N.o 533
Laberinto David Toscana Inverosímil página 2 Alegría Martínez Entrevista con Juan Villoro Página 8 Santiago Gamboa Álvaro Mutis, casi un siglo página 9 Magali Tercero Hilma af Klint página 12
sábado 31 de agosto de 2013
Política cultural: dudas y certezas Encuesta / Juan Domingo Argüelles Páginas 4 y 5 ARCHIVO FOTOGRÁFICO FUNDACIÓN PABLO NERUDA
Pablo Neruda en el fin de su mundo Darío Oses Página 6
MILENIO
02 sábado 31 de agosto de 2013
MILENIO
antesala EX LIBRIS
Hipatia EKO
DE CULTO
Penélope Córdova fegari13@gmail.com
Inverosímil TOSCANADAS David Toscana dtoscana@gmail.com
E
n mis años mozos, cuando asistía a talleres literarios, había un consejo que no fallaba: para que un relato funcione, debe ser verosímil. Nunca entendí eso. Si pedía explicaciones, el coordinador del taller se metía en vericuetos pseudofilosóficos que no decían nada. Hoy ya no pregunto. Simplemente sé que la verosimilitud es un invento del lector insustancial, y que muchos escritores trabajan para ellos. Don Quijote no es verosímil; además, está lleno de inconsistencias lógicas, de imposibilidades argumentales. Y sin embargo nadie puede bajarlo de su pedestal de obra maestra. Cervantes ni siquiera establece el famoso pacto de credibilidad con el lector, pues de inmediato comienza con evasivas. No conocemos el nombre del lugar de la Mancha ni del hidalgo. Sabe que entre menos información nos dé, menos problemas va a tener para justificar su historia. Esto habría sido un desperfecto para algún autor realista, que hubiese iniciado la historia años antes, cuando el joven hidalgo lee su primera novela de caballería, y la habría terminado cuando el caballero andante sale a su primera aventura. En medio habría muchas disquisiciones sicológicas para justificar la evolución de la demencia. Así de espontánea como la locura de don Quijote, es la transformación de Gregorio Samsa. En la primera frase se convierte en un monstruoso insecto sin que tampoco exista tiempo para establecer un pacto.
Quienquiera que intentase volver este inicio más verosímil lo echaría a perder: “Durante una noche de sueño intranquilo, el eslabón fulano del ADN de Gregorio Samsa sufrió una extraña mutación que disparó la multiplicación de células con cromosomas alterados, las cuales habían transformado todo su organismo en pocas horas al punto de convertirlo en un monstruoso insecto de la familia de los escarabeidos”. Pero aún si aceptamos esta metamorfosis, la verosimilitud exigiría que a más tardar en la página tres alguien rociara dicho animal con gasolina y le prendiera fuego. De querer alargar la historia, el tema sería “¿dónde está Gregorio?”, pues nadie de la familia supondría que él era el bicho ni tampoco pensaría que hubiese sido devorado sin dejar rastro. De Shakespeare ni se diga, hay que acercarse a él más a través de la música que comparándolo con la “vida real”. Mucho nos revela de la realidad, pero no a través del realismo. Sin el espíritu del arte, Hamlet sería caricaturesco. Y por el mismo camino irían sus otros dramas. La invitación a leer no viene por la verosimilitud sino por la seducción. El verdadero lector sigue la belleza, la intensidad, el ingenio, la sorpresa, la pasión. ¿Acaso alguien rechazaría una noche con una hermosa y apasionada mujer solo porque no alcanza a creerle del todo? Así que en estos tiempos de escritores salidos de talleres literarios, más vale borrar de las leyes el asunto de la verosimilitud, o nos iremos alejando cada vez más del arte en un intento por cortejar a las imaginaciones tibias. L ESPECIAL
ESPECIAL
Miljenko Jergoviþ
Vidas irremplazables
L
a perspectiva es una de las virtudes en la literatura balcánica de las generaciones de mitad del siglo XX. El paso de una nación a otra, de una guerra a otra, de una ocupación a otra, de un tirano a otro, de un milenio a otro, han terminado por ridiculizar las expectativas que se tenían de alcanzar la libertad y un mejor futuro, pues eso prometía cada régimen entrante. Mirando hacia atrás, descubrieron que el porvenir siempre se las arreglaba para decepcionarlos. En dicho escenario, lo único que posee valor son las hazañas familiares y colectivas, aquellas que se entretejen y explican la dimensión individual de la historia oficial. Miljenko Jergoviþ supo aprovechar las adversidades políticas y geográficas. Nacido en Sarajevo en 1966 y, a pesar de que solo tres de sus libros están traducidos al español (por editorial Siruela), Jergoviþ es uno de los escritores balcánicos más prolíficos de su generación. La narrativa de Jergoviþ tiene la rara virtud de enlazar el humor negro con la melancolía y la burla dentro de sus narraciones. También, mediante encuentros y desencuentros de personajes, algunos anodinos, otros no tanto, demuestra una de las funciones subjetivas básicas de la literatura: reconocer que cada vez que muere una persona, un mundo y toda una época muere con ella, y que, como Danilo Kiš ya había escrito, cada vida es irrepetible y desigual, irremplazable pero, a la vez, posee cierta simetría en relación con el tejido del resto de la humanidad, que une cada una de esas biografías en una red de significados donde cada uno es importante para que el conjunto funcione.
En Freelander (2012), Karlo Adum, profesor de historia jubilado, residente en Zagreb, recibe un telegrama donde se le informa que debe viajar a Sarajevo, ciudad donde nació y pasó su infancia, para recibir la herencia de un tío al que nunca conoció porque estaba peleado con el padre. El anciano realiza ese último viaje en su viejo Volvo y con una pistola. La vuelta al lugar de origen es un recuento de su vida y la revelación, para él, de los abismos que impiden la armonía entre los recuerdos y la cosa en que se convirtieron con el paso de los años, el enfrentamiento con el presente. En La casa de nogal (2007),Jergoviþ narra desde la muerte hasta la infancia, la vida de Regina Delavale, cuya vida y recuerdos abarcan desde los últimos días del Imperio Austrohúngaro hasta los primeros años del nuevo milenio. Desde el capítulo XV hasta el I, en una especie de viaje a la semilla, recorre el narrador no solo el mito familiar sino las biografías mínimas de todas las personas que se han cruzado en su vida y, claro está, las convulsiones políticas del siglo XX. Jergoviþ es un narrador que, una vez comenzado el párrafo, no suelta hasta el final; es malicioso y nostálgico, socarrón y triste. Su perspicacia embiste contra todo lo que toca: la cultura pop occidental y lo efímero de sus promesas de felicidad, el odio heredado y la falsa tolerancia entre países y culturas balcánicas que, en el mejor de los casos, no es más que un desprecio condescendiente. Sin embargo, tras cada ironía de Jergoviþ hay un párrafo de complicidad y una página de esperanza. L
BITÁCORA PSICOTRÓPICA
Xavier Velasco
Nada tan sospechoso como lo insospechable. MILENIO LABERINTO Dirección: José Luis Martínez S. Edición: Alicia Quiñones Coedición: Iván Ríos Gascón Arte y diseño: Salvador Vázquez Mejía
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LABERINTO
antesala
Cuaderno de Chihuahua
La invención del dolor
Las imágenes surgidas de la ausencia y los recuerdos de una niña concurren en esta elegía que forma parte de una obra autobiográfica POESÍA
ESCOLIOS DEVIANTART
Jeannette L. Clariond
Olga I Eras como nieve en la noche. En mí muere tu palabra, y en mi cuerpo, tu sorda tempestad. II Tus manos cerraron el álbum de fotografías: “No abras la puerta, déjame estar sola”. ¿Dónde el principio del silencio? “No abras la puerta, di que no estoy. Toda puerta abre siempre hacia lo mismo”. III El silbido de los trenes dispersó los tordos de aquel [árbol. Nada estaba escrito en tu voz. Las hojas del árbol dibujaron blancas sombras en la persiana. IV Dicen que se elige el momento, la hora. Dicen que va abriéndose una puerta. Mi padre me abrazó y juntos salimos a escoger la caja [de cedro. Dos flores nacieron del promontorio, un sol se hundía, yo buscaba los nombres que te hicieran compañía. V El cierzo inundó la oscura ribera. Esa noche, tus pasos fueron el camino. Esa noche, a tu silencio me abracé. VI El álamo cede su última plata. Llueve. Es el día en que unos a otros nos miramos.
ARCHIVO MILENIO
J
eannette L. Clariond nació en Chihuahua. Es poeta, traductora y editora. Entre sus libros se encuentran Mujer dando la espalda (1991), Todo antes de la noche (2003) y Leve sangre (2011). Es traductora de Alda Merini, Charles Wright, W.S. Merwin y Primo Levi. Por La escuela de Wallace Stevens. Una antología de la poesía estadounidense contemporánea, realizada en colaboración con Harold Bloom, recibió el Premio a la Traducción por el Latino Book Award. Cuaderno de Chihuahua (FCE, 2013) es su libro más reciente, una autobiografía en la que convergen la prosa y la poesía.
