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Conocí a Henri Bourrut por su burra Toñina, debido a un problema que tenía en sus cascos. Esa patología fue una oportunidad para conocer a un propietario atípico, no sólo porque se dedicara a la cría de burros, lo cual no es demasiado frecuente hoy en día, sino por la responsabilidad y cariño con los que cuida de sus animales. Aquella fue una grata experiencia que se ha visto continuada con el privilegio de poder prologar este libro. Este manual sigue fielmente aquellas cualidades que mostró Henri en aquella visita. Pese a ser una obra breve, recoge de manera adecuada los principales conocimientos que un aficionado ha de tener para acercarse a este noble animal, haciendo un buen repaso de los orígenes de la especie, sus particularidades anatómicas y fisiológicas y los principales cuidados que requieren. La obra se completa con interesantes apartados sobre el utillaje y arneses para el manejo y enganche de los asnos. El texto se completa con curiosas e ilustrativas imágenes que hacen de la lectura de esta obra un ejercicio tan útil como ameno, tanto para los ya iniciados como para los que se acercan por primera vez a los burritos. En la lectura de este homenaje al burro, por encima de todo, se respira el cariño y la devoción del autor por esta especie, por sus animales, por sus compañeros.
Paco Vázquez
Veterinario
¿Por qué un libro sobre el burro?
las personas que conocen al animal no se plantean la pregunta, pero la gran mayoría lo tienen en gran ignorancia o creen que es un animal en peligro de extinción, que puede desaparecer sin pena ni gloria, amen de figurar en una granja escuela o de pasear a los niños en alguna feria. No se es consciente que muy lejos de extinguirse, el burro sigue siendo la principal fuerza motriz en muchas partes del mundo. Además, después de haber caído de forma drástica, el censo asnal se está recuperando en la Unión Europea donde el burro ofrece nuevos usos y oportunidades. No solamente se usa como mascota, para el paseo enganchado o la práctica del senderismo, por ejemplo, a lo largo del Camino de Santiago, sino que se utiliza también en el ámbito del turismo rural, en la elaboración de cosméticos y quesos a partir de la leche de burra, para el laboreo ecológico en parcelas pequeñas e invernaderos, para el desbroce y limpieza de bosques e incluso con funciones terapéuticas (asinoterapia) y de mediación para personas con dificultades síquicas y motoras. Pero el resurgir del burro se debe también y sobre todo porque es un animal que resulta simpático, que es rústico, cariñoso, valiente en el trabajo y noble en el trato. Las personas que criamos burros establecemos con ellos una relación de confianza y nos agradecen los cuidados recibidos con su personalidad, su sociabilidad y su trabajo. Cada vez serán más las personas que, teniendo una pequeña finca o terreno se plantearan tener un burro como animal de compañía. Pero un burro requiere ciertos cuidados y atención y el desconocimiento del burro y de sus necesidades básicas puede generar disgustos, tanto para el dueño como para el animal. Sirva el presente trabajo para aportar los conocimientos básicos necesarios no solamente para tener un burro en buenas condiciones pero también y sobre todo para disfrutarlo y saber convivir con él.
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Afición por los burros
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la afición por los burros es una afición como cualquier otra, pero implica responsabilidad con los animales. La relación del burro con la humanidad es milenaria. Durante todo este tiempo el burro ha entregado su fuerza de trabajo a cambio, a veces, de nada, recibiendo en muchos casos un trato poco agradecido. Al contrario son muchas las personas que hemos podido establecer una relación más humana con estos animales, cautivados por su simpatía, su entrega al trabajo, su carácter dócil y su personalidad noble. El burro colabora con valentía pero no se somete. Este libro quiere ser un homenaje al burro, para que sea mejor conocido y más valorado y apreciado por los servicios que presta, por cómo los presta y porque no deja de ser un auxiliar importante para las personas, todavía hoy en día, cuando va ofreciendo nuevas prestaciones económicas, lúdico recreativas y formativas. El burro es un gran desconocido para el público, salvo para las personas que lo disfrutan. Se sabe de el por las connotaciones peyorativas de la apelación “burro” y, sobretodo, se percibe todavía en España como todo un símbolo de la pobreza y de la dura vida del campo de la primera mitad del pasado siglo y hasta los años setenta.
