Labio Asesino #2

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NĂşmero 2


Editorial Tras un año lleno de inmensas alegrías que nos ha dado el primer número de este proyecto, volvemos a las andadas con el segundo número de Labio Asesino, el fanzine feminista que pretende ser mucho más que eso. Seguimos tratando de organizarnos y hacer un aquelarre donde quepamos todas. Hemos conocido muchas mujeres que nos han llenado de energía, cada día nacen y proliferan iniciativas feministas que tenemos ganas de investigar más a fondo y que lleguen lo más lejos posible. Si con estas páginas conoces algo nuevo y te llenas de fuerza, hemos conseguido nuestro propósito. Decíamos hace un año que no sabíamos el camino que nos esperaba ni dónde nos llevaría este proyecto, pero seguimos queriendo que nos acompañes. ¿Te apetece? labioasesino@gmail.com Labio Asesino Fanzine Labio Asesino Fanzine Buscamos colaboradoras que quieran escribir sus preocupaciones, sus inquietudes, sus rebeldías, sus poemas, sus llantos, sus alegrías... que quieran, en definitiva, compartir(se). Ponte en contacto con nosotras si quieres formar parte de este viaje. Todos los textos no firmados son de Araceli Pulpillo, coordinadora del fanzine, así como la maquetación y corrección.

¡Seamos las brujas que no conseguirán callar!


ÍNDICE

PSYQUÉ Y ANTHROPOS

Mujeres mapuches antipatriarcales 4 AQUELARRE Mujeres andaluzas que hacen la Revolución 6 NUESTRAS BRUJAS María La Libertaria 8 ENTRE[vista] Antoinette Torres Soler 13 CULTURAMAZONAS Mujeres en el Rap 18 REFLEXIONEANDO Piedras en el camino ante la Violencia de Género 21 Desafío a la Ley y a la Virgen María 23


PSYQUÉ Y ANThROPOS

Mujeres mapuches antipatriarcales por Araceli Pulpillo

Collage: Araceli Pulpillo

civilizaciones que habían habitado miles de años allí. Cuando decimos que no hay nada que celebrar el día de la “conquista” es precisamente porque es descabellado celebrar la aniquilación que supuso ese “descubrimiento”. Se ocupó el territorio de pueblos que ya estaban asentados allí, se asesinó a millones de nativos, se esclavizaron, se les infectó de epidemias traídas de Europa, se inició la reconversión de las tradiciones y culturas de los pobladores originarios: esquimales, atapascos,

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os pueblos originarios de América, a lo largo de su historia, han tenido que vivir episodios de violencia y crueldad. Cuando el 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón “descubrió” que más allá del océano había tierra y que el planeta donde habitamos no era redondo, occidente desplegó un arsenal de medios para conquistar un terreno con una riqueza inmensa. Esta conquista, iniciada por Europa, la padecieron las 4


algonquinos, iroqueses, semínolas, comanches, siux, araucanos, apaches, navajos, tupís, guaranís, fueguinos, ciboneys, arahuacos, chibchas, y un largo etcétera. No se puede celebrar un genocidio en nombre de la supremacía blanca, no se puede celebrar la barbarie que ocasionaron y que aún a día de hoy es un poso que late en América, un territorio repartido entre las grandes potencias para extraer sus recursos y exprimirlos.

Su forma de entender la relación con la tierra es imprescindible para entender que si no retrocedemos en nuestro afán por explotar los recursos naturales, nuestro final como especie es la destrucción del planeta tal y como lo conocemos. En esta línea, la Marcha de las Mujeres Originarias por el Buen Vivir de 2015 fue el inició de la unión de mujeres de 36 pueblos originarios para hacer llegar sus propuestas al Estado de Argentina. Esto les permitió crear una red para trabajar en conjunto por el buen vivir como forma de vida y como sistema, pensando en la necesidad de reapropiarse de la capacidad de soñar.

Uno de esos pueblos que han sufrido y que a día de hoy resisten en una lucha incansable, es el pueblo Mapuche, situado en Ngulu Mapu y Puel Mapu, lo que nosotras conocemos como el Sur de Chile y Argentina. Hace unos meses escuché una conferencia de Moirá Millán que dio en CNT-Córdoba. Hablaba de la represión sin precedentes a la que se enfrentan cada día. Bien conocido es el asesinato de Santiago Maldonado que ha dado la vuelta al mundo, sin embargo Millán hablaba de que en la cotidianidad las personas mapuches que dan voz a sus raíces y que luchan, son amenazadas, arrestadas o asesinadas. El conflicto con Benetton, el imperio textil italiano, que tras la compra de 900.000 hectáreas en la Patagonia, se siente con el derecho de desterrar de la tierra a un pueblo que no cree en la compra y venta de las raíces ancestrales, es un ejemplo del tipo de agresiones que está padeciendo el pueblo mapuche.

Una de las cosas del discurso de Moira que me parece necesario señalar, y que nos puede ayudar a comprender mejor su lucha e idiosincrasia, es que para las mujeres mapuche el feminismo no tiene sentido. Ellas se definen mujeres antipatriarcales y el feminismo lo ven como una herramienta que a ellas no les sirve ni les pertenece. Y es que la articulación por liberarse de las distintas formas de opresión que vivimos las mujeres no es una fórmula exacta.