Armando González Torres agonzale79@yahoo.com.mx
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l deudo no puede precisar el día exacto en que murió su madre, acude al asilo a despedir el cadáver, pero se rehúsa a abrir el féretro para ver por última vez su rostro, no derrama una sola lágrima y, durante el velorio, fuma, toma café con leche y duerme. Tras el sepelio, va a un balneario donde encuentra a una conocida a la que deseó en el pasado, la suerte le sonríe: la invita al cine a ver una película cómica y, esa misma noche, se la lleva a la cama. Luego, como todos saben, las cosas se complican para el impasible deudo... Hace algunos años, una mujer me comentó que la lectura de El extranjero de Albert Camus, la libró de una culpa de décadas, porque el sopor emocional del personaje ante la muerte de su madre era el mismo que ella había experimentado en una circunstancia semejante. Resulta inverosímil (aunque no tanto, según la experiencia clínica) que alguien reaccione a una pérdida filial con ese pasmo desconcertante, y la condena social frente a este reflejo insólito puede contaminar el juicio sobre todas las acciones del individuo, como ocurre en la novela de Camus. El dolor es una experiencia que abarca lo físico, lo emocional y lo cultural; sin embargo, generalmente se manifiesta y comparte de acuerdo a determinadas retóricas que pueden hacerlo todavía más inexpresable. Porque la expresión de dolor está sujeta a patrones de urbanidad que son los que aseguran la solidaridad social y
le brindan dignidad y prestigio, pero que tildan de monstruosa cualquier manifestación ajena a los estereotipos aceptados. El repertorio corporal, gestual y de vocabulario que se considera adecuado para expresar el sufrimiento es restringido y la salida del lenguaje y las maneras permitidas pueden generar miedo al carácter subversivo e imprevisible de un dolor no normado. En la adolescencia, me tocó vivir un duelo peculiar: al cruzar una avenida contigua a la preparatoria, un compañero fue arrollado por un auto, su hermano estaba frente a él y solo acertaba a reír nerviosamente y gritar “párate, farsante”, mientras le daba pataditas al cadáver para reanimarlo, hasta que un condiscípulo, aturdido por su reacción, lo golpeó y solo entonces pudo llorar y casi lo asfixiaron la sangre y las lágrimas. La literatura inventa el dolor, es decir, expande la expresión del sufrimiento más allá de los límites que impone la convención y muestra su naturaleza compleja y abismal. El gran escritor es un explorador del dolor físico y emocional, indaga en las vertientes más extrañas y extremas de la culpa, la privación o la soledad, sin caer en el sentimiento tópico. No me imagino lo pobre de nuestra noción del dolor sin el letargo emocional de Mersault; sin el tedio autodestructivo de Emma Bovary; sin la culpa de Raskólnikov; sin la extrema despersonalización de Jacob Von Gunten; sin el hambre y la humillación de algunos personajes de Dickens; sin los celos de Juan Pablo Castel o sin el orgullo maltrecho de Mr. Biswas. L
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04 sábado 31 de agosto de 2013
MILENIO
debate
La política cultural en México
Dudas y certezas
Hace nueve meses, Enrique Peña Nieto llegó a la Presidencia de la República y junto con él, el Partido que gobernó nuestro país durante décadas. El Primer Informe de Gobierno representa una oportunidad para evaluar su desempeño en materia de política cultural. Aquí, doce creadores de diversas disciplinas hacen un corte de caja de la administración priista
ENCUESTA Héctor González gonzalezjordan@gmail.com Carlos Amorales (artista plástico): Hay dos factores que se entrecruzan en la historia reciente: por un lado están los enormes cambios que hubo en el sistema del mundo del arte durante los últimos doce años, donde las reglas económicas y los modos culturales cambiaron por efecto de la globalización, resultando en el debilitamiento de las instituciones estatales y en el empoderamiento de las instituciones privadas. Por el otro está el regreso a escena de un Partido que fue justamente el que estableció el sistema político anterior, que caducó durante los años que estuvo ausente. Mi opinión sobre la gestión del nuevo gobierno es que para ejercer con efectividad en el ámbito cultural, necesita entender que las reglas han cambiado y adaptarse al tiempo presente. Al nuevo gobierno le hace falta asumir que en la actualidad los creadores ya no somos dependientes del gobierno como lo fueron otras generaciones, antes del año 2000, que el gobierno fue desplazado por el mercado y por las instituciones extranjeras. A mí me consta esta situación de falta de importancia del Estado porque, por ejemplo, en todo el sexenio pasado no tuve trato alguno con las altas autoridades del Fonca y del Conaculta. Creo que el Estado mexicano tiene la obligación de formar colecciones de arte moderno y contemporáneo que sirvan como contrapeso cultural a la expansión del libre mercado internacional. No entender esto significa que no habrá cuerpos de obra significativos de los artistas mexicanos en las colecciones estatales, lo que a la larga perjudicará a los ciudadanos de este país. En relación a todo lo anterior, tengo la impresión de que el gobierno ha sido muy lento en comprender su rol con efectividad. Sabina Berman (dramaturga): ¿Cómo opinar sobre un proyecto para la cultura que nadie conoce? A nueve meses de iniciado el mandato del presidente Peña Nieto, no se ha anunciado un proyecto nacional para el sector. Un proyecto: dos o cuatro metas definidas y articuladas entre sí, y los métodos para alcanzarlas. Se han anunciado algunos programas. Algunas intenciones dispersas. Se ha cambiado el énfasis en la ópera. Se terminan las obras de infraestructura de la administración de Consuelo Sáizar, sin entusiasmo y con crítica al dispendio y
a posibles desviaciones de dineros. Se modifica el Fonca. Los jefes de cultura del país se reúnen. Se habla, se declara, se fotografía, se distribuyen recursos, se estrena, se mandan al extranjero a éstos y a aquéllas señores y señoras: algo se mueve, sin duda. Pero de un proyecto que dé un sentido total a la actividad, nadie ha dicho nada. Esperemos que pronto se anuncie un proyecto nacional para la cultura. Alberto Castro Leñero (artista plástico): No ha habido una definición en materia de política cultural. Me gustaría ver una posición más clara y propositiva. No existe una línea que implique a la cultura como una actividad que requiere de continuidad y respeto a la tradición. En el área de las artes plásticas pienso que no ha habido una iniciativa que impacte con la realidad de los creadores. Sigue la actitud de permanecer en la inercia de siempre. Me gustaría que se abrieran las posibilidades para la creatividad de la gente, se necesita trabajar en la difusión e interacción con los ciudadanos. No se trata de difundir por difundir, sino de que se trabaje en la riqueza humana que fortalezca el tejido social. Considero que esto es lo más urgente. Horacio Franco (músico): Es muy pronto para mí, opinar objetivamente sobre la gestión del presidente Peña en cuestión de cultura. Apenas han transcurrido nueve meses. Sin embargo, el nombramiento de Rafael Tovar y de Teresa al frente de Conaculta, hace que la institución tenga una dirección certera y políticamente viable: Tovar es una suerte de periscopio con una vasta cultura, grandes conocimientos y experiencias pasadas que supo aquilatar, que le dan enorme experiencia, y que con ella ha reconocido recientemente las necesidades culturales del país, muy diferentes a las de otros sexenios. Ha sido claramente cauteloso, tanto por las deudas que heredó del sexenio anterior (de lo cual muchos somos afectados), como por el obvio reconocimiento del terreno que ahora vuelve a pisar después de dos gobiernos panistas donde lo más importante pareció haber sido dejar infraestructura y tener “contentos” a los artistas y creadores para evitar cualquier escándalo que pudiéramos hacer. Le auguro a Tovar una brillante gestión siempre y cuando obtenga el apoyo moral, económico y político que
le debe dar el gobierno de Peña Nieto, si es que en verdad enarbola la bandera de la cultura como la más viable para hacer avanzar a este país, y que esté interesado en incluir a las artes y a la cultura dentro del Plan Nacional de Desarrollo. Cristina Kahlo (fotógrafa): Hasta ahora no hemos visto nada nuevo, la cultura la seguimos dejando al final. Con el nuevo gobierno no ha cambiado nada. Siento a la política cultural paralizada. Se niegan a meterse de lleno en la educación y a entender la importancia de generar nuevos públicos. Siempre está al final, tanto en los recursos como a la hora de presentar un proyecto. Gabriel Macotela (artista plástico): La problemática del país es compleja. Para empezar, no creo en Peña Nieto como presidente. Seguimos viendo la corrupción y es algo que se expande a todos los ámbitos. La cultura, como la educación, están en una situación angustiante porque se hallan en medio de la incompetencia de los partidos políticos y del gobierno en general. Para mí, la crisis educativa se relaciona con la cultura y a su vez con la violencia que padecemos. ¿Qué opciones educativas y culturales les estamos dando a los ninis y a los jóvenes que no entran a las universidades? Perdón, pero no encuentro éxito alguno en este gobierno. Luis Mario Moncada (dramaturgo): Ante todo, creo que el primer año ha sido más de intenciones que de hechos; desde las primeras declaraciones de Rafael Tovar y de Teresa se habló de tres ejes principales: la cultura como estrategia para restablecer el tejido social, fortalecimiento de las industrias culturales y uso de instrumentos tecnológicos para propagar la cultura. Hasta ahora no se ha pasado de las palabras
a los hechos; se anunció un programa de créditos para industrias culturales que ha sido justamente cuestionado por su dudoso beneficio y alcance limitado; fuera de eso no se percibe otro cambio sustancial. Es cierto que aún no se ha dado a conocer el Plan Nacional de Cultura (ya se están tardando) y por lo mismo resulta difícil hacer un análisis serio, pero la percepción es de absoluto continuismo. Yo veo que hay una mera aplicación técnica de los programas, porque hasta ahora no hay nadie, empezando por el propio Tovar, que articule discurso, que encamine las acciones del sector a un cambio de paradigma o a una verdadera operación que cobije y dé sentido a una sociedad tan golpeada y desesperanzada como la nuestra. Al único funcionario que he visto dar ese enfoque a su programa es a Jorge Volpi, del FIC. Si de veras se quiere hablar de integración cultural y social, yo anunciaría la ampliación de la cobertura gratuita de Internet; es una vergüenza el rezago que existe en esa materia, último lugar de la OCDE en acceso a Internet; poblaciones incomunicadas, ampliación de la brecha del conocimiento. Con esa acción se atacarían de manera decisiva dos de los puntos enunciados al principio de la administración, ¿Qué mayor bien cultural se puede ofrecer a la población que abrir una ventana al mundo? Eugenio Polgovsky (cineasta): La palabra cultura es como un ente invisible que siempre está en espera de despertar, de salir de su espera de sexenios tras bambalinas para dar una gran función que nunca llega. La sección llamada política cultural del gobierno actual ha sido de las últimas en cuanto a sus nombramientos, y en presentar y arrancar su proyecto, por lo que es difícil dar ahora un juicio sobre sus acciones, cuando justo, supongo, comenzarán a mostrarse. Lo
