■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 1 de diciembre de 2013 ■ Núm. 978 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver
Manuel Acuña poeta mayor Marco Antonio Campos
Festival Internacional de Teatro Puebla
Héctor Azar 2013
de asombros
bazar V
El próximo 6 de diciembre se cumplirán un siglo y cuatro décadas exactas de la muerte trágica de quien acaso sea el más citado de los poetas mexicanos: Manuel Acuña, autor del célebre “Nocturno”, popularmente rebautizado como “Nocturno a Rosario”. En el amplio ensayo con el que conmemoramos al vate salti llense, Marco Antonio Campos afirma que “al estudiar la vida y la obra de Acuña es muy difícil, o acaso imposible, no seguirlas con un dolor profun do”. Cercana su fama al siglo y medio de existencia, es para dójica la suerte de quien, como Acuña, opinaba “que es la gloria una mentira/ tan bella como ilusoria”. Completa el número un reportaje, una entrevista y una reseña de Miguel Ángel Quemain en torno a la tercera edición del Festival Internacional de Teatro Héctor Azar, realizado en Puebla, donde ya es tradición que se den cita los protago nistas más relevantes, na cionales e internacionales, de la escena teatral. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx
Hugo Gutiérrez Vega
iendo la película sobre la vida y la muerte del pre sidente Lincoln, recordé los días de nuestra estan cia de tres años en la capital del imperio. Cuando lle gamos, la vida cultural se había vuelto importante y la oferta era rica y variada. El Kennedy Center era el eje de la vida artística, con sus salas de conciertos, de cine y de teatro. Recuerdo una puesta en escena de Llegó el hielero, de O’Neill, con Jason Robards en el papel principal. El Teatro Nacional había sido restau rado y presentaba musicales de buena calidad orig i nados en los teatros de Broadway, mientras que el Arena Stage presentaba a su compañía estable con obras como El pato salvaje, de Ibsen, dirigida por el rumano Liviu Ciulei. La orquesta nacional estaba ya plenamente consolidada y las actividades musicales eran constantes y de muy alta calidad. Fuera de la ciu dad había centros culturales, apoyados por el enton ces rico endowment local. El señor Reagan, pésimo actor y peor presidente, acabó con los endowments y dejó a la buena voluntad de las fundaciones y de los grandes empresarios el patrocinio de las actividades artísticas. Por supuesto que a estos benefactores no les gustaba la experimentación y no entendían que el arte es generalmente provocador. Por otra parte, de bemos reconocer que la filantropía, respetuosa de la libertad de los creadores o de los científicos, cubre un papel muy importante al suplir las deficiencias y las crecientes reducciones de los subsidios estatales. Kennedy, en su “Camelot”, escuchando la voz del an ciano poeta Robert Frost, soñó con un país cuya at mósfera cultural cubriera todas las actividades huma nas. Su idea fue patrocinar sin tratar de controlar. En eso fue muy acertado, mientras que su idealizada administración nos hace olvidar a veces que en sus años estalló Vietnam y se intentó la invasión a Cuba con la malvada operación de Bahía de Co chinos. En fin... el imperio tiene sus reglas y sabe imponerlas manipulando, cooptando, amena zando y reprimiendo. A pesar de todo, sobrevive la nostalgia del “Camelot” de la pa reja presidencial más glamorosa de la vida de Estados Unidos. Antes de ellos hu bo otra pareja intere sante, la de Franklin Delano Roosevelt y su mujer, Eleanor, ex celente negociadora y promotora de ideas muy avanzadas, sobre todo en el terreno del welfare state.
2
La capital neogrecorromana Los museos de Washington son excepcionales. Pienso en la East Wing de la National Gallery y viene a mi memoria el talento diseñador del arquitecto Pei. A lo largo del Mall se suceden los excelentes mu seos y se inauguran las muestras temporales. El go bierno de Obama ha inyectado un poco de vida al endowment cultural de la ciudad que juega a ser el fiel de la balanza. Funcionan en las suburbios, ubicados tanto en Maryland como en Virginia, pequeños centros cul turales patrocinados por las universidades tanto pú blicas como privadas de la región. El teatro en espa ñol, dirigido por un argentino notable, Hugo Donato, funcionaba muy bien en aquellos años. Hice el perso naje de Peralta en La fiaca y lo disfruté mucho, pues lo dije en argentino sin caricaturizar el acento. Me costó mucho trabajo, pero el día del estreno pude ha cerme pasar por originario de Tucumán. No hubiera podido imitar el acento porteño sin caer en la carica tura. En cambio, los de la provincia argentina hablan un español aceptable y libre de las divertidas y a veces acertadas palabras del lunfardo. Se me juntan en la memoria, La fiaca y El pato salvaje. Esto demuestra la variedad de la oferta artístic a washingtoniana que, antes de la apertura del Kennedy Center, era tan pobre que obligaba a muchos senado res y miembros del Congreso a huir del fin de semana en el pantano, viajando en un tren que se llamaba The Congressional, hacia la interminable oferta de todos los tipos y géneros de la insomne manzanota. Georgetown y Alexandria aportan su belleza ar quitectónica de estirpe inglesa, mientras que en la zona del poder imperial brillan los monumentos ba sados en el imperio romano. Por eso Lincoln, en su sillón marmóreo y entre columnas romanizantes, preside las mejores momentos del pensamien to de la rara vez cumplida plenamente demo cracia estadunidense; Roosevelt nos recuerda que el melting pot y el welfare state son los mejores aspectos de la unión y Kennedy, contradictorio, nos hace pensar en la remota posibilidad de que regrese la felici dad al “Camelot” per dido. Mientras tanto, contemplaremos al “árbol testigo” del profundo poema del viejo Frost •
jornadasem@jornada.com.mx
Directora General: C a r m e n L i r a S a a d e , Director: H u g o G u t i é r r e z V e g a , Jefe de Redacción: L u i s T o va r , E d i c i ó n : F rancisco T orres C órdova , Corrección: A leyda A guirre , Coordinador de arte y diseño: F rancisco G arcía N oriega , Diseño Original: M arga P eña , Diseño: J uan G abriel P uga , Iconografía: A rturo F uerte , Relaciones públicas: V erónica S ilva ; Tel. 5604 5520. Retoque Digital: A lejandro P avón , Publicidad: E va V argas y R ubén H inojosa , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx
Portada: Almendras amargas
Ilustración de Gabriela Podestá
La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauht émoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cui tláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jorn ada Semanal núm. 04-2003-081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/ SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.
3
creación
Jornada Semanal • Número 978
La poesía pasará como un animal
desconocido por la ciudad
llena de bruma. Juan Gelman
A
veces, como Max Bense y su riesgosa revuelta anti cartesiana que decía que la poesía es cuando dos palabras se encuentran por pri mera vez, o como el viejo dadá, que afirma ba que el pensamiento nace en la boca, a un poeta puede tentarlo el salto al vacío, lo irrefrenable, el impulso lingüístico, el rap to poético que lo lleve a concluir que si un pájaro se pone a pensar por qué demonios está volando, muy seguramente se cae. Pero, en verdad, pocas veces al transitar privati vamente esos asertos automáticos se pro duce un hecho poético de relevancia. En contrario y sin que haya una absoluta negación de lo irracional, si buscáramos a un poeta cuyos versos fueran una forma del pensar, si rastreáramos a alguien que haya ejercido en muchos tramos de su obra ese distanciamiento que informa a la poesía de la poesía misma, quizá el nombre que más nos asalte sea el de Juan Gelman. La lengua franca en la que Gelman escri be su poesía, esa suerte de piedra Rosetta en la que el poeta resulta un traductor de sí mismo, creo que vive de manera constante en sus poemas. Que “la poesía es una manera de vi vir”, un verso suyo perdido en Violín y otra cuestiones, resulta algo por lo que Gelman ha luchado a lo largo de su vida y a lo largo de su obra. Y no lo ha hecho desde un yo román tico, desde ese yo que sufre o festeja de manera exclusiva en su pellejo, sino que con vierte el nosotros en “los otros”, para lla marse “pedro, juan, ana, maría, pájaro, plu món, el aire, mi camisa”. En su poema “Poderes”, de su libro Relaciones, y avasallando la cacareada frase
Juan Manuel Roca
La poética de
Juan Gelman El perro Juan Gelman El poema no pide de comer. Come los pobres platos que gente sin vergüenza o pudor le sirve en medio de la noche. La palabra divina ya no existe. ¿Qué puede hacer el poema, sino contentarse con lo que le dan? Después aullará por ahí sin respuesta, será otro perro perdido en la ciudad impiadosa. (De Valer la pena)
de Hôlderlin y su negra pregun ta de para qué la poesía en tiem pos de penuria, como si todos no lo fueran, parece recordar el sen tido inverso de esa dubitación, un ¿para qué la poesía en tiem pos que no sean de penuria? ¿Có mo simple esteticismo? ¿Cómo bibelot? Así, de esta frontal manera, Juan Gelman nos recuerda que la poesía es como la araña que sube por la escoba que la barre: “como una hierba como un niño como un pajarito nace/ la poesía la torturan/ y nace la sentencian y nace la fusilan/ y nace la calor la cantora”. Ya en otro pasaje de Velorio del solo, no en balde titulado “Arte Poética”, expresa lo anterior de manera quizá más categórica o menos elusiva si se quiere: “A este oficio me obligan los dolores ajenos.” Son tantos los ejercicios realizados por Gelman en torno a una reflexión insumi sa de los espejos de la poesía, esos cristales que no devuelven siempre lo que quisié ramos ver sino lo que su implacable visión nos impone, que podría hacerse toda una antología de sus poemas que trazan un ar te poética, en una amplia red temática que engloba el lirismo, la ironía o el dicterio, lo mismo que un mapa de países del acaso que no excluyen un país donde la belle za sea posible, “donde un hombre pueda beber un vino más delicado”, diría Mal colm Lowry. Aunque sepa como pocos que “el poe ma del gorrión no vuela más” y sepa tam bién como pocos que “se le fueron los as tros al poema del cielo”, aunque sea un perito en firmamentos abolidos y tenga que padecer la historia de los que “escri ben con un lápiz sin punta”, Juan Gelman, una y otra vez nos recuerda que es bueno “quitarnos las telarañas de la costumbre”, Cortázar dixit •
reseña
1 de diciembre de 2013 • Número 978 • Jornada Semanal
4
Festival Internacional de Teatro Puebla Héctor Azar Miguel Ángel Quemain
L
a tercera edición del Festival Internacional de Teatro Héctor Azar en Puebla se convirtió en un conjunto de opciones donde el especta dor se vio obligado a elegir qué vería, quizá lamentando lo que dejó de ver, frente a un mundo de opciones consagradas a los días de fin de semana, cuando la programación concentra la mayor can tidad de presentaciones. La programación es muy variada y pone en escena todo tipo de géneros, espectáculos y piezas, pelícu las, documentales, talleres y conferencias. Puebla puede llegar a ser un verdadero laboratorio de las producciones teatrales nacionales, así como el prin cipal aparador de un teatro internacional que nutra diversos festivales nacionales susceptibles de incluir lo escénico en su programa. Hay que reconocer que, en apenas tres años, este festival se ha colocado como el más importante del país. Incluso podría llegar a ser el festival muestra de la producción mexicana nacional, capaz de reco ger los montajes más significativos de la Compañía Nacional de Teatro y la Dirección General de Difu sión Cultural de la unam que, a través de la Direc ción de Teatro, participa a nombre de la máxima casa de estudios, aunque todavía está lejos de incluir las producciones del Colegio de Teatro. Este festival presenta un buen número de pro ducciones locales, bajo un programa semejante al de México en Escena, que en la entidad se denomi na Puebla en Escena, donde participan treinta de las más de cincuenta compañías, todas con desa rrollos y calidades distintas, algunas que gozan de distintos apoyos y otras que todavía no tienen nin guno, aparte esta oportunidad de mostrarse codo a codo con profesionales de excelencia y de que pueden foguearse, como se dice en el ámbito de portivo, con problemas que van desde el diseño y red iseño de los espacios, hasta la convivencia y la traducción de sus necesidades al terreno del len guaje técnico.
