■ MAR DEL PLATA ■ DOMINGO 16 DE ENERO DE 2011
IDA Y VUELTA: cultura@lacapitalmdq.com.ar
PERFIL DE UNA ARTISTA SIEMPRE LÚCIDA
María Elena Walsh, una vida entramada en una obra En la literatura infantil, hay un antes y un después de María Elena Walsh, dice la autora de este artículo. A días de su muerte, este texto recorre su vida, su carácter, su pensamiento y la importancia de su obra en el panorama cultural actual. En una cajita de fósforos yo tengo guardada una lágrima. María Elena Walsh Por Elena Stapich Integrante de la ONG Jitanjáfora
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aría Elena Walsh nació en 1930 en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires. El entramado de su infancia con su obra dedicada a los niños es claro: la ascendencia inglesa e irlandesa de su familia la puso tempranamente en contacto con una lengua y una tradición cultural que ella retomará posteriormente
“Ese es el gesto transgresor de María Elena Walsh: arrebatarle a la didáctica su dominio sobre la literatura infantil y devolverle a los niños su derecho al juego y a la imaginación”
“Les diría que empezaran por leer ellas, las madres, si aún no lo hacen. O que recuperaran tan grato vicio si lo perdieron, y que los platos los lave Magoya” en su escritura. A los diecisiete años publicó su primer libro de poemas -Otoño imperdonable- que mereció una distinción importante y recibió críticas elogiosas. Juan Ramón Jiménez la invitó a su residencia en Maryland y este constituyó el primero de muchos viajes, que la llevaron por diversos lugares del mundo. Formó un dúo folklórico con Leda Valladares, con el que actuaron en París y a través del cual se conectó con un mundo -el del espectáculo- por el que siempre experimentó una marcada fascinación, de la que da cuenta una de sus canciones, que comienza diciendo: “Enciéndanse las luces del viejo varieté...” En 1956, de regreso en Argenti-
na, inicia una etapa decisiva: la de la escritura orientada a un público infantil, con el libro de poesías Tutú Marambá, para el que no encontró editor y que recién sería publicado tiempo más tarde, gracias a un subsidio del Fondo Nacional de las Artes. Inicia un período de actividad teatral y televisiva. Gracias a la directora María Herminia Avellaneda llegan a la televisión dos de sus personajes más queridos: Doña Disparate y Bambuco, en una apuesta cultural dirigida a los niños que, hoy en día, resulta difícil de imaginar en las pantallas de nuestros televisores. En los años ‘60 se publican El reino del revés, Zoo loco, Dailan Kifki, Cuentopos de Gulubú y la antología de textos folklóricos Versos
tradicionales para cebollitas. En los ‘70 y ‘80 Chaucha y palito y Novios de antaño. Se cierra así el ciclo más productivo de su trabajo como escritora, aunque su vigencia es permanente, a través de las innumerables versiones de sus obras que se hacen para teatro, cine, y las ediciones discográficas de sus canciones, en su voz y en las de numerosos intérpretes. Durante mucho tiempo desarrolló tareas en Sadaic, el sindicato en el que se agrupan los compositores de música argentinos. AVENTURAS DE MARÍA ELENA EN EL PAÍS El nombre de María Elena Walsh se entreteje con el devenir histórico de nuestro país, periódicamen-
Las 8 preguntas para Guillermo Saccomanno (*)
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¿Qué error le molesta más advertir en un texto literario y cuál es el último que halló en el libro que está leyendo o que acaba de leer? -Comprobar que el autor emplea palabras prestadas, que su voz es una impostación, que su registro es ajeno y no resultado de una elaboración personal. Hoy
se escribe cada vez más en una prosa cover y neutra que un sello propio: pienso como ejemplos paradigmáticos en Faulkner, Onetti, Andrés Rivera, Belgrano Rawson, Briante, entre otros. Escritores que lograron fundar una manera propia, personal, inconfundible, de narrar.
(*) Guillermo Saccomanno es autor de “El oficinista”, que obtuvo el premio el Premio Biblioteca Breve 2010. Se presentará el jueves que viene a las 21 en Mar del Plata, dentro del ciclo Verano Planeta que se desarrolla en el hotel de Paso y la costa, con entrada libre y gratuita. Nació en Buenos Aires en 1948. Fue creativo publicitario y uno de los guionista de historietas más renombrados, antes de volcarse por completo a la literatura.
te atravesado por el autoritarismo y la violencia. En 1979 -plena dictadura militar- su voz, esta vez a través de la escritura periodística, resuena en el silencio generalizado, solitaria, arriesgada y polémica, con el artículo Desventuras en el País Jardín de Infantes, que se publicó en Clarín. En éste, denuncia la censura imperante en nuestro país, convertido por el gobierno de facto en un siniestro jardín de infantes, donde los ciudadanos, por efecto de la represión, han pasado a ser como alumnos a los que se obliga a permanecer calladitos. Dice María Elena Walsh: “Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos. Cuando el censor desaparezca, porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista, estaremos decrépitos y sin saber ya qué decir. Habremos olvidado el cómo, el dónde y el cuándo y nos sentaremos en una plaza como la pareja de viejitos del dibujo de Quino que se preguntaban ‘¿Nosotros qué éramos?’” Su militancia democrática continúa en 1984, con el retorno de la democracia, en la labor de la Conadep (Comisión Nacional de la Desaparición de Personas), que vio plasmada su tarea con la publicación del libro Nunca más, el que constituye uno de los aportes más valiosos para la revalorización de la memoria de un país. Durante el primer gobierno de Menem, que acostumbraba a solicitar la pena máxima cada vez que un delito sacudía la opinión pública, María Elena Walsh, también a través de su columna periodística, se planta con firmeza contra la pena de muerte: “Cada vez que se alude a este escarmiento la Humanidad retrocede en cuatro patas.” UNA LENGUA FILOSA Irónica, mordaz, no se le escapan los dobles discursos que caracterizan a nuestra sociedad. (Continúa en página 4).
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ADMIRADO POR BORGES, BENEDETTI, FUENTES Y SUSAN SONTAG
Veinticinco años sin Juan Rulfo, el padre de “Pedro Páramo” Sólo escribió “Pedro Páramo” y el libro de cuentos “El llano en llamas”. Le bastó para convertirse en uno de los grandes escritores de las letras hispanas. Había nacido en 1916, en plena Revolución Mexicana.
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a vida del escritor mexicano Juan Rulfo se apagó un 7 de enero, hace veinticinco años, con un legado literario breve pero contundente a más no poder, “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”, alabados por las letras hispanas. “Se le molesta siempre preguntándole cuándo tendrá otro libro. Es un error. (...) Si yo hubiera escrito Pedro Páramo no me preocuparía ni volvería a escribir nunca en mi vida”, valoraba Gabriel García Márquez en una cita recogida en una nota conmemorativa por el Consejo Nacio-
Juan Rulfo.
