¿Por-qué celebramos el día del párroco el 4 de agosto? Juan María Vianney (8 de mayo de 1786 – 4 de agosto de 1859), conocido como el santo Cura de Ars, es el patrono de los sacerdotes. Su humildad, predica, discernimiento y capacidad para reconocer el mal cometido entre los fieles que confesaba, fueron proverbiales. Maestro del confesionario, llegó a escuchar confesiones durante varias horas, a lo largo de cuarenta años. Juan Pablo II lo retrataba de este modo: “Me impresionaba profundamente, en particular su heroico servicio de confesonario. Este humilde sacerdote que confesaba más de diez horas al día comiendo poco y dedicando al descanso apenas unas horas, había logrado, en un difícil periodo histórico, provocar una especie de revolución espiritual en Francia y fuera de ella. Millares de personas pasaban por Ars y se arrodillaban en su confesonario”. El santo Cura, había nacido al noroeste de Lyon. Fue el tercero de seis hermanos, de una familia chacarera. Pasó por la escuela, y en 1806, fue a una escuela para aspirantes a clérigos (¡había que formarse para aspirar!). Sus conocimientos eran limitados, y tenía particular dificultad con el aprendizaje del latín, pero tuvo compañeros que lo ayudaron. Ingresó finalmente al Seminario Menor de Verriéres a los 26 años, para cursar filosofía en francés pues su «debilidad -en los estudios- es extrema». El 13 de agosto de 1815 fue ordenado sacerdote por monseñor Simon, obispo de Grenoble. Fue enviado a Ecully como ayudante de monseñor Don Balley, quien había sido el primero en reconocer y animar la vocación de Vianney. Don Balley ya había intercedido por él ante los examinadores cuando Juan María fue expulsado del Seminario Mayor por no ser considerado idóneo para los estudios de preparación al ministerio sacerdotal. Don Balley asumió toda la responsabilidad por él, y fue su modelo tanto como su preceptor y protector.Tras la muerte de Don Balley,febrero de 1818, Vianney fue hecho canónigo de Ars, una aldea no muy lejos de Lyon, que era el pueblo mas pequeño y humilde de la diócesis, con alrededor de 250 habitantes. El presbiterio tenía cinco habitaciones, pero de todo el moblaje, Vianney solo se quedó con una cama, dos mesas viejas, un aparador, algunas sillas y una sartén. El resto lo devolvió. Tenía un motivo, el nuevo párroco estaba convencido de que había solo dos maneras de convertir a la aldea: por medio de la exhortación, y haciendo él penitencia por los feligreses. Comenzó por esto último. Regaló un colchón a un mendigo; dormía sobre el piso en una habitación húmeda de la planta baja o en el desván, o sobre una tabla en su cama con un leño por almohada; se disciplinaba con una cadena de hierro; no comía prácticamente nada, salvo un par de papas al mediodía. Cultivaba el ayuno. Se levantaba a la madrugada e iba a la iglesia a rezar. Para una época moderna, voraz, cómoda, feisbuquera (que practica el culto a facebook), y autorreferencial, el sacrificio del santo Cura parecerán carentes de sentido. Sin embargo, Aldous Huxley afirma que la austeridad provee un camino para un conocimiento mas profundo de Dios. Solo sabemos que es así, sin una explicación demasiado racional.