El universo de Vayadares

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VOLUMEN 1: 1985-1979 VAYADARES EL UNIVERSO DE

VOLUMEN 1: 1985-1979 VAYADARES EL UNIVERSO DE

VOLUMEN 1: 1985-1979

EL UNIVERSO DE

VAYADARES

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Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre tu brazo, Porque el amor es tan fuerte como la muerte, y la devoción total, tan exigente como la tumba. sus llamas son un fuego ardiente, la llama de Jah.

este libro esta dedicado a daniela, nuestr a gatita

CANTAR DE LOS CANTARES 8:6

VOLUMEN 1: 1985-1979 VAYADARES EL UNIVERSO DE

LA PINTURA HA RESPONDIDO SIEMPRE A UN REITERADO REGISTRO DE INTERROGACIONES: ¿O COLOR Y FORMA? ¿O EXPRESIÓN? ¿O MERA RAZÓN CONSTRUCTIVA? CRISPÍN VAYADARES TIENE SU RESPUESTA: TODA A LA VEZ: COLOR, FORMA, EXPRESIÓN SENSORIAL. SSS JORGE JUANES LÓPEZ, 1995 c PAINTING HAS ALWAYS RESPONDED TO A REITERATED REGISTER OF INTERROGATIONS: OR COLOR? OR FORM? OR COLOR AND FORM? OR EXPRESSION? OR MERE CONSTRUCTIVIST REASON? CRISPIN VAYADARES HAS HIS ANSWER: EVERYTHING AT THE SAME TIME: COLOR AND FORM AND SENSORY EXPRESSION.

katherine wong QQQ

acer este libro fue un Proceso ritua lista. El rito de duelo, más que una forma de solamente decir “adios”, es un acto de gratitud. Gracias, gracias, gracias. Gracias, Crispín, por tu humildad, tu humani dad, y tu arte, el mayor testamento de quien eras como artista y persona. Sobre todo, gra cias por existir y haber sido parte de mi vida.

H

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El olvido se debe a la falta de rigor y esencia, mientras que la gratitud nos conecta a nuestros raí ces. La gratitud nos da patria y pertenencia, da sentido al incomprehensible sucesio n de datos en este mundo digitali zado que, parado jicamente, en su intermi nable stream de informacio n, no nos dan continuidad ni cohesio n. La gratitud, por otro lado, nos hace recordar, rememorar, y conmemorar.Dejoven, Rodolfo Morales le acon sejo, “Crea tu mundo”. A traves de una rica iconografía de luchadores enmascarados,

novias, amantes, niños jugando, animales altamente simbolicos, y escenas dome sticas entrelazados con textiles, creo su propio universo cuyos tema subyacentes eran la libertad y el amor. Amor, despues de todo, es la libertad maxima aunque estamos inevita blemente atado a lo amado. Sin embargo, al final las ataduras nos liberan pues permiten que encontramos lo sagrado, digo la maravi lla dentro de lo mundano de la cotidianidad y así encontrar nuestro lugar en el corriente del tiempo y raison d´etre. Este libro enton ces era necesario no so lo para puntuar la importancia del arte de Crispín en el torrente del arte mexicano sino tambie n para permi tirme cerrar un capítulo y a la vez mantenerlo abierto siempre. Les deseo a todos tener su testigo de vida, su cómplice, para dejar constancia de su paso. En memoria amorosa de ti, crispín, el singularizado, ofrezco humil demente este libro como testimonio.

PREFACIO / PREFACE

Forgetfulness owes itself to a lack of rigor and essence, whilst gratitude connects us to our roots. Gratitude gives us a homeland and be longing, and gives meaning to the incompre hensible succession of data in this digitalized world that, paradoxically, in its interminable stream of information, does not give us con tinuity or cohesion. Gratitude, on the other hand, makes us remember, rememorate, and Ascommemorate.ayoungman, Rodolfo Morales advised him, “Create your world.” Through a rich ico

making this book was a ritualistic Process

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The rite of mourning, more than a means of just saying “good-bye”, is an act of gratitude. Thank you, thank you, thank you. Thank you, Crispin, for your humility, your humanity, and your art., the greatest testament of who you were as an artist and a person. Thank you for being and for being a part of my life.

nography of masked wrestlers, brides, lovers, children playing, highly symbolic animals, and domestic scenes interlaced with textiles, he created his own universe whose underlying themes were freedom and love. Love, after all, is the ultimate freedom although we are inevitably tied to what is loved. However, at the end of the day, ties liberate us as they allow us to find the sacred, I say the wonder, within the mundanity of daily life, and thus, to find our place in the stream of time and our raison d’etre. This book was thus neces sary not only to punctuate the importance of Crispin´s art in the current of Mexican art, but also to allow me to close a chapter and, at the same time, keep it open always. I wish that everyone has his/her life witness, one´s ac complice, to give faith of one´s passing. In lo ving memory of you, Crispin, the singularized one, I humbly offer this book as a testimony.

ban las prácticas pictóricas y que, en nuestro país, se definía como “la nueva figuración” o “la nueva pintura joven mexicana ”. Im pactada por el predominio de las estéticas posmodernas que se centraban en el diálogo entre vocabularios artístico-occidentales con imaginarios populares rurales y urbanos, la pintura se impuso con narrativas figurati vas que remitían a imaginarios nacionales y locales.En este contexto y con sólo 18 años, Crispín Vayadares se introdujo desde princi pios de la década de los ochenta en un mer cado del arte contemporáneo que empazaba a destacar en la Ciudad de Oaxaca. Y aun cuando su discurso pictórico se transformó constantemente, la esencia de su poética se mantuvo hasta el final de su vida en noviem bre de 2020: la seducción visual del efecto pictórico simulando la fluidez de la acuarela y al mismo tiempo texturas textiles; la narrativa figurativa trabajada en escenas e inspirada en su imaginario cotidiano; la relevancia de los títulos como pistas para la interpretación de las obras; y la invención de una iconografía

Eran los años ochenta del siglo XX. Una década en la que el arte de los jóvenes se imponía con gran diversidad. En la escena nacional, además de la organización institu cional de eventos periódicos que legitimaban y difundían las nuevas propuestas,1 sobresa lía la presencia de una nueva generación de galeristas dispuestos a construir un mercado para esas expresiones en las que predomina

Este reto pictórico fue una decisión tan acertada como arriesgada porque su ca rrera se inició en una época de gran dinamis mo y competencia en el arte contemporáneo mexicano, tanto en el ámbito de la produc ción como de la comercialización.

