La adoración cristiana y la Iglesia Cristiana(Discípulos de Cristo)

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La adoraci贸n cristiana y la Iglesia Cristiana (Disc铆pulos de Cristo): puntos de convergencia y unidad con una tradici贸n milenaria Julio R. Vargas-Vidal, 漏 2006

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Prólogo

Comencé a escribir el martes, 28 de octubre de 2003. Litúrgicamente hablando sería entre el 30ta Domingo Ordinario y la Reforma Protestante (Año B) (año judío 5763) (A.L. 6003), a las 8:48 A.M. Creo que terminé de escribir el viernes, 3 de febrero de 2006, entre el 4to y 5to domingo después de Epifanía. ¿Qué me motivó a escribir acerca de la adoración Discípulos de Cristo? Hay muchos factores. El ADN que corre por mis venas, aquel que le gusta contar la historia y la Historia; la fascinación que tengo con la liturgia, los ritos y la adoración de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo); el amor que le tengo a esta amada iglesia. En 1999, comencé a dar el curso de Adoración Cristiana en el Instituto Bíblico Juan Figueroa Umpierre, gracias al acercamiento que me hizo el Rvdo. Ennio Belén Trujillo (q.e.p.d.). Desde esa fecha imparto este curso, y en innumerables ocasiones fui abordado por estudiantes, pastores y pastoras para escribir acerca de este tema, ya que no existía (ni existe) nada publicado en torno al mismo, sobre todo desde nuestra perspectiva puertorriqueña. Ya llegado el 23 de septiembre de 2003, tuve una reunión/diálogo con el Pastor General, el Rvdo. Esteban González. De allí salí con nuevos planes, expectativas e ideas nuevas, todas relacionadas al ministerio que Dios me ha dado. Más adelante, el 4 de octubre, en un evento dedicado a los pastores jubilados, fui “emplazado” por mi buen amigo y ahora colega, el Rvdo. Héctor González. Él me instó a considerar el publicar un libro sobre la adoración de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo). Entendía que estaba capacitado musical y ministerialmente hablando para emprender esta tarea, tanto desde el punto de vista histórico como teológico. La vida –aquella guiada por Dios, claro está –nos pone en aquellos lugares donde podemos servirle a Él de forma adecuada y en formas que podamos bendecir a muchos y muchas. Muchas cosas han ocurrido desde ese 28 de octubre de 2003 hasta el 3 de febrero de 2006. Aunque le sirvo a Dios con otros hermanos y hermanas, lo hago llevando en alto el fundamento y base que me dio la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo). Es mi anhelo que esta publicación despierte en la Iglesia ese sentido de pertenencia denominacional que sirve como punto de convergencia y unidad con una tradición litúrgica milenaria. Espero que despierte el interés futuro en el estudio de este tema mucho mejor de lo que pude haber logrado. Dedico esta publicación a Dios, ese Gran Arquitecto del Universo...el Gran Liturgista. Pero, en planos más terrenales, le dedico este libro a mi abuelo, el Rvdo. Joaquín Vargas Mejías, quien me enseñó mucho acerca de la verdadera liturgia y adoración Discípulos de Cristo. Me guió en vida, y sus enseñanzas y ejemplo aún van conmigo... Gracias doy a Dios por mi familia (Papá, Mamá y hermana) porque ellos presiden mi fan club. A Yanisse, Nakán Acatl y Syanis Yarí: gracias por prestarme con tanta gente, pero también por ser luz y apoyo en toda gesta litúrgica. Los amo... 2


Índice 1. Transformándonos en pueblo para adorar……………………………………………..5 a. Historia bíblica de la adoración 2. Los ingredientes para la adoración……………………………………………………..20 a. Centralidad eucarística desde los comienzos con los Campbell b. Desarrollando un sentido de solidaridad social desde la adoración y la liturgia c. Ordenanzas / sacramentos como medios de gracia; orden de culto d. La alabanza es reflexiva e. Tres instituciones monumentales f. Bautismo g. El Día del Señor h. La Cena del Señor 3. Dándole forma a la adoración…………………………………………………………30 a. De acuerdo a las circunstancias b. Aprendiendo de la Iglesia Primitiva c. Lo que heredamos de la Iglesia Cristiana Primitiva d. Juntando la Escritura y el Sermón 4. Experimentando la adoración del Día del Señor……………………………………...39 a. La gracia brilla a través de cada porción de la adoración b. Formando y ordenando la adoración Discípulos hoy c. La comunidad que se reúne ante Dios d. La comunidad que escucha y proclama la Palabra de Dios e. La comunidad que comparte en la vida de Cristo f. La comunidad que sale hacia el ministerio 5. Cantando nuestra adoración………………………………………………………..…45 a. El legado de nuestros himnarios b. Cáliz de bendiciones: un himnario Discípulos de Cristo c. Ideas conflictivas acerca de los himnos d. La himnología como medio de gracia e. La himnología le pertenece al pueblo f. La naturaleza corporativa del canto hímnico 6. Cambiando algunos aspectos de la adoración……………………………………….57 a. Lenguaje inclusivo b. La niñez y la Cena del Señor c. Desarrollando un clima de apertura 7. Apropiándonos del Servicio de Adoración…………………………………………..74 a. Luchando contra lo informal 3


b. Construyendo la adoración desde la identidad c. Una comunidad de relaciones d. Edificando todo el cuerpo (eclesiástico... y físico) 8. Caracterizando la adoración Discípulos de Cristo………………………………...80 a. Nuestras congregaciones son dueñas de su adoración b. Nuestra adoración es trinitaria c. El contexto de nuestra adoración es la historia de un Dios de gracia d. La Cena del Señor es el factor constituyente en nuestra adoración, moldeando toda nuestra vida e. Nuestra adoración se dirige a toda la persona –su entendimiento, deseo y emociones f. Nuestra adoración se hace decentemente y en orden g. Nuestra adoración está basada en la escritura neotestamentaria como su fuente de fe y práctica h. Nuestra adoración está influenciada por el Avivamiento del ‘33 i. Hacia una espiritualidad Discípulos de Cristo 9. Resultados de cuestionarios repartidos………………………………………..….92 10. Apéndice: Cuestionario de adoración ……………………………………….…..117 11. Bibliografía………………………………………………………………………121

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Capítulo 1: Transformándonos en pueblo para adorar Historia bíblica de la adoración La Biblia documenta las varias y diversas formas de adoración del pueblo hebreo. Dentro de las varias formas de adoración hebreas se encuentran el dar ofrendas, la construcción de altares (Gn 12.7, 28.18), la dedicación de espacios donde Dios apareció (Gn 28.18) y la dedicación de objetos ligados a dichas apariciones divinas. Estas expresiones hebreas antiguas de adoración las hemos heredado como iglesia, algunas en sus expresiones inalteradas, otras adaptadas a los tiempos y a la cultura. Durante el Período Patriarcal (1850-1700 a. C.) podemos ver que la expresión más común de adoración era la construcción de altares privados y familiares. Ya en el capítulo 4, versos 3 y 4 de Génesis vemos este ejemplo en el relato de Abel. A Abel le nace Set y a Set le nace Enós, quien introduce la adoración a Dios como algo permanente (Gn 4.26). Luego, a través del texto bíblico, vemos los siguientes ejemplos de edificación de altares: 

Noé construye un altar después del diluvio (Gn 8.20)

Abraham construye un altar después que Dios se le aparece en Siquem (Gn 12.7)

Isaac construye un altar en Beersebá (Gn 26.24-25)

Jacob usa una piedra y le llama Bet-El (Gn 28.16-19)

Jacob vuelve a Bet-El y construye otro altar (Gn 35.1-4)

La época que cubre desde el 1550-1220 a. C. se le conoce como el Período Mosaico. Es aquí donde la adoración comienza a tener más forma, especialmente con la institución del tabernáculo y el día de reposo (shabat) (Ex 35.1-40.38). La necesidad de adorar se intensifica en tierra extranjera. Según Ex 5.3, la necesidad de adorar parece ser la base de la demanda divina 5


de que los israelitas fueran libres. Antes de la liberación y habían prácticas cúlticas como la Pascua, la fiesta de los panes sin levadura (Chag ha-Matzot, como sale en la Torá pero conocida como Chag ha-Pesach) y la dedicación de los primogénitos varones (Ex 12.1-13.16). Una vez el pueblo israelita cruza el Mar Rojo, toman esta oportunidad para elevar una adoración a Yahvé Dios, y esto lo podemos ver en los cánticos atribuidos a Moisés y a su hermana Miriam (Ex 15.119). Dios nunca desamparó al pueblo en el desierto, y al descender maná del cielo Moisés mandó a Aarón a que tomase una vasija y pusiera en ella un gomer (3.7 litros) de maná y lo presentara delante de Jehová para ser guardado para los descendientes de Israel (Ex 16.33). Cuando el pueblo llega al monte Sinaí, la forma de adorar se hace un poco más específica. Dios se revela aquí como el Señor del Pacto, sobre todo a través de los 10 Mandamientos (Ex 20). Básicamente los mandamientos del Señor se resumen en el credo judío, o el Shemá Israel, ubicado en Dt 6.4.

El Tabernáculo

Entonces el lugar de adoración se institucionaliza con la construcción del Tabernáculo. Esta edificación movible se convirtió en el punto central para la comunión personal y nacional con Dios (Ex 33.7-11). La adoración llevada a cabo en el tabernáculo es el mejor ejemplo que tenemos de un orden litúrgico completo, sistemático, metódico y muy organizado. El mismo estaba lleno de detalles que de no cumplirse a cabalidad eran razón suficiente para no considerarse como adoración efectiva ante Dios. Veamos su organización.

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El tabernáculo era el eje central del campamento israelita. Alrededor de tabernáculo se colocaban las 12 tribus de Israel (las10 tribus descendientes de los hijos de Jacob y las 2 de José). Todos los detalles en torno a la ubicación del campamento y el orden sacerdotal los encontramos en Nm 1.52, 53; 2.3-34. Rodeando el tabernáculo estaba la tribu de Leví (uno de los hijos de Jacob), aquella iniciada por Aarón y luego continuada por sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. La lista de deberes levitas es el ejemplo máximo de deberes detallados ministeriales que Dios exigía de aquellos que servirían principalmente en la adoración judía (Nm 1.50, 51; 3.6-10; 25-38; 4.1-33; 10.13-28; 1 S 6.15; 2 S 15.24). El orden litúrgico del levantamiento del tabernáculo comenzaba al acampar. Primero se colocaban las tribus de oriente, luego las del sur, el tabernáculo con el campamento levita, después las tribus del occidente y finalmente las del norte. La tribu de Judá dirigía la procesión y era la que quedaba al frente de la puerta del tabernáculo y justo detrás de los sacerdotes. La práctica de la adoración se realza con el servicio de sacerdotes y levitas.

Los

sacerdotes eran miembros de la tribu de Leví, descendientes de Aarón. Estos sacrificaban diariamente, daban mantenimiento al tabernáculo e instruían al pueblo en cuanto a cómo seguir a Dios. Eran los representantes del pueblo ante Dios. Vemos en las vestimentas el cuidado que Dios tuvo en los detalles de las mismas y cómo éstas tenían mucho simbolismo. Las vestimentas no eran simples atuendos. Los textos son bien explícitos en torno al material usado y sus diferentes partes (Ex 28.5).

Existía un orden

específico para ponerse las vestimentas, explicado detalladamente en Lv 8.7-9. Desde la cintura hasta las rodillas tenían una especie de calzoncillo que cubrían su desnudez y solamente eran usados en ocasiones especiales para evitar que sudaran (Ex 28.42-43). Luego, la parte interior que llegaba hasta los pies, de una sola pieza, era una especie de túnica bordada con un ritual 7


específico para ponérsela (Ex 28). Esta túnica tenía su propio cinto, de lino torcido de azul, púrpura y carmesí (Ex 39.29). Luego de la túnica interior se encontraba el manto, una sola pieza corta, azul, con una abertura para la cabeza y bordada con granadas de color azul, púrpura y carmesí. Entre las granadas se encontraban unas campanillas. Este manto se colocaba debajo del efod y sobre la túnica bordada interior (Ex 28.31-35). El efod es posiblemente la vestidura sagrada más antigua conocida en el mundo hebreo. Estaba el efod de lino usado por los sacerdotes (1 S 2.18); el efod de lino simple, usado después por David (2 S 6.14); y el efod del Sumo Sacerdote, corto y sin mangas, hecho en oro, azul, púrpura y carmesí. Era confeccionado en dos partes -- la espalda y el frente – unidas por las hombreras y con un cinto. Sobre cada hombrera había una piedra con los nombres de las 12 tribus grabados; en la derecha, por orden de nacimiento, Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan y Neftalí; en la izquierda, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. Efraín y Manasés no aparecían en los hombros, pues eran hijos de José. El efod tenía su propio cinto, el cual servía para unir el efod al sacerdote junto con un pectoral. El pectoral (Ex 28.15ss) era una especie de bolsa con anillas de oro en las cuatro esquinas. Las anillas inferiores eran sostenidas por cintas azules y caían por encima del cinturón del efod. El pectoral tenía 12 piedras preciosas grabadas con los nombres de cada tribu, y cuerdas de oro que sostenían las anillas superiores a las dos gemas ubicadas en las hombreras. Los nombres en el pectoral eran conforme a sus funciones tribales. Estaban en el orden de sus funciones, no por edad cronológica. Este aditamento también contenía el Urim y el Turim, las dos piezas usadas en esta época como instrumentos para tomar decisiones importantes. Finalmente encontramos la mitra, una especie de turbante en la cabeza usada por el Sumo Sacerdote. Los hijos del Sumo Sacerdote usaban en la cabeza una tiara, un poco más baja que la

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mitra. La diadema santa encontrada en la mitra del Sumo Sacerdote estaba inscrita con la frase “Santidad al Señor” (Ex 28.36). Para poder ejercer sus funciones ministeriales y sacerdotales, el Sacerdote era consagrado en una compleja y detallada manera (Ex 29.1-6, Lv 8.1-13), con unas vestiduras especiales y ungidos con aceite. Parte de la adoración del tabernáculo ocurría en el atrio del mismo, mientras que otra parte era en su interior. Era en el atrio donde se presentaban las diferentes ofrendas por diversas razones (Lv 1,2, 4 y 5). La Biblia detalla bien todas las características físicas del atrio –las estacas, el altar de bronce o altar de los holocaustos, la fuente de bronce, el tabernáculo (la tienda), las cubiertas del mismo y la cubierta de lino torcido (Ex 26.1-37; 27.1-19; 30.17-21; 38.20). El interior del tabernáculo consistía del Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Al primero se entraba por una puerta (Ex 26.36-37), donde encontrábamos el candelero de oro, la mesa de los panes de la proposición, el altar del incienso y los incensarios (Ex 25.23-40; 30.1-10). Una vez terminaba esta sección, el velo dividía el área del Lugar Santísimo (Ex 26.31-35). Aquí se encontraba el arca del pacto y el propiciatorio (Ex 25.10-22). El propiciatorio era la tapa del arca que contenía los dos querubines de oro. El Sumo Sacerdote hacía su intercesión el Día de la Expiación (Yom Kippur) donde rociaba la sangre del sacrificio en el propiciatorio En el arca se encontraban las tablas del testimonio del pacto, parte del maná y la vara reverdecida de Aarón, como es documentada en Nm 17.1-5, 7-9.

En el Lugar Santísimo también albergaba el

incensario de oro. La idea de la expiación se enfatiza con el sacerdocio y el servicio en el tabernáculo. Esta es la época donde los sacrificios eran condición necesaria para una adoración efectiva. Este 9


período se caracteriza también, como expusimos al comienzo, con la institución del día de reposo (shabat) como espacio sagrado de adoración y descanso (Ex 31.12-17). El período de los Jueces y los Reyes (1200-1050 a. C.) es aquel que documenta la construcción del primer Templo y el culto elaborado en el mismo. Probablemente Gilgal es el primer lugar establecido, en esta época, para adorar a Dios en Canaán. Gilgal llega a ser un santuario prominente. Allí se levantaron 12 piedras del río Jordán para recordar que lo habían cruzado (Jos 4.19-24). Hay que destacar que es durante esta era que Israel cae bajo la influencia del culto a Baal en Canaán por un período de 300 años. Obviamente no podríamos descartar el hecho de que algo se le tuvo que haber quedado al pueblo israelita y que su adoración fue influenciada de una forma u otra. Cuando un pueblo es subyugado por otro, y sobre todo por tanto tiempo, su cultura, adoración e idiosincrasia son afectadas. En este período el arca del pacto se convierte en un fetiche y es así que es capturada por los filisteos. Saúl trae un desarrollo en la adoración a través de la organización de los músicos. En esta época los reyes eran considerados también directores de la adoración. David hace los planos, reúne el dinero y materiales para lo que se convertirá en el primer templo en Jerusalén. Sin embargo, es a su hijo Salomón quien le toca la tarea de construirlo, labor que le tomó unos siete años. El templo era el doble del tamaño que el tabernáculo. Salomón utilizó la mano de obra de 80,000 picapedreros y 70,000 cargadores para cortar y transportar piedras enormes para la construcción.

Esta hecho con cedro, sobre el cual expertos artífices fenicios tallaron

querubines, flores y palmeras antes de que todo el interior fuese recubierto de oro. En el exterior había un altar de bronce y una enorme vasija del mismo material para lavados rituales, apoyada sobre doce bueyes, cada tres mirando hacia cada punto cardinal.

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Junto a las puertas de entrada, hechas de ciprés, había dos columnas. La de la derecha tenía por nombre Jaquín y la de la izquierda Boaz. Pero la adoración del Antiguo Testamente alcanza su mayor altura durante el reinado de Salomón. La dedicación del templo por parte de Salomón puede ser encontrada en 2 Cr 6-7. Destaquemos cuatro datos principales del Templo: 1. Se hacían sacrificios regularmente y en ocasiones especiales. 2. Comienzan a verse las posturas de adoración o reverencia cuando el Sumo Sacerdote regresaba de ofrecer la ofrenda de incienso en el Lugar Santísimo, después de lo cual los adoradores se postraban en tierra al sonido de la trompeta de plata. 3. El servicio de alabanza incluía instrumentos musicales, solos vocales o ambos. 4. La oración pública se ofrecía en una forma corta -- media alabanza, media oración.

Con el templo vino la evolución del culto que se desarrolla alrededor de las fiestas del año judío: 

Panes sin Levadura y Pascua (anualmente)

Pentecostés (shavuot, o Fiesta de las Semanas, celebrada por 7 semanas después de Pascua), entre la cosecha de la cebada y el trigo.

Las Tiendas, o tabernáculos (Sukkot, 4 días después de Yom Kippur), cosecha de acción de gracias con luces, danza. Vivían en tiendas por 7 días y también celebraban el nuevo año, Rosh HaShanah).

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La adoración en el Templo incluía elementos que aún tenemos en nuestro culto cristiano y otros que con los años, y algunos prejuicios, hemos eliminado. Los elementos más característicos de la adoración del templo eran: música, solos, himnos, danzas, procesiones con instrumentos, incienso quemándose, simples sermones, recitaciones de héroes / padres de Israel / soldados, oraciones, recitaciones de credos, ofrecimiento de confesiones, comidas sagradas, lavamientos y encendido de fuegos sagrados. Todo estaba íntimamente relacionado al libro de los Salmos, Tehillim.

Herodes reconstruye el Templo

No obstante, el templo de Salomón estuvo lleno de problemas, negligencias y saqueo. El rey Sisac de Egipto capturó algunos de sus objetos durante el reinado de Roboam, hijo de Salomón.

El rey Manasés introdujo prácticas paganas, y durante el reinado del asirio

Nabucodonosor hubo pillaje y destrucción en el 587 a.C.

Aquí fue que el arca de pacto

desapareció y nunca se recuperó ni se reemplazó. Bajo el reinado de Zorobabel y el sumo sacerdote Josué, los israelitas reconstruyeron el templo, pero a una menor e inferior escala. Probablemente fue mejorado y adornado más elaboradamente durante los siglos II y III a.C., pero de este período y su historia se sabe muy poco. Luego de varias contaminaciones ritualistas y paganas, y de varios intentos de restauración, Herodes, rey de Judea del 37 a.C. al 4 d.C., reconstruyó el templo, tarea que comenzó en el 19 a.C. y culminó parcialmente en el 12 a.C. La edificación vino a ser culminada totalmente en el año 64 de nuestra era. Esta versión del templo fue la más grande y magnífica.

