El Calendario Azteca

Page 1

El Calendario Azteca

JOSÉ HERRERA PEÑA -------------------------------------------------------------Morelia, Michoacán, México 2015


JOSÉ HERRERA PEÑA

Imagen de la portada: Piedra del Sol, Museo Nacional de Antropología. Foto: Wikipedia. Imagen de la contraportada: Pirámide del Sol, Teotihuacán. Foto: posta.com.mx. ISBN-13: 978-1514770504 ISBN-10: 1514770504

Copyright © 2015 José Herrera Peña All rights reserved. ius.jhp@gmail.com

2


EL CALENDARIO AZTECA

À mon fils Alexandre Herrera Leblanc Y a mi hijo Osman José Herrera López

3


JOSÉ HERRERA PEÑA

Pirámide del Sol. Teotihuacán. Altiplanicie de México. Foto: posta.com.mx

Pirámide del Sol. Chichén Itzá. Yucatán. Foto: elsextosol2012.blogspot.com

4


EL CALENDARIO AZTECA

Contenido Prólogo Historia de una conferencia Descripción general Historia de la piedra La sucesión de los soles El Sol del Agua El Códice Vaticano Los gigantes La teoría de las cuatro lunas Hombres, dioses y gigantes El surgimiento y desarrollo del hombre Tiahuanaco Antigüedad de vértigo La Puerta del Sol Sacsayhuamán El Sol del Aire El Códice Vaticano La Edad de las Cavernas Los mapas de los reyes del mar Las líneas de Nazca ¿Orígenes de una civilización? ¿O su final? El futuro, ¿vuelta al pasado? El Sol del Fuego El Códice Vaticano La Pirámide circular de Cuicuilco El Parícutin El Sol de la Tierra Imagen de la felicidad El misterio de su silenciosa extinción El Quinto Sol Fuentes La fundación de México El nacimiento del Quinto Sol El renacimiento periódico del Quinto Sol El peligro de su destrucción

7 11 13 20 27 30 31 34 36 40 44 48 52 55 57 63 65 70 74 77 79 81 85 89 97 100 101 105 106

5


JOSÉ HERRERA PEÑA

Fin del Quinto Sol La belleza de la piedra La profecía de la hecatombe final El autor

Caballero azteca. Museo Nacional de Antropología. México.

6

111 112 117


EL CALENDARIO AZTECA

PRÓLOGO HISTORIA DE UNA CONFERENCIA Hace muchos años fui invitado a dictar una conferencia en la Universidad McGill, de Montreal —en mi calidad de Delegado de Turismo del Gobierno de México en Canadá— sobre ‘México y su cultura’. Ningún tema mejor que el del Calendario Azteca. Di al asunto un enfoque no tanto astronómico cuanto cosmogónico, ya que este monumento, además de ser un (triple) instrumento para medir el movimiento del universo —por cierto bastante exacto— es también la expresión de una manera de pensar y de vivir, un libro sagrado, una biblia de piedra. Así, pues, hay que considerarlo en su doble carácter, como instrumento de medición del movimiento del universo y como registro de los acontecimientos universales que se han insertado en ese movimiento. Lo primero ha sido estudiado por los científicos de México y del mundo. Lo segundo, en cambio, insinuado por la poesía, más que por la ciencia. Y es que, en efecto, en la piedra parece haber referencias a la historia del mundo —a sus orígenes, sus aportaciones, sus catástrofes, el paso de las civilizaciones—, recogidas por antiquísimas tradiciones, así como a la de un nuevo y orgulloso pueblo, el azteca, destinado a regir el futuro. Se le llama Piedra de los Soles porque describe la existencia de cuatro eras pasadas —alumbradas por cuatro soles distintos— y Piedra del Sol, porque culmina con la nuestra, iluminada por la luz del quinto sol. El Calendario Azteca ha sido también llamado Piedra de los Soles o Piedra del Sol, en atención a su carácter de libro sagrado o biblia de piedra, para leer la cual hay que partir del centro a la periferia.

7


JOSÉ HERRERA PEÑA

La creación del mundo y del hombre no tuvo para los aztecas —ni para los pueblos que los precedieron— el sentido de lo acabado. La creación no se hizo de una sola vez. Se hizo, se deshizo, se re-hizo para volverse a deshacer y volvió a rehacerse una y otra vez para volver a deshacerse. Todo ha sido creado, aniquilado y recreado varias veces. Cada universo, cada civilización, cada época, ha sido alumbrado por un sol diferente. Las cuatro grandes eras de la historia del universo están representadas por las cuatro aspas que giran alrededor del círculo central, expresiones del pasado; círculo del cual emerge el rostro de un dios, imagen de nuestro tiempo.

Corazón de la Piedra del Sol. Le Magazin pittoresque, enero de 1861, elaborado por Fellmann a partir de una fotografía de Pal Rosti. Reprografía Raíces

8


EL CALENDARIO AZTECA

El reposo no es más que una de las expresiones del movimiento de la materia y del espíritu, así como la muerte no lo es más que de la vida o la vida de la muerte, la luz de la sombra o la sombra de la luz. Nada es constante, salvo el movimiento, lo mismo en el cielo que en la tierra. El movimiento es no sólo la forma en que se expresan el tiempo y del espacio sino el motor que los hace posibles.

Jeroglífico náhuatl de 4 Movimiento

9


JOSÉ HERRERA PEÑA

La efigie del movimiento en el temible huéhuetl, tambor de guerra azteca, cuyo profundo sonido ancestral y mítico reproduce los latidos del corazón de la tierra. Foto:mexicolore.co.uk

Alrededor del sol central vivo giran los soles muertos en el marco del símbolo del movimiento

Los mundos han existido en el marco del espacio y del tiempo en movimiento. Todo cambia, se desplaza, se transforma y vive en diversos espacios, formas y tiempos del pasado, de la actualidad y del futuro.

10


EL CALENDARIO AZTECA

Nada es inmóvil. Nada vive ni muere para siempre. Materia y espíritu se funden, se confunden y se difunden. El espacio y el tiempo son las expresiones fundamentales de la materia, del espíritu, de la emoción y de la voluntad en movimiento, para convertirse una en otra, la materia en espíritu, éste en aquél y el conjunto en luz y sombra, ritmo y silencio, fragilidad y fuerza, todo y nada, principio y fin. Esta filosofía no se concibe sin la historia de los astros, del este planeta, de los seres vivientes, de la humanidad, de su raíz y de su destino, y se encuentra expresada en la Piedra del Sol.

DESCRIPCIÓN GENERAL En sus orígenes, la piedra estaba coloreada.

11


JOSÉ HERRERA PEÑA

Dentro del círculo central, en el marco del símbolo 4 Movimiento, se encuentran dispuestos cuatro cuadros o aletas, a manera de aspas; dos hacia el lado superior y dos al inferior; a los lados, dos semicírculos que se enlazan con las aspas, y al centro, el rostro de un dios.

De los cuatro cataclismos surge el Quinto Sol

Los signos contenidos en las cuatro aspas son los jeroglíficos de los cuatro soles muertos, es decir, de las cuatro épocas, las cuatro civilizaciones que existieron sucesivamente en otros tiempos: agua, viento, fuego y tierra. Los signos de los dos pequeños semicírculos laterales son los jeroglíficos de los sacrificios humanos indispensables para mantener con vida y en movimiento al Quinto Sol.

12


EL CALENDARIO AZTECA

Del corazón de la piedra emerge el rostro del dios de la luz y de la vida, dios viejo y rubio, símbolo de nuestra época. Es la imagen de nuestro tiempo, nuestro sol, el Quinto Sol. Tal es la razón por la que se le llama Piedra del Sol.

Considerando que era un altar de sacrificios, la lengua que sale de su boca se transforma en cuchillo de obsidiana, con el cual se arrancaban los corazones de los guerreros y las doncellas que lo acompañaban en su recorrido por el firmamento; los guerreros, desde su nacimiento por el Oriente hasta el medio día, y las doncellas, desde el medio día hasta su caída por el Poniente. Ya se señaló que a los lados de la imagen central y enlazados con las imágenes de los cuatro soles del pasado, dentro de semicírculos, garras de jaguar sujetan corazones humanos. El Quinto Sol necesita los corazones de los sacrificados para moverse por el espacio. Alrededor de las cuatro aspas dentro de las cuales se encuentran los jeroglíficos de los cuatro soles anteriores, giran en círculo los signos de los días. Eran los veinte días del mes.

13


JOSÉ HERRERA PEÑA

Dicho círculo está enmarcado por cuatro rayos, simétricamente colocados, y entre ellos, otros cuatro, que representan también las púas del sacrificio.

14


EL CALENDARIO AZTECA

HISTORIA DE LA PIEDRA El Calendario Azteca es un monolito de veinticinco toneladas que mide aproximadamente 3.60 metros de diámetro. En 1792, Antonio de León y Gama hizo la descripción de esta piedra monumental y le dio el nombre de Calendario azteca, porque registra los movimientos de los astros observados y medidos por las culturas prehispánicas. Dichos astros son el sol, la luna y Venus, cuyos movimientos dieron lugar a tres calendarios de diferente duración. Luego entonces, los tres calendarios de referencia, a pesar de ser diversas expresiones del movimiento cósmico, encuentran su síntesis en el Calendario Azteca. Ahora bien, como se dijo anteriormente, este monumento, además de calendario o, si se prefiere, de triple calendario, es un tratado de filosofía, o si se quiere, la materialización de un sistema religioso; es decir, una concepción del mundo, una historia del universo, sus catástrofes y sus reconstrucciones, sus génesis y sus apocalipsis. Y es también la orgullosa afirmación del nacimiento de una nueva era y de un nuevo pueblo, así como un himno a su gloria y su grandeza. La piedra fue labrada en 1479, en los tiempos de Axayácatl, rey de los aztecas, y consagrada dos años después en medio de solemnes y vistosas ceremonias públicas. Se le instaló en posición horizontal, como la Piedra de Tizoc o piedra de los sacrificios, espejo del cielo, y se dice que muchas vidas especialmente preciosas de doncellas y guerreros fueron sacrificadas sobre ella.

15


JOSÉ HERRERA PEÑA

Piedra de los sacrificios (Piedra de Tizoc). Museo Nacional de Antropología.

El monumento solar fue derrumbado de su plataforma original en 1521, año de la Conquista, por los soldados españoles. Quedó situado cara arriba entre las ruinas del Templo Mayor de la antigua ciudad de Tenochtitlan, al norte del Palacio Nacional de México, hasta que el arzobispo fray Alonso de Montúfar ordenó que se le sepultara por los graves delitos que por su causa se habían cometido, lo que ocurrió entre los años de 1551 a 1569. Allí permaneció, enterrado y olvidado, durante más de dos siglos, hasta ser descubierto, desenterrado y trasladado, a partir del 17 de diciembre de 1790, al costado exterior poniente de la catedral metropolitana, a la intemperie, puesto en posición vertical y fijado con ganchos a la pared. En este lugar se quedó durante casi un siglo.

16


EL CALENDARIO AZTECA

La Piedra del Sol en el flanco poniente de la Catedral. Foto: Claude Désiré Charnay, 1859. Reproducida por Marie-France Fauvet-Berthelot y Leonardo López Luján, La Piedra del Sol… ¿en París?

Sir Willian Bullock, que había viajado a México en 1822, exhibió una copia en yeso del monolito al regresar a Londres en 1824, en el Great Room (gran salón) de su Egyptian Hall (sala egipcia), durante un evento al que tituló A description of the unique exhibition (Descripción de la única exhibición).

17


JOSÉ HERRERA PEÑA

Exhibición en la Sala Egipcia de Bullock, Londres, 1822. Reprografía Raíces, en Marie-France Fauvet-Berthelot y Leonardo López Luján, La Piedra del Sol… ¿en París?

En 1847, los soldados norteamericanos la utilizaron como tiro al blanco y dañaron su relieve central. En 1861 se publicó en París un artículo en el que se dice que “el monumento más preciado de la antigüedad mexicana” mostraba ya “signos visibles de degradación”.

18


EL CALENDARIO AZTECA

Grabado de la Piedra del Sol publicado en Le Magazin pittoresque, enero de 1861, elaborado por Fellmann a partir de una fotografía de Pal Rosti. Reprografía Raíces, en Marie-France Fauvet-Berthelot y Leonardo López Luján, La Piedra del Sol… ¿en París?