1 Como los Salones Nacionales de Artes Plásticas y, de especial resonancia, el Encuentro Nacional de Arte Joven que tuvo su primera edición en 1981.

onvencido de que un pintor sólo es artis ta cuando logra crear un discurso original, Crispín Vayadares convirtió su trayecto ria profesional en un reto pictórico consigo mismo. Era un hombre de arraigo local, alegre y conocedor de las costumbres y el lenguaje popular. Por lo mismo, sus escenas cuentan historias, expresan dichos populares y evocan música y valores compartidos en el imagina rio colectivo de los mexicanos.

Ser artista: un reto consigopictóricomismo

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blanca gonzález

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Sus inicios

d e nino con su madre

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simbólica que devela el pensamiento y ser del artista.Elefecto textil fue esencial en su identidad creativa. Para lograr la simulación visual de los huipiles y enaguas que visten las mujeres del Istmo, el artista fusionó el color con la manera de aplicar la materia. De esta manera, su efecto pictórico rebasa la bidi mensión sin llegar a convertirse en un relieve contundente. Y al usar este efecto en fondos o campos ornamentales, la materia adquirió una sugerente autonomía con un vocabulario ambivalente entre la abstracción y la figura ción geométrica.

A diferencia de otros artistas oaxaqueños que, como los muy reconocidos Rufino Ta mayo (1899-1991) y Francisco Toledo (19402019) vivieron durante varios años fuera de México, Crispín Vayadares estuvo la mayoría de su vida en el estado de Oaxaca. Nació en 1962 en San Miguel del Puerto, Pochutla, un lugar de manantiales y cafetales en donde su madre, Antonia Martínez Rosalino, trabaja ba como jornalera en la hacienda cafetalera Rancho Viejo y en la cual, su padre José Vayadares, era el capataz. Y aun cuando fue registrado con el apellido paterno, la rela ción matrimonial entre sus padres nunca se formalizó.Alos pocos meses de su nacimiento, el mayor de sus dos medios hermanos mayores incendió accidentalmente un sembrandío. Para evitar represalias, su madre huyó de San Miguel con sus tres hijos transladándose a Salina Cruz, una importante ciudad portuaria ubicada en el hermoso Istmo de Tehuante pec. Una zona sobresaliente en México por el

protagonismo social, económico y cultural de las mujeres de origen zapoteco que la habitan.Katherine Wong (O KAT), su compañe ra y esposa, cuenta que Crispín siempre fue muy trabajador y responsable de su familia. Para apoyar económicamente a su madre que laboraba lavando y planchando ropa, cuando sólo tenía seis años alternó la escuela con la venta de chicles. Años más tarde, su habilidad como emprendedor lo llevó a co mercializar en el mercado de Salina Cruz pes cados que recogía en los muelles, y nopales y pájaros que recolectaba en el monte. En su pre-adolescencia limpió cisternas de barcos, se encargó de tirar la basura de restaurantes del puerto y, a los 16 años, también conoció el oficio de Ajenoalbañil.ensu infancia y preadolecen cia a todo contacto con el arte, la formación

En el ámbito artístico, Oaxaca ad

El gusto y la habilidad para dibujar y construir juguetes a partir de deshechos se manifestó también desde su niñez. Con base en lo que le contaba a Kat, sabemos que utilizaba latas de sardinas para construir cochecitos y, con las cajas de cerillos, ensam blaba casas de distintos tamaños. En los años setenta, esa habilidad manual le permitió iniciar su formación como pintor en Juchitán.

estética de Crispín Vayadares se inició en su mirada. El mar, los peces, el cielo, la natu raleza, la plancha de carbón de su madre y el impacto visual de esas empoderadas mujeres zapotecas que, con altivez, exhiben la belleza de sus copiosas trenzas y extraor dinarios ropajes saturados de abundantes colores, ornamentos florales y patrones geométricos. Elementos, todos ellos, que el artista convirtió en su iconografía personal.

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Mujer con Plancha , g ouache sobre Pa P el/ 38 x 56 cm. /1995

quirió una notoria presencia pública cuan do Francisco Toledo, al regresar a México, se instaló en Juchitán en donde apoyó a la COCEI y promovió la actividad cultural con la fundación y patrocinio, en 1972, de la Casa de la Cultura Lidxi Guendabiaani de Juchitán. En el contexto nacional, Juchitán destacó en esa década por el activismo de la COCEI (Coalición obrera, campesina, estudiantil del Istmo), una organización de ideología socia lista que se fundó en 1973 en oposición al ré gimen en el poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ese entorno de activismo político y artístico fue el que encontró al em pezar su formación con el maestro acuarelis ta Jorge Ortega, en la segunda mitad de los setenta. Además de participar en la COCEI, su fascinación por los textiles de las mujeres zapotecas se materializó al representarlos con la suave y transparente expresividad de

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2 Tocado de gran tamaño en color blanco, que cubre toda la cabeza a manera de un resplandor. fue siempre la protagonista principal. En la obra ochentera, las mujeres de latan su origen istmeño con ese espléndido atuendo que caracteriza la vestimenta feme nina en lugares como Juchitán. Peinadas con robustas trenzas, vestidas con el huipil y fal dón bordado con flores o elementos geomé tricos, y coronadas con el exuberante tocado o resplandor 2, las protagonistas en la obra de Crispín siempre están ocupadas en algún quehacer: descaman pescados, portan alimentos en sus cabezas, parten sandías, cargan iguanas, cocinan tostadas, azuzan el fogón, tocan guitarra, bordan un huipil y le quitan las arrugas con un plancha de carbón como la que usaba la madre de Crispín. Son mujeres que no conocen la identidad feme nina como objeto, trofeo o entretenimiento machista.Yentre el exuberante entorno de luz que se refracta en suaves y expresivos colo res, la narrativa de la mujer como creadora de vida se percibe en numerosas escenas en las que el agua adquiere también un prota gonismo relevante. Con partos sugeridos a través de cordones que atraviesan la escena sugiriendo su similitud con el cordón umbili cal; pequeños cuerpos de cabeza que salen del vientre; y numerosas tijeras que, para el pintor, significan vida porque son el objeto que corta el cordón umbilical; las pinturas de la etapa inicial, lejos de inscribirse en el este reotipo superficial de la pintura oaxaqueña, se imponen como un sugerente discurso que relaciona a la mujer y al agua como origen de la vida.Y como en toda su obra, la convivencia entre un mundo ideal y la realidad contem poránea se sugiere no sólo en las actividades femeninas sino, también, a través de la in trusión de objetos de uso cotidiano como el teléfono. Representado sólo con el auricular y un largo cordón que puede estar extendido o enrrollado -decisión que permite compa

