La Jornada Semanal

Page 1

■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 12 de enero de 2014 ■ Núm. 984 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

Revolución tecnológica X abier F. C oronado

y literatura

Entrevista con F ernando V allejo • T amayo y la evolución del color In memoriam M anuel A humada • A vérchenco , el intemporal


“Los nuevos tiempos exigen una reconsideración sustancial de la literatura porque los conceptos de libro, escritura y lectura están cambiando”: esta es una de las necesidades que ha traído la revolución tecnológica actual, y Xabier F. Coronado aborda, desde sus antecedentes y hasta la actualidad, la naturaleza y los alcances de la creatividad en la palabra escrita bajo el predominio de lo digital, e invita a sustituir el prejuicio y el temor que suelen producir las innovaciones por una actitud reflexiva y, sobre todo, participativa. Completan este número una entrevista con el polémico narrador colombiano Fernando Vallejo, un ensayo sobre el uso del color en Tamayo, y sendos artículos sobre Manuel Ahumada y Arkadi Avérchenco.

Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

de asombros

bazar E

Hugo Gutiérrez Vega

l premio que, por generosidad del consejo de nuestra universidad lleva mi nombre, ha te­ nido buena suerte gracias a que sus jurados han sido inteligentes y han logrado muchos aciertos: la ganadora de la última emisión, Elena Ponia­ towska, acaba de recibir el Premio Cervantes; Mi­ guel León Portilla publicó recientemente un nue­ vo libro que viene a confirmar sus dos cualidades principales: la sabiduría y el espíritu de justicia, y Fernando del Paso ha logrado, con su nueva edi­ ción de Noticias del imperio, reafirmar su calidad de gran novelista y de hombre comprometido con la justicia y la democracia. En esta noche venturosa y en este teatro que ha sido testigo de acontecimientos fundamentales de nuestra historia, entregamos el Premio al ingenie­ ro químico y obispo de Saltillo, Raúl Vera López. Ya el jurado deliberó sobre las cualidades y virtudes de nuestro premiado. Yo quiero hablar del hombre, de este hombre justo y sabio, pero, sobre todo, bueno, en el sentido machadiano de la palabra. Nació en Acámbaro en 1945. De su infancia res­ cató el interés por la situación mundial, inspirado por su señora madre, siempre atenta a las noticias que llega­ ban a su radio de onda corta desde Francia, España, la Unión Soviética y Estados Unidos. Fue un futbolista eficiente y un ci­ clista que se caía con frecuencia pero rápidamente se levanta­ ba. A los diecisiete años entró a la Universidad Nacional Autó­ noma de México y comenzó sus estudios en la Facultad de Inge­ niería. Por esa época descubrió el Centro Cultural Universitario, el entrañable ccu, fundado por los frailes dominicos. En este Centro se acercó a la Biblia, a la experiencia de los curas obre­ ros franceses y a la difusión de la cultura y de los principios reli­ giosos, así como de la opción Foto: María Luisa Severiano/ archivo La Jornada

2

Discurso para el obispo Vera (i de ii) por la liber tad de pensamiento, todo esto represen­tado en la figura del fundador de la Parro­ quia Universitaria, Agustín Désobry. Ingresó al seminario a los veintitrés años y Bernardo Barran­ co nos pone a pensar en las aventuras del espíritu del joven seminarista al afirmar que nunca fue clerical, sino eclesial, en el sentido más crítico y profundo de esta palabra. El estudiante de inge­ niería química fue entusiasta participante en las marchas estudiantiles. El trágico 1968 forma parte de su experiencia humana y sacerdotal. La Orden de Predicadores tiene una historia llena de contrastes pero, en el balance final, pre­ dominan en ella la generosidad, el apoyo a los hu­ millados y ofendidos por la sociedad capitalista, y la búsqueda de la equidad que sólo puede lograr­ se a través de una mejor distribución del ingreso. Raúl Vera pertenece a la corriente de tensión espi­ ritual y de opción por los pobres que representa el ilustre obispo de Chiapas fray Bartolomé de las Casas, y a la que se afiliaron muchos frailes inteli­ gentes y audaces que se enfrentaron a los pode­ rosos para defender a los que nada tienen. En 1988 fue nombrado obispo de Ciudad Altamirano, y en agos­ to de 1995 fue enviado como obispo coadjutor a San Cristóbal de las Casas. Su encomienda era la de neutralizar el liderazgo de don Samuel Ruiz, el valiente de­ fensor de los indios de Chiapas, el sucesor de la audacia de fray Bartolomé. Para nuestra fortuna, Raúl Vera no cumplió la enco­ mienda y se dejó convencer por don Samuel. Eso no fue muy di­ fícil ya que, desde su llegada a San Cristóbal de las Casas, el nue­ vo obispo protestó contra la mar­ ginación de los indígenas en su propia tierra y por el aumento de la represión gubernamental • (Continuará. ) jornadasem@jornada.com.mx

Directora General: C a r m e n L i r a S a a d e , Director: H u g o G u t i é r r e z V e g a , Jefe de Redacción: L u i s T o va r , E d i c i ó n : F rancisco T orres C órdova , Corrección: A leyda A guirre , Coordinador de arte y diseño: F rancisco G arcía N oriega , Diseño Original: M arga P eña , Diseño: J uan G abriel P uga , Iconografía: A rturo F uerte , Relaciones públicas: V erónica S ilva ; Tel. 5604 5520. Retoque Digital: A lejandro P avón , Publicidad: E va V argas y R ubén H inojosa , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx

Portada: Cybertipografía Collage de Marga Peña

La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauh­t émoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cui­ tláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jor­n ada Semanal núm. 04-2003-081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/ SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.


12 de enero de 2014 • Número 984 • Jornada Semanal

3

Jesusa Rodríguez

Ahumada

*

N

egros son los cartones, negro el humor, negra la tinta, negro como el cielo noc­ turno es este hijo de Tezcatlipoca. Ahu­ mada, no podría llamarse de otra manera el artista de las manos huesudas, del esmog omni­ presente y la carcajada fría. Hijo de Iztlacoliuhqui, el señor del hielo, con su pluma, como cuchillo de pedernal nos abre de tajo cada mañana para sacarnos las tripas y matarnos de risa... o de tristeza. Mirarse en este espejo ahumado, lleno de pre­ moniciones, donde vemos las muecas del presen­ te, la miseria humana y las sombras del futuro, no es fácil, y sin embargo, gracias al ingenio del dibujante el reflejo de nuestra rea­ lidad se torna melancólico. Extraño caso de un monero con alma de poeta, que viaja por la negrura del cosmos porque tiene el alma asociada a la luna y las estrellas. Los cartones de Ahumada debieran aparecer en un diario nocturno, un perió­ dico de hojas negras y letras blancas, que publicara únicamente noticias de hechi­ ceros y salteadores, oscuros reportajes de muerte, maldad y destrucción, o sea, las mismas que publican los matutinos, pero que, como ocurre en los cartones de Ahu­ mada, las recibiéramos al menos en la oscuridad de nuestro interior y al declinar el día, para no amargarnos tanto. Aunque pensándolo bien, qué terribles serían nuestros sueños si cada noche abriéramos ese diario negro y nos fuéramos al extraño mundo de los dormidos después de ver semejantes noticias. Los monos de Ahumada son para los días de eclipse total, para cuando se apare­ cen los difuntos, son negros y cochambrosos como las sotanas de los curas y las tú­ nicas de los inquisidores oscurantistas, con la diferencia de que estos cartones nos iluminan de tan profundos, como la obsidiana resplandeciente. Por eso es mejor que estos cartones negros aparezcan de día, recién amaneciendo, a ver si con los rayos de la aurora nos engañamos un poco y soñamos despiertos que el mundo es color de rosa y que Ahumada es sólo un caricaturista. Cuenta un antiguo mito que Ahumada encendió una hoguera y así, acompañado del viejo Huehuetéotl, ofreció su sacrificio a Tezcatlipoca y encajó en un alambre la realidad nacional, durante toda la noche dio vueltas y vueltas aquella brocheta y amanecieron los políticos tiznados, los líderes charros tiznados, los banqueros tiz­ nados y dicen que todo amaneció carbonizado, hasta la sangre humeante que de­ rramó la conquista se chamuscó, aquellos quinientos coños tan celebrados, donde nos cayó encima la santa madre iglesia junto con la madre patria y pasamos a tiznar a nuestra propia madre • * Introducción al volumen Lo mejor de Ahumada, publicado en 2007.


Tamayo

4

Rufino Tamayo, Paisaje, 1921

Arturo Rodríguez

R

ufino Tamayo estudió pintura en la Academia de San Carlos de 1917 a 1922. Según declaró al momento de su inscripción en la Academia, Tamayo ya había cursado varios ciclos esco­ lares como “alumno supernumerario”, quizás tan temprano como 1912. Durante todos esos años el ambiente político en el país estuvo marcado por la Revolución y las actividades académicas en esa y muchas otras escuelas se veían interrumpidas de manera constante. Más adelante, el gran maestro oaxaqueño declaró que había recibido su formación estudiando el arte moderno en Nueva York, donde vivió dos largas temporadas, la primera entre 1926 y 1928, y la segunda de 1935 hasta 1959. En la Academia, Tamayo estudió con Roberto Montenegro, Germán Gedovius, Saturnino Herrán y Alfredo Ramos Martínez, entre otros, incluido “el maestro Leandro Izaguirre, profesor de una materia ridícula llamada ‘clase de colorido’. Sí, en esa clase nos mostraban los colores, pero jamás nos dijeron lo más importante: cómo mezclarlos.” Sin embargo, quisiera destacar la importancia que pudieron haber tenido Herrán y Ramos Martínez en su formación. El primero, enorme colorista, a su vez discípulo de Ge­ dovius y de Antonio Fabrés, puede considerarse como uno de los principales representantes en Mé­ xico de la tradición francesa emparentada con el simul­t aneísmo y las “leyes de contraste simultá­ neo” publicadas en 1939 por el químico francés Mi­ chel-Eugène Chevreul. El libro de Chevreul fue muy difundido y todavía se le considera como el padre de la teoría moderna del color y como la principal fuente de conocimiento sobre color en la que abrevaron los impresionistas y los postimpresionistas; particularmente los repre­ sentantes del puntillismo. En muchas de las pinturas de Herrán es posible observar cómo es que compone sus diversos planos cromáticos empleando el con­

y la evolución del color

traste simultáneo de colores opuestos en el círculo cromático, como rojos y verdes o azules y naranjas. Ramos Martínez fue el artífice de las escuelas al aire libre que formaron parte del proyecto postrevo­ lucionario de llevar el arte y la cultura a las clases más desfavorecidas de la sociedad. Además de incluir en el alumnado a niños, obreros y campesinos, el progra­ ma insistía en incorporar las técnicas desarrolladas por los impresionistas, así como pintar al aire libre aprovechando la luz natural y captando sus efectos sobre las distintas formas y su interrelación cromática; esto lo comprendió Tamayo perfectamente. Con motivo de la reapertura del Museo Tamayo, se exhibió hasta enero pasado la muestra Tamayo/Tra­ yectos. Como parte de esta celebración el museo ha organizado una segunda parte titulada Construyendo Tamayo, 1922-1937. La primera fue armada como una retrospectiva que seguía una secuencia temporal, con lo cual resultaba fácil apreciar la evolución de la paleta de este trascendental artista. La exposición actual abarca un período muy breve, pero significa­ tivo, en su desarrollo estilístico y cromático. Estas dos exposiciones funcionan como un ostensible tes­ timonio de la evolución de la paleta tamayesca de la cual, sorprendentemente, casi nada se ha publicado. Resulta curioso que, siendo Tamayo uno de los coloristas más reconocidos de todo el siglo xx , exis­ tan tan pocos estudios sobre su famoso color. Con esto no quiero decir que autores tan significativos como Octavio Paz o Xavier Villaurrutia no le hayan dedicado largas páginas al tema, pero sí es un hecho que ése no ha sido el enfoque principal de la mayoría de las investigaciones. Los cuadros más tempranos de la exposición ac­ tual son de 1924, año que coincide con el proyecto educativo que empleaba el método de dibujo de Adolfo Best Maugard y que sirve como marco para el primer bloque temático de la muestra. En ellos se aprecia un deliberado estilo ingenuo y con éste una paleta elemental consistente básicamente en los co­ lores primarios. La exposición anterior incluía algu­ nas obras aún más antiguas, como el pequeño óleo de 1921 titulado Paisaje, pieza clave para entender el uso del color de Tamayo. En ella, lo más notorio es que cada plano de color local, como en el follaje del fondo, los tejados, los muros o el suelo de esta encan­ tadora pintura, están salpicados de pinceladas cortas de vibrantes colores complementarios; es decir, en el caso del piso, éste está pintado con pinceladas in­ tercaladas de lo que parece ser azul ultramar con blanco, verde (quizás de cromo) y amarillo, proba­ blemente hecho a base del mismo metal. Recordemos