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Hay que dejar claro que Herodes, no judío de nacimiento, no reconstruyó el templo para la gloria de Dios, sino para congraciarse con los judíos, más bien como maniobra política. ¿Cómo se adoraba en el templo de Herodes? Básicamente se seguía el mismo patrón de adoración que en el tabernáculo, pero a mayor escala. Alrededor del lado oriental se ubicaron una serie de atrios para diferentes propósitos. Una pared de aproximadamente 4 pies, 6 pulgadas, la “pared de la separación” rodeaba el santuario, y solamente podían cruzarla los judíos, so pena de muerte (Hch 21.28; Ef 2.14-18). Al pasar esta pared se pasaba por un trecho que conducía un área más alta de 9 pies, donde la Puerta de las Mujeres y la Puerta de los Puros y Justos daba acceso al Atrio de la Oración. Al final de este atrio, sobre un estrado semicircular elevado, se hacían sacrificios y se llevaban ofrendas a Dios. Luego venía el Atrio de los Sacerdotes, el cual llegaba hasta los lugares santo y santísimo. El interior del santuario, al igual que el del tabernáculo, tenía el candelero de oro, la mesa de los panes, el altar de incienso y la separación de ambos lugares por un gran velo (Lc 23.45). Todos los ritos de adoración y sacrificio eran iguales que los iniciados en el tabernáculo. Las fiestas judías celebradas aquí eran las mismas instituidas en los libros de Levítico y Números. Dos incidentes destacados que ligan a Jesús con el templo de Herodes son su supuesta “perdida” en Jerusalén a los 12 años y su intervención iracunda con los cambistas del templo, unos 21 años después. Obviamente, teniendo bien claro que Jesús era judío, debemos asumir que visitó el templo en innumerables ocasiones para celebrar las tres grandes fiestas de la Pascua, Pentecostés y la de los Tabernáculos, instituidas por Moisés en Dt. 16.16. Además, los cuatro evangelistas mencionan a Jesús visitando el templo, o enseñando en sus atrios, unas 14 ocasiones diferentes. 13


El Salterio El Salterio, o libro de los salmos, es el libro de alabanza y adoración del pueblo judío. El Salterio fue escrito, organizado y desarrollado durante varios cientos de años. Su título hebreo es tehillim, y significa “cantos cúlticos de alabanza”. En griego se tradujo como psalterion (arpa o instrumento de cuerdas) o Psalmoi. La autoría de la colección de salmos no es exacta ya que hay mucho anonimato. El Salterio está dividido en cinco secciones: 1. Salmos 1-41 (Libro Primero) 2. Salmos 42-72 (Libro Segundo) 3. Salmos 73-89 (Libro Tercero) 4. Salmos 90-106 (Libro Cuarto) 5. Salmos 107-150 (Libro Quinto)

Cada sección culmina con una doxología, siendo el Salmo 150 la doxología del Salterio completo y el Salmo 1 su introducción. Los Salmos 113 al 118 son una colección de seis himnos que la tradición rabínica llama “Halel”, palabra vinculada con la exclamación litúrgica “Aleluya”, “¡Alabado sea el Señor!”. Estos salmos se cantaban en las principales fiestas litúrgicas de Israel, especialmente en la celebración de la cena pascual (Mt 26.30). Salmos 120134 son una colección de quince salmos cuyo título hebreo es Cántico de las subidas. Este título se debe a que estos salmos los cantaban los peregrinos que “subían” a Jerusalén, especialmente en las tres grandes fiestas (Ex 23.14–17). Vemos en algunos salmos el uso de ciertos títulos que nos arrojan luz en torno a cómo se cantaban o para qué se utilizaban: 14


Mizmor (salmo):

Shir

Masquil (Salmo 42)

Michtam (Salmos 56-60)

“Al músico principal”

Selah

Alguna instrucción acerca de la tonada a usarse para cantar el salmo (9, 22, 45,56-60, 69, 75,80).

Para determinadas oportunidades

Relacionados con su autor

La época de los Profetas se caracterizó por una desintegración espiritual muy documentada en los libros proféticos. Aquí comienza un ritualismo hipócrita y vacío. Todo se convierte en una actuación tradicional aprendida como algo rutinario. Se levantan profetas que denuncian esto, tales como Oseas, Ezequiel y Josías. Durante los años 587-586 a. C. Jerusalén es capturada y destruida por Nabucodonosor. El Templo es destruido y el pueblo es deportado a Babilonia entre el 587-538 a. C. Una vez en el cautiverio, el pueblo intenta restaurar la adoración, actitud de mejoramiento que llevan consigo hasta después del mismo. Esta actitud de renovación deja algunos beneficios para la adoración cúltica: 1. Se “curan” de la idolatría y de sus tendencias politeístas. 2. Se instituye la sinagoga (término griego que proviene del hebreo qahal que significa “congregación, asamblea, reunión”). 15


3. Las Escrituras se estudian más, pero esto lleva, eventualmente, a un legalismo exagerado. 4. El Mesías es anunciado por los profetas.

¿Por qué se alaba a Yahvé durante el período extenso documentado en el Antiguo Testamento? ¿Qué cosas motivan al pueblo judío a adorar a Dios? 

Yahvé Dios sacó a Israel del yugo opresor egipcio;

Yahvé Dios los cruzó por el Mar de las Cañas (Mar Rojo);

Yahvé Dios renovó el pacto que moldeó el año judío;

Israel reaccionó a las presiones politeístas paganas y ofreció su convicción de que Dios es el creador único y Señor de todos los pueblos.

Finalmente, y antes de entrar en la época del Nuevo Testamento, encontramos el período Helenista (331-63 a. C.). La helenización, o influencia del mundo y cultura de Grecia, influenció la cultura hebrea de muchas maneras: educación, ciencia, antropología, etc. Esta fue la época donde el griego era la lengua común, sustituyendo al arameo. La influencia griega hizo que el pensamiento judaico no dependiera de los sacerdotes del santuario. La revuelta macabea (1 y 2 Macabeos) del año 167 a. C. evitó que la helenización se tragara a la cultura hebrea. Los escribas y el Sanedrín surgen en esta época, y comienzan a verse las tensiones entre los saduceos (tolerantes), fariseos (luchadores legalistas y separatistas) y los zelotes (revolucionarios). Ya para esta época la adoración judía era producto de costumbres persas, leyes, ritos de purificación, mitología, cosmología, angelología y escatología.

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Adoración en el Nuevo Testamento

La adoración neotestamentaria básicamente se desarrolla entre la sinagoga y los hogares que comprendían la iglesia primitiva. La sinagoga era extremadamente importante para fines de adoración y educación. Eran centros de enseñanza de las prácticas cúlticas y de otras obligaciones de obediencia de la ley judía. Era el sitio de reunión durante el sábado. Su diseño era cuadrado, con su frente dirigido hacia Jerusalén. Constaba de los siguientes muebles principales: púlpito grande (bimah) y el una cajón con los rollos. A la sinagoga iban hombres y mujeres, y era el lugar donde el niño, al cumplir sus 12 años, celebraba su bar mitzvah (hijo de la ley), y era admitido a la comunidad judía. En la sinagoga se desarrollan las siguientes expresiones cúlticas: 

Lectura de las Escrituras e interpretación

Recitación del credo judío –Shema (Dt 6.4)

Lectura de salmos, 10 mandamientos, bendición y utilización común del Amén

Oraciones

Oración santificada (Kedushah), o lo que se convirtió en el cristianismo como el “Santo, santo, santo” (Ter Sanctus).

La iglesia en el Nuevo Testamento se desarrolla en un ambiente judío. El apóstol San Pablo usa la sinagoga como lugar principal para hacer contactos con los judíos en sus viajes misioneros. Podemos ver algunas expresiones cúlticas en las primeras iglesias neotestamentarias, tales como:

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1. El uso de los escritos de sus propios líderes, como las cartas paulinas y los evangelios; 2. La utilización de salmos y la adición de nuevos himnos; 3. La adición del bautismo y la cena del Señor; 4. Una conciencia marcada del Espíritu Santo entre la comunidad, con un énfasis fuerte en el Cristo resucitado; 5. La costumbre de reunirse el primer día de la semana, domingo, y catalogarlo como el Día del Señor; 6. el desarrollo de una liturgia un poco más espontánea Durante los primeros siglos de su historia, la iglesia primitiva reconocía su rica herencia judía utilizando los salmos como vehículo importante en la adoración a Dios (Ef 5.18-20; 1 Co 14.15; Col 3.16). En este período se incorporaron algunas canciones poéticas en el culto, como podemos leer en Ap 5.9, 12, 13; 12.10-12; 19.1-8. Había cantos congregacionales, según una carta de Plinio, gobernador romano, al emperador Trajano en el año 112 de nuestra era. Ya para el tiempo de Justino Mártir (150 d. C.) se leían los escritos de los apóstoles y los Evangelios. En estos primeros siglos, la cena era un culto, o ceremonia, aparte del servicio de instrucción y era reservada solamente para los creyentes. Entre los temas de la alabanza neotestamentaria veamos los que más saltan a nuestra atención: 

Las virtudes de Dios (aretai) son exaltadas en 1 Pedro 2.9. También encontramos esta actitud en la doxología de Pablo en Romanos 11.33-36, la cual resume con la frase “grandes hechos de Dios” (magnalia Dei).

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Los dones universales de Dios, concedidos a sus criaturas en la creación y la providencia son temas en las exclamaciones de Pablo en Listra (Hch 14.15-17) y en el Areópago (Hch 17.26). Esta actitud también se extiende a la comida, bebida y matrimonio en 1 Timoteo 4.3-5 y Hebreos 13.4.

La alabanza por las necesidades del individuo y la respuesta de Dios, como lo vemos en 2 Corintios 1.20 cuando Pablo edifica una liturgia rudimentaria al invitar a los corintios a compartir su confianza en el Evangelio y la congregación responde con un “amén”.

Aquellas expresiones dirigidas a los dones misericordiosos de Dios, en 2 Co 1.3; 9.15; 11.31; Ef 1.3; 1 P 1.3; Flp 1.3; Col 1.3.

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Capítulo 2:

Los ingredientes para la Adoración

Centralidad eucarística desde los comienzos con los Campbell Alexander Campbell, a través de sus estudios de las Escrituras, concluyó que la adoración de la iglesia primitiva estaba centralizada alrededor de la Cena del Señor. Para él, la intención primaria de la reunión de los discípulos en el primer día de la semana era el partir el pan (Hch 2.42; 20.7).

El hecho para Campbell no era la frecuencia de la Cena del Señor, más bien la

naturaleza misma de la adoración dominical. Él quería llegar a la intención principal para reunirse en primer lugar. Campbell reenfocaba la misma naturaleza de lo que significa adorar a Dios. Ya para el 1812, su padre, Thomas, declaraba que “la adoración neotestamentaria cesaba cuando la Cena del Señor no se observaba cada día del Señor”. Para ambos Campbell, la intención del culto dominical estribaba en reunirse alrededor de la mesa presidida por el mismo Cristo. Veamos cómo veía Alexander Campbell la centralidad de la Cena del Señor en la adoración: “Era parte del diseño del Salvador que sus discípulos no fueran privados de este festival gozoso cuando se reunían en un lugar a adorar a Dios. El Nuevo Testamento enseña que cada vez que se reunían en honor de la resurrección del Príncipe de la Vida, era una parte principal... el comer y beber con Él. Él no mantiene albergues áridos para los santos –no hay casa vacía para sus amigos. Nunca hizo su casa para otra cosa que no fuera comer y beber con Él”. La adoración dominical se centra en la convicción de que a través de nuestra adoración somos confrontados con la presencia viva de Dios. Esta presencia le da significado a todo lo que 20


hacemos. Así entendemos que la naturaleza de la adoración yace en la forma en que la adoración pertenece al pueblo. Campbell estaba bien claro que la adoración no pertenecía al clero sino al pueblo adorador. Podemos llegar a esta misma conclusión si verdaderamente creemos que la comunidad adoradora vive su existencia dentro de la hermandad de la mesa de Cristo. Si Cristo está realmente presente en nuestro medio, es Cristo quien preside su mesa. Cristo nos hace iguales en este contexto. Dentro de esta hermandad eucarística somos pueblo de Cristo. Y si vemos esta idea de igualdad del pueblo de Dios a través de la mesa compartida, también podemos ver la responsabilidad compartida de todos y todas de sus deberes en la vida comunitaria. Si la adoración pertenece al pueblo, entonces el pueblo también asume sus privilegios y responsabilidades. Esta era la forma de Campbell de decir que el cristiano es por profesión un predicador de la verdad y rectitud, capaz de predicar, bautizar y oficiar la Cena, al igual que orar por todos cuando así se le requiera.

Desarrollando un sentido de solidaridad social desde la adoración y la liturgia Al ver la adoración centralizada en una vida en comunión con Cristo tenemos que ver que ya no somos un grupo de cristianos reunidos, sino el pueblo de Cristo. La adoración comunitaria nos transforma la mente. Ya nuestra mente no es la del mundo, con sus valores torcidos, sino la mente de Cristo.

La comunidad que comulga con Cristo se convierte en una comunidad

transformadora y reconciliadora.

Cada vez que nos reunimos, Cristo reconcilia su pueblo

consigo mismo y con los demás. Entonces la iglesia está compuesta de individuos con diferentes mentalidades, temperamentos y valores. De su diversidad encuentran maneras de servir a otros. 21


Al tener esta idea de servicio al prójimo muy en mente, entendemos que la adoración no puede desligarse de lo que son los adoradores dentro de la asamblea y en sus respectivos lugares en la vida secular. Asuntos como racismo, sexismo, educación, reformas, ecología, guerras, drogas, corrupción, política y violencia están conectados indisolublemente a la adoración. Estamos hablando de solidaridad con toda la creación de Dios. No solamente nos solidarizamos con los que están reunidos alrededor de la mesa del Señor, sino también con los hermanos y hermanas alrededor del mundo que también son bendecidos y bendecidas. Este poder unificador de la comunidad adoradora reunida alrededor de la Mesa del Señor es descrito en la descripción más antigua que tenemos de la Cena del Señor. La Didaché, escrita cerca del siglo II, contiene las siguientes instrucciones: “En el día del Señor, reúnanse, partan el pan, den gracias, primero confesando sus transgresiones, para que su sacrificio sea puro. Pero no dejen que nadie que esté peleado con otro se les una hasta que ambos estén reconciliados, para que su sacrificio no sea contaminado”.

Ordenanzas / sacramentos como medios de gracia; orden de culto ¿Qué ingredientes se necesitan para la adoración? A la luz de lo que ya hemos expuesto anteriormente podríamos decir que se necesita una comunidad de creyentes que centren sus vidas en Dios. Desde los comienzos de nuestro movimiento se determinó que no importaba el lugar, sino más bien el reunirse, preferiblemente en el Día del Señor. Alexander Campbell, siempre un estudioso fervoroso de los escritos apostólicos del Nuevo Testamento, identificó “ciertas ordenanzas dadas a la iglesia por su Redentor, las cuales debe observar constantemente en todas sus reuniones al adorarle”. 22


En el Nuevo Testamento encontró lo que él identificó como ordenanzas para dirigir la adoración cristiana. Según Alexander, éstas eran aquellas tradiciones de los Santos Apóstoles, los cuales fueron instruidos a enseñarles a los discípulos a observar todas las cosas que el mismo Jesús les enseñó. Es así que Alexander veía nuestras tradiciones de adoración como unas tradiciones apostólicas. Al Campbell hablar de un orden de adoración, no se refirió a una secuencia propia de eventos de adoración, sino a las ordenes de Cristo al respecto, o sus ordenanzas. Para Campbell lo importante era adaptar la secuencia a las circunstancias, no a decretos. Si tenemos los ingredientes necesarios, la congregación puede expresarse creativamente de acuerdo a lo que estime es lo mejor para ella. Lo más importante era el entender el propósito de todos los ingredientes de adoración. Alexander Campbell veía las ordenanzas como medios de gracia de parte de Dios. La iglesia, a través de los siglos, consideró estos sacramentos como los medios de gracia, y mientras la Iglesia Católica Romana identificó siete de ellos, la Reforma Protestante acortó el número a dos –bautismo y Cena del Señor. Para Campbell, las ordenanzas, lejos de ser un peso, debían verse como expresiones deleitosas de un corazón agradecido. Estos son los medios de nuestro disfrute individual de la salvación que Dios nos ofrece. Por tanto, el contexto de la adoración Discípulos es un Dios de gracia. En esto estamos de acuerdo con los reformadores, los cuales afirmaban, junto a Pablo, que adquirimos la salvación por gracia a través de la fe. El adorador y la adoradora que se centra en la gracia, o en el favor de Dios, viene ante Él con las manos vacías, exponiendo su alma a Dios, descubriendo Su maravillosa gracia. Cuando los ingredientes, u ordenanzas, de la adoración son entendidos como llenos de gracia, la naturaleza de la adoración toma un significado muy claro. 23


La alabanza es reflexiva En 1809 Thomas Campbell, posiblemente nuestro teólogo más educado y disciplinado, redactó el documento The Declaration and Address, donde expuso lo siguiente en torno a la adoración: “El autor del posterior objetivo de nuestra santa religión, es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su Espíritu, hablando en Cristo y sus santos apóstoles”.

Los primeros Discípulos de Cristo, los seguidores de los Campbell en su mayoría, visualizaban la adoración como una “reflexiva”, en el sentido de que al glorificar a Dios, conocido en Jesucristo por el Espíritu Santo, la gloria de la faz de Dios se refleja a la vida de los creyentes, imprimiendo la imagen divina en sus corazones. Para ellos esto era parte de su trasfondo cultural y religioso. Los Campbell eran irlandeses, pero traían un bagaje religioso y filosófico que venía también de Escocia e Inglaterra, además de la obvia influencia de la Reforma Protestante. También la Escuela Escocesa del Sentido Común, (escuela de pensamiento) influyó grandemente a la hora de evaluar ciertas tendencias en la adoración que ambos Campbell verían una vez llegarán a los Estados Unidos. Los escritos de John Locke influenciarían grandemente a Thomas y Alexander en su pensamiento tolerante, su peregrinar hacia una visión de unidad cristiana y la noción de que el conocimiento humano viene de los sentidos como resultado de la experiencia y la reflexión. Es a través de los Campbell que heredamos, pues, la parte nuestra que reflexiona y analiza la adoración, que le busca la lógica a los acontecimientos de un culto y la que cuestiona los elementos emotivos y carismáticos.

Más adelante veremos la parte nuestra que acepta las

emociones, lo “ilógico” y lo carismático en nuestros cultos, mayormente heredados del 24


movimiento de los Cristianos de Barton Stone. Al ser reflexiva, Dios refleja en nuestra dirección, tal cual fuese un espejo, el mismo amor que le mostramos a Él. La adoración comienza con Dios acercándose al ser humano – mostrándose por el poder del Santo Espíritu en la persona de Jesús el Cristo. La adoración para Thomas Campbell no era el buscar a Dios en la adoración, sino la vida de una fe responsiva centrada en Dios.

Tres instituciones monumentales Para Alexander, la adoración era un don de Dios dado a la humanidad para que recordase los hechos poderosos salvíficos de Dios. Y para que lo recordásemos, Dios estableció lo que Campbell describió como las “tres instituciones monumentales”.

Estas tres ordenanzas

monumentales nos recuerdan la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Alexander Campbell escribió: “Toda la doctrina cristiana yace en tres símbolos –bautismo, la Cena del Señor y la institución del día del Señor”.

Bautismo El bautismo es un recordatorio –un memorial vivo – de que Cristo murió por nuestros pecados y fue levantado en perfección ante Dios. Acerca del bautismo, Campbell dijo: “El bautismo, como era administrado por la iglesia primitiva, evidenciaba los tres grandes hechos de la redención humana del 1) pecado, 2) muerte y sepulcro, 3) entierro y resurrección de Cristo”. Desde los comienzos, los fundadores Discípulos de Cristo rechazaron el bautismo de infantes y adoptaron el bautismo por inmersión como práctica oficial. Es nuestra creencia

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denominacional que a través del bautismo la iglesia se define a sí misma. Es a través del mismo que entramos a una vida nueva y venimos a ser uno junto a todo el pueblo de Dios. Para los Discípulos de Cristo el bautismo es, como Thomas Campbell lo expresó, “el primer acto instituido de la fe obediente”; es el primer acto del discipulado. Por el bautismo el creyente es declarado abiertamente parte de la comunidad de fe y la familia de Dios, bautizándose en el nombre del Padre (de donde provienen todas las familias del cielo y la tierra); y en el nombre del Redentor, el Hijo y heredero de todo (quien hace a su pueblo libre); y en el nombre del Santo Espíritu, el santificador, el consolador (el que hace perfectos a los santos y santas).