nal para la Cultura y las Artes (Conaculta) con motivo del aniversario. El escritor había nacido en el estado de Jalisco en 1916, en plena Revolución, un conflicto cuyas promesas incumplidas al México rural retrataría mejor que nadie en los cuentos de “El llano en llamas”, en 1953. Dos años después alumbraría la
Comala de Pedro Páramo. Desde entonces, de la pluma de Rulfo sólo salieron guiones de cine y reseñas, lo que no le impidió pasar a la historia como uno de los nombres dorados de la literatura de México e Iberoamérica. Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Carlos Fuentes, Günter Grass, y Susan Sontag, además del ya mencionado Nobel García Márquez, han sido algunos de los escritores que han elogiado y analizado la obra de Rulfo, traducida a una multiplicidad de idiomas. El maestro Rulfo dejó asimismo una cantidad ingente de fotografías, otra de las artes que cultivó desde la década de los ‘30, sobre todo del medio rural que después retrató en sus páginas. Pasó sus últimos veinte años dedicado a su trabajo en el Instituto Nacional Indigenista de México, al cargo de la edición de una importante colección de antropología contemporánea y antigua de México, en respuesta a una de sus vocaciones. Falleció en Ciudad de México, hace veinticinco años. En 2010 se editó “Juan Rulfo: otras miradas”, donde los grandes nombres de la literatura internacional reflexionaban sobre el autor ■
Nueva charla de escritores locales en el Centro Cultural Osvaldo Soriano El ciclo de charlas gratuitas de autores locales en la Biblioteca Municipal (Centro Cultural Osvaldo Soriano) comenzó de forma exitosa la semana pasada y continuará el próximo miércoles con la presencia de Sebastián Chilano y Gastón Viñao. Las charlas comienzan a las 19.30 y son de entrada libre y gratuita, y recorren la temática de las técnicas de las escritura literaria abordada por los principales referentes de la ciudad. Tanto Chilano como Viñao son integrantes de la nueva camada de escritores marplatenses que ya ha logrado trascender las fronteras e instalarse en el orden nacional con excelente repercusión. Néstor Sebastián Chilano nació el 23 de Agosto de 1976, y reside en Mar del Plata. Es autor del libro de cuentos: “La soledad del fuego”, premiado en el concurso “Osvaldo Soriano 2007”. Obtuvo mención especial en el concurso “Los
personajes de Mujica Lainez buscan nuevo autor. Edición 2008” con el cuento “Historia cierta de un soldado” que fue publicado en la antología Tributo a Manuel Mujica Lainez en su centenario por la fundación René Baron. En 2009, junto a Fernando del Rio, publicó la novela Furca. La cola del lagarto. En 2010, obtuvo el primer premio del concurso internacional “El arte de fluir” por el cuento “Los vendedores” y fue finalista del VII Concurso Nacional de cuentos Macedonio Fernández con el libro de cuentos “La foto de la tercera página”. En julio de 2010 publicó, por Ediciones B, su segunda novela: Riña de gallos. Gonzalo Viñao estudió algunos años la carrera de Letras en la Universidad pública. Publicó cuentos en revistas y diarios locales, de España y de Colombia. Su primer libro de cuentos, “Despertar”, fue premiado en el año 2004 como ga-
nador del concurso de la asociación Aenigma de las Islas Canarias. En el 2009 obtuvo el premio municipal “Osvaldo Soriano” en la categoría cuento, por su libro “La bestia azul”. También escribe poesías. Dicta cursos y talleres literarios de manera privada desde el año 2007. Desde hace tres años escribe para su blog: www.costanegra.blogspot.com El ciclo se inició de un modo brillante el miércoles con la disertación de Carlos Balmaceda y Julio Neveleff. Ante una importante cantidad de público, ambos escritores brindaron una charla sobre distintos aspectos técnicos de la creación literaria, abordando temas primarios como estructura, narrador, foco narrativo, etc. Los miércoles venideros se presentarán Jorge Chiesa y Fernando del Rio, Daniel Roncolli y Vito Amalfitano, Gastón Franchini y Evangelina Aguilera, y Mauricio Espil y Javier Chiabrando ■
Becas para artistas del espacio Mundo Dios El espacio de arte Mundo Dios lanzó un programa de becas dirigido a artistas interesados en desarrollar su proceso como obra, dentro del campo de las prácticas artísticas visuales y teniendo en cuenta la ciudad de Mar del Plata como contexto creativo. La beca cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes. El programa estará coordinado por un grupo de artistas locales, quienes abordarán la tutoría en forma grupal o individual, asignada de acuerdo a la necesidad
de cada becario. Los interesados deberán presentar una carpeta con fotografías impresas de su trabajo, sin anillar (no se admitirán carpetas en formato digital). En el caso de que la obra lo requiera, se admitirán DVD. Debe incluir también datos personales (dirección postal, mail, página web, blog, flickr, etc), curriculum vitae y como opción, si es necesario, textos que ayuden a la comprensión del material. Las carpetas se recibirán en sobre cerrado entre el 2 de enero
y el 20 de febrero de 2011 en Moreno 2941, local 9 de Mar del Plata. El jurado estará compuesto por el grupo de tutores Mariana Pellejero, Adriana Sasali, Marcela Baltar, Juan Souto, Daniel Basso, Mariano Ullua y Yamandu Rodríguez, ellos realizarán la selección conformando un grupo de trabajo heterogéneo. La duración del programa será de nueve encuentros a lo largo de nueve meses divididos en tres etapas y cada encuentro tendrá una duración de dos o tres días ■
Clausuraron la Casita Verde Por Sebastián Chilano sebastianchilano.blogspot.com
Era temprano. Tan temprano que ni siquiera era el mediodía. Había un faja de clausura que cruzaba la puerta de un extremo a otro, pero se notaba que había sido arrancada y vuelto a pegar, todas las veces que había sido necesario abrir la puerta. Márquez tocó timbre. –Es temprano –dijo. René Conforti levantó la cabeza y miró el cielo. –¿Qué te hacés el que sabés la hora por la posición del sol? –se quejó de esa actitud la mujer que abrió la puerta. –Yo... –empezó a justificarse René Conforti. –Ya, ya –siguió la mujer–. ¿Qué quieren? Es temprano, las chicas duermen, y además nos clausuraron. –Lo sabemos. Pero necesitamos una bailarina para una despedida de soltero. Lo antes posible. Y, sobre todo, que sea muy discreta –dijo Márquez. –¿Y por qué no llamaron por teléfono? –Como te dije, esto tiene que ser muy discreto –insistió Márquez–. Tanto que ni siquiera es bueno hablar por teléfono. –¿Y cómo quieren arreglar? Porque supongo que no podés darme una dirección –dijo la mujer. –Nosotros la pasamos a buscar. Y a la hora que haya que traerla nos encargamos de eso también. –No creo que a muchas les guste ese arreglo. –No creo que muchas desprecien lo que vamos a pagarte –dijo Márquez y mostró cinco dedos. –¿Y cuántos ceros? –preguntó la mujer. Márquez hizo otra vez un número con los dedos. –Sólo tengo una que puede hacer ese trabajo. Pero ahora no está. Ahora no hay nadie –dijo la mujer. –Dijiste que las chicas estaban durmiendo –intervino por primera vez René Conforti marcando la contradicción. –Sí, ¿y? –lo desafió la mujer. –No, nada. Es que antes dijiste otra cosa. –Sí, ¿y qué? –Bueno –intervino Márquez –. ¿A qué hora podemos venir a verla? –Creo que ya te lo dije –la mujer cambió de tono–, pero no tengo problema en volver a repetir: nos clausuraron. –No importa, es a domicilio... Márquez empezó a mover los dedos para marcar que aumentaba el precio, pero la mujer les cerró la puerta en la cara. René Conforti estiró la mano hacia el timbre, pero Márquez lo detuvo: –¿Qué hacés? ¿Querés que nos maten? –Dijo que estaba sola –se defendió René Conforti. –¿Nunca viniste a estos lugares? Adentro está lleno de gente. Mujeres y matones. La peor combinación para los estúpidos. Mejor vamos. Ya se nos va a ocurrir otra forma de contratar a La Tabla. –Los voy a denunciar –dijo René Conforti. Márquez le puso una mano en el hombro y lo hizo darse vuelta y caminar hacia el auto. –Me hacés reír. ¿Los vas a denunciar? No me hagás reír... mejor vamos al auto. Dale, apurate ■
Las 8 preguntas para Guillermo Saccomanno
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¿Qué situación de su vida cotidiana encontró reflejada con sorpresiva exactitud en un libro, una película, una canción o cualquier otra obra de arte? -No son pocas las veces que en los buenos relatos de gran-
des autores uno encuentre un reflejo de su existencia, una proyección de hechos y visiones. Es un fenómeno que sólo sucede con la buena literatura. Leer El Extranjero y sentirse Mersault. Leer Crimen y Castigo y sentirse Dostoievski.
Leer El Proceso y sentirse K. Y ni hablar de si uno lee La metamorfosis, porque nadie se salva de ser ese insecto humano.
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EL LIBRO ‘MUSSOLINI SECRETO’ REVELA EXTRACTOS DE LOS DIARIOS DE SU AMANTE
Retrato de un dictador Bajo la mirada de Claretta Petacci, esta obra, compilada por el periodista Mauro Suttora, refleja pensamientos y sentimientos de Benito Mussolini, a quien se muestra como un hombre ególatra, con tendencia a la violencia y al racismo.
