■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 31 de marzo de 2013 ■ Núm. 943 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver
Sociedad
En el café, un cuento de J uan M anuel R oca
H.G. O esterheld : imaginación vs. Poder
de la
comunicación y a c i t í l o p d a d e i c so S ergio G ómez M ontero
bazar de asombros CARTA A VÍCTOR IVANOVICI “¿Qué tipo de sociedad se está conformando hoy?” A esta urgente pregunta, formulada por Chomsky, el escritor y politólogo Sergio Gómez Montero responde con un ensayo en el que analiza la manera en que los medios masivos de comunicación han añadido una función claramente política a las ya conocidas en los ámbitos tecnológico, económico e ideológico. Basándose en Sartori, Habermas, Ramonet y otros especialistas, Gómez Montero alerta contra los peligros inherentes a ese nuevo papel de los mass media, que los hace parte –integrante, e incluso sustitutiva– del Estado, cuando le dictan a éste no sólo el cómo sino el qué de una agenda que hace mucho dejó de estar orientada hacia la sociedad a la que, se supone, deberían servir tanto el Estado como los medios. Completan el número un artículo de Víctor Ugalde, presidente de la Sociedad Mexicana de Directores de Cine y Medios Audiovisuales, sobre el presupuesto asignado al rubro cultural, así como una entrevista con el escritor y académico de la lengua Vicente Quirarte. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx
Hace años que no tengo noticias de mi amigo, el escritor y traductor Víctor Ivanovici. Supongo que seguirá viviendo en su Atenas real e inventada (me decía un amigo griego que en la actualidad y para poder sobrevivir y soportar la realidad hay que vivir en la Atenas inventada, la que en las noches de verano nos muestra la Acrópolis iluminada por la luna siempre vieja y siempre nueva), y pienso que su imaginación seguirá fabulando sobre la tierra de su padre, su Austro-Hungría y sobre sus amados escritores rumanos. Se me antojaría ir a comer con Víctor a una destartalada y excelente taberna de Plaka. Nos veo devorando dolmadakia (hojas de parra), keftedes (albóndigas con el punto preciso de canela) y nuestro plato de lujo: el estofado de conejo con cebollitas. El vino (plenty of it, como decía Víctor) sería de Tracia y, tal vez, tomaríamos una copita de retsina de Evia. Con el kafedaki y las galletas de anís, vendrían los poemas de Lucian Blaga y de Tudor Arghezi, el recuerdo de las novelas de Sadoveanu y de Calinescu (especialmente su mítica narración El enigma de Otilia) y nos detendríamos un buen rato hablando de Ion Luca Caragiale y de Mihail Sebastián. Víctor recordará a la siniestra formación fascista, liderada por Codreanu que tenía el peregrino nombre de Legión del Arcángel San Miguel; a Mircea Eliade, Ciorán, Ionesco, Noica y Culianu (amigo de Víctor, asesinado en la Universidad de Chicago mientras defecaba. Esta doble vejación era clásica de la Legión y fue heredada por la Se cur itate del feroz conducator). Terminaríamos la evocación con los Petrescu, Dimitriu y Panait Istrati, el genial inventor de Adrián Zografi. Víctor tradu jo al español a Mircea Eliade; al rumano a Octavio Paz, Ritsos y Varvisiotis, y al griego a Eminescu y a Rebreanu. Tenía (yo creo que ya no la tiene) un alma monárquica y sentía una justificada admi ración por las reinas rumanas: María, su vestuario bizantino y su estudio inspirado en La dama del mar, de Ibsen; Elizabeth, que escribió con el seudónimo de Carmen Sylva varias respetables narraciones, y Helena, entusiasta promotora de la Cruz Roja. Los reyes, en cambio, fueron frívolos, caprichosos y erráticos. Carol ii salió corriendo
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Hugo Gutiérrez Vega de su país, cargando algunos Grecos y varios Brancusis. Se vino a México con su amante, la exótica madame Lupescu, y se fue a morir al cementerio de elefantes coronados, el resort portugués de Estoril. Víctor ocultaba esos desfiguros, pero no podía negar que la tontería de Carol abrió las puertas al siniestro conducator Antonescu y su gard de fer. Ya de salida hablaríamos de María Banus y Víctor atacaría a la “órgánica” Verónica Por umbacu. Yo la defendería y los dos diríamos a grandes voces el final del poema “Hiroshima”, de Eugen Jebeleanu (guardo la edición especial de ese gran poema, ilustrada por Florica, la esposa de Eugen). Ya parado en la puerta de la taberna, Víctor me llevaría al terreno de sus amados franceses, Du Bos, Claudel y Malègue. Antes de despedirnos dedicaríamos un minuto de bebida a Roth y haríamos el elogio de los magiares recién reivindicados Sándor Márai y el transilvano Miklós Bánffy. Blaga nos daría las últimas palabras: “En los terrenos de la noche, crece la luna y comienza la evocación.” Espero, Víctor, traductor de Paz y de Borges, hijo de austro-húngaro y de madre nacida en Cefalonia, rumano, magiar, francés, mexicano, griego, sobre todo, griego insular; espero que sigas pensando con la misma claridad y escribiendo con el mismo anhelo de perfección y de profundidad. Espero tu res puesta con una cita de Blaga. Larrevedere.
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Portada: Control remoto Collage de Julius Erler
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H.G. Oesterheld:
imaginación versus poder
S
e tiene certeza de su lugar y fecha de na cimiento (Buenos Aires, 22/07/1919), se dice que fue secuestrado en abril de 1977 y se sospecha que fue asesinado en el transcurso de 1978. Oesterheld fue uno de los creadores más fecundos de mediados del siglo xx en Argentina. El soporte narrativo fue la historieta que cultivó y difundió de distin tas formas, con múltiples personajes y di versas intenciones. Sus textos salían a la luz en varios formatos, desde aquellas tiras sema nales en alguna revista hasta posteriores edi ciones de libro. Actualmente su obra ha sido reimpresa en varias editoriales y algunos de sus títulos se consideran clásicos de la histo rieta. Una de las características más impor tantes fue su manera de entender el arte y la política. Vivió el período del pe ronismo y luego la dictadura en Argentina, por lo que su trabajo se desarrolló en un clima de ten sión, brutal represión y resisten cia. En los setenta, iniciada la dic tadura militar, se convirtió en el jefe de prensa del grupo guerrille ro Los Montoneros, lo que le costó no sólo su desaparición y muerte, sino también la de sus cuatro hijas, yernos y nietos. Oesterheld logró una articula ción de lo político y lo creativo en distintas dimensiones. En su mili tancia utiliza el cómic de dos mane ras: como un medio de educación y divulgación masiva, e intenta rees cribir la historia reinterpretándola desde su punto de vista. Pero la obra de Oesterheld tiene Oesterheld con su familia otro aspecto incluso más sutil y fino, que es el uso de la imaginación como el cerebro y nos hace hacer lo que ellos quie posibilidad de insubordinación y crítica. En el con ran”. Las posibilidades del control mental tenido de sus textos deja ver una preocupación so llegan lejos, hasta la modificación en la bre las formas de dominación, no sólo en su rostro percepción de los sentidos. Pero qui más evidente, sino en su dimensión simbólica; se zás el pasaje más esclarecedor de esta preocupa por denunciar cómo el poder puede ha idea es cuando, en Mort Cinder, Ezra cerse cuerpo controlando la imaginación y la vo Winston, el anciano anticuario ami luntad. Tres aspectos componen su lectura crítica: go del principal protagonista, cae lo psíquico como lugar donde se inscribe el some en manos de un médico que le timiento, la cadena jerárquica del poder y la libera manifiesta con claridad su inten ción de la imaginación como salida. ción de convertirlo en un “ojos En todo su trabajo, el autor muestra que si bien de plomo”, es decir, un ente com el poder tiene rostros duros, también existe una pletamente sometido: inteligencia mucho más peligrosa que actúa direc “Tranquilo… no te haré su tamente sobre lo psíquico. En La guerra de los Antafrir… diciéndolo en pocas pa res, por ejemplo, existen dos maneras de aniquilar labras, te injertaré en ciertas al contrincante: una es utilizando un rayo de tec partes del cerebro porciones de nología avanzada que en segundos mata miles de materia gris que te sacaré de par personas, y la otra es una “enfermedad” que “hace tes poco importantes de la materia agua el cerebro”. encefálica. Te cambiaré los circui Esta preocupación se plasma también en otros tos mentales, por así decirlo… y te desarro fragmentos. Sherlock Time es un personaje que pa llaré al máximo la capacidad de ser maneja sea por la historia y dialoga con Luna, amigo suyo do por otra inteligencia. Ya operado, seré yo anclado en un mismo tiempo y lugar. En un episo quien pensará por ti.” dio, como resultado de estar completamente enaje Aquí vemos la agenda del poder total, pe nado, Luna cae en “ondas mentales [que] ponen en ro con el acento puesto no en la coerción física,
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Hugo José Suárez
sino en el control de la estructura cognitiva. Lo mismo se argumenta en El eternauta cuando atribuye a Los Manos ‒seres más inteligen tes que los hombres‒ la facultad de instalar en sus víctimas un rayo paralizante que “inte rrumpe ciertas conexiones nerviosas”. En su lectura, el poder forma parte de una cadena perversa y jerarquizada. En la deliran te argumentación del doctor que está por ope rar a Ezra Winston para controlar sus circuitos cerebrales, se filtra la duda de si él mismo no será una marioneta de un ser todavía mayor: “¿O acaso yo no soy más que un instrumento de otra inteligencia superior, acaso yo no soy más que un ‘súper ojos de plomo.’” Esta idea también la puntualiza en El eternauta a través de Los Manos, que confie san que son subordinados de los Ellos, quienes les insertan una glándula artificial –imposible de ser extraída‒ que segrega veneno mortal cuando sienten miedo y dejan de obedecer. La única manera de quebrar la espiral perversa de dominación in finita es liberando la imaginación. En su intento por despertar a Luna, Sherlock Time le dice: “Usted no es amigo de dejar volar el pensamien to por nuevos caminos. Teme que le pase lo que a las moscas, que por lanzarse a volar suelen terminar sujetas por una telaraña. Hace us ted bien amigo Luna. Mejor no de jar volar el pensamiento.” Y va más lejos: “Usted vive en el siglo xx , amigo Luna, si aprendiera us ted a vivir en cualquier siglo, sa bría que todo, absolutamente to do, es posible […] Debe usted liberar su cerebro y aceptar como posibles cosas que todavía no se han inventado.” Oesterheld invita a la transgresión del horizonte de posibilidad o de la creación de nuevos horizontes. Así, lo posi ble no es prisionero del contexto inmediato a la vista, sino que “liberar el cerebro” implica liberarse de las trabas y ata duras que no permiten pen sar otras realidades. La fuerza de la propues ta de Oesterheld no sólo está en su dramática muer te y en su compromiso militante sino, además, en su crítica a la naturale za del poder en sus distin tas dimensiones. Pone en duda lo inamovible, lo que se presenta como imposible de cambiar, y en su lugar coloca a la imaginación. Propone una ruta que conjugue tanto queha cer práctico como autoanálisis de los mecanismos de control que nos ha bitan • El eternauta
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Juan Manuel Roca Un cuadro colgado en un museo es, posiblemente, lo
que tiene que escuchar más tonterías en todo el mundo. Hermanos Goncourt
Para Germán Espinosa
C
autiva de mí, presa de mí, exiliada de mí por artes de un hechizo, vivo en un cuadro, en un café desvelado. Sé que Gauguin en su lucha con el ángel ganó el duelo y que en su lucha con el diablo lo perdió, pero en esa guerra aprendió a vivir tras el claroscuro del tiempo. Como yo, Ma dame Ginoux, que soy parte inmortal de su progenie. Ahora sale el sol, un sol vendimiero y pican te que nos invita a levantar de la mesa del café. No es el sol hipócrita que se anuncia entre la niebla parisina de otros días y que crispaba al pelirrojo pintor obseso de amarillo. El señor Gauguin lo llamaba el Zuavo, tal vez porque Van Gogh había hecho un retrato de un zuavo peregrino. La verdad es que yo, Madame Ginoux, no conozco en detalle lo que rodea la escena, pues estoy de espaldas al suceso. Sólo tengo por delante una mesa de mármol más fría que esta galería del museo en que reposo, y en ella una botella de grifo, una copa esmerilada y a medio llenar, un pequeño plato con restos de una mantequilla que aún, en este año de des gracias de 1999, no se hace rancia. Corre, y no deja de correr ya nunca más, el año de 1888 en el que fui cautiva del pincel de Gauguin, co mo si hubiera pinchado mi dedo en la rueca del sueño. No sé qué ocurre tras de mí, pero por tanto profesor que desliza su mirada y por tanto visi tante del museo que se detiene ante mi eterna son risa, he oído que hay una mesa de billar que al gunos comparan con la del Café nocturno, de Van Gogh. El señor Gauguin, que ya no va a la Bolsa de va lores pues ha renunciado a la vida burguesa, ha raptado al zuavo del cuadro de su amigo y lo ha in vit ado a sentarse junto a un hombre que dormita, quizá, un sueño de alcohol donde chapalea el olvi do. Yo misma posé alguna vez para Van Gogh. Creo que Gauguin y Van Gogh intercambiaban fantas mas porque acá está, dicen algunos críticos con caras
impaciente pintor. Muchas veces los vi llegar a mi dulce abrevadero, ruidosos, levantiscos, penden cieros. Gauguin, arrogante, levantando su perfil de águila e impostando ser descendiente de incas o nieto de un tal Simón Bolívar, era terco como el mar. Un año antes de que lograra el hechizo de fijarme en el tiempo, había estado paleando en el canal de Pa namá y paseando su “ojo ejercitado” de pintor por Martinica, la isla lamida por un mar que mecía su recuerdo como una inmensa cuna. Su abuela se llamaba Flora, Flora Tristán. Era pa ria como él, revolucionaria como él, arisca como él. Y su padre, Clovis Gauguin, periodista al fin y al cabo, habría de morir en Puerto del Hambre, cuando
En el café
Café de Nuit, Arles, Paul Gauguin
‒Creo que en los rostros he alcanzado una gran simplicidad rústica y supersticiosa‒, le dijo un día Gauguin a su amigo. Y yo no sé, no puedo verme, ignoro si tengo un rostro rústico y algo agorero en mi semblante. Vivo en un cuadro y esto es como vivir en cuatro esqui nas a la vez. Es extraño que mi antiguo local, que mi Café de la Gare, del cual soy propietaria, ya no quede en Arles, sino en este rincón de un museo parisino. El cuadro en el que vivo es un homenaje de Gau guin a Van Gogh. Tiene, según dicen, rojos, ver des y ocres, semejantes a los del Café nocturno del
“
Mis ojos sólo parpadean cuando se prenden y apagan las luces del museo. No se cierran mis ojos aun cuando la noche echa a andar por los pasillos con pasos de bailarina, con pies de musgo o de gamo.