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LABERINTO
debate ESPECIAL
REFLEXIÓN
CULTURA: LOS PRIMEROS MESES DEL RETORNO PRIISTA Juan Domingo Argüelles
T
que creo que espera no solo la comunidad cultural sino la población en general, son explicaciones por lo que fue a todas luces (y estelas) un derroche y abuso discrecional de recursos públicos en la anterior administración cultural, con multimillonarias obras hoy incompletas y asombrosos proyectos costosísimos a cargo del erario. Creo que una forma honesta de llegar para la nueva administración de cultura es dejar todo esto transparente. Ese dinero es público, podría haberse usado contra el hambre o la grave pobreza que azota al país. David Psalmon (dramaturgo): Por ahora tengo más dudas que certezas. Según tengo entendido, el presupuesto anual del Conaculta es de 15 mil millones de pesos y el presupuesto etiquetado por la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados es de 4 mil millones de pesos, es decir, los diputados administran un porcentaje altísimo. Me parece que eso es algo que urge modificar. Abogo al sentido común del presidente para que ese presupuesto sea administrado por la instancia creada para ello. Me parece preocupante que la Coordinación Nacional de Teatro reciba cada vez menos dinero. Hoy, producir para las compañías independientes se está convirtiendo en un viacrucis, aun con Efiteatro. No sé si esta reducción tenga algo que ver con la presencia cada vez mayor de la Compañía Nacional de Teatro. El tema del seguro social para artistas y creadores está paralizado, pese a la urgencia del asunto. Desafortunadamente, la comunidad cultural se cansa y está más preocupada por comer que por algo que está en un plano secundario. Me preocupa el proyecto de país que se empieza a construir. Enrique Serna (escritor): Creo que la clave para decidir si la política cultural de este sexenio tendrá éxito o no es la ley secundaria de telecomunicaciones. Algunos esperamos, ingenuamente quizá, que esa ley mejore la oferta televisiva y radiofónica del país, pero no sabemos todavía si el gobierno tiene voluntad política para hacerlo. Yo espero que la nueva legislación prohíba los refritos televisivos, castigue la desinformación
dolosa y erradique la sucia práctica de la payola. Pero además, hace falta mejorar la programación de la televisión pública para ampliar los horizontes culturales del espectador que por sus bajos ingresos solo puede ver televisión abierta. Por desgracia, yo veo que este gobierno solo habla de propiciar la competencia en ese campo, no de mejorar los contenidos. Paco Ignacio Taibo II (escritor): Hasta ahora ha sido una gestión invisible. No ha habido tiempo para que definan una estrategia pero tampoco tienen prisa por trazar el rumbo de la política cultural del gobierno. Supongo que es así porque no tenían ideas; recibieron cientos de propuestas por parte de grupos más o menos arribistas pero no diseñaron una estrategia, pese a que el trabajo es mucho. El cine está urgido de apoyos racionales, la relación del gobierno federal con los estados, se necesita revisar la ley del libro. Desafortunadamente, presiento que así seguirán y trabajarán sobre la lógica de la inercia. Juan Villoro (escritor): Es difícil evaluar al gobierno actual. Parece que el gobierno anterior hizo algo muy extraño, que es el sobre ejercicio de recursos. Durante su último año se gastaron todo el dinero que les correspondía e incluso más. No fue algo accidental, sino totalmente premeditado. Uno de los muchos desastres del gobierno de Felipe Calderón, consistió en utilizar los recursos públicos como parte de su difusión personal. Los gastos en comunicación social de presidencia fueron más altos que todos los gastos juntos de televisión educativa y cultura a nivel nacional, lo que se traduce en que la administración cultural no tiene dinero. Creo que será hasta el próximo año cuando veamos qué pueden hacer. Se necesitan crear públicos que a la larga fomenten a los artistas. La solución no es dar becas, sino crear educativamente públicos que necesitan a los artistas y a largo plazo los defiendan. Por lo pronto, a mí me sorprende que no se hagan auditorías más precisas. L
res son los aspectos principales que caracterizan la política cultural del gobierno de Enrique Peña Nieto: 1. Y es más que evidente: el retorno masivo de quienes ya habían estado en los mismos cargos culturales, pero que ahora regresan con la promesa de que lo harán de forma distinta a como lo hicieron antes (“conscientes de que la realidad es otra”); 2. La revisión de los destinos y procedimientos de los dineros públicos otorgados, como estímulos y apoyos, a la creación artística y literaria individual y a los gobiernos de los Estados, y 3. El discurso de que el arte y la cultura deben tener un verdadero impacto social y estar vinculados a las estrategias de prevención social. Sobre el primer punto es difícil creer que quienes tienen muchos años haciendo lo mismo en la cultura lo harán —ahora sí— de forma diferente. Cuando estaba en precampaña, en 2011, en busca de la candidatura del PAN a la presidencia, el hoy senador Ernesto Cordero dijo, ante sus huestes, un refrán lapidario a propósito del PRI: “Chango viejo no aprende maroma nueva”. En relación con el segundo aspecto de la política cultural peñista, no hay que ser muy perspicaces para saber que la revisión de los destinos y procedimientos de la política de mecenazgo (que creó precisamente el gobierno priísta, en los tiempos “gloriosos” del salinismo), forma parte de un discurso que se dirige a mostrar que el PRI no tolerará la corrupción. (Por algo será; por algo es: la percepción popular es que la corrupción la institucionalizó el PRI.) Revisar y corregir los mecanismos y procedimientos de la asignación —y el destino de los dineros públicos (nuestros impuestos)— a los artistas y escritores es, sin duda, una bandera muy vistosa, pero ya se vio que no es fácil ponerle el cascabel al gato. Las becas del Fonca (es decir del Conaculta) representan un tabú similar al de las cuotas de la UNAM. Basta que se diga que se revisarán para que, al otro día, amanezcan en los periódicos cartas abiertas de protesta. ¿De quienes? De los que no desean que cambie nada. Es suficiente un pequeño revuelo de los beneficiarios “afectados” para que la institución recule. Por la modificación en las cuotas de la UNAM cayó un rector. Ningún presidente del Conaculta quiere caer por la modificación de las becas del Fonca. El tercer punto de la “nueva política cultural” está vinculado, obviamente, a una de las cinco metas nacionales del Plan Nacional de Desarrollo 2013–2018 (“Un México con educación de calidad”). Ahí se establece que “para que la cultura llegue a más mexicanos es necesario implementar programas culturales con un alcance más amplio”, y específicamente: “situar a la cultura entre los servicios básicos brindados a la población como forma de favorecer la cohesión social” e “incluir a la cultura como un componente de las acciones y estrategias de prevención social”. Se escucha muy bien, y es necesarísimo. Lo que aún no sabemos es cómo se hará. L ESPECIAL
LABERINTO
Pablo Neruda en el fin de su mundo A cuarenta años de la muerte de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, poeta, diplomático y legislador, hombre de ideas progresistas y una de las voces más influyentes del siglo XX latinoamericano, el siguiente texto lleva a cabo un breve recorrido por los últimos instantes en la vida del Premio Nobel de Literatura 1971, que será homenajeado el próximo martes 3 de septiembre en el Palacio de Bellas Artes Darío Oses*
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l 21 de noviembre de 1972, Pablo Neruda vuelve a Chile. Había partido a Europa el 2 de marzo del año anterior, como embajador en París, y recibido el Premio Nobel de Literatura en Estocolmo. Su regreso debió ser apoteósico, pero la sombra de su enfermedad y la amenaza del golpe de Estado, estaban ya muy presentes en las vidas del país y del poeta. Al acto oficial de bienvenida, que se realizó en el Estadio Nacional el 5 de diciembre, asistieron las máximas autoridades del país y representantes de los estudiantes y trabajadores de todo Chile. Pero no llegaron las cien mil personas que se esperaba. Actuó un grupo ecuestre de Carabineros y luego entraron en la cancha los perros policiales. Para Volodia Teitelboim ése fue un augurio de lo que ocurrirá meses después, cuando el Estadio fue convertido en un campo de prisioneros. “Aquel acto nos dejó a todos cierta sensación de hielo. El poeta estaba enfermo y al país lo habían enfermado, inyectándole desde fuera toneladas mortales de rencor”, escribió. Al poeta le gustaba esperar el año nuevo en su casa de Valparaíso, La Sebastiana. Allí vio llegar 1973. Su amigo y vecino, el doctor Francisco Velasco, anota que en aquella última cena de Año Nuevo de Pablo Neruda, el poeta, “ya estando muy enfermo, se preocupó como siempre de todos los detalles, y a cada comensal se le entregaba un libreto con el menú.” El año venía cargado de presagios. El último de los sueños del poeta fue construir Cantalao, un lugar para escritores y artistas. Él mismo donó un magnífico terreno de acantilados, roqueríos y rompientes que había comprado en Punta de Tralca. Volodia Teitelboim cuenta que una mañana él, junto a Neruda y al arquitecto Sergio Castillo Velasco, caminaron hacia la cabaña que tenía el poeta en Cantalao y la encontraron destruida. Fue un acto de puro vandalismo: “Las fechorías contra sus sueños de Cantalao le dolieron. Más que descorazonarlo fueron para él campanadas anunciadoras de tiempos malos…” ◆◆◆ El fantasma de la guerra civil rondaba por la mente del poeta. En su discurso del Estadio Nacional dijo: Hace ochenta años, poderosas compañías europeas, que en esa época dominaban Chile, promovieron una guerra civil entre chilenos. Llevaron al frenesí las discrepancias entre el parlamento y el presidente. Entre los muertos de aquella guerra civil se cuenta un presidente grandioso y generoso. Se llamaba José Manuel Balmaceda. Se burlaron de él, lo amenazaron, lo escarnecieron y lo insultaron hasta llevarlo al suicidio.
Esto es casi lo mismo que terminaría ocurriéndole al presidente Salvador Allende. Neruda estaba vaticinando. Algunos meses después, en mayo de 1973, al hablar por cadena de televisión, sobre los peligros de enfrentamiento en Chile, dijo: …fui testigo de muchos de los sucesos y episodios más desgarradores de nuestro tiempo en España. La guerra civil instigada por el fascismo (…) dejó un millón de muertos y medio millón de españoles en el destierro. El odio y la muerte malograron más de una generación florida de jóvenes españoles y no dejó una casa sin un crespón de duelo, ni una familia sin un hijo, hermano o padre en la cárcel o en el destierro.
El poeta seguía viendo el futuro de su país en el espejo del pasado. En un encuentro con el presidente Allende en Isla Negra, el viernes 2 de febrero de 1973, Neruda le anunció su renuncia al cargo de embajador en Francia, que formalizó en una carta fechada el 5 de febrero. En uno de sus párrafos, dice: “No te sorprenderá mi decisión ya que cuando acepté el alto honor que me hacías, te signifiqué mi propósito de no permanecer mucho tiempo lejos de la patria. Ahora el contacto recobrado de la vida chilena y de nuestra tierra extraordinaria, me ha afirmado en mis deseos de quedarme en Chile definitivamente.” Es posible que en este “definitivamente”, se deslice un presentimiento de muerte.
