Cómo pensamos La relación entre pensamiento reflexivo y proceso educativo John Dewey Capítulo 1 ¿Cómo pensamos? Diferentes significados del pensamiento La mejor manera de pensar Nadie puede decirle a otra persona cómo debe pensar, del mismo modo que nadie debe instruirlo en cómo ha de respirar o hacer que circule su sangre. La mejor manera de pensar que se examinará en este libro se denomina pensamiento reflexivo; el tipo de pensamiento que consiste en darle vueltas a un tema en la cabeza y tomárselo en serio con todas sus consecuencias. La corriente de la conciencia Más de un niño ha intentado detener el pensamiento, es decir, detener ese proceso de estados mentales. Pero es inútil. Una parte de nuestra vigila, mayor que la que casi todos estaríamos dispuestos a admitir, la pasamos en este ocioso vagabundeo por escenas mentales, recuerdos fortuitos, placenteras pero infundadas esperanzas, revoloteos constantes e impresiones a medio desarrollar. El pensamiento reflexivo es una cadena El pensamiento reflexivo se asemeja a ese fortuito tránsito de cosas acerca de las cuales se piensa, pero se diferencia de él en que se basta la mera ocurrencia casual en una sucesión irregular de cualquier cosa. La reflexión no implica tan solo una secuencia en la que casa una de ellas determina la siguiente como su resultado, mientras que cada resultado, a su vez, apunta y remite a las que le precedieron. En todo pensamiento reflexivo hay unidades definidas ligadas entre sí, de modo que acaba produciéndose un movimiento sostenido y dirigido hacia un fin común. La usual restricción del pensamiento a lo que no se percibe directamente El segundo significado que se da a pensar limita esta actividad a las cosas que no se perciben directamente a través de los sentidos, es decir, que ni se ven, ni se oyen, ni se tocan, ni se saborean, ni se huelen. Las narraciones imaginativas que cuentan los niños abarcan todos los grados de coherencia interna: algunas son católicas; otras, articuladas. Un pensamiento o idea es una imagen mental de algo que está presente en la realidad, y el hecho de pensar en la sucesión de tales imágenes. El pensamiento reflexivo apunta a una conclusión
Por lo contrario el pensamiento reflexivo tiene un propósito que trasciende la mera diversión que procura la cadena de agradables invenciones e imágenes mentales. La narración acerca de un gigante puede satisfacer simplemente por sí misma. Hay una manera que se debe conseguir, y esta meta impone una tarea que controle la secuencia de ideas. Pensar, como sinónimo de creer Un tercer significado que se da al término pensamiento lo considera casi como un sinónimo de creencia. No es necesario insistir en la importancia de la creencia. Abarca todas las cuestiones acerca de las cuales no disponemos de un conocimiento seguro, pero en las que confiamos la suficiente como para actuar de acuerdo con ellas, y también cuestiones que ahora aceptamos como indudablemente verdaderas, como conocimiento, pero que pueden ser cuestionadas en el futuro, de la misma manera que ocurrió con lo que en el pasado se tenía por conocimientos y hoy ha quedado relegado al limbo de la mera opinión o del error. Los pensamientos se dan inconscientemente. Son simplemente acogidos, no sabemos cómo. De oscuras fuentes y por canales desconocidos se insinúan en la mente y, de manera inconsciente, se convierten en parte de nuestra estructura mental. El pensamiento reflexivo impulsa la investigación De esta manera, y a modo de contraste, nos vemos otra vez enfrentados al tipo particular de pensamiento que estudiaremos en este volumen: el pensamiento reflexivo. En los dos primeros sentidos que hemos mencionado, el pensamiento puede ser nocivo para la mente, porque distrae la atención del mundo real y porque puede construir una pérdida de tiempo. El pensamiento anterior, la creencia en la naturaleza plana de la tierra, no carecía de fundamento en la evidencia: se basaba en lo que los hombres podrían ver dentro de los límites de su visión. A diferencia del primer tipo de pensamiento, hay en este un encadenamiento ordenado de ideas; a diferencia del segundo, tina voluntad de control y una finalidad; a diferencia del tercer, examen, análisis e investigación personales. El factor capital del pensamiento La sugerencia de algo no observado El problema relativo a la adquisición de hábitos de reflexión correctos sería mucho más sencillo si las diferentes modalidades de pensamiento no estuvieran imperceptiblemente relacionadas entre sí. La función de significar Esta función, por la cual una cosa significa o indica otra y nos conduce así a considerar hasta qué punto puede concebirse como garantía de la creencia en la otra, es, pues, el factor capital de todo pensamiento reflexivo o característicamente intelectual. La reflexión no se confunde con el mero hecho de que una casa indique o signifique otra cosa. La reflexión comienza cuando comenzamos a preguntarnos por la veracidad, por el valor, de una indicación cual quiera.