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ajo el título de ‘Mussolini secreto’, se publicó un extracto de los diarios que Claretta Petacci escribió desde 1937 con la finalidad de testimoniar su tormentosa relación con el dictador italiano Benito Mussolini, a quien retrata como un hombre ególatra con tendencia a la violencia exacerbada y al racismo. ‘‘Soy esclavo de tu carne. Tiemblo mientras lo digo, siento fiebre al pensar en tu cuerpecito delicioso que me quiero comer entero a besos. Y tú tienes que adorar mi cuerpo, el de tu gigante. Te deseo como un loco’’, anotó el 1º de febrero de 1938 la más famosa amante de la historia italiana. La frase se la había dicho su adorado ‘Ben’, como llamaba en la intimidad a Benito Mussolini, su amante. Y ella, Claretta Petacci, tenía en la vida dos pasiones: su ardiente amor por el dictador fascista y la obsesión desenfrenada de poner sobre el papel todo lo que salía de la boca de su ilustre amante. ‘‘¿Sabes, amor? Anoche en el teatro te desnudé por lo menos tres veces. Te mi-
Claretta Petacci era casi treinta años menor que Mussolini. ¿Fue reclutada por los ingleses como espía?
raba, te quitaba la ropa mentalmente y te deseaba como un loco’’, es otra de las tantas declaraciones del líder fascista consignadas en el diario por la mujer con la que el Duceengañó a su esposa legal durante toda la vida. UN AMOR ETERNO La relación entre Claretta (19121945) y el dictador nació el 24 de abril de 1932 -cuando ella tenía veinte años- y desde entonces, y en particular desde mayo de 1936 cuando comienzan sus relaciones íntimas-, la vida de ambos quedará unida por los lazos de pasión y los celos hasta el trágico final de ambos en abril de 1945, cuando intentaban huir hacia Suiza. Entre 1937 y 1938 la mujer escribió mil ochocientas diez páginas con todos los detalles de su relación con el Duce, veintinueve años mayor que ella y al
Un retrato del dictador en 1930. El Duce se creía una fuerza de la naturaleza.
que fue fiel hasta la muerte. No en vano fue asesinada junto a Mussolini en abril de 1945 y su cuerpo colgado boca abajo junto al de él en una plaza de Milán para escarnio público. Durante todos los años que duró la relación, la mujer registró prolijamente sus intimidades y aportó reveladoras confesiones que pintan a un Mussolini racista, desdeñoso, violento y despiadado en unos cuadernos, guardados hasta principios de este año en los archivos históricos protegidos hasta ahora por el Estado italiano. El mayor hallazgo de estos documentos compilados en un libro por el periodista Mauro Suttora, es que en ellos el dictador se muestra sin disfraz alguno, con sus frustraciones, sus miserias, sus aspiraciones de grandeza y hasta con sus obsesiones sexuales, en unas confidencias que fueron hechas sin pensar que algún día podrían llegar a ver la luz pública.
‘Mussolini secreto’, editado en la Argentina por Editorial Crítica, retrata a un hombre violento en su pensamiento político y en sus sentimientos, ferozmente antisemita, que reivindica un racismo ‘avant la leerte’ y que no ahorra su cínica agresividad a nadie y nada. DUROS PENSAMIENTOS ‘‘¿Los judíos deben hacer su trabajo y basta, sin invadir nuestros campos. ¿Sabes lo que me ocurrió en un hotel en Milán cuando estuve con judíos? No podía estar allí. Olían fatal. Quizás sea por lo que comen. Fingí sentirme mal para poder salir. No tienen patria, ni Dios. Hoy son polacos, franceses, turcos... Son una raza maldita que dice que nuestro Dios lo hemos cogido de ellos. Si hubiera sido de ellos no lo hubieran matado’’, vocifera el Duce según su amante.
Incluso, el dictador italiano se permite criticar a su par español Francisco Franco: ‘‘Ese Franco es un idiota. Cree haber ganado la guerra con una victoria diplomática, porque algunos países le han reconocido, pero tiene al enemigo en casa’’, reproduce Claretta en su obra. ‘‘Si sólo tuvieran la mitad de la fuerza de los japoneses hubiera acabado todo hace cuatro meses. Son apáticos, indolentes, tienen mucho de los árabes. Hasta 1480 en España dominaron los árabes, ocho siglos de dominación musulmana. Ahí está la razón de por qué comen y duermen tanto’’, aseguró. El 4 de agosto de 1938, veinte días después de la aparición del ‘Manifesto della razza’ que teorizaba sobre la superioridad de la etnia itálica, Claretta pone en boca del dictador: ‘‘Yo era racista ya en 1921, no sé cómo pueden pensar que imito a Hitler si él ni siquiera había nacido. Los italianos tendrían que tener más sentido de la raza para no crear mestizos, que van a estropear lo bonito que tenemos’’. Las críticas también alcanzan al papa Pío XI: ‘‘Si siguen así los del Vaticano voy a romper todo tipo de relación con ellos. Son unos miserables hipócritas. Prohibí los matrimonios mixtos y ahora el papa me pide casar a un italiano y una negra. ¡No! ¡Voy a romperles la cara a todos!’’. Antes de seguir a su amante a su destino final, Claretta tuvo una intuición y dejó su voluminoso diario al cuidado de la condesa Rina Cervis: fue ella quien lo enterró en el jardín de su villa en Brescia, donde permaneció hasta que en 1950 fue descubierto por una patrulla de carabinieri y confiscado. El comprometedor contenido político de estos diarios explica que el gobierno italiano los mantenga todavía en secreto y que sólo haya autorizado la publicación de esta primera parte, cuya difusión pública ayudará a comprender mejor la retórica de cartón piedra del fascismo italiano ■
El Duce en pantuflas E
n 2015 será esclarecido otro enigma de la Segunda Guerra Mundial. ¿Claretta Petacci -la favorita de Benito Mussolini- fue reclutada por el servicio de inteligencia británico? ¿La usó el dictador para mantener un canal abierto con Churchill hasta último momento? En cuatro años se levantará por completo la férrea y sugestiva censura de setenta años que impuso el Estado italiano a los diarios de Claretta. Hasta entonces podremos disfrutar sólo de la primera parte de los mismos. Abarcan desde
1932 hasta 1938 y ofrecen un retrato minucioso del fascismo en su apogeo y del Duce en pantuflas, por así decirlo. Los diarios tienen pasajes francamente cómicos. Que un déspota de 53 años -uno de los hombres más poderosos del mundo- se hinque de rodillas ante su querida para suplicarle perdón tras haberlo sorprendido in fraganti con una de sus cien mil amantes ocasionales no puede sino provocar risa. Claretta satisfizo tanto las desaforadas apetencias carnales de Mus-
solini como su necesidad de amor romántico y evasión. La chica, de veintipocos años, enloquecía de celos. Obligaba a su Benito a llamarla por teléfono hasta doce veces por día. El aficionado a la historia sabrá apreciar el volumen del sello Crítica (477 páginas). Revela el fastidio de Mussolini con Franco, su odio a los franceses y a la burguesía y su visceral antisemitismo. La crónica íntima no sólo está repleta de escenitas grotescas, también revela una coherente y malvada visión del mundo. El Duce se creía una fuerza de la naturaleza y
pretendía modelar a su gusto a los italianos, esos blandengues. También se incluyen pormenores de episodios tan trascendentales como el Anchluss o la Conferencia de Munich. Claretta era una grafómana o una espía concienzuda. Si por un lado se humaniza al dictador (como cuando se queja de su mujer o come mandarinas o mira dibujitos animados), por otro lado se nos recuerda página tras página que toda dictadura es fuente inagotable de muerte, destrucción y arbitrariedad. Aun en la dulce Italia ■
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¿De qué lugar, personaje común o circunstancia en general que ofrece Mar del Plata se apropiaría para incorporarlo como pasaje central de alguna de sus obras?
-Con seguridad la Rambla en invierno, el viento, la bruma, los bares, los balnearios desiertos. Esta zona tiene un encanto decadente, una atmósfera y un paisaje aptísimos tanto para una historia negra, un melodrama, lo que uno
quiera. Un territorio que tiene lo suyo y puede ser un fenomenal detonador de historias.