◆◆◆ En la correspondencia que recibe el poeta en los últimos meses de su vida, se encuentran peticiones de todo tipo. Abundan también las invitaciones a actos en Chile y el extranjero. Hay envíos de poemas y poemarios de escritores que le piden su opinión. Pero el motivo más frecuente es la preocupación por la salud del poeta. Algunos van más lejos y le ofrecen soluciones milagrosas. Así, por ejemplo, el escritor Alfredo Gómez Morel le escribe el 31 de enero: “Soy amigo personal de Monsieur Adó Moreau de la Meusse (…) persona dotada de facultades extrasensoriales realmente increíbles. Sana todo tipo de dolencias, incluyendo entre ellas algunos casos de cáncer.” Luego da algunos ejemplos de sanaciones milagrosas por imposición de las manos El doctor Francisco Velasco recuerda la última y le anuncia que Monsieur Moreau está dispuesto visita de Neruda a Valparaíso: “…ya casi no podía a atender a Neruda gratuitamente en Isla Negra. caminar, las metástasis cancerosas de los huesos El 17 de marzo recibe otro ofrecimiento, de la de la cadera le provocaban dolores intensos (…) Orden Samaritana Internacional, la más antigua Lentamente, apoyado en mi hombro y ayudándose de las órdenes de caballería. Su última presidenta con un bastón, caminó todo el largo callejón hasta honoraria había sido la esposa del Kaiser Guiller- llegar a la casa. Ya en La Sebastiana, no pudo subir mo II. Su sede anterior había estado en Berlín, las escalas, y con un fornido mocetón que hacía el en el sector ocupado por los rusos después de la aseo doméstico, lo subimos en silla de manos hasta Segunda Guerra Mundial. Desde ahí se trasladó a su dormitorio, ubicado en el piso más alto.” Santiago de Chile. Este establecimiento ocupaba Otro testimonio interesante es el del escritor la terapia natural enseñada y periodista José Miguel por la Universidad Naturista Varas: “Pablo pasaba la made Berlín, con la que había EL TIEMPO yor parte del tiempo en Isla sanado al canciller Bismarck Negra, su mal le permitía QUE NO SE PERDIÓ* de un cáncer. La carta declaescasa movilidad y, a la ra que a este sitio acudían Perder hasta perder la vida vez, el torbellino político es vivir la vida y la muerte enfermos graves, muchos impedía que llegaran desde y no son cosas pasajeras con muletas que salían sin Santiago a verlo algunos de sino constantes evidentes, ellas. Ofrecían a Neruda la sus informantes habituales. la continuidad del vacío, posibilidad de internarse Las visitas a Isla Negra se el silencio en que cae todo por una temporada para espaciaban y él se sentía, y por fin nosotros caemos. recibir tratamiento. en algunos momentos, al Pero a Neruda no lo margen de los aconteciconvencían mucho estas *Fragmento de El corazón amarillo, uno de los mientos que se sucedían terapias. Su reticencia se libros póstumos de Neruda, escrito entre 1971 con demasiada rapidez…” advierte en una carta que y 1972 y editado en 1974. Lo publicamos con Varas trabajaba entonces autorización de la Fundación Pablo Neruda, le envía el 23 de abril, la en el departamento de prenposeedora de los derechos. folclorista Carmen Cuevas sa de Televisión Nacional. Mackenna, quien le insiste Él y el escritor Fernando en que acepte un remedio Alegría habían acordado mágico que ha rechazado ya tres veces. Se trata visitar a Neruda el 11 de septiembre. Recuerda que de unas píldoras que vienen desde Honduras, y escuchó por última vez la voz de Neruda ese mismo con las que el doctor Antonio Horvath ha sanado día, alrededor de las 7 de la mañana, “cuando lo a mucha gente de artritis, reuma, gota y ha cura- llamé para decirle que había un golpe militar en do 53 tipos de cáncer y hasta algunas clases de Valparaíso (era lo que se sabía hasta ese momento) locura. Todo eso, dice ella, “con estas pildoritas y que parecía muy difícil que fuese a visitarlo… “—Tal vez más tarde… que tú olímpicamente desechas”. —Tal vez nunca —me dijo con voz fatigada. A pesar de su estado de salud, Neruda seguía escriAsí fue.” biendo. Trabajaba en sus memorias y en la conclusión de varios libros de poesía con los que quería celebrar ◆◆◆ su cumpleaños 70, el 12 de julio de 1974. El periodista Luis Alberto Mansilla lo visitó el 30 de Matilde Urrutia recuerda en sus Memorias aquel agosto de 1973. Escribe: “Lo encontré en su biblioteca, aciago 11 de septiembre: “Como todos los días, frente al fuego de la chimenea. Me pareció sombrío estábamos alegres, conversando de los mil detalles y desanimado. Tenía en sus rodillas un ejemplar para afrontar otra jornada. Era muy temprano. de Desolación, de Gabriela Mistral. Me dijo que le Encendimos la radio para oír noticias. Entonces, habían impresionado una vez más los Sonetos de todo cambió (…) ese día marcaría para nosotros el la muerte y leyó algunas estrofas (…) Veía todos los fin y la muerte de un modo de vida. (…) noticiarios de la televisión, escuchaba la radio, leía “Pablo reacciona en forma extraña para mí, todos los diarios que aparecían. ¿No crees, dijo, que distinta del hombre batallador y fuerte que yo estamos en vísperas de una guerra civil?” conozco —anota Matilde—. En su actitud, en
sábado 31 de agosto de 2013 07
de portada FOTOS: ARCHIVO FOTOGRÁFICO FUNDACIÓN PABLO NERUDA. MÉXICO, 1941
El 19 por la mañana, el poeta se despide de su casa en Isla Negra. Viaja a Santiago acompañado por Matilde, en ambulancia. En el camino los detienen y los someten a revisiones vejatorias. Llegaron a la Clínica Santa María. Allí sigue recibiendo noticias de la destrucción del país que había amado. El poeta entra en un estado febril: “Una desesperación muy grande hizo presa de Pablo —escribe Matilde—, tenía los ojos espantados, como si estuviera viendo los muertos tirados en las calles…” Era, con seguridad, la desesperación de no poder hacer nada. El poeta que había ganado un enorme prestigio y una autoridad moral importante, no solo en su país, estaba en una situación en la que nada de eso valía para nada. El hombre que luchó contra el fascismo desde la Alianza de Intelectuales y el Comité de Ayuda a la Unión Soviética en guerra, ahora estaba postrado, en un país dominado por el fascismo. Él, que ayudó fraternalmente a los refugiados españoles a salir de los campos de concentración en que estaban hacinados, ya no podía ayudar a nadie. ◆◆◆ Neruda fue un testigo privilegiado del siglo XX, y actor de grandes procesos sociales y culturales. Conoció y fue amigo de algunas de las grandes figuras de la literatura y el arte de este siglo. A partir de 1956, vacila el optimismo histórico que había mostrado en libros como Las uvas y el viento. Pero hay un flujo y un reflujo permanente en su confianza en el porvenir del hombre. En la extensa entrevista que le hizo Rita Guivert, en enero de 1970, él mismo cita unos versos de uno de sus libros más pesimistas, Fin de mundo: No nos hagamos ilusiones/ nos aconseja el calendario, todo seguirá como sigue,/ la tierra no tiene remedio:/ en otras regiones celestes/ hay que buscar alojamiento.
Carroza fúnebre trasladando los restos de Pablo Neruda, el 25 de septiembre de 1973, en Santiago de Chile
sus ojos, hay un brillo vacío, inconscientemente desesperado (…) Pablo en ese momento estaba muerto, quebrado por dentro; esa fuerza inmensa de lucha que lo sostuvo siempre, ya no la tenía.” Años después, en una entrevista de Inés María Cardone para el diario La Tercera, Matilde dijo: “…en otras circunstancias, si él hubiera estado completamente sano, esto lo habría hecho saltar como un león, como saltó en el tiempo terrible de la otra dictadura, de González Videla. Pero ahora yo sentí algo en sus ojos, una cosa desesperada, y yo para distraerlo un poco, pedí el desayuno, le hablaba pero no quiso tomar nada, es una cosa muy difícil de explicar, pero en ese momento Pablo ya estaba quebrado.” Esa indefensión debió sentirla también el poeta en su vida personal. Si antes, por el conflicto político habían mermado las visitas a Isla Negra, ahora, con el toque de queda y la represión, ya no llegaba nadie. “Estamos aquí, solos, sintiendo toda la amargura del mundo —escribe Matilde—. Salvador Allende asesinado. La Moneda incendiada…” La alusión a la muerte se pasea por la casa: “Ese día llamaron varias veces de Europa, de Alemania, de España, de Francia; querían saber de Pablo. En el extranjero se había dado la noticia de que Pablo había muerto…”, recuerda Matilde.