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Decía Moira: «La lucha del pueblo mapuche es la esperanza del mundo». 5


aquelarre

Mujeres andaluzas que hacen la Revolución

Lavanderas trabajando en El Fontanal de Priego de Córdoba en tiempos de la Segunda República.

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a historia va acompañada de la memoria que perdura. La memoria no es inocente. La memoria es un arma arrojadiza que se ofrece a las generaciones venideras para saber y comprender mejor dónde estamos y cómo hemos llegado hasta aquí. Ésta nos permite comprender los lastres y los avances, los derechos y las injusticias que acarreamos como sociedad, y que calan nuestros diminutos cuerpos. Ésta nos devuelve pesadillas y nos impregna de luces. En definitiva, gracias a la historia y su memoria nos reconocemos en las otras y nos posicionamos frente a los de más allá. Por eso mismo la memoria histórica se distorsiona tanto, por eso mismo desde las élites se pretende contar un relato intencional que remarca una parte de la historia -su historia- vaciando la otra parte -nuestra historia como pueblo-. En el Estado español, precisamente, sabemos mucho sobre lo bien maltratada que ha 6


sido, y es, nuestra memoria histórica. Este sistema se asienta sobre una alfombra que pretende tapar la mugre, que pretende no airear la dictadura, los crímenes cometidos, los asesinos y los verdugos. Este sistema, maltrata y esconde las luchas por la democracia y contra el fascismo que se libraron bajo el suelo que hoy día pisamos, como si fuéramos ajenos a que, aún a día de hoy, la humillación se posa sobre el rostro de los que señalaron como derrotados. Frente a los discursos hegemónicos, tras la represión ejercida, y para recuperar la dignidad de lo que somos, debemos escarbar en la tierra con las propias manos para sacar a relucir los hechos; hechos contados por las que fueron silenciadas. Por eso la importancia del proyecto del que venimos a hablar hoy: Mujeres andaluzas que hicieron la Revolución, porque como bien sabemos, el sujeto mujer ha de escarbar mucho más a fondo, si cabe, para rescatar el pasado. Este proyecto, que anima Virginia Piña, nace desde el corazón y el cariño, ante la necesidad de reflexionar a propósito de la identidad y los avances andaluces. Nace como una responsabilidad presente de poner en valor a todas esas mujeres que abrieron y abren paso en nuestro camino. Dicen en su carta de presentación que nacen «desde la necesidad que, desde el feminismo, sobretodo andaluz, nos empuja a buscar referentes históricos para continuar creando una base sobre la que sustentar un movimiento tan amplio como es el feminismo decolonial de nuestra tierra». Sin mujeres no existe Revolución alguna, por ello la importancia de rescatarlas para que nos enseñen, como pioneras, los pasos que dieron y abramos, así, debates para saber los pasos que debemos seguir dando. Decía Julia Conesa, una del las Trece Rosas, fusiladas por el franquismo más rancio, «Que mi nombre no se borre de la historia», hagamos pues que perdure el suyo y el de todas las mujeres luchadoras. Para saber más del proyecto entrad en su página de Facebook, que tiene el mismo nombre, donde van actualizando con biografías de mujeres. También puedes colaborar mandando biografías de mujeres andaluzas que conozcas a: mujerandaluzaporlarevolucion@gmail.com. Nosotras desde este pequeño espacio, os animamos a que repliquéis el proyecto en vuestras ciudades, provincias o comunidades, y que se extienda como la pólvora. ¡Rescatemos nuestra memoria revolucionaria!

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nuestras Brujas

María La Libertaria por Virginia Piña Cruz

Ilustración: Beatriz Luque

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aría Silva Cruz nace en Casas Viejas, Cádiz, el 20 de abril de 1915. Hija de María Cruz y Juan Silva, tuvo siete hermanos más. Criada en una familia humilde y jornalera, con una fuerte tradición de lucha. Su abuelo, Francisco Cruz Gutierrez, más conocido como Seisdedos, fue un militante activo de la CNT y propulsor de la insurrección de Casas Viejas, de la que hablaremos más abajo. Pasó una parte de su infancia en la finca del Zapatero, donde su familia trabajaba en la extracción de carbón. Tras la muerte de uno de sus hermanos y de su abuela, sus padres decidieron trasladarse a la aldea de Casas Viejas. Allí sus hermanos tuvieron la oportunidad de ir a la escuela. A María las labores del hogar y el catecismo no le atraían mucho, por ello pasaba la mayor parte del tiempo en casa de sus abuelos paternos, donde Catalina, esposa de Seisdedos, le enseñó lo más importante y le descubrió las ideas libertarias leyéndole, entre otras, novelas de la familia Montseny. Además, su círculo más cercano estaba poblado de personas ácratas y anarcosindicalistas, como su abuelo o su padre; así María poco a poco irá haciendo suyos los principios básicos de solidaridad y libertad. Siendo adolescente, en el pueblo fundan un pequeño colectivo de mujeres llamado Amor y Armonía en el cual militará, junto con su hermana Catalina, promulgando la idea de la mujer libertaria y del anarcosindicalismo. Cuentan que el nombre de la Libertaria le fue puesto por un Guardia Civil del pueblo. María iba con sus amigas paseando por la plaza con un pañuelo rojinegro atado al cuello, haciendo alarde de sus ideas y militancia, un Guardia Civil la increpó y le ordenó que se lo quitara, a lo que ella hizo caso omiso. El hombre la agarró y de un manotazo le quitó el pañuelo, María, con agallas, le respondió con una tremenda bofetada y el Guardia Civil le gritó: «¡Me las pagarás, Libertaria!», quedándose ya con ese mote durante el resto de su vida.

