos son lo de menos. Cortina de humo. Por traición al partidazo. Dribleo mediático para que encajemos sonriendo los golpes arteros que nos vienen por la nuca. Lo que realmente importa en términos de estrategia política y mangoneo de las riendas del país es la magnitud del escándalo, que aglutine todos los males que un gobierno priísta presuntamente redentor habrá de pulverizar. Pero detrás del circo Gordillo faltan los verdaderos actos de malabarismo político, de domador de fieras que harían, en la más remota de las posibilidades, que muchos mexicanos hiciéramos ojo de hormiga ante las tarjetitas Monex y la prostitución de empresas como Soriana, por mencionar solamente dos de los implicados en la descarada operación financiera con que se compró el voto de los mexicanos al mayoreo. Brotan en las redes sociales, en las mesas de las cafeterías y en las sobremesas de nuestras casas los mismos nombres, las mismas frases de escepticismo.“¿Y Romero Deschamps, apá?”, ¿se va a quedar cruzado de brazos el Ejecutivo ante la ominosa exhibición de lujo y despilfarro de alguien cuyos hijos pasean con perros en jets privados o reciben de regalo de papi un auto de dos millones de dólares mientras Pemex acusa décadas de abandono?, ¿no se va a proceder nunca en contra de quien con Carlos Salinas operó el desmantelamiento de los ferrocarriles mexicanos para facilitar los tratos a los transportistas estadunidenses, ése que se llama Víctor Flores y es un cretino con largo historial de turbiedades financieras?, ¿y el señor del castillo en Francia, Arturo Montiel, va a seguir im-

punemente disfrutando de los evidentes millones que nadie explica que pueda tener a menos que haya robado a manos llenas cuando fue gobernador, como el hoy presidente, del estado de México?, ¿y ahora sí se va a investigar la fortuna de Carlos Salinas de Gortari?, ¿y la de Raúl, su hermano?, ¿y la de su afortunado primo, el de tv Azteca? Y si como parece que todo está encaminado a imponer la apertura indiscriminada –por más que se desgañiten los tecnócratas en contrario, como Pedro Joaquín Coldwell– de Pemex a la iniciativa privada –o sea, a las petroleras extranjeras, muchas de esas mismas a las que les nacionalizó la industria Lázaro Cárdenas– ¿eso será porque también se acotarán las prácticas monopólicas de los potentados de siempre (bueno, no todos de siempre, algunos precisamente a partir de las prácticas opacas y arbitrarias que padeció este país durante los seis años del ultracapitalismo neoliberal impuesto por Carlos Salinas y apapachado después por la grisura de Zedillo y la ineptitud y la estupidez de los panistas Fox y Calderón) en los medios y las comunicaciones?, ¿le van a poner el cascabel a Azcárraga, al mismo Salinas y a Carlos Slim? ¿Se va a llamar a cuentas a Fidel Herrera, a Andrés Granier, a Juan Sabines, Humberto Moreira o Mario Marín, por mencionar sólo a algunos miembros de la mafia política de este país aporreado y empobrecido, expoliado por ellos cuando fueron burócratas, diputados, senadores, gobernadores o simples capos? Porque si no sucede algo así, eso que atenúe el escepticismo y nos haga dar un vuelco insospechado en la rendición de cuentas, la aprehensión de la criminal Gordillo, su caída espectacular no será más que acto inconcluso de circo, coitus interruptus, la innegable y consuetudinaria aplicación del índice presidencial, el renovado dedazo, mojado en atole y embuchado en la colectiva boca de la nación. Aunque le hagamos muecas de asco •