Su trayectoria profesional se inició en los años ochenta con un sorprendete éxito comercial. La nueva pintura figurativa dominaba el escenario artístico de la Ciudad de México. Y las expresiones con referencias a imaginarios populares habían adquirido una aceptación que también resonaba en la ciudad de Oaxaca. Como oaxaqueño, la propuesta de Vayadares se inscribía en lo que erróneamente se denominó como la Escuela oaxaqueña de pintura. Un término mercadológico que, además de encasillar la pintura oaxaqueña en estéticas fantásticas y mágicas, detonó la repetición de poéticas vinculadas con el lenguaje de los tres grandes artistas del estado: Tamayo, Toledo y Rodolfo Morales (1925-2001).Determinado a crear un lenguaje propio, Crispín nunca asimiló su poética a la de algún maestro. Más bien, su exploración se concentró principalmente en el desgloce de la estética de los textiles juchitecos.

Su periodo emergente fue un tiem po de logros y confrontaciones. La obsesión por construir una propuesta personal se enfrentó con la potencia de los tres oaxa queños, sobre todo de Toledo a quien había conocido en DespuésJuchitán.deun corto periodo en el que la resolución de sus figuras recordaba ciertos volúmentes corporales de Francisco Toledo, su propuesta pictórica se indepen dizó y concretó a través de composiciones repletas de luz y múltiples colores que se distinguían por su resolución en dos planos: un entorno paisajístico con efectos acua relados como fondo y, en el plano frontal, distintas escenas de la cotidianidad laboral de las mujeres del Istmo de Tehuantepec. En toda su obra, desde la más incipiente hasta la realizada en el último año de su vida, la mujer

la acuarela. En este tiempo realizó su primer mural en la Casa de la Cultura, una pieza que se perdió en el agitado devenir de Juchitán.

rarlo con el cordón umbilical-, su presencia se percibe como una recuro para recordar que lo representado, lejos de ser ficción, es una vivencia Encotidiana.estosaños, entre atmósferas re pletas de luz y alegres colores, que sirven de entorno para escenas con mujeres ricamente vestidas que habitan entre ollas decora das con flores, pájaros y animales marinos, Crispín Vayadares fue promovido por galerías tan importantes como Arte actual mexicano en Monterrey y Arte de Oaxaca en la ciu dad del mismo nombre. Y aunque el pintor nunca lo expresó, la presencia constante de ollas, cocos y trenzas que se multiplican en las cabezas femeninas como las de la protec tora Medusa de la mitología griega, sugieren cierta referencia a ritos istmeños con los que la comunidad construye sentido en torno al estado civil de las mujeres.

En este contexto realizó su segundo mural en el espacio público, en el mercado

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con rufino tamayo en la ciudad de m éxico, 1985

Crispín Vayadares fue promovido por galerías tan importantes como Arte actual mexicano en Monterrey y Arte de Oaxaca en la ciudad del mismo nombre.

Ignacio Zaragoza de Salina Cruz. Una escena con mujeres tehuanas que lamentablemen te fue borrado en el complicado devenir del mercado. Kat comenta que Crispín fue muy feliz cuando lo realizó porque, aun cuando no recibió remuneración económica, los loca tarios le proveyeron la comida todos los días que duró la Inquietoproducción.yvaliente en la intención de ser artista y no sólo pintor, continuó su exploración enfatizando, cada vez más, la presencia de elementos simbólicos que referían a la creación y permanencia de la vida. Las mujeres embarazadas o pariendo a seres adultos de pequeño tamaño y sin sexo, se multiplicaron en sus gouaches al igual que la representación neo-surrealista de senos femeninos convertidos en montañas, piedras y cielos. Representados con la areola y pezón en tonos oscuros, la evidente referencia a la mujer embarazada se completaba con imá genes de senos chorreando leche en entor

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Las obras que desarrollan el tema de la leche como alimento son muy diferentes y sobresalen por una interesante ambigüedad que las coloca entre el humor, la irreverencia y algo de espiritualidad. Trabajadas en series con el título de La leche materna y La leche de vaca, las imágenes con fondos acuarela dos de gran transparecia representan tazas, vacas, ubres, senos que chorrean y, de nuevo, ese personaje que sólo es rostro con cuerpo de gusano y el enorme pie de dedos redon dos muy hinchados. Los cuerpos de los pocos personajes de estas series son interesantes porque carecen de músculos, configurados sólo con un costillar o un intestino, su estruc tura que recuerda a los juguetes de cartón tradicionales llamados “judas”.

en la ex P osición cris P ín vayadares en g alería de a rte actual m exicano, m onterrey, 1990- 24 de mayo 1993, día del su boda civil con k atherine wong.

nos paisajísticos. Y entre ellos, el agua como un elemento indispensable para generar y mantener todo tipo de vida, se imponía en las composiciones regando vientres femeninos. En el mundo creado por el artista las mujeres parían de manera natural, sin expresiones de dolor, acostadas en el mar o paradas con las piernas abiertas en la tierra. Invadidas muchas veces por imágenes simbólicas como las tijeras o un pie deforme en referencia a la hinchazón que causa el embarazo, las imáge nes integraron la figura de un rostro con cuer po de gusano que parece hacer referencia a la masculinidad.Sintética en su narrativa, esta etapa que abarca hasta los primeros años de la década noventera se caracteriza por una paleta sombría que sirve de entorno a dos tipos de propuestas: collages con referencias a temáticas políticas, y gouaches neosurrea listas centrados en el tema de la leche como alimento. Los collages parecen referirse a temas geopolíticos por el uso de estampas de la República Mexicana, la presencia de águilas -como las del escudo nacional-, y la irrupción

en el papel con de estambre que recorren las imágenes como heridas.

