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Primeros 147 años de vida El primer número de L'Osservatore Romano se publicó el 1° de julio de 1861,

a

pocos meses de la proclamación del Reino de Italia. Su finalidad, era defender al Estado Pontificio, con objetivos polémico-propagandísticos. El diario tomó el nombre de una publicación interna previa, que circulara de 1849 a 1852. El nacimiento de L'Osservatore Romano está estrechamente vinculado con la derrota bélica sufrida por las tropas Pontificias en Castelfidardo en 1860. Después de esto, el poder temporal del Pontífice quedaba reducido en su extensión territorial. En ese entonces, un grupo de intelectuales católicos llegaban a Roma para

ponerse al servicio de Pío IX. Esto motivó a las autoridades Pontificias, a

pensar en una publicación diaria de índole privada, en defensa del Estado Pontificio y de los principios que promovía. Ya desde el 20 de julio de 1860, el Ministro sustituto de Interior, Marcantonio Pacelli, quería que al boletín oficial Il Giornale di Roma se le añadiera una publicación polémica y aguerrida de índole oficiosa que llevara el nombre de L'Amico della Verità. La elaboración del proyecto requirió tiempo, y probablemente llegara a oídos del marqués Augusto Baviera, conocido publicista, que ese mismo verano (el 19 de agosto) había solicitado licencia para publicar un periódico bisemanal -más de cultura que de política-, que debería tomar el antiguo nombre de L'Osservatore dirigido por Battelli. En los primeros meses de 1861, vino a pedir ayuda al Gobierno pontificio un conocido polemista, Nicola Zanchini. A éste y a otro exiliado, el activo periodista Giuseppe Bastia, que había llegado de Bolonia, les fue concedida la dirección del periódico proyectado por Pacelli. El 22 de junio de 1861, el Ministerio Pontificio de Interior, a cuya competencia estaba la Prensa, recibió un manuscrito firmado por los suplicantes Zanchini y Bastia, que solicitaban el permiso de publicación. Dos días después, la propuesta se estaba ya discutiendo en Consejo de Ministros. Finalmente, el día 26, en la audiencia pontificia, Pío IX concedía su asentimiento al "Reglamento" de L'Osservatore. He aquí su finalidad: Art. 2: El fin que ha de buscar dicho diario es: 1 - Desenmascarar y refutar las calumnias que se lanzan contra Roma y contra el Pontificado Romano. 2 - Dar a conocer los acontecimientos más destacados que sucedan en Roma y fuera de ella. 3 - Recordar los principios inmutables de la Religión católica y los de la justicia y del derecho, como bases inconmovibles de toda vida social ordenada. 4 - Instruir en los deberes para con la patria.


Primeros 147 años de vida 5 - Suscitar y promover la veneración al Augusto Soberano y Pontífice. 6 - Recoger e ilustrar todo lo que en las artes, las letras y las ciencias valga la pena señalar al público, y especialmente las invenciones y aplicaciones relativas, que se realicen en los Estados Pontificios. En el primer número de L'Osservartore Romano, aparecido el 1° de julio de 1861, se presentaba de este modo al lector. En la cabecera, rezaba: "L'Osservatore Romano - diario político-moral". Los primeros números constaban de cuatro páginas, en las que se trataban los asuntos que caracterizarían su "línea editorial". Al final de 1861, se eliminó el subtítulo "diario político-moral", y aparecieron bajo la cabecera los lemas unicuique suum (a cada uno lo suyo) y non praevalebunt (no prevalecerán, referido a las puertas del infierno), aún vigentes. Al comienzo, L'Osservatore no tuvo sede. Sus primeros redactores se reunían en la imprenta de los Salviucci, en plaza de los Santos Apóstoles 56, donde se imprimía el diario. Sólo desde 1862 la redacción tuvo su sede en el palacio Petri, donde se establecería la imprenta propia. El primer número se imprimió allí el 31 de marzo, fecha en que a la cabecera se le añadieron las palabras Giornale quotidiano. El 30 de junio de 1865 dos abogados Zanchini y Bastia cedieron la propiedad. En los primeros meses de dirección, contó con la colaboración de Giovan Battista Casoni que, en 1890, se convertiría en director único. El diario se presentó inmediatamente con un programa progresista y con espíritu independentista. En su primera dédada, el diario dedicó mucho espacio a los asuntos de política internacional, incluida la "Cuestión romana". Casi nunca se discutían problemas puramente políticos; más bien, se destacaban la justicia o injusticia de actos públicos y sus consecuencias para la religión católica y para la moral de la sociedad. Temas de índole religiosa, eclesiástica y económico-social, encontraban espacio en la primera página. De esta forma, pronto el diario se caracterizó como "espejo leal y bastante completo no sólo de las opiniones y de los deseos de la mayoría de los católicos romanos, sino también de las opiniones y deseos -al menos en sus formas exteriores y públicas- del mismo Gobierno del Papa". Vaya esta pequeña reseña, para saludar a un periódico que logra gran capilaridad al ser leído por la grey que sigue al Pastor. No es la cantidad, sino la calidad. Y desde ya, la caridad, aquello que distingue a L'Osservatore Romano. Saludamos y celebramos sus primeros 147 años de vida.


Primeros 147 aĂąos de vida Brindamos por muchos mas, y para que siga llevando la verdad, la bondad y la belleza en sus pĂĄginas a todos sus lectores. Fuente: portal de L'Osservatore Romano - http://www.osservatoreromano.va/es


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