CABEZALCUBO

El doble

PASO A RETIRARME

tumbaburros@yahoo.com Twitter: @JorgeMoch


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Orlando Ortiz

Los domingos del profesor

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OMIENZO A SOSPECHAR QUE es una perversión esta que me asalta año con año, en los días de las fiestas decembrinas. Invariablemente, desde hace ya varias décadas, me digo que aprovecharé ese lapso para ordenar mis libros y papeles. En cuanto a éstos, casi siempre consigo poner algo de orden, tirando toneladas de recortes, notas –que ya olvidé a qué se referían o para qué eran–, reclamos de pagos, recordatorios y similares. En lo que respecta a los libros el cantar es otro. Nunca consigo ponerlos en orden, pues inicio la tarea y me topo con algún volumen que ya no recordaba haber leído, y al hojearlo encuentro subrayados o notas mías. Repaso sus páginas, las disfruto de nuevo o recuerdo sus ideas –con las que pude o no, haber estado de acuerdo–, y se me va el tiempo. Al día siguiente ocurre algo similar, de ahí que termine el puente GuadalupeReyes sin que consiga cumplir con mis propósitos de fin de año. En esta ocasión un reencuentro muy grato fue con el profesor: Enrique Anderson Imbert. Lo “conocí” a través de su Historia de la literatura hispanoamericana, tal vez la más célebre de sus obras y la que nos da una imagen equivocada de su persona. La idea que me quedó de Anderson Imbert durante muchos años fue la de un académico erudito, una eminencia en nuestras letras, en otras palabras, una especie de enciclopedia ambulante. Nunca se me ocurrió indagar si tenía otras obras. Años después, en la mesa de alguna librería de segunda, me topé con Los domingos del profesor. Ensayos, volumen que supuse continuaba el camino de la erudición académica. Me equivoqué. Tengo la mala costumbre de obviar prólogos y presentaciones y en aquella ocasión así lo hice, de ahí que al leer el primero de los textos, titulado ¿Quién es el padre del ensayo? me llevé una sorpresa muy grata y comenzó a cambiar de rumbo mi opinión sobre don Enrique. Incluso creo que todavía hoy son muchos los que consideran que Anderson Imbert es un académico muy serio pero carente de vena creativa. Tal

Enrique Anderson Imbert

idea se debe a que todos hemos visto, por ejemplo, además de su Historia... volúmenes como Teoría y técnica del cuento, La

prosa, definiciones, usos y modalidades, La crítica literaria contemporánea, etcétera. Sin embargo, insisto, mi opinión comenzó a cambiar con la lectura de Los domingos..., que recoge algunos de los ensayos periodístico publicados tempranamente, con los asuntos más variados, que van desde el ya mencionado hasta Tríadas en una trama de Tirso, pasando por El liberalismo de Victoria Ocampo, Amado Alonso y el Modernismo o La estética de Korn, hasta asuntos como Psicología del turista o Cursi. Lo digno de celebrar en los ensayos de este autor es que son –él mismo lo decía– como una flecha en el aire, que pocas veces da en el blanco, confesaba; sin embargo, lo importante no era dar en el blanco, porque: “...lo que yo estimo de mí mismo son mis disparos imaginativos: La flecha en el aire, ardiente y efímera, no la posesión final de un blanco atravesado”. Porque para él la función del ensayo no es otra más que “poetizar en prosa el ejercicio pleno de la inteligencia y la fantasía del escritor”. Textos ensayísticos más centrados en la literatura son los de Crítica interna, libro que no obstante sigue teniendo muchas de las características de Los domingos... De ahí que cuando cayó en mis manos El grimorio, colección de cuentos, mi sorpresa aumentara. Son relatos que datan de más o menos 1935 y el más reciente, entonces, era de 1960. Su capacidad para la ficción era indudable y muy singular, pues la tesitura iba de lo fantástico a lo maravilloso, y del relato breve a los de mayor aliento. Si su capacidad para la ficción era asombrosa; ¿por qué no había seguido esa línea de la escritura y había optado por la enseñanza en universidades estadunidenses. Esa fue la pregunta que me hice durante muchos años. En esta ocasión (intento fallido de poner orden en mis libros) tuve el tino de leer el prólogo que escribió Alfredo a. Roggiano a Los domingos... y obtuve la respuesta: Enrique Anderson Imbert publicó en 1934 su novela Vigilia, y dos o tres años después La flecha en el aire, volumen de ensayos, y desde años antes había estado publicando cuentos en diarios y revistas. Todo apuntaba a que sería un autor de ficción; sin embargo:”Como en la Argentina no es posible vivir de la pluma y, además no hay un periodismo literario, tuve que cambiar de oficio y me hice profesor, con lo que inmediatamente mi esfuerzo intelectual cambió de dirección”, declaró en una entrevista •

Luis Tovar cinexcusas@yahoo.com

Guadalajara xxviii (i de iii)