Sumamante importante en estas series, es la introducción de los fondos con patrones lineales que remiten a la geometría de las espigas.Aun cuando lo aborda con muy pocas obras y no lo desarrolla nunca más, el erotis

Ahora con 31 años, continuó su trayectoria fortaleciendo una poética que ya

se había anunciado en algunos gouaches: la seducción y confusión retinal del efecto textil pictórico. Una característica que lo distinguió en el escenario de la pintura contemporánea de México.

El artista joven

En 1994, la serie Los verdosos , si bien conti núa con esa poética de pocas figuras de alto contenido simbólico, sobresale por el cambio de narrativa, el contraste cromático entre las figuras y las atmósferas, y el protagonismo de fondos resueltos a partir de patrones geomé tricos que, con luminosos cromatismos, refie ren a estructurasTrabajadasvegetales.comosi fueran una fórmula a interpretar a partir del título, sus composiciones incluyen torsos femeninos, rostros masculinos sobre un esqueleto que recuerda la artesanía en cartón, y distintos alimentos como chiles, aguacates, cebollas de rabo y huevos estrellados cocinados en un sartén. Sin abandonar las tijeras, su iconogra

mo es un tema que también aparece en al gunas piezas de este período. Sin referencias explícitas, el falo está sugerido por un plátano que interactúa discretamente con cuerpos femeninos.En 1992, el encuentra con la mujer que fue su compañera, esposa y madre de su única hija, transformó en unos años su poé tica iluminando la paleta y desarrollando una narrativa de escenas vinculadas con la vida en familia. El enamoramiento fue tan breve como rotundo. Pintora, nacida en Kingston, Jamaica, y residente desde los cinco años en Florida, USA, Katherine Wong (O KAT) creció en Miami, estudió artes plásticas en la pres tigiada Universidad Brown en Providence, Rhode Island y, en 1991 obtuvo la Beca Arnold para estudiar arte precolombino en México. Después de viajar por varios lugares de la República, se instaló temporalmente en la Ciudad de Oaxaca en donde conoció a Crispín Vayadares. Tras compartir algún tiempo en Miami, contrajeron matrimonio en 1993 en Oaxaca.

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fía y su narrativa adquieren un humorismo sobrio en el que, por ejemplo, una niña precoz tiene el enorme pie de embarazada, y los recién casados son una pareja con el hombre de cabeza y la mujer con un sarten de huevos fritos sobre la cabeza. Como nunca lo expresó, es imposible afirmar que los huevos hayan sido símbolo del origen de la vida como en toda la historia del arte; sin embargo, al pertenecer a composicione vinculadas con parejas, la vinculación con el origen de la vida humana es inmediata. Otras de las aproximaciones humorísti cas es la serie sobre los Chimuelos y, en el contexto erótico y reproductor de vida, la relación de frutas y verduras partidas -ahuacates, chiles- con la vagina es discreta pero evidente.Losaños noventa son claves para entender la obra de Vayadares. Por un lado se percibe a un artista que explora un len guaje simbólico constituido con narrativas figurativas sintéticas de volúmenes rotun dos; por el otro, se encuentra un artista que equilibra sus exploraciones pictóricas con

colores vibrantes, seres fantásticos, repre sentaciones de tradiciones y artesanías de la zona, Así, Crispín Vayadares desarrolló una propuesta en la que, si bien las narrati vas se basaban en sus escenas caracterís ticas con varias mujeres de gruesas trenzas vestidas con huipiles juchitecos y ocupadas en quehaceres cotidianos, los fondos de sus composiciones se distinguían por la alter nancia de distintos patrones geométricos. Trabajadas con numerosos colores de tonos intensos, las pinturas noventeras contienen un movimiento vertiginoso que se enfatiza por la presencia de fractales que saturan las imágenes. Las tijeras, los cocos partidos, las ollas y los ornamentos florales se mantie nen otorgando a sus pinturas la identidad poética yaUnconocida.factorinteresante en estas pinturas, es la introducción de vestimentas urbanas ajenas a los trajes tradicionales. En la serie Interiores , además de represen tar distintas escenas que conviven en un entorno, las mujeres ya usan faldas cortas abajo del huipil y sus piernas se imponen

Con el dominio del efecto pictóri co de visualidad textil, Crispín Vayadares realizó algunas piezas que se concentraron únicamente en la representación de flores y patrones geométricos. Oscilantes entre la abstracción, la figuración y el relieve, estas

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con cara de animales, el kitsch postmoder no, aun cuando muy discreto, es parte de su universoAcreativo.partirde 1999, el reconocimiento institucional se convirtió en una constan te que le llevó a trabajar por series que generalmente se convertían en exposicio nes. Entre ellas, El canto alegre de la vida en 1999, Juegos y malabares en el 2000 y El telar de los colores en 2001. Esta última, una exposición en la que el pintor inició una figuración femenina menos tosca, vestida otra vez con referencias juchitecas y colo cada frente a fondos que se apropiaron de la visualidad de los diseños geométricos de los huipiles. En esta serie, además de pre sentar animales de juguete, las composicio nes, en textura, figuras y color, se volvieron exageradamente saturadas.

con tacones altos.

En la transición del siglo XX al XXI, Crispín Vayadares define su propuesta pictórica dividiendo la composición en dos planos: atrás, como fondo, una poética centrada en patrones con efectos pictóricos de colores sutiles y transparentes que remiten a visua lidades textiles; en el frente, mujeres, niños, hombres y juguetes -camiones, patinetas, aviones- resueltos con volúmenes y tonos sumamente toscos. Sin hacerlo evidente, en las representaciones femeninas explora el retrato al convertir a Kat y a su hija Daniela en el centro de la representación. Atento siempre a las vestimenta de sus persona jes, decora su ropa con diseños abstractos alejándose de los estereotipos oaxaqueños y evidenciando su pertenencia a las esté ticas posmodernas. Ya sea en animales de juguete o en la representación de pantuflas

El artista en su madurez

un enorme gato de identidad dual, a veces se comporta como felino y otras como humano. En ambas composiciones el ar tista hace referencias a textos bíblicos. De paraíso perdido … a paraíso recobrado es una serie realizada en 2007 en la que exalta la naturaleza convirtiéndola en un híbrido entre el efecto textil y la exuberancia vege tal. Depués del diluvio, una serie realizada en 2008, sorprende por la elección de un animal como protagonista. Se trata de un extraño felino de expresión irreverente y burlona, que mira de manera desafiante al espectador mientras habita en un entorno repleto de flores y patrones geométricos. En esta serie incorpora nuevamente esce nas que representan platillos tradicionales que cocina el enorme gato, como tacos y tostadas colocadas en un gran comal o en las típicas ollas que representaba en otras

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piezas sobresalen por apropiarse de los contrastes de luz y oscuridad caracteríticos de los bordados del Istmo de Tehuantepec.