“
Paul Gauguin
de velorio, el cartero Roulin con su gorra imperdible charlando con tres damas de ocasión, prost itutas, aldeanas, como todas las chicas de los burdeles de Arles. ¿Eran Blanche, Monelle, Solange? No recuer do si alguna de ellas recibió de Van Gogh el caracol de su oreja. Ni si el cartero les trajo algún mensaje, pero allí está, tras la jornada de nomadeo por calles empedradas donde reparte cartas, trozos de leja nía. Hay una modorra similar al nirvana de un gato y tres bolas de billar quietas sobre la verde sabana de la mesa, lo que agrega ‒dice el hombre de boina ladeada parado frente a mí como ante un espejo‒ una atmósfera de mayor quietud al óleo, a las figu ras convocadas.
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iba con toda su familia hacia Perú, es decir, hacia el mito o el olvido. Es 1888 en el cuadro y en la vida. Un trágico año en el que Van Gogh esgrime una navaja contra su amigo, el mismo año en que Van Gogh se cercena una oreja (alguien dice que lo hizo para no escuchar el canto idiota de la época) y la envía, como quien entrega un souvenir, a una prostituta. Es un año ne gro, aunque el negro no exista según las palabras de Gauguin: “rechacen el negro, y esa mezcla de blan co y de negro que se llama gris. Nada es negro, nada es gris. Lo que parece gris es un compuesto de ma tices claros que puede adivinar un ojo ejercitado”. Pero si no hay negro, si no hay gris, no sé cómo lla mar este febril año de 1888, me digo, y no borro mi sonrisa ni bajo mi puño acodado a la mesa desde la que veo cruzar el mundo, el lento mundo. Es 1888 y mi pintor martilla tres clavos de óleo a un Cristo amarillo. Ebrio de color, da de beber a su soledad, a su sombra y a su hastío, habla solo y se dice que una paleta embrujada está hecha de ocres rojos, de ber mellón y amarillo de cadmio, de verde esmeralda, azul de cobalto y azul de Prusia, todos mezclados en una marmita, la pasión. Ama a la mujer como a un país desconocido y a la bebida como a una estación para el festejo. Un día Van Gogh dijo algo así: Paul es un ser en el que la sangre y el sexo prevalecen sobre la ambición. Ahora cruza un pedante frente a mí y atomiza mis recuerdos: “Al pintor que hizo este engendro de co lores, no le adjudicarían hoy una plaza de profesor en ninguna escuela de Bellas Artes.” Y sigue de lar go. A cada tanto aparecen por acá los artistas del desdén: son dioses sin Olimpo. Hay otros que se aproximan a mi rostro y me exa minan como a un mapa. Quieren encontrar el tru co, la pincelada de la eterna juventud, pero sólo me dejan un rancio olor a vino. Muchos de ellos, pari sinos malolientes, parece que llevaran en la boca algún muerto insepulto. Pero nada tan parecido como un museo y una se sión de espiritismo. En torno de los cuadros, el mé dium, con los ojos en blanco, habla. Tiene una voz dis tinta para cada cuadro, describe el mobiliario de una pintura como si él lo hubiera fabricado, e invoca a los espíritus. Sabe que soy Madame Ginoux, meso nera, dueña de burdel, dama de café, amiga de dos pintores salvajes, los locos de Arlés a los que llama por medio de mi oído. Tiene el vicio de la historia. Por eso me pregunta qué se siente viviendo más allá de un simple cuerpo, qué se siente atrapado en un es pejo, mientras el cuerpo es, hace ya muchos soles, un suave pasto de olvidos. Mis ojos sólo parpadean cuando se prenden y apagan las luces del museo. No se cierran mis ojos aun cuando la noche echa a andar por los pasillos con pasos de bailarina, con pies de musgo o de ga mo. El viejo guardián duerme en su rústica silla, a veces lo hace bajo el cuadro en el que vivo. Y es como si su figura silente se sumara al zuavo y al durmien te, al cartero Roulin y a las tres mujeres. En realidad, duerme bajo mi mesa de mármol, más fría que esta galería del museo. Ahora sale el sol, un sol vendimiero y picante que nos invita a levantarnos de la mesa del café. Pero él único que lo hace es el guardián. Él abre sus ojos para envidia de nosotros, que nunca los cerramos •
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Lluvia
Ilustración de Steven Daiber
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Efraín Bartolomé
ienen cien nubarrones colosales. Mugen como una bestia amenazante. Sopla un viento violento. Un incesante rumor de acoso y furias demenciales. Truena el trueno en los campos celestiales con un turbio fervor relampagueante. De pronto un rayo estalla y al instante cae la lluvia: brotan los raudales. Caen espesos goterones densos en ráfagas arteras que golpean los oscuros ramajes indefensos y vientos más oscuros merodean las anchas hojas. En los ríos inmensos, fragmentos de la luz caracolean. Viene la lluvia en golpes torrenciales con tropel de manada trepi dante. Muge el violento viento alucinante sobre las altas cumbres terrenales. Caen espesos goterones densos en ráfagas sombrías que golpean las anchas hojas. Luego abofetean los espesos ramajes indefensos. Lluvia de las verdades primordiales. Lluvia infinita, espesa: lluvia ronca. Lluvia que desbarata cafetales. Lluvia de los misterios forestales de la vida y la muerte. Lluvia bronca. Lluvia de los dolores ancestrales. Lluvia animal que brama en las alturas y se mantiene luego en un continuo gañido lento. Brilla el duro relámpago violento contra el ciego diluvio y sus conjuras. Lluvia bestial que brama en las alturas y se alarga despacio en un parejo mugido lento. A veces se oye un dejo de hondo placer o vagas amarguras. Lluvia lavando selvas y montañas. Lluvia toro rompiendo su corral. Lluvia que tumba troncos como cañas. Lluvia estam pida. Lluvia virginal. Lluvia ingenua y salaz. Lluvia en marañas. Lluvia como una danta colosal. Lluvia que resucita cafetales con un golpe de savia. Lluvia amarga. Lluvia que suelta su violenta carga contra los altos montes capitales. Lluvia de los placeres celestiales. Lluvia torva, inflexible, manilarga. Lluvia de peso muerto y so brecarga. Lluvia de los delirios terrenales. Lluvia donde el buen Dios relampaguea herido de placer sobre la Madre. Lluvia con la que el tiempo aguijonea al Cielo fértil para que taladre la femenina entraña que desea ser penetrada por la lluvia padre. Oigo caer la lluvia más brutal. El fragor de la lluvia deletrea sombras y vagos nombres. Juguetea caldos de vida y muerte. El temporal es una bestia oscura que babea en los campos del cielo, anchos y amargos. Lluvia que arrastra troncos y letargos. Lluvia que brama y grita y se pandea. Oscura tempestad, torvo animal. Lluvia herida, encendida, radical. Nubarrón de murciélagos. Marea de los mares del cielo desatada. Lluvia bi sonte atroz. Lluvia manada. Lluvia que en su derrumbe se recrea. Lluvia violenta que en su atroz descenso raja troncos enormes y atropella cuanto encuentra a su paso. Deja huella en la tierra, en la noche, en lo que pienso. Cada vez que un relámpago destella bajo el bruto poder del cielo inmenso, cuando prueba su fuerza el rayo inten so y quema un árbol o borra una estrella, me doblego a sus leyes. No hay querella contra su artera voluntad. Resuella la gran Madre gozando del extenso abrazo de los cielos. En suspenso, la miro disfrutar lluvia y centella. Y entiendo y callo en mi refu gio: tenso. Lluvia macho. Feliz lluvia que pasa. Enjambre tenso que de pronto estalla. Lluvia que cuando surge todo acalla. Lluvia que viene y cunde y todo arrasa. Lluvia como un ramaje que se abate. Esta lluvia total, lluvia que ultraja, del ancho árbol del Cielo se desgaja. Lluvia amor y dolor. Lluvia combate. Santa lluvia violenta y enfer miza. Lluvia que lava y preña y fertiliza. Lluvia cansándose. Lluvia acompasándose. Lluvia asfixiándose. Lluvia apaciguándose. Dulce lluvia feroz. Lluvia vencida. Lluvia herida de muerte que da vida. (Del libro Cantando el triunfo de las cosas terrestres, Universidad de Ciencia y Tecnología Descartes y Casa Juan Pablos, México, 2011.)
La entrevista con Vicente Quirarte Adriana Cortés Koloffon
Foto: FIL Guadalajara/ Gonzalo García Ramírez
Vicente Quirarte, miembro de la Academia
‒La muerte de Camus fue un accidente en coche, pero de alguna manera fue una muerte buscada.
literatura del siglo xix y en literatura de
–Rubén Bonifaz Nuño, tu maestro, ¿fue tu segundo padre?
Mexicana de la Lengua, poeta y especialista en vampiros y monstruos, estudió en la Facultad
de Filosofía y Letras pensando “ingenuamente”, como lo confiesa, que estudiaría para
escritor. En su más reciente libro, La invenci
ble (Joaquín Mortiz), suerte de autobiografía y
ensayo al mismo tiempo, revela esta y otras
facetas de su vida: dos suicidios: el de su padre,
Martín Quirarte, historiador y profesor de la
misma Facultad en la unam , y el de su herma-
no; la forma en que aún pervive la sombra de su padre en su poesía; la pasión por los libros y la
relación entre escritura, vida y muerte.
-¿P
or qué escribes este libro cuando ya has superado la edad de tu padre al suicidarse?
‒Dice José Lezama Lima que el verdadero nacimiento de un hombre es cuando muere su padre. Yo creo que a raíz de la muerte de mi padre tuve un segundo nacimiento. Me da mucho gusto a esta edad vivir cosas que él ya no pudo por ser tan poco amigo de sí mismo. Creo que el libro está lleno de muerte, pero también de su contraparte que es la vida. No pretende ser una apología del suicidio, aunque sí una defensa de quien decide hacerlo, in clusive si se es creyente. Fue otra pregunta que me hice: cómo mi padre siendo católico pudo haber to mado una decisión así. –Además era un profesor muy querido por sus alumnos…
‒Aquí se cumplen las palabras que cito de un poe ta de los Siglos de Oro, Cristóbal de Castilleja, cuan do decía: “Contra mí mismo peleo, defiéndame Dios de mí.” –También incluyes un epígrafe de Camus: “Hay sólo un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio.”
‒Profesores puedes tener muchos, maestros só lo unos cuantos; son los que te marcan, a los que de cides seguir como un ejemplo ético y estético, las dos cosas deben estar unidas. Una de las cosas que me duelen es que Rubén no haya leído La invencible para que se diera cuenta de las coincidencias que tenían sentido para mí: que hubiera nacido casi el mismo día que mi padre biológico. Lo más importante que me enseñó fue la capacidad de reírme de mí mismo. Rubén era el hombre más triste en su poesía y el más alegre y generoso en la vida diaria; disfrazaba toda su tristeza y su soledad con este sentido del humor extraordinario. También me enseñó que la poesía es el más libre de los ejercicios. –¿Cuáles fueron tus inicios como poeta?