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ON POCO MENOS DE tres décadas a cuestas, la otrora-pero-ya-nunca-más Muestra de Cine Mexicano rompe el que le vendría bien fuese el último de sus desechados cascarones y, llamado desde hace un rato Festival Internacional de Cine en Guadalajara (ficg), rubrica su decantamiento iberoamericanista eliminando las secciones oficiales de largometraje y cortometraje de ficción mexicanos, incorporando éstos en las respectivas secciones internacionales. Con esta decisión el ficg pierde y gana, simultáneamente, según el punto de vista desde donde se le vea: en su calidad de evento cinematográfico, el festival no puede sino considerar que gana –de otro modo no hubiese tomado la medida–, en tanto deja atrás el enfoque local y se autopropone como escaparate de una cinematografía regional, de horizonte sociocultural e histórico natural obvia y reconociblemente compartido. Tanto, por cierto, que en los hechos ha venido a emparentarse –es decir, ahora de lleno– con otros festivales que llevan años haciendo eso mismo, verbigracia Cartagena o La Habana. Nada mal estaría que tan larga ruta en búsqueda de la definición del propio perfil concluyera con homologaciones de otro orden, además de las que adoptó en contenido –de aire irreversible–, comenzando por la certificación o pertenencia al circuito principal de festivales cinematográficos, del que ningún certamen mexicano forma parte y que el ficg , así fuera sólo por antigüedad –y, se insiste, al ya no ser eminentemente local– debería sentirse obligado a pertenecer, donde “obligado” significa que habría de cubrir los requisitos y poseer las características, hoy ausentes, que le permitieran incorporarse a dicha élite festivalera, misma en la cual no abundan las citas cinéfilas realizadas en esta parte del mundo llamada Latinoamérica. El punto de vista desde el cual el ficg sale perdidoso es el de los cineastas mexicanos o, bastante mejor dicho, son éstos los que salen perdiendo con el plumazo que borró a la sección en competencia que ellos naturalmente nutrían. Crónicamente necesitado de vitrinas en las cuales mostrarse, el cine mexicano –aunque para Mediomundo este concepto sea siempre hiperbólico y con él se quiera decir más bien largometraje de ficción mexicano– tuvo en Guadalajara una ventana que se ha cerrado casi un tercio de siglo luego de abrirse. Es imposible ver estos hechos sin advertir algunas paradojas. La primera, desde luego, es que un evento nacido para exhibir cine mexicano precisamente cuando éste era un rosario de escaseces –de producción, difusión y exhibición–, a consecuencia de un legí-

timo afán de crecimiento dé la espalda a su vocación original y, con ella, a su cinematografía connacional, en el preciso momento en el que ésta sigue siendo, salvo en el rubro de la producción, un rosario de escaseces: alguna edición del festival hubo –era la Muestra– con menos de diez largos; ahora se producen decenas cada año, pero al ficg accederán, tratándose de la sección oficial en competencia, cuando mucho tres, quizá cuatro. Un tercer punto de vista se cae de obvio: no está mal que la cinematografía mexicana busque, bajo los términos meritocráticos consustanciales a un festival, y encuentre su lugar junto a la producción fílmica de la región geográfica/sociocultural/idiosincrásica de la que formamos parte los mexicanos, siempre a despecho de hacedores y veedores de cine que no paran de fomentar su tortícolis mirando siempre más allá de Tijuana y cerca de Silicon Valley. Si al menos parcialmente esa fue la intención de quienes deciden estas cosas en el ficg , cuando bajaron la cortina de la localía, bienvenido sea. Si los realizadores mexicanos pierden un escaparate, habrá que sumar otros a los que hasta el momento quedan, en diversas modalidades –óperas primas, segundas obras, secciones paralelas, etecé– y, mejor aún, será precisa una fuerte dosis de autocrítica, pues por lo que ha sido posible apreciar cuando estas líneas son escritas –la mitad del festival–, y para decirlo sin ambages, el “capítulo México” de la cinematografía latinoamericana, o la iberoamericana, para ponerlo en el horizonte que abarca el ficg , visto en conjunto, no es por cierto el más robusto, saludable ni propositivo. Así pues, dieciocho producciones son las que integran la sección oficial en competencia Largometraje Iberoamericano de Ficción, de las cuales cuatro tienen alguna participación mexicana. El resto provienen de Argentina, Brasil, España, Portugal, Colombia, Chile, Uruguay y Perú, con algunas coproducciones • (Continuará.)