Muchos de estos grupos vienen de medirse en el Festival Cervantino, que inició en octubre, y que ya en noviembre hace que estas compañías vengan en riquecidas al participar en una actividad de alcance internacional, sumamente exigente y que, al repre sentar a sus estados, ven duplicada su responsabili dad porque forman parte de una imagen de conjunto. En Puebla tuvieron lugar doce agotadoras jorna das, y la ciudad fue anfitriona de casi ochocientos artistas procedentes de Alemania, Argentina, Aus tralia, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Es paña, Estados Unidos, Francia, Grecia, Italia, Reino Unido y la República Checa. Dieciséis países que poseen lenguajes escénicos distintos y algunos ver daderamente apabullantes, por su aprovechamiento de las nuevas tecnologías al servicio del teatro: telas, luces, aparatos de sonido, micrófonos, reproducto res, auténticas consolas programadas para dar vida a compañías teatrales que funcionan como un reloj suizo mecánico, pero con los alardes del mundo di gital que todo lo puede, sobre las anatomías de clowns, acróbatas y titiriteros, que siguen usando su Escena de Dreamers
cuerpo de modo semejante a los apolíneos atletas emocionales de la antigüedad. En cada emisión se incorporan cada vez más es cenarios. Esta vez fueron veintidós, que gozan de remozamiento, mantenimiento y rescate, con el pre texto de estrenarlos de cara al mundo escénico y presumir esta ciudad, una de las más bellas y com plejas de Latinoamérica, con un pasado en el que el Escena de Gold Mountain
5
Jornada Semanal • Número 978 • 1 de diciembre de 2013
teatro emerge a través de la indagación histórica, que preña muchos de los montajes que se han pre sentado a lo largo de estos tres años de irrupción teatral y con más de un centenar de actividades pa ra esta ocasión. Sobre los recintos, hay que decir que unos son for males y otros apenas pueden adaptarse a las pues tas en escena. Vale la pena documentar este reper torio: Teatro Principal, Teatro de la Ciudad, Zócalo capitalino, Casa de la Cultura, San Pedro Museo de Arte, el atrio de la Catedral y el atrio del templo de San Francisco, la Biblioteca Palafoxiana, la Plaza de la Democracia, el Lago de la Concordia, así como espacios independientes y comprometidos con el desarrollo del teatro en la entidad, entre los que des tacan el Teatro Taller de Investigación y Experimen tación Mexicano, y Espacio 1900, que bajo la direc ción de Manuel Reigadas se suma a este encuentro anual del teatro en Puebla. A éstos se agrega un esce nario nuevo para deleite de todos los poblanos: La Estrella de Puebla.
Presencia de Azar Para quien se pregunte si Héctor Azar es algo más que un nombre para este encuentro, la respuesta se ría que Azar está en la pluralidad y la diversidad de intereses que recogen la producción no sólo local, también nacional, y lo mismo sucede con el registro de lo internacional, incluyendo aquello que está de moda en las plazas estadunidenses y europeas más comerciales, que van de Nueva York a París, pasando por Londres y sin olvidarse de Berlín, Roma, Milán y Madrid. Ese es el legado de un artista poblano uni versal, cuyos alcances en el terreno teatral van de la política a la teoría, de la dirección a la actuación, en un pasaje intelectual que contempla la dramaturgia y el ensayo. En ese tenor se puede constatar la importancia que tienen las ac tividades académicas, a través de conferencias magistrales de las que se había líneas adelante, y a través de la presentación de dos libros dedicados a figuras im prescindibles de nuestra histo ria teatral: uno sobre el propio Azar y otro sobre Carlos Ancira, ese actor extraordinario capaz de traducir, escribir, actuar y dirigirse a sí mismo. La programación del fes tival que lleva el nombre de uno de los más importantes dramaturgos poblanos –Héc tor Azar-, en esta ocasión ofre ce los más diversos géneros de las artes escénicas: teatro de calle, teatro musical, teatro para niños, teatro experimental, teatro de sala, circo contemporáneo, teatro-danza, teatro negro, teatro cabaret, entre otros. Festival Internacional de Teatro Héctor Azar aus piciado por el Gobierno del Estado de Puebla y el Ayuntamiento de la ciudad capital, con el apoyo ade más del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, también es un espacio de reconocimientos cuya va loración está por afinarse, porque si bien todos los reconocidos tienen méritos, no es tan claro de dónde vienen las propuestas. En la clausura, los reconoci mientos fundamentales fueron: la entrega del Premio Héctor Azar 2013 a los actores Silvia Pinal, Ignacio
López Tarso y Roxana Castellanos, al director Fran cisco Franco, a la productora Tina Galindo al drama turgo y director Miguel Sabido, así como al actor y productor Luis Gimeno.
El teatro bajo la mirada del cine La programación de cine a lo largo del fitha es es pectacular, pues completa la multiplicidad que se vive en calles, plazas y foros cerrados. La magia del cine hace posible una traducción del teatro que no está al alcance de ningún otro arte y que logra acer carnos a las dimensiones rítmicas del texto dramáti co y de la poética exclusiva de la escena, que si bien tiene como testigo privilegiado a una cámara –dueña de una movilidad con la que el espectador no cuen ta–, no puede dejar de mostrar ese arte de la presen cia que convierte al teatro en una de las experiencias más ricas desde la antigüedad hasta el mundo de hoy. La Tragedia de Hamlet (Francia, 2001), dirigida por Peter Brook, fue la más impactante del festival. Se trata de una puesta en escena que reescribe a par tir de su montaje teatral del año 2000 para contem poraneizar al dramaturgo inglés con una perspec tiva multicultural, profundamente ligada a los cuestionamientos sobre la traición y el poder, y dotada de un conjunto de recursos que colocan al actor en el centro del trabajo que testimonia una cámara al servicio del gesto. Brook por Brook, Retrato íntimo (Francia, 2001), dirigida por Simon Brook, en poco más de una hora retrata el poder creador de este demiurgo inglés. Hubo un festín de clásicos, con la relectura con temporánea de directores de gran riesgo y erudición, como Jean-Baptiste Mathieu, Stéphane Metge, Jean Michel Ribes, Ariane Mouchkine y Hélène Cixous. Todos ellos proponen interpretaciones actuales de las viejas palabras del Tío Vania (Mathieu, Francia, 2004), con problemáticas cada vez más comparti das, dada la actualidad de la violencia y confusión que impera en el planeta occidentalizado en térmi nos absolutos. Stéphane Metge dirige Otra soledad (Francia, 1996), sobre el proceso creador de Patrice Chéreau, director y creador de En la soledad de los campos de algodón, de Bernard Marie Koltés. Metge es también direc tor de Fedra (Francia- Alemania, 2003), filme de largo aliento con la puesta en escena de Patrice Chéreau. Tambores sobre el dique (Francia, 2002) codirigido por la prestigiada teatrista Ariane Mouchkine y Hé lène Cixous, una de las mayores pensadoras fran cesas, que dan cuenta de la Tropa del Teatro del Sol. Esta es otra de las grandes películas sobre teatro, musicalizada y animada con las marionetas clásicas japonesas, dotadas de matices trágicos y de un len guaje que visualiza el teatro dentro del teatro. El complejo de Thenardier (Francia, 2002), bajo la dirección de Jean-Michel Ribes, forma parte tam bién de este acercamiento en profundidad a los pro blemas de la dramaturgia, la dirección y la puesta en escena, sin dejar a un lado el lenguaje poéti co y la metáfora del teatro como escenario del mundo. También Violación (Francia, 2002), de Sophie Fillieres, fue otro de los traba jos poderosamente vinculador al teatro; se trata de la visión de una autora que se inicia en el camino de la realización, con una amplia trayectoria en el se no de una familia totalmente vinculada a la dirección y la actuación.
reseña Meditaciones sobre el arte escénico Con dos conferencias magistrales se mantiene el es píritu académico del festival, un acercamiento teó rico-práctico que ofrece el testimonio de hacedores contemporáneos capaces de inspirar el trabajo tea tral nacional, y el poblano en particular, donde pro lifera sin tregua el ejercicio de la independencia propositiva, a través de las ya referidas más de cin cuenta compañías de todos los colores que indagan en la dramaturgia local, en los autores clásicos, y que conciben el teatro como un laboratorio donde caben todos los géneros, todas las palabras y las búsquedas de distintos órdenes y finalidades. Estos son algunos de los invitados de honor: Stamatios Efstathiou (Grecia) es un director que ex plora los caminos que recorrió Eugenio Barba y que hace del teatro una ritualidad en ascenso y en trán sito a donde quiera que lo guían sus pasos. Un ex plorador de la emoción que mostró los ingredientes para hacer un teatro de repertorio, duradero, comu nal y que permita expresar lo más rico de la tradición universal sin perder los matices de lo local, bús queda que agradecen en este estado de exploraciones singulares sobre lo escénico. Efstathiou es un director que responde a los dictados del teatro físico, gran entrenamiento, expansión de las posibilidades corporales del actor a través de la acrobacia, la danza, el canto. Energía Project 2012 se llama su trabajo comunal, de trashumancia, de cami nante en busca de espacios en el campo, sobre todo para llevar la teatralidad que empieza desde que llega para arribar al teatro de la mano de todos, del cuerpo de todos. Steven Berkoff (Reino Unido) da lecciones sobre su lectura contemporánea de Shakespeare y responde sin mediaciones a los pro blemas de lo contemporá neo en el teatro shakespe sigue
F
La caída del cisne de la Compañía Tenarco, de Colombia
reseña riano, así como a las influencias que, desde nuestro presente, operamos en esa dramaturgia que conti núa siendo fecunda en suelo inglés, no sólo a través de la Royal sino que es retomada por artistas inde pendientes que proponen lecturas contemporáneas de los dramas de Shakespeare, que identificamos en las primeras planas de la prensa actual.
Fragilidades y recomendaciones generales Todavía hace falta un sistema de reservaciones efi caz, telefónico e in situ que impida que los poblanos pierdan tanto tiempo en largas e inútiles filas; hace falta que en la enorme cantidad de foros se sensibi lice más a los responsables, quienes no saben qué hacer con sus pequeñas dosis de poder, y en algunos casos llegan a maltratar al espectador con un defi ciente sentido de lo que significa ser un anfitrión. En los espectáculos al aire libre, en calles y plazas, vale la pena estructurar programas de mano públicos
1 de diciembre de 2013 • Número 978 • Jornada Semanal
donde los transeúntes que se convierten en espec tadores y luego en un posible público, puedan en terarse de qué están viendo, de dónde vienen los grupos y de qué va el espectáculo que se presenta. Hace falta aprovechar el espacio público con infor mación permanente sobre el festival en general, y no sería ocioso proponer rutas de espectáculos con infor mación precisa sobre su duración, como sucede sobre todo en ciudades europeas que ofrecen mapas y am plias explicaciones sobre sus programas artísticos. La sábana de la programación está en todas partes, pero hace falta una elaboración profesional de los programas de mano en cada foro. Es una herramien ta que le vendría muy bien a los grupos poblanos, todavía muy amateurs en cuanto a la información que producen sobre ellos mismos. Es necesario elaborar una página de internet pre cisa, clara, de fácil navegación y con información suficiente. Buena parte del contenido remite a los propios sitios de los artistas, y no está en español en el caso de grupos extranjeros.
6
Hace falta un seguimiento puntual diario de las actividades en su sitio web, con galerías comentadas, videos, podcasts, entrevistas y cobertura del evento. También hace falta el seguimiento de cómo se muestra el fitha en las páginas y medios culturales poblanos y nacionales, para tener en espejo la pobre za o riqueza de la atención periodística que se le da a un esfuerzo de tan amplio alcance.