El mismísimo Augusto Pinochet desmintió la muerte del poeta, en una hipócrita declaración a un periodista de la emisora de Radio Franco Luxemburguesa RTL: “Pablo Neruda no está muerto y es libre.” Más adelante asegura que “respeta al anciano poeta, premio Nobel de Literatura, a quien todos amamos, pues es un valor nacional.” ◆◆◆ A pesar de estas declaraciones de amor, el poeta, solo, asilado y enfermo ve cómo su mundo, antes amable, iba convirtiéndose en una pesadilla, y ese país que hasta el día anterior le rendía homenajes y lo trataba con toda clase de consideraciones, se transformaba hasta hacerse irreconocible. Matilde tenía problemas hasta para conseguir a una practicante que fuera a ponerle las inyecciones. Su casa, que había sido visitada por los personajes más ilustres, fue allanada por una patrulla militar. La última fiesta que se hizo en ella, la celebración del 18 de septiembre 1973, fue un reflejo triste de otras fiestas patrias. “Llegaron algunos amigos —escribe Matilde—. Las noticias que traían de Santiago eran alarmantes; nuestros amigos estaban escondidos o presos y muchos, muertos. Yo me daba cuenta de que Pablo recibía todas estas noticias como si fueran puñales…”
Pero enseguida advierte que ninguna de las cosas que dice pueden quedar como afirmaciones eternas: “Estoy dispuesto a contradecirme mientras viva.” Su optimismo histórico revivió con el triunfo de la Unidad Popular en 1970. Creyó en el proyecto del socialismo por la vía democrática, que parecía la culminación de una lucha que se había iniciado en el gobierno del presidente José Manuel Balmaceda, derrocado en 1891; lucha que prosiguió en los años 20, cuando entran nuevos actores en la escena política: los sectores medios, la juventud estudiantil y una clase proletaria que se había formado en las mineras de carbón y en las salitreras. Desde entonces, con sangre, sudor y lágrimas, los trabajadores consiguieron ampliar la democracia política y social. Se fortalecieron los sindicatos y el Estado empresario, asistencial y docente, y al fin dos de las grandes aspiraciones de los sectores progresistas: la reforma agraria y la nacionalización del cobre. Neruda vivió parte de este proceso, con sus avances y retrocesos. Celebra el triunfo del Frente Popular, en 1938, y la derrota del fascismo, en 1945. Lamenta el vencimiento de la República española, en 1939, y sufre en carne propia las repercusiones de la Guerra Fría en Chile, cuando el presidente González Videla proscribe al Partido Comunista. Él mismo fue perseguido y tuvo que salir clandestinamente al exilio. Pero el poeta creía que el camino era ese: el de la “ardiente paciencia” para tolerar las derrotas que llevan a la victoria. Por eso en su discurso, al recibir el Premio Nobel, dice: “Yo escogí el camino de una responsabilidad compartida (…) preferí entregar con humildad mi servicio a un considerable ejército que a trechos puede equivocarse, pero que camina sin descanso.” Y concluye: “solo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres.” Cuando ve el derrumbe de ese proyecto político en el que había puesto todo su empeño, se quiebra. Tiene al menos una certeza: él ya no va alcanzar a ver el triunfo final. Y quizás también la sospecha de que se clausuraba para siempre ese tiempo de paciencia ardiente y empecinadas esperanzas. El poeta debe haber tenido conciencia de que estaba viviendo el fin de su propio mundo. ¿Habrá pensado en la posibilidad de seguir viviendo en ese país extraño y hostil que se empezaba a construir sobre las ruinas del viejo Chile amable y hospitalario? El gobierno de México le ofreció asilo y hasta un avión para trasladarlo a ese país. Neruda había conocido el exilio, entre 1949 y 1952. Pero ese fue un exilio con la certeza del retorno. Ahora sabía que si dejaba el país, sería para no volver. Conocía bien la suerte de tantos transterrados españoles. Entretanto veía cómo el fascismo resucitaba y se apoderaba de su propia patria. Debe haber visto también, en la televisión, a su viejo adversario, Gabriel González Videla, que apareció en las celebraciones del triunfo de los militares golpistas. En esos días, además, estaba revisando sus Memorias, es decir, recapitulando toda su vida, e inevitablemente ha de haberlo hecho desde la perspectiva de la derrota. Pero el poeta siguió en la lucha. Con el funeral de Neruda se inició la transfiguración simbólica de su figura, que se convirtió en uno de los emblemas más poderosos de la resistencia a la dictadura. L *Escritor y periodista. Actualmente es director de la biblioteca y archivos de la Fundación Pablo Neruda en Chile
08 sábado 31 de agosto de 2013
MILENIO
teatro FOTOS: CLAUDIA GUADARRAMA
Diego Jáuregui en Conferencia sobre la lluvia
Juan Villoro
“La imaginación es un lugar en el que llueve” Después de Muerte parcial y El filósofo declara, el narrador mexicano vuelve al teatro con un monólogo dirigido por Sandra Félix. Sobre esta obra habla el escritor en la siguiente charla, de la que se han suprimido las preguntas ENTREVISTA Alegría Martínez alegriamtz@gmail.com
S
andra Félix, a quien conozco desde hace muchos años y se está especializando en monólogos, me sugirió escribir uno para montarlo en la Biblioteca México José Vasconcelos, donde los dos hemos trabajado. Quienes dedicamos toda la vida a estar entre libros nos hemos preguntado cómo es la vida de esas personas que se ocupan de los préstamos y que son los grandes intermediarios, como los carteros en una novela de amor; no siempre se habla de ellos, pero sobre todo en las novelas epistolares, uno está muy atento a lo que dicen los amantes en sus cartas, las que solo pueden existir porque un cartero las llevó. El bibliotecario tiene esa condición, es el cartero que te facilita los libros, quien te pone en contacto con ellos. Cuando Sandra me dijo “¿Por qué no haces un monólogo?”, de inmediato pensé en el tema del bibliotecario en una época en que los libros de papel parecen amenazados. Si hubiera un futuro en el que solo tuviéramos libros electrónicos, los bibliotecarios serían innecesarios, pero yo creo, como apunté en el texto, que los bibliotecarios existirán mientras haya necesidad de darnos los libros de mano en mano, mientras necesitemos las manos del otro para decir “este libro te lo doy yo”. El contacto humano genera la lectura. Me interesó, entonces, hacer esta reflexión acerca de los libros. En el momento especial en que vivimos, un personaje que ha dedicado toda su vida a estar rodeado de volúmenes que en cierta forma también a él lo determinan, me sugirió que una forma muy propicia para el monólogo era la conferencia, un género no directamente teatral pero que podría ser parateatral, porque el que da una conferencia tiene mucho de actor, transmite emociones, debe enfrentar al público. A mí, y creo que a cualquiera que haya tenido que dar una conferencia, me ha sucedido, de pronto, pensar que todo se me olvida o que pierdo los papeles que voy a llevar y me pregunto si sería capaz de sostener una conferencia a partir de pura improvisación. En este caso, decidí mezclar dos formas bastante claras del discurso, que son, por un lado, la conferencia, pero como el personaje pierde los papeles que iba a utilizar, entonces debe improvisar y cae en otra forma del discurso, que es la confesión. Es decir: “ahí les va lo que yo pienso”, y entra en una especie de vértigo personal un tanto delirante en el que acaba confesando su vida. El tema de la conferencia es bastante emotivo para el personaje, porque es la relación entre la poesía amorosa y la lluvia; hay una
real. Por ejemplo, yo tuve la suerte de estar en un seminario en la Universidad de Yale con Harold Bloom, autor de La invención de lo humano, el libro sobre Shakespeare. Era un seminario donde él estaba preparando dicho texto, en 1994. Yo tomé muchos apuntes; él improvisaba la mayor parte de las cosas que decía, la improvisación le servía como ejercicio, como boxeo de sombra para el libro que iba a escribir. El tema era la originalidad de Shakespeare. Hoy en día el mundo es tan shakespeareano, que ya no nos puede parecer original; tú dices de unos muchachos jovencitos “son como Romeo y Julieta”, aunque no hayas visto ni leído Romeo y Julieta, todo mundo entiende que son dos jóvenes amantes. El mundo se parece tanto a lo que él describe en su obra, que de pronto nos cuesta trabajo entender por qué es original o novedoso. Nos puede parecer brillante, pero no siempre lo vemos como algo nuevo porque el mundo ya asumió a Shakespeare. Por tanto, lo que buscaba Harold Bloom era recuperar la novedad del dramaturgo. Este largo paréntesis es para decirte que yo tomé muchas notas en el seminario, y cuando se publicó La invención de lo humano, lo leí con mucho cuidado y descubrí que muchas ideas que Bloom había dicho ya no las integró al volumen porque fueron improvisadas. Entonces, por lo general recuperas algunas cosas de las que improvisas pero otras no, y eso es lo generoso, lo maravilloso de la conferencia, donde se produce la inteligencia en tiempo real, cuando el conferencista improvisa y está diciendo algo único que probablemente se va a perder si nadie lo retiene. Ése es el tipo de conferencia que más me atrae, y es la que intenta poner en práctica mi conferencista. Por supuesto que él necesita apuntes y como los ha perdido, cae en un devaneo, en un delirio. ◆◆◆ El monólogo es un género peculiar que puede consagrar a algunos actores. Por ejemplo, en México hemos tenido a Carlos Ancira con El Diario de un loco de Gogol, o a Narciso Busquets con Informe para una Academia de Kafka, ambos dirigidos por Jodorowsky, gran director de monólogos —bueno, era un gran director de teatro, luego se dedicó a otras cosas. Yo empecé a ver teatro cuando tenía 14 o 15 años y Jodorowsky era uno de los grandes directores de la época. Creo que el monólogo puede darle a un actor una gran capacidad de registros, al mantener todo el peso de una obra. ◆◆◆ Siempre me había interesado el tema de la lluvia y el amor, solemos asociarlos mucho. La obra empieza con una referencia que ya es muy famosa y se ha escrito mucho de ella. En la Divina comedia, Dante dice que en los momentos más desesperados, en los que el hombre está atrapado y como solitario en un presidio, no deja de imaginar cosas, se eleva y al elevarse hace que llueva en la fantasía. Entonces, la imaginación es un lugar en el que llueve. Nosotros hablamos de lluvia de ideas y todo eso. Siempre quise escribir algo que relacionara a la lluvia con los muchos ejemplos que de ella da la literatura, sobre todo vinculándola con el amor, una cierta melancolía del amor que llega con la lluvia. Alguna vez quise escribir un ensayo, pero lo que salió fue esta obra de teatro que no deja de ser una conferencia porque, finalmente, aunque el personaje no da la conferencia sino que empieza a hablar disparatadamente de su vida, dice mucho de la relación entre la lluvia y la poesía amorosa, y menciona a muchos autores.
El autor de Espejo retrovisor
larguísima tradición de poetas que han vinculado a la lluvia con el amor, algo que siempre me ha llamado la atención. El personaje de esta obra quiere hablar de eso objetivamente, pero al perder los papeles empieza a hablar del tema subjetivamente y a contar su propia historia con el amor, con la lluvia y con todo lo que le ha pasado. ◆◆◆ En este texto se reflexiona también sobre cuál es la mejor conferencia. Yo creo que una conferencia totalmente leída es aburrida, porque para leer podemos traer a un notario, pero el verdadero conferencista improvisa un poco y produce las ideas en tiempo
◆◆◆ El personaje es un neurótico solitario. Naturalmente, los neuróticos tienen una relación bastante crítica y una inadaptación orgánica y metabólica con el mundo. El neurótico considera que el universo es totalmente imperfecto y le cuesta trabajo adaptarse a él. La mayoría de nosotros somos neuróticos en mayor o menor medida. Este personaje es un neurótico bastante especializado. Es un solitario, trabaja en una biblioteca y tiene una biblioteca, está rodeado de libros, ha perfeccionado bastante su neurosis, pero, al mismo tiempo, me parece una persona entrañable que requiere afecto, que se trata de relacionar con los demás, que ama los libros. Conferencia sobre la lluvia es también una historia de amor. L
sábado 31 de agosto de 2013 09
LABERINTO
en librerías Armadura para un hombre solo
Nombre en clave: Verity
Pablo Raphael Almadía México, 2013
D
Elizabeth Wein Alfaguara México, 2013 407 pp.
espués de La fábrica del lenguaje —finalista del Premio Anagrama de Ensayo—, el escritor y periodista Pablo Raphael publica esta novela, donde recrea la historia de Ariel Horus, un millonario que desea construir el gran hotel de la Ciudad de México: un rascacielos de cincuenta y dos pisos con un restaurante giratorio. La idea de Horus era estrenarlo en las Olimpiadas de 1968, pero se ha quedado sin dinero y ahora piensa en destruirlo. Su frustración lo lleva a la locura, a gastar lo poco que tiene en su bolsillo y a desear lo imposible.