Siendo adolescente, en el pueblo fundan un pequeño colectivo de mujeres llamado Amor y Armonía en el cual militará, junto con su hermana Catalina.

Recorte del periódico Tierra y Libertad, 1932.

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El hecho que marcó su vida y la de toda su familia, tuvo lugar el 11 de enero de 1933, cuando se proclamó el Comunismo Libertario en Casas Viejas. Ese día siguieron la táctica que luego se denominó “gimnasia revolucionaria”, que consistía en fomentar la agitación social a través de insurrecciones en diferentes puntos del Estado donde se denunciaba la miseria por la que pasaba la clase trabajadora; la intención era que dichas insurrecciones se expandieran por la totalidad del territorio, propagando así una llama incendiaria que propulsara la Revolución Social. Después de la proclamación María, junto con varias compañeras y familiares, sacó su bandera rojinegra y se paseó por todo el pueblo anunciando lo ocurrido y alentando al resto de habitantes para que se unieran a la revolución. Durante ese día, sirvió de enlace para que a los revolucionarios no les faltara agua o comida, además de servir de mensajera. Cuando la Guardia de Asalto y la Benemérita llegaron al pueblo, María y ocho personas más corrieron a refugiarse a casa de su abuelo Seisdedos, donde fueron rodeados. El ruido de la metralla silenciaba a todo el pueblo. Estaban acorralados por la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, que no dudaron en prender fuego a la choza sin importar que dentro hubiese incluso niños. La choza comenzó a arder, y María corrió a la cocina a refugiarse con otros familiares. Junto con su primo Manuel García Franco, que era un niño aún, logró escapar de la atención de los guardias, escabulléndose tras una mula. Otros no corrieron la misma suerte y fueron acribillados cuando intentaron escapar de las llamas. María llegó a su casa, con el pelo quemado y llena de sangre, hay quien dice que herida en una pierna. La choza de su abuelo se derrumbó, con muchos militantes dentro, entre ellos Seisdedos, que murieron calcinados. Los que intentaron escapar de las llamas fueron tiroteados al poner un pie fuera de la choza.

La choza de Seisdedos tras ser quemada por las tropas de asalto enviadas a Casas Viejas. Foto: Campúa (José Demaría Vázquez) 10


En la madrugada de ese mismo día, la Guardia Civil llamó a la puerta de la casa de María, donde toda su familia se encontraba refugiada. Pero no venían a por ella, sino a por su padre. Esa fue la última vez que lo vio con vida, pues un par de horas después, lo asesinaron de un tiro en la cabeza en unos mataderos cerca del pueblo.Un total de 28 personas fueron asesinadas en los sucesos de Casas Viejas, sumiendo al pueblo en una profunda crisis. Ante los hechos, algunos supervivientes decidieron huir, pasando algunos días en establos y cortijos ruinosos cercanos. Tras dos días escondida, la Guardia Civil encontró a María, deteniéndola y encarcelándola. Fue llevada a la prisión de Medina Sidonia, donde negó todas las acusaciones y afirmó que durante todo el día estuvo en casa con su madre. Fue en estos momentos cuando la imagen de María Silva, la Libertaria, empezó a adquirir su carácter épico y rompió las barreras de su pequeño pueblo, no solo dentro del mundo cenetista, sino en toda la provincia de Cádiz. Para la derecha, María era la imagen del movimiento revolucionario. Para la izquierda, la imagen de una superviviente a la masacre de Casas Viejas que acabó cautivando a todas las corrientes. Hildelgart la comparaba en un artículo con una Mariana Pineda del siglo XX, comprometida y luchadora. En Andalucía, diversas coplas carnavalescas hablaban de ella. También fueron muchos los periodistas estatales que quedaron encandilados con la joven, haciéndola responsable del legado de Seisdedos y de aquellos campesinos y jornaleros que se levantaron contra la República. Fue durante esta estancia en prisión cuando conoció a Miguel Pérez Cordón, militante de Paterna de la CNT. Miguel apoyó firmemente la versión de María de que no había participado en ningún hecho; desde su posición de escritor publicó varios artículos para conmover a la opinión pública, consiguiendo que las voces contrarias a la encarcelación crecieran y presionaran para su puesta en libertad. Gracias a las gestiones de Miguel y a su defensa, María fue liberada de la cárcel de Medina. Esta libertad duró poco pues a las horas fue de nuevo detenida y enviada a la prisión de Cádiz. El 21 de febrero por fin quedó en libertad gracias, en parte, a las tensiones que se estaban produciendo por su reclusión en la cárcel en todos los niveles de la República. Su relación con Miguel Pérez, que en un principio fue de solidaridad, se afianzó en una relación sentimental que los unió durante el resto de sus vidas. Una vez fuera de la cárcel (la defensa de María consiguió su libertad sin cargos), fueron a vivir un tiempo a Paterna antes de marcharse a Madrid, donde Miguel comenzó a trabajar en la redacción del diario CNT. María contaba con diecisiete años por aquel entonces. No se sabe si ambos vivían como pareja o si pasaron por el Registro Civil, pero de su estancia en Madrid nació su primer hijo. Durante aquel tiem11