La intensidad que adquirió su pintura a partir de entonces es sobresa liente. Resueltas en campos bien diferen ciados de distintos patrones geométricos y florales, sus composiciones configuran tanto universos únicamente vegetales como mundos híbridos en los que habita

En 2006 su obra adquiere una intensa pictoricidad basada en la satura ción de la materia, el color y los patrones geométricos. En sus narrativas, las recupe ración de iconografías de épocas anteriores alterna con nuevas temáticas que sobresa len por el protagonismo del diseño textil. Es un año coyuntural porque es cuando le diagnostican la enfermedad degenerativa que terminará con su vida en 2020.

épocas. El entorno es ficticio aún cuando parece referir a las cocinas de humo que se utilizan en distintas partes de la República 3. En esta serie no hay referencia a figuras humanas, todos son animales como pájaros y armadillos que apenas se descubren entre los ornamentos. También de nuevo aparecen los múltiples senos que chorrean gotas de leche como parte corpórea de este gran felino. Son obras en las que el enorme gato confronta al mundo real mirándolo con sorna. Son obras que creó durante los primeros síntomas de una enfermedad amenazante.Con este universo carente de figuras humanas, Crispín pintó un lienzo monumental que se exhibe en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) en la Ciudad de Oaxaca. Colocada de ma nera permanente en el lobby, la pieza es la única presencia en el espacio púbico que queda de las tres que realizó el artista. La primera en la Casa de la Cultura de Juchi tán en los años setenta y la segunda en el Mercado Ignacio Zaragoza en Salina Cruz. La pieza del CREE recupera la iconografía típica del artista: un traje de tehuana, el teléfono, la plancha de carbón y alimentos crudos y cocinados. Congruente con la poé tica desafiante que caracteriza a los gatos, uno de ellos porta el tocado o resplandor del vestido de lujo de la mujer juchiteca.

3 Se le llama cocina de humo a un espacio pequeño y bien ventilado, construido afuera de las casas, en el que se cocina con leña.

Kat siempre ha pensado que Crispín

A partir de los primeros años de la segun da década del siglo XXI, Crispín Vayada res transforma una vez más su narrativa manteniendo siempre los efectos pictóricos de visualidad textil que lo identifican. La agresividad que expresaba el gato en su mundo ficticio, es sustituida por temáticas que se centran directa o indirectamente en el amor de pareja y la vida familiar.

El último trayecto

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Sin abandonar por completo la referencia a vestimentas tradicionales del Istmo, el pintor incorpora imaginarios urbanos conectados con la moda contem poránea, la cultura visual de la lucha libre y la música romántica popular a la que dedica varias series. En 2011, Esta tarde vi llover en referencia a la canción del famoso compositor Armando Manzanero; en 2012 le tocó a la conocida canción de Pedro Infante Amorcito corazón; en 2013 parafraseó como Las paisanas llegaron ya el cha cha chá Los marcianos de Tito Rodríguez; el bolero de Álvaro Carrillo Sabor a mí fue la inspiración de la serie del mismo título en 2018; y, como si intuyera su partida, en 2019 dedicó la serie al vals y canción Dios nunca muere En esta última década, la mujer fue una protagonista contundente. Entre 2013 y

eligió al gato por el proverbio de que tiene siete vidas. Antes de conocer su diagnós tico, el artista se había salvado de varios accidentes. Estaba seguro que vencería a esta enfermedad también.

Crispín pintó un lienzo monumental que se exhibe en el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE). Colocada de manera permanente en el lobby, la pieza es la única presencia en el espacio púbico que queda de las tres que realizó el artista.

2014, dos exitosos proyectos le permitieron vincular la tradición y la contemporaneidad: Novias Fashion y Shopping Girl respecti vamente. Trabajadas en formatos verticales de distintos tamaños, estas obras concen tran la representación en mujeres jóvenes. Las novias, excepcionales por la delicadeza de los blancos encajes que visten, llaman la atención porque se encuentran en interio res con ventanas y plantas que se ditinguen por la transparecia de su pictoricidad. Di ferentes por la diversidad de sus vestidos, en los que hay referencias tanto al textil juchiteco como a la moda actual, las altivas mujeres de Shopping Girl están rodeadas de bolsas, alhajas, botellas de cosméticos y zapatos de tacón. En las dos series, las mujeres comparten ese peinado de trenzas que vuelan sobre la cabeza que diseñó el pintor en sus primeros tiempos. Sólo que en la contemporaneidad las trenzas son más cortas.Discreto en su enfermedad -cuen ta Kat que no muchos de sus amigos más cercanos conocían el deterioro de su salud-, el artista creó alrededor de 2015 un alter ego, que convirtió su retrato en un rostro

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tosco de robustas mejillas, enmascara do a la manera de los protagonistas de la lucha libre. Cubierto con diseños florales y abstractos, el luchador compartió muchas veces la imagen con juguetes y niñas en bicicleta. Interesado en que sobresalieran las figuras, redujo notablemente su núme ro permitiendo la inmediata lectura visual tanto del fondo de efecto textil como de los retratos reintepretados de su hija, de su mujer y de sí mismo. En cuanto a su paleta, el predominio de tonos oscuros y poca luz es una característica en estas piezas. A partir de 2015 su narrativa cam bió de nuevo. La sobriedad se transformó en una saturación explosiva de diseños florales y geométricos, y el color volvió a iluminarse y expandirse en múltiples tonos. Sin trabajar específicamente en series concretas, Crispín Vayadares dividió su creación en dos temáticas generales: Oa xaca y el amor de pareja. Esta primera está representada a través de bellas mujeres rodeadas de referencias contemporáneas a la gastronomía oaxaqueña, entre ellas, el mezcal con gusano de maguey. De nuevo, son mujeres que portan el huipil y la enagua

n iños del crit recibiendo clases de P intura en el taller, 2011.

