Las Casas de la Existencia Josep Maria Montaner
Este texto parte de dos premisas: las casas unifamiliares más singulares han constituido un campo de experimentación privilegiado para propuestas que luego traducir a la vivienda masiva, y una parte importante de la arquitectura moderna del siglo XX se ha nutrido de las aportaciones de la arquitectura popular, cosa que ha sucedido incluso en la arquitectura más radicalmente moderna, abstracta y de vanguardia. Sin embargo, muchos de los ejemplos analizados son obras que no aparecen en los libros y manuales de arquitectura de autores como Kenneth Frampton o Manfredo Tafuri, generalmente por haber sido consideradas obras menores y por no estar en países y capitales dominantes, es decir, por estar en lugares de Italia, España, Portugal, México, Argentina, Brasil y Uruguay. Sin embargo, la revalorización de la esfera de lo doméstico ha hecho que cada vez sean obras más tenidas en cuenta y que progresivamente se hagan más monografías sobre ellas. De hecho, la arquitectura moderna eclosionó con la voluntad de resolver las cuestiones del entorno cotidiano, pero siguió aplicando los criterios tradicionales de la cultura Beaux-arts para resolver edificios singulares y extraordinarios. Paulatinamente, a lo largo del siglo XX, la vivienda social y la casa unifamiliar fueron perdiendo peso frente a los monumentos. A ello contribuyeron también los historiadores, quienes elaboraron una construcción historiográfica basada en las obras singulares aisladas de su contexto, elogiosa con el arquitecto masculino como héroe que emerge fuera de su medio. Por todo ello, a los arquitectos les ha costado entender que la clave radica en inventar nuevos sistemas arquitectónicos, “estructuras de lo ordinario” como ha escrito John Habraken, capaces de facilitar la intervención de la gente, de permitir los cambios en el tiempo y de expresar unos criterios de diseño compartidos por la sociedad. De todas formas, es emblemática la revalorización en los últimos años
de las obras de escala doméstica proyectadas por Charles y Ray Eames y por Alison y Peter Smithson. De hecho, la arquitectura de la casa fue explorada por los arquitectos modernos hasta el límite y, por lo tanto, se creó todo un universo dentro del que se pueden establecer diversos temas dominantes. Los proyectos contemporáneos de casas y de diseños de interiores demuestran que las mujeres tuvieron un papel crucial, sea como diseñadoras, críticas, clientes o patrocinadoras: Ray Eames, Alison Smithson, Charlotte Perriand, Lilly Reich, Truus SchröderSchrader, Lina Bo Bardi, etc. Por lo tanto, algo está cambiando con la revalorización de la escala de lo doméstico. Antes de analizar conceptos y ejemplos se han de señalar los tres aspectos generales que destacan en la mayoría de las obras: 1. No se trata de casas manifiesto, genéricas, ideales y modélicas, si no que son casas concretas para un cliente determinado, a veces para el mismo arquitecto o para un amigo suyo. Estas casas no son fáciles de publicar porque no se pueden entender si no se explica su historia: la del usuario, las vicisitudes que hay detrás, la narración que nos devela el núcleo, el hard-core, su sentido existencial, el porqué de tal experimento. Son casas para la existencia y esta es la primera característica de cada una de ellas. 2. La segunda es la relación con la arquitectura popular. Se trata de obras que, aunque formen parte de la arquitectura moderna, se inspiran en los precedentes de la arquitectura popular de cada lugar en mayor o menor medida; tienen en cuenta unos códigos y patterns compartidos en los contextos donde se proyectan. 3. La tercera característica es la que se refiere a la situación en relación a la naturaleza, al entorno donde la casa se sitúa. Parece de sentido común que cada casa se integre de la manera más adecuada en su medio, ahorre energía y utilice materiales del lugar,
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