En 1867 Léon-Eugéne Méhédin, que había formado parte de la expedición francesa que sostuvo el imperio de Maximiliano, logró hacer “la impronta en facsímil” del “famoso zodíaco encontrado en esta plaza”, el Calendario Azteca. Ese mismo año, Méhédin exhibió una copia fidedigna de dicho monolito en la Exposición Universal de París; copia en yeso que, después de varias vicisitudes —según FauvetBerthelot y López Luján— fue exhibida a partir de 1937 en un lugar de privilegio del Museo del Hombre, hasta 2009. A partir de entonces yace almacenada en una bodega. Mientras tanto, después de 95 años de haber estado a la intemperie en el costado oeste de la catedral de México, el monolito fue trasladado en 1885 a una sala del ala posterior del Palacio Nacional, que empezó a funcionar como museo.

19


JOSÉ HERRERA PEÑA

En la primera década del siglo XX, con motivo de las fiestas del Centenario, el Presidente Porfirio Díaz posó a su lado.

Desde el 16 de septiembre de 1964, la Piedra del Sol se encuentra en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México.

20


EL CALENDARIO AZTECA

Sala Mexica. Museo Nacional de Antropología. Foto: viajesmexicotours.com

LA SUCESIÓN DE LOS SOLES El orden cronológico de los soles es distinto según los pueblos prehispánicos que han hecho su registro. Unos han mencionado la cadena agua-viento-fuego-tierra; otros, la de viento-fuego-tierra-agua, y los últimos, la de tierra-aguaviento-fuego. Esta diversidad en la sucesión de las edades ya existía desde el tiempo de los aztecas, y aún antes. Como el mito hunde sus raíces en la noche de los tiempos, probablemente el orden de sucesión haya ido cambiando en función de los intereses políticos y religiosos de los grupos dominantes del momento. Lo mismo puede decirse de las interpretaciones —tanto las antiguas como las actuales— que se han dado a su lectura, las cuales han dependido de los conocimientos, valores o inclinaciones políticas de los intérpretes.

21


JOSÉ HERRERA PEÑA

Lo importante es que todas las versiones han hecho referencia a cuatro soles, a cuatro mundos, a cuatro eras. Por eso al monumento es también llamado Piedra de los Soles. Ninguna cultura menciona un Quinto Sol, salvo la azteca. El nuevo sol es un sol azteca. En estas páginas se seguirá el orden de la primera cadena, es decir, la de agua, viento, fuego y tierra, interpretada al vuelo de la imaginación, del mito y de la fantasía, más que de los escasos conocimientos del autor en materia prehistórica, matemática y astronómica, con una clara intención de vender la leyenda, la poesía y el paisaje, no la ciencia. Según la cadena que se ha seleccionado, la primera de las civilizaciones fue creada por hombres y gigantes. La Recopilación de Cuautitlán también sitúa a los gigantes en la siguiente época, en la del segundo sol, lo que significa que estos seres colosales vivieron en ambas edades. El sol primigenio fue apagado por el agua. Lluvias torrenciales, desbordamiento de mares, lagos y ríos, transformación del mundo en un caótico elemento líquido. El signo del diluvio se encuentra en el aspa inferior derecha.

Sol del Agua. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

22


EL CALENDARIO AZTECA

La segunda civilización —época alumbrada por el segundo sol— fue también súbitamente destruida por el viento. Ráfagas huracanadas, tempestades, frío, glaciaciones, hielo y nieve. El jeroglífico de las glaciaciones se localiza en el aspa superior izquierda.

Sol del Viento. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

La tercera civilización fue aniquilada por el fuego: erupciones volcánicas, lluvia de lava, cenizas ardientes. Su símbolo se encuentra reproducido en el aspa inferior izquierda.

Sol del Fuego. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

23


JOSÉ HERRERA PEÑA

Finalmente, la cuarta época, fue extinguida por misteriosas causas desconocidas. Según la tradición, todo lo viviente fue devorado por la tierra. No por ella directamente, sino por la tierra hecha hombre, incapaz de controlar su propio desarrollo. Su expresión gráfica está en el aspa superior derecha de la piedra.

Sol de la Tierra o del jaguar. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Hasta allí llega la historia del mundo, es decir, la historia de los cuatro mundos, de su creación y de su destrucción, la historia del hombre hasta antes del surgimiento de los aztecas. Es la historia de los Cuatro Soles. Un día, procedente de oscuros y legendarios orígenes, después de peregrinar por la mitad del continente, llegaron los aztecas, que habían formado parte de los antiguos chichimecas, al valle de México, y descubrieron con asombro los grandiosos restos materiales de las antiguas civilizaciones alumbradas por los cuatro soles del mito, sin encontrar a ninguno de sus descendientes, sólo pueblos como ellos, recién llegados a la escena de la Historia. En tales circunstancias, los aztecas decidieron apagar al cuarto sol e hicieron nacer uno nuevo, el Quinto Sol. Según su poético relato, este sol nació en Teotihuacán para alumbrar la gloria y el destino de su imperio.

24


EL CALENDARIO AZTECA

13 ácatl: símbolo del nacimiento del quinto sol. Diseño: Prof Humberto Herrera Martínez.

Supieron que la conflagración de la Conquista no significaba que todo había acabado. La destrucción de su cultura, de sus logros materiales, de sus creencias, no era suficiente para apagar el Quinto Sol. Así, pues, todavía vivimos bajo su luz; pero también él morirá...

25


JOSÉ HERRERA PEÑA

26


EL CALENDARIO AZTECA

El Sol del Agua

El Códice Vaticano El orden de los cuatro soles fue registrado en un documento indígena que, aunque elaborado en una época relativamente reciente —casi contemporánea a la Conquista—, recoge una de las crónicas más antiguas del continente americano. Dicho códice se encuentra actualmente en los archivos secretos del Vaticano, motivo por el cual se le conoce con el nombre de Códice Vaticano. Sus jeroglíficos fueron dados a conocer por el barón Alejandro de Humboldt. Leer el Códice Vaticano, por consiguiente, es leer el mensaje central de la Piedra del Sol. Así, pues, el primero de los soles fue el del agua. El símbolo alusivo, como se dijo antes, se encuentra en el aspa inferior derecha de la piedra.

27


JOSÉ HERRERA PEÑA

Sol del Agua en una de las aspas centrales del Calendario Azteca. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

En el Códice Vaticano, la diosa del agua —la de la falda azul— baja del cielo, la cabeza adornada con una caña y las manos sosteniendo el estandarte de la lluvia, los rayos y el trueno. Bajo la diosa —bajo la lluvia— se ven un hombre y una mujer desnudos dentro del tronco de un gran árbol que conserva todavía verdes algunas de sus ramas. A derecha e izquierda de la pareja hay imágenes de peces, y cerca del pez de la izquierda, surge el símbolo calli, casa, del cual sale la cabeza atormentada de un ser humano y un brazo dramáticamente extendido hacia el cielo, en actitud de imploración. Todas las figuras están dentro del cuadro simbólico del agua, pero fuera de él, a sus pies, yace un ser colosal, un gigante. Esta descripción evoca la época en la que coexistieron hombres y gigantes, cuya civilización fue ahogada por las aguas. Platón dice que el hundimiento de la Atlántida ocasionó el desbordamiento de todos los mares y que esta catástrofe a escala universal dejó su cicatriz en la memoria de todos los pueblos de la Tierra.

28


EL CALENDARIO AZTECA

Arriba: sol del agua. Abajo: gigante. Códice Vaticano. México a través de los siglos.

La Biblia, por su parte, menciona el diluvio y los gigantes. "Por aquélla época —dice Moisés— cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y éstas les dieron descendencia, los gigantes habitaban en la Tierra. Son los esforzados varones de los primeros tiempos, los héroes famosos". Sansón y Goliat, últimos exponentes de esta raza, son algunos de los más conocidos. Uno noble y generoso, el otro agresivo y estúpido. Los griegos también los mencionan varias veces. Allí están, por ejemplo, Atlas, Hércules, Prometeo o los Cíclopes. Todos buenos, menos los últimos.

29


JOSÉ HERRERA PEÑA

Muchas civilizaciones antiguas levantaron ciudades que parecen hechas por cíclopes, por ejemplo, la de Tiahuanaco, en América del Sur, la cual parece haber sido puerto marítimo, a pesar de estar situada en lo alto de la cordillera de los Andes. El caso es que en los Anales de Cuautitlán del Códice Chimalpopoca hay un poema que describe estos grandes personajes. "En este sol vivían los gigantes". Los ancianos oyeron de sus abuelos que estos seres, en lugar de desearse los buenos días, se saludaban así: "No se caiga usted", porque el que se caía, se caía para siempre. En la pintura indígena del Vaticano, las aguas sepultaron a las ciudades, representadas por el símbolo calli. La cabeza y el brazo que surgen de la casa —que nos hacen recordar las imágenes de Guernica, de Picasso— significan que la humanidad civilizada pereció ahogada. De los gigantes nada se salvó. La figura del gigante tendido fuera del cuadro no puede ser más elocuente. Quedó al margen del acontecer. Indica que la raza colosal se extinguió y que la poderosa civilización de los gigantes quedó fuera de la historia. La pareja metida dentro del árbol —verdadera arca de Noé prehispánica— es la representación de los escasos supervivientes. Los gigantes Los gigantes parecen haber sido no tanto figuras legendarias o entes mitológicos, cuanto personajes realmente históricos. O, si se quiere, prehistóricos. La Biblia, por ejemplo, hace referencia a los gigantes con naturalidad y frecuencia. Su estatura era de tres a cinco metros o más.

30


EL CALENDARIO AZTECA

Las referencias a los gigantes se encuentran en Génesis VI, Números XIII, Deuteronomio III, Josué XII, XIII, XV y XVII, Samuel XXI, Crónicas XX, Job XXVI y Apocalipsis XX.

Por otra parte, casi todos los pueblos del mundo, tanto los históricos como los prehistóricos, evocan constantemente a los gigantes. Los griegos los mencionan muchas veces. De esos seres gigantescos nos hablan también las poesías del país de Gales y las zagas de Escandinavia, los cantos primitivos de Nueva Guinea, las antiguas tradiciones hindúes, las leyendas incaicas y los libros secretos de los monjes tibetanos. La teoría de las cuatro lunas

Según Hoerbiger, sabio austríaco que destacó en la época nazi, la Tierra ha tenido varias lunas de diferente tamaño. La luna actual, pues, no es el primer satélite de nuestro planeta sino el último. Ya antes, otras tres lunas (más pequeñas) se habían precipitado a nuestro mundo, dando origen a cataclismos y al nacimiento de diferentes eras. De este modo, la primera luna cayó al final de la Era Primaria; la segunda, de la Secundaria, y la tercera, de la Terciaria.

31


JOSÉ HERRERA PEÑA

La luna actual, según el austriaco, no gira en forma elíptica sino en espiral. Dicha espiral va estrechándose gradual e imperceptiblemente hasta que al final acabará por caer sobre la Tierra. Al contraerse su movimiento alrededor del planeta, además de hacer crecer a todos los seres de la Tierra, entrará en estado de disolución y se convertirá en una especie de anillo, como los de Saturno, que al caer, sepultará todo lo que se halla debajo, planta o animal, y lo dejará fosilizado. Las tremendas presiones y la falta de aire son, según el austriaco, las causas principales de dicha fosilización. Los organismos enterrados en nuestra época no se fosilizan: se pudren. Por eso no se encuentran fósiles en los periodos actuales, sino sólo en los primitivos. Antes de caer las lunas anteriores, cuando su espiral fue acercándose poco a poco, su poderosa atracción provocó el gigantismo en todos los seres de la Tierra: plantas, animales y homínidos. La Tierra se arrugó y crecieron las cadenas montañosas. Hasta los mares se levantaron. Al mismo tiempo, el peso de los objetos y los seres terrestres disminuyó considerablemente. Eran gigantescos y ligeros, capaces de levantar objetos pesados y enormes. Es así como aparecen los gigantes y éstos pueden realizar sus grandes y espectaculares proezas. Consecuentemente, según el pensador alemán, a fines de la Era Primaria surgieron los vegetales gigantescos que, sepultados por la caída del primer satélite, proporcionarían millones de años después la codiciada hulla. A fines de la Era Secundaria aparecieron animales de 30 metros de longitud, diplodocus y otros, fosilizados igualmente por la caída del segundo satélite.