‒En la preparatoria y de una manera también má gica. Tuve dos encuentros decisivos en ese entonces. En 1971 cuando estaba en segundo de prepa, se cum plieron cincuenta años de la muerte de López Velar de, cincuenta años de la publicación de “Suave pa tria” y la preparatoria organizó un concurso; tuve la suerte de ganar ese premio de poesía. Mis premios fueron la obra completa de Carlos Pellicer publicada por la unam , cuidada por Bonifaz Nuño; él era el director de la imprenta universitaria. El otro regalo fueron las obras completas de Juan Díaz Covarrubias preparadas por Clementina Díaz y de Ovando. Pasa ron los años y yo me hice amigo de Rubén Bonifaz Nuño y ocupé la silla 31 de la Academia Mexicana de la Lengua, que ocupó antes Pellicer, y mi madre adoptiva fue Clementina Díaz y de Ovando; orienté mucho mis investigaciones hacia el siglo xix mexi cano, que ella conoció como nadie. –¿Tu padre se negaba a que estudiaras literatura?
‒Hubiera querido evitarnos los sufrimientos reales que pasó al estudiar humanidades. Yo tuve la fortu na de tener un padre que me mantuviera, pero él tuvo que trabajar de joven para mantenerse. Tuvo que com batir mucho para salir adelante, para formar su biblio teca; dedicaba su sueldo a enriquecer las arcas de los libreros de ocasión. Desde muy joven tomó anfeta minas para no dormirse y estudiar, y esas drogas lo
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escritura, antídoto contra la muerte destruyeron. Finalmente la única droga que te salva es el amor: es una frase de Francisco Hernández. Mi padre no creyó en su poder curativo. El amor en todos los sentidos: al prójimo, a una mujer, a los hijos, a lo que haces. Cuando lo que tienes dentro se convierte en tu peor enemigo, dejas de creer en el amor. –El amor está presente también en la poesía de Bonifaz…
‒Como buen poeta, era el pararrayos de todas las desgracias del mundo. En su poesía exorcizaba sus de monios. Por eso, uno de sus libros centrales se llama Los demonios y los días. –¿Qué te enseñó tu padre?
‒La exigencia de la palabra justa que desveló a Flaubert y que mi padre conseguía con fervor siem pre fue una de sus grandes lecciones: que la escritura fuera maciza, tuviera cuerpo, dijera algo. Creo que el lenguaje es una responsabilidad muy grande; hay que practicarlo con toda la fuerza que merece. –¿Cómo se vincula la ciudad a tu padre?
‒Mi padre, que nunca manejó, era un gran cami nador, como todos los grandes solitarios, y él nos enseñó ese hábito. Conocer la ciudad de la mano de un historiador era un privilegio. La ciudad era nues tro campo de conocimiento y ahora que releo a Boni faz me doy cuenta de que también está presente en toda su obra. Su discurso de ingreso a El Colegio Nacio nal se llama “La fundación de la ciudad.” Cuando entras en una ciudad nueva que no conoces es como hacer el amor a una ciudad: caminarla, recorrerla o cono cerla otra vez, reconocerla, si ya estuviste en ella. Como en el amor, hay ciudades que te decepcionan. –¿Qué te dice el binomio correr-escritura al que te refieres en La invencible?
‒La carrera es algo solitario, gratuito, desintere sado aunque compitas contra otros. Por eso decía Robert Frost que el poeta es un hombre de proeza como el atleta, porque lleva a cabo una hazaña. Creo que la creación es lo que nos mantiene aquí. –Eres especialista en literatura de monstruos, ¿a cuál le temes más?
‒A Dr. Jekyll and Mr. Hyde, porque nace dentro del corazón, dentro del alma, y desata sus amarres sin que te puedas dar cuenta •
Presupuesto cultural:
7
primer año, primer recorte Víctor Ugalde
A
penas se puede creer que después de doce años de estar haber estado fuera del Poder Ejecutivo Federal, el pri no haya logrado crear y madurar funcionarios que sembra ran expectativas positivas y así no tuvieran que re petir cuadros, que en su momento tuvieron errores dramáticos en la materia a la que ahora regresan. Tampoco se puede creer que repitan los mismos erro res que los llevaron a la pérdida de la confianza pú blica en el siglo pasado. Tovar y de Teresa regresó y en sus dos administra ciones anteriores fue el encargado de desmantelar la industria cultural cinematográfica mexicana, obli gado o no por la verticalidad y disciplina del sistema priísta. Del 1992 a 2000 se redujo, en términos rea les, el presupuesto a la cinematografía y se pasó de producir ochenta y cinco películas de largometraje al año en la década de los ochenta, a sólo dieciséis en el período zedi llista. Producto de la reforma a la Ley de Cine de 1992, que dejó al cine mexicano a merced de las fuerzas del mercado en preparación a la entrada del TLCAN y de la OMC, es esta situa ción que propició una grave caída en la expre sión fílmica de los artistas mexicanos y el apoderamiento de las trasnacionales de nues tro mercado. El ejecutivo salinista y la mayoría priísta eran uno solo y actuaron en contra de los inte reses de la nación, a pesar de la resistencia de algunos de los cineastas. Sus voces fueron si lenciadas mediante la falta de apoyos y el des mantelamiento de la cadena productiva. Ahora, nuevamente la Secretaría de Hacienda envió un presupuesto restrictivo y, en esta ocasión, gra cias al oficio del priísmo, todos los partidos lo avalaron y no le corrigieron la plana, tal y como sucedía cuando el PRI era oposición y, de forma conjunta con todos los partidos, casi siempre le corrigieron el rumbo al PAN de Fox y Calderón. Los recortes propuestos en la primera década del siglo XXI fueron anulados con incrementos tales que nos permitieron crecer y recuperar nuestra expresión fílmica, con excelentes resultados. Ahora, como gobierno, los priístas regresan a sus viejas prácticas al reducir el presupuesto al cine y la cultura. En esta ocasión se propuso un presupuesto donde al sector cultura lo hacen pasar de 16 mil 285 millones 72 mil 416 pesos, a 16 mil 533 millones 628 mil 693, lo que aparentemente represen ta un incremento de 0.01%, pero que en realidad es un retroceso real, ya que la pérdida del poder adqui sitivo en 2012 fue de 4%. Lo propuesto para el Instituto Mexicano de Cine matografía (Imcine) pasó de un presupuesto ejercido de 525 millones en 2012 a uno aprobado para 2013 por sólo 374 millones 575 mil 584 pesos, a lo que hay que restar 25 millones más por una orden de la SHCP, esto sin considerar la pérdida del poder adquisitivo. En otras palabras, al Imcine se le asignó 36% menos.
El recorte es grave, pero lo es aún más si vemos las áreas donde se aplicaron: se suspendió el apoyo al Eprocine por 80 millones de pesos, es decir, a un pro grama de apoyo a la distribución y formación de públicos que apenas iniciaba y cuando todavía no se alcanzaban a ver los resultados. A lo anterior agré guense los recortes al Fidecine, Imcine Producción y Foprocine por más de 30 millones, a lo que hay que sumar cantidades superiores a los 10 millones a la partida de donativos (festivales, promoción y apoyo a diversos programas de creación). También se ter minó con los 30 millones que Conaculta adjudicó de forma directa a largometrajes vía Imcine. De nada sirve que se cambie de secretarios de Ha cienda y partidos; todos envían un presu
primera década del siglo XXI fueron las industrias del cine y del audiovisual. ¿Por qué castigar un proyec to exitoso, que tantos beneficios estaba mostrando en todos los ámbitos de su acción? ¿Por qué frenar lo que apenas estaba a punto de crecer y consolidarse? ¿Por qué reducir la expresión plural de los cineastas del siglo XXI? ¿A quién conviene este brutal recorte? ¿Querrán silenciar nuevamente la voz del cine me xicano y la de sus artistas, que actualmente es viva, plural e inteligente? La única buena señal de los úl timos días ha sido el nombramiento del promotor cultural Jorge Sánchez. Hombre conocedor del me dio y de las necesidades fílmicas, sin embargo inicia su administración con menos presupuesto y
ort e al pre sup ues to a Ma rch a en con tra del rec
puesto reduccionista por su pensamien to anacrónico que condisera como un gasto a fondo perdido lo invertido en el cine y la cultura, cuan do las teorías modernas nos indican que en realidad se trata de inversión detonante de múltiples benefi cios adicionales sociales, artísticos y culturales. Las industrias culturales son uno de los sectores más dinámicos de la economía mundial y aportan, según la UNESCO , más del 5% del PIB en los países donde se produce. En México, según la investi gación, la cultura aportó 6.7% en 2002, y datos más recientes del CIDE nos indican que en 2012 dicha aportación se incrementó hasta superar el 8%. Uno de los pocos sectores que realmente crecieron en la
la cul tur a en Mé xico , 200
6. Fot o: Edg ar Efré n Lóp
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posibilidades de acción. Dice la cultura popular que mal inicia la semana a quien ahorcan en lunes. Mal inicia un gobierno que recorta a la cultura y al cine. ¿Hasta cuándo se entenderán los tiempos que vive la nación y dejarán de repetirse los mismos errores? ¿Hasta cuando se cumplirán los tratados interna cionales de los Derechos Económicos, Sociales y Cul turales (DESC) de los Derechos Humanos, así como la Convención Internacional sobre la Protección y Pro moción de la Diversidad de las Expresiones Cul turales, que se obliga a los estados firmantes a ga rantizar el acceso a la expresión audiovisual del imaginario nacional, además de crear mecanismos para su circulación en el país y el mundo? •
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comunicación y sociedad política
Ilu st ra ci ón :
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Sergio Gómez Montero
E
l pasado 20 de enero, Gustavo Ogarrio pu blicó en estas páginas un texto, “Volver al pasado: melodrama y restauración”, en el cual se vislumbra lo que aquí se tratará de ver otra vez dada su relevancia actual: los medios y su papel en la sociedad actual. Se asumirá que como parte de los procesos de resigni ficación por los que desde hace tiempo atraviesa el capitalismo para seguir predominando a nivel mun dial, el papel de los medios colectivos de comuni cación (incluido allí el ciberespacio) ocupa un lugar clave, que no es aquí, desde luego, en donde por pri mera vez se menciona. Ya desde hace tiempo Ma nuel Castells y Néstor García Canclini –entre otros varios‒ han abordado la temática. En lo que aquí se pone énfasis es en algo que sólo de manera tangencial se ha abordado, pero que ocupa un lugar clave en los procesos de resignificación mencionados. Hoy, como se verá, el papel de esos medios juega un papel estra tégico en términos de resignificación capitalista. ¿Cómo se expresa hoy esa resignificación? Tou raine (¿Podremos vivir juntos?, 1997) lo expresa cuan do habla de la “desmodernización” y de que ésta es ante todo ruptura entre el sistema y el actor, y revis te como aspectos complementarios la desinstitu cionalización (debilitamiento o desaparición de las normas codificadas y protegidas por mecanismos le gales, y más simplemente la desaparición de los juicios de normalidad que se aplicaban a las con ductas regidas por instituciones), la desocialización (desaparición de los roles, normas y valores sociales mediante los cuales se construía el mundo vivido) y la despolitización (el orden político ya no consti tuye, no funda el orden social). Eso en cuanto a la sociedad en su conjunto. En cuanto a los medios, Javier Martín Nieto analiza en su texto “Historia de un desencuentro” ( xiii Foro, Medios de Comunica ción y ciudadanía, Fundación Hugo Zárate, España, 2011) la resignificación de los medios, caracterizán