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María Elena Walsh, una vida... (Viene de página 1) Así, por ejemplo, contraponiendo la enorme bambolla que se hace en torno a la Feria del Libro con la pobreza de lectura imperante en nuestro medio, dice, en un artículo de opinión publicado en Clarín: “El niño lector, lamento decirlo, no puede surgir sino de una casa donde haya libros y se usen. No importa qué libros: recetarios, novelones, tratados, enciclopedias. Pero libros. Y que los mayores los devoren, manoseen, presten y comenten”. En este sentido, la escritora ha criticado de un modo incisivo la determinación social que pesa sobre las mujeres y que contribuye a que no se incluya la pasión por la lectura dentro de lo que se considera propio de la identidad femenina. En el mismo artículo mencionado recién, y que tiene el sugerente título Infancia y bibliofobia, comenta: “Si a nuestra sociedad le preocupara en serio el hábito de la lectura en los chicos, procuraría no seguir fomentando la existencia de madres ignorantes. A la mujer se la disuade firmemente, por todos los medios, de cultivarse en profundidad. Pocos serán los hijos acostumbrados a ver –e imitar- a su santa madre dedicada a la lectura, a respetar lo que significan concentración, paciencia y soledad.” Y agrega más adelante: “Aunque los consejos fastidien, y en este caso especialmente a la consejera, les diría que empezaran por leer ellas, las madres, si aún no lo hacen. O que recuperaran tan grato vicio si lo perdieron, y que los platos los lave Magoya.” María Elena Walsh, por lo tanto, se ubica muy lejos de la imagen del intelectual encerrado en la torre de marfil. Ella prefiere, en cambio, la intervención, el debate, aunque algunas veces sus opiniones sean po-
lémicas o duelan, como el dedo que se apoya en la llaga. VAMOS A VER CÓMO ES... O EL REINO DE LOS TEXTOS En relación con su obra literaria y musical dedicada a los chicos, es evidente que la misma marca una bisagra en la periodización de la literatura infantil argentina. Hay un antes y un después de María Elena Walsh. ¿En qué sentido podemos decir que la literatura para niños que produjo esta escritora abre un nuevo rumbo? Su innovación más profunda consiste en haber sacado de los
textos para niños la impronta del didactismo, para instalarlos, rotundamente, en el territorio del juego y del lenguaje, o del juego del lenguaje. Dice María Elena Walsh en una conferencia para maestras jardineras, auspiciada hace cuatro décadas por la Organización Mundial de Enseñanza Preescolar: “La poesía no alude más que a sí misma, sopla donde quiere y es preferible que no forme parte del temario sino del recreo, que se integre más en el juego que en la instrucción”. Ese es el gesto transgresor de María Elena Walsh: arrebatarle a la didáctica su dominio sobre la literatura infantil y devolverle a los niños su derecho
al juego y a la imaginación, su posibilidad de ser verdaderamente niños y no réplicas de un adulto tristemente domesticado. Uno de los rasgos relevantes de su poética lo constituye el disparate, el sinsentido que ella supo rescatar de la poesía tradicional en lengua inglesa y de Lewis Carroll, el autor de Alicia en el país de las maravillas, que se nutrió también de esta literatura popular, transmitida durante siglos por la oralidad. En cualquiera de sus textos estalla esta visión de una realidad que no obedece a las leyes de la lógica, o que instaura una lógica diferente: “El sol cuando sale se llama José, pajarito chino canta en japonés. A ver, a ver, a ver.” A los ingredientes de una receta que incluye elementos tradicionales (en lengua inglesa y española) y de la poesía surrealista, se agrega una afinidad, cierta predilección por lo popular, que se expresa en las formas musicales que elige para sus canciones (valsecitos, tangos, milongas, zambas, jazz) y en el uso de elementos del habla popular. Ella nos previene en el prólogo a su libro Zooloco: “La última de estas chiripitifláuticas historietas está escrita en un idioma que se llama Vesre. Hay gente que opina que es feísimo hablar al vesre, por eso la puse al final y escondida entre dos paréntesis, para que nadie la vea.” Y nos asesta, en la última página de este libro tan inglés -compuesto por limericks, forma tradicional en la poesía de habla inglesa- el golpe porteño, reo, de este texto: “(Un Nogüipín, un Greti, un Lodricoco, Un Toquimos, un Mapu, una Rratoco, Una Faraji, un Toga, un Rrope, una Tavioga, un Llobaca, un Norrizo y un Teyoco)” ■
No entendió a los movimientos populares por Norberto Galasso (*)
Con la muerte de María Elena Walsh se apaga una importante expresión de la cultura nacional. Este reconocimiento va a provocar asombros y críticas por parte de muchos compañeros del campo nacional, pues ella fue una de las tantas escritoras de la Argentina que no entendieron ni quisieron tener nada que ver con los movimientos populares, en los que supuso autoritarismo, fascismo o cosas aún peores. Pero ocurre, sin embargo, que la cultura nacional no se nutre solamente de aquellos afiliados al viejo yrigoyenismo o luego al peronismo, así como también muchos afiliados a ambos movimientos han producido obras lamentables que nada aportan a la cultura nacional. Siempre tuve la intención de ir a verla un día nunca nos tratamos- y provocarla diciéndole que hacía cultura nacional sin saberlo, como aquel personaje de Moliere que escribía en prosa sin saberlo. Seguramente hubiéramos discutido y no hubiéramos llegado a entendimiento alguno. Para quienes simplifican todo lo relativo a la cultura, tanto de un lado como de otro, enriquecen nuestro acerbo nacional sólo aquellos que acompañaban a las mayorías populares en su enfrenta-
miento con la oligarquía, puesto que siendo nacionales en política, deberían serlo en sus obras literarias o teatrales. Sin embargo, no es así. Esta mujer de ascendencia irlandesa se hundió primero en lo más recóndito de nuestras provincias junto a Leda Valladares para rescatar lo más profundamente auténtico de aquel viejo aroma de la Patria. Luego, tomó su rumbo propio y encontró su camino en la poesía, en las coplas para alegrar a los pibes o burlarse de los ejecutivos, para meterse con “el diablo inglés” o fulminar a un oligarca en “Necrología” y aportó valiosas composiciones nacionales aunque no se llegase a comprender los fenómenos políticos que le habían tocado vivir. Sorprende quizás, pero se reitera en muchos grandes de la cultura nacional. Atahualpa Yupanqui, por ejemplo, es indiscutiblemente “el canto de la patria profunda” lo que no le permitió, sin embargo, comprender un fenómeno sociopolítico tan importante como el peronismo. Apenas se acercó algunas veces pero el incorregible Perón terminó de espantarlo con un comentario rotundo: -Pero, escuchame negro, con esa cara, ¿cómo no sos peronista? Tenía razón el general pero no le cayó bien al “cantor de artes olvidadas”.
Caso semejante es el de Humberto Constantini, otro de los grandes poetas que por haber bebido en las fuentes contaminadas del codovillismo criollo no pudo entender jamás al peronismo, pero cuya obra es incuestionablemente nacional. Los que se molesten por esta interpretación, podrán buscar alguna declaración de María Elena evidenciando simpatía por los Kirchner en los últimos años o recurrir a su poema dedicado a Eva Perón o aquel verso donde dice “el que te jedi salía al balcón”. Pero es tarea vana. Aquí no juzgamos a la ciudadana Walsh en su definiciones políticas sino a la autora de una obra poética valiosísima, inclusive transgresora por momentos respecto a los grandes poderes de la Argentina reaccionaria, porque como señalaba Hernández Arregui el terreno del arte es muy enigmático y en una misma persona se pueden encontrar muchos errores políticos producto de una conciencia influida por “la colonización pedagógica” y sin embargo, al explayar sus emociones reencontrarnos con su obra donde expresa en sus versos los anhelos y las alegrías del pueblo ■ (*) Historiador.
Fábula de Cocofantes y Eledrilos
“TEA-BAG”, NOVELA DEL ESCRITOR SUECO LLEGA A LATINOAMÉRICA
El drama de los ilegales, según la mirada de Henning Mankell
Por María Elena Walsh
Los Cocofantes eran habitantes de la ciudad de Curuzú - Cuatiá. Allí vivían todos muy tranquilos acompañados por los Eledrilos y el papá y la mamá. Los Eledrilos eran muy astutos. Los Cocofantes no, ni fu ni fa. A veces iban todos de paseo al cine o a la plaza o al correo pero no más allá. Había un Cocofante (nadie supo ni cómo se llamaba ni la edad...) La cuestión es que en tal monotonía el pobre Cocofante se aburría una barbaridad. Por lo tanto, una noche de tormenta guardó su cédula de identidad y se escapó en silencio y de costado hasta bajar -naturalmente a nadoel río Paraná. Parece que tenía muchas ganas de ser un diputado nacional porque compró un tratado de bostezo y lo estudió en el subte hasta Congreso con gran curiosidad. Pero cuando llegó vio con asombro que pasaba un desfile militar. ¡Eran los Eledrilos! Muy temprano salieron y ganándole de mano habían triunfado ya. Los Eledrilos lo llevaron preso y el Cocofante se dejó llevar. En el Zoológico, detrás de un pozo, estaba el horroroso calabozo más chico que un dedal. Pero entonces los otros Cocofantes furiosos lo vinieron a salvar. Lucharon en Palermo una semana tirándose zapallos y bananas, repollos y ananás. Como la guerra les salía cara encendieron la pipa de la paz. Los Eledrilos, de muy mal talante fueron a liberar al Cocofante, que ya no estaba más. Se había levantado tempranito y aprovechando tal berenjenal se metió, con un lápiz y un cuaderno, adentro de la casa de gobierno con mucha autoridad. Los Eledrilos, al leer el diario, supieron la espantosa novedad. Y todos, con rencor y con inquina, a la confitería de la esquina fueron a conspirar. Entonces, muchos Puntos Suspensivos llegaron, disfrazados de final... Porque sucede que este cuento de antes, con Eledrilos y con Cocofantes, no se termina más.
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Rastros del género policial, por un lado, y de Africa, por el otro, nutren esta novela que ya se publicó en sueco en 2004 y que ahora llega al mercado hispano de la mano de Tusquets. Mankell creó al personaje Humlin, un poeta que se conecta con el mundo de los inmigrantes en el seno de la insensible sociedad sueca.