32


EL CALENDARIO AZTECA

Y a finales de la Terciaria nacieron mamíferos descomunales y los seres humanos primitivos; pero sobre todo, los gigantes, los titanes de la leyenda, los hijos de los dioses, gigantes también. La cavidad craneal de estos seres se ensanchó y permitió que se desarrollase el cerebro. Al cruzarse con el hombre primitivo, pequeño y casi bestial, lo hicieron evolucionar. Otros animales, en vista de su poco peso, se hicieron voladores: los insectos voladores de la Era Primaria, las aves de la Secundaria... De acuerdo con esta teoría, la gravedad terrestre es la que determina nuestra estatura. Crecemos y ganamos peso sólo en la medida en que nuestro cuerpo lo puede soportar. En tal caso, el origen del hombre no se remonta a miles sino a millones de años. En efecto, no deja de ser arrogante suponer que el ser más perfecto de la creación, esto es, el hombre, haya surgido hasta el final de los tiempos, no al principio de una de las últimas edades, como los demás. Por otra parte, es razonable deducir que así como se hincharon las aguas y crecieron en forma gigantesca plantas y animales, particularmente al final de la era Terciaria, de la misma manera lo hicieron los titanes que son en cierto modo antepasados del hombre. Por eso, en los periodos sin luna o en los que el satélite está más alejado, según Hoerbiger, sólo han sobrevivido los ejemplares de las especies vegetales y animales menos gigantescas o que han sabido transformarse, empequeñecerse y adaptarse a las nuevas condiciones de vida, verdaderos mutantes que han aprendido a resistir o han sabido adaptarse a la nueva gravitación. Entre los seres menos grandes y peso más reducido estaban los homínidos. Por eso, según el sabio alemán, los "hombres normales" se formaron solamente hasta fines de la Era Terciaria, durante la aproximación de la luna.

33


JOSÉ HERRERA PEÑA

Extraña pintura en Namibia de presuntos gigantes

Dibujo de un supuesto arquero gigante en las Bahamas

34


EL CALENDARIO AZTECA

Los hombres eran más pequeños, más ligeros y menos inteligentes que los gigantes, pero más aptos para sobrevivir a la hecatombe que causó la caída del satélite. De ellos, según él, desciende nuestra especie. Hombres, dioses y gigantes De acuerdo con las ideas anteriores, la civilización de los titanes, a los que dócilmente se subordinaron los hombres primitivos, surgió al final de la Era Terciaria, "hace quizá unos quince millones de años", al decir de Hoerbiber. De este modo, habrán sido los gigantes quienes civilizaron al hombre. Al menos así lo revelan las mitologías de Egipto, Grecia, Escandinavia, Polinesia, México y Perú. Es el titán Prometeo quien saca a los hombres de su estado de salvajismo. La tradición prehispánica evoca en México la figura de Quetzalcóatl, un gigante rubio y barbado, dios civilizador, y en Perú, la de Viracocha. Los gigantes buenos serán recordados con gratitud por los hombres y cantadas sus hazañas. Hércules es uno de ellos. Serán elevados a la categoría de dioses. El mismo Júpiter no puede vencer a los Titanes sin el auxilio de Hércules. La edad de oro de los gigantes inteligentes y de los hombres estúpidos no dura demasiado. En esta era florece quizá la civilización de la Atlántida. Al final, la luna de la era Terciaria, que había atraído hacia ella a todos los seres de la Tierra y hecho crecer algunos en forma descomunal, también se precipitará sobre la Tierra. Entonces, cesará la gravitación lunar. Las aguas de los océanos, otrora hinchadas, descenderán, fluirán hacia los polos y dejarán al descubierto los macizos montañosos de los continentes, después de dejar hundido algún continente. El enloquecido oleaje devorará muchos pueblos en diferentes partes del mundo. El diluvio. Y cuando las aguas se tranquilizan, mantendrán los niveles actuales. Pero la relación gigante-hombre se invertirá.

35


JOSÉ HERRERA PEÑA

El surgimiento y desarrollo del hombre Los pocos sobrevivientes, hombres y gigantes, inician la tarea de reconstrucción y su vocación instintiva será reproducirse y poblar la Tierra; los gigantes con muchas dificultades, los hombres, con menos; pero al poco tiempo la situación cambia; los gigantes empiezan a volverse estúpidos y torpes, y los hombres, ágiles e inteligentes. Ciertas razas gigantescas degeneran y se vuelven caníbales. No sólo se comen entre sí. Empiezan a comerse a los hombres. Son los ogros. Y los cíclopes. Este tipo de gigantes se halla también en todas las tradiciones de los pueblos primitivos. En lugar de la antigua reverencia, se empieza a luchar contra ellos. Al mismo tiempo, los hombres se transforman. Si su baja estatura los salvó de la hecatombe, en las condiciones de gravitación de la luna actual, la última luna, les permitirá potenciar sus atributos. Los gigantes seguirán debilitándose. Todos: los buenos y los malos. En los periodos de nuestra luna lejana no podrán soportar su propio peso. Es la época en que, como se dijo antes, según los Anales de Cuautitlán, "gigante que se caía, se caía para siempre". Sansón perdía su fuerza cuando perdía lo que tenía sobre la cabeza. Finalmente, el cerebro de estos seres también degenera. Es entonces cuando se convierten en monstruos. Entonces, los hombres los exterminan. David mata a Goliat. Víctor Hugo se asombra "de ver gigantes espantosos, pero tontos, vencidos por enanos muy listos". Probablemente esto no haya sucedido así. Lo importante es que la lectura del Calendario Azteca lo sugiere. De la raza de los gigantes sólo queda el mito. Pero también ciertos rastros. Se han descubierto restos de gigantes en Java, China del Sur, en el Transvaal y en América, que pertenecieron a seres entre tres y diez metros de altura.

36


EL CALENDARIO AZTECA

Supuesto crĂĄneo de gigante. Foto: exociencia.com

TambiĂŠn se han hallado instrumentos de piedra en Siria y Moravia, cuyo peso indica que los seres que los empleaban debieron tener una estatura semejante.

Hachas gigantes. Museo de Irak. Foto: apologista.wordpress.com

37


JOSÉ HERRERA PEÑA

Tiahuanaco Existen otros controvertibles testimonios sobre la existencia de gigantes, como las ruinas inexplicables de Tiahuanaco —entre otras— en Los Andes; el culto a las gigantescas estatuas de piedra, cerca de Nueva Guinea, y muestras vivas de una desaparecida raza de gigantes, e incluso huellas de ganado de raza gigantesca, en Abisinia. De todos los vestigios que quedan de esa misteriosa edad en que coexistieron hombre y gigantes —mencionada por el Códice Vaticano y registrada por el Calendario Azteca— ninguno más impresionante que el de la enigmática civilización de Tiahuanaco, en América del Sur. En este lugar existen rastros geológicos de una gran inundación, a pesar de su gran altura sobre el nivel del mar. Ocurrida hace cientos de miles de años, dejó su profunda huella no sólo en la memoria de los aterrados sobrevivientes sino también en el rostro mismo de la Tierra. En efecto, sobre la cordillera de Los Andes, a casi cuatro mil metros de altura, se encuentra una línea de sedimentos marinos con una extensión aproximada de setecientos kilómetros de largo. Dicha línea no es quebrada sino continua, lo que deja suponer que se trata de una marca dejada por el antiguo nivel del mar. Y una de dos: o el mar llegaba a cuatro mil metros de altura, o la tierra estaba cuatro mil metros más abajo. En cualquier caso, el mar, al retirarse, parece haber dejado un remanente: el gran lago salado de Titicaca.

38


EL CALENDARIO AZTECA

Lago Titicaca. Fotos Wikipedia.

39


JOSÉ HERRERA PEÑA

A poca distancia del lago Titicaca —quince kilómetros— yacen las ruinas de la misteriosa y monumental ciudad de Tiahuanaco, en Bolivia, que parece haber estado poblada por más de cien mil habitantes y sido un puerto de mar. Actualmente está en el fin del mundo. No se relaciona con nada. Sus caminos no van a ninguna parte. Nada tampoco llega a ella. Sin embargo, Tiahuanaco parece haber sido el asiento de una poderosa y antiquísima cultura, aparentemente marítima, a cuatro mil metros sobre el nivel del mar.

Uno de los anfiteatros de Tiahuanaco Fotos: Wikipedia.

Puerta de la Luna. Tiahuanaco. Foto: cortesía de James Q. Jacobs

Escultura de siete metros de altura tallada de una sola piedra

A setenta kilómetros de la Paz, Bolivia, se llega a Tiahuanaco por carretera. La altiplanicie semeja el paisaje de otro planeta. Cualquier esfuerzo físico tortura al visitante. Allí, la presión atmosférica es cincuenta por ciento más baja que al nivel del mar. El aire contiene una proporción mínima de oxígeno. Es inverosímil que allí pudiera desarrollarse una ciclópea civilización.

40


EL CALENDARIO AZTECA

Los geólogos aseguran que en una época antiquísima, en la época de la formación de la Tierra, el continente súbitamente se elevó de las aguas y la cordillera de Los Andes se formó. Pero esto se refiere a la época en que supuestamente aún no existía el hombre. Por otra parte, algunos investigadores aseguran que Tiahuanaco nunca fue una ciudad de cordillera sino un puerto de mar. Existen allí restos de lo que pudo haber sido un gran muelle y que actualmente no conduce a ninguna parte. En épocas remotas pudo haber conducido al mar. El lago Titicaca, cerca del cual está situada, no habrá existido en aquellas épocas. No sería lago sino una prolongación del océano, del cual hipotéticamente ha quedado como residuo. Si se eslabonan estos hechos con la teoría de Hoerbiger, podría entenderse el pasado bajo una forma muy poco ortodoxa. El austríaco sostiene que antes de caer la luna Terciaria sobre la Tierra —durante su proceso de acercamiento—, su fuerza de atracción provocó no sólo el alzamiento de los mares y de los continentes, sino también el crecimiento desmesurado de los seres vivientes, vegetales, animales y especies más inteligentes, es decir, los gigantes. Los homínidos, antepasados o antecesores de los seres humanos, que habrán sido muy pequeños, también habrán crecido hasta su estatura actual. La fuerza de atracción se mantuvo estable durante un largo periodo de tiempo, suficiente para crear esa gran civilización, posiblemente la primera que haya existido sobre la faz del planeta: la legendaria Atlántida. Tiahuanaco no habrá sido más que una de las colonias periféricas de dicha civilización. En este caso, la ciudad no habrá estado abajo, junto al mar, sino al contrario, el mar arriba de su nivel actual y a los pies de la ciudad. El satélite terciario habrá provocado durante siglos la poderosa marea que dejó su marca en la cordillera de Los Andes.

41


JOSÉ HERRERA PEÑA

Al caer el satélite, habrá cesado la fuerza que levantó a los mares, desencadenado su furia, hundido la Atlántida y provocado al cataclismo universal. El diluvio. Antigüedad de vértigo Si Tiahuanaco está verdaderamente emplazado a manera de puerto y después de establecerse se elevó la cordillera, su antigüedad sería mucho más remota que la que hasta ahora se le ha concedido. Tan remota, que los historiadores se niegan a darle crédito: fines de la Era Primaria. Pero si lo que ocurrió fue lo contrario, el mar llegaba hasta las cimas de la cordillera y a sus orillas se fundó la ciudad, como lo sugiere la explicación derivada de la teoría de Hoerbiger, su existencia no sería tan antigua, aunque tampoco tan nueva como lo sostienen arqueólogos e historiadores: fines de la Era Terciaria. Cuando los incas llegaron a este lugar, las ruinas de Tiahuanaco ya estaban en el estado en que hoy se hallan. Es una ciudad aparentemente hecha por gigantes o, por lo menos, con la ayuda de gigantes.

Ruinas de Tiahuanaco. Vestigios de la pirámide de Akapana. Foto: Wikipedia

42


EL CALENDARIO AZTECA

Dios del Agua. Parece propio de una cultura marítima o lacustre, más que terrestre. Foto: Wikipedia

Una de las estatuas de Tiahuanaco, de una sola pieza, la estela Pachamama, mide más de siete metros de altura y pesa más de diez y ocho toneladas. Por aquellos contornos hay docenas de estatuas monolíticas del mismo tipo. Las grandes y pesadas piedras que sirvieron para hacer las estatuas fueron transportadas desde lejanas distancias. ¿Cómo?

43


JOSÉ HERRERA PEÑA

En el valle de México, en Tula, siguen todavía en pie los atlantes dejados por una civilización perdida, la de los Toltecas, extrañamente parecidos a los de Tiahuanaco, aunque no de una sola pieza, y menos rudos, pero menos colosales.

Por otra parte, en la Isla de Pascua, en medio del océano, a cinco mil kilómetros de Tiahuanaco, prosigue el desfile de estatuas. Pero sus rostros parecen de otra raza. ¿Quiénes cortaron esos grandes bloques de piedra en la isla? ¿Quiénes los tallaron? ¿Quiénes los transportaron hasta sus actuales emplazamientos? ¿Cómo fue posible moverlos sobre kilómetros de terreno abrupto y pedregoso? ¿Con qué finalidad se erigieron? ¿Por qué fueron colocadas a lo largo del contorno insular? ¿Por qué ni una sola ve hacia el interior? ¿A quiénes esperan? ¿Son retratos de algunos gigantes que allí se desplazaron?