El Día del Señor El domingo es en sí un monumento a la figura redentora de Jesucristo. Otro de nuestros fundadores, Walter Scott, se expresó de la siguiente manera en torno a la importancia del mismo: “Jesucristo ha apartado el primer día de la semana como aquel para que sus discípulos atiendan sus instituciones y así estén constantemente bajo su influencia salvífica... Así, observando el primer día de la semana para el Señor, los grandes hechos de su muerte, resurrección y retorno están constantemente en las mentes de su pueblo”. El día del Señor es un día para recordar. Si lo entendemos bien, el domingo no es el día para cesar labores, sino más bien el día de proclamar con más ahínco el Evangelio. Los obreros

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del Reino son los que menos descansan en el día del Señor. Se le llama el día del Señor en conmemoración del Señor Resucitado. Ya que el día del Señor es, en su esencia, un festival, entonces es aparente que su propósito central es la reunión del pueblo de Dios en torno al Señor Resucitado. Es el día del Señor, no el nuestro, como bien expresó Alexander Campbell al decir, “Es el día del Señor, la mesa del Señor, la casa del Señor y el pueblo del Señor”.

Todo es una sola pieza –un

monumento poderoso.

La Cena del Señor A fines de la primavera de 1811, en la pequeña iglesia de Brush Run, Thomas Campbell exhortó a la congregación a reavivar el espíritu y origen de la Cena del Señor. Fue allí que la Santa Cena se convirtió en un elemento central de nuestra adoración. Es allí donde nos encontramos con, y recibimos al, Cristo vivo.

Entendiendo su palabra original, eucaristía

(acción de gracias), este evento es reconocido por nosotros como un acto de gratitud por la renovación de nuestras vidas a través del perdón de Dios. Alexander Campbell le llamó a la Cena del Señor “la gran ordenanza del día de Resurrección”. Si el bautismo proclama las buenas noticias de la vida, muerte y resurrección de Cristo, asimismo la Cena del Señor nos recuerda los hechos salvíficos de Dios. La Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) es una denominación eucarística. Mientras otras denominaciones tienen como sus símbolos institucionales una cruz u otro símbolo, nosotros tenemos un cáliz. Esto nos recuerda la centralidad de la mesa, la Cena del Señor o la eucaristía entre nosotros. Para nosotros, la Santa Cena cuenta la historia de salvación. El acto de la 27


Comunión es en sí una proclamación de la fe de la iglesia en un Salvador vivo. La Eucaristía está ahí aun cuando aparente que la congregación está llevándola a cabo como si fuera un evento hueco.

La Cena del Señor está ahí, posiblemente como un monumento olvidado

momentáneamente, pero disponible para recordarle a aquellos que se preguntan por qué se han congregado. Alexander decía que la Cena “inscribe la imagen de Dios” en el corazón de los creyentes. Viendo la importancia tan grande que tenía este evento en la vida de la iglesia, Alexander insistía en que debía haber solamente una hogaza de pan en la mesa. Se basaba en el requisito paulino encontrado en 1 Corintios 10.17. La hogaza representa el cuerpo físico de Jesucristo, al igual que el cuerpo de Cristo –su iglesia. Cuando la hogaza es partida, o rota, dramáticamente durante el acto de adoración que es la Eucaristía, ella sirve como monumento a la crucifixión de Cristo. Cuando los pedazos son compartidos con la congregación, los miembros sienten una unidad que les hace sentirse compartidores y compartidoras del Único Cristo. ¿El espíritu de la Cena del Señor? Festividad. Ésta es una fiesta religiosa, una fiesta de gozo y alegría. Walter Scott, en su diario celebraba las glorias del día del Señor, y asimismo escribió acerca de las “alegrías solemnes de la Cena del Señor”. El espíritu que nos embarga en la Cena es uno eucarístico –de gratitud; es uno de regocijo, pero que también se asombra de lo que ocurrió en una ocasión, lo que ocurre ahora y lo que ocurrirá con las vidas de los que se reúnen en el nombre de Cristo. Ese es el reto que tenemos como Discípulos de Cristo –el justo balance entre el regocijo y el asombro ante lo tremendamente misteriosos (mysterium tremendum). El compartir la Santa Cena conlleva seriedad. Pero cuando lo hacemos con seriedad, comenzamos a escuchar las buenas nuevas, nos regocijamos y compartimos ese gozo con el 28


prójimo. El recordatorio solemne se convierte en una cena de hermandad y de unidad con todo el pueblo de Dios, independientemente de credos y tradiciones. Partimos el pan en comunidad y en unidad con miles y miles de creyentes alrededor del mundo, recordando con gratitud profunda y esperanza la muerte y resurrección de Cristo “hasta que el vuelva”.

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Capítulo 3: Dándole forma a la Adoración Discípulos de Cristo

Alexander Campbell no creía que el Nuevo Testamento requería un orden fijo de los varios elementos de la adoración; él los veía a todos como relacionándose al Cristo vivo, realmente presente a aquellos que le adoraban. Para él, la presencia de Cristo no dependía de una secuencia divina requerida de elementos de adoración. Es dentro de estos parámetros que las congregaciones Discípulos han sido libres en determinar su propio orden de adoración.

De acuerdo a las circunstancias Ya desde los comienzos de nuestro movimiento, el orden de culto variaba considerablemente de acuerdo a las circunstancias.

En muchos casos no había un orden

establecido de culto. Amparándose en lo descrito en Hechos 2.42, “eran fieles en conservar la enseñanza de los apóstoles, en compartir lo que tenían, en reunirse para partir el pan y en la oración”.

Muchas de estas congregaciones eran pequeñas y se reunían semanalmente para la

Santa Cena, con un predicador por mes. En otras vertientes del culto Discípulos la congregación se reunía el domingo en la mañana, compartía la Cena del Señor en la tarde y tenían predicación en la tarde. En un culto dominical promedio el orden de culto sería de esta forma: 1. Invocación 2. Uno o dos himnos 3. Lectura de las escrituras 30


4. Oración 5. Himno 6. Sermón 7. Himno de invitación 8. Cena del Señor 9. Himno 10. Bendición

Aprendiendo de la Iglesia Primitiva Para los Discípulos, un culto dominical normativo consiste de una comunidad cristiana atendiendo la predicación de la palabra de Dios y compartiendo la Cena del Señor. Sabemos que el Nuevo Testamento no nos da un patrón para el culto de adoración, la iglesia primitiva sí desarrolló un patrón consistente que aún hoy tiene mérito; encontramos que siempre se incluía la predicación de la palabra y el compartir la Cena del Señor.

Lo que heredamos de la adoración cristiana primitiva El nacimiento de Cristo fue anunciado con canción, documentado así en los primeros dos capítulos de Lucas. Y ya podemos ver que la fe cristiana fue expresada con música gozosa, característica que no comparte con ninguna otra religión mundial. En Lucas vemos cinco cánticos que, desde los comienzos de la iglesia primitiva, formaron parte de su liturgia. Queremos especificar que, a nuestro entender, no son cuatro cánticos, como la Iglesia Protestante reconoce, los encontrados en Lucas. Entendemos que hay que reconocer que son cinco, y que éstos son cánticos encontrados verbatim, en el evangelio según Lucas. Estos son: 31


Ave Maria (canto del ángel y salutación a María) (Lc 1.28b-35)

Magnificat (canto de María) (Lc 1.46-55)

Benedictus (canto de Zacarías) (Lc 1.67-79

Gloria in excelsis Deo (canto de los ángeles) (Lc 2.13-14)

Nunc dimittis (canto de Simeón) (Lc 2.28-32)

Otros textos neotestamentarios que llegaron hasta el culto cristiano primitivo tomaron formas diversas, tales como fórmulas cortas de alabanza, cánticos de la infancia de Jesús, himnos a Dios, himnos cristológicos, al igual que oraciones en salmos, lecturas y eucarísticas. Estos textos de alguna forma u otra han llegado a nuestro repertorio musical e hímnico, al igual que como tema de nuestras oraciones y prédicas: 

Filipenses 2.6-12

Romanos 11.36

2 Corintios 11.31

Filipenses 4.20

1 Timoteo 1.17

En torno a la inclusión del Ave Maria en nuestra lista de cánticos bíblicos lucanos, quisiéramos explicar más a fondo y así justificar su inserción. El Ave Maria siempre, desde los comienzos de la iglesia primitiva, fue usado a manera de oración. Después de muchos años de ser usada, la Iglesia Católica Romana la incluyó dentro de su catecismo. A tales efectos se le

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añadió una segunda estrofa, la cual no está en la Biblia. La misma sigue así e incluimos con su traducción entre paréntesis:

Sancta Maria, (Santa María) Mater Dei, (Madre de Dios) ora pro nobis peccatoribus, (ora por nosotros pecadores) nunc et in hora mortis nostrae. (Ahora y en la hora de nuestra muerte) Amen Así fue oficialmente reconocida en su forma completa en el Catecismo del Concilio de Trento, dentro del Breviario Romano de 1568. Ahora, musicalmente hablando, las dos versiones más cantadas del Ave Maria son las de Franz Schubert y Johann Sebastián Bach y Charles Gounod. La versión de Schubert se puede cantar sin cantar la segunda estrofa, la que no está en la Biblia. Sin embargo, la de Bach / Gounod solamente se puede cantar con las dos estrofas. Eventualmente la Iglesia Protestante no reconoció el Ave Maria como cántico para ser cantado en sus congregaciones. No obstante, hacemos la salvedad de que el mismo se encuentra textualmente en el mencionado texto. ¿Qué heredó la iglesia primitiva de la sinagoga? Heredó tres elementos, los cuales nosotros como iglesia cristiana heredamos de la iglesia primitiva: los salmos (llamados “himnos”), lecciones escriturales (lecturas bíblicas) y la discusión de las mismas (“una lección”). Ahora bien, como iglesia venimos de lo que se conoce como “tradición libre”. Eso significa que nuestra liturgia carece, hasta cierto sentido, de un orden establecido. Este tipo de adoración “sin forma” era muy común en todas las iglesias del primer siglo.

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De la iglesia primitiva heredamos los salmos, himnos y cánticos espirituales, delineados como tales por el apóstol san Pablo en dos de sus cartas (Ef 5.18-19, Col 3.16). El Nuevo Testamento guarda silencio en torno al uso de instrumentos musicales en la adoración. En este aspecto tenemos que resaltar que lo que hemos heredado, musicalmente hablando, se lo debemos a la adoración judía.

Esta preocupación llevó a la ruptura a varias denominaciones

norteamericanas, las cuales perpetuaron la práctica de “no instrumentos”. Nuestra Iglesia sufrió esta ruptura, naciendo así las Iglesias de Cristo, parte de nuestra familia denominacional en los Estados Unidos. Además de los aspectos mencionados, heredamos de la iglesia primitiva los siguientes elementos que aún vemos en nuestros cultos Discípulos de Cristo, en ocasiones de formas obvias y en ocasiones de formas solapadas: 

Homilía (sermón corto)

Confesión de fe

Varios tipos de cánticos

Oraciones

Amén congregacional

Colecta de ofrendas

Acciones físicas (levantamiento de las manos al orar)

Eucaristía (acción de gracias)

Intercesión

Beso de la paz

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Nuestra Iglesia nace del Protestantismo, y eso quiere decir que también heredamos algunos elementos de la Iglesia Católica Romana, que a su vez ella heredó de la iglesia primitiva. El orden de la misa romana es uno largo y complicado, pero quisiéramos destacar cinco partes que aún hoy, como Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), honramos cada domingo, y las cuales heredamos de la Iglesia Católica Romana. Estas son las cinco grandes oraciones: 1. Kyrie Eleison (Señor, ten piedad): Corresponde a la parte de nuestro culto cuando, en oración o cántico, le pedimos a Dios misericordia y piedad por nuestras vidas y nuestros ambientes. 2. Gloria (Gloria a Dios):

Corresponde a la parte de nuestro culto cuando, en oración o

cántico, exaltamos la gloria y majestad de nuestro Dios. 3. Credo (Creo yo): Aunque somos una iglesia no confesional, (no credal), en ocasiones en nuestros cultos enfatizamos aquellas áreas que nos distinguen como Discípulos de Cristo, o afirmamos en quien hemos creído. Usualmente esto ocurre en el acto de Comunión. 4. Sanctus (Santo, santo, santo): Corresponde a la parte de nuestro culto cuando, en oración o cántico,

exaltamos la santidad de Dios. A su vez, corresponde al momento

en la liturgia judía del kaddush, donde se enfatizaba de igual modo la santidad del Señor. 5. Agnus Dei (Cordero de Dios):

Corresponde a la parte de nuestro culto cuando, en

oración o cántico, enfatizamos el aspecto expiatorio del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Usualmente esto ocurre en el acto de Comunión.

A la luz de la adoración cristiana primitiva, la Iglesia Católica Romana, en el Concilio Vaticano II, llevó la adoración a sus bases, le dio la adoración al pueblo en su lengua, regresó la Biblia al pueblo y recuperó la predicación.

Luego de estas reformas católicas, la iglesia 35


Protestante, la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) incluida,

ávida de recuperar las

características de la adoración cristiana primitiva, hizo sus propios descubrimientos revolucionarios. A través de sus estudios, los protestantes se percataron de que la iglesia está centrada en la hermandad eucarística, o que la iglesia es una comunidad formada alrededor de la mesa del Señor en alabanza agradecida. Estos protestantes –luteranos, episcopales, metodistas, presbiterianos, y demás –se percataron que habían perdido, de su adoración regular, el acto comunitario de la Cena del Señor.

Sin embargo, el erudito litúrgico James F. Whte ha

comentado que, entre los protestantes, los de la tradición Discípulos de Cristo fueron los primeros en recuperar la práctica normativa de incluir el sermón y la comunión en el servicio dominical. Entre los protestantes, los Discípulos son considerados como los pioneros de este renuevo litúrgico.

Juntando la Escritura y el Sermón En muchas

de nuestras

congregaciones,

fieles herederas

del

protestantismo

norteamericano, el sermón está desligado de las Escrituras. Vemos en muchas ocasiones que el predicador o predicadora escoge un tópico y luego un texto, o “pretexto”, del cual predicar. Una señal del renuevo en la adoración de nuestra generación es la recuperación ecuménica de la importancia de la Biblia en la adoración. Para los católicos romanos esto significó la lectura de las Escrituras en el lenguaje vernáculo. Para los protestantes ha sido el descubrimiento de una lectura sistemática de las escrituras durante el año eclesiástico. Como parte de su reforma litúrgica, la Iglesia Católica Romana desarrolló un leccionario basado en un ciclo de tres años. Un leccionario es un listado organizado de lecturas bíblicas para ser leídas en el culto cada domingo a través del año eclesiástico. El leccionario católico provee 36


la lectura de tres porciones, o lecciones bíblicas, cada domingo –una lección de las escrituras hebreas, una lección de una epístola y una lección del Evangelio. Provee para que, por el espacio de tres años se hayan leído (y predicado) la mayor parte del Nuevo Testamento y porciones significantes de las escrituras hebreas. También hay un Salmo designado para ser leído o cantado cada domingo.

El leccionario católico fue adaptado por muchas denominaciones

protestantes norteamericanas, entre ellas la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), y al adaptarlo y modificarlo un poco produjeron el Leccionario Común. En nuestro contexto hispano, el uso del Leccionario Común no es muy utilizado, o más bien no muy bien visto. Este método es visto por muchos pastores y pastoras, y congregaciones, como uno que “limita el fluir del Espíritu” al llegar el momento de desarrollar un orden de culto o una predicación.

Prefieren mejor utilizar textos conocidos para seguir tratando temas

conocidos, sin percatarse que el uso del Leccionario enriquece la adoración exponiendo textos que posiblemente no hubieran sido escogidos para ser leídos o predicados. El Leccionario nos saca un poco de nuestros textos preferidos. Además, hay que entender que por obra y gracia del Espíritu Santo, y luego de leerlos con detenimiento, las cuatro lecturas (Antiguo Testamento, Salmo, Epístola y Evangelio) siempre van a tener un hilo unificador. Esto es un ejercicio no sólo exegético de los textos, sino hermenéutico y homilético. Cada año, uno de los tres Evangelios Sinópticos es utilizado como base para narrar la historia divina vivida por Jesús. Comenzamos con Adviento (4 domingos antes de Navidad), la promesa de la venida del Cristo. Luego nos movemos a la época de Navidad, con el nacimiento del Salvador, para luego llegar a Epifanía.

Pronto llegamos a Cuaresma, recordando el

ministerio de sacrificio de Cristo, llevándolo a la muerte en la cruz. Más tarde, en una tónica jubilosa, celebramos la resurrección de Cristo en la Pascua y su ministerio continuo a través de 37


sus seguidores. Es entonces cuando llega la Ascensión de Cristo, seguido por el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés a la comunidad nueva de Cristo –la iglesia. Es bueno recordar que tal manera ordenada y sistemática de leer las Escrituras no era extraña a la tradición Discípulos. Era común que Walter Scott predicara de un mismo Evangelio por un período extenso de muchos meses. El uso del Leccionario es uno que conlleva disciplina y discernimiento.

Nuestras

congregaciones tienen eventos en sus calendarios locales que deben atender, lo cual en ocasiones se haría impropio el uso del Leccionario, como lo son aniversarios congregacionales, campañas especiales, etc. La riqueza de las Sagradas Escrituras es interminable. El uso del Leccionario – cantado, predicado y leído –expondría a la Iglesia a la riqueza de temas, asuntos y bendiciones que la Biblia tiene para nosotros. Al cabo de los tres años que dura el Leccionario, una congregación habrá leído y escuchado palabra de la gran mayoría de las Sagradas Escrituras.

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Capítulo 4: Experimentando la Adoración del Día del Señor

La gracia brilla a través de cada porción de la adoración Uno de los aspectos más fascinantes del pensamiento de Alexander Campbell en torno a la adoración es que cada parte del Día del Señor contiene algo de la gracia de Dios. Todas las ordenanzas, o sacramentos, proclaman alguna parte del Evangelio, contienen algo de la gracia divina y son los medios por los cuales los cristianos y cristianas gozan de la salvación de Dios. Para Alexander esto era así porque para él toda la sabiduría, poder, amor, misericordia, compasión o gracia de Dios están en las ordenanzas del Reino de los Cielos. Y si la gracia está en ellas, solamente se pueden disfrutar a través de ellas. Curiosamente Alexander comparaba cada parte del culto de adoración con una vela. Decía que el servicio completo es como muchas velas en un gran edificio, diseñado para brillar y convertir al mundo. Cada parte de la adoración es, pues, como una vela encendida. Si miramos el culto completo de esta manera, al llegar al clímax del servicio, la congregación que adora estaría llena de luz –de la luz de Dios.

Formando y ordenando la adoración Discípulos de hoy Cuando disfrutemos la experiencia cúltica en alguna congregación, tratemos de tener en mente esta teología de la adoración de Alexander Campbell, tratando de ver cada porción de la misma como contenedora de la gracia de Dios. Tratemos de pensar que cada vez que nos movemos de una parte del culto a otra, encendemos una vela, hasta que al final del servicio podamos sentir que el santuario completo está encendido con la luz de la gracia divina. 39


Y es aquí donde creemos pertinente tener un claro entendimiento de que la mera naturaleza de la adoración dominical es una comunitaria. La adoración no es una colección de individuos. Para ayudarnos un poco a entender esta noción comunitaria de la adoración tenemos que entender que para Alexander Campbell el término favorito para describir la Cena del Señor era “el partimiento del pan”. Este término conllevaba un significado social. Partimos el pan los unos con las otras. La palabra acompañamiento nos viene de dos palabras latinas: cum (con ) y panis (pan). Acompañamiento es, pues, “paneándonos juntos y juntas”; es crear un vínculo con el prójimo. De hecho, la adoración puede verse en cuatro acciones, todas comunitarias: 1. La comunidad que se reúne ante Dios; 2. La comunidad que escucha y proclama la Palabra de Dios; 3. La comunidad que comparte en la vida de Cristo; 4. La comunidad que se retira hacia el ministerio. Veámoslas cada una en detalle.

La comunidad que se reúne ante Dios Venimos a la iglesia para volvernos a encontrar con el prójimo y con la comunidad. Mientras nos saludamos en el santuario podríamos estar escuchando un preludio. Independientemente del orden de nuestros cultos, siempre hay lugar para los anuncios y algún compartir de eventos de la comunidad (momentos fraternales). Generalmente nuestros cultos comienzan con un llamado a la adoración –de forma oral, leída con la congregación, instrumental o cantada. Es entonces cuando la congregación se hace 40


comunidad representativa de todas las edades, niveles sociales e ideologías al entonar juntas y juntos los himnos, cánticos y coritos. Esto de por sí es un acto solidario del pueblo de Dios. La lírica, la tonada y el canto congregacional ayudan en la creación de una comunidad centrada en Dios. El elemento de la oración es uno muy utilizado en nuestros cultos de adoración. Este es el medio que la comunidad tiene para comunicarse con Dios y para interceder los unos por los otros en comunidad. Las oraciones pueden hacerse de forma espontánea, leídas al unísono o alternadamente. En ocasiones las oraciones tomarán la forma de confesión de pecados. Dentro de las oraciones que conocemos y utilizamos están la oración pastoral, u oración de gratitud (a veces llamada la oración de invocación) y las letanías (oraciones responsoriales donde la congregación responde con una misma línea, siguiendo un patrón muy parecido al establecido por el Salmo 136).

