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Roberta Elvira -- pág

Fue un relámpago enorme. Cruzó el cielo dibujando una hermosa raya en la oscuridad de las noches de invierno. Se dejó caer con tal belleza, con tal superioridad y al mismo tiempo delicado, como las cosas que desaparecen fácil, volátiles. Abrasó la tierra que lo hospedó por milésimas. Y se fue.

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