Y vuelta a empezar... Una historia profesional casi real para estas Navidades PILDORASDEOPINIÓN
EMPRESARIAL
Con motivo de estas fechas navideñas quiero aprovechar este Post para contaros una historia. Esto que es voy a contar es personal, le está pasando a un buen amigo. Juan Martos a sus 49 años lleva más de 25 trabajando, sin coger ni un sólo día de baja y con una dedicación laboral plena más allá de lo exigible. omo dice Juan, él se dedica a vender. Empezó en una multinacional de becario y desde entonces no ha parado de producir. Si!, Si!, para los que no están en la calle, hay que recordar que lo que luego otros gestionan, lo ha conseguido Juan y el resto de su equipo al traer y mantener clientes a la empresa y no siempre lo han conseguido tomando cañas. Al poco tiempo de entrar en la empresa de becario, Juan consiguió un puesto estable y bien remunerado. Después, tras varios ascensos dentro de la casa entendió que era el momento de marcarse nuevos retos y “ficho” por otra gran empresa, en este caso del mismo sector. Juan lleva ahora 10 años desarrollando su labor como Director de Negocio en esa multinacional y aunque sigue trabajando muchas horas, ha conseguido rentabilizar su tiempo y el del resto del personal que está a su cargo.
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Estos últimos años no han sido buenos para Juan ni para su empresa. Realmente no han sido buenos para el sector en general y eso ha hecho que se hayan producido descensos generalizados en las ventas, incluso varios cierres de empresas relevantes y la absorción de otras mejor por compañías mejor posicionadas o con más pulmón financiero. A la empresa de Juan le ha tocado ser absorbida por la competencia. La adquisición será amortizada en pocos ejercicios por el incremento directo de producción, además de por consolidar varias líneas de negocio en las que la corporación compradora no estaba posicionada, pero en las que la empresa donde trabaja Juan son un referente mundial.
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Hasta aquí la parte empresarial, pero esta vez no le va a servir de mucho a Juan su “Semper Fidelis” empresarial. porque aunque su empresa “se fusionará”, como suele decir Juan, con la competencia, es indudable que los puestos directivos están duplicados. Mi amigo Juan está casado con su mujer, con su suegra y con una hipoteca, además de tener dos retoños que empiezan este año la universidad. Como os decía nunca ha dejado de trabajar y ha llegado a ser un “crack” en su sector. Os aseguro que no me nubla mi amistad con él, que por cierto se remonta a los años 80. Juan es un crack también como persona y como amigo: Algo vehemente defendiendo lo que piensa y en como se tienen que hacer las cosas, pero colaborador, dialogante y un magnifico compañero de armas cuando tuve la suerte durante un tiempo de trabajar con él en la misma empresa. Hace varios meses coincidimos haciendo las habituales compras de los sábados. Siempre que nos encontramos en ese centro comercial me toca saludarlo a mí, porque Juan pierde la noción del tiempo en la sección donde venden “su” producto y los de su competencia. Si alguien quiere saber más sobre este tema, le puedo dar el número de su mujer y de su suegra, porque ellas tampoco aciertan a entender que hace plantado durante tanto rato allí, es más, ambas coinciden en que es el único motivo por el que se empeña en acompañarlas a comprar. Un tiempo después, lo volví a encontrar en el centro comercial, pero esta vez en otra sección y me sorprendió verlo plantado como otras veces, absorto, pero visiblemente angustiado. Por un momento pensé que había perdido en el Super a su suegra... (lo siento, no me he podido resistir). Al acercarme le pregunté si se había perdido y no encontraba “su sección” como a él le gusta llamarla, pero pronto me dí cuenta que no estaba el horno para bollos.
Juan me contó que el día anterior habían tenido Consejo de Dirección y le habían informado que tras la fusión tendrían que ajustar la plantilla, debido a las duplicidades de puestos existentes, para así poder ceñirse al plan de viabilidad ideado. Como es obvio, el equipo directivo comprador sería quien se quedase y quien tomase las riendas de la empresa. Quise restarle importancia al tema y le relaté las excelencias profesionales que él podía aportar a cualquier empresa y que la competencia se lo iba a “rifar”. Me referí también a que ahora sólo tenía que preocuparse por elegir la mejor opción, ya que al menos obtendría un jugoso finiquito que le permitiría tomarse su tiempo para decidir que hacer. Juan me respondió con una sonrisa forzada y me dijo que lo de su finiquito no estaba tan claro por el número de días que pagarían, porque los puestos estaban duplicados y creía que podían hacer algún tipo de despido procedente e incluso había oído rumores de que iban a ofrecerles como alternativa una rebaja de salario y puesto o bien irse a trabajar a otro país (como muchos de su generación, para Juan el inglés no es precisamente su fuerte). Pasaron varias semanas hasta que volvimos a vernos. Era miércoles y Juan iba en vaqueros, algo muy raro en él para ser entre semana. Me confirmó que unos días antes le habían informado de su cese en el puesto que tan brillantemente había ocupado durante más de una década. Como él suponía le ofrecieron varias opciones. Al final la mejor alternativa fue un despido pactado que le permitiría disponer de cierta tranquilidad durante algún tiempo. Me alegró saber que al menos a corto plazo la parte económica no seria el mayor de sus problemas. Durante las siguientes semanas Juan barajó distintas opciones.
