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Libertad desperdiciada ante la letalidad de las armas de fuego
Es un hecho que no utilizamos del todo la supuesta autodeterminación que tenemos como sociedad en una democracia que obedece más al ámbito corporativo de los fusiles que a la gente que se opone a la violencia des digan cosas sin sentido como esas y nosotros seguimos sin hacer nada. oraciones a los familiares de las víctimas.
“Existen individuos por ahí que culpan a un artículo, que no tienen la habilidad o capacidad de cometer un crimen por sí mismos, y esa es una arma”, dijo Woods.
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En otras palabras, no sale a protestar, no habla por teléfono, ni escribe una carta a sus representantes políticos para evitar más muertes y masacres de menores de edad.
El estadounidense promedio presume de vivir en una de las sociedades más libres del mundo, pero la realidad parece diferente. Se jacta también de que goza de una de las mejores democracias del planeta, pero a menudo es ignorado por sus representantes.
No obstante, digamos que me equivoco, que sí, que efectivamente vivimos en una sociedad libre y democrática. Pero entonces pregunto, ¿de qué nos sirve? Sí, de qué nos sirve si no podemos defender a la niñez, a nuestros hijos, a nuestra siguiente generación de la violencia de las armas de fuego.
Hace unos días, el Centro de Investigación Pew (PRC) reveló que en 2019, 1,732 menores de edad habían perdido la vida a causa de las armas de fuego. Pero en 2021, el número de víctimas se incrementó a 2,590.
Desafortunadamente la tendencia a la alza sigue su paso; y el 27 de marzo, en una escuela cristiana de Tennessee, tres niños de entre 8 y 10 años de edad fueron abatidos por una persona que portaba dos rifles de asalto y una pistola.
Mientras que el 11 de abril en Winston-Salem, Carolina del Norte, una madre de 40 años aparentemente le quitó la vida con un arma de fuego a tres de sus hijos de 9, 12 y 14 años de edad. Luego la madre se disparó esa misma arma.
Dos días antes, el 9 de abril, en el condado de Marion, Florida, tres menores de edad (17, 17, 12) le habían quitado la vida a tres menores de edad (16, 17, 16) con un arma de fuego.
En Florida, que recientemente aprobó una ley que permite portar armas ocultas y sin licencia, el sheriff Billy Woods, al anunciar la captura de dos agresores del asesinato de las tres menores de edad, defendió las armas a capa y espada y subrayó que éstas no tienen la culpa de los asesinatos.
Así es, hemos llegado al absurdo de dejar que nuestras autorida-
Es cierto que los seres humanos somos los que jalamos el gatillo de un arma, pero ante tanta muerte, si no hubiera tantas armas en las calles, estoy seguro de que no habría tantas víctimas, especialmente menores de edad.
Solo para ver el poder que tiene la Asociación Nacional del Rifle (NRA) en Tennessee, donde fallecieron tres menores en una escuela cristiana, recientemente dos legisladores demócratas fueron expulsados de la Cámara de Representantes del estado, dominada por los republicanos, en represalia por apoyar manifestaciones a favor del control de armas.
Si en medio de una pandemia de violencia que se vive en Estados Unidos, donde hay más armas que ciudadanos y hay más tiroteos en un año que días en el calendario, las autoridades defienden más a las armas y castigan a los legisladores que buscan hacer algo, ¿entonces hacia dónde vamos?
Peor aún, el estadounidense inconforme, indignado y que piensa que se debe hacer algo para controlar las armas y evitar más masacres, solo muestra indignación en las redes sociales y manda
Entonces, ¿de qué nos sirve la libertad y la democracia si no nos manifestamos contra las armas, a pesar de que están asesinando a nuestros hijos?
Hay estudios que muestran que la mayoría de la gente, incluyendo a los republicanos, quieren más restricciones de armas, pero los políticos no hacen caso y no legislan. No es congruente que en una sociedad que se dice ser democrática los políticos le hagan más caso a las corporaciones de armas que a los electores.
Aunque suene exagerado, considero que vivimos una decadencia mental con proporciones trágicas que ha normalizado las balaceras, en lugar de sentir vergüenza de no poder garantizar un futuro para nuestros hijos.
No obstante, algún día, no muy lejano, nuestra inacción se convertirá en tragedia cuando recibamos esa llamada que nos dice que uno de nuestros hijos ha sido asesinado.
Gracias por leer hasta el final. •
Por Agustín Durán. Periodista