especie
El burro como especie
el burro (Equus asinus) y su primo el caballo (Equus ferus caballus) son descendientes del mamífero Mesohippus de Norteamérica cuyos fósiles se corresponden con una época situada hace 42 y 33 millones de años. Este ancestro común medía solo 60 cm, y ya mostraba aptitudes para la carrera. Su evolución fue constante, dando lugar hace 4 millones de años al Equus, predecesor de todos los équidos actuales. Medía entre 125 y 135 cm y ya pisaba en un único casco. No se conoce el detalle de la separación entre ambos primos pero se supone que ocurrió por distanciamiento geográfico bajo climas diferentes. Tuvieron lugar importantes migraciones. En el burro se distinguen dos ramas evolutivas separadas hace unos 600.000 años, una asiática y otra africana. El burro actual es descendiente del asno de Nubia y del asno de Somalia. El burro figura en algunas pinturas rupestres de cuevas prehistóricas de la Dordogne francesa (Combarelle) o del Sahara, datadas en 10.000 años antes de Cristo, pero todavía sin señales de domesticación. Se sabe que el hombre empezó a utilizar al burro en el noreste de África hace unos 5 o 7.000 años. Inicialmente se utilizaba para el porteo, muy presente en Egipto y único animal en las caravanas, antes del uso del dromedario. Estuvo también presente en las antiguas Grecia y Roma y quedo circunscrito a la Cuenca Mediterránea hasta que se introdujo por toda Europa al final de la Alta Edad Media. Desde entonces fue utilizado de forma generalizada para trabajos de porteo, enganche y tiro, hasta que fue desplazado por la mecanización. Su abandono hizo que muchas razas asnales estuvieran a punto de extinguirse en la segunda mitad del pasado siglo.
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Mesohippus, el ancestro de los équidos (imagen dino.wikia.com).
imagen y anatomía externa
Imagen y anatomía externa
La imagen del burro nos es familiar desde la infancia por estar tan ligada a cuentos infantiles y películas de animación: el burro resulta simpático. Lo vemos como un caballo pequeño, pero apreciamos importantes diferencias: el gran tamaño de la cabeza y, sobretodo, de las orejas. La crin es corta y la cola lisa terminada con un penacho espantamoscas, como en las vacas. Sus patas son finas y sus cascos, pequeños, más alargados y menos redondeados que los de los caballos. Otra característica muy notable del burro es su voz tan discordante, un potente rebuzno que le sale de muy adentro, vigoroso y sorprendente. El burro tiene el pelo recio, más espeso en invierno. El color del pelo es muy variable, de negro brillante a blanco, pasando por tonos marrones y grises, incluso con motas, o pío. Muchos burros lucen en el lomo una cruz oscura: la llamada cruz de San Andrés. El lomo presenta una línea oscura y, a la altura de la cruz, los dos brazos bajan hasta el hombro. El vientre es siempre de color claro, al igual que el interior de los muslos. Los burros oscuros suelen tener aureolas claras alrededor de los ojos (gafas) y el hocico igualmente claro. El burro tiene muy desarrollados los sentidos del oído y del olfato. Es un animal longevo, con una
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Homenaje al burro Manual para el conocimiento y manejo básico del burro como animal de compañía y de trabajoEl burro, razas e híbridos
Como ocurre con la mayoría de los animales domésticos, el proceso de domesticación da lugar a diferentes razas que son variedades geográficas adaptadas al clima, la orografía y los usos específicos que se dan a la especie. En el caso del burro, la diversificación en razas ha sido importante, dando lugar a animales con tipologías y aptitudes diferentes. Por ejemplo, las zonas de orografía complicada han optado por animales de carga, allí dónde un carro no podía circular. Al revés, en las llanuras, se buscaban animales más aptos para el tiro. En Francia, por ejemplo, están reconocidas siete razas distintas y en España, seis. Para que una raza sea reconocida como tal, los animales correspondientes han de reunir unas características muy determinadas. Los animales así determinados y catalogados pasan a ser inscritos en un libro de registro y se procura la reproducción entre estos individuos para mantener y consolidar la raza, pero evitando la consanguinidad. Los animales que no reúnen los criterios de una raza determinada se consideran burro común: son la gran mayoría de los burros que se pueden encontrar hoy en día en España, por el trasiego histórico de animales y los numerosos cruces acaecidos. El burro común, el más común, sin localización geográfica definida puede tener aspectos muy variables, fruto como es de múltiples cruces resultantes de los trasiegos de animales de una región a otra y de un país a otro. Así, el corredor del Ebro ha sido lugar de trasiego entre el burro de las encartaciones y el burro catalán. Muchos burros comunes lucen la cruz de San Andrés, que sería exclusiva del burro majorero en España y de varias razas francesas. Esta cruz característica se ha hecho muy común y la lucen muchos animales. En cuando a libreas, son frecuentes, por ejemplo, los burros de color castaño con cruz, o los burros tordos. Algunos presentan patas finas y otros, más gruesas.