que el cuadro es de 1921 y que entonces existían se­ rios temores a usar las “inestables” anilinas inventa­ das a mediados del siglo anterior. Esta es una de las pinturas que probablemente conoció y elogió Diego Rivera cuando regresó de su prolongada estancia en el extranjero durante aquellos años. En la muestra Construyendo… están presentes el paisaje Indianilla y Fonógrafo, ambas de 1925. És­ tas presentan una paleta radicalmente diferente al temprano paisaje referido, pero no así en cuanto al empleo del contraste simultáneo. Estas piezas es­ tán resueltas con colores terrosos, oscuros y opacos que contrastan con azules, verdes y violetas, corres­ pondientes al lado opuesto del círculo cromático. También se incluyeron las conocidas Reloj y teléfo­ no, también de 1925 y Homenaje a Juárez de 1932. En éstas resulta evidente la influencia del cubismo y de la pintura metafísica italiana de las primeras décadas del siglo pasado. La paleta de estos años es exage­ radamente sobria, compuesta principalmente por ocres, tierras, grises y algunos planos de verde o azul oscuros. También están dos cuadros que merecen una especial atención: Musas de la pintura, de 1932, y Pin­ tura académica, de 1935. En ambas aparecen pintores sosteniendo paletas. En la primera, los colores están organizados de la siguiente manera: en el sentido de las manecillas del reloj y de abajo hacia arriba hay manchones de negro, ocre, sombra tostada y negro nuevamente, pero, por el tono extremadamente os­ curo de todo el cuadro, parecieran negro, amarillo, rojo y azul (los primarios). En la segunda pintura ocurre algo similar, sólo que con negro, sombra tos­ tada, que se entiende como un amarillo muy oscuro, azul de ultramar y verde vejiga. De estos hechos pue­ den desprenderse dos conclusiones: una es que Ta­ mayo ponía atención en cómo se organiza una paleta, la segunda es que conocía a la perfección la idea de los colores primarios y la sustitución de los mis­ mos por equivalentes más oscuros, menos “básicos” y, por ende, más refinados. Durante casi toda su “etapa metafísica”, él estuvo involucrado sentimentalmente con María Izquierdo y muchas de sus obras comparten rasgos. Algunas de las que se incluyen, debido a la temática, incorpo­ ran colores más intensos y pueden entenderse como obras de transición. Por ejemplo, Naturaleza muerta con pie, de 1928, que es de corte totalmente metafísico si no es que surrealista, fue ejecutada posiblemen­ te poco después de su primer viaje a Nueva York, y la paleta sigue siendo agrisada aunque incluye los colores primarios. Hasta este punto, casi todos los ro­ jos empleados parecen ser el terroso óxido de hierro.


12 de enero de 2014 • Número 984 • Jornada Semanal

Los caracoles, de 1929, representa dos grandes con­ chas mostrando su lustroso y rosado interior. Ahí, Tamayo tuvo que recurrir a otros pigmentos para crear distintos rosas y malvas que anticipan a sus famosos rojos más intensos de épocas posteriores. Más adelante en su evolución, hacia mediados de la década de 1940, puede distinguirse una alternancia muy marcada en su paleta. Ingrid Suckaer, autora de una notable biografía del maestro, la resume de la si­ guiente manera: 1926-28, período oscuro; 1929-1935, período lumínico; 1936-1939, período oscuro; 19401945, período lumínico. En este último período se puede apreciar una extraña etapa como transparen­ te, donde los cuerpos muestran sus estructuras inte­ riores, posiblemente inspirados en ciertas pinturas infantiles o en los artistas aborígenes de Australia. Hacia finales de los cincuenta, en pinturas como Tienda cerrada, de 1958 (que estuvo incluida en la pri­ mera de las dos exposiciones), se puede apreciar que comenzó a oscurecer sus fondos (un nuevo período oscuro), casi hasta el negro, logrando que los colores puros alcancen su máxima intensidad, destacándo­ se como si fueran lámparas de luz neón. Este largo aprendizaje, basado en contrastes, analogías y armo­ nías cromáticas, le permitió a Tamayo hacer el tipo de combinaciones que lo consolidaron como gran colorista. Durante un tiempo, también a mediados de los años cincuenta, hizo algunas pinturas casi mo­ nocromáticas. De 1956 es Sandías en blanco (desafor­ tunadamente ausente en ambas muestras), aunque sí pudimos apreciar en la primera otros cuadros de la misma época, predominantemente en rojos, naran­

Rufino Tamayo, Hombre del violín, 1990

Uno de los coloristas más reconocidos de todo el siglo xx .

jas y algunos rosas subidos que llegaron a identi­ ficarse, por lo menos en Estados Unidos, como el “Tamayo pink”. La segunda guerra mundial también afectó a Ta­ mayo y lo demostró con varios cuadros fechados entre 1941 y 1945 que incorporan rojos y naranjas más violentos, pero la verdadera “explosión cromática” no ocurrió sino hasta finales de los años sesenta. Tal es el caso del conocido Autorretrato de 1967 o de Venus saliendo del baño, de 1968. En ellos aparecen mu­ chas más lacas, violetas, rosas y magentas, además de verdes muy intensos. En la siguiente década, co­ mo en Mujer en blanco, de 1976, comienzan a combi­ narse grises apagados con colores intensos y, en este caso, lilas y violetas salpicados de gotas de veladuras líquidas y transparentes con efectos de textura he­ chos con arena y esgrafiados. Esta combinación será más patente en la obra tardía de los años ochenta que culmina con su última pintura, El hombre del violín (1990), compuesta con naranjas, rojos y laca geranio espléndidamente matizados con gris y ocre. En suma, tenemos uno de los casos que mejor ejemplifican –y no sólo en México– una vida dedica­ da a la experimentación en el campo del color. Las distintas combinaciones y armonías (Tamayo sabía mucho de música), analogías y contrastes fueron acrecentándose con el tiempo, hasta el grado de que en su época de madurez dieron como resultado un número casi infinito, con lo que logró resaltar al máximo el color, no obstante el uso de una paleta relativamente limitada. Las leyes de contraste si­ multáneo aplicadas al máximo: colores opuestos en el círculo cromático, tonalidades discordantes, claros y oscuros, opacos y brillantes, lisos y ásperos, es­ pesos y líquidos, analogías, armonías cromáticas, matizaciones, monocromías y demás astucias de los coloristas. No es fácil elucidar si esta desmedida escalada hacia la estridencia se debió a un conocimiento acu­ mulado, a un gusto personal, a la disposición de nuevos y más brillantes pigmentos, a la vejez en sí (que en el caso de otros pintores, como Claude Mo­ net, llegó a afectar su propia percepción del color debido a una cuestión fisiológica) o a una preocu­ pación comercial • Rufino Tamayo, Sandías en blanco, 1956

5


entrevista con Fernando Vallejo

6

Eduardo Medina

o h c e r e d El

o l e s r a l b a h a gana uno

Foto: Omar Meneses/ archivo La Jornada

Fernando Vallejo es una de las figuras más contro­ vertidas y polémicas en la literatura latinoamericana contemporánea. A lo largo de su obra se ha dedicado a derrumbar y a dinamitar muchos, o todos, los dogmas y preceptos morales de nuestro entorno, misión que le ha valido elogios y vituperios. La crítica literaria le ha dado un lugar entre los más grandes; la crítica periodística le ha dirigido severas acusaciones y hasta demandas. Es autor de veinte libros, entre ellos once novelas, tres biografías, dos libros de ciencia, uno de gramática y un juicio sumario en contra de la Iglesia. Es defensor incura­ ble y portavoz del amor hacia los animales. Ha ganado el Premio Rómulo Gallegos y el Premio fil de Lenguas Romances. Es también director de cine, con tres películas filmadas y una escrita. Excelente pianista, estudió biología, filosofía y cine en uni­ versidades de Colombia e Italia.

-E

n 2009 usted fue a Colombia y se le hizo una entrevista de radio abierta. Es decir, los micrófonos estaban abiertos y el locutor mediaba entre usted y el público, ¿se acuerda?

‒Sí, me acuerdo de eso. Esa entrevista fue en Ca­ racol y el conductor pensé que era una persona muy noble, honorable, pero con el tiempo supe que no, que era otro más, un periodista bellaco, otro más en la lista, y me preguntó: ¿abrimos los micrófonos pa­ ra que hable la gente?, y le dije: claro que sí. En reali­ dad la gente llamaba para insultarme y colgaban, es decir como hacen en internet. En internet, que es una chusma grosera y vulgar y vil, nos están mostrando hasta qué grado de vileza puede llegar el alma hu­ mana, ahí está clarísimo el pantano puerco que es.

Entonces llamaban y me insultaban y no había po­ sibilidad de diálogo con nadie, era gente del pueblo que no había leído un solo libro mío, que no sabía nada de mí y nada más tenían una idea de una per­ sona que odiaban porque sí. Odiaban sin conocerlo. Uno puede odiar a alguien sin conocerlo, eso es en­ tendible. Puede uno ver a alguien y decir “me cae gordo”, esa es la expresión del idioma, “no me gus­ ta”. Pero me di cuenta de eso; uno va descubriendo cosas. Ahora yo pienso que no hay que darle la pala­ bra a quien no se la merece, es decir, uno se tiene que ganar el derecho a hablar. Y el derecho a hablar lo dan los demás. Los demás son los que dicen: hable. Ven­ ga aquí, a la Feria de Guadalajara y hable con los mil jóvenes, como me invitaron a mí. Yo pienso que nadie tiene derecho a hablar, el derecho a hablar se lo gana uno. Entonces yo le di el derecho a hablar a esta gen­ te abriéndole los micrófonos, y ellos lo aprovecharon para insultarme de la manera más vil y más baja. Eso es todo, a eso se reduce el asunto. –Sí, aquella vez a usted se le increpaba por cosas que, por lo demás, en sus obras o en el grueso de sus obras usted nunca dijo.

‒¡Ah, no, pues es que a uno le atribuyen lo que quieran! Y dicen: usted dijo esta cosa, y yo digo, ¿us­ ted de dónde lo sacó? Usted no lo ha leído porque usted no conoce nada de eso, ¿por qué está hablan­ do con esa ligereza? La gente habla con mucha lige­ reza, lo cual es una forma de deshonestidad y de co­ rrupción. Porque la corrupción no es sólo robar cosas, robar de los bienes públicos, no, la corrupción va más allá, porque esta es la corrupción del alma que es la que está en buena parte de la sociedad. Por ejem­ plo, hace dos días en esa cosa de El Espectador que sacaron unos pasajes de este libro Casablanca, la bella, donde está una propuesta mía loca, digo por el loco que habla en el libro de la reforma ortográfica, un comentarista escribe una carta al director de El Es­ pectador diciendo “no es una propuesta nada original de Vallejo”. ¿Y qué quería este hombre, no ve que yo empiezo diciendo que esta reforma es la que propu­ so Gonzalo Correas en el Siglo de Oro? ¿Por qué dice entonces eso? Es una bellaquería, eso en colombiano se llama una hijueputez. Es decir, un tipo que empie­

za un artículo y lo titula “Ninguna originalidad de Vallejo”, ¿pero yo estaba diciendo que era origi­ nal? Si estoy diciendo que esto viene desde Gonzalo Correas en el Siglo de Oro, contemporáneo de Cer­ vantes, ¿por qué puede poner un título de estos tan miserables? Eso es una forma de corrupción, de des­ honestidad corrupta que está metida en el alma de la gente y se le contagió a todo el mundo. –En este sentido, ¿cree que usted ha sido mal leído?