El alcance social de la política cultural Moisés Rosas, titular del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla, no tuvo dificultad para retomar la estafeta que dejó Saúl Juárez, por que conoce desde hace muchos años la dinámica del estado, su tradición, y viene de promover amplia mente el trabajo del Museo Amparo. Pasó un año en el Museo del Estanquillo en Ciudad de México, pe ro es un gran conocedor de lo que sucede en el inte rior del país. No es un hombre protagónico sino un
Miguel A. Quemain
Las calles, los teatros
Circus show de Duoh! Lala! de Chile-Francia
T
ropezón, de Tato Creaciones Escénicas de Brasil, conmovió con un microteatro que tuvo como eje el mundo de dos ancianos, bajo un eje minima lista que expresaba una especie de poética de la despedida, en una metáfora que duele y anima en un tono íntimo, al calor de las velas, en atmósferas ocre que nos colocan en el corazón de una experiencia melancólica. Hay desequilibrios en la programación, como la presencia de Stalker Theatre con una calidad circense que ya hemos visto en México, aunque la acrobacia australiana tiene su identidad establecida por el con junto performativo de música (con gran atractivo en las percusiones) y luz, combinadas con breakedance y guiños que apelan a la música de los ochenta y noven ta, cargado de concesiones, en este espect áculo sin embargo poderoso que se llamó Elévate. La presencia de las artes escénicas francesas fue abundante, aunque desigual. Con Voyage, la Com
pagnie Akisun presenta una aguda reflexión sobre la migración, la diversidad de las lenguas y su gran repertorio sentimental, emocional y musical. Mosai cos escénicos que consideran la música y la esceno grafía como parte de un gran mural de la diversidad étnica, racial e idiosincrásica, aunque con gran can tidad de lugares comunes que se presentan atomiza dos en el subtitulaje, a veces incomprensibles en esa babel monótona aunque cargada de ideas sugeren tes y ejemplares para nuestra escena. Blank Page Iluminated Chronicles, de la compañía francesa de Luc Amoros impresionó por la cantidad de niveles expresivos de un grupo de cuatro actrices/ pintoras/narradoras/percusionistas/acróbatas que, sobre una serie de pantallas en blanco, en negros, psicodelizadas por manchones de pintura, hicieron de las suyas en un ejercicio abrumador de calistenia gráfica, explorando con un compromiso político co locado a la izquierda de su pecho los temas que han recorrido el siglo xx y se han asomado vertiginosa mente al xxi . Pinceladas, brochazos, irrupciones como cubeta das de color y de tonalidad contrastantes, tropicales, saludaban a un público atrapado, auténticamente hipnotizado en el relato fragmentado de unas con signas al Che Guevara, a Fidel Castro, Mandela, Fri da Khalo, Picasso, el mundo Caribe de Bob Marley, en fin, las imaginaciones de Lennon y los Beatles, los Rolling Stones, una constelación que sacó a flote al siglo xx de los autoritarismos que nos avergüen zan, como hace ver magistralmente este tan aplau dido conjunto, después de haber contemplado una hora de extrañeza con la Coproducción de la Com pagnie des Quidams, con Inko´Nito, que presentó en el Atrio de la Catedral El sueño de Herbert, una at mósfera de seres extraños que merodean y circulan paranoides entre un público que no sabe qué esperar,
Duoh! Lala!
como ellos mismos, que no parecen muy convencidos de que los otros seres idénticos a ellos sean verdade ramente iguales. Se reúnen, cuchichean, hablan los unos de los otros. O eso parece, a lo largo de un espectáculo su gestivo e inspirador, que también aprovecha los grandes avances de la tecnología con telas brillantes en un blanco de gran pureza que se infla como un pecho, como una cabeza llena de ideas y de luz, al ritmo de unas percusiones y unos cantos que les dan ritmo y que parecen engendrados en el corazón mismo de su esencia hecha de aire, como el sueño de Herbert. Originarias de Australia e Italia, Saltbush Chil dren’s Cheering Carpet combinó danza moderna, narración oral, canto, sonidos electro-acústicos e imágenes animadas, y utilizó a unos niños en un graderío que hacía del público un extraño espejo. Mitología aborigen al ritmo de luces y efectos que
7
Jornada Semanal • Número 978 • 1 de diciembre de 2013
funcionario que se pone detrás de los logros y los comparte. Sabe de lo que habla cuando concilia los ges tos polémicos en torno a los distintos criterios: co brar o no cobrar. Para él, las enormes desigualdades económicas no siempre se traducen en ignorancia e indiferencia frente a las expresiones culturales. “Mucha gente que carece de recursos –dice– está ávida de asistir a es pectáculos, conciertos y actividades que no podría pagar. Inauguramos el festival con cinco mil perso nas en una noche fría, que esperaron y aplaudieron interesados lo que vieron esa noche. “Tenemos noches de museos donde hemos tenido la presencia de casi ocho mil personas, y tenemos llenos permanente para escuchar a la Orquesta del estado que dirige Fernando Lozano. No estamos des cubriendo el hilo negro, esto ya se hacía en Puebla y le damos continuidad y multiplicamos el alcance de esta demanda, de estos programas y este modo en el que la gente ha marcado las pautas del ejercicio de políticas culturales en la entidad.” •
“
“
Mosaicos escénicos que consideran la música y la escenografía como parte de un gran mural de la diversidad étnica, racial e idiosincrásica.
también se expresan en interesantes cruces lingüís ticos, idiomáticos y simbólicos y que terminaron por integrar al público en una experiencia lúdica, donde las personas se integran sin dificultad y sin miedo, diluyendo las fronteras entre el que hace y el que mira. Finalmente, entre lo más destacable están los tí teres de Hansel y Gretel, gran guiñol canadiense del Theatre Sans Fill que, sin hilos y con la corporalidad de un bien armado equipo de actores con máscaras, logran un desfile de cuadros extraordinarios por su calidad plástica, construida no sólo con elaboradas e ilógicas escenografías sino con un bordado de luz espectacular. En otro tono pero con una grandeza semejante se presentó Spleen, de los alemanes Figurentheater Wilde & Vogel, entre lo más destacado. Poesía y mú sica con un gran trabajo corporal y musical, pusieron en escena el mundo desolador del Baudelaire de Las flores del mal, con una melancolía que recorrió, a pesar de todo festiva, un festival del que ya esperamos la cuarta edición • La caída del cisne
Puebla,
de tradición teatral novohispana entrevista con Moisés Rosas Miguel A. Quemain
“M
ucha de la gente asiste a cosas que jamás ha visto”, afirma Moisés Rosas, titular del Conaculta-Puebla. “No podemos saber de qué calidad será la huella que estas presentaciones dejan, pero sabemos que influye porque los públicos se incrementan, y si bien eso es una medida insuficien te para saber de la trascendencia espiritual, la gente exige más, cuestiona y los grupos crecen. Esa es una medida de la incidencia que tiene en la vida cotidia na las decisiones de los jóvenes que incursionan en las artes. ”En Puebla –afirma Rosas– no tenemos un Centro de las Artes co mo en otros estados, pero tenemos una gran capacidad de formar mu chas generaciones de artistas al co bijo de la enseñanza universitaria, y eso da un nivel extraordinario tanto en la formación de públicos como en creadores. Si bien es impor tante traer el mundo a Puebla, hay un conjunto de creadores capaces de estimular la producción de jóve nes que se inician y de insertarse en Teatro principal la más rica tradición nacional. ”Puebla tiene una tradición des de 1760 con un público, un teatro y unas comedias en Corral que ponían en escena un nuevo imaginario. Aquí vivió Ángela Peralta y por aquí pasaron las grandes compañías de teatro y de ópera. En el más reciente Festival Cervantino dimos una muestra con la participación de más de mil artistas. ”Existe un fenómeno que hay que atender aquí y es la presencia de una gran cantidad de compañías poblanas en el extranjero. Es algo que no nos explicamos. Sin embargo, viajan poco al interior del país. Son tendencias que estamos aten diendo y cada vez más la creación no sólo tiene como eje las instituciones fede rales, estatales y municipales, sino también universitarias.” –¿El entretenimiento forma parte de las intenciones institucionales?
–Habrá que ver qué entendemos por entretenimiento. Hay una dimensión en donde lo que se admira ya no tiene un carácter necesariamente educativo o formativo sino que tiene mucho de remembranza, de repetir un concierto que nos anima permanentemente, que queremos compartir con amigos, con fami liares, y deseamos comunicar experiencias en las que hemos tenido contacto con grandes expresiones artísticas. Creo que poco a poco estarán más trenzadas. No veo por qué tienen que estar separadas •
8
Manuel Acuña poeta Marco Antonio Campos
A
i
l estudiar la vida y la obra de Manuel Acu ña es muy difícil, o acaso imposible, no seguirlas con un dolor profundo y pen sar que con su muerte algo muy grande se extinguió. Desde José Martí y Marcelino Menéndez y Pelayo hasta José Emilio Pa checo y Vicente Quirarte, pasando por Car los González Peña, no ha dejado de lamentarse que con su partida apresurada se perdió al gran lírico de su generación. Más que de poetas, el siglo xix mexicano fue un siglo de poemas. En ese sentido es grato y se agrade ce una antología depurada que logre el acercamien to fértil de poetas jóvenes y del común lector de poe sía a nuestros mejores líricos; la mejor del siglo xix es la de José Emilio Pacheco. La tarea de estudiar y anotar las obras completas queda como trofeo para profesores e investigadores. Cuando un poeta muere y no deja sus poemas or denados, por lo regular familiares, amigos, críticos o investigadores los compilan y disponen según su juicio o su saber y entender. La primera edición que publican los amigos de Acuña en 1874, me parece observar, trata de seguir hasta lo posible el orden cronológico. Queda siempre la duda de cómo el poe ta hubiera ordenado sus propios poemas y si hubiera incluido determinadas piezas que escribió sólo pa ra halagar o divertirse. Pasó en nuestro prolongado romanticismo con casos ilustres como Rodríguez Galván, Ignacio Ramírez y Laura Méndez a quienes les hicieron las ediciones. Tengo la impresión de que Acuña escribió de manera puramente circunstancial más de la mitad de sus poemas, buen número de los cuales, nos permitimos suponer, él mismo no hubie ra incluido en libro. Para conocer la relación vida y obra es fundamental conocer todos los poemas que escribió y comprender la dimensión de su tragedia; para leer al poeta Acuña debe hacerse una elimina ción juiciosa. Pasados los años no deja de asombrar
nos la precocidad asombrosa que lo llevó a escribir poemas como “A Laura”, su primer gran instante lírico, a los veintidós años, “Ante un cadáver”, la pie za maestra del romanticismo tardío mexicano, ape nas cumplidos los veintitrés; el “Nocturno”, ramo de flores envenenadas, quizá cuando estaba por cum plir los veinticuatro, y “Hojas secas”, ya cerca de su muerte, “pequeños madrigales de tono elegíaco [donde] aparece por primera vez en México, según creo, la huella de Bécquer” (José Luis Martínez).
ii Mal leído, por no decir pésimamente leído, Acuña ha sido visto ante todo en los 140 años posteriores a su muerte como el autor del “Nocturno a Rosario”, es decir, el autor de un poema para enamorados adoles centes, o para decirse en la clase de Literatura de pri mero de secundaria, o para escribirse en los álbumes de las señoritas, o para adjuntar en tarjeta en una carta de amor o para oírlo recitar patéticamente ‒aho ra ya sólo en disco‒, en las voces de la argentina Ber ta Singerman o del mexicano Manuel Bernal, como lo fue por largas décadas. Creo que de ese poema deriva toda su fama de cursi, de arquetipo del kitsch, es decir, para la gran mayoría de sus malos lectores, la poesía de Acuña se identifica o se confunde con el “Nocturno”. Muy pocos piensan en sus otros poemas. O dicho por José Emilio Pacheco: “El cianuro fue tam bién la tinta con que la posteridad leyó a Acuña y su ‘Nocturno’. El suicidio lo envolvió en un mito de amor romántico que oscurece sus demás versos.” La poesía de Acuña ha sido vista con severidad por poetas notables como Ramón López Velarde y Juan José Arreola (maestro del poema en prosa), Jai me Sabines y Gabriel Zaid. La acusación principal, desde luego, ha sido su cursilería y su mal gusto, y el blanco favorito de sus invectivas ha sido el “Noctur no”. Es increíble: pero los mejores textos que se han
escrito sobre Acuña son aquellos que se relacionan con su vida, o a lo más, con su vida y su literatura. En la crítica de su poesía han dominado la excesiva con descendencia, el desdén ácido o la mala fe ignorante. En una amplia manera el “Nocturno” no sólo fue una lápida con caracteres condenatorios contra Acu ña, sino persiguió hasta el último de sus días a Rosa rio de la Peña y Llerena, la atractiva musa de nuestro romanticismo tardío. Habiendo sido Manuel m . Flo res el gran amor de Rosario, salvo los estudiosos de la vida de ambos, oh ironía, oh injusticia, no se les asocia juntos en el tiempo. Ella fue, ha sido y muy probablemente seguirá siendo “Rosario la de Acu ña”. Flores, que escribió cierto número de poemas para la mujer que más quiso, no consiguió que nin guno tuviera el influjo del “Nocturno”. No hay poe ma suyo a Rosario que haya quedado grabado en la memoria de la gente ni permanecido, por razones extra poéticas, en el imaginario colectivo. Dos fueron las versiones sobre las causas del suicidio de Acuña: una, creada por la leyenda, que ubica como motivo único el desamor de Rosario, y la cual nace por supuesto de la lectura deformada del “Nocturno”, y la segunda, la real, de que Acuña se dio muerte por terribles razones: las turbaciones mentales, la pobreza que lo consumía, las enferme dades físicas, el spleen (mal de época), el hijo con Lau ra Méndez que no podía mantener, y por qué no, pero digámoslo como causa menor o gran pretexto romántico, el amor imposible por Rosario. Por todos los medios a su alcance Rosario trató por cinco décadas de no dar carta de naturalización a la leyenda funesta que creó y divulgó el “Noctur no”, y llegó aun a negar que la Rosario del poema (entre otros se lo dijo al poeta Carlos Amézaga y a José López Portillo y Rojas) fuera ella. En las cuatro entrevistas donde quedaron documentadas sus ver siones acerca de su relación con Acuña (al peruano Amézaga en 1892 ‒que se publicó en su libro Poetas
1 de diciembre de 2013 • Número 978 • Jornada Semanal
a mayor
“
Mal leído, por no decir pésimamente leído, Acuña ha sido visto ante todo en los 140 años posteriores a su muerte como el autor del “Nocturno a Rosario”... Creo que de ese poema deriva toda su fama cursi, de arquetipo del kitsch.