44


EL CALENDARIO AZTECA

Isla de Pascua. Fotos: Wikipedia

En todo caso, volviendo a Tiahuanaco, sus puertas y ventanas son de una sola pieza, monolitos a los que se tallaron las aberturas deseadas. La técnica de horadar y pulir esos bloques no se repitió en ninguna otra civilización. El esfuerzo es enorme. Un esfuerzo que no sería posible repetir a cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar, ni siquiera con técnicas más evolucionadas. Tiahuanaco no tiene sino tres kilómetros cuadrados aproximadamente; pero sus vestigios permiten vislumbrar lo ciclópeo de sus construcciones.

45


JOSÉ HERRERA PEÑA

Los grandes circos de este lugar no aparecen cubiertos sino rodeados de murallas. Dice Marius Leget que fueron hechos para que los reyes gigantes pudieran sentarse ante sus súbditos y discípulos: los hombres. Nuestras grúas pueden mover monolitos de cincuenta toneladas y recientemente se han diseñado cabrestantes capaces de levantar objetos que pesan más. Sin embargo, nuestros remotos antepasados ya hacían esto en América. Y en Asia, en el Oriente medio, en África, en Europa. La pregunta es cómo. Uno de los más impresionantes monumentos de Tiahuanaco es la enigmática Puerta del Sol. Sólo hasta 1937 se consiguió descifrar su mensaje. Es un calendario. No un calendario normal, porque mide el tiempo de otra manera…. Mejor dicho, mide otro tiempo. La Puerta del Sol Relativamente modesta, la Puerta del Sol no sirve para entrar ni para salir a ningún lado. No revela haber sido hecha para dejar pasar a los gigantes. Mide apenas tres metros de alto por dos de ancho y pesa aproximadamente diez toneladas. Es una puerta que no es puerta. Su hueco parece haber servido para otra cosa.

Puerta del sol. Foto: cortesía de James Q. Jacobs

46


EL CALENDARIO AZTECA

Puerta del Sol. Tiahuanaco. Foto: Los misteriosos orígenes del hombre

Como otros monumentos del lugar, éste fue horadado y tallado para convertirse en pórtico. Fue Posnansky quien estudió los signos esculpidos sobre él y llegó a la conclusión de que corresponden a un calendario.

Inscripciones calendáricas en la Puerta del Sol. Tiahuanaco. Foto: Wikipedia

No se trata de un calendario solar, como el nuestro, de 365 días, sino aparentemente un calendario lunar de 290 días, como el que debió haber regido para los extraños habitantes de Tiahuanaco.

47


JOSÉ HERRERA PEÑA

Puerta del Sol, Tiahuanaco. Foto: Wikipedia

Tiahuanaco. Foto: cortesía de James Q. Jacobs

Las dimensiones de los bloques de piedra con que se hicieron los edificios son colosales. Sobre ellos se grabaron signos que no existen en ninguna otra parte del mundo. Y esto nos lleva nuevamente a Hoerbiger. Según el austríaco, antes de que la luna Terciaria cayera sobre el planeta, el año duraba 288 días. Los datos coinciden. Según la Puerta del Sol, el año se compone de 290 días, el mes de 24 días y el día de 29 horas.

48


EL CALENDARIO AZTECA

Los meses correspondían a ciclos repetidos de la tercera luna, la cual daba 37 vueltas en 24 días. Como la tierra gira sobre su eje, parecía a los observadores de entonces que esa luna se levantaba y se acostaba 13 veces durante el mes. Además, de acuerdo con los que descifraron el calendario de la Puerta del Sol, el año comienza en un solsticio y está dividido perfectamente bien en solsticios y equinoccios. Esto nos obliga a reiterar la pregunta: ¿es posible que la ciudad de Tiahuanaco haya sido levantada en tiempos tan antiguos como los que corresponden al final de la supuesta luna Terciaria? ¿La que provocó el levantamiento de los mares y el gigantismo de los seres? ¿La que al caer produjo la gran inundación y el hundimiento de algún continente? Cerca de la meseta desértica de Marcahuasi, se encontraron sobre unas rocas los dibujos de animales que desaparecieron de América del Sur hace más de 50 mil años, como los camellos y los leones. De acuerdo con los datos arqueológicos admitidos oficialmente, el origen del hombre americano es relativamente reciente. No se remonta a más de 25 mil años. Ya para entonces, los leones y camellos habían desaparecido desde hacía mucho tiempo del nuevo continente ¿Quién los pintó? Hay otro dato más impresionante aun. En las inmediaciones de Tiahuanaco se han hallado huesos de Toxodonte. Este animal desapareció a fines de la Era Terciaria. Y lo más interesante del caso es que ciertos arqueólogos insisten en que algunas de las figuras esculpidas en los pórticos de edificios de Tiahuanaco son precisamente cabezas estilizadas de Toxodonte. ¿Tienen razón estos atrevidos investigadores en invocar para las ruinas una antigüedad de más de 250 mil años...? La cifra da vértigo.

49


JOSÉ HERRERA PEÑA

¿Hombres contra dinosaurios? Región de Tiahuanaco. Foto: ¿Arte jurásico?

Ahora bien, desde el punto de vista de la ciencia formal, los astrónomos del observatorio de Postdam, con todos los elementos a su alcance, han determinado que la posición del sol en la época en que fue construido el Templo de Tiahuanaco, indica una antigüedad de no más de 12 mil años. Sin embargo, que las ruinas tengan 12 mil o 250 mil años no resuelve el problema. El enigma subsiste. Las fortalezas y murallas gigantescas han resistido no sólo el peso de las edades sino también grandes sacudidas planetarias y continúan siendo un reto a la imaginación. Los rostros de sus estatuas siguen contemplándonos desde la noche de los tiempos. Quizá nunca lleguemos a saber quiénes fueron y cuándo existieron los misteriosos seres a los que retratan o representan; pero habrá que intentar descubrirlo a golpes de imaginación. La plataforma lítica de Puma Punku, construida con piedras gigantescas —una de las cuales tiene un peso estimado de 130 toneladas—, descansa directamente, según Vranich, en los sedimentos estériles del pleistoceno. ¿Y la fortaleza ceremonial de Sacsayhuamán, en Perú, a dos kilómetros de Cuzco?

50


EL CALENDARIO AZTECA

Muros con piedras ciclópeas que pesan cientos de toneladas, a pesar de lo cual encajan perfectamente entre sí, sin ningún cemento que las una, entre las cuales no cabe ni siquiera una delgada navaja de afeitar. Todavía es un misterio cómo las pulieron y ensamblaron en forma tan perfecta.

Muros ciclópeos de Sacsayhuamán, Perú, formados por piedras de 360 toneladas. Foto: cortesía de Twila Bing

Sacsayhuamán. Perú. Foto: Wikipedia.

51


JOSÉ HERRERA PEÑA

Sacsayhuamán. Perú. Foto: Wikipedia.

Garra de puma. Sacsayhuamán. Perú. Foto: Wikipedia.

52


EL CALENDARIO AZTECA

El Sol del Aire

El Códice Vaticano Volvamos al tema de los soles. En la segunda pintura del Códice Vaticano, el dios del viento baja de los cielos sosteniendo un báculo en su mano derecha y un plumero en la izquierda. Un hombre y una mujer se refugian en una caverna rodeada cuatro veces por el símbolo ehécatl, el viento. Además, hay líneas de puntos que caen sobre la Tierra en varias direcciones.

Sol del aire. Códice Vaticano. México a través de los siglos.

53


JOSÉ HERRERA PEÑA

Esta descripción se encuentra simbolizada en otra de las cuatro aspas centrales del Calendario Azteca.

Jeroglífico del sol del viento en el Calendario Azteca. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Si el primer sol fue apagado por el agua, el segundo lo será por el viento. Aun estando de acuerdo con la versión prehispánica, se resiste uno a creer que sólo los huracanes hayan causado la destrucción de la humanidad. "Cortaban como cuchillos de piedra", señala la tradición. Y esto ocurre cuando los vientos —bien lo saben los canadienses o los que hemos vivido en su país— se convierten en ráfagas durante los intensos fríos del invierno. En el Códice Vaticano, las líneas punteadas caen por todas partes y parecen formar el jeroglífico de la nieve. Además, el color de la pareja escondida en la cueva no es rosado —como en la primera pintura del sol de agua— sino blanco, lo que significa que estaba helada por el frío. Luego entonces, la destrucción de la humanidad fue causada no sólo por el viento sino también por el hielo.

54


EL CALENDARIO AZTECA

A pesar de que un jeroglífico basta para expresar un concepto (como calli, por ejemplo, que además de casa, significa ciudad o civilización), en el Códice Vaticano el jeroglífico del viento se multiplica en forma inusitada. Cuatro veces. Cuatro es el número que significa la totalidad, el círculo que cierra su fin por el comienzo, el alfa y omega, el non plus ultra.

El fin se encuentra con el principio. Alfa y Omega. Cuatro terremoto. Último círculo del Calendario Azteca. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Los huracanes, pues, debieron haberse desatado con una violencia cataclísmica, acompañados de frío, hielo y nieve a escala planetaria. Sólo así puede explicarse tal hecatombe. La Edad de las Cavernas La Tierra, en efecto, ha sufrido bruscos cambios. Diversos testimonios geológicos lo corroboran. Es bien sabido que Alaska y la Antártida, en los extremos del mundo, fueron alguna vez regiones tropicales, súbitamente convertidas en bloques de hielo. Los extraños mapas de Piri Reis diseñan los contornos de la Tierra en esta lejana época. En Alaska, los buscadores de oro encontraron un mamut —hace algunas décadas— en perfecto estado de conservación. Se han encontrado otros en Siberia. De sobra se sabe que este animal vegetariano vivía en zonas calurosas y llenas de vegetación.

55


JOSÉ HERRERA PEÑA

Al mismo tiempo, registros geológicos perfectamente determinados indican que inmensas regiones del continente americano, hoy templadas y hasta calurosas, fueron alguna vez inmensos depósitos de hielo. De ellos quedan algunos vestigios. Por ejemplo, los lagos canadienses —más de un millón en Quebec— son residuos de antiguos glaciares, algunos de los cuales alcanzan dimensiones de mares interiores de agua dulce, como los situados en la frontera entre Canadá y Estados Unidos. Lo que fue un multicolor mundo tropical se convirtió de golpe en un blanco infierno congelado, y regiones otrora gélidas constituyen hoy lo opuesto. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué se produjo ese súbito cambio? Algunos geólogos aseguran que la tierra sufrió una brusca sacudida por la pérdida del equilibrio de sus masas, a consecuencia de la cual cambió su eje de rotación. ¿Es posible que este cataclismo haya provocado la furia del dios del viento? ¿Es esto lo que podría explicar el violento y súbito congelamiento de los antiguos trópicos? El Códice Vaticano, en todo caso, revela que todo lo hecho por la humanidad hasta entonces, fue aniquilado. Ningún monumento levantado por el hombre fue adecuado para proteger y abrigar al hombre. Los príncipes no pudieron resistir el frío en sus palacios, cubiertos por la nieve y el hielo. Quedaron aislados. Los sobrevivientes encontraron en las cavernas, grutas y cuevas los únicos refugios relativamente seguros para protegerse de la destrucción y el frío. Así se inició la edad de las cavernas. Esto nos obliga a plantear algunas preguntas. Si los cavernícolas de la Edad de Piedra fueron tan primitivos y tan salvajes como se dice, y no los sobrevivientes de una civilización perdida, ¿cómo pudieron decorar sus muros con tan estupendas pinturas?

56


EL CALENDARIO AZTECA

Si además está probado que no usaron antorchas, ¿cómo produjeron la luz necesaria para hacer sus obras de arte?

57


JOSÉ HERRERA PEÑA

¿Ganado domesticado por hombres y gigantes? Cuevas de Altamira, España. Fotos: Wikipedia.

Por lo que toca a la cosmogonía prehispánica, la edad de las cavernas no fue el principio del que arrancó la humanidad para remontarse a niveles superiores de su desarrollo, sino el fin al que llegó después de haber creado grandes civilizaciones que fueron iluminadas por el sol anterior.

58


EL CALENDARIO AZTECA

Los canadienses, noruegos, suecos, finlandeses, rusos, mongoles y otros pueblos están perfectamente capacitados para comprender la agonía del sol blanco que no calienta. Durante seis meses es su sol. Para ilustrar este capítulo, además de la pintura del Códice Vaticano y del jeroglífico del Calendario Azteca, nada mejor que algunas imágenes del crudo invierno canadiense, especialmente el que se desata con toda su fuerza durante los meses de enero y febrero de cada año.

