Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho”
Educación Histórica en el Aula Maestra: Martina Alvarado Sánchez Julia Janeth Reyes Tostado Licenciatura en Educación Preescolar Cuarto Semestre
REENCUENTRO CON LA HISTORIA TEORÍA Y PRAXIS DE SU ENSEÑANZA EN MÉXICO AUTORA: ANDREA SáNCHEZ QUINTANAR
Edmundo O’ Gorman (1947).- el tiempo está muy vencido para que todo historiador, sea cual fuere su postura filosófica, haga un esfuerzo por cobrar plena conciencia de ella, y por lo tanto, del significado y alcance de su actividad cultural. Para el historiador implica el compromiso de dar sentido a su quehacer: otorgar razón de ser a la propia actividad vital implica acatar el fundamento de su actuar para convertirlo en norma de conducta y sustento teórico de cada una de las afirmaciones y los actos que constituyen su trabajo profesional. En el terreno del trabajo histórico, la definición de su propio significado no siempre se hace explicita. Pocas veces, o ninguna, se piensa en aquel o aquellos a quienes va dirigido el conocimiento histórico. La historia tiene su razón de ser en el hecho de que debe ser conocida y utilizada en beneficio de la sociedad que produce su conocimiento. Los métodos, las formas, las técnicas de la difusión del conocimiento histórico no se limitan, por otra parte, a un ámbito escolar que permita caracterizarlas como “enseñanza de la historia”, en el concepto de memorizar, aburrida e inútil. Después de realizar sus investigaciones el historiador debe dar a conocer sus conclusiones. La forma idónea de dar a conocer los resultados de sus investigaciones es la publicación de artículos o libros, otra forma puede ser en conferencias, coloquios, mesas redondas o congresos. En un tercer nivel la docencia. Los postgrados, estudios profesionales, niveles medios de la docencia en donde la enseñanza de la historia es importante. La vida cotidiana en suma, son fuentes de conocimiento histórico, sea en un sentido fáctico y concreto. La función del historiador no se limita a la búsqueda del dato, la captación de los fenómenos, la interpretación de los hechos o la explicación de los procesos, según la posición teórica y la metodología de cada uno. Si uno de los propósitos es el de su entrega a la sociedad para su aprovechamiento, una conclusión sería: el conocimiento histórico se construye
para ser mostrado. Otra es: el conocimiento del pasado permite la comprensión del presente, la formación de una conciencia genera una visión optimista según la cual la conciencia histórica permite al individuo utilizarla para intervenir en la transformación de la sociedad. Todas las formas de difusión del conocimiento histórico son formas de enseñar historia. Se puede pensar que las cuestiones referentes a la enseñanza-difusión de la historia conciernen sólo a los historiadores. ¿Cuál es la función del maestro historiador? Es obvio que no se puede enseñar toda la historia, pero entonces ¿Cómo hacer la selección de la historia que se enseña? Cada historiador elije la parte de la totalidad que quiere analizar, así como la orientación teórica y los procedimientos metodológicos con los cuales ha de abordarla. ¿Qué clase de conocimiento es la historia? ¿La historia es una ciencia? Las afirmaciones que aquí se hacen son conceptos que se construyen con el propósito de profundizar en la propuesta de algunas orientaciones teóricas que fundamenten el sentido de la enseñanza de la historia. El mayor impulso que genera la ciencia es el deseo de explicaciones que son, a la vez, sistemáticas y controlables por la evidencia empírica. En el proceso de percibir, aprehender, analizar una realidad se hace evidente la necesidad de proceder científicamente, si es que queremos captarla en su totalidad, para aprovechar dicho conocimiento en el proceso de transformación y mejoramiento de esa realidad. La ciencia rara vez se desarrolla de manera lógica y recta. Otras observaciones preliminares Necesidad ingente de recuperar y renovar las formas de la enseñanza de la historia, ciencia que se cultiva para ser mostrada, y que es conocimiento indispensable para todo ser humano, puesto que constituye una forma de realización plena de lo humano del hombre. De metodología y estructura La construcción del conocimiento histórico es un conjunto de operaciones intelectuales que deben ser realizadas integralmente por el educador y el educando a partir del interés que se despierte por el conocimiento de la historia, y
de la convicción de su importancia para la comprensión del presente y la construcción del futuro. Sobre la teoría: primera parte. La historia y el sentido de la enseñanza de la historia Todo historiador es un “enseñante de la historia”. Enseñar historia es una de las acciones consustanciales del quehacer histórico. La historia se estudia, se investiga, se elabora, se reconstruye para ser dada a conocer. Hacia un concepto de historia ¿Qué es la historia? Las respuestas varían según la formación del alumno. La historia refleja 2 significados: la investigación llevada a cabo por el historiador y la serie de acontecimientos del pasado que investiga. La teoría de la historia que se sustente orientará necesariamente los enfoques con los cuales se realice su enseñanza y difusión. Habría que postular, entonces, una posición teórica que nos permita avanzar en el desarrollo de los elementos que debe considerar cualquier propuesta teórica sobre la historia-que-se-enseña.