po, María y Miguel participaron activamente en los círculos anarcosindicalistas, donde la joven contaba con altos grados de popularidad, hasta el punto de participar en un mitin junto con Melchor Rodríguez, El Ángel Rojo, en el Ateneo Libertario de Bravo Murillo (Cuatro Caminos, Madrid). Se recuerdan sus palabras: «Compañeros y compañeras, pueblo de Madrid que en estos momentos escucha la voz emocionada de una superviviente de la tragedia que conmovió a España y al mundo entero; pueblo que muestra su rebeldía, su ansia de superación y de terminar con todos los traidores, con todos los vagos profesionales que le han esclavizado…».

Hasta aquí pudo leer, pues la joven rompió a llorar al recordar la masacre de Casas Viejas, y el discurso se finalizó por el presidente del mitin. El 1935 la pareja vuelve a Paterna. No queda muy clara la razón, pero se cree que el embarazo hace que María quiera encontrarse cerca de su familia. Es así como nace, en junio de ese año, su hijo Sidonio. Pasa un año tranquilo, que parecía solo la antesala de lo que se le venía encima a aquella familia. Franco da el golpe de Estado y, sin ninguna confrontación, entra en Andalucía. Cádiz queda rápidamente bajo el mando de los golpistas. Cuando llegan a Paterna, María se refugia en su casa, junto con su marido y su hijo. En esas circunstancias, Miguel tiene que partir para no ser fusilado, pues le precede una fama en CNT que no pasará inadvertida. Huye él solo hasta Ronda, pensando que nadie atacaría a su mujer, una joven de diecinueve años, y a su hijo con solo uno. Cuando los falangistas entran en Paterna, María huye a protegerse a casa de la familia de Miguel, donde fue raptada por las hordas fascistas en la madrugada del 23 de agosto, aunque hay quien dice que fue el 19, para ser asesinada un 24 de agosto de 1936. No se sabe si fueron los falangistas u otros militares cercanos a los franquistas. Tampoco se tiene certeza de dónde fue asesinada. Si fue en la Laguna de Medina, en la carretera de Paterna a Medina o en la finca El Manjón, cerca de la Janda. Tampoco se sabe si su cuerpo fue arrojado en la fosa común de Ventorrillo del Retín o en la Laguna de Medina. Hay quienes creen que fue llevada al cementerio de Paterna. Su hijo Sidonio (a quien cambiaron el nombre a Juan), ya fallecido, y su hermana Catalina, que huyó a Francia como refugiada y murió este mismo verano, no consiguieron dar con su cuerpo, a pesar de su incansable búsqueda. Me gustaría recordar que ese día no solo asesinaron a María sino que también acabaron con el hijo que portaba en su vientre; este hecho no detuvo las balas que terminaron con sus vidas.

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Entre [vista]

Antoinette Torres soler

Fotografía de Ángel de Manuel para periódico Diagonal.

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Para empezar: ¿Quién es Antoinette Torres según la propia Antoinette Torres?

camino vi que había una teoría bastante oculta e invisibilizada sobre mi propia vida. Yo no sabía que existía. Me vino bien y cambiaron muchas cosas. Me explico, yo comencé Afroféminas intentando reivindicar una mujer negra formada, con estudios, inteligente, activa, etc., pero al conocer el feminismo negro me di cuenta de que había matices clasistas dentro de mi propio discurso. Sojourner Truth fue una de las primeras feministas negras, su discurso brillante Acaso no soy una mujer me hizo repensar. Me hizo darme cuenta de que en la humildad, en la vida sencilla o en la pobreza no tiene por qué haber poca inteligencia, que no estudiar no te hace menos capaz.

Me defino como una persona rebelde. Desde pequeña sabía que no había nacido para servir a ningún hombre. Lo tenía clarísimo. Con 12 años, en un campamento al que íbamos en La Habana, recuerdo que me dijeron que por qué no lavaba la ropa de mi hermano, a lo que yo respondí que si él tenía dos manos como yo que la lavará él igual que yo. Seguramente sea por la educación que me dio mi mamá. Yo no estaba para servir a nadie. Sabía que si algún día tenía compañía, como ahora, que llevo 11 años casada con un hombre, sería mi compañero de vida pero no iba a estar detrás de él. El resto de mis amigas no pensaba igual que yo, por eso he sentido que rompí con la norma en ese sentido.

Entender esto me ha permitido conocer la teoría y la historia del feminismo negro, entender más mi realidad, entender que estas mujeres existen y que de hecho mi abuela era como Sojourner Truth, que a pesar de no haber estudiado, puso todo su esfuerzo porque mi madre y mi tía fueran a la Universidad.

También me siento rebelde con respecto al mundo académico desde siempre, incluso antes de conocer el feminismo negro. Eso me ha hecho tener un sentido crítico bastante más desarrollado. Y tras conocer el feminismo negro y los estudios decoloniales me di cuenta de las opresiones que aceptamos al vivir en occidente.