E
Una tribu de salvajes improvisando a las puertas del infierno John Burns y Rubén Medina Aldvs/ UANL México, 2012 408 pp.
México: la difícil democracia
D
E
el movimiento Beat se conoce, sobre todo, la narrativa de William S. Burroughs y Jack Kerouac, y algunos títulos de poesía de Allen Ginsberg y Gregory Corso. Pero, como se sabe, el abanico de autores es mucho más amplio. Esta edición a cargo de John Burns y Rubén Medina, compiladores y traductores del volumen, recupera la voz de los archicélebres beatniks pero también de Diane di Prima, Lawrence Ferlinghetti, LeRoi Jones, Bob Kaufman, Tuli Kupferberg, Joanne Kyger, Michael McClure, Peter Orlovsky, Gary Snyder, Anne Waldman, Philip Whalen y John Wieners.
Improvisando
sta novela contiene todos los ingredientes del thriller hollywoodense: suspenso, acción, héroes y villanos estereotipados, mujeres guapas y hombres sofisticados. En suma, se trata de un libro que podría adaptarse de inmediato al cine: la agente secreto Verity es arrestada por la Gestapo y para salvar la vida, revela su misión. A partir de ese momento, la novela se bifurca en dos planos en los que la autora discurre sobre la amistad y la valentía. Este libro ha recibido buenos comentarios en las páginas del New York Times y The Guardian.
octor por la Columbia University, escritor, compositor, colaborador de medios en Inglaterra, Francia y España, Matthews (La Chapelle, 1955) es reconocido como el maestro de las improvisaciones. En este ensayo, enfocado a la libre creación musical y su proceso, aborda el diálogo entre el artista y el público, los silencios como una forma de expresión, del tiempo y los lenguajes que intervienen en los instrumentos. “Este libro —expone el autor— nace, pues, de la praxis y de las ideas que genera un contacto diario con esta forma de hacer música”.
Sabor a ti
l sociólogo y ex Consejero Presidente del Consejo General del IFE, vuelve a las mesas de novedades con este volumen que reúne algunos de sus artículos periodísticos publicados entre enero de 2010 y octubre de 2012, en los que aborda la incipiente democracia mexicana a través de la forma de gobierno, los principios políticos, la historia de la transición y, en consecuencia, los retos del sistema electoral, temas que ubica a partir del contexto social y su relación con las estructuras políticas de un país en plena construcción de la pluralidad y la alternancia.
Maestría Robert Greene Océano España, 2013 406 pp.
D
os lemas acompañan al nuevo libro del también autor de 48 leyes del poder: “Tomar las riendas de nuestro destino para lograr metas extraordinarias” y “El poder supremo es la maestría”. Ahora bien, ¿qué es, precisamente, la maestría para Greene? Se trata de una forma de inteligencia que puede conseguirse tras algunos años de trabajo, práctica, experiencia y, por qué no, ciertos fracasos en un campo específico. También es una especie de “inversión” de miles de horas de trabajo para lograr el éxito que Greene explora en casos como los de Mozart, Einstein y Steve Jobs.
Messi Pablo San Román Planeta México, 2013 224 pp.
P
ablo San Román es un reconocido chef de origen español, cuya labor fundamental ha consistido en mantener viva la tradición de su tierra nativa: San Sebastián. Él no es, propiamente, el autor este libro que lleva como subtítulo Cocina mexicana contemporánea, sino una especie de médium que logró reunir a un grupo de reconocidos colegas como Benito Molina, Mónica Patiño, Patricia Quintana y Thierry Blouet, entre otros, quienes con sus recetas reinventan nuestra cocina. Aficionado de Los Panchos, San Román también homenajea a México y al bolero desde el titulo del libro.
AMBOS MUNDOS ESPECIAL
José Woldenberg Taurus México, 2013 323 pp.
Wade Matthews Turner Música España, 2012 273 pp.
D
Álvaro Mutis, casi un siglo
Leonardo Faccio Debate España, 2013 194 pp.
S
ubtitulado El chico que siempre llegaba tarde (y hoy es el primero), este reportaje o biografía heterodoxa, toma como eje tres años en la vida de Lionel Messi: 2009, 2010 y 2011. Faccio, ganador de un premio por la Fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano de García Márquez, no solo entrevista a Messi sino a un puñado de gente cercana a él, para ofrecernos un retrato completo del genio del balompié mundial. El libro no nos explica estrictamente por qué, como señala un crítico, Messi juega como juega, pero sí permite atisbar un poco de lo que es él y su intimidad.
Santiago Gamboa Facebook: Santiago Gamboa – club de lectores
E
scribo esta nota recién llegado de México, donde vive Álvaro Mutis hace más de 50 años, convencido como nunca de que el país azteca es la patria de los mejores escritores colombianos, y aquí me refiero por supuesto a Gabriel García Márquez, a Mutis y a Fernando Vallejo. Por eso siempre he creído que a México los escritores debemos merecerlo, y lo repito pensando en Mutis, en su genial obra poética y en sus novelas extraordinarias. Mutis contradice esa vieja idea de que las novelas escritas por poetas son farragosas, como barcos que se hunden por exceso de adornos, mármoles y porcelanas. Barcos que no logran salir del puerto. No es su caso. Las novelas de Mutis son trepidantes, y el hecho de que su autor sea un poeta opera de un modo muy fuerte sobre el lenguaje, sí, porque cada palabra es como una flecha que parte y da en el blanco. Su escritura no es hipnótica, exclusivamente lírica. ¿Y por qué? Porque incluso siendo un poeta es capaz de escribir frases banales, sin las cuales es imposible escribir buenas novelas. Sus poemas, que leí desde los 17 años, parecen tallados con navaja sobre marfi l. Ni sé lo que estoy diciendo, pero es por influencia de poetas como Mutis, que vengo leyendo desde siempre. Admiré de la persona muchas cosas: la elegancia con la que se refería a su reclusión en la cárcel de Lecumberri (donde leyó a Proust), el orgullo de haber tenido un mandato de arresto internacional por haberse gastado la plata de
la Esso en repetir la cena del célebre cocinero francés Vatel en Bogotá, invitando a la francachela a poetas y escritores en lugar de a banqueros. Su fuertísima voz. Su humor. Su conocimiento de la poesía francesa, su elegante acento belga, su capacidad sobrehumana para seducir, su elegante chaqueta azul marino en el puerto francés de Saint Maló recordando a Chateaubriand ante su tumba. La seguridad con la que una vez me dijo, en el Pont des Arts de París, señalando a la isla de Saint Louis: “Mira esto, míralo bien, es la vista más hermosa que ha construido el ser humano en toda su existencia”. Admiré también el modo en que se burlaba de todos, incluido yo, mientras se tomaba un tequila en Tlaquepaque, pues su humor unido a su vozarrón hacían verdaderos estragos. Una vez me dijo: “Tú eres el mejor novelista de Chapinero”, que en el DF equivaldría a decir, “tú eres el mejor novelista de la Guerrero”, o puede que menos, y a pesar de las risas de los demás comensales para mí fue un cumplido porque provenía del autor de Reseña de los hospitales de Ultramar, y eso era ya mucho. Mutis el monarquista, que a la invitación del subcomandante Marcos para ir a La Realidad respondió: “Cuando le devolvamos todas estas haciendas a la corona española, hablamos” (se refería a los países de América Latina). A este provocador entrañable, que vive en la calle Louis–Ferdinand Céline de México DF, le mando un abrazo por su entrada a los noventa. L
10 sábado 31 de agosto de 2013
MILENIO
teatro CORTESÍA GUILLERMO ARREOLA
Drenaje un paisaje La obra de José Alberto Gallardo propone una mirada excepcional del cuerpo femenino y su relación con el entorno CRÍTICA Alegría Martínez alegriamtz@gmail.com
U
na mujer es la pieza de exhibición. Objeto receptivo del ojo, de la mirada, elemento del retrato, extensión de las pinturas que visten los muros, las sombras, organismo vivo en proyección, cuerpo en proceso de reproducción fotográfica, de interpretación. Insecto humano expuesto aún con vida bajo la lente de aumento. Atrevimiento de consecuencias altas que el personaje paga por su intento de conocer más de sí a través de una mirada ajena y ante la presencia implacable de 20 pares de ojos que no saben hacia dónde mirar cuando ella se ofrece a ser tocada como lo hace su mano que recorre parte de su entrepierna con la cadera levantada en una especie de sacrificio auto impuesto. Drenaje un paisaje es el título de una puesta en escena, instalación, performance, exposición, teatro de la brevedad como lo define su autor y director José Alberto Gallardo, en el que una intrusa contratada por una mujer para extraer su más profunda sustancia a partir de la imagen, es quien guía a los visitantes por el estrecho laberinto interior de un ser humano desde su composición externa. El estudio de Guillermo Arreola, artista plástico y productor del montaje, es el lugar de la acción, espacio habitado por sus herramientas de trabajo, pinceles, botes, tubos con pintura, pasteles, botellas vacías y buena parte de su obra, que cual serie de ventanas a otros universos, se abre al paso del visitante. Piernas, cuello con soga, pezón, torso, pubis sin vello, el paisaje fijo se diversifica. Una proyección verdosa transmite
los movimientos de la mujer en el baño, partes de ella que se adivinan, su voz con palabras que se diluyen sin que sean comprendidas. Imagen de encierro interior que se derrama en un cuarto, sobre un excusado, junto al rollo de papel. Imagen sobre nuestras cabezas que adhieren la mirada al techo para descifrar lo que trata de externar un personaje que se vuelve imagen hecha pedazos. El personaje de La Intrusa pudiera ser un insecto volador femenino con mirada y voz de látigo que fustiga sin pausa al espectador y a quien tuvo la osadía de querer conocerse a través de la interpretación de alguien a quien se le dio licencia para meter sus manos en la mente, en los senos, el sexo, el rostro, el inocente abdomen de una mujer que no calculó hasta dónde la arrastraría su ímpetu auto transgresor. El texto de Gallardo es un torrente de palabras cual río rápido no exento de poesía, violentos descensos y filosos riscos. Un choque de aguas en sentido opuesto que enfrenta a dos mujeres en una espiral de provocaciones, un juego de poder en el que se utilizan las mismas armas contra un contrincante en igualdad de circunstancias. Drenaje un paisaje desata sucesos que desbordan preguntas, deseos de llegar a un terreno fijo que nunca se encuentra mientras se está presente. Es una travesía desafiante que intercepta miradas, reacciones entre personajes y espectadores inmersos en una especie de estrecho salón de feria, donde los espejos han sido trocados por pinturas y fotografías que afirman su lugar en el espacio mientras producen nuevas imágenes en la mente de quien las observa.