La comunidad que escucha y proclama la Palabra de Dios Si aplicáramos el Leccionario Común, habríamos leído, en el transcurso de un culto promedio, cuatro textos, o lecciones: un salmo, una porción de las escrituras hebreas, una porción de las epístolas o los Hechos de los Apóstoles y una del Evangelio. En secuencia, el Evangelio se leería a lo último y en la tradición de la iglesia antigua la congregación se pondría en pie. La lectura del salmo se podría hacer al principio, como llamado a la adoración, cantado durante alguna parte del culto o entre las lecciones descritas antes. Al afirmar que la comunidad escucha, tenemos que enfatizar que nuestra adoración necesita de momentos de silencio. El momento más apropiado para esta disciplina es justo después de haber leído una de las porciones escriturales. 41


Cuando se llega al momento del sermón debemos entender que la Palabra de Dios se ha estado escuchando ya desde la lectura de las Escrituras. Por eso es que es bien importante que nuestras congregaciones no pierdan la disciplina de leer las Sagradas Escrituras, y sobre todo que éstas estén directamente relacionadas al mensaje a ser proclamado. Nuestra tradición evangélica, o más bien evangelística, nos ha legado el momento donde hacemos una invitación al discipulado, el cual sigue después de haber escuchado la proclamación, o kerygma.

En muchas congregaciones nuestras este momento también es

conocido como el llamado al altar, o simplemente el llamado. Aunque nuestro movimiento salió de la Iglesia Presbiteriana por asuntos que tienen que ver con credos, entre otros, en nuestra tradición Discípulos de Cristo existe el espacio para, como comunidad, recitar una afirmación de fe. Los Discípulos de Cristo han estado un poco reacios a recitar credos, a lo cual quisiéramos explicar más a fondo este asunto. Los credos son expresiones que, en forma corta y coherente, describen aquellos asuntos en los cuales hemos creído. No deben ser usados a manera de probar la hermandad de aquellos y aquellas que se acercan a la Mesa de Cristo. Una afirmación de fe como el Credo Apostólico es un recurso útil para recordarnos la historia de nuestra fe basada en Dios. Hay que entender que los credos, desde la época de la historia hebrea (cf. Dt 6.4), generalmente han expresado los hechos salvíficos de Dios a través de la historia. Como comunidad de fe, siempre es bueno recordar en qué creemos y qué nos hace ser Discípulos de Cristo.

La comunidad que comparte en la vida de Cristo Esta sección del culto enfatiza la fraternidad personal comunitaria con el Cristo vivo. Es aquí donde podríamos ubicar la Cena del Señor, Santa Cena, Comunión, Mesa del Señor o 42


Eucaristía. Las palabras de institución en la Cena, las mismas de Cristo, incluyen la frase, “Hagan esto en memoria de mí”.

Mirando este mandamiento de Jesús, podemos delinear cuatro

acciones: 1. Tomar el pan y la copa. 2. Dar gracias por el pan y la copa. 3. Partir el pan. 4. Comer y beber.

Las acciones que hagamos en la Cena nos unen como comunidad y nos unen al Señor. Son acciones que nos unen también a una familia mucho más grande –la comunidad de fe de creyentes. Es por eso que las acciones que hagamos durante este acto deben ser claras y llenas de significado teológico. Alexander Campbell insistió en que una hogaza de pan debía ser usada y partida. Para él era bien importante el aspecto visual de elevar la hogaza y fragmentarla ante la vista de la congregación. El recibir los elementos en las bancas es importante, pero también lo es el que la congregación pase al frente y los recoja ya que no somos recipientes pasivos del Evangelio, sino discípulos activos del mismo; esto lo demostramos con nuestras acciones físicas. El ofertorio es el acto de adoración donde la congregación da de sí en preparación para recibir –la Cena del Señor o la Palabra de Dios, dependiendo dónde esté ubicado en el culto. Damos, en gratitud, de lo mucho que Dios nos ha dado, nos da y nos seguirá dando.

La comunidad que sale para el ministerio La cuarta, y última, porción del servicio es cuando la comunidad sale para el ministerio. 43


Terminamos usualmente con una oración de clausura, o bendición pastoral y un himno de clausura, o doxología. La bendición pastoral, preferiblemente pronunciada por un pastor o pastora, es un pedido a Dios por Su bendición a la congregación saliente. Tanto estas oraciones finales como los cánticos finales pueden hacerse de varias formas. Las oraciones pueden ser cantadas o recitadas al unísono. En algunas congregaciones existe la hermosa costumbre de que el pastor o pastora desfile luego de pronunciar la bendición pastoral y haber cantado la doxología. Una vez se desfila, en lo que el pastor o pastora llega al final de la nave, la congregación se mantiene en meditación reflexiva en silencio mientras se escucha alguna melodía instrumental. Cuando la melodía cambia a una más viva, la congregación se levanta para saludarse.

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Capítulo 5: Cantando nuestra adoración ¡Cuánto lloré al oír vuestros himnos y cánticos, fuertemente conmovido por las voces de vuestra Iglesia, que suavemente cantaba! Entraban aquellas voces en mis oídos, y vuestra verdad se derretía en mi corazón, y con esto se inflamaba el afecto de piedad, y corrían las lágrimas, y me iba bien con ellas. San Agustín, Confesiones IX, 614

La tradición musical de la iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne. Somos fieles herederos del canto y la música cristiana. Los fundadores de nuestro movimiento veían el canto congregacional tan importante que lo consideraban como una ordenanza de Cristo, o un medio de gracia de Dios hacia los adoradores. Alexander Campbell fue el editor principal de himnos para su movimiento. Comenzando en 1828, publicó el himnario titulado Psalms, Hymns and Spiritual Songs (“Salmos, himnos y cantos espirituales”) –el precursor de unas 45 ediciones diferentes de colecciones mayores de himnos.

El legado de nuestros himnarios Actualmente, la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) posee un himnario propio. En marzo 1996, salió a la luz el himnario Cáliz de bendiciones, herramienta útil y muy necesaria para nuestra denominación. Antes de explicar detalladamente este himnario, remontémonos a los himnarios que han forjado la iglesia protestante puertorriqueña, en especial a los Discípulos de Cristo. 45


Dado el hecho de que nuestra iglesia no había tenido un himnario propiamente Discípulos, en español, previo al 1996, tuvimos la oportunidad de usar muchos otros himnarios de otras denominaciones y tradiciones cristianas. Estos himnarios no sólo formaron parte del culto y el canto congregacional, sino también del repertorio de muchos de nuestros coros y agrupaciones musicales. Aunque nuestra denominación es producto de los movimientos cristianos de la frontera norteamericana del siglo 19, somos fieles herederos de una tradición musical cantada de siglos, y eso facilitó en gran parte el que pudiéramos adaptarnos al uso de varios himnarios. La tradición luterana nos legó, a raíz de la Reforma Protestante del 31 de octubre de 1517, el canto congregacional y la coral. La tradición calvinista, a través de su fundador, Jean Calvin, nos legó los salmos metrificados, donde se adaptaban los salmos a melodías contemporáneas. De los hermanos Wesley –John y Charles –heredamos el carácter individual de la fe, ellos a su vez influenciados por los armenios. Ellos le dieron al cristianismo protestante cerca de 6,000 himnos llenos de dogma cristiano, alusiones bíblicas, experiencias cristianas, suavidad y simplicidad en sus melodías, que han sobrevivido los tiempos y las corrientes musicales. La tradición evangelística norteamericana del siglo 19 y principios del 20 nos legó las canciones evangelísticas, mejor conocidas como “gospel”. Es de esta tradición que surgen los primeros himnarios que llegan a Puerto Rico a través de los misioneros del Norte, a partir de 1898. Como expresamos anteriormente, los himnarios a continuación no sólo formaron parte del culto y el canto congregacional, sino también del repertorio de muchos de nuestros coros y agrupaciones musicales:

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Himnos de Gloria (1921)

Publicado por la Iglesia Asambleas de Dios

El Himnario (1931)

Publicado por la Sociedad Americana de Tratados; sustituyó al Nuevo Himnario Evangélico de 1914.

Himnario Popular (1932)

Publicado por la Iglesia Bautista de México.

Himnos de la Vida Cristiana

Publicado por la Iglesia Alianza Cristiana y

(1939)

Misionera.

El Nuevo Himnario Popular

Publicado por la Iglesia Bautista

(1955)

El Himnario Metodista (1955)

Culto Cristiano (1961)

Publicado por la Iglesia Metodista Unida.

Publicado

por

la

Iglesia

Evangélica

Luterana 

El Himnario (1961)

Publicado por la Iglesia Episcopal.

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Cántico Nuevo (1962)

El primer esfuerzo en producir un himnario de alta calidad desde América Latina.

El Himnario (versión 1964)

Diseñado por una comisión ecuménica de hispanos en los Estados Unidos, donde los presbiterianos

aportaron.

La

Iglesia

Presbiteriana utilizó este himnario.

Himnos de la Vida Cristiana Publicado por la Iglesia Alianza Cristiana y (1967)

Misionera; esta versión ha sido la más utilizada por nuestra iglesia en PR, al igual que por muchas otras iglesias. Publicado por la Iglesia Bautista

Himnario de Alabanza Evangélica (1978)

Cáliz de Bendiciones (1996)

Esfuerzo en conjunto con la Iglesia Metodista Unida.

Ambos himnarios son

exactamente iguales en su corpus hímnico, no así en sus recursos litúrgicos.

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Cáliz de Bendiciones: un himnario Discípulos de Cristo En marzo de 1996, tuvimos la oportunidad de participar en la presentación oficial del himnario Cáliz de bendiciones a la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) en Puerto Rico. Este honor se nos confirió gracias a la gestión del Rvdo. Lucas Torres. En dicho evento, muy concurrido demás, efectuado en el templo de nuestra iglesia en el barrio Pájaros Candelaria, participamos musicalmente junto al pianista puertorriqueño radicado en Nueva York, Frank Colón y al guitarrista y percusionista Ernesto Ortiz Cruzado. Desde ese año hemos llevado un sinnúmero de talleres para promover este valiosísimo recurso, tanto en nuestra denominación como en la Iglesia Metodista de Puerto Rico, en Puerto Rico y en los Estados Unidos. Cáliz de bendiciones es parte del legado de himnarios que hemos tenido. Este es el primero en español genuinamente Discípulos de Cristo. Como parte de sus recursos litúrgicos, de mucha ayuda para personas que dirigen cultos, se encuentran los siguientes: 

Bosquejos para diferentes órdenes de culto

Afirmaciones de fe

Llamados a la adoración

Oraciones

Meditaciones para el ofertorio y mayordomía

Lecturas alternadas

Ceremonias (varias)

Textos y pasajes bíblicos para usarse en diferentes partes del culto.

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Análisis del himnario: El cuerpo del himnario contiene lo que hemos denominado 394 entradas. Les llamamos “entradas” porque de esos 394 no todos son himnos. Intercaladas entre esas 394 entradas se encuentran 55 oraciones, pensamientos y poemas. Eso sí nos daría un cuerpo hímnico de 339 himnos y cánticos. Usando como referencia los dos himnarios más utilizados en nuestras congregaciones –Himnos de Gloria / Cantos de Triunfo e Himnos de la Vida Cristiana –hicimos un estudio comparativo sencillo. Pudimos percatarnos que 91 himnos de Cáliz son traídos de estos dos himnarios previos. Eso haría que Cáliz de bendiciones sea aún un himnario de corte tradicional en un 26%. Es un porcentaje alto, considerando que Cáliz, como todo himnario previo, hizo unos cambios en melodías, tonadas, y letras. Algunos himnos sufrieron cambios en sus letras para adaptarlos a los tiempos (véase Doquier haya almas reunidas); a otros se les devolvió su título original, perdido a través de los años (véase En Jesucristo, mártir de paz); y se nos devolvieron algunos himnos olvidados que no se encontraban en los himnarios que usábamos (véase ¿Cómo podré estar triste?). Su índice por autores nos revela una alta presencia hispana que va más allá de meras traducciones, como había ocurrido en el pasado, siendo el mayor de estos traductores antiguos don Vicente Mendoza. Este himnario destaca la aportación de autores, traductores, arreglistas y compositores de América Latina (más de 20), entre ellos una notable aportación puertorriqueña (15). Cáliz de bendiciones también se aclimató a los tiempos, e incluyó en su índice temático nuevos y pertinentes temas, ausentes en himnarios previos, tales como: año cristiano, cánticos, día de acción de gracias, ecología, ecumenismo, justicia social, entre otros.

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Ideas conflictivas acerca de los himnos ¿Qué pensaban los fundadores Discípulos acerca de la utilización de himnos? ¿Cómo debían ser seleccionados y cantados? En este aspecto de la adoración –el canto –hubo muchas ideas encontradas. Para Alexander Campbell, el estándar de gusto no era la rima, sino la razón; no el pie poético ni el juego de palabras, sino el lenguaje, sentimiento y el sentido espiritual de la composición. Para él, la verdad divina comunicada en las Sagradas Escrituras nunca debe ser sacrificada por encantos poéticos, ni oscurecida por ornamentación o estilo. Asimismo opinaba su padre, Thomas. Walter Scott era un prodigioso flautista, y estaba de acuerdo con ambos Campbell en que el canto congregacional era una ordenanza de Cristo.

Sin embargo, llegó a diferentes

conclusiones. Según él, si Dios nos ordenaba cantar, entonces era necesario saber cómo dar lo mejor de nuestras habilidades. Por otro lado, Barton W. Stone arrojó más luz en torno al lugar del canto congregacional dentro de la congregación. Siendo un pastor joven en Kentucky, Stone participó de uno de los campamentos evangelísticos que se dieron en Cane Ridge, KY, en 1801. Esta experiencia impactó positivamente tanto su vida religiosa como a nuestra denominación. Lo ocurrido en Cane Ridge, parecido a lo que sucedía en otros campamentos evangelísticos de la época, fue experimentado por miles y se convirtió en un avivamiento espontáneo interdenominacional. Allí todos cantaban los mismos cantos de alabanza y todos se unían en oración.

Había momentos de mucha emoción religiosa y avivada.

De esos

campamentos evangelísticos surgieron muchos himnos, llamados “espirituales de campamentos” 51


(camp spirituals). Estos fueron extremadamente populares y se esparcieron en sólo cinco años desde Kentucky a todo el nordeste. Así, Stone llegó a la conclusión de que los cantos tenían un lugar en la adoración al Señor. Al analizar la música Discípulos de Cristo, enraizada en la frontera norteamericana del silgo 19, hay que destacar el hecho de que no se usaba instrumento musical alguno en la adoración sino hasta la década del 1850, por lo menos.

Esto dio pie a una ruptura

denominacional que ocurriría años después, en 1910, formando las Iglesias de Cristo. Sin embargo, lo que Alexander pensaba al respecto sería la norma por un buen tiempo. Decía él, “para todo cristiano con conciencia espiritual, tales herramientas en la adoración (cánticos) son como cencerro en un concierto”.

La himnología como medio de gracia Si viéramos la adoración Discípulos de Cristo como un todo, dentro del discernimiento de Alexander notaríamos que cada parte del orden de culto es un medio de gracia para la comunidad de fe. La adoración Discípulos consiste en un número de ordenanzas de gracia, cada cual con sus propias formas de desarrollo y contentamiento. Cada ordenanza, a su vez, contiene una gracia específicamente para ella. A través de estas ordenanzas los adoradores entran en contacto con todo lo que es Dios: sabiduría, poder, amor, misericordia, compasión y gracia. Esta noción teológica de la adoración tiene su base bíblica en Colosenses 3.16 (“La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales”) y en Efesios 5.18-19 (“antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”). 52


Independientemente de lo que la congregación cante – coros, coritos, cánticos o himnos – el cántico congregacional es un medio de gracia; a través de ella el pueblo adorador experimenta la gracia de Dios. Lo que cantamos debe pasar el cedazo de aquellos términos que se definen como medios de gracia. Si entendemos esto, entenderíamos que el canto congregacional no es algo decorativo, ni tampoco para rellenar espacios en el orden de culto. No debe ser usado para “calentar” antes del culto de adoración, ni tampoco para entrar “en ambiente” antes del comienzo del servicio. Y si vemos el canto congregacional como medio de gracia –por medio de himnos, coritos y cánticos contemporáneos –entonces habría que prestar mucho más atención a la selección de los mismos. A través de los años, independientemente de la tradición, ha sido infructuoso el tratar de definir los siguientes términos: himno, cántico, coro, corito, etc. En los Discípulos de Cristo, no ha habido mucho intento en definirlos, tampoco. En una de las primeras revisiones de su himnario, Alexander Campbell cesó de categorizar los cantos de adoración. Ni aún hoy los eruditos neotestamentarios se ponen de acuerdo en torno a los significados precisos de estos términos.

La himnología le pertenece al pueblo Desde la lectura que hagamos de las Escrituras vemos que la himnología pertenece al pueblo, claro está, el pueblo de Dios. Lo que cantamos no pertenece al pastor o pastora, o a los ministros de música, o ancianos, o al comité de adoración; más bien a los adoradores y adoradoras. La himnología es como las canciones folclóricas, pertenecen al pueblo como parte integral de su adoración. Hasta cierto punto tienen derecho de propiedad por parte del pueblo adorador. El repertorio cantado de nuestras iglesias debe ser fiel a la historia divina hallada en 53


las Escrituras, expresado en las palabras y música que sean fieles a la idiosincrasia congregacional. Esto nos trae al tema de las letras de lo que cantamos. La letra es muy importante. Éstas reflejan nuestra fe y lo que somos como cristianos, protestantes y como miembros de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo). Sin embargo, al escoger los cánticos tenemos que mantener en mente que tenemos mucha variedad en nuestras congregaciones. Por eso es muy importante destacar el aspecto pedagógico de la adoración. La enseñanza tiene que ser parte de todo lo que hagamos en la iglesia. Enseñamos al predicar, al dirigir un culto, al oficiar la Comunión y al adorar. Instruimos en torno a lo que cantamos –su historia, su contexto, sus autores –y a cómo cantar para poder hacerlo bien y en orden. El nivel teológico de algunos miembros no será muy elevado, y sentirán una sencilla satisfacción simplemente sabiendo que Cristo murió en la cruz por su salvación y resucitó --¡y ya!

Para estos hermanos es irrelevante el mucho planteamiento teológico de aquello que

cantamos. Estos hermanos y hermanas reflejan el mismo Nuevo Testamento, el cual plantea en sí varias interpretaciones teológicas, todas consideradas dignas de expresión normativa. Algunos puristas en la temática de adoración consideran que es importante tener en cuenta que los himnos no fueron compuestos para ser recitados, sino para cantarse. En esto no coincidimos, ya que entendemos que existen muchas formas de ser creativos a la hora de interpretar un himno, sobre todo si éste es uno antiguo y necesita ser presentado a nuevas generaciones.

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La naturaleza corporativa del canto hímnico El canto congregacional contiene aspectos sociales y corporativos, ya que no solamente se dirige al Señor, sino también hacia el prójimo. El canto congregacional fortifica y unifica la unidad comunitaria y la hermandad los unos con los otros. Esta unidad comunitaria también es señal de la gracia de Dios. Esto prueba que podemos cantar cánticos con letras que reflejen situaciones sociales diferentes a la nuestra, y aun así podernos identificar y adaptarlas a la nuestra. El cántico nos hermana y nos solidariza con hermanos y hermanas de otros contextos, otras culturas y otras tradiciones cristianas. Juan Crisóstomo, obispo de Constantinopla en el siglo IV, se expresó de la siguiente manera en un sermón, luego de escuchar una congregación cantar un salmo:

“El salmo que recién cantaron unió a todas las voces juntas, e hizo que se elevara un solo canto armonioso; jóvenes y viejos, ricos y pobres, mujeres y hombres, esclavos y libertos, todos cantaron una sola melodía... Aquí desvanecen todas las cualidades finas de la vida.

Juntos hacemos un solo coro de iguales, donde la tierra imita al cielo”.

El Rvdo. Luis F. del Pilar, al describir recientemente la adoración Discípulos de Cristo en una convención nuestra, destacó los siguientes rasgos. Estas características, a su vez, vienen de los rasgos definitorios de nuestra identidad denominacional: 55


Es abierta a todo ser humano... a toda persona, sin distingos, ni categorías, sin rangos o abolengos.