La reflexión implica la creencia en la evidencia La reflexión por tanto, implica que se cree en algo, no por ese algo en sí mismo, sino a través de otra cosa que sirve de testigo, evidencia, prueba, aval, garante; esto es, de fundamento de la creencia. En consecuencia, y en lo que refiere a nuestra investigación, se define el pensamiento como la operación en la que los hechos presentes surgieron otros hechos de tal modo que induzcan a la creencia en lo que se sugiere sobre la base de la relación real entre las cosas mismas, relación entre lo que sugiere y lo sugerido. La importancia de la incertidumbre y de la investigación Volver la cabeza, levantar la vista, escrutar el cielo, son actividades destinadas a traer al conocimiento hechos que respondan al interrogante que el frio súbito suscitó. El pensamiento tiene su arranque en una situación que muy bien podría denominarse bifurcación de caminos, en una situación ambigua, que presenta un dilema, que propone alternativas. La regulación del pensamiento por su objetivo La exigencia de solución de un estado de perplejidad es el factor orientador y estabilizador de todo el proceso de reflexión. Pero un interrogante al que hay que responder, una ambigüedad que debemos despejar, nos imponen una finalidad y conducen la corriente de ideas por un canal definido. Toda conclusión sugerida es puesta a prueba por sus referencias con esta finalidad reguladora, por su pertinencia al problema en cuestión. Esta necesidad de disipar una perplejidad también condiciona el tipo de investigación que se emprenda. Capítulo 2 Por qué el pensamiento reflexivo tiene que constituir un objeto de la educación Los valores del pensamiento Posibilita la acción con un objetivo consciente Nos libera de la actividad meramente impulsiva y puramente rutinaria. El pensamiento nos capacita para dirigir nuestras actividades con previsión y para planificar de acuerdo con fines-a-la-vista, u objetivos de los que somos conscientes. Nos capacita para saber qué hay de puramente apetitivo, ciego e impulsivo en la acción inteligente. Posibilita las preparaciones sistemáticas y los inventos Mediante el pensamiento desarrolla el hombre signos artificiales y los dispone de tal manera que le indiquen por adelantado determinadas consecuencias, así como la manera de aseguradas o de evitarlas.
El rasgo diferencial entre el hombre civilizado y el primitivo. La verdadera esencia de la cultura civilizada estriba en que nosotros erigimos deliberadamente monumentos y recordatorios, por temor a olvidar; y deliberadamente inventamos, antes de que diversas contingencias y emergencias de la vida sucedan realmente, ingenios para detectar su llegada y registrar su naturaleza, para evitar lo que no es favorable, o por lo menos para protegemos de un choque frontal, y para dar un carácter más seguro y amplio a lo que nos es favorable. Enriquece las cosas con los significados El pensamiento confiere a los acontecimientos y objetos físicos una condición muy diferente de la que tienen para un ser no reflexivo. Un objeto es más que una simple cosa: es una cosa con una significación definida. Comparar una cosa o acontecimiento tal como es antes, con lo que es después de haber logrado dominado intelectualmente. Control y enriquecimiento del valor Puede que no pensemos en un acontecimiento en el momento en que ocurre, pero si hemos pensado antes acerca de él, el resultado de este acto de pensar adopta la forma de un significado, directamente añadido y profundizado, del acontecimiento. La gran recompensa por ejercer el poder de pensar está en la ilimitada posibilidad de trasladar a los objetos y acontecimientos de la vida significados originariamente adquiridos mediante análisis intelectual; de ahí el permanente e ilimitado aumento de significados en la vida humana. Dos razones para la formación del pensamiento El pensamiento requiere una cuidadosa y atenta orientación educativa. El pensamiento puede desarrollar positivamente modos erróneos y conducir a creencias falsas y perjudiciales. La necesidad de formación sistemática sería menor que la que es en realidad si el único peligro consistiera en la ausencia total de desarrollo; el mal que deriva de un tipo erróneo de desarrollo es más grave aún. La capacidad de pensar nos libera del sometimiento servil al instinto, al apetito y a la rutina, también ofrece la ocasión y la posibilidad de error. Al elevamos por encima de la bestia, abre la posibilidad del fracaso, a la que el animal, limitado al instinto, no está expuesto. Tendencias que requieren una regulación constante Sanciones físicas y sociales del pensamiento correcto Los signos de enemigos, de protección, de comida o de las condiciones sociales más importantes deben aprehenderse correctamente.