La base teórica de su concepción de la historia es: el materialismo histórico. La percepción del mundo sensible depende, pues, de la condición de la sociedad. El conocimiento histórico, es decir, la ciencia de la historia, es un producto histórico del mismo. Marx (dice que la historia es un proceso de/para transformación) parte: del hombre concreto considerado en su actividad productiva, es decir, en sus relaciones económicas y sociales. El materialismo atiende a la percepción de la vida humana, históricamente considerada, y busca la explicación de su desarrollo en el conjunto de sus diversas expresiones o manifestaciones, analizadas a partir de una jerarquía de determinaciones dentro de la cual la producción y reproducción son lo que determina todos los aspectos de su desarrollo social y cultural. Pierre Vilar.- el objeto de la ciencia histórica es la dinámica de las sociedades humanas.
La base de todo desarrollo histórico de larga duración se encuentra en el desarrollo de las fuerzas productivas. Para responder a todas las interrogantes habrá que desarrollar la observación empírica pero no quedarse solamente en ello, sino guiarse por el conocimiento teórico del modo de producción dominante en la época observada, es decir, el conocimiento de la lógica del funcionamiento social. Que expresa la totalidad de las relaciones sociales observadas en su interdependencia. El problema de la conciencia Aspectos importantes: formación y fomento de la conciencia histórica a través de la enseñanza de la historia (conciencia social y conciencia histórica). “No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. El concepto de conciencia histórica La historia que se enseña implica la formación de una conciencia histórica, que produce en quien la percibe un conjunto de nociones sobre sí mismo y el mundo en que se desenvuelve y condiciona su actuación social. La conciencia histórica se constituye con los siguientes elementos: a) La noción de que todo presente tiene su origen en el pasado. b) La certeza de que las sociedades no son estáticas, sino mutables y,
por tanto, cambian, se transforman, constantemente y permanentemente, por mecanismos intrínsecos a ellas, e independientemente de la voluntad de los individuos que las conforman. c) La noción de que, en esa transformación, los procesos pasados
constituyen las condiciones del presente. d) La convicción de que yo, como parte de la sociedad, formo parte
del proceso de transformación y por tanto, el pasado me constituye y forma parte de mí. e) La percepción de que el presente es el pasado del futuro.
f)
La certeza de que formo parte del movimiento histórico y puedo participar en la transformación de la sociedad.