Yo digo que vengo de un entorno matriarcal y de un feminismo natural. Mi abuela puso todos sus esfuerzos en avanzar sin un hombre, se separó y se divorció, algo que también hizo mi madre. Mi madre decidió que quería seguir su vida profesional, ya que mi padre no entendía que ella ganase más que él. Mi padre no fue a la Universidad. Su carencia de cultura le supuso un choque para entenderlo. Hablo de feminismo natural porque en mi casa siempre había muchos libros de Psicología pero ninguno de feminismo. Era más bien sentido común, conciencia de ser libre, de tener libertad de decisión y acabar con esa supuesta vulnerabilidad

Además me considero una buena persona. Con sueños y convicciones en mi vida cotidiana.

¿Cómo llegó a ti el feminismo, o como llegaste tú a él? ¿Y cuál ha sido tu relación con el mismo hasta llegar a hoy? El feminismo negro llegó después, yo llegué primero a Afroféminias. En ese 14


rra en el aeropuerto de Zaragoza mientras estudiaba el Máster de Comunicación y Publicidad. Gracias al Máster conocí a mucha gente y también conocí los prejuicios de la sociedad y de jóvenes supuestamente de izquierdas. Un compañero hasta pensaba que no sabía usar un ordenador. Afroféminas apareció por esa percepción. La percepción de pobreza, inhabilidad, inacción que se me asociaba y que no tenía que ver conmigo. Fue quizá, en un comienzo, una manera de empoderarme.

a través de la adquisición de conocimiento; a través de la educación y el estudio, tener una carrera y poder llegar a ser independiente. En ese sentido yo había oído poco hablar de feminismo, en la carrera de Filosofía, pero muy poco. Y cuando llegué a España me di cuenta de las diferencias entre ese discurso y el feminismo negro y también las deferencias en cuanto a referentes y reivindicaciones.

Llegas de Cuba a España en 2007, allí dejaste atrás tu puesto de profesora de Arte para sumergirte aquí en la Gestión Cultural creando Afroféminas. Háblanos del proyecto, ¿cómo y por qué surge?

Luego me topé con los problemas en la educación, el racismo entre los niños… Teniendo mi hija de 11 meses, en un parque vivimos un episodio durísimo. Unos niños pequeños nos dijeron que como éramos negras nos teníamos que ir del parque porque olíamos peste. Esto me hizo pensar por lo que pasaría mi hija en el colegio. Todas estas dudas, incertidumbres, inquietudes, etc., me hicieron entender que si yo quería transmitir empoderamiento a mi hija, tenía que quitármelos. Una no es capaz de enseñar lo que no sabe. Eso fue Afroféminas en un principio. Empoderamiento. Cuando empecé a darme cuenta de que había muchas mujeres como yo, se convirtió en un espacio de empoderamiento de muchas mujeres y personas negras. Un espacio de encuentro. Un lugar para expresarnos.

Creé Afroféminas después de ser consciente de la percepción que había entorno a la mujer negra en el contexto español. No entendía por qué se me confundía con la señora de la limpieza con tanta facilidad hasta en mi propia casa. Se me racializaba sin mediar palabra. No acababa de entender qué es lo que entendían como mujer negra para dar por hecho a lo que me dedicaba. Con esa misma lógica yo no podía decir por la calle quién era la señora de la limpieza, o la médica, o el abogado. No es ir en contra de la mujer de la limpieza sino del hecho de que siempre se me percibía en trabajos mal remunerados. Estaba tan adaptada a ser la Profesora de Estética en la Universidad de las Artes, en La Habana, que no entendía esto.

En Afroféminas también podemos encontrar talleres que impartes sobre feminismo negro, migración, prejuicios… ¿Qué sueles encontrarte en ellos?

Cuando vine a España me casé y me topé con el racismo en la familia de mi marido. Lo primero que hice fue buscar un oficio. Trabajé durante dos años de azafata de tie-

Con respecto a los talleres, me fui dando cuenta que había muchos temas que generaban muchas discusio15


¿Qué implica ser mujer y negra para ti en esta sociedad?

nes y que, sin embargo, no había un espacio físico para hablarlos y debatir. Había una necesidad. Había una atracción por estos temas porque hay mucha gente que necesita conocer otras historias para su propio empoderamiento. Así surgió la idea de los talleres.

Desde niña te están diciendo por activa y por pasiva, si no en la familia en la sociedad, que tus rasgos o tu pelo no son los que tienen que ser, que no estás apta. Eres una persona defectuosa que tiene que estar todo el tiempo arreglándose y pareciéndose a los otros y en nuestro caso a las otras para ser aceptadas. Un ejemplo muy “heavy” de esto es el blanqueamiento de piel. Personas que se aplican productos peligrosísimos básicamente por esa presión social de decirte que tienes que parecerte a los otros. Se nos obliga a no ser.