Fomenta y estimula la unidad porque es participativa

(énfasis nuestro). 

Valora y conserva prácticas de la iglesia primitiva, como el bautismo de adultos por inmersión y la Santa Cena.

Es bíblica, nutriéndose de las Sagradas Escrituras, no sólo para el canto, sino como parte integral e importante de la proclamación de la Palabra de Dios (kerygma).

Es racional, tal como el Apóstol San Pablo nos dice en Romanos 12, con intenciones educativas y formativas.

Contempla el alcanzar nuevas vidas para añadirlas a la Iglesia; es una adoración evangelizadora y misionera.

Afirmación del gobierno congregacional, ya que el culto es uno organizado, dirigido y evaluado por sus propios miembros.

Incluye como elemento importante dos aspectos claves: o El llamado a la consagración y entrega de la vida a Cristo y a su Reino o La entrega de los diezmos y ofrendas como parte consustancial de esa consagración.

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Capítulo 6: Cambiando algunos aspectos de la Adoración El Evangelio no cambia, solamente la manera de transmitirlo. No podríamos pretender llevar las buenas nuevas con los mismos métodos utilizados por la iglesia primitiva, o por la iglesia del siglo 16, ni siquiera con aquellos utilizados en el pasado siglo 20. La adoración Discípulos ubicada en la frontera norteamericana del siglo 19 consistía de tres servicios dominicales, con la Cena del Señor en un servicio vespertino. En esa época los hombres se sentaban en un lado, las mujeres en el otro y los esclavos en un pasillo o en una galera aparte. Los cambios en la adoración, en muchas ocasiones, surgen de dos fuentes: 1)

La asamblea de la hermandad de Cristo se compone de seres humanos que se expresan de acuerdo a cómo están culturalmente moldeados. En el principio, los Discípulos eran mayormente rurales. Una vez se movieron a la ciudad, sus formas de adoración comenzaron a cambiar para reflejar su nuevo entorno.

2)

Cuando cambia el auto entendimiento de la iglesia. En los comienzos, los Discípulos se vieron como los llamados a restaurar la iglesia a sus raíces apostólicas. Fue así que al comienzo se convirtieron en un poco sectarios, dando la impresión que todos estaban erróneos menos ellos.

Cuando estemos analizando posibles cambios, veamos si éstos son asuntos culturales o asuntos de identidad eclesiástica. Podríamos así ser más flexibles al variar nuestras expresiones culturales en vez de hacer cambios que afecten cómo nos entendemos como iglesia. Dentro de muchos aspectos que podríamos ver, existen dos asuntos particularmente controversiales: el lenguaje usado en la adoración y la participación o no de la niñez en la Cena 57


del Señor.

Lenguaje inclusivo Desde hace ya un tiempo hemos visto una tendencia en utilizar lenguaje inclusivo en la adoración. Nuestro idioma litúrgico ha excluido, a propósito o sin querer, a algunas personas de recibir plena dignidad en el culto. Si somos verdaderos cristianos, no utilizaríamos lenguaje que degrade a otros y otras en la adoración. Adjetivos como “salvajes” y “bárbaros” no deben ser utilizados en el culto. De igual forma no debemos ligar la oscuridad y la negrura con el pecado, y la blancura con la pureza. La inclusividad también significa que estamos conscientes de que la niñez está presente. Los himnos, cánticos, oraciones y predicación necesitan reflejar que la niñez, al igual que los adultos, trae su adoración a Dios. Tener una adoración inclusiva conlleva reconocer la aportación de otras culturas y otras familias de fe. Nuestra adoración, ¿refleja la catolicidad (universalidad) de la iglesia –las variaciones de la expresión cristiana que hace la iglesia de Cristo? Una congregación balanceada e inclusiva querrá incluir en su repertorio musical una gran gama de cánticos e himnos internacionales, entendiendo que Dios se mueve más allá del canto europeo y anglosajón.

Es necesario comenzar a sustituir el término “hombre”, por “ser

humano”, “humanidad”, etc. El ser inclusivos en cuestión de género no es cuestión de opinión o gusto, sino de justicia. No hacerlo sería parte de nuestra discriminación cultural en contra de la mujer. El discrimen es alimentado con el lenguaje sexista que usemos en la adoración. Esto nos trae al uso de lenguaje inclusivo cuando hablamos de Dios –tema de por sí muy controversial, polémico y tratado desde los círculos más académicos del mundo como en conversaciones casuales de cafés.

Es importante ver esto para poder entenderlo.

Si no 58


entendemos esto, desde nuestro contexto latinoamericano, sería muy difícil de aplicarlo. Nuestro lenguaje acerca de Dios –el lenguaje castellano –ha sido dominado por imágenes masculinas. Las nuevas tendencias nos retan a desistir de esta práctica y cuestionarnos si abandonaremos, o no, nuestras imágenes masculinas de Dios. Cierto es que estos cambios lingüísticos no se adaptarán fácilmente en las iglesias, pero nuestra intención es presentar esto como parte de los cambios presentes en la adoración moderna. Aún la Biblia, tanto en español como en el hebreo original, utiliza imágenes masculinas y femeninas para describir a Dios.

La niñez y la Cena del Señor Últimamente, como iglesia Discípulos de Cristo, se nos ha presentado la interrogante de incluir o no a la niñez en la Comunión, sobre todo si ésta no ha profesado su fe públicamente y bautizado. ¿Por qué se ha discriminado a la niñez, si consideramos que son parte de la familia de la iglesia? Históricamente hablando no hay duda de que los primeros Discípulos de Cristo de la frontera norteamericana creían firmemente que solamente los que habían profesado la fe en Cristo y habían sido bautizados eran dignos de participar en la Cena del Señor. El bautismo era la ordenanza primordial –el primer paso para ser cristiano o cristiana. La Comunión significaba lo mismo y refrescaba el significado del bautismo. Había el bautismo de creyentes y la Cena de creyentes. Esto era suficiente para los primeros Discípulos. Pero, con el tiempo la noción de quiénes son los niños y cómo se desarrollan ha ido cambiando. Esto ha traído una nueva manera de pensar en torno al rol de la niñez en la iglesia. Parte de todo este cambio de visión estriba en que en la época de la frontera se 59


consideraba que el hogar era el lugar donde se transmitía la fe de una generación a otra. Hoy esta responsabilidad se ha delegado mayormente a la iglesia. Los padres y madres dependen de la iglesia para que moldee la fe de sus hijos. Es ahí que surgen escuelas en las iglesias, fraternidades y sociedades, sermones para la niñez y la iglesia de la niñez. Para ayudarnos a aclarar mejor este asunto debemos acudir a la tradición Discípulos de Cristo en torno a lo que es la Cena del Señor. La Cena del Señor no debe ser vista como medio de disciplina, donde les negamos la entrada a unos y le accedemos la entrada a otros. El momento eucarístico está compuesto por una mesa de recordación. Es por eso que no cabe en nuestra tradición el pensar en términos de quién puede, o no, legalmente participar del pan y la copa. La forma en que la niñez puede experimentar lo grande que es la Cena del Señor, es participar adecuadamente de la misma.

Desarrollando un clima de apertura Nuestra iglesia tiene una larga tradición de apertura y de respeto a la diversidad existente. Nunca se nos ha exigido que nos circunscribamos a unas creencias específicas teológicas o a unos credos dogmáticos establecidos. Se nos alienta a tener nuestra propia opinión –honrando nuestra tradición escocesa, a usar nuestro “sentido común”. Al ver los cambios venideros en la adoración, tenemos que reafirmarnos en esta libertad. Si bien es cierto que podemos discutir civilizadamente las diferencias, no debemos cuestionar los motivos, la integridad o el compromiso cristiano de los demás. Tenemos que seguir reconociendo que el Espíritu Santo no está atado a ningún dogma, más bien tiene una forma desconcertante de sacar a la luz nuevas y refrescantes fórmulas de adoración que solo permitirá que la iglesia crezca.

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Hemos mencionado al principio de este capítulo que el Evangelio no cambia, sino su manera de esparcirlo. La adoración ha sido enriquecida por muchos elementos que en muchas congregaciones no son bien vistos, sea por ignorancia o porque no se adapta a su idiosincrasia particular. Cierto es que muchos de estos elementos son muy bíblicos, tales como la danza, el uso de velas, incienso, poesías coreadas, dramas, recitación de credos, etc. En otros casos, nos estamos topando con elementos modernos que están a tono con los tiempos, como el uso de la tecnología en el culto. No podemos imaginarnos cómo se hubiera afectado la adoración cristiana si no hubiera aprovechado la invención más grande del siglo 16 –la imprenta. Asimismo, vemos que nuestros servicios de adoración se han enriquecido con elementos tales como banderines, proyectores, computadoras, luces, etc. Ahora bien, estos elementos –tanto los bíblicos como los modernos –deben complementar la liturgia, su temática y su razón de ser. Estos elementos no deben brillar por sí solos.

La adoración neo pentecostal Muchos de estos elementos pertenecen a una adoración descrita como “neopentecostal”. Entre sus múltiples características se encuentran las siguientes: 1. Canto congregacional dirigido por unos cantantes, con instrumentación de alta tecnología y músicos profesionales, ejecutando música de corte moderno. La congregación está de pie, generalmente hasta una hora cantando. 2. La sesión de cánticos se divide en dos partes: i.Alabanza, cantos rápidos, alegres, con movimientos corporales, y a veces danza. ii.Adoración,

cantos

lentos,

con

expresiones

emotivas

de

adoración

y

arrepentimiento. 61


3. Sigue de un período de cánticos especiales por un solista o grupo musical especial. 4. Sigue la ofrenda, generalmente precedida de una motivación por el ministro. 5. Continúa el mensaje y la exhortación, breve o extensa, seguida de un llamado para recibir “ministración”. 6. El tiempo de predicación es mínimo. 7. No se usan órdenes de culto impresos, lecturas especiales o himnarios.

Litúrgicamente hablando, hay una razón de ser para que algunas iglesias Discípulos de Cristo adopten este estilo. Por esto, es menester abundar un poco en esto para explicarlo mejor. Estas iglesias pretenden atraer a las personas, y hay que entender que las que así lo hacen pretenden ajustarse a la realidad geográfica, componente social y nivel intelectual de su congregación específica. Lo que describiremos a continuación describe la adoración de algunas congregaciones nuestras. Algunas toman un poco de cada patrón. Así, distinguimos los siguientes patrones de adoración:

El patrón del Libro de Adoración Común (Book of Common Worship) Formas, oraciones, credos, himnos, acciones, y prácticas de adoración históricas encontradas en El libro de Oración Común, El libro de adoración de la Iglesia Metodista Unida, El libro de adoración de la Iglesia Luterana, El libro de adoración común y otros himnarios y libros de adoración.

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No es tan tradicional, ya que le habla a los corazones y almas de los adoradores que participan de ella. Está orientado a los creyentes cristianos. Se usan oraciones y credos que se han memorizado, o se leen de libros de adoración.

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La vitalidad de esta forma es el desarrollo fiel y la celebración del Evangelio en un patrón histórico y litúrgico de himnos, oraciones, credos, proclamaciones y sacramentos.

El patrón del Libro de Canción Común (Book of Common Song) -

Toma de los recursos de oraciones y canciones que han surgido en los últimos 30 años.

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Depende de música cantada como elemento primario.

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Está orientado a los creyentes cristianos, los cuales se ofrecen a Dios en alabanza gozosa y adoración a través de canciones en ritmos y sonidos contemporáneos.

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Es música fácil de cantar y de aprender.

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Es repetitiva y permite participación fácil y alegre.

El patrón del Servicio a Buscadores (Seeker Service) -

Contiene elementos familiares a la cultura contemporánea para llegar a los buscadores.

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Los buscadores son los no-cristianos que buscan una experiencia con Dios.

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El escenario puede ser el siguiente: Una banda de rock comienza con una canción secular, seguido de un vídeo de una película reciente, con otra canción por un artista local, seguido por una enseñanza del pastor o pastora. Podrá concluir con una sesión de preguntas y respuestas, similar a un “talk show”. 63


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El servicio entero, cada elemento del servicio, es parte integral del mensaje.

Como dijimos anteriormente, muchas congregaciones adaptan sus cultos a sus particularidades y no necesariamente utilizan los patrones que describimos antes de forma “pura”. Por ende, vemos unos formatos adaptados y mezclados:

Formato adaptado --Servicio Mixto (Blended Service) - Usa aspectos del Libro de Adoración Común y del Libro de Canción Común, con credos, himnos y oraciones históricas, junto a música de adoración contemporánea.

Formato adaptado --Servicio para Visitantes (Visitor-Friendly Service) -

Usa aspectos del Libro de Adoración Común y del Servicio a Buscadores. El formato del Libro de Adoración Común no cambia, sino que se hace más hospitalario asumiendo que los visitantes y buscadores no conocen del servicio.

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Se imprimen más elementos y se guía a los visitantes durante todo el servicio.

Formato adaptado --Servicio Sensitivo para Buscadores (Seeker-Sensitive Service) -

Usa aspectos del Libro de Canción Común y del Servicio a Buscadores.

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Todas las canciones se imprimen en el boletín o se proyectan.

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Contiene un bosquejo del sermón.

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Contiene música de primer orden, y mensajes prácticos y bastante “movidos”.

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Nuestra Iglesia no tiene un libro de reglas de adoración –somos una iglesia no confesional y no dogmática. Para poder entender cómo este tipo de adoración llega a nuestras iglesias hay que ver dónde éstas están ubicadas, y cuál es su componente congregacional. Ahora bien, no todo lo que vemos en la adoración cristiana contemporánea va a resultar en nuestras congregaciones. Antes de adaptar ciertas cosas, hay que estudiar concienzudamente nuestra congregación.

El uso de elementos modernos en la adoración Todos envejeceremos. Para el año 2010, la generación de los Baby Boomers, aquellos que nacieron entre 1946-1964, se estará moviendo de la mediana edad hacia el retiro. Sus edades fluctuarán entre los 46 a los 64 años, y estarán al mando de la política y la cultura. Sus valores y creencias dominarán el escenario mundial. La generación que le sigue, la Generación X, nacida entre 1965-1981, tendrá las edades de 29 a 45, y competirá con los Boomers mientras intentan encontrar su lugar en la sociedad. Serán líderes y dominarán nuevas tecnologías. La próxima generación, los Baby Boomlets, la que nació entre 1981-1999, estará de lleno en su juventud, rivalizando la generación de los Sesenta en sus excentricidades, retando cada creencia que sus padres Boomers y X atesoren. Las dos generaciones más viejas estarán al cuidado de las más jóvenes; estas son los Bebés de la Depresión (nacidos entre 1927-1946), entre las edades de 64 a 83, y la Generación G.I. (nacida antes de 1927), sobrepasando la edad de 84 años. ¿Y por qué destacamos esto? Simplemente porque no viviremos para siempre –nuestros gustos por la adoración, sus formas y métodos, no serán los prevalecientes por siempre. 65


Aquellos que vivamos por mucho tiempo tendremos que aprender a vivir y a tolerar las formas nuevas en la adoración. La adoración siempre ha tenido elementos modernos dentro de ella. Cuando los salmistas querían que sus salmos se cantaran, en ocasiones ponían instrucciones detalladas para que se utilizara alguna melodía popular conocida para hacer más fácil el aprendizaje. Cuando los cantos llanos (conocidos como cantos gregorianos) se movieron de cantar en unísono a cantar en dos y tres voces, estaban incorporando elementos modernos. Cuando Martin Luther puso a la congregación a cantar, lo hizo de forma innovadora: en el lenguaje del pueblo y con las melodías del pueblo. Cuando Johann Sebastian Bach tenía que estrenar corales completas cada domingo, incorporó rasgos tan peculiares e innovadores que el período barroco se caracteriza básicamente por sus aportaciones. Cuando los instrumentos de metales entraron por primera vez a las catedrales, se consideró como una innovación moderna. Cuando los hermanos Wesley quisieron evangelizar de forma transformadora,

usaron las

canciones populares modernas y las incorporaron con sus letras inspiradas. El reto mayor para la iglesia será descubrir formas de crear comunidad cristiana cuando lo primario ha sido, por los pasados años, el individuo.

Aquellas iglesias que deséen un

ministerio activo y efectivo en el siglo 21 tendrán que hacer cambios para competir –no con otras iglesias –sino con la sociedad entera. ¿Qué características posee la adoración contemporánea? Veamos a continuación: 1.

No le teme al cambio. Los líderes de adoración contemporánea deben poseer un fuerte sentido de confianza. Los cristianos deben enfrentar la sociedad moderna en sus propios términos y usar al máximo la tecnología disponible al servicio y misión del evangelio. No es cuestión de evaluar si las canciones, himnos y oraciones son 66


viejos o nuevos. El asunto es saber utilizar tanto lo viejo como lo nuevo hábil y apasionadamente al servicio del Reino de Dios, ofreciendo de esta manera a cada persona la oportunidad de participar en el mismo. 2.

Se enfoca en el discipulado y en el crecimiento espiritual. Si el evangelio nos invita a participar del Reino de Dios y hacer Su voluntad en el mundo de las relaciones humanas, la adoración moderna debe anhelar ser un medio de gracia por el cual Jesús aún llama al género humano a seguirle. Este llamado se hace a través de la música, el drama, el sermón y varios medios de comunicación. La adoración moderna señala la importancia de relacionar a las personas con Dios como discípulos y discípulas de Jesucristo.

Debe abrir

caminos para que las personas amen a Dios y al prójimo sin manipularlas; les ayudará a alabar y descubrir a Aquel que está con ellos en sus dolencias y esperanzas.

3.

Se moverá en el lenguaje del corazón y con la música del corazón. La música y el lenguaje que no apele a los adoradores, y no les permita expresarse en su lenguaje del corazón, falla en darles la bienvenida. La adoración moderna será flexible con respecto a la forma de comunicarse con las personas que aspira alcanzar. Para lograr esto, la adoración moderna necesita analizar y estudiar cuidadosamente los componentes étnicos, generacionales y culturales de aquellos a quienes queremos poner a participar. Esto aplica tanto a los que se mueven en la adoración contemporánea como los de la adoración tradicional.

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4.

Tendrá una aplicación práctica a los asuntos y luchas del pueblo. Por dos mil años, la Iglesia ha sido flexible a la hora de adaptar lo eterno a lo contemporáneo. Jerónimo tradujo la Biblia griega al latín. Lutero tradujo la Biblia latina al alemán, y Wycliffe produjo una traducción en inglés. Ante los cambios, siempre habrá oposición, líderes temerosos al cambio, miopes y faltos de visión. La Iglesia es universal y local, donde los universal y lo eterno se encuentra en la vida y luchas de una comunidad particular. Su adoración se hará contemporánea con la fe de su comunidad en cada momento y lugar para que podamos aprender de, orar y cantar con, Tertuliano, Juan Wesley, Alexander Campbell, San Francisco de Asís, pero sin olvidarnos de los problemas que aquejan a nuestra sociedad moderna –drogas, violencia doméstica, opresión, racismo, pobreza. Significa escuchar a nuestras congregaciones –sus preguntas, preocupaciones, temores –y sintonizarnos a sus realidades a través de la adoración.

5.

Tendrá fluidez y movimiento. Cuando hablamos de flujo, nos referimos a la energía y desarrollo del servicio de adoración. Hablamos de que éste fluya en su temática y propósito, donde cada elemento –cánticos, oraciones, meditaciones y sermón –estén entrelazados entre sí, guardando directa relación. El movimiento nos indica hacia dónde se dirige dicho servicio. Si el servicio fluye, cada elemento edificará sobre el anterior.

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6.

Invitará a la experiencia de la gracia y poder de Jesucristo. La adoración moderna, con todos sus elementos, deberá ser un encuentro con el poder y gracia de Jesucristo. Incluso, a través de la liturgia se puede llegar a esta experiencia.

7.

Será hospitalaria, sobre todo al visitante. En estos tiempos tan individualistas, es necesario hacer que los visitantes a nuestros cultos de adoración se sientan bienvenidos.

Existen otras características más visibles en la adoración moderna. Por ejemplo, veremos una ausencia en la utilización de boletines o programas de culto. Esto hace que el culto tengo un estilo informal y libre. El orden del culto, si es que existe uno, evita seguir el año litúrgico y evita los elementos litúrgicos tradicionales que, a su entender, extienden demasiado el servicio. El centro de la liturgia está en la alabanza y en la predicación práctica. Lo que ocurrirá en el programa, en su mayoría, aparecerá proyectado en la pared, en una pantalla electrónica o simplemente no aparecerá en ningún lado. Para este fin se utilizarán transparencias y en algunos casos la utilización de computadoras con programas como Microsoft PowerPoint. El uso de tecnología, como el vídeo y televisores, es muy utilizado también no solo para proyectar los cánticos, sino para las lecturas bíblicas y otras ilustraciones. Aunque esto es un elemento visual muy útil para demostrar algunas ilustraciones sermonarias y de meditación, ha hecho que muchas personas no traigan sus Biblias al culto ya que todo se les dará “masticado y digerido”. El vídeo se ha utilizado, en ocasiones, para proyectar imágenes de alguna película (sacra o secular) para llevar una ilustración, o varias.