CINEXCUSAS

Jornada Semanal • Número 940 • 10 de marzo de 2013

PROSAISMOS

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ensayo

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10 de marzo de 2013 • Número 940 • Jornada Semanal

Para Alicia Tradatti

e vivir hay modos y modos. Y de morir, también. En la propia cama o rodando por las escaleras; segados por la enfermedad o por las bombas. Aquí nos interesan las víctimas de accidentes fatales y los suicidas. A unos, se supone, las circunstancias les jugaron una mala pasada, a los otros... quién sabe. Cuando Antonin Artaud quiere referirse a Vincent van Gogh y dar cuenta de su trágico pistoletazo, publica un libro cuyo título lo dice todo: el suicidado por la sociedad. Pero hay quienes piensan distinto. Según Dante, los suicidas se cocinan en el Infierno como cualquier pecador. Por mi parte, prefiero el calendario popular de muertos que rige en México, donde no se habla de almas condenadas, sino de celebración. Los accidentados y los suicidas la tienen juntos, en un mismo día, el 28 de octubre. Me parece una idea interesante. Tal vez una parte de los accidentados sea de suicidas vergonzantes. Con cuidadoso descuido provocan al destino: salen a la carretera en copas o conducen a exceso de velocidad. Lo menos que se les puede decir: se la buscaron. El protagonista de Bajo el volcán, de Lowry, es un forastero que provoca las balas en un medio donde éstas son el idioma: tiene “tan poca suerte” como el peatón que cruza la calle sin mirar a los lados, o como los obesos, los cocainómanos excedidos en las dosis, los sedentarios de tiempo completo, etcétera. Si al llegar a cincuentones les toca una crisis cardíaca, ¿se podrá decir en su defensa que son totalmente ajenos? ¿O se trata de una vergonzante voluntad suicida? Pues bien, existe una zona intermedia entre los golpeados por la mala suerte, esto es, los accidentados auténticos, y los suicidas. Esa zona es habitada por una especie de individuos que se complace en tentar al destino, no del todo convencidos de su decisión final y tampoco de seguir viviendo. Y en ese claroscuro se debaten. No recurren a la vía rápida donde difícilmente quepa un tal vaivén, no: nada de soga o balazo. Dan un paso hacia la muerte y luego se arrepienten,

Ilustración de Juan Puga

Del suicidio al accidente: tropezar con la propia mano Marcos Winocur

incluso en la breve pausa que brinda la sobredosis entre su ingestión y la sangre infectada. Es decir, cuando un lavaje de estómago todavía puede funcionar. Entonces, retroceden y piden auxilio. Así los accidentados inauténticos o suicidas de vía lenta y dubitativa. En fin, entre los obesos compulsivos, que se lanzan sobre el refrigerador sin poder contenerse, plenamente conscientes de que están acortando sus días, y quien muerde el caño del revólver, la diferencia estriba en la velocidad: suicidio lento y diferido, o fast track. Es significativo que el verbo “matarse” sirva tanto para un accidente fatal como para el acto de quitarse la vida: “se mató en un choque de carretera”, e igualmente se dice: “se mató de un tiro en la sien”. Así, accidentados y suicidas, y variantes intermedias, se hermanan en el lenguaje y son muertitos que en la tradición mexicana se dan cita el 28 de octubre. El suicida es un sujeto para quien el mundo ha perdido habitabilidad. Vincent van Gogh, santo laico de los artistas, es el caso prototípico: otra hubiera sido su suerte de haber recibido un mínimo de reconocimiento por parte de sus contemporáneos. Quien no vendiera sus cuadros en vida, sale absuelto post mortem, y con la mayor de las glorias, resulta que sus pinturas valen millones de dólares, lo cual hace más injusto aún el pistoletazo: la mano aparece guiada por el rechazo de los otros. Claro, la sociedad siempre algo tiene que ver. Pero el individuo también. Frente a un mundo que a sus ojos ha perdido habitabilidad, las respuestas son variadas. Hay quien no lo soporta y se dice: me suprimo. Y hay quien se dice: suprimo al mundo. Y sale a matar gente, comenzando por quienes más gordos le caen, reservando una bala para sí. Y hay quien se dice: mañana será otro día. Así, como lo quiere el calendario mexicano, no está mal reunir a los accidentados, suicidas y fronterizos en una misma fecha de celebración. ¿No es acaso el suicida una suerte de accidentado? Claro que sí: un accidentado que tropieza con su propia mano •

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