El primer taller que realicé fue en Barcelona, en El Centro Social La Canibal. Fueron unas 15 personas que se pagaron la matricula. Así entendí que la gente estaba dispuesta a pagar por ello. Sin embargo encontré muchas resistencias para hacer talleres de feminismo negro en Zaragoza. Fue increíble. Y es que a pesar de ser viable económicamente se ponían infinidad de trabas para realizarlos. A la mujer negra se lo ponen doblemente difícil. Aún así siempre digo que la feminista negra gana de una mano conocimiento y de la otra mano perseverancia. Así comencé a hacer talleres en otras ciudades y en universidades.

En la cotidianeidad te das cuenta de que las relaciones a día de hoy están completamente racializadas. La posición que he adoptado en este sentido es que no hay que esperar a que la gente te reconozca. Nosotras ya estamos desarrollando nuestro discurso y tenemos nuestras propias iniciativas.

Como ya sabes Alicia Murillo es la que nos puso el reto de entrevistar a una mujer negra e inmigrante, pero además nos lanzó una pregunta para ti. ¿Qué piensas de las feministas blancas?

Los talleres se basan en hablar de lo incómodo y que no se puede hablar en ningún sitio. Son vivenciales, no es solo teoría, de hecho la teoría por sí sola no resuelve nada. Los talleres sirven para que la gente se empodere. Para ello han de entrar las emociones en juego. Afroféminas ha conseguido eso. Todos los años recibimos correos y mensajes dándonos las gracias por haberse sentido acompañadas o acompañados. Eso es lo importante, que sean una herramienta útil para personas que en su vida diaria se topan con opresiones.

Con respecto al feminismo blanco, yo diría que hay matices y la propia experiencia me lo ha demostrado. Están las academicistas que son las que tienen el poder y son un problema porque, si no hablas lo mismo que ellas, no quieren que entre el discurso de otras mujeres en los debates sobre feminismo. Tuve la oportunidad de participar en un debate en el Teatro Es16


pañol con varias feministas blancas y la experiencia fue un horror. Ellas no quieren reconocer que la principal opresión de la mujer negra, o racializada, en muchos casos no es el machismo sino la raza. En España es imposible hablar de raza o de los procesos de racialización.

des en el siglo XXI. Yo tengo claro cuáles son las prioridades del feminismo negro, por lo menos el que yo doy. Por eso digo que tiene que resolverlos porque se creen las primeras y que por ello la inteligencia y el conocimiento está de parte de ellas y que el resto tiene que supeditarse. Eso es colonialismo puro.

El feminismo blanco insiste en que todas somos mujeres, eso es un problema con el privilegio. Si no dejas que las personas se conozcan y conozcan sus propias opresiones, hay un problema de poder. El feminismo blanco tiene un problema de racismo, de exclusión, de apropiación del concepto de mujer y es algo que no tiene resuelto.

También es cierto que no quiero generalizar. A mis talleres, por ejemplo, van chicas jóvenes, que se acaban de graduar. Las nuevas generaciones no tienen nada que ver con estas señoras y esa corriente de las que hablaba antes.

Para finalizar te pedimos que nos propongas a quién te gustaría que entrevistásemos en el siguiente número de Labio Asesino (no nos lo pongas muy difícil); y que nos digas qué pregunta te gustaría que le hiciéramos.

Si hay una cosa que yo intento siempre aclarar en los talleres de feminismo negro es que el feminismo negro del que yo hablo, no es el feminismo, es parte del discurso de la mujer. Hay muchísimas mujeres, las feministas gitanas dirán una parte de su discurso, las feministas musulmanas dirán una parte de su discurso, las feministas blancas dirán una parte de su discurso, pero esto de querer acaparar y de hablar en nombre de las demás es puro racismo, porque al final es ignorar las necesidades de todos los grupos. Además, es hablar de feminismo negro y veo como mujeres blancas se enfadan muchísimo en nuestras propias redes. Creen que el feminismo es solo propiedad de ellas. No entienden que hay otros discursos diferentes, otra literatura. Es un choque de trenes. No comprenden que cada persona tiene una forma diferente de conseguir su empoderamiento y que no todas vamos a seguir la misma regla.

Me gustaría que entrevistaras a una feminista gitana y le preguntaras cuáles son las principales reivindicaciones a día de hoy del feminismo gitano.

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Creo que el feminismo blanco tiene que revisarse y mirar cuáles son sus priorida17


cULTURAMAZONAS

Mujeres en el Rap por Esther Alberjón

Eskarnia

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lena Casanueva, alias Eskarnia, es una artista transdisciplinar afincada en Málaga, perteneció al grupo de Rap de la misma ciudad Gentuza Andaluza y lleva desarrollándose en las artes desde los 16 años, aunando el Hip Hop que traían a casa sus hermanos y el amor a la literatura que heredó de su padre. Su trabajo más característico nace con Sola en la sala en 2015, inspirado en la obra más invisibilizada de Gloria Fuertes, de la que recupera su personalidad feminista ante el amor y el desamor, ante el odio, la marginación, el fascismo o el machismo. Pero Elena también es actriz, dedica parte de su inspiración al teatro, llegando a fundir técnicas de interpretación con rimas, y creación de ritmos sobre el patio de butacas. No se nace al nacer ha sido el último proyecto en el que ha estado inmersa, donde de nuevo ha conjugado la poesía para adultos de Gloria Fuertes. 18