mexicanos al año siguiente‒, a José López Portillo y Rojas en 1917 ‒que se publicó como libro (Rosario la de Acuña) en 1920‒, al presbítero José Castillo y Piña el 30 de agosto de 1919 ‒que se publicó en páginas del libro Mis recuerdos en 1941‒y a Roberto Núñez y Do mínguez en diciembre de 1923 ‒que se publicó, para conmemorar los cincuenta años del fallecimiento del joven saltillense, en Revista de revistas‒), repitió siem pre dos cosas: que nunca estuvo enamorada de Acu ña y que ella fue pretexto pero no causa de su muerte. Ambas son ciertas, pero su afán rabioso por no verse como motivo terminal ni verse relacionada sentimen talmente con el poeta, la hacía mentir o modificar fechas y acontecimientos, o poner personas donde no pudieron estar, no excluyendo el chisme, real o no, contra la familia de Acuña, al decir que “todo Mé xico” sabía que su padre padecía desequilibrios mentales y dos hermanos, luego de él, se suicidaron. Añádase a esto esa grave mentira de referir, como argumento capital, que no podía amar a Acuña por que amaba entonces a otro poeta, Manuel María Flo res, olvidando o queriendo olvidar que a Flores, como lo prueba la primera carta que le dirigió éste, lo co noció sólo hasta el 25 de agosto de 1874, es decir, ocho meses y medio luego del fallecimiento de Acuña. A aquella mentira se añade otra, cuando dijo a Carlos Amézaga en 1892 que a Acuña lo veía como a un her mano y nunca imaginó sus intenciones; a López Portillo y a Castillo Piña, en cambio, veinticinco años después, les contó que el asedio de Acuña era tenaz. El “Nocturno” dañó seriamente la imagen de am bos, o al menos, estoy seguro, la imagen que ambos no querían que perdurara: la de Acuña como un poe ta cursi y como autor supuesto de un solo poema, y la de Rosario, que desde entonces fue vista no como “la de Flores”, sino como “la de Acuña” y como cau sante funesta del suicidio del joven poeta. El “Noc turno”, leído a partir del suicidio de Acuña el 6 de diciembre de 1873, ha impedido leer con ojos críticos Ilustraciones de Gabriela Podestá
su poesía y ha dejado una imagen maltrecha de un poeta de corazón oscuro y de alma rota que por otras vías consiguió lo que en vida le fue negado: que Ro sario fuera suya en los infinitos años vacíos de la pos teridad, es decir, lo que se ha dado en llamar a través de los años y los días como posesión por pérdida. ¿Pero de veras ustedes creen que el “Nocturno”, con su sortilegio rítmico, con su sinceridad desga rrada y con esa continua conciencia pavorosa que crea en el lector de la próxima precipitación del jo ven poeta al fondo del abismo, ustedes creen, de ve ras, que el poema es cursi?
iii En Acuña convivieron en una lucha radical la luz y la sombra, el sol y la noche. Tres poemas retratan en especial a Acuña: “A Laura”, “Ante un cadáver” y el “Nocturno”. ¿Cuándo escribió “A Laura”? En El Eco de ambos mundos aparece fechado el 24 de abril de 1872. No sabemos si es la fecha de la terminación del poema o lo escribió y corrigió en ese día. Lo leyó el 29 de abril de 1872 en un salón del Conservatorio. El minucioso investigador Pedro Caffarel Peralta hace notar que entre el autógrafo, que se publicó en 1923 en Revista de Revistas y el texto en el libro, hay cincuenta y ocho variantes (El verdadero Manuel Acuña). Eso me lleva suponer que el 24 de abril es la fecha de terminación. En otras publicaciones el poema apareció con el títu lo de “Epístola”. Cuando escribe “A Laura”, es decir, Laura Mén dez, la muchacha tiene diecinueve años, tres menos que Acuña. No lo sabían entonces, pero eran los dos poe tas jóvenes más dotados de su generación. En ese momento, Acuña se halla deslumbrado ante el talen to de Laura. No sabemos cuáles eran los poemas que provocaron ese deslumbramiento, pero existieron y debieron ser muy buenos para que en su poema elo gie tan admirativamente la inteligencia y el talento de la joven, al grado de augurarle la elevación a las grandes cimas. Por desgracia, la obra poética de Lau ra Méndez es muy breve y fue recogida por primera vez, si no me equivoco, hasta 1958 por el poeta mexi quense Raúl Cáceres Carenzo. Los dos únicos poe mas que datan de 1872 son curiosamente los mejores que escribió en su vida: “Nieblas” y “Oh corazón”. El primero, una de las piezas áureas del siglo xix , tiene todos los visos de ser cartas cruzadas con el “A Laura” que Manuel Acuña le escribió. Ambos poe mas están escritos en tercetos armónicos y con una impecable estructura rítmica. Admirables por su habilidad técnica y el desarrollo de las ideas, da la impresión de que fueron escritos por poetas en una fértil madurez y no por muchachos de diecinueve y veintidós años. ¿Cuál de los dos poemas, “A Laura” o “Nieblas”, fue primero? ¿Acuña se adentró tanto en “Nieblas” que escribió como respuesta el suyo, donde llama a la joven a las grandes cosas, o Laura responde el poe ma escrito para ella? Me parece que la primera ver sión es la cierta si nos basamos en el contenido de “Nieblas”, donde el “hombre iluso” (quizá fue una transposición para no hablar de sí misma) sucumbe ante las pruebas de la vida. Desde la primera frase, con carácter coloquial, Acuña nos adentra en lo que narra: “Yo te lo digo, Laura...” Acuña, en este, como en varios poemas, so lía dividir el mundo en dos: uno, el de la ciencia y de sigue
F
9
“
1 de diciembre de 2013 • Número 978 • Jornada Semanal
Sí, Laura... que tus labios de inspirada nos repitan la queja misteriosa que te dice la alondra enamorada; que tu lira tranquila y armoniosa nos haga conocer lo que murmura cuando entreabre sus pétalos la rosa; que oigamos en tu acento la tristura de la paloma que se oculta y canta desde el fondo sin luz de la espesura
La inspirada Laura no sólo va a reproducir en su lira lo que dice la alondra enamorada, sino va a en contrar y a hacer hablar lo que hay de misterioso en la lamentación del ave, lo que hay en y entre las flores para conocer su lenguaje, y va a transcribir lo que hay de más profundo en la naturaleza. La misión que de be cumplir la joven, gracias a sus múltiples dones, no es de este mundo es sublime: debe redimir a la mujer de la oscuridad donde ha vivido por siglos. Demasiadas buenas intenciones: por desdicha la mujer fuerte no lo fue demasiado, ni la poeta escribió nada fuera de serie en poesía después de “Nieblas”. Ella lo intuyó desde que escribió este poema desola do, donde, de alguna manera, como dijimos, se iden tificó con “el hombre iluso” que creó en él. “A Laura” es un poema que ignoraron Menéndez Pelayo en su Poesía hispanoamericana de 1893 y Luis G. Urbina en su Crónica, y López Portillo y Rojas no incluyó en la breve selección que hizo del saltillen se en su libro Rosario la de Acuña (se inclinó por el “Nocturno”, “Lágrimas”, “Entonces y hoy”, “Resig nación” y “Adiós”). Pero quizá el más severo crítico de este poema fue José Luis Martínez, quien en 1949,
“
la razón, y otro, el de la fantasía y el sueño. Laura pertenece al segundo. En estos tercetos Laura está destinada, como poeta dotadísima, a las grandes ci mas. Debe ser fuerte, no amilanarse ante nada, para que su nombre quede y resplandezca en el verde del laurel. Y le recomienda, en tercetos extasiados, que son algo de lo mejor que se escribió en el xix mexicano:
“
“Acuña es tan poeta que hasta la doctrina más áspera y desolada podría convertirse para él en un raudal de inmortales armonías.”
en el prólogo a Manuel Acuña. Obras: poesía y prosa, escribió: “Los tercetos ‘A Laura’, eco poco afor tunado de los desolados y admirables tercetos de Ramírez, tienen una sequedad poco común en Acuña. Se aparta en ellos voluntariamente del im pulso retórico y lírico que mueve la mayor parte de sus versos, en busca del tono sentencioso, en el que no alcanza, sin embargo, aquella nobleza y majestad de su modelo.” La opinión la dejó en la reedición de las obras en el año 2000. En general José Luis Martínez trató con dureza a Acuña. Su poesía le parece más un “testimonio humano” que una obra de valor estético importante. Nosotros creemos, en cambio, que la sequedad y el tono sen tencioso que reprueba Martínez son cualidades y no defectos o limitaciones del poema, como lo son asimismo en los tercetos de “Ante un cadáver”. He dicho otras veces que prefiero mucho más al his toriador José Luis Martínez que al crítico literario. El primer rescate importante de “A Laura”, creo, lo hizo José Emilio Pacheco al incluirlo en su an tología del xix . Lo puso al lado (nuestra selección sería la misma) de “Ante un cadáver”, “Nocturno” y “Hojas secas”. Si el “Nocturno” fue en México el poema más popular en las últimas décadas del siglo xix y las dos primeras del xx , si los enamorados y desa mados lo sabían de memoria y lo repetían como una plegaria, el poema de Acuña que aprenden los críticos y las élites que aún saben leer es “Ante un cadáver”. Antes de la versión definitiva la pieza se tituló “Junto a un cadáver”, “Frente a un cadáver” y, la definitiva, “Ante un cadáver”. Fechado el 19 de septiembre de 1872, no se publica sino meses des
10
pués, en enero de 1873 en el periódico El Demócrata. Fue un poema que desde un principio lastimó a las buenas conciencias y propagó el fuego de la polé mica en salones literarios y en publicaciones de la época. Mucho menos que estéticas (los tercetos son dechados de perfección musical y de bien decir) las controversias se suscitaron en el plano filosófico y religioso. ¿Hay otra vida después de nuestra vida, o no habrá nada o apenas somos materia que muda rá en nueva materia? En la sesión del Liceo Hidalgo del 11 de febrero de 1873, la discusión se prolongó hasta pasada la me dianoche, estando a favor del poema, entre otros, Ig nacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano y Justo Sierra, y en contra, el farragoso historiador de la lite ratura mexicana Francisco Pimentel, que hizo del abu rrimiento de los lectores su única pieza maestra. Ob servaciones y anotaciones de sus defensores sirvieron a Acuña para perfeccionar el poema. Quizá Ignacio Ramírez encontraba huellas de una forma poética –los tercetos con versos de once sílabas‒ donde él tuvo grandes momentos líricos, en especial en su composi ción “Por los gregorianos muertos”, pero a diferencia de Ramírez, que no veía nada después de la vida, Acu ña advertía la mudanza innumerable de la materia. La polémica no acabó allí. Se manifestó también en la prensa. Un conocido de Acuña, Francisco (Franz) Cosmes publicó el 20 de marzo en el diario El Siglo xix un poema que es una copia musical y estrófica de “Ante un cadáver”… pero en versión católica. Veinte años después, en su Historia de la poesía hispanoamericana, el ultracatólico Marcelino Menéndez Pelayo fue más honesto y comprensivo que los mo chos mexicanos dispuestos a asustarse con quienes no tienen la fe de ellos: “Acuña es tan poeta que has ta la doctrina más áspera y desolada podría conver tirse para él en un raudal de inmortales armonías.” Desde luego, no puede dejar de pensarse, para la ejecución del poema, en dos cosas: Acuña, como es tudiante de medicina, estaba familiarizado con el uso y la manipulación de cadáveres y él mismo era un obseso de la muerte. En la corta obra de Acuña hay dos poemas donde la idea y el tema son varia ciones de lo mismo: “Oda (Ante el cadáver del Dr. José B. de Villagrán)” y “Oda (A la memoria del emi nente naturalista Leonardo Oliva)”, donde se realza que ambos científicos dejan esta vida pero su obra los hará perdurar entre nosotros. Añádase a estos “Cineraria (Ante el cadáver de la Sra. Luz Presa)”. En el poema, amén de la posible influencia de Ignacio Ramírez, hay sombras manriqueanas don de se habla de la muerte que todo lo iguala (“Ante un cadáver”): Allí acaban la fuerza y el talento, Allí acaban los goces y los males, Allí acaban la fe y el sentimiento. Allí acaban los lazos terrenales, Y mezclados el sabio y el idiota Se hunden en la región de los iguales.