Cuando se examina la historia del pensamiento, parece que los hombres agotaran todas las formas erróneas de creencia antes de acertar con las concepciones correctas. La superstición es tan natural como la ciencia Sólo la regulación sistemática de las condiciones bajo las cuales tiene lugar la observación y la severa disciplina de los hábitos de producir sugerencias pueden asegurar una decisión correcta acerca de la naturaleza impura de una creencia y de la solidez de otra. La sustitución de hábitos supersticiosos de deducción por hábitos científicos no se ha logrado por progreso alguno que afectara a la agudeza de los sentidos ni a los beneficios derivados de la función de la sugerencia. Dicha sustitución es el resultado de la regulación de las condiciones bajo las cuales tienen lugar la observación y la inferencia. Para su conquista fue necesario un largo aprendizaje en la práctica de la ciencia exacta. Causas generales del pensamiento incorrecto: los «ídolos» de Bacon Forma espectral es que atraían la mente hacia senderos falsos. Les llamó ídolos, o fantasmas, de a) la tribu, b) el mercado, c) la caverna, y d) el teatro. Menos metafóricamente se trata de: a) los métodos erróneos (o por lo menos incitaciones al error) cuyas raíces se hallan en la naturaleza humana en general; b) los que provienen del intercambio y el lenguaje; e) los que tienen causas estrictamente individuales, y, por último, d) los que tienen su origen en la moda o la opinión general de una época. Locke y las formas típicas de la creencia errónea El método de Locke para tratar las formas típicas de creencia errónea es menos formal y puede ser más clarificativo. Primero. El primero y más firme fundamento de la probabilidad consiste en la conformidad que guarde cualquier cosa con nuestro conocimiento, y especialmente con esa parte de nuestro conocimiento que hemos aceptado y que seguimos considerando como principios... Segundo. punto a aquellos hombres, hay otros cuyos entendimientos están realizados en un molde y diseñados sólo para ajustarse a una hipótesis recibida. Tercero. Las probabilidades que contrarían los apetitos de los hombres y sus pasiones predominantes corren la misma suerte. Por más grande que sea la probabilidad que, por un lado, se presente, al raciocinio de un avaro, si del otro lado se halla el interés pecuniario, no será difícil predecir de qué parte se inclinará la balanza Cuarto. Autoridad. La cuarta y última falsa medida de la probabilidad, de la que vaya hablar, y que mantiene en la ignorancia y en el error a más gente que todas las otras juntas Importancia de las actitudes Todos vamos directamente a las conclusiones; nadie examina ni comprueba sus ideas, y ello se debe a nuestras actitudes personales.
Debido a la importancia de las actitudes, la capacidad para educar el pensamiento no se consigue simplemente mediante el conocimiento de las mejores formas de pensamiento. La posesión de esta información no es ninguna garantía de capacidad para pensar correctamente. Además, no hay ejercicios de pensamiento correcto cuya práctica dé como resultado un buen pensador. La unión de la actitud y el método diestro Lo que se puede hacer es cultivar las actitudes que resulten favorables para el uso de los mejores métodos de investigación y comprobación. Mentalidad abierta. Esta actitud puede definirse como carencia de prejuicios, de partidismo y cualquier hábito que limite la mente y le impida considerar nuevos problemas y asumir nuevas ideas. Entusiasmo. Cuando alguien se interesa vigorosamente por algún objeto o alguna causa, se lanza a ello; y lo hace, como solemos decir, «de todo corazón», con entusiasmo. La importancia de esta actitud y rasgo del carácter se reconoce en general en las cuestiones de índole práctica o moral. Pero es igualmente importante en el desarrollo intelectual. No hay mayor enemigo del pensamiento eficaz que el interés dividido. Responsabilidad Lo mismo que la sinceridad o el entusiasmo, la responsabilidad se concibe generalmente como un rasgo moral, no como un recurso intelectual. Pero es una actitud necesaria para adquirir un apoyo adecuado para la búsqueda de nuevos puntos de vista e ideas y para el entusiasmo por el tema, así como la capacidad de absorción del mismo. La responsabilidad intelectual asegura la integridad, esto es, la coherencia y la armonía en las creencias. Las consecuencias de estas actitudes personales en la disposición para el pensamiento. Nadie puede pensar en todo, sin duda; nadie puede pensar en algo si no cuenta con experiencia e información acerca de ello. No obstante, existe una cierta disposición a considerar intelectualmente -esto es, a través del pensamiento-, los temas que se inscriben dentro del espectro de la experiencia, disposición que contrasta acusadamente con la de formular juicios sobre la mera base de la costumbre, la tradición, el prejuicio, etcétera, y así rehuir la tarea de pensar. Las actitudes personales que se han mencionado aquí son elementos constitutivos esenciales de esta disposición general.