dola en lo fundamental por un recorte de los dere chos ciudadanos y restringir a lo otro, a lo diferente. No es en balde, pues, analizar hoy los medios como vanguardia del neoliberalismo. Pero vale la pena iniciar con un breve recuento de la historia salvaje de esos medios, pues como afir ma Ignacio Ramonet ( ap , entrevista con Raúl Zibe chi, 14/ i /2013): “Lo que está pasando en el campo de la comunicación sólo es comparable con la inven ción de la imprenta por Gutenberg en 1440.” Es decir, lejos se está, es cierto, el siglo xv de nuestra era, cuando Gutenberg le da vida a la im prenta, y la lectura y la escritura se comienzan pau latinamente a universalizar, con lo cual los procesos de comunicación humana comienzan a sufrir cam bios radicales. Experiencias lejanas, cuando pau latinamente la oralidad comienza a competir con la escritura, sin que esto nada tenga que ver con el sur gimiento del alfabeto, ése sí remoto de verdad. Co municación colectiva había también a través del arte, pero aún más restringida que la del alfabeto y la comunicación oral y escrita. En la primera mitad del siglo xix (1836) final mente Morse perfecciona el telégrafo, que va a acompañar la consolidación de los procesos de ma quinización de la revolución industrial. Un nuevo salto en la comunicación humana no tarda en darse, primero con la extensión creciente de la prensa es crita, el surgimiento del radio y posteriormente del cinematógrafo. Esto hasta finales del siglo xix . Pe ro con esos acontecimientos se puede decir que la comunicación humana se transforma radicalmente, siendo sorprendente lo que en el siglo xx va a su ceder con la televisión y el ciberespacio (internet y redes sociales), que implicaron e implican cambios tecnológicos sorprendentes, así como comunicacio nales, económicos e ideológicos por igual. Desde luego, la invención y posterior uso de los medios mencionados (mass media) provocaron cam bios sociales de diversa naturaleza, aunque todos ellos conllevaron el aceleramiento del intercambio de mercancías (desde entonces ellos son parte del supuesto mercado libre y pasan a ser una mercan cía). ¿No acaso, por ejemplo, la imprenta permitió que ese intercambio se facilitase con la impresión de papel moneda (los chinos lo utilizaban desde el
siglo xi ) y de los estados contables? ¿Qué tanto ace leró el intercambio de mercancías el telégrafo? ¿Qué cambios provocó en ese sentido la prensa escrita masificada? ¿No el radio acaso, y en menor medida el cinematógrafo, abrieron nuevos campos al con sumo de una manera impresionante? Y hoy, ¿no la televisión e internet también son una de las bases más sólidas para promo ver el consumo? No hay que olvidar que Lukács (Historia y consciencia de clase) vincula de manera estrecha moda y con sumo, y los miembros de la Escuela de Frankfurt abordan temas tan apasionan tes como la reproductibilidad técnica del arte, la industria cultural y la razón instrumental, todo lo cual tiene que ver, directa o indirectamente, con los medios masivos de comunicación. Y desde luego, los fenómenos aquí rápidamente mencionados tienen vin culaciones directas con la economía: mu chos de ellos (a excepción de la imprenta en sus orígenes) acompañan el desarro llo del capitalismo de manera estrecha, apoyando en gran medida la hiperex pansión de éste, particularmente en la época contemporánea, lo que no se ex plicaría sin el desarrollo de la computa ción (cuyo surgimiento es ambiguo, pues inicialmente, durante la segunda guerra mundial, tuvo fundamentalmen te fines criptográficos). Los medios co lect ivos de comunicación, además, han tenid o desde sus orígenes profundas re percusiones ideológicas. Es decir, más allá del desarrollo tecnológico que ellos han implicado, su función no se ha remitido sólo al campo de la técnica ni de la economía. Ellos, aparte de lo anterior, han tenido una fun ción ideológica relevante: sin ellos –lo decía McLuhan (El medio es el mensaje)‒ es virtualmente imposible la modernidad en todas sus vertientes, pues su impacto ideológico ha modificado de raíz a esa modernidad. Es decir, los medios modernos (básicamente prensa, radio, tv y computación con todas sus va riantes) nacen fundamentalmente, no sólo con fines comunicativos y más encubiertamente económicos (desde que surgen su finalidad es incrementar el consumo fundado en la publicidad), sino que una de sus tareas primordiales es contribuir de manera preponderante a impulsar la alienación en su va riante de control de la conciencia a través, sobre
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todo, de difundir mensajes subliminales que han provocado, cada vez en mayor medida, que sean ellos los que determinen (por esa vía de la incon ciencia) los quehaceres humanos entre gran parte de la humanidad. Si en 1984, de Orwell y en la pelí cula Brasil, de Terry Gilliam el monstruo era un Es tado controlador altamente militarizado, hoy ese Estado, hasta ahora, no alcanza aún el grado de mi litarización (¿será que hacia allá vamos?) de las fic ciones mencionadas, adquiriendo en la actualidad una variable más “suave” representada por la exis tencia controladora de conciencias que concretan los medios de comun icación masiva. Ahora bien, Sartori (Homo videns, La sociedad teledirigida) y Habermas (Teoría de la acción comunicativa), entre otros varios, han analizado críticamente el papel actual de los medios; mas hay un campo que para ellos ha escapado, porque es apenas hasta re cientemente que ese campo se ha hecho cada vez más presente. Me refiero, claro, al papel político que
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juegan los medios y que se aúna al papel económico e ideológico que hasta hace algunos años los carac terizara (Habermas pone énfasis en las distorsiones comunicativas por ellos ejercidas con fines de con trol de la conciencia, en tanto que Sartori muestra su preocupación por la destrucción de los procesos educativos que ellos han provocado, hasta llegar hoy –esto no lo dice Sartori, lo afirmo yo‒, a un paso de que la tv se haga cargo formalmente de todos los procesos educativos, promoviendo formalmente, en México, los ajustes reformadores en educación que Popkewitz ha analizado a profundidad). Como sea, el paso de la comunicación a la política pudiera decirse es el primer indicio de que los medios (y so bre todo tv y posteriormente el ciberespacio) no sólo pasan a formar parte del Estado (lo integraban desde antes), sino que pasan a cumplir una nueva función política que antes no tenían: ejercer tareas de gobernación de la polis que antes, se pensaba, eran potestad del Estado como Leviatán. Hoy, pues,
Hand-out, Liza França, ilustración ganadora del primer lugar por el CNW Group/ Canadian Committee for World Press Freedom
“Lo que está pasando en el campo de la comunicación sólo es comparable con la invención de la imprenta por Gutenberg en 1440.”
la escuela tiene disminuida a lo mínimo la posibili dad de competir con los mass media. Aunque, sin duda, no sólo ella. ¿En qué consiste este nuevo papel? Es decir, hoy existe un nuevo Estado dominado por los mcm , da do que ellos son los que han determinado los que haceres políticos de la actualidad. Tómense como casos paradigmáticos Italia, Inglaterra y México (en menor medida Rusia), en donde los imperios te levisivos de Berlusconi, Murdoch y de Azcárraga Milmo (y su socio en las tinieblas, Salinas Pliego) virtualmente determinan qué hacer no sólo en cues tiones políticas sino en general en la vida cotidiana.
Desaparecida la conciencia (o sometida a la tv , que tiene dominada a la radio y en buena medida al ci berespacio) de gran parte de la población, y ella es hoy la que pone y quita a gobernantes de todo tipo, bien sea encumbrándolos subrepticia y corrupta mente, o fijando las agendas de la vida nacional: reducido (o sometido) el papel del gobierno a los dictados de un Estado complejo (compuesto y do minado sobre todo por los poderes económicos, que nunca son blancas palomas: allí se mezclan lo mismo empresarios, cúpulas eclesiásticas, medios colecti vos de comunicación, gobiernos extranjeros y nar cotraficantes), este Estado utiliza a los medios co lectivos de comunicación para definir el manejo del país (y lo inverso también es válido). Esa irrupción política de los medios en la vida cotidiana (José Martín Nieto: “Historia de un des encuentro”: “Vivimos en una sociedad mediatiza da, muy mediatizada, donde no sólo accedemos a la información y la formación a través de los me dios, sino que incluso forjamos nuestros de seos, anhelos, valores y emociones a través de ellos”) se expresa indistintamente en términos de justicia (el montaje televi sivo en el caso Florence Cassez), edu cación (la nueva reforma educativa), ficción cinematográfica (Argo o Zero Dark Thirty) o política-política (la asunción a la Presidencia de Peña Nie to, plagada de fraudes pero cínica mente impuesta por la televisión) o la virtual y paulatina desaparición de la prensa impresa ‒que no es ca sual‒ desplazada por internet y to do lo que ello implica. Por eso, la única realidad que los políticos conocen es la transmitida por los medios. Muchas facetas tiene ese fenó meno contemporáneo, pero una de las más tristes (para mí) es la reduc ción a lo mínimo de la inteligen cia, pues hoy ésta está en manos de personajes no sólo corrompidos por el dinero, sino carentes la gran mayoría de veces de ilustración só lida, aunque no de inteligencia ma lévola. Y sobre esta temática habría que preguntar: ¿qué tanto los in telectuales universitarios (básica mente) que participan en la tv o en la radio se encuentran contamina dos por esa tendencia de banalizar lo trascendente y asumirlo sin un senti do crítico? ¿Cuánto tiempo durará esta crisis del Estado y de la inteligencia? Es realmente muy difí cil predecirlo, pero evidentemente en el corto plazo no se vislumbran perspectivas alentadoras. Por el contrario (y no soy pesimista de manera gratuita), pareciera que las cosas tienden a agravarse. Y sí, el problema de fondo es el que encierra la pregunta: ¿qué tipo de sociedad es la que se está conformando hoy? (Chomsky: “El control de los medios de comu nicación.”) Pero lo más interesante de todo, con la explosión actual de los mcc es que aún no sabemos con precisión qué sociedad política y qué sociedad de la información nos van a tocar vivir en un futuro próximo, y el optimismo no precisamente hace pre sa de nosotros •
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leer
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México como problema. Esbozo de una historia intelectual, Carlos Mades y Rodolfo Sánchez (coordinadores), Edit. Siglo xxi/uam, México, 2012.
C Dos veces intro. En la carretera con Patti Smith, Michael Stipe, Sexto Piso, España, 2012.
“Había una vez una chica que, ante todo, se sentía sola. Diferente, extraña, sintiendo que nadie se dirigía a ella, o a los de su clase. Encontró refugio en alguien de un lugar lejano que se aventuró a salir y habló. Esta misma chica encontró su propia voz y su propia fuerza y se aventuró a salir y hablar por sí misma.” Esa chica, huelga decirlo, es la propia Patti Smith hablando de sí misma como lo hace todo aquel que se sabe Uno pero, al mismo tiempo, se intuye Múltiple… o quizás exactamente al contrario, como bien puede certificarlo este volumen que, aun firmado por Stipe, en realidad es el fruto colectivo de varias voces, plumas y miradas: las de William s. Burroughs, Oliver Ray, Paul Williams, Jutta Koether, Tom Verlaine, Thurston Moore, Jem Cohen, Lisa Robinson, Jenny Kaye, Kim Gordon, Frances Yauch y, por supuesto, Stipe y la letrista/compositora/fotógrafa cuyo mítico regreso a los escenarios dio el pre-texto para un libro –éste– inclasificable por misceláneo, diverso y polivalente. Es decir, como la propia Patti Smith. Originalmente publicado hace quince años, ahora traduci‑ do por Raquel Sevilla Guillén, Dos veces intro… es el retrato de algo que bien podría definirse como una resurrección asistida: la de Smith, que luego de dieciséis años de silencio volvió a pisar un escenario, de la mano de Bob Dylan y, lo afirma ella, con la indubitable presencia de Fred Sonic Smith.