La conciencia histórica implica la posibilidad de identificar las relaciones temporales entre el pasado, el presente y el futuro. Pero además incluye la conformación de una perspectiva de la propia función del individuo en el desarrollo del acontecer histórico. El concepto del hombre El conocimiento histórico debe ser un conocimiento vital. El hombre, es ser humano no está hecho en definitiva: se está haciendo. Heidegger: el existir humano es histórico, justamente porque es temporal. El hombre tiene capacidad de pensar sobre su propio ser, tiene capacidad de construir y orientar su desarrollo y puede darse un sentido, un por qué y un para qué. El ser humano es el ser de la autognosis: es el único ser que se conoce a sí mismo, que se piensa a sí mismo, que reflexiona sobre sí mismo. Y es así porque el hombre se identifica con y se diferencia de “el otro”. El reconocimiento del hombre debe realizarse en el espacio pero también en el tiempo. Porque el creador de la historia es un ser que se crea a sí mismo históricamente. El conocimiento de sí mismo que el hombre realiza al reconocerse en otros y diferenciarse de ellos es un discernir. Primer paso en el encuentro de la propia identidad. Existe además otra facultad del hombre: se trata de la facultad del hombre de ir más allá de sí mismo, de trascender los límites de su ser físico. Significa que puede establecer una relación entre él y el mundo a su alrededor. El sentido verdaderamente humano de la vida reside en la pre-ocupación por sí mismo, pero a través de la pre-ocupación por los otros. En el sentido de la “otredad”, es el discernir y trascender. El hombre no es sólo por sí mismo, ni es completo por sí mismo. “Se encuentra aquí la estructura dialéctica de la existencia. El hombre es, por definición, un ser deficitario, es contingente o insuficiente por necesidad. “El otro no es más que el yo mismo reencontrado”.
Por conocer el pasado, entiendo el presente y me ubico en él. Solo de este modo puedo actuar con plena conciencia de mí y de mi entorno, entender y asumir los procesos sociales y tomar posición consciente respecto de ellos. Éste es el actuar plenamente humano. “La historicidad es aptitud o capacidad de engendrar historia”. Esta capacidad que el hombre tiene, está condicionada por la herencia del pasado, y el ejercicio autónomo de ella, consiste en una libertad dentro de los límites de la “situación”. El hombre que se identifica a sí mismo como tal, que conoce sus características, que sabe de su relación con el entorno y entiende sus condiciones, descubre una identidad propia que le permite construir su vida con autenticidad. El concepto de identidad José Ferrater Mora afirma que según el principio de identidad: “toda cosa es igual a ella misma”. Aristóteles se refería a este concepto como “una unidad de ser, unidad de una multiplicidad de seres o unidad de un solo ser tratado como múltiple”. El concepto de identidad que yo pretendo aplicar a la enseñanza de la historia está fundamentado en la conceptuación de la vida humana, en el sentido de que la existencia es un permanente hacerse. Y tal “hacerse” de la vida humana se desarrolla en el mundo, en el espacio y en el tiempo, es decir, la única forma de realización de la vida del hombre es en la historia. La propia identidad: es la identificación de sus características propias, únicas, y de las que comparte con otros: genéricas, comunitarias, humanas. García de León: las identidades se construyen en función de una voluntad de identificación del sí mismo con lo identificable alrededor. La perspectiva del presente hacia el pasado permite captar los procesos sociales de manera más amplia, en su propia dinámica de desarrollo y, por lo tanto, permite establecer los lazos que integran en un todo social. El papel que la historia asume en la construcción de la identidad o las identidades del ser humano, en virtud de que la identificación que cada
quien construya de sí mismo, tendrá siempre sus referentes en el tiempo y en el espacio. Si el pasado me constituye, tal elemento constitutivo de mi persona lo es así de mi identidad, puesto que también configura las semejanzas y diferencias que puedo tener con los sujetos de la historia que con sus acciones construyeron el mundo presente. La enseñanza de la historia ¿Para qué?