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Musicalmente hablando, veremos una instrumentación básica que consistirá, en la mayoría de los casos, de piano/teclado, guitarra, bajo y batería.

Elementos musicales

tradicionales como el órgano o el piano solo no se verán en estos contextos. Junto a estos elementos musicales veremos un grupo de cantores, comúnmente denominados “adoradores”, dirigiendo la adoración. El repertorio consistirá en estilos musicales derivados del rock, baladas y de vez en cuando la salsa y el merengue. En muy pocas ocasiones veremos, en el ambiente de la adoración moderna, elementos culturales autóctonos, tales como la bomba, la plena, guaracha, seis, etc. De igual forma, no veremos estilos tradicionales ejecutados de manera tradicional. En otras palabras, aunque en un ambiente moderno de adoración se cante un himno del siglo 18, éste se cantará y tocará posiblemente en algún estilo moderno, sin considerar su formato original. En algunos ambientes de adoración contemporánea podremos ver la utilización de cánticos seculares con alguna enseñanza moral, ética o cristiana. Estos cánticos en ocasiones podrán cantarse (a modo de cántico congregacional) o escucharse (como fondo de una danza, dramatización, pantomima o a manera de ilustración sermonaria). El sermón que se ofrece en este tipo de ambiente, girará en torno a un formato más bien didáctico, dialogado y práctico, aunque no necesariamente corto. En ocasiones se hará en forma de talk show, permitiendo que la congregación tome una participación más activa. En otras se recurre a la dramatización, lo que se ha llamado un skit o sketch, una obra o escena de corta duración que comunica un mensaje o plantea una situación. La adoración moderna, además de afectar la música y la homilética, influenciará incluso el espacio litúrgico.

El altar, en estos ambientes, se convierte en un escenario multiusos.

Carecerán de todo tipo de simbología cristiana tradicional; parecerán más bien escenarios de centros comunales o salones de conferencias. Los podios, lectorales y mesa de comunión serán 70


de acrílico, cristal o plástico. Afuera quedan, en muchos casos, los elementos rústicos de la iglesia, para dar paso a elementos que reflejen más la prosperidad y la realeza. Veremos también el uso de luces, y la congregación se sentará en sillas tipo teatro. Si hemos destacado las características básicas de la adoración contemporánea, también identificaremos algunos consejos para “hacer” y “no hacer” en torno a la misma. No todo lo característico de la adoración contemporánea sirve para toda congregación. Para lograr ciertos elementos, hay que tener discernimiento y estudiar bien la congregación a la que servimos.

-

No hay que apresurar el cambio. El cambio no debemos propiciarlo sin ninguna razón. Hacerle cambios al orden de culto, al servicio de adoración o a la liturgia es un esfuerzo que toma tiempo, estudio, organización y discernimiento. Es necesario tomar en cuenta a aquellas personas que han estado haciendo las cosas de la misma manera, por años, y están contentos así. Los cambios que hagamos deben tomar en cuenta a estas personas. Los cambios a la ligera no funcionan. Más bien aspiramos a darle a Dios una adoración bien pensada, organizada y de calidad.

-

Hay que conocer qué podemos ofrecer, tanto nosotros como nuestra congregación. Nuestra congregación pertenece a un entorno social, cultural y económico, y hay que conocerlos.

Sólo así podremos saber qué puede ofrecer la

congregación a toda la experiencia cúltica.

Al conocer la demografía y

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necesidades de nuestra congregación, también nos percataremos qué nosotros podemos ofrecerle a la congregación.

-

Hay que aprender, no necesariamente copiar. Antes de hacer cambios a la ligera, hay que pensar, escuchar, leer y visitar otras congregaciones que tengan aquellos elementos que queremos incorporar. Incorporar elementos modernos en la adoración no es simplemente escuchar y ver lo que está de moda –es más complicado que eso. Podrá parecer exagerado y ridículo, pero para incorporar cambios en la adoración hacen falta muchos elementos. Conlleva estudios básicos y elementales en sociología, liturgia, teología, antropología, música y lingüística.

Si copiamos lo que otra

congregación está haciendo, nuestros planes podrán derribarse antes de comenzar a implementarse.

-

Hay que escuchar a nuestra cultura No importa nuestra localización –urbana o rural –siempre hay que estar alertas a las varias subculturas a nuestro alrededor. Esto nos ayudará a ver qué piensan, qué hacen, que estilos de música escuchan, cómo se visten, etc.

-

Antes de brincar hacia lo nuevo debemos corroborar la distancia Corroboramos la distancia antes de brincar hacia lo desconocido invirtiendo tiempo, dinero y trabajo antes de incorporar cambios.

Estoy es muy

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importante saberlo sobre todo si planificamos cambiar patrones de adoración en una congregación que lleva muchos años sin cambios.

-

Hay que ver todas las opciones Podremos expandir la adoración y sus elementos, pero sin olvidar las generaciones anteriores que no necesariamente compaginarán con los mismos. Muchos se resistirán, y será necesario convencerlos hacia la necesidad y razones para los cambios.

-

Debemos aprender a usar la tradición La adoración contemporánea no se aleja de la tradición –se aleja del tradicionalismo. Podemos incorporar cambios en la adoración utilizando el calendario cristiano, el leccionario, los credos, oraciones, himnos y cánticos de antaño. Los líderes de adoración deberán ser creativos a la hora de crear un balance entre lo tradicional y lo moderno.

-

Debemos maximizar la participación de todos en la adoración La adoración no está hecha para espectadores.

Todos y todas deben

participar, y la adoración contemporánea incluye la participación activa. Sin embargo, la participación no puede ser forzada y la manipulación no debe ser parte del culto. Esto debe aplicarse no solo a la generación joven, sino al sector de la tercera edad y los infantes.

Es necesario que la adoración

contemporánea los tome en consideración de forma activa. 73


Capítulo 7: Apropiándonos del servicio de adoración Desde nuestros comienzos en la frontera norteamericana, pero sobre todo a raíz de su rápido desarrollo, los líderes se preocuparon por mayor participación de adoradores en los servicios de adoración. En 1842, Walter Scott, después de tres meses de estar en las iglesias de Ohio, se preocupó por lo que allí había visto. Al parecer, las iglesias estaban más preocupadas por tener las ordenanzas propias que en compartir el poder de la gracia. Decía él que “en ocasiones no creen en que el Espíritu Santo se le da a los creyentes; a veces no creen en la oración, viéndoseles en el momento de la oración parados, no arrodillados, y mirando alrededor, embelesados, cual si estuvieran en medio de bestias salvajes”. Para Scott, esta actitud ultra estricta, y sobre todo la tomada en el momento de la oración, demostraba una falta de devoción. En algo similar vemos a Barton W. Stone. En 1843 regresó de visitar iglesias en Indiana, Ohio y Kentucky, y concluyó con opiniones muy parecidas a las de su colega el año anterior. Particularmente en el momento de la Comunión, se percató que los adoradores parecían estar allí “como con compromiso, costumbre, y no como un privilegio divino”.

Luchando contra lo informal Aquí vemos que nuestros antepasados ya, desde el siglo 19, luchaban contra una parte central de la adoración –la formalidad. Desde siempre hemos visto que existen personas para las cuales la adoración se convierte en rutina, una forma sin substancia, acciones que deben actuar. La Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) pertenece a lo que se conoce como la tradición de la iglesia libre (free-church tradition). En muchas congregaciones se trató de resolver este problema, muy a la manera de las iglesias libres, eliminando oraciones fijas y las liturgias. Fue 74


así que nuestros antepasados Discípulos quebraron el servicio de adoración en muchas partes, dándoles a las congregaciones la libertad de desarrollar su adoración de acuerdo a prácticas neotestamentarias, pero a la misma vez cayendo en una dejadez y desorganización litúrgica y teológica que aún estamos experimentando. Claro está, esta “libertad” no resolvió el problema. La gente aún se embelesaba.

Construyendo la adoración desde la identidad Para evitar los muchos problemas que enfrentamos como congregaciones adoradoras, tenemos que ubicar y analizar nuestra adoración desde un entendimiento básico de nuestra herencia.

¿Quiénes somos?

¿De dónde hemos venido?

¿A cuál tradición cristiana

pertenecemos? ¿Hacia dónde iremos como iglesia, congregación y denominación? Estas son preguntas que, a través de la adoración, se harán más fáciles contestar. Comencemos, pues, viendo la adoración como una expresión de celebración y festiva. La celebración comienza haciendo sentir a todos y todas que realmente pertenecen a la comunidad de fe –haciéndoles partícipes de la comunidad y de la adoración. Es por eso que es imprescindible conocer nuestra congregación –sus características sociales, económicas, de edad y étnicas. Solamente así podremos diseñar una adoración que verdaderamente apele a los miembros de la congregación. De no hacerlo así cometeremos errores tales como traer a nuestra adoración elementos de afuera que están de moda pero no encajan con la idiosincrasia congregacional.

Las generaciones contemporáneas no tienen los mismos gustos que las

anteriores, aunque para muchos “lo antiguo sea mejor”. De igual manera, las generaciones jóvenes no deben ver lo arcaico como obsoleto.

Al analizar el componente de nuestras

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congregaciones, debe existir un verdadero balance para que todos y todas se sientan parte de la misma comunidad de fe.

Una comunidad de relaciones Nos adueñamos de la adoración cuando existe plena participación de aquellos y aquellas reunidas para adorar. Nosotros, los Discípulos de Cristo, nos enorgullecemos en decir que practicamos el sacerdocio universal de todos los creyentes. La adoración Discípulos en sus comienzos era muy participativa. Al trabajar en más participación congregacional en la adoración, debemos tener en mente que la iglesia no es una comunidad de ideas, sino una de relaciones.

Cuando tratamos de popularizar mayor

participación, buscamos primero algo que la congregación pueda decir junta. Así es que se desarrollan lecturas al unísono y letanías que promueven esta participación. Las relaciones también se difunden con símbolos, gestos y rituales, especialmente visto en nuestra tradición Discípulos a través del compartir el pan y vino en la Comunión. En un esfuerzo en ser más participativos, muchas congregaciones están recuperando una tradición antigua de darse la paz. Esta tradición se remonta a los tiempos neotestamentarios, cuando el apóstol San Pablo le escribió a los romanos, “Saludaos los unos a los otros con beso santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo” (Rm 16.16). Sin embargo, nuestros fundadores no necesariamente veían este acto con ojos muy positivos. Alexander Campbell, probablemente sacando a relucir su cultura sajona-escocesa, se opuso al mismo, prefiriendo que los hermanos se extendieran la mano derecha en señal de hermandad. En nuestro contexto latino e hispano, esta práctica es efectuada sin mayores problemas, aunque no necesariamente entre varones, a menos que existan lazos familiares entre medio. 76


Edificando todo el cuerpo (eclesiástico... y físico) Para Alexander Campbell, las reuniones eclesiásticas del Día del Señor eran para edificación y adoración. El término edificar significa “instruir” o “iluminar”, como animando a un mejoramiento espiritual y moral. Campbell y sus colegas hacían eco de las palabras del apóstol Pablo y sus consejos a los corintios de que toda adoración debía ser conducida de tal manera “que la iglesia reciba edificación” (1 Co 14.5). La adoración no es simplemente la instrucción o iluminación que nos anima a mejorarnos espiritual y moralmente. Es eso, pero mucho más.

Según Alexander lo describía era así: “La edificación y comodidad de la

hermandad, su crecimiento en el conocimiento de Dios y Jesucristo nuestro Señor, su aumento en la comprensión de las cosas divinas, espirituales y eternas –en fe, amor, esperanza y gozo espiritual, son los puntos a mantenerse en perspectiva en todos los negocios del Día del Señor en la Casa del Señor”. La edificación no sólo incluía una iluminación tipo intelectual, sino la edificación de la comunidad en fe, amor, esperanza y gozo espiritual. Campbell conocía las escrituras, las había traducido, y sabía que la raíz del término griego traducido por “edificar” quería decir “construir hacia arriba”. La adoración se hace más participativa cuando se unen tanto el corazón como la mente. Irnos a los extremos –hacia las emociones o hacia la razón –es negar nuestra herencia Discípulos de Cristo; debe haber un balance. Algunos sectores cristianos ignoran la adoración corporal como un ingrediente vital de su vida espiritual. En la adoración corporal envolvemos nuestro intelecto, ojos, cuerpos, oídos y 77


sentido de tacto y olfato, aún nuestro sentido rítmico. No solamente nos presentamos ante la presencia de Dios, sino de la comunidad de otros cristianos y cristianas. En el mundo cristiano, hay creyentes que han negado casi sistemáticamente la importancia del cuerpo. Por otro lado, están los que, como los antiguos gnósticos, les importa poco lo que hagamos con el cuerpo ya que, la esencia humana es el alma, no el espíritu. ¿Cómo llegamos a esta oposición y contraste entre el cuerpo y el espíritu humano? Para entender este dualismo en nuestro mundo evangélico habría que entender cómo la cultura griega nos ha influenciado. A esta oposición se le llama “dualismo”, y propone que hay dos substancias opuestas entre sí: el cuerpo vs. el alma. Empero, el dualismo pone al espíritu (o alma) como superior al cuerpo. A medida que han pasado los siglos, esta influencia griega se ha marcado profundamente en el cristianismo. El mundo cristiano fue desarrollando la idea de que lo espiritual era superior a lo corporal. Si buscamos en el Antiguo Testamento, en especial los salmos, encontramos que hay una participación directa, activa y festiva en el culto hebreo. Si es así, ¿qué ha pasado dentro del culto protestante, donde la participación corporal no es bien vista y es casi inexistente? Sería como negar nuestros sentimientos, emociones y expresiones corporales. Con reformadores como Zwinglio y Calvino se restringió y eliminó el uso de la música en el culto, dándole más importancia al silencio como manera de expresar la devoción y la piedad en el culto. Este pensamiento daba a entender que el uso de la música y del cuerpo atentaba contra el respeto y la reverencia que se quería lograr. Eventualmente, la Iglesia pasó de una perspectiva bíblica (hebraica) a una influenciada del paganismo griego. De tener un lugar central y libre en el culto a Dios, el cuerpo adquiere una 78


“quietud” para darle lugar a lo que “verdaderamente cuenta” –el corazón y el alma. Para poder darle al cuerpo más participación cúltica, el pueblo cristiano evangélico debe comenzar a aceptar su propio cuerpo como creación de Dios. De ahí debe aceptar también los goces del cuerpo como parte de esa misma creación de Dios. Obviamente no se está declarando que a mayor movimiento corporal, mayor presencia de Dios. Más bien afirmamos el balance y la participación corporal cúltica espontánea, libre pero con orden y reverencia. Sobre todo, que esta participación corporal complemente la liturgia. Existen muchas variedades de adoración cristiana, como lo hemos expuesto en nuestro trabajo. Cada una posee sus riquezas, desde la serenidad quasi-Cuáquera hasta la pomposidad de una misa en las tradiciones ortodoxas. Cada versión junta al pueblo cristiano en una comunidad. Cada variación permite la expresión espontánea y libre de vida comunitaria. Cada una envuelve algún tipo de repetición, sigue ciertos patrones, desarrolla tradiciones que parten de nuestra preferencia local y/o histórica. En fin, cada variación fomenta que reflexionemos en torno a nuestra fe.

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Capítulo 8: Caracterizando nuestra Adoración A fin de cuentas, ¿qué nos caracteriza como Discípulos de Cristo al momento de adorar a Dios? ¿Qué nos hace iguales a los demás? ¿Qué nos diferencia? Se ha tratado de ubicarnos dentro de una variedad de tradiciones, tales como la ortodoxa oriental, católica romana, reformada, evangélica, anglicana, dentro de las iglesias libres, Pentecostal, entre otras. ¿En dónde caemos? Pues yo me atrevería decir que... ¡en todas! Nuestra adoración es difícil de encajonar y catalogar. Si lo intentamos, atentamos contra ella y su esencia. El problema con ubicarla dentro de una categoría es que una vez esto suceda, la tendencia es hacer deducciones erróneas de ella. Los Discípulos entienden que el propósito de la adoración es glorificar a Dios de tal manera que su gracia se manifieste a toda persona que participe. El ambiente predominante de la adoración nuestra es uno festivo. El culto se ejemplifica con una cena simbólica donde se comparte el pan y el vino en un memorial gozoso que nos recuerda a un Salvador vivo, que sufrió, murió y resucitó por toda la humanidad. La centralidad de la mesa del Señor no le quita importancia a los demás componentes del culto (oración, cánticos, las Escrituras, predicación). El culto Discípulos no es un servicio de Palabra y Sacramento, ya que se valoran todas las partes del mismo, donde cada acción es parte integral de toda la adoración. Debido a este entendimiento de lo que es la adoración, los Discípulos de Cristo no enfatizan una uniformidad cúltica. La multiforme gracia de Dios les sugiere una variedad en los patrones de adoración. Siguiendo parámetros neotestamentarios, han sentido libertad en que la cultura, tradición y el sentido común determine la forma del culto. Sería más útil el revisar y repasar la herencia de adoración Discípulos de Cristo y de ahí 80


describir sus amplias características. Solamente así tendremos un mayor margen de lo que constituye la adoración nuestra.

Nuestras congregaciones son dueñas de su adoración Ningún cuerpo eclesiástico, más allá de la congregación, tiene la autoridad de determinar su adoración. En torno a este tema, Alexander Campbell enfatizaba que la congregación debía tener la habilidad de estudiar las Escrituras, determinar cómo adorar y luego desarrollarla bajo la autoridad del Cristo vivo.

Para él, la adoración era libre porque estaba bajo el control

disciplinado de la Escritura, y bajo el nombre del cual los adoradores adoran.

Nuestra adoración es trinitaria Adoramos al Padre, a través de Hijo y por el Espíritu, y en esto creían firmemente tanto Thomas como Alexander Campbell. Sin embargo, si analizamos nuestra herencia Discípulos, tendríamos que admitir que adorar trinitariamente es algo opuesto. Alexander favorecía los nombres bíblicos para hablar de asuntos bíblicos, y era así que prefería no usar la palabra “trinitaria”, por ésta no aparecer en la Biblia.

El contexto de nuestra adoración es la historia de un Dios de gracia Los Discípulos de Cristo somos paulinos al afirmar que somos salvos y salvas por gracia por la fe. La fe está dirigida hacia una sola persona –Jesucristo, cuya vida, muerte y resurrección son narradas en el Nuevo Testamento. El corazón de la adoración proclama las buenas nuevas del favor divino. Cada una de sus 81


ordenanzas –el Día del Señor, la Cena del Señor y el bautismo –anuncia las mismas buenas noticias.

Cada una nos recuerda los hechos poderosos de Dios en Jesús para salvar la

humanidad. Los adoradores, al compartir de estos hechos, reviven a esa redención de antaño. Por el poder del Santo Espíritu de Dios, los adoradores y adoradoras reciben esa gracia. A través del ritual bautismal se nos recuerda que Cristo murió por nuestros pecados y fue levantado para ser perfecto ante Dios. Para los Discípulos, el bautismo es el primer acto de obediencia de fe –el primer acto de discipulado.