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Anatomía: el burro no es un caballo
l conocimiento veterinario del burro está progresando mucho gracias al gran trabajo realizado por el Donkey Sanctuary de Inglaterra y porque, al cobrar protagonismo el burro e incrementarse la sensibilidad de los propietarios, los veterinarios han de atender un número cada vez mayor de animales.
Son numerosas las diferencias anatómicas entre burro y caballo, además de las que se aprecian a simple vista, y su descripción sería muy exhaustiva y técnica, sobrepasando los objetivos de este libro divulgativo. Sin entrar por lo tanto en detalles, diremos que se aprecian diferencias a nivel interno en las siguientes partes del cuerpo:
Número de vertebras lumbares (5 en el burro y 6 en el caballo)
fisiología y enfermedades
Fisiología del burro y enfermedades
a fisiología del burro difiere de la del caballo, por ejemplo, en cuanto a metabolismo o hematología (el burro tolera mejor la deshidratación). El burro puede padecer las mismas enfermedades que los caballos, siendo distintos los síntomas y específico el tratamiento. Sin ánimo de ser exhaustivos, en el burro se han descrito como principales problemas de salud los siguientes: • Hiperlipemia, provocada por el ayuno
Presencia de parásitos intestinales y del caballo
Cólicos de diverso origen (muy graves)
Úlceras
Peritonitis
Torsión intestinal
Salmonelosis
Afecciones hepáticas (parásitos, fibrosis, tumores, etc.)
Pancreatitis
Patología respiratoria (parásitos, infecciones, micosis, gripe, etc.) • Patología de las vías respiratorias y pulmones (fibrosis pulmonar, bronco neumonía, abscesos, tumores)
Patología uro-genital (infecciones) • Dermatología (parásitos, picaduras de insectos, tiña, ácaros, micosis e infecciones varias)
Sarcoidosis y neoplasias • Oftalmología (ulceras, conjuntivitis, cataratas) • Patología locomotora (artrosis, fracturas, crecimiento desproporcionado del casco por falta de ejercicio o de control, infecciones) • Patología infecciosa (tétanos, brucelosis, peste equina) • Zoonosis, de contacto con caballos • Problemas bucales por el desarrollo de los dientes
Homenaje al burro Manual para el conocimiento y manejo básico del burro como animal de compañía y de trabajoEl casco del burro
El casco del burro es muy resistente a pesar de su apariencia frágil. Los pies del burro requieren vigilancia y cuidados pues se pueden deformar fácilmente y deben ser recortadosperiódicamente, al menos, cada tres meses.
Pinza
Cuarta
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Talón
Muralla del casco Línea blanca Zona de la suela que soporta el peso
Suela Apéndice de la ranilla
Ranilla Surco colateral (canales) de la ranilla
Barras Surco central de la ranilla
Bulbos del talón
Adaptado del Manual del burro del “Donkey Sanctuary”
El burro no se suele herrar, salvo que trabaje mucho. La pinza se suele alargar demasiado y es la parte que más se recorta. Se aprovecha para limpiar el interior del casco con una herramienta específica (limpiacascos) y se inspeccionan posibles heridas, hendiduras, etc. Si la muralla del casco está muy seca, se puede untar con aceite vegetal.
Alimentación
en su ambiente natural, el burro puede dedicar hasta 16 horas al día en comer, a bocados pequeños, hierba y matorral, caminando casi siempre con la cabeza cerca del suelo.
Al ser el tubo digestivo muy largo, como en los demás équidos, el tracto digestivo puede tardar hasta 72 horas. De esta manera, la energía empleada hoy proviene de la comida de antes de ayer; para un animal que ha de trabajar, la alimentación se ha de planificar.
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El forraje que come el burro puede tener un porcentaje de humedad muy variable, desde un 14% en heno o paja, hasta un 90% en hierba verde recién cortada. Un équido en reposo (sin trabajar) consume alrededor de 1,3 kg de materia seca al día para cada 100 kg de peso. Cuando trabaja, la cifra aumenta hasta 2,3 kg. El burro recupera entre 1,5 y dos veces más energía del forraje que un poni del mismo peso. De esta manera, los aportes alimenticios recomendados para un burro serán un 25% menores que para un caballo del mismo peso. A groso modo se puede decir que un burro necesita 1kg de alimento en seco para cada 100 kg de peso. Un burro de tamaño pequeño, de 150 kg, necesita pues 1,5 kg de heno al día, que en verde serian 7,5 kg de hierba fresca. Estas cifras dan una idea bastante exacta de las necesidades alimenticias de un burro. Conviene que la ración diaria, fraccionada en hasta tres comidas en burros estabulados, sea variada. Hierba fresca, heno, paja (de trigo o cebada; la de maíz no les gusta mucho), alfalfa, grano (maíz, trigo, avena, cebada, pero de forma moderada y para burros que trabajan o burras gestantes y/o lactantes), ramajes, restos de huerto y de poda, hojas de otoño: al burro le gusta la variedad pero hay que racionarla.