La historia reconocida permite al hombre reconocerse con plena humanidad en los otros, y le permite, por otra parte, ejercer su historicidad, es decir, actuar con plena conciencia. Ambas facultades pueden realizarse en función de una posibilidad más del hombre: la previsión y la anticipación del porvenir. La conciencia histórica consiste en la realización de la temporalidad del ser humano en la conjunción del pasado y el futuro en una simbiosis que permite integrar el presente, como realización y como acción, orientadas siempre hacia la construcción. La función de la historia es posibilitar que tales acciones sean concientes, en la medida en que “la función teórica de la historia y su función social son complementarias”. La comprensión de los problemas presentes es el primer paso para proceder a su solución, solo puede darse a través del re-conocimiento de su origen, causas, características. El conocimiento histórico posibilita al ser humano desarrollar la conciencia de su posición personal dentro de su sociedad, y la identificación necesaria para fundamentar su actuación solidaria en su devenir. El sentido, el porqué y el para qué de la historia es: dotar al hombre de una identidad. A través de ella, el hombre toma conciencia de sí mismo, no sólo por el conocimiento de su pasado, sino también por su propia práctica cotidiana. Pierre Vilar: de lo que se trata es de “enseñar a pensar históricamente”. La razón de enseñar historia es formar conciencia histórica en quien aprende, es decir, hacer que adquiera conciencia de la propia identidad, que sepa que su persona no es una hoja al viento, sino que está sustentada en el
pasado individual, pero también integrada al entorno social al que pertenece: primero local, después nacional y más aún “una totalidad que la abarca y de cual forma parte”. El problema es que no todos los historiadores están dispuestos a compartir su saber con todos los sectores de nuestra sociedad. Nuevamente sobre la teoría Si uno de los propósitos que dan sustento a la investigación científica es el de su entrega a la sociedad para su aprovechamiento, éste debe ser su punto de partida de su desarrollo. Por tanto, la enseñanza de la historia debe ser una actividad fundamental para el historiador hoy en día. Por otra parte, en cuanto a la historia misma, la problemática radica en el por qué y para qué enseñar historia, dentro de las cuales se ubican problemas tales como la selección y dosificación de los contenidos, los enfoques teóricos para el abordaje de los temas, los diferentes niveles de precisión fáctica a determinar, las fuentes con las cuales trabajar y, sobre todo, las formas de captación, de aprehensión, de los contenidos históricos, a partir de la comunicación entre educador y educando. Sobre la teoría: segunda parte Algunas categorías históricas y varios problemas para su enseñanza El proceso histórico mismo, es único e indivisible; si bien no podemos decir que es lineal, resulta indiscutible su continuidad. La historia no “se divide en”, sino que es “dividida por” el historiador en periodos históricos (periodización). Sería útil la participación de los historiadores docentes que pueden, establecer los vínculos necesarios entre la especificidad del conocimiento histórico y las formas de su proyección a diferentes niveles de la sociedad. El análisis de los problemas de carácter histórico que presenta la enseñanza de la historia debe arrojar resultados que se traduzcan en propuestas para innovar y superar las deficiencias que hasta hoy se manifiestan en este ámbito.
No se trata sólo del “qué enseñar”, sino del cómo enfocar los procesos del acontecer histórico para llevarlo a la comprensión de quienes habrán de aprenderlos y aprehenderlos.
Seis categorías para el análisis histórico en la enseñanza de la historia. La temporalidad Es prácticamente un lugar común decir que todo fenómeno histórico se realiza entre las coordenadas de tiempo y espacio. Definición del tiempo: como el término que permite apreciarlo en el concepto de materia en movimiento. La primera forma de percepción del tiempo que tiene el recién nacido es fisiológica: “siente” cuando es tiempo de comer o de dormir o de satisfacer otras necesidades. En cambio, una percepción psicológica del tiempo solo puede desarrollarse cuando cada individuo ha “socializado” sus conceptos de temporalidad. La forma en que el educando aprende a establecer una correlación entre una cierta “cantidad” de tiempo y los fenómenos históricos, se realiza siempre de manera asistemática y no consciente. El historiador enseñante ha de tomar en cuenta la imagen que de la historia tenga el educando y explorar, en la medida posible, la forma en que percibe la ubicación temporal histórica, para ayudarle a situarse dentro de ella. Periodización: es la división periódica del tiempo histórico. Es un recurso metodológico que utiliza el historiador para establecer cortes simbólicos en esa temporalidad continua, a partir de algún criterio teórico. La historia “se divide en” las etapas llamadas: “comunidad primitiva”, “esclavismo”, “feudalismo”, “capitalismo” y “socialismo”. La delimitación temporal
La importancia de fundamentar adecuadamente la percepción de la temporalidad que sustente el historiador enseñante. Sólo de esta manera podrá explicar con claridad las delimitaciones temporales que realice en cada tema que trate, el por qué lo inicia y concluye en una fecha determinada, y cómo es que los antecedentes o consecuentes que cada fenómeno presenta no pueden cortarse con un mismo criterio.