La Cena del Señor es el factor constituyente en nuestra adoración, moldeando toda nuestra vida Alexander Campbell le llamó “la gran ordenanza del día de Resurrección”. Si algo nos caracteriza como denominación es el carácter eucarístico de nuestra adoración. Definimos el culto dominical regular en términos del compartir la Cena del Señor. Tanto es así que somos la única denominación protestante cuyo símbolo denominacional es a su vez un símbolo eucarístico –un cáliz. Los Hechos de los Apóstoles hablan de aquellos reunidos en la primera congregación, luego de Pentecostés, como “dedicados al partimiento del pan y las oraciones” (Hch 2.42). Luego, se documenta que la congregación de Troas “se reunía para compartir el pan” el primer día de la semana (Hch 20.7). Es claro que el partimiento del pan se refiere a la participación de la Cena del Señor. Plenamente convencido de esto, y basándose en este último texto, Alexander Campbell dijo, “La adoración de la iglesia primitiva se centraba alrededor de la Cena del Señor”. 82


Su padre, Thomas, opinaba de igual manera, escribiendo en 1812 que “la adoración del Nuevo Testamento cesa cuando la Cena del Señor no se observa cada día del Señor”. Si en algo nuestros fundadores estaban muy claros era en la importancia vital de la Cena del Señor en el servicio dominical de adoración. Aunque no existe una referencia directa escritural que requiera esta práctica cada semana, los estudiosos bíblicos concuerdan en que la Cena del Señor, desde los primeros tiempos, era central en la práctica normal de la adoración cristiana. Alexander Campbell no encontró guías escriturales al momento de bosquejar un orden de adoración. Él creía que el orden podía variar de domingo en domingo. Para él era más importante la manera de celebrar la Cena. El experto en liturgia, James F. White, llegó a comentar que entre los protestantes, los de la tradición Discípulos son los primeros en insistir en la práctica normativa de incluir el sermón y la Comunión en el culto dominical. Inclusive, el sermón Discípulos de Cristo está moldeado por el contexto del encuentro con Cristo en los elementos simbólicos del pan y vino. Campbell decía: “El partimiento de una hogaza de pan y la participación comunitaria de la copa del Señor, en conmemoración de Su muerte, es una parte instituida de la adoración y edificación de todas las congregaciones cristianas en todas sus reuniones”. Él prefería utilizar una sola hogaza de pan, basándose en 1 Corintios 10.17. Para él, la hogaza representaba el cuerpo físico de Cristo y el cuerpo de Cristo –la Iglesia –y era muy importante añadirle significado dramático al acto partiendo una hogaza de pan por la mitad. Para la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo), todo el servicio de adoración es formado y toma su significado gracias a lo que ocurre, u ocurrirá en la Comunión. Desde el llamado a la adoración hasta la bendición final, cada parte es un reflejo de haber compartido la santa cena de 83


Cristo. La Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) afirma que la mesa de Comunión es abierta a toda persona creyente en Cristo, sin importar su afiliación denominacional. Si uno de los rasgos de la identidad Discípulos es la búsqueda de la unidad cristiana, la mesa de la Comunión debe reflejarlo. Es Cristo quien invita, no la Iglesia.

Nuestra adoración se dirige a toda la persona –su entendimiento, deseo y emociones La adoración Discípulos de Cristo, desde sus orígenes, reconoce que está incorporada en verdaderos seres humanos constituidos de razón, sentimientos y voluntad. Alexander Campbell, acusado en muchas ocasiones de no apreciar la religión basada en experiencias, dijo lo siguiente: “Una religión que no llene la conciencia con paz, el corazón con amor, los afectos con gozo, el alma con esperanza y la vida con buenas obras no es digna ni de un higo”. De igual modo, Walter Scott explicó que los corazones humanos habían sido tan deformados por interminables argumentos religiosos que los reformadores de la frontera (norteamericana) debían contentarse con al menos meter en las mentes de las personas el hecho de que Dios y Su Hijo les amaba. Nuestra adoración reconoce que la formación cristiana ocurre a través de aquellas cosas que experimentamos.

Pero, sin una reflexión adecuada de estas experiencias, podemos

perdernos en las profundidades de nuestros corazones. Por otro lado, la adoración totalmente centrada en la razón, separada de la experiencia, tiende a llegar a racionalizaciones estériles. La adoración, en especial la de la Iglesia Cristiana

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(Discípulos de Cristo), debe ser asunto de la mente y el corazón, y de esto estaban muy seguros y claros los fundadores. Sin temor a equivocarnos, afirmamos que nuestro culto y adoración es racional, con intenciones educativas y formativas.

Nuestra adoración se hace decentemente y en orden La forma en que desarrollamos el culto de adoración es bien importante. Todo debe hacerse a la luz del consejo apostólico, “todas las cosas deben hacerse decentemente y en orden” (1 Co 14.40). Algunas características de la decencia y el orden que son parte integral de la tradición Discípulos son claridad, simplicidad y belleza. Lo que hacemos debe hacer sentido; debe hablarse claramente y con juicio. Jesús mismo criticó a aquellos que camuflajeaban su árida alma con el mucho hablar.

Nuestra adoración está basada en la escritura neotestamentaria como su fuente de fe y práctica Al comienzo de nuestro movimiento, toda decisión en torno a todos los aspectos de la vida de la iglesia, era tomada por los líderes ministeriales a la luz de su comprensión de lo que era el cristianismo neotestamentario.

Para ellos, algunos aspectos de la adoración eran

esenciales; otros estaban abiertos a las circunstancias e interpretaciones. Bien cierto es que Jesús no dejó instrucciones a los apóstoles acerca de cómo desarrollar la adoración. Nuestra adoración valora y conserva prácticas de la Iglesia primitiva, tales como el bautismo de adultos por inmersión, la Santa Cena y el Día del Señor. Además, se fomenta el uso 85


de cánticos e himnos con letras inspiradas en las Sagradas Escrituras. Esto nos hace ser una iglesia cuya adoración es bíblica, nutrida de las Sagradas Escrituras, leídas e interpretadas a la luz de la persona de Jesús. En torno a la observación del Día del Señor, Walter Scott dijo: “Jesucristo ha separado el primer día de la semana como el día en el cual sus discípulos pueden atender esas instituciones, y atendiéndolas se mantienen bajo la influencia salvífica... Así, observando el primer día de la semana como del Señor, los grandes hechos de la muerte, resurrección y segunda venida se mantienen vivos en las mentes de Su pueblo”. Para los fundadores de nuestra denominación, el domingo no era un día de descanso, sino un día para proclamar el Evangelio. En general, la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) atesora el Nuevo Testamento como la fuente de su adoración. La fe Discípulos es una fe apostólica. Las Escrituras Hebreas son importantes, así como lo eran para los apóstoles, pero los Discípulos las ven a través de los ojos de la fe apostólica en Jesús, el Cristo.

Nuestra adoración está influenciada por el Avivamiento del ‘33 Del evento que conocemos como el Avivamiento del 1933 se ha escrito y estudiado mucho. Esta experiencia caló profundamente en nuestra iglesia. La revolucionó en las áreas de administración, educación, proclamación y ciertamente en la de adoración. Dios visitó de forma especial a nuestra iglesia, derramando carismas del Espíritu que renovaron la fe y el crecimiento en aquellos tiempos difíciles. La adoración musical y cantada dio lugar a expresiones creativas del pueblo de Dios. Debido a que el Avivamiento llegó en un momento de mucha necesidad – espiritual, física y social –los participantes del mismo se dieron a la tarea de afirmar lo que tenían, musicalmente hablando. Mientras los misioneros norteamericanos deseaban una Iglesia 86


moldeada al estilo anglo y europeo, los Discípulos de Cristo puertorriqueños optaron por lo nativo y lo criollo. Para 1920, la mayoría de los cultos Discípulos de Cristo, influenciados por los misioneros norteamericanos, tenían los siguientes elementos: -

Adoración de apertura

-

Lectura de las Escrituras

-

Oración pastoral

-

Cena del Señor

-

Ofertorio

-

Sermón

Los nuestros decidieron componer sus propias alabanzas, recurriendo a su propia imaginativa lírica y a los ritmos folklóricos que conocían y estaban cerca de su corazón. Se hicieron acompañar de guitarras, tiples, cuatros, maracas, acordeones y panderetas –todos estos instrumentos ajenos a la cultura protestante norteamericana conocida por los misioneros que aquí residían. El Avivamiento le dio creatividad a la gente sencilla, humilde y aún a aquellos que padecían de enfermedades anatemas de la época. El Rvdo. Florentino Santana, citado por el Rvdo. Joaquín Vargas, describió esto así: “tres tremendos tuberculosos trazaron, como los leprosos de la antigüedad, la manera cómo debía ser la música de nuestro Avivamiento del ‘33”. El Rvdo. Lucas Torres Román, en su trabajo El Avivamiento: toma de conciencia en cuanto a nuestra identidad puertorriqueña, expresada en la adoración y música, presentado ante la 90ma Convención de 1999, expresa que con todo el caudal de himnos producido durante esta época, casi no se produjeron himnos de alabanza.

El Rvdo. Torres nos describe estas 87


composiciones como vientos que predicaban “con la elocuencia auténtica y sin artificio de la palabra no domesticada... podía ser clamores de guerra santa contra el pecado, modulaciones susurrantes de una historia de amor, el anuncio de la victoria final de Cristo en su regreso, silbo apacible de confesiones y ternuras”. Estos cánticos iban dirigidos a los hombres, no a Dios, hablando de batallas, de lides a las que somos enviados, pero también de un llamado a la paz de la reconciliación con Dios. El Avivamiento le abrió las puertas de los templos a nuestra instrumentación autóctona y a nuestra creatividad poética musical. Mucho antes de la revolución salsera cristiana de Richie Ray y Bobby Cruz allá para el 1974, nuestras congregaciones ya le habían perdido el miedo al uso de instrumentación criolla y ritmos más nuestros. La criollización de la adoración no se limitó únicamente a la música. Las oraciones ya no se leían en voz baja; ahora eran espontáneas y a viva voz. Comenzaron a escucharse oraciones simultáneas mientras alguien oraba, con exclamaciones vivas tales como “¡Aleluya!, ¡Gloria a Dios!, ¡Bendito el nombre del Señor!, ¡Alabado sea el Señor!”, y otras similares. El autor Krenly Cruz, en su libro dedicado a este evento, destaca que la adoración se enriqueció también por la provisión de más tiempo para testificar las maravillas y milagros que Dios estaba haciendo en la congregación. Estos testimonios, que ya existían, comenzaron a tener un lugar más prominente, en especial, en los cultos de oración. El Avivamiento abrió muchas puertas. Debido a que este trabajo se enfoca precisamente en la adoración de los Discípulos de Cristo, nos mantendremos en este carril. No obstante, habría que hacer un estudio profundo y meticuloso en torno a la influencia del Avivamiento en la administración eclesiástica, la educación cristiana, la predicación, el liderato y otras áreas. A manera de honor póstumo y para que quede grabado en las mentes de futuras 88


generaciones, quisiéramos destacar los nombres de la mayoría de estos hermanos y hermanas:  Ramona Alamo  Mario Delgado  Eulogio Benítez Flores  María Luisa Rivera  Guillermo “Guillo” Claudio  Ramón “Moncho” Díaz  Lauro Castro  Juan Concepción  Alejandrino “Leo” Torres  Rafael Cuna

Hacia una espiritualidad Discípulos de Cristo Uno de los fundamentos de la filosofía religiosa de Campbell era la idea de que la fe es la creencia en el testimonio. Creía él que la evidencia del Evangelio en el testimonio apostólico era convincente, y eso era razón para creer. Por eso, era escéptico en creer en una fe basada en cualquier clase de “experiencia religiosa”. Por ende, Campbell era hostil al misticismo religioso. Expresó una clara oposición a cualquier acercamiento religioso basado en algo más allá de la persuasión de que el Evangelio es verdad. Básicamente, sintió sospecha de cualquier reclamo a una experiencia religiosa, creyendo que todo lo que era necesario era la creencia en el testimonio del Nuevo Testamento. Campbell llegó a criticar, en 1832, toda la experiencia monástica, prefiriendo mejor la espiritualidad encontrada en lo cotidiano. Aunque fue hostil con la religión

89


mística, sí escribió y validó la importancia de tener comunión con Dios. Esta comunión era posible gracias al Espíritu Santo y a través de Jesucristo. Decía Campbell que nuestro conocimiento de Dios viene de la fe, y la fe viene del oír la Palabra de Dios. La fe cristiana es “la persuasión de que Dios es verdad; que el Evangelio es divino; que Dios es amor; que la muerte de Cristo es vida para el pecador. Es confiar en Dios. Es una confianza en su verdad, su fidelidad, su poder”. En torno a la oración, Campbell la definió como “la respiración del cristiano. Sin ella, no se puede vivir ni estar felices ni un solo día”. Habló positivamente de las disciplinas espirituales. Enfatizó la importancia de las oraciones de confesión y del ayuno. En torno a los estilos de oración, Campbell era producto del siglo 18 y de los estilos aceptados en ese tiempo. Expresó sentir shock al ver personas orando sentadas. Para él, la actitud divinamente aceptada para orar era de pie. Para Campbell era sumamente importante el rol de la Biblia en la espiritualidad cristiana. Aquellas personas de fuerte carácter cristiano debían dedicar bastante tiempo leyendo la Biblia. La piedad que practicaba Campbell no carecía de emociones, no importa cuánto las criticó. Para él, el Espíritu de Dios genera en el alma gustos, deseos, añoranzas, suspiros y lamentos. Aquellos dirigidos por el Espíritu deben gozar de vida y paz, creía él. Quizás lo más controversial de su pensamiento fue la creencia de que Dios no escucha las oraciones de personas sin fe. Barton Stone tenía un acercamiento a la espiritualidad muy diferente al de Alexander Campbell. Ambos coincidían en que conocemos a Dios por fe en el testimonio de las Escrituras. En torno a las emociones vistas en las campañas de avivamiento, a él le preocupaba de que estos duraran poco. También estaba preocupado por la naturaleza esporádica de estas campañas. Iban 90


y venían, una vez cada ciertos años. Stone entendía que Dios quería salvar personas cada día, no únicamente durante las campañas. Finalmente, en torno a la oración, Stone la veía como instrumento para poder ser llenos del Espíritu Santo. Él aconsejaba así: “Crean y oren para ser llenos del Espíritu, aligerarnos en los caminos de Dios y brillar como luces en el mundo”. Los Discípulos de Cristo se han movido de un concepto bíblico estrecho hacia uno más amplio y ecuménico, nutrido de la vasta experiencia de toda la iglesia.

91


Capítulo 9 Resultados de cuestionarios repartidos entre mis clases de Adoración Durante los semestres de septiembre-noviembre 2003 y enero-marzo 2004, repartimos en nuestras clases de adoración e historia y teología de la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) un cuestionario relacionado a la adoración. Debido a que no controlamos las iglesias representadas en los cursos que ofrecemos en el Instituto Bíblico Juan Figueroa Umpierre, las representaciones por iglesia fueron variadas.

Agradecemos profundamente la participación de

cada estudiante al contestar este cuestionario. De igual forma agradecemos al Rvdo. Esteban González Doble, Pastor General de nuestra denominación, quien nos lanzó el reto e inspiró para llevar a cabo dicho estudio. Hemos incluido unos breves comentarios analíticos sobre los resultados.

Este

cuestionario, y la forma de tabular sus resultados, no siguen ningún método o sistema científico. Al final de este libro hemos incluido, a manera de apéndice, copia del cuestionario que utilizamos con nuestros estudiantes. En ocasiones, algunas congregaciones tuvieron más de un representante. Las siguientes congregaciones están representadas en los resultados de nuestro cuestionario: Congregaciones Discípulos de Cristo: 

Lomas Verdes (2)

Sierra Linda (1)

Vega Alta (5)

Buena Vista (1)

Calle Comerío (3) 92


Jardines de Caparra (1)

Punto de predicación en Guayanilla (1)

Toa Alta Pueblo (1)

Cerro Gordo (2)

Palmarito (1)

Juan Domingo (1)

Valle Verde en Candelaria Arenas (2)

Candelaria (1)

Barrio Quebrada Cruz, Toa Alta (1)

Barranquitas Pueblo (2)

Otras: 

Tabernáculo de Alabanza y Restauración La Senda Antigua (1)

Asambleas de Dios Sierra Bayamón (1)

Género: Masculino

10

Femenino

17

Análisis: El cuestionario reflejó una mayoría femenina.

93


Edad Menos de 20

0

20-30

2

31-40

7

41-50

7

51-60

10

61 o más

1

Análisis: El cuestionario reflejó que el grupo por edad con mayor número fue el de 51 a 60 años.

LO BÁSICO 1.

¿Cómo catalogaría la adoración en su iglesia? Formal

17

Informal

9

Intermedio

1

Formal con flexibilidad

1

Análisis: El cuestionario reflejó que la mayoría de los estudiantes considera la adoración en su iglesia como una formal más que informal.

94


2.

La adoración es más Llena de energía

22

Quieta y sagrada

5

Intermedia

3

Análisis: El cuestionario reflejó que la mayoría de los estudiantes describe la adoración en sus iglesias como una llena de alegría.

3.

¿Qué es más importante en su iglesia? Que la adoración comience y termine a tiempo

18

Que todo el tiempo sea dedicado a la adoración

6

Se sigue un tiempo, pero no es una camisa de fuerza

1

Análisis: El cuestionario reflejó que para la mayoría de los estudiantes, lo más importante es que la adoración comience y termine a tiempo. Esto quiere decir que están más conscientes del factor tiempo.

4.

¿Cómo considera la adoración de su iglesia? Fluida

21

Estructurada

7 95


Análisis: El cuestionario reflejó que la mayoría de los estudiantes considera que la adoración en sus iglesias es fluida y no tan estructurada.

ALGUNOS DETALLES ACERCA DE LAS IGLESIAS: 1.

¿Se espera que los niños y jóvenes estén presentes en la adoración, o ausentes? a. Presentes en la adoración

22

b. Ausentes, salones aparte. c. Presentes y/o ausentes d. Una vez al mes e. Los niños tienen su culto de adoración separado al de los adultos los domingos.

Análisis: El cuestionario reflejó que en la mayoría de las iglesias los niños y los jóvenes están presentes en la adoración.

2.

¿Qué tipos de música utilizan? ¿Cuáles instrumentos? a. Batería, pianos, guitarra, bajo. b. Mayormente movidas (modernas) de alabanza y adoración contemporáneas. Teclado, guitarra eléctrica, bajo, batería, trompetas, timbales, congas, panderetas, el shofar, saxofón, percusión, etc.

96


c. Coritos, himnos y los jóvenes tienen música más variada. Batería, bajo, timbal, conga, guitarras, a veces trompeta. d. Contemporánea mayormente. Órgano, conga, trompeta, guitarra. e. Variada. Batería, guitarra, órgano o piano, trompetas y en ocasiones instrumentos típicos. f. Himnos, coros, salsa.

Batería, piano, guitarra, teclado, trompeta, bongó,

percusión. g. Músicos y cantores. Todos (los instrumentos) h. Himnos. Piano, violín, guitarra, flauta, conga, etc. i. Piano, congas, batería, bongós, guitarra, pandereta y todo tipo de música. j. Piano, congas, bajo, batería, panderetas y (pronto trompetas).

Nos falta la

trompeta y el trombón. k. Himnos, coritos (movidos, pasivos).

Teclado, batería, congas, panderetas,

guitarra. l. Pop, soft rock, tradicional, himnos, salsa. Piano, guitarras, batería, bajo, timbales, congas, bongós, percusión menor (chimes, clave, cabasa, lluvia, etc.) m. Variadas. Piano, conga, bongós, timbales, guitarra, güiro. n. Coros e himnos; tenemos un buen balance. Batería, güiro, pleneras, panderetas, maracas, congas, bajo y piano digital. o. Variada. Batería, guitarra. p. Tradicional, movida, salsa. Guitarra eléctrica, teclado, batería, bongós. q. Variada. El rock se utiliza más en actividades juveniles. Teclado, trompeta, saxofón, batería, guitarras eléctricas, cuatros, etc. 97


r. Variada. Teclado, batería, trompeta, guitarra, bajo, congas, bongós, güiro y otros más que desconozco el nombre. s. Variada. Percusión, batería, guitarra. t. Himnos, coritos, música instrumental –todo tipo de música.

Piano, guitarra,

congas, batería, pandereta, teclado, percusión. u. Toda clase de música. Piano. Batería, trompeta, bajo, guitarra, congas, bongós, campanas y otros. v. Trío y contemporánea. Percusión, guitarras, batería. w. Variadas. Guitarra, batería, timbal, congas, güiro y panderetas. x. Diversa. Teclado, batería, bajo, guitarra, conga, timbales, trompeta, pandereta. y. Música de adoración e himnos. Teclado, batería y guitarra. z. De todo un poco, bien variado. Todos o casi todos (piano, órgano, batería, timbales, percusión, guitarra, cuatro) aa. Suave, rápida, alegre; depende del momento. Congas, batería, flauta, saxofón, bajo, piano, violín, trompeta, pandereta, güícharo. bb. Himnos, coritos. Teclado, percusión, guitarra, etc.

Análisis: El cuestionario reflejó en este apartado que la adoración de la ICDC, en su mayoría, refleja que se ha atemperado a los tiempos.

Básicamente se ve la misma

instrumentación, la cual refleja una identidad contemporánea y caribeña.

La

mayoría describe su adoración como una “variada”.

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3.

¿Se usan boletines? Si no, ¿cómo la congregación conoce el orden del culto? a. Sí

(13)

b. Sí, pero solo aparecen los anuncios, la programación de la iglesia y los coritos a cantarse. c. Se usan boletines que se entregan en la entrada y anuncian la actividad semanal. d. Boletines, sí. Orden de culto es verbal. Boletín es más anuncios que orden de culto. e. Sí, se entregan programas (6) f. Actualmente, no. g. No siempre, solo en cultos especiales. Hay un orden de culto regular que todos conocen. h. Impresos con el orden de culto y actividades de la semana. i. Se utilizan boletines. Ahora hay pantallas en el altar donde la congregación sigue el orden. j. No, pues ya está establecido y apenas hay variedad. k. Solo en actividades especiales: Aniversario, día del Pastor, cantatas. l. Sí, programa, coritario.