Y segundo, el amor de pareja: un tema que develó a un hombre enamorado que trataba de recuperar, en imágenes, las vivencias y emociones que constituyeron su vida adulta. Representado como un fuer te y alegre luchador de cuerpo completo, Crispín Vayadares recorrió el encuentro, la boda, la fiesta y el amor convertido en ve neración. Además de sus conocidos efectos textiles, introdujo una nueva retícula en la que destaca un pequeño rectángulo al centro que siempre es de color negro y que, por su protagonismo, permite paradójica mente diferenciar los distintos patrones ornamentales. Trabajados desde entonces en campos de mayores dimensiones, los modelos geométricos y florales invadieron poco a poco, como cascadas, casi la totali dad de las imágenes. Y aunque su cuerpo se deterioraba cada vez más, la alegría y el humor se enfatizó en los títulos y escenas de estas obras amorosas.

gonismo de la imagen. Inte gradas ya sólo con un perso naje femenino o con una pareja de amantes que enredan suscuerpos

como si estuvieran levitando para mante ner la composición central, sus pinturas ad quieren composiciones que recuerdan a las vírgenes virreinales. Y así, en el centro de la representación, Crispín convierte la fiso nomía de su mujer en una Madre moderna porque porta una bolsa actual; en parte, en una Ama de casa porque está en compañía del luchador y de una pequeña niña; en numerosas novias y en diferente ecenas de pareja que, al inscribirse en atmósferas cubiertas de hoja de oro, no pueden evitar recordar el famoso Beso que pintara entre 1907 y 1908 el austriaco Gustav Klimt (18621918).

En 2019 la cultura y el devenir oaxaqueño regresa a su pintura. Las composiciones se abren para dar cabida a escenas en las que, además de la pareja, también se pueden ver entornos y alegrías domésticas.

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juchiteca. Sin embargo, no son ficticias sino que pertenecen a un mundo en el que la tradición es parte de la contemporaneidad.

En sus pinturas y con el rostro siempre cubierto o protegido por una mascara de atractivos diseños geométricos y/o florales, el artista, en su alter ego, fue un Niño Feliz jugando con una patineta y un hombre alegre tocando saxofón en honor a Stravinsky. Trabajadas como paisajes planos en las que se narra una historia con varios personajes -De quién es la novia, Robando a la Güera, Las amigas de los novios-, sus obras, a partir de 2018, con centran en el centro de la imagen el prota

En 2019 la cultura y el devenir oa xaqueño regresa a su pintura. Las compo siciones se abren para dar cabida a escenas en las que, además de la pareja, también se pueden ver entornos y alegrías domésticas. La Cocina oaxaqueña, el Sabadito alegre y el Desayuno oaxaqueño son algunas de las pinturas que, entre salsas, aguacates, tosta das, cervezas, mezcal y mariscos, develan el placer que siempre sintió al compartir con Kat la gastronomía de su estado natal. A Crispín lo recuerdan como una persona alegre, solidaria y muy cariñosa. Características que se comprueban en una pintura emblemática que realizó en 2019, a dos años del terremoto que tanto dañó a su estado y que tiene por título Después del terremoto. Se trata de una escena dividida en tres planos. En el inferior, con un fondo que remite a una decoración de mantel, se encuentran camarones que parecen bailar sobre un sartén, un cangrejo, un aguacate,

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del canto a la palabra

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WHAT THE ART OF VAYADARES LEAVES US –AND THAT OF ANY INTELLIGENT AND SENSITIVE ARTISTA– IS THE SENSATION OF POTENTIALITY. IN THE SPECIFIC CASE OF THE WORK TO WHICH I REFER THERE IS A SENSUALITY IN POTENCE.

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JOSÉ MANUEL SPRINGER, 1995

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LO QUE DEJA EL ARTE DE VAYADARES—Y DE CUALQUIER ARTISTA INTELIGENTE Y SENSIBLE– ES LA SENSACIÓN DE POTENCIALIDAD. EN EL CASO ESPECÍFICO DE LA OBRA A LA QUE ME REFIERO HAY UNA SENSUALIDAD EN POTENCIA.

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a mas reciente obra de Crispín Vayada res tiene como tema la vida domestica.

Obra Reciente de Crispín Vayadares

Jose Manuel s pringer, 1995

Despues de ver una obra, la abandona mos llevando en mente algo que no tenía mos antes. No nos llevamos solamente las formas, los colores y la forma de plasmarlos sino al- go mas importante: la manera en que el artista ve su mundo. Y si podemos ver su mundo tambien podemos compararlo con el nuestro.Las formas que usa el artista son los medios por los que expresa su manera de ver. Esto queda confirmado por el hecho de que frecuentemente podemos citar la sensacion que nos dejo una obra a pesar de que haya mos olvidado el tema o la composicion de la obra. Decimos que la obra es placentera. El trabajo de Crispín Vayadares lo es. Pero a mí me in- teresa saber por que, si ya me olvide de los cuadros y sus imagenes, sigo pensando en la sensacion.Loquedeja el arte de Vayadares—y de cualquier artista inteligente y sensible– es a sen- sacion de potencialidad. En el caso

específico de la obra a la que me refiero, hay una sen- sualidad en potencia. Yo puedo ver verduras, platillos, mesas, utensilios en mi hogar y no estar consciente de su potencial expresivo, pero veo los cuadros de Crispín, las formas de la cebolla, de un plato con huevos rancheros y sentir que hay en ellos algo dife rente. Las olvido y luego—mientras escribo estas líneas– recuerdo solo la sensacion de la sensuali- dad. He aquí un logro, el artista ha transmitido su forma de ver el mundo, su mundo, y ha transformado el mío al apelar a mi memoria.Laobra de arte puede aumentar la percepcion de diferentes potencialidades en la gente. Para algunos las tijeras presen tes en las pinturas pueden ser símbolos de castracion, para otros son la independencia, el corte del cordon umbilical que nos ligaba a la madre. Es por ello que me preguntaba si hombres y mujeres ven en la obra la misma potencialidad.Socialmente el mundo domestico ha sido considerado el mundo de la mujer. En la ima- ginacion de este artista lo domestico esta asociado con la relacion entre hombre y mujer. Sus obras no son las imagenes de alcoba y desnudos del arte academico. Entre verduras y algunos utensilios, se ha creado

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Los ali- mentos, utensilios y personajes forman el macrocosmos expresados en sus pinturas y acuarela. Las figuras se tejen en torno a los pequenos ejercicios del quehacer diario: el desayuno, la casa, el nacimiento.