La obra se presenta el sábado 31 de agosto y el domingo 1 de septiembre a las 20:30 horas en Insurgentes Sur 470 interior 303. Cupo limitado con reservación: gconticinio@gmail.com
Una cruda reflexión sobre lo que oculta el paisaje, el organismo, la envoltura, la superficie que nos arropa, lo que nos conforma, nuestra memoria, la interpretación y lo que de ella desmembramos como si fuera un todo, permea esta exhibición en la que el espectador es testigo del concentrado interior que albergan dos personajes femeninos que en el camino hacia un mismo fin se volvieron opuestos hasta llegar a una condición de igualdad derrotada.
Una breve compañía conformada por José Alberto Gallardo, director y dramaturgo, por Brenda Marsella y Michele Ferrer, actrices, Josafat Aguilar, iluminación y multimedia, y Guillermo Arreola, productor, genera una experiencia destemplada, una herida fresca que se abre hacia el interior, como si la memoria quedara sujeta a los sonidos, las palabras, a los pasos de las actrices, a su mirada, su irrupción en un ámbito cercado por figuras, símbolos que transforman la atmósfera. L
LA PUERTA ESTRECHA ESPECIAL
La soledad y el pensamiento Alicia Quiñones aquinonescontacto@gmail.com
E
n medio de un jardín “donde las plantas hubieran podido crecer de manera diferente: donde no existe el orden normal, sino otro orden muy curioso…”, está un hangar olvidado al oeste de Manhattan, en el que se reúnen con la noche y sus matices, hombres y mujeres por ser su único refugio o por una extraña razón llamada miedo a la soledad y al pensamiento. Ahí, en ese extraño lugar, también se refugió algunas noches Bernard Marie Koltès (1948–1989), uno de los dramaturgos franceses que hoy es referencia fundamental para la literatura dramática contemporánea, en alguno de sus viajes a Nueva York. Koltés sobresalió por tener la suficiente imaginación y capacidad para retratar una sociedad capitalista sumergida en la violencia, y por ello situó a la mayoría de sus personajes en el bajo mundo. Él decía, y con toda razón, que las historias de amor casi no dicen nada o quizás algunas sí, y que para ser concreto, la tragicomedia y la tragedia, principalmente, eran caminos más directos, más sublimes para exhibir los antivalores, los antihéroes, el sinsentido y la tristeza del pensamiento. Pero volvamos al oeste de Manhattan: ese puerto olvidado no solo ha servido de refugio para los
mendigos, también es un sitio donde las cuentas se ajustan tras la ley de la fatalidad; un sitio donde la policía, “por oscuras razones”, como el mismo Koltès dijo, no pisaba jamás, y en el cual encontró el escenario de Quai Ouest y los personajes de En la soledad de los campos de algodón: Dos hombres están en un escenario de tinieblas, que lo mismo podría ser un campo abandonado que una ciudad en ruinas, en un tiempo donde lo único que se puede comercializar es ilícito y lo único que se desea conseguir es imposible en lugares cotidianos, con luz. Los hombres se cruzan en la noche: un dealer y un comprador. Dígame qué desea y yo se lo vendo, dice uno; dígame qué tiene y le diré qué quiero, responde el otro. La transacción, el trueque; el intercambio en todas sus formas: es deseo. El deal fue el medio directo que el autor encontró para realizar un ensayo de la tristeza como razonamiento del deseo, de las relaciones humanas cínicas pero teñidas de afectividad y de miedo. Esa es la esencia de En la soledad de los campos de algodón. Dos hombres traicioneros que jamás revelarán el fondo de su deseo por creer que si el otro lo revela, el escucha será más fuerte, y a su vez creen que si revelan su deseo, destruirán al otro. Complicado. ¿Por qué entablar un discurso, una discusión tan cínica y absurda? Soledad.
Bernard Marie Koltès
Esta historia es también un tratado de la condición humana del que podríamos concluir que el pensamiento y el lenguaje puede hacer que seamos extraños los unos para los otros, y que el amor y el odio son, también, una negociación entre soledades. La puerta estrecha se ha cerrado. L
sábado 31 de agosto de 2013 11
LABERINTO
cine Sarah Minter
“Siempre me han interesado las cuestiones marginales” El nuevo trabajo de la realizadora mexicana retoma, dos décadas después, a los protagonistas de su documental sobre las bandas y el movimiento punk en México, así como la problemática de la violencia, las drogas, la falta de perspectivas generacionales ENTREVISTA CORTESÍA SARAH MINTER
Carlos Jordán gonzalezjordan@gmail.com
A
mediados de la década de los ochenta, Sarah Minter se propuso filmar la cotidianidad de una banda en Neza. El testimonio tiene por nombre Nadie es inocente. Su documental se convirtió en un material indispensable para entender el movimiento punk en México. Dos décadas después, la directora retomó a los personajes del filme, para descubrir el rumbo que tomaron sus vidas. El resultado de esa investigación se titula, Nadie es inocente (20 años después). La película se proyectará el próximo 4 de septiembre en la Biblioteca Vasconcelos, como parte del ciclo Cine Mexicano en el mes patrio. ¿Cómo nace el proyecto Nadie es inocente y por qué lo retoma veinte años después? Siempre me han interesado las cuestiones marginales. En los años ochenta conocí a un chavo de Neza, que a su vez nos presentó con los miembros más pequeños de la banda Los Mierdas Punk. Cuando les propusimos hacer un documental nos llevaron con los más grandes, que tenían trece o catorce años. Todos se prendieron con el proyecto. Nos tomó dos años armar la película e hicimos un buen vínculo. Con el tiempo, varios de los participantes se volvieron agentes culturales, entre ellos “El Pablito”, con quien mantengo contacto. En 2008, se me ocurrió que podía ser interesante retomar el tema y darle
Escena del filme Nadie es inocente (20 años después)
continuidad; así restablecimos el nexo con varios porque otros estaban muertos y unos más en el gabacho. ¿Cuáles fueron los cambios más significativos que ubicó en Neza de 1987 a 2008? Algunos vivían en el mismo lugar porque reconstruyeron sus casas para quedarse pero con su nueva familia. Hoy existe otro tipo de violencia, antes era más horizontal
pero la llegada de los Mara Salvatrucha cambió las cosas. “El Pablito” escribió un libro sobre eso y recibió amenazas, de hecho en una ocasión tuvimos que cancelar la filmación porque temíamos que nos fuera a pasar algo. Es decir, antes era más visible y menos cruel que ahora. ¿Qué sobrevive del punk? En los ochenta era una filosofía autodes-
tructiva; ahora sobrevive el anarquismo pero dentro de una línea de reconstrucción social. “El Pablito y “El Cienfuegos” están involucrados con su comunidad. Aprendieron de los estragos de la droga y la hicieron a un lado. Durante los ochenta, Neza tenía diferentes bandas, los grupos se determinaban por estilos de música y los punks fueron los únicos que asumieron que no había futuro; los otros, charangueros, por ejemplo, eran asimilados del sistema. ¿Había una relación con el movimiento punk del DF de aquella época? Con las bandas del norte de la ciudad y Los Panchitos. El Chopo era un punto de encuentro. La película les sirvió para coaccionar a la banda, era su carta de presentación; después hicieron otros dos filmes, La neta no hay futuro y Sábado de mierda. También eran reconocidos en Tijuana e incluso en Berlín. En los últimos años, su propuesta audiovisual ha migrado del cine al videoarte, ¿por qué? Por una cuestión de independencia. Cuando giré hacia las artes visuales no era tan sencillo hacer cine y tampoco existían tantos estímulos. Al irme por la libre descubrí otra propuesta de lenguaje y sin querer me vinculé de manera orgánica con las artes visuales. Hoy todo está más mezclado pero en esa época las categorías eran rígidas e incluso dirigían el sentido de tu trabajo. El formato fue lo que le dio la libertad que buscaba… En cierto sentido sí, además me interesaron autores menos convencionales. Dziga Vértov es el más grande de todos porque en 1920 ya proponía un cine experimental. Sus películas trascendieron la narrativa de la dramaturgia y trazaron nuevas rutas. Las cámaras son la concreción de su idea de “cine ojo”. El primer Wenders iba en esta dirección. Godard es uno de sus mayores herederos, tan es así, que cambió su lenguaje en aras de alcanzar un cine más libre. Hoy todo eso parece normal, pero ellos fueron grandes transformadores. L
HOMBRE DE CELULOIDE ESPECIAL
Cine y política alemanes Fernando Zamora @fernandovzamora
C
on más de diez años haciendo cine político, Christian Petzold ha conseguido una manera propia de narrar, un estilo. En Barbara, Petzold retoma los formatos del cine soviético y en forma análoga a Kieslowski confronta esta manera de ver el mundo utilizando su propio discurso. Así, la historia de la vida cotidiana, la del obrero, la del hombre de a pie (en este caso una mujer que además es doctora) la historia, en fin, aparentemente mínima de la que se servía el cine soviético para elogiar una emancipación marxista que en el terreno de lo real no llegó, sirve para espetar al socialismo los excesos en los que cayó. La exaltación de la cotidianidad se vuelve monotonía y opresión en la obra de Petzold; se vuelve tensión dramática que reflexiona la historia reciente de Alemania. La película transcurre en el antiguo país soviético, en un hospital en el que aparece un día una misteriosa mujer. Cerca del hospital hay una prisión, un campo de concentración socialista. Aquí el sistema encierra y mata a sus enemigos, en herencia soviética del nazismo. Quienes creímos que había redención en el marxismo despertamos con novedades como ésta. Para encontrar su lugar en el mundo, Barbara tiene que escapar, alienarse.