59


JOSÉ HERRERA PEÑA

En México se erigió en Malinalco, durante la época azteca, entre las montañas, una pirámide que remata en una cueva situada en lo alto, que es la entrada del inframundo. Estos viajes al mundo del frío arqueológico, es decir, al universo congelado de la edad de las cavernas, evocado por la crónicas antiguas, el Códice Vaticano y el Calendario Azteca, o al actual mundo del frío que impera en las regiones árticas y antárticas, obliga a pensar en otros viajes al amable mundo del calor y de la luz.

La atalaya de Tulum, levantada a orillas del Caribe mexicano para vigilar los orígenes de un mundo surgido del agua Fotos: Wikipedia

60


EL CALENDARIO AZTECA

Los mapas de los reyes del mar En relación con el asunto de los trópicos que fueron alguna vez zonas gélidas y éstas, a su vez, regiones tropicales, habría que mencionar los extraños mapas de los reyes del mar. Hace unos años, Arlington H. Mallery reveló al mundo una colección de mapas procedentes de viejos manuscritos turcos, entre ellos, dos mapamundis. Trátase de los mapas de Piri Reis, héroe turco que escribió sus Memorias y dibujó los mapas en los años de 1513 y 1528. Cartógrafo de conciencia ejemplar, dijo que para hacer sus mapas se había valido de su experiencia como navegante, pero también de mapas muy antiguos que habían tenido la calidad de documentos secretos. No han llegado hasta nosotros más que fragmentos que muestran el Atlántico y sus costas, las americanas, las africanas, las árticas y las antárticas. Las cartas están hechas en pergamino y enriquecidas con numerosas ilustraciones y anotaciones en idioma turco. En ellas se señalan las montañas por su perfil y los ríos con gruesos trazos. Los colores son utilizados de manera convencional: los parajes rocosos están marcados de negro, las aguas arenosas y poco profundas, con puntos rojos, y con cruces los escollos no visibles en la superficie del mar. Los mapas fueron conservados en el Museo Topkaki, de Estambul, y descubiertos por el Director de Museos Nacionales de Turquía en 1929. Algunos años después, en 1953, Arlington H. Mallery recibió una copia de las cartas a través de la Oficina Hidrográfica de la US Navy.

61


JOSÉ HERRERA PEÑA

Los especialistas en la materia, gracias a los recursos de la trigonometría moderna, han podido descifrarlos. La parte del mapa comprendida entre Terranova y el sur de Brasil no presenta problema alguno. Es asombrosa su exactitud. Primera pregunta: ¿cómo pudieron dibujarse los litorales del continente americano en una época en la que Cristóbal Colón aún no la había descubierto? Ahora bien, lo más difícil de concebir es que en los mapas de Piri Reis las riberas del Atlántico, Groenlandia y el continente antártico están trazadas de manera caprichosa. No corresponden a los actuales; pero, en cambio, son muy semejantes a los que existieron cuando Groenlandia y el Antártico eran regiones tropicales. Se ha podido trazar un mapa del relieve groenlandés con las altitudes, tal como existe bajo esa enorme capa de hielo que lo cubre. Un trabajo similar fue efectuado en el Antártico a partir del Año Geodésico Internacional, 1957. Al comparar las cartas modernas con las de Piri Reis, se ha comprobado un paralelismo asombroso. Las conclusiones de Mallery, expuestas ante el forum de la Universidad de Georgetown, en Washington, fueron tajantes: Groenlandia, según los mapas del almirante turco, fue dibujada antes de que el continente fuera cubierto por los hielos. Por lo que se refiere a la costa antártica, pegada en esa época al continente americano, Mallry se esforzó por seguir el mapa milímetro a milímetro, lo comparó permanentemente con los datos modernos e hizo observaciones sorprendentes. Una de ellas es que las islas indicadas por Piri Reis a la altura de las costas, coinciden con los picos montañoso subglaciares descubiertos por la expedición antártica noruegosueco-británica Queen Mary Land, y cuyo alzado fue publicado por el Geographic Journal en 1952.

62


EL CALENDARIO AZTECA

La Fuerza Aérea de los Estados Unidos lo reconoció así en una carta enviada al profesor Charles H. Hapgood en julio de 1960.

Costas de América del Sur y de la Antártida antes de ser cubierta por los hielos. Mapa de Piri Reis. Biblioteca del Palacio del Museo Topkaki (fragmento). Foto: Wikipedia

63


JOSÉ HERRERA PEÑA

Prosiguiendo con las comparaciones, Mallery encontró sobre la Tierra de la Reina Maud, correspondencias perfectas entre los mapas turcos y los levantados en 1954 por Peterman, salvo en un lugar. Piri Reis indicaba dos bahías y Peterman tierra firme. Mallery expuso el problema al Servicio Hidrográfico y supo estimular tan bien a los más competentes técnicos y especialistas en la materia, que éstos emprendieron sondeos sísmicos de verificación en aquel paraje. La carta de Piri Reis tenía razón. Tierras hoy cubiertas por los hielos, antes jardines. Y viceversa. Lo recogen los mitos. Lo registra el Calendario Azteca. Lo confirma la ciencia. Si no la “ciencia oficial”, sí por lo menos la llamada "ciencia alternativa". Para elaborar los mapas de Piri Reis se requirieron, en opinión de los técnicos, no sólo conocimientos de altas matemáticas y de trigonometría esférica sino también aparatos voladores altamente perfeccionados. “No podemos imaginar –dijo Mallory- cómo fue posible trazar un mapa tan exacto sin la ayuda de un aeroplano”. Las líneas de Nazca Luego entonces, no sólo las aves volaban. ¿La existencia de tales artefactos explica las famosas líneas de Nazca, en la costa centro-sur del Perú, a 400 km de Lima?

Cóndor

64

Colibrí


EL CALENDARIO AZTECA

Ara帽a Inscripciones gigantescas en Nasca que s贸lo tienen sentido si se les ve desde el espacio..

Candelabro

65


JOSÉ HERRERA PEÑA

“Astronauta”

En todo caso, Charles H. Hapgood y Richard W. Stratchan construyeron una rejilla de lectura y colocaron los mapas de Piri Reis sobre un globo terráqueo.

66


EL CALENDARIO AZTECA

Sus investigaciones posteriores y las comparaciones que hicieron con las fotografías modernas, a base de satélites artificiales, alrededor de nuestra esfera terrestre, confirmaron la sospecha de que el original de los mapas de Piri Reis fue tomado a grandes alturas. ¿Cómo explicarlo? Un satélite fue situado encima de la ciudad de El Cairo y tomó fotos de la Tierra. Lo que se ve en un radio de ocho mil kilómetros aproximadamente bajo el objetivo fotográfico, aparece curveado como en los antiguos mapas. Todo cuanto se halla alejado del punto central, se ve desfigurado por la perspectiva. Si se amoldan los enigmáticos mapas turcos a la forma esférica de la tierra, los continentes más alejados del centro se ven hundidos, como en las fotos. ¿Cómo fueron hechos? ¿Quién los hizo? Se comprueba además, a título curioso, que los mapas dividen la Tierra en dos partes iguales a partir de Egipto, lugar sobre el cual florecería posteriormente —o estaba floreciendo quizá en ese momento— una espléndida civilización. Lo que significa que las pirámides no tienen la poca antigüedad que se les atribuye, sino quizá más, mucho más. Y que tampoco tienen primordialmente la función de tumbas de los primeros faraones, sino alguna otra, desconocida aún. La pirámide de Cheops, por ejemplo, está emplazada en el sitio desde el cual se dividen conforme a los antiguos mapas los continentes y los océanos en dos mitades exactas. ¿Por qué allí? ¿Qué secreto mensaje cósmico se esconde tras esa ubicación? ¿Era el centro de gravedad de la Tierra, antes de que ésta perdiera el equilibrio? Luego entonces, ¿es posible que la misteriosa pirámide de Cheops sea más antigua de lo que se cree? ¿Es casual que se haya encontrado en ella un cálculo asombrosamente preciso sobre el peso del planeta?´

67


JOSÉ HERRERA PEÑA

La Sociedad Americana de Geografía ha calificado las cartas turcas de Piri Reis como documentos "extremadamente interesantes" y Jacques Berger ha escrito páginas bellísimas inspirado en ellas, en las cuales ha propuesto poéticas hipótesis de visitas extraterrestres. Acertadas o no estas atrevidas conjeturas de los poetas de la historia, mientras la ciencia oficial no despeje las incógnitas, seguirán excitando vivamente nuestra imaginación. ¿Orígenes o fin de una civilización? Así que recapitulemos lo que se ha expuesto. Platón dice en su poema sobre la Atlántida que después de sumergirse esta civilización en las profundidades del mar, el mundo fue devorado por las aguas. Hoerbiger, por su parte, según se expuso anteriormente, sostiene que el acercamiento de la luna Terciaria provocó el gigantismo de todos los seres de la Tierra y que su caída produjo la conflagración que causó la furia de los elementos, el hundimiento de algún continente y la gran inundación. El calendario de Tiahuanaco establece la medición del tiempo en una época en la que el globo terráqueo tenía un desplazamiento sobre su eje distinto al actual. Las ruinas de Tiahuanaco parecen haber sido hechas por cíclopes. El Códice Vaticano sostiene la creencia de una antiquísima inundación universal y la convivencia de hombres y gigantes. Otros documentos prehispánicos, como el Popol Vuh, registran idéntica tradición en forma altamente poética. El libro pétreo que se conoce con el nombre de Calendario Azteca también da cuenta de la tradición milenaria de las destrucciones que ha sufrido la Tierra, la primera de ellas, por el agua.

68


EL CALENDARIO AZTECA

Algunos soñadores de la historia señalan que sólo sobrevivieron al diluvio los habitantes de los puntos más altos del planeta: Tiahuanaco, México, Nueva Guinea, Abisinia, El Tibet; que éstos se comunicaban entre sí, y que intentaron crear una nueva civilización con los elementos que lograron rescatar del mundo perdido. Uno de los pocos testimonios de esta época parece ser el trazado de los mapas que sirvieron de base a las cartas de Piri Reis. Entonces, por alguna razón, la Tierra perdió súbitamente el equilibrio entre sus masas y ocurrió una nueva catástrofe, la segunda gran destrucción. Los trópicos se volvieron zonas polares, y las regiones heladas, jardines. Se ha establecido la hipótesis de que la Tierra sufrió una brusca sacudida por la pérdida del equilibrio entre sus masas, a consecuencia de la cual cambió su eje de rotación. Al voltearse la esfera terrestre y alcanzar un nuevo equilibrio, los antiguos trópicos se helaron de inmediato, dejando aprisionadas plantas, animales y hombres. ¿Fue esta volcadura la que generó los furiosos huracanes que apagaron el sol del agua e hicieron surgir el sol del viento? ¿Fueron estas violentas tormentas prehistóricas las que azotaron y helaron la faz de la Tierra? Si es así, ¿será posible encontrar algún día, bajo los hielos de la Antártida, no sólo los restos conservados de flora tropical, y en los de Alaska y Siberia, no sólo de mamuts, sino también seres humanos? En todo caso, con el advenimiento de la edad glacial, todo lo hecho por la humanidad hasta entonces fue aniquilado, salvo las construcciones ciclópeas hechas por gigantes. Los demás monumentos no fueron lo suficientemente sólidos para resistir el colapso terráqueo.

69


JOSÉ HERRERA PEÑA

Entonces, como antes de apuntó, los sobrevivientes se refugiaron en las cavernas, únicos sitios relativamente tibios y seguros para resguardarse de las glaciares tormentas. ¿Cuánto tiempo? ¿Cuántas generaciones? ¿Cuántos siglos? No es ocioso repetir que el Códice Vaticano revela la existencia de una simbólica pareja dentro de una cueva, lo cual expresa en forma plástica la edad de las cavernas, no como principio del cual la humanidad arrancó para remontarse a niveles más altos de su desarrollo, sino como el final al cual llegó después de haber creado civilizaciones otrora portentosas. Y ya se señaló que en las cuevas de Altamira, España, y Lascaux, en el mediodía francés, entre otros lugares, se han hallado grandiosas pinturas rupestres. Es tal la sensación de frescura, plasticidad y belleza que transmiten al espectador que, según los críticos, vale la pena replantear varias preguntas.

Antílope. Altamira. Foto: Wikipedia.

Si los cavernícolas de la edad de piedra hubieran sido lo primitivos y salvajes que se dice, ¿habrían podido decorar los muros cavernarios con tan estupendas piezas maestras? O al revés, un ser que tiene la capacidad de diseñar tales obras, ¿habrá sido tan salvaje y primitivo como se dice?

