Evaluar para conocer, examinar para excluir j m álvarez méndez

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Evaluar para conocer, examinar para excluir J. M. Álvarez Méndez Primer capítulo El campo semántico de la evaluación. Más allá de las definiciones 1. Delimitación conceptual La relación entre calidad y evaluación es estrecha y, en la práctica docente, difícilmente pueda darse la una sin la otra. Evaluar con intención formativa no es igual a medir ni a calificar, ni tan siquiera a corregir. Evaluar tampoco es clasificar ni examinar ni aplicar tests. En la educación no puede darse la evaluación sin el sujeto evaluado. Racionalidad técnica o instrumental. Enfoque práctico: el profesor está llamado a desempeñar autónoma y responsablemente la profesión docente, participando en la esfera en la que se toman decisiones sobre el currículo y lo que representa en su implementación. Racionalista: El profesor viene a ser un aplicador de técnicas y recursos en cuya elaboración él no participa directamente, pero al que se le aseguran altos niveles de eficiencia y de eficacia raramente demostrable en el empleo de técnicas de programación y de evaluación. Evaluación: actividad critica de aprendizaje, porque se asume que la evaluación es aprendizaje en el sentido que por ella adquirimos conocimiento. El alumno aprende de y a partir de la propia evaluación y el la corrección, de la información contrastada que le ofrece el profesor, que será siempre crítica y argumentada, pero nunca descalificadora ni penalizadora. 2. Caracterización global de la evaluación educativa. Entre estos rasgos, y referidos a la evaluación educativa del aprendizaje escolar, destaco los que siguen:  

Democrática: alude a la necesaria participación de todos los sujetos que se ven afectados por la evaluación, principalmente profesor y alumno. Debe estar, siempre y en todo los casos.

La evaluación que aspira a ser formativa tiene que estar continuamente al servicio de la práctica para mejorarla y al servicio de quienes participan en la misma y se benefician de ella.


La negociación de todo cuanto abarca la evaluación es condición esencial en esta interpretación.

Aceptada la voluntad de entendimiento, se negocia todo, desde la justificación de la propia evaluación hasta las formas en las que se va a llevar a cabo y el papel que cada uno tiene que asumir responsablemente.  

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La evaluación debe ser un ejercicio transparente en todo su recorrido, en el que se garantiza la publicidad y conocimiento de los criterios que se han de aplicar. La evaluación forma parte de una secuencia (continuum) y, como tal, debe ser procesual, continua, integrada en el currículo y, con él, en el aprendizaje. No son tareas discretas, discontinuas, aisladas, insignificantes en su aislamiento, Tampoco es un apéndice de la enseñanza. Será siempre en todos los casos, evaluación formativa, motivadora, orientadora. Lejos queda la intención sancionadora. Una de las formas en las que pueden participar quienes aprenden es aplicando técnicas de triangulación.

Proclamar la autoevaluación que no conlleve auto calificación es romper o encubrir las reglas de entendimiento.   

En esta dinámica, se puede asumir y exigir la responsabilidad que cada parte debe desempeñar en su papel. Las tendencias actuales se caracterizan en la evaluación educativa por la orientación a la comprensión y al aprendizaje, no al examen. En las tendencias actuales de la evaluación educativa la preocupación se centra más en la forma en que el alumno aprende, sin descuidar la calidad de lo que aprende.

3. La importancia del contexto de elaboración Los estudios normativos se caracterizan por la ausencia de interrogación sobre la naturaleza y las causa de la misma evaluación, sobre sus consecuencias, concepciones e intereses, sobre la ideología que subyacen en el ejercicio de la evaluación escolar, las funciones y fines a los que sirve, y las funciones que desempeña, no solo explicitas y proclamadas, sino las que permanecen ocultas. Entre las últimas, y que obedecen a otras necesidades y a otros contextos culturales, se habla de:    

Evaluación autentica Evaluación alternativa Evaluación del rendimiento Nueva evaluación


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Evaluación activa Reseña biográficas Evaluación mediante análisis Valoración de los materiales