La riqueza de la opcion que presenta el artista radica en que se nos ofrece una esperanza, un potencial. No necesitamos consumir la opcion, intercambiar dinero por ella. Tampoco tene- mos que recurrir a ella desmedidamente cual si fuera una adiccion. La memoria de unas cuantas obras puede ser suficiente para sentirse enriquecido por las opciones que representan.

entorno domestico. El arte pictorico es ple torico en el numero de citas de lo domesti co. El bodegon es un medio que nos habla de las posesiones, las aficiones y las ob sesiones de su poseedor. Pero la obras de Vayadares distan de ser pre- sentaciones tradicionales de la propiedad. Su forma de ver los objectos no los ensalza en sus carac terísticas intrínsecas sino en su capacidad simbolica.Cuando en el futuro distante alguien vea estas obras, podra verlas de otra mane ra. El cambio dependera de las condiciones en que esa persona viva. Si la vida en el fu ture pone mas obstaculos para que nuestra mente y vision se concentre en lo real y lo que nos rodea, lo mas seguro es que estas Cuando en el futuro distante alguien vea estas obras, podra verlas de otra manera. El cambio dependera de las condiciones en que esa persona viva.

Si la vida no fuera sensual, sería monotona. Si los sentidos estuvieron blo queados o me- canicamente adaptados a la percepcion de que esto es una cebolla y nada mas, el mundo agotaría su sentido en poco tiempo.Apartir de este senalamiento la obra de Vayadares adquiere otra connotacion. El ar- tista nos ofrece una potencialidad de cambiar el significado de la experiencia dia ria. El ar- tista apunta hacia la sensualidad de la forma cotidiana.

Todos estamos rodeados por un

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una atmosfera atractiva para los sentidos el gusto, la vista, el tacto y la fusion de pareja.

posible decir que el discurso del arte ocupa la imaginacion o el deseo de ser de hom bres y mujeres, sin embargo, sigue siendo un terreno donde las posibi- lidades de identificacion de un individuo con otros son ilimitadas.Ladesesperacion que nos impone el sistema economico y político resulta de la ausencia de posibilidades o del simulacro de ellas. En el arte de Crispín Vayadares , hay un camino, un lugar para lo poetico y lo real, el sitio donde se puede afirmar el individuo aun en condi- ciones duras de sobrevivencia y transformarlas en verde esperanza.

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pinturas parezcan irrelevantes e intraduci bles. Pero si lo domes- tico sigue siendo el eje primordial de nuestro acontecer, si de el dimana nuestra identidad basica (mas que de la historia o de la pertenencia a una cultura o region), las obras de Crispín Vayadares habrían transcendido, ofreceran opciones, y recordarían al que las vea que es po- sible modificar y destejer un entorno por mas impuesto o rutinario que parezca. El arte como las formas de verlo estan en cambio constante. Los usos del arte como un referente de identidad estan en constante negociacion con otras formas visuales de nues- tras sociedades. Ya no es

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THE PAINTING OF CRISPIN VAYADARES IS THE PAINTING OF CRISPIN VAYADARES. HIS LOOM OF COLORS ONLY OBEYS HIS OWN DETERMINA- TION. THAT IS ITS WORTH AND PERHAPS ALSO ITS RISK: TO FOLLOW THE INTERIOR VOICE. FOR TRUE ART ONLY IS ACCOMPLISHED IN SUCH SERVITUDE, THAT SHOULD ONLY BE PERSONAL.

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LA PINTURA DE CRISPÍN VAYADARES ES LA PINTURA DE CRISPÍN VAYADARES. SU TELAR DE COLORES SÓLO OBEDECE A SU PROPIA DETERMINACIÓN. ESA ES SU VALÍA Y QUIZÁ TAMBIÉN SU RIESGO: SEGUIR LA VOZ INTERIOR. PERO EL ARTE DE VERDAD SÓLO SE LOGRA EN TAL SERVIDUMBRE, QUE SÓLO DEBE SER PERSONAL.

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Fernando g álvez de a guinaga, 1999 QQQ

l fallecido crítico Robert Valerio señala ba quejosamen- te y con insistencia el hecho de que las imágenes gene- radas por los pintores oaxaqueños eran completa mente atemporales, es decir, que no existían en ellas objetos, paisajes, atuendos o cual quier otro tipo de indicio que las sitúe en el tiempo vital del artista. La queja de Vale- rio es cierta para la mayoría de los casos, pero existen obras de Filemón Santiago, Sergio Hernández y Francisco Toledo en las que encontramos elementos indudable- mente contemporáneos. Creo que uno de los valo res destacables del nuevo grupo de trabajos que nos pre- senta Crispín Vayadares es, precisamente, que incorpora una serie de ingredientes a través de los cuales sus cuadros se sitúan en el presente, y de este modo rompe con una de las tendencia equivocadas del quehacer artístico oaxaqueño. Podemos empezar por mencionar la utiliza- ción de una serie de colores chillantes, tanto en las ropas de los personajes como en los fondos de los cuadros, tonalidades que el pintor retoma del entorno popular pero sin idealizarlo, es decir, Vayadares no incluye una algarabía de colores armónicos y puros como a me nudo hacen otros creadores oaxaqueños, él prefiere retomar las tonalidades cromáticas

El presente de Vayadares

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Al abordar las cualidades formales de los cua- dros, cabe destacar los juegos espa ciales que se dan en estas pinturas gracias a la singular conformación de los fondos; por

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que usa el pueblo en sus prendas de vestir; las pigmentaciones que adquieren las casas en los barrios populares; la moda callejera de telas corrientes compradas en el mercado y utilizadas por las muchachas para pasear el domingo, los pies de los niños enfundados ya no en huaraches sino en calcetas blancas con franjas de un color al modo de las medias deporti- vas. Las blusas tradicionales se bor dan hoy con hilos fosforescentes y las jícaras se pintan con acrílico, esto es así por más que nos disguste. A Crispín le place pintar lo que ve, no lo que podría ser. Así también tienen sitio en su trabajo los objetos de plástico, el tubo de la pasta de dientes, el biberón de bebé, los juguetes de peluche, los excusados, un cepillo, en fin, un catálogo de objetos cotidianos que nos rodean y que, sin embargo, los colegas de Crispín han preferido borrar de las telas, inclinándose por los seres fantásti cos, una fauna en peligro de extin- ción y un mundo idílico que no vemos por ningún lado en este territorio oaxaqueño tan afectado por la miseria, la importación de cultura chatarra y la enajenación me- diática.

un gesto desolador. La escena es insupe rable, tanto por las cualidades ex- presivas de elementos como la niña o la cabe- za de la muñeca, como por la tensión que sur- ge entre todos los objetos y los personajes, entre la composición y el estado anímico que se busca transmitir, entre el dibujo y los tonos elegidos para darle cuerpo.