70


EL CALENDARIO AZTECA

Bisonte pintado en las cuevas de Altamira. Foto: Wikipedia.

La duda persiste. Si los hombres prehistóricos eran tan salvajes e ignorantes como se supone, ¿cómo calentaron sus cuerpos e iluminaron la profunda oscuridad de las cavernas? Si está probado que no usaron fogatas ni antorchas, ¿con qué luz crearon sus obras de arte? Además, ¿por qué y para qué revistieron las paredes con ellas? El hombre es un ser gregario por naturaleza, lo mismo cuando se desplaza de un lado al otro que cuando se establece en un lugar y funda ciudades. ¿Es verdad que el de las cavernas era tan primitivo que carecía de capacidad para levantar ciudades y vivir en ellas? ¿Por qué se niega que la haya tenido para levantar templos, palacios y viviendas, sin poder ejercerla por la dureza y la violencia del clima?

71


JOSÉ HERRERA PEÑA

“Después de Altamira, todo es decadencia”: Pablo Picasso

Si los animales construyen nidos y refugios desde hace miles, millones de años, ¿no es posible que el homo sapiens haya podido hacer lo mismo? ¿No acaso ya lo había hecho? ¿Por qué entonces, en lugar de construir nidos —sus templos, casas y ciudades—, se instaló en cuevas? ¿Qué terrible fuerza lo obligó? ¿Su incapacidad? ¿O más bien el frío, el viento huracanado y la nieve convertida en hielo puntiagudo? El Códice Vaticano recoge los remotos recuerdos de esta dramática época. El Calendario Azteca, al reproducir jeroglíficamente esta lejana remembranza, captó un mensaje de angustia milenario. El futuro, ¿vuelta al pasado? Pues bien: el pasado anuncia el porvenir. Hace algunos años un sabio norteamericano, el ingeniero Hug Auchincloss Brown, afirmó que en su momento la Tierra dará una vuelta en campana.

72


EL CALENDARIO AZTECA

Según Brown, nuestro planeta está a punto de iniciar un peligroso balanceo, que poco a poco será más fuerte y más terrible. Como esferoide que es y no esfera perfecta, sólo se mantiene en equilibrio sobre su eje de rotación, gracias a una ligera dilatación en el ecuador. Pero esta dilatación es tan pequeña, que no equivale, en proporción, ni a las desigualdades observables en una bien pulida bola de billar. Brown sostiene que el continente antártico crece de año en año por la acumulación de los hielos. El Polo Norte, por el contrario, ha reducido visiblemente su peso. Actualmente, el planeta vacila en su movimiento de rotación. Todos los geofísicos del mundo vienen comprobando este hecho, sin poder explicárselo. El investigador señala que de continuar esto, es posible que el planeta pierda irremisiblemente su equilibrio. Las zonas australes serán más pesadas que las boreales, lo que provocará una serie de sacudidas y giros que no cesarán hasta que los mares y continentes restablezcan el equilibrio.

Sobre la posibilidad de un brusco cambio de los polos

73


JOSÉ HERRERA PEÑA

Este reajuste de masas, pequeño a nivel planetario, será apocalíptico para el hombre, que verá naufragar la suma total de sus bienes, la destrucción de la civilización y, quizá, la desaparición misma de la especie. Por eso propone, como único medio para detener el fatal proceso, aligerar la carga del Polo Sur, destruyendo a fuerza de bombas de hidrógeno los hielos que se acumulan sin cesar. De no hacerse esto o algo parecido, la Tierra se volcará para buscar un nuevo equilibrio. Esta profética visión del investigador contemporáneo, ¿no pudo ya haber ocurrido en el lejano pasado? Localizar uno de los antiguos polos en el África ecuatorial y antiguas zonas tropicales en los Polos Norte y Sur, además de ser un registro de la historia de la Tierra, parece una advertencia. Así como los antiguos trópicos fueron invadidos por los hielos y azotados por intensos fríos, obligando a los supervivientes a refugiarse en cuevas para abrir el capítulo de las pinturas rupestres en todos los continentes, de la misma manera, los actuales polos, cubiertos por los hielos, podrían volv er a ser jardines; las regiones tropicales, dominio de los hielos, y los supervivientes, refugiarse nuevamente en las cavernas. Por lo pronto, la hecatombe quedó registrada en la memoria más profunda de la humanidad, específicamente —en América— en el Popol Vuh, la biblia maya; en el Códice Vaticano, de vieja tradición náhuatl, y en la Piedra del Sol, el Calendario Azteca, último testimonio de la lejanísima tragedia.

74


EL CALENDARIO AZTECA

El Sol del Fuego

Lluvia incandescente Volvamos a los soles. Un dios baja de lo alto y vuelve a flagelar el martirizado rostro de la Tierra. La tercera pintura del Códice Vaticano —que corresponde a una nueva aspa del Calendario Azteca— presenta al dios de los fuegos volcánicos saliendo de un círculo rojo. Pareciera un cráter que surge de dos anillos concéntricos de piedras negras y amarillas. El rostro del dios es terrible y amenazador. En las manos tiene, lanzándolo sobre la tierra, el estandarte que lo identifica, hecho con dos hileras de tecpatl, es decir, de piedras volcánicas, y una lluvia rojo-amarillenta de lava y fuego. En la cauda del dios, se ven los símbolos de los relámpagos y de los truenos. Abajo, a los lados, dos franjas laterales simbolizan los campos cultivados y florecientes, al ser tocados por la lluvia infernal. En una gruta se refugian un hombre y una mujer, alrededor de la cual vuelan tres aves enloquecidas. Este cuadro revela que cuando se produjo este apocalipsis, las tierras estaban cultivadas y producían frutos, y los hombres se dedicaban a la reflexión, al sacrificio, al arte y a la poesía.

75


JOSÉ HERRERA PEÑA

Las nuevas sociedades entran ya de lleno en un terreno mejor conocido por la historia... o la prehistoria. Si las anteriores, quizá más perfeccionadas, fueron devastadas por cataclismos de carácter universal, éstas, más rudimentarias, desaparecidos los gigantes, también lo serán, pero a escala continental. La tradición habla de una lluvia de fuego.

Sol de fuego. Códice Vaticano. México a través de los siglos.

El cielo ennegrecido por el humo, encolerizado, furioso, como el rostro del voraz dios incendiado, fue iluminado por el rojo resplandor del fuego, y la tierra, estremecida por terremotos y azotada por huracanes. De los cielos caían rocas y cenizas incandescentes. Las ciudades y los campos eran invadidos por el fuego líquido, la lava. El infierno cayó sobre la tierra, incendiándolo todo, petrificándolo todo. Y todo gritó de terror en el universo: cielos, tierra, animales, hombres.

76


EL CALENDARIO AZTECA

La columna vertebral de México (y de América entera) está formada por una cadena de volcanes, que hace miles de años entraron simultáneamente en actividad. Las erupciones volcánicas brotaron como hongos que enrojecieron los cielos. La tierra convulsa fue cubierta por millones de toneladas de lava y ceniza incandescente.

Jeroglífico del sol del fuego. Calendario Azteca. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

La pirámide circular de Cuicuilco Cerca del Pedregal de San Ángel, al sur de la Ciudad de México, hay algunos vestigios de la hecatombe, restos de una Pompeya americana o por lo menos, de uno de sus observatorios astronómicos: la pirámide de Cuicuilco, parcialmente sepultada por la lava endurecida. Se trata de una pirámide circular con una altura de diecisiete metros y un diámetro de ciento quince metros, en cuyo nivel más alto se erguía un templo a Huehuetéotl, el dios del fuego, una de las primeras, si no es que la primera deidad adorada en la América del Norte. Dice Jorge Luis Borges que Cuicuilco es la única pirámide circular más vieja que el tiempo, coronada por un templo al dios del fuego. Los arqueólogos oficiales le dan una antigüedad no mayor a 600 años antes de nuestra era; los soñadores, más de 10,000.

77


JOSÉ HERRERA PEÑA

Pirámide circular de Cuicuilco. Fotos Wikipedia y Google.

En esta edad ya no existe ningún indicio de gigantes en América. Si el diluvio dejó algunos sobrevivientes, el frío gradualmente los eliminó. Sin embargo, Jacques Berger sugiere que este observatorio astronómico fue levantado por inteligencias extraordinarias procedentes del espacio exterior. Esta tesis podrá ser aceptada o rechazada. El hecho subsiste. Allí están las silenciosas ruinas cubiertas por el fuego endurecido, esperando que inteligencias extraordinarias sepan arrancarles sus secretos.

78


EL CALENDARIO AZTECA

El Parícutin Hace apenas unos años, el 20 de febrero de 1943, Dionisio Pulido, un campesino de Michoacán, al remover una piedra con su rudimentario arado, tocó levemente el rostro del dios dormido. Esto fue suficiente para hacerlo despertar en un instante vomitando fuego e hiciera nacer sobre la fértil llanura michoacana, rugiendo profundamente y despidiendo humo, un nuevo volcán que estremeció a gran parte del continente y tiñó a los cielos de violentos colores ardientes.

Volcán Parícutin en erupción. Foto Wikipedia.

La erupción duró once años y sepultó los poblados de Parícutin y San Juan Parangaricutiro. El primero fue totalmente devorado por el río de fuego. Del segundo únicamente sobresalen de la lava rocosa las torres del templo.

79


JOSÉ HERRERA PEÑA

Foto: juanrulfo.com

80


EL CALENDARIO AZTECA

Foto: herenciasmisticas.com

81


JOSÉ HERRERA PEÑA

Foto: misterios.com

82


EL CALENDARIO AZTECA

En todo caso, durante la edad de fuego, sólo las costas bañadas por los mares se salvaron. Después de hecatombes a escala universal, alzamiento de montañas, hundimiento de continentes, desencadenamiento de las aguas, surgimiento de volcanes, lluvias de fuego y ríos de lava ardiente, extinción de civilizaciones, espanto milenario escondido en los genes del hombre actual, vale la pena tomar un descanso y visitar lo que se salvó.

Tulum, Caribe mexicano. Foto:

83


JOSÉ HERRERA PEÑA

Bahìa de Banderas, Nayarit, Pacífico mexicano. Foto: flick.com

84


EL CALENDARIO AZTECA

El Sol de la Tierra

Imagen de la felicidad En la cuarta pintura del Códice Vaticano, quien baja del cielo no es un dios siniestro, sino la diosa de las alegrías, la productora del maíz. Tiene en sus manos, grandes flores sostenidas por largas ramas adornadas de rosas, que recuerdan los arcos de ramas, hierbas y flores que todavía usan nuestros indígenas en los días de fiesta. La diosa tiene adornos de flores en el cuello y la cabeza, de la cual brota una mazorca de maíz. A la izquierda, abajo, hay un hombre con una bandera en una mano y un ramo de flores en la otra, y a la derecha, otro que ofrece un ramo de flores a una mujer vestida de vegetales y en cuyas manos también sostiene flores y el estandarte de la felicidad. En ninguna parte se ven señales de desgracias. Al contrario. Es una novena sinfonía prehispánica, un canto al amor y una oda a la alegría. Estamos, pues, en presencia de una edad de oro. Para el Códice Vaticano, este cuadro representa el clímax de la historia. Es alumbrado por la luz del cuarto sol.

85


JOSÉ HERRERA PEÑA

Sol de la tierra. Códice Vaticano. México a través de los siglos.

Sin embargo, esta edad floreciente también tendrá su misterioso, trágico y callado fin. Esta vez, la hecatombe no fue causada por los elementos naturales desencadenados. El agua, el viento y el fuego no jugaron ya ningún papel. La maldición no vino de lo alto, sino se sospecha que de la propia tierra, de la tierra hecha hombre. Cuando los aztecas no eran más que una tribu errante y primitiva, encontraron en las altas mesetas centrales de México restos intactos de grandes culturas desaparecidas. ¿Dónde quedaron los olmecas, los toltecas, los mayas? ¿Qué pasó con ellos? ¿Por qué abandonaron en el valle de México sus impresionantes centros ceremoniales de Tula y Teotihuacán, así como —devorados por las densas junglas de Veracruz, Yucatán, Chiapas, Guatemala y Honduras— los de Papantla, Palenque, Chichén Itzá y Copán?

86


EL CALENDARIO AZTECA

Pirámide de la luna. Teotihuacán. México a través de los siglos.

Papantla, Veracruz. México a través de los siglos.

87


JOSÉ HERRERA PEÑA

Templo del Sol. Palenque. México a través de los siglos.

Palacio de Nachán. Palenque. México a través de los siglos.