Análisis: El cuestionario reflejó que un buen grupo de iglesias utiliza boletines, pero en su mayoría para tener los anuncios y la programación semanal de la iglesia. Muy pocas lo utilizan como orden de culto.

99


4.

¿Los laicos participan en la dirección del culto? Si es así, ¿cómo lo hacen? a. Todo el mundo b. No, solo la pastora de adoración y la pastora rectora o copastora. c. Sí, dirigen el coro, los Gedeones dependiendo del culto que sea. d. Sí, un miembro dirige y presenta las partes. e. Dirigen y cantan (2) f. Sí (6) g. En la adoración de cada culto (martes de oración, jueves de escuela bíblica, domingo a.m. y p.m.) h. Sí, anuncian, dirigen, predican, sirven la Cena. i. No lo sé j. Sí, cada vez que hay culto. Se le da la oportunidad a cada miembro semanal. k. Sí, en la dirección y preparación del mismo. l. Los laicos dirigen los cultos. m. Sí, se les avisa con anticipación y se prepara el orden de culto. Los músicos ensayan los cánticos en la semana. n. Sí, en la oración y devocionales. o. Sí, se les da oportunidad en variedad. p. Dirigiendo el devocional y las oraciones. q. Dirección del devocional, adoración, predicación... r. Tienen que estar bautizados. s. Sí, dirigen; ministerio de adoración con alegría y con gracia. t. Sí, dirigiendo devocional; inclusive, predicamos. 100


Análisis: El cuestionario reflejó que el laicado de la ICDC tiene una buena y activa participación en la vida de la iglesia.

5.

¿Qué tipos de oraciones utilizan? a. Imaginación b. Espontáneas y a veces comunitarias. c. Oración de grupo y pastoral. Los jueves se ora por todo. d. Improvisadas (4) e. Intercesión, confesión de pecados, presentación, despedida (son improvisadas) f. Improvisadas; escritas rara vez. g. Interceder, petición especial, oración alabanza, oración improvisada. h. Gratitud, adoración, humillación, etc. i. Improvisadas siempre; las escritas no caen bien. j. Confesión de pecados, intercesión, adoración, invocación. k. Improvisadas y propia de cada persona. l. Oraciones espontáneas y comunitarias m. Son espontáneas; no leídas. n. Espontáneas (4) o. Oración de comienzo, intercesión, oración por los enfermos. p. De todo tipo (5) q. Improvisadas, comunitarias y voluntarias. r. Individuales; presentan peticiones. 101


Análisis: El cuestionario reflejó que al momento de orar, la mayoría de las iglesias aún prefiere las oraciones improvisadas. Esto se puede deber a la falta de educación en algunas en no valorar o no estar expuestas a otros tipos de oraciones.

6.

¿Las personas se abrazan antes, después o durante el servicio? a. En cualquier momento. b. Antes, después y durante el “servicio” (cuando la pastora hace la invitación al saludo). c. Sí (6) d. Casi nunca. 95%, no. e. En ocasiones. f. Ocasionalmente g. Antes y después (2) h. Durante el culto, ya que hay un espacio para ello. i. A toda hora. Antes, en medio del culto y al final. j. Después (a veces, antes) k. Después (2) l. Antes, cuando llegan se saludan y abrazan, durante el servicio en la presentación de visitas y después en el estacionamiento. m. Depende de la forma en que se dirige y la persona que dirige (11 n. Lo normal es que se hace después del culto, pero dependiendo de quien dirija puede preparar alguna dinámica donde pida abrazo para los hermanos. 102


o. Durante el servicio se provee espacio a la confraternización (abrazos, besos, etc.). Hay veces que hay que parar a la congregación porque si no tomarían mucho tiempo. p. Siempre al final, algunas veces cuando surge, espontáneo. q. Tenemos por costumbre antes y después del culto. r. Dentro del culto hay un momento y al final del culto después de la Doxología. s. Hay momentos que comenzamos con un saludo, a veces durante y otras intercambiamos la Santa Cena.

Análisis: El cuestionario reflejó que, como vivo ejemplo de nuestra cultura hispana y caribeña, nuestros cultos siempre tendrán algún momento que incluya el saludo fraterno con abrazos.

7.

¿Qué símbolos son importantes en su iglesia? a. La cruz. (10) b. Las banderas con mensajes bíblicos. c. La cruz del Calvario d. El cáliz (9) e. Vitral de la copa, mapa de PR y cruz (4) f. La mesa, los púlpitos. g. Creo que ninguno. h. Los platos del ofertorio (2) 103


i. El arca (ofrenda pro templo) j. Los brazos del Señor extendidos en un vitral. k. La bandera cristiana. l. El pan. m. La Santa Cena (3) n. La Mesa (2) o. Paloma

Análisis: El cuestionario reflejó que aún la ICDC valora y estima cierto grado de simbología. La cruz sigue siendo, por excelencia, el símbolo más importante. Claro está, el símbolo denominacional del cáliz y el mapa de Puerto Rico son también valorizados.

8.

¿Se utilizan banderines?

¿Se utilizan otras formas de arte, tales como

pantomima, drama, escultura, pintura, etc.? a. No (5) b. Sí, se usan banderines, pantomimas, drama, cantos, baile (coreografía) c. Se usa pantomima, drama, y los banderines todavía no forman parte (muy poco) d. Sí. Dramas 1 vez cada dos o tres meses; pantomima dos veces al año. e. Sí, ocasionalmente. f. Sí, se utilizan otras formas de arte (2) g. Los banderines. 104


h. Todo i. Pantomima, drama (11) j. Sí (3) k. Se usan banderines, pantomimas, drama y a veces escenografía con o sin pinturas. l. Drama en ocasiones especiales. m. Banderines no se usan. Se utilizan dramas, poemas, pantomimas. n. Obras

Análisis: El cuestionario reflejó que aunque creamos que la adoración Discípulos de Cristo se ha modernizado mucho, el uso de banderines es casi nulo.

Sin

embargo, elementos dramáticos “clásicos” como la pantomima y el drama están bien arraigados en la cultura evangélica nuestra.

9.

¿Se utiliza algún tipo de danza? a. No (16) b. Sí, danza litúrgica c. No aún. d. Una vez al año, máximo. e. Ocasionalmente (3) f. A veces g. No, pero sí han tenido grupos de danzas y nos ha gustado. h. Sólo en actividades especiales. 105


i. Invitados j. Este concepto no es muy aceptado.

Análisis: El cuestionario reflejó unos datos muy parecidos al renglón anterior. El uso de la danza es casi inexistente en las iglesias representadas en este cuestionario. Esto nos lleva a reflexionar si la ausencia de este arte es por desconocimiento e ignorancia o por prejuicio y discrimen.

10.

¿Existe algún tipo de comida después del servicio donde todos están invitados? a. Siempre

4

b. Días festivos solamente

19

c. Una o dos veces al mes

3

d. Nunca

1

e. Otros: i. Siempre hay oasis entre escuela bíblica y culto. ii. Frituras, mantecados. Una vez al mes comidas por ministerios. iii. Navidad y Día del Pastor. iv. No siempre; aniversarios. v. Cada vez que tenemos una actividad Análisis: El cuestionario reflejó que la mayoría de las iglesias representadas tiene algún tipo de comida solamente en días especiales. 106


11.

¿Qué eventos religiosos o días festivos se celebran en su iglesia? a. Navidad, Aniversario, Acción de Gracias, Día de Padres y Madres b. Semana Santa, Navidad, Comunión del Concilio, Aniversario de la Iglesia c. Día del pastor, Navidad, Actividades de Niños, Juveniles, Festival Musical. d. Acción de Gracias, La Reforma Protestante, Día del Pastor, Día de las Madres, Niños. e. Navidad, Semana Santa, Acción de Gracias f. Navidad, Acción de Gracias, Semana Santa, Día del Pastor, etc. Actividades Grupo de Oro. g. Semana Santa, Día de Madres y otros h. Varios i. Sí j. Semana Santa, Escuela de Verano, Pentecostés, Navidad k. Pentecostés se menciona. Acción de Gracias, Navidad, Semana Santa, Semana de la Biblia. l. Navidad, Reyes, Acción de Gracias, Semana Santa, Padres, Madres, Maestros, Graduandos, etc. m. Semana Santa, Aniversario, Día Pastor, Navidad, Secretarias, Madres, Padres, Maestros. n. Semana Mayor, Semana Campaña de Aniversario, Acción de Gracias, Navidad y Reyes. o. Semana Santa, Acción de Gracias, Navidad

107


p. Día de Reyes, Día de las Madres, de los Padres, Día del Pastor, Semana Santa, Navidad, Aniversario de la Iglesia. q. Navidad, Día del Pastor, otras actividades especiales. r. Feria familiar criolla, Festival de la Niñez, Día del Nombre, Festival del Plátano y campañas (2) s. Día de la Niñez, Feria Familiar. Día del Nombre, Festival del Plátano, campañas de aniversario, de jóvenes, de familia, de niños, intermedios, Día del Abuelito. t. Aniversario, campaña de jóvenes, Hermandad de Oro u. Bautismos, Pentecostés, Reforma, Aniversario. v. Semana Santa, Navidad, Acción de Gracias y Aniversario. w. Aniversario de la Iglesia, Semana Santa, Acción de Gracias, Pentecostés. x. Viernes Santo, Acción de Gracias. y. Navidad, Acción de Gracias, Día del Padre y Día de la Madre. z. Pentecostés, Acción de Gracias, Navidad, Semana Santa aa. Semana Santa, Navidad, Día de Reyes, Día de Madres y Padres, Día del Pastor, Aniversario de la Iglesia, Convención, Acción de Gracias.

Análisis: El cuestionario reflejó aquí que los encuestados se acordaron mayormente de las fechas más importantes del calendario eclesiástico. Sin embargo, pudimos notar una ausencia grande de la mención de Pentecostés y del Día de la Reforma, casualmente dos eventos ligados al nacimiento de la iglesia. Obviamente no hubo ninguna mención de eventos como Adviento y Cuaresma. 108


12.

¿Cómo se celebran estos eventos en su iglesia? a. Bautismos: i. Cada cierto tiempo ii. Normal (5) iii. Se bautizan en piscina. Ahora se está construyendo un bautisterio. iv. Matutinos. v. Un culto el Día de Acción de Gracias a las 6 a.m., por inmersión. vi. En fechas especiales. Inmersión, aspersión. vii. Se le da clases y luego se bautizan. viii. Dentro del templo ix. Sí x. Inmersión, en la iglesia (3) xi. Inmersión, bautisterio en el altar. xii. En el culto dominical o cultos especiales como Acción de Gracias (tradicional) xiii. Hay bautisterio; de manera muy sencilla. xiv. No tenemos bautisterio; lo hacemos en otra iglesia y es una ceremonia muy emotiva y de gran recuerdo para los hermanos. xv. Domingos en la mañana, por inmersión. Desconozco cómo hacen con impedidos. xvi. Inmersión, y los casos especiales por afusión. xvii. Inmersión, y se han hecho bautismos especiales. xviii. Se termina con un ágape. 109


xix. Se hace un culto especial domingo en la mañana y luego un compartir. xx. Dos veces al año. xxi. En Acción de Gracias y Semana Santa.

Análisis: El cuestionario reflejó una tendencia bastante regular en el uso de la inmersión al momento de bautizar. Sin embargo, nos sorprende positivamente saber que en ocasiones se ha bautizado por aspersión, cuando así ha sido necesario.

b. Ritos de Paso: i. Normal (4) ii. Quinceañero, graduaciones. Se celebran los desfiles y hay un salón que se puede utilizar si lo desean. iii. Normal iv. No he visto (2) v. Quinceañeros, ordenaciones, graduaciones. vi. Quinceañeros, graduaciones. vii. Sí (4) viii. Culto especial para cada ocasión (2) ix. Quinceañeros, ordenaciones, graduaciones, etc. (tradicional) x. Quinceañeros, no.

Graduaciones –se presentan en el altar, se le da

obsequios y se ora por ellos.

ordenaciones –ritual que hace la

denominación Discípulos de Cristo. 110


xi. Sí, se celebran.

Se presentan con toda una programación y hay

predicación. xii. Se celebran el Día de los Graduandos; los pasan al frente, les dan reconocimiento.

Análisis: El cuestionario reflejó, al igual que en el renglón anterior, unos datos bastante regulares y homogéneos.

c. Bodas: i. A veces el domingo después del servicio por economizar inversión en decoración, pues la iglesia está siempre decorada. ii. Sí (8) iii. Normal (4) iv. Boda en templo, auditorio la celebración. v. Sí vi. Ceremonial. vii. Como todas (bien ceremonial) viii. Tradicional (2) ix. Común y sencillas –creo es dependiendo del estilo pastoral. x. Solo ha habido una desde que estoy aquí. Solo llevo 1 en esta iglesia. xi. Sí, con el pastor actual (Michael Morales). No acepta músicos que sean católicos para tocar la marcha nupcial. Yo tuve una experiencia con esto. 111


xii. Nuestra pastora hace las bodas.

Análisis: El cuestionario reflejó, al igual que en el renglón anterior, unos datos bastante regulares y homogéneos.

d. Funerales: i. Normal (5) ii. No, se celebran en las funerarias.

Hubo incidente desagradable que

provocó sacar fuera de la iglesia esta costumbre. iii. No se celebran. Se visita la funeraria. (2) iv. No he visto v. Sí (6) vi. Culto, cánticos, alabanzas, semblanza, meditación en la Palabra. vii. Culto, cánticos, alabanzas, semblanza y meditación y exhortación de la Palabra. viii. Tradicional. En el templo o en la funeraria. ix. Se han hecho varios. x. Ninguno xi. Sí. Son eventos manejados con mucha sabiduría y apoyo excelentes. Se pueden velar en la iglesia y se les hace guardia de honor. xii. Hay ocasiones donde se han velado personas. xiii. Se acompaña en la funeraria y se prepara un pequeño culto especial. 112


xiv. Sí, pero en Lomas Verdes no he visto uno en la iglesia; en Jardines sí.

Análisis: El cuestionario reflejó en este renglón unos datos muy interesantes. El hecho de que algunas iglesias no practiquen tener funerales dentro del templo, nos debe llevar a una reflexión teológica profunda donde analicemos cómo vemos la muerte, desde la perspectiva cristiana y protestante.

e. Otros no mencionados i. Culto Al Revés, Noche Jean, Festival del Trovador, Noche Típica Navideña. ii. Se hizo un culto funeral en la iglesia y se tuvo una cremación. iii. Renovación de votos

13.

¿Cómo se celebra la Comunión? a. Abierta y uvas para los niños b. Sentados. c. Oración –invitación –todos pasan al altar y toman el pan y el vino y se quedan frente al altar para la ceremonia. d. Abierta –de pie. e. Todos los domingos en la última parte del culto; es abierta. f. Semanalmente, abierta; domingo a.m. o p.m., según sea el caso. g. Semanal, tres veces al mes. 113


h. Semanal en la noche; abierta. i. Abierta (3) j. Se celebra el pueblo sentado, y nos la sirven los diáconos. k. Todos los domingos, y es abierta. Sentados mientras cantamos, nos reparten el pan y la copa. l. Tradicional. Se le entrega por los diáconos. m. Cerrada –solo bautizados y sentada. n. Muy solemne, con mucho orden y con mucha reverencia. Los niños toman uvas. Se nos sirve en los escaños y nos ponemos de pie. o. De la forma que establece la Biblia (cerrada) p. Sentados y a veces de pie. Todos participan. q. Semanal. Los niños no participan con uvas. Es cerrada (sólo para bautizados) r. Semanalmente, abierta, domingos a.m. y p.m., martes. s. Semanal. t. Cerrada y variada. u. Generalmente pasamos al frente a buscarla, esperamos direcciones y se toma de pie. v. Se lleva a cabo cerrada. La Santa Cena se toma sentado. w. Se celebra de forma cerrada. Los diáconos reparten el pan y el vino. x. Es una celebración; sentados, en ocasiones de pie (nos la sirven); en otras intercambiamos los elementos. y. Participan todos los bautizados.

114


Análisis: El cuestionario reflejó unos datos que deben ser analizados desde la óptica denominacional.

De los estudiantes que participaron en este cuestionario, muchos

pertenecen a congregaciones que aún practican la Cena de forma cerrada.

Un dato

interesante en uno de los encuestados es la siguiente frase: “De la forma que establece la Biblia (cerrada)”.

Los resultados de este renglón, específicamente los que reflejan la

práctica de la Cena cerrada, nos debe llevar a reflexionar en torno al concepto de lo que es la Cena del Señor desde el punto de vista de Jesús vs. el punto de vista paulino. Al ver estos resultados habrá que analizar si se practica la Cena de forma cerrada por desconocimiento o por ignorancia teológica del verdadero significado de la misma.

14.

¿Existen personas procedentes de otros países en su iglesia? Si es así, indique los países. a. Santo Domingo (18) b. Venezuela (10) c. Argentina (2) d. Colombia (5) e. Uruguay (2) f. Chile (2) g. Perú (7) h. Norteamericano (3) i. México (3) j. España (3) 115


k. Cuba (2) l. El Salvador (2) m. Honduras (4) n. Guatemala (3) o. Japón p. Ecuador (2)

Análisis: El cuestionario reflejó un grado considerable de componentes internacionales dentro de nuestras congregaciones.

Esto nos debe llevar a considerar si nuestra

adoración tiene en cuenta este componente; si los músicos y directores de adoración se han dado a la tarea de incorporar en el repertorio material oriundo de estos países, y así hacer sentir al componente extranjero parte integral de la adoración.

NOTAS ADICIONALES QUE USTED QUIERA AÑADIR:

o Mega Iglesia. Casi 600 miembros. Poca comunión o compartir entre hermanos. Poca intimidad de feligresía. Nunca se ora tomado de la mano. o Como mencioné anteriormente, la dinámica cúltica va a depender mucho del pastor o pastora y de su bagaje y formación. Así que va a variar cuando haya otro Pastor.

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Apéndice

Cuestionario de adoración Nombre_______________________________________________________________________ Dirección_____________________________________________________________________ ______________________________________________________________________________ Sexo

M

F

Edad _____menos de 20______20-30______30-40______40-50_____50-60 ____60+ Correo electrónico__________________________ Congregación a la cual asiste ______________________________________________________ Denominaciones que ha asistido previo a la que asiste ahora (si aplica) _________________________________________________________________ LO BÁSICO: 1. 2.

¿Cómo catalogaría la adoración en su iglesia?: informal ¿La adoración es más:

3.

¿Qué es más importante en su iglesia?:

4.

¿Cómo considera la adoración de su iglesia?:

ALGUNOS DETALLES ACERCA DE LAS IGLESIAS: 1.

¿Se espera que los niños y jóvenes estén presentes en la adoración o ausentes? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 117


2.

¿Qué tipos de música se utilizan? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ ¿Cuáles instrumentos? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

9.

¿Se usan boletines? Si no, ¿cómo la congregación conoce el orden del culto? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

4.

¿Los laicos participan en la dirección del culto? Si es así, ¿cómo lo hacen? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

5.

¿Qué tipos de oraciones utilizan? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

6.

¿Las personas se abrazan antes, después o durante el servicio? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

7.

¿Qué símbolos son importantes en su iglesia? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

8.

¿Se utilizan banderines? ¿Se utilizan otras formas de arte, tales como pantomima, drama, escultura, pintura, etc? __________________________________________________________________ 118


__________________________________________________________________ 9.

¿Se utiliza algún tipo de danza? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

10.

¿Existe algún tipo de comida después del servicio donde todos están invitados?

11.

¿Qué eventos religiosos o días festivos se celebran en su iglesia? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

12.

¿Cómo se celebran estos eventos en su iglesia? Bautismos:

______________________________________________________

__________________________________________________________________ Ritos de Paso (quinceañeros, ordenaciones, graduaciones, etc:________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ Bodas: ____________________________________________________________

119


__________________________________________________________________ Funerales:

______________________________________________________

__________________________________________________________________

Otros ritos no mencionados: __________________________________________ __________________________________________________________________ 13.

¿Cómo se celebra la comunión? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

14.

¿Existen personas procedentes de otros países en su iglesia? Si es así, indique los países. __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

NOTAS ADICIONALES QUE USTED QUIERA AÑADIR: __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________

Este cuestionario fue adaptado del cuestionario para congregaciones multiculturales, tomado de: Black, Kathy. 2000. Culturally-conscious worship. St. Louis: Chalice Press.

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