E
n un registro muy distinto al de la saga sobre el detective Wallander -a la que dio fin con la publicación de “El hombre inquieto”- el escritor sueco Henning Mankell narra en “Tea-Bag”, las historias de un grupo de inmigrantes ilegales desgarrados por las secuelas del destierro y los obstáculos para forjarse una vida aceptable. En rigor de verdad no se trata de una obra gestada por el autor de “La leona blanca” y “Los perros de Riga” luego de que decidiera dar por terminada la exitosa serie policial, sino de una novela que fue publicada en Suecia en 2004, aunque recién ahora llega a España y Latinoamérica de la mano del sello Tusquets. En “Tea Bag”, Mankell refleja las penosas condiciones de vida a las que son sometidos a diario los “sin papeles” y el drama de su éxodo hasta la decadente Suecia, aunque la vigencia del retrato queda revalidada en todo el continente europeo. La novela se recorta furiosamente de las dos vetas mayormente exploradas por el escritor: por un lado el género policial -cuyos últimos pasos fueron “decretar” la demencia senil para el personaje del inspector Wallander- y por el otro sus referencias a Africa, la otra gran vertiente de su narrativa. En esta incursión literaria, el escritor y dramaturgo sueco presenta una serie de territorios atravesados por el desgarro, la pobreza, la inseguridad, la violencia, la explotación sexual y el fundamentalismo islámico, cuestiones que condenan a sus víctimas a un
largo periplo. Estas dramáticas historias están articuladas por la mirada de Jesper Humlin, un poeta y escritor sueco que se conecta con el mundo de los “ilegales” y decide mostrar su rostro a la insensible sociedad sueca. Pese a esta pátina de “humanidad”, Humlin es un hombre frívolo y egoísta que mantiene una cierta sensibilidad a regañadientes hasta que empieza a cambiar su modo de pensar e intenta hacer algo por su entorno. Sumido en el desasosiego de la sociedad de la abundancia, el personaje conserva su dignidad al rechazar la propuesta de un editor que le solicita que escriba novelas policiales bajo el argumento de que “son más rentables que los libros de poesía”. A partir de la negativa, conoce a una joven inmigrante africana quien trae consigo una historia de huida que terminará de redimir al poeta: Humlin no podrá mantenerse ajeno ante el atroz periplo al que Tea-Bag (así se llama esta mujer) ha debido someterse en búsqueda de un futuro mejor. Mankell no es un hombre de soluciones: su “progresismo” le hace ser sensible pero lo incapacita para encontrar un orden justo por sus inestables valores y su relativismo casi enfermizo. De hecho, cuando al final Humlin se decide a hacer algo las cosas le salen rematadamente mal, pero al menos aparece como en camino para despojarse de la costra de su yo superlativo, dispuesto a registrar a los demás “humanos que sufren” y necesitan su solidaridad. Autor de una saga que a partir de los ‘90 cautivó a los argentinos (“Asesinos sin rostro”, “Los perros de Riga”, “La Leona Blanca”, “El hombre sonriente”, “La falsa pista”, “La quinta mujer”, “Pisando los talones”, “Cortafuegos” y “La pirámide”, publicados por Tusquets), Mankell mantuvo una entrevista con Télam. Nacido en Estocolmo hace 60 años, es conocido internacionalmente por el éxito de una veintena de novelas entre las que se destacan “La pirámide”, “El hombre sonriente”, “El retorno del profesor de baile”, “La quinta mujer”, “Profundidad”, “Zapatos italianos” y “El chino”, entre otras. El autor de “El cerebro de Kennedy” y “Pisando los talones” está casado con Eva Bergman -hija del dramaturgo y cineasta Ingmar Bergman- y vive actualmente entre Estocolmo y Mozambique, país al que llegó tras unirse
en 2000 a la organización Médicos sin Fronteras cuando el territorio fue desvastado por una inundación. Fruto de su interés por Africa publicó “Moriré, pero mi memoria sobrevivirá”, una reflexión sobre el devastador impacto de la epidemia del sida en ese continente que llegó a Buenos Aires en agosto del año pasado editado por Tusquets. Mankell ha cautivado a miles de lectores en todo el mundo con una serie de tramas que dejan al descubierto el vacío y la tristeza que se instala en el hombre “realizado” que propone la sociedad sueca, paradigma de sociedad libre e igualitaria. El autor suele trabajar sobre la hipótesis de que la sociedad despersonalizada, autista y masificada que surge en sus libros es muchas veces la responsable de que los seres marginados decidan hacer justicia por mano propia. Mankell utiliza también la literatura para denunciar la xenofobia, el racismo, las desigualdades sociales, el fanatismo religioso y la incapacidad de los seres humanos para expresar sus emociones, todo en el marco de tramas que se fortalecen con los mejores recursos de la novela policial. Wallander, el célebre inspector de policía que protagonizó más de una decena de libros e inspiró varias adaptaciones cinematográficas y hasta una serie televisiva, nació con la novela “Asesinos sin rostro” en 1991 y tuvo su último exponente con “El hombre inquieto”, publicado el año pasado. Alguna vez Mankell contó que el nombre del comisario lo sacó de una guía telefónica de la ciudad de Malmo y que la idea de que su personaje padezca diabetes la tomó de una médica amiga a la que le preguntó qué enfermedad podría sufrir el personaje: “Con la vida que lleva, diabetes, sin duda”, le respondió ella. Wallander, que arrastra la sensación permanente de fracaso por su matrimonio roto y la complicada relación con su hija, y que luce agobiado por el sobrepeso y su afición al alcohol, se ha convertido en uno de los más interesante iconos de la novela negra contemporánea. Con todo, el mayor mérito de Mankell es la capacidad que tiene su escritura para indagar en otras realidades más profundas que el propio caso a resolver, algo que denota su conocida frase: “¿Quién mató a quién? A mí lo que me interesa es indagar qué ha pasado y por qué” ■
(fotografía de autor)
sÉëíáÖáçë ÇÉ ìå~ ¨éçÅ~ Por Vanesa Mopty y Andrés Pereira Barreto
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ar del Plata cambió su fisonomía costera varias veces durante sus ciento y pico de años de vida. Esos cambios exigieron sacrificios: edificios, villas, monumentos o espacios verdes que desaparecieron para dejar lugar a otros que, luego de un tiempo, también siguieron idénticos caminos. La fotografía y el relato oral son los únicos elementos que pueden testimoniar paisajes perdidos. Combinando las fotografías antiguas con actuales, imaginando los lugares desde donde fueron tomadas, Ana Vacca y Gonzalo Ibarra juegan a inventar una ciudad sin pérdidas, sin faltantes en este rompecabezas incompleto que forma la Mar del Plata edilicia. Ellos proponen un ejercicio de la imaginación, y a través de esta idea poner en valor lo que ya no existe pero también lo que nos queda, para defenderlo como patrimonio de la cultura y de la identidad marplatense. (*) El texto corresponde a la muestra que recientemente inauguraron los artistas Ana Vacca y Gonzalo Ibarra en Casa del Mar.
Las 8 preguntas para Guillermo Saccomanno Las 8 preguntas para Guillermo Saccomanno
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¿Cuál es el mejor diálogo que recuerda entre dos personajes de ficción?
-La conversación de la pareja de “Colinas como elefantes blancos” de Hemingway. Un prodigio de sutileza y capta-
ción de un entrelíneas inimitable. La parte de arriba del iceberg que permite entrever por debajo la fluctuación del pat-
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Si le permitieran ingresar en una ficción y ayudar a un personaje, ¿cuál sería y qué haría? -Ah, no. Que cada uno se las arregle como pueda. Justamen-
te el atractivo, el magnetismo de las historias inolvidables consiste en que los personajes caminan ciegos hacia su destino. El Capitán Ahab, Quentin Compson, Ema Bovary avan-
zan hacia el suicidio. Si pudiéramos salvarlos arruinaríamos sin duda su inmortalidad. Por suerte ni los buenos escritores ni los buenos lectores pertenecen al Salvation Army.
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WASHINGTON CUCURTO DIO FORMA A OTRO LIBRO SIN LIMITES CONVENCIONALES
Con un trasfondo de barrio
(literatura juvenil, blogs y rarezas)
Frikis en la ciudad
Polémico, desmesurado, hilarante, irreverente y hasta revulsivo, sale al ruedo una vez más con su agitado mix de cumbia villera y mujeres de Constitución en su flamante libro de relatos ‘Hasta quitarle Panamá a los yanquis’.