‒No, es que depende de quien lee. No puedes sa­ ber en qué manos van a caer los libros tuyos. Los li­ bros míos, yo no sé si la gente simplemente los em­ piece y los tire, o no los tire. No sé. Además la mayoría de los libros míos en una feria de ésas no los com­ pran porque es muy difícil comprar un libro, por­ que son muy caros. Un libro es muy costoso para lo que gana la gente, y es una caja negra cerrada que uno no sabe qué tiene. Más o menos uno se da cuen­ ta porque lee algunos párrafos, si es que puede abrir el celofán con que lo protegen las editoriales, o si ve la contraportada, o porque sabe algo del autor. Pero es muy jodido comprar un libro; yo no compro. Bue­ no, ni cuando leía usualmente compraba, porque son demasiado caros. Entonces no puedo saber. Ni tampoco quiero que compren los libros míos. En realidad, en última instancia, no quiero sino que los lean y… no sé, no sé, pero no puedo decir qué pien­ san los lectores. Pienso que muchos de ellos están conmigo por los comentarios que dicen aquí y allá, también veo que los comentarios en esas porquerías de internet y las redes sociales, los que tienen mejor ortografía y un idioma más cuidadoso son los que están del lado mío, y la chusma baja es la que está en contra. Y los que están del lado mío son los que conocen cosas mías, y los otros no conocen nada, eso sí lo tengo clarísimo. O sea que hay un odio muy claro por mí, sin conocerme, por la idea que da uno en público: de, “ése es un tipo de mala clase”, y co­ mo yo no estoy adulando a gente, porque aquí el principio de la chusma y el populacho miserable, vándalo, es que lo adulen, como lo adulan los polí­ ticos para después traicionarlo y saquearlo, enton­ ces ellos ya están acostumbrados a esa adulación y lambisconería. Entonces el que no los adula y no los


voz interrogada

Jornada Semanal • Número 984 • 12 de enero de 2014

lambisconea… primero que todo al país: porque es muy fácil decir ¡ah, México es una maravilla! ¡Colombia es una maravilla! Que son los dos países míos… Entonces es estar así en la adulación de to­ do… Pero eso yo no lo he practicado: resolví no adu­ lar a nadie sino decir la verdad mía, cáigale a quien le caiga. –¿Usted cree que algún investigador pueda reivindicar esa figura de Vallejo respecto de esta gente que no lo conoce y lo insulta?

‒Ah, pero muchos han escrito sobre eso, del lado mío, pues de gente que conoce los libros míos, o que comparten conmigo mis ideas, o muchas de mis ideas, lo han hecho. Eso es en todos lados. Por lo de­ más, en Colombia la marea va muy extraña porque yo en la calle, en Bogotá sobre todo, me encuentro con gente que me conoce y no sé por qué, porque no salgo en televisión. Siempre están expresándome que están del lado mío, y no insultándome como pa­ sa en internet. Pero, bueno, váyase a saber… tal vez porque los de internet ni siquiera me conocen. Pero no hay que hacer caso de esas cosas porque nunca se sabe quiénes son los lectores de uno.

–En sus biografías, sobre todo en la de Rufino José Cuervo, hay una carga de reivindicación para con el biografiado. ¿Usted creía necesario reivindicar a Rufino José, de re-mostrarlo al mundo?

‒Eso es un acto de amor, de cariño, de afecto por él, que le tenía desde mi niñez. Porque yo estudiaba gramática solo, desde niño, y me interesaban los te­ mas del lenguaje. Y leía su libro Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano, desde niño, porque era un

libro normativo y creía que ahí estaba la corrección del idioma y que esa era la forma de escribir, lo cual no es cierto. Pero nunca pensé que pudiera escribir esa biografía. Es muy accidentada toda mi relación con eso y se arrastra de toda la vida mía. Pensé que la clave de él estaba en París, donde vivió los últimos veintitantos años de su vida. Desde el ’82 hasta el ’11. Pero no, la clave de él estaba en Bogotá, en el Insti­tuto Caro y Cuervo. Llegué a saber infinitamente más de lo que nunca pensé que se pudiera saber. Tenía una documentación inmensa, que entre otras cosas me hizo el Instituto Caro y Cuervo de todos sus investi­ gadores trabajando sobre él más de medio siglo, y sin embargo nadie de ellos fue capaz de escribir la bio­ grafía; y es una biografía que no me imaginé que pu­

En internet, que es una chusma grosera y vulgar y vil, nos están mostrando hasta qué grado de vileza puede llegar el alma humana.

7

diera tener la importancia que ha tenido. No puede ser un bestseller, pero aquí y en España y en otros la­ dos, siendo que es un libro que pudiera considerarse muy abstruso puesto que trata de la gramática de la filología y del idioma, el libro funcionaba, ha funcio­ nado. Es muy extraño eso. Él era el más grande fi­ lólogo del idioma. Nunca el idioma ha tenido uno que lo haya querido tanto, ni que haya tenido un sen­ tido tan agudo de la gramática como él, y no sólo creo que de la lengua española, sino que sospecho que en todas. Era el sentido de la gramática más asombroso. Y había algo insólito en él y en su hermano que era su nobleza, pues pese a que pertenecían a la clase más alta de Colombia y estaban destinados al poder, lo despreciaron y nunca ocuparon un puesto. Vivieron honorablemente en un país de delincuentes y de gra­ nujas y de politiqueros y leguleyos. Entonces había muchas cosas que me lo hacían admirable… Y me sentía muy compenetrado con él por muchas cosas, pues para empezar porque era mi paisano de país, aunque no de mi región, que no conoció. –¿Entonces esta fue más una pulsión de afecto que un rescate del olvido?

‒¡Ah, es que del olvido no se rescata a nadie! Es imposible, todos vamos para el olvido. Cuántas bio­ grafías no se escribieron durante un siglo de Napo­ león o cuántas no se han escrito de Bolívar. ¿Y a quién le importa Napoleón y Bolívar y quién me puede ve­ nir a contar sus vidas? No, todos vamos al olvido, todo se embrolla. Uno se muere y si en cinco años no escribieron su biografía ya está embrollada. Las fra­ ses que uno diga se las lleva el viento y uno pasa al olvido. Entonces no era ese el fin • Foto: Marco Peláez/ archivo La Jornada


Revolución tecnoló Xabier F. Coronado

Lo que vieron mis ojos fue simultáneo:

A

lo que transcribiré, sucesivo, porque el lenguaje lo es.

j . l . Borges

finales del pasado siglo , la irrupción en

el marco de la sociedad humana de internet ‒un conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas‒, ha signi­ ficado una revolución en muchos aspectos. El laberinto de la red de redes se ha convertido en una galaxia en expansión que invade nuestra vida coti­ diana; se trata de un acontecimiento que marca con claridad una frontera histórica: la era digital.

La revolución virtual Aunque la primera red interconectada se remonta a finales de 1969, cuando se establece el enlace entre la ucla y la Universidad de Stanford, no es hasta 1990 cuando comienza a extenderse la Red Informática Mun­ dial (World Wide Web), lo que conocemos por “la web” o “triple w”, un sistema de distribución de do­ cumentos interconectados de hipertexto y multime­ dia accesibles vía internet. Después de veinte años de propagarse, la web se ha convertido en algo indispen­ sable para la mayor parte de la sociedad, tanto a nivel laboral como en el campo de las relaciones personales. La revolución tecnológica es un movimiento glo­ bal que se transforma vertiginosamente y el ser huma­ no no es totalmente consciente de lo que está suce­

8

Nuestra vida está inmersa en un marco virtual que cada vez ocupa más tiempo.

diendo y de las repercusiones que ‒a corto, mediano y largo plazo‒ tendrá en la evolución de la sociedad. En un principio el fenómeno del correo electrónico y, posteriormente, la propagación de las redes so­ ciales a través de la llamada web 2.0, cambiaron ra­ dicalmente nuestra manera de comunicarnos. Este camino tecnológico provoca cambios que nos obli­ gan a replantear muchas cosas. Ante esta realidad virtual tan determinante, las transformaciones se están produciendo a todos los ni­ veles y a veces de forma radical: las instituciones edu­ cativas, el sistema económico, la vida política y el mundo cultural se han visto impulsados a modificar sus dinámicas de funcionamiento; por su parte, una cifra incalculable de individuos han cambiado la ma­ nera de relacionarse con su entorno social. La vida diaria está inmersa en un marco virtual que cada vez ocupa más nuestro tiempo. Las áreas del conocimiento y la creación también se han visto afectadas y el nuevo escenario rompe moldes. Las manifestaciones artísticas están sufrien­ do el embate de las nuevas tecnologías y se abren posibilidades aún por explorar.

Literatura y nuevas tecnologías La literatura ha sido, entre las artes, una de las más turbadas y seducidas por las nuevas tecnologías; fue precisamente un escritor visionario, Arthur c . Clark, quien, en 1970, en un artículo firmado por Wernher von Braun para la revista Popular Science, anunciaba lo que estaba por llegar: “Imagina una consola en tu oficina que combina, oprimiendo un botón, los ser­ vicios de un teléfono, una televisión por cable, una fotocopiadora y una pequeña computadora electró­ nica conectada a un sistema sincronizado satelital; esta consola podrá poner todo el conocimiento acu­ mulado del mundo al alcance de las manos.” Los nuevos tiempos exigen una reconsideración sustancial de la literatura porque los conceptos de libro, escritura y lectura están cambiando. La puesta en escena de otros elementos creativos ‒el hipertex­ to, la imagen en movimiento, la música o el dibujo‒, multiplica las posibilidades del discurso narrativo y la producción de obras nuevas. La industria edito­ rial se reorienta y el libro cede paso a soportes digi­ tales que facilitan la autoedición. En estos tiempos debemos adaptarnos a leer los libros en un dispositivo electrónico: es ganancia para la literatura y la lectura. Los libros digitalizados cam­ biaron el panorama de la edición y difusión de textos: papel y tinta van desapareciendo. El libro digital ge­ nuino difiere en muchos aspectos del digitalizado: no tiene antecedente físico y pone en juego planos vir­ tuales de textos, imágenes y sonidos al servicio del hecho narrativo. El uso de la computadora para la creación literaria permite al texto electrónico ser multilineal, multimedial e interactivo, aspectos que le confieren su naturaleza virtual irreversible.

Es indudable que se están produciendo novedades y cambios en aquello a lo que estábamos acostumbrados, aunque tales transforma­ ciones todavía no se proce­ san del todo bien y deberá pasar tiempo para tener una idea clara de lo que suponen. Un factor importante es que los aparatos multifuncio­ nales son relativamente asequibles y su uso se fa­ cilita por cuestiones económicas de consumo. Con sólo intentarlo, cualquiera puede grabar imágenes y sonido, escribir en varios formatos, dibujar, y un largo etcétera de posibilidades; por eso en la red hay de todo y mucho es experimental o improvisado. Un dato: en diversas universidades ya existen asigna­ turas de narrativa digital, revistas, páginas web y premios que son el vivero de una nueva generación de escritores. Los escritores siempre han sido reflejo de su tiem­ po, sus obras aportan imágenes que interpretamos mentalmente, porque leer establece vínculos, sig­ nifica dialogar y los libros han sido interlocutores de la evolución del pensamiento humano. El puente establecido entre escritor y lector adquiriere nuevas dimensiones gracias al soporte digital. Este pano­ rama, donde se abren otras formas de construir y difundir en el mundo literario, es una realidad in­ cuestionable y nos invita a reflexionar desde pos­ turas abiertas sobre la llamada literatura digital.

Los antecedentes Podemos repasar la historia y analizar si los cambios tecnológicos en el proceso literario ‒papel, imprenta, máquina de escribir‒ afectaron al hecho creativo. Es evidente que fue en el plano divulgativo donde las novedades técnicas han influenciado más. El papiro fue un avance frente a los soportes anteriores en ta­ blillas de barro. El papel abrió los límites que tenía el pergamino y la imprenta dio a todo el avance una dimensión que parecía definitiva. La revolución tecnológica supone un cambio más trascendental porque no sólo afecta el tema de difu­ sión sino también el proceso creativo. Las herramien­ tas personales que utilizamos para realizar la escri­ tura también han evolucionado, desde punzones y plumas, hasta la máquina de escribir y la eclosión de los teclados digitales. Computadoras, tabletas y te­ léfonos tienen incorporado un sistema digital virtual con funciones múltiples que hacen posible otra ma­ nera de escribir. El avance tecnológico está tenien­ do mucha repercusión en el proceso literario, porque facilita la elaboración y distribución de productos e incrementa las posibilidades creativas. Una de las primeras opciones que ofrece la escri­ tura en soporte digital es la utilización del hipertex­ to, que expande la estructura lineal de lo que escri­


lógica

y

literatura bimos o leemos y permite trascender las limitaciones del libro impreso. Esos límites ya intentaron rom­ perlos escritores como Lawrence Sterne (Vida y opi­ niones del caballero Tristram Shandy, 1767); Pérez de Ayala (La pata de la raposa, 1913); Joyce (Finnegan’s Wake, 1939); o Italo Calvino (Il castello dei destini incrociati, 1969), quienes, a fuerza de genio e inquie­ tud, se escurrían entre los barrotes de la jaula de pa­ pel. También Borges, con los relatos incluidos en Ficciones (1944), El Aleph (1945) o El libro de arena (1975), abría caminos hacia otras dimensiones li­ terarias; por su parte, Cortázar consiguió con Ra­yuela (1963), al usar textos como material interconectado, abrir la puerta a múltiples lecturas. Estos antecedentes son llamados protohipertex­ tos en ese lenguaje de lo virtual, que sufre la ansiedad por nombrar que padece el que apenas está crecien­ do. Así surgen distintos neologismos para un mismo concepto y se habla de literatura digital o electróni­ ca, de ciberliteratura o de literatura tecnológica... y los géneros se reconvierten en hiperficción, holo­ poesía, ciberdrama o wikinovela. También, según el lugar de la red donde se escriba, surgen la blogono­ vela o la twitteratura. Decir que algo escrito en 140 caracteres puede ser un twitpoema, un twitrelato o cualquier otro derivado, cuando ya existen el haikú, el epigrama, el aforismo o el microrrelato, es querer dar al medio el carácter de género literario y pretender nombrar lo que ya tiene nombre. A pesar de la celeridad tecnológica de los tiempos, el cambio a nivel narrativo tuvo que recorrer un ca­ mino. Después de aquellas obras que utilizaron el hipertexto para experimentar otras opciones, llegaron los primeros ensayos de anexar so­ portes audiovisuales en el producto litera­ rio; autores reconocidos como Laura Esquivel (La ley del amor, 1996) o Luis Goytisolo (Mzungo, 1996), entre otros, buscaron con estas obras híbri­ das nuevas dimensiones para la creación literaria. Hay libros que son eslabones entre la narrativa analógica y la digital, entre ellos el experimento de novela en la red La rebelión de los delfines, que Fran­ cisco Umbral inició con una frase fuera de contexto

que fue continuada por varios escritores y posterior­ mente sería trasladada al formato impreso (Espasa Calpe, 2001). Otros ejemplos son La isla del fin de la suerte, un proyecto de Lorenzo Silva (Círculo de Lec­ tores, 2001); Vidas prodigiosas, obra digital diseñada en 2006 por la Universidad de Deusto; y Madrid es­ cribe (2006), un proyecto literario de la Comunidad de Madrid. En ellos ya se introducen el hipertexto, los enlaces y la autoría compartida.