Mare Advertencia Lirika

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riginaria de Oaxaca, empezó a escribir poesía insurgente desde la escuela como manera de reflejar el tiempo y su contexto social desde su vivencia personal. Es hija de migrantes zapotecas, que significa “gente de las nubes”, uno de los pueblos indígenas más desconocidos de Mesoamérica, que resistió como comunidad a la colonización por las ansias comerciales y culturales de su aristocracia. Se ha criado entre mujeres tras el asesinato de su padre cuando era pequeña, lo que ha reforzado una sororidad muy arraigada a través de generaciones. Con 16 años, conectó con el movimiento del Hip Hop a través del graffiti y empezó a acercarse al Rap al concebirlo como una herramienta para el cambio en una sociedad individualista y consumista. Personalmente reconoce que el Rap le ha ayudado a reconstruirse identitariamente y a empoderarse como mujer; socialmente, ha reivindicado la situación de marginalidad que viven las mujeres indígenas, las desapariciones forzadas a las que son sometidas en México, así como reclamar la libertad sobre nuestros cuerpos. Pero su militancia no solo se reduce a la música, también es una activista feminista que trabaja con la sociedad en diversos proyectos, entre los que se cuentan charlas y talleres sobre la violencia machista.

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Ira Rap

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ra Rap son uno de los grupos feministas emergentes que están naciendo en el Rap para cambiarlo desde dentro, enraizadas en Vallecas, luchan contra el machismo en todas sus esferas y crean redes de sororidad entre las periféricas de este movimiento. No sólo utilizan el Rap como una herramienta política para construir desde el feminismo, sino que también confluye en ellas de forma transversal la lucha antifascista, antirracista y anticlasista, como militantes en la calle y en la música. Su primer trabajo, Arte y Terrorismo nos ha empoderado hacia un discurso de libertad y decisión personal sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, de romper con las estructuras del patriarcado que se reflejan dentro del Rap y del movimiento obrero, y lo más importante, de que «la fuerza de la manada está en cada loba».

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reflexioneando

Piedras en el camino ante la Violencia de Género por Anita Gómez

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omo licenciada en derecho, no puedo empezar a hablar de violencia de género sin enfatizar la desigualdad que, de manera globalizada, atenta contra mujeres y niñas, ahora y a lo largo de la historia, y que se une a otras formas de exclusión no solo relacionadas con el género, sino también con la raza, la edad, la condición sexual…convirtiéndose en un problema de las sociedades. En este punto disponemos de dos herramientas claves: la educación, como valor de crecimiento de la sociedad, y la justicia, como valor de protección y de garantía, aunque a través del derecho, que como todos los vestigios humanos de conocimiento, se ha conformado de forma mayoritaria y casi exclusivamente por los hombres, quedando las mujeres privadas tanto del proceso de creación de la norma como de su aplicación e interpretación, sin poder participar del poder legislativo. Por la parte que me toca, abordaré el papel de la mujer en el proceso judicial y en las leyes que a día de hoy se han creado para erradicar la violencia como lacra que nos persigue. La Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre de Medidas De Protección Integral Contra La Violencia De Género junto con la joven Ley 4/2015 de 27 de abril del Estatuto De Protección De La Víctima. Ambas leyes no hacen más que producir indefensión y confusión a la víctima en el proceso. Esto se debe a que el momento en el que comienza la maraña judicial coincide con el trance de mayor inestabilidad emocional y confusión de la mujer 21


que denuncia, siendo uno de los mayores problemas que presenta esta ley. Por una parte a nivel jurídico, se debería dar una información mucho más clara y clave sobre la denuncia y el proceso posterior por el que se pasará. Por la otra parte, a nivel psicológico, siendo ésta la más olvidada, se debería dar más apoyo y un acompañamiento especializado a la víctima a lo largo del proceso, para evitar lo que se viene a denominar como “re-victimización” o “victimización secundaria”. La re-victimización comienza cuando vemos o sabemos de una agresión o asesinato y se pone en cuestión, en todo momento, a la víctima, tanto por las fuerzas de seguridad como por la opinión pública o familiares. Curiosamente, ante un caso de violencia de género, una pregunta que suele venir a la cabeza es: «¿Ha o había denunciado?». Y es que si se plantea así, se está obviando que es una decisión totalmente vinculada al ámbito concreto de la mujer convirtiéndose en transcendental. En el caso de no denunciar, no se debe culpabilizar a la mujer, sino que debemos procurar entender el proceso emocional subyacente y los posibles motivos que la condicionan (económicos, hijos menores, miedo…). Hay que tener en cuenta que una agresión machista es un delito público que afecta a todas las personas, y que no solo depende de la denuncia sino que se puede perseguir de oficio, esto quiere decir que puede instar el procedimiento tanto la autoridad competente: el fiscal, los cuerpos de seguridad…, como la propia víctima. Entonces, podríamos hablar de que nadie había denunciado. Por ello se debería dirigir el reproche no solo a la víctima, sino a las personas que, aun sabiéndolo, tampoco lo hicieron. Si ha denunciado, ya sea en la primera agresión o en la que colma el vaso tras diez años, por ejemplo, se pone en marcha la maquinaria jurídica pudiendo generar un riesgo claro para la mujer en las cuestiones referidas a vivienda o la tutela de menores, además de un riesgo para su propia integridad. Hay que sumarle el desconcierto por lo que pueda ocurrir: la reacción del agresor o la vergüenza y humillación del qué dirán. Una vez se rompe con el agresor es, sin duda, una etapa que las mujeres viven con especial angustia. Además, se trata del inicio de un proceso que viene a alargarse considerablemente en el tiempo, donde las mujeres acaban sintiéndose atrapadas por los juicios y en sus casas, los agresores incumplen las órdenes de alejamiento y deben enfrentarse de nuevo a ellos, han de hacer frente a hipotecas y deudas, etc. Entonces, llegado el juicio, el hecho de declarar, o no, contra la pareja o marido crea una responsabilidad moral en la mujer, ya que da lugar a la confusión de hacer depender la existencia del delito a la denuncia o declaración de la víctima. Además como en ocasiones no hay otras pruebas, como podría ser un parte médico o testigos, aumentan las dificultades. También a las víctimas se les reconoce 22