Por Ana Yohai llavedetinta.blogspot.com
Julia, de “Frikis MDP”, es una de las creadoras de este peculiar grupo de jóvenes que comparten sus gustos no tan comunes. El grupo, fundado hace tan sólo un par de meses, no para de crecer a pasos agigantados. -¿Cómo surgió? ¿A qué se debe su nombre? -El grupo surgió de las ganas que teníamos los que lo fundamos de conocer otras personas con nuestros mismos intereses, para juntarnos a pasarlo bien y hacer actividades particulares, y con el objetivo de organizar eventos y cosas así. El nombre proviene de un vocablo norteamericano, freak, que quiere decir “raro”. Nosotros lo tomamos latinizado, y lo sentimos propio, no despectivo como era originalmente. -¿Qué leen, qué miran? -Un montón de cosas... sobre todo, literatura, cine y videojuegos de escasa difusión en nuestro país. Comics norteamericanos, europeos, mangas (comics japoneses), historietas argentinas, juegos de rol en computadora y de mesa, películas y libros de ciencia ficción, cine del género por afuera de los circuitos comerciales, series de culto (como Star Trek, Babylon 5, Dr. Who y muchas otras), etc. -¿Qué actividades realizan? -Nos reunimos en algún café a charlar de lo que nos gusta, de lo que leímos o estamos leyendo, de las series que seguimos, de los comics que están llegando, etc. Vemos qué actividades surgen en el grupo, y organizamos para hacerlas. Fiestas temáticas, talleres, cursos, mesas de juegos, torneos, y próximamente, paintball y campamentos temáticos. Y ahora en enero, estamos preparando una caminata zombie. ¡Estén atentos! -¿A qué se debe lo de vestirse raro? -Bueno, raro no... hay algo llamado “Cosplay”, que viene del inglés Costume Playing. O sea, hacer un disfraz de un personaje, y representarlo. Puede ser de una serie, película, cómic, juego, lo que sea. La gracia es que sea lo más parecido posible, y el desafío es hacerlo uno mismo. Normalmente hacemos concursos de Cosplay en las fiestas y eventos. -¿De dónde surge la necesidad de destacarse? -Como no somos una tribu urbana, no tendemos a destacarnos, sino más bien a identificarnos. A quien le gusta algo poco conocido por la mayor parte de la gente, suele llevar una remera o collar o parche de ello, por puro gusto, y por encontrar alguien más que lo comparta. Es genial saber que no sos el único que jugó ese juego o leyó ese comic, y poder hablar de ello con alguien más. -¿En dónde podemos encontrarlos? -Somos una comunidad más bien virtual. La mayor parte de los integrantes acceden a páginas para buscar información sobre lo que está por afuera de los medios locales, por lo cual nos manejamos mayormente por internet. Nacimos como un perfil de facebook, y aunque planeamos sacar una página, el face está muy vivo hoy en día, y pensamos conservarlo. Permite contactar a muchas personas y organizarse muy bien, para juntarnos después. La dirección es www.facebook.com/frikismdp ■
Inclasificable Cucurto.
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l autodenominado creador del realismo atolondrado, o más bien el poeta y narrador Norberto Santiago Vega, nacido en Quilmes hace treinta y siete años y fundador de la editorial Eloísa Cartonera, se despacha con un puñado de relatos donde la irreverencia y la voluptuosidad parecen ser el único camino. ‘‘Oh, dónde estás mi amada de esta noche, agitadora de caderas, dónde está tu c... portentoso chocando con otro gigantesco al son virtuoso de la cumbia, adónde están tus pechos apretados por la camisa de un machote. Oh, reina de Constitución, ya voy a tu encuentro, acalorado y borracho...’’, arremete en el primero de los cuentos que da título al libro (Emecé). PROFUNDA BURLA No hay sugestiones en los relatos de Cucurto, todo se explaya y es desmesurado, mientras tanto, el autor se burla de todo y de todos, como en la contratapa de la obra, que se pueden leer las palabras de Humberto Anachuri, un crítico y electricista paraguayo. ‘‘Pese a los estereotipos, hay algo invisible que me sostuvo aferrado hasta la última página’’, dice desde la contraportada esta otra voz de Norberto Vega, quien califica de ‘‘atractivo’’ a ‘‘to-
do este mundo salvaje y prehistórico, ridículo por naturaleza, cumbiantero a morir’’. ‘‘No hay dudas de que el tal Cucurto muestra la hilacha como si nos mostrara sus gigantescos testículos llenos de semen. Nos toma el pelo con su aire sarcástico y convencional’’, dispara el electricista paraguayo para concluir que ‘‘no conocía Constitución antes de leer este libro y me han entrado unas ganas locas de no ir’’. ‘Flores robadas o el escritor que nadie lee’, ‘El combinado de dramaturgos’, ‘María Inés’ y ‘Salida al mar’ son algunos de los relatos del libro, que acompañan el cuento central ‘Hasta quitarle Panamá a los yanquis’, subdividido en breves capítulos que denotan los puntos de unión entre ellos, pero que también pueden leerse de manera independiente entre sí. A lo largo de su obra, Cucurto supo crear un combo único de Buenos Aires, donde se entrelazan calles de Constitución, inmigrantes de países vecinos, ritmo de cumbia, cuerpos transpirados y sensuales bailando que buscan emborracharse y tener sexo. ESCENA COTIDIANA
repositor de supermercado -oficio que en la realidad desempeñó el autor- camina por las calles de Barrio Parque (Palermo) y observa ‘‘el lado alegre de la vida, la servidumbre, el doctorado en hamburguesa y papas fritas, ésa mi raza choripán, mi raza cien gramos de mortadela y un termidor en tetra’’. ‘‘Todo lo que yo escribo y hago es un homenaje a la gente con la que yo viví, con la que trabajé, la que me encontré en el camino. Son homenajes, no quiero molestar ni ofender a nadie. Todo esto es simplemente mostrar un mundo que antes no estaba en la literatura argentina’’, dijo Vega alguna vez en una entrevista. ‘‘Yo sentía -proseguía- que si yo no lo escribía, nadie lo iba a escribir. Entonces todo eso tristemente se iba a perder o a olvidar’’, aseguró años atrás este agitador de la literatura argentina, autor de ‘Zelarayán’ y ‘La máquina de hacer paraguayitos’. Desde su irrupción en el panorama literario local en 1998 con su particular estilo, Cucurto ganó tantos adeptos como detractores, pero fue con los títulos ‘Cosa de negros’, ‘Las aventuras del Sr. Maíz’ y ‘El curandero del amor’ que logró además reconocimiento a nivel internacional ■
Uno de los personajes del libro, un
Las 8 preguntas para Guillermo Saccomanno
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¿Recuerda haber robado un libro alguna vez? ¿Cuál o cuáles? -Cuando tenía dieciséis y formaba mi biblioteca junto con
una amiga y un amigo constituimos un equipo dedicado metódicamente a la expropiación. Por ejemplo, al entrar en una librería, elegíamos los tres tomos de “Los caminos de la
libertad” de Sartre. Cada uno atacaba un tomo. “A la búsqueda del tiempo perdido” nos llevó más de un día.
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La bizarría de los héroes populares
E ¿Los bebés leen? Por Estela Vega. juegodepalabraslee@yahoo.com.ar
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uando nos preguntamos si los bebés leen sabemos que ellos pueden leer al nacer el rostro de su madre. En realidad los bebés leen a través de las lecturas de sus padres. La formación de la identidad del niño está íntimamente ligada no sólo a los genes heredados de sus padres y abuelos, sino también a todo lo que lo rodea estéticamente. La música, la pintura, la literatura hacen a la formación de su identidad. Está comprobado que a un niño a quien le han leído desde la gestación tendrá mayor comprensión lectora cuando llegue a la edad escolar. Esto se debe a que trae consigo una familiaridad con las palabras y su significado, trae una biblioteca personal que ha sido formada a través de la voz de sus seres más queridos y más cercanos. La voz de mamá, papá o los abuelos (la que nos da seguridad, tranquilidad, amor) vienen acompañadas con caricias y con historias que sólo se pueden transmitir de generación en generación. Esa que llamamos literatura de tradición oral, acto de ternura si los hay, que podemos aprovechar desde la gestación. Contarles cuentos, leerles poesías, cantarles canciones a nuestros hijos es una manera de abrazarlos con las palabras. Cuando nos preguntan cómo se forma un lector, en realidad un lector se forma leyéndole y si ese niño ve en su casa a su madre o su padre leer, también a él le interesará hacerlo y a medida que vaya creciendo también querrá saber qué están leyendo. Esto traerá aparejado comentarios de esas lecturas, pero no como algo para analizar (espacio, tiempo, o personajes como en la escuela), sino por el “placer de leer y compartir con entusiasmo y con pasión esa lectura que tanto nos gustó”. Dar de leer es como dar de comer. Es una manera de alimentar la relación del bebé y del niño con su entorno fortaleciendo el vínculo a través del libro y las palabras. El hábito de la lectura comienza en el hogar. Los padres son los primeros mediadores entre los niños y los libros. Pero para concientizar a los padres de ello es necesario que dichos padres reflexionen y construyan su propia autobiografía lectora para saber qué recuerdos tienen de su infancia con respecto a la lectura, qué historias traemos de nuestra generación anterior para transmitirles a nuestros hijos. Por ejemplo: quiénes nos leían, qué nos leían, dónde nos leían, etc.