Ante la muerte, ante la plancha donde yace un cadá ver, nos dice Acuña, no hay distingo de raza, de color ni clase, allí la fábula calla, “la superstición se des vanece” y la ciencia pregunta sin que la razón en cuentre la respuesta anhelada, salvo que el cuerpo, una vez bajo tierra, será porción innumerable de la nueva vida de la materia. Es la idea central del poe
11
ensayo
Jornada Semanal • Número 978 • 1 de diciembre de 2013
ma y en los tercetos Acuña musicaliza admirable mente variaciones de un solo motivo. Pero ningunos versos más logrados (como los señalaba Menéndez Pelayo) que estos de belleza macabra: Tú sin aliento ya, dentro de poco Volverás a la tierra y a su seno, Que es de la vida universal el foco. Y allí, a la vida en apariencia ajeno, El poder de la lluvia y el verano, Fecundará de gérmenes tu cieno. Y al ascender de la raíz al grano, Irás del vegetal a ser testigo, En el laboratorio soberano. Tal vez para volver cambiado en trigo Al triste hogar donde la triste esposa Sin encontrar un pan sueña contigo. En tanto que las grietas de tu fosa Verán alzarse de su fondo abierto La larva convertida en mariposa. Que en los ensayos de su vuelo incierto Irá al lecho infeliz de tus amores A llevarle tus ósculos de muerto.
Ningún otro poema, ni hecho, ni acción, ni declara ciones, dio a Acuña la fama de ateo como “Ante un cadáver”. Pero ¿lo era? Si en “A Laura” se partía de una experiencia y de un destino individual y se buscaba terminar con la condición de sumisión de las mujeres; si en “Ante un cadáver” el hecho de la contemplación del cuerpo fallecido depara una reflexión en que la muerte se universaliza e iguala a todos los hombres, y donde después de la vida, la materia –no el alma‒ toma nue va vida e incesantes formas nuevas, el “Nocturno”, en fin, es puramente la descripción de una desdicha da experiencia personal. Por demás, el “Nocturno” no se parece en nada en su forma a los dos poemas anteriores: ni estrófica, ni silábica, ni musicalmente. Al menos por dos razones es difícil distanciarse del “Nocturno”: porque ha sido para nosotros una lectura desde la infancia y han sido cambiantes las reacciones emocionales en el curso de los años, y por que cada verso toca su música en nuestro corazón y nos lleva a asociarlo todo el tiempo con la tragedia de un joven en el mediodía de sus dones. Como es creencia popular, el “Nocturno” no fue el último poema de Acuña; ya Juan de Dios Peza, su her mano de corazón (así lo llamaba), en la primera de las crónicas que escribió sobre el saltillense, recuerda que desde tres meses antes de su muerte él y los amigos conocían el poema de memoria, es decir, el “Noctur
no” fue escrito hacia agosto o septiembre de 1873. Incluso publicados en revistas, Acuña solía corregir sus poemas; no es improbable que cuando escribe el autógrafo del “Nocturno” en una mesa de la sala de la casa de Rosario de la Peña para dárselo de regalo, los versos hayan pasado de la memoria a la escritura. 1873 había sido especialmente difícil para Acuña: la idea del suicidio rondaba desde los primeros días del año, como lo documenta la carta del 14 de enero dirigida a su amigo y coterráneo Ramón Espinosa, cuando dice que sólo el temor al infierno lo ha dete nido. “Si no fuera por esto, te repito, tu desgraciado amigo hubiera muerto, porque es mucho, muchísi mo, por cierto, lo que sufre y padece el pobrecito.” Después de los fallidos intentos de enamorarla, se gún Rosario, Acuña le propuso un pacto suicida que los eternizaría a ambos. Asustada, Rosario le repo ne que no piense en esas cosas. De hecho, el “Noctur no” es una despedida continua de la mujer amada, pero sólo las dos últimas líneas, cuando dice adiós a su lira y a su juventud, pueden ser tomadas como un suicidio anunciado. El “Nocturno” es un texto de lo que se aspiró a tenerse y no fue posible, del hombre que ya sabe que la mujer no será suya, pero que, pese a sus esfuer zos, pese a desdenes y desvíos, no la olvida y en vez de amarla menos “la quiere mucho más”. Desde luego la proposición que Acuña ofrece a Rosario en el “Nocturno” dista mucho del ideal ro mántico de una atractiva y cultivada joven de la ca pital del país, a quien, por demás, la ronda un abe jero de pretendientes en su casa de Santa Isabel 10. ¿Qué le ofrece Acuña a Rosario en el poema? Una felicidad cotidiana en el hogar nativo en una enton ces lejana, pequeña y semidesértica ciudad del norte, teniendo a su madre en medio como un dios. Es decir, nada más apartado de las ambiciones y aspiraciones que Rosario tenía; es imposible imaginar a Rosario viviendo para siempre en la modesta casa ma terna saltillense. Y sin embargo, cada línea del “Nocturno” la leemos con una tristeza sin fondo al imaginar la tragedia que esperaba al joven el 6 de diciembre de 1873. Oigamos la última despedida: “¡Adiós por la vez última,/ amor de mis amores;/ la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores;/ mi lira de poe ta,/ mi juventud, adiós!” Nótese: la lira de poeta y la juventud del autor ya son de la mujer, es decir, son de Rosario y son Rosario y se van a la muerte am bas –lira y juventud‒ en y con Rosario.
ra. Al enterarse Ignacio Ramírez dijo: “Es una estrella que se apaga.” Cinco días después de su muerte fue enterrado de manera apoteósica en el desaparecido cementerio de Campo Florido. Frente a su tumba, lo más bellamente trágico que se oyó, fue la primera estancia de un poema de Justo Sierra: ¡Palmas, triunfos, laureles, dulce aurora de un porvenir feliz, todo en una hora de soledad y hastío, cambiaste por el triste derecho de morir, hermano mío!
A su vez, José Martí escribió después de llorar con la lectura del “Nocturno”: “Los que se han hecho para asombrar al mundo, no deben equivocarse para juz garlo. Los grandes tienen el deber de adivinar la grandeza. ¡Paz y perdón para aquel grande que fal tó tan temprano a su deber!” Menéndez Pelayo sen tenció con justicia: “En aquel niño tan infelizmente extraviado había el germen de un gran poeta.” Pese a la fama que ya tenía, pese al reconoci miento de amigos y maestros, Acuña, desde tiempo atrás, veía ya la vida como un “hondo abismo” y el porvenir como ceniza y humo. Pese también a que la gloria parecía estar al alcance de la mano para volverse laurel, él no ignoraba desde mucho antes: “Que es la gloria una mentira/ Tan bella como ilu soria” y que la fortuna es “un fantasma que cuando se toca vuela”. En la tierra lo único verdadero y de raíz es el dolor •
iv Su muerte conmocionó no sólo al medio literario, artístico e intelectual, sino a Ciudad de México ente
Ilustraciones de Gabriela Podestá
en nuestro próximo número:
Luis Villoro, nueve décadas y más
La Jornada Semanal
Isabel Cabrera, Carmen Villoro, Juan Villoro
@JornadaSemanal
La restauración agónica: el primer año de EPN
jsemanal@jornada.com.mx
arte y pensamiento ........
1 de diciembre de 2013 • Número 978 • Jornada Semanal
Enrique López Aguilar
Naief Yehya
alapiz2000@gmail.com
naief.yehya@gmail.com
S
I, EN LOS AÑOS cincuenta, Juan Rulfo había logrado concentrar un lenguaje “rural” que se había agotado en la novela indigenista y revolucionaria, volviéndolo una entidad viva y novedosa, plena de contactos con los modos de otras escrituras; si Rulfo mostró que su sincretismo estilístico y la complejidad estructural de Pedro Páramo y de muchos de sus cuentos no eran un obstáculo para alcanzar la sensibilidad de los lectores, la poesía de Sabines parecía responder a un impulso semejante: la espontaneidad del poema, la visión de la mujer, de la sexualidad, del amor, de la pérdida y de otros temas entrañables del ser humano, se convirtieron –en manos del poeta chiapaneco– en flecha que llegaba rápida y sencillamente al blanco de los lectores. Era como si, desde los sesenta, el público hubiera estado buscando a un poeta como Sabines: directo, portavoz de muchos, poseedor de un estilo seductor, creador de imágenes y metáforas comprensibles… Por fin, un poeta que tuviera “cara de Juan cara de todos” y amplificara y devolviera con su voz lo que todos sienten. El programa del desarrollo estabilizador, aplicado entre los sexenios de Manuel Ávila Camacho y Gustavo Díaz Ordaz, confluyó misteriosamente con el ímpetu del movimiento estudiantil de 1968: después de ese año, la unam, universidad con una población de cien mil estudiantes,
multiplicó su número a cuatrocientos mil, fenómeno que se reprodujo en otras instituciones de educación superior como el Politécnico y la Ibero, y tuvo que ver con la fundación de la uam, hija del ’68. El crecimiento del estudiantado en el nivel superior se relacionó con la creciente explosión demográfica, con la idea burguesa de que ser licenciado o tener carrera universitaria era garantía de un futuro exitoso (lo cual había ocurrido entre los sexenios de Miguel Alemán y Díaz Ordaz) y con el abanderamiento de una nueva generación alrededor del ’68. Lo importante es que esa población universitaria representaba uno de los porcentajes más altos de lectores potenciales del país y que llegó al umbral de los años setenta cargada con las aspiraciones de renovación propias del movimiento estudiantil. Esa generación de jóvenes lectores universitarios fue el semillero que derramó por el país la buena nueva de la poesía recién descubierta del poeta chiapaneco. Dicha coincidencia generacional, sumada al hecho de que Sabines hubiera publicado un recuento y recopilación de poemas recientes en 1962 con la editorial Joaquín Mortiz (una edi-
torial con mayor alcance que las que lo habían publicado hasta antes de ese año) explica la circunstancia de que, primero, hayan sido los jóvenes universitarios los que bienhallaron y divulgaron la obra de un poeta que, en 1976, cumplía cincuenta años, edad sobradamente sospechosa para los parámetros sesenteros:“desconfía de todos los mayores de treinta años”. El detalle de la edad, como muchos otros, no fue problema para los lectores de Sabines, quienes supieron perdonarle ese y otros defectillos. Antes bien, contra la escasa oferta editorial para el poeta chiapaneco, fue una costumbre que los jóvenes se pasaran, de boca a oído y de mano a mano, los libros o las fotocopias o las transcripciones manuscritas de poemas que, ya desde entonces, comenzaron a formar parte de una antología pop u l a r q u e a r ra n c a b a co n “ L o s a m o r o s o s” y p a s a b a por todas las declaraciones de amor, deseo, tristeza, rabia, felicidad y dolor que Sabines siempre supo poner en ojos y labios de los jóvenes enamorados, o de quienes habían perdido a un ser querido, para darle palabra al que le faltara y consuelo y reposo a quien lo requiriera. Lenta, pero inexorablemente, a partir de 1970 comenzó en esa nueva generación de lectores un contagio semejante al que tienen las nubes cuando va a llover, en el que los impulsos eléctricos, las ventiscas y la urgencia del agua se van pasando de nube a nube, fulgurantemente, hasta que todo el cielo se encapota como signo preliminar de la tormenta. Después, ya en plena fama sabiniana, las cosas no cambiarían mucho para el poeta: cuando Mortiz se fusionó con Planeta, las obras que Octavio Paz tenía publicadas ahí fueron elegidas para incorporarse a ediciones masivas dirigidas a todos los países de lengua española, sobre todo después de haber recibido el Premio Nobel de Literatura; el caso de Sabines, en cambio, fue distinto: a pesar de que su obra poética se encontraba prácticamente completa en manos de Mortiz, nunca superó las proyecciones editoriales del ámbito mexicano •
La franqueza de la mirada Errol Morris es un exinvestigador privado convertido en documentalista que saltó a la fama con su notable filme The Thin Blue Line (1985), el cual logró la liberación de un hombre inocente que estaba encarcelado. Su estilo radica en evitar la confrontación, en darle confianza a sus entrevistados para que ellos mismos tejan la cuerda con la que se colgarán. En su excelente (y oscareado) The Fog of War: once lecciones de la vida de Robert S. McNamara (2003), Morris nunca insinúa que el exsecretario de Defensa estadunidense sea un criminal de guerra, pero lo conduce a que él mismo especule al respecto. El hombre que dirigió la desastrosa estrategia bélica en Vietnam y falleció en 2009 es exhibido en ese documental como un tecnócrata ciego ante el sufrimiento humano, pero también como un hombre inteligente que con la edad no sólo desarrolló una conciencia, sino que incluso parece mostrar remordimiento. Standard Operation Procedure (2008) es una investigación aguda pero igualmente distante, y hasta compasiva, de las consecuencias de la guerra: la descomposición moral y el espectáculo de los chivos expiatorios que resultó de las fotos de tortura y abuso de Abu Ghreib. De manera semejante en su filme Mr. Death. The Rise and Fall of Fred a . Leuchter, Jr. (1999) muestra con humanidad a un inventor y técnico autodidacta en métodos de ejecución de prisioneros que llega a ser considerado como asesor en materia de ejecuciones del sistema penal estadunidense, porque aparentemente ningún profesional serio quería involucrarse con la industria del asesinato sancionado por el Estado. En un desplante de autosuficiencia, Leuchter trata de demostrar, con sus pobrísimos conocimientos técnicos y científicos, que en Auschwitz no hubo cámaras de gas, lo cual lo lleva a la ruina. Pero Morris fue acusado de tratar de negar el Holocausto por dejar hablar a Leuchter sin contradecirlo. Morris cree en el poder de la franqueza involuntaria de la mirada, por lo que confronta, a través de su célebre interrotrón, a sus entrevistados. Este dispositivo cuenta con un sistema de espejos para hacer que el interrogado mire y hable directamente a la cámara como si se tratara de un teleprompter, pero en vez de ver un texto ve a su interlocutor.