La precisión fáctica La precisión del dato es parte de la estructura del conocimiento histórico. No es posible comprender a fondo un proceso histórico si no se le sitúa adecuadamente en el tiempo en el que acontece. Sincronía y diacronía Con frecuencia se ha descuidado la variedad de los fenómenos históricos que se desarrollan al mismo tiempo en diferentes lugares, o bien los procesos que se desarrollan en distinto tiempo, en el mismo o diferente lugar, con características de semejanza entre ellos. Para desarrollar estos criterios sobre la temporalidad resulta de gran utilidad la construcción de un recurso que debe ser necesariamente elaborado por historiadores: la línea del tiempo. Permanencia y cambio Se refieren a la consideración que debe privar al analizar cada proceso histórico específico: ¿cuáles son los elementos, aspectos, características de las sociedades que se mantienen constantes, a pesar del transcurrir del tiempo, en cada uno de ellos? ¿Cuáles de esas condiciones se transforman y dan lugar a la conformación de modificaciones, de cambio que permiten apreciar el avance y desarrollo de los procesos históricos? La duración Para la explicación de la historia, los procesos de diferente duración se percibirán en función del desarrollo de su dinámica interna y de la autonomía relativa que mantienen unos respecto de otros. La corta o larga duración o el corto, mediano o largo plazo, habrán de ser considerados por los historiadores para adoptarlos o utilizar otros recursos
para hacer comprensible en sus tareas de difusión la variabilidad temporal de los fenómenos históricos. De la misma manera tendrían que analizarse todos los fenómenos históricos, nacionales o mundiales, para darles su justa dimensión, y explicarlos como el todo o las partes de los procesos históricos totales. La espacialidad Segunda coordenada del desarrollo histórico. El concepto de espacio Una idea más actualizada permite pensarlo como el ámbito socialmente construido por el hombre, en el que la naturaleza y la sociedad no son dos opuestos excluyentes entre sí. El espacio histórico sería entonces el ámbito espacial socialmente construido –o destruido- ´por el hombre a través del tiempo. La ubicación espacial Se hace necesario revisar los criterios con los que tradicionalmente se ha ubicado la historia en el espacio. Es necesario interesarse en el análisis del espacio histórico, así como de la percepción con que el individuo capta esa realidad. Algunos recursos auxiliares La visualización de tal espacio por quien enseña la historia permite no sólo realizar una descripción vivida, sino que permite que tanto el educador como el educando puedan percibir los elementos de similitud humana con los hombre y mujeres de otras épocas y lugares, y contrastar las propias vivencias y razonamientos, en el propósito de alcanzar la otredad. Esa misma visualización permitirá ejercitar una facultad de la mente humana, la imaginación, entendida en su justa acepción de “producciones de imágenes”, con lo cual se alcanza un objetivo de carácter educativo: desarrollar otra facultad de la razón. Centralismo y regionalismo Aplicables lo mismo a los procesos internos nacionales que a las proyecciones internacionales. Constituyen formas de percepción del
espacio histórico que presentan características políticas e ideológicas que es necesario tomar en cuenta para su aplicación al proceso educativo. Precisión fáctica
Es un hecho que el hombre requiere de su mundo para ubicarse dentro de él. Los sujetos de la historia Para entender lo que se refiere a “la historia que se enseña”, se deben formular interrogantes. La respuesta se encuentra en la identificación de los agentes del proceso histórico. Es decir, para poder mostrar adecuadamente la participación de los distintos elementos que desempeñan alguna función en cada proceso histórico, es necesario identificar los actores, o más bien, los factores de la historia. Es claro que en todo fenómeno histórico, el conjunto de los individuos de cada sociedad son objeto del transcurrir histórico, forman parte de él y, por tanto, están siendo afectados por ese acontecer, al mismo tiempo que participan en su desarrollo. En otras palabras, identificar a los actores que son sujetos de la historia, para estudiarlos en su función social dentro de las condiciones de tiempo y lugar en que la ejercen. Algunos sectores sociales de gran importancia en el devenir histórico han sido marginados como sujetos o protagonistas de la historia, por muy diversas razones.