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Mi amigo no es precisamente una persona pesimista, pero si realista y por tanto me consta que aunque tenia cierto tiempo para planificar sus opciones de futuro profesional, empezó a deshojar la margarita desde antes incluso de su despido. Hoy he vuelto a ver a Juan y os resumo la situación: Su sector está como ya os decía anteriormente en crisis y no abundan precisamente las oportunidades para una posición como la que él ocupaba anteriormente, es más, ha mantenido varias reuniones y las actuales necesidades de estas empresas no sólo no cubren unos mínimos económicos, sino que al 90% del know how de Juan no se le daría uso. Ha prospectado varios sectores donde se ofertaba una posición similar a la suya y donde podría encajar, aunque distan mucho del sector donde se ha formado durante toda su carrera profesional y eso obviamente requerirá de formación complementaria y lo que es más complicado (aunque no me lo haya dicho) de una notable rebaja salarial hasta que él pueda estar al 100%. También se ha planteado ejercer de consultor freelance especializado en su sector, pero esto supone no disponer de un mínimo de seguridad económica y su familia depende únicamente de sus ingresos. Me ha resumido la situación con la frase que titulaba hoy mi Post: “Toda la vida trabajando, dejándome la piel y ahora:..... Vuelta a empezar”. La verdad es que aunque me moleste admitirlo tiene toda la razón mi amigo Juan. De nada le ha servido su esfuerzo de décadas, su formación, su preocupación por adquirir y actualizar conocimientos.
Ahora mismo todas las alternativas que tiene en su mano pasan cuanto menos por un descenso económico y por ende del nivel de vida que tanto le ha costado conseguir. En el caso de seguir en su sector, tendrá que empezar nuevamente por abajo, produciéndose un importante ajuste en su sueldo. Aunque lo más preocupante podría ser la relación con sus inmediatos superiores, los cuales podrían pensar: 1.- Que los conocimientos de Juan son muy superiores a su actual puesto y por tanto en cuanto pueda se marchará, con lo que es posible que no cuenten inicialmente con él para puestos de más responsabilidad. 2.- Que puede suponer una seria amenaza para sus puestos de trabajo ya que muy posiblemente esté mucho más preparado que ellos para realizar el trabajo que actualmente estos desempeñan. Si acepta un puesto en otro sector, también tendrá que pasar un via crucis, no ya por la formación que precisará, sino por el tiempo que pasará hasta poder ofrecer y recibir todo lo que él puede ofrecer actualmente. Por último, trabajar por cuenta propia puede ser otra opción viable, pero no nos equivoquemos, la situación no es propicia ni el país el idóneo para los emprendedores de casi 50 años. Supongo que pensareis que poco ánimo y ayuda voy a poder aportarle a Juan con este pensamiento, pero os aseguro que no se me ocurre ninguna otra vía de las que ya ha prospectado. Es posible que esta historia os suene, tanto porque conozcáis a alguien en una situación similar o incluso lo hayáis vivido en primera persona. Por este motivo, me gustaría que compartieseis en este Post vuestra experiencia e incluso otras alternativas que puedan ser viables para este tipo de situaciones. Un saludo y felices fiestas.
Próximos Artículos Sobre este Blog: Este Blog es un proyecto personal en el que mostrar mi punto de vista sobre temas relacionados con la Gestión y el Desarrollo Empresarial. Que vas a encontrarte: Como reza en la cabecera del sitio: “Sólo opinión 100% cuestionable”. Hace tiempo que me convencí de que todo lo relacionado con los negocios NO puede basarse en dogmas de fe, la experiencia y sobre todo el sentido común, son para mí lo que cimenta la realidad empresarial. Por este motivo no encontrarás referencias a informes ni estudios en los post. (Si no es que algún lector entiende que debe aportarlos en sus comentarios). Esto no significa que deseche este tipo de información, es más, creo que es imprescindible conocerla y seguirla, pero no para copiarla y pegarla, sino para digerirla y reforzar tu opinión particular.