La literatura digital Históricamente, la literatura como concepto ha abar­ cado dimensiones y definiciones diversas. Hasta ahora el soporte no producía categorías ni géneros literarios, sólo era el medio donde escribir pensa­ mientos e ideas y no influía de manera determinante en el contenido del texto. En la actualidad, el libro se transmuta en pantalla interactiva conectada con imá­ genes y documentos. La narrativa digital produce un texto con enlaces multifuncionales y multimediales, concebido y realizado en un campo virtual. Hasta la aparición de las nuevas tecnologías, sólo teníamos dos

12 de enero de 2014 • Número 984 • Jornada Semanal

posibilidades de narrar: de manera oral o escrita. En la actualidad surge la forma virtual que, además de la palabra escrita, utiliza recursos multimedia para construir obras literarias. De la unión entre tecnología digital y literatura resulta un nuevo mo­ delo; este hecho provoca un cambio en los paradig­ mas literarios: literatura oral, literatura impresa y literatura digital. Indudablemente la literatura di­ gital representa una ruptura con respecto a la tra­ dición, es un cambio sustantivo porque utiliza un lenguaje que incorpora nuevos símbolo pero es, en definitiva, una nueva manera de hacer literatura. A la hora de debatir, los que defienden el libro en tanto objeto argumentan la cuestión física y estética; apelan al tacto y al olfato frente a la supuesta frialdad del aparato electrónico que, por otro lado, amplía las posibilidades sensoriales del libro clásico (imágenes dinámicas y sonido). Otra diferencia es que el so­ porte digital resuelve problemas de transporte y al­ macenamiento: hoy en día, cualquier computadora puede guardar miles de obras literarias digitaliza­ das. A pesar de todo, no es probable que el libro vaya a desaparecer; se seguirán haciendo obras suscepti­ bles de ser impresas. La literatura digital ya ha producido composicio­ nes interesantes y de calidad. En español podemos citar, entre otras, un par de obras de Jaime a . Rodrí­ guez, realizadas con el apoyo de la Universidad Ja­ veriana de Bogotá: Gabriella infinita (1995, 1998-99, 2005), que tiene tres versiones: tradicional, hiper­ textual, y multimedial; y Golpe de gracia (2007), que incluye videojuegos y una novela lineal. En inglés se pueden recomendar las clásicas Afternoon, a Story (1987), de Michael Joyce, y Victory Garden (1991), de Stuart Moulthrop. Es indudable que una nueva for­ ma de narrar ya comenzó a cristalizarse. Si la revolución tecnológica genera medios para desarrollar una creatividad literaria donde tenga cabida la genialidad artística y la elaboración de pro­ ductos de calidad, bienvenida sea. No es casualidad que la literatura digital esté cada vez más vinculada al medio universitario, que es el canal adecuado pa­ ra la entrada de cambios que luego maduran y se normalizan. No se debe prejuzgar o rechazar por sistema, pues al posicionarse en contra de la novedad se corre el peligro de emular el inmovilismo educativo de la época franquista, cuando en un colegio religioso se enseñaba que “novedad significa no-verdad”. Lo que se debe rechazar siempre es la simulación, porque sólo se sustenta en la mentira y nos conduce sin remedio al adocenamiento •

9


leer Así es como la pierdes, Junot Díaz, Random House Mondadori, España, 2013.

LENGUAJE SIN FILTROS

12 de enero de 2014 • Número 984 • Jornada Semanal

Déjame que te cuente. Colección de cuentos 1980-2009, Nedda g. de Anhalt, Fondo de Cultura Económica, México, 2013.

DE LO FANTÁSTICO A LO INTIMISTA

JOAQUÍN GUILLÉN MÁRQUEZ

N

o imagino leer a Junot Díaz en un solo idioma. Lo digo como una de las máximas virtudes que encuentro en un autor: su facilidad para hacer click con el lector a través de la mezcla del inglés y el español es un elemento que me fascinó desde que me acerqué a los cuentos de Drown y sólo incrementó con La maravillosa vida breve de Óscar Wao. A Díaz hay que leerlo y disfrutarlo como uno de los narradores de su tiempo y circunstancia, aun si no somos dominicanos en Estados Unidos. Así es como la pierdes viene a reafirmarlo. Mi primer acercamiento a Díaz se dio en las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras, y debo admitir que eso no es algo común. Si bien la academia mexicana llega a tener intereses por la literatura chicana (por ahí está Cantar de espejos, de la unam ), es más bien raro tener profesores que lean a Díaz más allá de ejemplificar qué es lo que escriben los chicanos. Quizá por eso atesoro tanto esas copias arrugadas de “Fiesta, 1980”, mi invitación de segunda mano para conocer a Yúnior, lo más cercano a un protagonista en la obra completa, y un aparente alter ego de Díaz. Así es como la pierdes es una colección de cuentos, novela de una biografía imposible. Como sucede con el mismo autor, no importan las clasificaciones, lo que importa es la historia: Yúnior, a veces narrado y otras narrador, invita a un mundo amoroso lleno de errores y lamentos, sus relaciones afectivas van de lo patético a lo doloroso. La profecía del cuento “Así es como la pierdes” da una nueva luz a la soledad de los personajes y a su fin último: la búsqueda y aceptación de uno en el otro. Hay una muy clara línea en Así es como la pierdes: la mayoría de los cuentos tienen el nombre de una mujer (algo que parte de la crítica literaria no ha pasado por alto) y nos cuenta una historia de amor cruda, sincera y fea que depende de la focalización del narrador: adolescente, adulto, a punto de comprometerse. Si, por ejemplo, en “El sol, la luna, las estrellas” nos encontramos a un junior que se disculpa a sí mismo con frecuencia, en “Guía del amor para infieles” existe un junior reflexivo, dispuesto a mostrar su lado creativo a través de sus relaciones. El lector deberá preguntarse, al final de este cuento, si lo que se pierde no sólo es el amor, siempre representado en la mujer, sino la inocencia y la identidad. La identidad es una constante, aunque da (y refuerza) la idea de que siempre está determinada por el fracaso y los intentos que no deben realizarse. Díaz crea la identidad de sus personajes gracias a quienes son en sociedad y se definen gracias a otras personas. Por eso no es extraño ver en sus cuentos a madres subyugadas, latinas que pretenden ser gringas y narradores en primera persona que cuentan la historia de las personas que lo dejan. Punto determinante en Díaz: su idioma no es inglés ni español, mucho menos spanglish. No ocupa su posición chicana para exaltar sus raíces ni enaltecer a los personajes: su lenguaje no tiene filtros •

MARIANA DOMÍNGUEZ BATIS

U

na vez que como lector se accede a la petición de Nedda g . de Anhaldt, el único camino posible es permitirse fluir en el torbellino de historias, personajes, mundos disímiles y fantásticos, en un sinfín de sucesos insólitos entretejidos por una narradora y lectora implacable, que dejarán en el interlocutor un regusto de satisfacción por haberse “dejado contar”. Casi tres décadas de quehacer literario es lo que presenta la autora en la colección de narraciones breves Déjame que te cuente, en la que un abanico de voces narrativas, personajes y relatos muestran la evolución de Nedda como cuentista, hasta convertirla en una maestra del género. En las primeras narraciones, correspondientes a los años ochenta del siglo pasado, se revela una escritora que explora el cuento, que experimenta, lo que también se imprime en sus protagonistas, ávidos de conocer nuevos paisajes y nuevos panoramas. Esta primera etapa se caracteriza por una gran frescura, por un manejo magistral del elemento sorpresa, que implica giros inusitados y finales vertiginosos. La triada freudiana de erotismo, como equivalente de creación, el sufrimiento, ligado al psicoanálisis, y la pulsión de muerte, conviven en una constante tensión a lo largo de las historias de la literata, en donde el deseo, el dolor, la seducción, el crimen y la muerte interactúan en una dialéctica permanente. Conforme se avanza en la lectura y en los años, el tono de los cuentos va de lo fantástico a lo intimista. Después de haber descubierto toda una gama de herramientas técnicas de escritura y de que sus personajes exploraron una gran variedad de territorios en forma expansiva –como una fuerza centrífuga–, la prosista da un giro centrípeto hacia lo intimista, hacia la mente de los protagonistas, e incluso a sus propios orígenes, que devuelven sus narraciones a su tierra natal: Cuba. Como cubana, de tradición hebrea, formada en letras en Nueva York y nacionalizada mexicana, la también ensayista refleja en sus escritos una formación multicultural, rica en posibilidades. Sus personajes pueden pasear tanto en “guagua” por la vieja Habana, como en “pesero” para llegar al Waikikí en Ciudad de México, o contraer matrimonio bajo los más estrictos ritos judíos. Las historias de amor no convencional son un tema que permea en la mayor parte de sus relatos, donde la pasión desmedida hacia una máquina puede enloquecer a su inventor, un can es capaz de quebrar la línea entre la vida y la muerte por seguir a su ama, o la atracción entre primos puede conducir hasta un pérfido crimen. El amor en todas sus formas, el amor que traspasa, el que desdibuja los límites...

La ironía, el ingenio, la reflexión y la maestría del lenguaje evidencian una curiosidad innata, apasionada del conocimiento, que desborda imaginación y referencias literarias, musicales, históricas y hasta científicas en todas sus narraciones, que en todo momento estimularán la mente de quien “se deje contar” • Educación a distancia. Teoría y práctica. Guía para el desarrollo curricular, Tania Morales Reynoso, Universidad Autónoma del Estado de México, México, 2012.