88


EL CALENDARIO AZTECA

El misterio de su silenciosa extinción No les impresionó tanto el eco de los extraños gritos de terror al derrumbarse los mundos, reproducido por las crónicas más antiguas, cuanto el profundo silencio, el pavoroso vacío, el oscuro abismo que dejaron las bellas y bien trazadas ciudades, misteriosa y súbitamente abandonadas —otrora grandes y populosas— en plena etapa de florecimiento. Ciudades que quedaron espantosamente desiertas de golpe, sin vida, sin movimiento, sin nada. No subsistió ni siquiera una aldea o por lo menos uno de sus habitantes para rendir testimonio de la misteriosa tragedia. ¿Qué pasó? ¿Qué es lo que produjo su increíble y súbito desvanecimiento en el cenit de su existencia? En todo caso, el sol que iluminó esta edad de oro dejó la misma huella que el humo en el viento o que la espuma en el agua. El misterio aterró a los errantes chichimecas que contemplaron con sus atónitos ojos las ciudades repentina e inexplicablemente abandonadas. Esto es lo que señala la última de las cuatro aspas centrales del Calendario Azteca.

Sol de la Tierra. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Aunque esta civilización no fue torturada por oscuridades, relámpagos y estruendos, su silenciosa, súbita y enigmática desaparición no causó menos horror.

89


JOSÉ HERRERA PEÑA

¿Cómo perduraron las grandes conflagraciones en la memoria de los pueblos antiguos? "El hombre es un dios caído —dijo Lamartine— que se acuerda de los cielos". Sólo la poesía insinúa la respuesta. "Yo tengo más recuerdos —cantó Baudelaire— que si tuviera mil años". ¿Cuánto tiempo duró cada edad? Las pinturas del Códice Vaticano ostentan los jeroglíficos de las fechas. El primer sol, 4008; el segundo, 4010; el tercero, 4804, y cuarto, en su cenit, 5206, cuando súbitamente se desvaneció. ¿Son miles de años o de siglos? Las grandes ciudades misteriosamente abandonadas siguen todavía orgullosamente erguidas. En esos majestuosos centros ceremoniales de México yacen aun los cuerpos pétreos de sus olvidados dioses: Teotihuacán, en el corazón de un mágico valle; Palenque y Uxmal, devorados en su esplendor por la jungla; Monte Albán, en la cima de una colina que domina una soñadora meseta; Chichén Itzá, joya refulgente en una cálida llanura.

Pirámide del Sol, Teotihuacán (lugar de los dioses). Foto: Wikipedia.

90


EL CALENDARIO AZTECA

Palenque, Chiapas. Foto: Tapiz del día en MET.

Uxmal. Yucatán. Foto: desde el balcón.com

91


JOSÉ HERRERA PEÑA

MonteAlbán, Oaxaca. Foto: newsoaxaca.com

Chichén Itzá, Yucatán. Foto: arqueoastronomia.com

92


EL CALENDARIO AZTECA

Son ciudades sagradas, espejos del cielo, que reflejan en distinta forma el movimiento de los astros —es decir, son calendarios urbanos—, poderosas urbes religiosas que fueron condenadas de repente a un misterioso silencio. La imprevista, repentina y silenciosa desaparición de los pueblos que construyeron tales joyas de la civilización, de la cultura y del arte, sigue siendo un enigma hasta la fecha. Especial fascinación ejerce sobre el hombre de nuestra época la atalaya encantada de Tulum, al pie del mar Caribe, en la que la arena dorada de sus playas contrasta con los bellos colores del mar.

Tulum, la atalaya para vigilar los orígenes del tiempo. Foto: paseotours.com

El mar no es agua luminosa sino luz líquida, porque allí, en versión del poema maya, "el agua es más transparente que el aire".

93


JOSÉ HERRERA PEÑA

Tulum.

Por algún lugar relativamente cercano, hundidos en las aguas de las islas de Cuba, Andros, Bimini, Anguila, se han encontrado restos de lo que parecen pirámides y murallas de antiguas ciudades sumergidas. Hay que dejar la rutina, tener siempre un libro a la mano y salir en busca de las mágicas playas, de nuestros luminosos orígenes, de la belleza y del misterio.

Caribe mexicano. Foto: cancunadventure.com.mx

94


EL CALENDARIO AZTECA

Cancún, donde el agua es más transparente que el aire.

95


JOSÉ HERRERA PEÑA

Riviera maya. Caribe mexicano. Foto: José María Alva LeFaure

Playa de Tulum. Caribe mexicano. Foto: TulunRealStates

96


EL CALENDARIO AZTECA

El Quinto Sol

Fuentes La historia del Quinto Sol está registrada en testimonios indígenas y españoles, entre ellos, los Anales de Cuauhtitlán y los relatos de Motolinia, Gomara y Sahagún. Sin embargo, ningún lienzo, ningún poema, ningún relato de esta gestación, sea europeo o americano, tiene la poderosa y temible fuerza expresiva que el Calendario Azteca.

El nuevo astro que surge del círculo central de la piedra monumental brilló sobre el mundo el día en que el pueblo azteca, antes nómada y salvaje —procedente de la profunda y legendaria Aztlán— descubrió el lugar sagrado anunciado por la profecía, para convertirse en el "corazón del universo".

97


JOSÉ HERRERA PEÑA

2. La fundación de México El lugar buscado con fervor religioso era un islote pedregoso acariciado por la brisa, en el que un águila con las alas extendidas devoraba una serpiente. Allí se encendió el fuego sagrado y se fundó la ciudad de México-Tenochtitlan.

Fundación de México. Códice Mendocino. Universidad de Oxford. Foto Wikipedia.

98


EL CALENDARIO AZTECA

Fundación de México. Códice Durán. Biblioteca Nacional de España. Foto: floresdenieve.cepe.unam.mx

Agua, viento, fuego y tierra, los elementos de la naturaleza que acabaron con el hombre en el pasado y destruyera casi todo lo que éste construyera, quedaron incorporados al conjunto piedra-nopal-serpiente-águila, es decir, al mítico lugar en que se fundó la ciudad del Quinto Sol, y se convirtieron en símbolos de la nueva historia universal. Los tres primeros soles habían iluminado los mundos que, al ser destruidos en forma catastrófica, habían puesto en peligro de perecer a la raza humana. Después del tercer sol ya no había habido otra hecatombe; pero las florecientes civilizaciones alumbradas por el Cuarto Sol también habían desaparecido misteriosamente en forma silenciosa, callada y no menos dramática que las anteriores. No había sido una destrucción sino una misteriosa extinción. Desde el punto de vista de los elementos naturales desencadenados, ya no era posible concebir una desaparición cataclísmica, porque no la había habido, a pesar de lo cual, esas civilizaciones prósperas y dichosas del Cuarto Sol habían desaparecido sin dejar huella, ni razón, ni vestigios de su desvanecimiento, ni siquiera el eco de sus lamentaciones o desgracias.

99


JOSÉ HERRERA PEÑA

¿Pestes? ¿Hambrunas? ¿Revoluciones? ¿Por qué hasta en las peores hecatombes había habido supervivientes y de este universo armonioso y feliz no había quedado ninguno? Entonces ellos, los mexicanos, los rudos aztecas, se convirtieron en los representantes y portadores de un silencioso apocalipsis, extinguieron el Cuarto Sol a golpes de voluntad política e hicieron brillar uno nuevo, el Quinto Sol. Ellos, en su orgullo, "tenían que inventarlo —dice Chavero— para poner un quinto nuevo que sólo a ellos les perteneciese. Ellos, que querían tener un dios solo suyo, un pueblo suyo, un lugar señalado por los dioses para ellos, quisieron también tener un sol propio. Y el día en que por primera vez pisaron la isleta del lago en que se asienta México, el día en que encontraron el águila posada sobre el nopal entre las corrientes de agua azul y transparente, sobre las cabezas de este grupo de héroes, el quinto sol derramó de lo alto de los cielos su lluvia de luz y oro". (México a través de los siglos, t. I) México, pues, nació bajo el signo del destino para cumplir una alta misión profética universal. "Mientras exista el mundo —dice el poema náhuatl— brillará la grandeza de México Tenochtitlan".

Jeroglífico del templo mayor de México-Tenochtitlan, en el que se hacían sacrificios humanos.

100


EL CALENDARIO AZTECA

El nacimiento del Quinto Sol Los aztecas compensaron el dramático silencio ligado a la extinción del Cuarto Sol con un extenso y mítico relato sobre el nacimiento del nuevo. Al disiparse aquél, el universo quedó en penumbras. Entonces, los dioses de reunieron en Teotihuacán y decidieron crear un fuego nuevo, un nuevo sol. En ese momento, todo eran tinieblas, silencio y soledad. Todo era pavor. Después de danzar alrededor de una hoguera, uno de los más hermosos y fuertes dioses decidió sacrificarse para convertirse en el nuevo sol. Subió a la plataforma con la intención de arrojarse al fuego sagrado, pero en los instantes supremos, dudó y se detuvo. Otro dios cojo, viejo, débil, rubio y feo, al observar el titubeo de su bello y poderoso hermano, avanzó lentamente y se echó a las llamas sin vacilación. El primero, avergonzado, lo siguió. En el oscuro horizonte estalló una mañana nueva, la naturaleza entonó un himno universal y surgió el nuevo sol resplandeciente. El sacrificio divino había producido el milagro.

Símbolo 13 caña. Fecha de nacimiento del Quinto Sol. Calendario Azteca. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez.

El dios viejo y débil brilló en los azules cielos. Su rostro arrugado y sus cabellos rubios están grabados en el centro del Calendario Azteca.

101


JOSÉ HERRERA PEÑA

Tonatiúh, el Quinto Sol

Repentinamente apareció un segundo sol; pero cuando el mundo comenzó a ser devorado por las llamas por la existencia de dos soles, los dioses arrojaron un conejo a la faz del segundo y lo apagaron de inmediato. La imagen del conejo quedó grabada en la faz del astro, que se convirtió en luna y quedó para siempre fuera del día —fuera de la historia— condenado a vagar eternamente durante la noche. Sólo quedó un sol. Todo esto ocurrió en la fecha 13 caña, 13 ácatl. Pero el sol no se movía. El dios viejo y tullido que se había arrojado a la hoguera había consumido sus últimas energías y ya no tenía ninguna para desplazarse por el espacio celeste. Para ayudarlo a avanzar, todos los dioses hirieron su cuerpo e hicieron surgir un río de su preciosa sangre con la que alimentaron el fuego sagrado. Brillaron en la noche las estrellas. Gracias a este nuevo sacrificio divino, el sol voló como un águila hasta hundirse al otro extremo del horizonte y al día siguiente abrió sus alas para iluminar la mañana nueva. El pueblo azteca es el pueblo del sol. Sus miembros más distinguidos son los caballeros-águila. Es un sol que creó a su propio pueblo para que lo honrara. Los horizontes que alumbra pertenecen al pueblo que lo creó. De este modo se cierra el círculo. El mundo iluminado por el astro es fruto de la entrega, el sacrificio y al esfuerzo. Sólo el esfuerzo, sacrificio y entrega del hombre podrá hacer vivir al astro.

102


EL CALENDARIO AZTECA

Caballero águila. Museo Nacional de Antropología e Historia. Ciudad de México.

103


JOSÉ HERRERA PEÑA

Para derrotar a la noche, el hombre puede y debe convertirse en dios, es decir, ayudar al movimiento del tiempo y hacer avanzar la luz. Si los dioses se sacrificaron por el hombre, justo es que el hombre se sacrifique por los dioses. Así, dar su sangre, su corazón, su vida, fue para el pueblo del sol no sólo una frase sentimental, sino una realidad brutal, horrible, cruel y primitiva, si se quiere, pero no menos honesta y leal, fundada en el poema del esfuerzo. Cuando los sabios descubrían que el sol se debilitaba y el universo quedaba en peligro, como en los inviernos, el mejor hombre, la mujer más bella, el guerrero más valiente, la doncella más virtuosa, eran sacrificados. En una ceremonia terrible, los jóvenes, fuertes y hermosos cuerpos eran colocados en la piedra de los sacrificios, en la piedra del sol, y se les arrancaba el corazón que, palpitante todavía, era inmediatamente ofrecido al astro rey.

Cuchillo de obsidiana para sacrificios. Foto:

A los lados del viejo rostro del sol que emerge del Calendario Azteca, dentro de los dos círculos abiertos enlazados con las aspas de los cuatro soles muertos, hay dos garras de jaguar. Son también dos picos de águila que atrapan sendos corazones humanos. Gracias a este alimento, el sol continúa su movimiento a lo largo de los cielos. La vida renace.