Conocidos desconocidos En su más reciente cinta, The Unknown Known (estrenada en el Festival de cine Documental de Nueva York), Morris confronta a un entrevistado-rival sin precedentes, un hombre totalmente desvergonzado, un “ganador” incapaz de mostrar arrepentimiento o de pedir disculpas: el exsecretario de defensa del régimen bushiano, Do-
(Continuará.)
Fe de erratas
En “El asesinato de Roque Dalton” ( ljs 977, 24/ xi /13), donde dice: “Y en 2012, al ser entrevistado por García Dueñas y Espinoza negó de nuevo toda responsabilidad”, debe decir: “Y en 2004, al ser entrevistado por García Dueñas y Espinoza, negó de nuevo toda responsabilidad.” Donald Rumsfeld
nald Rumsfeld. El título hace alusión a una especie de sistema de definiciones ideado por “Rummy” alrededor de “lo sabido y lo desconocido”, una especie de tautología demente para clasificar el conocimiento, la sospecha y la intuición. Básicamente, Rumsfeld piensa que hay cosas sabidas que se saben (known knowns), cosas sabidas que se desconocen, cosas desconocidas que se desconocen y cosas desconocidas que se saben. O algo similar reza su absurda ontología cínica. Con este sistema cualquier cosa que pueda suceder y no esté prevista es justificable: “Sabíamos que había armas de destrucción masiva en Irak pero no sabíamos que no las encontraríamos”, “sabíamos que tenían que existir porque no había razón para que no existieran”, “sabíamos que la guerra duraría cuando mucho unas cuantas semanas hasta que supimos que duraría mucho más”. La confrontación tiene algo de grotesco, ya que la defensa que hace “Rummy” de sus decisiones y mentiras es infranqueable.
Los memos Rumsfeld se revela aquí como un hábil y afortunado arribista, pero sobre todo como un prodigioso productor de memorándums: un diluvio de decenas de miles de “papelitos” o “copos de nieve” escritos a lo largo de sus numerosos años en el gobierno que conforman una especie de confeti del oprobio, apuntes sueltos y definiciones, muchas definiciones, que supuestamente le permiten asir conceptos complejos, pero que en realidad sólo representan un cascarón laberíntico digno de una novela de Bohumil Hrabal. El documental es incapaz de romper el cascarón, de quitarle la sonrisa al charlatán o de crear una efímera impresión de justicia. Por el contrario, Rumsfeld, a pesar de sus contradicciones, conserva la actitud desafiante y engreída del boy scout que fue cuando niño. Así, la cinta que Morris imaginaba como una continuación de The Fog of War resulta más bien su antítesis, como un desolador compendio de lecciones no aprendidas, como un desventurado memorándum de otra flagrante derrota de la justicia •
JORNADA VIRTUAL
Donald Rumsfeld, el desconocido conocido
A LÁPIZ
Jaime Sabines (iii de v)
12
Jornada Semanal • Número 978 • 1 de diciembre de 2013
........ arte y pensamiento
Germaine Gómez Haro
Alonso Arreola @LabAlonso
germaine@pegaso.net
Tradición y Nuevas Rolas en Zinacantán, Chiapas
L
S
A APERTURA DE UN nuevo museo en épocas de descalabro financiero es motivo de gran celebración. Sabemos que los proyectos culturales –públicos o privados– son los primeros en sufrir recortes presupuestales, y en muchos casos, hasta la suspensión definitiva de actividades. Felizmente el Museo Jumex abrió sus puertas hace unos días con sede en un espectacular edificio que marcará un hito en la historia de los museos del siglo xxi en nuestro país, e inclusive más allá de nuestras fronteras. El imponente edificio enclavado entre el Museo Soumaya y el Teatro Telmex (en bulevar Miguel de Cervantes Saavedra, colonia Ampliación Granada, a un lado de Polanco) es obra del
Museo Jumex / foto: cortesía de la Fundación Jumex Arte Contemporáneo
multicelebrado británico David Chipper- tísimos que remiten a las catedrales gótifield, considerado “el arquitecto de mu- cas pero que, a la vez, han sido concebidos seos y galerías número uno en el mundo”. con tan perfecta proporción que no hacen El nuevo recinto hace honor rotundo a la sentir diminuto al visitante, a pesar de que fama de este genio de la belleza y funcio- prácticamente no hay muros divisorios, lo nalidad museística que tiene entre sus que propicia un recorrido dinámico y una importantes proyectos la Turner Contem- apreciación integral. El último nivel está porary Gallery (Margate, Inglaterra), la rematado por una cubierta en diente de Hepworth Wakefield Gallery (Yorkshire, sierra que permite la entrada de la luz naInglaterra), el Museo de Bellas Artes de tural que baña cálidamente el espacio. Reims (Francia), el Liangzhu Culture Mu- Como se mencionaba líneas arriba, se seum (Hangzhou, China), el Museo Gotoh nota que este proyecto fue diseñado y (Tokio), el Museum Folkwang (Essen, Ale- concebido sin prisas, estudiando y cuimania), el Neues Museum (Berlin, Alema- dando hasta el más mínimo detalle, lo nia), el Saint Louis Museum of Art (San Luis cual da como resultado una obra de sinMissouri, eu ), por mencionar algunas de gular maestría. sus obras de años recientes que han marDe la misma manera que el edificio se cado una pauta en la arquitectura mun- llevó a cabo con esmero y rigor conceptual dial. Sin duda, el Museo Jumex es una obra y estético, siempre he pensado que Euparadigmática en nuestro país y dará mu- genio López es un coleccionista que piensa cho de qué hablar. En una nota recién apa- y estudia a fondo sus decisiones. No solarecida en el blog de la revista Arquine, el mente por la dimensión del acervo que ha arquitecto Óscar Rodríguez –colaborador reunido –cerca de 2 mil 600 piezas, entre de Chipperfield en este proyecto– hace las cuales se pueden encontrar los autores énfasis en el hecho de que la arquitectura más importantes de México y del extran“necesita de tiempo de estudio y de análi- jero–, sino por la manera cauta e intelisis para conocer los datos del problema, gente con la que lo ha conformado. Tengo tiempo de reflexión para llegar a una sín- para mí que tiene una idea muy definida tesis, a una solución rigurosa, y un tiempo de lo que le entusiasma a él, y me atreveadecuado para su construcción”, pensa- ría a asegurar que no le interesa en lo abmiento que me parece muy atinado en soluto complacer a nadie. Hay quienes relación con el óptimo resultado de este ostentan el título de “coleccionistas” cuanedificio, cosa que muy a menudo no su- do su objetivo es acumular obras, comprar cede con nuestros ilustres arquitectos, o oportunidades o acumular nombres que quienes comisionan las obras. Desde que “apantallen”, sin reparar en lo más imporel visitante se aproxima al recinto, la pro- tante, es decir, la calidad. Y para distinguir porción áurea del diseño salta a la vista. la calidad en una obra de arte, por cara o Conforme se recorren los generosos espa- barata, famosa o desconocida que sea, hay cios distribuidos verticalmente en cinco que educar al ojo y al intelecto. Eugenio plantas, esta sensación va en aumento. López Alonso es un coleccionista en toda Elegancia, armonía, sobriedad y sofistica- la extensión del término, y también un ción son los rasgos distintivos del diseño mecenas generoso que ha regalado al de Chipperfield, considerado minimalista pueblo de México un soberbio museo depor excelencia, cualidades que se agrade- dicado al arte contemporáneo que comcen en todo museo contemporáneo –com- pite con las más prestigiadas instituciopletamente en el sentido inverso del esti- nes del mundo. En la siguiente entrega se lo Jean Nouvel en el Quay Branly de París, abundará sobre la colección y las exposipor ejemplo. Las dos galerías destinadas a ciones inaugurales • las exhibiciones ostentan unos muros al(Continuará.)
ARTES VISUALES
Bienvenido, Museo Jumex (i de ii)
E LLAMA ALFREDO. TIENE once años pero mucha edad. Su piel está manchada por la anemia de tantos y de siempre. La ropa le queda grande. Seguramente es regalada o heredada por sus hermanos, albañiles como el padre según nos cuenta. Los zapatos tampoco le calzan bien. No tiene calcetines. Dudamos que el suéter raído lo proteja del frío que sabe hacer en Zinacantán, Chiapas, a mediados de noviembre. Sentados en la banqueta del Palacio Municipal, platicamos con él tras evadirnos de la conferencia inaugural del Festival de Tradición y Nuevas Rolas 2013, al que felizmente hemos sido invitados.
No habla mucho, Alfredo, pero se nota a gusto. Ríe todo el tiempo, hasta con cinismo: “Me salí de la escuela hace un mes porque no me gusta”, contesta cuando le preguntamos qué hace allí a esas horas de un martes. “En mi casa no me dicen nada, no les importa”, agrega antes de asegurar que casi no tiene amigos y que lo único que realmente le interesa es el futbol. Algo le decimos a propósito de lo bueno de estudiar para el futuro. Renunciamos pronto. Mejor lo invitamos a que nos escuche en un rato y compartimos su silencio, tan diáfano. Qué gusto volver a Chiapas. (No conocíamos Zinacantán, lugar hermoso, imponente.) Estamos emocionados por las expectativas que despierta el encuentro que nos congrega y que se extenderá a lo largo de cinco días. A él han sido llamadas quince bandas del sur mexicano, todas compuestas por jóvenes –muchos de ellos indígenas hablantes de otras lenguas– que están efectuando un verdadero cambio en la manera como se mantienen las tradiciones. Apunte los siguientes nombres nuestra lectora, lector dominical, independientemente de que algunos estén en ciernes. Ceiba Flava, de Yucatán, hace hip hop maya. Eleven Town’s, de Michoacán, produce jazz y son abajeño purépecha. El rapero de Tlapa, de Guerrero, le entra al rap tuun savi. La NunK Muerta Rebelión de Veracruz apuesta por el rock náhuatl. La Sexta Vocal ofrece ska, reggae y rocksteady zoque, desde la propia Chiapas. Los Winngola vienen de Oaxaca y proponen una mezcla entre la música zapoteca del istmo y el rock. Lumaltok, también de Chiapas, hace blues tzotzil. Del mismo estado son otros tres proyectos: Hektal, Yibel Jme’tik Banamil y Sak Tzevul. Los primeros están dedicados al sur f, los otros al rock. De Quintana Roo vienen los de Mayan Poetry. De Jalisco Venado Azul, quienes hacen cumbia wirrárica. Nuk Yinik Prehispánica hacen fusión yokot’an en Tabasco. Primitive Mayan & Blues componen jazz en Campeche. Los de Soma Skanker, finalmen-
Lumaltok
te, han llegado de Tlaxcala para tocar ska náhuatl. Es con ellos con quienes vamos a pasar un par de horas el día de hoy, apenas termine la conferencia de prensa. Lo malo, lo triste, lo desafortunado, es que no podremos quedarnos más días para presenciar lo que juntos harán sobre el tinglado que ya se levanta en la plaza principal. Realmente lo lamentamos, pues sabemos lo difícil que resulta presenciar en vivo una muestra tan significativa de la música popular que se hace lejos de la capital. Reflejo natural de contextos disímbolos y vibrantes, lo suyo es una exploración que cruza sin tiento las fronteras entre el pasado, el presente y el futuro. Como debe ser. Nos da gusto, empero, hablar con ellos y conocer sus inquietudes y preocupaciones; saber que en los próximos días tendrán talleres con Memo Briseño y siete maestros de la escuela que fundara con apoyo del Gobierno del df : Del Rock a la Palabra, así como con otras personalidades de la música y los medios nacionales: Roco Pachukote, Betsy Pecanins y María de los Santos Rivera. Nos da gusto notar el apoyo de la comunidad y de su Consejo de Ancianas, quienes participarán en el concierto del último día con un ritual de apertura. Finalmente, nos da gusto notar la presencia de numerosas instituciones federales, estatales y municipales en un evento notable que requiere de mucha difusión en nuestro territorio. Suponemos –esperamos–, que sus sonidos llegaron a buen puerto aquellos días. Claro, hay que decirlo: casi terminando la presentación vimos a Alfredo sonriendo entre los músicos que nos escuchaban. Cuando guardábamos nuestras cosas para irnos, incluso se subió al escenario sin decir palabra, sonriendo. En sus ojos vimos amistad y duda. Decidimos entonces dedicarle nuestra columna de hoy, hablar de lo que no pudimos escuchar ni conocer en Zinacantán, para pronto y siempre, regresar. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •
BEMOL SOSTENIDO
13
arte y pensamiento ........