Marco Abel, académico estadunidense especializado en la historia del cine alemán, hace notar que entre los observadores y los críticos de cine, Petzold es hoy por hoy uno de los artistas más representativos de la Alemania que siguió al fin de la Guerra Fría y a la caída del muro de Berlín. El logro de Petzold consiste en haber revivido el discurso político del cine en un país en que las medianías ideológicas no parecen posibles. La reinvención del cine político en el panorama alemán comenzó a fines de la década de los noventa y, como en el caso de “La movida” madrileña, pasó sin hacerse notar mucho hasta que comenzó a volverse un fenómeno de taquilla nacional. Antes de este nuevo cine que han llamado Escuela de Berlín, los medios masivos alemanes vivían como en el resto del mundo, en el estupor hollywoodense. Los críticos no hacían otra cosa que re–escribir boletines. La historia de la Escuela de Berlín va más o menos así: a mediados de los noventa, los cineastas alemanes habían logrado atraer a sus propias audiencias en lo que llaman “cine de consenso”. Guiados por la fórmula del éxito taquillero, los cineastas del cine de consenso consiguieron unificar culturalmente a un país traumatizado por sus excesos políticos. Fue entonces, cuando los artistas consiguieron “el consenso” del público,
Barbara. Dirección: Christian Petzold. Guión: Christian Petzold y Harun Farocki. Fotografía: Hans Fromm. Música: Stefan Will. Con Nina Hoss, Ronald Zehrfeld y Rainer Bock. Alemania, 2012. y ganaron sus propias taquillas, que pudieron tocar temas más profundos y graves: la historia nacional. Barbara enfrenta la necesidad de narrar lo sucedido en el país después de la Segunda Guerra Mundial; Christian Petzold habla de la soga en casa del ahorcado y lo hace sin falsos esnobismos y sin un previsible deseo de escandalizar. El autor cuestiona efectivamente el sentido del ser alemán en la posguerra y lo hace echando mano de grandes actuaciones, de un discurso de formato soviético y una posición política real.L
12 sábado 31 de agosto de 2013
MILENIO
varia ESPECIAL
La artista sueca, ca. 1900
Svanen, 1915
El Negro Durazo y yo
Hilma af Klint: ¿pionera de la abstracción?
ARCHIVO HACHE
GUÍA VISUAL
Heriberto Yépez hyepez.blogspot.com
D
entro de poco, Lo negro del Negro Durazo (1983), “la biografía criminal de Durazo escrita por su Jefe de Ayudantes” (José González G.) cumple 30 años. Solo ese año vendió más de 150 mil ejemplares. Mi hermano mayor —leydo de barrio— me hablaba de ese libro con emoción, al igual que de la biografía Juan Gabriel y yo (1985), también escrita por un asistente soplón. Estos son los primeros libros que recuerdo haber discutido con Javier, ahora muerto. También escuchábamos a José José y Pink Floyd. Mi hermano perseguía en los libros la “revelación” — expectativa venida de la Biblia, que él criticaba con ahínco, aunque era fanático de los Apocalipsis, el de San Juan y los apócrifos—; en los textos él buscaba confesión y denuncia. Cada semana leíamos Duda. Para diferenciarme en algo, yo migré a los libros literarios. Lo que mi hermano leía, claro, era más interesante. Literaturas son pudores. La mejor literatura norteamericana se define por una supuesta “naturalidad”, straightforwardness, franqueza, desvergüenza, crudeza, historia o voz personal. (El experimentalismo norteamericano posmoderno es una crítica a este previo yo whitmaníaco). La literatura mexicana, en cambio, tiende a ser reticente. Esta literatura juzga fácil esa primera persona (express y expresiva) y ese loco coloquio. Aun cuando cree practicarlo toma voz prestada. Hablaba del Negro Durazo y mi hermano, dos figuras
paternales, miembros ya fantasmas. No comparto el rechazo que los letrados sienten hacia la narcoliteratura. Yo prefiero los errores de Hilario Peña a las supuestas virtudes de Emiliano Monge. Me agrada esa zona donde la literatura repta, y la piel descascaja, ya vieja. Soy crítico porque soy carroñero. Como las hienas —entre chillidos tomados por risas— suelo llegar pronto al lugar donde el cadáver supura, y reventarlo sin pena. La crítica es entendimiento. El entendimiento solo puede ser alcanzado cuando algo agoniza o ha terminado. Antes sería precoz analizar o definir. Los académicos son los críticos que usan toga y tenedor para degustar lo engusanado. Los reseñistas —con un gancho en la nariz— son simplemente precoces. La crítica literaria, en sí misma, está muriendo. Me iré con ella. Mi hermano leía todo tipo de impresos. Él me dijo que con Lo negro del Negro Durazo comenzaba otro tipo de libros en México. Se equivocó en lo general pero acertó en la literatura. Ahí comenzó —sin que los literatos mexicanos lo sepan— la narcoliteratura, que en estos años agoniza. Ya fue hecha. Ahora solo falta que la exploten (vía cirugía estética) los que ayer despotricaron contra ella: los literatos y su estilo, ese zombie. Novo —cínico conveniente— lo sabía: los sexenios dan forma a la literatura mexicana. Y hoy —a la luz de una lámpara de petróleo— el libro sobre el Negro Durazo reverdece en su estante. L
Magali Tercero mtercero2000@yahoo.com.mx
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reó una técnica para realizar dibujos automáticos cuando aún no existía la escritura automática surrealista y, a partir de 1906, realizó obra monumental no figurativa. Para cuando el ruso Vasili Kandinsky, gran artista y seguidor de la teósofa Madame Blavatsky como muchas mentes brillantes de la época, se proclamó autor de la primera obra abstracta de la historia del arte, en 1911 Hilma af Klint ya tenía un cuerpo considerable de obra destinada a exhibirse en los museos europeos y estadunidenses a partir de 1989. Heredó más de mil cuadros a un sobrino, entre ellos su obra central “Las pinturas para el Templo”, 111 óleos. En 1944, cuando murió a los 81 años, se reveló una restricción en su testamento: su obra secreta, la de orden abstracto hecha para revelar realidades invisibles, esa obra reunida este 2013 en una asombrosa exposición itinerante, podría ser vista solo veinte años después. El mundo no estaba preparado para comprender la naturaleza espiritual de su mensaje. Había nacido en Suecia en 1862, cuatro años antes que Kandinsky, cuando los mejores, los medianos y los peores practicaban el espiritismo y la teosofía. Dibujante talentosa, excelente en matemáticas, fue impulsada por su padre almirante e ingresó a la Escuela de Bellas Artes de Estocolmo. La ley sueca era la única que “permitía” a las mujeres el lujo de educarse. Y todo esto coincidió con la muerte de su hermana y su consecuente inmersión en el espiritismo. Sesudas tertulias masculinas A partir de 1906, Af Klint pintó series. Colores planos y simetría en la composición fueron la constante en una obra radical, tan adelantada a su tiempo que parece actual. Antes, se consolidó como artista del paisaje y el retrato. Y fue autosuficiente —no se casó ni tuvo hijos—, en un entorno donde los colegas masculinos creían a las artistas unas incapaces, meras reproductoras de la realidad. Al terminar sus estudios, cinco años como alumna destacada, la institución le cedió un estudio en la calle céntrica de las galerías de Estocolmo. Participó en exposiciones colectivas donde también figuraba Kandinsky. Sabía que le estaban vedadas las sesudas tertulias de los pintores hombres, pero conocía su trabajo.
Teósofa como Kandisnky y Mondrian Tuvo su propia tertulia espiritista. Su grupo de mujeres, “Las Cinco”, le permitió volcarse en la pintura. Además de la vocación, compartían creencias habituales en la segunda mitad del siglo XIX. Como el poeta Yeats y como muchos otros —Mondrian, el “padre de la abstracción”, por ejemplo—, fue adepta del movimiento de Madame Blavatsky. Arte abstracto y teosofía estuvieron profundamente relacionados. En Realidad natural y realidad abstracta, Mondrian teorizó sobre la belleza universal de la forma abstracta: “Esta nueva idea ignorará (…) forma y color naturales”. La teosofía establecía que la creación era progresión geométrica a partir de un solo punto. Kandinsky, a su vez, justificó su pintura con el tratado Abstracción y empatía de Wilhelm Worringer, quien no creía que las leyes del Renacimiento sirvieran para calibrar el arte de otras culturas. ¿Estado de conciencia artística? A los 44 años, Af Klint dio un giro radical. Aparecieron en sus lienzos símbolos como el triángulo, el círculo, la espiral. Magnífica colorista, dio a su obra un cariz particular, visionario, tan increíblemente avanzado que hoy existen cientos de artistas afines a ella. Y muchas de sus obras, fácilmente famosas en esta democrática era global, no tienen mayor calidad. Pero eso es otra cosa. La pintura de Af Klint revela un elevado estado de conciencia. Y, aunque ella lo pensara así, eso no tiene relación con ningún espiritismo. Y aquí cito a Pável Granados, quien sostuvo en un texto sobre Víctor Hugo que el espiritismo es una disciplina que conecta a las personas con una parte interna desconocida. Hilma af Klint fue una artista excepcional, con pleno dominio de su técnica, que está inquietando a los historiadores del arte. Este año, su obra ha sido exhibida en el Museo de Arte Moderno de Estocolmo, en el Museo Hamburger Behnhog de Berlín (hasta octubre 6) y estará en el Museo Picasso de Málaga (entre octubre de 2013 y febrero de 2014). La gira termina en junio de 2014 en el Museo de Arte Moderno de Louisiana. Por cierto, un ilustre predecesor de Hilma —aunque su auténtico genio está en la escritura—, fue Víctor Hugo con sus 3500 dibujos posteriores a 1830. A partir de 1853, Hugo buscó a su hija muerta —tal como Hilma buscó a su hermana—, en el espiritismo: “El cielo, por medio de estas sesiones, me ha regresado al ser que más he amado en mi vida, mi hija”. L