Veremos como los juegos y los ju guetes se han convertido en el eje temático de este pin- tor, y además de los motivos vivénciales implí- citos (Crispín es padre de una pequeña), pien- so que el artista ha descubierto en los jugue- tes una serie de elementos que, si bien perte- necen a la realidad, generan dentro de ella imágenes que parecen quebrar la lógica, del mismo modo que los juegos abren en el espa- cio cotidiano un territorio de libertad que tiene firmes correspondencias con el trabajo de quien se mueve en el mundo del arte.

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un lado, el que sean monocromos los hace parecer pla- nos, pero al ser constituidos por un tapiz de formas geométricas, estos fondos adquieren profundidades repen tinas, perspectivas insos- pechadas, y los personajes que, en primera instancia, parecen flotar frente a ellos, tras una con templación más cuidadosa, resultan arados sobre una de esas formas que antes nos parecían parte del fondo.

Es el caso de ese trabajo inquietante en el que vemos en primer plano una gran cabeza de muñeca, situada justo en el cen tro del círculo que corresponde a la última casilla de ese juego que llamamos avión en México y rayuela en Argentina, y que en este cuadro se hunde en perspectiva en la composición para que al fondo veamos la figura de un niño, to- davía con el cuerpo en movimiento por el im- pulso al lanzar la cabeza de la muñeca, mien- tras que casi al frente, vemos a una niña mi- rándonos con

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DENTRO DE LAS ARTES PLÁSTICAS, CRISPÍN VAYADARES HA ELEGIDO UN CAMINO POCO TRANSITADO: ALTERNAR EL FIGURATIVISMO Y LA ABSTRACCIÓN EN ESTILOS SUTILMENTE VINCULADOS POR UN PROYECTO PICTÓRICO PERSONALÍSIMO. SSS JORGE PECH CASANOVA, 2005 c WITHIN THE PLASTIC ARTS OF OAXACA, CRISPIN VAYADARES HAS CHOSEN A ROAD BARELY TRANSITED: TO ALTERNATE FIGURATIVE AND ABSTRACT ART IN STYLES SUBTLY LINKED BY A VERY PERSO- NAL PICTORIAL PROJECT.

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Dentro de la plástica oaxaqueña, Cris pín Vayadares ha elegido un camino poco transitado: alternar el figurativismo y la abs tracción en estilos sutilmente vinculados por un proyecto pictórico personalísimo. El resul tado es un tránsito con marcados cambios de dirección que, por la proveniencia unívoca de los elementos iconográficos empleados, no orge pech casanova,

Reminiscenciasflotantes

uando Claude Monet pintó su Estan que de nenúfares, entre 1917 y 1920, su preocupación por preservar en lienzos la impresión de un momento privilegiado por la contemplación, había encaminado desde hace tiempo la representación pictórica por los rumbos de la abstracción.

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el pintor oaxaqueño ha puesto las grandes flores bordados a flotar dentro del espacio del cuadro, un estanque de espesa superficie en la que fluyen elementos característicos de la obra anterior de este artista.

El planteamiento de estos cuadros –con su ruptura de la bidimensionalidad con su insistencia en yuxtaponer dos esti- los compositivos distintos y acaso excluyentes, con su desdén por el efecto agradable-, sor prende al espectador y lo mantiene inquieto frente al despliegue de inconformidad que el pintor sostiene a la vista.

Vayadares incorpora en estas obras, realizadas en 2005, los motivos ornamentales del huipil tradicional que las muje- res aún lucen en el Istmo de Tehuantepec. Guiado por el ejemplo de los nenúfares de Monet,

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Hasta aquí, la propuesta estética de Vayadares no entraña más riesgo que la obviedad, y cierto desafío al recomponer un modelo clásico de la pintura moderna. Sin embargo, el experimento del pintor lo lleva a transgredir las reglas de la pintura al construir, dentro del propio cuadro, nichos en los cuales inscribe más elementos pictóricos.

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2005 QQQ

Cézanne y Matisse habían, desde principios del siglo XX, llevado as técnicas impresionistas al extremo para dar origen al cubismo y a movimientos de vanguardia como el fauvismo, en el cual los pintores se volcaron al color como elemento esencial de la pintura.Laobra reciente de Crispín Vayadares participa de sutiles reminiscencias tanto del Monet de los Nenúfares como de la explo sividad de colores fauve. Su temática, en apariencia trivial, es la puerta de entrada a una arriesgada propuesta ex- perimental. Y resulta curioso que estos cuadros surjan exactamente cien años después de que los atrevimientos fauvis- tas causaran escándalo y reprobación en el Paris de 1905.

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Quizás el rasgo que más llama la aten ción, en esta nueva serie pictórica de Crispín Vayadares titulada Huipiles, es la transfor mación del cuadro de dos dimensiones en un soporte con profundidad literal, de modo que el plano se adentra en sí mismo y condu ce a la formación de un nicho, de una cavidad cúbica en la cual se introduce la pintura para generar un nuevo espacio y un plano que

resulta violento, sino testimonia una pro gresión: las nostalgias abstractas que, ahora, conviven con figuras florales y diseños textiles, los cuales a su vez son reconfigurados con los zigzagueantes patrones colorísticos que Vayadares había configurado durante la etapa anterior de su quehacer plástico.

presenta una divergencia dentro de la misma pieza.

Nos será fácil que estas obras complaz can al espectador habituando a la bidimen sionalidad de cierta pintura local, sin em bargo, es necesario observar con atención la nueva dirección en que el artista se mueve: puede ser la entrada a un interesante ámbito imaginativo, en que todo afán por agradar será al fin desestimado y quedará la pura propuesta plásti- ca. Estamos ante un arries gado proyecto estilístico que, de entrada, ya no se preocupa por el fácil enfoque de com placer al espectador, sino que lo reta a des entrañar una perspectiva pictórica singular.

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