104


EL CALENDARIO AZTECA

Garras de jaguar con corazones humanos. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

El renacimiento periódico del Quinto Sol Sin embargo, cada fin de siglo, el cual duraba 52 años, había cinco días que sobraban y se creía que en el último de ellos el sol ya no saldría más. En esos días se ayunaba, se apagaban los fuegos, se rezaba, se imploraba, se lloraba. "Todos tenían muy grande miedo —dice Sahagún— y estaban esperando con mucho temor lo que acontecería..." Se tenía la creencia de que al final del invierno, al extinguirse el último día del siglo, el sol ya no volvería a aparecer, "que habría fin el linaje humano y que aquella noche y aquellas tinieblas serían perpetuas". Entonces, no un individuo, no una familia numerosa, no una populosa ciudad, sino todo un pueblo —dice Chavero—, desde los reyes hasta los esclavos —sabios e ignorantes, ricos y pobres, vencedores y vencidos, hombres y mujeres, ancianos y niños— todo un continente, mil ciudades, millones de almas, eran presa del pánico y del dolor. Cuando se hundía por última vez el sol en el horizonte, ¡qué espanto en la urbes! ¡Qué temor en los campos! ¿Volvería a salir el sol esplendoroso? ¿Permanecería para siempre en la oscura región de los muertos?

105


JOSÉ HERRERA PEÑA

Las familias rompían las piedras del hogar. Los sacerdotes derribaban las estatuas de los dioses. Los seres humanos se herían, se sacrificaban, derramaban su sangre y se abrazaban en la noche unos a otros. Se sacrificaban para dar fuerza al sol y éste volviera a levantarse en el oriente. Mientras en la tierra los sacerdotes se cubrían el cuerpo con blancas vestiduras, en los cielos la constelación de Las Pléyades se vestía de luz. Entonces, sacerdotes y estrellas marchaban juntos por tierra y cielo hacia las montañas del Oriente. Empezaban a caminar pausadamente, muy despacio, con mucha gravedad y silencio, como los dioses. Su misión, encender la hoguera, el fuego nuevo, la luz que atrajera al sol para que iluminara una nueva era. A la hora de hacer brotar el fuego nuevo, los ojos de todos los habitantes del imperio estaban fijos en un solo punto. De pronto, los sacerdotes hacían brillar entre el cielo y la tierra —en la cima de las montañas— un fuego lejano, pequeño, como la luz de una estrella. Fiat lux. Luego, todos hacían lo mismo, prendían una antorcha, una hoguera, un fuego. La pequeña luz se multiplicaba, crecía y se propagaba por los cuatro puntos cardinales como un incendio. Y toda la cuenca se convertía en un mar de luz, que subía y bajaba a lo largo de las montañas y se reproducía en el espejo de los lagos. Parecía ser de día. Un nuevo siglo estaba por nacer. Y entre nubes de púrpura y oro, brotaba del Oriente, inmenso y glorioso, el sol, el Quinto Sol, anunciando la llegada del nuevo siglo. El peligro de su destrucción De cualquier modo, este sol no alumbrará al mundo para siempre. También desaparecerá. Tal es la profecía de la piedra azteca. A la llegada de los conquistadores españoles, se temió que el fin ya había llegado. El 13 de agosto de 1521, Cuauhtémoc se rindió a Hernán Cortés en la ciudad de MéxicoTenochtitlan, completamente destruida durante las batallas.

106


EL CALENDARIO AZTECA

Matanza del Templo Mayor. Códice Durán. Foto: toltecayócotl.org

Pero ni la sangrienta guerra, ni la sistemática destrucción de templos y palacios de la ciudad indígena, ni la feroz hambruna, ni las espantosas pestes que se desataron después, apagaron el Quinto Sol. Ni siquiera fueron totalmente destruidas las culturas de los pueblos prehispánicos, porque éstas encontraron múltiples formas de acomodamiento, adaptación y supervivencia dentro de la cultura española dominante. Sobre las ruinas del México antiguo surgió un nuevo México. Con las piedras del templo mayor se construyó la catedral, y con las del palacio de los emperadores, el palacio nacional. Las viejas tradiciones, creencias y profecía americanas, mexicanas, se fundieron en las de la cultura europea, española, y se expresaron en un nuevo lenguaje. México, en efecto, había nacido bajo el sello de la Historia para cumplir una alta misión profética universal. "Mientras exista el mundo —dice el poema náhuatl— brillará la grandeza de México Tenochtitlan".

107


JOSÉ HERRERA PEÑA

Por consiguiente, durante milenios refulgirá el mensaje de México, de la cultura milenaria de América, la cultura azteca, y del Pueblo del Sol. Sin embargo, aunque el Quinto Sol todavía brilla sobre nuestra humanidad, también se apagará definitivamente. Sólo que, a diferencia del último sol, que se desvaneció silenciosamente sin dejar rastro, y como los tres primeros, desaparecerá en medio de catástrofes a escala universal. Sabemos cuándo. La fecha es 4 Terremoto, que significa el fin de los tiempos y el regreso a los orígenes. Al principio fue el caos. El caos será al final. ¿Cuándo llegará la temida fecha y se cerrará el ciclo final? ¿Cuál será esta vez la causa de la destrucción total? ¿Una catástrofe cósmica? ¿Un meteorito colosal? ¿Una nueva convulsión de la tierra? ¿Una locura del hombre? Preguntas sin respuesta. Una nueva y estruendosa catástrofe podría ser ilustrada por la dantesca explosión de un artefacto termonuclear y la lectura trágica de algunos versículos del Apocalipsis. Y ante la posibilidad de que la catástrofe aceche a nuestra civilización, ninguna sugerencia más pertinente que la de vivir el día de hoy en toda su plenitud. Antes del colapso final, es imperativo visitar playas, cielos y monumentos de México.

Tulum, Caribe mexicano. Foto: getbestwallpapers.com

108


EL CALENDARIO AZTECA

Isla de Cozumel, Quintana Roo, Caribe mexicano. Foto:

Zihuatanejo, Océano Pacífico. Foto: clubintrawest.com

109


JOSÉ HERRERA PEÑA

110


EL CALENDARIO AZTECA

Fin del Quinto Sol

La belleza de la piedra La belleza plástica de la Piedra del Sol —el Calendario Azteca— o Piedra de los Soles, se ha impuesto por sí misma, a partir de su descubrimiento, sin necesidad de comprender su significado, ni la forma en que mide los tiempos, ni la poesía de su historia, ni la profecía de su mensaje. El valor de la misteriosa obra de arte puede ser calculado en función de la extraña fascinación que ha ejercido sobre los descendientes del pueblo que la creó e incluso sobre otros muchos. No tiene necesidad de ser descrita en forma literaria para sostener su regio valor estético. Entre nuestros pueblos indígenas, el tiempo era religión, y la religión, tiempo. Según ellos, el universo y la vida no fueron creados de un solo golpe, sino sujetos a hecatombes devastadoras y a sorprendentes renacimientos.

111


JOSÉ HERRERA PEÑA

La historia de la creación, pues, es también la historia de la destrucción. Por eso, en la cosmogonía y la religión de las culturas americanas domina un sentimiento trágico de la vida, pero también un optimismo inexplicable. En esta sucesión de cielos, paisajes, formas de vida y soles que nacen y mueren, hay una resignación ante lo inexorable y una euforia vital antes del fin. El universo, al ser dislocado, ha arrastrado en su caída a la humanidad. Esto se ha reproducido cuatro veces. La historia universal de lo ocurrido es la historia de los cuatro soles. La historia contemporánea y la del futuro es la historia del Quinto Sol.

La profecía de la hecatombe final Pero a pesar de las auroras y los renacimientos, la carga del fin se ha impuesto y el dramático pesimismo parece ser más intenso que la emoción de los orígenes y el florecimiento. Y es que lo pasado y lo presente se enlazan con lo futuro. Así como las cuatro edades anteriores se extinguieron, la actual desaparecerá. ¿Cuándo? Lo sabemos. Ya se señaló. La fecha calendárica de su destrucción está grabada al pie de la piedra. Su causa, también. Fecha y causa: 4 terremoto.

112


EL CALENDARIO AZTECA

Dioses del principio y del fin. Fecha: 4 terremoto. Calendario azteca. Diseño: Prof. Humberto Herrera Martínez

Lo que no sabemos es la equivalencia que existe entre la fecha profetizada en el Calendario Azteca y el cómputo de los años de nuestra era. El apocalipsis podría desencadenarse en cualquier momento. Lo dicho, antes de morir, hay que vivir. Y parte importante de la vida es visitar las playas, el sol y las piedras de México cargadas de tiempos y mensajes.

Huatulco, Oaxaca. Foto: Daniel Llerandi.

113


JOSÉ HERRERA PEÑA

114


EL CALENDARIO AZTECA

Cabo San Lucas, Baja California. Foto: loscabosweb.com

Acapulco. Mar y laguna de agua dulce. Foto: triangulodelsol.travel

115


JOSÉ HERRERA PEÑA

Zihuatanejo. Foto::

116


EL CALENDARIO AZTECA

EL AUTOR

JOSÉ HERRERA PEÑA es licenciado en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; doctor en Ciencias Históricas por la Universidad de la Habana, y profesor universitario. Ha escrito varias obras, entre ellas: •

Exilio y poder, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. Libro electrónico disponible en Kndle-Amazon. (Primera edición bajo el título Migración y poder, México, Gobierno del Estado de Michoacán//Secretaría del Migrante, 2011)

Santos Degollado. Rector, Gobernador, Secretario de Estado, Ministro de la Corte, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. Libro electrónico disponible en Kindle.Amazon. (Avance publicado bajo el título “Santos Degollado”, en Historia de los Ejércitos Mexicanos, México, SDNSEP/INEHRM, 2013)

117


JOSÉ HERRERA PEÑA

Ignacio Zaragoza. La retirada de los seis mil, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. Libro electrónico disponible en Kindle-Amazon. (Publicado bajo el tíulo “Ignacio Zaragoza”, en Historia de los Ejércitos Mexcanos, México, SDN-SEP/INEHRM, 2013)

La resistencia republicana en Michoacán, USA, Amazon, CreateSpace, 2015 Libro electrónico disponible en Kindle-Amazon. (Avance publicado bajo el mismo título en La resistencia republicana en las Entidades Federativas, Coordinadora Patricia Galeana, México, Siglo XXI, 2013).

La biblioteca de un reformador, México, UMSNH, 2005.

Los diputados mexicanos a las Cortes de Cádiz, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. Libro electrónico disponible en Kindle-Amazon.

Maestro y discípulo, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. También disponible en libro electrónico, Kindle-Amazon. (Primera edición con el mismo título, México, UMSNH, 1995, primera reimpresión 1996).

Morelos ante sus jueces, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. Libro electrónico disponible en Kindle-Amazon. (Primera edición con el mismo título, México, UNAM//Facultad de Derecho-Porrúa, 1985. Varias reimpresiones)

Una nación, un pueblo, CreateSpace, 2015.

un

hombre,

USA,

Amazon,

Libro electrónico disponible en Kindle-Amazon. (Segunda edición bajo el título Una nación, un pueblo, un hombre. Miguel Hidalgo y Costilla, México, ICADEP.PRI, Morelia, 2010) (Primera edición bajo el título Miguel Hidalgo y Costilla, Cuba, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2010)

118


EL CALENDARIO AZTECA

La caída de un virrey. Soberanía, Representación nacional e independencia en 1808, USA, AMAZON, CreateSpace, 2015. Libro electrónico disponible en Kindle-Amazon. (Primera edición bajo el título Soberanía, representación nacional e independencia en 1808, México, Senado de la República-Congreso del Estado de Michoacán de OcampoGobierno del Distrito Federal/Secretaría de Cultura, 2009)

Michoacán. Historia de las instituciones jurídicas, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. Disponible también en formato electrónico en Kindle-Amazon. (Primera edición con el mismo título, Senado de la RepúblicaUNAM/Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2010)

La amante del general, vol. II, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. Disponible también en formato electrónico, Kindle-Amazon.

La amante del general, vol. I, USA, Amazon, CreateSpace, 2015. Disponible en formato electrónico, Kindle-Amazon. (Primera edición con el mismo título, Ediciones La Francia Chiquita, 2006)

Políticos, corsarios y aventureros independencia de México.

en

la

guerra

de

Formato electrónico, Kindle-Amazon. •

Morelos. Polémica sobre un caso célebre, México, Gobierno de Michoacán/Secretaría de Cultura, 2010. Libro electrónico disponible en Kindle-Amazon.

El libro de los códigos de Antonio Florentino Mercado, Formato electrónico Kindle-Amazon. (Publicado como Estudio Preliminar de El libro de los Códigos, México, Congreso de Michoacán de Ocampo, 2010)

119


JOSÉ HERRERA PEÑA

120


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.