Albricias
Felicitamos calurosamente a
Myriam Moscona
por haber obtenido el Premio Xavier Villaurrutia 2013
La muerte de la tragedia, George Steiner, fce -Siruela, México, 2012
ANÁLISIS DE LO INMEDIATO
EL FIN DE UNA FORMA ARTÍSTICA
RICARDO GUZMÁN WOLFFER
RAÚL OLVERA MIJARES
on esta colección de ensayos sobre el México que vemos y el que nunca veremos, se retoma una tradición literaria: el ensayo sobre el ensayo. A partir de dieciocho ensayos destacados, sendos autores contemporáneos revisan, primero, si aquello que se pensaba sobre México hace algunas décadas aún funciona, y, segundo, cómo sirve para comprender hoy a nuestro país y eso que llaman lo nacional, lo mexicano. Nombres destacados: Mariano Otero (cuya fórmula para el juicio de amparo está próxima a desaparecer), Andrés Molina Enríquez, José Revueltas, Daniel Cosío Villegas, Octavio Paz, Luis Villoro, Alfonso Reyes, entre otros, son revisados en sus personales visiones del México del siglo xx . Algunos no salen muy bien parados, pero el ejercicio mismo de la reconsideración es ya una aportación al género del ensayo. Cada texto tiene material suficiente para comentar, así que mencionaremos sólo algunos temas. Quizá hablar del escritor Revueltas suene fuera de contexto, al lado de analistas como Reyes, pero la obra de Revueltas conlleva un análisis directo de la sociedad de su tiempo. Como el resto de la obra de Revueltas, hay una visión directa. En 1958 escribía sobre cómo la izquierda opositora, cuando es consecuente con sus postulados, es la única vía para contrarrestar los excesos del poder. Ya Revueltas se pronunciaba sobre las alianzas no escritas para mantener el poder; cómo los poderes oficiales se sirven y sirven a los no oficiales. En varios ensayos se advierte cómo el sector empresarial termina por ser una suerte de oposición con la cual el Estado debe pactar para la continuidad de los proyectos comunes. Una situación que en varios proyectos contemporáneos de leyes se ha evidenciado, especialmente en el sector de las telecomunicaciones. Eso nos lleva, como se expone en el texto, a la división de la democracia nominal, formal, contra la práctica. Tiene décadas el conflicto entre el discurso de la igualdad de derechos electorales y la limitación para acceder a los mismos. Estamos hoy en un país formalmente más democrático, pero más injusto, con una inocultable extrapolación de la riqueza. Otros temas fundamentales tocados en esta recopilación son el concepto de lo mexicano y cómo los indígenas, supuestamente parte innegable de la mexicanidad, terminan por ser los menos favorecidos en el modelo económico. Siempre brillante se recuerda al maestro Villoro para recordar cómo la injusticia y la disparidad inician con la negativa a integrar la multiculturalidad: el doble discurso presente en lo público y lo privado, evidencia de continuidad en el desfase. Se enarbola lo mexicano y se cae en la “mexicanada”, como refería despectivamente Reyes a todo aquello que es “folclórico o pintoresco”: lo externo no es lo netamente mexicano. Una colección de escrutinios que logran su objetivo: revivir a algunos clásicos •
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n tema recurrente en la historia de la cultura, en general, y de las letras, en particular, es el eclipse de la forma dramática más alta que haya conocido la humanidad: la tragedia. Publicado originalmente en fecha tan temprana como 1961, bajo el título The Death of Tragedy, el volumen ni siquiera cubre a autores como Sartre, Camus y Beckett, por parecerle al crítico que estos dramaturgos pretendían varias cosas por medio del juego escénico, los franceses con una marcada inclinación por ilustrar sus ideas filosóficas y el irlandés asimilado en Francia con una fijación por la tristeza cósmica, el antiteatro y el guiñol metafísico. Ninguno de ellos, sin embargo, colocaba al hombre frente al abismo, la imposibilidad absoluta de la justicia, el diálogo, la redención, incluso la misericordia, privaciones todas que conforman ese extraño universo trágico tal cual quedó ejemplificado en las inmortales obras de Esquilo, Sófocles, Séneca, Shakespeare, Calderón, Racine, Schiller, Grillparzer, Georg Büchner, Frank Wedekind o Bertolt Brecht. Por un intervalo de tiempo considerable, un poco más de dos milenios, desde el florecimiento de la tragedia ática en el siglo v antes de la era cristiana hasta el siglo xvii , la forma habitual de las obras de teatro de tono grave y profundo era el verso. Fueron los primeros humanistas entre los griegos, preponderantemente un historiador, Tucídides, y un filósofo, Platón, quienes abandonaron la forma métrica de la poesía para deslizarse por los en ocasiones hirsutos collados de la prosa, una suerte de deformación del pensamiento que hacía comparecer la realidad, cotejándola, interrogándola, invocándola en su propia defensa. La novela ha pretendido, valiéndose de la prosa, explorar el lenguaje, darle profundidad y fijarlo en formas canónicas, virtudes antes exclusivas de la poesía. Rabelais y Sterne llegaron a una rara amalgama entre prosa y verso en algunas de sus obras. Fueron los pioneros, cuya huella desembocará en el llamado poema en prosa, con exponentes tan notables como Lautréamont, Rimbaud y Joyce. Fiel a su oficio de crítico literario y experto en literatura comparada, George Steiner vuelve a deslumbrar al lector en español con la claridad de sus ideas, la finura de su erudición y sus puntos de vista. Se antojaría conocer la opinión del ilustre ensayista y crítico acerca de Eugène Ionesco, Jean Genet, Bernard-Marie Koltès, Harold Pinter, David Mamet, Thomas Bernhard, Peter Handke, Heiner Müller y otros autores que obviamente en los años sesenta se encontraban aún activos pero que no se mencionan ni por pienso. Ha transcurrido un poco más de medio siglo desde que se escribió el volumen. El lector no se cansa de seguirle los pasos a George Steiner, polemista nato, defensor a ultranza de la calidad estética y espíritu capaz de armonizar ramas del quehacer humano en apariencia irreconciliables, como serían las bellas letras y las ciencias •
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Palabra el cuerpo, Luis Tovar, Ediciones del Ermitaño, México, 2012.
Los reflejos y la escarcha, Ignacio Padilla, Páginas de Espuma, México, 2012.
POESÍA DE LA PERCEPCIÓN
ENTRE EL BIEN Y EL MAL
RICARDO YÁÑEZ
JORGE ALBERTO GUDIÑO HERNÁNDEZ
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l pintor ‘aporta su cuerpo’‒dice Valéry‒. Y en efecto, no se ve cómo un Espíritu podría pintar. Es prestando su cuerpo al mundo que el pintor cambia el mundo en pintura. Para comprender esas transustanciaciones hay que reencontrar el cuerpo operante y actual, que no es un pedazo de espacio, un fascículo de funciones, sino un entrelazado de visión y movimiento.” Cambiemos en la cita (de Maurice Merleau-Ponty) pintor por poeta; pintar por escribir (dictar, esto va para la diversidad de creyentes en lo metafísico, es otra cosa) y pintura por poesía, y veremos algo que no suele verse de manera inmediata en el oficio de escritor: el cuerpo escribe. Parafraseando un decir de Vicente Quirarte que creo ya he citado en el pasado, escribir es vivir con todo el cuerpo. En el poema final del libro que comentamos se lee: “Sólo la voz me pertenece/ Soy letra y soy vocablo/ El resto es mundo”, esto después de: “Cuerpo de palabras… Lo único que tengo.” No está de más recordar el título del poemario: Palabra el cuerpo, frase contundente, unitaria, casi sentenciosa. Debo confesar que desde que tuve en mis manos el volumen de la colección La furia del pez, que entiendo ha publicado a diez autores de relevancia, me vino a la mente el nombre del filósofo francés, quien, glosado por Luis m . Ravagnan, advierte que “tener un cuerpo es unirse a un medio definido y estar permanentemente comprometido con él”, y que considerado fenomenológicamente, puesto que somos cuerpo, “somos una manera de encarar el mundo, hacer que el mundo sea de tal naturaleza y no de otra”. Ya que hemos deslizado el concepto fenomenología, deslicemos otro: percepción. Y de ese modo regresemos al texto que nos ocupa: en tanto que poeta (el autor es un prosista fluido y penetrante, pero acá nos referiremos sólo al aspecto lírico), Luis Tovar es un perceptor. Confío en esa actitud, mejor: disposición. Una preceptiva sin perceptiva de poco sirve. De exagerar en el juego de palabras diríamos: carece de perspectiva. “He de vivir en mí toda la vida”, reconoce Tovar en perfecto metro endecasílabo aun cuando en un poema de verso libre, para luego anotar: “Fiel a mis costumbres/ Paso un dedo por el polvo acumulado/ sobre el cristal de la ventana/ Donde miro un árbol sólo un poco/ menos inmóvil que mi pensamiento” (perdón por la distracción: otro endecasílabo logrado). Y en otra parte cuenta: “He visto mojarse/ De lluvia/ Perros vacas palomas/ Con la dignidad/ La parsimonia/ Del árbol enhiesto/ La montaña impasible/ Sin agacharse/ Como los hombres/ A las primeras gotas.” Pero la percepción no es sólo de lo exterior. Echemos rápido y último ojo a la página 53: “Dejo de pensar/ En las personas que conozco/ Lo que sucedió este día/ Lo que no hice y lo que hice/ Permanezco un instante/ Rodeado de silencio interno/ Me siento sin mí/ Me siento mejor/ Me siento bien/ Regresa el mundo/ A mis ojos ahora limpios/ Todo es claro/ También oídos adentro/ El ruido de la razón/ Se interponía/ Entre mí y el infinito/ Que no soy del que soy/ una pequeña parte.” •
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asta con repasar los catálogos de las editoriales mexicanas o las mesas de novedades para descubrir que ser cuentista no puede ser un buen oficio. Tras la época gloriosa de este género en las letras latinoamericanas, pocos son los que se atreven a apostar a su favor. Es cierto, muchos narradores se han iniciado con cuentos. Su brevedad suele ser un factor determinante a la hora de hacer ensayos en torno a la escritura. Pocos son, en cambio, los escritores consagrados que se siguen refugiando en el género. La industria del libro es la principal responsable. Sucede que el cuento se vende menos que la novela. Entonces, muchas editoriales han decidido sacar de sus catálogos al género. Peor aún: las que continúan suelen presionar a los escritores para publicar los libros a partir de su extensión y no respondiendo a la composición e integridad de los mismos. De ahí que resulte tan extraño encontrarse a un autor en franca defensa del cuento. Ignacio Padilla (Ciudad de México, 1968) se ha tomado las cosas con calma. Se sabe cuentista pese a sus ensayos, novelas e incursiones en otros géneros. No sólo eso. También sabe que los cuentos se escriben con calma y tiempo. Esto bien podría significar el desespero de algún editor, pero ha encontrado cabida en Páginas de Espuma, una editorial dedicada al género. Así que escribe pensando no sólo en el relato en turno, sino en el conjunto completo. De ahí que, ahora presenta el tercer volumen de su Micropedia. El primero se ocupó de los viajes, el segundo de las mujeres. El pretexto del actual son los hermanos. Más allá de las implicaciones biológicas, los hermanos se configuran a partir de sus experiencias, de haber vivido situaciones similares en momentos clave de sus vidas. Por eso Padilla no sólo da cuenta de lo consanguíneo, también aparecen cofrades, compañeros de armas y de penurias. Para ser parte de una fraternidad a veces sólo basta la coincidencia. Es de estas coincidencias, cercanías, traiciones y desprendimientos que da cuenta Los reflejos y la escarcha. Lo hace con un manejo envidiable del idioma, de la construcción prosística, de los efectos de las palabras. Lo hace a partir de mundos oscuros en los que habitan personajes perversos. Lo hace, además, abrevando en diversas tradiciones cuentísticas: ya sea que incorpore elementos propios de lo latinoamericano, ya que se decante por otros provenientes del mundo anglosajón. Es cierto: que la industria editorial no publique cuentos se debe a que cada vez hay menos lectores del género. Por eso se agradecen estas incursiones. Ignacio Padilla no ofrece una antología de lo que ha escrito en los últimos veinte años. Al contrario, su libro es parte de un proyecto que se justifica en sí mismo, sin improvisaciones. Consciente, como pocos autores, del compromiso que se adquiere cuando se decide optar por la literatura •
GOROSTIZA: una voz en medio de la ruina y los discursos Hugo Gutiérrez Vega Entrevista con Margarethe von Trotta
Septiembre. Zona de desastre, José Hernández y Fabrizio Mejía Madrid, Sexto Piso, 2013. Quien lo vivió lo sabe: el terremoto que sorprendió a Ciudad de México a las 7:19 de la mañana del 19 de septiembre de 1985 significó –además de la tragedia inherente a la muerte de no se sabrá nunca qué cantidad de seres humanos– un cambio profundo no sólo en términos urbano-arquitectónicos sino, muy especialmente, un parteaguas para el espíritu colectivo de una sociedad que ya nunca volvió a ser la misma –y para bien–, como luego sería analizado por Carlos Monsiváis y otros autores. De todo lo cual, como es obvio, hay tantos testimonios como sobrevivientes. El que se incluye en este volumen es uno más, y bien podría decirse que es ambas cosas a la vez: fruto directo de la fabulación y una crónica literal: un joven de diecisiete años aprende, en la práctica, el significado de conceptos como “solidaridad”, “colectividad”, “colaboración” y otros. Historieta que por momentos da la sensación de tener más fuerza gráfica que literaria, esta obra a cuatro manos anticipa lo que, dentro de un par de años, debe ser una conmemoración amplia, y tan diversa como sea posible, del suceso más estremecedor que este país ha vivido en las tres últimas décadas.
In memoriam Víctor Sandoval 1929-2013
próximo número
nik r a iz P a r d n ja le A Cuatro décadas sin jsemanal@jornada.com.mx
arte y pensamiento ........