La obesidad no es conveniente y se detecta por los depósitos de grasa, sobre todo, en el cuello.Es un defecto de burros sedentarios y bien alimentados. En cuanto a ramajes, al igual que las cabras, comen olmo, fresno, rosal y un largo etcétera. No gustan de la hiedra, ni del ciprés. Se comen el aligustre, pero a los pocos días de cortarlo, más que fresco pues es muy fuerte y debe contener toxinas, sobre todo el aligustre del Japón. Del aligustre les encanta la corteza, igual que la de otras maderas (chopo, frutales…) y pelan completamente las ramas con los dientes. Como es lógico, cuanto más verde comen, menos beben; pero en todo caso necesitan agua fresca y limpia a discreción (entre 3 y 10 litros diarios).
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Psicología y personalidad: la sociedad de los burros
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el burro es un animal que tiene una personalidad muy marcada. Es de carácter sociable y voluntarioso y trabaja concienzudamente. Vivir solo no es bueno para su salud: necesita relacionarse, al menos con otro burro y, en su defecto, con otro animal.
Los veterinarios califican al burro de “estoico” pues es un paciente de diagnóstico precoz complicado: el burro no demuestra dolor ni molestias y, cuando lo vemos mal, es porque está ya muy mal. Dicen los entendidos que los burros silvestres no muestran nunca señas de debilidad, para no llamar la atención de posibles depredadores. En todo caso, el buen conocimiento de nuestro burro y la relación diaria es lo que nos permitirá detectar cualquier comportamiento inhabitual, cambio de actitud o de apariencia. El burro es inteligente, analiza las situaciones y busca soluciones. Es esta inteligencia que hace que lo califiquemos de tozudo, pues no hace lo que no quiere o no entiende; pero es obediente, trabajador y valiente: diríamos que es noble. Esta misma inteligencia hace que no se somete, sino que colabora y, además tiene una faceta de travieso: sabe aprovechar una puerta abierta, correr un pestillo y darse un paseo dónde no le corresponde; sabe dónde guardamos la comida y, cuando paseamos, en un descuido, se arrima a la hierba del borde del camino, sobre todo si lo conduce una persona inexperta. Además da la impresión de saber muy bien cuando hace algo que no debe: hace travesuras.
conseguir un burro
¿Cómo conseguir un burro?
Las personas que buscan tener un burro lo suelen comprar. Pero es un animal de poco valor comercial: no es tanto el valor monetario en sí sino el compromiso que se adquiere con el animal. Personalmente he procurado regalar algún burrito que me sobraba, a personas de confianza. Como el hacerse con un burro no debe ser un capricho, es mejor escogerlo según nuestras necesidades. Si vamos a tener un único burro, para animal de compañía, ha de ser una hembra o macho castrado; si ya es adulto, manso y educado, mejor. A un burro joven habrá que educarlo. Mejor dos animales que uno, pues se aburren y deprimen. Un burro convive muy bien con otros animales, perros, caballos…Es desaconsejable hacerse de primeras con un burro entero porque es más temperamental y difícil de manejar para una persona inexperta. Si pretendemos trabajar con él, para el porteo, laboreo o enganche, mejor un burro de tamaño medio, de unos 130 cm de alzada en la cruz. Yo tengo burros más pequeños y están más limitados en cuanto a fuerza. Se inicia el trabajo con los animales cuando ya han cumplido los tres años, pero pueden ser iniciados a partir de los dos años. En internet circulan muchos anuncios de burros; yo aconsejaría adquirir un animal a un criador o alguien de confianza . En todo caso hay que ver el animal, si está bien físicamente, si es manso y si es de fácil manejo. La adquisición de cualquier animal con actitud hostil es muy desaconsejable. El animal debe entregar las patas con facilidad para la revisión de los cascos, sobre todo, de las patas posteriores. También se pueden visitar las ferias ganaderas en las que siempre hay algún burro para vender. Aunque los animales de raza son algo más caros, yo aconsejaría adquirir un burro adscrito legalmente a una raza oficial. De esta manera tenemos un animal de más valor y categoría y fomentamos la recuperación de las razas autóctonas. En todo caso, si no estamos completamente convencidos de poder atender adecuadamente a esta mascota, es mejor abstenerse. En algunos lugares, ya se está desarrollado el alquiler de burros para el paseo en carro o para el senderismo.
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Mejor dos animales que uno, pues se aburren y deprimen.