la capacidad de cambiar o retirar la propia denuncia, de ahí la capciosa pregunta: «¿Está segura?». Y así volvemos a reprochar y culpabilizar a la mujer. Y es que las medidas en contra de la violencia son poco efectivas y reales, pues siguen dejando a la mujer en estado de vulnerabilidad, indefensión e inestabilidad emocional en casos como: -Incumplir la orden de alejamiento y que se atente contra la víctima, hijos o familiares nuevamente. -Condenas a agresores bastantes laxas y con poco ánimo de rehabilitación. - Tener que pasar la mujer por hacer públicas sus identidades (ofreciendo nombres, apellidos y fotos) y sentirse cuestionadas o como si fueran delin- cuentes, convirtiéndose en parte principal del proceso y en foco mediático. Sería más lógico que se señalara y vigilara al agresor o agresores y se prote- giera a la mujer. Para finalizar, teniendo en cuenta que, según el Observatorio Contra la Violencia de Género y Doméstica, hay unas 13.500 denuncias por mes en datos oficiales, más las que no sabemos, urge de forma inmediata poner soluciones reales: como protección efectiva; vigilar al agresor; asignación de medios humanos y materiales para los derechos y deberes que le corresponde a la víctima; educación, formación y prevención de género en los planes educativos; y, por supuesto, red de mujeres y mucha, mucha sororidad.

¡Ante la duda, tú la viuda!

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Desafío a la Ley y a la Virgen María

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por U-Sinha

o fue casualidad que fuera el día de mi cumpleaños cuando me enteré. Llevaba cinco días de retraso y hacia tres meses que un amigo venia a mi casa los “días claves” a hacerse unas pajillas en mi habitación. Después salía con el semen metido en un bote, uno de esos de los análisis de orina, y tranquilamente lo cogía, entraba sola en mi habitación y me lo introducía por la vagina con una jeringuilla. Una vez había terminado, gritaba para que mi amigo entrase con el cronómetro y mi tabaco. Nos pasábamos media hora en la cama, yo con las piernas en alto, echándonos un cigarrito y unas risas. Inseminación casera, barata y divertida lo llamaremos. No fue fácil encontrar semen gratis, años preguntando a todos mis amigos (y no tan amigos) y ninguno quería utilizar ese fluidito que desechan casi todos los días. Se lo tomaban a broma y algunos hasta me decían que sí alegremente, luego 23


Collage: Araceli Pulpillo

lo pensaban unos segundos y veían que mi planteamiento era de verdad. Entonces ya cambiaba el gesto, empezaban a salir de sus bocas argumentos de todo tipo construidos en base a la propiedad, y eso que en este caso hablamos de personas y excusas que emanaban desde una moralidad que no cabe en mi cabeza. Así que ya opté por tomármelo como si el semen de todos estos hombres fuera su más valioso tesoro desechable. Así, desde mi experiencia no dejo de pensar que habría que subvertir tanto los conceptos en sentido contrario y da tanta pereza, que tal vez cuando llenemos el mundo de familias diversas veamos cambios en mentes cerradas.

No iba a ser éste el único obstáculo a sortear en mi empeño de quedarme embarazada, cuando tuve semen seguro intenté que me inseminaran en la seguridad social. Donde no hay una ranura de metodología diferente, pues la burocracia hace ilegal concebir fuera de la pareja. Ilegal sí, esa fue la palabra que intentaron meterme en mi cuerpo, como en tantos cuerpos de tantas mujeres que deciden abortar o trabajar con el sexo. Con la iglesia sí que no, pensé en esta batalla al oírselo a la ginecóloga cuando le pedí que me orientara para hacerlo en casa y me volvió a repetir que era una práctica ilegal. No quería llorar delante de ella y me fui de allí diciendo que volvería embarazada, aunque nunca volví a pisar ese hospital después. Nos quieren esperando indefinidamente a que llegue el príncipe azul inexistente con quien sea legal construir una familia heteronormativa o bien gastándonos miles de euros y acudiendo a clínicas privadas. Una reproducción naturalmente capitalista o con semen de donante desconocido para no salirse así de los parámetros que marca la ley. NO y NO, y mi doble negación se afirma, desafía y se hace realidad y, ahora que escribo a trompicones este pequeño texto con el sonido de fondo de una cuna, se reafirma. 24




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