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Jair Cortés
MENTIRAS TRANSPARENTES Cáliz Para Fausto Zerón-Medina
Después de muchos días de oponerse a la insistencia de sus colegas y del director, don Atanasio Argúndez y Ávila, aquel probo juez que creía más en la justicia que en las leyes, terminó por aceptar que la Benemérita Sociedad lo homenajeara con un piscolabis, siempre que fueran sus miembros, y no la corporación, quienes cubrieran los gastos del caso. Todos, menos él, quedaron complacidos. La madrugada, desvelado, el abogado se retractó: “Señor director: Mi conciencia me exige que le confiese mi desazón. Me veo forzado a hacer público algo muy íntimo: soy huraño, ranchero, de plano antisocial. Lo soy siempre, pero más si me toca estar en el centro. ¿Qué quiere usted? No me hallo. Sufro ataques de pánico escénico. Si le escribo es para manifestarle, a usted y a todos los queridos colegas de la Sociedad mi imperecedera gratitud por este gesto que nunca olvidaré. Y para pedir, suplicar, implorar que aparten de mí este cáliz.” •
Rogelio Guedea rguedea@hotmail.com
AL VUELO Cuerpo y alma Algunos filósofos se empeñaron en hacernos creer que el espíritu derivaba de lo puramente físico: una mano, una pierna, el esqueleto. Sin embargo, a mí me cuesta creer que la muerte del cuerpo, por ejemplo, precede a la del alma, porque no me cabe en la cabeza la idea de que lo material sea más importante que lo inmaterial, como nos enseñaron desde que éramos niños, incluso en el catecismo. La idea que más me convence es la que nos instruye a la inversa: que del espíritu deriva el cuerpo, y que la muerte del alma (ese momento en el que ya ni siquiera nos conmueve una rosa, o un pajarito, o un atardecer) precede a la del cuerpo, de la cual deriva. Muerto el espíritu empiezan a morir, entonces sí, nuestras manos, comienza a secarse nuestra mirada como la cáscara de un mango bajo el sol del mediodía. De ahí que –me aliento así siempre– hay que mantener el alma en ristre, joviales sus pectorales y espaldas, nervudas sus piernas y fresco su entendimiento. Al menos para que el cuerpo no nos deje a mitad de la carretera y siga su marcha, incluso, a pesar nuestro •
Jardines y erotismo: la poesía de Adriana Zapparoli
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n el amplio panorama de la poesía brasileña actual, la obra de Adriana Zapparoli se erige como una apuesta personal. Nacida en Campinas, Sao Paulo, Brasil, Zapparoli ha publicado los siguientes libros: A Flor da Abissínia (La flor de Abisinia, versión bilingüe, 2007); Cocatriz (2008); Violeta de Sofia (2009); Tílias e Tulipas (Tilas y Tulipanes, versión bilingüe, 2010); O Leão de Neméia (2011); y Flor de Lírio (Flor de lirio, versión bilingüe, 2012); de los cuales he traducido tres en colaboración con Berenice Huerta. Uno de los elementos más representativos de la escritura de Adriana Zapparoli es la incorporación del lenguaje científico a sus poemas, muchas veces tomado de la botánica o la zoología, transformándolo, mediante la sensibilidad artística, en un lenguaje literario, cuya plasticidad se convierte en un sello individual:“y/ tertulianas, peciolo y polla saldrían por las calles osadas./ los gritos y la parranda en una lechera de cosa-a-sin razón, de corona./ vea, son sus flores, intrigas en el vaso de tulipanes...”. El erotismo juega un papel fundamental en la poesía de Adriana Zapparoli; la fuerza de la sexualidad se sublima para convertirse en un jardín de sensualidad que seduce al lector por medio de imágenes amorosas y de una musicalidad que explota la sonoridad del portugués, como en el poema “hieros gamos”: “propio: de este tipo de silencio en la entrada, en el quejido/ cronológico./ del párpado semicerrado arruga./ allí, donde una chispa/ es alterada./ falo electrocutado/ en el derecho del acólito,/ del éxtasis en botones de lotus./ dentro de ella, los bulbos de/ tulipanes, están más cerca.” Adriana Zapparoli explora las posibilidades del color y el diseño en la publicación de sus libros (todos ellos publicados por la importante editorial brasileña Lumme): suprime las mayúsculas, juega con el encabalgamiento de los versos, combina la tinta negra con la roja y alterna diferentes tipografías. Su poesía replantea el acto de nombrar y (a veces de manera críptica, otras transparente) indaga en el misterio de la vida:“en naturaleza ebria./ sus ojos son un reflejo/ de lo que no existe y marea./ arena de piedra, quebrada/ del pasto, por koala y/ clamidia en esperma/ escurren en las piernas/ y uñas/ de leonella/ en delirium/ tremens,/ lilium… en la calma del macho…” Puedo decir, desde mi sitio como lector, traductor y testigo del desarrollo de su obra, que Adriana Zapparoli cultiva poemas, los hace florecer en la tierra fértil, retrata su crecimiento, recrea la luz y la humedad que en ellos habita, provocando, como poeta, el instante en el que la palabra florece y revela su secreto •
BITÁCORA BIFRONTE
jair_cm@hotmail.com twitter: @jaircortes
Felipe Garrido
Dos poemas Stavros Vavoúris
Sentimientos y personas Sentimientos y personas en antecopretérito Desde siempre pasados aun cuando entonces los creía en presente. Por ejemplo, tanto “había tratado” – de encontrarte y no te encontré, aunque sostienes que mucho más me habías buscado tú, escribiendo innumerables cartas ahora sepultadas bajo la lluvia vertical y fría del dativo: En Lamía –recuerdo– En Atenas –recordáis– el día doce del mes primero, año año… ¿cuál? No es posible que lo sepa ya En todo caso, de aquellos días de sepultura de sentimientos y personas pasados siempre en antecopretérito y cuando todavía en presente los creíamos.
Postdata En mi corazón se escucha un poema. Resuena su música en todo mi cuerpo y cuando estoy agotado me da ánimo. Me susurra: “está a punto de amanecer, ¡mira!” cuando se hace eternidad la noche Nunca lo escribí No pude hacer sílabas sus versos y palabras Escribir música no sé y pienso con frecuencia que si lo escribo alguna vez será para morir. Porque después ya no me quedará nada que decir.
Véase La Jornada Semanal, núm 772, 20/ xii /2009 Versiones de Francisco Torres Córdova
Jornada Semanal • Número 943 • 31 de marzo de 2013
........ arte y pensamiento Alonso Arreola
Miguel Ángel Quemain
@LabAlonso
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Niñez y adolescencia, complejidad y teatro
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EATRO PARA PÚBLICOS JÓVENES. Perspectivas internacionales, editado por Manon Van de Water y traducido por Otto Minera, bajo el sello de El Milagro en coedición con el inba, es un libro que recoge puntos de vista fundamentales para entender que, hace muchos años y en diversas latitudes, la consideración de lo artístico en el niño y el adolescente ha dejado a aquel menor estúpido y conformista, identificado con padres incapaces de exigir calidad y de vivir el teatro como experiencia cultural vital y no como un compromiso finsemanero que sólo cumple una tarea pseudoeductativa. Hay que decir que el pensamiento psicoanalítico cambió la perspectiva de una infancia adormecida e inocente por una visión compleja y presentó un mundo interno rico, pleno de vicisitudes, que comprende la mente, el cuerpo, los vínculos y nuevas realidades psíquicas que integran a los padres bajo una noción de pareja combinada, en un espacio pensado como ejercicio de parentalidad. Al mismo tiempo ve al mundo de los hermanos, la fratría, como el escenario de las rivalidades, de la conformación de la identidad y de la conquista de la subjetividad, con la certeza de que uno mismo no es el centro de las relaciones sociales. Aportes singulares que se inician en el horizonte de Freud (no de Ana Freud, cuya visión sobre la infancia tuvo como eje terapéutico la educación, contrario al mundo de los objetos internos kleinianos), continúan con ese monumento que es Melanie Klein para seguir con François Dolto y sus aproximaciones imaginativas. Ni qué decir de Winnicott, el gran innovador cuyos clásicos Realidad y juego y El juego del garabato animan los consultorios más rigurosos y de respeto por la vida psíquica de niños y jóvenes. Una renuncia evidente de gran parte de los trabajos que componen este libro, son los esfuerzos educativos de verdaderos próceres, sobre todo mujeres, que han contribuido en el campo educativo a crear un proyecto formativo lo más amplio posible para la construcción del individuo. A pesar de que muchos de los colaboradores en este libro participan en instituciones educativas de todos los rangos posibles, son dignos de aplauso la defensa y el reconocimiento de la importancia de lo artístico como motor fundamental en la factura de un teatro que incida en la sociedad. Vale la pena sumarse y buscar iniciativas que hagan coincidir las convocatorias institucionales con las propuestas de los grupos profesionales y los dramaturgos que trabajan permanentemente en talleres y seminarios. Sólo con trabajo de conjunto lograremos integrar nuestro teatro a estas con-
Manon Van de Water
cepciones modernas que definen a un niño y a un adolescente en un aspecto psicodinámico, flexible y heterodoxo. Los orígenes nórdicos de la propia antologadora, Mann Van de Water, son evidentes en el hecho de que le da importancia a la juventud y la adolescencia. Es en esas latitudes donde encontramos las reflexiones literarias quizá más profundas sobre lo que significan esas edades como sostén en la construcción del futuro de una sociedad. Lo que hace Water desde 2006 es ejercer un poder ecuménico que involucra a investigadores, artistas, animadores y comunicadores de muchos horizontes, para acudir a las citas organizadas por una multiplicidad de organismos que tienen programas y ofrecen apoyos para la investigación y la creación. Es importante la nota que coloca en el prólogo para definir lo que este libro ofrece: afirma ser la primera publicación de teatro para niños y jóvenes o teatro para públicos jóvenes verdaderamente internacional por su gama, alcance y métodos de investigación. Alude también al trabajo de Beth Juncker, una extraordinaria investigadora danesa, a la que no se le puede perder la pista y quien, desde los años sesenta, mostró sus primeras aproximaciones innovadoras sobre la literatura infantil. El trabajo de Beth Juncker es el eje de esta propuesta, donde el teatro para públicos jóvenes debe entenderse como una forma del arte, de la estética, más que como un instrumento educativo y social. Esta forma particular de arte no contribuye a la enseñanza formal en las escuelas; ni siquiera contribuye a enseñar arte a los niños. El punto crucial es el encuentro, el momento, la experiencia de esa cuarta dimensión que llamamos “vida cultural”. Continuaré esta reflexión y describiré el resto de los trabajos en una entrega más. El 10 de abril se discutirá en el Colegio de Teatro de la ff y l de la unam , a mediodía •
LA OTRA ESCENA
quemainmx@gmail.com
The Stone Roses en México
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UEGO DE UN SILENCIO de quince años, los miembros originales de Stone Roses (Ian Brown, John Squire, Gary Mounfield, Alan Wren) decidieron reunirse en 2011 para resucitar su leyenda en diversos foros, parques y festivales alrededor del mundo (Asia y los Emiratos Árabes incluidos). 220 mil boletos se vendieron en 68 minutos para sus primeros tres shows en el Heaton Park de Manchester, su ciudad natal. En ese periplo que iniciaron entonces y que los llevará a Coachella 2013, visitarán el Pepsi Center del World Trade Center del Distrito Federal (9 de abril), en lo que sin duda será un concierto que pondrá a prueba la melomanía de quienes recientemente llenaron el Plaza Condesa y el Vive Latino para ver a Blur. Pero, ¿qué hicieron los Stone Roses para ser tan importantes?
Los únicos discos que editó el grupo en el corto período que existió (menos de dos lustros) fueron The Stone Roses de 1989 y Second Coming de 1994. El primero le bastó para inaugurar el sonido que prevalecería en Inglaterra durante los noventa, especialmente con grupos como Oasis; el segundo, de menor impacto, fue un augurio que terminó en despedida. A ambos trabajos se debe, empero, el renacimiento de las guitarras con distorsión que habían quedado sepultadas con la oleada del new wave, muc h o m á s i n c l i n a d a a l p o p ( D u ra n Duran, Tears For Fears, Simple Minds, etcétera). Siguiente paso de Manchester tras la extinción de Joy Division y The Smiths: la banda liderada por Ian Brown combinó con éxito el comportamiento melódico de los Beach Boys y los Beatles, pero con bases rítmicas más agresivas y ambientes alternativos en los que incluso cupieron reminiscencias del punk. Dicho esto, si bien Brown nunca fue un cantante especialmente dotado en concierto, su intuición le permitió rasgar el aire con notas largas de poderoso aliento poético –desde una perspectiva menos ambiciosa que la de Morrissey–, proponiendo un camino en el que luego transitaran Radiohead y Coldplay, sumergiéndose con elegancia en el hacer de sus compañeros. Y es que pocos álbumes arrancan con una mejor sustancia que aquel debut homónimo. “I Wanna Be Adored”, pieza de apertura, se da su tiempo, se deja imaginar antes de establecerse del todo, sin abusar de la textura introductoria. Escuchándola entendemos por qué el disco ha sido votado tantas veces –por críticos y músicos– como el más importante del britpop. Más estables se nos aparecen composiciones como “She Bangs the Drums”, mientras que las fibras de “Elephant Stone” (producida por Peter Hook de New Order) plantan la semilla de proyectos como r . e . m . Por su lado, “Waterfall” suena como la cuna en la que crecerán los hermanos Gallagher. “Don’t Stop” sorprende por la orquestación experimental que forman guitarras en reversa y teclados. “I Am The
Resurrection” es, en una vena más pesada, el árbol del que se colgarán conjuntos como James, otros compañeros de gesta. Y así podríamos seguir, identificando en cada uno de los trece tracks, a la mayoría de las agrupaciones que los sucederían. Hablamos de una obra que solidifica el sonido Madchester, término acuñado con la salida de disco Madchester Rave On (Hallelujah) de los Happy Mondays, contemporáneos de los Stone Roses al igual que The Charlatans, Inspiral Carpets, 808 State y Northside, proyectos que echaron raíces al cobijo del éxtasis en la discoteca Haçienda de Tony Wilson (Factory Records). En todos ellos se abrieron las puertas para ritmos poderosos con algunas influencias dance, pero que incorporaban guitarras funky y efectos provenientes de los sesenta y setenta. Regresando a los miembros de los Stone Roses, desde el conflicto que los separó, Ian Brown (voz) ha lanzado seis discos (Unfinished Monkey Business, Golden Greats, Music of the Spheres, Solarized, The World is Yours y My Way) y ha colaborado con unkle . John Squire (guitarrista), por su lado, formó The Seahorses en 1997 y lanzó el exitoso Do It Yourself. Luego grabó Time Changes Everything y Marshall’s House, para luego dedicarse a pintar. Gary Mounfield (bajo), se unió a Primal Scream, con quienes sigue tocando, y ha hecho presencia en giras del propio Ian Brown y de Ocean Colour Scene, The Enemy y Paul Weller. Alan Wren (batería), fue el menos activo desde la extinción de los Stone Roses. Formó brevemente el proyecto The Rub, pero pronto desapareció de la vida pública. Por la suma de estos datos pocos imaginaban el regreso de la banda, pues no parece el reencuentro desesperado de quienes se han empobrecido. Más bien luce como la recuperación de una amistad genuina que no pudo concluir su historia de buena forma. Allí que nos sintamos felices por escucharlos en vivo y poder recomendárselos a usted, lectora, lector, pues pocas veces se puede presenciar, no el eco, sino la fuente original que lo produce •
BEMOL SOSTENIDO
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arte y pensamiento ........
