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Nube híbrida y multicloud
Gabriel Enríquez
Director y responsable de la práctica de Custom Software Development
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CAPGEMINI
capgemini.com
Nube híbrida y multicloud
Intermediación y orquestación Como un paso más después de la adopción de la nube híbrida, aparece el modelo multicloud que da acceso a infinidad de aplicaciones y servicios de los mejores proveedores en la nube para poder elegir la mejor solución para cada aplicación o área de la compañía. Un mayor abanico de posibilidades se traduce también en una complejidad añadida a la hora de gestionar infraestructuras, recursos o equipos.
La gran mayoría de las organizaciones se ha planteado —o lo está haciendo— qué compañero de viaje escoger para su viaje a la nube. No es algo trivial ya que hay mucho en juego: mejorar la respuesta a las necesidades del negocio, aumentar la agilidad en el despliegue de nuevos desarrollos y aplicaciones, lograr la deseada escalabilidad a demanda, asegurar el servicio en términos de rendimiento o disponibilidad, mejorar la eficiencia, ahorrar costes y un largo etcétera. En ocasiones, una buena relación preexistente, o el propio know how de alguno de los proveedores de servicios cloud, hace evidente cuál es la mejor opción. En otras, la elección no es tan clara y las organizaciones, reacias a tomar una decisión tan importante sin un análisis en profundidad, estudian su mapa de aplicaciones y trazan su camino ideal hacia la modernización en la nube, escogiendo qué ámbitos o aplicaciones irán a cloud y cuáles no lo harán (por el momento). En función de estas necesidades y exigencias optan por un proveedor u otro. AWS, AZURE, Google Cloud, IBM, ORACLE y otros pasan así a ser parte muy importante de las organizaciones y, en ocasiones, incluso la propia bandera del CIO.
MULTICLOUD
Los servicios ofertados por cada proveedor se están multiplicando y, además, se están especializando y diferenciando notablemente. La seguridad ha adquirido una criticidad absoluta y el coste-beneficio cambia según las funcionalidades pretendidas. En paralelo, los equipos de TI, con el área de arquitectura a la cabeza, se especializan en cloud y empiezan a tener claro cuáles son los servicios y aplicaciones apropiados para cada necesidad. La gran mayoría está llegando a una misma conclusión: el multicloud es la solución, pues les permite diseñar —de forma conveniente y sin ataduras— la estrategia cloud adecuada. Les permite optar por diversos proveedores de
servicios para las diferentes áreas de la compañía o ámbitos de aplicaciones, y dejar fuera de la nube lo que parezca conveniente. El enfoque de nube híbrida fue el primer paso natural para conseguir lo mejor de la nube privada (para procesos críticos para el negocio) y de la pública, aprovechando una alternativa más económica para servicios bajo demanda. Ahora se complementa con el multicloud, tanto para definir estrategias que permitan equilibrar las cargas de trabajo bajo distintos criterios (como, por ejemplo, la creación de un pseudobackup), como para encapsular y gobernar implementaciones de cierto tamaño, o para distribuir la información en diferentes áreas geográficas asegurando el cumplimiento normativo necesario, entre otras tendencias.
ARQUITECTURA FLEXIBLE
Pero todo diseño sofisticado que añade riqueza y variedad en sus componentes introduce una complejidad añadida: donde antes había una sola infraestructura y una única herramienta que la gestionaba, ahora aparecen muchas. Donde, tras años de esfuerzos, se había impuesto un gobierno TI y un equipo de operaciones, ahora hay diferentes equipos asociados a distintas implementaciones cloud que pretenden gestionar todas estas plataformas utilizando diversas herramientas, políticas e incluso nuevas metodologías. Esta explosión de posibilidades puede ser abrumadora e incluso afectar a la propia seguridad. Es aquí donde la intermediación y orquestación se posicionan como las palancas que aseguran la viabilidad y flexibilidad del modelo. Intermediación. El catálogo de proveedores, servicios y aplicaciones crece cada año y es fundamental disponer de una herramienta centralizada capaz de gestionar todos los aspectos de la arquitectura multicloud. Las plataformas de intermediación (o de gestión cloud) deben presentar las siguientes características: » Libertad de elección. Acceso a todas las plataformas cloud permitiendo configuraciones multicloud, multiproveedor y multitecnología. » Rapidez en el go-to-market. Despliegue de aplicaciones con un clic, bajo demanda y a la escala necesaria. » Simplificación. Gestión centralizada con automatización avanzada. » Flexibilidad. Adopción ágil de nuevas capacidades y escalado flexible. » Transparencia. Visibilidad en tiempo real del consumo. » Reducción de costes. Debe facilitar la comparación entre componentes y un uso eficiente de los recursos. Estas plataformas facilitan el gobierno de las aplicaciones y permiten una adecuada definición e implementación de las políticas de seguridad corporativas, reducen la existencia del shadow IT e implementan o facilitan la orquestación de las aplicaciones existentes. Por otro lado, las soluciones de intermediación suelen venir acompañadas de un soporte por parte de un proveedor de servicios especializado que puede ser de gran ayuda aportando experiencia en su gestión, definición, implantación y expansión. Además, suele ser bienvenida la incorporación de aceleradores específicos que faciliten la adopción o la incorporación de prácticas o soluciones de alto valor para las organizaciones. Orquestación. Cuando los desarrollos son modulares y las funcionalidades se encapsulan se obtienen beneficios en múltiples ámbitos (mantenimientos sencillos, desacoplamiento, independencia tecnológica, etc.). En cualquier caso, es necesario que los desarrollos y las aplicaciones que los contienen puedan comunicarse entre sí, que se establezcan dependencias y relaciones entre ellos y sean capaces de desplegarse adecuadamente. Las plataformas de orquestación atacan esta problemática y permiten gestionar aplicaciones y servidores, así como asignar —o desasignar— máquinas virtuales, espacio, redes u otros aspectos de la infraestructura y de las aplicaciones que estén bajo el paraguas del orquestador. Vale la pena destacar que en un escenario multicloud es particularmente importante tener la capacidad de orquestar los contenedores, configurarlos automáticamente, conocer su estado, gestionar sus parámetros y su escalado, equilibrar la carga que generan y, por supuesto, automatizar su despliegue. Como ejemplo de orquestador de contenedores podemos hablar de Kubernetes, un proyecto de código abierto liderado por Google que puede ser utilizado tanto en on-premise como en la nube, que actualmente goza de muy buena reputación y del que existen servicios gestionados en las principales nubes.
RECOGER LO SEMBRADO
El enfoque multicloud está plenamente alineado con las arquitecturas modernas basadas en microservicios. Si nuestra experiencia desarrollando aplicaciones en la nube nos ha enseñado algo, es que un desarrollo modular y su despliegue en contenedores lo son todo para lograr la ansiada eficiencia en la implementación, la rapidez en el despliegue de soluciones innovadoras para nuestros clientes o la portabilidad necesaria para un escalado flexible. Además, siendo capaces de adaptar los entornos e infraestructuras a la realidad de nuestras aplicaciones (y no al revés), y utilizando toda la potencia que ofrece el cloud, lograremos dar respuesta a las necesidades del negocio y proporcionaremos una experiencia de usuario inigualable. Los beneficios del multicloud también llegan hasta allí y, al fin y al cabo, ese es el objetivo final de toda arquitectura.