EDUCACIÓN A DISTANCIA: ALTERNATIVA PEDAGÓGICA GERMÁN IVÁN MARTÍNEZ

Q

uizá como nunca, hoy la Tecnología de la Información y la Comunicación ( tic ) ha cobrado importancia fundamental en el quehacer educativo. De manera particular, las Instituciones de Educación Superior (ies ) se han visto en la necesidad de emplearlas cada vez más para estar, por una parte, a la vanguardia de los avances científicos, tecnológicos, técnicos, administrativos y organizacionales y, por otra, porque han visto en ella un medio esencial para atender las demandas crecientes de espacios educativos que la sociedad hace. La Educación Abierta y a Distancia ( ead ) representa una alternativa para afrontar los retos de formación personal y profesional, actualización y capacitación para el trabajo en aquellas personas que no tienen la posibilidad, por diversos factores, de acceder presencialmente a una institución educativa. La ead es una alternativa a la educación formal. Permite introducir, modificar, innovar y transformar no sólo la enseñanza sino el aprendizaje y la evaluación a partir del uso de la tic e internet. Al respecto, Rocío Martín-Laborda escribió, hace casi diez años, un artículo titulado “Las nuevas tecnologías en la educación”, en donde precisa los cambios que ha sufrido el escenario educativo. Se ha modificado, dice, el objeto de la enseñanza y los objetivos educativos, pero también lo han hecho los centros escolares y las formas pedagógicas. En otras palabras: se ha dado un cambio en lo que se enseña, en la manera como se enseña, en los sitios desde los cuales se enseña y en los propósitos mismos de enseñanza. De igual forma, debemos agregar que se ha transformado el aprendizaje gracias a la diversificación de métodos, técnicas, estrategias y recursos disponibles. El chat, los e-mails, los foros y las aulas virtuales, las video y audio conferencias, los sitios webs y los blogs, Facebook y YouTube, el acceso a e-books y bibliotecas virtuales, entre otras muchas cosas, constituyen ahora recursos importantes que posibilitan la enseñanza y el aprendizaje, al tiempo que apuestan por la flexibilidad, característica fundamental de esta modalidad educativa. Educación a distancia. Teoría y práctica, es el título del libro más reciente de Tania Morales Reynoso. En él subraya que la ead puede superar la mera transmisión de conocimientos y la simple resolución de problemas si no pasa por alto que el conocimiento es una construcción activa, individual y social, que parte de los saberes previos de los estudiantes para alcanzar aprendizajes significativos. A través de la ead se pueden atender las diferencias y mitigar las inequidades, combatir el rezago educativo de los adultos, asegurar los procesos de formación profesional y capacitación pero,

10


11

leer

Jornada Semanal • Número 984 • 12 de enero de 2014

sobre todo, brindar una educación que puede ser de calidad si responde a las necesidades e intereses de los estudiantes, si atiende sus estilos, ritmos y propósitos de aprendizaje y, además, si cuenta con contenidos relevantes y pertinentes, esto es, si lo que se aprende tiene un vínculo con la realidad y resulta socialmente útil. Las modalidades a distancia, nos deja ver Tania Morales, están teniendo gran impacto social pues amplían el alcance de nuestro sistema educativo, particularmente en la educación media superior y superior. Así, gracias a ellas ha sido posible incorporar a personas que han quedado fuera de la educación por factores como la masificación de las universidades, el trabajo, la distancia geográfica, el tiempo, etcétera. Distintas universidades han empezado desde hace algunos años a incursionar en el diseño y la oferta de programas educativos a distancia, pues reconocieron en ésta una importancia estratégica. Se han dado cuenta que a través de la ead no sólo se fomenta el uso de la tecnología como apoyo al proceso educativo, sino que es posible conformar un currículum y materiales de enseñanza y aprendizaje centrados en los productos, los procesos y la construcción colectiva de saberes. En la ead el educador es enseñante, asesor y tutor; también gestor del conocimiento, mediador, generador de hábitos y facilitador de los procesos de aprendizaje individuales y grupales. Por su parte, los estudiantes han de asumir un papel activo, desarrollar su propia capacidad de aprender y un espíritu crítico para hacer uso de materiales educativos (dispuestos en una plataforma tecnológica: sitio web, blog, etcétera) que se hallan integrados por programas de las asignaturas, antologías, textos digitalizados, guías de lectura, vínculos a páginas web relacionadas con la temática, biografías de autores, glosarios, videos, películas, documentales, ejemplos, experiencias, mapas, organizadores de la información, formas de representación del conocimiento, foros de discusión, etcétera. Sin duda, las ies deberán explotar al máximo las ventajas que la ead tiene frente a la educación tradicional; educación reducida al aula, centrada en la exposición, el conocimiento y el maestro. Una educación que hoy sabemos obsoleta • Ensayos, Inés Arredondo, fce , México, 2012.

ESCRITURA EJEMPLAR

la prosa temática o reflexiva por parte de Inés Arredondo (1928-1989) se ve complementado con sus notas sobre libros y autores, amén de unos cuantos apuntes autobiográficos, luminosos atisbos a una infancia transcurrida en una hacienda azucarera que administraba su abuelo. Cierra el volumen la tesis de maestría que presentara en la Universidad Nacional en 1972, un trabajo sobre Jorge Cuesta que acusa un fuerte rigor académico. Primera mujer de Tomás Segovia, Inés Arredondo cultivará la traducción y la crítica literaria a manera de una gimnasia. Fue miembro de la llamada Generación de Medio Siglo, gran amiga e interlocutora de escritores como Juan García Ponce, Salvador Elizondo, Juan Vicente Melo y algunos otros. Volumen misceláneo, fruto de un rescate y compilación de una serie de textos dispersos que habían visto la luz, cuyo interés y valor rebasan los tópicos de una época y sugieren un significado más hondo y perdurable. Reunidos acaso con demasiada premura, gracias a la intervención de la profesora del itam , Claudia Albarrán Ampudia, no libres de ciertos detalles en nombres propios y voces extranjeras (se van varias erratas en latín al citar a Winckelmann e incluso una en “Canto a un dios mineral”, el poema de Jorge Cuesta que se ofrece en versión integral), los textos reflexivos de Inés Arredondo constituyen no sólo un homenaje a la egregia cuentista sino un testimonio de una época. Es dudoso que las ulteriores generaciones literarias hayan alcanzado hitos tan señeros y límites tan extremados tanto en la creación como el análisis. Inés Arredondo escribió pocos artículos periodísticos y emprendió un solo trabajo académico de cierta envergadura, pero tenía todo para esperar de ella los mejores logros, sólo comparable a Elena Garro (quien en ciertos rubros, como son el teatro y la novela, la supera con creces). Hay, sin embargo, una nota en que sobresalía Arredondo: la penetración conceptual en el análisis, ya sea el largo y laborioso discurso cuasi filosófico, o bien el comentario breve, hecho de paso, lleno de espontaneidad, sentido común, malicia e intuición. Mejorable en esos detalles nimios , como son el par de errores de imprenta (responsabilidad por igual de los editores y revisores técnicos), la lectura de estos textos es en sí misma una escuela para aquel que se empeñe en la escritura, sin importar que sea para cultivar la ficción o la llamada no ficción. El estilo sugerente, elusivo, que deja ver un temperamento sensible y acucioso, plasmado en estos textos se convierte en un verdadero deleite, sobre todo para el escritor que, siempre y ante todo, es un atento, asiduo y agradecido lector •

RAÚL OLVERA MIJARES

L

os ensayos de un verdadero escritor pueden resultar tan reveladores y atrayentes como los mejores intentos de creación poética o narrativa. Con una producción más bien exigua, si sólo se considera los ensayos propiamente dichos, el aporte a

visita nuestro PDF interactivo en:

En medio de extrañas víctimas, Daniel Saldaña París, Sexto Piso, España, 2013.

Respecto de ésta, la primera novela de Saldaña París –narrador, editor, antologador y multibecario mexicano–, dicen los editores que “con buen humor pero sin concesiones, la incomprensión que los personajes sienten ante un mundo que constantemente les recuerda, no siempre de las formas más sutiles, su incapacidad y su medianía, es dejada al descubierto por el autor con una prosa que avanza a un ritmo furibundo”. Serán los lectores quienes determinen si hay el suficiente santo para tanto nicho, pues los editores añaden que la prosa del autor está “meciéndose a lo largo y ancho de todo el idioma español”. Empero, es evidente que, con menos de treinta años de edad –es decir, con bastante antelación a la edad que, de acuerdo con muchos, hace posible la escritura de una novela que no merezca el calificativo de “bisoña”– Saldaña posee un aliento narrativo y un arsenal de recursos estilísticos lo suficientemente amplios para cualquier osadía novelística.

El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia, Patricio Pron, Mondadori, México, 2012.

En materia de elogios, no hay nada tan aconse‑ jable como la más intensa de las desconfianzas: si los ditirambos cuartaforreros de las novelas de cuño reciente, escritas por autores de cuño ídem, fueran todos verdad absoluta, cada semana tendríamos novísimos Cervantes, Semprunes, Rulfos, Onettis… De esta novela del argentino Pron se han dicho, entre otras magnificencias, las siguientes: “ponga el lector en la mejor estirpe los grandes nombres que prefiera […] pero, imagine al escritor que ima‑ gine, junto a él estará Pron, con todo derecho”; “Pron debería ser un referente inexcusable en la narrativa en español del nuevo siglo”; “lo que está haciendo con su obra […] es reinventar la narrativa en castellano, contar cosas que nunca se contaron antes en nuestra lengua”. Como siempre, diga el lector si lo leído da para tanto y, entretanto, aquí está la quinta novela de este autor que, a sus casi cuarenta años, goza de un encomio crítico aún por justificar.

http://www.jornada.unam.mx/

ANTONIO GRAMSCI: la cultura y los intelectuales Arnaldo Córdova

próximo número

Reformas neoliberales: las razones sin sentido Sergio Gómez Montero

La Jornada Semanal

@JornadaSemanal

jsemanal@jornada.com.mx


arte y pensamiento ........

12 de enero de 2014 • Número 984 • Jornada Semanal

Naief Yehya

Enrique López Aguilar

L DOCTOR JOSEPH GOEBBELS, uno de esos visionarios (en tanto que ayudó a crear la modernidad política) denostados, acuñó una frase que parece de hierro –imbatible y resistente al paso de los años–: “mientras más grande sea una mentira mejor será creída por toda la gente”. En este caso ignoro si la palabra “toda” se refiera a la totalidad de alguna clase de población, o si sólo a los electores, la prensa, los simpatizantes de un grupo o partido, los enemigos… Aceptemos, entonces, que la mentira debe persuadir, engañar o cooptar a muchos seres indeterminados. Para efectos éticos, la mentira no es sólo la invención de un escenario que se sabe falso, o la distorsión y exageración de un fenómeno determinado, sino –sobre todo– el escamoteo de la verdad: en cualquiera de los casos, el efecto de la mentira es confundir y obnubilar el ánimo, o la capacidad de análisis, juicio y decisión de otros. Como bien se sabe, una de las mejores maneras de mentir consiste en manipular algo que parezca verdadero. La historia reciente abunda en ejemplos tan abundantes del ejercicio impudoroso de la mentira, que la mera enumeración de su recuerdo resulta fatigosa para la inteligencia: “Salvador Allende entregará a Chile al bolchevismo internacional”, “Cuba es un peligro para Estados Unidos”,“si Palestina es reconocida como Estado, eso representará un peligro para Israel”, “Irak tiene armas de destrucción masiva”, “Irán ya construyó su bomba atómica”, “Andrés Manuel López Obrador es un peligro para México”, “Felipe Calderón ganó las elecciones presidenciales sin fraude”, “el pan sí es honrado”, “toda la gente votó por incrementar la tarifa del Metro de Ciudad de México a cinco pesos”. Después de cada estúpida declaración (todas las anteriores lo son porque causan estupefacción y pretenden el efecto de un estupefaciente para quienes las escuchen, como si estuvieran bajo el influjo de un somnífero), sobrevienen adhesiones, aplausos, síes que dejan sentir al Líder Máximo del lugar del que se trate que no está solo: una dizque sociedad ha ungido al dizque líder y lo apoya en su dizque proyecto (que causa estupefacción): el viejo Joseph, abuelo de los medios modernos de comunicación masiva, empleaba la radio y las concentraciones populares de la misma manera como en su momento Bush y Berlusconi y muchos actores políticos mexicanos buscaron a la tele, la radio, la prensa y lo que se deje para convencer que cualquier protesta en contra es un acto “antipatriótico”. Deben notarse dos cosas en esta actitud política: la pretensión de legitimar un

acto que, anticipadamente, se sabe condenado a una cierta reprobación general; la persistencia de señalar, en el caso de la omisión de lo que se planea hacer, la caída en una situación riesgosa, de extremado peligro, de amenaza total para todos (otra vez esa palabra). Llego a donde quería llegar: el Metro de Ciudad de México más “las masas ululantes consultadas a modo, de manera selectiva, anónima y unánime” exigieron que las tarifas fueran aumentadas a cinco pesos (es decir, un viaje simple, por largo que sea, sin interconexión tarifaria con el Metrobús y las líneas de rtp). Imagino que la gente dormida, drogada o embriagada, a la que las “autoridades” permiten un viaje interminable de 24 horas en el circuito de la misma ruta, habrán apoyado la propuesta, lo mismo que bocineros, ambulantes, cantantes, faquires y toda esa fauna que el gdf tolera y fomenta para educación de la ciudadanía, por no mencionar a los también adherentes del bello campamento de personas ¿sin hogar? que viven entre cobijas y malos olores en la entrada (bien entrada la entrada, hay que admitirlo) de la terminal Barranca del Muerto, en el lado poniente. ¿Quiénes fueron las personas consultadas? ¿Qué tipo de encuesta se realizó para descubrir que la gente desea un aumento? ¿Por qué se insiste en que, sin éste, sobrevendrá la destrucción del Metro defeño? Así comienza la mentira: “Encuestamos y el Pueblo decidió: el Pueblo es feliz con un aumento casi equivalente al cien por ciento del costo actual de los boletos porque sabe que es para su bien: el Pueblo es sabio.” Si los resultados de la encuesta avalan la voluntad de la mayoría, ¿por qué han surgido tantas voces discordantes que van de las marchas a los comentarios burlones? Hay muchas personas que pueden sufragar el aumento impuesto por el régimen de Miguel Mancera, pero hay más para las que la duplicación del costo del boleto representa un duro golpe… Ya sabemos la respuesta previsible: no aplicar el aumento es un peligro para el Metro… •

A LÁPIZ

E

Promesas no cumplidas en el mundo árabe La amarga primavera El Medio Oriente es un polvorín, lo que no ha explotado hoy reventará mañana. Las revueltas de lo que se ha dado en llamar la Primavera árabe dejaron tras de sí una colección de fracasos y guerras fratricidas. Donde hasta ahora había habido tolerancia bajo dictaduras como la de Siria, hoy amenaza el espectro del genocidio. Donde había líderes corruptos y serviles a intereses extranjeros, hoy gobiernan nuevos sátrapas fundamentalistas con renovadas licencias para matar, como en Libia y Túnez, o siniestros gobiernos militares, como el egipcio, que llegó al rescate

de la nación, pisoteando la frágil democracia para restablecer los viejos privilegios del antiguo régimen. Los jeques de la península árabe salieron ilesos y de hecho aprovecharon el caos para eliminar y encarcelar a la oposición.