1 de diciembre de 2013 • Número 978 • Jornada Semanal
14
Jorge Moch
Ana García Bergua
L
LAMA LA ATENCIÓN POR la poblada y negra barba, pese a su joven edad como de veintitantos, su delgadez y la evidencia en la nuca de que, bajo el sombrero de lona verde, trae el pelo recogido en una especie de chongo inimaginable. También resultan muy notorios los gruesos lentes oscuros de pasta, grandes y negros, que contribuyen a ocultar el rostro. Sombrero, gabardina caqui, barba larguísima y bigote, lentes negros en el vagón del Metro: es un incógnito que grita aquí estoy, mírenme nada más, el incógnito menos incógnito que he visto en mucho tiempo. Y se supone que los incógnitos no quieren que uno repare en ellos, pero es inevitable quedárse-
les mirando, incluso con cierto resque- mientras nadie tope con nadie. Oficinismor, mientras el Metro de la línea verde tas, estudiantes, señoras que van aquí o surca la vía polvorienta. ¿Por qué ese allá, somos una especie de ejemplar afán por ocultarse? ¿Qué traerá en esa genérico de grupos consabidos y por maleta negra como de antiguo médico, eso mismo indistinguibles, excepto quimezcla de valija y portafolio, que aferra zá por algunas partes muy notorias en junto con el paraguas? ¿Irá a poner una algunos. bomba en alguna estación, algún paqueY mientras lo miro y pienso, el muchate o un mensaje desagradable? ¿Reivin- cho voltea y dirige sus lentes oscuros dicará alguna causa con su disfraz, una hacia mí. Debo reconocer, aunque se rían, causa ciertamente antigua? ¿Formará que siento miedo, pues no le veo los ojos parte de una secta de muchachos ocul- tras los lentes. ¿Habré cometido algún tos y barbados que recorren el Metro error, como cuando te quedas viendo a intrigando a las señoras? No va a la sina- un maleante sin poderlo evitar? (y aquí, goga, de eso estoy segura, pues le falta- no olvidemos que seguimos viviendo en ría pulcritud. ¿Irá quizá a una fiesta de el país donde mirar bonito o feo se castidisfraces un martes a las once de la ma- ga con gran dureza en algunas regiones, ñana? ¿O será, tal vez, uno de esos jóve- y la mirada que no puede dejar de mirar nes que llegan a hacer strip-tease a las es, por lo mismo, una mirada suicida). despedidas de soltera? –eso sería genial, ¿Pero cómo un maleante se va a disfrazar la verdad, pero yo no sé si hay despedi- así, por Dios? Quizá, por el contrario, el das de soltera a las once de la mañana. muchacho tan aparatosamente cubierUno no debería de elucubrar tantas co- to que viaja en el Metro no hace sino huir sas, pero en estos tiempos paranoicos de unos bandidos; tal vez piensa que yo resulta bastante inevitable. Más cuando trabajo para ellos, pues enseguida se uno va de camino a lidiar con las filas ser- vuelve de nuevo hacia el vidrio y se quepenteantes y las ventanillas del Registro da absorto con el rostro oculto sobre las Civil, dispuesto a las multitudes y un po- vías oscuras. ¿Qué clase de amenaza u co, también, al fracaso burocrático, que ocurrencia le obliga a andar así? Y eso es gris y también aplasta. que no hemos hablado del calor que haPero volvamos al barbado. El eviden- ce ahí dentro... Quizá, pienso, él no se tísimo incógnito viaja de espaldas a la siente disfrazado, quizá los disfrazados puerta por donde se sale y se entra al somos todos los demás. Quizá el piensa: vagón (o se accede; no se “accesa”, inven- no sé qué me mira ese marciano disfrato abominable), el rostro hacia la venta- zado de señora con los jeans y las botas. na, absorto en los rieles del Metro, esos Podría ser, ¿por qué no? A fin de cuentas, rieles misteriosos con sus luces de colo- nunca sabremos quiénes son los demás. res en medio de la penumbra, tan cine- Yo siempre me llevo grandes sorpresas, matográficos, y yo tan sólo me pregunto he de admitirlo, a la hora de corroborar en qué piensa, afanado en volver el ros- suposiciones, por eso cada vez las hago tro para ocultarlo, más obligado a hacer- más delirantes. A veces se quedan corlo por la cantidad de artilugios faciales tas, eso sí. que trae puestos, que por un rostro simiLa incógnita se aclara un poco cuanlar a cualquier otro rostro. En realidad, do el disfrazado desciende en una estalos anónimos, los comunes y corrientes ción muy cercana a cierta zona hipster que viajamos en las líneas del Metro ca- de la ciudad. Entonces creo que entiendo recemos ya de rostro y no necesitamos muchas cosas. Luego me digo: no es cierdisfraz para no existir: así es la vida en to, no entiendes nada.Y espero a llegar al medio de la multitud, un poco fantasma Registro Civil con mi disfraz particular •
Nihil obstat
E
N ABRIL DE 2014, según anunció quien funge hoy como jefe del Estado Vaticano, el argentino Jorge Mario Bergoglio, la Iglesia que dirige se propone inscribir en el santoral católico, tal que sujetos de hálito sobrenatural, a dos predecesores suyos: el italiano Angelo Giuseppe Roncalli, conocido (decirle “conocido” es hacer un generoso favor a su gris memoria, porque es cierto que, como tantas cosas en el catolicismo, la mayoría de quienes se dicen creyentes difícilmente tienen vaga idea de quién fue) entre la feligresía con el nom de guerre de Juan xxiii, y el polaco Karol Wojtyla, él sí bien conocido en México por sus viajes a nuestro país y porque fue durante su pontificado en el sexenio del nefasto Carlos
Pio xii
Salinas de Gortari que se reanudaron relaciones diplomáticas entre El Vaticano y México, revitalizando viejas, extraterritoriales tutelas. Wojtyla impulsó maniobras geopolíticas en América Latina que involucraron activamente a nuestro país: allí la tenacidad con que persiguió la Teología de la Liberación o cualquier expresión, vinculada a Roma o no, de cariz socialista, llevando a sus propios párrocos católicos, sobre todo en el sureste, al borde del cisma. Las televisoras, propiedad de católicos recalcitrantes, se encargan de una intensa campaña de proselitismo religioso, pero sobre todo despojado de cualquier matiz crítico a las tales confecciones de semidioses de esa mitología absurda –en que se supone que hay un solo dios, pero se admiten otras deidades menores a las que se les niega, al mismo tiempo que se reafirman, contradictoria hasta los fundacionales tuétanos, sobrenaturales preponderancias– que es la religión católica hoy. Visto desde cierto pragmatismo ateo, a mí qué me importa que los católicos quieran santificar a cualquiera, pero el problema es que me importa porque soy ciudadano con derechos, al menos en la muerta letra de las leyes, y porque las tales santificaciones tienen implicaciones que por impúdicas deberían interesarnos a todos. En el caso, bastante menos grave pero grave de todos modos de Roncalli, siempre será cuestionable su floja actitud ante los excesos y las tropelías cometidos por su antecesor, el también italiano Eugenio Pacelli, que la feligresía conoció como Pío xii y fue uno de los más oscuros personajes del cristianismo contemporáneo, ligado a delitos de cuello blanco y peor: al régimen fascista que llevó a la ruina a Italia y aun con vínculos muy mal disimulados con el nacionalsocialismo de Adolfo Hitler. Poco o nada hizo Roncalli, a la muerte de Pacelli, para esclarecer tantos rincones siniestros. Por indolencia o convencimiento, el caso es que sirvió de tapadera.
Pero es la de Wojtyla la postulación que choca a muchos como quien esto escribe. Fue durante su papado, adornado de viajes y frases ingeniosas con que ganar el ingenuo corazón de muchos creyentes, cuando se cometieron algunas de las peores atrocidades en materia de abusos sexuales a niñas y niños: Karol Wojtyla y su posterior sucesor, el renunciante Joseph Ratzinger, ocultaron y buscaron disimular las multiplicadas acusaciones que empezaron a brotar en varios países contra clérigos pederastas. Se hicieron cómplices. Son conocidos casos como el del arzobispado irlandés o la arquidiócesis de Massachusetts, pero ninguno tan infamante como el del cura mexicano Marcial Maciel, quien por dirigir una financieramente exitosa franquicia católica –los tristemente célebres Legionarios de Cristo– y sobre todo por su cercanía personal a Wojtyla, gozó de una descarada protección, tanto él como varios de sus secuaces depredadores sexuales, a pesar de las reiteradas acusaciones y pruebas que se fueron haciendo públicas con los años. Acá en México, el arzobispo Norberto Rivera protegió y ocultó al cura pederasta Alberto Aguilar, quien a pesar de hacerse hecho público su paradero en Puebla, siguió tan tranquilo. Como tan tranquilos siguen varios de los secuaces de Maciel, por contubernio con funcionarios timoratos, hipócritas y cobardes, pero que seguramente rezan mucho y en breve encomendarán sus ruegos al santo Wojtyla… porque hoy la Iglesia debe necesitar santos para recuperar fieles. Y a pesar del negro historial de un omiso protector de los vínculos de El Vaticano con el nazismo o de las pruebas que demuestran que un pontífice fue padrino de la más deleznable escoria que supone un violador de niños con sotana, arriman sus espectros a los altares. Y no quiero ni pensar de qué van a decir luego que son patronos esos dos de infeliz memoria •
CABEZALCUBO
Barbas en el Metro
PASO A RETIRARME
tumbaburros@yahoo.com Twitter:@JorgeMoch
Jornada Semanal • Número 978 • 1 de diciembre de 2013
........ arte y pensamiento
Juan Domingo Argüelles
P
ERTENECIENTE A LA GENERACIÓN del setenta, Jair Cortés (Calpulalpan, Tlaxcala, 1977) publicó su primer libro de poemas, A la luz de la sangre (1999), a los veintidós años, una buena edad para iniciarse en la publicación de la obra literaria, cuando ya la adolescencia ha quedado atrás y la juventud es esa fuerza que, en el caso del poeta, está alimentada de la infancia. Luego publicaría otros cinco poemarios: Dispersario (2001), Tormental (2001), Contramor (2003), Caza (2007) y Enfermedad de talking (2008). En todos ellos, y en el primero, hay una permanente búsqueda no del tiempo perdido sino del mundo recobra-
do que la memoria del poeta se encarga de transformar en algo más que memoria: en presente perpetuo que nombra lo esencial. Nombrar la sangre, por ejemplo, es volver al presente el origen de la estirpe, el mundo cotidiano familiar, con su dolor y con su dicha, con los colores y sombras del ayer que se transforman en luminosidades y tinieblas del poeta que canta y recuerda. Jair Cortés escribe, como bien lo dice en uno de sus poemas, desde una jaula de nostalgia, pero también desde una biografía de las palabras: la nostalgia sirve para recordar, pero casi siempre es mala para nombrar: las palabras del poeta transforman el recuerdo íntimo en una materia que, si es noble y dúctil y ecuménica, servirá también para nombrar la emoción de todos los lectores. No se equivoca ni poética ni genealógicamente Jair Cortés cuando advierte: “Cargamos a nuestros abuelos,/ a los padres de sus padres,/ y algún día seremos lastre de los hijos que no tendremos,/ de los hijos que cabalgan/ en la frágil senda de la esperanza.” Y no menos cierto es: “El padre nace en los hijos,/ asoma los ojos en sus ojos,/ y humedece la garganta en el pozo eterno de la descendencia.” Para un poeta, antologar la obra propia es, de algún modo, elegir entre todo lo que ha escrito, no sólo los poemas que mejor lo representan en su estilo, sus temas, sus búsquedas y logros, sino también aquellos que mejor lo nombran o lo siguen nombrando desde ese mundo inmóvil enjaulado en la nostalgia. Esto es lo que ha hecho Jair Cortés en Ahora que vuelvo a decir ahora: una reconciliación poética (Conaculta/ Ediciones Eternos Malabares, 2013). Por lo demás, habría que decir que, más allá del deseo, en la vida no se pueden elegir demasiadas cosas: por principio, ni el
Jair Cortés, der.