Recordemos por ejemplo, a la recientemente desaparecida María Elena Walsh, tan presente en la infancia de tantas y tantas generaciones de argentinos. Cuando preparamos el ajuar del bebé, ¿pensaron los papis en incorporarle un libro? Se puede comprar o la mamá puede hacerlo de tela, o el papá o el abuelo esperarlo con alguna canción o poesía escrita especialmente para él o ella. Todos esos preparativos son parte de la formación de su identidad y de su formación como lector. Los niños cuando nacen están rodeados de muchos regalos pero pocas veces de libros. Los primeros cuatro años de vida son los más importantes para estimular a los niños con relación a la lectura, y luego cuando ellos ya saben leer solos, es importante seguir acompañándolos y compartir dichas lecturas o crear el espacio y el tiempo para hablar desde lo más íntimo con nuestros hijos. Puede ser a la hora de la leche y las tostadas o después de la cena. Siempre esas “escenas de lecturas” quedarán guardadas en la memoria del lector, ya sea por la calidez del encuentro mezclado con el olor a la leche tibia y las tostadas, el color de la voz, la mirada y el gesto al contar un cuento. ¡Ese tiempo tan abrigadito, no se olvida jamás! Es importante también sacarles fotos a los niños cuando están en ese momento lector y tengan un recuerdo fotográfico de la relación con sus libros. No esperemos al primer día de clases para sacarles una foto a nuestros hijos con un libro y la maestra. Si bien, es un recuerdo muy importante por lo que significa la primera maestra en la vida de un ser humano también relaciona la lectura con la obligación. Lo mismo pasa con la biblioteca. La mayoría de los chicos conocen las bibliotecas públicas o escolares cuando les piden algo en la escuela, por lo tanto, conciben ese espacio como algo por obligación, para completar la tarea escolar y no a la biblioteca como un lugar de encuentro donde podemos socializarnos con otros lectores y compartir poesías, cuentos, historias, revisar estantes, tocar los libros, abrirlos, olerlos, descubrirlos, simplemente por el placer de leer. Si en cada casa hay libros y lectores es muy fácil formar un lector. Por esto, no puedo imaginar que un niño no tenga un libro en su casa, no puedo imaginar que haya niños de cinco años a los que todavía nadie les leyó un cuento. El mejor regalo para los chicos es la calidad del tiempo que podamos compartir con ellos y si es con libros y lecturas mucho mejor ■
l libro ‘Crónicas de coraje y patriotismo en la Argentina del siglo XIX’, del escritor y columnista político Hernán Brienza, enhebra una serie de relatos a partir de la bizarría en la verdadera acepción de esta palabra valiente-, con la intención de rescatar a los héroes populares que no son parte del bronce tradicional. ‘‘Hay una imposibilidad de retomar el acto de la palabra bizarría cuando te la roban y la transforman en algo que tiene que ver con el absurdo, con lo que es un snobismo en función de lo ridículo’’, sostiene el periodista, que presentó este libro en el marco del Encuentro del Libro Social y Político en la Biblioteca Nacional. En los partes de guerra de la revolución de Mayo abunda la palabra bizarría. ‘‘Su desaparición y regreso como un término traducido del inglés habla de la baja autoestima de los argentinos’’, analiza Brienza en una entrevista con Télam. Con este libro, publicado por Marea, ‘‘tuve la intención de ha-
cer los ‘lado B de la historia argentina’, contar aquellos actos de coraje que no están muy vistos ni leídos’’. Pero hay una especie de trampa en estas crónicas dice su autor: ‘‘Rescatar el coraje de los hombres implica rescatar el cariño a la patria. Hay un poco de eso, y hacerlo desde un lugar donde todos son héroes populares’’. En ese sentido ‘‘el libro es fuertemente político, viene a decir que el coraje está permitido para los argentinos y además tiene una intencionalidad clara de defender a la patria.’’ ‘‘Me parece que es muy actual desliza-, por eso digo que es un hecho político rescatar el coraje, es un llamado a ese coraje que uno de alguna manera hoy exige o admira’’. Brienza remarca que en la Argentina se hizo ‘‘un cuento de fanfarrias y uniformes militares cuando en realidad muchas veces el coraje sencillamente es un coraje civil, un valor que va más allá del arte militar. En los últimos años, con todo lo que pasó, la cultura del heroísmo fue atravesada
■ Lecturas
por la cultura del horror’’. La gente que participó de las luchas emancipatorias, define el periodista, ‘‘eran como milicias populares, se juntaban a hacer la guerra. No eran ejércitos organizados. Hay mucho de voluntarismo en esa lucha por la independencia, que es diferente a la disciplina y a la organización de la muerte de los ejércitos actuales’’. Entre las ideas que desarrolla está la de la identidad como algo móvil: ‘‘es un existencialismo de coraje, uno es cuando actúa, y es valiente cuando toma determinada decisión, y el coraje en estas crónicas no es la valentía tonta, tiene que ver con la renuncia, en hacer lo que a uno no le conviene pero cree que corresponde.’’ ‘‘Hay una definición del coraje cuando el sargento Cruz del Martín Fierro dice: ‘No permito que se mate así a un valiente’, y se da vuelta y pelea contra la partida. En esa idea se recupera una definición de coraje que identifica mucho a los argentinos. Borges lo dice en ‘Nuestro pobre individualismo’’’, observa ■
Fuente: Cámara de Libreros del Sudeste de la provincia de Buenos Aires.
Los libros más vendidos de la semana FICCION 1 “EL CEMENTERIO DE PRAGA” 2 “LOS PADECIENTES” 3 “EL SUEÑO DEL CELTA”
Umberto Eco. Gabriel Rolón. Mario Vargas Llosa.
Lumen. $85. Emecé. $72. Alfaguara. $85.
NO FICCION 1 “LA VIDA POR EL FÚTBOL. MARCELO BIELSA, EL ÚLTIMO ROMÁNTICO” Román Iucht. 2 “CRISTINA” Olga Wornat. 3 “ALGUNOS TIENEN NOCHE, A OTROS SE LES HACE TARDE” Jacobo Winograd.
Sudamericana. $69. Planeta. $81. Vergara. $52.
RECOMENDADOS 1 “YO NO VENGO A DECIR UN DISCURSO” 2 “CUENTOS” 3 “HORÓSCOPO CHINO 2011”
Fragmento de
Gabriel García Márquez. Roberto Bolaño. Ludovica Squirru.
Sudamericana. $69. Anagrama. $95. Atlántida. $59.
Adulterio y sexualidad masculina,
artículo incluido por Gerardo Rodríguez en su libro Ni cenicienta ni princesa encantada “Los cuernos son como los dientes, que al salir duelen y luego se come con ellos”, dice un refrán español, que circula desde el siglo XVI con diferentes variantes, se refiere de forma directa a la cuestión de la infidelidad y, en el caso del hombre cornudo, de la ofensa que implica esta situación. Sea resultado de una sexualidad inadecuada, de una tradición o bien de un tópico literario, el término “cornudo” es ofensivo y violento, dado que implica pasividad, engaño e incluso homosexualidad, tal como sostiene Maurice Daumas, investigador y docente en la Universidad francesa de Pau. Este autor reconoce tres tipologías en las historias de cuernos. La primera pone en entredicho la virilidad del cornudo, dado que a un verdadero macho no se le escapan las hembras. La segunda se vincula con una tradición literaria –con múltiples variantes- de engaños,
adulterios y bufonadas. Aquí los hombres reciben y ponen cuernos, en un juego que refuerza la masculinidad de manera constante. La tercera tiene una vertiente moralizante, ya que el marido que recibe los cuernos los tiene merecidos, por ser viejo, bruto y antipático. Pero lo peor de todo es que la infidelidad implica adulterio y este remite a las dificultades sexuales del hombre, a su propia identidad sexual masculina, por un lado, y a la sacralización del matrimonio, por otro. En este juego de seducción, seducir la mujer de otro hombre genera una doble satisfacción erótica: el goce material de la mujer y el goce simbólico del hombre. Según esta interpretación, los cuernos consagran la amistad homosexual (consciente o inconsciente) entre los hombres: la mujer, al compartir su cuerpo aparece como la mediadora de una relación de seducción mutua entre dos hombres, el engañador y el engañado ■
Las 8 preguntas para Guillermo Saccomanno
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Un extraño hongo se esparce por su biblioteca y consume de manera irrefrenable los libros. Sólo dispone de unos segundos para actuar y salvar a tres de ellos. Lo que usted hace para ganar tiempo es arrojar a la
voracidad del hongo a otros tres libros. ¿Cuáles serían los sacrificados y cuáles los salvados? -Demasiado laburo. Dejo que el hongo arrase y encaro hacia librerías de usados, donde siempre uno encuentra sor-
presas. Uno puede allí reencontrarse con lo perdido. Hasta con las ediciones más raras que uno tenía olvidadas en la biblioteca arrasada por el hongo.