31 de marzo de 2013 • Número 943 • Jornada Semanal
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Jorge Moch
Verónica Murguía
Y
O NO SÉ SI el lector se ha fijado, pero muchos sitios de taxis tienen nombres decididamente épicos. Claro que los hay con nombres lógicos, relacionados con el lugar en donde están: Sitio Joya de Copilco; Sitio Chabacano, ubicado en las inmediaciones de la estación del Metro; Sitio Cumbres; Sitio Pilares; Sitio del Valle, Sitio Hospital General, etcétera, pero sospecho que cumplir con un oficio tan sucedido y lleno de peripecias ha de suscitar un sentimiento de heroicidad. Por supuesto, además de los épicos y los geográficos, hay sitios que en el nombre llevan una promesa de eficiencia y seguridad como los Servitaxis, TaxiMex y Seguritaxi. Hay dos bases de puras mujeres, como la asociación Protegiéndonos entre Mujeres ac. Una vez me subí a un taxi de ese sitio, conducido por una señora. Después de mis previsibles exclamaciones de asombro, le conté que en Kabul, la capital de
Afganistán, también hay un sitio de taxis de mujeres para mujeres. –¿Usted que opina de eso? ¿cree que ser taxista y mujer en México sea tan sufrido como ser taxista allá? Porque allá está todo de la fregada. Cuénteme, dígame qué piensa –le pedí. –Mira, yo cobro por entrevista, porque en la vida todo se paga –me respondió mientras esquivaba a un vendedor de manitas de plástico y asustaba a otro que traía una pila de Tupperwares–. ¿Eres periodista o reportera? Ya han entrevistado a varias compañeras. –No es una entrevista. Si acaso, escribiré un artículo para el periódico. En el suplemento de cultura. Ni sé cuándo lo haría. –Por eso. Guardé silencio, ofuscada por la hostilidad en la voz de mi interlocutora. Pasaron unos minutos y cedió: –Me han asaltado dos veces. Una vez un tipo, otra una mujer. La segunda fue la peor, porque la vieja me picó con una navaja, aquí en el brazo. Los pinches tiras me llevaron presa a mí también, porque me defendí con la tijerita del manicure que traigo en la guantera. Que porque la tijerita clasificaba como arma blanca. Y para salir tuvo que ir mi esposo y dar una lana. En esa época yo no estaba en el Sitio, pero ahora sí, porque al menos ahora alguien sabe por dónde ando. Mi silencio la alentó a describir con pelos y señales la crueldad de la asaltante. La historia era horrible; la pobre se la había pasado fatal. –Oiga, pues sí está tremendo eso de ser taxista mujer. –Ser mujer donde sea es cabrón –sentenció mirándome por el espejo retrovisor. No puedo estar más de acuerdo, así que sonreí. Seguimos entre peseros y baches. El silencio se había vuelto cómplice. Cuando me iba a bajar, añadió: –Pero aunque sea peligrosa, esta es la chamba que a mí me late. Ni de loca tra-
bajaría en una oficina. Te has de aburrir. Pagué y me quedé un momento en la esquina, mirando cómo el coche se perdía en el tráfico. Seguro que junto al de ella, mi trabajo es aburridísimo. Pero escribir “es la chamba que a mí me late”. Además, manejo pésimo y me pierdo en mi propia colonia. Por eso admiro a los taxistas y me fijo en los nombres de los Sitios y en sus manías; las insignias con las que decoran los vidrios; lo que cuelgan del espejo retrovisor y su tendencia a colocar desarmadores afilados en las ventanas. No han de saber que califican como arma blanca. O más bien, todos lo sabemos. Armada con una libreta y un lápiz, desde el año pasado me di a la tarea –la verdad, fue un método calculado para no morir de aburrimiento en los embotellamientos– de registrar por escrito todos los nombres que me parecieron extraños. Fueron muchos: el Sitio Garra Dorada; Sitio Caballeros de la Noche; Lobos Nocturnos; Vigías de Plata; Átomos del Sur (éstos con interés en la física); Espartacos; Gorilas; Guerreros de la Ciudad; Coyotes; Leones de Etiopía; Lobos Blancos; Coyotes y Soldados del Volante. Algunos llevan calcomanías con las divisas y los emblemas en la ventanilla de atrás. En esta heráldica urbana y loca abundan las aves de cetrería: Halcones grises; Halcóndores, nomás imagínese; Palomos; Servihalcones, muy educados, y los del Sitio Huitzil (colibrí) y Sitio Quetzales, para que no falten las aves que pertenecen sólo a esta parte del mundo. A miles les gusta el horrible Panda Show y andan por el mundo con la calcomanía que los identifica como autores de una broma; otros ya usan gps en lugar de la Guía Roji. Son una tribu plural, deslenguada, brava e impaciente. Y a pesar de que me apuro a cruzar cuando veo venir uno por la calle, me caen bien. ¿Cómo viviríamos sin ellos? •
Testimonio ampliado del apóstata frustrado Le diable, qui est une bête infernale The Box: Mont St. Michel (Le Horla)
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ACE ALGÚN TIEMPO NARRÉ mis tribulaciones de apóstata frustrado. Prometí entonces que en cuanto tuviera nuevas o alguna hendija se abriera en la monolítica indiferencia del clero católico a mis ruegos de expulsión administrativa, efectiva y total de su grey –bueno, omití por entonces comentar que quizá estoy expulsado por excomunión ad libitum, aunque más bien latae sententiae, la aplicada ipso facto a quienes incurran, precisamente, en los horribles pecados de apostasía, herejía o cisma. Del último no estoy muy seguro, pero en los otros dos he incurrido reiterada y felizmente desde hace varias décadas. Creo, además, que la excomunión se aplica –por herejía flagrante y violenta, además– a quien golpea a un cura, y bueno, digamos que hay por allí el episodio lamentable de un feligrés de mecha corta y sobrado de insolencia. Pero la excomunión apar ta al condenado de congregación y ritos; no lo borra de sus filas. Son cuento viejo mis cartas al Arzobispado de México y a la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, obsequiadas con la dureza del silencio y la indiferencia cuando pedí amablemente instrucciones para tramitar formalmente mi apostasía de la religión y la Iglesia católicas en México. Para decirlo con lírica de Paulo Coelho, hasta hace poco el muro del silencio y la breña de la apatía opacaban la luminosa posibilidad de un horizonte sin Dios en mi vida. Pero entonces se abrió el huequito. De mano, fíjate nada más, de los paganos, que resultaron ser una discreta comunidad de lo más organizada y movida, aunque acá entre nos, para un escéptico empedernido y pesimista como este picateclas, los exaltados exhortos al amor por la madre Tierra y para rescatar del olvido las prácticas chamanistas de nuestros ancestros indígenas sueltan olorcillo demasiado parecido al de supercherías de vírgenes aparecidas y crucificados que resucitan y se van volando hacia la estratósfera donde, de seguir vivos, se volverían a morir de anoxia, descompensación arterial e hipotermia… Pero incredulidades aparte, por azares y morbos que no vienen a cuento, me topé con la página web (www. comunidadpaganamx.com) de estas finas damas y estos respetables caballeros paganos que, sin saberlo, me han hecho un gran favor, porque en uno de sus apartados ofrecen al inocente transeúnte, dándole una acepción nueva y no despojada de cruel ironía a la parábola cristiana del buen samaritano, nada menos que un pormenorizado instructivo claro y contundente que se titula –apenas puedo contener un regocijo epifánico al transcribirlo– “¿Cómo apostatar en México?” Y allí, en cuatro incisos que ominosamente me atrevo a calificar de gloriosamente esclarecedores, se recomienda a la letra: “1.- Consigue la partida de bautismo. Solicita tu partida de bautismo en la parroquia donde te bautizaron. 2.- Consigue una copia de tu credencial del ife.
3.- Copia la carta modelo para apostatar en México en el procesador de texto que uses, imprímelo y rellénalo. 4.- Metes el formulario, la partida y la fotocopia de la credencial del ife en un sobre y lo mandas certificado al Arzobispado al que pertenezca tu parroquia de bautismo. Te mandan una carta y adjuntan un formulario que tienes que rellenar con tus datos y los datos de tu bautizo. Exigen que ese formulario sea firmado ante notario eclesiástico o civil. ¿Cómo solucionamos esto? 5.- Resuelve el resto presencialmente. Es lo que aconsejo si las distancias lo permiten. Llama al Arzobispado el día anterior a la mañana que tengas libre y di que quieres tratar personalmente una cuestión sobre la apostasía y que vas a ir al día siguiente. Dile tu nombre completo. A la mañana siguiente, vas temprano directamente a la sección Vicaría General del Arzobispado. Es mucho mejor si vas con otra persona que te acompañe para que haga de testigo. Entras en la oficina del vicario y le dices que prefieres hacer el resto del trámite presencialmente. Le dices que vas a rellenar el formulario recibido delante de él. Una vez firmado se lo das. Te dirá que te mandará la contestación por correo cuando hable con tu parroquia para que hagan el trámite en el libro de bautismo. Insiste en recogerlo presencialmente, si puede ser, ese mismo día.” El machote de la carta se puede copiar del apartado “textos legales” de la web de Comunidad Pagana. La vicaría general del Arzobispado mexicano está en Durango No. 90, Col. Roma, c.p. 06700, México, df , y sus teléfonos son: 52083200, 5208-3152, fax: 5208-542. Voy al trámite •
CABEZALCUBO
Más de taxis
LAS RAYAS DE LA CEBRA
tumbaburros@yahoo.com Twitter: @JorgeMoch
15 Jornada Semanal • Número 943 • 31 de marzo de 2013
........ arte y pensamiento
Javier Sicilia
Luis Tovar
N
ADIE COMO OSCAR WILDE llevó hasta sus últimas consecuencias la tentación que habita en todo artista: vivir bajo la ley de la armonía y el refinamiento. Nadie, por lo mismo, dividió tan claramente la realidad en dos mundos: el de la fealdad cotidiana, con sus fracturas y repeticiones, y el de la luminosidad siempre irrepetible del arte. Nadie, en consecuencia, como él, dice Albert Camus, le dio tan abruptamente la espalda a la cotidianidad e intentó transformar “su vida en una obra de arte”. Sin embargo, ¿ese concepto del arte es verdadero? ¿Wilde tenía razón? Si atendemos a la mayor parte de su vida y de su obra habría que afirmarlo. Gide lo describió como un Apolo que “centelleaba”. Pero si nos topamos con el Wilde de la desgracia, con el artista llevado a los tribunales y a la prisión, con el hombre que escribió De profundis y La balada de la cárcel de Reading, con el creador que sucumbió a la tentación para terminar con ella, habría que negarlo. Mirado desde allí, ese concepto del arte y esa manera de vivirlo son tan engañosos como falsos. Debajo de su obra –que, vuelvo a Camus, “se parece a ese retrato de Dorian Gray que se llenaba de arrugas con una rapidez tanto más alarmante cuanto más su modelo permanecía joven y gracioso– sentimos el artificio; debajo de su vida, el vacío de Gray: “El vicio supremo –escribió en su epístola de Reading– es ser super ficial.” Y algo más: “Puedo comprender algunas lecciones ocultas en el corazón del dolor […] a veces se habla del sufrimiento como si fuera un misterio. En realidad es una revelación. Se disciernen cosas nunca antes discernidas.” Aunque admiraba a Shakespeare y a Dante, que revelaron la profundidad del dolor y metieron en prisión a tantos seres que se sintieron por encima de la vida, nunca antes los comprendió. Lejos del sufrimiento y de las cárceles, prisionero de una idea que tomaba por libertad y belleza, los otros y sus sufrimientos eran para él espectadores o creaciones que sostenían el arte reducido a show. Fue en la desgracia donde Wilde logró alcanzarlos y entenderlos. Fue allí también donde no sólo descubrió la mentira a la que había sucumbido y que ronda siempre al artista –“Mi error fue confinarme exclusivamente a los árboles desde lo que me parecía el lado soleado del jardín y huir del otro a causa de sus sombras y de su oscuridad"–, sino donde comprendió también el sentido del verdadero arte: ser solidarios de la verdad, de lo humano, del sentido del amor en medio de las tinieblas y del sufrimiento. No fue en el momento de su más alto esplendor, sino cuando estaba a punto de conocer su ruina total y el fracaso de su estética; el día –nos recuerda Camus– en que con las
manos esposadas y custodiado por dos policías vio “a un viejo amigo solo, en medio de una multitud burlona, levantar suavemente su sombrero y saludar en él a la desgracia, fue ese día cuando Wilde comprendió y escribió que ese pequeño gesto ‘abrió todos los pozos de la piedad’ […] y pudo escribir [entonces] uno de los más hermosos libros que hayan nacido del sufrimiento”. Desde las primeras frases de De profundis, Wilde encontró el lenguaje de la belleza que permite rescatar lo verdadero que sus cuentos ocultan bajo el artificio de su lenguaje. En esa conmovedora confesión, el artista “reconoce que por haber querido separar el arte del dolor lo había amputado de una de sus raíces y se había separado a sí mismo de la verdadera vida” (Camus). Pero al mismo tiempo, en la piedad por sí mismo y sus compañeros de desgracias, alcanzó por fin al verdadero artista. Por ello, en las últimas páginas de De profundis tomó el camino de identificar el arte con el dolor. Por ello, también, en la Balada de la cárcel de Reading, tomó la causa de sus hermanos desdichados. “La gran alma de Wilde –vuelvo a Camus–, elevada sobre las vanidades por el sufrimiento, aspiraba, [al final], a [una] orgullosa felicidad. ‘Después –escribió–tendré que aprender a ser feliz.’” No lo logró en el sentido del mundo. Wilde ya no fue nadie. Murió solo, miserable y estéril. Lo logró, en cambio, en el sentido del arte: encontrar y revelar, en la piedad, el amor por sí mismo y por los hombres. Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco- cm del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro y liberar a los presos de Atenco •
Eufrosina et al.
