Si los que pintan son pintores, los que leen son leones. Unas “fieras” ambiciosas de nuevos conocimientos y cultura, unos devoradores de ideas, sueños y aventuras. En este mundo digital y de ordenadores “a tutiplén”, de tensiones y estrés agotador, dedicar un tiempo a pasar las páginas de un libro (después de leerlas, claro) resulta más enriquecedor que nunca.