Promesas La democracia no triunfó, la condición de la mujer no mejoró, las rivalidades religiosas se acentuaron, varias naciones de la región quedaron en ruinas, endeudadas en lo económico y lo político con eu y Europa. Los únicos beneficiados por la lucha y el sacrificio de estudiantes, izquierdistas y defensores de los derechos humanos fueron los oportunistas, demagogos y fanáticos que supieron acomodarse, explotar el fervor religioso y la ignorancia de los pueblos, así como el apoyo y financiamiento extranjeros. Mientras tanto, no pasa un día sin atentados y asesinatos en Irak, Yemen, Líbano y otros países que supuestamente no se encuentran en estado de guerra. Parece un chiste de mal gusto la pregunta: ¿valió la pena intentar la insurrección? Mejor preguntarnos: ¿está condenado el mundo árabe a otro siglo de abyección?

Los leones de Gaza Entre todas las tragedias recientes que han sacudido la zona pero que han pasado desapercibidas por su desconsoladora “normalidad”, destacó una noticia recogida por el New York Times y The Guardian, entre otros diarios occidentales: dos cachorros de león, nacidos en uno de los precarios zoológicos de la Franja de Gaza (el parque de diversiones Bissan, que controla Hamas) murieron a los tres días de nacidos. Los padres leones fueron contrabandeados a Gaza hace cuatro años por uno de los túneles que sirven para abastecer a la población de alimentos, bienes y armas. Los cachorros fueron bautizados con nombres belicosos y propagandistas: Fajr, como los misiles usados por Hamas, y Sijil, el nombre asignado por Hamas a la guerra contra Israel que tuvo lugar en noviembre de 2012. Los cachorros tenían muy pocas probabilidades de sobrevivir: el

clima era demasiado frío, las condiciones muy poco apropiadas, los veterinarios no tenían experiencia, la leona no quiso alimentarlos, por lo que trataron de darles de leche de vaca (ya que debido al bloqueo no fue posible importar un alimento más apropiado), el padre se mostró hostil con ellos y un día antes de morir un bombardeo israelí a una base de Hamas cercana asustó a los leones y eso aparentemente precipitó su muerte. En un territorio hacinado y miserable como Gaza, donde la vida de la gran mayoría transcurre en la miseria y la reclusión, las condiciones de vida de los animales de “exhibición” son apocalípticas. Los leones fueron presentados al público como un símbolo de fortaleza y perseverancia ante la adversidad. Lamentablemente, se convirtieron demasiado pronto en símbolos de la catástrofe de un Estado palestino que nació muerto. Así como los veterinarios no contaban con los recursos o el conocimiento para cuidar a los cachorros, los líderes palestinos han fracasado al confrontar y negociar con los israelíes. Desafortunadamente, los responsables del futuro de los palestinos no entendieron que las potencias jugaban ajedrez con sus destinos sino hasta mucho después de que les dieron un trágico jaque mate.

Las buenas noticias Ahora bien, sería injusto ignorar que ha habido dos noticias aparentemente optimistas en fechas recientes. La primera fue la negociación lograda por Rusia, que logró impedir que eu lanzara un ataque contra Siria a cambio de que Bashar el Assad entregara sus armas químicas. Esto dista mucho de resolver la catástrofe que sufre esa nación, pero significa que por ahora no habrá bombardeos “humanitarios” que cuesten aún más vidas. Y la segunda es el acuerdo temporal con Irán que podrá eventualmente traducirse en un levantamiento de las sanciones económicas a cambio de inspecciones y la promesa de la destrucción de su uranio enriquecido. ¿Cuándo destruirán el uranio enriquecido israelí? •

JORNADA VIRTUAL

naief.yehya@gmail.com

alapiz2000@gmail.com

Mesuras métricas

12


........ arte y pensamiento

Germaine Gómez Haro

Alonso Arreola

germainegh@pegaso.net

Louise Bourgeois: tejedora del dolor y la emotividad

U

NA ARAÑA DE 10 metros de altura por 10 de diámetro custodia la entrada del Palacio de Bellas Artes. Su aspecto puede asustar o divertir, gustar o chocar, pero a nadie deja indiferente. Sostenida sobre sus ocho esbeltas patas a través de las cuales el visitante puede transitar, la pieza realizada en bronce y acero inoxidable ostenta un extraño equilibrio que la hace a la vez ligera y monumental, poderosa y vulnerable: un insecto gigante que es a un tiempo monstruoso y adorable. Un bolso que contiene veintiséis huevos de mármol pende de su vientre haciendo una clara alusión a la maternidad. Su nombre es Maman (“Mamá”), obra de la celebérrima artista franco-estadunidense Louise Bourgeois, figura central del panorama artístico de la segunda mitad del siglo xx y principios del xxi, cuya obra de sus últimas décadas se presenta en la exhibición Petite Maman en el Museo del Palacio de Bellas Artes. La araña ha sido un motivo recurrente a lo largo de todo su quehacer artístico. Su obsesión apareció por primera vez en varios dibujos en la década de los cuarenta y ocupó un lugar central en su obra de los años noventa. En 2001 fue la primera artista comisionada por la Tate Modern de Londres para crear una escultura de tales dimensiones y ocupar la Sala de Turbinas del museo con motivo de su inauguración. Nunca olvidaré la impresión que me causó el gigantesco bicho de patas zanquilargas erguido en ese soberbio espacio de 3 mil 400 metros cuadrados. A partir de entonces, diversas versiones de Maman han recorrido el mundo impactando a niños y adultos en las plazas y explanadas más famosas del orbe. La araña surge en la iconografía de Bourgeois como un homenaje a su madre, que era tejedora y trabajaba junto con su padre en un taller de restauración de tapices renacentistas. Este insecto es metáfora de la maternidad, tema constante en su obra y símbolo de fortaleza y fragilidad. Para la artista, el papel de la araña es ambivalente y contradictorio, pues utiliza la seda tanto para fabricar el capullo como para atrapar a su presa, y de ahí su analogía con la madre, a la vez protectora y castradora. “Mi mejor amiga fue mi madre –escribe Bourgeois en su diario–. Inteligente, paciente, relajante, razonable, exquisita, sutil, tan ordenada y útil como una araña. Mis arañas son una oda a ella.”

Louise Bourgeois nació en 1911 en París. Estudió matemáticas en La Sorbona y se diplomó en filosofía con una tesis sobre Pascal y Kant. Muy pronto dio un viraje hacia las artes plásticas que siempre fueron su fascinación y conoció a Fernand Léger, su “gran maestro”, quien descubrió sus dotes en la escultura y la incitó a involucrarse de lleno en ella. En 1939 se encontró con el historiador y crítico de arte estadunidense Robert Goldwater, con quien contrajo matrimonio, y se fue a vivir a Nueva York. Su obra estuvo de principio a fin marcada por un sello personal surgido de sus inestables estadios del alma, en los que se debatían la soledad, la frustración, la melancolía y los miedos. Bourgeois experimentó una gran variedad de medios y materiales –pintura, dibujo, gráfica, instalación–, pero la escultura fue su principal pasión. En sus obras tempranas utilizaba básicamente madera y bronce, pero muy pronto comenzó a aventurarse con materiales no convencionales, como látex y yeso; después experimentó el bronce, piedra, silicona, caucho, hasta conseguir su expresión más personal y original con el uso de toda suerte de telas que van desde sus propias vestimentas, hasta toallas, ropa de cama, vendas, tapices… En 1982 la inmortalizó el fotógrafo Robert Mapplethorpe con su obra titulada Fillete bajo el brazo: un provocador pene escultura de los muchos que realizó a manera de catarsis para liberarse del trauma edípico provocado por la figura tutelar de un padre machista, de la cual nunca se pudo desprender, ni a través de treinta años de psicoanálisis, experiencia siempre palpable en su trabajo. En su rostro afable brilla una mirada pizpireta y una sonrisa traviesa que revelan ese espíritu lúdico y transgresor que se percibe en todas sus obras. Así, falo y maternidad, machismo y ternura, sexo y muerte, poder y fragilidad, angustia y juego, son los polos opuestos entre los que se despliega su lenguaje críptico, tan bello como sórdido, unas veces salpicado de dulzura y otras de una violencia arrebatada. Louise Bourgeois cosió su vida y su obra a retazos, como quien remienda su intimidad, para compartirla con el mundo que, con azoro, se enfrenta a ella, una obra bella, poética, y sobre todo, conmovedora •

@LabAlonso

De muertos olvidados

D

E LOU REED A Johnny Laboriel, pasando por Ray Manzarek, George Duke y Bebo Valdés, fueron muchas las voces, las manos que encontraron silencio final en 2013. Sobre algunas de estas desapariciones ya hablamos. Sin embargo, ahora, escarbando un poco, hallamos otros decesos sensibles que, a distancia de los reflectores, dejaron ecos inolvidables. Observando, escuchando su trabajo, nos percatamos de que muchos de los más conocidos compositores, productores, instrumentistas y cantantes de nuestro tiempo están lejos del nivel que otros consiguieron en su momento. Aquí algunos nombres para que nuestra lectora,

nuestro lector dominical, “mire” al pasado con otros tímpanos. Antes que nada podemos decir que 2013 fue un año especialmente malo para el sonido Motown de Detroit. Sólo de los Temptations mur ieron dos miembros: Otis Damon Harris y el prominente Richard Street. A ellos se deben piezas como “Papa Was a Rollin’ Stone” y “Masterpiece”. Del mismo movimiento falleció Bobbie Smith, cantante de The Spinners, quienes en los sesenta cantaban “That’s What Girls Are Made For” y “Then Came You”. Conocida por crear y desarrollar la imagen de los artistas de la disquera Motown Records, murió también Maxine Powell, a los noventa y ocho años de edad. Así, no sólo la antigua ciudad motor va desapareciendo. También su voz. En terrenos cercanos pero más hacia el funk, desapareció Cleotha Staples de los Staples Singers. Aunque el cuarteto abarcó distintos géneros,“Respect Yourself ” es, probablemente, su pieza más conocida y reinterpretada. Hermano de tribu, murió también Cordell Boogie Mosson, bajista portentoso de Parliament-Funkadelic, uno de los proyectos más emblemáticos de los setenta. Él fue colega cercano de Bootsy Collins y Rocco Prestia. Hay que escucharlo para sonreír y bailar. Claro, en el rock también ocurrieron decesos relevantes que pasaron desapercibidos para la mayoría de los melómanos. Allí está el de Kevin Ayers, de Soft Machine, proyecto señero del movimiento psicodélico. Igualmente, el de Bobby Rogers, muerto a los setenta y tres años, miembro del Salón de la Fama con The Miracles. Otro más fue el de Peter Banks, guitarrista original del grupo de progresivo británico Yes, quien al paso de los años fue cayendo en un extraño olvido. Luego de un accidente automovilístico en 2008 y tras una terrible convalecencia, finalmente descansó Chi Cheng, bajista de los Deftones. Por causas distintas ocurrió el deceso de Jeff Hanneman de Slayer, uno de los mayores iconos de la guitarra metalera, y de Alan Myers, baterista de Devo durante el new wave (a él debemos el

irónico y contundente ritmo de “Whip It”). Mucho menos afortunados fueron Soroush y Arash Farazmand, miembros de la banda iraní Yellow Dogs que desde hace tres años ascendía en la escena underground de Brooklyn, en Nueva York. Ellos escaparon de la opresión de su patria invitados a Estados Unidos gracias a un documental transmitido por cnn, pero fueron asesinados en noviembre por un miembro de Free Keys, otro proyecto del mismo país. Empero, una de las muertes de mayor peso en el rock fue la de Alvin Lee, conocido por su participación con Ten Years After y símbolo de Woodstock. El blues también perdió algunos talentos, como Jimmy Fast Fingers Dawkins, originario de Chicago. Del jazz destacamos la par tida de Jim Hall, uno de los guitarristas más influyentes y maestro de ejecutantes notables como Pat Metheny y Bill Frisell. Asimismo sobrevino el adiós de Yusef Lateef, parteaguas en la fusión entre el jazz y la música de oriente; y de Donald Byrd, trompetista que tocara con Herbie Hancock, John Coltrane y Sonny Rollins. Representando a los muchos e invisibles músicos de estudio que desaparecieron en 2013 está Ricky Lawson, otrora baterista de Michael Jackson, Eric Clapton, Phil Collins y Whitney Houston. También j . j . Cale, compositor de “Cocaine”, hit de Eric Clapton. Genios de las consolas, se despidieron Phil Ramone y Andy Johns. El primero produjo a Paul Simon, Bob Dylan, Frank Sinatra y Ray Charles. El segundo a Led Zeppelin (iv) y los Rolling Stones (Exile on Main Street). Figura de los cincuenta, murió la cantante Patti Page; del bolero y el filin cubano, Fellove; de la música de protesta, Richie Havens (sí, el de “Freedom” en Woodstock)… y así podríamos continuar por largo rato enumerando a los “olvidados”. Por hoy, finalmente, queden estos pocos nombres como un recordatorio de que los reflectores no siempre alumbran con tino ni en la vida ni en la muerte; de que debemos llevar linterna de mano, siempre. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •

BEMOL SOSTENIDO

Jornada Semanal • Número 984 • 12 de enero de 2014

ARTES VISUALES

13


arte y pensamiento ........