A
LO LARGO DE CASI cuatro décadas, la de Ana Cruz Navarro ha sido una presencia en el ámbito cinematográfico mexicano que se define por tres cualidades poco dadas al amalgamamiento: constancia, talento y discreción. Guionista, productora y directora tanto de cine como de televisión, de lo primero da cuenta el hecho de que su filmografía está compuesta exclusivamente por documentales, desde el ya casi cuarentón Soy geógrafa (1975) hasta el más reciente, Las sufragistas (2011), que da feliz pretexto a estas líneas. De lo segundo –el talento– es prenda cada uno de los filmes por ella escritos, producidos y dirigidos, y quien los conoce puede confirmarlo: por su factura y por la amplitud de miras en la que se traducen sendas investigaciones a fondo, al menos deben ser mencionadas las semblanzas Mario Lavista: el mundo como música (1990), Renato Leduc, hombre de su tiempo (1997), así como Carmen Serdán Alatriste (2010). De lo tercero, finalmente, da fe la senda laboral de Cruz Navarro, que ha sabido desarrollar, sin protagonismos ni ansia de reflectores, una trayectoria profesional tachonada de cargos relevantes en diversos organismos del ramo, verbigracia la Cineteca Nacional y los canales televisivos Once y 22. Además de ser, en términos cinematográficos, su trabajo más logrado, Las sufragistas combina los que claramente son dos de los intereses fundamentales de esta documentalista: en primera instancia, el análisis y la reflexión en torno a la condición femenina, tal como ésta ha sido y es vivida en México, y en segunda instancia la aportación de materiales de estudio –fílmicos, en este caso– que contribuyan a la indispensable construcción de la memoria colectiva, acerca de temáticas histórico-sociales cuya incomprensión o desconocimiento haría de la nuestra una sociedad condenada a una lentitud letal, e inclusive a regresiones, en términos de la construcción de una verdadera democracia –es decir, una que llegue mucho más allá del peldaño comicial–, así como en la instauración y la vigencia de derechos incanjeables y exigibles como son, entre otros, la equidad de género, la horizontalidad en la toma de decisiones, el respeto pleno y absoluto a los derechos de las minorías y su no discriminación, etcétera. Es de estos temas, urgentes e ineludibles, de los que habla Las sufragistas, aprovechando para ello el magnífico hilo conductor que la experiencia documentalista de Cruz Navarro supo ver en la figura de Eufrosina Cruz Mendoza, valientísima y extraordinaria mujer indígena originaria de Santa María Quiegolani, en Oaxaca. Puntuado con la narración, en voz propia, de la inteligencia y el coraje de Eufrosina para enfrentarse a una realidad históricamente injusta con quienes, como ella, padecen el doble “delito” de ser mujer y ser indígena, el documental recorre paso a paso, con la
necesaria amplitud y detalle, la historia del sufragio femenino en México. A las antedichas cualidades, y para que lo fuesen a plenitud, era menester aunarles una pluralidad que diera cuenta al menos de los casos insoslayables de empoderamiento femenino político. Es por eso que el filme integra una serie de entrevistas con personalidades en otros sentidos tan cuestionables como la muy chaquetera –se impone aclarar el uso político-popular de este último término– Rosario Robles, ex jefa interina de gobierno de Ciudad de México; la muy priísta e hiperpragmática Beatriz Paredes, ex gobernadora del estado de Tlaxcala; la filotribal perredista Amalia García, ex gobernadora del estado de Zacatecas; pero también de féminas menos agridulces quizá en cuanto a lo que puede opinarse de su singladura como representantes y líderes sociales, como puede serlo la ex presidenta chilena Michelle Bachelet. Lo cierto, en cualquier caso, es que en ese último sentido todas ellas quedan debajo, o si se quiere detrás, de la figura inmensa de la sólo en apariencia pequeña Eufrosina: lo comprobará quien, viendo Las sufragistas –actualmente exhibiéndose en la Cineteca Nacional, Cinemanía y La Casa del Cine– se dé a sí mismo el gusto de atestiguar cómo cohabitan, armoniosamente, la fortaleza, la conciencia, la determinación y la dulzura en un mismo espíritu.
De pilón Exhíbese también Un mundo secreto (2012), ópera prima en largo de ficción de Gabriel Mariño, mirada cálida y atenta al duro trance adolescente –aquí, el de una mujer que aprende a encontrarse prácticamente sin ayuda–, del que no pocas producciones nacionales, y al parecer no por casualidad, han venido haciéndose eco en tiempos recientes. Muy en las antípodas de ejercicios como Nosotros Los Nobles, del que ya se dirá aquí lo que haya menester •
CINEXCUSAS
Arte y sufrimiento
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ensayo
31 de marzo de 2013 • Número 943 • Jornada Semanal
Ilustación de Juan Gabriel Puga
E
n el principio fue la propaganda. Desde su nacimiento en un establo de Belén en tierra (santa) ocupada por el Imperio, de una virgen que concibió inmaculada y de un padre putativo. Resuelta la paradoja biológica a golpes de fe, Jesús maduró atormentado por tentaciones que burló con meditación y ayuno en el desierto. El pueblo de Israel seguía sometido. Su poder político, judicial y religioso, descafeinado por el invasor, miraba hacia otro lado. Judíos zelotes se armaron en guerrilla contra la ocupación y sus colaboracionistas. A sus treinta años, el rabino socialmente incorrecto rompió el silencio. Predicó la redención espiritual del ser humano y su amor a los pobres. Se ungió hijo de Dios y advirtió al rico de la dificultad para entrar en su Reino. Ganó fama local y el recelo de fariseos, del Sanedrín y de Roma. Su mensaje y el destino le llevaron a sufrir traición, arresto, juicio, tortura y muerte atroz, clavado a una cruz del arrabal de Jerusalén donde ajusticiaban a los reos de sedición. Ahí habría acabado su breve historia. Pero al tercer día de ser enterrado su cuerpo se esfumó de un sepulcro bajo custodia. La apología de la resurrección del líder mártir y su doctrina sencilla, igualitaria y bondadosa, se extendió como un afán. Perseguidos por tiranos imperiales, los primeros cristianos fueron festín para las fieras del Coliseo. El cruel holocausto reforzó esa religión que crecía insurgente a orillas del Tíber. Sobre la piedra de Pedro se edificó su escisión del judaísmo, desacreditado bufón del César que seguía nutriendo Gólgotas. Con el transcurso de los siglos, la lección aprendida y las alianzas entre la cruz y la espada, la liturgia hizo el resto. Una cualidad de la Iglesia católica es su capacidad para la escenografía. El impecable esteticismo de su aparatosa pompa. Con él se ha digerido la inoportuna e imprevisible abdicación de un Papa y su sustitución, algo que no pasaba desde el siglo xiii . El Papa es jefe de uno de los Estados más pequeños e influyentes del planeta. Pocos hombres detentan tanto poder absoluto con su añadido de infalible inspiración divina. La renuncia del cardenal Ratzinger a mantener el mandato de Benedicto xvi convulsionó a la feligresía, pero sobre todo provocó una contenida hecatombe intramuros del Vaticano, en el búnker de su Curia. Porque hasta ahora los papas morían con las botas puestas. Hasta el final, rotos y enfermos. Benedicto xvi argumentó estar cansado. ¿De qué? Tiene artrosis, diabetes, falto de visión en un ojo, la vejez previsible en un octogenario. La noticia colmó ríos de tinta e incertidumbre, dando paso a la omnipotente liturgia de las formas. La estética del orden sobre el caos de la ética, a tenor de la moral del tiempo en que ocurre tan insólito hecho, mientras a Europa le amputa su bienestar social el frío bisturí de los tecnócratas, e Italia vota eligiendo al centro izquierda y a dos payasos. Grillo, la conciencia o así. Berlusconi, procesado por abuso de poder y prostitución. La nomenklatura cardenalicia escenifica el cónclave con su boato incongruente. Un centenar de hombres queman fumata blanca para el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio y nace
el papa Francisco. Tras el rayo de la renuncia de Ratzinger, el trueno del primer papa latinoamericano y jesuita, y la aparente sorpresa ante las listas previas de papables. Aunque los vaticanistas saben que “quien entra papa al cónclave, sale cardenal”, y Bergoglio ya disputó a Ratzinger la sucesión de Juan Pablo ii , hasta que no quiso seguir siendo el segundo durante tres votaciones. Y así, a la cuarta ganó el alemán. La propaganda no se hace esperar. Sobre la tolerancia y humildad de un hijo de la emigración europea, austero y conservador. Porteño, hincha del San Lorenzo de Almagro, conocedor de las villas miseria de Buenos Aires, enfrentado con los Kirchner en temas sociales y por el matrimonio homosexual. Comienzan a llamarle el papa de los pobres. Derrocha cercanía. Rechaza el oro en su cruz y en el anillo del pescador. Habla de “¡cómo me gustaría una Iglesia pobre y de los pobres!”, y de la relación entre su nombre elegido y Francisco de Asís, el santo de la pobreza y de la
De Ratzinger a Bergoglio: luces y sombras Juan Ramón Iborra
paz. Pero la pobreza no es único modo de opresión y en derechos humanos la Curia argentina ha sido sorda, muda y reaccionaria. Bergoglio no fue un colaborador, pero en 1976 era Provincial de la Orden Jesuita. Durante las Juntas Militares, tanto él como la Curia miraron hacia otro lado. Francisco toma el timón de un Vaticano náufrago, que desafina con la realidad social. Es un entramado piramidal y machista donde la mujer brilla por su ausencia en el sacerdocio. Mantiene un inmovilismo intolerante sobre dogma, celibato, divorcio, moral sexual, anticonceptiva, derecho de reproducción y un desprecio inútil hacia la Teología de la Liberación. Siendo un conservador doctrinal, no le tocaba a Benedicto xvi restaurar esas grietas de sus pilares, pero marchó desarmado por otros asuntos que quiso y no pudo resolver. Ahí radica su cansancio. Rodeado de lobos, lo definió L’Osservatore Romano. Ratzinger dijo del entorno vaticano: “¡Cuánta basura!” Asumió con firmeza los escándalos de pederastia cuyo gran encubridor fue Juan Pablo ii , pero no pudo con la poderosa Curia. Se rindió tras filtrarse el Vatileaks, secretos de una investigación interna sobre tráfico de influencias, chantajes, corrupción y existencia de un sofisticado lobby gay en la Santa Sede. Francisco tiene ahora ese informe y todo el poder en sus manos. Un helicóptero blanco elevó al Papa cansado desde El Vaticano. Concluyó su liturgia. La lección de Benedicto xvi al querer dejar de serlo, aporta luces a las sombras de su reinado. Sólo un Papa verdaderamente franciscano, capaz como Mihail Gorvachov de inmolar la estructura desde dentro, sus vicios, anacronismos, privilegios e injusticias, podrá regenerar a la Iglesia católica. Tan aferrada al poder terrenal y a sus modos perversos como aquel judaísmo del que se desgajó en tiempos de Jesús de Nazaret •
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