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La asamblea
Los animistas Por James Tate (*)
Por James Tate (*)
Hubo algún tipo de asamblea en el predio. Alguien hablaba por un altavoz delante de unas trescientas personas, que aplaudían y gritaban cosas. Resolví ir a ver qué estaba pasando. El orador decía: “Hasta mi hijito de tres años sabe que no hay que patear a una cabra”. Me mezclé con la gente. Una mujer exclamó: “¡Tenés una torta de cerezas enorme en la cabeza!” Y una docena más dijeron: “Sí, es cierto”. El hombre prosiguió: “Y luego el perro nos comió el sillón. ¿Le dimos una patada? No, para nada.” Alguien gritó: “Se les escapó la tortuga a los santos ahí, eh.” El hombre dijo: “Yo he estado donde hasta los pajaritos temen meterse. Una vez encontré una serpiente iracunda en el bolsillo, pero me mantuve en el camino. Me esfumé con una nube escondida.” “¿Y nunca te perdiste?” chillaron muchos. Me adelantaba cada vez más. Se me contagiaba la emoción. “Si escupís en un sartén ardiente, claro que chisporrotea y luego desaparece, ¿y qué es lo que te queda? Sólo la memoria del chisporroteo, pero luego desaparece eso también, y estás más pobre que antes.” “Tu pato se acaba de sentar en un cohete”, vociferé. El orador se detuvo y quiso encontrar al hombre que acababa de pronunciar esas palabras. La multitud también intentaba localizarlo. Yo hice como si lo estuviera buscando también. Después de una larga pausa, retomó: “Nunca antes hemos visto manos peludas con uñas largas enrularse por los pedos de la historia con tanta destreza milagrosa”. La multitud se enloqueció. Empezó a chocarse la frente. Yo también me la chocaba y ellos a mí. “No fue por casualidad que me tragué esa hormiga hoy a la mañana mientras preparaba mi discurso para esta asamblea. Claro que yo quería tragarme esa hormiga”, dijo. La gente había dejado de chocarse la frente y ya muchos se secaban las lágrimas. Tuve que
admitir que era un orador impresionante: “Y ahora estamos a punto de embarcarnos en el gran dolor de cabeza, y el chico también, y vemos las luciérnagas, que casi se habían olvidado de nosotros, batir las alas como los niños idiotas que vuelven tras una jornada aburrida en el parque, y es hermoso, ¿no ven lo hermoso que es?” dijo. “Amamos a los niños
idiotas,” gritó alguien. “Las luciérnagas no saben manejar los tractores”, aulló otro. “¿Qué le pasó al chancho?” dije yo. El hombre a mi costado me miró con asco: “No hay ningún chancho,” dijo. ■
(*) Ambas poesías fueron traducidas por el licenciado en Letras Daniel Fiztgerald, de origen irlandés. Licenciado en Letras por la University College Dublin, reside en nuestra ciudad desde 2006. Actualmente cursa la Maestría en letras en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Cabe señalar que James Tate es un poeta norteamericano nacido en 1943. Su primera colección ‘The Lost Pilot’ (‘El piloto perdido’) fue publicada en 1967 y hasta la fecha tiene 16 libros de poesía y prosa. Por sus ‘Selected Poems’ (1992) recibió el Pulitzer y el Premio William Carlos Williams. Hace cuarenta años que dicta clases en la Universidad de Amherst, Massachussetts. Sus poemas se destacan por el uso de diálogo, el humor y el surrealismo. Sin embargo, también poseen una gran sencillez y sutileza que siembran dudas tanto como provocan carcajadas. Tate es considerado uno de los mejores poetas vivos de Norteamérica.
En el motel, el hombre dijo: “Este es un motel cristiano. Tienen que tener el acta de matrimonio”. “¿El acta de matrimonio?” dije. “Si no andamos con el acta de matrimonio. Ni siquiera sé dónde está, pero estoy seguro de que no está en el auto”. “Entonces no pueden parar acá. No hospedamos a los paganos”, dijo él. “¿Paganos?” dije yo. “¿Nos estás diciendo paganos?” “Están por todos lados”, dijo. “Que ustedes lo sean también, no sé. Pero yo no juego con eso.” “¿Y cómo sabemos que vos no sos un pedófilo ni un asesino serial?”, dijo Melissa. Me sentí orgulloso de ella. “Mostrale tus tetas,” dije. Melissa se levantó el suéter y le mostró su dotes divinas y naturales. El viejo quedó boquiabierto y farfulló: “Parecen... pareces.... cristiana.” “De ninguna manera”, dijo ella, “la izquierda es animista y la derecha es demasiado reservada como para hablar de la religión, pero me imagino que es animista tam bién”. “Me gustan los animistas,” dijo, “me encantan los animistas. Son mis preferidos”. Dimos vuelta y nos dirigimos hacia la puerta. “Viejo verde”, le dije. “Tenés razón,” dijo, “soy un viejo verde y cristiano. No sabía eso. Gracias y vuelvan cuando quieran.”
CUENTOHISTORIETAS
Superman Por Sebastián Jorgi
A Maricel Vera —Soy Superman —explicó. Y se escondió detrás de un armario. Reapareció unos minutos después, ahora con los anteojos puestos, tímido, más ridículo que hacía un rato. Los hombres que estaban sentados a los escritorios, rieron. —Nos tiene que informar todo lo que sabe, amigo. —Soy un simple periodista. Mi nombre es Clark Kent y conformo una especie de héroe de historietas. Todos los pibes del mundo me conocen. ¿Por qué no les preguntan a ellos? Se miraron. El mastodonte, que se destacaba entre todos, le gritó: —No estamos para bromas. Se trata del destino de la patria.
—Ya les dije: nací en Kripton, los Kent me recogieron y... —Llévenlo —ordenó el jefe. Dos días después volvió a repetirse la escena. El tímido hombre había sido presa de brutalidad. Ya no se parecía a Clark Kent. Y mucho menos a Superman. —Nada de hacer la pantomima de esconderse otra vez detrás del armario —amenazó el mastodonte. —Se hace el idiota, jefe —dijo otro—. Nos carga... —A ver: ¿Cómo es Kripton, entonces? —preguntó el jefe simulando una sonrisa. —En verdad...no lo sé. Era bebé cuando los Kent me hallaron en la nave... —comenzó a explicar. —¿Nos tomás por idiotas, eh? —le
dijo el mastodonte. —¿Qué significa Kripton? —encaró el jefe—. ¿Hay más gente de Kripton en el país? ¿Es una célula, acaso? Se quedó mudo, abatido. “Daniel Arístides”, se leía en la carátula de la carpeta. El hombre miró hacia la ventana. Era su oportunidad. Resultaría una buena nota para la redacción de su diario. Ante los ojos perplejos de los inquisidores, se echó a volar. LA ÚLTIMA HISTORIETA A Carlos Débole i.m. A Adolfo Pérez Esquivel Cavaron con ahínco. Muchos eran los que habían quedado atrapados. ¿Acaso todo había sido calcula-
do por el misterio insondable? El primero en llegar fue Flash Gordon, acostumbrado a la lucha en las cavernas. La fila era larga. Siguieron Misterix, Rip Kirby y el Corsario Negro. En la gran cavidad, apenas se notaba la luz. En el medio de la larguísima hilera, Hópalong Cássidy, el Cisco Kid y Poncho Negro conversaban. Más atrás, Shazam, Bull Rocket y El Fantasma intercambiaban impresiones sobre la posibilidad de horadar con rapidez. Otros héroes más modernos como El Hombre Nuclear, La Mujer Maravilla y He-Man bajaban la montaña. Se habían sumado para ayudar a sus abuelos y padres de la Historieta.
Adelante, los primeros mostraban desaliento. Y sus rostros, el cansancio. ¿Hasta dónde era penetrable el misterio? Dick Tracy se había sentado sobre una piedra, pensativo. Meteoro iba y venía, mientras Superman y Batman conjeturaban. En este lugar, la patria de los niños había sido abruptamente saqueada. Un caballo suelto irrumpió al galope. Y un ladrido rompió el silencio producido por el agotamiento. Eran Furia y Lassie. El Eternauta, Patoruzito y el Sargento Kirk agradecían el esfuerzo de los compañeros extranjeros. Muchos de éstos apenas creían en esas noticias fantásticas. Todos luchaban para que las historietas tenga un final feliz ■
Las 8 preguntas para Guillermo Saccomanno
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Se le concede la extraordinaria excepción de hacerle una única pregunta a uno de sus tantos escri-
tores predilectos. ¿Qué le preguntaría? -Ninguna, cero preguntas. Todo lo que uno quiere saber
de un escritor está siempre en su obra.