4. Dualidades en torno a la evaluación A partir de este periodo, el campo de la evaluación se hizo más compleja. Apareció un campo semántico desconocido hasta entonces, en el que se multiplicaron los términos que tienen que ver con ella, según el abanico de posibilidades que se abrió tanto para la educación como para la evaluación como área más específica. Pensamiento curricular: Dualidad que representan formas distintas de contemplar los mismos hechos. 5. Conceptos nuevos, funciones viejas: La complicación de las prácticas de evaluación. En la educación evaluamos para conocer. Acudimos a las respuestas sin averiguar el valor de las preguntas que suscitan tales contestaciones. Acudimos a ellas como fuentes primarias de saber adquirido, otorgando a los productos resultantes un valor indudable y definitivo que en muchos casos resultaría difícil explicitar y justificar en función de su capacidad formativa. Es evidente que desempeña muchas y muy variadas, más de las que formalmente se le reconocen: formación, selección, certificación, ejercicio de autoridad, mejora de la práctica docente; funciones relacionadas con la motivación y la orientación. 6. Necesidad de evaluar la introducción de conceptos nuevos. Evitaríamos crear palabras nuevas para explicar conceptos que ya cuentan con una tradición y una terminología asentadas; por otra, dispondríamos de un marco de referencia para conocer el valor que encierran los nuevos conceptos, el rendimiento de lo que aportan respecto a los que ya conocemos y la utilidad de los mismos. Más allá del interés burocrático y económico, ¿de qué modo pretende la evaluación de los profesores y de los centros mejorar y perfeccionar la organización y funcionamiento de las escuelas? Es fácil caer en la trampa de una utilización con resonancias ideológicamente progresistas que oculta prácticas y usos de carácter conservador, si no reaccionario.


Capítulo V La estructura de la evaluación 1. Recoger información de calidad para la evaluación. La evaluación se identifique con una valoración críticamente contrastada y argumentada que da información valiosa sobre el objeto. Información significativa y educativamente útil para los sujetos implicados de tal forma que la misma información recogida sirva de base para asegurar el continuo progreso en la adquisición y desarrollo de conocimiento. Para esto hace falta multiplicar las fuentes de información, sea cual sea el recurso que se emplee: examen, entrevistas, observación trabajos y tareas, exposiciones, diálogo, diarios, carpetas de trabajo, ejercicios de clase. La evaluación viene a ser importante cuando da información práctica a los profesores sobre la calidad de los aprendizajes que están realizando los alumnos. Ofrece al mismo tiempo una buena oportunidad para mejorar tanto el proceso de aprendizaje –en cuanto que mira a la recuperación y dificultades que deben vencer quienes aprenden- como a las acciones futuras de la enseñanza, mediante la reflexión, autocritica y autocorrección desde la práctica escolar, La intención educativa es conocer, e intervenir a tiempo cuando sea necesario, si la actividad de aprendizaje que está desarrollando el alumno, decisiones que simultáneamente fomenten y aseguren el desarrollo profesional del profesor (su formación intelectual, su quehacer didáctico). Decir que en la evaluación interesa recoger información no aclara mucho y compromete menos. Lo importante de aquí, y desde donde pueden surgir las diferencias, es saber: ¿Qué información interesa recoger? ¿Qué decisiones siguen a la recogida de información? ¿De qué modo y con qué método y técnicas se va a recoger la información? ¿A quién van destinadas las informaciones y las decisiones que se toman y quiénes son sus beneficiarios? ¿Quién/ quienes recoge(n) la información y quien decide a partir de ellas? ¿Sobre qué principios y sobre que concepciones curriculares se van a resolver las situaciones planteadas? ¿Qué usos se van a dar a los resultados de las evaluaciones, y quien conoce esos usos y quien se beneficia de ellos? Estas preguntas constituyen la estructura básica de la evaluación. Sobre ellas se articulan distintos capítulos que abarca el campo de la evaluación educativa. Se proclama el poder didáctico del aprendizaje significativo, pero en ningún momento se siente la necesidad de explicar que la enseñanza sea necesariamente significativa. De la evaluación se dice que ha de ser continua, integradora, individualizada, personalizada, participativa, cumpliendo fundamentalmente una función formativa en un currículum que tendrá presente la dimensión sociocultural y axiológica, inherente a todo proyecto educativo y conectándose con la realidad social, pero ni los instrumentos que


efectivamente propone ni los resultados que arroja ni las expectativas que despierta va en esta dirección. 2.

La información que interesa recoger

Necesitamos diferenciar aquellos aspectos y aquellos contenidos del proceso de enseñanza y de aprendizaje son sustantivos de los que simplemente son anecdóticos. Ni tiene el mismo sentido ni la misma información que podemos obtener desde un enfoque conductista que desde un enfoque constructivista (ALLAL, 1980). Lo que importa en la nueva narrativa curricular es que la información que se obtiene de la evaluación debe ser punto de referencia para la acción didáctica, aportando información valiosa sobre los progresos reales de quienes están aprendiendo, en qué sentido y en qué dirección lo hacen, las dificultades que encuentran y el modo de superarlas y con qué profundidad y consistencia, mediante preguntas que obliguen la argumentación. 3.

Las decisiones prudentes y de interés formativo sobre la información recogida.

La coherencia práctica de la evaluación debe ser valorada en función de los principios curriculares que la orientan. Los criterios de evaluación deben surgir igualmente del marco conceptual que da significado al proceso educativo en un sentido general. Cualquier decisión que se adopte debe estar muy fundamentada y muy bien argumentada, siendo la prudencia una característica sustantiva que impone el actuar razonablemente a favor del sujeto que aprende y teniendo en cuenta las consecuencias que cualquier decisión puede acarrear para el mismo.


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