12 de enero de 2014 • Número 984 • Jornada Semanal

14

Jorge Moch

Ana García Bergua

T

ODAVÍA PUEDE UNO VER en las páginas de internet las reacciones virulentas y furiosas de los espectadores ante la muerte precipitada de uno de los personajes principales de la popular serie inglesa Downton Abbey. El actor que representaba al galán de la pareja protagonista decidió abandonar la serie al nacer su primer hijo. Ahora tocaba ver las vicisitudes de este matrimonio en los años veinte –pues una de las virtudes de la serie, como la antigua Los de arriba y los de abajo, está en atestiguar el paso de la historia, las modas, las mentalidades y los cambios sociales en las vidas de una familia de nobles ingleses y su servidumbre–, pero la carrera del actor le ofreció otras oportunidades y el guionista Julian Fellows decidió matar al personaje, antes que enfermarlo o desaparecerlo con la esperanza de revivirlo en futuros capítulos. Fue, por decirlo así, un acto de honestidad autoral, muy distinto a otros casos en que cambian al actor o la actriz y el espectador tiene que hacer un esfuerzo por ajustar sus emociones hacia el mismo personaje, ahora con un nuevo rostro: la mascarada se devela y tenemos que suspender a nuestro pesar nuestra credulidad (no la incredulidad, como nos pide toda obra al principio). Y en eso estábamos a finales del año pasado, es decir, hace una semana, lamentando que muriera el galán de nuestra serie predilecta, cuando de repente en las librerías resucitó el inspector Wallander, el protagonista de la entrañable saga policíaca del sueco Henning Mankell. No es que Wallander haya muerto exactamente, sino que en la última novela de la serie, Mankell le asestó un Alzheimer que a los lectores nos bajó toda expectativa de una continuación. Y tampoco es que, con todo y Alzheimer, el inspector resolviera nuevos casos, sino que se trataba de un episodio antiguo, Huesos en el jardín, publicado únicamente en holandés y recuperado por la bbc para la serie Wallander protagonizada por Kenneth Branagh. Al final de este episodio, especialmente breve, que tendría lugar antes de El hombre inquieto, la última del detective, Mankell escribe un texto llamado “Cómo empezó, cómo acabó y lo que sucedió entretanto”, en el que nos habla de cómo concibió a su famoso personaje y lo que significó para él terminar la saga, de cuyo fin estaba convencido: “Oía continuamente en mi interior una voz que me decía: ‘Déjalo mientras sea el momento’. Era consciente del peligro que entrañaba que, un día, pensara en Wallander y me preguntara: ‘¿Qué hago con él ahora?’ Un día en que lo primero fuera Wallander, no el relato. Entonces habría

Downton Abbey

llegado la hora de dejar de escribir sobre él.” Mankell decidió dejar de escribir sobre Wallander a hacerlo por rutina, sin que le interesara la historia. Y, desde luego, recibió reproches del público lector, necesitado de su personaje. ¿Debe un escritor revivir a los personajes a petición popular? Arthur Conan Doyle lo hizo con Sherlock Holmes, después de haberlo matado en el famoso episodio El problema final. Mankell sostiene que esa muerte fue un error, que se puede ver en que es “un episodio de los menos logrados, seguramente porque Doyle, en su fuero interno, comprendía que se arrepentiría de lo que estaba haciendo”. Esto se puede ver en el hecho de que Arthur Conan Doyle instrumentó una muerte lo suficientemente vaga –la desaparición en medio de una catarata– para que el personaje pudiera reaparecer. Es cierto que la muerte de los personajes es asunto del escritor: la fidelidad a la propia creación implica aceptar el fin de las propias criaturas e instrumentarla cuando uno siente que les ha llegado la hora, que la trama, el personaje o el ánimo no dan verosímilmente para más. Es una cuestión de honestidad. El problema puede enrarecerse cuando los personajes no son sólo párrafos escritos en el papel, sino también actores de carne y hueso cuyas decisiones vitales y profesionales afectan a los personajes encarnados por ellos, como pasó con el actor de Downton Abbey. Pero lo que hay en el fondo de todo eso sigue siendo para mí bastante misterioso: el amor que nos inspiran los personajes ficticios, cuyas vidas llegan a formar parte de la nuestra casi como si fueran nuestros parientes. Esa multitud que grita y suplica que no muera un personaje está quizá reclamando a un dios en miniatura la mayor tragedia humana –la desaparición del ser–, una posibilidad que sólo nos da la ficción, esa manera tan moderna de la religión •

Indeseables, impunes, imperdonables

A

PESAR DE UNA COSTOSÍSIMA, machacante campaña de propaganda desplegada por el desgobierno del priísta Peña Nieto, muchos mexicanos seguiremos rechazando la infamante subasta de la soberanía nacional que representa su contrarreforma energética. Los discursos que ensalzan la venta del país en pos de un presunto progreso económico se desmoronan ante la rapacidad de las trasnacionales y, sobre todo, ante la flagrante realidad en que sucede lo contrario a lo prometido: hace unos meses se nos aseguraba que no subirían los impuestos y éstos escalan galopantes; se nos prometió que bajarían las tarifas de consumo eléctrico y los recibos están llegando a los hogares con alzas injustificadas y absurdas; se nos dijo que no se gravarían los alimentos y resulta que con una argucia legaloide se están clasificando dentro del mismo grupo que la comida chatarra, por su contenido calórico, alimentos como la carne de res y la mantequilla. Al final estamos exac tamente en el peor panorama posible: todo sube menos los salarios, a no ser que consideremos como seria esa infamia de aumento de dos pesos y medio al mes. Y el desgobierno niega estúpidamente la inflación, la recesión y una rediviva crisis económica que parece ya una forma de vida. Una de las amenazas que conciernen a quienes saben de hidrocarburos y su extracción en términos de la contrarreforma peñista es el gas de esquisto o gas de pizarra. Entre las modificaciones impulsadas por el gobierno y la derecha protoempresarial que más laceran la soberanía estratégica y ecológica del país, está la posibilidad de que las compañías mineras, casi todas extranjeras y todas terriblemente lesivas para el medio ambiente, puedan realizar extracción de gas. En el caso del gas de pizarra, un hidrocarburo que permanece encapsulado en vetas de ese mineral o de lutita, su extracción se realiza por medio de fractura hidráulica, conocida en inglés como fracking. El fracking ha demostrado ser una técnica terriblemente dañina para el medio ambiente. hbo lanzó al aire hace unas semanas Gasland (Tierra de gas), un filme que realizó el documentalista estadunidense Josh Fox a raíz del ofrecimiento de cien mil dólares que le hizo una gasera a cambio de que le permitiera extraer gas de pizarra en su propiedad, en Pensilvania. Fox hizo un minucioso seguimiento de las causas y efectos que rodean tanto la fractura hidráulica como su producto, y encontró serias violaciones a prácticamente todos los protocolos de seguridad y conservación vigentes en Estados Unidos. De paso, reveló cómo las gaseras y petroleras invierten ingentes cantidades de dinero en cabildear, corromper, ocultar y simular todo aquello que estorba a su camino depredador, aunque en ello se atropellen derechos tan elementales como el derecho a tener agua limpia en

casa: el documental contiene escenas escalofriantes de mangueras y grifos que en lugar de agua escupen fuego como sopletes, porque la extracción de gas pizarra contamina con sustancias venenosas e inflamables, como el tolueno, mantos freáticos y hasta redes municipales de agua potable. El documental se asoma, también, a la cada vez más documentada versión de que el fracking crea condiciones que desencadenan movimientos telúricos. Al menos dos temblores en Inglaterra y uno en Arkansas han sido achacados a esta práctica. Otro efecto es la emisión masiva a la atmósfera de metano, nocivo gas de invernadero. En una extracción de gas pizarra, el metano simplemente es liberado sin control. México, este México entreguista, agachón y sumiso, figura en el mapa de sondeos de la Energy Information Administration ( eia ) de Estados Unidos como poseedor de depósitos de gas pizarra. Otros países con más dignidad o visión se han negado a proporcionar información o ser diagnosticados, allí China, Cuba, Nicaragua o Perú, pero también Italia, España, Portugal y Suiza. México contiene yacimientos de gas pizarra a lo largo del litoral del Golfo de México (Veracruz, Tamaulipas y Tabasco), pero también en parte de Nuevo León y Chiapas. No quiero imaginar las consecuencias ecológicas y sociales que la extracción –además innecesaria– de ese gas acarrearía en territorios cruzados por la marginación, la pobreza y la violenta delincuencia que hoy nos da fama mundial. Así, la contrarreforma peñista favorece indeseables prácticas de empresas impunes, solapadas por imperdonables politicastros que han comprometido la patria por unos dólares. La historia de siempre en México: la sempervirente historia de una traición •

CABEZALCUBO

De ficticios muertos, resucitados y reaparecidos

PASO A RETIRARME

tumbaburros@yahoo.com Twitter: @JorgeMoch


........ arte y pensamiento

Orlando Ortiz

Doscientos años ha

L

A CABEZA DE ESTA columna es algo aventurada, pues los investigadores no acaban de ponerse de acuerdo en los datos. Al parecer fue bautizado en Ciudad de México, en el templo de San Miguel, con el nombre de José Telésforo Juan Nepomuceno Melchor de la Santísima Trinidad. Lo presentó María Josefa González de Tapia y declaró que la criatura había nacido el 5 de enero de 1814, de padres desconocidos. Todavía sigue la polémica en cuanto al lugar de nacimiento, fecha y progenitores de quien pasó a la historia como Melchor Ocampo. (Uno de los misterios es, precisamente, de dónde surgió el Ocampo, si su “madrina”, como llamaba a la mujer que lo crió y cuidó de su educación, tenía el nombre de Francisca Xaviera Tapia y Balbuena. Era propietaria de la hacienda de Pateo, cerca de Maravatío, en Michoacán). En cuanto a su origen, son tres las hipótesis más conocidas. Una es de don Ángel Pola, biógrafo y admirador de don Melchor. Para él, nació en Ciudad de México el 6 de enero de 1814 y presumiblemente sus padres fueron doña Francisca Xaviera Tapia y el licenciado Ignacio Alas. Otra versión es la del señor Austacio Rulfo, quien aseguraba que Melchor había nacido en la hacienda de Pateo, entre 1817 y 1820, siendo su madre doña Francisca Xaviera Tapia y de padre desconocido, pero que valiéndose de la ayuda de doña Josefa Rulfo, amiga íntima y administradora de la hacienda de doña Francisca, lo hizo aparecer como expósito para luego recogerlo y ser para él una madre adoptiva. Para don Fernando Iglesias Calderón, sobrino-nieto de la señora Xaviera, Melchor fue un expósito nacido en Ciudad de México en 1814, al que su tía abuela recogió y crió como verdadero hijo, pues incluso llegó a nombrarlo heredero universal de sus bienes. Otra presunción es la de don Jesús Romero Flores, que a las anteriores añade la posibilidad, conforme a los díceres, de que su padre haya sido don Antonio m. Uraga, cura de Maravatío y amigo de la señora tantas veces mencionada. Todos ellos, sin embargo, parecieran coincidir con la aseveración de Porfirio Parra, quien escribió que Melchor Ocampo “fue como D’Alambert, hijo del amor; mas no fue su progenitora una cortesana sin entrañas, que abandonara en el pórtico de una iglesia el tierno fruto de sus deslices, […] sino una dama virtuosa, caritativa, opulenta, llena de afecto maternal…” Dejemos a un lado tal misterio porque, a fin de cuentas, si su padre fue Fulano, Mengano o Perengano, no altera el hecho de que este hombre –en la actualidad casi olvidado– es llamado “Reformador de México” por don José c . Valadés; don Jesús Romero Flores lo reconoce como “El filósofo de la Reforma”, y el licenciado Tomás Contreras Estrada lo señala como “El agrarista de la Reforma”. ¿Cuál puede ser, entonces, la razón de que haya sido casi olvidado? La derecha, descendiente directa de los conservadores del