origen ni la infancia, y luego –si de elegir estamos hablando– es obvio que la poesía no se elige nunca, porque la poesía (o la vocación lírica o el misterio poético, según quiera nombrársele) es un destino y no una elección: para algunos un destino amargo, una fatalidad; para otros, un sino afortunado, mas no por ello siempre feliz, y para los más, entre los muchos, sólo un lujoso pasatiempo y una fútil ociosidad que a nadie daña mientras no obligue a nadie. Desde su primer libro, que me tocó editar, hace catorce años, Jair Cortés mostraba, en esas páginas inaugurales, que no elegía ser poeta, sino que seguía un dictado misterioso que se presenta, irrenunciable, cuando nos es imposible ignorar el presente perpetuo de la infancia. Rilke lo dijo mejor que nadie, y nadie ha podido desmentirlo: “La verdadera patria del hombre es la infancia.” Con mayor razón es esto cierto para el poeta. Releo estas páginas antológicas de Jair Cortés y renuevo la emoción de aquel joven ya no tan joven que leía, para editar, a un muy joven poeta que ya no tenía modo de renunciar a serlo. Cuando la poesía no es un destino, podemos abandonarla en el momento que se nos dé la gana. En el caso contrario, no podemos dejarla nunca. Los lectores podrán leer en este libro los inicios y el feliz desarrollo de la obra de un poeta que, aun pasados los años, sigue siendo joven. Aquí están sus primeros poemas, pero también algunos de los más recientes que forman parte de su libro aún inédito La canción de los que empiezan (2013), título éste que es sintomático: para el poeta, como para Sísifo, todo es siempre volver a empezar: dicho de otro modo, con el título y el subtítulo, afortunados, de esta antología personal, Ahora que vuelvo a decir ahora: una reconciliación poética •
@luistovars
JORNADA DE POESÍA
La búsqueda poética de Jair Cortés
Luis Tovar Escándalo y sordina
C
OMO BIEN SE SABE, La vida de Adèle (La Vie d’Adèle, Francia/Bélgica/España, 2013), de Abdellatif Kechiche, con Léa Seydoux como Emma y Adèle Exarchopoulos como Adèle, con guión del propio director en coautoría con Ghalya Lacroix, fue la ganadora de la Palma de Oro en el más reciente Festival de Cine de Cannes. Exhibida primero en el undécimo Festival de Morelia, ahora es una de las veintidós propuestas fílmicas de la quincuagésima quinta versión de la Muestra Internacional de Cine que, como también es conocido, arranca en la Cineteca Nacional para más adelante llevar a cabo un largo periplo, primero en Ciudad de México y después en otras urbes.
Difícilmente la película llamaría la más bien agridulce: el innegable conatención, y más duramente habría ob- vencionalismo de su trama se ubica en tenido premios de prosapia, si la his- las antípodas del tratamiento dado a toria que cuenta hubiese sido prota- ésta, y algo similar sucede con el carácgonizada por una pareja heterosexual. ter de las personajes, que poco o nada Lo más probable es que hubiese que- tienen de convencionales, vale decir dado perdida en medio de la pléyade de miembros regulares o “normales” de siempre renovada de películas que una sociedad mayoritariamente hetenarran, de modos inevitablemen- ro, misma que precisamente por esa te semejantes o paralelos, el primer razón mira lo que es narrado aquí con encuentro y ulterior desarrollo de un ojos dispuestos a la identificación de vínculo erótico amoroso. Aquí, la dife- exotismos que, por supuesto, de ninrencia fundamental estriba en que se guna manera lo son. trata de una pareja lésbica y, sumanQuizá en esa contradicción radica do factores al potencial/previsible/ la singularidad –y el mérito, premiable posiblemente calculado/menor o ma- o no, según se vea– de la cinta: en insyor prejuicio de la audiencia, en que talar la diferencia, en este caso erótica una de las partes de dicha pareja es sobre todo, más que amorosa, dentro menor de edad. de los agostados límites del bien conoHabida cuenta de un entorno cul- cido ciclo: deseo, encuentro, enamoratural no necesariamente maduro –es miento, desenamoramiento, desendecir abierto, incluyente, habituado a cuentro, ruptura y ausencia de deseo. la tolerancia en el mejor y más pleno Tal vez consciente de que la fuerza sentido de la palabra– pero sí hecho a mayor de una historia con tales caracla costumbre, así sea por simple reite- terísticas, potencialmente débil, estriración, de que en su seno tengan lugar ba menos en lo que se cuenta que en posturas y hechos que, aun pertene- el modo de contarlo, Kechiche decidió ciendo a la órbita de lo privado, sufren que lo haría con profusión de pelos y algún grado de censura por el hecho señales, tanto literal como metafóricasimple de que se apartan de la norma; mente; de ahí que la cinta abunde en habida cuenta, pues, de que la nuestra horizontalidades, pieles expuestas, es una sociedad más bien tendiente a contactos, deyecciones y salutíferos la hipocresía, la vista gorda y el silencio intercambios de fluidos corporales; incómodo, cuando no a la ignorancia de ahí también, muy posiblemente, la deliberada y al soslayamiento jerarqui- elección de un casting cuyo propósizador de la diferencia –mi moral hasta to no pareciera otro que el de brindar arriba, la de los otros hasta abajo–, la a los espectadores y las espectadoras exposición de una historia de amor –nunca mejor aplicada aquí la pormelésbico aún conlleva una carga de ma- norización genérica– un memorable yor o menor escándalo, si bien posible- taco de ojo. mente asordinado en primera instanDe ahí, en fin, que no falte público cia por cierta multiplicación mediática, cuya gazmoñería esté saliendo robussin importar en principio si es de orden tecida de las salas, o que para robusteaperturista o todo lo contrario, así co- cerla ni siquiera le sea precisa la asismo por la propia visibilidad que, en la tencia, pues –va de anécdota– hubo vida de a pie, han alcanzado en nues- quien, a la entrada del cine, por azar le tros tiempos los amores que son de preguntó a este juntapalabras si la otro modo, para decirlo con las pala- película “valía la pena”; habiendo tenibras de un clásico. do por respuesta un sincero “sí”, aquella persona quiso saber “de qué se trata”, Provocación convencional pero al escuchar que era la historia de Al tomar en cuenta todo lo anterior, la una pareja lésbica, se alejó diciendo: sensación que deja La vida de Adèle es “ay, no, qué asco” •
CINEXCUSAS
15
ensayo
T
reinta y tres años después de que iniciara la publicación de libros conmemorativos del Día del Libro, finalmente aparece uno donde el humor es punto central. Parece lugar común que el primer humorista mexicano, al menos para la oficialidad, lo sea el siempre disfrutable Jorge Ibargüengoitia. En esta buena colección, habrá quien encuentre humorísticos los textos del imperecedero Monsiváis (En Los mil y un velorios, incluido en esta serie en 2009) o sonría con Monterroso (La brevedad, en 2003), pero el resto de los escritores incluidos en esta selección muestra a quienes los editores les gustaría que fueran leídos, más que ver si en realidad lo son. Salvador Novo con sus poemas hirientes sería muy divertido, pero también políticamente incorrecto. Lo mismo sucede con Renato Leduc y sus rimas en contra de diputados y otros funcionarios. Hay otros autores que llaman al humor, pero no son tan “correctos” como Ibargüengoitia. Paz, Pacheco, Poniatowska y otros sin duda son lectura contemporánea. ¿ Hasta dónde siguen vigentes, como lectura, no en la calidad de sus textos, Azuela, Kino, López Velarde y otros? Si dijeran en la edición que se trata del 30 aniversario del deceso de Ibargüengoitia, tal vez se comprendería la inclusión de este autor. En todo caso, siempre es motivo de celebración el que Ibargüengoitia sea editado nuevamente. Más si es en un libro gratuito que se distribuye entre los consumidores de textos impresos (inició su circulación en la reciente filij ): se garantiza que tendrá nueva lectura entre distintas generac i o n e s d e l a s q u e v i e ro n l a aparición de sus obras. Dependerá de la preferencia del lector, pero las novelas de Ibargüengoitia también habrían funcionado en esta 33ª edición a favor de los libros. A diferencia de los libros de texto gratuitos, que se entregan en las escuelas y, por la falta de esfuerzo de los estudiantes para obtenerlos, conllevan un implícito alejamiento de los lectores a las bibliotecas y librerías, la reedición de Ibagüengoitia se entrega en la compra de otros libros: se premia a los lectores con otros textos. Quienes ya lo habíamos leído, aprovechamos para deleitarnos con la peculiar mirada de este mexicano intemporal. Los cuentos (aunque se disfrace con formato teatral, “Cuidado con los arrecifes” es un cuento sobre la independencia nacional) y ensayos de Sálvese quien pueda son típicos del autor: son ingeniosos, tienen remate y son vigentes. Habla de
1 de diciembre de 2013 • Número 978 • Jornada Semanal
las mujeres como individuos y como grupo, para intentar establecer si en verdad son diferentes de los hombres en todos los aspectos; o si, de pronto lo deja entrever el autor, son tan torpes como nosotros, pero nos culpan por ello. Si en 1975 era un tema que a más de uno le daba retortijones, la necesidad de que las mujeres sean protegidas en serio es tristemente vigente en un país donde los feminicidios llegan a niveles que en otros países ni siquiera se consideran verosímiles. El autor evita pasar a mayor violencia de la ejercida, supuestamente, en contra de su
Ibargüengoitia y el Día del Libro Ricardo Guzmán Wolffer
prima Cerrojo, a la que le aplicaba una llave para contrarrestar su mal comportamiento. ¿Que las mujeres se arreglan para conquistar hombres o agradar a su “dueño”? No, dice el escritor, lo hace para competir y ganarle a las otras mujeres. No faltan las mujeres que, dice, con el pretexto de ser oprimidas, son ellas quienes abusan de su condición: la víctima como ser opresivo, diría Bourdieu. Amén de mencionar que con ellas es difícil quedar bien: si no tienen trabajo, se les relega; si lo tienen, se les explota. Si el hombre está en la casa, es un mantenido; si es ella, está en su lugar natural: en ambos casos, serán “quejumbrosas”, dice el escribano. Los niños no salen mejor parados en la narrativa humorística. En una supuesta autobiografía, retoma la propia infancia para recordar cómo al inicio de su carrera literaria sólo copiaba a otros autores para sorpresa de sus familiares. La educación sexual infantil antes era uno de los secretos mejores cuidados. En “Educación sexual”, sufre el niño por no saber y la madre por no quererle explicar. Cuando ya no hay forma de evitar tal esclarecimiento, ella pregunta: ¿entonces, ya no tengo nada que explicarte?; ante la negativa de él, ella agrega: mejor. Las diferencias temporales en la instrucción sexual familiar son palpables. Pero subsiste el tema del cine y su influencia en la “educación”. Con clara sorna, el autor nos explica cómo confundía a los actores con el personaje histórico. O cómo el cine había logrado instruirlo en la conducción de zepelines o submarinos militares y, lo más importante, a estar preparado para cualquier diálogo derivado de tales menesteres. No importaba que el espectador fuera un niño urbano en tiempos en que el avión había dejado atrás a tales objetos voladores. Esa “instrucción” también se da ahora, donde apenas de unos años a la fecha internet y los videos piratas han permitido que los Almada y demás producciones nacionales dejen de ser los verdaderos y exclusivos educadores rurales. Pero también habla de los cines y su peculiar encanto arquitectónico, ahora perdido con las salas múltiples. Sin embargo, la mirada no deja pasar los hechos: en “Por aquí pasó la Agraria” se deja ver que, en el tema de la reforma agraria, poco sentido y explicación parecían tener los actos de las autoridades, donde lo mismo quitaban que devolvían tierras por su clasificación; y cómo era práctica habitual el cohecho, de ambos lados del litigio. Incluso comenta sobre el vestir masculino, donde el “corte español” se trataba de tener “la cintura en las tetillas”. Este es un libro de cuentos que presenta ante las nuevas generaci ones a un autor que no debe dejar de leerse, más allá de su eficacia literaria y de testimonio histórico, porque nos recuerda que la lectura debe ser entretenida. Una edición a la que lo único que podría reprochársele es el tiraje, que siempre resultará insuficiente en un país de lectores escasos •
16