xix , así

como algunos liberales ultras, lo acusarían de traidor a la patria por el Tratado de Mc Lane-Ocampo; de ahí que, según ellos, no merezca ser recordado. Soslayarían que es autor de gran parte de la Leyes de Reforma y –he ahí, para mí, la razón más poderosa–, según la clerecía, enemigo furibundo de la Iglesia, aunque sus reformas no cuestionaban para nada los ritos y cánones de la misma; sólo afectaba la cuestión de la obvenciones, es decir, lo que cobraban en las iglesias por bautizos, inhumaciones, bodas, fiestas patronales, etcétera. En otras palabras, su delito es haberle quitado a la Iglesia católica fuentes de ingresos, que le redituaban a ésta pingües ganancias y lujos. A lo anterior debemos agregar su famosa polémica con un cura de Michoacán, en 1851. Cuenta la anécdota que cierto día un peón de la hacienda de Pomoca, propiedad de Ocampo, fue con el cura de Maravatío a pedirle que le permitiera enterrar a uno de sus hijos sin cobrarle por ello, pues no tenía dinero. El cura le respondió enojado que eso era imposible, pues él y el sacristán y toda su corte –por llamarle de algún modo– vivían del producto de las obvenciones. El peón, angustiado, le preguntó qué hacía entonces con el cadáver de su hijo, y el párroco le respondió, molesto, que lo salara y se lo comiera. El hombre regresó afligido a la hacienda; se enteró don Melchor de lo ocurrido y le dio ocho pesos para que pagara el entierro. Esto movió al Filósofo de la Reforma a entablar una polémica sobre el tema de los abusos de la Iglesia y la necesidad de secularizar los panteones, crear el registro civil y otras cositas que jamás le perdonarían los mochos •

Luis Tovar Twitter: @luistovars

Año nuevo, vicios viejos

P

ESE A SER, DE modo tan evidente que debería considerarse algo insoslayable, una de las actividades humanas a las que mejor les calza el adjetivo “colectiva”, lo mismo que el neoadjetivo “globalizada”, al fenómeno cinematográfico suele tratársele –enterarse de, pensársele y hablar de él, glosarlo, referirlo, aludirlo, criticarlo, consumirlo– como si fuera una isla inverosímil por imposible, una suerte de lunar desvinculado en términos absolutos de todo aquello que lo rodea, es decir, de un tiempo y un espacio concretos, así como de un contexto que, para decirlo en síntesis, vale llamar “cultural”, donde más mal que bien conviven aspectos económicos, sociológicos, psicológicos, antropológicos, políticos, ideológicos, más un grueso etcétera. Descoyuntar un hecho, cualquiera que sea, del medio en donde se verifica su existencia, equivale a someterlo a un proceso arbitrario y automático de desnaturalización que, siendo rigurosos, de entrada y también automáticamente debería invalidar o cuando menos reducir de manera drástica, el valor de cualquier aproximación, ya sea reseñística, historicista o crítico-analítica que cometa el despropósito de abordar tal hecho –para el caso un filme– como si nada lo enlazara con su entorno, cuando la realidad es que este último lo determina y, en consecuencia, en buena medida lo define, lo explica y permite aprehenderlo en calidad de aquello que realmente es: uno entre los infinitos eslabones de una cadena de múltiples líneas, de la cual el cine sólo es una más. Pero no. Eso que en ciertas disciplinas es denominado “falacia naturalista” –es decir, que se considere algo como natural, de obvia existencia, inalterable o fatídico inclusive, nada más que por la fuerza de la costumbre o porque goza de una presencia lo suficientemente reiterada– no sólo influye en el modo de proceder de quienes, en el ámbito cinematográfico, deciden qué se ve, dónde, cuándo y durante cuánto tiempo, sino también afecta –y vaya que bastante, y negativamente– a la inmensa mayoría de quienes tienen como labor la difusión, el comentario, la reseña, la crítica. En los hechos, tanta inercia se traduce en que aquéllos, distribuidores y exhibidores, año tras año repiten la misma fórmula que les ha dado buenos resultados económicos, y la naturaleza de los factores les tiene perfectamente sin cuidado, mientras que éstos, los reseñocomentadores –algunos con veleidades cuasicríticas, otros ni siquiera eso–, se limitan a la puntual regurgitación de aquello que se les da como si de pastura se tratara. Ahí los tiene usted, todos los veranos sin faltar ninguno, hablando del blockbuster en turno y encontrándole virtudes solamente supuestas como supuesta es la novedad del propio taquillazo, y todos los inviernos sin faltar tampoco ni uno solo, haciéndose lenguas y hablando maravillas del mismo plato frío de cada año. Ahí los lee o los escucha usted, en-

dogámicos, urobóricos, hablando del churro equis y del bodrio ye, o de cintas que sí valen la pena, pero siempre convertidos en el eco de la fatalidad, bajo la ley de un silogismo del que jamás se han adivinado ni percibido víctimas y, al mismo tiempo, siervos: puesto que mi trabajo es hablar de cine, tengo que hablar de alguna película –es decir, siempre de alguna en particular, aislándola no sólo del resto sino del contexto–; puesto que aspiro a la masividad, me conviene hablar de lo que se está exhibiendo –preferentemente, de aquello que goza de más espacio y difusión– y, de ese mínimo universo, de los aspectos que “a la gente le interesan”, verbigracia, los ingresos en taquilla, la fama de los protagonistas o, ya poniéndose “profundos”, el modo a fin de cuentas trillado de abordar un tema tan manido como suele ser, de hecho y para dar ejemplos evidentísimos, la Navidad, un héroe de cómic llevado a la pantalla, la enésima parte de una “saga”, la precuela de cualquier secuela, y así y así. Ahí los tendrá usted, dentro de muy poco y como siempre, a los distribuidores y exhibidores, medrando con ese premio malo que siempre ha sido y será el Oscar, y a los comentadores en su talla real de ingenuos e inconscientes publicistas, haciéndoles la chamba de mil amores, y de a gratis. Mientras tanto, una cartelera comercial como la de la semana recién terminada proponía miserables diecisiete películas, quince de ellas estadunidenses y ni una sola mexicana, para un universo de 5 mil 690 salas, distorsión de la que Mediomundo jamás de los jamases habla. Año nuevo, vicios viejos •

CINEXCUSAS

Jornada Semanal • Número 984 • 12 de enero de 2014

PROSAÍSMOS

15


ensayo

B

astará leer unos pocos cuentos de Arkadi Avérchenko (Rusia, 1881-Checoslovaquia, 1925) para comprender la causa de ser llamado en vida “el rey de la risa”. Con una gran cantidad de textos, es difícil encontrar alguno que no siga vigente por hablar de situaciones que, como en la Rusia de inicios del siglo xx , pueden darse con el vecino inmediato, o mencionar a personas que, en esencia, nada le piden a aquellos rusos de antes y después de la revolución: la esencia humana poco cambia de siglo a siglo, o de ciudad a ciudad. La realidad subsiste. Avérchenko gusta de burlarse de todo cuanto le rodea: el sistema político, las costumbres, la disposición hacia la vida, los animales, las fantasías, los funcionarios, los profesionales, en fin: el rey de la risa. Para tener tal mote, es de esperarse que tome varios matices en la risa: ésa que explota para contagiar a otros; la que uno hace en lo bajo, tratando de esconder la diversión; la que nos hace levantar la ceja para entender hasta dónde va la burla y captar si no somos nosotros mismos los implicados. Además, acepta que el humor es universal: lo mismo debe hacerse con elegancia para quienes tienen más información e imaginación, como para quienes carecen de ambas. En “Humor para imbéciles”, el autor es interceptado por un gordillo “tan satisfecho de sí mismo que se cree obligado a reprender cariñosamente a todo el mundo”, es decir, un perfecto imbécil (corto de razón). Éste le insiste al autor que le cuente algo divertido, algo que lo divierta. Malhumorado, el personaje narra algunas pequeñas historias, sin mayor alcance, pero que divierten al escucha a grado tal que chilla de la risa. El texto remata con una sentencia: por fin el autor ha entendido por qué se hacen películas sobre “escenas estúpidas”: hay quien las necesita. ¿Las fantasías de todos los tiempos, sobre la existencia de sirenas y su supuesta atracción? Son risibles: si llegara a encontrarse una, habría que darle de comer pescado crudo (lo que no es erótico, como suponen los fantasiosos al tener en sus brazos una mujer semidesnuda), echarle agua cada tanto para evitarle la resequedad, verla peinarse la larga cabellera con el esqueleto del pescado y, pero aún, hablar como lo hacen los marineros: sin elegancia ni tacto algunos. El gremio de los escritores y su lucha con los editores no podía faltar. Mayor eficacia tiene cuando el escritor supone el triunfo a base de filtrar escenas y descripciones sexuales. En “Incurables”, el autor propone descripciones sobre Lidia, una mujer con “henchidos e impresionantes globos” y “elásticas caderas”; cuando el editor se aburre de los muchos pasajes con tales

12 de enero de 2014 • Número 984 • Jornada Semanal

menciones, le sugiere q ue escriba artículos científicos, tal vez sobre los boyardos o las moscas. Por supuesto, la boyarda Lidia se desviste y le brotan “un par de agitados e impresionantes pechos”, mientras que la mosca Lidia se encuentra con un enorme moscardón macho y al levantar sus patitas agita sus “impresionantes pechos”. Esta idea de que las moscas pueden ser fuente de diversión se repite en “La mosca”, donde un preso sobrelleva el encierro al cuidar una mosca, la cual termina por huir, narra después el propio insecto, ante el acoso sufrido por parte de ese humano loco que no la deja ni dormir. En uno de sus cuentos famosos, “El poeta”, estamos ante el acoso interminable del

Ilustración de Juan Puga

Avérchenko, el intemporal Ricardo Guzmán Wolffer

escritor sobre el editor, al que le deja copia de sus escritos en los lugares menos esperados, desde las sábanas de su cama, la ropa que se cambia cada día, hasta las bolsas de la esposa del editor. En “Edipo rey”, un escritor fallido intenta obtener el trabajo de administrador de una revista, al recomendar telefónicamente al director de la misma con vendedores de papel, cobradores fiscales, autores consagrados, en fin, ante cualquier participante del proceso para editar una revista. Antes de recibir el cargo, el director le comunica que el teléfono lleva días desconectado. En “El abogado” vemos la censura y cómo un jurista recién egresado termina siendo defendido por el editor enjuiciado. Ni la censura ni los jurisconsultos salen bien librados. La eterna lucha de los sexos va de un lado a otro. Para ocultar sus amoríos con otra mujer a la mucama, el patrón la envía en “Maupassant” a llevar libros a los amigos para que éstos la entretengan mientras está con la otra. En “Ninochka” una hermosa joven es pellizcada, toqueteada y molestada por varios hombres. Cuando se convence de que “todos son unos puercos” va a quejarse con su vecino, al que ella ve con buenos ojos, pero queda decepcionada cuando éste evidencia su desinterés por verla desnuda. En el extremo contrario tenemos a la enamorada de “El veneno”, una actriz que sólo le contesta a su pareja con diálogos de las obras que ha actuado, dejándolo siempre con la sensación de que forma parte de una suerte de ensayo intemporal. Sobre el tema, en “Los hombres”, vemos cómo la supuesta suegra convence a un joven de que ha dejado embarazada a su hija y, al haber muerto ésta, debe cuidar de la hija de ambos. Perplejo, está a punto de aceptar la tarea, cuando se aclara el error de la vieja: ha tocado en la puerta equivocada del edificio, para tranquilidad del entrevistado. En “La mentira” precisa: ambos sexos son igual de chapuceros en menesteres del amor. En la añoranza de cuando los delincuentes tenían cierto pudor, en “Los ladrones” presenciamos una negociación telefónica entre la víctima ausente y los infractores que han entrado a la casa a robar. La necedad de los policías en vigilar es ridiculizada en “Robinsones”, hasta que salva la vida del vigilado. Por algo salió de Rusia con la llegada de la revolución: hay “servidores públicos” cortos de humor. Incluso él mismo puede ser motivo de diversión. En “Autobiografía” habla de su trayectoria, pero se burla de sus sueños, de cómo logra el éxito y, sobre todo, de sus intentos por parecer modesto. Un autor vigente y eficaz. Cuentos dignos de cualquier antología del humor. Un verdadero rey de la risa •

16


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.